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Cambio climático y calentamiento global

El plan de Dios para la tierra 01 – Parte 1

Pastor Erich Engler

El Señor desea ministrarnos tanto en lo espiritual así como también en los temas más naturales y humanos que
atañen a nuestra vida cotidiana sobre la tierra, como por ejemplo: el cambio climático y el calentamiento global.

El tema al cual deseo referirme en la enseñanza del día de la fecha tiene que ver precisamente con ello.
Debido a que este es un tema que está en boca de todos y que cada vez adquiere mayores dimensiones a
nivel mundial, como creyentes en Cristo tenemos que saber cuál debería ser nuestra posición al respecto.

Por esa razón, en esta breve serie que comenzamos hoy y que culminaremos el domingo que viene, vamos a
hablar acerca de este tema a la luz de la Palabra de Dios.

A decir verdad, mientras estaba estudiando este tema, el Señor me sorprendió al hacerme ver que en su
Palabra ya estaban mencionadas unas cuantas cosas de las que hoy en día hablan los científicos. La Palabra
de Dios es realmente maravillosa.

Cabe destacar, que en todos y cada uno de los temas que atañen al ser humano, nuestro deseo principal es
conocer y descubrir lo que Dios dice al respecto. Eso quiere decir, que puede haber muchos movimientos y
opiniones que se levantan en la actualidad, pero estos son pasajeros como lo ha sido siempre a través de toda
la historia de la humanidad.

Nuestro deseo es saber lo que Dios nos dice en su Palabra con respecto al tema que nos ocupa en el día de la
fecha.

En primer lugar deseo recalcar, que nosotros, como Iglesia local en particular, no tenemos nada en contra de
los movimientos que intentan preservar nuestro planeta y el medio ambiente. Personalmente, me agrada
mucho el paisaje de nuestro hermoso país y no deseo en absoluto que este sea estropeado o arruinado a
causa del actuar desconsiderado del ser humano. Estoy totalmente de acuerdo con proteger nuestro medio
ambiente y pienso que cada uno debería concientizarse al respecto haciendo todo lo que esté de su parte para
cuidar nuestro planeta.

Creo que todos nosotros estamos en condiciones de aportar algo positivo para el mantenimiento y la
preservación de la naturaleza tomando las medidas necesarias en el ámbito que nos compete.

Yo amo la creación de Dios pero mucho más amo al Creador. Él nos ha dado el universo y todo lo que en él
hay y es nuestro deseo respetarlo, valorarlo, y cuidarlo. Pero así y todo, no debemos poner la creación por
encima del Creador.
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Actualmente escuchamos hablar excesivamente acerca del cambio climático en todos los medios de
comunicación masiva, y, como creyentes, no podemos permanecer indiferentes al respecto ¿verdad? Por lo
tanto, tenemos que considerar algunos datos reales como para formarnos nuestra propia opinión en cuanto a
todo lo que vemos, leemos, y/o escuchamos.

Por un lado, deseo referirme al tema desde el aspecto espiritual, pero, al mismo tiempo, debemos considerar
primero algunos datos científicos que nos van a brindar más claridad. No podemos hablar del tema sin
conocimiento de causa sino que debemos informarnos sobre los aspectos que conforman una realidad
indiscutible.

Por lo tanto, te invito a considerar conmigo algunos de estos datos científicos para tener una base firme que
nos posibilitarán formarnos una clara opinión. La mayoría de los científicos que indagan acerca de este tema
coinciden en afirmar lo mismo.

En este gráfico he tratado de hacer un breve resumen sobre dichos datos. El principal problema gira alrededor
de lo que se ha dado en denominar: efecto invernadero (*).

(*) Nota de traducción: Se llama efecto invernadero al fenómeno por el que determinados gases componentes
de una atmosfera planetaria retienen parte de la energía que el suelo emite al haber sido calentado por la
radiación solar. Afecta a todos los cuerpos planetarios dotados de atmósfera. El efecto invernadero es un
fenómeno natural que ocurre en la Tierra gracias al cual la temperatura del planeta es compatible con la vida.
El proceso es similar al que se da en un invernadero utilizado para el cultivo de plantas, pero a nivel planetario.
(Fuente de información: Wikipedia)

El CO2 emitido por las personas/año: 35.000 millones de toneladas (2016)

Esta ya es una cifra desorbitante, pero, se calcula que al final del 2020 habrán de ser 40.000 millones de
toneladas.

Según las mediciones correspondientes al año 2016, la humanidad liberaba anualmente unas 35.000 millones
de toneladas (35 gigatoneladas, Gt) de dióxido de carbono. Todo esto se conforma con el humo de las
chimeneas, los gases que provienen de los caños de escape de los autos, coches, vehículos, etcétera,
etcétera.

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Otro dato científico sumamente interesante es que el porcentaje de CO2 (dióxido de carbono) en el aire
equivale a un 0,04%. Esta es una medición científica veraz.

Generalmente, cuando escuchamos los debates acerca de la contaminación ambiental, tendemos a pensar que
las emisiones de dióxido de carbono llegan a contaminar el aire hasta en un 50% y que para el año 2025 no
habrá más vida sobre la tierra. Sin embargo, esto no es así.

Dios nos concede atmósfera terrestre en abundancia, y eso significa, lisa y llanamente, que la cantidad de aire
que tenemos a disposición para respirar es mucho mayor que la contaminación. Por tal razón, me atrevería a
relativizar algunos datos que tienden a exagerar las cosas con el propósito principal de sembrar el pánico.

El 97% de ese porcentaje, relativamente mínimo, de dióxido de carbono en el aire proviene de origen natural
(plantas y animales).

Si bien existe una interacción entre la inhalación de aire y la exhalación de dióxido de carbono, sólo el 3% de
esta emisión de dióxido de carbono es causado por los humanos, lo que resulta en un 0,0012% o una milésima
parte de un porcentaje.

Es de suma importancia que entendamos, que hay dos tendencias claras de opiniones. Por un lado, están
aquellos que sostienen que este “aparentemente pequeño” porcentaje alcanza y sobra para que dentro de muy
poco tiempo las cosas se pongan cada vez peor; y por otro lado, están aquellos que dicen que esto es
irrelevante.

Yo no quiero tomar partida para ninguno de los dos grupos sino que estoy mostrándote los datos científicos
para que tú te puedas formar tu propia opinión al respecto con el fin de decidir qué es lo que puedes cambiar
en el entorno donde te mueves para mejorar la situación general. Naturalmente que yo no soy científico, y por
lo tanto, no puedo hablar con conocimiento de causa, pero estos son datos concretos que todos nosotros
tenemos a disposición.

Por otra parte, si bien las emisiones de dióxido de carbono contaminan el aire, las plantas convierten el CO2 en
oxígeno, el cual necesitamos para respirar.

Otros factores adicionales del calentamiento global que necesitamos conocer son: El mayor gas climático en el
aire es el vapor de agua con una proporción del 10%. Eso quiere decir que el 60-70% del efecto invernadero es
causado por el vapor de agua.

En este aspecto y de acuerdo a estos datos científicos, las opiniones son también muy variadas, están aquellos
que lo exageran y otros que lo relativizan.

Por un lado, cuanto más se calienta la atmósfera terrestre más evaporación de agua habrá, lo cual
naturalmente es lógico y razonable.

Otros factores relevantes en este aspecto son la actividad solar y, sobre todo, los mares.

Si bien el efecto invernadero es un fenómeno natural tenemos que saber cuándo sobrepasa la medida de lo
que se puede denominar como “normal” y cuando se convierte en destructivo.

Otros factores influyentes tiene que ver con la erupción volcánica y con los ciclos naturales que tienen que ver
con las distintas épocas del año.

Estos son datos científicos concretos que no podemos dejar de tener en cuenta, pero, tenemos que ir ahora a
la Palabra de Dios para llegar a sacar la deducción correcta y aplicarla a nuestra situación en particular.

Como dije anteriormente, esto es sólo un breve resumen de lo que nos dicen los científicos acerca de este
tema. Si bien habría muchísima más información al respecto, mi deseo ahora es ir a la Biblia para ver lo que
ella nos dice.

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Los ciclos de la tierra

Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el


invierno, y el día y la noche. Génesis 8:22 (RV60)

Dios nos ha prometido que mientras la tierra permanezca estos ciclos habrán de sucederse unos tras otros en
forma natural y constante. Eso quiere decir que un día habrá de cesar toda esta actividad, pero, aun no ha
llegado el momento. ¿Podemos calcular acaso cuánto tiempo más habrá de permanecer la tierra de acuerdo al
reloj divino?

Si entendemos que Dios es el creador, y que Él tiene las cosas en sus manos, la tierra no se habrá de acabar a
causa del calentamiento global sino en el momento en que se establezca la nueva creación.

La Biblia nos habla acerca de la visión divina que tuvo el apóstol Juan:

Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no
existía más. Apocalipsis 21:1 (RV60)

Esta tierra que conocemos en la actualidad habrá de desaparecer un día para dar paso a la nueva creación
preparada por Dios. Este nuevo cielo y esta nueva tierra no tienen que ver con el tiempo del milenio sino que
se habrán de establecer a la culminación del mismo.

Después del milenio, donde Jesús habrá de reinar sobre toda la tierra en forma visible desde la ciudad de
Jerusalén, sigue la eternidad.

Hay muchos que confunden el milenio con la eternidad. Hay que tener en cuenta que el milenio es un período
de tiempo o dispensación como todas las anteriores. Actualmente vivimos en la dispensación de la gracia. Una
dispensación o período de tiempo tiene marcado un principio y también un final. En el caso del milenio abarca,
como su nombre lo indica, un período de tiempo de 1000 años. Cuando éste se acabe seguirá la eternidad y
allí se establecerá esta nueva creación divina, a saber: nuevos cielos y nueva tierra. Para ese entonces, la
primera tierra, la cual conocemos en la actualidad, habrá dejado de existir.

Si préstamos atención a todas las informaciones que tienen que ver con el cambio climático, la gran mayoría de
ellas se refieren al mar y a los terribles problemas que nos ocasiona la enorme cantidad de agua que hay sobre
el globo terráqueo.

En el versículo que acabamos de considerar la Biblia nos dice que en el nuevo cielo y la nueva tierra el mar no
existirá más.

Muchos de nosotros disfrutamos con mucho agrado cuando podemos observar el mar y el movimiento de las
olas ¿verdad? Pero, por más que esto sea de nuestro agrado, la Biblia nos dice que en la nueva creación no
existirá el mar.

Esta no es una mera información científica sino la realidad de la verdad divina que nos enseña la Palabra de
Dios.

Tenemos que entender que el origen del mar está basado en la maldición que vino sobre la tierra a causa del
pecado.

Hay que tener en cuenta que la tierra donde vivimos, y tal como la conocemos hoy, no es la primera que Dios
creó. Tampoco sería la primera vez que habría de ser destruida. El diluvio en el tiempo de Noé acabó con toda
la vida que había sobre la tierra en aquel entonces.

De acuerdo a lo que nos dice la Palabra de Dios, en un futuro no muy lejano la tierra habrá de dejar de existir y
esto no habrá de suceder a causa del cambio climático sino como consecuencia de la muerte espiritual que
entró en el mundo cuando los primeros seres humanos pecaron.

¿Por qué no habrá más mar en la nueva creación divina? Fundamentalmente porque no lo necesitaremos.

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Muchos de nosotros podemos sentirnos un poco tristes al saber esto porque nos agrada mucho pasar unas
hermosas vacaciones en la playa, pero, la nueva creación que nos describe el libro de Apocalipsis habrá de ser
tan maravillosa que el brillo y la hermosura de sus piedras preciosas nos harán olvidar el mar con sus olas
como lo conocemos ahora.

Volviendo al tema que nos ocupa, y teniendo en cuenta que el mar, y en definitiva la evaporación del agua, lo
cual constituye uno de los factores preponderantes con incidencia negativa en el cambio climático, no habrá de
existir más, vamos a ver lo que nos dice la Biblia al respecto. Habíamos considerado el versículo de
Apocalipsis y lo que habrá de suceder al final de los tiempos, pero ahora vamos a ver lo que encontramos al
comienzo de la Biblia.

Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios
se movía sobre la faz de las aguas.

Génesis1:1 – 2 (RV60)

Aquí encontramos que la Biblia nos habla de agua al comienzo y también al final. ¿Qué sucedió entre medio,
más precisamente en el tiempo de Noé? La tierra fue cubierta con un diluvio. Una cantidad muy grande de
agua se torna en un serio problema. Naturalmente que la escasez de agua también representa un problema,
pero, ahora estamos hablando de enormes cantidades de agua sobre la faz de la tierra.

El libro de Génesis nos dice que Dios creó los cielos y la tierra e inmediatamente después leemos que esta
estaba desordenada y vacía. Todo lo que Dios hace es bueno y perfecto, Él no crea algo que esté
desordenado y vacío. Eso quiere decir que entre el versículo 1 y el versículo 2 sucedió algo trágico.

La traducción correcta de acuerdo al texto original hebreo dice que la tierra se tornó desordenada y vacía.
Antes de la creación de Adán y Eva hubo otro período de tiempo denominado pre-adámico donde hubo otra
creación la cual fue destruida. De esto voy a dar más detalles en la próxima enseñanza. Por ahora, vamos a
referirnos a la creación de la tierra tal y cual como la conocemos en la actualidad. Habíamos dicho
anteriormente, que ésta ya sufrió una destrucción por medio del diluvio en el tiempo de Noé, y más adelante,
habrá de dejar de ser para dar paso a la nueva creación.

¿Por qué razón es que dejará de existir el planeta tierra? Porque el ser humano está expuesto a la muerte a
causa del pecado. Dios creó la tierra para el ser humano, por lo tanto, el ser humano es más importante que la
tierra. El ser humano puede experimentar la salvación, pero no la tierra.

El ser humano es quien necesita ser salvado. El mismo ser humano que, según la opinión de aquellos que
intentan salvar el planeta tierra, es el causante principal de su inminente destrucción, es quien necesita
salvación. Precisamente, si el ser humano acepta a Cristo como su Salvador personal, cambia radicalmente su
forma de pensar y de actuar y dejar de contaminar la tierra.

Personalmente no tengo nada en contra de la energía renovable, por el contrario, creo que tendríamos que
confiar en el Señor para que esta sea accesible para todos los presupuestos.

Si tú tienes la posibilidad de comprarte un auto eléctrico ¡hazlo! porque esto es algo bueno. Esto era imposible
hace 10 años atrás. Hay muchos modelos a disposición y la industria automotriz está trabajando para
mejorarlos cada vez más. Por otra parte, ya su fabricación influye negativamente en las emisiones de CO2 y ni
que hablar del problema que se presenta en el momento de desechar las baterías.

Esto es solo por mencionar una de las diferentes posibilidades que podrían contribuir a solucionar algunos de
los problemas que tienen que ver con la contaminación ambiental.

Al mismo tiempo, si bien hay cosas que han contribuido al bienestar de la humanidad, su mal uso se ha
convertido en un grave problema, por ejemplo: el plástico. Yo estoy totalmente de acuerdo con aquellos que
dicen que los desechos plásticos en los mares constituyen un gravísimo problema. Todos nosotros nos
horrorizamos al ver las imágenes de la cantidad de plástico que es arrastrada por el mar hacia las costas de
ciertos países del océano pacífico.

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¡Eso es realmente terrible y no tendría que suceder de ninguna manera!

Personalmente creo, que el problema principal en cuanto al cambio climático tiene que ver con la educación. Si
el ser humano aprende a actuar correctamente, las cosas serían diferentes.

Nosotros, aquí en Suiza, no tiramos las botellas plásticas vacías en cualquier parte sino que las juntamos en
contenedores especiales para que sean recicladas. Por lo tanto, creo firmemente que la educación del ser
humano juega uno de los papeles más importantes en cuanto a la conservación de nuestro planeta.

Todos aquellos que tenemos la oportunidad de viajar y visitar otros lugares del mundo, por ejemplo: yo acabo
de regresar de India, contemplamos con tristeza como determinados países actúan de una manera
irresponsable en cuanto al procesamiento de la basura. Las industrias no deberían arrojar los desperdicios
venenosos en las aguas residuales. ¡Esto es actitud completamente errada!

En realidad, todos nosotros tendríamos que hacer todo lo que está a nuestro alcance para evitar que las
emisiones de CO2 sigan aumentando y perjudicando nuestro planeta.

Por ejemplo: si no deseamos seguir aumentando la cantidad de producción de botellas de plástico con su
consiguiente proceso de reciclado podemos comprar un aparato de SodaStream (*) y al mismo tiempo
estaríamos brindando apoyo a la nación de Israel.

(*) Nota de traducción: Artefacto que permite a los usuarios carbonatar agua potable para
crear soda. SodaStream tiene su oficina principal en Ma'ale Adumim, Israel. Ma'ale Adumim
es un asentamiento israelí de Cisjordania y una ciudad israelí del área de Judea y Samaria.
Está ubicado al este de Jerusalén, al filo del desierto de Judea, En su publicidad, la empresa
se enfoca en el atractivo medioambiental al utilizar agua potable y cilindros de gas
retornables. SodaStream ha participado en varios proyectos ecológicos que incluyen
reducción de desechos, limpieza de playas y reforestación. (Fuente de información:
Wikipedia)

Creo que cada uno de nosotros, en forma individual y dentro del ámbito que nos compete,
podemos tomar algún tipo de medida que ayude a la conservación del medio ambiente. Una
cosa que yo les repito a mis hijos hasta el cansancio es que apaguen la luz cada vez que
salen de su habitación. Si no fuera por mi continua repetición ellos dejarían la luz prendida
todo el día. A veces, están tan apurados para irse que no prestan atención, así que los envío
de vuelta a su cuarto para que apaguen la luz. Naturalmente que en la noche necesitan
prender la luz, pero no hay ninguna razón, que por descuido o comodidad, la luz
permanezca encendida todo el día con el consiguiente derroche y gasto inútil de energía.

Estos son sólo pequeños ejemplos de lo que todos nosotros podemos hacer en nuestra vida
cotidiana para mejorar la situación del medio ambiente, y esto implica constancia y,
principalmente, educación.

Dicho sea de paso, como padres debemos controlar las horas que nuestros hijos pasan
delante de los dispositivos electrónicos. Nuestros adolescentes deben aprender a reducir el
tiempo que pasan ocupados con el celular.

Esto no sólo contribuye al ahorro de energía sino que previene de adicciones y les conduce
a una vida de mejor calidad.

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Soy consciente que estas medidas disciplinarias producen confrontación y ningún niño, y
mucho menos ningún adolescente, habrá de recibirlas con agrado. Pero, es sumamente
necesario que tomemos conciencia al respecto.

Por lo tanto, repito, cada uno de nosotros, en la situación particular y el ámbito de nuestra
competencia, podemos, y debemos, tomar determinadas medidas para contribuir a la mejora
de nuestro medio ambiente.

Dios nos ha dado el planeta tierra para que lo habitemos y nos concedió la autoridad para
administrarlo. La autoridad delegada conlleva responsabilidad.

Por eso, la mejor manera de ser responsables es hacer todo lo posible de nuestra parte para
cuidarlo y mantenerlo. Una de las maneras de hacer efectiva esta responsabilidad es invertir
nuestras finanzas en la educación y no tanto en proyectos futuristas con un porcentaje
incierto de aplicación.

Uno de los proyectos en el cual se invierte grandes cantidades de dinero es en la fabricación


de autos, coches, vehículos eléctricos, que si bien tienen algunas ventajas, no son de
ninguna manera la solución definitiva para la protección del medio ambiente. Tal vez sería
mejor invertir más dinero en la fabricación de vehículos impulsados por hidrógeno. Al fin y al
cabo, no sabemos lo que se puede llegar a imponer. Es una buena cosa invertir tiempo y
dinero en la investigación de las diferentes posibilidades que puede llegar a brindar la
energía renovable, la cual puede ser de gran ayuda para cada uno de nosotros.

Pero, así y todo, de una manera u otra, todas estas medidas no solucionan el problema
fundamental de la humanidad.

El problema básico de la humanidad es que la tierra padece bajo los efectos de la maldición
del pecado.

En Génesis 1:2 habíamos leído que la tierra estaba desordenada y vacía, y que las tinieblas
estaban sobre la faz del abismo. En el original hebreo, la palabra abismo aquí es sinónimo
de la profundidad de los mares. De acuerdo a las investigaciones científicas, el punto más
profundo de la tierra se encuentra en la fosa de las Marianas. Este se encuentra en el
océano Pacífico occidental, a unos 200 km al este de las islas Marianas, y es el área más
profunda de los océanos de la tierra. Su máxima profundidad conocida son 10.994 metros en
el extremo sur de un pequeño valle en su fondo, conocido como abismo de Challenger. Sin
embargo, algunas mediciones llevan su punto más profundo hasta los 11.034 metros. En
comparación, si el monte Everest, que es el más alto del planeta, reposara sobre este punto,
su cima estaría todavía a más de dos kilómetros bajo el agua. (Fuente de información:
Wikipedia).

Ningún ser humano puede llegar a esas profundidades, allí reina la más absoluta oscuridad.
Esta oscuridad es lo opuesto a la luz.

La tierra está expuesta a las consecuencias de la maldición del pecado. La oscuridad


reinante en este punto más profundo del océano tiene que ver con las consecuencias de la
muerte espiritual por la entrada del pecado.

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Podría haber sido mucho peor si no fuera por la misericordia divina que nos permite disfrutar
todavía de algunos paisajes maravillosos.

Vamos a considerar nuevamente lo que encontramos en Génesis 8:22:

Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el


verano y el invierno, y el día y la noche. (RV60)

La palabra que el original hebreo utiliza para definir lo que en español se traduce aquí como
calor es kjom que significa también: calentar o caliente.

Cabe recordar que la palabra clave en cuanto al cambio climático tiene que ver con calor o
calentamiento global.

En hebreo, los verbos o palabras básicas de donde derivan las demás se componen
generalmente de tres letras. Debemos tener en cuenta siempre que el hebreo se lee de
derecha a izquierda y que cada letra es un pictograma, el cual tiene un significado en
particular.

En el siguiente gráfico observamos el verbo kjamán el cual da origen a la palabra kjom.


Esta se compone de las siguientes tres letras hebreas: CHET-MEM-MEM.

En la Biblia, la letra MEM siempre representa al agua. Por lo tanto el calor o calentamiento
tiene una relación directa con el agua.

Muchísimo tiempo antes de que los científicos hablaran del calentamiento global y su
relación directa con el agua, la Palabra de Dios ya lo decía.
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En este gráfico vemos dos letras MEM que se escriben en forma diferente. En el idioma
hebreo existe la letra MEM “normal”, si es que podríamos denominarla de esa manera, y la
MEM sofit que se escribe al final de la palabra. Existen 5 letras hebreas que son
reemplazadas gráficamente por otras con igual sonido y nombre que, cuando aparecen al
final de una palabra, son denominadas sofit. Por eso, la letra MEM sofit tiene en este caso
una grafía diferente.

El plan de Dios para esta tierra no es que sea destruida por el calentamiento global. Mientras
la tierra permanezca habrá de haber ciclos tanto de frío como de calor. Si bien estos
períodos pueden llegar a ser extremos en algunos casos, siempre habrán de sucederse
unos tras otros. Por eso, la tierra no dejará de existir a causa del calentamiento global como
intentan hacernos creer muchos científicos. Si bien, de acuerdo a lo que nos dice la Biblia, la
tierra dejará de existir alguna vez, no habrá de ser a causa del calentamiento global.

Los científicos se dan cuenta de la realidad ineludible que la tierra se va aproximando a su


fin, pero, como no conocen la verdadera respuesta le echan la culpa al calentamiento global.

La ciencia ha llegado a la conclusión que el universo se aproxima a su fin y que la energía


de las galaxias va disminuyendo.

Tanto la tierra, como la luna y las estrellas, habrán de dejar de existir, así como también el
sol.

Los científicos calculan que en 10.000 millones de años la luz del sol se habrá desvanecido
totalmente. Los científicos, casi en forma unánime, llegan a la conclusión que el sol se habrá
de extinguir, que las galaxias van perdiendo paulatinamente su fuerza, y que el universo en
general dejará de existir. Esto ya lo dijo la Palabra de Dios desde el principio mismo.

La creación expuesta a la caducidad

Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos. Ellos
perecerán, mas tú permaneces; y todos ellos se envejecerán como una vestidura, y como
un vestido los envolverás, y serán mudados; pero tú eres el mismo, y tus años no acabarán.
Hebreos 1:10 - 12 (RV60)

La creación se muere pero el Creador seguirá existiendo

En la actualidad, gracias al Internet, todos nosotros tenemos acceso a la información.


Personalmente creo que el Internet es la versión moderna del árbol de la ciencia del bien y
del mal, allí está todo lo malo pero también encontramos cosas buenas. Si buscamos allí
información sobre este tema, lógicamente en las fuentes correctas, vamos a encontrar que
los científicos coinciden en afirmar que el universo va envejeciendo y que sus fuerzas se van
agotando. Algunos lo ilustran de la siguiente manera: es como si una persona muy anciana,
y ya cansada de vivir, se recostara a dormir a causa del agotamiento para no despertarse
nunca más.

Estos descubrimientos científicos coinciden plenamente con lo que la Palabra de Dios nos
dijo ya mucho tiempo antes de que ellos lleguen a estas conclusiones. Nuestra firme ancla
no es la madre tierra sino el Padre Dios y a Él nos aferramos.

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Que el clima está cambiando es una evidencia que no se puede negar ni discutir. Hemos
estado considerando lo que la Biblia nos dice respecto al clima y también lo que los
científicos dicen, ahora tenemos que llegar a nuestra propia conclusión. Actualmente nos
encontramos frente a cambios más radicales de los ciclos de calor y frío. De acuerdo a como
están las cosas, es más que evidente que los periodos de calor habrán de intensificarse.

La tierra, tal y cual la conocemos en la actualidad, habrá de pasar para ser sustituida por una
nueva tierra y un nuevo orden de creación.

Jesús dijo: “he aquí yo hago nuevas todas las cosas“ (ver Apocalipsis 21:5). Eso nos habla
de su poder creador y de su divinidad. En la eternidad todas las cosas habrán de ser hechas
completamente nuevas. Es de suma importancia que tengamos esta seguridad.

Por otra parte, mientras estemos sobre la tierra deseamos vivir en un planeta que sea digno
de ser habitado ¿verdad? No es bueno ni saludable habitar en determinados lugares donde
las industrias echan a perder el medio ambiente y la gente padece enfermedades
respiratorias a causa de no poder respirar aire puro. Es algo terrible saber que en esos
lugares hay niños que ya nacen con asma. Los países que más contaminan el aire son
China, EEUU, Rusia, e India. Solo estos cuatro países son los mayores responsables de
producir una gran concentración de emisiones de CO2 en el mundo entero.

Es triste observar en las noticias las terribles condiciones de vida a causa de la


contaminación ambiental que existe en determinados lugares de estos países donde
funcionan grandes fábricas. Este es un gran problema que tiene la humanidad.

Sin embargo, a pesar de todas estas limitaciones tenemos más atmósfera que polución
ambiental. Naturalmente que, si bien el porcentaje de dióxido de carbono en el aire es
bastante ínfimo (0.04%), y que es suficientemente dañino, Dios nos concede más atmósfera
terrestre que polución ambiental.

Dios es un Dios de abundancia, Él es un Dios que da vida y no va a permitir que


perezcamos. Siempre va a ser más la vida que tenemos a disposición que toda la polución
ambiental ocasionada por la mano del hombre.

Dios sabía ya de antemano lo que ahora está sucediendo en el mundo a causa de la


industrialización, y naturalmente Él ya sabe que más adelante las cosas habrán de ponerse
peor todavía en ese sentido, esa es la razón por las que nos proporcionó atmósfera terrestre
en abundancia. De la misma manera es con la gracia divina, ella es tan abundante que
jamás llegaremos a agotarla.

David juntó cinco piedras para enfrentar al gigante, pero sólo utilizó una para vencerlo.
Recordemos que en la Biblia, el número 5 siempre nos habla de la gracia divina. Siempre
tenemos más gracia a disposición de la que podemos llegar a necesitar. De la misma
manera es con el aire, siempre habremos de tener a disposición más del que podamos llegar
a necesitar para respirar.

Dios nos ha provisto todo en abundancia. De hecho, esta es su naturaleza, la cual se revela
en la creación.

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Es de suma importancia que, aún en medio de los problemas de este mundo, no perdamos
de vista esta perspectiva.

Los científicos están llegando a la conclusión que la tierra habrá de dejar de existir y que el
sol se habrá de extinguir. La Palabra de Dios nos dijo esto mucho tiempo antes que los
científicos lo descubran.

No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol,
porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos. Apocalipsis 22:5
(RV60)

El sol se habrá de extinguir porque en la eternidad no habrá necesidad de su luz ni de su


calor. Dios mismo será quien nos ilumine. Él mismo habrá de ser la mayor luz del universo.

Cuando Dios, al comienzo de la historia de la humanidad, dio la primera orden y dijo: “¡sea la
luz!” no se estaba refiriendo al sol, pues éste fue creado después. Si observamos este verbo
imperativo en el hebreo encontramos que esta palabra contiene la letra HE, la cual
representa la gracia divina. Esta luz corresponde a Jesús el Mesías. Así es como comienza
el Evangelio de Juan.

En el principio era el Verbo (=Jesús), y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Juan1:1
(RV60)

En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Juan 1:4 (RV60)

Después que Dios vio que la tierra estaba desordenada y vacía la primera cosa que dijo fue
“¡sea la luz!”, esta luz representa a Jesús. En otras palabras, y de acuerdo a la inflexión
verbal, Dios dijo: ¡es tiempo para el Mesías!

Esta es la solución de todos los problemas del ser humano. Deberíamos prestar más
atención a las palabras de Jesús que a las de los hombres.

Él es la luz, el sol habrá de extinguirse, pero la luz de Jesús seguirá brillando.

Naturalmente que nosotros no vamos a vivir tantos años como para llegar a experimentar la
declinación definitiva del sol, pero la Biblia nos habla que esto va a llegar a suceder para dar
paso a la nueva creación.

Esto es realmente maravilloso ¿verdad? La Biblia comienza hablando de la luz, el Nuevo


Testamento también, y al final, la Biblia también habla de la luz.

¡Dios es luz! ¡Él es la luz verdadera!

La Biblia dice que en Jesús estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Sin luz no hay
vida.

La luz del sol es pasajera, mientras que la luz de Cristo es eterna. Si tenemos a Cristo
vivimos eternamente. Vivimos en su luz eternamente.

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En la Palabra de Dios encontramos cantidad de expresiones que nos hablan de la
naturaleza eterna e inmutable de Dios. Si hemos aceptado a Cristo como nuestro Salvador
personal, tenemos la luz de Dios, y gracias a ella podemos vivir eternamente.

A pesar de esta bendita esperanza, la tierra y toda la creación que vemos hoy es pasajera y
un día se habrá de acabar.

Porque la creación perdió toda su razón de ser, no por propia voluntad, sino por aquel
que así lo dispuso; pero le quedaba siempre la esperanza de ser liberada de la
esclavitud y la destrucción, para alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios.
Romanos 8:20 - 21 (DHH 2002)

Dios le entregó a Adán el dominio y señorío sobre la tierra. Sin embargo, a raíz de que él
cayó en el pecado y con esto le entregó el dominio sobre la misma a Satanás, ésta perdió
toda su razón de ser y se tornó temporal y pasajera.

Con el pecado entró la muerte espiritual en el mundo. Debido a que el ser humano está
expuesto a la muerte, la misma tierra habrá de dejar de existir.

Toda la creación gime a causa del pecado del primer ser humano.

Porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la


libertad gloriosa de los hijos de Dios. Romanos 8:21 (RV60)

La entrada del pecado es la causa de la extinción del planeta tierra. Esta es una realidad
irrevocable y no podemos hacer nada para evitarlo.

Naturalmente que, no por eso, vamos a ser tan necios y estropear nuestro planeta más de lo
que ya está para destruirlo completamente en un tiempo record. Por el contrario, tendríamos
que cuidarlo para hacer posible un tipo de vida aceptable.

Pero, mirándolo desde la perspectiva general, la tierra y toda la creación está sujeta a la
caducidad a causa del pecado y espera ser libertada, o sea, volver a su estado eterno
original.

Para comprender mejor lo que estoy tratando de decir te invito a considerar conmigo el
contexto completo de este pasaje. Allí, el apóstol Pablo nos dice lo siguiente:

Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la
gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Porque el anhelo ardiente de la
creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue
sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en
esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de
corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la
creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que
también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también
gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro
cuerpo. Romanos 8:18 - 23 (RV60)

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Aquí vemos que la gloria venidera se manifiesta primeramente en nosotros y luego en el
planeta.

Toda la creación está esperando ser libertada luego que los hijos de Dios sean
manifestados.

Toda la creación espera ansiosamente ser libertada, pero esto sucederá después que los
hijos de Dios sean manifestados, o que alcancen la redención completa.

Si tenemos a Cristo como nuestro Salvador personal, ya hemos sido redimidos, pero esto
tiene que ver solamente con el espíritu. Nuestro cuerpo es todavía pasajero y mortal.
Nuestro cuerpo habrá de ser transformado, de corruptible en incorruptible, en el momento
del arrebatamiento. La creación está esperando que llegue ese momento y sabe que habrá
de recibir la redención, pero al mismo tiempo sabe que no tiene la prioridad. El ser humano
habrá de ser redimido primero, y luego todo el resto de la creación.

Lo que habrá de suceder con nuestro cuerpo en el momento del arrebatamiento habrá de
suceder más tarde con todo el universo. Mientras tanto, éste es pasajero y está expuesto a
caducidad.

Por más que nos cuidemos y tengamos fe que el Señor nos renueva las fuerzas, nuestros
cuerpos van envejeciendo inexorablemente. Dicho de otra manera, si bien nuestro espíritu
se va renovando día a día, nuestro cuerpo está expuesto al envejecimiento. Esta es una
realidad ineludible.

El universo envejece y muere a raíz de que el ser humano envejece y muere.

Toda la creación espera su completa redención después que el ser humano sea redimido
completamente, a saber: no sólo en espíritu sino también en alma y cuerpo.

No podemos salvar el planeta pero si podemos ofrecer la salvación de Cristo a todos los
seres humanos.

¿Cuál debe ser nuestra posición en cuanto a todo el debate sobre el cambio climático?
Cuando conocemos lo que la Palabra de Dios dice al respecto encontramos las respuestas
adecuadas.

El planeta tierra sufre y gime esperando su redención. Por lo tanto, nuestro planeta no dejará
de existir a causa del cambio climático, sino que está expuesto a la caducidad a causa del
pecado.

La creación no gime a causa del aumento de la temperatura ambiental, sino como


consecuencia de la entrada del pecado. Nuestro planeta habrá de ser redimido después que
los hijos de Dios sean manifestados en un cuerpo glorioso y eterno.

Con esto deseo culminar la enseñanza del día de la fecha, y la próxima semana vamos a
seguir profundizando este tema. Como un pequeño adelanto, solo deseo mencionar que
Dios nos dice en su Palabra que no debemos tener temor de los tiempos de calor que
puedan llegar a venir.

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Aún a pesar de lo que nos digan las noticias, Dios nos dice que no debemos tener temor.
Todo lo que tiene que ver con el temor y el miedo no proviene de Dios. Es más, el temor es
la antítesis de la fe. La fe y el temor no pueden habitar juntos.

Tenemos fe o sentimos temor, pero de ninguna manera las dos cosas al mismo tiempo.
Cuando sentimos temor, desaparece la fe. Por otra parte, cuando confiamos en Dios y en su
amor incondicional, el temor desaparece de nuestras vidas. La Biblia dice que el verdadero
amor echa fuera el temor (ver 1 Juan 4:18).

Por último, deseo dar un consejo a nuestros jóvenes y adolescentes quienes, a causa de
este tema están teniendo una lucha en sus corazones.

Los medios masivos de comunicación están induciendo permanentemente a nuestros


jóvenes y adolescentes a participar de las protestas contra el cambio climático y el
calentamiento global. Una fuerte presión es ejercida sobre ellos, tanto en las escuelas como
en las universidades, para que abandonen las aulas y se vuelquen a las calles para
participar en las protestas masivas.

Según mi opinión personal, tú como joven, no deberías participar de estas protestas porque
de esta manera estás siendo parte de un movimiento fundamentado en el temor, y esto no
tiene nada que ver con Dios.

Por otra parte, la Biblia nos enseña que debemos respetar a nuestras autoridades. La
escuela y/o universidad representan autoridad, y esta debe ser respetada. Si las autoridades
escolares dicen que hay que asistir a clases y no adherirse a las manifestaciones, deben ser
obedecidas. El Señor habrá de honrar esa obediencia, Él lo promete en su Palabra (ver
Romanos 13:1 - 2).

Como dije anteriormente, en la próxima enseñanza vamos hablar más en detalle acerca de
no tener temor al tiempo de calor que pueda llegar a venir, y así vamos a poder entender
que todo lo que está basado en el razonamiento humano conlleva a un propósito o una
finalidad específica, que, a la corta o a la larga, conduce al pánico.

Dios nos dice en su Palabra, una y otra vez, que no debemos tener temor, y esto puede, y
debería, ser aplicado en todos y cada uno de los ámbitos que atañen a nuestra vida aquí
sobre la tierra de cualquier índole que estos sean.

Tal como leemos en el Salmo 91 Dios es nuestro escudo protector que nos cuida y sostiene
en cada momento y situación de nuestra vida. Por lo tanto, no necesitamos tener temor,
pues el miedo y el temor no provienen de Dios.

Resumen:

El planeta tierra sufre y va a desaparecer, pero no a causa del cambio climático, sino por el
señorío de la muerte espiritual por culpa de la entrada del pecado. Toda la creación gime
esperando su redención.

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Oración:

¡Gracias Señor porque tú habrás de crear un nuevo cielo y una nueva tierra! ¡Gracias por
saber que pronto vas a redimir nuestros cuerpos mortales! Ayúdame a actuar con sabiduría
con respecto al medio ambiente y a cuidar los recursos naturales que tú nos has dado.
Ayúdame a fijar mis ojos en ti, el Creador quien estás por encima de la creación, y a no
dejarme llevar por los temores y miedos respecto al futuro. Tú eres quien sostienes la tierra
en tus poderosas manos. Amén

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