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LA TUTORÍA
EN LA ESCUELA
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La función tutorial incide de manera directa en la vocación docente que impele
toda la actuación escolar. Sentirse educador/a es básicamente sentir la capacidad, y
asumir la responsabilidad de llevar a un grupo de alumnos por la senda de su desarrollo
personal, en todos sus planos. Pero igualmente requiere una responsabilidad, grande,
que la propia legislación arbitra, confiriéndole identidad, y otorgándole una capacidad
intrínseca de actuación que se lleva a efecto, al menos, a lo largo de todo el periodo de
escolarización obligatoria.
La continuidad es clave, pero del mismo modo resulta necesaria la coordinación de
las actuaciones, y en el origen de todo, tendríamos que el sentimiento vocación que
estimula la entrega, la implicación y la acción tutorial que en la escuela se lleve a
efecto.
Pretendemos con este capítulo, descubrir el fundamento de esa relación, que se debe sustentar no
sólo en una legislación (que sí es necesario no sólo para justificarla sino como soporte en su
desarrollo), y estimular al docente inquieto, interesado, a desarrollar una profunda reflexión que
desemboque en la convicción personal de su vocación.
Parafraseando a Giner de los Ríos, interpretamos la educación como el proceso por el cual la
persona alcanza a dirigir con sentido su propia vida. Desde esta perspectiva, no resultará nada difícil
entender que la responsabilidad del Centro educativo trasciende la simple formación de los alumnos, y
debe superar el objetivo simplista que muchas veces parece atribuírsele reduciéndolo a la transmisión
de contenido.
Así, tendremos que destacar que la escuela atiende distintos ámbitos de la personalidad del
alumno, más allá de los puramente intelectuales, como son el desarrollo emocional (buscando un
adecuado equilibrio en sus sentimientos), las relaciones personales (generando actitudes favorables a
la concordia y la convivencia), su carácter (conformando unas cualidades que lo caracterizan frente a
los demás), la socialización (adecuada para integrarse armónicamente en el entorno), ... En definitiva,
se trata de sacar lo mejor que cada uno tiene. Esta es otra dimensión que puede atribuirse a la
educación, y que en ocasiones alcanza mayor importancia que la formativa, puesto que se ocupa del
desarrollo humano y social, frente al intelectual. Y por eso, precisamente, debe ser atendida con rigor
y sistematicidad, la misma que se le atribuya a todo el proceso educativo, pues conseguir que todo
alumno alcance un desarrollo integral, supone para el educador una responsabilidad ética, social y
1.- Fundamentos
1
La legislación vigente destaca esta función (que caracteriza como orientadora y tutorial como
una de las específicas del maestro-educador. Las Cajas Rojas, que han sido un verdadero fundamento
referencial para el desarrollo de la tutoría en la escuela durante la última década, en su apartado
2
titulado “Orientación y Tutoría” dice que el maestro, debe responder de la función tutorial lo mismo
que de su función docente. Y acabamos de ver cómo la LOE (2006) hace la misma interpretación de las
funciones del profesorado. Así pues, resulta inherente a su labor, y los educadores tendrán que
prepararse adecuadamente para esta tarea de estimular, comprender y ayudar a crecer a sus alumnos,
enseñándoles a tomar decisiones lo mismo que a resolver problemas, y además ponerlos en situación
de llevar a cabo una vida profesional, personal y social que resulte armónica.
1
LOGSE (1990) Art. 60.1. “La tutoría y orientación de los alumnos formará parte de la función docente. Corresponde a los
centros educativos la coordinación de estas actividades. Cada grupo de alumnos tendrá un profesor tutor”
LOE (2006) Art.18.6: En el conjunto de la etapa de primaria, la acción tutorial orientará el proceso educativo individual y
colectivo del alumnado”.
LOE (2006) Art. 26.4: “Corresponde a las Administraciones educativas promover las medidas necesarias para que la tutoría
personal del los alumnos … “constituya un elemento fundamental en la etapa de Secundaria.
LOE (2006) Art. 91: “Las funciones del profesorado son: (…) c – La tutoría de los alumnos,… d- La orientación educativa,
académica y profesional… e- La atención al desarrollo afectivo, social y moral de los alumnos… h- La información periódica a las
familias…
2
LOGSE (1990) CAJAS ROJAS: PRIMARIA. “Orientación y tutoría”. Madrid: MEC. Pág. 13.
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LOE (2006) Art. 1 Principios que inspiran el sistema educativo: Apartado f – La orientación educativa y profesional de los
estudiantes, como medio necesario para el logro de una formación personalizada, que propicie una educación integral en
conocimientos, destrezas y valores.
Todas estas características que hemos venido analizando, otorgan identidad a la actividad
orientadora, basándola en la ACCIÓN TUTORIAL como una tarea...
Cooperativa: puesto que no resulta de la acción individual (del tutor) sino que aglutina
la acción-educadora de distintos estamento y agentes.
Compartida: la coordinación de todos otorga responsabilidad a cada uno en los efectos y
actuaciones que se derivan de su planificación conjunta.
Dinamizadora: de la relación educativa, ya que de ella se deduce una actuación educativa
muy próxima a las necesidades específicas de todos y cada uno de los sujetos y de los grupos.
No obstante, conviene que nos detengamos, aunque sea someramente, en el análisis de esta
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nueva función (orientadora) que se le atribuye al educador. En palabra de Arnáiz y Riart es necesario
que el profesional de la enseñanza se sienta “un educador, cuyo objetivo prioritario sea la mejora de
sus alumnos, globalmente, promoviendo en ellos, el equilibrio y la armonía personal(..) Es necesario
que el profesorado tenga un pensamiento estratégico, capaz de responder adecuadamente a las
necesidades y los intereses de sus alumnos, de diagnosticar y planificar, teniendo presentes a todos y
cada uno de sus alumnos”. La tutoría, ya lo hemos dicho, será su marco de actuación, a través de la
cual, es posible conseguir su “vocación” educadora, es un espacio privilegiado para el encuentro
interpersonal, pues así es posible calificar sus objetivos:
Personalizar la enseñanza.
Dar respuesta a las necesidades de cada alumno.
Acomodar la enseñanza al contexto real.
Estimular los procesos educativos.
Orientar la toma de decisiones.
Prevenir dificultades de aprendizaje.
Asegurar la adecuada interacción de los agentes educativos.
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Arnáiz, P. y Riart, J. (comp.) (1999). La tutoría: de la reflexión a la práctica. Barcelona: PPU.
El objetivo final es conseguir un desarrollo integral y armónico del alumno, que le permita dar
respuesta a las necesidades personales, educativas, profesionales y sociales que se le planteen a lo
largo de la vida.
No obstante, no podemos olvidar que la tutoría interpretada como programación curricular
específica en el horario escolar, no es el único marco de actuación tutorial. Cuando hablamos de
tutoría nos referimos a la función docente, de atención y satisfacción de la función tutorial, la cual
debe trascender dicha programación, convertida en un estilo de relación con el tutorando, la cual
debe impregnar toda la actuación docente, en el aula, y en el contexto educativo del centro
(atendiendo a sus alumnos, a
los padres de sus alumnos,
participando en la actividad
evaluadora de sus alumnos), y
en general implicándose de
un modo global en la
educación de éstos. Así
podemos determinar que
serán sus ámbitos de
actuación:
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Como más adelante se dirá, el objetivo final es conseguir un desarrollo integral y armónico del alumno, que le permita dar
respuesta a las necesidades personales, educativas, profesionales y sociales que se le planteen a lo largo de la vida.
De este modo, el tutor establecerá una red de relaciones con todos, cuyo éxito dependerá de lo
tupida que ésta resulte, y de su habilidad para establecer un tipo de interrelación ágil y dinámica con
todos los agentes educativos.
Conseguirlo requerirá del tutor, no sólo alcanzar una experiencia propicia, específica en la
aplicación de las relaciones, que le será muy necesaria para armonizar el proceso educativo, sino
además contar con una formación de base apropiada, con la que satisfacer cuantas necesidades
profesionales vayan surgiendo en el ejercicio de su función. Por ello, estableceríamos la necesaria
experiencia docente, previa a la asignación de la función tutorial, y una necesaria base formativa,
incluso desde su formación inicial, que le deparen conocimientos referidos a los siguientes campos:
* La Psicología evolutiva, y el conocimiento de programas de intervención psicopedagógica.
* La Didáctica, en cuanto a todo su conocimiento teórico, y en lo referido al desarrollo
curricular y a la evaluación de los procesos de E-A.
* La Pedagogía, en cuanto a la organización educativa y a la metodología de Intervención.
Pero igualmente en un nivel de formación permanente, que le puede deparar:
* Una preparación acorde al régimen de interdisciplinariedad que se le va a exigir.
* Un conocimiento de programas que se acomoden a las necesidades del Centro.
* Familiarizarse con la documentación y los recursos que faciliten una adecuada dinamización
de la actividad tutorial.
* Tornarse progresivamente más reflexivo, profundizando sobre el desarrollo de la propia
acción tutorial.
* Ensamblar su tarea con un verdadero (y compartido) Proyecto de Centro.
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La propia LOE (2006) así lo recoge en el art 91.h y además modificando en su disposición final primera (1.d / 1.e / 1.g) los
derechos que la LODE (1985) otorgaba a los padres.