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MODERNIDAD ALTERNATIVA:

MEDICINAS LOCALES EN LOS ALTOS DE CHIAPAS

Steffan Igor Ayora Diaz*

Resumen: El siguiente artículo parte del supuesto de que la modernidad es una condición cultural
que, al ser apropiada, re-significada y adaptada al contexto local, adquiere una forma distinta y
local que se distingue de la versión acultural y universalizada de la modernidad. Así, se argumen-
ta a lo largo del texto que la medicina herbolaria se ha convertido en el instrumento de “moderni-
zación” de la medicina “tradicional”. También se desarrolla la idea de que la relación de domina-
ción y subordinación política entre las culturas cosmopolita y local da lugar a formas de
hibridación cultural, que contienen en sí mismas desigualdad y ambivalencia, y a estrategias
miméticas que permiten la inserción local en el mercado global de medicinas étnicas.
Palabras clave: modernidad alternativa, medicina herbolaria, hibridación, Altos de Chiapas.

Abstract: This paper suggests that modernity is a cultural condition that following its local appro-
priation, re-signification, and adaptation, adopts a distinct local configuration that distinguishes
it from the universalized, acultural modern blueprint. I argue that herbal medicine has been
turned into an instrument for the “modernization” of “traditional” medicines. The political relation­
ship of domination and subordination between local and cosmopolitan cultures triggers the pro-
duction of cultural hybrids that contain both this inequality and a sense of political ambivalence,
as well as the unfolding of mimetic strategies that further local insertion in the global market of
ethnic medicines.
Key words: alternative modernity, herbal medicine, hybridity, Highlands of Chiapas.

Introducción mación: “Los iloles son expertos en her-


bolaria tradicional y en sus recetas la

U
n día, mientras volaba entre mezclan con rezos, velas y el sacrificio
San Cristóbal de las Casas y la de aves de corral” (Díaz Gómez, s.f.: 63).
ciudad de México, encontré en Esta revista, ofrecida en los aviones al
mi asiento un ejemplar gratuito de la viajero –y no al indígena– tiene sin
revista Mundo Maya. En uno de los duda al menos dos objetivos: por una
artículos podía leerse la siguiente afir- parte, ofrecer al viajero una imagen
exótica de las culturas locales y, por
otra, informar acerca de las fuentes de
* Facultad de Ciencias Antropológicas, Uni-
versidad Autónoma de Yucatán. CA Estudios
tratamiento “natural” en la región de los
sobre Prácticas y Representaciones Culturales. Altos de Chiapas. Esta segunda oferta
siayora@uady.mx tiene sentido si recordamos que en la

11
12 Steffan Igor Ayora Diaz

segunda mitad del siglo xx se ha dado nación, los médicos locales de la región
un desencantamiento con respecto a se encuentran insertos en luchas por la
los logros de la modernidad: la raciona- legitimación y reconocimiento de sus
lidad instrumental, la ciencia y la tec- saberes por parte de las instituciones
nología. Fue la racionalidad instru- cos­mopolitas (Ayora Diaz, 1999; 2002).
mental la que nos condujo al desastre Al tomar en cuenta este contexto,
ecológico; la ciencia y la tecnología mo- mi objetivo en este trabajo consiste en
dernas las que propiciaron las tra­ mostrar cómo, en el imaginario públi-
gedias de Chernobyl y Bhopal, las cá- co, la diversidad de las medicinas loca-
maras de gas en la Alemania nazi, los les se ha reducido de manera progresi-
misiles inteligentes y las armas nuclea­ va a la medicina herbolaria, en razón
res; estrechamente ligada a lo anterior, de las correspondencias que se pueden
la medicina nos ha dejado el legado de encontrar entre ésta y la racionalidad
la talidomida y hemos presenciado su moderna (Ayora Diaz, 1998). Durante
impotencia ante el cáncer y el sida. Co­ mi investigación de campo en Chiapas
mo analizaré más abajo, la moderni- encontré que la medicina herbolaria
dad, desde este punto de vista, sería la es solamente una de varias formas loca-
causante de que hayamos perdido nues­ les de conocimiento médico y en general
tra armonía y solidaridad social, así no es el conocimiento más importan­te
como nuestras relaciones armónicas para la mayor parte de las poblaciones
con la naturaleza. El ethos moderno auto –y hetero– definidas como “indí-
está en parte definido por la búsqueda genas”. Sin embargo, un grupo de mé-
del tiempo perdido, por una nostalgia dicos indígenas constituido desde el
que nos lleva a buscar en el Otro la au- inicio de la década de 1980 en la región,
tenticidad, la pureza y la armonía con alcanzó, al final del siglo xx, a construir
la naturaleza. En el San Cristóbal con- un discurso hegemónico acerca de la
temporáneo existe una demanda de imagen pública de la “medicina indíge-
atención médica por parte de un sector na”, convirtiéndose en la autoridad pa­
de la población, tanto local como forá- ra determinar la autenticidad de los
nea, que requiere médicos con una orien­
tación holística y naturista. Al mismo 
Este artículo analiza las transformaciones
tiempo, después de décadas de margi- contemporáneas en la estructura de poder entre
medicinas locales y cosmopolita. Teniendo en
cuenta este propósito, mi referencia y/o análisis

La investigación de campo sobre la que se de fuentes con respecto a las medicinas locales en
basa este artículo se llevó a cabo en el área de Chiapas no contiene una exégesis de los trabajos
San Cristóbal de las Casas, Tenejapa y Comitán realizados hasta el momento, que aunque muy
de Domínguez durante 1995-1999. Agradezco el importantes para el análisis de otras dimensio-
apoyo, durante ese tiempo, de Pablo Farías Cam- nes de la problemática que los contiene, desviaría
pero, entonces director de Ecosur, de Teresa Ro- el estudio de mi objetivo principal. Mi libro, Glo-
jas Rabiela, entonces directora del ciesas, y de balización, conocimiento y poder (2002) contiene
Gabriela Vargas Cetina, también en ese periodo un examen de las aportaciones de los múltiples
coordinadora del ciesas Sureste. Este proyecto lo autores y autoras que se han preocupado por el
financió Conacyt, como el Proyecto 3411PS. tema, tanto en Chiapas como en otros lugares.
Modernidad alternativa: medicinas locales en los Altos de Chiapas 13

reclamos por reconocimiento de otros tes de la conquista europea del nuevo


médicos locales. mundo ya se daban relaciones de con-
Las relaciones entre las medicinas quista y explotación entre las culturas
locales y la cosmopolita han sido muy indígenas del continente, la llegada es-
complejas desde su inicio y se han man­ pañola introdujo nuevos elementos en
tenido con un alto nivel de complejidad la configuración cultural de la región.
hasta el presente (Freyermuth Enciso, La muy violenta comunicación inter-
1993). Aún reconociendo que desde an- cultural que se estableció a partir de
ese momento, dio pie a un largo proce-
so de hibridación a través del cual la

Algunos actores sociales pueden consi­ cultura colonizadora impuso su visión
derar como controversial el análisis que sigue
respecto del balance de las relaciones que los
religiosa, secular, política, científica,
médicos locales establecen con las instituciones sobre los grupos locales; en consecuen-
cosmopolitas que les rodean. Por este motivo me cia, las sociedades locales se sumergie-
he inclinado por el uso de pseudónimos y enun- ron en el proceso de apropiación y
ciados generales a lo largo del texto. Me parece
que tiene más relevancia el argumento que la
adaptaron elementos de la terapéutica
identificación de los actores concretos. española medieval y de la cosmovisión

Aunque ya justifiqué la distinción entre religiosa cristiana en sus prácticas y
formas de conocimiento médico en otros lugares saberes médicos (Anzures y Bolaños,
(Ayora Diaz, 1998; 1999; 2000b; 2002), lo retomo
de nuevo aquí, de manera breve: las distinciones
1983; Foster, 1994). Aunque el conoci-
ya establecidas entre medicinas “tradicional” y miento médico herbolario ha sido des-
“moderna” tienen una dimensión alocronizante, de siempre parte del arsenal médico
que niega discursivamente la coevalidad de los local, las distintas medicinas locales
dos conocimientos (Fabian, 1983); la distinción
“occidental” versus “no-occidental” niega la co-
del país en general (y de la región de
existencia espacial, creando efectos discursivos los Altos de Chiapas en particular) los
que Said (1978) llama orientalismo. La distin- médicos locales en sus prácticas han
ción entre medicinas alópatas y tradicionales, subordinado el uso de plantas a los as-
además de no ser lógicamente coherente, oscu-
rece el hecho de que las medicinas locales utili-
pectos rituales y transnaturales. Sin
zan técnicas alópatas también (el opuesto lógico embargo, desde la medicina cosmopoli-
conceptual de alópata sería homeópata). Me pa- ta, basada en su firme fe en la racionali­
rece que éstas y otras distinciones similares dad, la tecnología y las relaciones ins-
mantienen las relaciones coloniales entre distin­
tas formas de conocimiento. En este sentido, si
trumentales con la naturaleza, se ha
se parte del modelo de globalización cultural ela­ contemplado la posibilidad de rescatar
borado por Robertson (1992), Friedman (1994) y el conocimiento empírico de las pobla-
otros más, comienzo diciendo que las medicinas ciones indígenas (ini, 1994a; 1994b).
cosmopolitas tienen una disposición homoge-
neizante y hegemónica, mientras que las medi-
cinas locales tienen una disposición heteroge- 
La visión científica, racional de la medici-
neizante e híbrida. Sin embargo, como afirmo na del Atlántico norte ha hecho significativa,
más abajo, ni la medicina cosmopolita carece de particularmente en la antropología médica, la
una cierta dimensión de territorialidad, ni las diferencia entre natural y sobrenatural, y en
medicinas locales están firmemente localizadas ­general para la antropología. Con el término
(en el sentido de estar ancladas en un espacio y “transnatural” hago referencia a eventos, proce-
tiempo determinado). sos, prácticas, discursos, experiencias, percep-
14 Steffan Igor Ayora Diaz

El peso de esta visión se refleja en pro- cera sección de este ensayo examino la
yectos multimillonarios que buscan manera en que el concepto de moderni-
realizar la bioprospección sistemática dad alternativa contribuye a repensar
de los recursos botánicos de los indíge- los procesos locales de autodefinición y
nas de la región de los Altos de Chiapas búsqueda de legitimación. En la cuarta
y del país (véase, por ejemplo, la crítica sección reseño los aspectos que nos
a los pro­yectos de bioprospección que se permiten hablar de las medicinas loca-
realizan en el estado de Chiapas en les como portadoras de formas alterna-
Nigh, 2002). Desde la mirada cosmopo- tivas de modernidad. Finalizo el ensa-
lita fue posible también incorporar co- yo con un examen de las formas en las
nocimientos locales al equipamiento que la sociedad cosmopolita logra esta-
terapéutico. Los mismos conquistadores blecer nuevas estrategias de colonialis-
españoles agregaron plantas indígenas mo cultural.
a su farmacopea; además, la medicina
cosmopolita contemporánea fue capaz Para imaginar lo local:
de añadir medicamentos derivados de hibridación y mimesis
re­medios indígenas y técnicas terapéu-
ticas que en un inicio se vieron con gran Gracias a la globalización cultural re-
escepticismo. Como Webster (1991) su- sulta evidente que nuestras formas
girió, la ciencia es capaz de agregar ele­ convencionales de concebir las cultu-
mentos cuyo origen es no científico en ras indígenas se han vuelto gradual-
el momento en que logra resignificar- mente inadecuadas, parciales y ses­
los dentro del campo discursivo racio- gadas (si es que no lo eran ya desde su
nal-científico-instrumental. origen). Said (1978) impulsó el cuestio-
Así, la cosmovisión urbana, moder- namiento de la geo-grafía política del
na, científica, cosmopolita, homo/ hege- mundo, al sugerir que el “Oriente” se
mónica surge y se consolida en un imagi- construyó discursivamente para satis-
nario que subraya el valor e importancia facer la necesidad que el “Occidente”
de los conocimientos herbales médicos tie­ne de encontrarse a sí mismo y de co­
poseídos por los indígenas y que oscure­ nocer y ejercer el poder sobre el Orien­te.
ce la importancia que posee la dimen- Los antropólogos sabíamos pero poco
sión sobrenatural de los tratamientos escribíamos acerca de ello— que los
médicos locales para las poblaciones procesos y eventos sociales de distintas
locales. En la siguiente sección exami- partes del planeta se encuentran en
no algunos aspectos presentes en la íntima interconexión. Wolf (1982) con-
con­figuración de este imaginario que tribuyó de manera importante a esto,
lleva a privilegiar el conocimiento her- po­niendo de relieve los efectos de la ex-
bolario de los médicos locales. En la ter­ pansión territorial de distintos impe-
rios a lo largo y ancho de la superficie
ciones de los sujetos que rompen con la separa-
planetaria (con fines colonizadores, de
ción dicotómica entre los distintos ámbitos de lo conquista, evangelización, explotación
“natural” y lo “sobrenatural”. de recursos, comercialización, o exter-
Modernidad alternativa: medicinas locales en los Altos de Chiapas 15

minio). A pesar de la descolonización imaginando un desplazamiento que lo


formal durante el siglo xx los movimien­ aleja del hogar y del Occidente, y que
tos continuaron; por otra parte, este lo acerca al tiempo de los antepasados.
siglo ha facilitado el viaje y la preser- Esta búsqueda nostálgica alimenta las
vación de comunicaciones entre pobla- relaciones entre los sujetos urbanos y
ciones desplazadas y poblaciones enrai­ locales y crea paradojas, ambivalen-
zadas en un solo lugar, lo que Harvey cias y ambigüedades en las formas en
(1991) identificó como el proceso de las que los médicos locales se represen-
compresión espacio-temporal. Ante los tan a sí mismos.
procesos de migración masiva y el con- Este tipo de situación se ha descrito
texto contemporáneo de relativización en la literatura postcolonial. Por ejem-
cultural, se está promoviendo la deste- plo, Mignolo (2000) afirma que una
rritorialización y reterritorialización ­serie de proyectos y diseños sociales,
de las formas culturales (Basch, Glick- culturales y políticos de tipo local (es
Schiller y Szanton-Blanc, 1994). La glo­ de­cir, originado en las culturas del
balización cultural, entendida como la Atlán­tico norte) se universalizan, im-
convergencia y divergencia de fenóme- poniéndose sobre las sociedades coloni-
nos homogeneizantes y heterogenei- zadas, con lo cual fuerza de esa manera
zantes, nos obliga a dudar de la posibi- su transformación cultural. En el con-
lidad de que existan procesos sociales o texto de estas transformaciones colo-
culturales puramente locales. Las con- niales encontramos el sentido de dos
figuraciones culturales contempo­ no­ciones desarrolladas por Bhabha
ráneas tienen un carácter translocal (1994). En primer lugar, el de mimesis
(Ayo­ra Diaz, 2007). colonial; es decir, existe un doble movi-
Sin embargo, para el sujeto desen- miento marcado por la ambigüedad y
cantado del Gesellschaft moderno se las desigualdades estructurales de po-
ha vuelto indispensable el retorno a la der. Por una parte, la sociedad colonial
comunidad perdida. Esta comunidad impone sus estándares de civi­lización
se concibe como anclada en el tiempo y –basados en la certeza de su superiori-
el espacio, impermeable a los efectos de dad moral, cultural, social y política–
las transformaciones que ocurren en el promoviendo la transformación de los
mundo que la rodea. Tal comunidad se grupos colonizados, mismos que deben
imagina –y se requiere– solidaria, ar- convertirse en “europeos” (me­xicanos,
mónica, en balance con la naturaleza y en nuestro caso), aunque nunca lle-
el cosmos. En su búsqueda, el sujeto guen a ser tales. Por otra parte, algu-
moderno abandona los medios urbanos nos miembros de la sociedad coloniza-
y se desplaza hacia el mundo indígena,

En este sentido, la “localidad” del indígena

Clifford (1997) sugiere que en el mundo es imaginada, no factual. Un número difícil de
contemporáneo está siendo más importante ex- determinar de médicos locales ha recorrido dis-
plicar, no por qué se ha dejado el lugar de origen, tintos puntos del estado de Chiapas y de México
sino por qué se permanece en él. en su propia búsqueda de reconocimiento.
16 Steffan Igor Ayora Diaz

da se esfuerzan por mimetizar esas bres, la mayoría expulsados de sus pro-


formas impuestas, a sabiendas de que pias comunidades por motivos políticos
su transformación será siempre incom- y/o religiosos (véase a este respecto, Pé-
pleta. rez-Enríquez,1989; Robledo Hernández,
Así, siguiendo a Bhabha (1994), la 1997). Antes de entrar a la oficina del
am­bivalencia se mantiene. Surgen for- presidente uno encuentra las paredes
mas híbridas en cuya constitución se adornadas con fotografías de plantas
encuentra inscrita la diferencia de po- medicinales a las que se les ha agrega-
der entre las distintas sociedades. Es- do información acerca de sus nombres
tas formas híbridas se convierten en indígenas y científicos. En esa misma
vehículos para afirmar tanto sus lazos área del complejo de edificios hay una
con la sociedad local como con la socie- oficina en la que se venden manuscri-
dad hegemónica y pueden ser, según el tos y documentos acerca de la medicina
caso, instrumentos para cuestionar la indígena que los miembros del grupo
hegemonía y tener un potencial libera- han hecho. Entre ellos se encuentra un
torio, o convertirse en instrumentos libro pequeño, escrito en colaboración
que mantienen la subordinación de las con el Instituto Mexicano del Seguro
culturas locales respecto de aquella Social, que tiene como tema la herbola-
homo/hegemónica. Se desprende de es­ ria médica de esa región chiapaneca.
to que la hibridación cultural contiene En 1997 se inauguró en San Cristóbal
en sí los efectos de la desigualdad del de las Casas, con apoyo económico so-
poder, pero nos indica también la nece- bre todo europeo, el Museo de la Medici­
sidad de entender, en cada caso, qué na Maya que se ubica junto a un jardín
pa­pel juegan los productos híbridos, ya demostrativo de plantas medicinales
que pueden ser anticoloniales o parti­ (comunicación personal de un asesor
cipar en el proceso de colonización y del proyecto museal). Al acceder a las
dominación cultural. Como sugiere la instalaciones de la organización, uno
siguiente descripción, la hibridación observa que en la parte trasera del te-
mé­dica en los Altos de Chiapas conser- rreno hay un jardín en el que cultivan
va esta carga de ambivalencia política. plantas medicinales para su futuro pro­
Una apuesta por el conocimiento her­ cesamiento y venta. Estas plantas se
bal. Durante 1996 sostuve varias con- pro­cesan y transforman en píldoras,
versaciones con el presidente de un cápsulas, cremas y jarabes para su co-
grupo de médicos locales en San Cris- mercialización. En la imagen que este
tóbal de las Casas. Estas conversacio- grupo proyecta hacia fuera, la dimen-
nes se llevaron a cabo en las oficinas sión transnatural y translocal de las
del grupo que se sitúan en las inmedia- medicinas locales se oculta detrás de la
ciones de una zona urbana habitada racionalidad herbolaria (Ayora Diaz,
predominantemente por indígenas po- 2002; 2007).
En las conversaciones que sostu­ve

Mignolo (2000) llama a esta situación la con el presidente del grupo, subra­yó con
“diferencia colonial”. frecuencia el hecho de que había apren­
Modernidad alternativa: medicinas locales en los Altos de Chiapas 17

dido tratamientos herbales de sus los que tuve la oportunidad de conver-


padres, quienes a su vez los habían sar, describen la forma en que aprenden
aprendido de sus propios padres. Por sus tratamientos a través de un proceso
su parte, estos últimos habían conocido de iniciación caracterizado, en una pri-
los remedios a través de su contacto mera etapa, por el “llamado” que cada
cer­cano con la naturaleza. Aunque él uno de ellos recibe de la divinidad. El
se había iniciado en la medicina herbo- médico local tiene sueños repetitivos en
laria aprendiendo de sus padres, poste- los que es visitado por algunos Señores
riormente recibió capacitación en otras (Totilmeietik), quienes le ofrecen libros
organizaciones de médicos indígenas, de distintos colores. La aceptación del
para después iniciar su trabajo con su libro blanco es por lo general la acepta-
grupo de médicos locales. A través de ción del don de curar. Otros médicos su­
su colaboración con otros médicos loca- fren enfermedades recurrentes o graves
les y con los médicos cosmopolitas que que son interpretadas por los mé­dicos
los asesoran, se percató de que reque- locales como un llamado de Dios para
ría expandir sus conocimientos apren- ejercer. Al ser reconocido este llamado,
diendo nuevos tratamientos a través por lo general por un pulsador, se acep-
de la lectura sistemática de libros dedi- ta el recibimiento de un regalo, de un
cados a describir las características y “don” de Dios que el médico tiene la res-
los efectos terapéuticos de distintas ponsabilidad de repartir entre los miem­
plantas medicinales del país. bros enfermos de su comunidad.10
Este discurso, que puede interpre- Aunque los miembros de las comuni­
tarse como una estrategia de autorre- dades aceptan que los médicos apren-
presentación, establece por parte del den en sus sueños tanto las oraciones
presidente de la mesa directiva un do- como las plantas efectivas para los tra-
ble distanciamiento con respecto a la tamientos, también es necesario recono­
me­dicina “tradicional”, el cual refleja cer que muchas cosas se pueden apren-
los valores de la modernidad que su der a través de los medios orales de
gru­po ha incorporado y permite dar co­ co­municación que se establecen entre
herencia y legitimidad a su presencia los integrantes de los distintos grupos
en el paisaje de las organizaciones de de edad. En particular, el presidente
la región de los Altos de Chiapas. El pri­ del grupo subraya la importancia del
mer distanciamiento es con respecto a aprendizaje a través de la lectura de
la tradición oral y sobrenatural que
carac­­terizan a los conocimientos loca- 10
Un pulsador es un médico local que tiene
les de la región. La literatura sobre el la capacidad de “oír” la sangre de los enfermos.
tema, así como los médicos locales con La sangre le comunica información acerca de
sus enfermedades. De acuerdo con mis informan­
tes, al parecer la mayoría de los médicos locales

Véanse, entre otros, los trabajos de Fabrega tiene la capacidad de pulsar; sin embargo, algu-
y Silver (1973), Freyermuth Enciso (1993), Gui- nos sólo pueden pulsar y no pueden curar, mien-
teras Holmes (1965), Harman (1974), Hermitte tras que otros tienen la capacidad de curar, pero
(1970), Holland (1963), Pitarch Ramón (1996). no de pulsar.
18 Steffan Igor Ayora Diaz

libros especializados en la descripción sores me expresó que la falta de siste-


de plantas medicinales. Al destacar maticidad del conocimiento de los médi­
esta forma de aprendizaje, busca re- cos locales representaba un problema,
afirmar su inscripción en el sistema –mismo que se buscaría superar a tra-
escrito de transmisión del conocimien- vés de un proyecto de investigación–,
to que caracteriza a las tradiciones es- pues consideraba que existía la necesi-
colásticas de aprendizaje. En este sen- dad de producir una nosología indíge-
tido es importante tener en cuenta que, na, con las mismas características que
aunque si bien la transmisión escrita poseen los tratados médicos cosmopoli-
del conocimiento precede al logos mo- tas. Esto, desde su punto de vista, con-
derno, también se ha convertido en tribuiría a dar mayor fuerza y legitimi-
una de sus dimensiones definitorias dad a los médicos locales.
(Derrida, 1974; véase también Bates, La afiliación explícita al sistema es­
1995). Es decir, los médicos cosmopoli- crito de transmisión de conocimiento
tas, al igual que la mayoría de los par- confirma un segundo distanciamiento
ticipantes de la cultura del Atlántico con respecto a la medicina local: mien-
norte, desdeñan la oralidad conside- tras que los antepasados (representa-
rándola como una forma poco segura dos en su discurso por sus propios
de transmisión del conocimiento. La abue­los) aprendieron los remedios
racionalidad moderna depende de for- gracias a su contacto con la naturale-
mas más confiables, verificables y sis- za, el presidente del grupo insinúa ha-
temáticas que garantizan la uniformi- ber roto sus lazos de dependencia con
dad (y universalidad) de un saber. Los este mecanismo “original”. La mirada
médicos cosmopolitas que asesoran al romántico/nostálgica que surge y se
grupo, aunque profesan una honesta y propaga con la modernidad, atribuye a
veraz simpatía hacia los médicos loca- las poblaciones indígenas tanto la con-
les y sus conocimientos, se sujetan a un servación de relaciones armónicas co-
proceso de disciplina que caracteriza a munales como la de una armonía con
las instituciones de enseñanza cosmo- la naturaleza (Adam, 1996; Heelas
polita (Turner, 1987). Así, por ejemplo, 1996; Luke, 1996). De acuerdo con este
en una entrevista, uno de los asesores discurso, el paso de las relaciones co-
me confesaba su escepticismo sobre la munales a sociales, que caracteriza a
afirmación de los médicos locales refe- la modernidad, habría roto ambas for-
rente a que aprenden los tratamientos mas armónicas en los miembros del
durante sus sueños.11 Otro de los ase- Gesellschaft. En consecuencia, en el
discurso moderno estas relaciones de
11
De hecho, existen esfuerzos por analizar y dependencia con la na­turaleza son ca-
entender las distintas formas de conocimiento racterísticas de pueblos más “simples”
que, aunque reconocen que los sueños son una y menos “modernos”. Sin embargo, el
vía posible para producir conocimiento, aún no
encuentran un mecanismo comprensible en los
presidente del grupo busca subrayar
términos de nuestra racionalidad nordatlántica la modernidad de su aprendizaje a tra-
(Dilley, 1999). vés de la lectura de sig­nos distintos de
Modernidad alternativa: medicinas locales en los Altos de Chiapas 19

los que se encuentran en la naturaleza conocimientos y prácticas se originan


(y en los sueños). en sueños y en enfermedades que
Este doble distanciamiento –que se anuncian el llamado a la práctica mé-
revela en el discurso del presidente y dica; afirman que su aprendizaje de
que caracteriza al enfoque general del tratamientos se realiza a través de los
grupo con respecto a los conocimientos sueños; en su práctica del tratamiento
médicos locales– tiene efectos comple- de los enfermos mantienen la primacía
jos y polisémicos para distintos practi- los rezos e invocaciones y la medicina
cantes de las diversas medicinas loca- herbolaria sigue subordinada a la di-
les. Por una parte, estos médicos se mensión transnatural (Ayora Diaz,
distancian con respecto a las “tradicio- 1999; 2002). Los médicos locales exclui-
nes” médicas locales del pasado y afir- dos del grupo utilizan plantas como
man su propia modernidad. Ellos y su sin­tomáticos más que como eje del tra-
grupo toman distancia con respecto a tamiento; es decir, según me explica-
la medicina local practicada por la ma- ron, sus rezos son los que ayudan a cu-
yor parte de los médicos locales contem­ rar al paciente, de modo que las plantas
poráneos ajenos a su colectivo. Por otra y sustancias que se usan adicional-
parte, se ven en la necesidad de esta- mente sólo tienen el propósito de ali-
blecer un hilo de continuidad entre las viar molestias. Más aún, con frecuencia
prácticas de sus antepasados y las pro- las plantas útiles adquieren su poten-
pias. Esto permite fundamentar un cia gracias a las invocaciones y los re-
sentido de identidad histórica entre los zos de los médicos locales. En su sis­
médicos locales de hoy y sus antepasa- tema de conocimiento las plantas no
dos. Herzfeld (1995) llama iconicidad a poseen poderes intrínsecos, sino sola-
este proceso discursivo por el que los mente los que les confiere el trato que
su­jetos trazan la continuidad entre el los médicos tienen con el mundo sobre-
hoy y el ayer.12 natural.13 Sin embargo, los médicos lo-
En mis entrevistas con médicos lo- cales reconocen que la medicina cos-
cales de San Cristóbal de las Casas, Te­ mopolita posee poderes terapéuticos de
ne­japa y Comitán de Domínguez se los que carece la medicina local y, cuan-
hace hincapié también en el origen so-
brenatural de los conocimientos de 13
Este papel de la medicina herbolaria no es
ellos y de muchas enfermedades. Sus exclusivo del sistema médico local mesoameri-
cano. Por ejemplo, Voeks (1997) señala que en
las curaciones del Candomblé, las plantas po-
12
Este proceso es distinto de lo que este mis- seen poderes terapéuticos derivados de su aso-
mo autor identifica como nostalgia estructural y ciación con orixas y no de la presencia de sustan­
que encuentra paralelos en la nostalgia que afli- cias bioactivas. Esto es por demás lógico, ya que
ge a los sujetos modernos. La nostalgia estruc- el conocimiento de la biología y fisiología orgáni-
tural se manifiesta en las poblaciones locales cas al que se hace referencia, corresponde al co-
cuando comparan el presente de manera desfa- nocimiento de la naturaleza desarrollado por
vorable con la manera en que las cosas se ha- las culturas del Atlántico norte y éste no es un
cían o pensaban en el pasado (independiente- conocimiento que necesariamente comparten
mente de si esto es no fáctico). todas las culturas del mundo.
20 Steffan Igor Ayora Diaz

do se enferman, ellos mismos acuden a de tratamientos naturales y se conso­


las clínicas de medicina cosmopolita pa­ lidan así estrategias de mercantiliza-
ra así reforzar sus rezos y curaciones. ción de la cultura local.
La estructura del discurso médico La comunidad herbal de los Altos de
producido por los médicos del grupo se Chiapas. Se han dado diversas trans­
encuentra directamente relacionada formaciones que han sido necesarias
con el discurso médico cosmopolita. Va- para garantizar la estabilidad de los
rios médicos cosmopolitas han trabaja- mé­dicos locales de la organización y
do como sus asesores a lo largo de los para legitimar sus prácticas y conoci-
últimos veinte años. Estos médicos se mientos. Dichas transformaciones en-
han involucrado en la “capacitación” de cuentran su origen en las estructuras
los médicos locales; a través de esta ca- mismas y en la cosmovisión cultural
pacitación –que, como su nombre su- cosmopolita. En primer lugar, aunque
giere, implica la negación de reconoci- la nostalgia romántica de los sujetos
miento (o un reconocimiento limitado y modernos se nutre del sueño de Ge-
condicionado) del valor de los conoci- meinschaft, la existencia misma del
mientos locales– los médicos cosmopo- gru­po de médicos locales implica la pre­
litas han enseñado a los médicos loca- sencia de una estructura formal orga-
les la superioridad del conocimiento nizacional que es ajena a la imagen de
científico, racional y tecnológico de la comunidad indígena tradicional (Ayo-
me­dicina cosmopolita. Como ya he exa- ra Diaz, 2003b). Esto da lugar a la ima-
minado en otro lugar (Ayora Diaz, 1998), ginación de una comunidad cargada de
ante el poder discursivo de la me­dici­- ambivalencias. Por una parte, tal comu­
na cosmopolita los médicos locales de nidad se considera, al menos en su re-
la organización han aceptado subrayar presentación romántica, que se carac-
la importancia de la medicina herbola- teriza por relaciones de solidaridad e
ria buscando identificar los componen- igualdad en un marco de interacciones
tes farmacológicos activos presentes en cara-a-cara. El grupo de médicos loca-
las plantas. En la práctica, por una par­ les busca re-crear comunidades, las
te se establece una relación metoními- cuales se producen como simulacros.
ca con la tecnología al transformar las La comunidad utópica agrupa indivi-
plantas en formatos idénticos a los duos que se reconocen entre unos y
comer­cializados por las grandes com- otros como poseedores de un mismo len­
pañías farmacéuticas, haciendo hinca- guaje, miembros de la misma cultura y
pié en el conocimiento sistemático y la como convivientes en un mismo terri-
adopción de formas modernas para su torio. Esta comunidad es imaginable
transmisión; es decir, en su inscripción como consecuencia de la coexistencia
en textos que se convierten en vehícu- espacio-temporal de los integrantes del
los privilegiados para la difusión del grupo. Por otra parte, el grupo existe
conocimiento local. Por otra parte, sin en parte como vehículo de las deman-
embargo, se buscan formatos acepta- das de reconocimiento por parte de mé­
dos por los consumidores no indígenas dicos poseedores de conocimientos aná­
Modernidad alternativa: medicinas locales en los Altos de Chiapas 21

logos y concientes de su subordinación trabajar con el grupo. El asesor le res-


ante una forma cultural de conocimien­ pondió que no, que su salario depende-
to (la medicina cosmopolita). Como rá de las donaciones voluntarias de los
respuesta a la mirada nostálgica de los enfermos y de sus familiares. Estos cri-
miembros de la sociedad cosmopolita, terios exhiben una cierta rigidez que
y ante la necesidad de consolidarse co­ obliga a los aspirantes a plegarse a las
mo grupo de interés, los médicos en exigencias de entrada. Tales exigencias
este grupo han institucionalizado y bu- corresponden a un proceso de burocra-
rocratizado (en el sentido weberiano) tización de los criterios definitorios de
criterios que rigen la admisión y que ga­ pertenencia a una comunidad y obligan,
rantizan la permanencia en la organi- en consecuencia, a crear simulacros de
zación. Estos criterios tienen como re- comunidades que les permitirían aspi-
sultado la re-creación de la comunidad rar a legitimar su ingreso al grupo (Ayo­
como simulacro (Ayora Diaz, 2000a). ra Diaz, 1999).
Ilustro brevemente: un día de 1995 Al enfatizar el conocimiento médico
estaba en las oficinas de uno de los ase- herbolario, y al ocultar o menoscabar
sores, en las oficinas del grupo. Un indí­ simultáneamente el valor de la medici-
gena solicitó hablar con él para pedirle na “sobrenatural”, los médicos locales
información acerca de cómo unirse al se involucran en un proceso de secula-
grupo. Este consultor, médico cosmopo- rización de sus prácticas y de desen-
lita por educación, le respondió que no cantamiento de sus conocimientos. Los
son los médicos indígenas quienes pue- médicos locales, conscientes de que la
den afiliarse al grupo, sino las comu­ me­dicina cosmopolita reconoce sólo la
nidades en las que ellos viven. Es la legitimidad de otros conocimientos sí,
comunidad la que debe solicitar la afi- y únicamente sí, esos conocimientos se
liación. Por tanto, se recomienda que la acercan o pueden ser traducidos al
comunidad se reúna en una asamblea lenguaje moderno, técnico y racional,
en la que se decida por consenso, en pri­ acep­tan como mínimo adoptar la ima-
mer lugar, si solicitan su afiliación; en gen pública de una medicina poco o
segundo lugar, quién o quiénes son los marginalmente ligada a lo “sobrenatu-
mé­dicos locales que ellos reconocen co­ ral”. Así, al menos en discurso, los mé­
mo suyos; en tercer lugar, la asamblea di­cos de este grupo reconocen que las
deberá decidir la asignación de una por­ plantas son poseedoras de elementos
ción de las tierras comunales para dedi­ ac­ti­vos que les confieren su potencia
carla exclusivamente al cultivo de plan­ ­te­­rapéutica. Al adoptar esta retórica
tas medicinales; y en cuarto lugar, los buscan igualdad, al menos de manera
miembros de la comunidad contribui- parcial, con las premisas biológicas de
rán con el cuidado y cultivo de las plan- la medicina cosmopolita. En su discur-
tas, además de que los médicos locales so, estos médicos locales rechazan las
no deberán cobrar por sus servicios. El premisas sobrenaturales como expli­
indígena, visiblemente preocupado, cación de la potencia terapéutica de las
preguntó si obtendría algún salario por plantas, contribuyendo así a la secula-
22 Steffan Igor Ayora Diaz

rización de las prácticas terapéuticas organización tienen como objetivo, no


reconocidas como propias de la cultura solamente a otros indígenas sino tam-
indígena. bién a los turistas con esta orientación
Un segundo sentido de la comuni- anti-moderna y/o post-materialista.
dad herbal se infiere de las demandas Así, en 1997 una organización había
por parte de los consumidores de servi- colocado en las agencias de viajes loca-
cios médicos. La población de San Cris- les pequeños trípticos en los que anun-
tóbal de las Casas se ha diversificado ciaban su medicina, y en un pequeño
en las últimas décadas: ladinos, indíge- mapa señalaban su ubicación en la ciu-
nas, nacionales y extranjeros, todos dad. La presencia de estos consumi­
com­parten el espacio urbano. Cada gru­ dores favorece la diversificación y la
po se relaciona con los sistemas de co- legitimación de distintas formas de co-
nocimiento médico coexistentes en la nocimiento médico y promueve, por
región de distintas maneras. Esto en sí una parte, el interés general en la me-
no es un hecho nuevo ni privativo de dicina herbolaria y, por otra, el dominio
es­ta población. Sin embargo, hoy en en la orientación médica que en el pre-
San Cristóbal es posible encontrar un sente ha adoptado esa organización.14
creciente número de sujetos (residen- Como ya he argumentado, como an-
tes o turistas) que rechazan los produc- tropólogos necesitamos entender los
tos de la modernidad. Estos individuos conocimientos médicos locales como
tienden a concebir la medicina cosmo- formas híbridas culturales y establecer
polita como excesivamente técnica, una distancia analítica con respecto a
despreocupada por la dimensión huma­ la mirada romántica que demanda de
na y/o espiritual, como un saber que los grupos indígenas una cierta “pure-
depende en exceso de productos sinté- za” y “autenticidad” en sus prácticas
ticos. Dichos sujetos demandan servi- (Ayo­ra Diaz, 2000a; 2002). En este sen-
cios médicos que reúnan una o más de tido, mis reflexiones y análisis críticos
las siguientes características: que ob- no buscan negar la validez ni del cono­
tenga sus productos de la naturaleza y ci­miento de los médicos de la organi­
que no sean estos desnaturalizados por zación, ni la de quienes practican las
ningún procedimiento; que las inter- medi­cinas locales al margen de esa or-
venciones no violenten las superficies ganización. Como se desprende del
del cuerpo humano; que restablezcan análisis que sigue, mi argumento se
la armonía entre el cuerpo y la mente o desarrolla en el sentido de que necesi-
entre cuerpo, mente y cosmos. El consu­ tamos reconocer que toda medicina ha
midor de medicinas alternativas tiene incorporado valores, aspectos de la cos-
en San Cristóbal a su disposición far- movisión cosmopolita que acercan a los
macias naturistas, acupuntura, me­di­ practicantes, en distintos grados, a la
cina naturista, yoga, meditación tras­ modernidad. En las regiones en las que
cendental, servicios homeopáticos,
masajes terapéuticos y radianología, 14
He examinado este tema con mayor am-
entre otras opciones. Los médicos de la plitud en otro lugar (Ayora Diaz, 2002; 2003a).
Modernidad alternativa: medicinas locales en los Altos de Chiapas 23

llevé a cabo esta investigación, son los políticas económicas y sociales de los
médicos de la organización quienes estados-nación contemporáneos, han
pueden concebirse como paradigmáti- adquirido un carácter de ya dados, que
cos de una forma de modernidad alter- dificulta el reconocimiento de su carác-
nativa. ter cultural y de su dimensión política-
económica.
Modernidades alternativas15 Gaonkar (1999:1) sugiere que la mo­
en Chiapas dernidad es un proceso ineludible y dis­
tingue entre modernidad social y mo-
Entiendo la modernidad como la dimen­ dernidad cultural. Más aún, señala que
sión cultural que ha acompañado a la en la modernidad social se pueden dis-
consolidación de formas económicas tinguir aspectos cognitivos y transfor-
capitalistas (Harvey, 1991; Lash, 1997). maciones sociales. Entre sus aspectos
De la misma forma en que el capitalis- cognitivos, Gaonkar identifica el creci-
mo se ha extendido desde sus países de miento de la conciencia científica, el
origen hasta otros estados-nación, la de­sarrollo de la perspectiva secular, la
mo­dernidad también ha alcanzado otras doc­trina del progreso, la primacía de
sociedades y culturas. Si en siglos pa- la ra­cionalidad instrumental, la sepa-
sados y hasta los inicios de la segunda ración hecho-valor, la comprensión in-
mitad de este siglo, el capitalismo se dividualista del yo y la comprensión de
expandía a través de estrategias iden- la sociedad en términos de contrato.
tificables como imperialistas, el carác- Las transformaciones sociales hacen
ter contemporáneo de su expansión es referencia a la aparición e institucio-
el de adoptar nuevas formas de colonia­ nalización de economías industriales
lismo (Nederveen Pieterse, 2000). Sin controladas por el mercado, estados ad­
embargo, el neocolonialismo toma for- ministrados burocráticamente, formas
mas sutiles que al circular en la esfera de gobierno popular, el gobierno de la
pú­blica y hacerse de uso general, son ley, creciente movilidad, alfabetización
di­fícilmente reconocibles. Ejemplos co- y urbanización (ibidem: 2). Sin embar-
munes de esta forma son los conceptos go, para Gaonkar, la modernidad cultu-
y las ideas de modernidad y desarrollo ral es, primero que nada, un fenómeno
que se han convertido en generadoras propio de las elites sociales. La moder-
de prácticas políticas, sociales y econó- nidad cultural se localiza en la expre-
micas (Escobar, 1995). Éstas, a través sión y sensibilidad estéticas que desa-
de su uso generalizado y aceptación rrollan individuos descontentos con las
por las elites y círculos rectores de las transformaciones que se localizan en la
modernidad social (ibidem: 3). En estos
tér­minos, si aceptamos el modelo de
15
Aunque Appadurai (1996) propuso desde Gaon­kar, nos encontramos que en toda
1991 el término de modernidades alternativas,
dejó este concepto poco desarrollado. Sin embar-
sociedad la modernidad y el cambio so-
go, su planteamiento ha estimulado propuestas cial o cognitivo y cultural se ­encuentran
como las que se discuten a continuación. ligados a las elites locales. Son éstas
24 Steffan Igor Ayora Diaz

las que adoptarían tanto las premisas dad de formas culturales que poseen,
de la modernidad social y quienes, cada una, un lenguaje y un conjunto de
descon­tentas, iniciarían la modernidad prácticas que definen intuiciones espe-
cultural. Los pobres, los indígenas, que- cíficas de lo que es una persona y lo que
darían excluidos de la modernidad. significan las relaciones sociales, mis-
Me parece que Taylor (1999) propo- mas que explican los distintos estados
ne un modelo que nos acerca más a la del alma o de la mente y lo que es bueno
comprensión de los complejos procesos o malo, las virtudes y los vicios (ibidem:
locales. En este sentido, se habla no de 153). Como Taylor apunta (ibidem: 158):
modernidad como un “algo” que ocurre, “[La] teoría cultural [de la moderni-
sino como una manera de pensar nues- dad] presume un punto de vista desde el
tras sociedades y culturas. Taylor (1999) que vemos nuestra cultura como una
sugiere que coexisten dos formas teóri- entre otras, y esto, cuando más, es una
cas de entender la modernidad: una adquisición reciente de nuestra civili-
dominante y acultural y otra, cultural. zación[…]”. Taylor sugiere entonces que
La teoría acultural presume que la mo- manifes­tamos una tendencia a olvidar
dernidad, en tanto proceso ineludible, que esta dimensión cultural surge en
tiene como resultado final la conver- parte como resultado de nuestro miedo
gencia de todas las sociedades en la de perder el piso, desde el cual podemos
forma estructural cosmopolita. Esta fundamentar nuestros juicios de valor
teoría acultural explica las transfor- (idem). La globalización cultural, en su
maciones en términos de operaciones forma contemporánea, ha dado lugar
neutrales con respecto a la cultura; en precisamente a un proceso de relativi-
este sentido, la teoría acultural concibe zación de todas las formas culturales
la modernidad como el incremento en que ha permitido a Robertson (1992)
la razón, tanto como crecimiento de la llamar “periodo de incertidumbre” a la
conciencia científica como desarrollo fase actual de la globalización.
de la perspectiva secular y aumento en Desde esta perspectiva cultural de
la racionalidad instrumental. Por otra la modernidad, las culturas locales
parte, esta teoría explica la moderni- adoptan, adaptan y resignifican co­
dad como un aumento en la movilidad, nocimientos y prácticas culturales sur­
industrialización y urbanización que gidos en distintos sitios. Estos cono­
todas las sociedades se encuentran for- cimientos se incorporan a sistemas
zadas a incorporar (ibidem: 154). Des- loca­les, asignándoles valores y conse-
de esta perspectiva, la modernidad cuencias distintas de aquellas que tie-
emerge de prácticas sociales basadas nen en las sociedades homo/hegemóni-
en una racionalidad que se presume cas en las que surgen. Mi postura es
libre de valores culturales (idem). En que los conocimientos y prácticas son
contraste, una teoría cultural de la mo- todos de naturaleza híbrida. Pero ésta
dernidad se ve obligada a concebir las no es una hibridación, lo cual se opone
diferencias en términos de diferencias a Friedman (1997), que presupone un
entre culturas. Existe una multiplici- “antes”, cuando los conocimientos y
Modernidad alternativa: medicinas locales en los Altos de Chiapas 25

prác­ticas fueron puros. La forma mis- dicina popular” entre los pobres) (Ko-
ma en la que los conocimientos se cons- hler, 1974). En ese momento sólo existía
truyen en toda cultura, que es a través una manera de entender el “progreso”.
de la comunicación entre distintos su- Luego, cuando la modernidad comenzó
jetos tanto al interior como con otras a de­finirse mediante la primacía de su
comunidades, exige un rechazo de la po­ dimensión estética, se comenzó a privi-
sibilidad de que exista un conocimiento legiar la multiculturalidad de las na-
libre de influencias extrañas; esto es, ciones-estado contemporáneas. En ese
los conocimientos que los médicos lo­ momento (las décadas de 1970 y 1980)
cales poseen son, por necesidad, trans­ empezó a aceptarse que distintos gru-
loca­les (Ayora Diaz, 2007). En conse- pos podían mantener sus “costumbres”
cuencia, localmente, de acuerdo a las en el mundo y éste seguiría siendo
ca­racterísticas estructurales e histó­ “moderno”. A partir de entonces los
rico-específicas de cada grupo, se adap- contrastes temporales se hicieron más
tan y resignifican elementos y valores ambiguos: lo “tradicional” remite al pa-
pertenecientes a otras cosmovisiones sado y al mismo tiempo se encuentra
que conducen a la emergencia de for- en el saber y hacer de sujetos contem-
mas distintas de ser modernos. poráneos. Ante el vaciamiento tem­
A continuación, describo brevemen- poral y la desterritorialización del co-
te algunas de las formas que ha to­mado nocimiento, los sujetos de la cultura
la medicina local, las cuales per­miten cosmopolita se han visto obligados a
afirmar que la medicina que los indíge- experimentar en sus relaciones con los
nas de la organización practican es una sujetos locales. En este sentido, el domi­
forma alternativa de modernidad. nio que la medicina herbolaria mantie-
ne sobre el conocimiento médico trans-
La modernidad de las natural y ritualístico son residuos del
medicinas locales habitus desarrollado por individuos
urbanos al crecer en ese medio y al
La relación de las medicinas locales aprender los valores de la medicina
con la modernidad ha sido una relación cosmopolita en instituciones cultural-
cambiante. Cuando la modernización se mente específicas (universidades). Por
entendía como un proceso evolutivo e otra parte, el Museo de Medicina Maya
ine­ludible, las elites nacionales acepta- sería también una adopción local de
ban que los indígenas deberían dejar una forma moderna de relacionarse
de ser indígenas; deberían incorporar- con el pasado. El museo nos ayuda a
se a la nación. El ini buscó en sus prime­ reificar las prácticas y conocimientos
ros años convertir a los indígenas en culturales y a interponer una distancia
ciudadanos mexicanos. En parte a tra- textual entre el observador y la cultura
vés de sus políticas educativas, de len- observada (Kirshemblatt-Gimblett,
guaje y salud, se intentó eliminar los 1998). Sin embargo, es importante re-
co­nocimientos médicos locales etique- conocer que los médicos cosmopolitas
tándolos como “supersticiones” (o “me- no han obligado (en un sentido literal y
26 Steffan Igor Ayora Diaz

coercitivo) a los médicos locales a es- cribe en lo que hoy se conoce como flexi­
conder sus conocimientos médicos so- bi­lización de la economía (Harvey, 1991;
brenaturales detrás de la medicina Lash y Urry, 1994). Con la flexibiliza-
herbolaria ni en el museo. Los indíge- ción de la economía, el consumo se con-
nas conservan su sentido de agencia en vierte en un factor estructurante de las
el desarrollo de ambos esfuerzos. En prácticas económicas, estableciendo
con­secuencia, me parece adecuado su- las condiciones para la aparición de un
gerir que el distanciamiento discursivo mercado de nichos. El consumo, a su
que se establece entre la medicina her- vez, tiene una tendencia a la fragmen-
bolaria y la medicina transnatural (así tación y flexibilización y en gran parte
como entre la planeación y la puesta las cosmovisiones culturales contri­
en funciones del museo) corresponden buyen a darle forma al consumo. El
a estrategias que los médicos locales consumo de prácticas y conocimientos
han desplegado para afirmar sus pro- médicos marca al consumidor. La prefe­
pias prácticas y conocimientos cultura- rencia por uno o varios sistemas médi-
les y para asegurar su lugar en la mo­ cos contribuye a dar fuerza al re­clamo
der­nidad. de ser visto como parte de una co­mu­
Por último, además de lo anterior, nidad. A diferencia de los que otros au-
existe otro factor que contribuye a si- tores sugieren (Lash, 1997), la búsque-
tuar la medicina local de la organiza- da de la recuperación de la salud no es
ción en el ámbito de la modernidad; a una práctica acultural definida exclu-
saber, la mercantilización y la transfor- sivamente por el valor de uso de la me-
mación en bien de consumo de la medi- dicina. En un contexto de fragmen­
cina local, lo cual se describió en la tación y explosión de los sistemas
sección anterior. Por una parte, la re- mé­dicos, la selección de tratamiento
producción de la organización está ga- forma parte de las estrategias de posi-
rantizada en tanto que pueda sostener cionamiento social y cultural. Debido a
una imagen que las agencias y funda- la fragmentación del campo médico, se
ciones nacionales e internacionales, gu­ ha creado un marco favorable para la
bernamentales y no gubernamentales, mercantilización de las medicinas lo-
estén dispuestas a apoyar económica- cales, las cuales ocupan un nicho favo-
mente. En este sentido, y a diferencia rable ante la afluencia de turistas en la
de los médicos locales en las comunida- región. Muchos de estos turistas son
des, los médicos de la organización se portadores de una visión romántica y
han hecho dependientes de la econo- nostálgica que da por sentado la rela-
mía política de las organizaciones no ción armónica de los indígenas con la
gu­bernamentales en el ámbito trans- na­turaleza y al interior de sus comuni-
nacional para garantizar su superviven­ dades. Debido a estos consumidores,
cia en la región. Otro aspecto de la mer­ re­sulta lógico que solamente parte del
cantilización de la medicina local de la esfuerzo de algunos médicos locales, en
organización, pero también de otras for­ particular de los miembros de la organi­
mas médicas no cosmopolitas, se ins- zación, se canalice hacia la producción
Modernidad alternativa: medicinas locales en los Altos de Chiapas 27

de medicamentos herbales en formatos siglo xx se ha hecho cada vez más difícil


rápidamente aceptables por los visi- aceptar este modelo. La racionalidad
tantes. tomaba formas inesperadas, las insti-
Así, los médicos locales de la organi­ tuciones modernas se adaptaban a ca­
zación se han constituido en un ejem­ da realidad nacional. Gradualmente,
plo paradigmático de la ­“modernización” en el orden global, se tuvo que llegar a
de las medicinas locales. El imaginario la aceptación de que esas formas de mo­
que las constituiría en medicinas “pri- dernidad no eran “deformaciones” ni
mordiales”, las introdujo en el campo “desviaciones” de un único modelo, uni­li­
de la modernidad. Las medicinas loca- neal, de modernización. Cómo ya he ar­
les continúan teniendo significado gumentado con Vargas Cetina (Ayora
para las comunidades de sentido que Diaz y Vargas Cetina, 2005), la moderni­
las producen; al mismo tiempo, se han dad es una condición cultural, que aún
trans­formado estableciendo una distan­ cuando se ha universalizado, sus par­
cia temporal y espacial en su relación ticularizaciones (es decir, sus apropia-
con los conocimientos médicos que se ciones y adaptaciones) revelaron que
producen al interior de múltiples comu­ existen múltiples formas de ser moder-
nidades locales, indígenas o no. Estas nos en ámbitos urbanos y rurales, entre
me­dicinas siguen siendo locales, aun- grupos étnicos y nacionales, o entre dis­
que su estructura, que subordina a la tintos tipos de sociedad. No son formas
medicina sobrenatural, invierta la je- de antimodernidad. Por el contrario,
rarquía axiológica de otras formas de son formas alternativas que la moder-
conocimiento médico local. Como resul- nidad adquiere en contextos sociales,
tado de su carácter históricamente hí- culturales, históricos y políticos parti-
brido, las medicinas locales han logra- culares. No es lo mismo, y no puede ser,
do incorporar, resignificando, aspectos ser moderno en la metrópoli colonial,
definitorios de la medicina cosmopoli- que en la pequeña comunidad sujeta al
ta, con lo cual se obtiene, al mismo tiem­ gobierno y normatividad colonial.
po, el reconocimiento y legitimación por El conocimiento médico entre gru-
parte de las instituciones homo/hege- pos locales, como por ejemplo entre los
mónicas; es decir, se gana un lugar en indígenas de los Altos de Chiapas, no
la modernidad cultural de la región. es “tradicional” en el sentido de perte-
necer a un tiempo distinto de aquél
Conclusión: modernidad ocupado por la medicina cosmopolita,
alternativa y neocolonialismo “moderna”. Es “tradicional” porque la
tra­dición está constituida como un efec­
La modernidad acultural, y su cognado to, y es también constituyente de la au­
“modernización”, homogeneizaban y toconciencia moderna. Los médicos lo-
universalizaban una comprensión he- cales con quienes trabajé, hablantes de
gemónica del proceso de transforma- tzotzil, tzeltal o tojolabal, han transfor-
ción social, económica, cultural y tecno- mado sus prácticas, conocimientos y
lógica. Desde las últimas décadas del discursos médicos de manera que pue-
28 Steffan Igor Ayora Diaz

den asegurar su supervivencia y coexis­ se traducen en estrategias de coloni­


tencia con la medicina cosmopolita. La zación cultural. Sin embargo, las so­
apropiación de la herbolaria como cons­ ciedades y las culturas locales no son
titutiva de la medicina “tradicional”, recipientes pasivos de la cultura cosmo­
afirmo, es una forma “moderna” del co- polita ni víctimas indefensas ante las
nocimiento “tradicional”. En este senti- nuevas formas de colonialismo cultu-
do, encontramos la manifestación de la ral. Los individuos y grupos de indivi-
estructura desigual en una forma hí- duos producen estrategias de resisten-
brida, homogeneizante y hegemónica cia a las fuerzas homogeneizantes, lo
del poder cultural colonial. Es necesa- cual desemboca a veces en el rechazo
rio tener presente que los médicos lo- de los conocimientos y prácticas cosmo-
cales se convierten sobre todo en her- politas y, en ocasiones en la adaptación
bolarios cuando han sido “capacitados” de lo que encuentran útil de la cultura
por las instituciones médicas cosmopo- global. La modernidad se transforma y
litas y reciben financiamientos para se convierte en local, de la misma mane­
desarrollar sus conocimientos en for- ra en que todo lo global es simultánea-
mas que pueden ser instrumentalmen- mente local. Al crear las condiciones
te útiles en el mercado de los remedios para la producción de una modernidad
curativos. alternativa, las poblaciones locales se
La modernización cultural de la re- permiten innovar y adaptar las prácti-
gión chiapaneca ha permitido introdu- cas cotidianas al cambiante mundo de
cir entre los médicos locales elementos la globalización.
propios de la cosmovisión homo/hege- Sin embargo, la colonización de los
mónica de la sociedad cosmopolita. La co­nocimientos y de las prácticas locales
ciencia es una forma culturalmente conduce al cuestionamiento de cono­ci­
específica de producción de conocimien­ mientos y prácticas a los que comu­ni­da­
tos, aunque su tendencia homoge­ des de estilo de vida confieren sentido
neizante nos conduce a pensar que el y de los que, al mismo tiempo, obtienen
hecho de que la encontramos presente un sentido cultural propio. La moder-
en sociedades disímiles confirma su ca­ nización de la medicina local, hasta el
rác­ter acultural. En efecto, ya varios mo­mento, parece que beneficia a un me­
au­tores han sugerido que ni la ciencia nor número de médicos locales en com­
ni la tecnología pueden transferirse de paración con los que pone en aprietos
una a otra sociedad libre de los valores (Ayora Diaz, 1999; 2002; Ayora Diaz y
de la cultura que los produjo (Harding, Vargas Cetina, 2005). Necesitamos rea­
1998; Hess, 1995). Junto con la ciencia lizar, junto con quienes se sienten afec-
y la tecnología se transfieren los valo- tados por el proceso de modernización,
res y la cosmovisión de las sociedades un balance de los beneficios y desgra-
do­minantes a las sociedades domina- cias percibidas como resultantes del
das. Al terminar la era de los imperios, cambio cultural. Sin embargo, en mi
la cultura homo/hegemónica ha adop- opi­nión, necesitamos crear las condicio­
tado nuevas formas de dominación que nes para producir un discurso libre de
Modernidad alternativa: medicinas locales en los Altos de Chiapas 29

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