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Antropocentrismo

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El antropocentrismo es la doctrina que, en el plano de la epistemología, sitúa al


ser humano como medida y centro de todas las cosas, y en el de la ética defiende
que los intereses de los seres humanos son aquellos que deben recibir atención
moral por encima de cualquier otra cosa. Así la naturaleza humana, su condición y
su bienestar –entendidos como distintos y peculiares en relación a otros seres
vivos– serían los únicos principios de juicio según los que realmente deberían
evaluarse los demás seres y en general la organización del mundo en su conjunto.
Igualmente, cualquier preocupación moral por cualquier otro ser debería ser
subordinada a la que se debe manifestar por los seres humanos. El antropocentrismo
surge a principios del siglo XVI, entrando ya a la Edad Moderna, y se considera
como alternativa que reemplaza al teocentrismo.
Índice

1 Controversias
2 Véase también
3 Referencias
4 Enlaces externos

Controversias

El término ha sido aplicado en modos distintos. Por una parte, ha sido empleado en
la historiografía, en la cual es un lugar común calificar de antropocéntrico a la
cultura renacentista y moderna, en contraposición con el pretendido teocentrismo
del Medioevo. La transición de la cultura medieval a la moderna se concibe con
frecuencia como un tránsito de una perspectiva filosófica y cultural centrada en el
Dios judeocristiano a una centrada en el hombre— aunque este modelo ha sido
reiteradamente cuestionado por numerosos autores que han intentado mostrar la
continuidad entre la perspectiva medieval y la renacentista.1

Por otra parte, y en un contexto moderno, se ha llamado antropocentrismo a las


doctrinas o perspectivas intelectuales que toman como único paradigma de juicio las
peculiaridades de la especie humana, mostrando un sesgo sistemático por el hecho de
que el único entorno conocido es el apto para la existencia humana, y ampliando
indebidamente las condiciones de existencia de ésta a todos los seres inteligentes
posibles. El antropocentrismo en este sentido puede tomar un aspecto cultural —como
en la representación, típica en la ciencia ficción de la Edad de Oro— del ser
humano como excepcional entre las especies inteligentes por algún rasgo, o
biológico —como en la ingenua representación de los extraterrestres como vagamente
humanoides. Esta situación ha dado origen a una extensa discusión acerca del
llamado principio antrópico —que, simplificadamente, postula que los valores
posibles para las constantes físicas universales están de hecho restringidos a
aquellos que permiten la existencia de la especie humana, aunque no haya limitación
de principio para que así sea2—, y acerca del movimiento del diseño inteligente,
que utiliza esta limitación para afirmar que evidencia el designio de una
inteligencia superior, artífice del orden del universo.

En el plano moral, en la actualidad el antropocentrismo ha sido defendido en el


contexto de la discusión sobre el especismo y la consideración moral de los
animales de otras especies, afirmando la idea de que los seres humanos son los
únicos seres que deben ser objeto de consideración moral, o que sus intereses deben
ser considerados por encima de los intereses de los animales de otras especies.3
Este posicionamiento ético del antropocentrismo ha sido replicado por quienes
defienden los derechos animales mediante el argumento de casos marginales.
Véase también
Teocentrismo
Biocentrismo
Ecocentrismo
Especismo
Teoría geocéntrica
Sensocentrismo
Perros de paja (libro) de John N. Gray.
Excepcionalismo

Referencias

Véase, por ejemplo, Gilson, Étienne (1922). La philosophie au moyen-âge, vol. II:
De saint Thomas d’Aquin à Guillaume d’Occam. París: Payot.
Barrow, John D.; Tipler, Frank J. y Wheeler, John A. (2008). The Anthropic
Cosmological Principle. Oxford: Oxford University Press. ISBN 0-19-282147-4.
Horta, Oscar, "El cuestionamiento del antropocentrismo: distintos enfoques
normativos", Revista de Bioética y Derecho, 2009, vol. 16, pp. 36-39

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