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道 德 經
Lao Tse
老 子
Aclaración: El texto es copia fiel de una edición agotada. Las ilustraciones y el texto chino fueron
añadidos a la versión y es material libre que circula por internet.
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Índice
Prólogo 6
I El principio 18
II Asimilación 20
IV El vacío de origen 24
VI Realizar la imagen 28
IX El uso de la nada 34
XI La utilidad de la nada 38
XV Manifestación de la virtud 46
2
XXI La mente vacía 58
XXIX El no hacer 74
XXXIII Discriminación 82
XL El retorno al origen 98
3
XLIV Preceptos seguros 106
4
LXVIII Reunirse con el cielo 154
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Prólogo
El Tao Te Ching es uno de los libros más importantes y enigmáticos del pensamiento
oriental.
Otros usan la palabra regla o regla celeste, una interpretación demasiado libre,
en cuanto postula un sentido normativo y dogmático que no coincide con la visión
metafísica de los taoístas.
Mucho menos acertado nos parece el uso del término razón, que se remonta,
según creemos, a las versiones de los misioneros. Además de referirse al pensamiento
lógico y discursivo –que nada tiene que ver con el Tao- no toma en cuenta que el
chino prefiere las implicaciones de la imagen a lo explícito del concepto.
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historia; por eso el simbolismo y las imágenes tienen mayor importancia que los
hechos históricos a los que aluden.
La leyenda de Lao Tsé y del origen del Tao Te Ching tiene amplia relación con
la comprensión profunda de la doctrina taoísta. En dicha leyenda –recogida por el
sinólogo francés L. Laloy de fuentes taoístas-, Lao aparece en este mundo por
nacimiento virginal. Su madre lo dio a luz bajo la sombra de un ciruelo, después de
haber tragado un huevo en forma de perla. El embarazo duró setenta y dos años ( 1).
Lao nació como niño viejo, con el cabello blanco y el rostro surcado de
arrugas, y como tenía orejas más grandes que las normales se le dio el nombre de Li-
Ar (orejas de ciruelo); luego tuvo el nombre de Li-Tan (orejas largas, el que
finalmente fue sustituido por Lao-Tsé (el viejo sabio).
Este sería el origen del Tao Te Ching –según la leyenda-, en la que el libro
aparece como una especie de testamento espiritual dejado por el sabio antes de pasar la
frontera del Tíbet o de la India.
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(1) 72 es uno de los números que figuran en los “cuadrados mágicos” chinos. También corresponde a la
división del año en 5 partes, cada una de las cuales vale 72 (6 por 12). Al descomponer 360 según la
relación 3/2, se opone 216 (3x72) emblema del Yang a 144 (2x72) emblema del Ying. (Granet. La
pensée Chinoise. París, 1950).
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Reinos Bárbaros, contendría sus enseñanzas luego de que Lao-Tsé abandonara China
(2).
La leyenda tiene estrecha relación con la doctrina del “alma embrionaria”, cuyo
desarrollo depende únicamente de cada ser humano y de su manera de vivir, siguiendo
la voluntad del cielo, lo cual no implica ninguna revelación particular. Además, la idea
del alma embrión está en evidente relación con la madre secreta y universal, que se
halla en numerosos pasajes del texto (3).
-------
(2) El concepto de “bárbaro”, en chino shi-fan, equivale a extranjero, como para los griegos y los
romanos, sin acepción despectiva. En sánscrito “barba a” significa “tartamudo”, el que no sabe hablar
bien (la lengua del país que así lo define).
(3) Es evidente el paralelismo que presenta esta concepción con la de Prakriti (Naturaleza Primordial)
en la India. Prakriti es en efecto el Tao, madre de todas las cosas, mientras que Purusha (Puma), el
espíritu, es el Tao eterno que no tiene nombre. De la unión de Prakriti (activa) y Purusha (pasivo)
nacen las almas del Universo.
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indica como los “brujos” y los sabios que rodeaban al rey campesino contribuyeron,
cada uno por su lado, a su formación arcaica de acuerdo con sus investigaciones, las
que tenían como denominador común las preocupaciones cósmicas, puesto que su
asesoramiento se refería la confección del calendario que aseguraba la
correspondencia armónica entre el ciclo de las estaciones y el ciclo de la vida agrícola y
social.
De estas dos “escuelas” habría nacido el I Ching (Libro de los Cambios), obra
metafísica y cosmológica, luego usada como oráculo imperial.
Del I Ching provienen las doctrinas de Confucio, las taoístas y las del Tao Te.
No obstante, nos parece evidente que una línea más directa, por referirse a Lao
Tsé y al Taoísmo antiguo, puede señalarse, a partir del I Ching en las “escuelas” del Tao
Te, las del Yin Reng y las de la inmortalidad.
se refiere al “Tao que tiene nombre” de nuestro texto y que, unido al Tao impersonal y
no manifestado, en la corriente engendrada por la polaridad de los dos principios –o
sea el atractivo Yin (receptivo, femenino) y el expansivo Yang (activo, masculino)- es
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la “madre” (porque ha dado origen, ha cobijado en su seno) de los diez mil eres
(todos los que existen) (4).
-------
(4) El número 10 es interpretado a la manera de la Decena pitagórica ( 1+2+3+4). Mil es un símbolo del
número indefinido, como para los hindúes, con los cuales los chinos tienen en común el empleo de los
números simbólicos. Así el Tao sin nombre es parangonable al brahmán neutro de los límites; acerca del
cuál no se puede decir sino Neti, Neti (na-iti!: no es esto, no es esto).
(5) Esto explicaría también la existencia en muchas lenguas del género dual diferente del plural.
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del Yin y del Yang en la antigua cultura china. Como todos los pueblos dedicados a la
agricultura, los chinos han atribuido gran importancia a los ciclos astronómicos y a su
influencia constante en la vida de la sociedad humana y de sus labores. El período Yin
corresponde al otoño y al invierno, y durante el ciclo diario, a la noche y a la luna. En
este periodo no hay trabajo en el campo, la sociedad subsiste por los trabajos de las
mujeres que tejen en el hogar. Se ha notado también la relación entre el ciclo
menstrual y las fases del mes lunar. El período Yang, por el contrario, corresponde a la
primavera y al verano, al día, al sol, al calor. Los hombres trabajan en el campo con la
fuerza de los brazos. Yang corresponde al sexo fuerte.
Para pensar en las fases de la luna, hay primero que pensar en la luna. De esta
manera, primero hay la idea de un orden y luego la de sus ritmos. Así, el Yin Yang
está determinado por principios metafísicos, y, en forma subordinada, por aspectos de
la naturaleza del cosmos, de la especie humana, de los animales, de las plantas y hasta
de las cosas, que no son concebidas como inanimadas, porque llevan fuerzas Yin y
Yang.
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idea de lo embrionario contiene en sí, en principio, todas las virtualidades de sus
desarrollos futuros. Esta idea es de suma importancia en el Taoísmo y en su constante
del retorno al caos primordial, que es una imagen de la unidad indistinta a partir de la
cual se expandió el mundo mediante un movimiento en torbellino, que hizo que las
cosas individuales se desprendiesen en sus distintas combinaciones de Yin y Yang.
Tenemos, además, la insistencia en los símbolos del Yin en relación con el Te. Los
textos sobre las ventajas del agua, de la humildad, de la debilidad –todos los símbolos
del aspecto Yin- contrapuestos a los correspondientes del aspecto Yang, para sugerir
que el Te consiste en elegir el Yin para realizar el Yang.
Hacer-no-haciendo (Wey-Wu-Wey)
La idea taoísta es la del retorno a la acción espontánea, como la del niño que
juega solo por jugar, como la del viento que mueve los árboles, como la del arroyo
que corre.
La conciencia “difusa”, la visión abierta del niño, cuya mente todavía no está
esclavizada por los prejuicios y los hábitos, es comparable a la actividad natural y
puede relacionarse con otros famosos textos taoístas (el que afirma, por ejemplo, que
el sol no necesita conciencia de dar la luz y el calor a la tierra para darla; que el cielo
manda la lluvia sin “tener la intensión” de beneficiar a la tierra, etc.). “El buen
caminante no deja huellas”, dice nuestro texto. Se trata de la acción impersonal,
espontánea, que actúa como los fenómenos naturales.
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La aceptación receptiva (y no pasiva) de la voluntad del cielo es la que está
representada repetidamente en nuestro texto, mediante el símbolo del “valle” y el (Ku
Shen); es la ley del sabio, y el actuar de acuerdo a esta ley –sin tener en cuenta los
deseos particulares o la voluntad propia- es el camino trazado por el cielo, es llegar al
Tao, puesto que la ley de la tierra es el cielo, y la ley del cielo es el Tao.
Hay un texto donde se dice que el taoísta tiene que “llegar a ver la estrella polar
desde el hemisferio austral”. Tiene que “ver sin los ojos”, “oír sin los oídos”, etc.,
porque su posición polar está liberada de las limitaciones espaciales, es el “eje del
mundo”, niño y viejo al mismo tiempo; porque se vuelve una personificación del
“espacio sagrado”, como el Tao lo es del “tiempo sagrado”, siempre reversible por su
primordialidad.
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“Las armas del reino
No se muestran al extranjero”.
Puesto que la ley del mundo, en cuanto a su dinámica, es Yin Yang, ésta
se aplica a los dos tipos de movimientos cuyo alternarse caracteriza la vida biológica y
natural. Al movimiento Yin=contracción, sigue el Yang= expansión, y el “continuum”
de la vida está constituido por esta discontinuidad en cuanto es rítmica (por ejemplo,
sístole y diástole en el corazón).
Entre las muchas tríadas que existen en la tradición china, una de ellas se refiere
al hombre situado entre el cielo (lo trascendente) y la tierra (lo inmanente); siendo el
hombre –como hijo del cielo y la tierra- intermediario entre los dos, este rol es
personificado por excelencia en el rey y luego por el emperador “hijo del cielo”.
Esto está en cierta correspondencia con otra tríada: cielo, tierra y centro, lo que
corresponde a los “tres mundos” del cosmos religioso hindú y también a los tres
“pachas” de la religión incaica.
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En la China tradicional es muy conocida, la alta estimación que ha tenido la
longevidad. Se encuentra cabalmente expresada en una enseñanza de Confucio acerca
del valor de la maduración intelectual en la relación con la edad. Dentro de este
contexto cultural, no se puede excluir que determinados grupos taoístas hayan
buscado el “elixir de la larga vida”. Pero hay que tener presente que la idea se remonta
a la búsqueda de algo que ha quedado de los tiempos primordiales y míticos, algo que
el hombre ha perdido.
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PRIMERA PARTE
道
經
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El principio I
Desde la eterna existencia vemos con claridad las distinciones superficiales (3).
No- existencia y existencia son uno y lo mismo en su origen; solo se separan cuando
se vuelven manifiestos.
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(1) El Tao eterno no puede ser definido, puesto en palabras, pues las palabras no son
otra cosa que símbolos y una definición se basa en la relatividad de las cosas. ¡Cómo
pueden representar al todo-comprensivo, verdadero Tao y nombre que no tiene
nombre? Solo por la utilidad de comunicarnos lo llamamos Tao.
(4) “Profundidad” es una interpretación de la palabra china hsuan, que significa “lo
infinitamente pequeño del universo no descubierto por el hombre” (literalmente:
“una cosa pequeña cubierta por un hombre”). La “infinita profundidad”, en chino,
literalmente significa “la profundidad de la profundidad”, o “la infinita pequeñez de la
infinita pequeñez”. Pueden confrontarse estas ideas con las modernas teorías científicas
y filosóficas sobre el átomo, el electrón, etc.
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Asimilación 1
II
Cuando conocemos que lo bello es bello, también conocemos la fealdad que existe en
el mundo.
Cuando conocemos que el bien es bien, entonces conocemos el mal que existe en el
mundo.
Por esto el hombre sabio actúa sin acción y enseña permaneciendo callado ( 3).
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(1) El título de este texto de entenderse como: “Asimilación de las dualidades”,
unificación, síntesis. Las dualidades bello-feo, bien-mal, placer-dolor, son concebidas
por el Oriente tradicional como correlativas, no aislables y como dos polaridades que
emanan de una misma unidad.
(3) El hombre situado en la bipolaridad de las dos fuerzas Ying y Yang “actúa sin
acción”, es decir, practica el Wei-Wu-Wei (hacer no haciendo). Véase nuestro
prólogo, “Enseña permaneciendo callado”, alude, entre otras cosas, a la superioridad
del silencio sobre la formalización del lenguaje.
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Apaciguar al pueblo III
No valores las cosas difíciles de obtener, verás que nadie se entregará a la codicia.
El sabio gobierna sin acción, luego, nada queda por ser gobernado.
22
(1) Hemos traducido la palabra china hsin, cuyo significado etimológico es “corazón”
por “mente”: atendemos con ello al hecho de que los chinos hacían del corazón la sede
del pensamiento y centro del ser total. La antítesis aparentemente brutal entre hsin
(pensamiento), chih (voluntad, ambición) y ku (huesos), se explica pensando que
llenar el vientre y fortalecer los huesos corresponde a una necesidad natural de la vida,
no así llenar la mente o la voluntad de vanos deseos y pensamientos.
(2)L os conocimientos de que se jactaban los letrados confucianos (contra los cuales
está dirigido este capítulo), son entendidos aquí en una esfera absolutamente inferior
a la sabiduría y contrarios al orden natural. Se equivocaron quienes han creído ver en
este capítulo una incitación a mantener al pueblo en la ignorancia.
23
El vacío de origen IV
Redondea los ángulos, desenreda las marañas, suaviza el resplandor, se adapta al polvo.
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(1) La imagen del recipiente hueco se relaciona con la idea del vacío que no es el no-
espacio sino aquello que al estar “lleno de algo” no lo contiene dentro de límites
determinados. En ese sentido, la capacidad de la jarra de llenarse queda anulada por el
hueco y el Tao pasa como la vida misma que fluye siempre como una corriente
inagotable. Es decir: la jarra no posee el agua que pasa por ella.
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Realización del vacío V
Tratan las cosas del mundo como si fueran perros de paja (1).
El espacio entre el cielo y la tierra es como un fuelle, exhala vacío sin cesar.
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(1) La expresión “perros de paja” requiere una explicación. El uso ritual de animales de
paja o de papel, el hecho de que se los quemara sustituyendo a los animales y a los
seres vivientes en los sacrificios, indica que mediante el fuego se suponía que los
muñecos venían transformados. Su esencia sutil se elevaba hasta el cielo como
ofrenda, tomando el lugar de los antiguos sacrificios sangrientos. En los funerales
tradicionales de la China se usaba material de papel y paja para “acompañar el alma del
muerto” en su tránsito a otra vida. En ese mismo sentido debe entenderse la frase de
Mao Tsé Tung –“tigre de papel”- referida a los Estados Unidos de Norteamérica con la
connotación de que el tigre es el símbolo de Occidente.
(2) Huan-Nan Tzu define el espacio intermediario de este modo: “Receptáculo con el
cielo por techo y la tierra por fondo: forma de nueve ruedas con nueve puntos
externos”. El centro es entonces la posición solar, el espacio sagrado en el que
confluyen las influencias del Cielo y de la Tierra.
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Realizar la imagen 1 VI
28
(1) El texto es hermético y el título indica su sentido: “Vacio que debe ser llenado”.
(2) El valle y el espíritu son los dos elementos que forman el universo: el Yin y el Yang,
femenino y masculino, negativo y positivo, frio y caliente, inferior y superior, etc.
(3) La puerta de la madre secreta significa que hay que entrar en el Yin (oscuridad) para
alcanzar el Yang (luz) y superar la dualidad complementaria.
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Ocultar el resplandor * VII
Es así que el hombre sabio se coloca en el último lugar y sin embargo es el primero.
30
(1) El sol no tiene conciencia de dar vida (luz y calor) a la tierra; pero le da la vida. El
“tener conciencia” significa atribuirse a si mismo algo que destruye su perennidad y su
fecundidad, puesto que se refiere a “su” ser.
(2) El sabio, cuando gobierna, se preocupa solo del bienestar de su pueblo y abandona
el suyo propio: como consecuencia, obtiene grandes honores.
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La naturaleza espontánea VIII
La suprema bondad procede como el agua. El agua llega a todas las cosas y las favorece,
pero no busca el poder (1).
32
(1) El agua es un elemento Yin. De allí su afinidad con la naturaleza primordial que se
deja plasmar y con lo femenino en general.
La naturaleza del agua lleva la pureza; si ella llega a chocar con las piedras, éstas la
ensución (Wang Pi).
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El uso de la nada IX
34
(1) Acabada la obra (hecha espontáneamente y sin apego) y enaltecido el nombre,
significa cumplir cabalmente con la voluntad del cielo. Retirarse en la oscuridad es lo
que hace el sol, la luna, las estrellas y el hombre que ha cumplido su ciclo.
35
Lo que es posible hacer X
Que el aliento vital te vuelva fresco y tierno como tierno y fresco es un niño recién
nacido.
¿Puedes abrir y cerrar las puertas del cielo como una mujer?
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(1) Por si solas, siendo no-actuantes, las cosas se transforman (Wang Pi). Ignorar con
la inteligencia la claridad del sol y de la luna, conformar su acción con la regularidad de
las cuatro estaciones, desarrolla una luz que se expande hasta los cuatro ángulos de la
tierra (Wen-Tsu).
El texto se refiere a las distintas almas de los chinos. El alma vital “abrazada al cuerpo”,
significa no solo el permanecer en vida, sino obtener mediante prácticas complejas
(semejantes al Yoga), el desarrollo del “alma-embrión” a la cual se refieren los versos
que siguen.
Las visiones “demasiado profundas” del alma (mental) pueden desequilibrar y debilitar
el cuerpo absorbiendo fuerzas del alma (vital).
El niño recién nacido es la imagen taoísta de la conciencia difusa y sin apegos del yo.
37
La utilidad de la nada XI
Treinta rayos convergen hacia el centro de una rueda, pero es el vacío en el centro el
que hace útil a la rueda.
Abrimos y puertas y ventanas en una casa, pero es por sus espacios vacíos que
podemos utilizarla.
38
(1) Sin espacio no podemos beneficiarnos de la rueda de un carro ni de un recipiente
ni de una casa. Sin rayos, arcilla y paredes no podemos usar el espacio comprendido
entre ellos. La existencia y la no-existencia, pues, coexisten y son interdependientes.
39
Represión del deseo XII
40
(1) El texto señala cómo las sensaciones y las percepciones llenan la mente de
impresiones e imágenes. Si es un lamentable error identificar el ser con el cuerpo, más
grave es identificarlo con la mente, con sus cambios continuos y a merced de las
captaciones de lo externo. Por eso es mejor alimentar y no los sentidos.
“Luego el sabio alimenta su vida interior y no sus sentidos”, podría traducirse por:
“Luego el sabio alimenta su estómago y no su ojo”, entendiendo por “estómago” la
vida interior, y por “ojo” la vida de los sentidos.
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Evitar la vergüenza XIII
Si se los alcanza hay que tener temor, si se los pierde hay que tener temor.
Luego, aquel que considera las cosas del mundo como considera la gloria de su propio
cuerpo, puede gobernarlas.
Y solo a quien ama el mundo como a su propio cuerpo se le puede confiar el mundo
(2).
42
(1) El texto, con una forma dialéctica, rara en este libro, está dirigido en forma
accidental contra la etiqueta y la jerarquía de la China de su tiempo, y muestra la
inestabilidad de la gloria mundana y de la salud corporal.
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Alabanza del misterio XIV
Revelado, no deslumbra.
Se esfuma en la no-existencia.
Es lo esquivo y misterioso.
Quien se apega con fuerza al Tao primordial, gobierna la existencia de cada día y puede
adquirir la sabiduría primordial.
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(1) En el sentido de “calidad de simple”, “sin composición”, “puro”.
(2) Es decir, ninguno puede ser examinado íntimamente de modo aislado. En esta
primera parte el texto repite el I Ching: Si uno lo mira, no lo ve; si lo escucha con
atención, no lo oye; si lo toca, no lo alcanza. Se llama imperceptible .
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Manifestación de la virtud XV
Antiguamente, el perfecto hombre de Tao, era sutil, penetrante y tan profundo, que
difícilmente podía ser comprendido.
46
(1) El estar lleno (de deseos, preocupaciones, ambiciones) es lo que impide al hombre
recibir la luz del Tao.
Chuang Tsu: Lo que está lleno ya no puede recibir y desborda; lo que está vacío, aspira
a los seres.
Weng-Tsu: El vacío es el lugar no ocupado; la paz, el corazón (la mente) sin apegos.
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Volver a la raíz XVI
Nacen las cosas y entran en la existencia, pero desde allí las vemos regresar a su reposo.
48
(1) El texto manifiesta una visión de despego propia del sabio que sabe que las cosas del
mundo tiene su ciclo vital y que luego retornan a su propia esencia (a lo no
manifestado).
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Costumbres puras XVII
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(1) Aquí se expresa el estado de decadencia con respecto a un estado primordial,
armonioso e idílico.
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Decadencia de las costumbres XVIII
52
(1) Este texto, muy polémico contra los letrados, insiste sobre el hecho de que las
virtudes confucianas (piedad filial, “jen”), que antes eran espontáneas y no consientes,
han sido luego impuestas a la familia y a la sociedad.
Wang Pi explica muy bien la idea cuando dice: La virtud de estar mojado viene a los
peces cuando han perdido en la orilla el camino del lago.
53
Retorno a la espontaneidad XIX
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(1) La “justicia” formalmente representada deja de ser tal. Solo la sencillez encuentra
todas las virtudes en su unidad primigenia.
55
Diferente de los demás XX
Los hombres están de fiesta como en los días de los grandes sacrificios.
Solo yo permanezco tranquilo, sin tareas que cumplir, como un niño que todavía es
incapaz de sonreír, siempre desamparado, como si no tuviese hogar (2).
La gente vulgar da la impresión de ser clara y brillante, solo yo me muevo como una
sombra.
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(1) “Asomarse a una torre en primavera” se refiere a costumbres chinas, generalmente
grandes fiestas o diversiones.
(2) La soledad del sabio se contrapone a los hombres vulgares que en el mundo van
siempre en grupo (Tien Tsu), aman la agitación y huyen de la paz (Chuang Tsu). Lo
que oyen por los oídos les sale por la boca.
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La mente vacía XXI
58
(1) El Tao es definido por Kuan-Yin-Tzu como un agua sin manantial ni afluentes.
(2) Las formas que están en el seno inescrutable del Tao, por ser profundas y sutiles, se
manifestarán de acuerdo con las palabras de I Ching: En el cielo se realiza el símbolo,
en la tierra se realiza la forma.
Kuan-Yin-Tzu dice que los seres nacen primero en lo alto y luego se transforman en
objetos terrestres.
59
Fomentar la humildad XXII
Por eso el sabio está consigo mismo y se vuelve arquetipo del mundo.
60
(1) Texto inspirado en el I Ching: El gusano se dobla para extenderse. Los dragones y
serpientes hibernan enrollándose para conservarse (en vida) . La idea de la integración
del ser humano está aquí relacionada con la capacidad de contracción (concentrarse)
en la interioridad (sobre sí mismo) para poder desplegarse en su plenitud.
61
Identificación con el Tao XXIII
Si el cielo y la tierra no pueden hacer que estos cambios duren eternamente, ¡mucho
menos el hombre! (1).
Por eso quien se identifica con el Tao, recibe la bienvenida del Tao.
62
(1) El sentido del texto se refiere a que los procesos naturales son graduales si están
destinados a perdurar. Los hechos abruptos y violentos no tiene duración y por su
carácter “accidental” no pueden referirse a la constante ley de la naturaleza.
(2) Los pasajes sobre la identificación con la virtud, el abandono, etc. (como los
siguientes acerca de la recepción) aluden a la relación entre las acciones humanas y las
fuerzas cósmicas que actúan en concordancia, en el sentido de que los actos humanos
se “cosmicizan” antes que volver a su gente en forma de recepción igual, pero en
sentido contrario.
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La complacencia nociva XXIV
64
(1) El texto muestra reminiscencia del I Ching: Si la fuerza reside en los dedos de los
pies, se puede avanzar, pero mal. Y luego: Tiene méritos y no lo demuestra; es la cima
de la grandeza del alma. El hombre que proclama sus méritos es un hombre inferior.
65
Representaciones del misterio XXV
Que trasciende significa que avanza; avanzar es llegar lejos; y el que llega lejos vuelve al
lugar de origen.
66
(1) Etimológicamente, corresponde a un hombre que alarga sus brazos y piernas al
máximo; lo traducimos por supremo o trascendente.
(2) Aquí aparecen los cuatro conceptos del Tao: Tao del cielo, Tao de la tierra, Tao del
hombre y el concepto abstracto de Tao. Véase la jerarquía: Tao, cielo, tierra, hombre.
Debe recordarse que el rey es el hombre por excelencia.
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La virtud de la gravedad XXVI
Por eso el sabio, aunque viaje todo el día, nunca se aleja de su punto de partida.
¿Cómo puede entonces un señor dueño de diez mil carros de guerra comportarse con
tanta ligereza? (2)
68
(1) Wang Pi dice: Lo divino no soporta a lo pesado; lo pequeño es incapaz de aliviar a
lo más grave; el que no viaja dirige al que viaja; el que no se mueve al que se mueve.
Por esto lo pesado debe ser el soporte de lo liviano, y lo inmóvil el poder que domine
al movimiento.
(2) El pasaje de los diez mil carros ha sido interpretado por Wilhelm en el sentido de
necesitar todas las provisiones para encontrar alojamiento. Pero esto no está del todo
de acuerdo con la interpretación de los taoístas, la de Han-Fei-Tzu, por ejemplo, que
dice: Aunque el sol y la luna tengan un halo, la causa de sus eclipses está en ellos
mismos.
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El empleo de la habilidad XXVII
El que sabe atar no usa cuerdas ni nudos, y, sin embargo, nadie puede desatar lo que él
ha unido (2).
70
(1) El sentido profundo de este verso –que esotéricamente indica la posibilidad de
dejar deseos o influencias de este mundo (Pi)- es el desapego total que se remonta,
como en los ejemplos siguientes, a la doctrina del Wei-Wu-Wei. Actuar sin el sello de
la personalidad, enseñar sin oficiar de maestro, ayudar en secreto sin que se sepa quién
ayuda, es el estilo de ésta enseñanza anónima.
(2) La alusión a los nudos tiene un sentido mágico muy conocido en la China como
en otros lugares de la antigüedad; pero las aplicaciones de tipo mágico que se han
hecho a este texto no excluyen el sentido metafísico del cual el otro no es sino un
aspecto secundario.
71
Retorno a lo primordial XXVIII
Es como el profundo cause del mundo donde confluye todo bajo el cielo.
El que conoce lo luminoso, pero elige lo oscuro, se convierte en eje del mundo (1).
El que conoce su gloria y sigue siendo humilde, será el valle donde se erigirá el
Universo.
Siendo el valle donde se erige el Universo, posee la eterna virtud y regresa nuevamente
a lo informal.
Es por eso que el sabio, siendo señor de los vasallos, preside el imperio en su conjunto
y no se ocupa de detalles.
72
(1) Cuando Yen comenta este capítulo, dice: El que se atiene a lo femenino, a lo
oscuro y a la humildad, debería antes conocer lo masculino y el orgullo, para que su
elección tuviera verdadero valor. Si la paciencia y la modestia (Yin) residen en el
hombre consciente de su poder (Yang), éste se vuelve el cause del mundo (imperio),
puesto que ocupa el lugar intermediario donde actúa la ley del cielo.
73
El no hacer XXIX
74
(1) Querer adquirir la perfección de acuerdo a un modelo racional, como hacían los
letrados confucianos, es precisamente lo aludido con el manejo tan delicado del
“jarrón sagrado”. A propósito de este texto –aparentemente político- hay que destacar
que en sentido esotérico se refiere al autodominio, como en el I Ching cuando se
habla del hombre superior.
(2) Wang Pi dice: Las cosas deben desarrollarse de acuerdo a su propia naturaleza, sin
ser forzadas jamás.
75
Contra la guerra XXX
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(1) La esencia del Tao es la paz y la armonía. La guerra es una imagen invertida. Es el
anti-Tao
77
Guardar las armas XXXI
Las armas más valiosas son objetos nefastos, no son instrumentos para los hombres
del Tao.
El hombre de Tao utiliza como sitio de honor, en su hogar, la izquierda, y para las
armas, la derecha (1).
Si hallase placer en ella, significaría que se recreaba en la matanza de los seres humanos,
Pero el que se recrea en la matanza de los seres humanos no verá cumplida su voluntad
(2).
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(1) A diferencia de los pueblos indoeuropeos, que en la circunambulación ritual dan
vuelta alrededor del brazo derecho, en la dirección de las agujas del reloj o sea en el
sentido solar, los chinos consideran normal la circunambulación en el sentido inverso,
es decir, alrededor del brazo izquierdo. Por eso el chino se leía en columnas verticales
desde izquierda hacia derecha. De esta manera, mientras que para los indoeuropeos el
“puesto de honor” es la derecha, para los chinos, es la izquierda. Tan sólo en rlos ritos
funerarios se elige la derecha.
(2) En muchos de los textos aparece al final de este capítulo el siguiente pasaje: “En los
asuntos favorables, el sitio de honor es a la izquierda; en los adversos, la derecha. El
teniente general se coloca a la izquierda; el general, a la derecha. Es decir, en el mismo
orden que un rito funerario. Las grandes matanzas deberían ser lloradas con gran
dolor. Una victoria, celebrada como un rito funerario”. Estas palabras nos parecen
demasiado superficiales si se comparan con el estilo más digno de Lao-Tse. Son,
probablemente, anotaciones que desde antiguo se han añadido al texto original.
79
La sabia virtud XXXII
El que sabe dar nombres debería saber que existe lo que no puede ser nombrado
80
(1) “Lo que nunca muere”, es decir, la eternidad, el Tao.
81
Discriminación XXXIII
82
(1) Han-Fei-Tzu dice: La dificultad de conocer no reside en conocer a los otros, sino
en conocerse a si mismo. Por esto, el que se conoce es sabio.
83
Confianza en la perfección XXXIV
El gran Tao fluye por todas partes, hacia la izquierda y hacia la derecha.
Todas las cosas regresan a él, pero no las reclama como su dueño; por eso es grande.
84
(1) La imagen del desapego, desapego de los hombres y de las cosas de éste mundo,
está asociada aquí con el símbolo de la pequeñez. Lo pequeño tiende hacia lo
imperceptible, a tal punto que pierde sus dimensiones. Por eso está colocado en el
centro de todo y es su motor inmóvil.
85
La virtud benevolente XXXV
El huésped de paso se detiene cuando alguien le ofrece música y manjares, pero el Tao
es tan puro que parece insípido por la falta de sabor (3).
Si se lo contempla, no se lo ve.
Si se lo escucha, no se lo oye.
86
(1) La Gran Forma es el Tao.
(2) La Gran Forma, madre de la imagen del cielo (Wang Pi) está presente en el sabio
bajo la forma de la paz, de la armonía. Si mantienes el vacío conservarás lo real (I
Ching).
(3) Sobre lo “insípido” del Tao hay que notar la oposición con lo sensible. El ritmo
espiritual –en cuanto está en el polo opuesto- aparece como insípido para quienes no
lo saben reconocer.
87
La sabiduría sutil XXXVI
88
(1) Texto evidentemente esotérico. Se trata de una doctrina secreta que no hay que
enseñar a los profanos. Pero también indica –según el modelo de la naturaleza- la
necesidad de mantener oculto todo lo que se está preparando.
(2) Si no se oculta la última razón de los actos del Estado, los males serán completos
(I Ching).
89
El ejercicio del gobierno XXXVII
90
(1) La participación no manifestada del Tao hace que las cosas se desarrollen en
armonía, de acuerdo con la voluntad del cielo. Pero la actividad es el obstáculo, ya que
los hombres vulgares piensan que el mundo depende de lo que ellos hagan. De estye
modo, interfieren creando corrientes de fuerzas reversibles que no permiten al mundo
(Imperio) gozar de la paz.
91
SEGUNDA PARTE
El LIBRO DEL TE
德
經
92
93
Acerca de las cualidades 1 XXXVIII
La virtud superior no se tiene a si misma como virtud, por eso posee la eficacia de la
virtud.
La virtud superior actúa sin actuar y sin embargo todo lo hace (2).
Pero las virtudes nacidas de los ritos requieren ser observadas y presionan sobre los
hombres hasta someterlos.
El rito parece ser ahora la ley verdadera, pero no es más que la sombra de la virtud y el
comienzo del caos.
Por eso el hombre verdaderamente pleno se atiene a la esencia y no a las formas, busca
el fruto y no la flor, elige la sustancia y no lo que florece.
94
(1) Según la versión de Ho-Shan-Kung y la de Wang Pi, aquí comienza la segunda
parte del libro, dedicada esencialmente a la realización (Te) del Tao.
(2) Shang Te, la “virtud o poder superior”, no aparece como tal; lo que en este mundo
aparece es Hsiah Te, o sea la “virtud o poder inferior”.
(3) El blanco de este texto es la virtud de los letrados confucianos y así se explica la
alusión a los ritos. Es muy importante señalar que Lao Tse no niega la eficacia de los
ritos, sino su necesidad.
95
La raíz de la ley XXXIX
Es por esta razón que príncipes y reyes se califican a si mismos como pequeños,
desamparados e inútiles.
96
Así, los reyes crecen rebajándose.
El príncipe no debe ser sobrestimado como una joya única, ni despreciado como los
guijarros innumerables.
La idea de que lo noble tiene como soporte lo que es despreciado, juega un papel
importante en la alquimia taoísta.
97
El retorno al origen XL
98
(1) Si, como dice el I Ching, la razón de las cosas es la ida y vuelta, el ritmo del Tao
está constituido esencialmente por el retorno.
(2) Dice Wen-Tzu; No hay ida sin retorno, no hay fuerza sin debilidad. Por eso, la
debilidad es el camino del Tao. Sin la debilidad del agua no podría existir la fuerza del
hielo.
(3) Este verso tiene relación con el Himno Cosmogónico del Rig Veda, X, 90, de
acuerdo con la perspectiva de la metafísica oriental, para la cual la no existencia no es
un concepto privativo, sino la idea de algo que está más allá de la existencia.
99
Identidad y diferencia XLI
Cuando un discípulo mediocre oye hablar del Tao, oscila entre aceptarlo y
abandonarlo.
Cuando un mal discípulo oye hablar del Tao, se burla en voz alta.
100
(1) La verdadera sabiduría (Tao) aparece ridícula al ignorante, como si se tratara de
una negación del conocimiento. El ignorante no posee aquella misteriosa intuición
que permite al hombre inteligente captar la existencia de “algo” que necesita ser
meditado y profundizado. Al igual que en otros pasajes de este libro, puede notarse
aquí la falta total de proselitismo en el taoísmo antiguo.
101
Transformaciones del Tao XLII
Todas las cosas van desde la sombre (Yin) hacia la luz (Yang) y son armonizadas por el
soplo divino (ch’i).
El abandono y la pequeñez son despreciados por los hombres, pero los reyes hacen de
ellos un título de gloria.
Por eso a veces lo que parece menguar se incrementa y lo que parece incrementarse
disminuye.
102
(1) Yen Fu dice: Tao es el primordial. De él desciende la unidad. Cuando la unidad es
producida, Tao se hace relativo, y entonces aparece la dualidad. Cuando dos cosas se
comparan, surge su contrario, y aparece el tres.
103
El uso de lo universal XLIII
104
(1) El Te (La virtud) es ductilidad y posee el poder de lo inasible. La cesación de la
actividad consciente (confrontar las enseñanzas del Yoga Sutra de Patañja-li) devuelve
a la mente la plenitud de su poder (en cuanto no se identifica con las modificaciones).
De este modo, el Wu-Wei lo hace todo sin hacerlo, ya que se halla situado en el punto
de confluencia de la actividad del cielo y la tierra.
105
Preceptos seguros XLIV
Quien está satisfecho con lo que tiene está libre de peligros (2).
106
(1) La filosofía taoísta coincide con la budista en considerar que los deseos en general
son causa de infelicidad en el hombre. Puesto que la multiplicación de los deseos es
inagotable, de ello proviene la pérdida de la paz interior. El saber contentarse con lo
que uno tiene, corresponde al conformarse con la voluntad del cielo.
(2) Yan Fu dice: Es de vital importancia saber contentarse, y saber detenerse; de otro
modo no tendremos larga vida.
107
La virtud desbordante XLV
108
(1) Obsérvese el uso de la palabra “parece”: quiere dar a entender que “imperfección” y
“vaciedad” son “instrumentos” del Tao.
(3) El “actuar” actuando (Wey) es siempre una ruptura de equilibrio que engendra
reacciones en cadena y concordantes. Éstas son análogas en cuanto a su dirección
reversible, tal como aparece en los ejemplos del calor y del frío.
109
Moderar los deseos XLVI
Cuando el Tao reina en el imperio, los caballos de combate se usan para arrastrar carros
de estiércol.
Cuando el Tao no reina en el imperio, los caballos de combate se crían hasta en las
fronteras.
110
(1) Wang Pi contrapone el saberse contentar, el saberse quedar, el no pedir nada a los
demás, el cuidar de su interioridad –que corresponde al Tao- con los deseos
inmoderados, con el descuido de la interioridad, como el pedir limosna, como
opuesto al ritmo del Tao.
De acuerdo a la interpretación de Wang Pi, los caballos (ver la primer estrofa) son
símbolos de las pasiones y de los deseos, que, al llegar hasta el umbral del mundo a
mano (representado aquí por las fronteras) pueden producir las peores desgracias.
111
Mirar a lo lejos XLVII
Sin ir más allá de la puerta de tu casa, puedes conocer los caminos del mundo.
Sin mirar por la ventana, puedes conocer los caminos del cielo (1).
Luego el hombre sabio todo lo conoce sin trasladarse, y todo lo ve sin necesidad de
mirar.
112
(1) Este texto –uno de los más hermosos y significativos- explica cómo el poder de la
mente concentrada no solo remplaza a los sentidos, sino que tiene mayores
posibilidades: fundamentalmente, la de concebir en forma sintética lo que de manera
analítica sería imposible de percibir por los sentidos. El cuarto cerrado es aquí un
símbolo del espacio sagrado del centro del mundo.
113
Renunciar al conocimiento XLVIII
114
(1) Li Chia-Mou dice: Perseguir el conocimiento es ganar en conocimientos; perseguir
el Tao es liberarse de la ignorancia. Cuanto más conocimiento se tiene, de más tiene
uno que desprenderse. Luego, aumentar no es otra cosa que disminuir.
No solo se trata de perder todo lo que causa o puede causar agitación y deseos de
tener más, sino de ser espiritualmente pobres, abiertos a todas las riquezas, pues los
hábitos y las ideas adquiridas no permiten una visión siempre renovada y “virgen” del
mundo.
115
Virtud de la indulgencia XLIX
El sabio que no posee un “yo” propio, sino que hace de la mente del pueblo su propia
mente (1).
Y cuando el pueblo lo escucha, el considera a todos como una madre a sus propios
hijos.
116
(1) La mente del sabio está en estado “neutro”, lo que se corresponde a la idea de
vacío. Solo así puede ser llenada. La constancia de la mente, la mentalidad, etcétera.
Que los occidentales suelen relacionar con la idea de personalidad, para los antiguos
orientales no es sino una ilusión, en cuanto está siempre sujeta a cambios de distinto
origen referidos arbitrariamente al “yo”.
117
El arte de vivir L
Secuaces de la vida hay tres entre diez, secuaces de la muerte hay tres entre diez (1).
Hombres que por anhelo de la vida mueven la palanca de la muerte, también de éstos
hay tres entre diez.
Siempre he oído decir que quien conoce el arte de vivir, camina por el desierto sin
evitar rinocerontes y tigres, y pasa entre los ejércitos sin coraza ni espada ( 2).
El rinoceronte no tiene lugar para clavar su cuerno y el tigre no encuentra lugar donde
hundir sus garras;
Las armas no tienen filo para penetrar en el cuerpo de quien conoce el arte de vivir.
118
(1) Diez es aquí un símbolo de totalidad. Hay un solo sabio entre diez. Nueve
divididos en grupos de tres se desvían del camino (Tao) impulsados por variadas
ilusiones.
(2) El Tao, que es el camino del sabio, no depende de las perspectivas vida-muerte,
subida-bajada, etc.., por ser un camino celeste. La inmortalidad está más allá de lo que
el hombre concibe como vida o como muerte. De allí la “invulnerabilidad” del sabio.
119
Virtud vivificante LI
Por esto todas las cosas honran al Tao y alaban su virtud, no por coacción, sino por
propio acuerdo.
Luego el Tao produce las cosas, las alimenta, las desarrolla y las protege.
120
(1) Adviértase el fuerte sentido ético subrayado en este texto.
121
Retorno al principio LII
Quien conoce al hijo y se queda junto a la madre, está libre de peligros durante toda
su vida (1).
Pero si abre su corazón a los deseos y ama la acción, no podrá salvarse (2).
Quien emplea su propia luz, pero apaga su brillo sin gastar inútilmente su cuerpo,
cultiva lo que es perdurable.
122
(1) El tema del retorno al principio está aquí relacionado con el símbolo de la madre
del mundo, que a su vez se relaciona con los símbolos de la raíz de la puerta (doble).
Para conocer a todos los seres hay que remontarse a la madre; del mismo modo, la raíz
es la causa de todas las ramas del árbol, y la doble puerta lo es del nacimiento y de la
muerte. Esta madre es Tao.
No hay que olvidar la función que tiene el corazón (equivalente de la mente) como
órgano apto para la percepción de las cosas sutiles e incomprensibles.
123
Incrementar la evidencia LIII
Dejadme poseer el más pequeño grano de sabiduría y andar por el gran camino del Tao
(1).
Vestir trajes elegantes y hermosos, llevar afiladas armas en la cintura, hastiarse con
vinos y manjares, es inducir al robo (3).
124
(1) El Tao es el gran camino y el gran camino atrae a los caminantes. El I Ching
observa que quien sigue el gran camino (cuyo símbolo en la China fue la ruta de la
seda) encuentra un terreno llano y fácil.
(2) Las expresiones muy duras que nuestro texto emplea contra la vida que se lleva en
la corte real y su contraposición con los graneros vacíos, representan no sólo una
condenación de las pompas del mundo, sino una relación entre estas pompas
(Adornar lo exterior –dice el I Ching- es excitar las pasiones) y la vida de las
apariencias puramente externa a la cual se contrapone la pobreza interior (graneros
vacíos).
(3) La ostentación de lo que aquí se define como “robo” es lo opuesto del Tao.
125
El Tao y sus efectos LIV
Hijos y nietos llevarán a cabo los ritos ancestrales generación tras generación.
¿Cómo sé que el mundo debe ser de este modo (gobernado por el Tao)?
Mediante la observación.
126
(1) Este texto presenta un cierto paralelismo con otro de Confucio. La idea es que la
armonía y la virtud dependen esencialmente del individuo. De su comportamiento
depende la sociedad familiar, la sociedad humana y el orden universal. Es interesante
observar la rara alusión a los ritos ancestrales y su relación con la piedad filial y la
organización religiosa de la familia tradicional china. El curioso y extraño parecido con
el inicio del Ta Hio (Gran estudio) de Confucio, hacen de este texto una pieza
excepcional en el contexto del Tao-Te-Ching.
127
El misterioso encanto LV
Sus huesos son tiernos, sus tendones flexibles, pero su abrazo aprieta con fuerza.
No conoce la unión entre el hombre y la mujer, pero su órgano sexual puede ser
estimulado y mostrar la perfección de su semen.
128
(1) Este texto típicamente taoísta vuelve sobre el símbolo del niño recién nacido, cuya
virtud es –según Wang Pi- el de no oponerse ni acatar a los seres. Por eso es inatacable
e invulnerable.
129
La virtud maravillosa LVI
Desecha lo divisible.
Adáptate a tu polvo.
130
(1) El hablar es también un hacer, una acción “Wei”; y la comunión con el misterio
del que se habla en el texto es posible sólo a través del silencio. Y sólo cuando el
lenguaje es usado de manera sugestiva o alusiva, por referirse a algo que lo supera y
que puede ser meditado en silencio, tendríamos una especie de hablar-no-hablando,
que es el método de los taoístas posteriores y de los budistas zen.
131
Enseñanza simple LVII
Aunque el imperio sea gobernado con rectitud, y se luche en las guerras con astucia, el
reino se deberá alcanzar por la no-acción.
Observándome a mi mismo.
132
(1) Un texto taoísta dice que los peces y las tortugas no pueden quedarse tranquilos en
aguas continuamente agitadas. Identificarse con los cambios es alejarse del Tao; y
provocarlos mediante la acción, engendra la inevitable consecuencia de la reacción
concordante.
133
Adaptarse a los cambios LVIII
134
(1) La degeneración de la justicia y de la bondad (virtudes naturales) en manías y
extravagancias, se debe a las continuas interferencias de las opiniones que los hombres
se forman de ellas y que buscan transformar en normas.
135
Mantenerse en el Tao LIX
Para gobernar al hombre y servir al cielo, el sabio solo utiliza la moderación ( 1).
Acumular doble reserva de virtud implica que nada será imposible de vencer.
Porque sus actos se identifican con la madre, al gobernar al pueblo lo hará por muchos
años.
136
(1) El Tao no tiene límites (Wang Pi), pero en el mundo humano es necesaria la
mesura. Al hablar de la mesura en el mundo humano, nuestro texto se puede
confrontar con las enseñanzas hindúes, en especial el Darshana Vedanta y las
enseñanzas de Shamkaracharya sobre Maya. Uno de los significados de Maya es
precisamente mesura (de la raíz ma=medir). Es la misma raíz de la palabra “matar”
(madre) que se menciona en este texto y que es el arquetipo del Tao (con nombre) en
su función de moderador.
137
Mantenerse en el trono LX
Si tú gobiernas de acuerdo con el Tao, nunca las almas de los muertos se volverán
espectros (1).
No porque los muertos no posean ese poder, sino porque su poder no alcanza para
dañar a los hombres.
Si los espíritus no hacen daño a los hombres, es porque el sabio no los daña (2).
138
(1) Los espíritus no se vuelven espectros o Kuci, es decir, las influencias errantes,
espíritus dañinos (el carácter Kuci indica movimiento en espiral, fuerza psíquica que se
mueve se torbellino). Los “espectros”, “kuci” o “P’o” nacen de los intensos deseos y
pensamientos de los hombres vivientes (Wang Chung).
(2) Los espíritus (Shen) que no hacen daño a los hombres (Yang) y los Kuci que les
hacen daño (Yin), no hacen daño al sabio. Éste conoce la ley de las acciones y
reacciones y no está sujeto a las fuerzas sutiles del ambiente.
139
La acción del Tao LXI
Un gran estado es como un cause muy hondo hacia el que todos los ríos fluyen.
Así, el gran reino que se somete a sus vasallos, se vuelve señor de sus vasallos.
Y el pequeño reino que se somete a los más poderosos, se vuelve señor de los más
poderosos.
Por eso, unos conquistan rebajándose y otros por estar abajo (2).
Así, para que uno y otro logren lo que más desean, el más grande debe humillarse y el
más pequeño mantenerse abajo (3).
140
(1) Aquí también nuestro texto insiste en la idea de receptividad representado por lo
femenino del mundo. Mediante esta receptividad los seres viven por ellos mismos,
espontáneamente (Wang Pi), ya que la humildad sirve para actuar con poderío (I
Ching).
(2) Hay que notar que en los ejemplos de los pequeños y de los grandes reinos,
aparece más bien una referencia a la época feudal y no a la de los Reinos
Combatientes.
(3) El manifestarse en actitud humilde equivale –a través del “no aparecer”- al poder
de lo no manifestado que, como tal, peligra permanentemente.
141
Practicar el Tao LXII
El Tao es el refugio de todas las cosas, el tesoro de los hombres buenos y el protector
de los extraviados (1).
Para ello hay un emperador, para ello él elige a sus tres ministros.
Mejor que enviar tributos de joyas y avanzar precedido por un cortejo de carruajes, es
¿Por qué los antiguos honraron a ese Tao?
No por haberlo encontrado luego de buscarlo detrás del velo en que se oculta, sino
porque a través de la virtud del Tao desaparecerían los efectos de su maldad.
142
(1) Hemos traducido como refugio el chino ao o nao, santuario familiar situado al
sur-oeste de la casa, lugar de honor y altar familiar. Las traducciones varían, pero debe
conservarse la idea de la oscuridad del lugar y de su sacralidad.
Buenos y malos pueden encontrarse en el Tao su salvación. Eso nos ha inducido a usar
esta expresión (“refugio”) que, por otra parte, es frecuentemente usada por el budismo
chino. El Tao, en su trascendente neutralidad, se ofrece a los buenos y a los malos.
(2) Llama la atención el reiterado ataque a las pompas cortesanas que alcanza a los
letrados y a su manera de entender los ritos.
143
Pensar en el principio LXIII
Todo lo difícil empieza siendo fácil, y toda cosa grande empieza siendo pequeña.
El árbol que no pueden rodear los brazos de un hombre, crece a partir de un tierno
brote.
Por eso el sabio no hace grandes cosas, a pesar de ser el único capaz de hacerlas, y
alcanza la grandeza.
Luego el sabio considera que todo es difícil y jamás encuentra dificultades insalvables
(1).
144
(1) La actitud cautelosa del sabio lo preserva de los obstáculos, en cuanto no se
identifica con lo que hace. Las plantas cuyas raíces están entrelazadas deben ser
extraídas juntas (I Ching). Las dificultades previstas ya no son tales.
145
La sabiduría de lo pequeño LXIV
146
(1) El inicio de las cosas es casi imperceptible y no se le atribuye importancia; sin
embargo, sus consecuencias pueden ser incalculables.
147
La pura virtud LXV
Quien practicaba el Tao lo usaba para inculcar en el pueblo los hábitos sencillos.
El que sigue estos dos principios es un bienhechor del pueblo y conoce la norma.
148
(1) La fórmula de la virtud secreta (Wei-Wu-Wei) es conocer la norma o arquetipo.
Este es el conocimiento que permite gobernar y gobernarse. No es entonces el saber
humano, el conocimiento adquirido, fruto de instrucción o información, sino el
conocimiento inspirado en la virtud superior (hsuan-te) el que aquí se recomienda.
149
Colocarse en el último lugar LXVI
Tao es para el Universo como los cauces y los valles para los ríos y los mares.
Los ríos y mares reinan sobre los valles porque sus aguas descienden hasta su hondura
(1).
Luego el sabio, para superar a los hombres, debe mantenerse debajo de ellos.
Para conducirlos, colocarse detrás, y así, aunque esté arriba, los hombres no sentirán su
peso (2).
150
(1) El poder del agua, como poder de lo que está abajo, tiene varias aplicaciones, sea en
sentido metafísico o en sentido mágico. Puede estar referido al mundo subterráneo y
en general al prestigio de lo ctónico en cuanto oculto, que actúa latentemente, y en
cuanto “sembrado”, o sea capaz de dar lugar a nuevas manifestaciones de vida. La
asociación es evidente en el pensamiento de los pueblos agricultores.
(2) El colocarse detrás para ser la cabeza, corresponde también a una idea general de
todo el contexto, que presenta una cierta inversión de la sociedad actual con respecto
a la sociedad primordial.
Tener presente la doctrina hindú del Kali Yoga y la idea de una inversión de la
Weltanchaung primordial. Entonces hay comunicación entre lo alto y lo bajo (I
Ching).
151
Los tres tesoros LXVII
Yo poseo tres gemas preciosas que oculto como si fueran tres tesoros.
152
(1) Nótese cómo los tesoros (que son interiores) justifican acciones y actitudes
externas que valen sólo si ellos están presentes.
153
Reunirse con el cielo 1 LXVIII
154
(1) Lo esencial de este texto nos parece indicado por el título que, por otro lado, se
aviene con las ideas matrices de la China tradicional. La voluntad del cielo es la que
determina el hacer-no-haciendo. Al hombre le corresponde el Wu-Wei (no hacer); el
primer Wei (hacer) corresponde al cielo, como los antiguos chinos lo entendían. Esto
implica la idea de Hiu, vacío, meseta, es decir, lugar elevado.
Siun Tse dice: No dañar aquello que se va a recibir por el hecho de contenerlo, es lo
que se llama el vacío.
155
El uso de lo misterioso LXIX
Es decir:
Por eso, cuando dos ejércitos combaten, vence el que no ama la violencia.
156
(1) Es una costumbre china que en los banquetes el anfitrión sea el primero y el
huésped le siga a continuación. Luego, en la estrategia, el anfitrión inicia la ofensiva
mientras el huésped se mantiene en la reserva. Ceder es ventajoso, avanzar es lo malo,
dice Wen Tzu.
157
La dificultad de ser comprendido LXX
Por eso el sabio anda mal vestido y oculta el jade de su espada (2).
158
(1) Este capítulo nos parece importante por el testimonio que Lao Tsé da de si mismo,
en cuanto dice que sus palabras tienen un antepasado y sus acciones un señor; el
antepasado, el señor de todas las cosas (Wang Pi).
(2) La ignorancia no permite a los hombres comunes la comprensión del sabio que ha
realizado el Wu-Wei. No siendo iluminados por dentro, ninguna lámpara puede
iluminarlos. Esto obliga al sabio a esconder el jade de su espada y a presentarse mal
vestido. Es evidente la ironía dirigida a los letrados y a los funcionarios que llevaban
trajes lujosos y se adornaban profusamente con el jade.
159
La enfermedad del conocimiento LXXI
160
(1) Es interesante referirse al Isa Upanishad, 12, 13, 14: Entran en la espesa tiniebla
quienes creen en el no-saber; y en la tiniebla más espesa quienes se complacen con el
saber. El Atman es otra cosa que el no-saber. Así lo hemos aprendido de los sabios
que nos enseñaron.
161
Amarse a si mismo LXXII
Cuando el pueblo no respeta el poder, el poder está a punto de caer sobre él.
162
(1) Se trata de uno de los textos más nítidamente “sociales” del libro.
163
Libertad de acción LXXIII
164
(1) Los últimos versos hablan de una rede del cielo. T’ien K’ang o T’ien Wang, y se
refieren a la “red” luminosa e igneaa representada por las constelaciones. El Kua Li,
fuego del I Ching, es –según Chang Fung- Wang. Wang es también trampa, hilo (para
hacer nudos) que recuerda las numerosas alusiones a los lazos celestes a veces
atribuidos a determinadas constelaciones que se hallan en los Salmos bíblicos.
Los planetas y las estrellas forman la “trampa” del destino de los hombres y de las
cosas. Recuérdese también el simbolismo griego de las Parcas.
165
Vencer el error LXXIV
Cuando un pueblo ya no teme a la muerte, ¿con qué fin amenazarlo con la muerte?
Si puedes hacer que un pueblo tema a la muerte y que haya leyes que castiguen sus
fechorías con la muerte: ¿quién se atrevería a atraparlos y darles muerte? (1)
Quien levanta el hacha sin ser carpintero se hiere con sus propias manos.
166
(1) Huai-Nan-Tzu afirma que la pena de muerte no es suficiente para impedir la
corrupción. De otro lado, es bien conocido el estoicismo de los chinos frente a la
muerte violenta, la que tiene una milenaria aplicación en aquel país.
167
La codicia dañina LXXV
Quien no hace nada para vivir es más sabio que el que cuida constantemente su vida.
168
(1) El testimonio de Han-Fe-Tzu dice que los reyes que usan su propia autoridad para
crear desorden son muy numerosos.
169
Evitar la fuerza LXXVI
También las plantas y los árboles nacen tiernos y delicados pero al morir quedan
mustios y secos (1).
Por eso el ejército demasiado poderoso no puede vencer y el árbol rígido es quebrado
por el viento.
170
(1) El niño, la hierba, el arbolito, todo lo que está destinado a crecer, es tierno. La
fuerza representa la rigidez de la muerte.
171
La vía del cielo LXXVII
La parte superior baja, y la inferior sube; disminuye lo que sobra y aumenta lo que
falta (1).
El cielo arrebata a los que tienen demasiado y da a los que carecen de lo suficiente.
Los hombres toman del pobre para aumentar la fortuna del rico.
¿Quién puede tener lo suficiente como para ponerlo al servicio de quien nada posee?
172
(1) Templar el arco referido a la virtud del cielo, significa bajar el Yang y elevar el Yin.
El camino del cielo consiste en disminuir lo que sobra y aumentar lo que es pobre (I
Ching).
173
Confiar en la sinceridad LXXVIII
Pero nada más poderoso que el agua para destruir lo duro y lo fuerte.
Todos conocemos esta verdad y, sin embargo, todo el mundo actúa como si no la
conociera.
Quien soporta las calamidades que azotan a un país, puede ser su rey (2).
174
(1) Otra vez el símbolo del agua es asimilado al Te (virtud y poder) del Tao. El
fenómeno de la erosión demuestra su superioridad sobre la dureza de las rocas, pero su
proceder es lento y gradual.
(2) Se refiere a los sacrificios expiatorios del soberano a los espíritus terrestres Kwei, en
el sentido de sacrificarse para su pueblo asumiendo sobre sí, como mediador, las
oscuras fuerzas del Yin.
175
Cumplir con el contrato LXXIX
Aunque uno logre reconciliarse después de un gran odio, siempre queda la semilla del
rencor.
El hombre rencoroso solo observa las condiciones que le son favorables (2).
“El proceder del cielo no tiene preferencia, pero siempre ayuda al que obra bien.”
176
(1) Antiguamente, la derecha era el sitio de honor. El sabio se mantiene a la izquierda
porque no desea preferencia.
(2) En la antigüedad, los contratos, como los juramentos, invocan el testimonio del
cielo para su cumplimiento y la cólera celeste en el caso de que no se cumplieran.
177
Solo y de pie LXXX
Yo les aconsejaría:
Les aconsejaría que vuelvan a la vieja costumbre de anudar las cuerdas, que gocen de
sus alimentos, que encuentren espléndidos sus trajes (2).
Y aunque los reinos vecinos se hallasen tan cerca que pudiesen ser oídos el ladrido de
sus perros y el canto de sus gallos, que nadie huya subyugado por el estrépito
extranjero.
En este pequeño pueblo los viejos morirán tranquilamente, sin haber conocido el
exterior.
178
(1) Lao Tzé describe aquí la situación ideal de un pueblo “que no conoce el mundo”.
(2) Hay aquí una alusión a la costumbre china arcaica de hacer nudos (los “quipus”
arcaicos), anterior a las primitivas escrituras que se hicieron sobre cañas de bambú.
Con eso se exalta una época, en que la gente vivía en la simplicidad absoluta, despojada
de deseos, sin conocer siquiera las cosas que se pueden desear (aquellas cosas que se
aluden cuando se habla de los “reinos vecinos”).
179
Mostrar lo esencial LXXXI
Lo bueno no es elocuente.
Lo elocuente no es bueno.
El sabio no es erudito.
Cuanto más entrega a los demás, tanto más posee para sí.
Cuanto más dones ofrece a los demás, tanto más consigue para sí.
180
(1) El sentido de esta primera estrofa es que la verdad no tiene necesariamente que
presentarse como algo hermoso, sino como lo que es. La elocuencia es un artificio
cuya esencia no puede ser la bondad, ya que procede de manera no espontánea.
Tampoco la erudición es sabiduría, puesto que es cuantitativa (se refiere a los estudios
y continuas citas de los Ching propias de los letrados, quienes las aprendían de
memoria, de manera que, según la tradición, pudieron reconstruirse luego de que Shi
Hwan ordenó quemarlos).
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