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Tono muscular

Ejercicios de relajación

Enrollar al bebé: Coja al bebé con una mano por la nuca y, con la otra, por los muslos,
el bebé se pliega así sobre sí mismo, recobrando la posición fetal. Esta postura le calma
y le relaja.

Cogerlo en brazos: Coja al niño en brazos con un solo brazo, de forma que la cabeza
del bebé se apoye en su antebrazo mientras la mano de ese mismo brazo llega hasta
debajo de las piernas del bebé. Así, podrá acariciarle con la otra mano.

Mecerle: Consiste en coger al bebé y balancearle. Puede hacerlo de dos formas,


colocando al bebé boca abajo en sus brazos y meciéndole, o balanceándole mientras le
tiene en posición vertical pegado a su pecho sujetándole la cabeza.

Tumbado

Maniobra de la bufanda o del abrazo


Tumbado boca arriba coja el antebrazo del bebé, por encima de la muñeca, y lo llévelo
hacia el hombro contrario, como si quisiera tocarle la oreja, cuando note que hay una
dificultad para extenderlo más, pare un par de segundos y deje que el brazo vuelva a su
posición normal. Haga lo mismo con el otro brazo. La extensibilidad de ambos brazos
debe ser prácticamente igual. Este ejercicio puede realizarlo dos o tres veces seguidas y
varias veces al día.

El abrazo
Es el mismo ejercicio que el anterior, pero llevando los dos brazos del bebé a la vez.
Tumbado boca arriba coja el brazo derecho del niño con su brazo derecho y el izquierdo
con el izquierdo, y lleve sus manos cerca de las orejas del lado contrario. Espere un par
de segundos y suéltele; repita el ejercicio dos o tres veces. Este ejercicio lo puede
realizar desde que el bebé es un recién nacido, pero a partir de la cuarta o quinta semana
de vida le resultará más cómodo.

Abrir y cerrar las piernas


Boca arriba se le coge por las rodillas y con movimientos muy suaves abra y cierre sus
piernas hasta el punto en que note resistencia.

Extender las piernas


Boca abajo coja con suavidad las piernas del bebé y estírelas, manteniéndole uno o dos
segundos en esta postura y dejando que después vuelva a su postura inicial.

Cogerlo en brazos
Cójale en sus brazos, en posición vertical y sujetándole la cabeza, y déjele en esta
posición un rato.

Peinarle las piernas


Tumbado boca abajo, con un cepillo de cerdas suaves, o una brocha de maquillaje,
"peine" las piernas del bebé desde la cadera hasta los dedos del pie, por la parte de
afuera.
Peinarle los brazos
Repita el ejercicio anterior, pero con los brazos. Se comienza por los hombros y se baja
hasta las manos.

De pie
Son pocas las actividades que se pueden realizar teniendo al bebé de pie, puesto que ésta
no es la postura más adecuada para el primer trimestre, no obstante, se pueden
aprovechar algunos reflejos que aparecen en esta posición, como son los de la marcha
automática, enderezamiento y salto del escalón.

Flexionar las rodillas


Coja al niño por el tronco a la altura de las axilas, y póngale sobre una superficie dura.
Con movimientos suaves elévele y bájele, de tal forma que al tocar la superficie le deje
caer un poco para que flexione las rodillas.

Subir escalones
Sujete al bebé igual que en el ejercicio anterior y aproxímele al borde de una mesa,
haciendo que con el pie toque el borde. Este contacto le provocará una reacción
parecida a la de subir una escalera, flexionará la pierna, la subirá por encima de la mesa
e, inmediatamente, hará lo mismo con la otra.

Andar
Si a continuación del anterior ejercicio inclina hacia delante el tronco del recién nacido,
o del bebé en su primer trimestre, podrá observar cómo se produce el reflejo de la
marcha automática.

De rodillas

Semiflexión
Ponga al bebé encima de sus piernas y de espaldas a usted, apoyando su cabeza en su
pecho, cójale por debajo de las nalgas dejando que se apoye en su brazo, poco a poco
retírele el brazo y déjele unos instantes de rodillas.

Sentado

Desde los primeros días puede coger al recién nacido y colocarlo en posición sentado
sosteniéndole la cabeza; la forma más cómoda es colocándole su mano sobre la cabeza y
mantenerlo así un par de segundos. En esta posición el niño vuelve a encontrarse con
todo su cuerpo, a enrollarse de la misma forma que lo hacía en el ejercicio que hemos
llamado "enrollar al bebé", es decir, con las piernas flexionadas, los brazos hacia
delante y juntos, las manos juntas, el torso y la nuca inclinados hacia delante.

Recuperar el equilibrio
Mantenga al bebé sentado sosteniéndole con una mano la cabeza mientras con la otra le
da un dedo que cogerá fuertemente. Si desequilibramos al niño hacia atrás o a un lado
observaremos que la cabeza se inclina hacia el lado opuesto para recuperar el
equilibrio.

Tronco
Reptar
Tumbado boca abajo, si presiona la planta de sus pies aparecerán movimientos
reptatotrios, que harán que el bebé se mueva arrastrándose.

La mayoría de los bebés tienden a reptar, si se les deja en medio de su cuna, reptan
hasta encontrar un tope con la cabeza.

Dorsales
Cuando el niño empieza a mantenerse apoyado sobre sus antebrazos, aproveche esta
postura para ofrecerle todo tipo de juguetes para facilitarle esta posición.

Elevación del tronco

 Tumbado boca abajo le ponemos la mano debajo de su pecho y le


hacemos caricias muy suaves.
 Tumbado boca abajo le acariciamos la espalda. Puede acariciarle
con ambas manos situándolas en sus hombros y acariciando toda su
espalda. O utilizar peines, cepillos, esponjas...

Abdominales:

Contraer el abdomen

 Tumbado el bebé boca arriba, sujétele por las


piernas mientras con el dedo índice traza una raya por
debajo del ombligo; el abdomen del bebé se contraerá,
espere unos segundos y vuelva a realizar el movimiento
entorno al ombligo. Este ejercicio refuerza los músculos
abdominales.
 Tumbado el bebé boca arriba le coja las piernas
del bebé, dóblelas y ejerza una ligera presión sobre el
vientre, de poco tiempo, un par de segundos, esto le hará
contraer el abdomen. Este ejercicio también mejora la
respiración torácica.

Volteo

Boca abajo, cuando el bebé se sostiene sobre sus antebrazos aprovechamos para
despegarle un brazo del suelo donde esté apoyado, le mantenemos unos segundos con
nuestro apoyo y le soltamos. Lo mismo con el otro brazo. Este ejercicio, como cualquier
otra actividad que le ayudemos a conseguir una nueva adquisición, se hará siempre
cuando ya esté dominando la anterior; esto es, si acaba de ponerse sobre sus antebrazos
no realizaremos el ejercicio, sino que esperaremos a que más o menos domine su nueva
postura para incitarle a la siguiente.

Control cefálico
Estando el niño tumbado boca arriba le damos los dedos índices de nuestras manos para
que los agarre, debido a la fuerte presión de los primeros meses nos será posible subir al
niño hasta la posición de sentado tirando despacito de él. Una vez sentado le soltamos y
le mantenemos en esta postura un par de segundos y le soltamos despacito sujetándole
la cabeza.

Seguir un objeto
Tumbado boca arriba enséñele un objeto que le guste y muévalo despacio para que vaya
girando la cabeza de lado a lado. Los objetos pueden tener música o no. Es bueno
coordinar ambos, unos días con y otros sin. Este mismo ejercicio se puede hacer
tumbado, boca abajo y sentado.

Pellizcarle la nuca
Tumbe al niño boca abajo y pellízquele suavemente la nuca, poco a poco el niño irá
levantando la cabeza. Este mismo ejercicio lo puede realizar tomando al niño por la
tripa; pase un brazo suyo entre las piernas del bebé y lleve la mano hasta el cuello
dejando este libre, mientras con la otra mano le pellizca suavemente.

Cara
Acaricie suavemente la cara del bebé.

Acariciar la cara del bebé.

Movimientos bucales
Con un chupete acariciamos las comisuras de los labios, el bebé torcerá la boca del lado
que se le está acariciando. Haga lo mismo acariciando la parte superior e inferior del
labio. Con un cepillo suave rócele los labios para que los movilice.

Mofletes
Acariciamos los mofletes del niño con un algodón, la punta de un pañuelo con el fin de
que se produzca un cambio en su expresión

Órganos sensoriales
Visión

Movimientos oculares
Sirven los mismos ejercicios que se han utilizado para el control cefálico y seguimiento
de objetos.

Pelotas
Con pelotas de distintos colores o solamente con una, tumbe al bebé boca abajo y haga
rodarlas pelotas delante suyo muy despacio, para que intente seguirlas. Alrededor del
tercer mes puede hacer intentos de despegar el brazo con intención de atraparlas. Se
hace rodar solamente una. Debe seguirla por el movimiento en sí, cuando se interese por
el ejercicio haga rodar varias pelotas a la vez.

Botar pelotas
Para trabajar los movimientos verticales puede hacer botar pelotas grandes delante del
bebé, y después pelotas más pequeñas. Es conveniente mantener una distancia de 40 cm.
para que pueda seguir con facilidad el movimiento que tiene enfrente.

Fijación visual
Cuelgue en su cuna muñecos, pelotas,... desde los primeros días, para que fije la vista en
ellos cuando quiera. Es mejor ponerlos por la parte de afuera para evitar que puedan
desprenderse y molestar al bebé mientras duerme, si está despierto pueden estar dentro,
siempre que no sean de material peligroso.

Comidas
Antes de darle de comer sujétele en sus brazos y mírele a los ojos a la vez que le habla.
Después de comer, el bebé está relajado y puede dedicarle más tiempo a la actividad
anterior.

Audición.

Seguimiento visual y auditivo


Si en los ejercicios de seguimiento visual se trabaja con sonajeros se está estimulando,
al mismo tiempo, la audición y la visión.

Lo mismo sucede con los ejercicios de control cefálico en los que utilizamos la voz para
que el bebé levante la cabeza para seguirnos.

Se puede:

 Utilizar móviles (pequeños muñecos que cuelgan de un bastidor y


se mueven por encima de la cabeza del niño) con sonido y sin sonido.
 Utilizar sonidos en distintas direcciones.
 Hablar al bebé de frente, al oído izquierdo, al derecho, por detrás.

Sonidos provocados por el bebé


Cuando el bebé emite un sonido, es conveniente poner cara de satisfacción, dele a
entender la alegría que le ha provocado con sus ruidos.

Olfato

Olores distintos
Cuando realice los ejercicios de olfato debe prestar atención a que las sustancias
elegidas no sean nocivas; debe tener cuidado para no introducirlas en la nariz, que no
sean desagradables...

Esta actividad con el bebé consiste en oler frutas frescas, esencias...

Gusto

Dependiendo de la edad del bebé y de su dieta, consulte con su pediatra la posibilidad


de mojarse usted el dedo con un poco de zumo de naranja y dárselo a chupar. También
puede utilizar limón rebajado en agua, piña, melocotones...

Tacto

Boca arriba / bocabajo


Con las yemas de los dedos acaricie suavemente el cuerpo del bebé, espere unos
segundos y presione con suavidad toda su piel, espere unos segundos y vuelva a
acariciarle.
Extremidades superiores
Manos

Abrir las manos


Se coge la mano del niño y se acaricia suavemente el torso de dicha mano, hasta
conseguir que quede abierta o semiabierta.

Otro ejercicio consiste en acariciar los dedos del bebé uno a uno.

Tumbado boca abajo ponga sus manos en los hombros del bebé y con palmadas
suaves vaya acariciando sus brazos hasta llegar a sus manos.

Lenguaje
Aproveche cuando el bebé esté despierto para emitir sonidos frente a él. Utilice sonidos
diferentes, como aplaudir, silbar bajito, hacer ruidos con la lengua, sonajeros. Se pueden
emplear distintos sonidos, pero no más de dos a la vez, y es conveniente hacer pausas
entre ellos.

Al coger al niño en brazos aproveche para decirle su nombre y más adelante, llámele
cuando no le vea, para que busque de donde viene la voz.

Otras actividades que puede realizar junto con su bebé son jugar a hablar utilizando
tonos de voz diferentes, agudos, graves, cantos; mover los labios sin emitir sonidos y
hablarle en voz baja; hablarle bajito cerca del oído izquierdo y luego del derecho; jugar
con él a vocalizar; y decirle el nombre de las cosas cuando se las enseñemos.

Su relación con el entorno


Es aconsejable mantener un ambiente agradable para el bebé en cuanto a temperatura,
ruidos, luminosidad, cambiarle de postura de vez en cuando, no dejarle llorar e intentar
encontrar la causa de sus lloros, calmarle y disponer de lo que el niño precise (pañales,
chupete, comida, etc.); todo ello le ayudará a tener buena disposición hacia su entorno,
a ser menos irritable y estar más atento y ser más observador de lo que ocurre en ese
ambiente al que intenta acomodarse.

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