Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
DÍA 1
CONSAGRACIÓN
Que es consagración:
La palabra consagración no es una palabra que se utilice con frecuencia, aun así,
es posible que tengamos un concepto de lo que significa.
Sin embargo, la consagración revelada en el Nuevo Testamento es para todo creyente
en Cristo. No es solamente para aquellos cristianos que poseen un gran conocimiento
o para los que se consideran maduros. De hecho, como veremos más adelante, no
podemos conocer la vida de Cristo de forma subjetiva en nuestro ser o alcanzar la
madurez espiritual sin antes habernos consagrado al Señor. Esto se debe a que la
consagración es la base de cada experiencia Espiritual.
Así que, ¿qué significa la consagración? La consagración es entregarnos al Señor
para ser “un sacrificio vivo”
Como dice Pablo en Romanos 12:1:
“Así que, hermanos, os exhorto por las compasiones de Dios, que presentéis
vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro
servicio racional”.
Hemos visto cómo Dios nos puso en Cristo, cómo nos libró del reino de las tinieblas, cómo nos
ha librado del poder del pecado, del Yo, de la carne, del mundo y de Satanás. Hemos visto cómo
Cristo volvió para vivir en nosotros a fin de que cumpliéramos los requisitos justos de la ley.
TODAS ESTAS COSAS MARAVILLOSAS SON "las misericordias de Dios". Merecemos nada
menos que la muerte, pero Dios nos ha dado gratuitamente todas estas grandes bendiciones. Ahora
Dios nos pide que hagamos algo por Él.
Que desea Dios de nosotras cuando nos consagramos a él: La consagración es dar mi vida a Dios
para que Él haga Su voluntad en vez de la mía. Significa que presente mi cuerpo como
un "sacrificio vivo" a Él. Los animales que se ofrecían a Dios en el Antiguo Testamento eran
matados. Eran sacrificios muertos. Dios no me pide poner mi cuerpo sobre un altar para ser
matado. En vez de eso, Él pide que me convierta en "sacrificio vivo". Esto quiere decir que Él
desea que yo viva para Él. Pero, veamos más acerca del significado de la consagración.
Entregarnos al Señor o no, marcará una gran diferencia en nuestra experiencia de Cristo.
Cuando nos abstenemos de entregarnos al Señor y no nos consagrarnos a Él, es probable
que no tengamos ningún sentir de que está mal practicar ciertas cosas. Nuestra falta de
consagración estorbará a la vida que está en nosotros. La vida en nuestro ser sencillamente
deja de funcionar bien debido a que no tiene la oportunidad de crecer y desarrollarse.
Sin embargo, cuando nos rendimos al Señor, le proveemos la mejor oportunidad para que
Su vida crezca y se desarrolle en nuestro ser. Espontáneamente podemos sentir lo que le
agrada a Él y lo que no le agrada, lo que es de Dios y lo que no lo es. Esta sensación viene
cuando la vida divina de Dios en nuestro ser comienza a funcionar. Nuestra consagración
es la que activa esta función de vida que nos da el sentir de la vida de Dios en nosotros.
Mientras seguimos y obedecemos a Dios por medio de este sentir, crecemos en la vida divina
de manera verdadera y práctica.
Esto nos dice que la consagración es "a Jehová", y que debe ser voluntaria. Dios no me
obliga a que consagre mi vida a Él; en vez de eso, dice: "Te ruego". Dios quiere que le dé
mi vida, no porque tenga que hacerlo, sino porque le amo y deseo servirle. La consagración
es la ofrenda de una vida entera a Dios.
Una vez que yo haya consagrado mi vida a Dios, ya no podré tomarla de nuevo. Dios
espera que mi consagración a Él sea una sola vez para siempre.
1 Corintios 6:19-20
¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del
Espíritu Santo… y que no sois vuestros? Porque
habéis sido comprados por precio….
Romanos 14:8
…que vivamos, o que muramos, del Señor somos
Antes de que intentemos obrar para Dios, es
necesario que Dios obre en nosotros.
Aunque somos salvos, debemos admitir que
todavía Dios tiene mucho por obrar en nosotros a fin de conformar nuestros
pensamientos, sentimientos, decisiones y nuestra disposición interna —todo nuestro
ser—a la imagen de Su Hijo.
Dios es ciertamente omnipotente, pero en Su relación con nosotros, no actúa como un
dictador. Él respeta nuestra voluntad humana y no impone su obra en nosotros. Él
desea y necesita nuestro consentimiento a fin de obrar libremente en nosotros.
Nuestra consagración es nuestro consentimiento.
Debido a que Dios solamente obrará en nosotros si se lo permitimos, esto explica
cómo una persona puede ser salva de forma genuina por años y aún así tener poco o
nada de crecimiento en la vida divina y experimentar muy poco cambio en su ser. Dios
esperará hasta que le permitamos forjarse en nuestro ser para Su propósito.
Así que en vez de dejar pasar el tiempo o resistir Su obrar en nosotros, podemos
orarle al Señor: “Señor te doy permiso de que obres en mí. Me ofrezco a Ti
voluntariamente. Señor, Te abro las puertas de mi corazón. Entra a cada parte de mi
corazón y confórmame a Tu Persona amada en todo sentido”.
¿Qué pasa si caigo en pecado? ¿Quiere decir eso que debo "rededicar" mi vida a Dios? No, no
quiere decir eso. Si he pecado, debo confesar mis pecados a Dios para que pueda gozarme de Su
comunión otra vez, pero no es necesario "rededicar" a Dios algo que ya se le ha dado. Para que
Dios siga obrando en nosotras.