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EL VOLCAN

Un volcán (del nombre del dios mitológico romano Vulcano) es una estructura geológica por la que
emerge el magma que se divide en lava y gases provenientes del interior de la Tierra. El ascenso
del magma ocurre en episodios de actividad violenta denominados erupciones, que pueden variar
en intensidad, duración y frecuencia, desde suaves corrientes de lava hasta explosiones
extremadamente destructivas. En ocasiones, los volcanes adquieren una forma cónica por la
acumulación de material de erupciones anteriores. En la cumbre se encuentra su cráter o caldera.

Por lo general, los volcanes se forman en los límites de las placas tectónicas, aunque existen los
llamados puntos calientes, donde no hay contacto entre placas, como es el caso de las islas Hawái.

Los volcanes pueden tener muchas formas y despedir distintos materiales. Algunas de las formas
más comunes son el estratovolcán, el cono de escoria, la caldera volcánica y el volcán en escudo.
También existen numerosos volcanes submarinos ubicados a lo largo de las dorsales oceánicas.
Algunos volcanes alcanzan una altitud superior a los 6000 metros sobre el nivel del mar. El volcán
más alto del mundo es el Nevado Ojos del Salado, en Argentina y Chile, siendo además la segunda
cumbre más alta de los hemisferios sur y occidental (solo superado por el cerro argentino
Aconcagua).3

Los volcanes no solo existen en la Tierra, sino también en otros planetas y satélites. Algunos están
formados por materiales considerados fríos y se denominan criovolcanes. En ellos, el hielo actúa
como roca, mientras que el agua fría líquida interna actúa como magma; esto ocurre en la luna de
Júpiter llamada Europa.

Índice

1 Relación entre vulcanismo y las placas tectónicas

1.1 Límites de placa divergentes

1.2 Placas convergentes

1.3 Puntos calientes

2 Tipos de volcanes según su actividad

2.1 Volcanes activos

2.2 Volcanes durmientes o inactivos

2.3 Volcanes extintos


3 Tipos de erupciones volcánicas

3.1 Hawaiana

3.2 Estromboliana o mixta

3.3 Vulcaniana

3.4 Pliniana o vesubiana

3.5 Freatomagmática o surtseyana

3.6 Peleana

3.7 Erupciones submarinas

3.8 Avalanchas de origen volcánico

3.9 Erupciones fisurales

4 Volcán en escudo

4.1 Flujo piroclástico

4.2 Lahar

5 Formas volcánicas relacionadas

5.1 Calderas

5.2 Erupciones fisurales y llanuras de lava

5.3 Domo de lava

5.4 Chimeneas y pitones volcánicos

5.5 Cuevas volcánicas

5.6 Material volcánico

6 Volcanes extraterrestres

7 Protección civil

7.1 España

8 Creencias tradicionales sobre los volcanes

9 Volcanes activos en América del Sur

9.1 Argentina

9.2 Bolivia

9.3 Chile

9.4 Colombia
9.5 Ecuador

9.6 Perú

10 Véase también

11 Referencias

12 Enlaces externos

Relación entre vulcanismo y las placas tectónicas

Límites de placa divergentes

En las crestas oceánicas medias, dos placas tectónicas divergen entre sí a medida que se forma
una nueva corteza oceánica por el enfriamiento y la solidificación de la roca fundida caliente.
Debido a que la corteza es muy delgada en estas crestas debido al tirón de las placas tectónicas, la
liberación de presión conduce a la expansión adiabática (sin transferencia de calor o materia) y al
derretimiento parcial del manto, causando volcanismo y creando una nueva corteza oceánica. La
mayoría de los límites de placas divergentes se encuentran en el fondo de los océanos; por lo
tanto, la mayor parte de la actividad volcánica en la Tierra es submarina, formando un nuevo
fondo marino. Los fumadores negros (también conocidos como respiraderos de aguas profundas)
son evidencia de este tipo de actividad volcánica. Donde la cresta oceánica media está sobre el
nivel del mar, se forman islas volcánicas; Por ejemplo, Islandia.

Placas convergentes

Las zonas de subducción son lugares donde chocan dos placas, generalmente una placa oceánica y
una placa continental. En este caso, la placa oceánica se subduce, o se sumerge, debajo de la placa
continental, formando una trinchera oceánica profunda en alta mar. En un proceso llamado fusión
de flujo, el agua liberada de la placa subductora reduce la temperatura de fusión de la cuña del
manto suprayacente, creando así magma. Este magma tiende a ser extremadamente viscoso
debido a su alto contenido de sílice, por lo que a menudo no alcanza la superficie sino que se
enfría y solidifica en profundidad. Cuando llega a la superficie, sin embargo, se forma un volcán.
Ejemplos típicos son el Monte Etna y los volcanes en el Anillo de Fuego del Pacífico.

Puntos calientes

Los puntos calientes son áreas volcánicas que se cree que están formadas por plumas de manto,
que se supone que son columnas de material caliente que se elevan desde el límite núcleo-manto
en un espacio fijo que causa la fusión de grandes volúmenes. Debido a que las placas tectónicas se
mueven a través de ellas, cada volcán se vuelve inactivo y eventualmente se vuelve a formar a
medida que la placa avanza sobre el penacho postulado. Se dice que las islas hawaianas se
formaron de esa manera; también lo ha hecho la llanura del río Snake, con la caldera de
Yellowstone como parte de la placa de América del Norte sobre el punto caliente. Esta teoría, sin
embargo, ha sido puesta en duda.
Tipos de volcanes según su actividad

Los volcanes, teniendo en cuenta la frecuencia de sus erupciones, se pueden clasificar en tres
tipos: activos, inactivos (durmientes) o extintos.

Volcanes activos

Los volcanes activos son aquellos que pueden entrar en actividad eruptiva en cualquier momento,
es decir, que permanecen en estado de latencia. Esto ocurre con la mayoría de los volcanes, pues
ocasionalmente entran en actividad, permaneciendo en reposo la mayor parte del tiempo. El
período de actividad eruptiva puede durar desde una hora hasta varios años, como fue el caso del
volcán de Pacaya y del Irazú. A día de hoy, no se ha descubierto ningún método seguro para
predecir las erupciones.

Volcanes durmientes o inactivos

Los volcanes durmientes o inactivos son aquellos que mantienen ciertos signos de actividad, como
la presencia de aguas termales, y han entrado en actividad esporádicamente. Dentro de esta
categoría suelen incluirse las fumarolas y los volcanes con largos períodos de inactividad entre una
erupción y otra. Un volcán se considera durmiente si desde hace siglos no ha tenido una erupción.

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