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José Carlos Mariátegui: a 79 años de su muerte

Alejandro Higueras

El Amauta José Carlos Mariátegui fue uno de los primeros marxistas en


Latinoamérica. Como hombre de acción, dedicó los mejores años de su vida
a estudiar la realidad nacional e internacional y a luchar por la organización
sindical y política de los trabajadores peruanos.

Nacido el 16 de julio de 1894, los primeros años de su vida los pasó entre la
bohemia y las publicaciones periodísticas. Conmovido en 1917 por la
Revolución Rusa, se acercó al socialismo y se solidarizó activamente con la
Reforma Universitaria. Tras su exilio forzado en Italia, su contacto con el que
sería el Partido Comunista de Italia hizo que su conversión al marxismo
revolucionario no fuera solo una mera declaración.

A su vuelta al Perú, tomo la tarea de organizar una central sindical y un


partido político que permitieran a la clase trabajadora luchar económica y
políticamente por mejores condiciones de vida y por el poder. Primero se
acercó al APRA, entonces concebido como frente único de los explotados.
Pero cuando Haya de la Torre, líder aprista, transforma al APRA en un frente
también con la burguesía nacionalista (en un “Kuomintang
Latinoamericano”), Mariátegui rompe de inmediato con él y señala la
necesidad de fundar un partido de clase, un partido obrero.

Es entonces que Mariátegui edita la revista Amauta. Logra nuclear un grupo


de trabajadores e intelectuales de vanguardia que daría luego origen al
ahora extinto Partido Socialista Peruano (PSP) y a la Confederación General
de Trabajadores del Perú (CGTP).

Moriría muy joven, a los 36 años, dejando el PSP en manos de los dirigentes
estalinistas de la Internacional Comunista, quienes cambiarían el nombre
del partido a Partido Comunista Peruano (PCP) y lo llevarían por sus
posiciones al aislamiento de las masas.

Lo excepcional en Mariátegui siempre fue la vitalidad y creatividad de su


pensamiento. Para él, el socialismo peruano no podía ser “ni calco, ni copia”
sino más bien, debía ser “creación heroica”. Es por eso que el dogma
estalinista nunca pudo tolerar que Mariátegui llegase a conclusiones tan
similares a las de León Trotsky.

Cuando el Amauta señala que “sólo la acción proletaria puede estimular


primero y realizar después las tareas de la revolución democrático burguesa
que el régimen burgués es incompetente para desarrollar y cumplir” dado
que “las burguesías nacionales, que ven en la cooperación con el
imperialismo la mejor fuente de provechos, se sienten lo bastante dueñas
del poder político para no preocuparse seriamente de la soberanía nacional”
en realidad lo que plantea es algo casi idéntico a la teoría de la Revolución
Permanente de Trotsky, según la cual en los países atrasados tan solamente
el proletariado puede ser el caudillo de la nación oprimida.

Por más que el estalinismo y muchos sectores de la izquierda hoy en día no


nieguen a Mariátegui (porque sería romper con un símbolo para la clase
trabajadora), en los hechos demuestran ir en contra de todo cuanto él
defendió. Así, plantean abiertamente la “necesidad” de ir en un frente con
sectores “progresistas” de la burguesía, como los Nacionalistas de Humala,
aún cuando el Amauta sentenciara hace mucho que “la vanguardia del
proletariado y los trabajadores conscientes, fieles a su acción dentro del
terreno de la lucha de clases, repudian toda tendencia que signifique fusión
con las fuerzas u organismos de las otras clases”. Para Mariátegui la
necesidad fue siempre forjar el Frente Único Proletario, que permita a los
trabajadores enfrentar a la explotación y al imperialismo como clase.

Hoy, a los 79 años de la muerte de Mariátegui, quienes reivindicamos el


marxismo revolucionario y el clasismo, debemos de seguir firmes en los
mismos principios en los que perseveró el Amauta. Ese es el mejor
homenaje que podemos hacerle: seguir luchando bajo las banderas que él
luchó, que son las banderas de la revolución obrera y socialista.

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