Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Resumen: El siguiente artículo parte del supuesto de que la modernidad es una condición cultural
que, al ser apropiada, re-significada y adaptada al contexto local, adquiere una forma distinta y
local que se distingue de la versión acultural y universalizada de la modernidad. Así, se argumen-
ta a lo largo del texto que la medicina herbolaria se ha convertido en el instrumento de “moderni-
zación” de la medicina “tradicional”. También se desarrolla la idea de que la relación de domina-
ción y subordinación política entre las culturas cosmopolita y local da lugar a formas de
hibridación cultural, que contienen en sí mismas desigualdad y ambivalencia, y a estrategias
miméticas que permiten la inserción local en el mercado global de medicinas étnicas.
Palabras clave: modernidad alternativa, medicina herbolaria, hibridación, Altos de Chiapas.
Abstract: This paper suggests that modernity is a cultural condition that following its local appro-
priation, re-signification, and adaptation, adopts a distinct local configuration that distinguishes
it from the universalized, acultural modern blueprint. I argue that herbal medicine has been
turned into an instrument for the “modernization” of “traditional” medicines. The political relation
ship of domination and subordination between local and cosmopolitan cultures triggers the pro-
duction of cultural hybrids that contain both this inequality and a sense of political ambivalence,
as well as the unfolding of mimetic strategies that further local insertion in the global market of
ethnic medicines.
Key words: alternative modernity, herbal medicine, hybridity, Highlands of Chiapas.
U
n día, mientras volaba entre mezclan con rezos, velas y el sacrificio
San Cristóbal de las Casas y la de aves de corral” (Díaz Gómez, s.f.: 63).
ciudad de México, encontré en Esta revista, ofrecida en los aviones al
mi asiento un ejemplar gratuito de la viajero –y no al indígena– tiene sin
revista Mundo Maya. En uno de los duda al menos dos objetivos: por una
artículos podía leerse la siguiente afir- parte, ofrecer al viajero una imagen
exótica de las culturas locales y, por
otra, informar acerca de las fuentes de
* Facultad de Ciencias Antropológicas, Uni-
versidad Autónoma de Yucatán. CA Estudios
tratamiento “natural” en la región de los
sobre Prácticas y Representaciones Culturales. Altos de Chiapas. Esta segunda oferta
siayora@uady.mx tiene sentido si recordamos que en la
11
12 Steffan Igor Ayora Diaz
segunda mitad del siglo xx se ha dado nación, los médicos locales de la región
un desencantamiento con respecto a se encuentran insertos en luchas por la
los logros de la modernidad: la raciona- legitimación y reconocimiento de sus
lidad instrumental, la ciencia y la tec- saberes por parte de las instituciones
nología. Fue la racionalidad instru- cosmopolitas (Ayora Diaz, 1999; 2002).
mental la que nos condujo al desastre Al tomar en cuenta este contexto,
ecológico; la ciencia y la tecnología mo- mi objetivo en este trabajo consiste en
dernas las que propiciaron las tra mostrar cómo, en el imaginario públi-
gedias de Chernobyl y Bhopal, las cá- co, la diversidad de las medicinas loca-
maras de gas en la Alemania nazi, los les se ha reducido de manera progresi-
misiles inteligentes y las armas nuclea va a la medicina herbolaria, en razón
res; estrechamente ligada a lo anterior, de las correspondencias que se pueden
la medicina nos ha dejado el legado de encontrar entre ésta y la racionalidad
la talidomida y hemos presenciado su moderna (Ayora Diaz, 1998). Durante
impotencia ante el cáncer y el sida. Co mi investigación de campo en Chiapas
mo analizaré más abajo, la moderni- encontré que la medicina herbolaria
dad, desde este punto de vista, sería la es solamente una de varias formas loca-
causante de que hayamos perdido nues les de conocimiento médico y en general
tra armonía y solidaridad social, así no es el conocimiento más importante
como nuestras relaciones armónicas para la mayor parte de las poblaciones
con la naturaleza. El ethos moderno auto –y hetero– definidas como “indí-
está en parte definido por la búsqueda genas”. Sin embargo, un grupo de mé-
del tiempo perdido, por una nostalgia dicos indígenas constituido desde el
que nos lleva a buscar en el Otro la au- inicio de la década de 1980 en la región,
tenticidad, la pureza y la armonía con alcanzó, al final del siglo xx, a construir
la naturaleza. En el San Cristóbal con- un discurso hegemónico acerca de la
temporáneo existe una demanda de imagen pública de la “medicina indíge-
atención médica por parte de un sector na”, convirtiéndose en la autoridad pa
de la población, tanto local como forá- ra determinar la autenticidad de los
nea, que requiere médicos con una orien
tación holística y naturista. Al mismo
Este artículo analiza las transformaciones
tiempo, después de décadas de margi- contemporáneas en la estructura de poder entre
medicinas locales y cosmopolita. Teniendo en
cuenta este propósito, mi referencia y/o análisis
La investigación de campo sobre la que se de fuentes con respecto a las medicinas locales en
basa este artículo se llevó a cabo en el área de Chiapas no contiene una exégesis de los trabajos
San Cristóbal de las Casas, Tenejapa y Comitán realizados hasta el momento, que aunque muy
de Domínguez durante 1995-1999. Agradezco el importantes para el análisis de otras dimensio-
apoyo, durante ese tiempo, de Pablo Farías Cam- nes de la problemática que los contiene, desviaría
pero, entonces director de Ecosur, de Teresa Ro- el estudio de mi objetivo principal. Mi libro, Glo-
jas Rabiela, entonces directora del ciesas, y de balización, conocimiento y poder (2002) contiene
Gabriela Vargas Cetina, también en ese periodo un examen de las aportaciones de los múltiples
coordinadora del ciesas Sureste. Este proyecto lo autores y autoras que se han preocupado por el
financió Conacyt, como el Proyecto 3411PS. tema, tanto en Chiapas como en otros lugares.
Modernidad alternativa: medicinas locales en los Altos de Chiapas 13
El peso de esta visión se refleja en pro- cera sección de este ensayo examino la
yectos multimillonarios que buscan manera en que el concepto de moderni-
realizar la bioprospección sistemática dad alternativa contribuye a repensar
de los recursos botánicos de los indíge- los procesos locales de autodefinición y
nas de la región de los Altos de Chiapas búsqueda de legitimación. En la cuarta
y del país (véase, por ejemplo, la crítica sección reseño los aspectos que nos
a los proyectos de bioprospección que se permiten hablar de las medicinas loca-
realizan en el estado de Chiapas en les como portadoras de formas alterna-
Nigh, 2002). Desde la mirada cosmopo- tivas de modernidad. Finalizo el ensa-
lita fue posible también incorporar co- yo con un examen de las formas en las
nocimientos locales al equipamiento que la sociedad cosmopolita logra esta-
terapéutico. Los mismos conquistadores blecer nuevas estrategias de colonialis-
españoles agregaron plantas indígenas mo cultural.
a su farmacopea; además, la medicina
cosmopolita contemporánea fue capaz Para imaginar lo local:
de añadir medicamentos derivados de hibridación y mimesis
remedios indígenas y técnicas terapéu-
ticas que en un inicio se vieron con gran Gracias a la globalización cultural re-
escepticismo. Como Webster (1991) su- sulta evidente que nuestras formas
girió, la ciencia es capaz de agregar ele convencionales de concebir las cultu-
mentos cuyo origen es no científico en ras indígenas se han vuelto gradual-
el momento en que logra resignificar- mente inadecuadas, parciales y ses
los dentro del campo discursivo racio- gadas (si es que no lo eran ya desde su
nal-científico-instrumental. origen). Said (1978) impulsó el cuestio-
Así, la cosmovisión urbana, moder- namiento de la geo-grafía política del
na, científica, cosmopolita, homo/ hege- mundo, al sugerir que el “Oriente” se
mónica surge y se consolida en un imagi- construyó discursivamente para satis-
nario que subraya el valor e importancia facer la necesidad que el “Occidente”
de los conocimientos herbales médicos tiene de encontrarse a sí mismo y de co
poseídos por los indígenas y que oscure nocer y ejercer el poder sobre el Oriente.
ce la importancia que posee la dimen- Los antropólogos sabíamos pero poco
sión sobrenatural de los tratamientos escribíamos acerca de ello— que los
médicos locales para las poblaciones procesos y eventos sociales de distintas
locales. En la siguiente sección exami- partes del planeta se encuentran en
no algunos aspectos presentes en la íntima interconexión. Wolf (1982) con-
configuración de este imaginario que tribuyó de manera importante a esto,
lleva a privilegiar el conocimiento her- poniendo de relieve los efectos de la ex-
bolario de los médicos locales. En la ter pansión territorial de distintos impe-
rios a lo largo y ancho de la superficie
ciones de los sujetos que rompen con la separa-
planetaria (con fines colonizadores, de
ción dicotómica entre los distintos ámbitos de lo conquista, evangelización, explotación
“natural” y lo “sobrenatural”. de recursos, comercialización, o exter-
Modernidad alternativa: medicinas locales en los Altos de Chiapas 15
llevé a cabo esta investigación, son los políticas económicas y sociales de los
médicos de la organización quienes estados-nación contemporáneos, han
pueden concebirse como paradigmáti- adquirido un carácter de ya dados, que
cos de una forma de modernidad alter- dificulta el reconocimiento de su carác-
nativa. ter cultural y de su dimensión política-
económica.
Modernidades alternativas15 Gaonkar (1999:1) sugiere que la mo
en Chiapas dernidad es un proceso ineludible y dis
tingue entre modernidad social y mo-
Entiendo la modernidad como la dimen dernidad cultural. Más aún, señala que
sión cultural que ha acompañado a la en la modernidad social se pueden dis-
consolidación de formas económicas tinguir aspectos cognitivos y transfor-
capitalistas (Harvey, 1991; Lash, 1997). maciones sociales. Entre sus aspectos
De la misma forma en que el capitalis- cognitivos, Gaonkar identifica el creci-
mo se ha extendido desde sus países de miento de la conciencia científica, el
origen hasta otros estados-nación, la desarrollo de la perspectiva secular, la
modernidad también ha alcanzado otras doctrina del progreso, la primacía de
sociedades y culturas. Si en siglos pa- la racionalidad instrumental, la sepa-
sados y hasta los inicios de la segunda ración hecho-valor, la comprensión in-
mitad de este siglo, el capitalismo se dividualista del yo y la comprensión de
expandía a través de estrategias iden- la sociedad en términos de contrato.
tificables como imperialistas, el carác- Las transformaciones sociales hacen
ter contemporáneo de su expansión es referencia a la aparición e institucio-
el de adoptar nuevas formas de colonia nalización de economías industriales
lismo (Nederveen Pieterse, 2000). Sin controladas por el mercado, estados ad
embargo, el neocolonialismo toma for- ministrados burocráticamente, formas
mas sutiles que al circular en la esfera de gobierno popular, el gobierno de la
pública y hacerse de uso general, son ley, creciente movilidad, alfabetización
difícilmente reconocibles. Ejemplos co- y urbanización (ibidem: 2). Sin embar-
munes de esta forma son los conceptos go, para Gaonkar, la modernidad cultu-
y las ideas de modernidad y desarrollo ral es, primero que nada, un fenómeno
que se han convertido en generadoras propio de las elites sociales. La moder-
de prácticas políticas, sociales y econó- nidad cultural se localiza en la expre-
micas (Escobar, 1995). Éstas, a través sión y sensibilidad estéticas que desa-
de su uso generalizado y aceptación rrollan individuos descontentos con las
por las elites y círculos rectores de las transformaciones que se localizan en la
modernidad social (ibidem: 3). En estos
términos, si aceptamos el modelo de
15
Aunque Appadurai (1996) propuso desde Gaonkar, nos encontramos que en toda
1991 el término de modernidades alternativas,
dejó este concepto poco desarrollado. Sin embar-
sociedad la modernidad y el cambio so-
go, su planteamiento ha estimulado propuestas cial o cognitivo y cultural se encuentran
como las que se discuten a continuación. ligados a las elites locales. Son éstas
24 Steffan Igor Ayora Diaz
las que adoptarían tanto las premisas dad de formas culturales que poseen,
de la modernidad social y quienes, cada una, un lenguaje y un conjunto de
descontentas, iniciarían la modernidad prácticas que definen intuiciones espe-
cultural. Los pobres, los indígenas, que- cíficas de lo que es una persona y lo que
darían excluidos de la modernidad. significan las relaciones sociales, mis-
Me parece que Taylor (1999) propo- mas que explican los distintos estados
ne un modelo que nos acerca más a la del alma o de la mente y lo que es bueno
comprensión de los complejos procesos o malo, las virtudes y los vicios (ibidem:
locales. En este sentido, se habla no de 153). Como Taylor apunta (ibidem: 158):
modernidad como un “algo” que ocurre, “[La] teoría cultural [de la moderni-
sino como una manera de pensar nues- dad] presume un punto de vista desde el
tras sociedades y culturas. Taylor (1999) que vemos nuestra cultura como una
sugiere que coexisten dos formas teóri- entre otras, y esto, cuando más, es una
cas de entender la modernidad: una adquisición reciente de nuestra civili-
dominante y acultural y otra, cultural. zación[…]”. Taylor sugiere entonces que
La teoría acultural presume que la mo- manifestamos una tendencia a olvidar
dernidad, en tanto proceso ineludible, que esta dimensión cultural surge en
tiene como resultado final la conver- parte como resultado de nuestro miedo
gencia de todas las sociedades en la de perder el piso, desde el cual podemos
forma estructural cosmopolita. Esta fundamentar nuestros juicios de valor
teoría acultural explica las transfor- (idem). La globalización cultural, en su
maciones en términos de operaciones forma contemporánea, ha dado lugar
neutrales con respecto a la cultura; en precisamente a un proceso de relativi-
este sentido, la teoría acultural concibe zación de todas las formas culturales
la modernidad como el incremento en que ha permitido a Robertson (1992)
la razón, tanto como crecimiento de la llamar “periodo de incertidumbre” a la
conciencia científica como desarrollo fase actual de la globalización.
de la perspectiva secular y aumento en Desde esta perspectiva cultural de
la racionalidad instrumental. Por otra la modernidad, las culturas locales
parte, esta teoría explica la moderni- adoptan, adaptan y resignifican co
dad como un aumento en la movilidad, nocimientos y prácticas culturales sur
industrialización y urbanización que gidos en distintos sitios. Estos cono
todas las sociedades se encuentran for- cimientos se incorporan a sistemas
zadas a incorporar (ibidem: 154). Des- locales, asignándoles valores y conse-
de esta perspectiva, la modernidad cuencias distintas de aquellas que tie-
emerge de prácticas sociales basadas nen en las sociedades homo/hegemóni-
en una racionalidad que se presume cas en las que surgen. Mi postura es
libre de valores culturales (idem). En que los conocimientos y prácticas son
contraste, una teoría cultural de la mo- todos de naturaleza híbrida. Pero ésta
dernidad se ve obligada a concebir las no es una hibridación, lo cual se opone
diferencias en términos de diferencias a Friedman (1997), que presupone un
entre culturas. Existe una multiplici- “antes”, cuando los conocimientos y
Modernidad alternativa: medicinas locales en los Altos de Chiapas 25
prácticas fueron puros. La forma mis- dicina popular” entre los pobres) (Ko-
ma en la que los conocimientos se cons- hler, 1974). En ese momento sólo existía
truyen en toda cultura, que es a través una manera de entender el “progreso”.
de la comunicación entre distintos su- Luego, cuando la modernidad comenzó
jetos tanto al interior como con otras a definirse mediante la primacía de su
comunidades, exige un rechazo de la po dimensión estética, se comenzó a privi-
sibilidad de que exista un conocimiento legiar la multiculturalidad de las na-
libre de influencias extrañas; esto es, ciones-estado contemporáneas. En ese
los conocimientos que los médicos lo momento (las décadas de 1970 y 1980)
cales poseen son, por necesidad, trans empezó a aceptarse que distintos gru-
locales (Ayora Diaz, 2007). En conse- pos podían mantener sus “costumbres”
cuencia, localmente, de acuerdo a las en el mundo y éste seguiría siendo
características estructurales e histó “moderno”. A partir de entonces los
rico-específicas de cada grupo, se adap- contrastes temporales se hicieron más
tan y resignifican elementos y valores ambiguos: lo “tradicional” remite al pa-
pertenecientes a otras cosmovisiones sado y al mismo tiempo se encuentra
que conducen a la emergencia de for- en el saber y hacer de sujetos contem-
mas distintas de ser modernos. poráneos. Ante el vaciamiento tem
A continuación, describo brevemen- poral y la desterritorialización del co-
te algunas de las formas que ha tomado nocimiento, los sujetos de la cultura
la medicina local, las cuales permiten cosmopolita se han visto obligados a
afirmar que la medicina que los indíge- experimentar en sus relaciones con los
nas de la organización practican es una sujetos locales. En este sentido, el domi
forma alternativa de modernidad. nio que la medicina herbolaria mantie-
ne sobre el conocimiento médico trans-
La modernidad de las natural y ritualístico son residuos del
medicinas locales habitus desarrollado por individuos
urbanos al crecer en ese medio y al
La relación de las medicinas locales aprender los valores de la medicina
con la modernidad ha sido una relación cosmopolita en instituciones cultural-
cambiante. Cuando la modernización se mente específicas (universidades). Por
entendía como un proceso evolutivo e otra parte, el Museo de Medicina Maya
ineludible, las elites nacionales acepta- sería también una adopción local de
ban que los indígenas deberían dejar una forma moderna de relacionarse
de ser indígenas; deberían incorporar- con el pasado. El museo nos ayuda a
se a la nación. El ini buscó en sus prime reificar las prácticas y conocimientos
ros años convertir a los indígenas en culturales y a interponer una distancia
ciudadanos mexicanos. En parte a tra- textual entre el observador y la cultura
vés de sus políticas educativas, de len- observada (Kirshemblatt-Gimblett,
guaje y salud, se intentó eliminar los 1998). Sin embargo, es importante re-
conocimientos médicos locales etique- conocer que los médicos cosmopolitas
tándolos como “supersticiones” (o “me- no han obligado (en un sentido literal y
26 Steffan Igor Ayora Diaz
coercitivo) a los médicos locales a es- cribe en lo que hoy se conoce como flexi
conder sus conocimientos médicos so- bilización de la economía (Harvey, 1991;
brenaturales detrás de la medicina Lash y Urry, 1994). Con la flexibiliza-
herbolaria ni en el museo. Los indíge- ción de la economía, el consumo se con-
nas conservan su sentido de agencia en vierte en un factor estructurante de las
el desarrollo de ambos esfuerzos. En prácticas económicas, estableciendo
consecuencia, me parece adecuado su- las condiciones para la aparición de un
gerir que el distanciamiento discursivo mercado de nichos. El consumo, a su
que se establece entre la medicina her- vez, tiene una tendencia a la fragmen-
bolaria y la medicina transnatural (así tación y flexibilización y en gran parte
como entre la planeación y la puesta las cosmovisiones culturales contri
en funciones del museo) corresponden buyen a darle forma al consumo. El
a estrategias que los médicos locales consumo de prácticas y conocimientos
han desplegado para afirmar sus pro- médicos marca al consumidor. La prefe
pias prácticas y conocimientos cultura- rencia por uno o varios sistemas médi-
les y para asegurar su lugar en la mo cos contribuye a dar fuerza al reclamo
dernidad. de ser visto como parte de una comu
Por último, además de lo anterior, nidad. A diferencia de los que otros au-
existe otro factor que contribuye a si- tores sugieren (Lash, 1997), la búsque-
tuar la medicina local de la organiza- da de la recuperación de la salud no es
ción en el ámbito de la modernidad; a una práctica acultural definida exclu-
saber, la mercantilización y la transfor- sivamente por el valor de uso de la me-
mación en bien de consumo de la medi- dicina. En un contexto de fragmen
cina local, lo cual se describió en la tación y explosión de los sistemas
sección anterior. Por una parte, la re- médicos, la selección de tratamiento
producción de la organización está ga- forma parte de las estrategias de posi-
rantizada en tanto que pueda sostener cionamiento social y cultural. Debido a
una imagen que las agencias y funda- la fragmentación del campo médico, se
ciones nacionales e internacionales, gu ha creado un marco favorable para la
bernamentales y no gubernamentales, mercantilización de las medicinas lo-
estén dispuestas a apoyar económica- cales, las cuales ocupan un nicho favo-
mente. En este sentido, y a diferencia rable ante la afluencia de turistas en la
de los médicos locales en las comunida- región. Muchos de estos turistas son
des, los médicos de la organización se portadores de una visión romántica y
han hecho dependientes de la econo- nostálgica que da por sentado la rela-
mía política de las organizaciones no ción armónica de los indígenas con la
gubernamentales en el ámbito trans- naturaleza y al interior de sus comuni-
nacional para garantizar su superviven dades. Debido a estos consumidores,
cia en la región. Otro aspecto de la mer resulta lógico que solamente parte del
cantilización de la medicina local de la esfuerzo de algunos médicos locales, en
organización, pero también de otras for particular de los miembros de la organi
mas médicas no cosmopolitas, se ins- zación, se canalice hacia la producción
Modernidad alternativa: medicinas locales en los Altos de Chiapas 27
Latin American and Caribbean Anthro- Freyermuth Enciso, Graciela (1993), Médi-
plogy, vol. 12, núm. 1, pp. 134-163. cos tradicionales y médicos alópatas.
Basch, Linda, Nina Glick-Schiller y Crsit- Un encuentro difícil en los Altos de Chia
na Szanton-Blanc (1994), Nations Un- pas, Tuxtla Gutiérrez, Gobierno del
bound. Transnational. Projects, Postco- Estado de Chiapas-dif/Instituto Chia-
lonial Predicaments, and Deterritorialized paneco de Cultura/ciesas Sureste.
Nation-States, Filadelfia, Gordon & Friedman, Jonathan (1994), Cultural Iden-
Breach. tity and Global Process, Londres, Sage.
Bates, Don (ed.) (1995), Knowledge and the _______ (1997), “Global Crises, the Struggle
Scholarly Medical Traditions, Cambrid for Cultural Identity and Intellectual
ge, Cambridge University Press. Porkbarreling: Cosmopolitan versus Lo
Bhabha, Homi (1994), The Location of Cul- cals, Ethnics and Nationals in an Era
ture, Londres, Routledge. of De-Homogenization”, en Pnina Web-
Clifford, James (1997), Routes. Travel and ner y Tariq Modood (eds.), Debating
Translation in the Late Twentieth Cen- Cultural Hibridity. Multicultural Iden-
tury, Cambridge, Harvard University tities and the Politics of Anti-Racism,
Press. Londres, Zed Books, pp. 70-89.
Derrida, Jacques (1974), Of Grammatolo- Gaonkar, Dilip Parameshwar (1999), “On
gy, Baltimore, John Hopkins Universi- Alternative Modernities”, Public Cul-
ty Press. ture, vol. 11, núm. 1, pp. 1-18.
Díaz Gómez, David (s.f.), “Señores de las nu- Guiteras Holmes, Calixta (1965 [1961]),
bes/ Lords of the Clouds”, Mundo Maya, Los peligros del alma. Visión del mundo
año 6, núm. 16, pp. 52-63. de un tzotzil, México, fce.
D illey , Roy (1999), “Ways of Knowing, Harding, Sandra (1998), Is Science Multi-
Forms of Power”, Cultural Dynamics, cultural? Postcolonialisms, Feminisms
vol. 11, núm. 1, pp. 3-56. and Epistemologies, Bloomington, In
Escobar, Arturo (1995), Encountering De- diana University Press.
velopment. The Making and Unmaking Harman, Robert C. (1974), Cambios médi-
of the Third World, Princeton, Prince- cos y sociales en una comunidad Maya
ton University Press. Tzeltal, México, ini.
Fabian, Johannes (1983), Time and the Harvey, David (1991), The Condition of
Other. How Anthropology Makes Its Ob- Postmodernity, Oxford, Blackwell.
ject, Nueva York, Columbia University Heelas, Paul (1996), “Introduction: Detra-
Press. ditionalization and its Rivals”, en P.
Fabrega, Horacio Jr. y Daniel B. Silver Heelas, S. Lash y P. Morris (eds.), De-
(1973), Illness and Samanistic Curing in traditionalization, Oxford, Blackwell,
Zinacantan. An Ethnomedical Analysis, pp. 1-20.
Stanford, Stanford University Press. Hermitte, M. Esther (1970), Poder sobrena-
Foster, George M. (1994), Hippocrates’ La- tural y poder social en un pueblo maya
tin American Legacy. Humoral Medici- contemporáneo, Tuxtla Gutiérrez, Go-
ne in the New World, Filadelfia, Gordon bierno del Estado de Chiapas/dif-Chia-
& Breach. pas/IChC.
Modernidad alternativa: medicinas locales en los Altos de Chiapas 31
Herzfeld, Michael (1995), Cultural Inti- & Society, vol. 17, núm. 1, pp. 129-137.
macy. Social Poetics in the Nation-State, Nigh, Ronald (2002), “Maya Medicine in
Londres, Routledge. the Biological Gaze: Bioprospecting Re-
Hess, David (1995), Science and Technology search as Herbal Fetishism”, Current
in a Multicultural World. The Cultural Anthropology, vol. 43, núm. 3, pp. 464-
Politics of Facts and Artifacts, Nueva 465.
York, Columbia University Press. Pérez-Enríquez, María Isabel (1989), Expul
Holland R. William (1963), Medicina maya siones indígenas. Religión y migración
en los Altos de Chiapas, México, ini/Co- en tres municipios de los Altos de Chia-
naculta. pas: Chenalhó, Larráinzar y Chamula,
Ini (1994a), Atlas de las plantas de la me- México, Claves Latinoamericanas.
dicina tradicional mexicana, 3 tt., Pitarch Ramón, Pedro (1996), Ch’ulel: una
México, ini. etnografía de las almas tzeltales, Méxi-
_______ (1994b), Flora medicinal indígena co, fce.
de México, 3 tt., México, ini. Robertson, Roland (1992), Globalization.
Kirshemblatt-Gimblett, Barbara (1998), Social Theory and Global Culture, Lon-
Destination Culture. Tourism, Muse- dres, Sage.
ums, Heritage, Berkeley, University of Robledo Hernández, Gabriela (1997), Di-
California Press. sidencia y religión: los expulsados de
Kohler, Ulrich (1974), Cambio social dirigi San Juan Chamula, Tuxtla Gutiérrez,
do en los Altos de Chiapas, México, ini. unach.
Lash, Scott (1997 [1990]), Sociología de la Said, Edward W. (1978), Orientalism, Nue-
postmodernidad, Buenos Aires, Amo- va York, Vintage Books.
rrortu. Taylor, Charles (1999), “Two Theories of
Lash, Scott y John Urry (1994), Economies Modernity”, Public Culture, vol. 11,
of Signs and Space, Londres, Sage. núm. 1, pp. 153-174.
Luke, Timothy W. (1996), “Identity, Mea Turner, Bryan S. (1987), Medical Power
ning and Globalization: Detraditiona and Social Knowledge, Londres, Sage.
lization in Postmodern Space-time Voeks, Robert A. (1997), Sacred Leaves of
Compression”, en P. Heelas, S. Lash, y Candomblé. African Magic, Medicine,
P. Morris (eds.), Detraditionalization, and Religion in Brazil, Austin, Univer-
Oxford, Blackwell, pp. 109-133. sity of Texas Press.
Mignolo, Walter (2000), Local Histories/ Webster, Andrew (1991), Science, Techno-
Global Designs. Coloniality, Subaltern logy, and Society. New Directions, New
Knowledges, and Border Thinking, Prin Brunswick, Rutgers University Press.
ceton, Princeton University Press. Wolf, Eric (1982), Europe and the People
Nederveen Pieterse, Jan (2000), “Globaliza- without History, Berkeley, University of
tion North and South”, Culture, Theory California Press.