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Actividades para estimular el lenguaje en el hogar

- Sitúe al niño junto a una silla y frente a una mesa, de modo que pueda apoyarse sobre esta con
ambas manos. Dígale que se siente y pásele juguetes.

- Pregunte en voz alta: “¿Dónde estás Emiliano?”, finja que no lo ha visto y busque en el clóset,
debajo de la cama o detrás de un mueble. Siga preguntando por él. Creada la expectativa, diga con
tono de sorpresa: “¡Allí estás!”.

- Dele al niño órdenes del tipo: “Muéstrame tus ojos”, “Abre la boca”, “Mueve la cabeza” o
“Mueve las piernas”. Poco a poco podrá darle órdenes más complejas tanto a nivel motor como
cognitivo. Por ejemplo: “Párate”, “Emiliano, tráeme el libro” o “Dale un beso al papá”.

- La curiosidad en esta etapa de la vida del niño es un factor de gran incidencia en su desarrollo, y
aunque le indique que algunas cosas no deben hacerse, sus deseos de explorar lo llevarán a no
acatar su orden. En estos casos es importante que le ofrezca alternativas, como llevar sus juguetes
preferidos a lugares donde habrá cosas que el niño no pueda tocar. En ocasiones será necesario
decir “NO”, no tema hacerlo de forma categórica, ya que de esta manera el niño entenderá que
habrá límites que respetar.

- Prepare cierta variedad de alimentos para que el niño elija entre uno u otro, por ejemplo:
manzana y plátano; cereal y galletas. Pregunte al niño: “¿Qué fruta quieres?”, “¿Qué prefieres:
galleta o cereal?”.

- Muéstrele libros con láminas coloridas de diversas situaciones, coméntelas y pregúntele sobre lo
visto.

- Juegue con el niño a pasarse un auto de juguete. Repita el ejercicio varias veces hasta que se
interese en el juego. En el momento en que capte su interés y mientras él lo observa, esconda el
auto debajo de una toalla y pregúntele: “¿Dónde está el auto?”, “¿Puedes encontrar el auto?”.

- Tome entre sus manos un objeto que al niño le llame la atención. Páseselo a la vez que le va
diciendo: “Esto es mío, pero yo te lo presto”. Repita este ejercicio, si es posible, cada vez que note
que el niño no quiere compartir algo con alguien.

- Coloque frente al niño tres vasos boca abajo y esconda un juguete debajo del primero. De
manera lenta, cambie de posición los vasos y motívelo a que descubra debajo de cuál está.

- Luego de bañar a su hijo, mientras lo seca o aplica crema, puede aprovechar el momento para
masajear suavemente su rostro y labios.

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