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EL JUEGO SIMBÓLICO, APORTE DEL PSICOANÁLISIS

Ana Freud, durante la segunda guerra mundial, dirigió una guardería infantil en Londres, lo que le permitió tener un
contacto directo con niños que experimentaron y fueron víctimas de las vivencias de la guerra.

Considerando que no tenían un lenguaje fluido, la comunicación era compleja y no se podía trabajar desde la
asociación libre, más aún, considerando los traumas y temores propios del contexto histórico, es por ello que adecuó
ciertos principios psicoanalíticos para el trabajo con niños.

Se dio cuenta que la forma de expresión infantil es a través del juego y que por medio de este se podía acceder
a aspectos consientes e inconscientes, como las emociones, deseos, temores, necesidades, etc. Y para lograr el
objetivo, el juego debía ser guiado y el niño debía ser preparado para afrontar el proceso terapéutico.

Por otra parte, Klein plantea que la única manera en que el niño toma contacto con los objetos es por medio del
juego, siendo este la entrada hacia la representación simbólica de los deseos, experiencias, necesidades y
fantasías, siendo la única y la más compleja dificultad el lenguaje, ya que en niños de 2 a 3 años el lenguaje no está
desarrollado completamente.

Su concepción del juego como medio de expresión de las fantasías del niño, le permitió establecer la técnica del
juego como vía de acceso al inconsciente.
Al plantear una correspondencia entre el lenguaje de juego y el lenguaje de sueño, su técnica consistía en interpretar
la actividad de juego tal como se interpreta el sueño.
Los aportes de ambas autoras psicoanalistas se convierten en los pilares fundamentales para el tratamiento con
niños, en donde el juego pasa a ser una guía para alcanzar el mundo interno de estos.

LOS TÍTERES COMO MÉTODO DIAGNOSTICO Y TERAPÉUTICO

En 1930 Madeleine Rambert utilizó la marioneta como mediador terapéutico utilizando el títere para tratar neurosis
infantiles.

Su técnica consistía en invitar al niño a imaginar historias que luego representaban con marionetas, esta técnica
narrativa no tenía buenos resultados en niños mayores de 10 años.

Es por ello que Serge Lebovice retoma la técnica del títere en psicoterapia infantil desde la perspectiva del terapeuta
y relación con el paciente, busca en primer lugar un término adecuado para referirse a esta nueva técnica
denominándola “Psicodrama Analítico”, diferenciándola del psicodrama de Moreno.

Luego de ello divide las posibilidades terapéuticas de los títeres en dos grandes bloques: la psicoterapia y la
fisioterapia.

En 1950 Francoise Dolto Publica un artículo en la revista Francesa de psicoanálisis en donde explica el trabajo
realizado con sus pacientes y la muñera flor. El uso de este títere construido por las madres de las pacientes permitía
que los sujetos pudieran expresar emociones de las que no se consideraban conscientemente responsables,
atribuyéndoselas al objeto.

Finalmente, la Doctora en Psicólogía Colette Duflot, describe un método terapéutico a base de marionetas con
base psicoanalítica que se consolida en su libro “marionetas para decirlo”.

En este no solo describe, sino que también declara que este método no es una cura psicoanalítica, ya que no se
analiza la transferencia, pero que, si es desarrollado dentro de un encuadre específico y dentro de los plazos
temporales adecuados, se lograrían efectos terapéuticos.

Puede ser a modo de grupo o de forma individual.


EL PSICODRAMA Y LOS TÍTERES

El psicodrama pasa utilizar distintas técnicas de juego en los niños al observar que los menores entre 10 y 12 años
no se motivaban tan sólo con la idea de jugar, al igual que el vocabulario ya no significa una dificultad, sino que pasa
a ser la motivación, identificándose que por medio de las expresiones dramáticas si se lograba incentivar, permitiendo
llegar a los aspectos inconscientes del niño.

Los objetivos principales que la persona pueda expresar y reconocer sus sentimientos, relaciones, hábitos, y
sentimientos tanto propios como de los demás. Que sea capaz de buscar alternativa a soluciones. Ayuda a
comprender situaciones considerando el punto de vista de los demás. Esto realizado un ambiente tranquilo,
controlado y contenido por un terapeuta.

Los componentes para su realización y desarrollo son:

El escenario: Puede ser físico, virtual o hipotético, y el terapeuta debe lograr que el paciente se sienta ubicado en él,
para así lograr la expresión o dinámica necesaria.

El director: Rol cumplido por el terapeuta, que guía y orienta la acción, debe escoger la técnica adecuada y a la vez
promover la espontaneidad de su paciente, pues lo que se espera apreciar son las reacciones, expresiones
corporales, gestuales, el relato, etc.

El protagonista: es quien pone en escena su problema y realiza la acción psicodramática que represente su
realidad, necesidad o problemática, no sin antes recibir la motivación y preparación adecuada.

El yo auxiliar: esta figura es de ayuda al protagonista, puede ser el terapeuta, un coterapeuta o un familiar que
conozca muy bien al niño. Su rol dependerá de la técnica utilizada.

El público: Dependerá de la sesión el tipo de público que existirá, si es grupal serán los otros asistentes, individual
será el terapeuta, o en el caso de que sea individual y ambos (terapeuta y paciente) participen en la dinámica el
público no existirá.

Estos componentes en las terapias individuales variarán, pero nunca debe faltar el director, el protagonista y el
escenario.

ALTERNATIVAS DE JUEGOS PSICODRAMATICAS

Las técnicas de juegos psicodramática en los niños es una excelente herramienta, pero hay que considerar que no
todos los niños son iguales, es por ello que existen cuatro tipos de intervenciones para realizar:

Rol Play o juego de roles: el niño realiza un rol asignado por el terapeuta, como el de su madre, padre, etc. Útil en
terapias familiares y para evaluar maltrato.

Cuentos: aquí el niño relata lo que el terapeuta generalmente guía con sutileza, por ejemplo “vamos a contar la
historia del niño que….”. Se pueden utilizar personas, animales, etc.

El dibujo o la palabra escrita: es una técnica en donde la expresión corporal no se ve involucrada, pero es muy útil
en casos de dificultades en el lenguaje, mutismo, timidez o rasgos de autismo. Puede ser guiado o espontaneo.

El Títere: el títere es utilizado con un auxiliar, ya que no es el niño quien lo dice sino que el títere, por eso es
importante contar con una amplia variedad de títeres y es recomendado contar con un espacio propio para ello como
el teatrino.

El terapeuta puede guiar la sesión hacia lo que considere importante o puede ser de forma espontanea. El terapeuta
participara de la sesión si el niño lo desea, en caso contrario, entablara la conversación libremente con el niño por
medio del títere.

En el caso de un niño maltratado es preferible que el terapeuta tome el rol del niño, o un yo auxiliar, y que el niño
asuma el papel del agresor.

No existe mayor conocimiento en relación al año de recreación de los títeres de forma certera, pero entre los ingleses
y los italianos se pelean su invención. Existen distintos tipos de títeres: de guante, de dedo, de varilla, marionetas de
hilo, sombras, marote, bunraku.
TIPOS DE TRABAJO DE JUEGO:

Existen muchos tipos de juego, tantos como el niño quiera inventar, pero en lo concerniente a el juego como método
terapéutico Janet West define en su libro “Terapia de juego centrada en el niño” (2000). Cinco tipos métodos que se
utilizan en terapia:

El Juego espontaneo: Puede ser individual o con otros niños, y en lo posible alentado por otra persona. Este juego
es rico en expresiones y sentimientos, a la vez favorece la imaginación y la creatividad.

El juego guiado: es aquella que brinda pautas de acción o de limitación al niño, permitiendo mayor expresión pero
disminuye o limita la verbalización en el caso de utilizar dibujos, no así en títeres. El objetivo de este juego es alentar
a la expresión, a que el niño se relaje y que pueda introducirse en el mundo de las reglas sociales, como acatar
órdenes, respetar su turno, etc. Este tipo de juego se realiza cuando no es considerado una problemática en el niño.

El juego de evaluación: Tiene tiempo, lugar, y objetivo determinado, porque se espera evaluar un área específica,
ya sea emocional o de desarrollo. Puede ser utilizado por distintos profesionales al igual que el juego guiado.

El juego terapéutico enfocado: es guiado y se enfoca en una dificultad que presente el niño, como por ejemplo
motor, en donde el terapeuta lo guía y lo ejercita.

La terapia de Juego: Es un método para ayudar de forma holística y no agresiva, según Amster, tanto en los
aspectos espirituales, emocionales y cognitivos, consientes e inconscientes, del pasado, presente y futuro del niño.
Ya que se ocupa de los sentimientos y no sólo de la conducta.

El juego de evaluación, el juego terapéutico y la terapia de juego deben ser desarrolladas en un lugar propicio para
ello y acorde a los objetivos que se desean alcanzar, porque cuenta con un valor simbólico y de gran riqueza al
terapeuta. El juego de evaluación y el juego terapéutico son propios del psicólogo.

Estas técnicas son utilizadas por distintos modelos psicológicos, se recomienda que el terapeuta cuente con
conocimientos psicoanalistas para realizar una interpretación más asertiva en relación a la comprensión de los
aspectos simbólicos.
TÉCNICA DEL TÍTERE DESDE LA MIRADA DE LA DOCTORA EN PSICÓLOGÍA COLETTE DUFLOT:
Como mencionábamos con anterioridad, la Dr. Duflot consideraba que para lograr un objetivo terapéutico en la
utilización del títere debían considerarse ciertos aspectos como estructura, como la construcción del títere y el
tiempo de realización, en una institución y con un terapeuta que controlara el desarrollo de éste.
ENCUADRE
 Lugar y espacio acorde que permitan desarrollar y construir el títere.
 Mesas, sillas y los materiales.
 Límite de tiempo, por ejemplo, 7 sesiones de construcción y 8 sesiones de juego.
 Que el niño al jugar lo haga escondido tras el escenario o teatrino, para así evitar que busque ser sostenido
por el adulto, permitiendo la espontaneidad.
MATERIALES
 Hojas blancas y de colores
 Papel maché (papel picado + agua + colafría)
 Palos de maqueta (redondos)
 Trozos de telas de distintos tamaños, diseños y colores
 Temperas, pinceles
 Lápices de colores y grafito, gomas
 Plumones
 Silicona líquida
 Hilos, lanas, agujas, lentejuelas
 Goma eva
CONSIGNA
“En este taller cada uno va a crear un personaje, un personaje completamente imaginado, lo van a construir de
forma tal que se transforme en una marioneta, que será la suya para toda la duración del taller y a quien tendrán
ganas de animar y hacer vivir aventuras”. “A esta marioneta la dotaran de una identidad y luego de que en conjunto
construyan una historia que involucre a todas las marionetas”.
¿QUÉ SE EVALÚA E INTERPRETA EN LA CONSTRUCCIÓN DEL TÍTERE?

1. El trabajo de simbolización del cuerpo


La tarea de construir un cuerpo enfrenta a los niños a un trabajo psíquico de exploración y re-constitución de sus
imágenes del cuerpo, a partir de sus sensaciones corporales y las asociaciones verbales que van emergiendo. Se va
desarrollando, de esta manera, un trabajo de apropiación simbólica del cuerpo.
2. La posibilidad de representar una vivencia no representada
Este trabajo de construcción de la marioneta en tanto creación de un objeto, implica un nacimiento; se insta,
entonces, a los niños a re-crear su propio nacimiento. Además, el posicionar a los niños en el lugar de creadores, es
decir, de sujetos activos, los desplaza de aquel lugar de sujeto pasivo –objeto, en el que tienden a ser instalados en
sus entornos habituales (familia, escuela).
3. La apertura de nuevos discursos
Produce en los niños una movilización de sus defensas y resistencias, desencadenando, así, una actualización de sus
discursos.
4. Constitución de la identidad del sujeto
Las tareas que se plantean a los niños apuntan, finalmente, a un trabajo en torno a la constitución de la identidad del
sujeto a partir de tres dimensiones:
 La imaginaria: al crear una imagen de uno.
 La simbólica: Darle una identidad a esta imagen, darle un lugar propio desde el cual hablar;
 La relacional: siendo el espacio de encuentro entre la imagen (títere construido) y sus diferencia o semejanza
con otros niños, fortaleciendo el proceso de individualización y diferenciación del sujeto.

Tanto lo planteado desde el psicodrama, como lo planteado por la Dra. Duflot puede ser utilizado de forma grupal e
individual.

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