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La Docena Dorada

Irving Chernev
Rubinstein Sus medios juegos reflejan un profundo
Rubinstein fue un artista del tablero de juicio de posición, y las combinaciones que
ajedrez, cuyos juegos constituyen un her- desarrolló fueron de clásicas belleza.
moso capítulo en la literatura de ajedrez, Reti (aún más entusiasta) hace este co-
ofreciendo placer a todos, ya que los movi- mentario: “Rubinstein ha creado los juegos
mientos parecen simples y comprensibles. más perfectos, de la época desde Steinitz.
Hay un flujo suave y fácil en ellos, como en Las teorías de Steinitz y su aplicación en la
los juegos de Morphy, Pillsbury y Capablan- práctica del ajedrez tienen la misma histo-
ca. Reti lo describe mejor, cuando dice, “con ria que las teorías de la física y su aplicación
Rubinstein todo es tranquilidad refinada, en la tecnología. Los juegos del propio Stei-
porque con él en la nitz, quien creó las
construcción de su teorías, estaban lejos
juego la posición de ser los mejores
dada a cada pieza es juegos que lo ejem-
la justa. No se trata plificaban. Tomó
de una pelea por él, toda la generación
sino trabajando en de maestros de aje-
pos de una victoria, drez para derivar
y así sus juegos crean de esas teorías todo
una impresión de lo que contienen de
una gran estructu- valor para el juego
ra de la cual ni una práctico. Rubinstein
piedra se atreverían fue la piedra angular
a cambiar”. de esta generación,
Se ha hablado y sus juegos son las
tanto de la asombro- más perfectas de-
sa técnica en el final mostraciones de las
del juego de Rubins- enseñanzas de Stei-
tein, que Fine expre- nitz”.
sa, “En el final del juego Rubinstein es su- Rubinstein ganó premios de brillan-
premo”, para Tartakower, “Rubinstein es un tez en abundancia. Quién, por ejemplo,
final de torres de un juego iniciado por el podría emular la hazaña de Rubinstein en
Dioses hace miles de años “- que tendemos Teplitz-Schonau en 1922, cuando ganó seis
a pasar por alto sus logros en las otras fases juegos, de los cuales cuatro recibieron pre-
de la partida. mios de brillantez. En cuanto a juegos so-
Sus aperturas, si no tan agudas y agresi- bresaliente de su carrera, La Immortal de
vas como las de Alekhine, fueron construi- Rubinstein (Juego No. 10), bastaría solo
das cuidadosa y sólidamente. para consagrarlo en el Salón de la Fama de

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Caissa.
Sus dones jugando torneos fueron mu-
chos. Destacan sus logros: Primer premio en
el gran Torneo de Carlsbad de 1907. Empate
con Lasker en el primer y segundo puesto
en San Petersburgo en 1909, con Rubinstein
ganando su juego individual, Tres primeros
premios y un empate para el primero y se-
gundo puesto, de cuatro torneos jugados en
1912, Y (¡esto es increíble!) Derrotó a Ale-
khine, Lasker y Capablanca, ¡la primera vez
que jugaba contra ellos!
Considero a Rubinstein el undécimo
mejor ajedrecista de todos los tiempos.

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Partida Nº 10 También aquí la captura es arriesgada:
11.cxd5 exd5 12.¤xd5 ¤xd5 13.£xd5 ¥e6
La Inmortal Rubinstein 14.£d1 (si 14.£g5 ¥xb4+, también gana);
El gran artista de los finales de partida 14...¤xb4, y las negras quedan mucho me-
muestra su experiencia en otro campo. Ru- jor.
binstein desata un ataque con el fuego y la 11... dxc4
elegancia de un Morphy, y despliega com- 12.¥xc4 b5
binaciones y brillantes sacrificios que hon- 13.¥d3 ¦d8
rarían a Tal o Alekhine. La Inmortal de Ru- 14.£e2 ...
binstein indudablemente se clasifica como La dama se hace a un lado, sintiéndose
uno de los juegos más brillantes de todos los incómoda en la misma columna que la torre
tiempos. No hay nada como ver este juego negra.
por primera vez, ¡o por segunda, tercero o 14. ... ¥b7
décima! 15.O-O ¤e5
Las blancas amenazan ... ¤xd3, y si
Blancas: G. Rotlewi 17.£xd3 ¥h2+, y las negras ganan la dama.
Negras: A. Rubinstein 16.¤xe5 ...
Gambito de dama declinado Prácticamente forzado, las blancas cam-
Lodz, 1907 bian su caballo del flanco rey, el mejor de-
fensor del enroque.
1.d4 d5 16... ¥xe5
2.¤f3 e6 Ahora las negras amenazan con ganar
3.e3 c5 un peón con 17. ... ¥xh2+ 18.¢xh2 £d6+
4.c4 ¤c6 y 19. ... £xd3.
5.¤c3 ¤f6 17.f4 ...
6.dxc5 ¥xc5 17... ¥c7
7.a3 a6 18.e4 ¦ac8
8.b4 ¥d6 Rubinstein saca sus reservas. Este tipo
9.¥b2 ... de movimiento siempre me recuerda el
Las blancas prestan atención a las reco- consejo de Blackburne: “No comiences tu
mendaciones de Nimzowitsch: “Nunca jue- ataque final hasta que la torre del flanco de
gue a ganar un peón mientras su desarrollo dama esté en juego”.
aún no está concluido”, y evita 9.cxd5 exd5 19.e5 ...
10.¤xd5, ya que sería castigado con 10. ... Esto reduce la movilidad del alfil c7,
¤xd5 11.£xd5 ¥xb4+, y adiós a la dama. pero no afecta su accionar.
9... O-O 19. ... ¥b6+
10.£d2 £e7! El alfil simplemente se mueve hacia otra
11.¥d3 ... diagonal, dando jaque al rey - el primer mo-

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vimiento en una magnífica combinación. 25.£xh2 ¦h3; es decisiva.
20.¢h1 ¤g4 23... ¦d2!!!
21.¥e4 ...
Rotlevi intenta intercambiar alfiles, eli-
minando así a uno de los aterradores pre-
lados. Contra 21.¤e4, el final es limpio y
rápido, como sigue: 21. ... ¦xd3! 22.£xd3
¥xe4 23.£xe4 £h4 (amenaza mate instan-
táneo) 24.h3 £g3 (una vez más el mate en
el aire) 25.hxg4 £h4; mate.
21... £h4
Rubinstein comienza la exhibición de
fuegos artificiales.
22.g3 ...
Si las blancas juegan 22.h3 para evitar
el mate, esto llevaría a un final brillante:
22. ... ¦xc3! 23.¥xc3 (si 23.¥xb7 ¦xh3+; ¡Una maravillosa secuela del sacrificio
fuerza el mate rápido) 23...¥xe4 24.£xg4 de la dama! Este sorprendente movimiento
(si 24.£xe4 £g3 25.hxg4 £h4; mate) de torre deja cuatro de las cinco piezas de
24...£xg4 25.hxg4 ¦d3, y la amenaza de Rubinstein en el aire.
26. ... ¦h3 mate gana el alfil. Muy al estilo 24.£xd2 ...
Alekhine, con el aguijón al final de la com- Las blancas tienen una desconcertante
binación. elección de movimientos perdedores. Veá-
22... ¦xc3!!! moslos: si 24.¥xb7 ¦xe2 25.¥g2 ¦h3!, con
mate seguido. Si 24.¥xc3 ¦xe2, y las blan-
cas no pueden parar las amenazas de mate
en una por la torre, y se unen en dos por
el alfil. Si 24 24.£xg4 ¥xe4+ 25.¦f3 ¦xf3
26.£g2 ¦f1+ 27.¦xf1 ¥xg2 mate.
24... ¥xe4+
25.£g2 ¦h3!
0-1
Un exquisito toque final.

Kmoch adorna este hermoso movi-


miento con tres signos de exclamación. No
puedo darle menos.
23.gxh4 ...
¿Qué elección hay? Si 23.¥xc3 ¥xe4+
24.¦f3 ¥xf3+ 25.£xf3 £xh2 mate. O si
23.¥xb7 ¦xg3, y la amenaza de 24. ... ¤xh2

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Partida Nº 11 7. ... dxc4
Esto solo facilita el desarrollo de las
Cuando se sacrifica a la poderosa dama blancas. Debe jugarse lo más simple 7...e6.
(vale dos torres o nueve peones en el merca- 8.¤xc4 ¤c6
do de hoy), generalmente es con el propósi- Incluso los maestros deberían prestar
to de efectuar un mate rápido. Al principio atención al mandato de Lasker: desarrollar
del juego, Rubinstein sacrifica su dama bri- primeros los caballos antes que los alfiles.
llantemente, pero el único mate a la vista es 9.b4 ¥g4
el que aparece en las notas. Rubinstein ter- 10.¥b2 b5
mina con una mayoría de peones en el flan- Todavía había tiempo para desarrollar
co de dama de dos peones contra uno. ¿Qué el flanco rey, comenzando con 10...e6. Esta
más necesita un especialista en finales para salvaje arremetida se encuentra con una res-
hacer rendir a su oponente? puesta inesperada.
11.¤ce5! ¤xe5
Blancas: A. Rubinstein 12.¤xe5! ...
Negras: O. Duras Brillantemente jugado, aunque un
Peón de Dama maestro del calibre de Duras debería haber-
Vienna, 1908 lo anticipado.
12. ... ¥xd1
1.d4 d5 13.¥xb5+ ¤d7
2.¤f3 c5 La alternativa 13...¢d8 conduce a este
3.e3 ¤f6 elegante final: 14.¦xd1+ ¢c8 15.¥a6+ ¢b8
4.dxc5 £a5+ 16.¤c6+ £xc6 17.¥e5+ £d6 18.¦c1! se-
No es una buena idea, ya que la dama guido de 19.¦c8 mate.
pierde tiempo recuperando el peón. Más 14.¥xd7+ £xd7
simple es 4...e6, y el blanco no puede man- Después de 14...¢d8 15.¦xd1 £b6,
tener el peón, ya que si 5.b4 a5 6.c3 axb4 las blancas pueden ganar con un estilo de
7.cxb4 b6, y si entonces 8.¥a3 bxc5 9.bxc5 problema, siguiendo con 16.¤c6+ ¢c7
¦xa3 10.¤xa3 £a5+, y el negro gana dos 17.¥e5+ ¢b7 18.¤a5+ ¢a6 19.¥g4! £g6
piezas por una torre. 20.¥e2+ ¢b6 21.¦c1! seguido de mate con
5.¤bd2 £xc5 22.¥c7# o 22.¥d4#.
6.a3 £c7 15.¤xd7 ¥h5
La dama debe retirarse, tarde o tempra- 16.¤e5 ¦c8
no. 17.g4 ¥g6
7.c4 ... Las negras no se atreven a aprovechar
Procedimiento habitual en las aperturas la segunda fila, ya que después de 17...¦c2
de peón de dama, para montar un ataque 18.¦c1 quedan obligadas a intercambiar
contra la dama. las torres (18. ... ¦xb2 se encuentra con un

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mate después de 19.¦c8). abierta.
18.¤xg6 ... 21... ¦xc1
El blanco elimina uno de los alfiles, a 22.¦xc1! ...
pesar de que abre la columna para la torre Mejor que capturar con el rey. La torre
del flanco de rey negro. (Dos alfiles pueden debe estar activa en el final del juego y no
ser muy peligrosos). estar atada a la protección de un peón.
18. ... hxg6 22. ... e5
Tarrasch en “Die Moderne Schachpartie” La captura 22...¦xh2 sucumbe ante
(El moderno juego de ajedrez) le da puntaje 23.¦c8+ ¢f7 24.¢e2 e5 25.¥c5 ¥xc5
a este juego solo a la jugada 18, lo que im- 26.¦xc5 ¦h8 27.¦c7+ ¢e6 28.¦a7, y el
plica que la victoria “es solo una cuestión blanco pronto tendrá dos peones pasados y​​
de técnica”. Tarrasch priva al lector de ver la unidos.
combinación de arte y precisión de Rubins- 23.¥c5 ¦xh2
tein en acción. Esta es la situación: Si 23...¥xc5 24.¦xc5 ¢d7 25.¦a5 ¦a8
26.b5, y las blancas ganan el peón torre y el
juego.
24.¥xf8 ¢xf8
25.¢e2 e4
26.¦c6 ¦g2
27.¦xa6 ¦xg4
El material es parejo, pero los dos peo-
nes pasados ​​unidos constituyen una pode-
rosa ventaja.
28.¦a7 ...
Casi instintivamente, la torre se apodera
del control de la séptima columna.
28. ... ¦g1
29.b5! ¦b1
19.¥d4 a6 30.a4 g5
20.¢d2 ... 31.¦b7 ¦a1
El rey se mueve hacia el centro, donde
debe estar activo en el final del juego. El pa-
pel del rey en los finales ha sido subrayado
por los teóricos durante cientos de años,
pero nadie lo ha expresado más claro y sim-
ple que Reuben Fine en las reglas básicas
del ajedrez. El rey es una pieza muy fuerte:
¡Úsalo!
20. ... f6
Con la intención de expulsar al alfil, por
medio de 21 ... e5, desde su fuerte posición
en el centro.
21.¦ac1 ...
Esto obliga a las negras a intercambiar
torres o rendirse al control de la columna 32.b6! ...

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Rubinstein cede alegremente un peón,
como la forma más rápida de ganar.
32. ... ¦xa4
33.¦a7 ...
Rubinstein ofrece un intercambio de to-
rres (que Duras no acepta) y despeja el ca-
mino para el peón.
3. ... ¦b4
34.b7 ...
Amenaza con 35.¦a8+ seguido de
36.b8=£.
34. ... g4
Avanzando al rey a 34...¢e7 pierde in-
mediatamente por 35.b8+ (descubierto).
35.¦a8+ ¢f7
36.b8 ¦xb8
37.¦xb8 ¢e6
38.¦e8+ ¢f5
39.¢f1
1-0
Duras rinde justo a tiempo para evitar
ser limpiado prolijamente. El final podría
ser 39. ... g3 40.fxg3 ¢g4 41.¢g2 f5 42.¦e7
g5 43.¦g7 f4 44.exf4 e3 45.¦xg5 mate.

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Partida Nº 12 4.cxd5 exd5
5.¤c3 ¤f6
Rubinstein produce una obra maestra 6.g3 ...
estratégica en este absorbente juego. Este desarrollo en fianchetto, en el cual
Una característica impresionante es la el alfil ataca al peón dama, casi deja la De-
forma en que hace que un cuadro clave sea fensa de Tarrasch fuera del negocio.
exclusivamente suyo. Primero bloquea el 6. ... ¤c6
cuadrado mágico c5, para que esté dispo- 7.¥g2 cxd4
nible para sus piezas. Luego lo ocupa a su Los libros recomiendan un desarrollo
vez con cuatro piezas, alfil, caballo, torre y simple con 7...¥e7 y 8. ... O-O poco des-
dama. Cada pieza que toma posesión del pués.
cuadrado intensifica la garra de hierro de 8.¤xd4 £b6
Rubinstein en la posición. Hay argumentos a favor y en contra de
Eventualmente, debe ce- un peón aislado, algunos de los cuales apa-
der algo de la presión, y Salwe en- recen en el preámbulo del juego No. 87.
cuentra que la resistencia es inútil. 9.¤xc6 ...
El arte de Rubinstein en este hermoso juego ¡Extraño! Rubinstein abandona
alcanza las alturas. cualquier intento de explotar el peón aislado.
El intercambio de caballos le permite a las
Blancas: A. Rubinstein negras unir sus peones en el centro.
Negras: G. Salwe 9. ... bxc6
Gambito de dama declinado El plan del blanco consiste en (a) pre-
Lodz, 1908 venir el avance ... c5, (b) bloquear la casilla
c5, y (c) atacar al peón c6 con su artillería
1.d4 d5 pesada.
2.¤f3 c5 10.O-O ¥e7
3.c4 e6 Los peones deben quedarse quietos. Si
A Tarrasch le gustaba esta defensa por 10...c5 11.¤xd5 gana un peón, mientras
varias razones: que 10...d4 se encuentra con 11.¤a4, y el
(a) El ataque al peón d disputa la pose- imprudente peón cae.
sión del centro. 11.¤a4! ...
(b) El caballo dama puede desarrollar- Esto no pretende asustar a la dama, sino
se en c6, en lugar de en d7, donde interfiere dominar la casilla c5. Una pieza colocada
con el movimiento del alfil dama. allí no podría ser desalojada por peones
(c) Las negras pueden poner sus piezas enemigos, y paralizaría toda la posición del
en juego de manera libre y fácil. La desven- flanco de dama negro.
taja de la Defensa Tarrasch es que deja al ne- 11. ... £b5
gro con un peón d aislado. 12.¥e3 ...

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Muy superior al desarrollo sin objeti- ¡Un movimiento muy fino! La torre se
vo por 12.¥f4 o 12.¥g5. El rol del alfil es prepara para ubicarse en c2, doblando torres
promover el plan estratégico de concentrar en la columna y, de paso, añadiendo su
todas las fuerzas posibles en un cuadro: la protección al tierno peón b. La torre también
llave de la posición. abandona la casilla f1, para conveniencia del
12... O-O alfil de f2.
Al no haber leído las notas anteriores, el 16. ... ¤d7
negro se contenta con hacer “buenos” mo- Un tercer ataque al alfil, con la esperan-
vimientos de desarrollo. Si había alguna po- za de inducirlo a retirarse.
sibilidad de salvar el juego, estaba en jugar 17.¥xe7 ¦xe7
12...¥e6 (para proteger el peón d) seguido 18.£d4! ...
de 13. ... ¤d7 y 14. ... ¦c8: todo esto para Centraliza la dama y restringe el movi-
permitirle empujar al peón c hacia adelante miento de liberación 18...c5. La dama ahora
un cuadro. protege el peón b2, lo que permite al caballo
13.¦c1 ... ubicarse en c5.
El blanco aprovecha la columna abier- Puede que no sea obvio para el ojo no
ta, ejerce más presión sobre c5 y se prepara entendido, pero la soga comienza a tensarse.
para ubicar una pieza allí. 18. ... ¦ee8
13. ... ¥g4 La torre, por supuesto, está en camino
14.f3 ... hacia c8, para ayudar a defender el peón.
Encerrando su propio alfil, pero solo 19.¥f1 ...
temporalmente, ya que pronto explorará Un medio sutil para meter al alfil en el
una diagonal más larga. juego, y muy superior al 19.f4, que hace que
14. ... ¥e6 e4 esté disponible para las piezas negras.
15.¥c5 ... 19... ¦ec8
¡Invasión de los cuadrados negros! El 20.e3! ...
intercambio venidero acentuará la debilidad Un pequeño movimiento, pero que lo-
de estas casillas, ya que su mejor defensor gra mucho. Se gana tiempo al atacar a la
(el alfil rey negro) desaparece del tablero. dama, abre la diagonal para el alfil y despeja
15. ... ¦fe8 un camino en la segunda fila para que la to-
16.¦f2! ... rre pase a c2, y así agregar presión a la co-
lumna c.
20. ... £b7
“La mejor parte del valor es la discre-
ción” dijo Shakespeare, tomándolo prestado
de Beaumont y Fletcher.
21.¤c5! ...
Bloqueo, en la forma prescrita por
Nimzowitsch.
21. ... ¤xc5
22.¦xc5 ...
Un bloqueador desaparece, solo para
ser reemplazado por otro, quizás no tan ágil,
pero igual de efectivo. La torre goza de in-
munidad contra el hostigamiento por peo-

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nes, o por el alfil, que está confinado a las 29.£c5 ...
casillas blancas, y las negras no tienen ca- Una vez más, Rubinstein toma posesión
ballos. de la columna c y del cuadro clave, esta vez
22. ... ¦c7 con la dama.
23.¦fc2 £b6 29. ... £b7
24.b4! ... El intercambio de damas perdería otro
Esta es la posición: peón; por ejemplo: 29...£xc5 30.¦xc5 ¢f8
31.¦a5 ¥c8 32.¦xd5.
30.¢f2 ...
Las blancas consolidan su posición en
el flanco de rey antes de aplicar los toques
finales.
30. ... h5
31.¥e2 g6
32.£d6 ...
Nuevas incursiones en el territorio ne-
gro. La dama ataca el peón torre por tercera
vez, y también desocupa el cuadro c5 para
que la torre lo use como trampolín a la sép-
tima fila.
32. ... £c8
Ahora se amenaza 25.b5, que fuerza un 33.¦c5! ...
mayor debilitamiento en la casilla a6 del ne-
gro.
24. ... a6
25.¦a5 ¦b8
Otros movimientos ofrecen perspecti-
vas sombrías:
Si 25...£xd4 26.exd4 ¥c8 (protegien-
do el peón a6) 27.¦xd5 gana un peón. O si
25...£b7 26.£c5, seguido de 27.a4 y 28.b5
provocando un avance decisivo.
26.a3 ...
Protege al valioso peón caballo (que está
destinado a poner al enemigo de rodillas)
antes de proceder con el ataque. Ahora no
hay forma de que el negro proteja todos los ¡El peón de la torre puede esperar! Es
puntos vulnerables. Uno de los tres peones más importante mantener el control de la
del flanco de dama debe caer. columna c que recoger los peones perdidos.
26. ... ¦a7 33. ... £b7
Protege el peón torre a costa de otro 34.h4 ...
peón. Pero si en cambio 26...¥c8 27.£xb6 Rubinstein, con su cuidado habitual,
¦xb6 28.¦xd5 hace el truco. pone fin a cualquier posible manifestación
27.¦xc6 £xc6 en el lado rey.
28.£xa7 ¦a8 34. ... a5

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Desesperación, pero ¿qué más hay? moso juego contra Tarrasch en la partida de
Si 34...¢g7 35.¦c7 £b8 36.¥xa6 ¢g8 desempate por el primer premio en el gran
(o 36...¦xa6 37.¦xf7+ ganando la dama) torneo Vienna 1898.
37.¥b7 ¦a7 38.¦c8+ ¥xc8 39.£xb8, y el
blanco gana fácilmente.
35.¦c7 ...

¡Esto reduce los cuadros de


desplazamiento de la dama al mínimo, un
solo cuadro! Las blancas tienen el control
total de todas las áreas estratégicas: la
columna c, la casilla c5 de gran importancia,
la columna d, la sexta y la séptima fila.
35. ... £b8
36.b5 a4
Esperando darle a su torre más espacio
para moverse.
37.b6 ¦a5
Preparándose para continuar con
37...¢g7 38.b7 ¦a7 39.¦c8 ¥xc8 40.£xb8,
ganando todo a la vista.
38.b7! ...
La continuación podría ser 38. ... ¢g7
(para evitar la pérdida de la dama por
39.¦c8+) 39.¦xf7+ , y gana la dama de una
manera diferente.
O si 38...£e8 39.£b6, se roba la torre
en plena luz del día.
La excelente técnica de Rubinstein para
explotar la casilla c5, el cuadro clave en el
“Pillsbury Bind”, habría deleitado al propio
Pillsbury, quien demostró su poder en su fa-

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Partida Nº 13 de 7. ... b5.
5.cxd5 exd5
Rubinstein y Lasker terminaron em- 6.¤c3 ...
patados en el primer lugar en el gran Tor- Amenaza 7.¥xf6 £xf6 8.¤xd5, ganan-
neo de San Petersburgo de 1909. Ambos do un peón.
obtuvieron 14,5 de los puntos en disputa, 6. ... cxd4
3,5 puntos por delante del resto del grupo Prácticamente forzado, aunque la
(Spielmann y Duras, que ocuparon el ter- respuesta centraliza el caballo del flanco
cero y cuarto lugar, obtuvieron 11 puntos de rey blanco. Otros movimientos tienen
ambos), mostrando claramente su superio- sus inconvenientes; por ejemplo, si 6...¥e7
ridad ante los otros competidores. 7.dxc5 gana un peón, o si 6...¥e6 7.£b3;
Fue una gran hazaña para Lasker, que puede causar una presión incómoda.
no había participado en ningún torneo en 7.¤xd4 ¤c6
cinco años. “Esto pone negro en dificultades, dice
Para Rubinstein fue un logro igualmen- Lasker, 7...¥e7 era lo indicado. Si entonces
te notable. No solo por el empate, sino por la 8.e3 O-O, y la posición de las negras no
calidad de su juego, porque produjo tantas tendría mayor problema”.
obras maestras sobre el tablero de ajedrez al 8.e3 ...
igual que Lasker, el Campeón del Mundo. Las blancas, por supuesto, no inten-
Lo que debe haber agregado más a su tan ganar un peón siguiendo con 8.¥xf6
gratificación fue el hecho de que una de las £xf6 9.¤xd5, ya que después de 9. ... £xd4
víctimas de sus brillantes esfuerzos ¡fue el 10.¤c7+ ¢d8 11.¤xa8 ¥b4+ se encontra-
propio Lasker! ría en posición de mate.
Aquí está el registro de este, su primer 8... ¥e7
encuentro: 9.¥b5 ¥d7
Gracias al juego inexacto en la apertu-
Blancas: A. Rubinstein ra (¿o fue desprecio por los movimientos de
Negras: E. Lasker los libros?), Lasker tiene una mala posición.
Gambito de Dama Declinado La pregunta ahora a Rubinstein es, si
St. Petersburg, 1909 tratará de ganar el peón dama aislado a ries-
go de sufrir un poderoso ataque a cambio, o
1.d4 d5 si se debe castigar y diferir esta acción inme-
2.¤f3 ¤f6 diata, ya que el peón está destinado a caer
3.c4 e6 eventualmente.
4.¥g5 c5 10.¥xf6 ...
Una línea mejor es 4...h6!, y si 5.¥h4 Rubinstein entra intrépidamente en las
¥b4+; seguido de 6. ... dxc4, ya que el peón complicaciones, aunque será puesto a la de-
del gambito se podría mantener por medio fensiva.

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10. ... ¥xf6 solo tienen una pieza en el campo.
11.¤xd5 ¥xd4 Esta es la situación:
12.exd4 £g5! 16.¦c1! ...
La dama entra fuertemente en el juego, El comienzo de un profundo plan de-
con un ataque simultáneo contra el caballo fensivo, para el cual Lasker muestra una ad-
y el peón g2. miración incontrolada. “Este movimiento es
13.¥xc6 ¥xc6 extraordinariamente sutil”, dice él, “muestra
14.¤e3 ... a Rubinstein como un maestro de primer
La caza de la torre sería desastrosa, ya orden”. El blanco ahora conserva sus ven-
que después de 14.¤c7+ ¢d7 15.¤xa8 tajas. Amenaza con ¦c5 y d5. La amenaza
¦e8+ 16.¢f1 £xg2 y el jaque mate sería la obvia del negro de 16. ... ¦xe3 se encuentra
penalización rápida. como lo muestra su jugada número 17”.
14... O-O-O 16. ... ¦xe3
“Lasker se suma a la tensión”, dice Reti, “Fui superado en esta combinación”,
pero Lasker ve las cosas de manera diferen- dice Lasker, en sus anotaciones del juego en
te. El propio Lasker comenta, “Un movi- el Wiener Schach-zeitung de 1909. “Debe-
miento descuidado. Las negras no deberían ría haber jugado 16...¢b8”. Sin embargo,
haber renunciado a su intención de ganar el un año después, en el libro del torneo, Las-
peón caballo. Después de 14...¥xg2 15.¦g1 ker admitió que 16...¢b8 todavía le habría
£a5+ 16.£d2 £xd2+ 17.¢xd2 ¥e4, así dado una mala posición después de 17.¦c5
como después de 15.¤xg2 £xg2 16.£e2+ £f4 18.d5 ¦xe3 19.£c1 ¦e4 20.dxc6 bxc6
¢d8 17.O-O-O £g6 18.£d3 (18.¦d3? 21.£c3.
£c6+); 18...¦c8+ 19.¢b1 ¦e8, las negras 17.¦xc6+ bxc6
tendrían un buen juego”. 18.£c1! ...
15.O-O ¦he8 “Este es el milagro”, dice Reti, “sea cual
sea el movimiento que las negras realicen
ahora, las blancas hacen que el peón ganado
responda y finalmente gane el final”.
18. ... ¦xd4
Mayores oportunidades le fueron dadas
a 18...¦e5 19.£xc6+ (el atractivo 19.f4 per-
mite la igualmente atractiva respuesta 19. ...
¦c5) 19...¢b8 20.dxe5 £xe5 21.¦c1 £d6,
y la victoria se encontraría con algunas difi-
cultades.
19.fxe3 ¦d7
Si en lugar de este movimiento, las ne-
gras juegan 19...¦d6, para proteger al peón
c6, seguiría 20.¦xf7, y la penetración de la
Tarrasch, con un entusiasmo que no torre sería muy peligrosa.
puede ocultar, dice: “Uno ve con asombro 20.£xc6+ ¢d8
lo genial que Lasker ha desarrollado su jue- 21.¦f4!! ...
go después de sacrificar un peón. Todas sus Un movimiento sobresaliente que fuer-
piezas están en juego, y amenaza con ganar za la victoria. Rubinstein amenaza con
por 16. ... ¦xe3, mientras que las blancas 22.£a8+, seguido de 23.¦e4+ o 23.¦c4+,
-37-
La Docena Dorada - Irving Chernev - Prof. José Luis Matamoros
con un ataque decisivo. 27.¦a5! ...

21. ... f5 Este ataque al peón fuerza a la torre ene-


Contraataque con 21...¦d1+ 22.¢f2 miga a una posición pasiva.
¦d2+ 23.¢e1 £xg2; sería fatal después 27. ... ¦b7
de 24.¦d4+ ¢e7 (si 24...¦xd4 25.£xg2) 28.¦a6 ...
25.£d6+ ¢e8 26.£d8, y el negro recibe Este movimiento, que confina al rey a
mate. las dos primeras filas, es decisivo.
Mientras tanto, la torre de negra está 28. ... ¢f8
confinada a la columna d, ya que 21...¦e7 29.e4 ...
permite un mate rápido por 22.¦d4+, y ¡Los peones pasados deben ser empuja-
21...¦c7 sigue 22.¦d4+ ¢e7 (22...¢c8 dos!
23.£a8 mate) 23.¦e4+ ¢f8 24.£e8, mate. 29. ... ¦c7
22.£c5! ... Ahora antes de jugar 30.e5 seguido de
Ahora se está amenazando mate en cin- 31.¢e4 (para acompañar el peón pasado
co movimientos, comenzando con 23.£f8+. hasta final del tablero), el blanco debe ver a
22. ... £e7 la seguridad de sus peones del flanco de rey,
Lasker ofrece el intercambio de damas. que podrían estar en peligro por un poste-
No hay esperanza en 22...¦d1+ 23.¢f2 rior ... ¦b2, entonces Rubinstein los avanza
¦d2+ 24.¢e1 £xg2, ya que con 25.£a5+ se a la vez.
atrapa la torre. 30.h4 ¢f7
23.£xe7+ ¢xe7 31.g4 ¢f8
24.¦xf5 ¦d1+ 32.¢f4 ¢e7
25.¢f2! ... 33.h5 ...
Rubinstein no permite ninguna posibi- Las blancas están ahora listas para avan-
lidad de empate que se podría presentar al zar más con 34.g5 seguido de 35.¢f5 y
seguir con 25.¦f1 ¦d2 26.¦c1 ¢d7. 36.e5.
25... ¦d2+ 33... h6
26.¢f3 ¦xb2 Esto evita la continuación planificada,
Ahora podremos ver una demostración pero a costo de crear una debilidad en g6.
de la habilidad proverbial de Rubinstein en 34.¢f5 ¢f7
la fase final del juego. 35.e5 ¦b7
-38-
La Docena Dorada - Irving Chernev - Prof. José Luis Matamoros
Lasker podría haberse aventurado a es- ¦b8 44.¦d6 ¦e8 45.¦d8, es concluyente.
tafar a Rubinstein siguiendo con 35...¢f8. Un juego magistral, y una de las mayo-
Entonces si 36.e6 ¦c5+ 37.¢g6 ¢g8! y res victorias jamás conseguidas contra Las-
el blanco de repente se encuentra con una ker.
trampa de empate!
36.¦d6 ¢e7
Amenaza con ganar siguiendo con
37.¦d7+ ¦xd7 38.e6+ ¢e7 39.exd7 ¢xd7
40.¢g6, y los peones del lado de rey sal-
drían del tablero.
37.¦a6 ¢f7
38.¦d6 ¢f8
39.¦c6 ¢f7
40.a3!
1-0
Rinden.

¡Rubinstein encuentra el movimiento


estrella! Este pequeño y tranquilo peón
empuja a Lasker de repente al zugzwang
-la necesidad de mover cuando no hay
movimientos que no pierdan.
Si 40. ... ¢f8 41.¢g6 (amenaza ganar
con 42.¦c8+ ¢e7 43.¢xg7) 41. ... ¦b8 (ten-
ga en cuenta que las negras ahora no tienen
el recurso de 41. ... ¦b4, ya que 40.a3! lo
privó de ese placer) 42.¦c7 ¦b6+ 43.¢h7, y
el blanco gana el peón de caballo.
Si 40...¢e7 41.¢g6 ¢d7 42.¦d6+ ¢e8
43.e6 ¢f8 44.¦d8+ ¢e7 45.¦d7+ y ganan.
Finalmente, si 40...¦e7 41.e6+ ¢g8 42.¢g6
(amenaza 43.¦c8+ y mate) 42. ... ¦e8 43.e7!
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Partida Nº 14 Preferible es 12.h3, para obligar al alfil a
declarar sus intenciones.
Uno de los problemas que enfrenta un 12... ¥e5!
maestro de alto rango es alcanzar una victo- Las negras aprovechan la oportunidad
ria desde una posición estéril. Tal posición (el caballo del flanco de rey está clavado y
ocurre a veces cuando una de los maestros no puede capturar) para librar del tablero al
de menor rango barre el tablero con inter- poderoso alfil dama blanco, el apoyo princi-
cambios para simplificar las cosas y forzar pal de sus peones en el flanco de dama.
un empate. 13.¥xe5 ¤xe5
En este juego, con peones solo para ju- 14.¦hc1 ¦ac8
gar, Rubinstein crea una elegante victoria en 15.¥b3 ¦hd8
un final mediante el uso del arte particular 16.¤c4 ...
que hizo famoso su nombre. Lasker describe Ahora el empuje de peón es menos
el final como “un ataque finamente llevado a efectivo: si 16 16.h3 ¥xf3+ 17.¤xf3 ¤xf3
cabo con los medios más pequeños”. 18.¢xf3 ¦xc1 19.¦xc1 ¦d3, y negro tiene
posición superior.
Blancas: E. Cohn 16... ¤xc4
Negras: A. Rubinstein 17.¦xc4 ¦xc4
Apertura Peón de Dama 18.¥xc4 ¤e4!
St. Petersburg, 1909

1.d4 d5
2.¤f3 c5
3.c4 dxc4
4.dxc5 ...
Esto regala la iniciativa. El simple 4.e3
es seguro y sano. Otra opción es la línea
agresiva 4.e4 cxd4 5.£xd4 £xd4 6.¤xd4,
con un juego fácil.
4... £xd1+
5.¢xd1 ¤c6
6.e3 ¥g4
7.¥xc4 e6
8.a3 ¥xc5 ¡El caballo se lanza a la refriega! La
9.b4 ¥d6 amenaza ahora es 19. ... ¦d2+, ganando un
10.¥b2 ¤f6 peón.
11.¤d2 ¢e7 19.¢e1 ...
12.¢e2 ... 19... ¥xf3

-40-
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20.gxf3 ¤d6 34.¢h1 ...
21.¥e2 ...
Lasker comenta: “En e2, el alfil restringe
al rey, y no era esencial apoyar al peón f3;
por lo tanto, lo indicado era 21.¥d3, lo que
obstaculizaba los movimientos del caballo.
21... ¦c8
22.¢d2 ¤c4+!
El mejor movimiento, objetivamente,
era 22...e5, pero Rubinstein está usando un
poco de psicología Lasker. Convencido de
que su oponente intentará empatar inter-
cambiando las piezas restantes, Rubinstein
le ofrece la oportunidad de hacerlo.
23.¥xc4 ¦xc4
24.¦c1 ... Esta es la posición, antes de que Rubins-
El blanco podría haber jugado 24.f4 tein haga el avance decisivo:
(para evitar que la torre se ubicara en e5, 34. ... g4
pero tiene una idée fixe (idea fija)). 35.e4 ...
24... ¦xc1 Si 35.fxg4 hxg4 36.¢g1 f4 37.exf4 exf4
25.¢xc1 ¢f6 38.¢h1 g3 39.fxg3 fxg3 40.hxg3 ¢xg3, y
Comienza un final de peones que hu- el rey elimina los peones restantes.
biera complacido al propio Philidor 35... fxe4
26.¢d2 ¢g5 36.fxe4 ...
27.¢e2 ... La alternativa es 36.fxg4 hxg4 37.¢g1
El rey se apresura a ayudar al precioso e3 38.fxe3 e4 39.¢h1 g3, y el negro gana.
peón torre, cuya pérdida significaría clara 36... h4
navegación para el peón torre negro. Seguir 37.¢g1 g3
a los peones del flanco de dama negro sería 38.hxg3 hxg3
demasiado lento, como muestra la siguien- 0-1
te línea: 27.¢d3 ¢h4 28.¢d4 ¢h3 29.¢c5 El blanco se rinde, a pesar de que pue-
¢xh2 30.¢d6 ¢g2 31.¢e7 g5, y el blanco den esperar hasta coronar un peón, veamos:
está perdido. 39.f4 exf4 40.e5 g2 41.e6 ¢g3 42.e7 f3
27... ¢h4 43.e8=£ f2 mate.
28.¢f1 ¢h3
29.¢g1 ...
Los últimos 21 movimientos de Rubins-
tein se han hecho solo con piezas. ¡Ahora
hace 10 movimientos de peones en sucesión
y fuerza a Cohn a renunciar!
29. ... e5
30.¢h1 b5
31.¢g1 f5
32.¢h1 g5
33.¢g1 h5
-41-
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Partida Nº 15 al centro, donde puede lograr mucho en el
final. Las torres blancas también se apodera-
Hay nueve Musas de Caissa que están rán de las columnas abiertas, lo que dificulta
dedicadas a inspirar a los maestros de aje- a las negras desarrollar sus piezas del flanco
drez. Son las musas de: de dama.
Imaginación 10.¦b1 ¥xd2+
Comprensión - Confianza - Precisión Hay una pequeña trampa aquí con
Precaución - Coraje 10...¤c6 11.¦xb4 ¤xb4 12.£b3 £xa2
Ambición - Paciencia 13.£xa2 ¤xa2 14.¥c4, y el caballo no pue-
Memoria de salir vivo.
En este juego, varios de ellos inspiran a 11.£xd2 £xd2+
Rubinstein para crear una obra maestra de 12.¢xd2 O-O
habilidad técnica.

Blancas: A. Rubinstein
Negras: K. Schlechter
Gambito de Dama Declinado
San Sebastián, 1912

1.d4 d5
2.¤f3 ¤f6
3.c4 e6
4.¤c3 c5
Esta defensa, que ataca inmediatamente
en el centro, tiene como objetivo evitar las
posiciones restringidas que las negras deben
soportar en la defensa ortodoxa. Schlechter le brinda seguridad a su rey,
5.cxd5 ¤xd5 enrocando. Pero si hay una etapa del juego
6.e4 ¤xc3 en la que el rey no tiene que preocuparse por
7.bxc3 cxd4 la seguridad, es en el final, cuando las damas
8.cxd4 ¥b4+ están fuera del tablero, y hay poco peligro de
9.¥d2 £a5 perder por jaque mate.
Un movimiento natural, pero inferior El movimiento correcto aquí era
a 9...¥xd2+ 10.£xd2 O-O 11.¥c4 ¤c6 12...¢e7, ya que el rey pertenece cerca del
12.O-O b6 13.¦fd1 ¤a5 14.¥d3 ¥b7, y el centro, donde puede participar en la acción.
juego está igualado . 13.¥b5!! ...
Los intercambios que resultan del movi- ¡Un movimiento inspirado! Se enfrenta
miento de Schlechter acercan al rey blanco al negro con el problema de poner en juego

-42-
La Docena Dorada - Irving Chernev - Prof. José Luis Matamoros
sus piezas del flanco de dama. 18.¤e5 ...
13. ... a6 Con una torre al mando de la séptima
Esto debilita el cuadrado b6 de las ne- fila, un caballo que ocupa un fuerte puesto
gras, pero ¿qué más hay? Si: de avanzada, y su rey centralizado, el blanco
(a) 13...¥d7 14.¥xd7 ¤xd7 15.¦xb7, y disfruta de una considerable ventaja.
las blancas ganan un peón. 18. ... ¥d7
(b) 13...¤d7 14.¥xd7 ¥xd7 15.¦xb7, y
las blancas ganan un peón.
(c) 13...¤c6 14.¥xc6 bxc6 15.¦hc1
¥d7 16.¤e5, y las blancas ganan un peón.
(d) 13...b6 14.¦hc1 ¥b7 15.¢e3 ¦c8
16.¦xc8+ ¥xc8 17.¦c1 ¥d7 (si 17...¥b7
18.¦c7, debería ganar); 18.¥xd7 ¤xd7
19.¦c7 ¤f6 20.¤e5, y las blancas tienen
una posición ganadora.
14.¥d3 ¦d8
Si el negro intenta poner en movimien-
to su peón caballo jugando 14...b5, se en-
cuentra con este contratiempo: 15.¦hc1
¦a7 (para evitar la invasión de la séptima
fila) 16.a4 ¦b7 17.axb5, y las blancas ganan 19.g4! ...
un peón. La idea es dificultar las cosas a las ne-
15.¦hc1 b5 gras, desalojando al caballo (el mejor pro-
Si 15...¤c6, la respuesta 16.¢e3 deja al tector del enroque) de su fuerte puesto ac-
negro avergonzado por una continuación tual.
razonable. 19. ... h6
16.¦c7! ... Si en cambio 19...¥e8 (para evitar per-
der una pieza después de 20.g5 seguido por
21.¦xd7) sigue 20.g5 ¤h5 21.¦bc1, y las
negras enfrentarían un largo y duro invier-
no.
20.f4! ¥e8
21.g5 hxg5
22.fxg5 ¤h7
No hay nada mejor. Si 22...¤d7 23.¤c6
gana calidad, o si 22...¤h5 23.¥e2 esta res-
puesta es lo suficientemente fuerte como
para ganar.
En este punto en sus notas, Capablanca
comenta que admira la precisión con la que
Rubinstein conduce este juego.
¡Dominación de la séptima fila! Esto es 23.h4 ¦dc8
suficiente por sí solo para ganar el juego. 24.¦bc1 ¦xc7
16. ... ¤d7 25.¦xc7 ¦d8
17.¢e3 ¤f6 Capablanca sugiere que 25...f6 ofrece-
-43-
La Docena Dorada - Irving Chernev - Prof. José Luis Matamoros
ría más resistencia. el ala, todo lo que resta es que Rubinstein
26.¦a7 f6 amarre las cosas con una bonita cinta de co-
27.gxf6 gxf6 lor.
28.¤g4 ¥h5 37.¢f4 ¢g8
29.¤h6+ ¢h8 38.¢g5 ¦f8
30.¥e2! ¥e8 Regresar con el caballo a h7 solo em-
Pero no 30...¥xe2, porque perdería en peora las cosas, ya que después de 39.¢h6,
el intercambio después de 31.¤f7+. las amenazas de mate por 40.¦g7+ seguido
31.¦xa6 ¢g7 por 41.¤g6 mate, o 40.¤g6 y luego mate
32.¤g4 f5 con la torre, son decisivas.
39.¢g6! ...
Amenaza con este bonito final: 40.¦g7+
¢h8 41.¤f7+ ¦xf7 42.¦xf7 ¤g8 43.¦h7
mate.
1-0
Rinden
Si 39...¤e8 40.¤f7!, con la amenaza de
41.¤h6+ ¢h8 42.¦h7 mate, debería disipar
cualquier duda de seguir persistiendo.

33.¦a7+! ...
Esto obliga al rey a retirarse, a evitar
la pérdida de una pieza, o incluso recibir
mate. Por ejemplo, si 33...¢g6 34.h5+ ¢g5
35.¦g7+ ¢xh5 36.¤f6+ ¢h6 37.¦xh7+
¢g6 38.e5, y el blanco ha ganado una pieza.
O si 33...¢g6 34.h5+ ¢g5 35.¦g7+ ¢h4
36.exf5 exf5 37.¤h6! ¤f8 38.¤xf5+ ¢h3
39.¥f1+ ¢h2 40.¦g2+ ¢h3 (si 40...¢h1
41.¤g3 es mate) 41.¢f2, y no hay escape
después de 42.¦g3+ ¢h2 43.¦h3 mate.
33. ... ¢h8
34.¤e5 fxe4
35.¥xb5! ...
La misma idea que antes: si las negras
capturan al alfil, pierden su torre por el ja-
que doble del caballo.
35. ... ¤f6
36.¥xe8 ¦xe8
Con una torre dominando el séptimo
fila, y un peón pasado lejano esperando en
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Partida Nº 16 ¥g4, o 7... dxc4.
8.cxd5 ¤xd5
Este juego fue galardonado con el Pri- 9.¤xd5 cxd5
mer Premio de Brillantes. 10.£b3 ¤f6
¿Fue por sus atractivas combinaciones No es la continuación más fe-
o por la excelente estrategia que las hizo liz, como se verá, pero 10...¤b6 se en-
posibles? cuentra con 11.a4, con la amena-
Al principio del juego, Rubinstein ob- za de desplazar al caballo con 12.a5.
tiene un poco de ventaja cuando restringe Tal vez el caballo debería regresar a casa y
la movilidad del alfil rey de Bogoljubow. participar en el juego a través de c6.
Esta ventaja aumenta cuando sus torres ga- 11.¥d2 ¤e4
nan el control de la columna c, con una de 12.¦fd1 ¤xd2
las torres ocupando la séptima fila. Luego, Bogoljubow está ahora en posesión de
las piezas pesadas de Rubinstein penetran los dos alfiles, ¡pero a qué precio! Ha he-
a través de los cuadros negros, que Ru- cho cuatro movimientos con el caballo para
binstein ha logrado debilitar hábilmente. cambiarlo por un alfil que hizo un solo mo-
Et voila! De repente, todo tipo de peque- vimiento. ¡El tiempo es demasiado precio-
ñas combinaciones brillantes aparecen en so para desperdiciarlo! Además, ha hecho
la vida, aparentemente sin ningún esfuerzo posible que el blanco doble sus torres en
por parte de Rubinstein. la abierta columna c. Tenga en cuenta que
cuando ambas torres ocupan una colum-
Blancas: A. Rubinstein na, hay una buena posibilidad de que una
Negras: E. Bogolyubow de ellas se ubique en la séptima fila, desde
Defensa Eslava donde hay una carretera que conduce direc-
Vienna, 1922 tamente al rey.
13.¦xd2 £d6
1.d4 d5 14.¦c1 b6
2.c4 c6 El peón necesita protección antes de
3.e3 ¤f6 que el alfil pueda emerger.
4.¤c3 g6 15.¦dc2 ¥b7
5.¤f3 ¥g7 16.£a4! ...
6.¥e2 O-O Esto es para asegurar el dominio de la
7.O-O ¤bd7 columna abierta. El negro no puede dispu-
Este movimiento natural es dé- tar su posesión; por ejemplo, si 16...¦fc8
bil, ya que permite a las blancas de- 17.¦xc8+ ¥xc8 18.£e8+, y el alfil cae.
sarrollarse con ganancia de tiempo y 16. ... a6
asegurar el control de la columna c. Este movimiento es prácticamen-
Mejores movimientos son 7...¤e4, o 7... te una necesidad, para evitar una em-

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bestida por 17.¥a6. También permi- Sin embargo, Bogoljubow parece haber
te que la torre a (que estaba atada a la encontrado una manera de salir de sus di-
defensa del peón torre) entre en juego. ficultades. Si las blancas capturan la torre
Sin embargo, limita el alcance del alfil b7, jugando 22.¤xd8 ¥xd8 clava la torre y re-
por lo que la ventaja de los dos alfiles obte- cupera el material con el intercambio, mien-
nida por Bogoljubow resulta ser una bendi- tras que si las blancas capturan la otra torre
ción mixta. Fíjense, por favor, que el alfil g7, con 22.¤xb8 después de 22. … ¦xb8 segui-
en la acertada frase de Nimzowitsch “muer- do de 23. ... ¥d8 recupera nuevamente el
de en granito”. material perdido.
17.¦c7 ... 22.g3!! ...
La torre se acerca a la séptima fila. La sép- Esto no es simplemente una precaución
tima fila es el séptimo cielo para una torre. cobarde de seguridad, sino que es indicativa
La ocupación de la séptima fila por una to- de la planificación a largo plazo de Rubins-
rre puede infundir terror en el corazón del tein para evitar un mate inesperado en la
rey enemigo, sin importar cuán celosamen- primera fila, o un jaque perpetuo en una de
te esté protegido. las variantes.
17. ... b5 Bogoljubow no puede hacer nada mien-
Esto limita aún más la movilidad del al- tras tanto, se siente tranquilo y espera los
fil b7; seis de sus siete peones se ubican en eventos.
casillas blancas. 22... ¦dc8
18.£a5! ... 23.¤xb8 ¦xb8
Y ahora las piezas pesadas del blanco es-
tán todas estacionadas en las casillas negras
debilitadas, de los cuales no pueden alejarse
fácilmente.
18. ... ¦ab8
19.¦1c5! ...
La invasión continúa.
19. ... ¦fd8
Los buenos movimientos son cada vez
más escasos. Si 19...¦fc8 por ejemplo, la
respuesta 20.¦xb7 gana una pieza en el acto.
O si 19...e6 20.£c3 (amenaza 21.¤e5)
20...f6 21.¤d2, seguido por 22.¤b3 y
23.¤a5 le da al blanco una superioridad
abrumadora en posición. Parece que el negro recuperará ma-
20.¤e5 ¥f6 terial ahora después de 24. ... ¥d8.
Este movimiento torpe es el preludio Pero Rubinstein ha preparado una
de una defensa ingeniosa. Si las negras jue- pequeña sorpresa para la ocasión.
gan 20...¥xe5 en su lugar, el castigo sería Esta es la situación en el tablero:
21.dxe5 £e6 (21...£xe5) 22.¦xb7 ¦xb7 24.¥xb5! ¥d8
23.£xd8+, ganando al desventurado alfil. Obviamente, si 24...axb5; la respuesta
21.¤c6 e6 25.£a7 asegura al blanco una victoria fácil.
Evita 21...¥xc6 22.¦5xc6, que dejaría a 25.¥e8! ...
la dama sin donde moverse. Aquí es donde se dirigía el alfil, y en el
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camino allí capturó un peón en passant, por Bogoljubow enfrenta todo tipo de
así decirlo. posibilidades para continuar, ninguna
25. ... £f8 de ellas es placentera. El curso del jue-
No hay consuelo si 25...¥xc7 26.£xc7 go podría seguir: 30 ... ¢f8 31.¥xg6
£xc7 27.¦xc7 ¦xe8 28.¦xb7, y el blanco, £e1+ 32.¢g2 (cortesía de su jugada 22)
con un futuro peón pasado, con su torre en 32. ... ¥d8 33.¦c8 £a5 34.b4, y la dama
una posición dominante, no tiene proble- debe separarse del desafortunado alfil.
mas para anotarse la victoria. Rubinstein nos da otro buen ejemplo de do-
26.¦xb7! ... minación de las casillas negras.

Brillantemente jugado, y parte de la


combinación prevista por Rubinstein. Hay
una victoria simple y brutal (dada por todos
los anotadores como una pérdida para las
blancas) con 26.¥xf7+ £xf7 27.¦xf7 ¥xa5
28.¦xb7 ¦xb7 29.¦xa5 ¦xb2 30.¦xa6, y las
negras pueden rendirse.
26... ¥xa5
27.¦xb8 ...
Con la amenaza de ganar la dama con
28.¥xf7+.
28. ... £d6
28.¦b7 ¥b6
29.¦c6 £b4
Ahora podemos ver que el perceptivo
movimiento 22º de Rubinstein, evitando
el mate o un posible jaque perpetuo, le da
tiempo para que con el movimiento 30 de el
golpe decisivo.
30.¥xf7+
1-0
Rinden.
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Irving Chernev
Partida Nº 17 9.£g3 £e7!
Superior a 9...¤xc2+, que Pillsbury in-
El arte de Rubinstein no se limitó a la tentó, para su pesar, en su primera partida
fase final del juego. Podía tejer combinacio- contra Tchigorin en el famoso torneo Has-
nes en el medio juego para crear admiración tings 1895
y tal vez secretamente envidia. 10.fxe5 ...
Aquí comienza con un pequeño movi- Despeja un camino para el alfil y otro
miento tranquilo, en apariencia para des- para la torre.
alojar a un molesto caballo. Apenas se ha 10. ... dxe5
movido el caballo cuando Rubinstein lanza 11.¢d1 c6
un par de rayos en la fortaleza del rey ene- 12.a4 ...
migo. La chispeante jugada que sigue hace Esto restringe cualquier demostración
que este juego sea un digno finalista de The en el flanco de dama que comience con ...b5.
Rubinstein Immortal. 12. ... ¦g8
13.¦f1 h6
Blancas: A. Rubinstein 14.¤e2 O-O-O
Negras: K. Hromadka 15.¤xd4 ¥xd4
Gambito de Rey Declinado 16.c3 ¥b6
Mahrisch-Ostrau, 1924 17.a5 ...
Esto aleja al alfil de la larga diagonal.
1.e4 e5 17. ... ¥c7
2.f4 ¥c5 18.¥e3 ¢b8
Hromadka rechaza el peón, en lo que 19.¢c2 ...
difiere de Steinitz, quien tomó cada peón del Se protege contra 19...¤xe4, y también
gambito que le era ofrecido. une las torres.
3.¤f3 d6 19. ... ¢a8
4.¤c3 ¤f6 20.¦f3 ...
5.¥c4 ¤c6 Ahora la idea es continuar con 21.£f2,
6.d3 ¥g4 y la amenaza es capturar cualquier peón to-
Una vieja continuación. Un mejor mo- rre con el alfil, ganando un peón.
vimiento es 6...¥e6, mejor que atacar el ca- 20. ... ¤d5
ballo blanco. El negro no necesita intercam- Una forma ingeniosa de resolver un ata-
biar su alfil de casillas blancas, los peones que si las blancas capturan al caballo. Una
doblados en el centro no son débiles, y la posibilidad podría ser 21.exd5 cxd5 22.¥b3
columna f abierta solo traería beneficios al e4 23.¥f4 (si 23.¦f4 g5); 23...exf3 24.¥xc7
blanco. £e2+ 25.¢b1 f2, y el negro gana.
7.h3 ¥xf3 21.¥g1 ¤f4
8.£xf3 ¤d4 22.£f2 ¥b8

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23.g3 ¤xh3
24.¦xf7 £d6

Después de 24...¤xf2, el blanco gana fá-


cil con 25.¦xe7 ¦gf8 26.a6 (amenaza mate
instantánea) 20. ... b6 27.¥e6, con la pode-
rosa continuación 28.¥d7. La situación se
muestra en la siguiente columna.
25.£b6! ...
¡Un movimiento asombroso!
25. ... ¦d7
Si 25...axb6 26.axb6+ ¥a7 27.¦xa7+
¢b8 28.¦fxb7+ ¢c8 29.¥a6, y el negro es
impotente.
26.¥c5! ...
Otra pequeña sorpresa para Monsieur
Hromadka. Su dama no tiene una casilla
decente donde ubicarse.
26. ... ¦xf7
Si 26...£c7 27.£xc7 ¦xc7 28.¦xc7
¥xc7 29.¥xg8, y el blanco ha ganado una
torre.
27.¥xd6 ¦f2+
28.£xf2 ...
Simple y efectivo. Si en cambio 28.¢b3
¥xd6 29.£e3 ¦gf8, y negro todavía sigue
en la luchando.
28... ¤xf2
29.¥c5
Y esto gana el caballo, mientras que
29.¥xg8 ¥xd6 solo realiza un intercambio.
1-0
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Partida Nº 18 el flanco de rey, y la posibilidad de crear en
el final un peón pasado, por lo que trata de
La habilidad de Rubinstein en la fase fi- simplificar la posición. Los peones del flan-
nal del juego evocó más que mera admira- co de dama de las negras se han debilitado,
ción. pero Mattison tiene los dos alfiles como
Los editores del Libro del Torneo de compensación. Teóricamente, las blancas
Carlsbad estuvieron de acuerdo en que, si el deberían jugar para llegar a un final, mien-
final que le ganó a Mattison hubiera ocurri- tras que las negras deberían tratar de ganar
do 300 años antes, hubiera resultado en la por ataque. De acuerdo con esto, una buena
quema de Rubinstein en el escenario por la alternativa en el último movimiento de las
práctica de la brujería. Y todavía parece (di- negras debió ser 7...¥d7 seguido por 8. ...
cen los editores) que Rubinstein le vendió O-O-O.
su alma al Diablo. Nada más que ¡el uso de 8.¥e3 c5
la magia negra podría haber conjurado una 9.¤e2 f6
victoria desde una posición muerta! 10.¥f4 ¥e6
11.¥xd6 cxd6
Blancas: H. Mattison Esto elimina cualquier amenaza de la
Negras: A. Rubinstein pareja de alfiles, pero desdoble los peones
Ruy López del negro.
Carlsbad, 1929 12.¤f4 ¥f7
13.¤c3 ¤e7
1.e4 e5 14.O-O-O O-O-O
2.¤f3 ¤c6 15.¤cd5 ...
3.¥b5 a6 Rubinstein se apodera de un punto fuer-
4.¥xc6 ... te en el centro.
La variante del cambio en la Ruy López, 15. ... ¦he8
una línea mascota de Lasker. Con las piezas 16.f3 ¤xd5
negras derrotó a Alekhine en el 17° ronda 17.¤xd5 ¥xd5
del gran Torneo de San Petersburgo de 1914. 18.¦xd5 ¦e5
Luego, con el bando blanco en la siguiente 19.¦hd1 ...
ronda, se deshizo de su principal rival, Ca- Mattison pudo haber igualado la posi-
pablanca, asegurando así el primer puesto. ción simplemente jugando 19.¦xe5 dxe5
4. ... dxc6 20.¦d1, pero prefirió mantener una torre en
5.d4 exd4 d5, empujando hacia abajo el peón dama.
6.£xd4 £xd4 Nunca soñó que podía perder en esta posi-
7.¤xd4 ¥d6 ción.
La estructura de peones blancos es su- 19. ... ¦xd5
perior, ya que tiene cuatro peones a tres en 20.¦xd5 ¢d7

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21.c4 g6 el negro sería 32...¦h8 (en lugar de 32. ...
22.¢c2 ¢e6 ¦xg4), con control de la columna abierta y
23.¢c3 ... buenas posibilidades de ganar.
31... ¢e6
32.¦e4+ ¢d7
33.g4 ¦f8!


23. ... f5!
¡Un rayo de luz en el horizonte! El
intercambio de peones abrirá la columna
para la torre, y esto, combinado con la Con la intención de seguir a 34.gxh5
posición agresiva de su rey, le asegurará a con 34. ... ¦xf3+ 35.¢c2 ¦h3, ganando un
Rubinstein un poquito de ventaja. peón.
24.exf5+ ... 34.¦e3 h4!
O 24.¢d3 fxe4+ 25.¢xe4 ¦b8, seguido 35.a4 bxa4
de 26. ... b5. 36.bxa4 ¦e8
24... gxf5 37.¢d2 ...
25.¦d2 b5 Los peligros comienzan a asomarse;
26.b3 h5 por ejemplo, si 37.¦d3 h3 38.f4 h2 39.¦h3
27.g3 f4! ¦e3+, con nocaut fulminante.
28.¦e2+ ¢f5 37... ¦xe3
29.¦e4 fxg3 38.¢xe3 d5!!
30.hxg3 ¦g8 El punto de todo el final. Las negras ad-
Lo crean o no, pero en esta posición es- quieren de repente otro peón pasado, y los
téril, Rubinstein producirá dos peones pa- dos peones separados son demasiado para
sados ​​de la nada y estos peones harán que que el rey pueda arreglárselas.
muera el rey enemigo. 0-1
31.¦f4+ ... Abandonan.
El blanco podría haber apostado en La renuncia priva a los espectadores
una línea de ganar o perder jugando 31.g4+ de ver tres peones corriendo para conver-
hxg4 32.¦xg4, aquí el negro podría haber tirse en damas, así: 39.cxd5 h3 40.¢f2 h2
salido mal continuando con 32. ... ¦xg4 41.¢g2 c4 42.g5 c3 43.g6 c2 44.g7 c1=£
33.fxg4+ ¢xg4 34.cxb5 axb5 35.a4, y las 45.g8=£ £g1+ 46.¢h3 h1=£ mate.
blancas ganan, ya que el peón no se puede Los comodines prácticos pueden ser
detener. La continuación adecuada para molestos, pero ocasionalmente son diverti-
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dos. ¡Uno de ellos, en un esfuerzo por ha-
cer que Rubinstein cambiara su apertura
de peón de dama favorita, clavó el peón de
dama de Rubinstein!

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