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2. Resumen .................................................................................................................. 20
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UD 1. Análisis del conflicto y sus dimensiones
Si uno introduce la palabra conflicto en el buscador Google en Internet, aparecen 90 600 000
resultados.
La existencia de los conflictos se acepta como realidad inevitable dentro del funcionamiento social
que afecta a todas las esferas del individuo en su interacción con el medio (social, familiar, laboral,
etc.). En cualquier situación o circunstancia en la que se producen relaciones sociales o entre
personas, se establecen reacciones de cooperación y armonía, o situaciones de conflicto
(Vinyamata, 2015).
De hecho, no todos los conflictos son negativos. En ciertas circunstancias incluso pueden ser útiles
porque conducen a la búsqueda de nuevas formas de resolver problemas. «El conflicto puede
ayudar a los individuos y a los miembros del grupo a crecer» (Coser, 1956). Pero los conflictos
también pueden tener serias consecuencias negativas para los individuos y para las
organizaciones. Un conflicto continuo puede mermar el bienestar psicológico de las personas
envueltas en él, por lo que constituye una fuente de estrés importante con repercusiones, incluso
psicopatológicas en algunos casos.
Por tanto, el conflicto puede ser funcional o disfuncional, lo cual dependerá de su naturaleza,
intensidad y duración.
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1. Desarrollo del contenido
Si no comprendemos los conflictos, poco podremos hacer para que estos se reduzcan o se
transformen en oportunidades de mejorar. Conocer el conflicto, como fenómeno y dinámica de
las relaciones entre personas y/o grupos, en sus distintas manifestaciones, resulta un elemento
indispensable para poder abordarlos desde perspectivas más colaborativas y pacificadoras. Se
trata de abordarlo sin negarlo, transformándolo en un elemento de impulso que dinamice y
reajuste desequilibrios anteriores. Por ello, la RAC (resolución alternativa de conflictos) se
identifica como una práctica para resolver conflictos de una forma diferente o adicional a los
métodos tradicionales o convencionales, intentando superar los esquemas clásicos de
afrontamiento de las disputas o litigios, con nuevos enfoques (negociación y mediación
fundamentalmente).
En este sentido, cabe decir que ambos métodos alternativos de resolución de conflictos cuentan
ya con un volumen destacable de investigaciones y publicaciones. Las experiencias en resolución
de conflictos en ámbitos familiares, escolares, vecinales, comunitarios, laborales, sociales e
internacionales han invitado a la reflexión teórica y a la elaboración e integración de nuevas
perspectivas de resolución de estos.
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1.1.1. Definiciones y naturaleza de los conflictos
Definiciones:
Existen y se han difundido muchas definiciones del concepto de conflicto. Según recoge Vera
(2014), serían las siguientes:
Ve el conflicto como:
• Un proceso interaccional, que como tal nace, crece, se desarrolla y puede a veces
transformarse, desaparecer y/o disolverse o permanecer estacionario;
• que se coconstruye recíprocamente entre dos o más partes (personas, grupos grandes
o pequeños);
• en el que predominan las interacciones antagónicas sobre las cooperativas (algunas
veces el antagonismo lleva a la mutua agresión);
• donde las personas que intervienen lo hacen con sus acciones, pensamientos, afectos y
discursos.
Robbins (1987)
Define el conflicto como un «proceso en el cual A hace un esfuerzo intencional para anular los
esfuerzos de B mediante alguna clase de bloqueo que hará que B no consiga alcanzar sus metas
o lograr sus intereses».
En definitiva, el conflicto aparece como una situación en la cual los actores (individuos, grupos,
organizaciones, naciones) persiguen objetivos y defienden valores opuestos o buscan
simultánea y competitivamente el mismo objetivo.
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Putman y Poole (1987)
Destacan las distintas definiciones de conflicto, indicando que, de un modo u otro, suponen:
Galtung (1998)
Siguiendo la terminología de la teoría general de los sistemas, divide para su estudio los
conflictos en tres niveles:
Niveles de análisis:
1. Individual
Kurt Lewin (1948) señaló las cuatro situaciones prototípicas donde se producía un conflicto
individual.
Play
https://www.youtube.com/watch?v=2sCV2auTJMo.
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2.Interpersonal-intragrupo
Todo el mundo conoce, porque aparecen con relativa frecuencia, los conflictos en las
organizaciones, por ejemplo, tanto de tipo vertical (mando-subordinado) como horizontal (entre
personas del mismo nivel jerárquico). También se incluyen los conflictos internos en los grupos,
por ejemplo, los de liderazgo y otros roles que se dan en el seno de casi todos los grupos.
Deutsch (1973) estudió este tipo de conflictos dentro de situaciones de cooperación, competición
y conflicto.
• Problemas.
• Acontecimientos desencadenadores.
• Actos de conflicto.
• Actos para resolver el conflicto.
• Consecuencias.
3. Intergrupal
Aquí incluiríamos los conflictos entre grupos concretos y limitados (pandillas juveniles, tribus
urbanas), así como otros enfrentamientos entre sectores antagónicos, por cualquier razón
(deporte, política, artística, cultural, raza, religión…) dentro de una sociedad. A veces, cuando
tiene gran valor para sus integrantes o involucra a su identidad, puede alargarse en el tiempo y
afectar a la calidad de vida de los afectados.
Destacan en este sentido las investigaciones de Sherif (1958) sobre la resolución de conflictos
intergrupales, la creación de normas, la tendencia al escalamiento de los conflictos… En sus
experimentos pudo comprobar cómo el conflicto entre grupos se manifestaba con un alto nivel de
rechazo entre sujetos, hostilidad e incluso conductas discriminativas, aparición de estereotipos
negativos e imágenes despectivas. Por el contrario, la situación endogrupal experimentó un
aumento de la cohesión grupal con modificaciones importantes en su estructura de estatus y
roles.
Para intervenir sobre el conflicto, Sherif trabajó distintas estrategias: fomentar el contacto entre
algunos miembros, apelar a valores morales, transmitir información positiva acerca del otro grupo
y charlas con los líderes de los grupos. Todas ellas resultaron ineficaces para resolver el conflicto.
Lo único que ayudó a disolverlo fueron las metas, las cuales debían ser interdependientes entre
todos los sujetos de los grupos para su consecución.
4. Macrosocial
En este nivel han predominado los trabajos sociológicos y políticos. Se incluyen en este nivel
conflictos interorganizacionales derivados a menudo de conflictos de competencia entre empresas
privadas, patronal y sindicatos…, y también conflictos de corte internacional entre distintos
Estados y organismos de diferentes nacionalidades y donde los aspectos culturales juegan un
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importante papel tanto en el origen del conflicto como en su desenvolvimiento y solución.
Margaret Mead (1963) ponía de manifiesto precisamente la llamativa variedad cultural existente
en ciertos rasgos, roles y comportamientos.
Sabías que:
Margaret Mead (1963) descubrió tres sociedades primitivas en Nueva Guinea con menos de
200 km de distancia entre ellas: los arapeshes eran de temperamento pacífico. Los caníbales
munduguores era un pueblo en el que tanto hombres como mujeres presentaban un
temperamento bélico, antisocial. Por último, los tchambulis eran completamente diferentes;
así, las mujeres eran dominantes y los hombres dependientes.
Algunos autores, como Coser, consideran que el conflicto contribuye al reajuste de las normas
sociales y las relaciones de poder, al percibir en él un elemento de catarsis, de válvula de escape
a las tensiones normales presentes en una sociedad en constante evolución.
Se identifica en este sentido el conflicto como una conducta cultural porque sucede en un
contexto cultural, depende de la estructura social y de las prácticas y normas culturales donde se
genera.
Conflictos constructivos: se dan cuando los resultados son satisfactorios para todas las
partes implicadas.
Conflictos destructivos: no tienen solución aparente porque ambas partes pierden, incluso
dejan de tener objetivos positivos para mantener el conflicto con objetivos negativos (evitar
pérdidas propias y causar pérdidas a la otra parte).
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Conflictos normativos (de valores): se centran en la valoración de cada parte sobre cómo
debe comportarse la otra en términos de expectativa.
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1.1.3. Análisis del conflicto
Viaja
Como cualquier otro suceso, el conflicto puede ser analizado y comprendido mediante la
identificación de sus componentes principales. Aunque no exista un esquema único y válido para
analizar de manera universal todos los conflictos existentes, sí que se pueden reconocer ciertos
elementos comunes. El análisis del conflicto facilitará la estrategia de su abordaje.
Algunos aspectos principales del conflicto se pueden identificar como estáticos (componentes) y
otros como dinámicos (historia, interacción de los componentes estáticos y su desenvolvimiento
en el tiempo). Otros autores ser refieren a ellos como sincrónicos y diacrónicos. En realidad,
todos estos componentes se hallan interconectados y en movimiento:
a. Asunto o problema:
Tema de controversia o conflicto. No tiene que ser una cuestión única. Es importante definir el
conflicto y delimitar cuál es el asunto o problema que se está tratando. Por ejemplo, un asunto
de conflicto no será el divorcio, sino la falta de acuerdo ante las características económicas del
convenio.
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c. Posturas o posiciones:
Representación de la postura o demanda inicial de lo que cada una de las partes percibe y
plantea para resolver el conflicto. En este apartado es fundamental detallar qué solución o
medida aporta cada parte ante ese conflicto. El asunto o problema del conflicto no es lo mismo
que las posiciones, se genera un asunto o problema al existir dos posiciones o posturas que no
son compatibles.
d. Intereses y necesidades:
Motivaciones concretas y diversas que se presentan en el individuo ante una situación concreta
y que determinan el grado de implicación frente al conflicto: necesidades, temores... Mención
especial cobran las necesidades como base de las motivaciones del individuo (qué necesidad
cubre la persona con esa postura que está adoptando). Las personas tomamos decisiones y nos
mantenemos en una posición en pos de buscar satisfacer nuestros intereses. La posición o
postura adoptada es la forma que ha encontrado o elegido la persona para satisfacer esas
necesidades.
e. Valores y principios:
Son los ideales y motivos socializados que guían la conducta como principios reguladores del
comportamiento. No se restringen al terreno de lo ético o moral (verdad, lealtad, bondad,
honradez), sino también a las aspiraciones individuales y sociales (justicia, igualdad,
libertad...).
g. El proceso:
Son las reacciones y estilo de conducta ante la confrontación. Puede haber disposición a la
controversia, combatividad, evitación, colaboración…
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1.2. Procesos y estilos de manejo de conflictos
Aunque en ocasiones los conflictos nacen de manera repentina, por lo general, un conflicto se va
gestando progresivamente durante un tiempo en que la tensión se acumula y los intervinientes
ya configuran una determinada percepción sobre el contrario. En este periodo, las partes ya han
realizado un balance (estratégico o impulsivo) sobre la situación, lo que puede desencadenar
determinadas acciones en el contrario, etc.
Curle (1971)
Fauvet (1975)
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Diferentes autores han ofrecido esquemas de este proceso de desarrollo del conflicto; en la
mayoría se explica cómo se ponen en marcha conductas que suponen un escalamiento de la
tensión, que se intercalan con momentos de desescalamiento, disminución de la agresividad y
antagonismo, y asumen que si no se afrontan en sus primeros momentos de manera eficaz,
evolucionan a fases en las que se incrementan la confrontación, las desavenencias, hostilidades,
sospechas e intentos de coerción entre las partes. Son los llamados modelos de
intensificación/desintensificación.
Otra aproximación a la dinámica del conflicto se centra en el estudio del tipo de interacciones
entre sus intervinientes. En este caso, inicialmente, debe haber una acción por parte del
antagonista que es percibida, interpretada y evaluada como hostil, y que, por tanto, producirá
una reacción defensiva en el contrario, es decir, acción-reacción-reacción. Deutsch lo llamó
«espiral del conflicto maligno».
Este modelo viene a decir que es más complejo desescalar un conflicto que aumentar la tensión
y escalarlo, ya que los gestos conciliatorios no siempre son percibidos como tales. Se observa la
fuerte tendencia a satanizar al adversario y a ignorar las explicaciones sobre su actuación, a creer
que lo bueno y positivo está siempre en nuestro lado y a sentirnos víctimas sin merecerlo.
Además, cuanto más intenso es el conflicto y mayor la percepción de amenaza, más se afianzan
estas percepciones, creencias y esquemas cognitivos.
TRANSFORMACIONES CAUSAS
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• Se produce un cambio motivacional: el • Argumentos ilógicos, falta de criterios
objetivo inicial de la satisfacción de justos.
intereses (búsqueda del propio • Inflexibilidad de las partes.
beneficio) deja paso al de prevalecer • Uso de palabras hirientes e insultos.
sobre el otro y, en un tercer momento, • Juego sucio de las partes
al de intentar que la otra parte «pierda
más que yo».
Tabla 1. La escalada es el agravamiento de un conflicto. Autor: Vera, J. J. (2014). Fuente: En Resolución alternativa de
conflictos. Teoría y práctica didáctica (p. 45). Murcia: Ed. Diego Marín.
En síntesis:
El conflicto rompe de manera temporal o permanente la relación, bien sea personal, afectiva,
comercial, educativa, laboral, social, etc.; está motivado por todo tipo de diferencias (afectivas,
valorativas, de criterios, de intereses, económicas, de espacio, etc.) y se pueden expresar de
manera verbal, física o psicológica.
En cuanto a la manera de abordarlo, Lederach (1996) señala que hay tres ópticas diferentes:
Resolución de conflictos:
Concepto que indica la necesidad de entender cómo el conflicto empieza y termina, y busca
una convergencia de los intereses de los actores
Gestión de conflictos:
Es un concepto que reconoce que el conflicto no puede resolverse y pone el acento en limitar
las consecuencias destructivas de este.
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Transformación de conflictos:
Entiende el conflicto social como un fenómeno de la creación humana que forma parte natural
de las relaciones humanas. Sugiere que puede moverse en direcciones constructivas o
destructivas.
Viaja
Los investigadores del tema plantean distintos estilos de manejo del conflicto. Algunos modelos
son dimensionales (cooperación frente a competición); otros distinguen tres tipos, y otros son
bidimensionales.
Siguiendo el modelo de Thomas Kilmann (1974), habría cinco estilos básicos en función de dos
dimensiones: el nivel de asertividad-egoísmo y el grado de cooperación.
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Se describen a continuación estos estilos:
• Competencia y dominación
Se actúa para vencer a la otra parte e intentar dominar la situación ejerciendo poder y presión
para satisfacer los propios objetivos en detrimento del contrario, despreocupándose de las
consecuencias que tenga en el otro.
• Evitación o negación
Se elude tomar conciencia de los desacuerdos, se niegan las discrepancias y se evita entrar en la
dinámica el conflicto intentando permanecer al margen. Se llega a no admitir la existencia de
desacuerdos y si se admiten, se hace como si no existieran, actuando con indiferencia.
• Acomodación o concesión
Se cede ante los deseos de los demás; se trata de pulir las diferencias para mantener la armonía
temporalmente. Para ello, se da prioridad a los intereses de la otra parte.
• Colaboración o integración
Existe una búsqueda conjunta de la solución real que integre los intereses de ambas partes e
implica la comunicación directa de los afectados.
• Negociación o compromiso
Las partes encuentran un compromiso de acuerdo que satisface parcialmente sus intereses y
resuelve civilizadamente sus discrepancias. Nadie pierde ni gana del todo, simplemente se
adoptan soluciones aceptables para todos los implicados.
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Cada estilo tiene sus ventajas y sus inconvenientes, y posiblemente serán adecuados según
diversas situaciones, ya que no se puede hacer una recomendación generalizada para todas las
situaciones. Por otro lado, durante un tiempo, los estudios sobre gestión del conflicto analizaban
los distintos estilos por separado, de manera independiente. Sin embargo, las últimas
aproximaciones al tema han demostrado que las personas nos enfrentamos a los conflictos de
manera combinada, es decir, que no hay un estilo puro e, incluso, ante un mismo conflicto,
podemos cambiar de una conducta de gestión a otra. Cuanto mayor sea la combinación de estilos
empleados por una persona, mayor será su efectividad en la gestión del conflicto.
Etapa de investigación
Es necesario conocer las causas y circunstancias del conflicto (naturaleza, recursos de los que
dispone cada uno, diferencias de valores, percepciones, nivel de conciencia de cada uno sobre
el conflicto…).
Etapa de conciliación
Se estimula a las partes para que lleguen a un acuerdo y que se sienten a dialogar, lo que
puede implicar intervenir sobre el desequilibrio de poder, alterar las percepciones prejuiciosas
previas…
Etapa de negociación
Desarrollo de acuerdos
Tras el acuerdo verbal se deben establecer las condiciones bajo las cuales se van a cumplir los
pactos acordados.
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La búsqueda de decisiones consensuadas necesita de soluciones que atiendan la mayoría de los
intereses que están en juego. La noción de consenso se relaciona con el hecho de que varias
personas llegan a estar de acuerdo en uno o varios puntos alrededor de los cuales inicialmente
pudo haber controversias o diferencia de opinión importantes. Ello implica reconocer las
diferencias de opinión, percepción o juicio sobre algo y abordar las diferencias para decantarlas
y lograr una decisión común, desde el reconocimiento de las partes como iguales y a partir del
diálogo.
Complementariamente, también será necesario saber cuáles son y cómo operan los mecanismos
de negociación interna y externa, ya que nos permitirán establecer pautas de diálogo concretas
y que incidan sobre las posibilidades de resolución que perseguimos.
Según Ury (2005), la clave no está en suprimir el conflicto sino en evitar que cruce el umbral de
lo destructivo y violento. Para este autor, existen tres oportunidades para canalizar el impulso o
escalada destructiva y encauzarla hacia cambios constructivos:
1. Prevenir, supone abordar las tensiones latentes, atender sus causas y factores
desencadenantes.
2. Resolver el conflicto abierto que se haya desarrollado.
3. Contener la escalada de luchas de poder que temporalmente no puedan resolverse.
PREVENIR
RESOLVER
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Relaciones dañadas El curador
CONTENER
Tabla 2. Los diez roles del tercer lado. Autor: Ury. Fuente: Vera, J.J. (2014). Cap II. Procesos y estilo básicos de manejo
de conflictos. Resolución alternativa de conflictos. Teoría y práctica didáctica (p. 56). Murcia: Ed. Diego Marín.
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2. Resumen
La existencia de los conflictos se acepta como realidad inevitable dentro del funcionamiento social.
De hecho, no todos los conflictos son malos, en ciertas circunstancias incluso pueden ser útiles
porque conducen a la búsqueda de nuevas formas de resolver problemas. Conocer el conflicto,
como fenómeno y dinámica de las relaciones entre personas y/o grupos, en sus distintas
manifestaciones, resulta un elemento indispensable para poder abordarlo desde perspectivas más
colaborativas y pacificadoras.
El conflicto aparece como una situación en la cual los actores (individuos, grupos, organizaciones,
naciones) persiguen objetivos y defienden valores opuestos o buscan simultánea y
competitivamente el mismo objetivo.
Como cualquier otro suceso, el conflicto puede ser analizado y comprendido mediante la
identificación de sus componentes principales, lo cual facilitará la estrategia de abordaje del
mismo. Estos componentes son el asunto o problema, las partes involucradas, las posturas y
posiciones, los intereses y necesidades, los valores y principios, las emociones, sentimientos y
actitudes, el proceso y el comportamiento y estrategia de acción.
Aunque en ocasiones los conflictos nacen de manera repentina, por lo general, un conflicto se va
gestando progresivamente durante un tiempo en que la tensión se acumula, va escalando y, si
no es afrontado en los primeros momentos de manera eficaz, acaba evolucionando hasta la
confrontación. También se explica como la percepción del contrario sobre una acción lo que
determina que el conflicto llegue a producirse como reacción defensiva ante la misma. Además,
cuanto más intenso es el conflicto y mayor la percepción de amenaza, se afianzan más estas
percepciones, creencias y esquemas cognitivos, según los cuales se tiende a satanizar al contrario
e ignorar todas las explicaciones o gestos conciliatorios que podrían evitar el conflicto.
El conflicto rompe de manera temporal o permanente la relación, bien sea personal, afectiva,
comercial, educativa, laboral, social, etc. Su abordaje puede hacerse desde tres ópticas
diferentes: la resolución de conflictos, la gestión de conflictos y la transformación de conflictos;
y según el estilo de manejo del mismo, en función de dos dimensiones (el nivel de asertividad-
egoísmo y el grado de cooperación) nos podemos encontrar ante cinco estilos básicos: el
acomodativo, el colaborativo, el negociador, el evitador y el dominante.
Por último, las cuatro etapas del proceso de resolución de un conflicto serían: la etapa de
investigación, la de conciliación, la de negociación y, finalmente, el desarrollo de acuerdos. Según
Ury (2005), la clave no está en suprimir el conflicto, sino en evitar que cruce el umbral de lo
destructivo y violento.
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3. Mapa conceptual
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4. Recursos bibliográficos
Bibliografía básica
Vera, J. J. (2014). Resolución alternativa de conflictos. Teoría y práctica didáctica. Murcia: Ed.
Diego Marín.
Bibliografía complementaria
Coser, L. A. (1956). The Functions of Social Conflict. Nueva York: Free Press.
Deustch, M. (1973). The Resolution of Conflict: Constructive and Destructive Processes. New
Haven: Yale University Press.
Deustch, M. (1969). Conflicts: Productive and Destructive. Journal of Social Issues, 25, 7-42.
Fauvet, J. (1975). Traiter les tensions et les conflicts sociaux. París: Les Editions d’Organisation.
(Trad. Castell. En Teniban).
Lederach, L. P. (1996). Preparing for Peace (pp. 13-19). Syracuse University Press.
Lewin, K. (1948). Revolving Social Conflicts; selected papers on group dynamics. Nueva York:
Harper and Row.
Mead, M. (1963). Sex and temperament in three primitive societies (vol. 370). New York:
Morrow.
Mitchell, C. R. (2000). Dimensiones psicológicas del conflicto (C. Rojas, trad.). Fairfax, VA:
ICAR, Instituto de Análisis y Resolución de Conflictos, George Mason University. (En The
Structure of International Conflict, publicada originalmente en 1981. Basingstoke: Macmillan).
Redorta, J. (2011). Gestión de conflictos. Lo que necesita saber. Barcelona: Ed. UOC.
Sherif, M. (1958). Superordinate Goals in the Reduction of Intergroup Conflict. The American
Journal of Sociology, 63, 349-356.
Otros recursos
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Teoría de la disonancia cognitiva:
https://www.youtube.com/watch?v=2sCV2auTJMo.
https://psicologiaymente.net/psicologia/piramide-de-maslow.
http://www.rareplanet.org/sites/rareplanet.org/files/thomas_kilmann__student_guide_lesson
.pdf.
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Grado en Psicología
2. Resumen ................................................................................................................ 24
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UD 2. La solución de conflictos
Viaja
La violencia es, por desgracia, uno de los métodos que más se utilizan para la resolución de
conflictos en la historia de la humanidad en la mayoría de las culturas y sociedades. Su uso parte
de la suposición de que la coerción física y, a menudo, la coerción psicológica forzarán al
adversario a someterse.
Como tal, la violencia, el conflicto y la paz han preocupado mucho a la humanidad y han suscitado
mucho interés y producción científica en las ciencias sociales. Uno de los mayores exponentes de
estos estudios es Johan Galtung, sociólogo noruego, quien durante las últimas décadas se ha
destacado por sus aportaciones teóricas y prácticas a este campo, hasta el punto de haber sido
propuesto como premio Nobel de la Paz en 2016.
Galtung considera el conflicto como algo inherente a todas las sociedades y su manifestación
violenta constituiría el reflejo de un fracaso en la canalización del conflicto. Este autor divide la
violencia en dos dimensiones: la visible (directa) y la invisible (estructural y cultural), que
denomina triángulo de la violencia. Galtung entiende que la dinámica de la violencia es circular y
que la directa refuerza la estructural y cultural. Para transformar y resolver los círculos viciosos
es necesaria:
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1. Desarrollo del contenido
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La tendencia actual habla no solo de resolver conflictos, sino de gestionarlos y de transformarlos.
Esta última idea, la de transformación del conflicto, proviene del campo de los estudios de la
paz y suele referirse a producir cambios de actitudes para conseguir pasar de procesos
competitivos a procesos cooperativos.
Se pretende con ellos que la visión ganar-perder propia de los juzgados y litigios se transforme
en la oportunidad de construir relaciones de ganar-ganar, es decir, que todas las partes en
conflictos salgan beneficiadas. Estos métodos proponen nuevas formas de tratamiento para
abordar situaciones conflictivas entre dos partes, con una solución creativa a los problemas
interpersonales y que, de alguna manera, promueven una filosofía o cambio de vida, donde
primen valores como la escucha, el diálogo, la tolerancia y la comprensión de realidades
diferentes. Emplean herramientas comunicacionales que permiten superar la confrontación y
construir el consenso.
Algunos autores, como Redorta, entienden que un adecuado abordaje del conflicto, debe ser
integral y, para ello, se debe establecer una forma de actuar ante el caso concreto partiendo del
diagnóstico de lo que ocurre. Propone un modelo de gestión de conflictos integral. Este modelo
denominado SEDA se fundamenta en cuatro pasos: saber-entender-decidir-actuar.
Para este autor, establecer un modelo en gestión de conflictos implica pensar tres aspectos:
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La gestión de conflictos (II)
Para valorar la bondad de un método alternativo de resolución de conflicto (RAC), se siguen tres
criterios: a) debe producir un acuerdo sabio y prudente, b) debe ser eficiente y c) debe mejorar
o al menos no dañar la relación entre las partes.
• Es posible que una de las partes no escuche mensajes importantes del interlocutor porque
se está más pendiente de lo que se va a responder que de lo que el interlocutor está
expresando.
• Ofrecer mensajes no verbales que demuestren falta de interés por escuchar lo que diga el
otro. Algunos gestos o expresiones pueden entorpecer la resolución del conflicto al generar
una emoción negativa en la otra parte.
• Utilizar sistemáticamente la acusación, el reproche y la amenaza. La otra parte se siente
atacada y esto dificulta alcanzar acuerdos en el proceso de resolución.
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• Con frecuencia ocurre que una de las partes ya no se expresa ante la otra parte, dando por
hecho que no servirá de nada expresar su malestar, opinión o postura. En cambio, se
comunica con terceros expresando su malestar a personas que son partidarias de su postura
para conseguir más personas que estén de acuerdo con él y que valoren a la otra parte
como la posición equivocada.
• Pueden existir problemas de interpretación y que una parte no entienda el mensaje que la
otra parte está emitiendo. Esto puede ocurrir cuando hablan dos personas de diferente
idioma o cuando incluso manejando el mismo idioma la connotación de algunas palabras o
frases es diferente para esas dos personas por pertenecer a grupos sociales diferentes.
Pueden ser personas pertenecientes a grupos de diferente cultura, nacionalidad, edad o
cualquier otro tipo de característica que pueda generar diferencias entre ellos.
• Percepción selectiva o sesgo confirmatorio: tendencia a registrar los hechos que nos dan
la razón e ignorar los demás, bien no percibiéndolos, bien restándoles importancia.
• Juicio selectivo del comportamiento: tendemos a valorar nuestras acciones como
positivas y por el contrario, las del otro como equivocadas o negativas, de tal manera
que nuestros actos nos parecen menos graves que los suyos. Esto deriva hacia una
concepción polarizada de buenos y malos.
• Inferencia arbitraria: extraer una conclusión cuando se carece de datos o cuando estos
son realmente contrarios, por ejemplo, lectura de la mente («Sé lo que piensa y por qué
lo hace») o error del adivino («Sé lo que va a pasar»).
• Profecía autocumplida: nuestro comportamiento contribuye a hacer realidad nuestras
interpretaciones, expectativas y sospechas previas.
• Entrampamiento: después de haber defendido una posición inicial nos resulta difícil
retractarnos o modificarla. El entrampamiento es un apego excesivo al pasado, a lo que
hemos hecho, dicho e invertido, a nuestra visión inicial de las cosas, a nuestras
demandas.
• Personalización: pensar, sin contar con datos suficientes, que ciertos sucesos están
relacionados con uno, por ejemplo, persona que cree que su expareja ha llegado cinco
minutos tarde para fastidiarla.
Durante una negociación, es frecuente que se generen emociones negativas que puedan
dificultar el proceso. Emociones, como el miedo, la ira o el resentimiento, pueden entorpecer
la búsqueda de un acuerdo. Además, una emoción determinada puede evolucionar a otras
emociones, por ejemplo, un primer estado de miedo puede desencadenar en ira.
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d. Por problemas relacionados con el estilo de negociación.
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Para trabajar los problemas relacionados con la percepción
• Percibir y etiquetar de forma correcta las emociones propias y de los demás («¿Qué
siente?»).
• Comprender las emociones propias y de los demás («¿Por qué siente eso?)».
• Expresar las emociones de forma explícita.
• Reconocer como legítimas las emociones de ambas partes.
• No reaccionar ante una posible explosión emocional de la otra parte.
• Generar afecto positivo, dentro de lo posible, entre ambas partes a través de diferentes
acciones como un gesto de simpatía, una nota de agradecimiento o una disculpa.
Según recoge Vera (2010), Barton entiende que la RAC es una disciplina que toma sus bases
de varias disciplinas y se nutre de varias corrientes de pensamiento. Entre ellos:
Quizá como reacción a los sistemas dictatoriales de la primera mitad de siglo, el siglo XX se ha
caracterizado por la distribución más democrática del poder en todos los niveles del sistema
social, lo cual es muy favorable para el desarrollo de métodos de resolución de conflictos
diferentes a los determinados por la jerarquía social.
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2. La no violencia y la RAC
Con figuras destacadas como Mahatma Gandhi y Martín Luther King que han hecho hincapié
en la resolución de conflictos mediante fórmulas no violentas. No violencia no entendida como
pasividad o aceptación de las estructuras sociales que abusan del poder, sino como
enfrentamiento o resistencia pasiva y asertiva.
4. Psicología sistémica
5. Psicoanálisis
6. Análisis transaccional
Teoría psicológica propuesta por Eric Berne. Se centra en el análisis de las transacciones o
intercambios psicológicos de las personas, que a menudo siguen un determinado guion o
posición que se utilizó en la infancia como método de adaptación y que puede seguirse de
manera no consciente en sus interacciones como adulto.
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8. Estudios sobre la mujer y de género
Aunque esos estudios han aportado una visión sobre las diferencias comunicativas y
comportamentales entre los géneros, las RAC se centran en los enfoques que no victimicen o
glorifiquen a ninguno de los dos géneros, sino aquellas que nos sirvan para entender las
diferencias en la socialización, incluso más allá de la construcción de identidades o roles. Linda
Babcock y Sara Laschever, en su libro Women Don’t Ask: Negotiation and the Gender Divice
(2003), encuentran claras diferencias en la manera de negociar de mujeres y hombres en
contextos de empresa. A los hombres se les socializa y refuerza para que piensen en sus propias
necesidades y luchen para conseguirlas; las mujeres están educadas para atender las
necesidades de los demás y tienen más dificultades a la hora de reclamar lo que les
corresponde.
Los estudios sobre el desarrollo organizacional han aportado ideas importantes sobre los
procesos de mejora, la toma de decisiones, capacitación de las personas, sistemas de trabajo.
Uno de los más importantes es el modelo de la gestión de la calidad total, que propugna
modelos de management que dependan de metas compartidas, procesos horizontales,
responsabilidad y presión de los pares, estructuras jerárquicas…, y que resultan muy útiles para
prevenir conflictividad interna. Destacan Constantino y Merchant (1997).
10. Educación
Freire, en su pedagogía del oprimido, cuestiona los métodos tradicionales de enseñanza, donde
hay dos posiciones claramente diferenciadas: el educador que sabe y el alumno que no sabe.
Considera al alumno como sujeto activo y estimula su participación desde una enseñanza
cercana, anclada en la realidad y el contexto en el que se aprende. Otras corrientes educativas,
como la integradora-globalizada y la pedagogía centrada en el alumno, hacen que el profesor
sea un facilitador del aprendizaje, al igual que el mediador, se pone en una posición de igualdad
y persigue el diálogo y el entendimiento entre partes.
Son numerosos los ejemplos de sistemas judiciales que van abriendo la puerta a la gestión de
conflictos en la propia comunidad (juzgados de paz, tribunales de aguas…), rescatando figuras
ancestrales, como la solución de conflictos de manera popular, no burocratizada, sin recurrir a
sistemas estatales u oficiales, sino internos dentro de la propia comunidad.
11
1.1.4. Negociación, mediación, conciliación y arbitraje
Aunque la ONU tiene hasta diecinueve figuras típicas de resolución de conflictos, las que más se
han desarrollado al margen de los tribunales son la negociación, la mediación y el arbitraje.
Estas tres figuras, punta de lanza de todo el campo, han producido abundante literatura y notables
debates.
Otro procedimiento es el ombudsman o Defensor del Pueblo. Esta institución es una entidad
cuya función, más que una resolución específica de conflictos particulares, tiene como misión
tutelar el servicio de la Administración pública y evitar errores de burocracia y promover mejoras.
12
Negociación, mediación, conciliación y arbitraje (II)
13
negociador. jurisprudenci
Ambas partes a.
ganan.
Tabla 2. Vera, J. J. (2010). Resolución de conflictos. Métodos y alternativas. En Resolución alternativa de conflictos:
Teoría y práctica didáctica (p. 94).
1.2. La negociación
Hoy en día, se entiende claramente que ante un conflicto la solución no es aniquilar o derrotar al
contrario, sino negociar, mediante un acuerdo de solución.
14
Según señalan Serrano y Rodríguez (1993) «En general, la negoción es una forma más eficaz
de resolver conflictos que la imposición en sus múltiples modalidades. Evitar dinámicas de
vencedores y vencidos, dar prioridad a objetivos comunes e implicar a las partes contendientes
en acuerdos constructivos y en la gestión de estos suponen un modo más positivo de articular las
relaciones entre individuos, grupos, organizaciones o naciones».
Aunque las distinciones en la práctica son menos claras y los límites entre unas y otras más
difusos, por lo general, se admite que los diferentes atributos de una negociación
(pública/privada, formal/informal, ideológica/técnica) generan dinámicas distintas para los
negociadores y para el mediador.
Los seres humanos son diferentes unos de los otros; por eso, sabemos que no se puede tratar
las negociaciones con las mismas técnicas y los mismos estilos.
Después del conocimiento de los variados modelos y estilos de negociación, se debe comprender
que la clasificación de los negociadores no puede ser rígida, pues es posible que una misma
persona presente en distintos momentos características que contemplen más de un estilo.
15
Existen muchos modelos o enfoques de negociación, que sí se analizan a fondo, tiene muchas
similitudes. Algunas de las agrupaciones más conocidas son:
Comprensión del Intenta comprender lo que la otra No hace ningún esfuerzo por
oponente parte quiere y desea realmente. comprender a la otra parte.
Atención a los Enfatiza los fines o intereses comunes Enfatiza las diferencias entre las
puntos comunes y entre las partes. partes.
diferencias
16
Negociación por posiciones y negociación por intereses o principios
La negociación podemos realizarla desde dos enfoques: la negociación por posiciones o por
principios.
Estas clasificaciones son más bien de carácter didáctico o analítico, ya que, en la práctica, muchas
de las negociaciones tienen elementos mixtos, en función de unos contextos y situaciones en las
que se lleve a cabo.
• Negociación blanda
• Negociación dura
17
1.2.3. El método Harvard
El método o proyecto Harvard de negociación hace referencia a los trabajos que Fisher, Ury
y cols. están desarrollando en la Universidad de Harvard para mejorar la teoría y la práctica de
la resolución de conflictos. Contiene una serie de recomendaciones prácticas, superando los viejos
estilos de negociación y la óptica tradicional de hacer perder al otro para poder ganar, y plantea
que no debemos regatear posiciones ni perdernos en enfrentamientos personales. Se trata de
encontrar salidas que posibiliten una ganancia mutua: un resultado win-win (ganar-ganar). Este
resultado solo puede darse cuando las partes colaboran y dejan de verse como adversarios.
Entiende que la solución es cambiar de juego y dejar de negociar sobre las posiciones para pasar
a hacerlo sobre el fondo de la cuestión. Por eso este método es también conocido como
negociación por principios.
Como toda corriente, tiene sus seguidores, pero también sus detractores y críticos. Hoy en día,
el método Harvard es una referencia mundial para regular una negociación.
La negociación por principios o método Harvard se fundamenta en cuatro principios básicos que
pueden utilizarse para casi cualquier negociación.
Es importante tener en cuenta que detrás de todas las partes que negocian hay personas. Estas
personas tienen sus propias creencias, valores, intereses y emociones respecto al conflicto. Es
posible que en una negociación se den problemas de interpretación y una parte entienda algo
diferente a lo que ha querido decir la otra.
Para separar a las personas del problema se debe tratar a los demás con sensibilidad y
preguntarse “¿estoy dedicando la suficiente atención al problema que me está presentando la
otra persona?”
18
El método Harvard (II)
El problema en una negociación no son las posiciones, sino que los intereses, necesidades,
objetivos o emociones de las personas han entrado en conflicto.
• Buscar los intereses compartidos y los compatibles. Puede que las posturas estén en
conflicto pero los intereses de las partes sean los mismos o compatibles entre sí.
• Identificar los intereses de la otra parte: preguntar a la otra parte y a uno mismo «¿por
qué?» y «¿por qué no?» con el fin de comprender, no de pedir justificación.
• Tener en cuenta que normalmente se presentan varios intereses detrás de una posición,
no solo un interés. Hacer una lista de todos y ordenarlos según su importancia.
• Las personas pueden tener intereses que combinen una necesidad hacia ellos mismos y
también un interés respecto a otra persona (que se hayan comprometido con alguien, que
quieran impresionar a una tercera parte, etc.). El dinero no es siempre el único ni el más
importante interés.
• Buscar los intereses básicos. Los intereses más poderosos son las necesidades humanas
básicas: la seguridad, el bienestar económico, la necesidad de reconocimiento, de tener
control sobre uno mismo, etc.
• Hablar de los propios intereses con la otra parte. Para ello, es importante ser concreto,
comentar en la negociación los propios intereses como parte del problema antes de sugerir
la opción de acuerdo para evitar que la otra parte durante la conversación esté preparando
internamente de forma anticipada argumentos contra la propuesta sin escuchar los
intereses.
• Orientar la búsqueda de acuerdos para satisfacer los intereses al futuro y no al pasado.
Preguntar «¿para qué negociar?» y no ¿«por qué?» a la hora de ofrecer alternativas.
• Proponer opciones concretas, pero ofrecer flexibilidad para modificarlas, siempre que
cumplan los intereses y necesidades.
19
• Preguntar a la otra parte por sus opciones preferidas.
El resultado se lleva a cabo en función de algún estándar objetivo y justo que vaya más allá de
cumplir la voluntad de las partes. Se buscan unas normas o criterios que ayuden a encontrar un
resultado para la negociación. Algunos de estos criterios pueden ser la opinión de un experto, la
ley, la costumbre, los costes, la eficiencia, los criterios morales, la existencia de un precedente o
la evidencia científica.
• Formular cada asunto como una búsqueda entre las dos partes de esos criterios objetivos.
• Determinar de forma conjunta qué normas o criterios van a seguirse.
• No ceder a la presión, negociar utilizando los principios y criterios acordados.
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4095172.pdf
20
A partir de los cuatro principios básicos del método, se desarrollaron estos siete elementos del
proceso que intervienen y se relacionan entre sí, que proporcionan un marco analítico y
conceptual importante para la obtención de acuerdos gana-gana, objetivo principal de este
método: intereses, alternativas, opciones, criterios legítimos, compromiso, comunicación y
relación.
1. Alternativas al no acuerdo
Son las posibles acciones que tiene cada parte, fuera de la mesa de negociaciones y son
unilaterales. La MAAN es la mejor alternativa a un acuerdo negociado, y cada parte debe llegar
a conocer cuál es la propia MAAN y cuál es la del otro antes de ir a la mesa de negociaciones.
2. Intereses y posiciones
El interés es todo aquello que no podemos intercambiar con las otras partes y la posición es la
actitud que tienes acerca del tema que negociar. Los intereses son los deseos, las necesidades,
las inquietudes y los temores de cada una de las partes. Los intereses están disimulados,
escondidos, ocultos tras las posiciones de cada parte.
3. Opciones
Son las ideas que surgen de ambas partes, del trabajo conjunto, en la mesa de negociaciones.
Ambas partes deben crear muchas opciones y luego elegir las más convenientes, que pondrán
fin al conflicto y así poder satisfacer sus intereses. Al principio de la negociación debe
propiciarse una lluvia de ideas (brain-storm) y luego pasar a analizarlas.
4. Criterios/legitimidad
Las soluciones que se plantean, así como los procedimientos utilizados en la negociación deben
pasar por un análisis que determine si son legítimas o no. Los criterios tienen que delinearse
perfectamente para que el acuerdo al que se va a llegar deba ser con prudencia y justo para
ambas partes. No son arbitrarios ni caprichosos o subjetivos; son el marco que va a dar
tranquilidad de que nadie saldrá perjudicado.
5. Relación
Las negociaciones más importantes se hacen con las personas o instituciones con las cuales
hemos negociado antes y negociaremos de nuevo.
Para una buena relación, no debes mezclar problemas de relación personal con problemas
esenciales de la negociación.
21
6. Comunicación
La forma que se utiliza para comunicar tiene un impacto crítico en el resultado de la negociación,
especialmente cuando las dos partes no se conocen, el beneficio puede ser mucho mayor. Si
ambas partes tienen en común un conocimiento personal positivo, entonces el método de
comunicación (teléfono, e-mail, etc.) debe tener importancia para el buen resultado. Si los
negociadores, al contrario, no se conocen o son extraños, el medio se convierte en crítico y
marca la diferencia. Además, es importante mostrar sensibilidad y comprensión al hablar y al
escucharse las partes. Receptor y orador deben manejar el mismo lenguaje y hablar de la
misma cosa en la mesa.
7. Compromisos
Los compromisos son planteamientos verbales o escritos que especifican lo que una parte hará
o no hará. Es el grado en que se van a involucrar las partes en la negociación para luego cumplir
en el futuro con el acuerdo al que lleguen. En general, un acuerdo será mejor en la medida en
que las promesas hayan tenido: planteamiento, estructuración y hayan sido diseñadas para
que se conviertan en acuerdos duraderos, de fácil comprensión y verificables.
22
1.2.4. El proceso de negociación
Fisher, Ertel (1997) y Ury (1997) elaboran unas recomendaciones detallando cómo debe llevarse
a cabo un proceso de negociación o superar las dificultades:
23
2. Resumen
La conflictología nace del interés y producción científica que ha generado la violencia, como
método de resolución de conflictos y, dentro de ella, aparece el conflict management o gestión
del conflicto como área de conocimiento en la que se aglutinaría el saber más práctico orientado
a la intervención y a resolver el problema concreto.
A partir de los años setenta surgen los primeros movimientos, RAC, de resolución alternativa de
conflictos, que se instalan fuertemente en todos los ámbitos sociales (judiciales, empresariales,
comunitarios, escolares…). Estos métodos proponen nuevas formas de tratamiento para abordar
situaciones conflictivas entre dos partes, con una solución creativa a los problemas
interpersonales y que, de alguna manera, promueven una filosofía o cambio de vida, donde
primen valores, como la escucha, el diálogo, la tolerancia y la comprensión de realidades
diferentes. Emplean herramientas comunicacionales que permiten superar la confrontación y
construir el consenso.
Algunos autores, como Redorta, entienden que un adecuado abordaje del conflicto debe ser
integral y, para ello, se debe establecer una forma de actuar ante el caso concreto partiendo del
diagnóstico de lo que ocurre. Propone un modelo de gestión de conflictos integral (el modelo
SEDA (saber-entender-decidir-actuar).
Las tres figuras típicas de resolución de conflictos que más se han desarrollado al margen de los
tribunales son la negociación, la mediación y el arbitraje. Hoy en día, se entiende claramente
que, ante un conflicto, la solución no es aniquilar o derrotar al contrario, sino negociar, mediante
un acuerdo de solución.
Los seres humanos son diferentes unos de los otros; por eso, sabemos que no se pueden tratar
las negociaciones con las mismas técnicas y los mismos estilos. No obstante, en ocasiones, la
resolución del conflicto se puede truncar por problemas en la comunicación, por problemas
relacionados con la percepción interpersonal y por problemas relacionados con el estilo
de negociación.
La clasificación de los negociadores no puede ser rígida, pues es posible que una misma persona
presente en distintos momentos características que contemplen más de un estilo. No obstante,
podemos atender a la siguiente clasificación: negociación distributiva, negociación integrativa,
negociación por posiciones y negociación por intereses o principios. Esta última, también llamada
negociación basada en los principios o en los méritos, atiende más hacia posiciones o
posturas que se adoptan a modo de debate y en las que se tienen en cuenta los valores, intereses
y necesidades de las partes.
24
3. Mapa conceptual
25
4. Recursos bibliográficos
Bibliografía básica
Vera, J. J. (2010). Resolución alternativa de conflictos: teoría y práctica didáctica. Ed. Diego
Marín.
Bibliografía complementaria
Fisher, R. y Ertel, D.(1997). Obtenga el sí, en la práctica. Cómo negociar, paso a paso, ante
cualquier situación. Barcelona: Gestión 2000.
Tobón, R. (1997). Estrategias de la comunicación. Serie saber comunicarse (1.ª ed.). Medellín:
Grupo Impresor.
Ury, W.L. (1997). Supere el no. Cómo negociar con personas que adoptan posiciones inflexibles.
Barcelona: Gestión 2000.
Otros recursos
26
Grado en Psicología
El mediador (II)............................................................................................................ 6
2. Resumen .................................................................................................................. 25
2
UD 3. La mediación I: el mediador y la mediación
Sabías que:
La mediación documentada más antigua que se conserva es de hace cuatro mil años en
Mesopotamia, cuando un gobernador sumerio pudo evitar una guerra por el litigio sobre unos
territorios.
El conflicto es como el agua, se necesita para vivir y también para el progreso, pero cuando
hay demasiada agua en el lugar equivocado, hay que construir puentes y canales para
evitar la catástrofe. Construir puentes y canales para que los conflictos no deriven en
catástrofes es lo que llamamos mediación.
(W. Ury).
Como recoge Perelló (1998), las primeras experiencias de mediación se llevaron a cabo en los
EE. UU. durante los años 70. Al sufrir aglomeraciones en las administraciones de justicia, las
asociaciones de vecinos crean los primeros Centros de Mediación (Neighboorhood Justice Centers)
para poder solventar los pequeños litigios del barrio. Estas experiencias dieron como resultado
una disminución en las tensiones vecinales y familiares e hicieron posible una mejor relación
colectiva entre los miembros de cada comunidad o familia. La publicidad que se dio a estas
experiencias hizo que la idea se propagara rápidamente por todos los Estados Unidos, que
progresivamente han extendido sus conocimientos y su manera de actuar en estos procesos por
América Central. En Europa, en Inglaterra es donde existe una más prolongada tradición de
mediación, ya que pudo adaptar los programas americanos. Asimismo, Inglaterra transmitió sus
conocimientos a otros países, como la India y Sudáfrica entre otros, donde la tradición daba el
papel de mediador a las personas más ancianas. Lo mismo ha sucedido en Francia, en España y
en Italia.
3
Pese al escaso desarrollo de la mediación en España, sí podemos destacar algunas experiencias
en el ámbito judicial y que han contado con el apoyo del Consejo General del Poder Judicial
(CGPJ).
4
1. Desarrollo del contenido
1.1. El mediador
El mediador es la persona experta que lleva a cabo la negociación entre diferentes partes que no
han logrado ponerse de acuerdo facilitando que lleguen a un entendimiento (Rubin, 1981).
Según Bernal, algunas de las características personales de un buen mediador son la originalidad,
la actitud conciliadora, el autocontrol, el sentido del humor y la espontaneidad (Bernal, 1998),
diferenciándolas de las profesionales, que tendrían que ver con aspectos formativos y éticos.
5
Se ha reflejado que el mediador debe tener unas características especiales, postulándose sobre
cómo deber ser su rol en el proceso. Moore (1996) los enuncia así:
Comunicador
Agente de diálogo.
Legitimador
Facilitador
Entrenador
Cabeza de turco
Toma decisiones difíciles para los litigantes e incluso asume responsabilidad de sus propuestas
frente a terceras personas.
Otros roles
El mediador (II)
Adicionalmente, otros autores se han pronunciado sobre sus estrategias y actuaciones. Acland
(1993) describe las siguientes acciones del mediador:
Debe ser empático, saber escuchar activamente y ser capaz de favorecer una conducta correcta
de escucha entre las partes implicadas.
6
Permitir que las partes definan y aclaren sus posturas
El mediador debe ser capaz de recoger lo pertinente de todos aquellos hechos, emociones,
prejuicios, suposiciones, opiniones o atribuciones de las partes, de tal manera que las partes
aprenden a tener una comunicación eficaz.
Crear confianza
El mediador debe hacerse acreedor del respeto y la confianza entre las partes, por ejemplo, a
través del compromiso explícito con las reglas de la confidencialidad y la neutralidad.
Necesariamente, el mediador debe hacer uso de sus habilidades sociales que pueden facilitar
la relación y el proceso (cercanía, comprensión, sentido del humor, humildad…).
Acción profesional
El mediador debe ser íntegro a nivel profesional, imparcial y buen comunicador y, aunque no
es requisito indispensable, sirve de ayuda tener formación en el ámbito legal.
7
1.1.1. Herramientas del mediador eficaz
El mediador debe poseer una serie de características personales que le permitirán llevar a cabo
con éxito esta tarea. Según recoge Gloria Novel (2010), algunas de las principales habilidades
que se requieren en un mediador se pueden concretar en:
Empatía
Consiste en tener la capacidad de situarse en la posición de cada una de las partes y comprender
la situación de una manera global. La clave de la empatía es no ponerse en el lugar del otro
desde nuestra perspectiva y bagaje, sino intentar hacerlo desde la perspectiva, emociones y
pensamientos del participante en el proceso de mediación. En la gestión de conflictos dentro
de los procesos de mediación resulta fundamental que el mediador sea capaz de mostrar esa
empatía con cada una de las partes, independientemente de sus opiniones personales o
afinidades. Este aspecto resulta fundamental para mantener la imparcialidad necesaria en el
proceso y para favorecer la implicación de las partes.
Respeto y calidez
Es fundamental respetar las decisiones de las personas implicadas en el proceso, sus posturas
y sus opiniones. Se debe proporcionar un trato amable y cercano que favorezca la participación.
Autenticidad
El mediador debe mostrarse congruente en su forma de sentir, pensar y actuar. Para ello,
resulta fundamental mostrar una total transparencia en cuanto al proceso mediador y las
intenciones. Del mismo modo, debe ser consciente de sus limitaciones.
Disponibilidad
Tiene que ver con la disponibilidad mostrada por el mediador. Debe favorecer la accesibilidad
en todos los sentidos de la palabra. Lo demostrará estando accesible para todas las partes y
abierto a cualquier propuesta que parta de las mismas.
Flexibilidad
8
«Presencia» o uso de los «seis sentidos»
El mediador debe tener un alto control de su capacidad de atención y debe ser capaz de focalizar
en aquellos aspectos del proceso y de las partes que sean especialmente importantes en cada
fase del proceso.
Nuestro pensamiento tiene una influencia directa en nuestras emociones y en nuestra conducta.
Un buen mediador debe ser un buen comunicador y buen conocedor de las herramientas de la
comunicación. Debe gestionar la comunicación entre las partes y ser capaz de mantener una
comunicación fluida en un ambiente que favorezca el desarrollo de la misma.
El lenguaje es una de las grandes dotaciones con que la naturaleza ha capacitado al hombre para
superar la barrera evolutiva que le separa de otros primates. Como señala Clark (2011) «el
lenguaje es un instrumento social: cuando hablamos no dirigimos nuestras palabras al aire, sino
a otras personas, su propósito no es tanto expresar pensamientos cuanto afectar al prójimo con
quien estamos hablando».
9
Algunas de las actitudes que mejoran la comunicación interpersonal son:
La empatía
La empatía se muestra con la mirada, invitando al diálogo y animando con la actitud a que se
exprese a través del contacto visual, haciendo sentir a la persona escuchada (con gestos de
asentimiento, mostrando cercanía física sin ser invasiva), parafraseando, no interrumpiendo
cuando habla, etc. El mediador muestra empatía cuando es capaz de mostrar comprensión
acerca del punto de vista de cada una de las partes.
La escucha activa
Algunas claves:
Las intervenciones realizadas por la persona que escucha estarán encaminadas a la persona
que habla y su narración tanto en el fondo argumental como en el emocional, logrando que el
emisor se sienta escuchado y, por tanto, comprendido.
Clarificar
Hace referencia a las intervenciones realizadas por la persona que escucha y que permiten
precisar qué se dijo o sucedió, cómo ocurrió (hechos, datos, etc.) y también ayudar a ver otros
puntos de vista. «¿Quieres decir que…?».
Parafrasear
Consiste en repetir con palabras propias, de quien escucha, las principales ideas o pensamientos
expresados por la persona que habla. Asegurarnos de estar comprendiendo en toda su
dimensión lo narrado por esta persona.
Indagar sobre el o los sentimientos que han afectado a la persona que estamos escuchando,
con expresiones del tipo: «Veo que te disgustó…» (por ejemplo: que actuara de tal o cual
manera), «Parece que sufriste cuando…» (por ejemplo: te faltó al respeto públicamente).
10
Resumir
Consiste en agrupar, ordenar y sintetizar la información que da el que habla tanto en relación
a sentimientos como a hechos. Permite demostrar a la otra persona que lo estamos entendiendo
y posibilita aclaraciones. «Si no he entendido mal…», «Lo que estoy entendiendo es…»…
Respetar
Reforzar y recompensar
Utilizando expresiones positivas, «muy bien, me agrada que…, me ayuda que me digas que…».
Utilizar su nombre y expresar lo que te gusta ayuda a que el interlocutor se muestre más
receptivo al mensaje y aumenta la motivación para el cambio.
b. La confianza
11
• Confianza en sí mismo: a través del empoderamiento; transmitir a las personas que
pueden, que saben y que son capaces de decidir (este es uno de los beneficios
secundarios de la mediación). Es devolver a las partes su responsabilidad y, por lo tanto,
también su capacidad para el cambio.
Preguntas abiertas
Son aquellas preguntas en las que se espera una respuesta amplia por parte del receptor de la
pregunta. Son las preguntas que suelen comenzar por un adverbio interrogativo, por ejemplo:
cómo, cuándo, por qué, qué…
Este tipo de preguntas tienen por objeto recoger toda la información relevante para llevar a
cabo el proceso de mediación.
Las preguntas son del tipo: «¿Por qué ha decidido acudir a la mediación?», «¿Cómo cree que
se siente la otra parte?», «¿Cuál es su punto de vista sobre la situación?», «¿Cuáles son los
principales puntos sobre los que le gustaría llegar a un acuerdo?», «¿Cómo le gustaría que se
resolviera esta situación?», «¿Qué alternativas tiene si el proceso no se resuelve de manera
satisfactoria?».
Preguntas cerradas
Son aquellas preguntas que se responden con un «sí» o un «no». Deben realizarse en el
momento apropiado y sirven para clarificar o preguntar aspectos muy concretos.
Si no se usan correctamente, pueden dificultar la relación, pues solo dan dos opciones,
bloqueando que fluya toda la información que el interlocutor tiene disponible. Por ello, deben
realizarse con precaución, ya que muchas de estas preguntas inducen respuestas, resultan
indagatorias y coercitivas o incluso, inconscientemente, se puede pretender confirmar una
hipótesis previa o interpretaciones sobre el hecho.
Preguntas circulares
Viaja
Terapia Sistémica
Nacen de la teoría sistémica e implican que no hay causa efecto, sino que las causas y efectos
se encuentran «circularmente unidos». Es una forma de conectar las acciones como parte de
una historia o de una narración. Entre sus efectos, liberan de la culpa y promocionan la relación.
12
Entre las preguntas circulares encontramos tres tipos:
Todas estas técnicas provienen de distintas teorías, narrativas, construccionismo social, teoría
sistémica, etc. En función de la formación de base, se denominará de una manera o de otra.
Reencuadrar
Como su nombre indica, mostrar la realidad desde otro marco, mirarlo desde otra perspectiva,
tanto los hechos como el contexto en el que se desarrolla y/o los protagonistas.
Reformular o reencuadrar una frase con comentarios dañinos y negativos para el proceso que
puedan ser considerados como un ataque por una de las partes y dificulten el conflicto. Esta
técnica sirve para disminuir la escalada de la ira. Por ejemplo, ante el comentario «¡Es un
mentiroso! ¡No le crea, siempre manipula toda la información!», el mediador podría decir
«Entiendo que lo estáis viendo desde diferentes perspectivas y cada uno de vosotros está
interpretando una situación de forma diferente».
Reformular
Formular los hechos buscando los conectores (elementos que unen a las partes en conflicto) y
también las diferencias.
Connotación positiva
Tratar de ayudar a que se vea que detrás de algunos hechos u acciones puede haber una
voluntad positiva. En esta connotación positiva, no perder de vista los valores de cada una de
las partes.
13
5. Manejo del silencio
El silencio puede ser considerado como un elemento comunicativo más que proporciona datos.
Sin embargo, también puede ser considerado un fuerte estresante. Transformar esta fuente de
estrés en una herramienta transformadora pasa por preguntarnos: «¿Cómo me sitúo yo frente a
los silencios, es algo que me incomoda y rápidamente pienso en que tengo que buscar un tema
de conversación porque…?», «¿En qué momentos me sucede?», «¿Con qué lo relaciono?»…
14
Los principios rectores en los que se sustenta el mediador en su ejercicio son:
Voluntariedad
Neutralidad
El mediador debe ser una persona completamente neutral frente al resultado del proceso de
mediación, es decir, no debe manifestar sus preferencias personales ni dar a conocer sus juicios
de valor, de modo que no exista presión para las partes a la hora de tomar una decisión ni ante
la decisión tomada. Esto no significa que el mediador no pueda tener una opinión personal
sobre un determinado asunto, sino que dicha opinión no debe afectar a su posición. Si es
preciso, debe interrumpir el procedimiento de mediación mientras la igualdad de poder y la
libertad de decidir de las partes no esté garantizada.
Independencia e imparcialidad
Independencia e imparcialidad son dos principios conectados entre sí. Esta independencia
permite y obliga al mediador a ser imparcial respecto de las partes, lo que significa que no debe
tener ningún interés personal o económico sobre la resolución del conflicto ni debe existir
ninguna circunstancia que pueda influir en su actuación, como una relación profesional o de
parentesco con alguno de los implicados en el proceso. En caso de que el mediador se encuentre
en alguna de estas circunstancias, deberá revelarlo y abandonar el proceso o recusarse.
Confidencialidad
El mediador tiene la obligación de mantener en secreto toda aquella información a la que tenga
acceso a través del proceso de mediación, independientemente del resultado que se obtenga,
incluso cuando el proceso haya concluido.
Carácter personalísimo
Las partes y la persona mediadora deben asistir personalmente a las reuniones sin que puedan
valerse de representantes o de intermediarios. En situaciones excepcionales que hagan
imposible la presencia simultánea de las partes, pueden utilizarse medios técnicos que faciliten
la comunicación a distancia, garantizando los principios de la mediación.
Buena fe
Las partes y las personas mediadoras deben actuar de acuerdo con las exigencias de la buena
fe.
15
1.2. La mediación
1.2.1. Características
Sabías que:
En el siglo XVI, y como solución para disminuir la litigiosidad y reducir el número de causas
pendientes, las Cortes de los antiguos reinos de León y Castilla instaron al rey el
establecimiento en cada ciudad de «conciliadores» para «convenir y concertar a qualesquier
personas de qualesquier calidad que sean en tal pueblo tovieron pleitos y diferencias».
Al margen de los debates sociales, las definiciones legales y los marcos teóricos que sustentan el
concepto de mediación, existen una serie de características básicas tales como:
16
b. Personas que forman parte del mismo y una tercera persona que no toma decisiones, pero
facilita los acuerdos entre las personas participantes en el conflicto.
d. Para ello, deben estar motivadas, respetarse mutuamente antes y después del proceso y
respetar los acuerdos alcanzados (Shapiro, 2002).
Cabe señalar otro aspecto importante, y es que las partes han de entrar en el proceso de
mediación desde un plano de igualdad. Este postulado es objeto de debate científico, existiendo
una corriente imperante que defiende como requisito que ambas partes tengan plenas
capacidades cognitivas y volitivas, es decir, que tengan capacidad psíquica de obligarse,
responsabilizarse y de negociar en igualdad de condiciones con la otra parte del proceso. Por ello,
existirán supuestos, a priori, no mediables (Gordillo, 2007):
1. Fase de definición: fase en la que se determinan los motivos del conflicto y se establece
el punto de partida para la actuación del mediador.
2. Fase de discusión: fase en que las partes exponen su percepción de los hechos y sus
propuestas de posible solución.
17
3. Fase de selección de alternativas: fase en la que se filtran las soluciones con mayor
probabilidad de realizarse o más beneficiosas y menos prejuiciosas para estos.
4. Fase de reconciliación: fase en la que se afianza la decisión acordada y se consolida esta
opción sobre las demás propuestas
3. Etapa 3. INTERVENCIÓN DEL MEDIADOR: explicación de los aspectos básicos del proceso.
Otros autores, como Folberg y Taylor (1996), hablan de siete etapas, mientras que Kent y
Towen (2001), de cinco. No vamos a extendernos en cada una de ellas.
Las ventajas y beneficios de la mediación son bien conocidos en el ámbito familiar, laboral,
mercantil y civil. Para Acland (1993), estas son:
Flexibilidad
Porque abarca tanto los ámbitos más formales (negocios, política) como los informales (familia,
barrio, escuela), siempre adaptados al contexto del conflicto.
18
Voluntariedad
Es un sistema voluntario en todas sus fases. Las partes acuden voluntariamente y deciden
libremente si llegan a un acuerdo consensuado que refuerce su capacidad de diálogo y de
cumplimiento con lo acordado. La no asistencia al acto de mediación no comporta efecto alguno
desfavorable para las partes y pueden retirarse en cualquier momento sin perjuicios.
Economía
Rapidez
La rapidez del proceso es una gran ventaja sobre las demoras judiciales y arbitrales. Necesita
solo la aceptación de las partes para iniciar el proceso para ponerse en marcha.
En la mediación no hay vencedores ni vencidos. Las partes que intervienen en la mediación ven
satisfechas sus pretensiones, ya que se trata de un acuerdo alcanzado libremente por ellas de
manera consensuada. Se posibilita un reajuste de percepciones y estas se hacen más realistas.
Creatividad
A diferencia del arbitraje o de la vía judicial, en la mediación nadie impone una solución con la
que se está disconforme. Son las partes quienes resuelven de mutuo acuerdo y dan solución al
conflicto surgido. Permite aprovechar el potencial creativo del conflicto.
Facilidad
19
Efectividad
La facilidad con la que se llegan a acuerdos es su mejor publicidad. Al ser los protagonistas de
la solución, asumen la responsabilidad de sus propias decisiones y se facilita el futuro
cumplimiento voluntario del acuerdo.
1. Si las partes deciden no llegar a un acuerdo, la mediación no cierra las puertas a otros
sistemas de resolución de conflictos judiciales o extrajudiciales.
3. Las partes están siempre asistidas por un mediador profesional que no permitirá que las
negociaciones lleguen a un punto muerto.
1.2.4. La co-mediación
Como señala Gloria Novel (2010), la co‐mediación se puede definir como «una mediación en
la que hay dos mediadores que trabajan conjuntamente en el mismo momento, espacio y en la
misma situación».
Para que la co‐mediación sea efectiva y apoye la buena marcha del proceso, debe cumplir las
siguientes características:
20
• Complementariedad. Los equipos de co‐mediación suelen ser complementarios en saberes
y destrezas, proporcionando un valor agregado de gran importancia, ya que muchas veces
proceden de disciplinas anteriores distintas. Es por este motivo que este es uno de los
criterios de elección del co‐mediador.
• Equidad. Los co‐mediadores deben trabajar lo más equitativamente posible y asegurar
mantener la misma credibilidad y autoridad delante de cada una de las partes mientras
dura la mediación.
La co‐mediación aporta ventajas adicionales a la mediación dirigida por un solo mediador porque
facilita:
• Mejorar la observación y el análisis de datos. Siendo dos los mediadores, se dan mejores
condiciones para observar y evaluar objetivamente los hechos que se producen, así como
las reacciones de las partes y las propias.
• Crear un equipo complementario, aportando una mayor variedad de visión de la situación,
diversidad de conocimientos de los mediadores y enriqueciendo el proceso, mejorando las
prácticas y optimizando resultados.
• Asegurar los principios de la mediación, sobre todo en presencia de posibles dificultades
personales o situacionales que pueden hacer peligrar la neutralidad, imparcialidad (Aloisio,
1997), asertividad o la contención emocional del mediador.
• Presentar modelos de referencia positiva, válidos para todas las partes implicadas,
produciendo una mayor confianza y legitimación de los mediadores.
• Actuar en intervenciones de gran dimensión y complejas, sea por su dimensión, tipo de
participantes en la acción o proceso de que se trate, facilitando una disponibilidad mayor
de perspectivas y propuestas de trabajo colaborativo.
• Aprender de modo continuado, ya que a través del feedback del equipo se produce un
aprendizaje continuado para el mediador a través de las reflexiones conjuntas que se
proporcionan al finalizar cada sesión, así como en la preparación de la siguiente.
21
1.2.5. El marco jurídico de la mediación en España. Su regulación legal en los
diferentes ámbitos (civil, penal, familiar, laboral)
La primera ley autonómica de mediación en derecho matrimonial civil en nuestro país fue la
catalana, 1/2001 de 15 de marzo. En ella se definió la mediación como un proceso voluntario y
confidencial, donde un tercero competente e imparcial ayudaba a las partes a evitar procesos
contenciosos.
Con posterioridad, han ido apareciendo otras leyes de carácter autonómico: la Ley 4/2005, de 24
de mayo, del Servicio Social Especializado de Mediación Familiar de Castilla-La Mancha; la Ley
1/2006, de 6 de abril, de Mediación Familiar de Castilla y León; la Ley 1/2007, de 21 de febrero,
de Mediación Familiar de la Comunidad de Madrid. En Asturias se reguló mediante la Ley 3/2007
de 23 de Marzo de Mediación Familiar; la Ley 1/2009 de 27 de febrero, en Andalucía, la Ley
14/2010, de 9 de diciembre, de Mediación Familiar de las Illes Balears y la Ley 9/2011, de 24 de
marzo, de Mediación Familiar de Aragón.
22
El marco jurídico de la mediación en España. Su regulación legal en los
diferentes ámbitos (civil, penal, familiar, laboral) (II)
A pesar del impulso que en los últimos años ha experimentado en España, en el ámbito de las
comunidades autónomas, hasta la aprobación del Real Decreto-ley 5/2012 se carecía de una
ordenación general de la mediación aplicable a los diversos asuntos civiles y mercantiles (Ley
5/2012 de 6 de julio de Mediación en Asuntos Civil y Mercantiles), quedando excluidos,
en todo caso, del ámbito de aplicación de esta ley: la mediación penal, la mediación con las
Administraciones públicas, la mediación laboral y la mediación en materia de consumo.
España se sitúa a la cola de los países de nuestro entorno en el diseño de los mecanismos
institucionales de articulación de la mediación en el ámbito penal, con la excepción de la L. O.
5/2000, de Responsabilidad Penal de los Menores, en la que se contempla la mediación
penal con menores de edad.
Los Estados miembros procurarán impulsar la mediación en las causas penales […].
Velarán para que pueda tomarse en consideración todo acuerdo entre víctima e inculpado
que se haya alcanzado con ocasión de la mediación […]. Los Estados miembros pondrán
en vigor las disposiciones legales necesarias para dar cumplimiento a lo estipulado, a más
tardar el 22 de marzo de 2006.
No obstante, el Estado español aún no ha hecho frente a las obligaciones legislativas impuestas
por la Unión Europea en este campo ni por el momento entiende que para ello haya que introducir
modificaciones en la legislación vigente toda vez «que se trata de una cuestión que se aborda
dentro de la reforma legal de la Ley de Enjuiciamiento Criminal».
Viaja
http://www.abogacia.es/2016/05/26/la-mediacion-y-el-ejercicio-de-la-abogacia/
En este ámbito, el término mediación aparece en la reciente Ley 4/2015 de 27 de abril, del
Estatuto de la víctima del delito. El estatuto supera las referencias tradicionales a la mediación
entre víctima e infractor y subraya la desigualdad moral que existe entre ambos. Por ello, la
actuación de estos servicios se concibe orientada a la reparación material y moral de la víctima y
tiene como presupuesto el consentimiento libre e informado de la víctima y el previo
reconocimiento de los hechos esenciales por parte del autor. En todo caso, la posible actuación
de los servicios de justicia restaurativa quedará excluida cuando ello pueda conllevar algún riesgo
para la seguridad de la víctima o pueda ser causa de cualquier otro perjuicio.
23
Además, añade que, en justicia restaurativa, el procedimiento de mediación no debe entrañar un
riesgo para la seguridad de la víctima ni debe existir peligro de que su desarrollo pueda causar
nuevos perjuicios materiales o morales para la víctima. Los debates desarrollados dentro del
procedimiento de mediación serán confidenciales y no podrán ser difundidos sin el consentimiento
de ambas partes y la víctima y el infractor podrán revocar su consentimiento para participar en
el procedimiento de mediación en cualquier momento.
En enero del 2019, el Consejo de Ministros ha aprobado el anteproyecto de ley que tiene por
objeto el impulso de la mediación como medida de resolución de conflictos, convirtiéndose esta
en una medida de obligación mitigada para el acceso a la vía judicial.
24
2. Resumen
La mediación comienza a destacarse, en todos los ámbitos de la vida, como un método eficaz
para la resolución de conflictos. A través de ella, las partes enfrentadas dialogan y buscan una
salida al problema que les confronta de forma voluntaria, confidencial y vinculante, gracias a que
la solución adoptada se acuerda por consenso.
Los principios rectores en los que se sustenta su ejercicio son la voluntariedad, la neutralidad, la
independencia e imparcialidad, la confidencialidad, el carácter personalísimo y la buena fe.
El proceso de mediación consta de varias etapas, con descripciones y contenidos diferentes según
el autor. Se podrían resumir en 4: definición, discusión, selección de alternativas y reconciliación.
Las ventajas y beneficios de la mediación son bien conocidos en el ámbito familiar, laboral,
mercantil y civil, destacando la flexibilidad del proceso, la voluntariedad, la economía, la rapidez,
la búsqueda de soluciones por la vía del sentido común, los procesos creativos que pone en
marcha, la facilidad y la efectividad a largo plazo.
25
3. Mapa conceptual
26
4. Recursos bibliográficos
Bibliografía básica
Acland, F. (1997). Cómo utilizar la mediación para resolver conflictos en las organizaciones.
Barcelona: Paidós.
Bibliografía complementaria
Acland, A. F. (1993). Cómo utilizar la mediación para resolver conflictos en las organizaciones.
Barcelona: Paidós.
Bernal, T. (1998). La Mediación Familiar. Una solución a los conflictos de ruptura de pareja.
Colex.
Clark, L. (2011). Parental Mediation Therory for the Digital Age. En Communication Theory.
Vol. 21, p. 323-343. Denver.
Costa, M. L y López. N-F. (1991): Manual para el educador social. Madrid: Ministerio de Asuntos
Sociales.
Díez, F. y Tapia, A. G. (1999). Herramientas para trabajar en mediación. Buenos Aires: Paidós.
Folberg G. J. y Taylor R. A. (1997). Mediación: resolución de conflictos sin litigio. México, D. F.:
Limusa.
Vera, J. J. (2014). Resolución alternativa de conflictos. Teoría y práctica didáctica. Ed. Diego
Marín.
27
Otros recursos
http://mediacion.icacor.es/descarga/PonenciasyPresentaciones/EL_MEDIADOR.pdf
http://www.abogacia.es/2016/05/26/la-mediacion-y-el-ejercicio-de-la-abogacia/
28
Grado en Psicología
2. Resumen .................................................................................................................. 22
2
UD 4. La mediación II: mediación familiar y mediación laboral
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El proceso de Mediación Familiar, una alternativa menos traumática que la vía judicial para
solucionar discordias
El problema es aún más grave cuando la pareja tiene hijos en común y, en muchas ocasiones,
nos encontramos que estos progenitores, cuando acuden a los juzgados, presentan una fuerte
confusión entre el conflicto conyugal y el ejercicio del rol parental (conyugalidad-
parentalidad). Por ello, en este proceso pueden instrumentalizar a los menores o hacerles
partícipes del conflicto. La mediación puede ayudar a estos padres a buscar el camino para
afrontar las decisiones con relación a los hijos de una manera menos dolorosa y más satisfactoria
para todos.
La inserción de la mujer en el mundo laboral, los nuevos modelos familiares y la cada vez mayor
conflictividad en la pareja durante y tras la ruptura, son algunas de las razones que aconsejan
buscar estas alternativas de resolución de conflictos.
La historia de la mediación familiar tiene su origen en los EE. UU. en el año 1939, cuando en el
Estado de California se pone en marcha el Servicio de Mediación y Conciliación Familiar.
Años más tarde, en los años 70, se reconoce como actividad alternativa al procedimiento
contencioso en los tribunales, tanto en EEUU como en Canadá.
En nuestro país obtiene su reconocimiento como sistema de resolución de conflictos eficaz durante
las últimas décadas, surgiendo los primeros servicios de mediación a finales de los años ochenta
con una influencia claramente anglosajona en su enfoque: negociación basada en la cooperación
y en los intereses de las partes. La primera experiencia piloto es llevada a cabo en 1990 por la
psicóloga Trinidad Bernal, bajo la denominación «Programa de Mediación para la Separación y el
Divorcio», que se subvenciona por el Ministerio de Asuntos Sociales, seguido de otros similares
gestionados por la Unión de Asociaciones Familiares (UNAF).
Lo mismo ocurre en el ámbito laboral, los conflictos laborales emergen a través de un complejo
y a veces largo proceso de comportamientos y percepciones, en muchos casos erróneas, y el
devenir de un sinfín de divergencias de necesidades, intereses o valores que se mantenían
ocultos, y que en un momento determinado se manifiestan externamente.
El surgimiento del concepto de los sistemas alternativos de conflictos provino del reconocimiento
del coste que suponían los conflictos para las empresas, evidenciándose que dañaban la
rentabilidad de las mismas de no ser gestionados convenientemente.
3
En la Reunión del Consejo Europeo sobre Empleo y Política Social en Bruselas (European Council,
2001) el Consejo reconoció que, en la mayor parte de los Estados miembros, los mecanismos no
judiciales de resolución de conflictos contribuyen a la resolución de los mismos y juegan un
importante papel en las relaciones entre empresarios y trabajadores. A pesar de que la mediación
ha demostrado ser muy efectiva para la solución de los conflictos laborales, y que es ampliamente
utilizada a nivel internacional, su potencialidad en nuestro país no ha sido suficientemente
aprovechada.
4
1. Desarrollo del contenido
Según Bolaños (2003), los conflictos asociados a la ruptura de pareja pueden clasificarse en
cuatro grandes categorías:
5
consensuada. Ello exige un modelo de mediación progresiva basada en acuerdos
revisables en función de la evolución de la relación.
4) Conflictos de invalidación: se producen cuando uno de los padres acusa al otro de malos
tratos o abuso sexual hacia los hijos o de padecer toxicomanías, enfermedades mentales
o cualquier otro comportamiento grave con la pretensión de evitar que continúe
manteniendo contacto con los hijos comunes. En estos casos, la mediación puede estar
contraindicada, ya que las posiciones son muy extremas y es muy probable que sean
inmodificables.
1.1.2. Características
Existe la consideración de que la mediación es una alternativa útil cuando aún no se ha iniciado
el proceso legal, es decir, antes de la incursión de los intervinientes en el contexto judicial. Sin
embargo, diversos autores han demostrado su efectividad en cualquier momento del proceso, ya
que supone una oportunidad para reestablecer los cauces de comunicación, ayudarles a tomar
conciencia de los efectos negativos de los procesos contenciosos, especialmente cuando hay hijos,
y asumir un papel activo en la toma de sus propias decisiones.
1) Mediación prejudicial:
Si iniciada una mediación familiar esta culmina con éxito, el resultado de la misma debe ser
plasmado en el correspondiente convenio regulador de la separación o el divorcio, aportándose
en su caso dicho acuerdo final con la demanda consensual. En el caso de que solo se haya logrado
un acuerdo parcial, las partes pueden proponer al juez que apruebe el acuerdo parcial respecto a
aquellas medidas consensuadas, centrándose así el litigio contencioso exclusivamente en los
aspectos sobre los que exista discrepancia.
2) Mediación intrajudicial:
6
La mediación familiar no pretende suplantar a la Justicia, es un procedimiento compatible con ella
y que puede formar parte de su propia estructura. Es necesario trabajar para devolver el máximo
sentido de responsabilidad sobre sus decisiones a las partes implicadas en el proceso.
La mediación familiar parte de un presupuesto esencial: las familias tienen recursos para
tomar sus propias decisiones.
Como recoge Bolaños (2003), la mediación minimiza el trauma vivido en los procesos
contenciosos y las parejas que la siguen en el juzgado están más satisfechas que las que siguen
un proceso contencioso (Cramer y Shoeneman, 1985; Bautz, 1988; Duryee, 1992; Rosenberg,
1992; Saposnek, 1992). Además, tiene la ventaja de que disminuye el coste afectivo y económico
en los procesos de familia y minimiza en los hijos los problemas derivados del divorcio, quienes
se sienten protegidos por ambos padres, aumentado su autoestima y seguridad.
Es cierto que no todos los conflictos familiares son susceptibles de mediación familiar, ni todas
las mediaciones terminan con acuerdos. Ello requiere analizar adecuadamente la naturaleza de
los conflictos para, en su caso, utilizar la herramienta o modelo más adecuado a las circunstancias
de cada familia/pareja.
Según recoge Bolaños en su tesis doctoral, las técnicas que deben utilizarse para resolver los
conflictos se relacionan con las cuatro categorías de conflictos que enumeró Milne en 1988:
Figura 1. Tipos de conflictos que enumeró Milne en 1988. Fuente: Bolaños, 2003.
Características (II)
Cuando los conflictos son psicológicos, se trata de conflictos asociados a las emociones y
percepciones que generan las mismas. En este caso, las técnicas deben ir dirigidas a generar
cambios en las percepciones de las personas sobre su vivencia del conflicto y, por tanto, se
trabajará con técnicas de restructuración cognitiva y manejo emocional:
• Escucha activa (Moore, 1995). Se basa en la disposición del mediador para facilitar que
las personas hablen de los temas en conflicto, de tal manera que se sientan escuchados,
que su mensaje se ha entendido, sus emociones se legitiman y se exploran los
sentimientos asociados a las mismas.
7
• Escucha reflectante (Saposnek, 1983). Es una variante de la escucha activa y su
objetivo es poder acceder a los sentimientos ocultos y abordarlos con una mayor claridad
comunicacional.
• Absorber el desahogo (Saposnek, 1983). Ante fuertes descargas emocionales, el
mediador permite el desahogo, pero lo redirige hacia sí mismo, intentando reducir la
posibilidad de una escalada.
• Promover el perdón (Cloke, 1993). Cuando se observe deseo de venganza es
conveniente que dicho deseo sea expresado, reconocer el sufrimiento en que se motiva,
escuchar a la otra parte sus percepciones sobre lo que ha ocurrido, definir una mutualidad
aceptable que lleve a una versión integrada de la historia, reconocer lo que tienen en
común, hablar de lo que cada uno necesita, pedir disculpas por lo que ocurrió, etc.
Viaja
Las técnicas para el abordaje de los conflictos sustantivos están relacionadas con la situación
que genera el conflicto y el contenido de lo que se ha de decidir (por ejemplo, las relaciones con
los hijos o el reparto de bienes). Entran en juego factores como la disponibilidad de recursos o
capacidad para acceder a ellos, diferencias en conocimientos, valores o posiciones Las técnicas
irán dirigidas a facilitar una consecución y gestión objetiva de la información de ambas partes.
• Gestión de presupuestos (Haynes, 1995): se trata de pedir a las partes que rellenen
por separado unos formularios en los que se detallan ingresos y gastos, tanto fijos como
variables (vivienda, salud, educación, vestuario, transporte, comida…), posteriormente se
comparan y se unifican hasta hacer un cálculo común. Aunque el cálculo no sea
matemáticamente perfecto, lo importante es que las partes se involucren en la decisión.
8
• Calendarios de tiempo compartido: se emplean para decidir la organización temporal
de los hijos. Es importante que las partes puedan analizar la organización cotidiana y la
global de manera conjunta, de tal manera que se tengan en cuenta horarios laborales,
periodos vacacionales, fiestas, puentes y fechas relevantes. Igualmente se tienen que
tener en cuenta las previsiones de tiempo disfrutado con la familia extensa.
Por último, los conflictos sistémicos, o aquellos que sobrepasan la pareja y sirven como
expresión de la disputa y, a su vez, ser generadores de ella. El objetivo será neutralizar los efectos
negativos en el conflicto de los sistemas externos e involucrarlos en la solución.
Aunque existen muchas concomitancias entre mediación familiar y terapia familiar, realmente
tienen encuadres diferentes y, por tanto, elementos diferenciados:
• No limitado.
PROCESO • Limitado/breve.
• Sesiones de evaluación.
• Acuerdo para mediar.
Tiempo • Puede iniciarse con parte
• Todas las partes
Inicio de los miembros de la
involucradas en el
familia.
Participación conflicto (adolescentes
• Pasado/presente/futuro.
y miembros de la
Orientación en el tiempo • Psicología social.
familia).
• Más «subjetivos».
Naturaleza • Presente/futuro.
• Social/semilegal.
temas
• Más objetivos.
• Co-construcción del
PAPEL DEL TERCERO • Conducta más activa en
proceso.
metas primarias.
9
• Explorada, ampliada y
EXPRESIÓN EMOCIONAL • Reconocida y señalada.
trabajada.
Tabla. Fuente: Vera, J. J. (2014). Mediación. Resolución alternativa de conflictos. Teoría y práctica didáctica (cap. VI).
Ed. Diego Marín, p. 160.
10
Tabla. Fuente: Rondón, L. M y Munuera, M. P. (2009). Mediación familiar: un espacio de intervención para trabajadores
sociales. Trabajo Social, II, 25-41.
Como norma general, la mediación familiar no debe tener una duración superior a los tres meses.
Aunque si bien el tiempo y número de sesiones depende de cada mediación, ya que nos
encontramos ante un instrumento flexible, la estructura típica de la mediación familiar suele
evolucionar a través de las siguientes fases o momentos:
FASE III: • En ella se describen las distintas opciones, se plantean cada uno
Negociación de los puntos en los que hay acuerdo y el plan de reorganización
familiar, tratando de conseguir una evolución personal de las
partes.
11
• Los acuerdos deben ser equilibrados, realistas, claros y deben ser
plasmados en un lenguaje neutral.
Cualquier trabajador, empleado, profesional que se encuentre dentro de una relación laboral, o
desempeñe un puesto en una organización, estará constantemente inserto en un marco de
numerosas manifestaciones conflictivas.
Los conflictos se pueden dar entre individuos, secciones dentro de la empresa, entre empresa y
trabajadores, entre dos o más empresas, entre empresa y sindicatos…; podemos decir que todo
conflicto que tiene lugar en el seno de una organización es, por tanto, un conflicto
organizacional, que se enmarca dentro del sistema de relaciones laborales y que puede afectar
a diferentes niveles, que van desde las simples relaciones interpersonales hasta las
institucionalizadas entre colectivos.
Como causas asociadas al conflicto laboral dentro de las organizaciones se han esgrimido las
siguientes:
Tradicionales
La lucha de clases, las condiciones físicas del trabajo, la jornada laboral larga o los salarios
bajos. Estas causas han perdido importancia como señalan algunos autores, y hoy en día ya no
tienen el peso que tenían históricamente. Ni siquiera los salarios bajos, ya que como se ha
podido ver, en ocasiones, niveles retributivos bajos no son tan conflictivos como los que se
producen con trabajadores con niveles retributivos altos (controladores aéreos/pilotos).
• Estructura organizacional: parece que las organizaciones con una complejidad muy
alta o muy baja son menos conflictivas que las que tienen una complejidad media. Se
han encontrado mayores tasas de conflicto en las empresas con personal altamente
especializado y con elevados niveles jerárquicos. También parece que a mayor
12
descentralización (mayor participación de diferentes subniveles y trabajadores en la
toma de decisiones), menor es el conflicto.
• Ballesteros (1982) sugiere una serie de problemas estructurales tales como
supervisión simultánea de dos jefes, cortocircuitos en el flujo de comunicación, número
de niveles jerárquicos desacertado, no definición clara de los objetivos del grupo,
métodos de trabajo ineficaces e inadecuados para los fines y objetivos organizacionales,
etc.
• Mandos: inadecuada ratio de supervisión vs. supervisados, falta de capacitación técnica
y para el mando…
• Otras causas psicosociológicas: inadecuadas condiciones o aptitudes personales
(individuales) hacia el trabajo, percepción de discriminación, malas relaciones
interpersonales, insatisfacción de necesidades económicas o sociales…
Perspectivas sociológicas
13
a. Modos de abordar los conflictos
Si bien la mediación es la técnica empleada que posee el mayor potencial para reducir las causas
de las discrepancias, no resulta sin embargo la única alternativa factible. Como señala Dana
(2006), existen otras opciones como evitar afrontar la situación, amenazar a las partes
implicadas, aconsejar a una de las partes implicadas o a todas por separado, finalizar la relación
laboral, etc.
Ballesteros (1982) propone seguir los siguientes pasos para abordar adecuadamente los
conflictos en los centros de trabajo:
1) Abordar la causa real y no la aparente. Para averiguar esta causa real propone ciertas
técnicas: analizar los fallos en la estructura, examinar el sistema de comunicación,
entrevista con el personal, discusiones de grupo, etc.).
2) Detectar el conflicto lo antes posible.
3) Buscar salidas donde no sufra el prestigio. El desprestigio es causa de resentimiento,
inflexibilidad, posicionamientos y actitudes negativas que pueden generar otros conflictos
a posteriori.
4) Valorar el nivel de resistencia al cambio. La cohesión de grupo actúa siempre como
factor multiplicativo, por ello se deben generar estrategias dirigidas a disminuir la tensión
y a aumentar el nivel de información adecuada para favorecer una menor resistencia al
cambio.
5) Evitar la ruptura de la cohesión del grupo y la tendencia a fragmentar incluso al
propio grupo.
6) Actuar de forma participativa: adoptar soluciones en las que participen tanto líderes
como grupos. Con ello se consigue que el grupo se comprometa en la generación de
soluciones, se desahoga la agresividad y se evita el escalamiento del conflicto.
7) Poner en práctica inmediatamente los acuerdos adoptados. Es necesario que sean
realistas para que sean factibles.
Dana (2000) considera necesario comprender la estructura del conflicto antes de decidir cómo
resolverlo con probabilidades de acierto.
En ocasiones, resulta poco viable que de manera directa las partes lleguen a un acuerdo, para lo
cual necesitarán recurrir a un tercero neutral que coadyuve en la resolución del conflicto y que
no necesariamente tiene que ser la autoridad judicial. Este tercero puede ser, por tanto, un
conciliador y mediador o un árbitro. Este mediador puede ser externo a la organización o, cada
14
vez más frecuentemente, la gestión del conflicto se dirime dentro de la propia organización,
recurriéndose en muchos casos a la intervención de superiores, colegas o terceras personas que
lo hacen de una manera un poco menos formal.
Tanto la mediación transformativa como la mediación facilitadora requieren una mayor inversión
de tiempo inicial, pero su objetivo tiene una perspectiva de más largo alcance.
Las distintas modalidades son compatibles entre sí, lo que implica que pueden combinarse unas
con otras, bien porque las partes lo soliciten o bien porque el mediador o equipo de mediadores
así lo consideren.
15
c. Identificar la mejor alternativa a un acuerdo negociado (MAAN-BATNA)
Paralelamente a la identificación de los intereses de las partes, es aconsejable también contrastar
con la realidad la perspectiva de las partes sobre la disputa y sus alternativas en curso, ya que
un error en la identificación de nuestras propias prioridades, o de los intereses o prioridades de
la otra parte, puede generar percepciones poco realistas sobre las posibles concesiones de la otra
parte y, por tanto, posturas inamovibles.
Este concepto se conoce con el nombre de MAAN (mejor alternativa a un acuerdo negociado),
en inglés BATNA (best alternative to a negotiated agreement) (Fisher, Ury y Patton, 1998).
Consiste en lo siguiente:
• Que cada una de las partes se imagine y prevea lo máximo que puede conseguir si
recurriera a otro contexto, por ejemplo, un juicio, en el caso de no conseguirse
acuerdos en el proceso de mediación.
• La pregunta clave es: ¿cuál es mi mejor alternativa fuera de este proceso de
mediación? Una vez establecido el BATNA, o mejor alternativa fuera del acuerdo, se
establece el punto exacto a partir del cual las partes pueden tomar decisiones
relevantes en la mediación, como aceptar cualquier propuesta final que esté por
encima de su BATNA, así como rechazar cualquier otra que no supere dicho BATNA
previamente identificado.
• La identificación del BATNA permite contrastar con la realidad un posible exceso de
confianza en otras alternativas en caso de no llegar a un acuerdo. Se trata de que las
partes distingan entre lo que desean y lo que es posible conseguir.
• La identificación del BATNA debe hacerse por separado, con objeto de no mostrar al
contrario una posible debilidad. De hecho, identificar el BATNA implica identificar la
principal fuente de poder de las partes.
Algunos de los errores más comunes en la identificación del BATNA suelen ser: el
desconocimiento del mismo, que consiste en aceptar o rechazar una propuesta por la intuición
de lo que nos interesa y no nos interesa sin haber realizado una elaboración racional de las
alternativas que dicha parte tiene en curso, así como una sobreestimación no realista de dicha
alternativa, confundiéndolo con los deseos de la otra parte o sobrevalorándose.
El límite o punto de resistencia sería lo mínimo que cada parte está dispuesta a aceptar como
resultado del proceso de mediación y viene condicionado por el BATNA, de tal modo que ese
16
punto es el límite a partir del cual la parte implicada se puede plantear abandonar el proceso de
mediación y recurrir a otras alternativas de solución del conflicto.
La zona común sería la superposición entre los respectivos límites de las partes en disputa, la
identificación de la zona común; permite al equipo mediador junto a las partes implicadas buscar
opciones que satisfagan los intereses subyacentes de las partes, es decir, buscar ganancias
conjuntas, indagando sobre el potencial integrativo de los diversos aspectos en disputa,
desarrollar estrategias orientadas a satisfacer intereses reales, que estén por encima del BATNA
y que encajen con otros aspectos relevantes del contexto.
Uno de los modelos de mediación que se viene utilizando en la actualidad, en el ámbito de las
relaciones laborales, es el desarrollado por el Consejo Andaluz de Relaciones Laborales (CARL), y
denominado Sistema Extrajudicial de Resolución de Conflictos Laborales de Andalucía
(SERCLA). Este sistema lleva funcionado desde 1999, y la mediación es proporcionada
generalmente por una comisión constituida por dos personas que son designadas por la asociación
de empresarios, otras dos personas designadas por las asociaciones sindicales y una quinta
persona asignada por el CARL, que intervine con funciones de secretaría.
17
FASE 1. Reunión previa del equipo mediador para la preparación de la dinámica.
FASE 2. Reunión conjunta del equipo mediador con las partes para:
• Opción A: en sesión conjunta (al mismo tiempo que se van negociando las opciones).
• Opción B: en sesiones privadas.
Tabla. Fuente: Elaboración propia a partir de Martínez-Pecino, R., Munduate, L., y Medina, F. J. (2008). La gestión de
conflictos organizacionales por medios extrajudiciales. Papeles del Psicólogo, 29(1), 43.
Determinar qué elementos influyen en la efectividad de la mediación es una tarea difícil. Debemos
tener en cuenta que no solo depende del método y tipo de mediación utilizada, sino que también
influyen otros factores como las características personales de las partes en conflicto, la conducta
y el saber hacer del mediador, el tipo de conflicto, la voluntad y los intereses de las partes, etc.
Sin embargo, como destacan Rodríguez-Piñero, Del Rey y Munduate (1993),
independientemente de la situación conflictiva y los problemas subyacentes del conflicto, las
estrategias empleadas por el mediador son profundamente relevantes para el resultado de la
18
misma. Determinadas estrategias pueden ser efectivas en determinados conflictos, pero pueden
mostrarse inefectivas, e incluso llegar a ser contraproducentes, en otros.
Estrategias reflexivas
Este tipo de estrategias están orientadas a favorecer el clima idóneo para llevar a cabo el
proceso de mediación. Su objetivo, por tanto, será relajar la tensión y favorecer la confianza
tanto en el mediador y el proceso como en la parte contraria.
Estrategias sustantivas
Este tipo de estrategia implica acciones dirigía a la formulación de acuerdos sobre aspectos
concretos del conflicto. Para ello el mediador deberá identificar las necesidades y podrá sugerir
alternativas de acuerdo. Lim y Carnevale (1990) encontraron que el empleo de estrategias
sustantivas era más conveniente en situaciones de alta hostilidad que en situaciones de baja
hostilidad entre las partes.
Estrategias contextuales:
Si las organizaciones no están exentas de conflictos, las empresas familiares no pueden ser
menos. Los cambios estructurales y la confusión de roles padre-hijo, marido-mujer, superior-
subordinado influyen negativamente en la productividad de la empresa y pueden generar el cierre
19
de la misma. Uno de los mayores conflictos se produce en el momento del relevo o sucesión,
ese proceso o momento de tránsito es el foco de muchos de los problemas que pueden afectar a
la supervivencia de la empresa. Otros problemas que contribuyen a la mortalidad de la empresa
son: la confusión entre la retribución del trabajo operativo y el directivo y la confusión entre los
lazos afectivos y familiares con los contractuales empresariales. Por otro lado, se observa un
importante crecimiento en el número de divorcios, con el coste social y económico que conlleva
y los problemas que estos pueden generar sobre el patrimonio de los menores.
Se sabe que aproximadamente el 80 % del patrimonio empresarial y fuente del tejido económico
de nuestro país está constituido por pequeñas y medianas empresas, por ello debemos buscar
alternativas de resolución de conflictos que se adapten a esta nueva realidad social.
Viaja
El protocolo familiar es un instrumento jurídico que se desarrolló en los Estados Unidos en los
años 60 y se ha empezado a utilizar en España durante los últimos años. Su objeto es regular la
organización corporativa y las relaciones profesionales y económicas entre la familia y la empresa.
Es un instrumento abierto y flexible dado su carácter privado y en él participan todos los miembros
de la familia con poderes o que en el futuro vayan a tener poder sobre el patrimonio de la
empresa.
Los acuerdos que más suelen aparecer en los protocolos familiares son los que se refieren al
establecimiento de unas condiciones mínimas del acceso al trabajo, la regulación de los derechos
económicos, el reconocimiento de un derecho de salida individual y el desarrollo de esta opción,
pactos de sindicación de voto, el código de conducta empresarial, el sometimiento de los conflictos
a la mediación o arbitraje y, sobre todo, cobran especial importancia los acuerdos dirigidos a
regular los órganos de la empresa y la política de transmisión de la propiedad. Así,
además de constituirse la junta de accionistas y el consejo de administración de la empresa
previstos en la legislación societaria, también tienen cabida otros órganos de carácter familiar
como son la junta de parientes y el consejo de familia.
En definitiva, como señala Elena Baixauli, estos protocolos familiares «aportan a las
empresas familiares el aprendizaje de una cultura del conflicto constructiva, confianza,
trasformación de relación, capacidad para afrontar situaciones futuras y garantía de cumplimiento
y adecuación continua del protocolo como elemento vivo de las voluntades de todos».
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2. Resumen
Como hemos dicho, cuando se llega a la vía contenciosa, los canales de negociación/comunicación
entre la pareja están prácticamente extinguidos y el juzgado representa para ellos una vía
alternativa para resolver sus desavenencias.
Lo mismo ocurre en el ámbito laboral, en el que los conflictos laborales emergen a través de un
complejo y normalmente largo proceso de comportamientos y percepciones, en muchos casos
erróneas.
La mediación puede darse en dos momentos, antes del juicio (prejudicial) o durante el proceso
(intrajudicial), y parte de un presupuesto esencial: las familias tienen recursos para tomar
sus propias decisiones.
Aunque existen muchas concomitancias entre mediación familiar y terapia familiar, realmente
tienen encuadres diferentes y, por tanto, elementos diferenciados.
Como norma general, la mediación familiar no debe tener una duración superior a los tres meses,
y, aunque nos encontramos ante un instrumento flexible, la estructura típica de la mediación
familiar suele evolucionar a través de las siguientes fases o momentos: presentación, recogida
de información, negociación y acuerdos.
En el ámbito de la empresa, la mediación se presenta como una alternativa viable para la gestión
de conflictos, en la que se facilita a las partes el protagonismo y la responsabilidad sobre los
resultados del acuerdo, y se ofrece además una herramienta preventiva que ayuda a mantener
las relaciones entre las partes que interactúan diariamente en el entorno laboral.
Según el objetivo que se persiga con la mediación y las técnicas que se utilicen para el logro de
dichos objetivos, se distinguen tres grandes tipos de mediación: mediación transformadora,
mediación facilitadora y mediación directiva o evaluativa. Determinar qué elementos influyen en
la efectividad de la mediación es una tarea difícil, ya que no solo depende del método empleado,
sino que puede hacerlo de las características personales de las partes en conflicto, del
comportamiento del mediador, del tipo de conflicto, del posicionamiento e intereses de las partes
etc.
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• Si las organizaciones, llamémoslas convencionales, no están exentas de conflictos, las
empresas familiares no pueden ser menos. Los cambios estructurales y la confusión de
roles padre-hijo, marido-mujer, superior-subordinado influyen negativamente en la
productividad de la empresa y pueden generar el cierre de la misma. El protocolo
familiar es un instrumento jurídico que se desarrolló en los Estados Unidos en los años
60 y se ha empezado a utilizar en España durante los últimos años. Su objeto es regular
la organización corporativa y las relaciones profesionales y económicas entre la familia y
la empresa.
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3. Mapa conceptual
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4. Recursos bibliográficos
Bibliografía básica
Bibliografía complementaria
Kressel, K. y Pruitt, D. G. (1985). Themes in the Mediation of Social Conflict. Journal of Social
Issues, 41(2), 179-198.
Munduate, L., Butts, T., Medina, F. J., y Martínez-Pecino, R. (2007). Guía para la mediación
laboral. Junta de Andalucía: Consejería de Empleo.
Posthuma, R. A., Dworkin, J. B., y Swift, M. S. (2002). Mediator Tactics and Sources of Conflict:
Facilitating and Inhibiting Effects. Industrial Relations, 41(1), 94-109.
Rodríguez-Piñero M., Del Rey S., y Munduate, L. (1993). The intervention of Third Parties in
the Solution of Labour Conflicts. European Work and Organizational Psychologist, 3(4), 271-
283.
Vera, J. J. (2014). Resolución alternativa de conflictos. Teoría y práctica didáctica. Ed. Diego
Marín.
Otros recursos
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www.laempresafamiliar.com.
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