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UN NUEVO GRITO LIBERTARIO

En vísperas de un nuevo 25 de mayo del Primer Grito Libertario de las Américas,


Chuquisaca se viste de gala para recordar esa emancipación de 1809 donde insurgentes
se rebelaron contra la Corona Española. 210 años transcurrieron desde aquel día en que
la llama libertaria se irradió hacia todas las Américas y Chuquisaca necesita de un
nuevo grito libertario, un problema que no se resuelve desde las armas o la acción bélica
sino desde la negociación y la construcción de un nuevo sistema de administración
político administrativo.
Chuquisaca mantiene aún un grillete del cual no ha podido librarse, el centralismo. Este
centralismo ha devenido en un nivel de desarrollo limitado y trunco que en un lapso de
30 años (1988-2017) ha consolidado solamente a los departamentos del eje (Santa Cruz, La
Paz y Cochabamba) como principales motores del desarrollo del país.
Estamos hablando que 3 departamentos han generado un promedio anual de 71,35%
(aproximadamente 18.717.464.500 mil millones de bolivianos anuales) de la economía
nacional frente a 6 regiones que de manera conjunta tan solo han contribuido con 28,65%
(aproximadamente 7.650.711.933,33 mil millones de bolivianos anuales), cifras que hacen
referencia a la contribución del PIB Real Departamental promedio de cada región
respecto al PIB Real Nacional para el periodo de 30 años antes mencionado.
En términos absolutos el Eje Troncal de Bolivia a lo largo de 30 años tuvo una capacidad
de producción por un valor de 561.523.935.000 mil millones de bolivianos (70,99% del PIB
Real Nacional) mientras que los 6 departamentos de la periferia en ese mismo lapso tan
solo fueron capaces de producir bienes y servicios por un valor de 229.521.358.000 mil
millones de bolivianos (29,01% del PIB Real Nacional), muy a pesar de que los
departamentos de la periferia poseen las fuentes de recursos naturales no renovables
más importantes del país: hidrocarburos y minerales.
Ahora bien, el centralismo ha permanecido inalterable en los 18 años que preceden a una
marcada transición de modelo, hablamos de la Ley de Participación Popular (1994) del
Gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada y los posteriores 12 años del Gobierno de Evo
Morales Ayma, con la promulgación de la Nueva Constitución Política del Estado (2009)
y Ley Marco de Autonomías y Descentralización (2010). Es decir, ni el modelo de
participación popular ni el modelo autonómico han permitido desmantelar el
centralismo de la lógica de gobierno tanto de “neoliberales” como “progresistas”.
Analizando exclusivamente el caso de Chuquisaca como región periférica, la matriz
productiva de los periodos 1988-2005 (Participación Popular) y 2006-2017 (Autonomías)
no se ha modificado en su esencia, un patrón de producción de bienes y servicios primarios
sin valor agregado.
Los principales sectores productivos del primer periodo tenían a: Agricultura
Tradicional (13,91%), Servicios de la Administración Pública (11,86%), Hidrocarburos (11,85%)
Comercio (7,85%) y Transporte (7,73%) como base de la economía departamental
representando un 53,20% del total del PIB Real Departamental Acumulado (19.133.442.000
mil millones de bolivianos).
Entre tanto, el segundo periodo mencionado tuvo como principales sectores productivos
en la matriz productiva departamental a: Servicios de la Administración Pública (14,90%),
Hidrocarburos (12,05%), Agricultura Tradicional (11,00%), Transporte (9,25%) e Industria
Manufacturera de Productos de Minerales no Metálicos (7,41%) que de manera conjunta
representan el 54,61% base del PIB Real Departamental Acumulado (20.501.595.000 mil
millones de bolivianos).
Como es posible que en 30 años la matriz productiva de Chuquisaca se mantenga casi
estática, ojo de por medio se tuvo un escenario internacional con precios de
“commodities” (hidrocarburos y minerales) en alza durante una década (2006-2014) que
generaron recursos extraordinarios para el Estado boliviano, que como se evidencia en
la evolución de matriz productiva regional de Chuquisaca no tuvo eco en las entidades
territoriales locales.
El centralismo es el rostro opresor de un sistema político administrativo caduco,
Chuquisaca en su tiempo fue la llama que encendió el fuego de la libertad de toda
América, hoy la realidad da cuenta que su protagonismo en el escenario político y
económico ha sido relegado a tal punto de ubicarse como la 7ma economía del país en los
últimos 30 años tan solo por encima de Beni y Pando.
A pesar de ello Chuquisaca tiene la oportunidad de volver a ser esa llama libertaria, el
espíritu rebelde de sus líderes locales por un lado y una propuesta alternativa por otro
lado, son las nuevas armas necesarias para derrumbar el centralismo de este país tal
cual lo hicieron otros chuquisaqueños con la Corona Española; hoy toca estar a la altura
de las circunstancias y accionar frente a esta nueva manifestación de tiranía.
Por: Carlos Armando Cardozo Lozada
Economista, Máster en Desarrollo Sostenible y Cambio Climático, Especialidad en Gestión del
Riesgo de Desastres y Adaptación al Cambio Climático, Presidente de Fundación Lozanía

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