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Violencia psicológica presente en “La Naranja Mecánica” de Anthony Burgess.

Amanda Calabrano
IV°B
La percepción que existe sobre la violencia desde siempre ha sido negativa, lo cual no es
extraño, ya que se entiende como el uso intencional de la fuerza física, amenazas contra otra
persona, un grupo o una comunidad que tiene como consecuencia traumatismos, daños
psicológicos, problemas de desarrollo o la muerte (Organización Mundial de la Salud [OMS],
2019).
Un incidente de violencia fue la razón principal por la cual se escribió La Naranja
Mecánica, ya que Anthony Burgess, su autor, junto a su esposa embarazada, fueron víctimas
de un robo y ella de una violación, por parte de cuatro soldados estadounidenses, en el
contexto de la Segunda Guerra Mundial, período sumamente politizado donde habían tantos
choques por posturas ideológicas y nacionalistas, que surgía una violencia irracional creando
paradojas como el actuar de los soldados, que eran quienes deberían haberlos protegido en
vez de violentarlos. La violencia presentada en el libro no es tan distinta a la experiencia
vivida por Burgess, los personajes repudian a quienes la ejercen y actúan fuera del marco de
la ley, pero hay una violencia que es legítima, la psicológica. Ésta es ejercida principalmente
por el Estado, el objetivo es volver a una persona libre, que no es socialmente aceptada, en
una mecánica que cumple los márgenes de la sociedad, es decir, transformar a sujetos
impredecibles en predecibles sin preocuparse por su bienestar, en otras, palabras la violencia
psicológica es necesaria para el bien común.
En esa lógica, el Estado coarta al individuo cuando comete delitos, cuando no cumple los
estándares para poder ser parte de una sociedad armónica, el estado toma un papel de
controlador. El método de control que hay a largo plazo es la cárcel, ya que es un sistema
que enclaustra o encierra a las personas que tienen conductas delictivas e irracionales y busca
quitarles el ejercicio de su voluntad, para que dejen de delinquir.
La particularidad que tiene la cárcel en La Naranja Mecánica, es la forma en la que le
quitan a los presos esa voluntad, todo el sistema carcelario practica violencia psicológica, le
quitan la identidad a la persona, ya no tiene un nombre, lo vuelven un número, quienes cuidan
en la cárcel humillan a los presos, se les trata como a seres inferiores, les quitan su calidad
de humano y toda esa desvalorización a su persona, produce que no se sientan parte de su
entorno. Si, en cierto punto, los presos tienen la oportunidad de reinsertarse a la sociedad, no
van a querer delinquir, para no volver a sentirse así de violentados. “Pero el efecto más
importante quizá del sistema carcelario y de su extensión mucho más allá de la prisión legal,
es que logra volver natural y legítimo el poder de castigar…” (Foucault, 2002, p.308).
Otra forma de control que se presenta en el libro, es el uso del tratamiento Ludovico
(método de ficción utilizado en la prisión para tratar a los internos), que podría considerarse
como una solución a corto plazo porque, a través del conductismo, en dos semanas puede
volver a un sujeto de conducta impredecible a una predecible. El tratamiento evoca al
conductismo - por estímulo y reacción -, consta de mostrar escenas de ultraviolencia como
violaciones, golpizas, asesinatos, entre otras del mismo estilo y al mismo tiempo que se
reproducen las imágenes, al sujeto se le inyectan drogas que le hacen sentir malestar, ganas
de vomitar y dolores; en síntesis, el tratamiento estimula con escenas de ultraviolencia,
mientras que la droga por reacción produce malestar, por lo tanto, cuando la persona vuelva
a ver estas escenas o pretenda hacer actos de ultraviolencia, sentirá malestar. El gran
problema del tratamiento es que se realiza en contra de la voluntad de quien se somete a él,
se impone el sentir rechazo a la violencia, no nace de la persona como tal, al individuo se le
quita su libre albedrío, no tiene opción de elegir si quiere o no estar de acuerdo con la
ultraviolencia, no tiene capacidad de elegir entre el bien y el mal, porque el estado le está
imponiendo lo que cree que es correcto para la sociedad, la imposibilidad de poder tomar
decisiones conlleva la pérdida de libertad, esto se refleja en el siguiente extracto:
-El problema de la elección -dijo una golosa rica y profunda, y era el chaplino de la
cárcel- En realidad, no tiene alternativa, ¿verdad? El interés propio, el temor al dolor
físico lo llevaron a esa humillación grotesca. La insinceridad era evidente. Ya no es
un malhechor. Tampoco es una criatura capaz de una elección moral.
-Ésas son sutilezas –sonrió a medias el doctor Brodsky-. No nos interesan los motivos,
la ética superior. Solo queremos eliminar el delito… (Burgess, 2010, p.126)
Para comprender lo que significan las formas de control señaladas, primero se tiene que
entender lo que es la libertad de las personas dentro del libro, que corresponde a la capacidad
de elegir. Las personas están en una sociedad que está influenciada por los medios, las
personas son idiotizadas por la televisión, la cultura pop, la música básica y la trivialidad del
sexo, todas las cosas son absolutamente banales, lo que causa una carencia de opinión y
pensamiento crítico y forma masas ignorantes cómodamente sentadas en el relativismo
posmoderno. Por supuesto, no todos son idiotizados, algunos como el protagonista Alex,
logran no ser parte de las masas, y la forma en que expresa su libertad es a través de su
corporalidad, él hace lo que quiere hacer sin límites, pero esa forma de ejercer la libertad es
un problema para el estado, por lo cual suprime esos instintos para que el individuo entre en
el margen de lo correcto.
El poder ejercido sobre un individuo al que se le quita su libre albedrío y su capacidad de
independencia sobre sus decisiones, causa la sumisión y, por consecuencia, se transforma en
un hombre mecánico. Pero él no piensa en sus acciones, no sabe si quiere hacer lo que está
haciendo porque lo han mecanizado, el pasar por el tratamiento Ludovico condiciona a una
persona a seguir conductas impuestas, no hay autenticidad en los actos, la persona tiene que
reprimir sus impulsos porque reacciona a situaciones como ha sido programado, si lo
condicionaron para no agredir físicamente, aunque lo golpeen no tendrá la capacidad de
defenderse, porque ha sido condicionado para no responder. La violencia psicológica que
ejerce el estado, se reproduce por un proceso que involucra pasar por la cárcel, luego el
tratamiento Ludovico, que implica la pérdida de libertad y que lleva a la formación de un
hombre mecánico sin voluntad, una víctima de la violencia.
Dado el poder que posee el estado sobre los ciudadanos, la finalidad de la violencia
psicológica es posible de realizar, cumpliéndose su objetivo de volver a un hombre libre a
uno mecánico. “Mientras el hombre que se rige por los conceptos y las abstracciones sólo se
defiende con estos de la infelicidad, sin llegar a conquistar desde las abstracciones la felicidad
para sí mismo…” (Nietzsche, 2018, p.33)

El actuar del Estado nace por la búsqueda del orden, pero no se puede legitimar la
violencia ni siquiera por un supuesto bien común, porque no es auténtico, un humano tiene
la capacidad de redimirse, puede determinar lo que es bueno o malo. El tratamiento Ludovico,
no le permite a una persona elegir, siempre se enfrentará a determinantes que están fuera de
su control y eso demuestra que el tratamiento no es una contramedida a la delincuencia, sino
que es un método de control supremo, aquellos que pasen por el tratamiento se estarán
sometiendo a los intereses del estado, perderán su libre albedrío y esa pérdida es la finalidad
de la violencia psicológica.
Finalmente, la tensión que se provoca entre una medida del Estado para terminar con el delito
y la libertad de la voluntad que es parte fundamental de la persona, pone en cuestionamiento
a la estructura social en la que está inserto el individuo, más allá de los delitos que comete,
pues el contexto que es reguardado por el estado, es decir, la sociedad, es responsable de
generar alternativas y expectativas de vida a la personas y no sólo responsabilizarlas
individualmente de conductas delictivas, que tienen un trasfondo social del que todos somos
responsables.
Bibliografía:
Burgess, A. “La Naranja Mecánica”. Taimí Ediciones. Santiago, Chile. (2010)
Foucault, M. “Vigilar y castigar”. Siglo veintiuno editores Argentina. Buenos Aire,
Argentina. (2002)
Nietzsche, F. “Verdad y Mentira”. Editorial Manifiestos. Valparaíso, Chile. (2018)
Organización Mundial de la Salud. “Violencia”. (2019) Recuperado de:
https://www.who.int/topics (Último acceso 05/09/2019).

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