Lucas 2: 46,47:
Tener una relación de
calidad con Dios
Publicado el 16 de septiembre de 2019 por The Way
Como hijos amados de Dios, la relación más
importante que desarrollaremos y disfrutaremos en
nuestras vidas es la que tenemos con nuestro Padre
celestial.
Debido a su amor incondicional y su entrega
insondable hacia nosotros, merece ser el número uno en
nuestros corazones, estimulando la devoción total, la
alabanza y el amor.
Esta relación de amor de calidad es con nuestro Padre
celestial, no con Sus obras.
Queremos una relación con el Dador, no con lo que se
nos ha dado; con el Perdonador, no con el perdón; con
el sanador, no con la curación.
Queremos conocer al Creador, no solo la creación.
Cuando estoy sentado en mi pequeña silla de playa en
una playa de arena blanca, suave y cálida, disfrutando de
las olas rítmicas que desembarcan, el cielo azul y el agua
con gas, ciertamente disfruto de la paz y la belleza.
Pero mis pensamientos no se detienen ahí.
Pienso en la magnificencia de Aquel que hizo los
océanos, las mareas, el azul y el brillo. ¡Amamos a
nuestro Padre celestial! ¡Qué Dios tan asombroso es!
¿Cómo desarrollamos esta relación con nuestro Padre
celestial?
Miremos a Jesucristo. Ciertamente disfrutaba de una
relación de calidad con su Padre celestial. Siguiendo el
ejemplo de Jesucristo de cómo desarrolló esta relación,
nosotros también podemos desarrollar y disfrutar una
relación amorosa, tierna e íntima con nuestro Padre
celestial. Debido a que podemos hacer las obras de
Jesucristo, podemos aplicar los principios que él aplicó.
Juan 14:12:
De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras
que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará,
porque yo voy al Padre.
Un principio que Jesucristo aplicó fue que estudió
fielmente la Palabra escrita. Esto lo ayudó a conocer a
Dios y a aprender sobre el amor de Dios por él. Tomarse
el tiempo para conocer a alguien es el primer paso para
construir una relación con ellos. ¡Jesús fue diligente y fiel
al estudiar las Escrituras antes de cumplir los doce años!
Y aconteció que tres días después le hallaron en el
templo, sentado en medio de los doctores de la ley,
oyéndoles y preguntándoles.
Luc 2:47 Y todos los que le oían, se maravillaban de su
inteligencia y de sus respuestas..
Cuando Jesucristo comenzó su ministerio, había leído y
estudiado fielmente las Escrituras hasta el punto de que
estaba al tanto de "todas las cosas que los profetas
escribieron acerca del Hijo del hombre".
Lucas 18:31: (KYV)
Entonces él [Jesús] tomó a los doce, y les dijo: He aquí,
subimos a Jerusalén, y se cumplirán todas las cosas que
los profetas han escrito acerca del Hijo del hombre.
Jesucristo se tomó el tiempo de estudiar las Escrituras
para entender la voluntad de Dios. Se tomó el tiempo
para conocer a su Padre celestial por medio de la Palabra
escrita. ¡También podemos invertir tiempo prioritario
estudiando la Palabra! Hacemos tiempo para lo que es
importante para nosotros.
Otro principio que Jesucristo aplicó fue que mantuvo su
corazón manso y tierno para obedecer a Dios y su
Palabra.
Juan 6:38:
Porque he descendido del cielo, no para hacer mi
voluntad, sino la voluntad del que me envió.
Juan 8:29:
Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado
solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada..
En respuesta al amor de Dios por él, Jesucristo tomó la
decisión voluntaria de agradar a Dios y vivir de acuerdo
con la voluntad de Dios. Qué ternura esto habría traído a
la relación. A medida que nos encontramos con
situaciones durante el día, podemos elegir mantener
nuestros corazones mansos y actuar de acuerdo con la
Palabra de Dios. Como hijos amados, queremos
complacerlo en todo lo que hacemos.
Salmos 19:14:
Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi
corazón delante de ti,
Oh Jehová, roca mía, y redentor mío..
Para aplicar esto a medida que surjan situaciones,
podemos preguntarnos: “¿Qué dice la Palabra sobre
esto?” Y luego actuamos en consecuencia. Si aún no
conocemos la respuesta, podemos buscar las Escrituras.
Podemos construir el hábito de mantenernos mansos
con Dios y su Palabra.
Un tercer principio que Jesucristo aplicó fue pasar
tiempo con su Padre en oración.
Marcos 1:35:

Jesucristo comenzó su día en oración y continuó

orando durante todo el día. Tenía una vida de oración
abundante, buscaba a Dios, abría su corazón al Padre y
lo mantenía involucrado en su vida diaria. Al igual que
Jesucristo, podemos comenzar cada día en oración y
continuar durante todo el día. Corremos hacia Dios
primero en todas las situaciones. Nunca queremos
escapar de Él, darle el tratamiento silencioso o recurrir a
Él como último recurso. Dios siempre nos quiere cerca de
él. Él es el primero, y compartimos completamente
nuestros pensamientos y vidas con él. A medida que
vamos a Dios en oración, lo mantenemos íntimamente
involucrado en nuestras vidas.

Salmos 62: 5,8:

Alma mía, en Dios solamente reposa,
Porque de él es mi esperanza.
Sal 62:6 El solamente es mi roca y mi salvación.
Es mi refugio, no resbalaré.
Sal 62:7 En Dios está mi salvación y mi gloria;
En Dios está mi roca fuerte, y mi refugio.
Sal 62:8 Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos;
Derramad delante de él vuestro corazón;
Dios es nuestro refugio. Selah

Qué ejemplo inspirador es Jesucristo para nosotros.

Podemos hacer las obras de Jesucristo: estudiar la
Palabra de Dios, mantener nuestros corazones mansos
para obedecer a Dios y Su Palabra, e ir a Dios en oración.
Al igual que Jesucristo, podemos poner en práctica estas
claves y principios, ayudándonos a desarrollar una
relación amorosa y tierna con Dios.