Universidad de Valparaíso. Universidad de Valparaíso.

Faculta de Humanidades
Carrera de Sociología.
Análisis del Sistema Social: Estructuras Y Poder

Malestar en la Cultura
del Consumo

(Una mirada al mundo del

“hoy”)

Fernanda Escudero Duarte.

Lunes 04 de Octubre 2010

Malestar en la cultura
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Análisis del Sistema Social: Estructuras Y Poder

(…) Malestar en la Cultura del Consumo.

A lo largo de nuestra vida académica, iniciada cuando infantes nos han hablado, del
concepto de “Cultura” –generalmente y a grandes rasgos definida como “un
Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo
artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc.” 1 Siguiendo esta misma
línea el concepto de “Cultura” significaría un conjunto de símbolos (valores, normas,
actitudes, creencias, idiomas, costumbres, ritos, hábitos, capacidades, educación,
moral, arte, entre otros.) y objetos (tales como vestimenta, vivienda, productos, obras
de arte, herramientas, etc.) que son aprendidos, compartidos y transmitidos de una
generación a otra por los miembros de una sociedad, por tanto, es un factor que
determina, regula y moldea la conducta humana.
Según Freud el término cultura designa la suma de las producciones e instituciones
que distancian nuestra vida de la de nuestros antecesores animales que sirven a dos
fines: proteger al hombre contra la Naturaleza y regular las relaciones de los hombres
entre sí. (El malestar en la cultura: 3.033). Relaciones sociales, apuntando hacia la
“Vida Social” de los seres humanos. Por su parte Levi-Strauss señala a la “Cultura”
como un conjunto de sistemas simbólicos que comparten tanto el lenguaje como las
reglas matrimoniales, las relaciones económicas, el arte, la ciencia y la religión. La
finalidad de los estudios culturales es expresar las relaciones de los distintos sistemas
simbólicos (Introducción a la Obra de Marcel Mauss: 20) Es decir para estos dos
autores y para estas tres definiciones el término cultura esta misma, no significa
ilustración o formación intelectual, sino que Unbehagen (traducida en alemán) es la
propia reguladora y gestora, génesis y motor de lo que es el hombre en sociedad, de
su socialización y relaciones sociales2
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1- Definición según la Real Academia Española. http://www.rae.es

2- Las cuales requieren la superación del narcisismo primario, ese sentimiento de omnipotencia que podría confundirse con un sentido de

pertenencia a la sociedad. (El vinculo social: una lectura sociológica de Freud: 170) en las cuales encontramos al placer y la realidad como las

bases, en alguna medida inseguras, sobre las que se asientan las relaciones sociales. (Ibid)

Y es –a mi juicio- el momento en que la cultura se enfrenta con la modernización, (o

más bien yo diría el momento en que la cultura genera las necesidades de ésta
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<modernización> y se convierte en su gestora y productora) y comienzan a

generarse nuevas demandas, necesidades e inquietudes que requieren ser atendidas,
en que toda forma de interacción entre los individuos comienzan a complejizarse aún
más, y el hombre deja de sentirse cómodo en su propio ambiente, es cuando se gesta
la “Cultura del Consumo” la cual apoyada en la estructura global de comunicación, es
un fenómeno presente en el entorno social. La cual presta una marcada tendencia y
principal énfasis en una relación de conveniencia recíproca entre productores y
consumidores “La formación de la sociedad moderna no puede soslayar la influencia
de los medios de comunicación en la conformación de sus estructuras de
funcionamiento, construyendo de esta manera una especie de arquitectura de
integración global, que actualmente genera paradigmas orientados a crear
instrumentos tecnológico-semióticos de moldeamiento de conducta social”. (Rubén
Rodríguez, sobre el pensamiento de Xavier Sheiffler). Es Allí donde luego del anterior
planteamiento en donde es necesario aludir al cuestionamiento que Freud planteó
“¿qué fines y propósitos de vida expresan los hombres en su propia conducta; qué
esperan de la vida, qué pretenden alcanzar de ella? Es difícil equivocar la respuesta;
aspiran a la felicidad, quieren llegar a ser felices, no quieren dejar de serlo”. (El
malestar en la cultura: 3.024). ¿Por qué, si todo lo que hacen los seres humanos va
encaminado a ser felices tanto en sentido positivo, experimentando <<intensas
sensaciones placenteras>>, como en sentido negativo <<evitar el dolor y el
displacer>>, no son felices, se sienten mal? Como la ambigüedad del título de su obra
permite anticipar, Unbehagen es un término que requiere interpretación. (El vinculo
social: una lectura sociológica de Freud: 180) Malestar, quiere decir propiamente
incomodidad, pesadez, desazón. El hombre moderno no se siente cómodo,
“plenamente”, en el ambiente donde vive, dentro de su cultura. Son tantas las
restricciones a que le obliga la civilización, que no puede desplegar naturalmente sus
tendencias, y, satisfacerlas. Es aquí donde se genera lo denominado por Levi.Strauss
como escándalo, “algo que no tolera ya la oposición naturaleza-cultura como ha sido
recibida, y que parece requerir a la vez los predicados de la naturaleza y los de la
cultura. Este escándalo es la prohibición del incesto. La prohibición del incesto es
universal; en ese sentido se la podría llamar natural; –pero es también una prohibición,
un sistema de normas y de proscripciones– y en ese sentido se podría llamar cultural.”
En concordancia con Levi-Straus, Freud presentaría “El malestar en la cultura, como
el producto paradójico de la búsqueda de la felicidad, dado que las creaciones
culturales son el rodeo que damos para alcanzar el placer ante los obstáculos que
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reconocemos cuando estamos gobernados por el principio de la realidad.3 (El vinculo

social: una lectura sociológica de Freud: 180) El principio de esta nueva realidad que
se ha gestado, en la cual nos sería fácil aseverar y poner a la economía como el
centro de las relaciones sociales es decir “Si se entiende que en el fondo de las
relaciones sociales se hallan las condiciones en que se produce nuestra vida material,
se situará a la economía en el punto de partida” (El vinculo social: una lectura
sociológica de Freud: 170) siguiendo esta línea donde la economía, y el capitalismo
los encontramos como el motor de toda vida social y la tecnología como su seguidora
nos genera una ”sociedad de consumo” en la cual tal y como María Jesus Isquierdo
señaló (1996)
“en que una parte se traga a otra parte, formando un todo. Ahora bien, quién
consume a quién o a qué, nosotros a nuestros productos, o nuestros productos a
nosotros, invistiéndose de nuestra cualidades en la misma medida en que nos
despojamos de ellas. Las relaciones sociales se convierten en relaciones entre
productos, y el precio vuelve a los productos semejantes, equiparables, de la
misma especie, las diferencia solo son cuantitativas. Los productores desaparecen
y ocupan su lugar los productos, ya que el ser humano no se representa a sí
mismo como capaz de satisfacer necesidades y por lo tanto como productor, sino
como un ser carente, necesitado y por lo tanto consumidor.”
De esta forma el mercado se posiciona como el gran generador de esta “arquitectura
de integración global” donde “todo” parte de este mismo ya nada existiría si no
proviene de él, donde el hombre como productor de riquezas queda despojado de su
condición siendo remplazado por las maquinarias donde éstas “ya no son
instrumentos de trabajo, objeto, sino sujeto” (Ibíd.)
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El sufrimiento nos amenaza por tres lados: desde el propio cuerpo que, condenado a la decadencia y a la aniquilación, ni siquiera
3-
puede prescindir de los signos de alarma que representan el dolor y la angustia; del mundo exterior, capaz de encarnizarse en

nosotros con fuerzas destructoras omnipotentes e implacables; por fin de las relaciones con otros seres humanos. El sufrimiento

que emana de esta última fuente quizá nos sea más doloroso que cualquier otro)) (El malestar en la altura: 3.025).

De igual manera, la incapacidad de eludir la influencia de los medios de comunicación

característica del mundo moderno (sobre todo globalizado) de la cual habla Rubén
Rodríguez no queda exento ante la mirada freudiana, la facilidad con que una persona
puede adquirir un bien material como una televisión o una radio modela drásticamente
la palestra, debido a que dicho instrumento puede ser utilizado como manera de
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generar temor, y de opresión implícita debido a que se ataca al hombre cuando este
se encuentra individualizado, en el momento en que estos se encuentran lejos de sus
semejantes es el momento en que éste se encontraría más vulnerable a toda la
información que se muestran4, los <<grandes males de nuestro tiempo>>, obteniendo
efectos paralizantes como le denomina Mª Jesus Izquierdo (1996) donde esta misma
alude:
“Es difícil saber con qué propósito se nos bombardea con imágenes trágicas
como la del pueblo bosnio, o la violencia en Ruanda, o el paro, o el hambre y la
enfermedad en el mundo, o la corrupción política, o el terrorismo de Estado (…)
Se trata de acontecimientos que se desarrollan fuera de nuestro comedor que
no deseamos que ocurran y nos horroriza saber que están teniendo lugar.
Presentándose una realidad tan abrumadora como algo separado de nosotros
y contrario a nuestra voluntad, se puede estar generando, un
<<aplastamiento>> de nuestro yo, actualizando con el sentimiento oceánico4
convertido en su contrario. <<No soy nadie ni nada frente a lo que está
ocurriendo, no hay nada que yo pueda hacer, estoy solo o sola frente a ese
horror, no hay nadie ni nada en quien me pueda apoyar, con quien pueda
contar para enfrentarlo.”
Así se nos muestra que este mundo globalizado, esta modernidad, esta sociedad de
consumo genera entre otras cosas hombres indolentes, e individuales donde se
sienten, como dice Freud “Omnipotentes/impotentes”, que luchan contra esa dualidad,
de igual manera se le ha impregnado y naturalizado el sentimiento de envidia
___________________
4- No es lo mismo saber y/o sufrir el paro o las condiciones de contratación, en la soledad de la casa o en la relación directa que cada trabajador
establece con el empresario, que sumando las fuerzas de los semejantes en una asamblea, una huelga, una manifestación, o una negociación
colectiva. No es lo mismo negarse a hacer horas extras individualmente, que compartir con los compañeros de trabajo esa decisión y sus
consecuencias.

5- Denominado también como "sentimiento de eternidad". Este concepto parece ser común a todo hombre: todo el mundo tiene, en general, la

necesidad de sentirse infinito, de saberse eterno. Este podría ser, en principio, el germen de toda religiosidad y explicaría la extensión del

fenómeno religioso a todas las culturas, cualquiera que sea su estadio de evolución. Freud es escéptico con respecto a este sentimiento

oceánico de pertenencia pero, no obstante, va a tratar de explicarlo desde el punto de vista del psicoanálisis.

en los hombres producto de la desigualdad social que genera la modernización, el

malestar en la cultura del consumo, y Freud “reconoce la existencia de desigualdad en
función de la clase social, situación que va acompañada del sentimiento de la envidia,
aquél que (…) es propio de las relaciones entre hermanos. Ese sentimiento lleva a
destruir lo valioso, con tal que no lo tenga el otro, genera una actitud de igualación
democrática por abajo, evitando que unos tengan más que otros, y por tanto
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destruyendo esa diferencia positiva a favor de los otros. A la desigualdad de clase,

que Freud señala como posible fuente de conductas agresivas, cuyo origen seria la
propia organizaci6n de la sociedad, añade el papel de los estados modernos, y el
acaparamiento por parte de unos pocos de los bienes a los que renuncia el conjunto,
con la esperanza de hacer posible las relaciones sociales” (El vinculo social: una
lectura sociológica de Freud: 191).
Es así como el malestar de la cultura tiene que ver con la idea de falta de contención
ante lo nuevo, ante el capitalismo de consumo como se ha intentado exponer a lo
largo del presente ensayo, y las consecuencias que éste mismo ha generado en el
hombre, obteniendo como resultado una inestable sensación donde estamos en cada
momento proclives a caer en las contradicciones que esta misma cultura nos genera, o
como las expuso Freud a lo largo de su Obra “el malestar en la cultura”.

Bibliografía.

• Freud , Sigmund; “Malestar en la Cultura” Obras completas, Amorrortu, Buenos

Aires, Vol. XXI
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• Lévi—Strauss, Claude “Introducción a la obra de Marcel Mauss” en Marcel

Mauss, Sociología y Antropologia, Tecnos, Madrid
• http://www.mktglobal.iteso.mx/index.php?
option=com_content&view=article&id=291&Itemid=120
• http://revistas.ucm.es/cps/11308001/articulos/POSO0202130053A.PD
F
• http://www.rae.es