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LA DEMOCRACIA EN AMÉRICA LATINA, UN BARCO

A LA DERIVA, TOCADO EN LA LÍNEA DE FLOTACIÓN


Y CON PIRATAS A ESTRIBOR.
UNA EXPLICACIÓN DE LARGA DURACióN•
Waldo Ans.aldi.

A: Thli.ENTJNA, MARCO Y SEMS71AN..


p()r SU eJJDntte arizarjifittJ
El pesimismo tiene qile estar en el inldo de cualquier reflexión
seria sobre la probabllidad de que la democmcla se forrnlezca
en Antéria.Larina. La InZÓn principal es sencilla: Ja experien-
cia histórica es muy pooo tranquilizadora.
Al.lll!ll.T Hll1SCHMAN

A MODO DE PRÓLOGO

Esta contribución al estudio de la democracia en América Latina presenta al-


gunas grandes lineas, de larga duración, para procurar explicar, desde una pers-

.. Retomo, amplio y a veces corrljo aqu! algunos de lQ,S: argumentos ya expuestos en Waldo
Ansalclí, "La democracia en América l.arina1 Jru1s cerca del oportunismo que de los principios'' •
en Sod'ohistórir:a. C:uukmos del CJSft núnt. 7. Centro de Invesclgaclones Socio 1:-listóricas, La
Plata. primer semestre de 2000, pp. 219-227; y;. sobre tOdo, 11La democtacla en América Latina.
~ntre la ficción y la esperanvi"~ en Ana/t!.1 de la Oltednr. FtrnJthco Stuir~ núm. 34, Universidad
de Gran;CÍ':4 2000J pp. 173-1:97; ''La democracia en América Ladn:a1 más cerca de la precarie-
dad que de la fOrtaleza'\ en Sociedad. núm. 19. Buenm: Aires, Facultad de CiendlU Sociales..
Universidad de"Buenos JÜrcs, diciembre de 2001, pp. 23-54; «Democracias de pobres, tlemo...
cracins pobres, pobres democraciasu, en Temas y debate,; núms. 6 y7~ Rosario; 2003, pp. 27-43.
El texto expone algunos resulrados alcanzados en los proyectos de investigación colecciva ·rsl002s
NacJón y ciudadanút en Argtuttimt y América latilJtt> s 004. Nadó~ cittdtulanfa y derecJms lmma--
1lOS en irJs pttises: ik Mertomr. y s 017, Los sonidl;s del silencia. Dktadmm y t~:cia en Amitka
Lai.Y.'mt, 15164-1~0, que he dh:igido como investigador dcl Consejo Nacional de lnV€$tigaciones
Ciemfflcas y Técnicas (CON!CaT) y de la: Facultad de Ciencias Sociales de la Unrversidad de
Buenos Aires (UBA) Los tres proyecros fueton subsicliados1 respeccivamenre: por laG piogrrunacio~
'; '1 nes 1998·2000, 20Ól-2003 y 2004·2007 de la Secretada de Ciencia y Técnica de la UnA. Los
textO$ prececient~· se han lr...ne!:lciado por los agudos comentad()$ de Alfredo PucclarelU y
.;:·,,¡
,
Mariana Heredia, como también por los de mis compañeras y compafie.('O$ de equipo•
MIRADAS DE CONJUNTO LA DEMOCRACIA !!N AMll!UCA LATINA. UN BARCO A LA DERIVA... 55

pecriva sociológico-histórica, las dificultades experlmem:adas por las socieda- en el quehacer de las clases dominantes de América Larina, entre el enunciado
des latinoámericanas pata deflnir regímenes pollticos democráticos. El objeti- -proclamación de ac;lhesión a la demo=cia liberál- y la consecuencia -escasa
vo último es encontrar alguna respuesta (o incluso respuestas) a la pregunta vigencia real de ella y frecuenre opción pór la dominación oligárquica y/o d1c-
¡por qué clases dominantes que levantan la democracia liberal como principio tarorial-. Sólo después de alcanzar esa explicación es posible plantear una ins-
de legitimidad de la construcción de su poder inscirucionalizado terminan ge- tancia superadora. De allí que este trabajo tenga en cuenta, metodológicamen-
)
neran(,ia regímenes escasamer)te democráticos:} cuando no francamente dicm- te, la distinción entre la democracia como aspiración, como proyecto o ideal (lo
toriales1 La pregunra es bien percinente, en particular si se presta atención al que a ml me gustarla que fuese la democracia, si se quiere), y la democrácia co-
largo desfase temporal entre los principios teóricos proclamados y la práctica mo categoría analldca para expllcar procesos históricos pasados y presentes. El
política, si mirarnos hacia el pasado, tanto como si nuesrra preocupación se análisis de <isros no. debe subord1narse al ideal. No analizo el proceso de las con-
centra en la fase de democratización iniciada a comienzos de los afias 1980 y diciones sociales de la democracia en América Latina desde lo que me gustaría
que hoy muestra una notoria tendencia. al esceprjcismo, cuando no ~ desen.. que .fuese en el presente y en el .futuro, ni de lo que ha sido en el pasado y es en
gaño, por parte de crecientes sectores de las sociedades latinoamericanas. el- presente: mi problema es explicar conductas de rerceros sociales.
La exploración tiene presente el pesimismo de .Albert Hirschman, 1 tan só- .,
lo para escapar a la trampa de visiones triunliüisras imperantes en estas últimas
dos décadas y med1a, momento excepcional de vigencia de la democracia en la TRES MATRICES SOC!ETA.l.ES
región. También estoy de acuerdo con él en que no ayuda a su fortalecimien-
to ni el enunciado de las ..condiciones previasfl, ni la enurner.~ión de «]as: con... Según una de mis hipótesis, los países larinoarnericanos se constituyen histó-
diciones estrictas que han de satisfucerse para que la democracia exisra". En ricamente desde tres matrices soderales.. cada una de ellas. a su vez~ desarrolla-
cambio, no comparro o<ra proposición de Hirschntan, según la cual poco ira- da a partir de sendas unidades de producción económica: la plantación i:on
porra la búsqueda de las ralees de la inestabilidad caracrerlatica de nuestros re- trabajo esclavista, la hacienda con trabajo semiservil y la estancia con trabajo
glmenes políticos. Por el contra:rio, creo que la búsqueda, en el pasado, de cla- asalariado. Las rres generan coincidencias y diferencias en los planos sociales y
ves explicativas rodavla hoy presentes es central para cualquier empresa, tanto culturales que se expresan, con marices, en las formas con las cuales se proce-
cíentlfico social cuanto pollrica. san, tras la ruptura del nexo colonial, los proyectos y los .fundamentos del nue-
Es posible que Georg Hegel tenga razón al plantear que ni los pueblos ni vo orden político.2 .
los gobiernos nunca.han aprendida algo de la historia -contrariando a Cicerón Esta hipótesis persigue una eJtplicación que, sin negarla sino apoyándose en
y su proposición de la historia como maestra de la vida-, pero se puede refor- ella, ""Y" más allá de la clásica que enmdza la cuestión de la propiedad de la
mular la cuestión en términos parecidos a los deAgnes Heller, es decir, propo- tierra como clave de los regímenes poHticos latinoamericanos, en particular co-
niendo que no se trata de si pueblos y gobiernos aprenden o no algo de la hill- mo causal de oclusión de los proyectos democráticos. Es cierro que plantación, 1.
toria, sino de saber cómo el análisis de procesos históricos puede reswtar un hacienda y esrancía tienen un común denominador: la propiedad latifundista
1
aprendizaje práctico. Resulta evidente que este conocimiento -en el mejor de de la tierra. Tienen, a su vez, diferencias notables, en particular el distinto pa-
las casos geriera. conciencia- no resuelve los problemas, pero los hace inteligi-
bles, paso necesario para cualquier acción práctica. , He anallndo y d_esarrolla.do esta cuestión en el proyecto de hwesdgadón Im mecanismos '·'
(
La búsqueda propuesta no se inicia con
un juicio de valor sóbre la demo- de la domr'naclón sadopnl!tka oligdrquic-a. en Amén'ca Latt'na. cuyos resultados serán expuestoS en
cracia, ni en abstracto ni empíricamente verificable, ni con ·una definición a un libro en p.repamclón, La hlpóresis de las tres matrices es una derjvaclón, más elaborad~ de
priori de ella. Busca, como he dicho anteS, elaborar una explicación al desfase, la filrmuJada originariamente por José.Medina Echavarrfa, ComJdermUmn soclológicm .robre el
desarroOo ecunómlcu dtf Amirlca Latina. Buenos Aires, Solar y Hacherre. 1964. 1" ed.• pp. 30 y
ss.~ quien sólo adjudicó capacidad rtlodeladora a la hacienda. Razón no le faltaba, habida cuen~
1 Albert O. Hirschman. "La demroracla en América Latina", en .Agustín Cueva (comp..), t!: de la exrensi6n geográfica y cl arco ternponll abarcados por la hadenda. E.mpero 1 me parece
Ensayos .robre tmn po!Jmim itu:tmdusa., La mmsicibn a la tiemnm1cia en Amtríca Latin/:4 México, que la versión más elabomda permite una más amplia y profunda comprensión de las socieda-
Consejo Nacional parn.la Cultura y las Arres, 1991, p. 103. deslaónoamericanas.
!;
MIRADAS DE CONJUNTO LA DEMOCRACIA EN AMÉRICA Li\TINA, UN l>ARCO A LA DE!UVA•• , 57
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pel desempeñado por el capital y las formas de organización del trabajo. Si bien No obstante, una perspectiva radicalmente diferente también es sostenida
estl!S divetzyencias son de peso, la coincidencia se revela decisiVll. en el. largo pla- por algunos pensadores, entre los cuales descuella el brasileño Francisco de
o
zo, concebido como dialéccica de tiempos m.btcos (autóctono, colomal, moder- Ollveira. Vianna.. En su Evolttfho do pavo brasileiro (primera edición, 1923), no
5 sólo defiende la gran propiedad agraria sino que asocia a ésta con la decisiva
no, posn1oderno) o bien analizado desde w1a sodolog(u de historia lenra.
En efecr.a, corno reiteradamente han marcado mucbos dentfficos sociales, presencia de unos senhores do engenho, decididamente arios y celosos de sus li-
la propiedad latifundista de la cierra constituye o confurma el mideo duro de najes arisrocrácicos, portadores de un "soberbio eugenismd, sólo explicable por
siscemas pol!ticos duraderos, cuyo desiderátum es la dominación oligárquica, los glóbulos de sangre germánica que corre por sus venas. Para Oliveira
sin mengua de la persistencia de varios de los atributos de ésta en .regímenes li- Vianna, la gran propiedad latifundista -presentada como resultado de un pro-
beral democráticos y populistl!S. El ciientdismo pol!tico es, si no la forma pa- ceso c~natural" g~nerndo po.r Wl espacio geográfico de horizontes amplios- es
radigmática, Wla de las más importantes de esa concinuidad oligárquica en la diferencia eo,.t¡-e la sociedad portuguesa y la brasileña. Tal amplitud espacial
unos y otros de tales regímenes, excelente ejemplo de historia lenta o tempo- da furma y co.Q.tenido a la vida socioeconómica de la colonia. Así, la gran pro-
ralidad mixta, llegando a trabar, si no ocluir, la expansión de la democracia po- piedad es ·modeladora de un nuevo tipo de hombre: los conquistadores lusita·
lítica, la conversión de súbditos (titulares de deberes) en ciudadanos (titulares nos, dice, son hombres de pequeña propiedad que al llegar al Brasil se trans-
de derecbos y de debetes). forman en su antÍtesis. La influencia de esos arios de los tiempos coloniales se
No en vano, algunas de las más inteligentes propuestas de trans&>rmación prolonga tras la independencia. Constituyen, a su juicio, la aristocracia rural
social y pollcica se basan en la destrUCCión de la estructura agraria latifundista proveedora de toda: la dirigeucia polftica del período imperial, ocupando los
(que lleva conexa su reverso, la mlnifundista) y su reemplazo por ocra basada cargos municipales y provinciales. Son la nobleza del Imperio y los jefes polí-
en la mediana propiedad de la tierra (al estilo fanner), como en los casos del ticos, los profesionales liberales y los altos pá.tlarnentarios. No ext:ra!ia., enton-
argentino Domingo Faustino Sarmiento -retomada luego, en clave socialista, ces, la conclusión a la cual arriba Oliveira Vianna, la que, leida en otra clave,
por su compatriota Juan B. Justo- y del uruguayo José Bad!e y Ordóñez. El permite explicar parte sustancial de la cultura pol!tica y las formas de hacer po-
fracaso de estas estrategias de transformación desde arriba no le testa trascen- lfcica brasileñas: "En un pals en que los elementos dirigentes tienen tal relieve
dencia, todo lo contrario. A su vez, algunos de sus éxitos parciale$ -sobre to- y estatura, o se gobierna con e Uos o, sin ellos, no se gobierna>. 4
do~ ese caso pa·r excellence represenw.do por Costa Rica- refue,rzan. la convic- Las tres rruu:rices sodetales indicadas se consrltuyen en tiempos y espacios
ción de Jnuchos que encuentran una correlad6n positiva entre fragmentaci6n diferentes~ sin ~engua de coexistencias en ambas dimensiones. La plantación

de la propiedad rural y democracia pol!cica. surge a comienzos del siglo XVI, la hacienda, a principios del XVII, y la estan-
cia, a fines del siglo XVIII. La primera se encuentra en el Caribe (Antillas ma·
yores y menores, parre del litoral del golfb de México, costas de Belice, costas
3 La hipóresls de tiempos difet:emes. a vece.~ sucesivos y casi siempre superpuestos -que for~ y r.Jies aledalíos, de Venezuela), el nordeste brasileño (luego extendida a las
1
muhunos Fernando Cllderón (un sociólogo boliviano} y yo en ' Las heridas que tenernos son ias
áreas cafetaleras, hada. el centro sur del país), Guayanas, partes de Colombia y
libertades qutt: nos fitiran. Derechos humanos Y' de~;echos de lo1:1 pueblo;; en América Latina Y ~
Caribe» (Davltl;1 Goliath, año xvn. núm. 52, Buenos .Aires, CLACSO, septiembre de 1987. PP· costa de Perti; persiste hasta la al::!olición de la escla:vltud, duranre el siglo XIX.
G5~69)- no debe entenderse cOrno e.'Cistenda de tiempos viejas y tiempos nuevos, sino, en rea- La hacienda abarca una superficie mayor, a lo largo de tierra firme: desde
li.d:Jd. como una permnnemc, condnua rccreadón intcraccual que da cuenta de una vast-a uni- México hasta el noroeste argentino y Chile cenrral, especialmente en las áreas
versalidad. o pluralidad de cu.h:uras. V é.'lse, también, Waldo Ansaldi, "L~ temporalidad mixra de
andinas; su notable ·capacidad de adaptación a las transformaciones de las eco-
América Latina, una e."<:preslón de mulriculturalismo", en HéctOr c;SUvelnl Gorslci (comp.).
Jdmtíd,Jdes commtitarias J' democracia, Madrid~ Trotta, 2000, pp. 157~'183. nomías nacionales y mundial le permite persistir hasta finales de los a!\os
La. propuesta del sociólogo brasileño José de Souza lviarcins de una so~iologfa de la hist~­ 1960, cuando es desarticulada por las refurmas agrarias cbilena, peruana y
da lenta. persigue re.1.liza.r ''una lectu¡;a. de los hechos y acontecimientos orientada por la necesL~ ecuatóriona. La escancia es uoa unidad económica, amén de tardía, espacial-
dad de distinguir en lo conrcmpocl.neo la presencia vlva y acciva de estructuras fundamental~
dd pasado. (,..} La cucsrlón es saber cuüles son las condiciones históricas que establecen el rtt-
4 Francisco J~ Oliveira Vianna. Evoiu;llo do pavo lmui!eim, ¡;¡~;~; e.d., San Pablo, Cornpanhia
mc del progreso en diferenteS sociedades" (José de Souza Mru:tins. O poder da t(tmso. E11Saios de
socinlagia da bbtt1rla /e;:ttr., San Pablo, Hucitec, 1994, p. 14}. Editora Nacional, 1938, pp. 47-54.
58 MIRADAS DE CONJUNTO LA DEMOCRACIA EN AMÉIUCA LATINA, UN BARCO A LA DERNA. .. 59
'!
menre restringida a áreas rioplatenses, en la periferia pobre del antiguo espa- a advertir el papel de estabilización y continuidad desempeñado por la hacien-
cio peru!iño, donde rodavla subsiste. De las tres, es la única con contenidos c"'" da, de origen colonial, en los mrbulenros tiempos de constitución de las repú-
piralistas. Todas, a su vez, constituyen verdaderas microsociedades. blicas. La hacienda es, "unidad económica. núcleo político y soporte material
Es usual la coexistencia de dos de esras unidades de producción devenidas de una familia y sus clientes [.•• ] un rodo social cerrado cuando se completa
microsociedades. Pero en tales casos, esa coexistencia, una clave para explicar el cuadro con la numerosa base de sus servidores". 5 He abf!el núcleo duro de
los regionalismos, opera en un sentido negativo para los proéesos de integra- las relaciones dienrelares, uno de los mecanismos fundamentales de la domi-
ción societal, nacional y estatal. Los casos argentino -noroéste de hacien- nación oligárquica, persistente;. aun travestido) en ·los regímenes populistas y
das/pampa de estancias- y brasilefio -nordeste ile plantación/SU:r de estancias- democráticos. · · ·
son, al respecto, bieti ilusrrativos. Ahora bieru pese a sus notables diferencias Con posterioridad a Medina Echavarrla, el papel nocla! que él le asigna a la
-incluso en d caso de la esrancia capitalista, con trabajadores asalariados li- hacienda es retom~do por Víctor Alba." Eduardo Frei,7 Claudio Orrego
8
bres- las tres unidades de producción generan un conjunto de pautas cultura- Vicuña y Manfred Mols. 9 Pero a diferencia de Freí y Mols -que le asignan ca-
les decisivas para la furmación de las sociedades: concepción jerárquica del or- rácter feudal- Medina Echavarr!a entiende que considerarla tal "es técnica-
den, parernalismo, clienrelismo, modo de ser aristocrático (donde pesan el mente un disparare, No lo sería tanto si se prefiriera el término mucho más
linaje, la tradición y el ocio), redes de f.unilia. Los patrones microsociales tie- amplio de señorial".
nen encldrui suficiente para proyecrarse a la escala rnacrosocial y definir este es- El peso de las tres matrices en la conformación de condicionantes de larga
pacio mayor conforme ellos. De los eres, el más favorable a un régimen demo- duración para la construcción de sujetos y prácticas democráticas no debe ser
crático es el de la escancia -de lo cual buena prueba puede dar_ Uruguay, que descuidado. Es obvio que los componen res de cada una de las matrices, por sí
no consrmye un orden oligárquico y que, aun con sus llmires, sienta bases pa-- mismos, no definen ni explican todos los condicionantes estrucrt1rales. Hay )
ra uno democrático-,. mas suele ser fuertemente condicionadO por el de la ha- otros elemenros convergentes y relacionados que com:ribuyen a definir una
cienda o el de la plantación. Si bien no debe entenderse la proposición en tér- trama que, por lo demás, es histórica, por tanto, cambiante. Pero está claro que
minos dogmáticos, la hipótesis permite asociaciones dignas de explorar. ellas han operado como auténticas clrceles de larga duración, "naturalizando"
El peso matricial se advertirá daramenre tras la rupmra de la situación co- las diferencias sociales y las capacidades diferentes derivadas de ellas, romo
lonial,en el primer cuarto del siglo XIX. La ruptura implica, para los diferen- también la dominación y la subordinación. La relación patr6t,-cliente, el pa-
tes sujetos pollticos y sociales, la resolución de varias cuestiones, entre las cua- rernalismo y el auro#tarismo derivados de ella, y la convicción de la política
les la primera y más urgente es la del poder, esta es, dar cabal respuesta a las como privativa de los "'notables~)~ claves para explicar la polftica lacinoamerica- )
preguntas ¿quién manda1, ¿sobre quién manda?, ¿cómo manda?, ¡para qué na hasta hoy; nacen 'en esas unidades de producción devenidas microsocíeda-
manda? Acceder al poder y ejercerlo requiere la definición de los principios de des, a despecho del¡carácrer esclavista, semiservil o libre de las relaciones de
legicimidad de la ruprura (la revolución de independencia) y de soberanía y su rrabajo dominantes ~n cada caso.
titularidad (Dios, el rey, los pueblos, la nación), el de represenración, el de or- Perry Anderson 1ó ha furmulado una interesante hipótesis -'con cierto dejo
ganización política. Si bien la concepción de la primada de la voluntad gene- a lo Barringmn Moqre- según la cual debe buscarse la clave explicativa de los
ral tiene enrusiasras partidarios, sus electivas aceptación y aplicación chocan procesos sociohisrórf:cos que llevan a la democracia y a la dictadura en América
con fuertes obstáculos que llevan a los procesos revolucionarios hacia efectos
no necesariamente queridos por las dirigencias y sientan firmes bases para el 5
José Medina Ecliav_srría,. Consideraciones sociológicas... , ttp. dt.~ p. 3.3.
ejercicio oligárquico de la dominación social y poHrlca, tal como se a¡:lverdrá, li Vfctor Alba. Die lAtei:namer!k:mer. Ein Knntbumt ztvischm Stlllstand 1md T(!l!Plutírm,
más tarde, al concretarse los proyectos nacionales de formación estatal. Z!lrich, 1973. ·
Es claro que el peso de la hacienda -por la ya indicada extensión espacial y : Eduar~ Freí, Latefnamerika nm &beitleweg. Maguncia, Broschiétt, 1978.
daudto Orrego Vicufia. ñ-es ensayos acerca delfomro, Santiago de Chil~ 197B.
temporal- es mayor que el de la plantación y la estancia. En buena medida, v Mols. Manfred, la democracia en Amtlriat Ltttina, Barcelona y Camcn.s. Alfa, 1987.
también, porque prima en sociedades altamente pobladas, con una población ltl Perry Anderson~ "Democracia y dictadura en América Latina en la década del 70 .. , en ·
indígena campesina mayoritaria. La, perspicacia de Medina Echavarría lo lleva Cuadernos dt~ Sor:fQ/ogf~. núm. 2. Buenos Aires, Udversidsd d~ Buenos.Alres. 1988, pp. 4-B.
)
LA DEMOCRACIA EN AMEruCA LATINA. UN BARCO A LA DERlVA••• 61
GO MI.R.ADA.S DE CO!'-.T_JUNTO

Latina en la correlación de fuerzas de las dos clases sociales básicas de las so· Venezuela, entonces, combina terratenientes débiles y clase ob¡·era débil,
cied:ades" de la región: 'jla clase terrateniente, el capiral agrario en el campo" Y base o fórmula de la democracia del pais. Argentina, Brasil, Chile y Uruguay
la dase obrera urbana. .Así, en Venezuela, se constata la inexistenci-a de ""una son casos de CO.fl}binaci6n de terratenientes fuerces y movimientos obreros
clase hacendada fuerce, y, por tanto~ de ((una ollgarqufa agraria clásiof~ como fuerces, que condujeron a las últimas dictaduras militares. 1Y en caso de una
también ~'la aarcncia d.e una clase obrera fuerte)• Y~ en consecuencia, "de Wl clase terrateniente fuerte enfrentada a una clase obrera débil? La respuesta) di-
movimiento sindical poderoso -no di"amos sodafut:a,- que ha sido la fórmu· ce Anderson, es una democracia restringida, como en Colombia. Un último
" .
la sociológica para la estabilización de la democracia burgu;e.sa, basada esencial· caso, inverso al cplombiano) es posible: un movimiento obrero fuert:e y una
mente en las dases medias que existen entre ambas
1
).
clase terrateniente débil: Bolivia. En el pais del altiplano se encuentra "el mo-
En cambio, en Argentina, Chile y Uruguay, la relación es simétricamente vimiento obrero históricamente mas fuerte de todo el continente, basado en
inversa a la venezolana; "clases terratenienres fuertes con movimientos obreros las minas de estaño". Esa clase hace la revolución de 1952, casi destruye el ejér-
tradicionalmente fuertes también". Empero, los tres casos._p.o son sim.ilares: en ci co y vive •ten un estado de insurgencia constante en los años siguientes".
los paises rioplatenses, "la fuente principal de riqueza nacional-la acumu.Ja.. Simultiineamence, Bolivia tiene, después de la refOrma agraria realizada por el
ción de capital- [ .•. ] ha sido siempre agraria', y en torno al capital agrario "se gobierno revolucionario, la clase terrateniente más débil de América. Esa "co·
fueron aglutinando sucesivas empresas fmancieras y actividades industriales. rrelaci6n muy específica de fi.terzas [.•.: ha generado una suerte de volcán po-
En Chile, a su vez, el cobre ha sido el principal productO exportador -dentro lírico permanente,, en la medida en que el ejército boliviano) un aparara mili-
de un modelo de exportaciones más diversificado-, bajo control del capi<al ex· tar sin ba.<e social orgánica, trataba de contener una dinámica laboral que
tranjero, primero, y estatal, luego . .Adicionalmente, la realización de una refor· constantemente amenazaba transgredir los limites del modo reproducción ca·
ma agraria, bajo el gobierno demócrata cristiano, en los años 1960, hace dis· piralisri'. De allí, dictaduras militares espocidicas e inestables.
minuir el peso de los terratenientes en el bloque de poder dominante. Perry Anderson admite que su hipótesis "es muy esquemática" y debe com·
En estos rres paises, según la hipótesis de Anderson, el c¡>piral agrario en· plerarse incorporando al capital industrial, el capital financiero, los campesi-
frenra a movimientos obreros poderosos) expresión de claseS obreras que his- nos, la pequeña burguesía y realizando "algún ripo de análisis comparativo de
tóricamente muestran ('altos grados de combatividad~ Conciencia, concentra_... ,,
.... clase para entender d mapa diferencial de los regímenes políticos de América
dón y or!lallÍzación colectiva". Si bien también se constata el importante papel del Sur". Este recaudo le lleva a presentar una conclusión ran provisoria como
deseropeftado por las clases medias -expresadas políticaménte en el radicalis· incómoda: las condicimzes clave para la d<mocracia m Amt!rica Latina, e12 estos
tno argentino, el batllismo uruguayo y-; en su tiempo,. la democracia cristiana años, exige un m()l)im}ento obrero dibll.
chilena-~ u después de la coex!stenciaJ el e11frentamlento entre estas dos fuerzas Pued" acmdarse ·O discordarse con esa hipótesis. Pero es bueno discutirla,
fundamentales -terratenientes y ob.reros~ ha sido estrí.lctur~nte decisivo tratar de verlfici!Ila o refutarla.
para el advenimiento de las dictaduras militares~'. ·
Brasil presenta, siempre según la 6pcica de A.nderson, Una variante. El ca-
LA CONSTRUCCIÓN DEL ORDEN POLIT!CO SOCIAL POSCOLONlAL
piral industrial del pais se origina en la riqueza de las plantaciones, pero hacia O l..AS DESVENTURAS DEL UBERAUSMO DEMOCM.TlCOll
los años 1950 se torna "m.ucho más autónomo de sus or!ge..Ues agrarios que en
cualquier otro país; Al mismo tiempo, igual1nente de modo sin parangón,
1
• Los procesos de construcción de nuevos Estados -una de las primeras tareas
existe '(un electorado polltlco cautivo -en el nordeste dei país- de los terrate- planteadas, aunque de resolución tardia, salvo los casos excepcionales de Bra-
nientes tradicionales de regiones de regiones reproduc¡:ió~. rural en decaden· sil, monarquía consrirucional, y Chile, república centralista- se desarrollan in-
cía?'. Sln e1nbargo, el alto ritmo de crecimiento industrial,. a partir de los aúo?
11 En este apartado retomo arg:um.enro.s expuestos en Waldo AnsaMí. uNo por mucho pre~
1950, genera un simétrico incremento del ramaño e imporrancia del proleta-
gonar se demoGratiza más temprano. La aplicación singular de l.ús princlpios universales de la
riado industrial, rápidamente fortalecido como nunca ante?:.?• modo tal que, ciudadanfa e:n la América Latina. independiente", conferencia pronunciada en ellll Em:omro da
aun con sus diferencias respecto de los otros paíseS~ tambiérl en Brasil el con- Asioda;lio Naci'rmaf.de Pesquisadores de História Latino~Americana e Carlbenhtt (ANPHIAc). San""
flicto entre ambas clases conduce a la dictadura militar. l; Pablo, Univer•idad de San Pablo, Cidade Unive<Sltá.ria, 22 al24 de julio da 1998; y "Unidad y
MIRADAS Dll CONJUNTO U DEMOCRACIA llN AME!UCA IJ\TINA, UN BARCO A LA DE!UVA... 63

vacando como principio legitimador el corpus liberal, tanto en el plano de la La invocación a nuevos principios legitimadores -tales como la reversión )
econorrría cuanto -sobre todo y a los efectos que aqu! interesan- en el del or- de la soberanía en el pueblo, la ratihabición cidra de las provincias, el pacro
denamiento político. Empero, en no pocos casos esa propuesta se enfrenta con recíproco- pone en el q;nrro del proceso de consrirución de un nuevo poder
propuestaS conservadoras fundadas -como se aprecia a lo largo del siglo XlX y polltico la cuestión de la representación. Mas la invocacióo al liberalismo no )
dentro de las cuales descuella la Carta Negra ecuatoriana, de 1869- en la reo- es sólo en el planó político: la cuestión de los derechos civiles está a la orden
ría política vaticana de subordinación del Estado a la Iglesia. Incidentalmente, del dla en el discurso revolucionario y en las precepcivas constiruclonales.
esa Consrituci6n exige la condición de cat61ico..apostólico-romano para deren-- El "pueblo» es proclamado titular de la soberanla o, siguiendo a Hamilton, )
rar la de ciudadeno, sumándose en la historia de los antecedentes de las eflme- "el fundamento puro y original de roda autoridad legitima". Pero tal invocación
ras constituciones mexicana de 1814, que pena con pérdida de ciudadanla el no es más que una fórmula para dorar de base legítima al ejercicio del gobier-
"crimen de herejía, apostasía y lesa-nación", y chilena de 1823, que también no o, donde las hay, a las constituciones. No lo es, en cambio, para desarrollar
niega el derecho de sufragio a quienes no son caroUcos. una ciudadanía activa, no sólo política sino siquiera civil. En este sentido,
La apelación a principios de legitimación liberales incluye los de represen- América Latina no se diferencia demasiado, especialmente en el plano político, )
tación, ciudadanía y democracia. Pero el mavimiento histórico real escl signa- de ·¡o ocurrido en Europa y en Esrados Unidos. Así, sosrener que el poder es
do·por un profundo desfase entre fundamentos y prácrica. En algún sentido, ejercido, en América Latina, sobre la· base de una ciudadanía política y una ci-
tal fractura no es privativa de las experiencias latinoamericanas, pues la misma vil restringidas no significa necesariamente realizar una lectura en términos de
se aprecia en Europa occidental. Resumiendo en extremo, puede decirse que supuestas fases evolutivas que remedan o deban repetir el modelo inglés de )
la cuestión se plantea en términos de transformación de principios universales construcción de la ciudad:mla conforme la secuencia civil polftica social.
en prácticas singulares. Tres grandes exclusiones caracrerizao el proceso euro- E! liberalismo es entendido en América Latina como expresión de la mo-
peo: las clases "peligrosas", las mujeres y los dementes. En América Latina se dernidad superadora del antiguo régimen y apunta, impllcita o exp!lciramen-
añade una cuarta, de orden érnico: la de los indígenas y los afroamedcanos. re, al establecimiento dé la democracia polírica. En este sentido, no hay. en los
La expresión, quizás mucho más que el concepto, "democracia" -en tanto co-mienzos, demasiadas divergencias e incluso no son pocos los católicos que
forma polltica moderna- aparece rempreno en el lenguaje de los grupos crio- abogan por una república democrática representativa, tal como aparece pro-
Hos aspirantes al poder. En efecro, pese a las censuras real y eclesiástica puesta explicita y detenidamente, por ejemplo, en el Catecismo pol!tico cristia-
(Inquisición}, la circulación del pénsamiento de la modernidad no es escasa en- no, escrito (por autor anónimo que eligió flrmar José Amor de la Patria) y di-
tre intelectuales e llustrados (profesionales, comerciantes, oficiales de alta gra- fundido en Sanriago de Chile hada 1810-1811:
duación), definiendo un universo de idéas considerablemente vasto. As!, por
ejemplo, se conocen, restringiéndonos s6lo al ámbito de la pollcica, Hobbes, El gobierno republicano, el democrático en el que manda el pueblo por medio de
Locke, Monresquieu, Rousseau, Tom Paíne, como también las Declaraciones SUll represenmntes o diputados que elige, es el único que conserva la dignidad y
de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789y 1793),la proclamación majestad del pueblo, es el que más acerca, y el que menos aparta a los hombres de
del Congreso Continental norteamericano (1774-1775), la Declaración de la primitiva igualdad que los ha creado el Dios Omnipotente, es el menos expues-
bdependencia de las trece colonias inglesas, la Constitución de Estados Uni- ro a los horrores del desporismo y de la arbitrariedad, es el más suave, el más mo·
derado, el mtis libre y es~ por consiguiente, el mejor para. hacer felices a los vivien-
dos, los discursos de John Adams, Thomas Jefferson y George Washington.
tes rndonales:. 12
Asimismo, son también conocidas y reproducidas obras del nuevo pensamien-
to español -como li)S periódicos Semanario Patriótico, El Espectador Sevillano, La democracia invocada en los comienzos de los procesos de constitución de
El 'lmto de la Nación Espt:tñola- e incluso de los propios americanos. los Estados latinoamericanos se si-rúa en un conrexro que es~ por un lado, tri-
diversidad en el pensamienro polfclco'). en GP..rmán Cnrrera Damas (dir.) y Job..n Lombardi (co-
dir.), La t:rbis ntructural de 1tts sodedttdes implo.nt(ldrJS, vol. 5, cap. 16. de la Hitturla General de 12 José Amor de la Patria1 Catecismo po!t#i:o crktiano. rexro de circu1aci6n manuscrita en San-
Armhit:tt Latina, prepamda por eL Comité Ciendflco Internadonül ad hocde la UNESCO, Madrid, rlagó ile Chile, escrlro hacia 1810...1818, en José Luis Romero y luis:Alberro Romero (comps.).
UNESCO y Trona, 2003, pp. 40;!-422. P~mamúmro político d~ la Emattcipndón, vol. 1. C-arneas, B1bliorecaAyncucho. 1977, p. 214.
LA DEMOCRACIA EN AMÉRICA LATlNA, UN BARCO A LA DERIVA. •• 65
64 MIRADAS DE CONJUNTO

bucario del conjunto de ideas que por entonces se difunden -a partir de chas obreras, como bien lo ha mostrado C. B. Macpherson. A su turno, el li-
Europa 'ocddemal y Estados Unidos- acerca de la nueva forma de constituir beralismo latinoamericano) credentemente devenido liberalismo conservador?
el orden polftico y legitimario en la lucha contra el absolutismo monárquico. no es ajeno, en mareria de construcción de democracia policica. al patrón de-
En la redefinición de la titularidad de la soberanía aparece un conjunto de ide- finido por Jeremy Benrham y James Mili (lo que Macpherson ha llamado d
as, de conceptOs y de presupuestos teóricos que, aun en su· controversia, pasan modelo número 1, de democracia como protección), pero tal influencia se ha-
a definir los criterios o los principios con los cuales se estatuye el Estado mo- ce sentir, en rigor, mucho más durante el periodo de la organización de los
derno. La democracia es, en <::Onset.."llencia, por lo menos tal como la conocé... Estados (en la segu·nda mitad del siglo) que en el independentista. Inicial-
mos hoy -para no emparentarla necesariamente con el antecedente griego-, mente, en la fue revolucionaria de la ruptura de la situación colonial, la cues-
tión ocupa una importante atención de los dirigentes pollcicos, aunque las ten-
una creación de la modernidad.
Con excepción de Brasil (hasra 1889), y brevemente Haici y México, la for- dencias predominantes se hacen cada vez más restrictivas de la universalidad
ma de organización es la república representativa -federal, en algunos casos, del sufragio. Y la eventual excepción de la legislación bonaerense d~ 1821 (mas
centralista, en otros-- fundada en una ciudadanía poUdca y una civil con fuer- no del conjunro di: las provincias argentinas) debe tomarse con cuidado, pues,
tes restricciones. La limiraci6n de la ciudadanía es un claro clave de ese proc-e- en definitiva, lo qu~ realmente cuenta es la efectiva capacidad del ejercicio del
so, lo que ayuda a compre11der mejor su resolución bajo la forma oligárquica derecho de sufragio para la alternancia de &<>biernos de diferente signo políti-
de dominación política y social de clase, común a casi toda América Latina en... co, la que, en rigor) es escasfsima en el siglo XIX latinoamericano.
ere, cltca, 1880 y 1930, con algunas largas prolongaciones, como en los ca.">S En un texto clásico, Rkbard Morse señala que, en nuestra región, el libe-
de Bollvia, Perú y El Salvador, y con las notables e;rcepciones de Uruguay y ralismo y la democracia no inreractúan directamente sino que son asimilados
de manera independiente e intermitente a una cultura pol!tica que uno y orra
Costa Rica, que no la conocen.
De hecho, el desfase entre los principios y las prácticas produce una persis- pueden afectar pero ninguno puede suplantar.
tente tensión poHdca) :a menudo traducida en guerras civilt;s u otras formas de
La historia de la democracia en lberoamérica es más difldl de seguir r¡ue la delli·
violencia física y/o simbólica, particularmence entre grupos de las clases pro-
beralismo debido' a su diversidad. su expresión a menudo incipiente y popularr el
pi-erarias. El !argo y tortuoso proceso de construcción de los Estados y las St)<>
desenlace generalmente Infeliz de sus interpelaciones y por consiguiente la esCáSez
dedades la.cinoamericanos posterga y/o resignifka e1 idesl de la demacrada po-
de formulaciones ifleológlcas coherentes de su "proyecto". La versión ibérica de la
lítica. Muy a. menudo se define, incluso consdtucionabn~nte) en términos de democracia toma elementos de la teoría monarc6mata de los escol:hticos jesuitas,
ficción democrática. \3 Es decir: se esrableee el principio de la soberanla residien· de Dd regimine prindpum de Santo Tomás de Aquino y de la antiquísima tradición
do en la nación (más que en el pueblo), la división tripartita de los poderes, la católica de respuesta a la torpeza gubernamencal o eclesláscica. en forma de ~ovl..
forma represenrotiva (en el marco dominante de la república), incluso el sufra- miento.s igu.úitarios de cipo sectario o de tumultos populares menos disciplinados.
gio universal masculino. Pero el enunciado o precepto legar no se corresponde [... ) En lberoamérica [...J, el liberalismo suministró una racionalidad moderni-
con su obserVancia práctica. En ese desfase reside, pn::cisamentet una de las da... zan te para ei asce.ns9 selectivo del talento empresarial y para la vinculaclón de las
ves de la cuesti6n de la democracia en América Latina. Las respuestas posibles economias con lás del Occidente capitalist:L Su crítica de las estructuras corpora-
varían segdll el país. tivast sin embargo,. no-oc extendió a universalizar 'el mensaje de individualismo. En
Por lo demás, y para una adecuada comprensión de la cu'estión de la demo- versiones locales,,. el liberalismo era compatible con la jerarquía y Ja. adscripdón.t4
cracia y su relación con el liberalismo~ conviene recordar que una y otro estáh
divorciados durante buen tiempo. El liberalismo tarda en.ser polfticameme de· No obstante, el liberalismo de la fase de ruptura del nexo colonial elabora al-
moccltico y buena parte de su conversión es el resultado de las demandas y !u- gunas preceptivas.que, al menos en teoria -ya que no siempre en la práctica,
con frecuencia efímera-, implican una concepción democrática """opcional
l.l Ea e1 sem:ido eu que Hans Vaihínger emplea-en su libro Lafilo-sdjla del"bomn si"- la ex.H
pre.">ión ficción, esco es, un enunciado fulso y al mismo rknipO ilUtlx:oUtr'idié'torio. Hans Kelsen 14
dice que, para V!?Jbinger, "una ficción es un recurso empleado por el penst~.miento cuando no Richard M. Mocse, El espt:jo de Próspero. Un eJtudJo de la düdt!ctica del Nmup Mundo.
México, Siglo lOO, 1~82, pp. 113 y 114, 118·120; véanse pp.ll2<-123.
iogru alcanz.ar su objetivo con el mnte:dal dado".
MJRI\DAS DE CONJUNTO LADEMOCRAC!AI!NAMJITuCALATINA. UNBARCOALA.DERIVA. ..
66 )
para la época. Así, por ejemplo, José Gervasio de Arclgas, jefe del al~ más con· ras. As!, por caso, la caducidad de la servidumbre indlgeoa es prodamada, en
secuem:emente revolucionaria, popular, democrática, liberal. repubhcana Y f.,. nombre de la Junra de Buenos Aires, por Juan José Casrelli en el Airo Perú,
deral de la revolución rioplatense, impulsa la ciudadanía ci~l hasta límites m7· mientras los tributos que gravan pesadamente a la poblru::i6n amócrona son
cho más amplios que los admitidos en otros países, espectalmente marerta :n abolidos por doquier. Impllciramem:e es contemplada en las constituciones ar-
de tolerancia religiosa, según se aprecia en la tercera de las InstrUCCIOnes a los tiguistas y en otros proyecros y prescripciones constitucionales de la región; P"'"
representantes orientales ante la Asamblea Constituyente reunid';' en Buenos ro sin duda alguna las manifestaciones más radicales guardan relación con la
Aires; promover ··¡a libertad civil y religiosa en roda su extensión". El der;:c~o democratización del régimen de propiedad de la tierra, la piedra de roque de
se reitera en el aróculo 2• del proyecto .constitucional para la Provmcta roda sociedad esrructuralmenre agraria: se la encuentra en Saint-Domingue_,
Oriental. Í.sre, además, .establece (arrlculo 3°) la obliga'?_:'edad Y gr~ru!,dad de en México (con Morelos e Hidalgo) y en la Banda Oriental artlguista. Pese a
la ensefianza, uno de cuyos objetivos es lbgrar que los mnos aprendan l~s de- la frustración con que conduyen estas pollrlcas como democrático radicales, es
rechos del hombre" y "el pacto social esripul~do por el pueblo con cada ctuda- indudable su caclccer revolucionario social. El bando de Miguel Hidalgo, da-
dano y por cada ciudadano con todo el pueblo" . 15 Asimismo, el aróculo. 45 del do en Guadalajara el 5 de diciembre de 181 O, reintegra la posesión de la tie-
proyecto de Constitución Federal de las Provi~ci~ Unidas ~uma a la hberta~ rra "a las comunidades de los naturales", prohibiendo su arrendamiento en el
religiosa la prohibición al Congreso de poner llmttes a la hbertad de prensa futuro, y decreta la abolici6n perentoria y drástica de la esclavitud (en un pla-
y al derecho de los pueblos para "juntarse padflcameore y representar al zo de diez dlas y bajo pena de muerte a los esclavistas que no acaten la medi-
Gobierno por la reforma de abusos", mientras el46 prohibe ~viola.rse el der.,. da), míenrras e! Reglamento Provisorio de tierras firmado por Artlga.s en 1815
eh o del Pueblo para guardar y tener armas". . • . privilegia la distribución de los terrenos disponibles (incluyendo los confisca-
Más aún, Artigas concibe su poder como resultado de una cestón realtzada dos a los enemigos de la revolución) entre "los más infelices", es decir, "los ne-
por el pueblo soberano, expresión del contrato social que, a su juicio, todavía gros libres, los zambos de esta clase, los indios y los criollos pobres", como
no ha side adecuadamente resuelto por la revolución. Una proposición breve tambiéo "las viudas pobres si tuvieren hijos".
-parte del discurso inaugural del Congreso de Tres Cruces (5 de aoril de Por arra parte, la opción por el liberalismo realizada por secrores propie-
1813)- sintetiza su concepción: "Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa. tarios y de ínrelec(uales y militares a ellos vinculados tiene menos que \rer
por vuesua presencia soberana~~ 16 - • con una supuesta adscripCión a una moda ideológica o una in1porraci6n cul-
El liberalismo democrático rioplatense tiene rodavla un postrer mtento wta! y, en cambio, mucho más con sus intereses mareri::.léS: colocar en el )
cuando brega -ya consolidada la independencia- por la extensi6~ del derecho mercado mundial, sin trabas ni limitaciones, las materlas primas de los pro... 1
de sufragio a los jornaleros rurales, aún analfabetos, tal como fervt~te aunque ductores criollos, que no en vano demandan comercio libre ya en Jos años
infructuosamente lo· reclama el diputado Manuel·Dorrego en la sesión del25 finales de la colonia. Para asegurar semejante demanda, el conrrol del Esrado )
es primordial. 1
de septiembre de 1826 del Congreso Constituyente r:unido en Bueno: Aires.
La polftica hacia los indígenas -parte de la estracegta de afi:m"": la ctUda~a­ Los diferentes procesos de constrw:ción del nuevo orden político poscolo- (
nía civil- es otra caracrerísdca notable en algunas de las expenenC!a.s ruptuns- nial invocan a la democracia; pero, en rigor de verdad, para las clases propi.,.
tarlas .....fiamémosle. burguesía, terratenientes, grandes propietarios,. cc;mo ~e
quiera-, para. las clases que tienen e:l control de la economía. y aspiran -a ejer-
ts .Esos prescripciones derivan de la Constitudán de Massachuserrs (Preámbulo y ardculos
cer el control del poder polltico, la primera preocupación, más all:l. de las pa-
lyll). . .d ~
lt. En m~ueria política. la clecclón de los diputados orientales del Congreso reunt o en ,~.res labras y de las invocaciones, es la consrrucción de un orden poHdco centrali-
Cruces oonstituye una excepeiona.l rnanifesraciOn de pardd~ció~ directa de los ved?os. Véase zado, férreo. El orden anres que la democracia, el orden incluso anres que el
Luda Sala de Touron. "Jacobinismo. democracia y federahsmo. en Waldo Ansald~ (coa~.), progreso.
CaHdoscopio /atin!Jtlrl'lEriCJtntt, ]mdgeneJ histdricriS prt.ra. un debate vigente,: Buenos ~res~ Ar~el,
No extraña, pues, que los grupos sociales dominantes -incluso los más cla-
2004, pp. 33-50. y Eduardo 1\zcuy Ameghino, "Arti!')IS y la revolucion Mplatense: mdagae•o-
nes, argu~entos y polétnicas a1 calor de los Fuegos del siglo XXJ•>, en Waldo Ansaldi (coord.). ramente burgueses- actúen, durante el siglo XDC, conforme el patrón que el
CalJdoscopio latinattmerkano..•• op. cit.. PP• 51 ~90. brasileño Hélgío Trindade (1985 y 1992) encuentra en la hisroria de su pa!s:
68 M!RADAS DE CONJUNTO LA DEMOCRACIA EN AMJ!R!CA l.A:rlNA, UN BARCOAI.ADE!UVA... 69

construir orioritadamem::e un Estado v relegar a un plano secundario la cfec.. En el Brasil monárquico, la Constitución de 1824 combina otra fórmula
dva 'cons:r:;ucdón de una experiencia Íiberal democrática. Una .estrategia.~ tal
17
de larga ducació!l' proclamación de principios liberales (derechos y garanclas
no puede menos que producir la supremacía estatal sobre la soc1edad o, SI se individuales) con un poder central fuerte. En esre caso, un rasgo original del
prefiere emplear los términos de José Murilo de Carvalbo, la estatúuzfa sobre la conscitucionalistno brasileño es la creación de un cuarto poder estatal. A los
dudadanla. tres clásicos -Ejecutivo, Legislativo, Judicial- añade el Moderador, considera-
Aun con las obvias diferencias que devienen de la opción por la república do, por la propia.Carta (are. 98), "la clavé de toda la organización política del
0 la monarqula, Chile y Brasil comparten algunos caracteres básicos, ~om~n­ país". Es delegado. privativamente en el Emperador, quien recibe los títulos de
zando por la centralización del poder. El Chile modelado por la Consm~c1ón "Emperador Constitucional y Defensor Perpetuo del Brasil" y e! tratamiento
de 1833 es un orden poUdco dirigido por un presidente dotado de amphas fa- de Majestad Imperial. En virtud de las filcu.itades que confiere su ejercicio, el
cuh:ades, incluyendo las extraordinarias, y con posibHidad de re:lec~ón por monarca puede (art. 1 O1, inc. 5") prorrogar o aplazar "la Asamblea General y
dos períodos. La pax portalia11a, empero, na sólo no es democ~nca st.no qu.e disolviendo la Cámara de Diputados, en los casos en que lo exija la salvación
no inhibe la recurrenda a procedimienms reñidos con la propta leg::Uda? st, del Estado".
lleg-ado el caso, algo o algu.ier1 amenaza e! orden cons~rv;dor. El prop10 Dt:SO La tensión entr:e principios a los que se adhiere y reconocimiem:o de obs...
Portales lo dice sin eufemismo en una "carta a un am¡go , en 1834, en OCliSÍÓn cáculos fuertes paxa aplicarlos aparece tempranamente expuesta en la céle-
de .una controversia con Mariano Egalia~ uno de los artífices de la Constitu- bre Carta de Jamaica, fechada el6 de septiembre de 1815, escrita por Simón
ción del año anterior, a propósito del derecho de hábeas ~or;ms Y de la potes- Bollvar y dirigida al inglés Henry Cullen. En ella, el futuro Libertador es-
tad de detener a personas sin orden competente de un jue.i.: cribe:

Con los hombres de [ey no puede uno entenderse; y -as{ ¿para qué diablos sirven Los acontecimientos de la Tierra Firme nos han probado que lar imtitucicnes pr-
las Constituciones y papeles; si no son capaces de poner remedio a Wl mal qué se fictamente represent:at:ivas no son. adecuadt.ts a nuestro cardc.ter; tNJstumbteJ y luces ac-
sabe existe) que se va a producir, y que no puede conjurarse de antemano, toman- tuales. En Caracas. el espidtu de partido tomó su origen en las sociedades, asam-
do lru; medidas que puedelt coartarlo1 . blea.s y elecciones populares; y estos partidos nos rornaron a la esclavitud. Y asl
En Chile la ley no sirve pata. otra cosa que no sea para producir la anarquía, la como Venezuela ha sido la. república americana que más se ha adelantado en sus
ausencia de sartdón, el libertinaje, el pleito eterno, el compa~azgo y la amistad. [...] instituciones poHdcas. también ha sido el más claro ejemplo de la ineficacia de la
De .mí sé decide que con ley o sin ella, esa señora que llaman fa Conscituci6n forma demócrata y fuderal para nuestros nacientes Estados. [...] En tanto que mw-
·¡¿
hay que vto a a cuand o l
as .
ctrcunsranctas. son extremas. ,... tro.r compatriotas no adquieran b>s talentos y las virtudes pollticas que dbun.¡um a
ntlestros benlJI!nos del Norte, los sistemas entemnumte populares, lejos de .ref.nos fovfJm-
De hecho,. lo que Portales expresa es una combinación destinada a tener lar.. /;/es, temo m:ticho que vengan a ser 1mestnt ruina. Desgtacladamem:e~ esras cualida-
ga vi,.ncia en América Latina: la de pragmatismo y razón de Estado. En la des parecen estar muy distantes de nosotros en el grado que :;e requiere; y por d
o-
persistente apelación a esra úldma. jamás hay un espac1o
• para l-a " ' de
r-"....Z.On contrario1 estalÍlos dominados de los vicios que se contraen bajo la dirección de
sociedad"~ · una, nad6n CO.í'D:O la espafiola. que sólo ha sobresalido en fier~ ambición~ ven-
ganza y codicia.
y
Hélgio Tdndade, "Esrado nacional. lógica liberal represenrad6n política en Bra:a:·~ en
11
...
[ )
Mario R. dos Santos, ¿Qpt! queda de la r-:pr'IMt!1Uttción poit#caf, Caracas. CLACSO Y Ed!cton7s Yo deseo máS que otro alguno ver formar en América la más grande naci6n del
Nueva Saciedad, 1992. pp. 41w50t y. para un tratamiento más amplio~ ~'Bases da democ:racta mundo1 menos- por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria. A.unque
brusilclrn: lógica liberal e praxis aucoriráda (182211945).", en Alain Rouq~ié, Boli~~ Lamounier aspiro a la perfección del gobierno de mi patria, no puedo persuadirme 1ue el
y Jotge Schvarzer (camps.}, Conw r1mascem as denzo~:racf:~t ~tl!,l ·~-~~1o~ .~~ora Brasihe:nse, 1985, Nuevo Mundo sea por d momento regido por una gran república¡ como es impo..
pp. 46-72. [Hay edición en españofj. slble, no me atrevo a. ,desearlo; y menos deseo adn una monarquía universal de
Ut En José Luis Romero y Luis AlbertO Rnmero, Pe1uamiemo couservadar (1815~1898)¡ América, porque este proyecto sin ser útil, es también imposible. Los abusos que
C.arac:as, Biblioteca Ayacucho; 1978, p. 167. La cru:ra está fechada en Valparafso, diciembre de
:actualme~te· existen no se reformarían} y nuestra regeneración sería infructuosa.
1834.
1A DEMOCRACIA EN Alv!ÉRICA LATINA, UN BARCO A 1A DERlVA... 71
70 MIRADAS DE CONJUNTO

Los Esrados amerlC1Ulos han menester de lus Cltidados de gobiernos paternales que cu- pormmientos sociales no capiralisras. En todo caso7 las revoluciones pasivas
ren las Uagas y las heridas del despotismo y la Guerra. 19 que protagonizan las clases dominantes latinoamericanas tienen componen-
res que van más allá ,de lo estrictamente político estatal, resuelto en el modo
Sin duda, puede argumentarse que Bolívar relle:dona, en ese entonces, des~e de dominación oligárquica, y definen imaginarios sociales y símbolos, como
una posición de derrota y rellujo: Mas lo cierro es que allí se marea una post- · también comportamientos colecdvos, sintetizables en la expresión modo de ser
ción destinada a hacer escuela, una especie de real pol#ik que abdica de las po- oligbquico, donde la frivolidad es una nota distintiva. como lo son también la
siciones radicales y de la democracia. posesión y el uso de los valores fundamentales: ape1Hdo ocio" dinero, raza..
1

La dominación oligárquica es la forma polltica predominante en la coustruc-


ción estatal. Con las e¡xcepciones notables de Uruguay, Cosra Rica y el Paraguay
LA DOM!NAClóN OUGÁRQIDCA. de Francia y los López (aunque éste es un caso de otra índole), ella campea a lo
largo y ancho del subconrinenre.10 Al ser una furma de organización y ejercicio
,,
Los procesos de construcción de los Estados latinoamericanos -una historia qué de la dominación y I)O una clase, oligarqwa define un tipo de régimen o de }i

reúne, como dice Trindade, una lógica liberal con una praxis autoritaria, com- Estado, el oligárquicd; al cual no se opone el régimen o Estado 'burgués o capi·
binación singular en la cual la segunda somete a las instituCiones liberales- se talisra, sino el democrático; dicho de otro modo, la forma contrndicroría de la
resuelven por la vía de la revolución pasiva, en términos y concepción gramscia- oligarquia como dominación política es la democracia. Es por eilo que varios de
nos (modernizació¡' conservadora, dirla Barringron Moore). La revolución pasiva los partidos políticos.que aparecen por enronces levantan enrre sus banderas
es un entramado de continuidades y cambios, de persistencias Y rupturas en el principales la de la democracia, en la mayoda de los casos entendida corno am-
conjunto de la sociedad, que la modifican (modernizan) sin transformarla radi- pliación o efecriva vigencia de la ciudadanía política masculina y el cwnplimien-
calmente. Se trata de un proceso que reconoce el poder y los privilegios de cla- to de las reglas que permitan la alternancia en el ejercido de[ gobierno.
ses o grupos tradicionalmente dominantes en regiones menos desarrolladas en
rétrninos capiralisras, al tiempo que frenan u ocluyen el potencial transforma- 1D En América I.arina,: las términos oJigarqufa y su derivado oligárquico t:ienen~ ~ pan:ir de

dor que eventualmente pueden expresar o demandar las clases subalternas. Es hs 11ltimas dos décadas del slglo XIX. una notable difusión. por io genera;} con valoraci6n nega.-
riva y ouga despectiva. Su· uso se ha generalizado en el ensayo, la prensa, el discurso de los po-
una dialéctica conservación-innovación. La revolución pasiva es un proceso de Hricos. el lenguaje popula:r; y en las ciencias sociales. El término oUgarqufa. a veces (l) aparece
tran~formación capitalista que resulta del acuerdo entre clases o fracciones do· como un subrerfugio para !!Squlvar el incómodo problema teórico e histórico 'de las clases soda~
mi nantes -la forma de muEación de los sujeros sociales dof!linantes, segtin dice les en las sociedades !tninoamericanas¡ en tales lnrerprerndones se reconoce la existencia de con~
Franco De Felice-, con exclusiÓn de las clases subalternas y de las secrores "ja- rradicclones económicas) sociales y políticas, pero dlas no se entíend~n en términos de clases. :! .
sino entre dos polos -e1 de la oliga:rqu!a y el del pueblo-, a menudo de modo maniqueo {d mal, '.
coblnosn, con empleo sistemático de la violencia o coerción y con una decisiva
una; cl bien) el otro). Om:s veces (2). cl término designa expHcltamenre a una clase social, por
intervención del Estado en todos los espacios sociales. Consiste en una solución lo general terrateniente (aunque también puede set de propietarios- mineros), cuando no (3) una t.!
"desde arriba", eliEista y antipopular, que en la mayorla de los países de la región alianza de dases: o f.raccion~~ e lnduso es posible encontrar .au rores en los cuales (4) designa una 1'
se resuelve bajo la forma y el ejercicio de la dominación pollclca oligárquica. En confusa combinación de clase y de fo:rma de dominación por parte de un sector sodnl reduci-
1
ese contexto es explicable que el Estado cumpla, con frecuencia, ·una fonzione do, cuando no apenáS un mero grupo cerrado de personas o familias. Asf, se habla de la oUgar-
pirm~o"tesa, tal como Gramsci la encontrara para el caso más o menos contem-
qufa opue$a a la burguesía, o aliada a ésta y/o preferentemente al imperialismo (lo cual sirve :
para rescatar la existencia de una "burguesía nacional'' anrloligárquica y andhnperiaHsta)~ o bien
poráneo de la unidad italiana (il Risorgimmto). de" Estado oligárquico coll1o forma diferente y prevía de Estado burgués o capitalista. Tambten
Una singularidad de los casos latinoamericanos de revolución pasiva es que e.uán quienes hab!an de de¡nocracia oligárquica (lo que para mi t)6 una conrrad.ícci6n en sus tér-
ellos se dan en situación de dependencia. Dicho de otra manera: las latinoame- minos}. He hecho una pr.H'nera exposición a esra cuestión -que aqu1 retomo en Io sustancial-
en Waldo Ansald1 1 "FrJvol~ y casquivan<4 mano de hierro en guante de seda. Una propuesta .Pá""
ricanas son revolucilmcs pll!ivas dependientes, en una simbiosis de economías ca- m conceprualizar d térmiilo oligarquía en América Latina", en Cmulernor del CLAEH. año 17,
pitalistas (regionales y europeas, incluso norteamericana) y economías y com- núm~ 61~ Montevideo~ 199,2. pp. 43-48. Su desarrollo, corno ya he señalado, fue objeto de una
investigación cuyos resulta~os serán e::puestos en un próximo Hbro sobre los mecanismos de la
tv Sim6n Bolivar, Carta de Jamttit:tt. 1815 {el énfnsls me pertenece). . dominación polftico socialioHgárquica en Amérlca Latina.
MIMDAS DE CONJUNTO L\. DFJv:OCRACIA llN J\MtlRICA LAJ'lNA. UN !!ARCO A lA DEl\NA.•• 73

La oHga.rqufa esj en .A..mérica Latina, una forma de ejercicio de domina- disefio polJtico heredado del orden poscolonial; 5) la función de las elites. Los
ción pó!Jcica de clase situada hiscóricameme entre, citCth 1880 y 19.30-1940, dos últimos nudos interpelan al "orderf' del binomio positivista, mientras el
aunque en algunos casos (manifiestamente en El Salvador y. Perú) prolonga-
.· primero lo hace al "progreso". El desplazamiento de lo social a lo biol6gico or-
da aún más. Ello significa que, en términos generales, corresponde al perío- ganldsra, en donde la explicación ultima es .racial, inslnua una nueva legitlmi-
do de econmn!as primarias exporradotáS, e:n el cual el mor:or del crecimiento dad que se superpone, corrigiéndola, con la liberal dilsica.
económico se·encuentra en el exterior, depende de la demanda de las econo- Para el argentino· Carlos Ocravío Bunge, la pereza, la tristeza y la arrogsn-
', ,, cia son rasgos so~tesalientes del «carácter de los hispanoamericanos". Carencia
mías industrializadas del centro del sistema capitalista mundial. La domina-
ción oligárquica se ejerce en el interior de sociedades estructuralmente agra- "innam' de actividad física y mental, la pereza es el rasgo sobresaliente del ca-
rias} fuertemente estratificadas, con prácticas p:aterna.Hstas que funcionan en rácter de los pueblos hispanoamericanos, basándose en el supuesro que el cacle-
la doble dimensión de a) tral'.smisión de la dominación central (nacional) so- ter criollo es exact;arriente el in~rso del carácter europeo. Pereza de la sensibi.:..
bre los espacios locales y de morigeración del autorita,tis~o estaral y b) de lidad, de la imaginación, de la voluntad, de la inteligencia y, a los erectos que
equilibrar intereses nacionales y locales. La dominación oligárquica es una red aquí nos Íl1tereiari, <.ambién "m el ejercicio de los derechas y deberes po!#icos, las
rendida vertical, jenirquicamente, combinando centralización y descentraliza· ridlculas parodias de dcmocracid'. 22
dón- entre grupos dominantes de diferente alcance (n3.don;al) regional, pro- La diada pereza/trabajo no deja de estar ;asociada a una percepción perver-
vincial o estadual, local), cHem::ellsmo y burocracia, eón mecanismos de con- sa dle otro (.ln.L~rlor
4•t:-•U• •
, v1sto como u.."1. perezoso rea.c1o a hacer suyo el valor tra-
trol int:raoligárquico. bajo, clave de la modernidad -y para el caso, de Ja modernización latinoame·
ricana- en buena medida confundida con el proceso de reacomodamienro de
SU8 economías en el mercado mundial. Pru:a los núcleos dominantes, el traba·

NACIÓN, ESTADO, DEMOCRACIA, EXCLUSIONES E. !NJ'llG!\AClÓN jo, como valor, no deja de estar inesdndiblemente unido a la disciplina. Ésta
es entendida básicamente como obediencia, sumisión e incondicionalidad.
La dominación oligárquica tiene su expresión intelectual ~ils acabada en los Pero el trabajo -manual- y la disciplina son siempre ajenos, del otro. Por otra
posil.:ivlstas..21 En una vasta producci6n literaria) ellos definen lli"l patrón cul- parte, lo q'!'e enJoS "inferiores1;) es pe¡,;ezak en los "superioresn es odo_. un valor
tural destinado a prolongacse mucho mas allá de los tiempos en que aquélla es altamente ponderado, especialmente si va unido a la riqueza (ostensible).
ejercida. El fin último y móvil de esos trabajos es el de la búsqueda de corres- Ahora bien, la valoración positiva del ocio es una caracreristica de clase do-
pondencias enrre sociedad y orden po!Jtico, El hilo conducror de sus argumen- minante modelada por la hacienda, pertenece al tiempo y a las sociedades pre·
taciones es la distancia patológica entre la realidad social y el orden político y modernizadas. El ocio es más aristocrático que burgués y genera una exalta-
sus objetivaciones. Sus mayores esfuerzos están dirigidos, entonces, a describir ción de la condición de clase ociosa, parasitaria, frente a la de clase trabajadora.
con falsa imparcialidad las características de la t'pol1tica criolla:', a partir de lo Bunge encuentra en la pereza colectiva la clave interpretativa de las formas
cual se evidencia una inequ1voca crítica al orden liberal dem9crático de las ins- de ejercicio de la polú:ica en Hispanoamérica, asociándola con lo que caracte-
titudones republicanas, tanro en el plano formal cuanro en el sustancial. La argu.. riza como el "grotesco y sangriento laberinto que se llama pol!tica crio!Ja'', en-
mcntadón se centra en tres nudos entrelazados con la emblemática consigna tendiendo como ~ •(a los tejemanejes de los caciques hispanoamericanos., entre
positivista "orden y progreso": 1) el binomio pereza/trabajo; 2) lo inapropiado del sf y para con sus <::amarillas. Su objeto es siempre conservar el poder, no para
conquistarse los laureles de la historia, sino por el placer de mandar".'"'
ll Véase Patricia Funes y Waido Ansaldi, ' 1'Parologfas y recbazos'. El racismo como fácror Los cadquisnms y caudillismos dominantes en América Latina tienen su
constitutivo de la legitimidad polfdca del orden oligárquico Y, la.cuh::w:a poUtka ladnoamecica- explicadón última en la composición racial, síntesis de tres herenci;as: la pere-
na''• en Oticuilco. Revúta deJa Esctteia Nacional de Antropologltt e Hísf(Jria (ENAH), Nueva épo-
ca, vol. 1, m1m 2. Méx:ico, sepcimnbre-didembre de 1994, pp. 195-::229; y ·~cuestión de pieL
Radalismo y legldmidad política en el orden oligárquico latiri.Oámericano'.'J en \Valdo Ansaldl
22 Carlos Bunge~ MmtnzAmérica. E:ISI!JO de pticoluglas(!cial. 4ª- ed., Buenos Aires~ Arnoldo
(coord.) 1 Calicúm:opia !atimmrm:ricano.... up. cit.~ pp. 451-495. Retomo aqu! consideraciones re- Mon y Hermano Editores, 1913, p. 222 (elétl.&sis me pcrrence).
23 Ibid., p. 249.
alizadas en esos textos.
74 MIRADAS DE CONJUNTO LA O!lMOCRACIA EN AM!lru'CA LATINA. UN BARCO A LA DERIVA... 75

za criolla, la arrogancia mulata y la tristeza zamba. Esw formas de domina- toriamenre; antes bien, tienden a degenerarse, conllevando un fuerte peligro.
ción "se avienen muy ímperfecramenre a la letra de las constituCiones republi- Para evitarlo, propone, al igual que otros positivistas, la inmigración como fór-
canas'?' razón por la cual el parlamentarismo imperaote no es más que "una mula apra para restablecer el equilibrio "blanco~ sobre el mulato, el negro y el
sangrienta irrisión». Los cacicazgos no suponen aoarquia: los ha habido, dice, indio, por esrar demostrado "que la civilización es invariable consecuencia de
sangriento~ q'civilizados", demagogos y hasta "democráticos'". la depuración de las razas~. 29
Según la óptica de Bunge, la po!ltlca hispanoamericana está determinada por N? es di.rereme lo que sostiene Oliveira Vianna, para quien las =s se ca-
reor!as alas que califica de "falsas o incompletas aplicaciones del principio demo- racter~zan, znter all"Ü:4 por su diferente capacidad de generar tipos superiores.
crático-represenratlvo de la Revolución Fraocesil', las que han llevado a un "jaco- Cuando dos o más nra:z.:as" entran en contacto, las "menos fecundas están con-
binísmo agudo". 25 De al!( la necesidad de "curar al criollo de su par!tt:mentaritis".26 denadas, incluso en la hipótesis de la igualdad en el punro dé partida, a ser ab-
La "solución" propuesta por el argenrlno es muy simple y se enmarca den- sorbidas o, por lo menos, dominadas por la raza de mayor fecundidad. Ésta ge-
tro del poslciwmo liberal, reduciendo la pol!cica a mera administración y, en mmt los señores; aquéllas, las servidores. Ésta. las oligarqufas dirigemes; aquéllas.
consecuencia, sustrayéndola a la acción de los ciudadanos: la "clase culta" de- !as mayorías pasivas y abdicatorial' (el énfasis me pertenece).
be sacudir su ocio político y luchar contra "el caudillismo ignorame y malin- Según la 6pti""; del brasilefio, los "indios" y los "negros" no pueden igualar
tencionado," es decir, disciplinar la sociedad, en parricuiar las formas conside- al "hombre blanco" en su capacidad de civilización. Tan incapaces son, a su
radas anárquicas. Es por eso que se necesita: • Un mlnimo de impueJtt)s, Ün juicio, que muchas veces ni siquiera hace efecro en ellos "la acción modelado-
mínimum de polftica, un pot:ó de justicia".r7 ra del hombre de raia blanca", 30
No son muy distintos los términos de la lógica argumentativa del bolivia- En el análisis· de Garcfa Calderón, "los muertos fundan la raza", imponen
no Alcides Arguedas, para quien la mediterraneidad y los gobernantes cholos su constitución flsici y sus pensamientos. Poco importan las formas de gobier-
son los agenres retardatarios del avaoce de. su pals.20 Según su parecer, Bolivia no, cono prueban las democracias latinoamericanas, donde ha sido estéril la
no sólo ha consagrado a los cholos sino que ha ignorado "los beneficios de la "rev~lución fundamental" de la cual los pollticos se ufaoar1; bajo el barniz re-
inmigración seleccionada", a la cual considera el argumento-programa eje de publicano, profunda y secular, se mantiene la herencia espafiola.31 .
la terapéutica que propone. Otros m.Ues agravao el cuadro: la propensión del Esta herencia está constin1ida, sobre todo, por la libertad y la demacra-
carácter indoespafiol de alcanzarlo todo por la vla del Estado ("empleomanía"), d~ a las cuales considera -en oposición a la postura predominante en Ia
el funcionarismo, la megalomanía y, por sobre todo, la pereza. Asimismo, la época- un producto del individualísmo espafiol, que las creó antes que en
oorrupci6n parlamentaria, la incultura de las elires y, más globalmente consi- Inglarerra. Conexa a ella está la cuestión del caudillismo y las diversas for·
derado, la "ajenidad• e infatuación del sistema polltico. mas vernáculas de ejercicio de la dominación polltica, proponiendo corree-
A vez, el peruano Francisco García Calderón, siguiendo a Le Bon, consi- clones institucionales basadas en la tradición pollti~ conservadora: aumen-
dera que no están dadas las condiciones para que las razas se fusionen sarisfac- tar el tiempo del m~dato del presidente y de los senadores y simplifica.. la
maquinaria política t );
~ La cuesdón dd caciquismo es una preocupación· entre: anatistaS de corniemos del ~iglo XX.
En España, por ejemplo. es clásico el esrudio del krausista Joaqurn Cos~, hombre de fuerte m. . para Impedir que élecdones ftecrumtes turben la existencia de los pueblos, renunciar,
fluencia sobre la generación de J898, cuyo Oliglt'f'l:1nltt y cadquimíu tomo la forma aanal de go- en suma, a los dognias ingenuos de Jos estarutos políticos en nombre de reformas
bíerniJ de España, publicado en 1901 1 es una apelación a la europeización cle Espafia. En ese sen• conf'.reras., SI tm preiidmte tutelar es necesario, no es menos conveniente el oponer
ddo, Bunge y Costa coinciden en la lmpormncla de europeiz.ar a sus respeedv.as sociedades; esrá
chtro, para ambos. que España no es Europa. El breve rexm del aragonés ha sido reeditado en
la edición preparada por Rafael Pétez de la Dehesa: Joaqu!n Cosrn, 0/igmt¡ula y caciquismo,
Fernando Garcfa ~derón, ltl.f dl?mocraciJU latinar de América. La creación de un t:onti-
29
Colectlvimw agrario y otros .scr/tor (At.tologln), Madrid, Alianza, 1967, pp. 15-45.
" !bid, p. 505. Caracas, B.ibUoreca Ayac:ucho. 1979, p, 199 ¡ski
nt!Jl.te,

Francisco J. Olivei~ Vianna~ Evobt;Ao do pt>J)(l/muilelro, 5n ed.. San Pablo, Campanhia


30
"' !bid., pp. 305 y 306
X! !bid., p. 308 (el énfasis me perrenece). Edlrorn Nacional, 1938, pp. 132-137 y ss.
"Alcldes Arguedu, .Pueblo enformo, Santiago de Chlle, En:llla, 3• ed., 1937, p. 62.
31
Fernando Garcfa Calderón, ap. cit.. p. 47~
r
76 MIRADAS DE CONjUNTO LA DEMOCRACIA EN AMÉRICA LATINA, UN BARCO A LA DE.!UVA••• 77

a su autocracia un poder moderador que por su constitución .recordaría al Senado rravés de un conflicro cuyos protagonistas principales son las clases propieta-
vitaliélo de Bolívar.32 rias, a menudo divididas más por querellas ideológicas que por choques de in-
tereses económíccis.
También para el venezolano Laureano Vallenilla Sanz la demo~racia represe~­ En una de sus dscasas y dispersas notas de prisión sobre América Latina,
taciva -equiparada a jacobinismo teorizante y considerada. un s~srema com~h,.. Antonio Gramsci observa que todavía en los años 1920 América Latina se
cado com:rario a la naturalez:a- es la generadora del caos republicano posterJor encuentra, en su mayor parte, en una fase de Kulturkampfprimitiva, en la
a la ruptura de la dominación colonial. La estabilidad ?oHdca, el desarrollos?· cual el Estado debe vérselas con un pasado cierical y militar fosilizado. El
cial económico y la consolidación del sentimiento nactOnal se alcanzan -segun México revolucionario <;nfrentado con la Iglesia Católica ejemplifica muy
muestran los ejemplos de Porfirio Dill2, en México, y Julio A. Roca, en bien esa lucha. Sogún su parecer, es posible encontrar, en la base del desarro-
~.<\.rgenrina- mediante la acción de un César dttmotrático" esto es, u_n caud~o llo de sus países, ,
prestigioso que es, al mismo tiempo1 un verdadero hombre de gobierno e ~n­
1
cluso ''la democracia personificada, nacl6n hecha hombrel • los cuadros de las civilizaciones espafiola y portuguesa de los siglos XVI y XVII', a-
En la mayo da de las naciones hispanoamericanas, {'el Caudillo ha constitui- tacrerlzad.a po-r !a Com:rarrefurma y el militarismo parasitario. Las cr1srallzaciones
do la única fuerza de conservácron social". Y si no ha habido un mayor desa· resistentes rodav.ía. hoy en estos países son el clero y una casta militar, dos categoM
rrollo del progreso, e!lo no es imputable al caudillo, que siempre ha dejado ha- das de intelectuales tradicionales fosilizadas en la forma de la madre patria euro-
cer a quienes creía intelectualmente superiores) pea. La base. industrial es muy restringida y no ha desarrollado supe~ttucturas
complicadas: la mayor cantidad de intelecruales es de tipo rural y puesto que do·
sino de la falta de verdadera cuh:ura.l de sentido práctico y. de sentido histórico ca- mina ellaclfundlo, Con extensas propiedades eclesiásticas1 estos Intelecrualcs están
racterísdoos de la época. y de la crcenda que todavía) desgradadamenre, persiste vinculados al deró y a los grandes propietarios. La composición nacional es Jl!.UY
en cl ambiente intelectual de casi codos estos paises, de que la rt;soiución de todos desequilibrada incluso entre los blancos1 pero se complica po!' las masas notahies
los problemas soda.les, políticos y económico~·h consiste en la. prácdc~ de pdnci?ios de indios que en algunos países son la m'\}'orla de la población. Puede decirse en
abstractos que la mayor parte de los semile~rados dirigentes conocía por doctrmas general que e~ estas regiones existe aún una situación de lútlturlcampfy de proce-
fragmem:arlas de los enciclopeclisras y de los jacobinos fi:anceses.
33 so Dxeyfus. o sea UI}a siruación en la que d elemento laico y burgués no ha alcan-
zado atln la fase de la subordinación a la polltica laica del Estado moderno de los
intereses y de la lnfluenda derkal y militarista. Así sucede que por oposición al je~
Para los dirigentes imbuidos de positivismo, la política es una tarea reservada
suicismo tiene todavía mucha influencia la masonerla y el tipo de organización cul-
a minorías ilustradas, naturalmente dotadas para desempeñar futl.ciones supe~
tural como la "Iglesia pos1tivisti1• 34
río res. Por eso, el desiderátum es la fOrmula "menos política y. más administra-
ción". El horror burgués por la movilización de las clases subalternas y su eveñ·
Ese positivismo latinoamericano oonstruye una cultura sodetal y una cultura
rual desborde e incontrol -aue la revolución haitiana habla mostrado harto
polfcica oon improntas fuertes, destinadas a perdurar más allá de los tiempos
bien- amén de la debilidad :srrucwral de las clases involucradas en el conflic-
de la dominación oligárquica y de la Kulttn·kampf Hoy se las aprecia con ro-
to, fa~o.rece soluciones de modernización conservadora o ¡;evolución pasiva)
da nitidez en las precarias democracias: exaltación del presidencialismo, clien-
con su corolario de políticas transfon.n.ista.s destinadas a desqabezar a las clases
relismo, racismo, exclusión, desprecio por el diferente, animadversión por la
subalternas en aquellas situaciones en las cu.ales éstas gen~ran propuestas con-
polirlca, cada vez más alejada de la mayor!a de los ciudadanos y cada Vl!í: más
sideradas pmencialmeme peligrosas. En la mayoría de las sociedades latinoa-
convertida en expresión massmedidt:ica.••
mericanas, el largo y. complejo camino de la construcción estatal se resuelve a
La dominación oligárquica adopta e invoca como principio de legitima-
ción a la democracia, sólo que ella es conculcada. De alll que las primeras for-
31Fernando Ga1·da Calde.~;ón, op. clt., p. 206 (el énfasi~. m~ -P.:::Xteryec;) ·.. • • ,
» Laureano ValleniUa Sanz, c~sarimtG dr:moc:rdtit:o, E!:tu.dio; $obre la.s. bmes JI)CU.JlógtcltS ttf! la
Gm.stitucMn efo-ctiva de Vfmezutt~ Caracas, M o me Avila, 1990. pp. 165. 184 Y 185. Es muy slg~ 34 Antonio Gramsci. Qutldemi det cara::n, vol. 3_. edlclón critica del Insdnu:o Gram:sci, a car-
nlflcadvo que el capírulo se titule j'El gendarme nec~ario". go de Valentino Gerratana, Tocino, Einaudi, 2001, pp. 1528 yl529.
78 MIRADAS DE CONJUNTO LA DEMOCRACIA EN AMll!UCA LATJNA, UN BARCO A LA DERIVA•••
)
mas de reacción anrioligárquica aparezcan easi invariablemente como reivindi- fantes, a avanzar en, y la desconfianza hada, las reformas de cierra envergadu-
cación ael derecho al ejercicio del sufragió, como demanda de ·democracia po- ra, aun sin cuestionar la. matriz societaL Sus contradictores sociales y políticos
lfdca. La dominación oligárquica termina de un modo abrupto en d México no muestran mayor capacidad. Los resultados son francamente frustrantes. La
de la revolución iniciada a finales de 191 O. De un modo pacifico en Argentina inestabilidad pollrica y la creciente participación de sectores de clase media )

que, con la Ley Sáenz Peña, de 1912, permite el pasaje ala democracia políti- {básicamente, univéí:sitarlos) y de trabajadores y campesinos en él conflicto
ca. En el resoo de América Larina -con la notable excepción de Uruguay, que han de definir el cuadro general de América Latina de ahí en más. En ral cua-
no conoce la dominación oligárquica y que accede tempranamente al éjercicio dro, no es un d,ato menor la larga persistencia de dictaduras aUtocrático mili-
de los derechos de la ciudadanía social y más tardíamem:e a los de la democra- raresJS Significativamente, la democracia esrá virtualmente ausenre. :En cam-
cia política- se pr~longa más tiempo y en algunos casosse resuelve por una vía bio, la tierra en llamas de los años 1950 reavivará el fuego a partir de los años
claramente violenta, como en los paradigmáticos de la denominada Revolu- 1950 -Revolución Nacional Boliviana, triunfante; Revolución Guatemalteca,
ción del30, en Brasil, y; de un modo más in equivoco, la Revolución Nacional derrotada- y; sobre todo, 1960, a partir de la experiencia social y políticamen-
Boliviana, en 1952. Otros dos casos de disolución rardla de la dominación oli- te más radical en América. Latina, la de la Revolución Cubana.
gárquica son Jos de Chile, bajo la presidencia dd democristiano Eduardo Frei, A su vez, la aparición de los populismos, desde mediados de los años trein-
y de la denominada revolución peruana, bajo el liderazgo del general Velasco ta y sobre rodo desde mediados de los cuarenta, en sus expresiones m~s para-
Alvarado, ambos en la década de 1960. digmáticas --el carde~ismo mexicano, primero, el varguismo brasileño y el pe-
Ahora bien, en la década de 1920, la democracia aparece muy fuerte en la ronismo argentino, después- pone la cuestión de la democracia polftica en su
agenda polfrica. inreleccual de la época., pero en buena medida con una mira- furma más clásica .:.liberal, representativa- en una óptica o en una perspecciv:>
da negativa, tanto desde la derecha como desde la izquierda. Esto guard:> rela- diferente: estas expre~iones sociopol!ricas, manteniendo en lo fi:.rmal (con dis-
ción con el clima de época, cuando en el mundo europeo se cuestiona, preci- tinto grado) los criterios de la democracia polldca, de la democracia !íbera! re-
samente y como una de las consecuencias de la primera posguerra, la presentativa., ponen .-el acento en el carácter plebiscitario que las caracteriza.
democracia liberal. La democracia liberal o burguesa, tal como la conocemos, Desde el Departamento de Estado norteamericano se empieza a invocar fuer·
es in~uficienre, es el fetiche que oculta la crudeza de la dominación de clase y, ternente a la. dernoc~cia política, mucho más como una fOrma. de contener ese
por añadidura, no resuelve los problemas de las grandes mayorías, se dice, más potencial que amenazaba la estabilidad de la región -sea ella originada en el
o menos gruesamente, desde posiciones de izquierda. La democracia liberal es comunismo o en las experiencias populistas- que coma una pretensión genui-
inconducente y es peligrosa porque abre el camino al bolcheviquismo, dicen na. En efecto, y a despécho de esa apelación, nadie conculca más fuertemente
desde la derecha. A ojos de muchos, la democracia liberal aparece en el mundo la posibilidad del ejercido de la democracia política. en su forma representati-
europeo mucho más como una petición de principios que como una realidad. va liberal que la propia política enerior de Esrados Unidos. Ahí está el regue-
En cambio, en América Latina la situación tiene otraS características~ pues.. ro de dictadores autócratas en el Caribe y en América Central (Rafael Leóni-
to que aquí, mucho más que en Europa, la democracia polltica aparece, por das Trujillo, Fulgencio Batista, Anastasia &.moza, Jorge Ubico Castañeda,
entonces, como una·petición de principios postergada para vn futuro impre- Carlos Castillo Armas, Efrafm Rios Monrr, Maximiliano Hernández Mar·
ciso, ni siquiera mediato. L:> décad:> de 1950 es, para la región, la década en la t!nez, Fran;;ois Duvi!llier..•), Alfredo Stroessner, en Paraguay, Marcos Pérez
cual la demanda de democracia política termina en una notable frustración. }iménez, en Venezuela, Gustavo Rojas Pínilla, en Colombia, y muchos otros,
En efecro, los desaflos planteados pór las crisis de esos años. no tienen las res· . prueba evidente de la falacia de esra argwnentadón que alcanza su punto pa-
,· ..
puestaS esperadas y/o deseadas por muchos de sus principales protagunisras. radigmático en la intervención norteamericana, ahora explícitamente probada
Las propuestas mejor elaboradas o más progra.máticos, como las de la revolu- en el derrocamiento: el gobierno de Salvador Allende, en Chile, en septiembre
ción socialista, la instauración de regímenes fascistas o la consumación final· de 1973.
mente realizable de liberalismo económico y democracia polrtica, concluyen
en fracasos. Las experiencias reformlsr-as de estos afios muestran la ¡;eticenda 35 WaJdo Ansaldi (cobrd.), T;.erm en llamas. Amlricn. Lf1ti.na en los afias 1930, 2!1 ed .• corre~

de las burguesías latinoamericanas, al menos de sus sectores finalmente rriun- glda y aumentada, la Plata, Al Margen, 2003, p. 46.
80 MJRJ\DA5 DE CONJUNTO LA DEMOCRACIA llN AMJlruCA lATINA, UN BARCO A LA DERIVA. .. 81

LA DEMOCRACIA Y El.. POPUUSMO Empero, las diferencias sU5ranciales no inhiben el reconocimientp de aco-
taciones agudas del sociólogo francés. Asl, heurlstícamente, es útil la distinción
El populismo es una de las experiencias históricas latinoamericanas más con- -formulada por Touraíne-39 entre Estados populistas, partidos populistas y mo-
troversiales y controvertidas. No viene al caso ocuparse de ello aqu1, donde s6.. vimiemos popu14:tas, definidos por dar prioridad, respectivamente, al poder del
]o interesa señalar algunos elementos para pensar la relación entre populismo Estado nacional, a la participación política y a la presión popular.40 Por mi
y democracia.'16 • parre, añado U!l cuarto elemento: formas popu/Jstas do hacerpolttica (sin conte-
A esos efectos.. señalo que mi posición :respecto del popuhsmo esta mucho nidos de igual tenor), distinción ésta que permite apreciar mejor el efectivo ca-
más cerca de la de Francisco Weffort que la de cualquier otro autor o autora. rácter que tienen, sobre todo, algunos liderazgos carismáticos que, sin embar-
Así, el "sistema populista' puede ser definido como una "estÍ:uctura institucio- go, realizan -por ejemplo, Carlos Menem- pollticas concretas situadas en las
nal de tipo autoritario y semicorporativa;; orieutación poHtica ~e tendencia n~­ andpodas del populismo. De alll la inconveniencia del uso de una expresión
cionalista~ anriliberal y a.nciolig.irquica, orientación econ6.(ruca de rendencta en boga, anallticamenre insostenible, de ¡¡eopopu!ismo.
nacionalista e indusrríalisra; composición social polídasista pero con apoyo El populismo aparece, blstóricamente, en un contexto signado por la crisis
mayori.;,io de las clases populares" •37 El componente polídasista, más especl- económica y poi!cica de los años 1930. Se asocia, pues, con la expansión de un
ficamente la alianza de clases, es, en esta línea explicativa, p,odal, a condición nuevo modelo económico, el de Industrialización por sustitución de importacio-
de precisar cuáles son las clases involucradas. Pues no se trata de cualquier nes que, en los principales paises (Argentina, Brasil, Chile, Colombia y México),
composición polidasisra, sino de la articulada entre la burgues!a industrial na- ha comenzado en las décadas anteriores. Dicho de otra manera, con el desarro-
cio,al (o local) y el pn>ietariado !ltbano industrial y en el caso mexicano, excep- llo del capitalismo dependiente. Éste, a su vez, genera uoas notables movilidad
cionalmente) el campesinado. A mi jUicio, esta alianza-es condición necesaria y movilización sociales, amén de la demanda de pa:ttícipación y decisión pollci-
para definir a un régimen político como pop~tlista. . . cas de las clases populares excluidas de éstas por los regúnenes oligát:q uicos.
De aht que no adhiera a la explicación propuesta por Alam Tourrune, La participación política de vastos sectores de la sociedad hasta entonces
quien, a despecho de la demoledora crítica de Florestan Fer':ándes (en el y~ le- excluidos provoca no pocos problemu -teóricos y prácticos, toda vez que en
jano 1971), sigue pensando que Asoérica Latina no es expltcable en térmmoc . muchos aspecros entra en confllcro con el formalismo de democracias libera-
de clases, sino de categorías sociopolíticas: "Por eso, en lugar de hablar de bur- les que~ en la mayoria de los casos, son, e.t1 rigor, seudodemocrac¡as. Varios au..
guesfa y de clase obrera, conviene hablat de oligarqu!a y púeblo y es útil reem- rores han señalado que esa incorporación polftíca presenta ambigüedades y
plazar la categoría ciase media por la de inteligencia, en el sentido ruso de la conrradicciones vis-!t~vis lu democraci.. !iberales. AsJ, por ejemplo, el ecua:ro-
palabra: los egresados de la enseñanza media o supe;ior o la gente con. culru- riano Carlos de la Torre se!iala:
ri'.38 Paradójicameme, Touraine razona-¿malgre tui?- como un populista.
Por un lado 1 al incorporarlos, ya sea a través de la expansión del voro o a través de
% La bibliografía sobre populismo es vast:!.sima. Me permito sugCrir tres compilaciones ex-
celentes: José .Álva.rez juncos y Ricardo Gonzá!ez Leandri (comps.).' El populismo en España Y su presencia en cl ámbito público, en las plazas, el populismo es democratizame.
América, M:~.ddd 1 CatcieL. 19941 Carlos M. Vilas (comp.), Lrt dem()CnttizadÓ11 fimdrmu:ntaL El Pero, a la vez, es~ incorporación y activación popular se da a través de movimien-
populismo en América üuina. México, Consejo Nac~ona.l para la C~lt~ta Y las ~res, 1!95. Y tos heterónomos que se identifican acríticamf!!nte con líderes cadsmáticos que en
Mari:< Mac..lünnon y Mario Pctrone (comps.). Pop;ÚIS'!'fi.O y Jt_eopopu!ssmo en..l1.ménca Latttul. El muchos casos $Un autoritarios. Además, el discurso populista1 con caracter!sticas
problema de la Cenicienta, Buenos Aires, E.UDEDA, 1998. Personalmente, ~n:idero popu!~mos maniqueas que divide a la sociedad en dos campos antagónkoSt no permite el te,..
al cardenismo mexicano, el varguismo (y su contint.údad hasta 1964) bras1leno y el perorusmo
argenclno. Por lo· dcn'lás, tal vez. sea m:is conveniente apelar a la catego~a. poiltictJ.S 1uir:Íonaies Ptr; " !bid, p. 149.
pulmr::s1 un fenómeno más amplio que el de populisroo que, a: sú vez, es pa.rre de ellas. Pero St -ru En Toutaine1 América Latina. Palltit:aJ soéiedttd, Madrid, Espasa Calpe 1 1989, p. 171 y
rodo populisroo es nadonal~popular, no roda pol:l'tica nacional pop~ar es popullsmo. ss.. esct distinción tdnltaÉ-ia parece reducir.sea dos: "No existen [~ ..] movimientos populistas de--
37 Francisco Correa Weffort:, O popuHsmo wt politica brasileira. R!a de Janierol M e Terra, finidos al margen del éjercicio del poder. Peto podemos distinguir -a menos de manera rehui-
1980, pp. 84 y 85. ,..... , .·. . .- ..... va- entre fu.erzas nacionales populares apoyadas en un partido o una corriente política y unos
311 Alain Touraine. Actores Jót:ialer y sistemas po/lticas m América L:ttimz, Santiago de Chile, Estados identificados no identificados con unos lideres. que suscitan de manera más (,.-tlrecta una
Pf\UALC, 1937. p. 83 {el énfasis pertenece al aucor). movilización nacional popular''.
M1RADAS Dll CONjUNTO
LA DEMOCRACIA EN AMÉRICA LATINA, UN BARCO A LA DERJVA..• SS
conocimiento del otro, pues la oliga¡:qula encarna el mal y hay que acabar con ella.
Este dldmo punto señala una de las gmru:les dificultades pata afianzar la democra· modificar sus estilos de relación con las masas y su propia identidad". Es que
da en la región. En lugar de reconocer aladv=io, de aceptar k dive<sidad y de u~a f~nrera entre lo .democrático y lo autoritario en el popullsmo no es dara
proponer el diálogo, que en si mcluye el conflicto mas no la destrUCción del otro, n: rlgtda. Podrla decuse que, casi por definición, el popuiismo arricula ingre-
Jos populismos a través de su discurso buscan acabar con el adversario e imponer dientes democrátict?s y autoritarios"~ Bien pueden ser caracterizados, entonces, )
su visi6n autoritaria de la ~erdaderi, comunidad nacional.41 como democracias autoritarias.
Ahora bien: siendo cierto que el populismo suele presenU:., con frecuencia
prácticas restrictivas ,de procedimientos y, sobre todo, aspecro; esenciales de 1~
\
El populismo tiene un discurso -amén de m"Jliqueo- fuertemente rutclliberal,
sobre todo en lo político ideológico, e incluso antiimperialista, IlliiS no anticapl- demoetacia polftica (en particular, la libertad de opinión), no menos lo es que
ralista (pero sí ruttisociallsta). Incluso, su crítica al formalismo de la democracia el núcleo duro de su concepción de la democracia se encuentra en la dimen·
liberal representativa no es óbice para legitimarse mediante procedimientos cen· sión social que se la adiciona. La democracia política está asociada a la ciudada-
trales de ésta (elecciones, competencia entre partidos, etc.). Ese antiliberalismo nía polfrlca, ranro cómo la democracia social a la dudadaoía sociaL En térmi-
dlscursivo puede llevar a confusión. A su vez, los populisrns no sólo no se reco· nos de expansión de derechos de ciudadanía, los populismos .latinoamericanos
nocen como e~enúg-os de la democracia -como sostienen sus adversarios-, sino, se cara';tedzan por expandir m~s los sociales que los pollticos, excepto en el ca-
precisamente, como los auténticos profundizadores de la democracia, en tllllto s~ meJUcano (pese a1l~s prescripciones de la Consrlrudón de 1917). El argen-
permiten la irrupción e intervención del pueblo en la polftica y que ésrns se rea- nno, a su vez, presenta la singularidad de expandir la ciudadanía social y com-
licen no mediante las normas y prooedlmiemos de la democracia liberal, sino plerar la universalizacion del sufragio, iniciada en 1912, con la concesión del
a través de la participación igualitaria de todo el pueblo en. las cuestiones del femenino en 1947:44 Puede decirse, también, que si el populismo no crea, ne·
poder. En opinión de José Álvarez Junco, en lugar de fundru:se en un vínculo ins- cesariamente, más ciudadanos -en tanto portadores de derechos políticos- es-
titucional, los populismos "tienden a apoyarse en la vinculación afectiva o ero<>- to es, si no extiende significativamente los derechos de ciudadanía política a
cional con un caudillo o dirigente carismático, cu:ya fuerte personalidad e inte- mayor n~ero de hombres y mujeres, sí profundiza, en cambio y en todos los
gridad moral (más que el programa o el planteamiento estratégico) garanclz.n el casos, la Ciudadanía de los que ya los dereman formalmenre, los hace más du-
logro de los objetivos del movimiento". La participación popular, entonces, no ~adanos. México y Brasil lo ilustran muy bien. Argentina, en parte, al permi-
es tanto práctica regular del derecho de sufragio, como asistencia entusiasta a ac- tir una más efectiva práctica ciudadana de los varones nativos mayores de
tos públicos, riros y festivales en los cuales se exh.t'hen vatios símbolos colectiva- edad, pero además, como acaba de decirse, con la particularld..d de universa·
mente identi:ficatodos "con el ideario democrático-popular" ,42 tipo de partidpa,- !izarla efectivamente.
ción que suele servir para defmir al poptilismo como democracia plebiscitaria.. Como han señalado otros autores, la democracia po!Jrica liberal se presen-
Alain Touraine,43 a su vez, sefiala que la apelación directa al pueblo realizada por ta fundad.. en la libertad, mientras la democracia social (asociada al populis·
el populismo "ellmma la forma de representación polftica habitu1!1 de Occi- mo) lo hace en la justicia social. No es poca ni trivial la consecuencia de ello:
dente", aíirmación que debe tomarse con cuidado. como bien señala Mols1 45 ula concepción latinoamericana de' la democracia en {
RespeCto de la discusión sobre el carácter autoritario o democr~tico del po- el siglo XX" es «la qe la democracia social, con prescindencia de los signos con-
pulismo, tiene razón Carlos Vdas al proponer abandonar el enfoque mani- ere;?" ideol~gl~ y/o pa_rridistas _del concepto democracia", entendiendo por
queo, pues éste impide ver lo constatado por muchos autores: "el enorme di- tal un mintmo >rrenunctable de mregracióu social, la supemdón de la 'super-
namismo de los movimientos y reg!menes populistas y su capacidad de desigualdad'" (expresión esta última de Helio Jaguaribe). No extraña, pues,
44
4! Carlos de la Torr(!¡ «tos significados ambiguos de los popullsmos ládnoamericanosn, en En México, el dere<:ho de cludadauJa poHdca de las mujeres es reconocido recién, me-
.José A!varez Junco y Ricardo González Leandrl (cornps.), op. cit., p. 56. diante una reforma com:t~clonal~ en 1953. La eiim¡nacl6n de la resu·icdón por analfabetismo
4:! José Álvarez Junco1 "El popullimo como problema'\ en José Alvarez. Junco y Ricardo de ios varones data de 1857, En Bra:~U. la efectiva universaHzación de la ciudadanía política,
Gomález Lemdri (comps.), op~ cit., p. 26. masculina Y femenina, es establecida recién por la Constitución de 1988. Las mujeres a.lf.tberas
49 Altún Touraine. América lah''na: Polttim y J11t:iednd. r>p. dt.., p6 166. pueden votar l"' desde 1933.
45
Manfred Mofs. op. cit•• p. 52 y ss.
84 MIRADAS DE CONJUNTO LA. DEMOCRACIA EN AMÉIUCA Ul1NA, UN BARCO A LA. DERIVA. •. 85

que la demolición de la democracia social por las polltic:as neoliberales, rrasla- a un fuerte liderazgo personalisra y paternalista.<s La recurrencia a un diente-
daodo ótra vez, e! eje de la justicia social-asociada con el populismo, mucho lismo de Estado -en lugar del clientelismo privado tfpico de la dominación
más que de la igualdad, que lo está con el socialismo- a la libertad, redefina el oligárquica- refuerza los lazos de solidaridad entre el llder y las bases, pero
imaginario popular en términos de escepticismo acerca de las democracias re- también la subordinación de las segundas al primero.
almem:e existenres. Dicho en otros términos, el populisrno pone en el tapete La apelación áludida otorga primacía a la ciudadanía social sobre la ciuda-
la idea de una única forma de democracia, l'a democracia políclca proclamada darúa política, a la justicia social sobre la libertad, he señalado ames. Pero pri·
-pocas veces practicada- por los liberales latinoamericanos. mada no significa: que una elimina a la otra. Los populismos lati.noamericanos
En este !iltimo sentido, es interesante el planteo de Ernesto Laclau (a su --en México, Bra.sif y Argentina- tienen una legitimidad de origen ckmo,eráti-
vez, tributario de Chant:al Mouffe) cuando señala que la articulaci6n entre li- ca innegable, fundada en la aplicación de meeat1ismos caracterlsticos de la de-
beralismo y democracia es contingente, de donde mocracia liberal representativa, por .rruís que la retórica discursiva aluda a la
"voluntad nacional'' o la "soberanía del pueblo". 49 La formalidad de la demo·
se deducen necesadameme do.s conclusiones obvias~ 1) otras itciculadones concin~ erada liberal representativa -el demoliberalismo, dec!a Perón, con un dejo des-
gentes: son también posibles1 por lo que exlsten formas de democtada fuera. del pectivo- está fuertemente presenre en las experiencias populistas, incluso cons-
marco simbólico liberal -el problema de la dc:mocrada visto' én su verdadera uni-
ratlindose restriccio.nes a la libertad polltica.
versalidad se convierte en el de la pluralidad de marcos que h~cen posible la erner·
genda del "pueblo"-; 2) como esra emergencia del pueblo ya no es más el efecto
La cuesti6n debe enfocarse desde la 6ptica de la ciudadanía, que es -confor-
9,irecto de algún marco dete[minado 1 la cuestión de la c:oustitució1z de wta .subjetivi- me Haonah Arendt- el derecho a rener derechos, y ser ciudadano es ser titular
dad popular se convierte en una parte integral de la cuestión de la democracia. 4<i de derechos (sobre .todo) y de obligaciones, contrastando con la condici6n de
súbdito, mero titular de obligaciones. En ese sentido, todo recorre de derechos
A menudo se argumenta que el populismo enfatiza, en el discurso polltico, la es una mutilación de la ciudadanía. La cuestión es de suma importancia, puest
maniquea dicotomia divisoria de la sociedad. en dos campos antagónicos irre- en primer lugar, no. es igual tl!n<r derechf) a algo, que tener ese algo: por caso, te·
conciliables -casi siempre, el "pueblo" y la "oligarqul:i' -, finpidiendo, de ese 11er derecho al trabajo, a la vivienda, a la salud, a la educacilfn, no es lo mismo
modo, el reconocimiento y aceptación del adversario, de la diversidad y del que tener wz empleo, una casa, etc. En segundo lugar, a todo derecho correspon-
diálogo. Para Carlos de la Torre;47 ese no ~~reconocimientt) P.ei otro -colectivo de un deber; "afirmar [..• ] que alguien tiene un derecho implica afirmar que af,..
heterogéneo uniformado bajo el rótulo oligarquía- considerado encarnación guien disti1ito de #tiene .un debe¡; Un deber de hacer o de no hacet, o de respe-
del mal y por ranto objeto de destrucción, sefiala una de las.gmndes dificulta- tar lo que haga quien tiene el derecho". La garanda jurídica ·del cumplimiento
des para el afianzamiento de la democracia". No le falra.ruón, pero si una de éste corresponde al Estado, encargado de ejercer la coerción sobre quien no
atiende a la historia de las sociedades latinoamericanas, esa intolerancia respec-- cumple con el deber correspondiente a ese derecho. Así, todo ciudadano (par-
to del otro, del disidenre, ¿es sólo privndva de los populismos? ¿Las "democra- ticular) a.fectado.en un derecho por el incumplimiento del deber correspon-
cias1' y 1os "demócratas'> liberales o conservadores han s1dó expresión simérri.- diente de otro ciudadano (también particular)· debe ser atendido de manera tal
ca.mente opuesta de esa intolerancia? En América Latina, la primada de la que el primero sea.resarcido y el segundo reciba la sanción del caso. Pero para
lógica de la guerra sobre la l6gica de la política ha tenido y tiene ropajes ideo- que e! principio Sea efectivo, es necesario que el Estado ejecute su decisión de
lógicos y políticos bien variados y nada ocasionales. aplicar la coerción sobre quien ha incumplido con su deber. 5°
El populismo apela e interpela a las clases populares 7 particularmente al
proletariado industrial urbano, aunque en d caso dcl car4en.ismo también, y -iS Puede ser :interesante el ejercicio de: confrontar la concepción del <~César democrático" de

no poco, al campesinado-, las moviliza~ organiza y" sujera.-no digo manipula- ValleniHa Sanz. con el liderazgo populista, proposición que formulo sin juicio previo alguno.
49 No es un dato menor que Juan Domingo Perón haya sido elegido Presidente de la
República Argencinaf <Cn febrero de 1$146. en elecciones consideradas las más llmplas de la hts~
46 Emesco Ladau, La rtt:ZÓJJ populista, Bueoos Aires, FondO' de CultU[a·Económica, 2005. toda del pafs hasra ese inomenw.
p. 211 (d énfasls me pertenece). 5tl Juan Ramón CapeUa; Los cittdadamJJ slervost Barcelona, Trotca, 1993, p. 14b (el énfasis
•17 Carlos de la Torre, op. dt., p. 58. pecrenece al autor) •. ·
86 MIRADAS Dlt CONJUNI'O LA DEMOCMC;A BN AMaRICA LATINA. UN BARCO A LA DEIUYA.••

Ah! es donde los populismos descuellan: no necesariamente promulgan nue- Un daro signHlcadvo es que la constitución del ciudadano-trabajador (por so-
vos derechos de ciudadanía¡ en ocasiones basta sólo con aplicar efectivamente los bre todo, portador de .derechos sociales) implica el disciplinamiemo de la fuerza
ya existentes, aunque no efectlvlzados, tal como hizo el peronismo con derechos de trabajo.55 Aunque la expresión es referida por la aurora a Brasil, no es ex:trafía
sociales preexistentes, en su n;¡ayorla logrados a impulso de la representación par- a la experiencia argentina, sobre todo a partir del Congreso de la Productividad.
lamentaria socialista, pero de observancia dudosa o de inobservancia rolerada En Brasil, la Consolidación de las Leyes del Trabajo, inspirada en la Carta·¿.¡
por e! Estado. Ése es un dato fUndamental, pues "[e]s sobre todo el Esrado quien l.avoro del fascismo italiano, encorseta la libertad sindical de la clase obrera.
tiene e! deber de respetar tales derechos. [...]Los deberes del Estttdo que garanti- Ahora bien: la primada de la ciudadanía social sobre la ciudadanía pol!ti-
zan los den!chos de /i.bettttd (y los 'sociales', ere.) de los ciudadanos son••. de na- •:.· ca, de la justicia sobre la libertad, encierra una paradoja, que José Álvarez
rutaleza polftka~, lo cual significa que «Ja existencia de dffrel:bos de libertad no es- Junco ha señalado cerreramenre. Tan bien, que me permitiré citarlo con lar-
tá jurldiCálllente garantizada porque la consdtución que los proclama rw está gueza, no sólo porque estoy de acuerdo con él en este punto, sino porque me
jurídicamente garantizada. Los famosos deberes del Estttdo están impuestos, pura exime de decir con palabras propias lo que él ha escriro adecuadamente.
y simplemente, por una correlación de foerzar de mttttYalcza polftkd', esro es, por
"los diferentes poderes reales con pretensiones pollticas existentes tal como apa- Lo sodttl ~ en el mft}or de los casos. instrumental al servidt1 de lopolttico~ Hay casos
recen en la 'situación actual' de la pugna entre ellos. [••.] Los frágiles 'derechos de en que. al predicar reformas sociales, los populistas advierten explldramente que
libertad' de la época moderna se basan, pues. en la convención de respetar los lo hacen para evitar enfrenramlenros de clases que desangren a la patria; to que su-
'dereehoi de libermd'. Dependen, pues, de [a} quienes convienm".51 giere que elfin ,Utimo del llamamiento es la unidady lafo= del t:1t11r;Po socia4 y lo
En ese terreno, el muy estimulante ejercicio comparativo entre el peronis- instrumental fa justicia para /<U clases infiriores.
No los guía, pues> la bandera roja de la revolución proletaria y la justicia sodaL
mo y el varguismo realizado por Maria Helena CapelaroSl abre Interesantes ll-
Marchan, más bien, tras: la bandera nacional) de la revolucióri democrática. de )a
neas de reflexión e investigación, independientemente del acuerdo o desacuer-
apropiaclón del poder por el pueblo~).%
11

do con la aurora. La colega y amiga de la Universidad de San Pablo (USP)


destaca un primer hecho: el cambio de parrón de la ciudadanía, con el despla-
El otorgamiento de derechos de ciudadanla social opera, en estos casos, como
zamiento del ciudadano-individuo, <!pico del liberalismo, por el ciudadano-
un elemento que ocluye o) al menos, ar:em.:ía fuertemente la lucha de clases. La
trabajador, si bien en ambas experiencias tal sustitución tiene connotaciones
armonla de clases es, justamente, leit n1otiv fuerre de los popullsmos. Al res-
diferentes. As!, el Estado Novo privilegia la reforma del Estado y, por tanto, una
pecto, Touraine tiene razón cuando afirma que "[e]l populismo s~ opone tt toda )
"ciudadan(a basada en la pe!'Specriva de formación de fuerza de trabajo para el
Idea de conflicto socia! interno, en particular 4 fa !:ucha de clase!'. 57 En el caso del
desarrollo material", mientras el peron!smo privilegia la justicia social y, en
movimiento obrero se aprecia claramente el predominio de un sindicalisr/'lO de
consecuencia, una ciudadanía basada en ésta. 53
negociación> en detrirpento de un sindicalismo de confrontación. El corporativis-
Capelato analiza el varguismo durante la erapa estadonovista (1937-1945)
mo" otro rasgo t!picq de los populismos latinoamericanos,. se orienta en la mis- )
y al peronismo entre 1946 y 1955, y aun cuando en la "Introducción" pone a
ma dirección, arnén¡de disminuir el peso de la mediación politice-partidaria 1
su objeto de estudio en el com:exro del populismo, el desarrollo de la argrunen-
en las relaciones ~nt,e la sociedad civil y el Estado, un Estado que, como lo ha 1
tación no necesariamente se expresa como un análisis de variantes populistas.54
definido Weffurt, es, sobre rodo, un Est.'lllo de Comp1·omiso SociaL"
Pero lo que aqui interesa señalar, en rigor, no es la cuestión teórico-conceptual,
sino la constatación de ese cambio de patrón organizador de la ciudadanía.

" lbM., pp. !41-!43 (el énfasis pertenece al autor). "!bid., p. !80. '
Helena R.olim Cnpelato, Jv!ultid5es em t:tma.. Prl'J}Jaganda politiC!i no vargnirma rt no
'iZ Maria 56
José Álvarez )unco, op. dt. 1 p. 20 (el énfasis me perrenece).
pmmismn, Campinas, Papirus, 1998. 'i7 Alain Touraine, (Jp.- t:lt., p. 167 (el énfasis me perrenece).
"Ibid., pp. 200 y 201. sa &m expresión -e induso la de 'Estado protector-, propues(a por Luclano Andren:2cci- me
14 La e:xpedenc:ia del Estado NO'IItJ, aun teniendo lmpornmres elemenros propios del popu-
parece mucho más adecua&. correcta. queJa trnspolaci6n del europeo Estado de bienestar so~
Usmo, no es: todav1a éste. ' cial, que es comlin entre colegas de la región.
88 MIRADAS DE CONJUNTO LA DEMOCRACIA EN AM~RICA LATINA, UN BARCO A LA DERIVA... 89

Los populismos, he recordado antes, tienen un discurso antiimperlalista, ricas -en· la por entonces zona esradbunidense del Canal de Panamá, y deveni-
mas no"'am:lcapitalista y si antisocialista. Y es aquí donde se aprecia mejor su da, a partir de rriediados de los años sesenta, en centro especializado en la "gue-
papel nodal en la preservación del sistema capitalista: presentan cambios en la rra antisubversiVa."- no son, precisamente, ejercicios de tolerancia democrática.
forma del Estado, sin alterar la matriz social. Pero como ha señalado Álvarez Es allf donde militares de la región adquieren dominio en técnicas de tOrturas,
Junco, (lno los guía la bandera roja'', es decir, no persiguen la revolución social muchas de ellas aprendidas de las fuerzas colonialistas francesas, que han apli-
ni. mucho menos, el socialismo. Pero al incorporar a vastas masas del pueblo cado especialmente en Argelia.
a la política, generan una cierta revolución política que, de hecho, es demacra- A diferencia 4e las tradicionales dictaduras autocráticas, las nuevas son el
rizadora, incluso con todos los límites y contradicciones que se les quiera en- resultado de la. decisión de las Fuerzas Armadas, qua institución, de tomar por
dilgar o que, objetivamente, tengan. Empero, no debe descuidarse Wl dato in- asalto el Estado (del cual son parte), desplazar al poder civil y gobernar ape-
quietante: en Argentina y Brasil el populisrno no genera 4efensas contra 1~ lando a mecanismos de selección de los gobernantes decididos y ejercidos por
dictaduras militares; en México, no crea condiciones para una democracia :~ ' las jerarqu!as militares. 59 La primera dictadura institucional de las fuerzas ar-
competitiva y facilita una larga hegemonía uniparddaria. Es que, finalmente, ·'' madas instaurada. en América Latina es la brasileña, prolongada a lo largo de
la ambigüedad es nota distintiva de los populismos latinoamericanos. De abf la veintiún años, entre 1964 y 1985. Le sigue, en 1966, la aurodenominada
aparente paradoja del populismo como paroxismo de la móvilización de ma- ...... RevolucióaArgertina que, más resistida que aquélla por las luchas populares,
sas1 para acceder al poder, y paroxismo de la desmovilizaci6n, una vez alcanza- sólo llega hasta 1973. En los años setenta, la estrategia se aplica en Chile
do el poder, desnudamente perceptible en el momento de la caída, como bien (1973-1990), Uruguay (1973-1984), otra vez Argentina (1976-1983), Bolivia
ilustran los casos de Juan Domingo Perón (septiembre de 1955) y Joáo Goulart (1980-1982, tras un breve intervalo institucionalizador que sucede. a la dicta-
(abril de 1964). Es decir, termina definiendo, en la práctica, una ciudada12fa pa- dura del general Banzer). Incidentalmente: no es un dato menor que cuatro de
siva, que esconde el avasallamiento de toda ciudadanía. Ahf surge otra contra- las dictaduras institucionales de las Fuerzas Armadas más brutales se hayan ins-
dicción del populismo: potencia1 por un lado, la ciudadanía activa e incluyen- taurado en sendos paises de mayor desarrollo social y económico de América
te, mientras por otro, privilegia una concepción y una práctiCa corporativista de Latina: Argentina_, Brasil, Chile y Uruguay, como perspicazmente lo advierte
defensa de los intereses adquiridos, que es quietista y rerardatarla. Perry Anderson. 60
Mi hipótesis es que las dictaduras institucionales de las Fuerzas Armadas en
América Latina pretenden corregir lo que consideraban tlvicios de la democra-
LAS DICTADUI\AS INSTITUCIONALES DE LAS FUERZAS ARl\4ADAS cia", particularmente los generados por el populismo (Brasil, Argentina), el re-
formismo socialista (Chile) y/o la amenaza potencial de la izqulerda revolucio-
La cínica invocación a la democracia realizada por Estados Unidos durante la naria (Uruguay, Argentina). En su práctica, terrorismo de Estado incluido,
Guerra Fría se convierte, en América Latina, en una desnuda y despi:?.dada po- llegan a una coordinación supranacional de la represión, incluso por encima
lítica de apoyo a las dictaduras institucionales de las Fuerzas Armadas, basadas de diferencias importantes en otros campos (como las vinculadas a las hipóte-
id~ológicamente en la Doctrina de la Seguridad Nacional, según la cual los mi- sis de guerra e.r:ttre sí). Esa pretensión nace de la ausencia de un principio de
litares ladnoamericanos tienen por misión principal combatir a los enemigos legitimidad propio, específico, no cubierto por la apelación a la Doctrina de la
internos, es decir, ·~la quinta columna del comuniS.rllO ihtefi:lacional'l (según la Seguridad Nacional. Más tarde o más temprano, las respectivas sociedades ci-
llaman), que actúan dentro de las respectivas fronteras nacionales, dejando la viles generan acciones que, rompiendo el miedo, recuperan la primada de la
lucha contra el enemigo exterior -el bloque de la Unión Soviética y China política mediante demandas, movilizaciones y acciones de diferente índole, li-
Popular- a las fuerzas de la OTAN. En rigor, se trata de una respuesta brutal mitadas a los espacios nacionales y sin conex.i6n supranacional. La forma en la
-una vez fracasada la vfa de las reformas propuesta por la efímera Alianza pa-
ra el Progreso- a la Revolución Cubana y la expan§fÓn,de lps¡p.ºvimientos hi- ':i!.l Los mecanismos no son iguales en todos los países y no excluyen -aun siendo una cxcep~
surgenres inspirados en ella. Los entrenamientos de, se calcula, no menos de ción- un largo gobierno personal, como en el caso del general Augusto Pinocher.
60 mil oficiales latinoamericanos en la tristemente célebre Escuela de las Amé- GU Perry Anderson, op. cit., p. 2.
90 MlRAOAS.DI! CONJUNTO LA DEMOCRACIA EN AMll!UCA LATINA, UN BARCO A LA DEJUVA... 91

que se resuelve la dialéctica entre dictaduras y resistencias condiciona la poste• futuro funcionamiento de los partidos políticos rmdlcionales (por entender que
rior transición a la democracia política.61 Empero, el hecho de que cuatro de éstos no tienen cabida en el Uruguay del futuro), y 2) el pronunciamiento po-
tales dictaduras -dejo de lado las de Bollvia y Guatemala- se impongan en pa- pular a través del voto, porque considera que esa práctica de las democracias ac-
íses de mayor grado de desarrollo capitallsm dependiente lleva a pensar en hi- tuales es algo superaáo. En contraposición, las Fuerzas Armadas no quieren )
pótesis que vinculen esas dictadums con el cambio de patrón de acumulación compartir el compromiso, la responsabilidad histórica de suprimir los Partidos
del capital, lo que sin duda es verificable· en los casos de Argentina; Chlle y Políticos Tradicionales [•.•] [y) sostienen que la soberanía está radicada en la
Uruguay; aunque no en el de BrasilJ cuyas Fuerzas Armadas se mantienen fiel Naci6n y que. entre orras cosas, una forma auténtica de ex:presi6n de esa sobe-
al modelo desarrolllsm. r..nla, es el voto popular. 64
Ahom bien, las dictaduras producen la evanescencia de la pol!tlca, reducen Sin embargo, estas dictaduras se proponen como momento fUndacional de
la plumlidad de voces. Más aún, son la negación de la pnlldca y carecen de un nuevo régimen poi! rico. Los militares uruguayos aspiran a fundar una de-
principio de legitimidad propio. De alll que quJenes las ejercen o apafian in- mocracia limitada y tutelada, a la cual pretenden darle forma constitucional
voquen -pam su propia justificación-la necesidad de interrumpir la democra- mediante el sometimiento del proyecto a un plebiscito, realizado el 30 de no-
cia para corregir los desvlos producidos por pollricos y/o partidos a los cuales viembre de 1980, que pierden en una proporción de S a 2 (el 58% de los vo-
se imputan acros corruptos que la tergiversan. Las dictaduras suelen auropre- rantes lo hizo en contra y el42%, a favor, concurriendo a vorar el 85% del pa-
senta.rse como instancia recuperadora de democracias. Es la vieja-concepción drón). La derrora abre el camino de la transición a la democracia. También las
de la dictadura de los antiguos, pero sólo en la apelación formal. Empero, en Fuérzas Armadas chilenas abandonan pronto la supuesra pretensi6n restaura-
el caso de !as dictaduras insrirucionales de las Fuerzas Armadas, no debe des- dora de la democracia y, ya desde octubre de 1973, consideran al histórico sis-
cuidarse 'tm dato signillcativo: algunas de ellas, al menos, se presentan, en al- tema político democrático como ula causa misma de la crisis: política') del pa-
gún momenro de su desarrollo, como instauradoras de un nuevo orden polí- ls. Dos documentos, dados a conocer por Pinocher el 11 de marzo de 1974 -la
tico y social, es decir, con un carácter fundacional. De hecho, se trata de "Dedamclón de principios" y el "Objetivo nacional"-, dan cuenta de la inten-
dictaduras con aspiraciones fundacionales antes que comisariales. ción de crear una nueva instirudonalidad, la de una democracia protegida y au-
Asl, en Chile, el mismo 11 de septiembre de 1975, el Decreto Ley número l toritaria. que incluye,componentes corpora.rivlstas tomados del franquismo es-
define como propósito del golpe el "restaurar la chilenidad, la justicia y la insti· pafio! y es consagrada .en la Constitución Nacional de 1980. En opinión de
rucionalidad quebrantadO:' y unos dlas después el general Augusto Pinocher pro- Carlos Huneeus,65 el nuevo orden pollrico tiene "la pretensión de ser una al-
mete que "Chile volverá a su tmdicional sistema democrárico».tll En Argentina, ternativa a la democracia occidental, descallficada por obsoleta debido a su in- ¡.
el genernl Jorge Rafael Videla expresa, en enero de 1977 que el objetivo final de capacidad para 'defeilderse' de 'la amenaza comunisri".
la dkradura -la cual se autodenomina con el eufemismo Proceso de Reorgani- La situación ofrece perspectivas de cambio a partir del viraje en la política ex-
zación Nacional- es alcanzar "un régimen po!ftico democrático capaz de gober- terior del gobierno del demócrata James Can:er, en Estados Unidos. Más allá de
nar, durante un largo futuro, una sociedad abien:a y plurolista». 63 los retroceso~ operados bajo las posteriores gestiones republicanas, la adrrúnistra-
En Uruguay, los militares argumentllll al desplazar al presidente Juan María ci6n Carter, cuando asocia efectiva vigencia de los derechos humanos con demo-
Bordaberry, a mediados de 1976, que ésre rechaza dos posrulados básicos: 1) el cracia pol!tica, sienta las bases para generar formas de oposición a las dictaduras,
incluyendo la posiciór\ el propio gobierno norteamericano, cuyas consecuencias
ñt Waldo Ansaldi, "M:a.rriuskas de terror. Algunos elementos para anaBzitr la dictadura a.r--
gendnil denrru de las dictaduras dd Cono Sur'\ en A!tfedo R. PucciareUl (coord.}, Em¡m:sarios, rodavíá no conocem~ bien por falta de Investigaciones exhaustivas al respecto. 66
rt!cnócratary militaret. la tmma'corporntñ'n de la 1Utinut díctndrtra, Buenos Aires, Siglo XXI. 2004.
Esta cuesdOn es d objeto del proyecto de Investigación s O17, LM umldar del tilendo. Dictlldtmtr 1>4 Comunicado polítiCo emitido por las Fuerzas Armadas ei 12 de junio de 1976. Citado por
y 1v:simmcias é11 Amérko Lm:irra. 1964-1989, en fase de n~alizacl6n por eJ equipo que dirijo en la Gerardo Caetano y José Rilla, Brroe historia de la dictm!u.ra (1973-1985). Montevideo, Centro
FaeuJrnd de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (Programación Cientlfica Y Latlnoamericano de Economla Humana y Ediciones deJa Brmda Oriental, 1987, pp. 56 y 57.
Tecnológica 2004-2007). El articulo citado anddpa el planteo en desarrollo: 65 .Carlos Huneuss, El régimen de Pbkoch~ Santiago de Chile, Sudarnerican2. 2000. p • .39.
t.,t fil Nfm:urin. Santiago de Chile, 17 de septiembre de 1973. «>En esa Jínea, es útil confrontar la polftica del demócrata Carrer con la de sus sucesores re-
113 Clnrln, Buenos Aires, 30 de enero de 1977. .· publicanos, especialmente por el impacro polfcico-práctk"D que tiene la distinción que gusta repe,.
MIRADAS DE CONJUNTO LA DEMOCRACIA EN AMll.RlCA LATINA. UN BARCO ALÁ DERIVA... 93

Tal política maréa una linea de viraje importante en e! momento en el que -por LA DEMOCRACIA DE ENTRE SIGLOS
otro kdo, con la excepción de Nicaragua y con la relativa que pknreaba el avan-
ce de la guerrilla salvadoreña- la democracia aparece en el horizonte inmediato En las transicion:es de dictaduras a·democracias po!Jticas que se producen en
como la única salida política a las dictaduras. América Latina, !a gran novedad es la renuncia a rranstonnaciones radii:ales.
En la primera mitad de los años ochenta, ks dictaduras institucionales de Esto es, a diferencia de los sesenta y de comien'U)S de los setenta, en la década
las Fuerzas Armadas comienzan a ceder. Por enwnces, varios factores se aso- de 1980 la revolución se diluye como posibilidad, ..Un cuando Nicaragua
cim para jaqueadas, entre los cuales descuellan la crisis financiera o de la deu- (triunfo del sandlnlsmo) y El Salvador aparecen como ratificación (a la postre,
da externa y, de modo muy significativo, el. comienzo de la pérdida del miedo también relega&) de ella. GB
por la gente que, aun con inicios modestos, sale a ganar la calle pata reclamar De un modo muy significativo, Norbert Lechner"9 ha desarrollado esa idea
Hberr:ad y democracia política. Los resultados son trar:~:siciones conservadoras, en uno de sus más conocidos artículos~ mostrando cómo:: efeccivamente se pa- 1•

pactadas, excepto en Bolivia y Argentina, países en los cuales el descrédito por sa de la demanda de revolución, en los años 1960-1970, a una demanda de de-
su ineficaz gestión de gobierno y mafiosa relación con el narcotráfico, en el mocracia en !os· años ochenta. Se puede coincidir o no con el argumentb de
primero, y la derrota de las Fuerzas Armadas en la aventura irresponsable de Lechnet¡ pero" no se puede dejar de constatar que, en efecto, es ro ha estado ocu-
las islas Malvinas, en el segundo, priva a los militares de cualquier posibilidad rriendo no sólo en la agenda pollticá, sino también en la agenda intelectuaL La
de imponer t.-ondlcioru:s. historia posteriOr aparece romo una vuelta de tuerca que nos pone en una si-
Los procesos de transición son complejos y simples a la vez. Complejos, tUación de ~ncrucijada que requiere, precisamente, centrar la discusión sobre la
por el número de acwres que intervienen en ella -si bien su capacidad de de- viabilidad de la democracia en América Latina desde una perspectiva diferente
cisión se ordena vertical y desigualmente- y los condicionamientos históricos a la que hemos estado considerando en los últimos años. No voy a hacer refe-
más o menos mediaras y/ o inmediatos, tanro internos (nacionales) cuanto ex- rencia aquí a esa distinción clásica entre democracia social y demacrada políti-
ternos (internacionales). Simples, porque el procedimiento general es una so- ca, ni a la postura que señala que sólo hay efectiva democratización cuando se
lución de negociaciones tomada en el vérdce.. por Jas direcciones de los parti- pasa de la democracia poHtica al estadio de la democracia social. La democra-
dos poHticos, y eventualmente de organizaciones repf~sen~tivas de interese& cia social aparece hoy, para algunos, cnmo un elemento de! pasado y, en el ca-
(sean de masas.. como los sindicatos obreros~ o más restricdvas., pero tami;>íén so de Améric~ Latina, como una utopía desechable (si no desechada), casi tan-
más poderosas, como las de la burguesía), y las conducciones militares. En ra,- to como la reVolud6n. Hay:. en cambio 1 un énfasis muy fuerte"'en la democracia
les salidas, las masas -pese a su importallte papel en las luchas antídicratoriales-- política, entendida en su forma clásica de democracia liberal representativa, de-
son marginadas. Asl e• aprecia en Brasil, Uruguay, Chile... Es decir, la lógica mocracia furmal o democracia capitalista, en particular la reconquista de las li-
de las transiciones es igual o similar, pero la historia de cada una de el!as es di- bertades fundamentales (democracia como "resguardo de" la arbitrariedad de la
ferem:e e induso espedfica}í7 Por cierto, Argentina muestra, por la razón an- violencia estatal y, luego, democracia como "derecho a la libre expresión y por
tes sefialada, una variam:e importante, si bien la desmovilizaci6n de las masas lo tanto a la libertad de prensa'') y de los cferechos de ciudadania polftica ("a la
no csrá ausenre. participación eri las insdrucionos vinculadas a la conducción del Estado").7°

68 No es casual que por enronces algunos intelectuales confronten la ''v!a revoludonariall

centroamericana con la "reformista dcmocrá.dca" del Cono Sur. Tampoco que después de la de-
tir je<lnnc Kirkpatridt entre gobiernos rotnlitmios (los comvnistas) y a:ttoritarios (ias dictadutas rrota !iandinista y la solución negociada em:re la guerrilla del Freme Farabundo lvfarti y el go"'
iatlno:.unericanas). Los pdmeros son enemigos_¡ los seguJ;Idos, ,nq._ . , , bierno salvadoreña -en una -Sítuación de empare militar irresoluble en el corto y mediano pla~
t'tJ Esta cuestión merece un tnl~amiento más detenido, aunqÚe eseápa a las posiblliciades que zo- se convjcrcan, en los noventa. en fervienteS demócratas (c. induso, en funciOnarios de
tengo nq ul. En1pero, me parece imporranre señalarlo. Hago una prhne.r.a aproximación an gobierno)~
Waldo A.nsa1d1. "Juegos de patriaras. Miümres y poUcicos>Cn el pdmer gobierno postdiCtaciura
611 Norbett Le.chner, "De la revolución a la democracia'\ en Leviatd~ nt!m. 21, Madrid, oc..
en BoHvia, Brasll y Uruguay", en Alfredo Pucciarelli (c-oord.). Lar afiar de Alfimsbu ¿el poder de tubre de 1985.
la democmcia q la demacrada del poder?. Buenos Aires, Sigio iOO, 2006. 7u Gracias, Mariana Heredia~ por tu sugerencia respecto de este punro~
Mil!ADAS DE CONJUNTO LA DEMOCRACIA EN AMÉRICA LATINA. UN BARCO A LA Dl!IUVA. .. 95

Empero, pese a tanta apelación a la democracia liberal representatiV!l, o ca- por la Asamblea Na~ional, que es el 6rgano supremo del Estado y el tinico que
pitalista, como régimen político superior, en la versión realmente eJCisrenre en posee capacidad legislath"' y constituyente (ardculo 70 de la Constitución), y
América Latina lo que prima es la pobreza. Las democracias latínoamericlt~as, las &ambleos del PJder Popular, "constituidas en las demarcaciones polírico-
las realmente existentes, son de pobres, en lo social, y pobres, im lo político. adminiscrativas en que se divide el territorio nacional" (articulo 103 de la
Por otra parte, la cuestión de la democracia en América Latina no puede Constitución). Esra~ Asambleas del Poder Popular son los 6rganos superiores
soslayar el a.nMisis de dos situaciones diferentes a las restantes y diferentes en- locales del poder deV Estado. Constitucionalmente (arr. 103) "están investidas
tre sl, la de Cuba y la de Venezuela. de la mlls alta auroridad para el ejercicio de las funciones estatales en sus demar-
Es común escuchar y leer que, hoy, América Latina -con ja úoica excepción caciones respectivas y para ello, dentro del marco de su competencia, y ajustán-
de Cuba- ha optado por la democracia. Se trata, claro, de un argumento que dose a la ley, ejerceD. gobierno". Para el ejercicio de sus competenclast estas
parte de una premisa fidsa: considerar que 1~ democracia capitalista es la 1mica Asambleas se apoysh en Jos Consejos Populares, los cuales se conforman a par-
democracia existente, posible y/o deseable. Ya se ha señalado -y vuelvo a enfa- tir de los delegados de circunscripción. Estos delegados tienen especial releVlln-
tizarlo- que la an:iculación entre democracia y liberalismo, o entre democracia cia, pues son los representantes estatales mllspróximos a las bases, dado que son
y capitalismo, si se prefiere, es contingente, una de las articulaciones posibles. elegidos por la población local, reunida en asamblea, libremente y sin partici-
Está claro que Cuba no et una democracia capitalista, liberal, representativa. pación del Partido Comunista ni de otras organiz<lciones sociales (les está expll-
Ponerla en el campo no democrático por esa razón es una falacia y un planteo citamem:e vedado}. De hecho, es """combinación de demacrada db-ecta con de-
equivocado de la cuestión. El punto es saber si Cuba es una democracia de otro mocracia rejn·esentativa.
tipo, por caso, socialista o retJ{}/.ut:ionaria, para utilizar una expresión más recien- No es posible oc;Ipatse, aqul y ahora, de esta peculiar organizaci6n pol!ti-
te, surgida del lenguaje político del presidente venezolano Hugo Chávez. Una ca con más detenimiento. Señalo, tan sólo, que consrituye una base jmporran... i
discusión, ésm, no fácil de resolver si no media un cierro grado de acuerdo en- re para pensar la de~ocracla como lo que edmol6gicamenre es, o se~J4 gobíer-
tre quienes debaten acerca de qué es --o debe ser- una democracia socialista. rJO del demos, del pZieblo. Pero la cuesti6n es más compleja, no s6lo por las
La Constimci6n Nacional cubana de 1976, reformada -en 1992, define a limimciones que tienen los delegados municipales, sino, sobre roda, por el mo-
Cuba como "un Estado socialista de trabajadores, independiente y soberano, do por el cual se articulan las insrancías superiores de poder y gobierno. En la
organizado con todos y para el bien de todos, como república unitaria y de- tradici6n socialista e¡¡. la cual prefiero pensar la relación entre democracia y so-
mocrática, para el disfrute de la libertad polldca, la justici!l social, el bienestar cialismo -la de Rosa Luxemburgo y otros-, está claro que para hablar de de-
individual y colectivo y la solidaridad humana" {arr. 1°), añadiendo luego, en mocracia sodatlsta ~srán faltando elementos esenciales, esos que se han indi-
el ardculo :Jo, que «la soberanla reside en el pueblo, del Cual dimana todo el cado en la «Introducción" a este libro.
poder del Estado. Ese poder es ejercido directamente o por medio de las El caso de la ahÓ,ra República Bolivariana de Venezuela es de otra lndole.
Asambleas del p;,der Popular y demáS 6rganos del Estado que de ellas se deri- Dejo de lado, por ·iljlprocedeme y falaz, la imputación del gobierno de Hugo
van, en la forma y segtln las normas fijadas por la Constiruci6n y las leyes". Chávez como populista, que le han endilgado algunos críticos, en términos
El Poder Popular y los 6rga.nos creados para su ejercicio son una de !liS cla- derramente descaliflcadores. Chávez tiene una legitimidad de origen incues- )
ves para entender el régimen político cubano. Serrara de una concepción y una tionable. en primer 4ugar, en términos y procedimientos de la propia demo-
práctica poco conocidas fuera de Cuba (los mecanismos de desinformación em· cracia representativa; capit:a.Hsta. Y su gobierno se sosclene) con fuerte apoyo
pleados por las multimedia transnacionales han sido eficaces al respecto). En popular -en particul,ar de los más pobre~>-, en un marco de elevado respeto de
1976 se crean las &arnbleas del Poder Popular en el municipio, la provincia y las libertades pol!ri~ incluso para con una oposición nada leal.72
el gobierno central.71 En ellas reside la participaci6n más direcra del pueblo con !
sus gobernanteS. Tras las modificaciones de 1992, el sistema queda integrado 71 En palabras de Crlí!nni Vattimo, tras un viaje a Venezuela, a mediados de ese afio: ~ pe-
Sár de la presión de la oppsiclón, Chiivetl hasta a:horn, no hl\ defendido jamás su poder con mé..
todos vlolenros ni po!Idacosf y que su revolución respeta e11 grado sumo los derechos civiles que
7l Cuba se divide. poUclro-adminiStrarivamenre. en 169 municipios. 14 provincias y 13.865 tamos dictadores sudamerlct\nOS -amigos del Occidente han violado siempre impunemente.
drcunscrtpciones electorales. Quien va a las librerías o a Jos quioscos de prensn encuentra sobre todo libros y revistas que desa..
LAPEMOCRAC!AJJ.N AMÉRICA LATINA, UN BARCO A LAOI!lUVA ••• 97
MIAADAS PE CONJUNTO

La propuesta chavista es la de una democracia revoiucio;zaria, todavía no cepdvas conscitucio:'lales se cumplen, está daro que Venezuela se encuentra
anre un proceso de radicalización de la democracia, en una dirección sin igual
bien definida~ pero que encuentra expresión. A juicio de algunos analistas, en
los artículos 62, 63, 67 y 70 de la nueva Constitudón (1999) se encuentran en América Latina. ·supera a Cuba, en la medida en que define reglas de jue-
aspecros sustanciales de eila, en particular los refeddos a la.ampliad6n de de- go que aseguran el pluralismo de posiciones, un punto nodal pata u.ua demo-
rechos, de la participación y del protagonismo popular. Préstese atención al cracia superadora de las realmente existentes.
texto de esos artículos: Por lo demái;, huelga decirlo, el problema principal, para el gobierno de
George W. Bush, radica en el formidable potencial petrolero de Venezuela. Si
A.n:iculo 62. Todos los ciudadanos y ciudadanas denen el derecho de pardcipar ¡¡.. no para hacerse de él, por lo menos para impedir que el pals lo utilice de ma-
bremente en los asuntos públicos* directamente o por medio de sus represenrantes nera soberana y solidaria. Eso también democratiza las relaciones de poder en
elegidos o elegidas. · el plano internacional. Y para las burguesías venezolana y latinoamericanas,
La parddpadón del pueblo en Ja formación~ ejecución y control de la gestión pú- que no han sido ni son sujetos democráticos y que sólo coyunruralmente de-
blica es el medio necesario para Jagw el protagonismo que garantice su completo sempeñan el papel de actores democráticos, la experiencia chavún::a incomoda~
desarrollo, m.nr.o individual como colectivo. Es obligación del Estado y deber de la Tal vez convenga prestarle atención a Gianni Vattimo:
sociedad facilitar la generación de las condiciones más favorables para su prácclca.
Artículo 63. El sufi:agio es Wl derecho. Se ejercerá mediante voraciones libres, Chávez habla con razón no de revolución democráclca, sino de una democracia re~
universales) directas y secretas. La ley garantizará d prjnc1pio de la personalización vcluciona.rla: no s:61o se limita a querer instaurar )a democracia l(formalu que Bush
del su.fragío y la 1:epresentacl6n proporcional. impone con los bomba.rdeos a Ira14 sino que trata de crear las c;ondiciones que otor-
.Artículo 67. Todos los ciudadanos y ciudadanas tier1:en- el derecho de asociarse guen a codos los venezolanos la capacidad de utilizar el instrumento de la libertad
con fines políticos, mediante métodos democráticos de orgaJlización, funciona.. de expresión. de prensa, de voto. Sé bien que esra distinción de democmcia sustan...
miento y dirección. Sus organismos de dirección y sus c~di?atos o candidatas: a da1 cst:á entrando en desuso dentro de nuestro lenguaje político: peligrosamente de..
cargos de elección popular serán seleccionados o selecdonadai en elecciones inter- masiado desate.qta a··las libertades individuales, demasiado "'comunista:' y ro1cr:ante
nas: con la participación de sus integrantes. No se permitirá el financiamlento de respecto a una udlctadura del p.rolerar.ia.do'• que pueda enseguida convertirse en Ma
las asociaciones con fines poHticos con fondos provenientes del Estado. [.••] dictadura defl.qitlva sobre 1a sociedad entera, proletarios o no. Muy bien.: pero ¿no
Los ciudadanos y ciudadanas) por iniciativa propia, y las asociaciones con fines deberíamos entonces cancelar nuesrm mirologfa .fimdativa de la Rcvolud6n
poHticos, tienen derecho a concurrir a los procesos elecrora.lei postulando candi- Fxancesa o de la Americana Csin hablar de aquella Soviética)? Ni la una nlla atrase
datos y candidatas. [... ) . limitaron a "elegir" (¿a cuenta de cuáles reglas, además?) una asamblea constituyen-
Articulo 70~ Son medias de partlcipación. y protagotlinno cklpu.f!bia en ejerct'cia de te; sino que conquistaron ante todo el·poder de formar nuevas lnsdtuciones, legiti-
s1t sQberanJa, en lo politica: la elecció7t de cargos públicos, tJI nfore¡¡da_. k consulta pó~ mándose posteriormente con la razón de sus leyes y de sus estructuras ~·formales".
pulm; la revocatoria del mandatu~ la iTdciativa !egislatlva, Cltl'4titucional y cunstit:u-
yente, el cabildo abierto y la asamblea de ciudadanos y ciudadamzs cuyas decisiones se- Es bueno tener presente que la alta movilización y politización del pueblo ve-
rdn de cttrdcter vluculattte, entre otros; y en lo social y económico, las instancias de
nezolano -tradicionalmente excluido del protagonismo polftico, exclusión de
atención ciudadana, la auto gestión, la cogesdón, las coop~radvas en todas s~s for-
la que no se hacen eco los panegíricos de la "'de.:nocra.cia ejemp1ar;1 de COPEI y
mas incluyendo las de: carácter financiero~ las cajas de: ahOrro, la empresa comuni..
taria y demás formas: asociativas guiadas por los valores de la mutua cooperación y Acción Democrática; hermana de la del México del PlU y la Colombia de con·
la >-olidaridad (el énfasis me pertenece}. ·· ' ·· · servadores y liberales alternándose, sin competencia, en el ejercicio de la
Presidencia de la República- implican una revolución pol!ti'/:a. Y es bien signi-
Adviérrose la amplitud y profundidad de lo establecido .en el articulo 70, que ficativo que tal protagonismo se produzca a despecho --o tal vez, a causa- de
avanza considerablemente en el otorgamiento de poder al pueblo. Si las pre- la incredulidad en el viejo sistema de partidos, con su secuela de corrupción.
Que esa revolución pollrica se convierta, además, en social es una posibilidad
no descartable, pero no una fotalidad, una realización inexorable. Los estudio-
creditan ; Chávez., l:as cuales circulan libremente y son seguramente las preferidas de la aguerri-
da oposición" (Gianni Vattirno,':Al regresar de Vent:zuel.a", en Rl'lbelió1:, Gde agosto de 2.005).
sos de las revoluciones sahen muy bien -como lo ha demostrado Charles
98 MIRADAS DE CONJUNTO LA DEMOCRACIA EN AMnruCA LATINA, UN BARCO A LADERlVA••• 99

Tilly- que no roda situación revolucionaria conduce a desenl~ces o resultrtcfos do por el "efecto Tequila") y se ve muy fuertemente afecrada por los elevados
revolucionarios. Quizás alll se encuentre el meollo de la cueruón que permita COStOS sociales que tUVf' Ja adhesión gubernamental aJa ideologfa neoJiberal Y,
avanzar genuinamente en la radicalización de la democraci;' venezolana, re~ol­ consecuentemente, la aplicación de pollticas fundadas en el "Consénso de
viendo, superando una situación estructUral de fuertes d:•.rgualdades Y el rt;:s- Washington"P Si bien en 1997la tasa de crecimiento es, a escala regional, del
go de mantener una econornJa sólo basada en la explotaeton del perróle? e m- 5,4%, la más alta en v~inticinco años, en 1998 y 1999las crisis asiática y bra-
capaz de mirar m~s allá de una excepcional coyuntura de alza de los preCios del sileña, respecrivarnenre, llevan a la recesión. Adidonal¡;nenre, en 1998 algunos
crudo. países sufren los impactos de dos fenómenos namrales catastróficos, la éorrie.n-
re de El Nlfio, que afecta las economfas de Ecuador. y Perú, y e! huracán Mitch,
que arruina las de Amé,rica Central, particularmente la de Honduras, pals don-
DEMOCRACIAS DE POBRES de se estima que el dafio implicó un retroceso de treinta afios.
La inflación es una de las grandes derrotadas de la década de 1990 (excep-
Un indicador inequívoco de los erectos negativos producidos en las socie~ades to en Hondu.ras), aunque no ocurre lo mismo con el déficit fiscaL Bn relación
latinoamericanas por las pollricas neoliberales de ajusre estructural es el mere- al logro de doblegar kintlación, es importante rener en cuenta que ésta no es
memo de la pobreza. No hay fuenre esradfstica que no registre esre dato. Asf, sólo un asunto de la econornJa: es, sobre todo, un asunto de c~cter social to-
por ejemplo, la ioformad6n consignada por la Comisi?n Econ.ó~ica para da vez que es un mecanismo adicional de transferencia de ingresos de los más
América Latina y el Caribe (CEPAL) en su Ptmarama Soeza! del bJenJO 20?0- pobres a los más ricos. Ahora bien: significativame.nte, el control de lá infla-
2001, muestra que entre 1980 y 1999 el número de hogares pobres de la reg1ón ción durante la década de los afios noventa no implica tma reversión del efec-
pasa de 24.200.000 a 41.300.000 (en términos relativos, el 34,7% Y el35,3% to de ese mecanismo; por el contrarlo. la redisrribución de los ingresos en tér..
del toral de hogares, respecclvamente).73 A su 'V<!Z, dentro de esos hogares po- minos negarivos para quienes no son ricos se acrecienta aún más.
bres, 10.400.000, en 1980, y 16.300.000, en 1999, son indigentes. Atend'en- Por otra parre,la apertura de la economia y la privatización de empresas pú-
do a personas, los pobres pasan de 135.900.000, en 1980, a 211.400.000, ;"' blicas se rraducen en tina fuerre corriente de inversiones de capital extranjero y. .)
1999, y, denrro de ellos, los indigentes de 62.400.000 a 89.400.000, en los miS- en comraparrida y sobre todo, la desnacionalización de las economías latinoa-
mos afios. La pobreza, a escala de la región, tiene una incidencia relativa mayor mericanas que, en algún caso extremo, como en el de Argentina, lleva a la pér-
en el ámbito rural que en el urbano (el 54o/o y el 30%, respectivamente), aun- dida del control de recursos estratégicos tales como el petróleo y la energfa eléc-
que los pobres urbanos ascienden, en 1999, "a cerca de 134 millones Y los ru- !.
r:tles a 77 millones, debido a la proporción signific:uivamenre más aira de po- ñ El llamado, por Jobn Wt1Jiamson 1 Consenso de Washington. no es otra cosa que una es-
blación residen«' en las áreas nrban1lS". En cambio, la indigencia es ligeramente trategia de escabil.iznclón económica definida por el gobierno estadounidense, el Fondo
4 Monetario Internacional y el Banco Mundial. que persigue1 según sus propulsores, reducir al
superior en el espacio rural: 46 millones contra 43 millones7 •rrama:ñct' del &rado médlnnre la privatización (deststaclzaclón) de empresas. y servidos póbti.-
El incremento de la pobreza ha ido acompañado de un !a!'llbiéo brutal cos, terminar con el déficit fiscal y abrir hs meréados nacionales con el objetivo de acrecentar
-probablemente desconocido en, al. menos, los tiempos conrer;>p?ráoeos;- au- inversiones de capital externo que posibiliten un mayor creclmlenro económico. Más específi-
mento de la desigualdad de la dimibución del ingreso Y, a fortum, de la r~que­ ca.menre. la estrategia del Consenso de Wushingron defiñe diez. pr1ndpíos de política económi-
ca apJicables mediante «paquetes11 ' de recomendaciones pol!dcas en tres materias: reformas ma-
za. En contraste con la década de 1980 -la llamada, por la Cl!Plü., "década per- croeconómicas. J;eformas en ·.et régimen de comercio exterior y Fomenro del desarrollo del secror
dida" para el desarrollo-, la de 1990 registra imporran~es mejoras en los privado de la economía. En el plano macroeconómico, se encuentran la reforma y el disdpHna--
indicadores macroeconómicos, aunque la recuperación no deja de esrar atada miento fiscales. Ja racionaliiación y el control del gasto público. la Iibemdón fip.anci~. En
a las turbulencias financieras producidas en el plano internacional (comenzan- , ' cuanto al régimen de comercio exrerlor, se propone la libemclón de las hnporradones. L1. elimi-
nación de subsidios a Industrias no competlrlVllS, la. reducción de mrlfñs aduaneras y la Ubera-
i;\ Hay datos esm:dfsdcos más recienres, pero he tomado los del afio 2001 por el valor sim- clón de la rasa de cambio ~ en su defeeto. su fijación en una banda competitiva. Finalmente,
bólico de este afio, el primero del siglo XXI. ._ · • en la tercera de las materiaS, se apunta a favorecer al sector pt'ivado mediante la desestatización
14 Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPA!.), Panorama tm:tPl de o prlvatizadón. Como se prefiera, el esrablecimiento de garantfas n los derechos de propiedad
Amir/en. Latbuz 2000-2001, Santiago de Chile. p. 14. Disponible en Hnea: <WWW.eclac.cb. privada. la desreguJaci6n y lá captación de inversiones financieras directas. '
MIRADAS DE CONJUNTO LA DEMOCRACIA EN AMÉRJCA LATINA, UN BARCO A LA DERIVA... 101
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~:rica. Asintismo, el carácter volátil, especulativo que adquiere el movimiento de pobres, la mayor dis~anda se presenta en Brasil, donde el decil más acomoda-
capirafes externos contribuye a la generación de resultados francamente perver- do tiene un i11greso 32 veces superior al de la suma de los cuatro primeros de-
sos en buena parte -cuando no la mayor- de las sociedades de la región. ciles, al tiempo que el promedio simple de la región equivale a 19.3 veces"l8
Las pollticas neoliberales (conservadoras) de los años 1990 han producido Para la CEPAL, 7 ~ .los valores arriba indicados representan, en algunos casos,
una brutal fragmentación social, traducida en ruptura de los lazos de solidaridad una mejorJa respecto de la década anterior, sin dejar de ser terribles. Asl, Brasil
y exacerbación de las desigualdades sociales.76 Tanto, como para poder decir que (donde las pollticas del Consenso de Washington se aplican mucho más mo-
ha generado un régimen de apartheíd social, toda vez que su consecuencia y ma- deradamente que en otros paises), Chile (donde el gobiemo de la Concordan-
nifestación más visibles son la segregación sodoeconómica y cultural de grandes cia atenúa el salvajismo pinochetista) y Panamá reducen la proporción de ho-
mayorías demográficas. Este apartheid social opera en dos registros entrelazados: gares pobres en más del lOo/o, mientras Costa Rica, Guatemala y Uruguay lo
el de cada una de nuestras sociedades, consideradas en su dialéctica interna, Y el hacen entre el 5% y el 10%. En contraste, Venezuela se sitúa en el polo opues-
del mundo globalizado. E11 uno y otro, las distancias que existen entre hombres to, incrementando el número de hogares pobres del 34% al 46% a lo largo de

y mujeres ubicados en diferentes planos de la pirámide social se han tornado cre- la década de 1990. También Argentina es un pais que ha incrementado el nú-
dent<;:mem:e mayores. El impacto es de tal magnitud que fa tendencia estructu- mero de pobres: el primer lustro del siglo XXI presenta indicadores que mues-
ral. y la lógica misma del régimen se orientan -de no mediar una acción correc- rran que la desigualdad es mayor que en la década de 1990, que, a su vez, su-
tora del resto de Estado que queda- hacia una aún mayor desigualdad social. Las pera a la de 1980 y ésta, a su turno, a la de 1970.
úh:irnas elecciones en Bolivia, Brasil, Ecuador y Uruguay muestran, en una pri- A juicio de los analistas de la CEPAL, la mayoda de los hogares latinoameri-
mera lectura, que porcentajes significativos, incluso mayo~itarios, de los ciuda- canos pobres vive e~ viviendas sin acceso a agua potable y con más de tres per-
danos han expresado inequívocamente un dictum por un cambio estratégico, in- sonas por cuarto~ Se caracterizan, también, por uuna alta tasa de dependencia
cluso sin romper los marcos del sistema capitalista. demográfica y baja densidad ocupacional", con un jefe de familia escasamen-
Según la CEPAL, sobre el final de la década de 1990, "la desigual distribu- te escolarizado (me,nos de tres años) y en ocasiones desocupado. Los hijos -ni-
ción de los ingresos continúa siendo un rasgo sobresaliente de la estructura ños y j6venes- pose~n, también ellos, un escaso acceso a la educación y se in-
económica y social de América Latina, lo que le ha valido ser considerada la corporan tempranamente al mercado de trabajo, aunque muchos de ellos no
región menos equitativa del mu11do"P Así, es dable apreciar que el lOo/o de esrudian ni trabajan.
los hogares de mayores recursos se apropia de la porción más significativa de los
ingresos y, por cierto -aun cuando sea más dificil de ·precisar- de la riqueza. En términos abs~lutos, poco menos de 77 millones de habitantes de la región re-
siden en _viviendas hacinadas) condición que caracteriza al 29o/o de los pobres y al
Excepto Costa Rica, Cuba y Uruguay, ese estrato percibe en todos los demás
6% de los no po'l,res. A su vez, 165 millones de personas, de las cuales más de 109
paises de la región más del 30% de los ingresos, aunque, en rigor, en la mayo-
millones son pObres, no tienen acceso al agua potable. Asimismo, el 39% de los
ría de ellos ese porcentaje ·supera el 350/o, contrastando· con la situación del
130 millones de P.er.Sonas que viven en un hogar cuyo jefe tiene menos de tres años
40% de los hogares más pobres, que perciben entre el9o/o y el 15% de los in- de esrudio son pobres. 80
gresos totales. En Bolivia, Brasil y Nicaragua, el quintil (20%) más rico tiene
ingresos per cápita más de 30 veces superior a los del quintil más pobre. c•En .
~' En síntesis, Amé~ica ;Latina es hoy la región más desigual dd mundo, siendo
el caso de la relación de ingresos entre el decil·m·ás·rit:o y lo_s cuatro deciles más el promedio de diferencia entre el quinril más rico y el más pobre del orden de
las 27 veces, en 200 l. El 40o/o de los hogares recibe, al comenzar el nuevo si-
7G En su reciente libro Amor liquido. Acerca de la fragilidad de los v!m:u!os /:Jttmanos, Zygmunt
glo, apenas el 15o/o de los recursos totales. La pobreza se agrava en los casos de
Bauman lo ha sintetizado con precisión: "La solidaridad humana es la primera baja de la que
indígenas y afroamericanos, que constituyen el 40o/o del toral de la población
puede vanagloriase el· mercada de consumo".
77 Una cuestión relevante, que na puede confundirse ni olvidarse: distribución de los ingre-
sas y ilisrribudón de la riqueza na son sinónimos. Los in·dicadores clianrita:dvos disp;::mibles ha-
78 Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), op. cit., pp. 17 y 18.
79 !bid.• p. 16
cen referencia a la primera; si dispusiéramos de otros para la segunda, seguramente, mostrarían
80 !bid., p. 18 .
que la desigualdad es codavfa mayor.
L'\. Ol!MOCRACIA EN AMÉIUCA lATINA. UN BARCO A LA DERNA. .. !03
102 MIRADAS Dll CONJUNTO
bastada con transferir- d 1% del producro para resolver el problema de la extrema
latinoamericana. En pafses de alta proporción de unos u otros, como Bolivia,
pobreza en Amérlca Ladna, pero se requeriría un 4,8% para. hacer Jo propio con
Brasil;Guatemala y México, ellos son el 60% de los pobres. l'll pobreza en general. Más allá de la controversia acerCll de la magi!Ítud de! esfuer-
La desigualdad no puede reducirse sólo a la dimensión económica, esa que zo que esto demande[ ... ] y de la naturaleza y estrategia de la fuerza polirica dis-
se mide segt1n la participación en la distribución de los ingresos. No pueden puesta a implanrarlo, queda claro que si el problema persiste no es debido a una
soslayarse las dimensiones social y cultural de la desigualdad, a menudo más imposibilidad práctica de solucionarlo, sino de la inexistencia de una voJunrad po~
difíciles de reducir que la económica. (Piénsese, por ejemplo, en el caso de la Jfclca decidida a enfrentado resueltam-em:e.
informática -el acceso y/o la inaccesibilidad a ell.,._ como consriruyente del ca-
pital social). Las eres dimensiones se interrelacionan, solapan y rerr~alimentan. Según bien se sabe, las pollticas neoliberales han cercenado fuerremenre los de-
No es necesaria demasiada perspicacia para advertir que esta cuest1ón nos lle- rechos de ciudadanía social -esa conquista que permitió, en los propios mar-
va a la de la relación enrre democracia y exclusión o, para retomar la expresión cos del sistema capitalista. atenuar (no abolir) las diferencias económicas y so-
clásica, entre democracia y capital\...,;o. Es cierto que puede encarársela en tér- ciales entre hombres~ ~ujeres, nlfios y ancianos ubiCados en _distintos niveles
minos de la relación entre las consecuencias de las polfticas neoconservadoras de la pirámide social- no s6lo es un ataque a la igualdad, sino una consagra-
de ajuste esrructural y los derechos humanos. En esa dirección, Eiizabeth Jelin ción de la convicci6n•del conservadurismo y de la derecha (de hoy y de ayer)
se sitúa "en la perspectiva que analiza la relación entre democr:'cia pol~ti~, sobre la designa! dad. El peligro de hacer efectiva la tentación de la derecha de
equidad económica y democracia social", para la cual "[l]a exclus16n Yla md•- pasar de la eliminación qe la ciudadanía social a la pérdida progresiva de la ciu-
gencia son la negación de.derechos fundamentales. Nn puede haber democra- dadanía polltica de los excluidos no ha escapado a las voces críticas. De all! que
cia con niveles extremos de pobreza y exclusión, a menos que se defina como Lasch"3 tenga razón al afirmar que 4 en nuestra época, la principal amenaza no
no humanos a un sector dl e a pobl acl"ó"S!
n. parece proceder de las masas sino de los que se encuentran en la cúspide de la
La cuestión, empero, no son los pobres, sino la pobreza y, más decisivamen- jerarqula social". No se trata de voces agoreras! las primeras manifestaciones ya
te, la desigualdad. La pregunta no es ¿qué hacer con los pobres?, sino ¡qué ha- se advienen en varias sociedades, empezando por la norteamericana,. en las
cer para terminar con la pobreza y, sobre todo, reducir sustand~ente -co".'o cuales la concepción del ciudadano polltico -esto es, el comprometido con la
demanda mlnima- y te!Jllinar con la desigualdad? La brutal destgualdad soc1al res publica- se va licuando en la figura del mero Votante o sufraganre, alguien
existente en América Latina es mucho más insolente, inmoral e intolerable que que concurre a ejercer el derecho de voto de vez en vez, sólo porque la emisión
la terrible pobreza. Ahora, bien: la ~liminadón de la pobrezi! ':"mucho ';'ás ~na
cuestión -y una decisión- polftica que esrricramenre económu:a. Es pom~le, m-
de éste es obligatoria (de hecho, un deber) o, incluso, porque relaciones clien-
relares le impelen a hacerlo. Más gravemente, en los países donde el sufragio
1~
el uso, en los marcos del sistema capitalista, es decir, sin una rransfOrmaaón ra- es voluntario u optativo, aparece, ya no el sufragante, sino el abstencionls~
dical de las estructuras sociales. Víctor Tockman"' señala, que, según el Banco Por otra parte, la primada del mercado y la simétrica redrada del Esrado
Mundial (en el World Deueli>pment Report de !990), ")?ara evitar la pobreza en generan un riesgo (o, si se prefiere un término ala moda, un costo) adicion.il
la .región se requerirla transferir el 0,7% del pro~uc~o, lo que sería ~q~:Vlllen:e nada desdeñable: el d~bilitamiento .:.y en ellfmite la licuaclón- de la nación,
a un impuesto del 2% sobre la renta del20% mas rJCO de la poblac1ón • En rl- entendida ésta, en losÍtérmlnos de Guillermo O'Donnell, como un arco de
(
)
gor, esa estimación se refiere a la eliminación de la indigencia generada en la dé- soüdaridades. "La fun~i6n del Estado [recuerda Casrel] es mantener la cohe- 1
cada de 1980, de modo tal que hay que sumarle la pobreza creada en la déca- sión social y l!Segurar gue una naci6n siga siendo un conjunto de sujetos, de
da siguiente. As! y rodo, añade Acllio Boron,las esrímaciones de la: CEPAL Y del grupos que estén unidos. entre sf por relaciones de interdependencia. Es inad-
Banco Mundial son coincidentes en sus trazos más gruesos: misible que deje de representar a la sociedad como un todo y se ponga al ser-
vicio de un interés pairicular". Al terminar e1 siglo xx.~ el mercado unifica el
" El"ubedt Jelin "-•Oudadanta emergente o exclusión? Movimienros sociales Y ONOs en mundo¡ pero, correlari¡vamenre, alimenta la fragmentación y la agresividad "'"
América 'Latina en Jos • años
' ~·-··· d de e·1e:nc1as
90~>., en Sociedad. m.ím. B. Buenos Aires, FdCUlta ·
Soda!$, Universidad de Buenos Aires, abril de 1996. . fl5 Chdsropbe.t: Lasch, LA Tf!bdMn de !m élit::¡ y la tmic-ián a la democracia. Barcclona. Bueflos
1t2 Citado por Arllio A. Boron, ñm el búlm de Mfn(!f'VIh- JVJerétUio a~nh'.:J .dmwcracta tm el M~
Al res y Méx!C<>, l'aid6s. 1996. p• .32.
pitttli'mto de fin de siglo. Buenos: Aires. ct.ACSO. 2(!'00. p. 171.
104 MUlADAS DE CON]UNTO LAOEMOCI!ACIA EN AMJl:RICA LKJ1NA. UN BARCO A LA DEIUVA•.• !05

ligiosas (fundrunentalismos) y érnicas. Aunque expresada en otros términos, DEMOCRACIAS POBRES


la posmra de Lasch es coincidente: "Lo que subyace a ambos procesos -el de
unificación y eJ. aparentemente contradictorio hacia la fragmentación- es el Mirada desde una,perspecdva meramente institucional_, la apariencia muestra)
debilitamiento de la nación-Estado. El Estado ya no puede contener los con- a lo largo de las dos últiml!S décadas del siglo XX y los primeros años de! XX!,
flictos étnicos ni, por otra parte, las fuerzas que impulsan hacia la globaliza- una consolidación de la democracia. Pero se trata sólo de una definición res-
ción".B4 Al ser incondnenre y abrir paso a la disolución de la cohesión socíat trictiva de democracia: hay elecciones periódicas, en muchos casos limpias y
el Estado de los neoconservadores socava también las bases de un orden po- transparentes, si bien todavía persisten mecanismos dientelares e incluso casos
lítica democrático. Hace ya mucho tiempo que ThomM Paine, en los albores como e! del sonado fraude en las elecciones presidenciales peruanas de 2000,
de las luchas por las primeras democracias pul/ricas, advirtió con precisión o el triunfo bien amañado de Jean-Bertrand Arisride, en HaitJ, entre otros; hay
que el.poder democrático sólo es posible cuando la gen.te "mutua y natural- alternancia de partidos en el ejercido del gobierno, incluso en México, donde
mente se apoya entre sC1_, marcando la distan da respecto del poder ímperial y la hegemonía absoluta delrru, verdadero Partido-Estado, se habla prolongado
su carácter cualirativamente diferente: «si~tmpre re11Uítt> y-ejercido lejos de don- a lo largo de siete 4écadas, configurando lo que algunos han llamado una "dic-
de vive12 los ciudadanos". 8 5 Así, el reino del mercado es la ley de calle, o la de tadura perfecra"das Fuerzas Armadas no tienen injerencia en las decisiones po-
la selva. líticas o, donde aún poseen alguna, tienden a subordinarse al poder civil -ten-
Pero se puede -y se debe- ir más allá, en procura del núcleo duro de, la dencia visible, no eJrenta de dificultades." hasra en Chile, donde todavía se
cuesdón. Así, por ejemplo, Carlos Strasser, un politólogo argentino de la Fa- asiste a una democracia tutelada y, por tanto, a un proceso inconcluso de tran--
cultad Latinoamedca!1a de Ciencias Sociales (FLACSO), ha llamado la atención sición de la dictadura a la democracia, y Paraguay- y Jos golpes de Estado al
sobre la aparente paradoja de la situación del mundo actual, camctedzada, por estilo dlÍSico no parecen probables o resultan muy difíciles de sostener, al me-
un lado, por la mayor legitimidad y expansión territorial y demográfica de la de- nos en el corro plazo.
mocracia -como nunca ames y sin rivales- y, por el otro, (![ desarrollo de la desi- La división de poderes está estatuida constitucionalmente en todos los pa-
gualdad, la exclusión, la pobre-La y el desempleo, aparentemente insólito e in· ises latinoamericanos, pero ella no es necesariamente respetada y los avances
esperado. 66 Srrasser argumenta que este proceso: en rigor) es uperfectamem:e del Ejecutivo sobre el Legislativo y el Judicial son una constan re en buena par-
posible y aun esperable" y propone, inspirándose en Antonio Gramsd, "ver a te, si ho la mayodli; de ellos. Por añadidura, hay casos (Argentina, por ejem-
la democracia [..•] como la clave de bóveda polltica del sistema [capitalista],la plo) en los cuales l;i. ·administración de la justicia ·esrá altamente subordinada a
que cierra el sistema y la <JUe rambién lo iegitima y/o disfraza, tal corno disfra- los intereses polfticos (en primer lugar, los gubernamentales). Se aprecian tam-
za en buena medida lo que el sistema necesita que sea disfrazadotl. Se trata de bién situaciones de generalizada inobservancia de las disposiciones legales (Ar-
una Hnea 1nteresante, a la cual será bueno orestar mucha atención, tarea que gentina, otra vez), tanto en lo que atafie a los derechos cuanto a los deberes.
encuentra un aporte valioso en el libro de Ellen Meiksins Wood67 y sobre la En consecuencia, el Estado de derecho es frágil. El presidencialismo se ha
que he hecho alguuas consideraciones en la "Introducción" a este libro. acentuado por doquier, en algunos casos (Argentina, Perú) refurzado por la in-
troducción de la cláusula constitucional que permite la reelección inmediata y
por la consagración del poco republicano procedimiento de los udecretos de
necesidad y urgencii' que puede promulgar el presidente.
»~ Christopher Lasch. op. cit•• p. 48.
115 Sheldon \Volln, "Los dos cuerpos po1fcicos de la sociedad C$tadounídensen, en Crlrlca y La ciudadanía política es prácticamente universal, pero en la práctica se asis-
Ut{)p/a. Latbtoamericnrut de Cicuclm Sf/t:ittlu, ndm. 9t Buenos Aires, mayo de 1983~ p. 73. te a ~a licuación del ciudadano en mero vomnre1 cuando no en abstendonis~
!!í· Cttrlos Sttasser, DJ:mocmcia y dt:Sígualdnd. Sobn: fa ''democmda real" a fiues del sigir> ~ ta. As!, la abstención -una de las manifestaciones de la creciente aparfa polfrl-
.Buenos Aires, CLACSO y ASDl, 1999; y "Democracia y desigualdad"t en.Elpolitólogo, año~ núm. ca- es considerable en muchos paises y hasta crece en países en los cuales el voto
1, Buenos Aires, primavera de 2002.
n7 Ellen Meiksins Wood, Demacrada contm. c11p#a!i'smo. La l't!novnción•del materialisrn,o !J]$...
es obligatorio, como bien ilustra el caso de Argentina, un pa!s donde los por-
rárico, Mé:<ioo, Slg!o XXI, en coedidón con el Cenno de lnvestigaci~nes lmerdisdplinarias en centajes de participación en las elecciones han sido histórierunenre muy altos
Ciencias y Humanlclacles de la Universidad Nacional Aut6no!'ntl, de México, 2000. (arriba del 80o/o). La pérdida de confianza en institucíones centrales de la de-
lOS MIRADAS DE CONJUNTO
'
LA DEMOCRfF!A llN AMÉRICA LATINA, UN SARCO A LA DERIVA...
'
107

moceada liberal-partidos políticos, Congreso Nacional, Poder Judicial- es un La corrupción del'tro de (o tolerada por) los niveles más altos del Estado
indicatlor clave de las poco más de dos décadas de democracia. En América alienra su práctica en todos los escalones de la burocracia y en la propia so-
Launa en conjunto, segán los estudios de Latinobarómetro, esas tres instltucio- ciedad. La ausencia d~ lineas directrices para la lucha frontal qonrra la corrup-
nes y la policía son las instituciones con menor confianza de la cludadan!a, si ción, por parte de la ¡cúpula del poder, no hace más que alimentar su prácti-
bien en 2004 se constataron incrementoS respecro de 2003: en los partidos, del ca en los escalones s~balrernos. La extensión de la corrupción estructural no
11% al18%; en el Congreso, dell8% al 24%; en la justicia, del20% al.32%, es ajena a la pérdida de credibilidad en los políticas y en los partidos políti-
y en la polida, del28 al37%. •• Otra de las ideas centrales del InfOrme delPNUD cos, en las institucJolfes estatales en general. comenzando por el Congreso y )
lo ratifica: "Las instituciones políticas se han deteriorado. La representación la, justicia (Argentina· es, aquí, un caso paradigmático pero no único: en
partidaria no encarna los intereses de buena parte de la sociedad. Nuevos mo- América Latina el Congreso es la institución con más pérdida de conflmza
vimientos y fOrmas de eJq>xeslón política surgen, pero aún no tienen un cauce ciudadana entre 199.7 y 2002). En el caso de los partidos, esa carencia de cre-
institucionalizado de expresión. Se necesita devoh'er>cont.,;ido y capacidad de dibilidad es inseparable de su creciente crisis de represematividad. La cues-
transformación a la política». tión no afecta sólo a organizaciones y a políticos tradicionales: de hecho, la
Otra acción corrosiva de las democracias latinoamericanu actuales es la ejer- mayor extensión de la corrupción se observa tanto en los casos de presiden-
cida por la corrupción estrucrural. Su terrible' expansión aparece potenciada res 'pertenecientes a partidos tradicionales (rales como Carlos Andrés Pérez,
por, o al menos asociada a, la geoeralización de la globalización neoliberal-conr en Venezuela¡ Ca.rlos.Menem, en Argentina, y Carlos Salinu de Gorrari, en
servadora, No estoy postulaodo una relación directa entre una y otra. En rigor, México), como en lof de reales o supuestos out.siders de la pol!rica (casos de )
la corrupción estructural no es una novedad producida en la década de 1990: Fernando Collor de Melo, en Brasll, Alberto Fujimori, en Perú; Abdalá Buca-
ella exisre desde mucho antes, incluso es socialmente acepeada y practicada tam y Jamil Mahuad,, en Ecuador). Un buen ntimero de dirigentes sindicales
(dentro de cierros límites: evasión impositiva, coima a policías, conexiones clan· aparece asociado, desde largo tiempo atrás, a la corrupción estructural (hist6·
destinas a servidos de agua. luz y teléfono, por ejemplo}, alcanzando niveles ex- ricamente expresada i"1 el charrismo mexicano, la burocracia sindical argen-
cepcionalmente altos ya no sólo en los casos clásicos de la Colombia dominada cina, el peleguis:ma brasileño). Aunque se habla menos de ella, ramhíén debe
por el narcotráfico, el Mérico hegemonizado por el Plll y el Paraguay estroni ... tenerse muy en cuenta a la corrupción de empresarios y gestares de operacio-
ta, sino también en Nicaragua, Argentina, Bolivia. Lo que la década de 1990 nes financieras. : ,
riene de novedoso, al respecto, es)a expansión y la mayor visibilidad de la co- La corrupción horada la con/lanza en las instituciones políticas y en la pro-
rrupción estructural, a las que no son ajenos los procesos de privatización de pia democracia, situa<;ión que se toma aún más grave cuando, como en. el caso
empresas estatales -esto es un traspaso de rlque:ta del Estado al sector privado-, argentino, no hay vin:palmente sanciones, ya no ejemplares sino de mera y ele-
campo más que propicio para la apropiación ilegítima de recursos monetarios. mental justicia. En ese sentido) no es un dato menor la constatación arrojada por
Los efectos corrosivos de la corrupción son amplios. Se sienten en la eco· varias y sucesivas encuestas de opinlón pública, según las cuales los jueces (o 1"
nonúa, privando de recursos al Estado, distorsionando el mercado y operando jusrlcia), los polfrlcos y los dirigentes sindicales gozan del menor grado de credi-
como un inlpuesto regresivo; en la política, restando. credibilidad en los polí- bllidad (no superior, en el mejor de los casos, al 15%). Esos indicadores no son
ticos, los gobernantes y las propias instituciones; en la sociedad, minando el
(
sensible1nente mejores en América Latina en conjunto: para Lacinobarómetro.'
acatamiento de la legalidad y las redes de cooperad6.n y solidarided; en la cul- el Poder Judicial {33%), el Congreso Nacional (27%) y los partidos pol!cicos
tura, geoerando prácticas y opiniones peiiDisivas de las "bondades" de la vena- (20%) son las tres insciruciones con menor confianza ciudadana, si blen el am-
lidad y negativas sobre la "estupidez" de la observancia de los deberes, las que biguo "las personas" tiene también el 20%. En contraste, la Iglesia católica
devienen tradici6n y refuerzan la continuidad de la corrupción y dlflcultan la (72%) y la televisión (60%) aparecen como las instituciones con mayor grada
lucl¡a contra ella. de confianza. Como se aprecia, el panorama no es muy alentador.
Bien mirada, la enensión de la corrupción no es un dato explicable sólo
" Corpomci6n I.otinobarómetro,lnformt-.llmmum l.atinobnrómetra 2004. Una dkttda damedi- por razones propias de cada sociedad. La corrupción incluye, como es obvio,
doner. Santiago de Chlle.-agosro de 2004, p. 33. Disponible en línea: .::www.latinobaromecro.urg>. la vinculaci6n entre dos o más partes (quien solicita la coima y quien la acep-
108 N;llt/IJ)AS DE CONJUNTO l.A DEMOCRACIA EN AMÉRICA LITINA, UN !>ARCO A l.A DERIVA. •• 109

ta; quieala ofrece y quien la recibe). Muy a menudo, una de esas partes está La democracia encuentra su mayor nivel de credibilidad -como es previsible-
representada por personeros de empresas extranjeras. Tal situación se suma a en los dos países· con más larga práctica en ella, Uruguay y Costa Rlca, donde ai-
un conr:exto que expone a las demacradas latinoamericanas a intensa doble C!lll2a al 77%. Notablemente, Venezuela no se encuentra muy lejos, con el 7.3%,
presión, una endógena, la otra, exógena. La segunda proviene de la política mientras das de los paises considerados grandes, Argentina y México, registran el
exterior norteamericana> especialmente orientada en dirección belicista e in.. 65% y el63o/o. En·conrrasre, Brasil, con apenas el37%, se sitúa en el escalón más
tolerante después del 11 de septiembre de 2001. Se exp~;esa de diversas ma- bajo, no muy lejos de Colombia (39%), El Salvador (49%) y Paraguay (41%).
neras, pero siempre con grosería; harto grosera. en -~.1 caso de Venezuela. En Chile, una de las secuelas de la larga dietadura pinochetista se aprecia en un
Bolivia y, peligrosa, en Paraguay. Pero aquí y ahora me interesa destacar el pa- apoyo. a la democracia por parte de s6lo la mitad .de la ciudadanla.
pel de la presión endógena, pues remire a los sujetos sociales y políticos prin- Chile y Ecu~¡lor (con el 31 o/o y el 27o/o, respectivamente) son los paises en
cipales a la hora de resolver la consr~;ucdón de un ~;égimen politice. Las buJ:· los cuales la indiferencia poJ: el tipo de régimen alcanza los valores más eleva-
guesías ya han dado muestras de desdén por la democracia si ella atenta dos.. En camb1¿~_·Cosra Rica y Uruguay, arra vez, presentan los más bajos~ con
contra sus intereses inmediatos~ como lo prueba elocuentemente el caso de el 7% y el 9%, respectivamente.
Venezuela -tallto cumdo el abortado golpe de Estado contra el presidente La satisfitcción con la democracia es mayor emre los costarricenses (75%), se-
Chávez (con una inequívoca apelación a la lógica de la guerra, en detrimen- guidos por los hond~efios (62%), y menor entre paraguayos (7%) y a~;gendnos
to de la lógica de la política), en abd de 2002, cuanto ellocle-outde diciem· (8%, dato bien relevante, pues en este pals e! apoyo a la democr:acia es de 65%).
bre del mismo afio- y menos visiblemente el de Argentina, a partir de illcicm· En Uruguay es del 53%, en Chlle, del27o/o, en B~;asil, del2l% y en México, del
bte de 2001. 18 por ciento.
Indicadores cuantitativos confiables muestran una situación ambigua por La confia<1za en las Fuerzas Armadas es del 38%, en promedio de quince de
oaJ:te de los ciudadanos latinoamericanos respecto de la democracia. Si bien los países anlllizados, al=ando su nivel más alto en Brasil (61 %), Colombia
hay algunas señales posit~'V'a.S a las cuales conviene prestar a.tenciónt aun con ro~ (57%, cifra bien reveladora teniendo en cuenta la CXÍSJ:encia de fuerzas guerrille-
da la relatividad que se quie~;a, hay otras que son muy preocupanres. En ese ras), Venezuela {54%), Honduras (53%) y Chlle (50%). En cambio, Guatemala
sentido, !os datos que surgen de !Ós ~;elevamientos de opinión realizados por la (25%), Paraguay y ArgeÍttina (ambos con el30%), presentiD el grado más bajo
ya clásica organización Latinobarómetro, con sede en Santiago de Chile, son de confianza. nada extraiio si se recuerda el horror provocado por las políticas re-
reveladores. As!, por caso, e[ informe de mediados de 2002 indica que, al me- presivas utilizadas po~; los militares guatemaltecos y argem:inos y la larga vincula-
nos en caro~;ce de !os diecisiete paises medidos, la mayorla de la población en· ción de sus pares paraguayos con la pmlongada dictadura del general Stroessner.
cuesrada adhie~;e a la democracia (56%) y distingue daramente el sistema: po- La misma inVestigación muestra que el 50% de los entrevistados escl dis-
lírico de las cada día menos confiables y represenrativas clases dirigentes.ll!l puesto a aceptar un gobierno autoritaJ:Ío si éste resuelve los problemas de la so-
Empero, ia satisfacción con la democracia ha caído diez puntos, del 37% al ciedad, y el 37% opina que se puede pasar por encima de las leyes. Asimismo,
27% (promedio regional), en el lapso de un año.90 el lB% (dos puntos más que en 2001) es indife¡;ente al tipo de régimen (demo·
crático o no democrático). Al mismo tiempo, se advierte el predominio de tma
IH1 La investigación se re-alizó en Argentin"4 Bolivia, Bi:asH. Chile1 Colombia, Costa Rica,
concepción minimalisra de la democracia, reducida a la existencia de libertan y
Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras1 México,. ~ic~ag1;1a, l'~an::á, Paraguay. Petó, Uru~
elecciones, sin cOnceder relevancia a otras caracrerlsticas de la democracia. «lfn
guay y Venezuela, dejando fuera a los cuatro paises ladnolitÍledcauci: del Caribe (Cuba, Re..
pública Dominicano, Haid y Puerro Rko}. 50% de los ciudeclanos de la región quiere defende.. esos dos valores, tener pre-
!la- El apoy-o a ia democracia en América Latina es inferior al regisr:rado en Europa (78%) • sidentes elegidos y tener libertades civiles. Un 52% wnbién cree que !os parti-
.África (69%), Asia {61%) y ligeramente superior ai de las llamadas 11nuevas democracias de dos polltícos y el: Congreso son indispensables, pero en promedio no le dan más
Europ11 del Este" (53%). La satisfacción con la democracia es, entre los p:dmeros, bastante me- de un 14% de c;onfianza a los partidos. Un 29% solamente le tiene confianza a
nor qu"ela expresada por africanos (58%)~ asiáticos (55%)1 e~ropeos.q'ccidenmles (55%} Y ape»
nns superior a la que indican los europeos del este (29%); Etírcibáróineu:O'á'flallza a los países de los gobiemos y = 36% los aprueba".' 1 El mismo estuillo sellala:
ía Uniórt Europea, Afrobnrometer a sólo 12 pafses del contlneme y 1Vew Demcn:rm:ks 13arometer
a 9 países de la Europa antes comunism. !JI Corporación Latinobá.tómetro, op. dt,. p. 4.
\

llO MIRADAS Dll CONJUNTO LA DllMOCRAClA EN AMiíruCA LATINA, 1JN BARCO .A LA DERIVA.•• lll '

El respeto alas minorías, d gobierno de la mayorJa, d sistema de partidos y la fun. ricos. En este sentido, el problema parece radicar no ranm en lo que se dice,
ciQn del parlamento, bienes políticos esenciales de una democracia, carecen de im~ sino en lo que se calla u oculta, es decir, en lo que Rafael del Águila ha llama-
parranda para los ciudadanos de América Latina. do efo= CNN.94 Del.mismo modo, la libertad de preosa es matizad!!, cuando
En primer lugar, las elecciones [27%] y el desempeño económico [16%] son los no desvirruada, por 1~ Gonformación de gmndes conglomerados que controlan
sinónimos de la democracia para los ciudadanos de América Latina, lo que demues- numerosos medios d.e infurmación y ahogan, por ejemplo, a medios m!ls pe·
tra claramente su mayor debilidad, el hncer depender el apoyo del sistema demo- queños (en el caso argentino, de las grandes ciudades del interior:· en. muchos
crático del ingreso digno de los ciudadanos en el olvido de los bienes poHcicos.92 casos áhsorbiéndo1os'por compra). En este caso, ya no es el auror1tansmo po-
Jltico sino las normas de un mercado oligopolizado las que atentan conrra la
No es un dato menor la cons~atación arrojada por varias y sucesivas encuestas democratización del.espacio público. De hecho, el peso de la prensa partida-
de opinión pública, según las cuales los jueces (o la jnsticia), los po!Iricos y los ria cl!lsica ha disminuido de tal manera que es casi irrelevante como medio for-
dirigentes sindicales gozan del menor grado de credibilidad (no superior, en el mador de opinión, cediendo lugar a gmndes conglomerados multimedia per-
mejor de los casos, al 15%, si no menor). En contrapattid<t, el mayor gmdo de tenecientes a grupos¡empresariales, a menudo transnadonalizados, devenidos
credibilidad lo ostentan los periodistas y los medios de comunicación de ma- en dueños de poder polttico.95 ;
sas. Esra cireunsrancia es úna anomalía en un sistema democrático y no debe La pobreza de la democracia es, obviamente, debilidad, fragilidad de la de-
tomarse ligeramente: las empresas propietarias de los medios obedecen a sus mocracia. Las condiciones sociohisr6rlcas de desarrollo de la democracia e, in·.
propios intereses (económicos, políticos) y no estÁn exentas de acuerdos con duso, de la idea de democracia, en América Latina se han desplegado, en la
partidos, dirigentes ylo funcionarios -lo eual implíca condicionamientos de larga duración, de un modo tal que han llevado a ese resulmdo. He. señala~o
mayor o menor inrensidad-, adem!ls de carecer de mecanismos de selección y ya el peso de las matrices societales. Pero los obstáculos no se encuentran solo
control por pan:e de la ciudadanía, y no alcanza con dejar de·comprar un día· en ellas: también debe prestarse atención a la persistencia de componentes ta·
rio, de ver un canal de televisión o de escuchar una radioemisora. En buena les como debilidad -cuando no ausencia- de una burguesía genuinamente de-
medida, esto se debe a la creciente concentración de la propiedad.de los me- mocniclca9G (un datq clave cuando se rrata de construir una demacrada Pl:>e-
dios de comunicación de masas en pocas empresas, lo cual reduce tanto las po·
sibilldades de un efectivo pluralismo como las opciones de los ciudadanos con- 114 ttEste efecto, como es conocido, designa esa caracter!stica de la globaiización de 1\cuerdo
con la cual la realidad existe exclusivamente en términos de medios de comunicación de masas.
sumidores de esos medios (disminuye la calidad de ciudadanos y se incrementa
Lo que aparece en pantalla es relevantes lo que se oculta al ojo de la cámara desaparece~> (R.afa.el
la de consumidores). Según Alejandro Mufio:z,..Alonso Ledo,93 "[e]n la demo· del Águila~ 'lCiud.adanfa global. Riesgos. I!mires y problemas", en Manua! Balado Y J. ~on:o
erada actual, quien tenga el poder de los medios de comunicación (y no de los Garcla Regueiro (dirs.), Lrl Declntación Unhlmal tle los Dereth(Js Httmanos en stt 50 nnrver.r:m.o.
medios de producción simple.rnente) probablemente tendrá el poder polltico Barcelona, Bosch. 1999 •. pp. 45 y 46). . .
mmbiéri'. :>5 Escapa aJas posiblJiclades espaciales de que dispongo añadir otras conslderacto~es sobre
la cuestión. pero em:iend9 .relevante, al menos. señalarla. Ésta es ramMén ~a. preocupactón Y·~ en
Esa situación merece mayor atención de la que suele prestársele, especial- cierra medid<t, la posklón de[ investigador de la Universidad de Vll!ladolu:l# José Luls CasuHo
mente respecto de la ficción de democracia que se construye a partir de la cre- Vega, "Democracia medtárlca. concentración de los medios de comunicad6n y menti.ra p~líri~
dibilidad asignada a los medios y a los periodistas y de la construcción de la rea- ci' en Anales df!! la Cdt«drz¿ Pnmcilco S1táre;s¡ núm. 34, Granada. 2000, pp. 29-43. qu1en s:nte~
lidad por parte de ésros, en particular, la televisión (con la primada de la tiZ::muy bien el resultado de la primada de los :medios sobre la poJidca y las instituciones de la
democracia: "una democracia sin ciudadanos", en la cual "la acthrldad política se ha trasladado
imagen sobre el contenido y. sobre todo, la reflexión). Es significativo el trata· del Parlamento (ámbito privilegiado de! pensamiento del liberalismo pnUclco] a Ja-relevísión"',
miento que los medios dan a la información originada en movimientos socia- los sujetos políticos se red'ucen dré.srkamente y la ausencia de reflexión y .de comro~es Jurídicos
les o políticos conresracarios, o a las posiciones de intelectuales o polld""'~ cr!- (como ocurre en !os so.nQ.eos de op1nión por Intemer o los votos telefónicos durante cl trans-
curso de programas de opinión). V éas~ también, Giovanní Sartori. Ho'T(lO videns. Lasót:iédtid ft-
f>2Corpomdón Ladnobar6metro7 op. cit.~ p. 11. ledirigldr:, Madrid, Tauros, 1998. •
sG Que el árbol nO tape e1 bosque: las burguesías se presentan hoy-no necesarmmen:re son-
93 Alejandro Mui'i.oz..Alonso Ledo. "La democracia medíática" 1 en Alejandro Muñoz-
como democráticas, porque la democrnda es, en ht situación actual, el medio más eflcaz para
Alonso Ledo y Juan Ignacio Rospir (comps.)~ Democrndf1 mediática y campafifiS electorales,
Barcelona, Arlet. 1999~ p. 16. :lsegurar y reproducir su dominación.
"'·.
112 M !HADAS DE CONJUNTO LA DEMOCRACIA EN AMÉRlCA LATINA. UN BARCO A LA DERIVA.•• 113

·.:..
ral representativa), situación de dependencia económica (a veces incluso poH- He compartido ;iempre -y sigo compartiendo-la lúcida precisión-aclaración
tica), debilidad de la sociedad dvii, prácticas clienrelares y corporativas) corrup- del Chico de Oliveira. Pero esta vez me voy a permitir jugar con la ambivalen-
ción estructural, los legados del Estado burocrácico-patrimonial de la colonia, cia y con la posibilidad de emplear ambos términos.
el caudillismo, el militarismo, el peso excesivo de la Iglesia católica y el cleri- La historia de la región muesrra que, históricamente, la lucha por la demo-
calismo> las características de la cultura poHr:ica, entre otros. Estas carencias cracia liberal modifica las acciones de los sujetos y los papeles de los actores
bien podrían sintetizarse, a modo de hipótesis, en estos términos: en América respecto de la construcción de regímenes políticos democráticos. Así, se supo-
Latina, la democracia capitalista no ba podido establecerse, tti mucho nzenos ne que la burguesía, en tanto sujeto fundamental del capitalismo, es tanto su-
consolidarse, por ausencia de -una revolució1z burguesa. 97 En América Latina ha je~·o cuant~ a~tor de la democracia capitalista. Mas la evidencia empírica, his-
habido, en el mejor de los casos, según he sostenido m.ás arriba, revoluciones tórica, muestra que en la mayoría de las sociedades latinoamericanas no' es hoy
pasivas dependientes, si se quiere decirlo en términos gr'amscianos; o moderni- -ni lo ha sido antes- ni uno ni otro. Por el contrario, su acción es, en el pasa-
Zaciones conservadores dependientes, si se prefieren los de· Moore; o bien moder- do y en el presente, antidemocrática, en primer lugar, en relación .a la propia
...,
nizaciones de lo arcaico que son simultáneamente atcaiZaciones de lo moderno, democracia liberal.
si se opta por la proposición del gran sociólogo brasileño Florestan Fernandes. :r En cuanto a las clases subalternas -proletarios, r:rabajadores:o campesinos,
.' ~¡
·''. incluso las clases medias urbanas-, las cuales no siempre hacen de la democra-
cia polftica una ~~:mquista a lograr. no se espera que sean sujetos democráticos
DEMOCRACIA S!N SUJETOS Nl ACTORES DEMOCRÁTICOS Y SIN CIUDADANOS (respecto de la: democracia liberal o capitalista). Ello se aprecia mejor en la his-
toria del movitnien1:o obrero latinoamericano, pero la explicación no puede re-
Años atrás, muy agudamente, Francisco de Oliveira98 se pronunciaba en con~ ducirse al hecho de que la democracia representativa o liberal es entendida co-
tra de ;·. ¡ mo una forma política de dominación burguesa. Es claro que los anarquistas,
en muchos paises predominantes, ocluyen toda posibilidad de Jucl1ar por ella.
la atenuación, en boga, que implica reducir los sujetos a "acwi-es"; la vieja lección Del mismo modo, los anarco-sindlcalistas tampoco reivindican la eficacia de
gramatical enseña que, en la oración, el sujeto es el que realiza la acción o el que la lucha polítiCa y parlamentaria, exaltando, en contrapartida, al sindicato co-
la dirige, en canto que los 11actores'' representan un saiptpreviamente ensayado en la mo vehfculo de transformación societal. El caso argentino, donde esta corrien-
tradición clásica; en la moderna, la asimilación o la elevación del "actoru a un con-
te es hegemónica d1,1ranre varias décadas -y en cierro sentido, se prolonga en
cepco-caregoria analítica corre los riesgos del teatro moderno o del cine: los acto- .• ¡
el peronismo- es bien elocuente, contrastando eón el chileno, donde el predo-
res cambian de papcl, improvisan dentro del sript o la elábora~ dentro de la mis~
ma representación.
mfnio de las corrientes marxistas -socialistas y comunistas- se expresa en una

temprana y sólida articulación entre lucha sindical y lucha polftica, correspon-
diendo la dirección de las acciones al partido obrero y no al sindicato. No es
casual, pues, qU.e.~el movimiento obrero chileno tenga-como· el boliviano- una
!>i En este sentido, soy cributario de la proposición marxiana, retomada más tarde por historia de lucha por la democracia polftica que no se encuentra en muchos
Barringwn lvfoore en su esdmulanre estudio sobre los orígenes sociales de la dictadura Y de la ',,
otros casos.
democracia, según la cual una burguesía urbana "vigorq~~ . ?_i~pe~en~.~~,nte ha sido un elemen~ .·.:: .
to indispensable en el desarrollo de una democracia parlainemaria.. Sln bUrguesía no hay demo~ A su vez, 1~ experiencias populistas y las revolucionarias -México, Bolivia,
e rucia" [liberal] (Barringwn Moore, Jr., Los orlgmes sociales de la dictadmn y de la democntcia. El '· .· Cuba- son más efectivas en integrar las clases subalternas -las masas- a la na-
setior y el campesino tm lafonnadón del mundo modemo, Barcelona~ Península, 1973, p. 359). ción y a derechbs. de 'ciudadanía, sobre todo social, que en generar experiencias
Emp~ro, como he indicado en la "Introducción" de este libro, no debe olvidarse que ni siquie- democráticas peJ;durables, en tanto espado para dirimir y procesar disensos. Sin
ra las burguesías europeo occidentales y norteamericana han sido sujetos democráticos per se. ;: .
Más bien, la democracia moderna, capitalista, debe mucho a la lucha del proletariado. ;;, . embargo, el moyimiento obrero boliviano, en particular los mineros, es fun-
!>ll Francisco de Oliveira, "Innovaciones en poHticas económico:.:socíalesd~l ciso de Brasil", damental sujew democrático, desempeñando un papel -por tanto, siendo ac-
en Fernando Calderón y Mario R. dos Santos (coords.), ¿Hacia ttÚ1mevo orden estatal? Los ac~ tor- en el proceso abierto por la Revolución Nacional de 1952 y, notoriamente,
tares socio-ecOJJómicos del ajuste estructural, Buenos Aires, CLACSO, 19.89, p. 117. en el proceso abierto en 1982. Lo mismo cabe decir de los obreros petroleros
114 MIRADAS DE CONJUNTO LA DEMOCRACIA EN AMÉRICA LATINA, UN BARCO A LA DERlVA. .• 115

del lago de Maracaibo, en Venezuela, protagonistas fundamentaleS -pese a su jeres del mercado de rrabajo, el incrememo brural de la desigualdad social y de
númefo reducido- en las luchas contra las dictaduras mllitares posteriores a la la pobreza (hay varios paises en los cuales los pobres son el 70% o más de la
muy larga (1908-1935) del general Juan Vicente Gómez. población: Nicaragua, el 69,4%; Honduras, el 77,3%: Haití, el 83,3%), el
Ha:y más que suficiente evidencia empírica ace¡ca del carácter no demo- cosro terrible de la deuda exrern~ la desprotección esrataJ son) entre' otros, ele-
crático de las. burguesfiiS larinoamericaniiS como para creer que la proclama- menros que se suman a los agentes erosionado res de la construcción de un sis-
da adhesión actual a la democracia liberal, aun con todos•sus limites, sea sin"· tema polftico demo<;rádco.
cera. Su formidable capacidad camaleónica le impele hoy a jugar el juego El nuevo orden ~con6mico, político y cultural la.tínoamericano es, como
impuesto por la coyuntura política mundial. Pero Pinochet, la Junta Milirar todos los inspirados en los principios del Consenso de \Vashington, generador
argentina, la dictadura brasileña, la experiencia de El Salvador, para poner al- de nuevas y mayores clesigualdades, las cuales son refOrzadas por el cierre sacia~
gunos pncos ejemplos, están todavía muy próximos en el tiempo como para es decir, el proceso mediante el cual determinados grupos sociales se apropian
creer en conversiones sinceras. El informe 1998 de la Comisión Andina de de y reservan para sf mismos -o bien para otros, generalmente allegados a
Juristas es ilustrativo de una rendencia aún predominante en ciiSi toda ellos- ciertas posiciones sociales. El derre social se aprecia ranto e..'l nivdes mi-
América Latina. Después de señalar que el avance de la democracia en los pa- crosociol6gicos -atribuir una posición a una persona dada, y no a otras, por
ises andinos no es bueno) pese a. logros observables en los años recientes. se razones de discriminadón~ por ejemplo- como en el nivel macrosociológico,
destaca un hecho preocup"anre: la "subsistencia[..•] de contenidos autoritarios en el cual se produce una distribución discriminatoria de propiedad, poder,
con ropaje democrárico'~. 99 privilegios y empleo a ciertos y especfficos individuos con total o parcial exdu-
Si bien es cierio que las condiciones de construcción de demncracia son, en sión de otros.
América Latina, precarias> no menos lo es que hay intentos más serios y con- En el contexto histórico estructural y actual reseliado precedentemente, es
sistentes que en el pasado por construir regímenes pollricos genuinamente de- decir, en la larga duración, parece claro que si las palabtiiS no quieren decir
mocráticos -no siempre democracias con contenido social, una demanda que cualquier cosa, la democfí!cia política -,incluso en su forma hoy dominante, la
puede tornarse central en una región azorada por la tremenda d~sigualdad im- hberal representativa, capitalista- está lejos de esta{ consolidada en América
pulsada por las polfticiiS de ajuste estructural neoconservador-, generando la Latina. Más aún: las realmente existentes son democmcias politicas relativamen-
posibilidad de pliSar de la ficción a la esperanza. Hay (;t}ndiciones de pasibilidad, te estables, no ctmsolidadas ni. mucho menos, irreversibkr. Esnln aún más cerca
no necesariamenre condiciones de realización. La tensión en;re demanda de ma- de la precariedad que'de la fortaleza. Es como un barco que no termina de en-
yor ciudadanía a los ciudadanos -por parte de sujetos más genuinamente de- conttar el rumbo, navega a la deriva tocado en la línea de floración y amena-
mocráticos- y demanda de mayor poder represivo a los gobernanteS -por par- :tado a estribor (derecha) por piratas que sólo piensan en el botín.
te de actores democrácicos sólo por oporrunismo e inr~rés- es un buen No es aventurado• suponer que si aumentan las protestas sociales Y sobre
1

ejemplo de las dificultades a vencer. todo, dejan de ser un¡ medio para hacer buenos negocios por parte de las bur-
No obstante, la cuestión es compleja. Aunque a menudo no es planteada guesías locales. extr"*jeras y transnacionales, liiS democracias pueden seguir
expl!citamente, cuando no es soslayada pnr completo, tal Cu.estión no es nue- siendo, en América L'dna, no sólo una asignatura pendiente~ sino también ex..
va, sólo que ahora aparece resigniflcada, tras la crisis del socialismo como al- presión de una nuevd derrota popular. Es que, en contrapartida, tampoco se
ternativa al capitalismo. En efecto, ella esrriha en saber hasta dónde, tm el con- vislumbra -todavía- !una furma de democracia superadora de la realmente
texto !Jistdrko-estructural /ati¡toamericano, es posible aunar democracia Y existente o, como he ¡dicho en Ia "Introducción~' a este Hbro7 una propuesta,
1
capitalismo. La aplicación rabiosa de las polrricas propuesw pnr el Consenso un proyecto que nos ¡permita avanza,r en la profundización de la democracia ).
de Washington, la debilidad para enfrentar los aspe<;tOS regresivos de la globa- superando, dialécric;amente, la realmente existente.
lización neoliberal conservadora, la expulsión de mülones de hombres y mu- 1

Buenos Aires, septiembre de 2005


Comisión Andina de Juristas, Informe Ltttinomnericano. J!J-99.. 12, Londres~ 23 de marzo
Vil
de 1999, p. 133.
ll6 MIRADAS DE CONJUNTO LA DEMOCRACIA EN AMÉIUCi\. LATINA. UN BARCO A LA. DERIVA... 117

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