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Universidad Privada “Juan Mejía Baca”

Integrantes:
 Muñoz Artega Anthony
 Noriega Ruiz Keyla
 Tepo Reyes Cristhian
 Carrillo Prada Susan
 Seminario Huanca Sandy
 Perez Barrteo Helen
 Vasquez Guerra Johana

Tema:
Ventarron – Collud

Profesora:
Emma Ramos Farroñan

Curso:
Teoría General del Turismo
Universidad Privada “Juan Mejía Baca”

Complejo arqueológico de Collud

Dos templos religiosos que representan la época formativa de la etapa de consolidación de la alta
civilización en el norte del Perú fueron hallados en el complejo arqueológico de Collud-Zarpán,
ubicado en el centro poblado del mismo nombre, a dos kilómetros al sur del distrito de Pomalca,
en la provincia de Chiclayo (Lambayeque).

Walter Alva Alva, director del Museo Tumbas Reales de Sipán, reveló hoy que se trata de uno de
los más importantes santuarios religiosos de la época formativa, de entre los tres mil a dos mil
años antes de la era actual.

Remarcó que el testimonio del templo de Collud tiene una escalinata monumental de 25 metros
de ancho y se extiende por cerca de 500 metros de longitud y 200 metros de ancho.

“Hablamos de uno de los monumentos de la época más grande y extraordinaria del formativo, que
además va a esclarecer y poner en tapete lo que significa la influencia de la cultura Cupisnique y la
influencia de la cultura Chavín”, resaltó.

Mencionó que también fue hallado un mural en alto relieve que representa una deidad arácnida.

El investigador lambayecano, descubridor del Señor de Sipán, dijo que junto a Collud fue
descubierto otro monumento que es Zarpán donde se han encontrado restos de un templo típico
de la cultura Chavín.

“Se trata de una arquitectura novedosa con adobes cilíndricos. Es la primera vez que aparece este
tipo de estructura y un relieve policromo que se parece mucho a las imágenes encontradas en
Garagay en la zona de Lima”, destacó agregando que el templo de Zarpán tiene dimensiones
parecidas al de Collud.

Alva subrayó que estos testimonios arqueológicos ponen en evidencia uno de los más importantes
conjuntos arqueológicos del norte.

“Entre Zarpán y Collud se extiende un plaza ceremonial. Fue una verdadera acrópolis en su
tiempo, un gran centro de poder religioso de toda la región Lambayeque, algo que no suponíamos
que existía hace algunos años, al punto que se llegó a pensar que en esta época Lambayeque
estuvo deshabitada”, comentó.
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Recordó que existían teorías que hablaban que en Lambayeque, durante la época del formativo,
no tenía población. “Entonces al encontrar este templo la respuesta fue categórica: fue el gran
complejo que después da paso al centro religioso de Sipán (Huaca Rajada)”, explicó.

El experto indicó que el conjunto monumental de Ventarrón, Collud y Zarpán abarca una extensión
de cuatro hectáreas (ocho kilómetros cuadrados). “Aisladamente cada monumento arqueológico
tiene entre medio kilómetro por lado, estamos hablando de un kilómetro cuadrado por cada sitio”,
anotó.

Alva refirió que han encontrado sencillos contextos funerarios en el templo de Zarpán. “Son
contextos funerarios intrusivos de la época Lambayeque, los que ocuparon dos mil años después y
enterraron tumbas sencillas. Encontramos diez tumbas sencillas contemporáneas a Túcume y
Huaca Chotuna, pero es una cultura que reocupa, que viene después de la cultura original que es
la que ha construido los primeros templos”, enfatizó.

Finalmente adelantó que este mes reiniciarán las investigaciones arqueológicas en este complejo
arqueológico.

“No sólo vamos a esclarecer y contribuir al conocimiento de nuestra cultura y sustento de nuestra
identidad sino también en la economía de la región Lambayeque”, concluyó agregando que
buscan impulsar el gran circuito turístico Sipán que tiene como centro el complejo arqueológico
del mismo nombre, pero que comenzaría en Collud-Ventarrón- Zarpán y debería culminar en
Pampagrande
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Complejo arqueológico de Ventarron


Luego de tres meses de excavación científica, un grupo de arqueólogos desenterraron un
mural multicolor que tendría 4.000 años de antigüedad, y forma parte de un templo que
sería el más antiguo de América.
El mural representa la caza de un venado, ritual practicado por los antiguos habitantes de
este lugar; se observa ejemplares que están atrapados en una red y tratan de liberarse de sus
captores.

El sensacional hallazgo se registró en un yacimiento arqueológico denominado Ventarrón, a


unos 20 kilómetros al noreste de Chiclayo. El recinto mide 50 metros de ancho por 50 de
largo, y sus paredes están decoradas con pinturas de colores rojo, blanco y verde, en las tres
fases de construcción...
Los restos arqueológicos en el distrito de Pomalca -levantados aproximadamente mil años
después de Caral-, que ahora se revelan poco a poco ante los ojos de los arqueólogos,
constituirían el origen de la civilización andina en el norte del país, y fueron recuperados a
tiempo de la destrucción, ya que los pobladores que habitan en el centro poblado aledaño
fabrican adobes en los alrededores del yacimiento.

Los primeros sucesos.


Hace tres meses, Ignacio Alva Meneses estuvo a punto de entrar en shock cuando, por
versión de algunos campesinos, se enteró de que habitantes del centro poblado Ventarrón se
dedicaban a elaborar adobes en los alrededores de una huaca, que durante varios años fue
intensamente saqueada.
Sin titubear, solicitó la intervención de las autoridades para salvar de la completa
destrucción un sitio arqueológico muy antiguo, que guardaba en sus entrañas valiosos
secretos, donde podrían estar los orígenes de una civilización que antecedió a los grandes
señores de Cupisnique, Mochica, Lambayeque e Inca.

Alva estaba confiado en salir victorioso de tan difícil cruzada, porque conocía la zona como
la palma de su mano, dado que durante los últimos diez años caminó incansablemente por
Ventarrón, Collud y Zarpán, en su afán por conocer más detalles del período Formativo,
que lo había motivado desde que se graduó de arqueólogo en el 2000.

Con la autorización otorgada por el Instituto Nacional de Cultura el investigador,


acompañado por un centenar de obreros, procedió a detener semejante aberración contra
nuestro patrimonio cultural.
Respaldado económicamente por el Estado, a través de la Unidad Ejecutora Naylamp
Lambayeque 111, por la empresa agroindustrial Pomalca y soldados de la Séptima División
de Infantería de Lambayeque, se procedió a retirar toneladas de basura acumuladas en el
lugar, ubicado cerca de uno de los rincones del imponente cerro Ventarrón.
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Las sorpresas que aguardaban bajo los desechos.


Dos días después de haber iniciado la intervención arqueológica, Alva y sus colaboradores
pusieron al descubierto un pequeño detalle que los hizo sentir más peruanos que nunca.
Siguiendo la pista dejada por un pozo de huaquero, llegaron hasta las paredes de un recinto
bellamente dibujado con trazos en zigzag y pintado en tonos rojo y blanco, como nuestros
símbolos patrios.
Un mes más tarde, y tras haber retirado varias toneladas de relleno, otra sorpresa los dejó
sin aliento. En el interior de la nave principal del templo, un cuadro multicolor veía por
primera vez la luz, luego de permanecer enterrado durante unos cuatro mil años.

Por un instante, la imagen de su madre Susana Meneses, también arqueóloga, vino a su mente,
quien antes de fallecer le dijo que algún día descubriría algo muy importante. En efecto, esto se
hizo realidad, porque había hallado para la ciencia un verdadero tesoro. Se trataba de una pintura
mural de 4 metros de ancho perfectamente decorada con arcillas multicolores, nunca antes
registradas en nuestro país.
Por tratarse de algo muy delicado, inmediatamente se recurrió a los servicios del especialista Julio
Reyes Ponce de León, quien con el apoyo de un equipo multidisciplinario procedió a realizar
labores de conservación y así evitar el deterioro de tan preciada evidencia de la arqueología
peruana.

Mientras decenas de trabajadores continuaban con el desentierro del prehistórico templo, Alva
trataba de descifrar las escenas hasta que, luego de varios días de análisis, concluyó que se trataba
de escenas repetitivas, en las que se aprecia una red multicolor dentro de la cual se observa un
venado cautivo tratando de soltarse de sus captores.
Según el investigador, las escenas serían el antecedente de una costumbre ancestral que, por
ejemplo, fue genialmente plasmada 2.000 años después en las orejeras del Señor de Sipán.

A medida que avanzaban los trabajos de excavación, la estructura del templo iba definiéndose y se
pudo apreciar las fases de construcción y otros componentes del templo.
Aunque no se ha desenterrado completamente, se conoce que el recinto tuvo hasta tres fases. La
primera estuvo completamente pintada con trazos en zigzag con los colores rojo y blanco, habría
medido 21,5 metros de largo por 12,5 de ancho, y en el corazón de la nave principal los antiguos
peruanos pintaron dos murales de más de cuatro metros de largo, con escenas del venado cautivo.

Pero eso no ha sido lo único que se ha podido rescatar para la humanidad. Bajo siete llaves, los
arqueólogos guardan valiosas ofrendas, como un pututo de singulares características, un caracol,
los restos óseos de un mono y de un guacamayo, este último adornado con un collar de turquesas.
Igualmente, a un costado de la pintura mural, se logró desenterrar lo que habría sido un fogón
utilizado para ceremonias especiales. Precisamente, de este lugar, se extrajeron muestras para
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realizar los análisis de fechado carbónico, efectuado en Florida (Estados Unidos), y que arrojaron
una antigüedad de 4.000 años.

Ignacio Alva Meneses reveló que también se desenterraron evidencias de una segunda fase del
templo, cuyas paredes estuvieron pintadas de color verde claro, que posee la misma forma
arquitectónica pero con volúmenes de rellenos más amplios. Esta segunda etapa habría sido
construida un siglo después, durante el desarrollo de las culturas Chimú e Inca (1300-1400
después de Cristo). En esa oportunidad, los habitantes volvieron a utilizar el recinto, y prueba de
ello son más de media decena de entierros (niños y adultos posiblemente sacrificados) y ofrendas
encontradas cerca de la fachada y en la parte más alta de la construcción.

En la zona queda mucho por investigar y descubrir, lo cual llena de orgullo a Ignacio Alva, quien
está seguro de seguir por la senda de su famoso padre Walter Alva, descubridor del Señor de
Sipán.
"Nunca pensamos hallar un lugar tan antiguo, aunque sí teníamos previsto dar con evidencias del
Formativo", dijo el investigador, mientras instalaba enormes techos para proteger los nuevos
tesoros de las inclemencias del clima.

«Ventarrón marcaría el inicio de la civilización en la costa norte»


Por su parte Hernando Malca, arqueólogo del Instituto Nacional de Cultura de Lambayeque, opinó
que en el distrito de Pomalca existe mucho por descubrir, porque se trata de un lugar con
abundantes evidencias de civilizaciones tempranas. "Por ejemplo, en El Arenal hay entierros del
Formativo que no han sido registrados, pero de mucha importancia porque permiten conocer el
patrón funerario de la época, así como sus costumbres", declaró.

En Ventarrón lo más atractivo es la pintura mural de más de 4.000 años de antigüedad, que posee
un significado iconográfico trascendental, porque muestra un ritual de lo que aconteció en
aquellas épocas, dijo el arqueólogo.

Malca comentó que el hallazgo cambiará mucho la información registrada que se conoce hasta el
momento, porque se trata de un nuevo aporte para la prehistoria andina, si se tiene en cuenta
que podría haberse puesto al descubierto el inicio de la civilización en la costa norte, de un
desarrollo cultural y del estado precerámico.
El especialista informó que luego de realizar una inspección, un equipo del área de arqueología del
INC-Lambayeque detectó que los trabajos de investigación científica dirigidos por Alva cumplen
con los objetivos plasmados en el proyecto presentado varios meses atrás.

El templo primigenio descubierto en la zona de Ventarrón, que marcaría el inicio de la civilización


en la región norte del Perú, posee singulares características arquitectónicas y fue remodelado
hasta en tres oportunidades, pero lo interesante radica en la existencia de una pintura mural de
variados colores, paredes pintadas de rojo y blanco, además de un altar de culto al fuego, donde
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durante varias décadas se quemaron ofrendas a favor de algunas deidades.

La pintura descubierta dentro del recinto sagrado sería la más antigua del Perú y de América, se
encuentra en buen estado de conservación y representa una red multicolor, en cuyo interior se
puede observar a un venado. Este ícono está muy ligado al rito de los ancestros.
Ha sorprendido a los investigadores que el templo no tenga imágenes conocidas del período
Formativo (como felinos, serpientes, aves), lo cual significaría una tradición diferente. Igualmente,
no existe ningún elemento vinculado al mar, pese a que se trata de una civilización costeña.

El mural tiene un diseño 'moderno', como un arte óptico en el que hay que afinar el sentido de la
vista para entender que se trata de un animal detrás de la red. El venado está vinculado a las
sociedades más tempranas, a los rituales chamanísticos, como el animal del cual vivían los
ancestros.
Estamos frente a una verdadera joya de arte, en sus épocas prístinas. Se trata de un templo
primigenio, que posee unas imágenes inusuales dentro de lo que llamamos la tradición cultural
andina.

Podemos decir que se trata de una civilización avanzada, y lo demuestra con sus imágenes y
técnicas de construcción que aún no habían sido registradas, en las que no utilizaron piedras ni
adobes sino concreciones de barro, sedimentos recogidos de las orillas del río que se ubica muy
cerca del lugar.

Este descubrimiento va a enriquecer mucho a la ciencia, porque muestra una tradición


arquitectónica e iconografía diferente de lo que se conocía hasta el momento. La presencia de
animales selváticos evidencia que hubo una interrelación cultural muy fuerte con la Amazonía.
Esto se fundamenta en que Lambayeque tiene posición estratégica de contacto con la hoya
amazónica.

Finalmente, podemos decir que estos pobladores que vivieron en Ventarrón podrían ser los
herederos del arte rupestre.

¿Como expander el potencial ventarron?

Hace dos años, Ventarrón, un pequeño pueblo enclavado en medio de extensos


cañaverales de Chiclayo, se hizo conocido por el descubrimiento de un templo con bellas
pinturas murales de 4.000 años de antigüedad.

Hoy, vuelve a hacer noticia por la ejecución de un proyecto que explotará


responsablemente los atractivos históricos y turísticos del lugar para atraer visitantes.

Los mismos pobladores del sitio son los promotores de esta iniciativa, quienes formaron la
Asociación Pro Ventarrón, agrupación que ya empezó a gestionar un ambicioso plan
denominado Paisaje Cultural. Se trata de una extensión de 350 hectáreas de bellos lugares
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en los que el turista podrá disfrutar de los recientes descubrimientos arqueológicos,


programas de desarrollo social, agroturismo, entre otros atractivos.

Con el apoyo de la Unidad Ejecutora Naylamp 111, además, se llevará a cabo el proceso
de preservación del área, con el fin de convertir esta experiencia en un modelo de gestión
turística para el país.

La cultura descubierta en Ventarrón pertenece al Arcaico o Pre cerámico Tardío, sin


embargo hay una arquitectura altamente desarrollada que refleja un nivel de desarrollo
importante.

Ventarrón podría considerarse como el templo religioso más antiguo de América;


calificado como el “templo primigenio de la cultura en el norte del Perú”. Templo que se
habría construido con bloques de barro en la misma época que la cultura Caral, cuya
antigüedad data de 2,600 años a.C.

El plan Paisaje Cultural

Dentro del plan Paisaje Cultural se ha previsto la presencia de animales de 125 especies,
los cuales por el momento se encuentran en una suerte de zoológico provisional que el
público ya puede visitar. La idea es que más adelante se los reubique en diferentes lugares
estratégicos de las 350 hectáreas.

Ignacio Alva es el arqueólogo residente del complejo arqueológico Ventarrón, dice estar
feliz con la llegada de lagartos, monos, alpacas, aves y otros ejemplares, no sin dejar de
subrayar que el proyecto busca fundamentalmente dar a conocer el origen de la
civilización en esta parte del país, a través de hallazgos considerados los más antiguos del
norte.

El arqueólogo estima que el proyecto estará listo a más tardar en diciembre, mes en el
que los visitantes podrán observar en su integridad los maravillosos atractivos que
Ventarrón tiene que ofrecer.

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