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Tao Te Ching

道 德 經

Lao Tse
老 子

Traducción, prólogo y notas


Juan Fernández Oviedo
Lao Tsé

Aclaración: El texto es copia fiel de una edición agotada. Las ilustraciones y el texto chino fueron
añadidos a la versión y es material libre que circula por internet.

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Índice

Prólogo 6

Primera Parte: El libro del Tao 16

I El principio 18

II Asimilación 20

III Apaciguar al pueblo 22

IV El vacío de origen 24

V Realización del vacío 26

VI Realizar la imagen 28

VII Ocultar el resplandor 30

VIII La Naturaleza espontánea 32

IX El uso de la nada 34

X Lo que es posible hacer 36

XI La utilidad de la nada 38

XII Represión del deseo 40

XIII Evitar la vergüenza 42

XIV Alabanza del misterio 44

XV Manifestación de la virtud 46

XVI Volver a la raíz 48

XVII Costumbres puras 50

XVIII Decadencia de las costumbres 52

XIX Retorno a la espontaneidad 54

XX Diferente de los demás 56

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XXI La mente vacía 58

XXII Fomentar la humildad 60

XXIII Identificación con el Tao 62

XXIV La complacencia nociva 64

XXV Representaciones del misterio 66

XXVI La virtud de la gravedad 68

XXVII El empleo de la habilidad 70

XXVIII Retorno a lo primordial 72

XXIX El no hacer 74

XXX Contra la guerra 76

XXXI Guardar las armas 78

XXXII La sabia virtud 80

XXXIII Discriminación 82

XXXIV Confianza en la perfección 84

XXXV La virtud benevolente 86

XXXVI La sabiduría sutil 88

XXXVII El ejercicio del gobierno 90

Segunda Parte: El libro del Te 92

XXXVIII Acerca de las cualidades 94

XXXIX La raíz de la ley 96

XL El retorno al origen 98

XLI Identidad y diferencia 100

XLII Transformaciones del Tao 102

XLIII El uso de lo universal 104

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XLIV Preceptos seguros 106

XLV La virtud desbordante 108

XLVI Moderar los deseos 110

XLVII Mirar a lo lejos 112

XLVIII Renunciar al conocimiento 114

XLIX Virtud de la indulgencia 116

L El arte de vivir 118

LI Virtud vivificante 120

LII Retorno al principio 122

LIII Incrementar la evidencia 124

LIV El Tao y sus efectos 126

LV El misterioso encanto 128

LVI La virtud maravillosa 130

LVII Enseñanza simple 132

VLIII Adaptarse a los cambios 134

LIX Mantenerse en el Tao 136

LX Mantenerse en el trono 138

LXI La acción del Tao 140

LXII Practicar el Tao 142

LXIII Pensar en el principio 144

LXIV Sabiduría de lo pequeño 146

LXV La pura virtud 148

LXVI L último lugar 150

LXVII Los tres tesoros 152

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LXVIII Reunirse con el cielo 154

LXIX El uso de lo misterioso 156

LXX La dificultad de ser comprendido 158

LXXI La enfermedad del conocimiento 160

LXXII Amarse a sí mismo 162

LXXIII Libertad de acción 164

LXXIV Vencer el error 166

LXXV La codicia dañina 168

LXXVI Evitar la fuerza 170

LXXVII La vía del cielo 172

LXXVIII Confiar en la sinceridad 174

LXXIX Cumplir con el contrato 176

LXXX Solo y de pie 178

LXXXI Mostrar lo esencial 180

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Prólogo

El Tao Te Ching es uno de los libros más importantes y enigmáticos del pensamiento
oriental.

La palabra Tao significa vía, camino. Algunos traductores, siguiendo una


interpretación china tardía, han preferido la expresión camino celeste debido a una
correspondencia simbólica con la vía láctea.

Otros usan la palabra regla o regla celeste, una interpretación demasiado libre,
en cuanto postula un sentido normativo y dogmático que no coincide con la visión
metafísica de los taoístas.

Mucho menos acertado nos parece el uso del término razón, que se remonta,
según creemos, a las versiones de los misioneros. Además de referirse al pensamiento
lógico y discursivo –que nada tiene que ver con el Tao- no toma en cuenta que el
chino prefiere las implicaciones de la imagen a lo explícito del concepto.

La idea es la de un principio primordial, anterior a toda manifestación, más allá


de todo nombre, origen de todo y al cual todo debe retornar. Se trata del camino por
excelencia y no de un camino.

La palabra Te (teu, teh, tö, todos fonemas aproximados a la pronunciación


clásica) significa eficacia, manera de adaptarse a (Tao). Ha sido traducida por virtud (en
el sentido del latín clásico virtus cuya raíz vis = fuerza, del sánscrito var, no tiene
connotación moral) y también por poder, términos que hemos empleado en nuestra
versión según los casos.

A pesar del uso corriente de la escritura King, hemos preferido la transcripción


Ching, de acuerdo con la pronunciación castellana, la que corresponde a la del chino
clásico. Originariamente esta palabra hacía referencia tejido, trama, pero en el uso
común significa libro, y, por excelencia, libro sagrado, aunque Confucio y sus
escoliastas letrados no lo hayan incluido en el canon, cuyo aprendizaje, indispensable
en la formación de los letrados y funcionarios, era objeto de los famosos exámenes.

El Taoísmo es esencialmente una doctrina iniciática, que implica realizaciones


en el orden metafísico, y no místico, como algunos intérpretes han traducido
equivocadamente. Por esta razón –y sin que esto signifique negar existencia histórica a
Lao Tsé- la doctrina taoísta se relaciona más con el mito y la cosmogonía que con la

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historia; por eso el simbolismo y las imágenes tienen mayor importancia que los
hechos históricos a los que aluden.

La leyenda de Lao Tsé y del origen del Tao Te Ching tiene amplia relación con
la comprensión profunda de la doctrina taoísta. En dicha leyenda –recogida por el
sinólogo francés L. Laloy de fuentes taoístas-, Lao aparece en este mundo por
nacimiento virginal. Su madre lo dio a luz bajo la sombra de un ciruelo, después de
haber tragado un huevo en forma de perla. El embarazo duró setenta y dos años ( 1).

Lao nació como niño viejo, con el cabello blanco y el rostro surcado de
arrugas, y como tenía orejas más grandes que las normales se le dio el nombre de Li-
Ar (orejas de ciruelo); luego tuvo el nombre de Li-Tan (orejas largas, el que
finalmente fue sustituido por Lao-Tsé (el viejo sabio).

La leyenda señala varios viajes a distintos países de Oriente y su regreso a China,


donde ejerció un cargo de funcionario en el estado de Chu. Pero su carrera terminó
bruscamente.: cierto día subió a un carro conducido por un buey azul para alcanzar las
fronteras del reino. Allí encontró a Yin-hi, oficial gobernador del paso de Han-ku,
hombre virtuoso que escondía su sabiduría. Yin-hi, quien había sido advertido por una
premonición de que recibiría la visita de un gran sabio, luego de conversar con Lao-
Tsé, le suplicó que pusiese por escrito su doctrina.

Este sería el origen del Tao Te Ching –según la leyenda-, en la que el libro
aparece como una especie de testamento espiritual dejado por el sabio antes de pasar la
frontera del Tíbet o de la India.

Entre las numerosas implicaciones que el simbolismo de la leyenda nos ofrece,


tenemos que considerar de manera especial ésta: la “frontera del imperio” de la cual
hay numerosas alusiones en el texto, equivale a los límites o umbrales del mundo
(entendiéndose el mundo humano y civilizado). Otro elemento evidentemente
legendario es la atribución a Lao-Tsé de la paternidad del Libro de la Ascensión hacia el
Oeste, de autor desconocido, el cual, con el título de Sermones a las Gentes de los ---

-------

(1) 72 es uno de los números que figuran en los “cuadrados mágicos” chinos. También corresponde a la
división del año en 5 partes, cada una de las cuales vale 72 (6 por 12). Al descomponer 360 según la
relación 3/2, se opone 216 (3x72) emblema del Yang a 144 (2x72) emblema del Ying. (Granet. La
pensée Chinoise. París, 1950).

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Reinos Bárbaros, contendría sus enseñanzas luego de que Lao-Tsé abandonara China
(2).

La leyenda tiene estrecha relación con la doctrina del “alma embrionaria”, cuyo
desarrollo depende únicamente de cada ser humano y de su manera de vivir, siguiendo
la voluntad del cielo, lo cual no implica ninguna revelación particular. Además, la idea
del alma embrión está en evidente relación con la madre secreta y universal, que se
halla en numerosos pasajes del texto (3).

En cuanto al equilibrio necesario para el desarrollo del alma-embrión, éste


depende de un cultivo armónico entre el cuerpo y las varias almas (vital, mental,
espiritual). La doctrina de las almas múltiples es un derivado de la antigua enseñanza
china.

Fuentes de la doctrina Taoísta

Las remotas fuentes de la doctrina taoísta se halla seguramente en los primeros


desarrollos de la más antigua cultura china, que toma su denominación del río
amarillo (Hoang Ho) y de la gran llanura fertilizada por este río. Antes de la expansión
hacia el norte y el oeste, esta cultura de campesinos se manifestó con una asombrosa
originalidad, y de ella salió la idea del Tao, concebida en primera instancia como
principio del orden universal impersonal, que en sus sucesivas elaboraciones
metafísicas, sociales, políticas y morales, debía dar vida a todo el pensamiento chino,
tanto el de Confucio como el de Lao Tsé.

La doctrina del Tao es entonces mucho más antigua que el Taoísmo


propiamente dicho.

La tabla publicada por Hsu-Ti-Shan, y hasta hoy la únicamente aceptada,

-------

(2) El concepto de “bárbaro”, en chino shi-fan, equivale a extranjero, como para los griegos y los
romanos, sin acepción despectiva. En sánscrito “barba a” significa “tartamudo”, el que no sabe hablar
bien (la lengua del país que así lo define).

(3) Es evidente el paralelismo que presenta esta concepción con la de Prakriti (Naturaleza Primordial)
en la India. Prakriti es en efecto el Tao, madre de todas las cosas, mientras que Purusha (Puma), el
espíritu, es el Tao eterno que no tiene nombre. De la unión de Prakriti (activa) y Purusha (pasivo)
nacen las almas del Universo.

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indica como los “brujos” y los sabios que rodeaban al rey campesino contribuyeron,
cada uno por su lado, a su formación arcaica de acuerdo con sus investigaciones, las
que tenían como denominador común las preocupaciones cósmicas, puesto que su
asesoramiento se refería la confección del calendario que aseguraba la
correspondencia armónica entre el ciclo de las estaciones y el ciclo de la vida agrícola y
social.

De estas dos “escuelas” habría nacido el I Ching (Libro de los Cambios), obra
metafísica y cosmológica, luego usada como oráculo imperial.

Del I Ching provienen las doctrinas de Confucio, las taoístas y las del Tao Te.

Aunque señalando influencias recíprocas, Hsu-Ti-Shan indica como


antecedentes directos de la doctrina específicamente taoísta, la doctrina de los
“brujos”, y el I Ching, la “escuela de los números” (una especie de numerología o
numerosofía parecida a la de los pitagóricos), luego la doctrina de las artes mágicas, de
los adivinos, de los astrónomos y astrólogos, la del Tao Te y las escuelas de MoTzu.
Siguen la medicina, la higiene, la higiene sexual, la escuela del calendario y la del Yin
Yang, la doctrina de los cinco elementos y la de la inmortalidad. Todas estas doctrinas
habrían influido en la formación del Taoísmo.

No obstante, nos parece evidente que una línea más directa, por referirse a Lao
Tsé y al Taoísmo antiguo, puede señalarse, a partir del I Ching en las “escuelas” del Tao
Te, las del Yin Reng y las de la inmortalidad.

La idea de una armonía entre el cielo y la tierra y el hombre (por excelencia el


rey) como intermediario entre los dos, es un principio común a toda la cultura china.

Una definición del Tao que ofrece Hi-Tzu:

Yi Yin un aspecto Yin

Yi Yang un aspecto Yang

Che Wei Tao eso es el Tao

se refiere al “Tao que tiene nombre” de nuestro texto y que, unido al Tao impersonal y
no manifestado, en la corriente engendrada por la polaridad de los dos principios –o
sea el atractivo Yin (receptivo, femenino) y el expansivo Yang (activo, masculino)- es

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la “madre” (porque ha dado origen, ha cobijado en su seno) de los diez mil eres
(todos los que existen) (4).

El registro de la historia (Shi-Chin) de Sse-Ma-Chien (145-82 antes de Cristo),


es indudablemente la fuente escrita más importante para la historia del Taoísmo
antiguo.

La doctrina del Yin Yang en el Tao Te Ching

La doctrina del Yin Yang es uno de los productos más extraordinarios de la


metafísica china. Cuando comenzó a ser conocida en Occidente, se señaló cierto
paralelismo con la diada de los pitagóricos, teniéndose especialmente en cuenta los
ejemplos que se encuentran en la Metafísica de Aristóteles. En efecto, en ambas
doctrinas existe coincidencia en atribuir a la dualidad y no a la unidad el principio de lo
múltiple (5).

La unidad es concebida como Tai Ki, la mónada, en ambos casos en el sentido


metafísico y no matemático; quizá esto se explique por faltarle tanto a los chinos
como a los griegos el cero, del cual la unidad metafísica toma, a veces, el lugar.

Se han registrado también analogías entre Lao y Heráclito, y éstas no pueden


negarse por cierto en lo que se refiere al uso constante de la paradoja, a una dialéctica
subordinada a la metafísica, la que lleva siempre implícita la idea de unidad superior.
Pero si en este sentido el Logos de Heráclito tiene cierto parecido con el Tao,
“pólemos” y “eros” no pueden asimilarse al Ying Yang en lo que hace a la explicación
de la dinámica del mundo, puesto que se presentan como fuerzas opuestas de
atracción y repulsión, mientras que el Yin y el Yang son principios polares
complementarios, más que opuestos, y solamente el desequilibrio entre ellos
determina la falta de armonía.

Marcel Granet ha expuesto muy bien el proceso de descubrimiento del ritmo

-------

(4) El número 10 es interpretado a la manera de la Decena pitagórica ( 1+2+3+4). Mil es un símbolo del
número indefinido, como para los hindúes, con los cuales los chinos tienen en común el empleo de los
números simbólicos. Así el Tao sin nombre es parangonable al brahmán neutro de los límites; acerca del
cuál no se puede decir sino Neti, Neti (na-iti!: no es esto, no es esto).

(5) Esto explicaría también la existencia en muchas lenguas del género dual diferente del plural.

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del Yin y del Yang en la antigua cultura china. Como todos los pueblos dedicados a la
agricultura, los chinos han atribuido gran importancia a los ciclos astronómicos y a su
influencia constante en la vida de la sociedad humana y de sus labores. El período Yin
corresponde al otoño y al invierno, y durante el ciclo diario, a la noche y a la luna. En
este periodo no hay trabajo en el campo, la sociedad subsiste por los trabajos de las
mujeres que tejen en el hogar. Se ha notado también la relación entre el ciclo
menstrual y las fases del mes lunar. El período Yang, por el contrario, corresponde a la
primavera y al verano, al día, al sol, al calor. Los hombres trabajan en el campo con la
fuerza de los brazos. Yang corresponde al sexo fuerte.

Las antiguas canciones nupciales chinas celebran los “matrimonios” masivos


que se efectuaban durante la primavera, cuando los jóvenes cruzaban a nado el río para
unirse con las muchachas y procrear. Esta era la unión del Yin Yang.

La explicación de Granet, sin embargo, pretende atribuir el descubrimiento del


Yin Yang a causas puramente sociológicas y concibe la naturaleza un poco a la manera
del hombre moderno, como un conjunto de fenómenos, dentro de una cosmovisión
“naturalista”. Granet parece olvidar que el orden superior a lo humano estaba en poder
del augusto cielo (K’wang-t’ien), llamado también el señor de lo alto (Shang-ti) que
reside en la Osa Mayor. Y lo más grave es que –en oposición a toda la tradición china-
concibe el Yin Yang como anterior al Tao.

Para pensar en las fases de la luna, hay primero que pensar en la luna. De esta
manera, primero hay la idea de un orden y luego la de sus ritmos. Así, el Yin Yang
está determinado por principios metafísicos, y, en forma subordinada, por aspectos de
la naturaleza del cosmos, de la especie humana, de los animales, de las plantas y hasta
de las cosas, que no son concebidas como inanimadas, porque llevan fuerzas Yin y
Yang.

Es la dinámica de la vida universal aun en lo físico, pero relacionada con la


naturaleza metafísica, dependiente del orden superior que es el Tao.

Algo enigmática aparece la razón por la cual el Yin, receptivo y oscuro,


antecede tradicionalmente al Yang, expansivo y luminoso. Los sociólogos proponen
una razón histórica y antropológica: el régimen matriarcal habría sido anterior al
patriarcal en la China arcaica, y este hecho explicaría por qué la tradición pone el Yin
antes que el Yang.

Pero esto es insuficiente. Pensando en el alma-embrión, debemos tener en


cuenta la anterioridad de la situación subterránea, oscura, de la semilla, del huevo, a la
del árbol, el orden cósmico, las aves y los seres orgánicos. Debemos considerar que la

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idea de lo embrionario contiene en sí, en principio, todas las virtualidades de sus
desarrollos futuros. Esta idea es de suma importancia en el Taoísmo y en su constante
del retorno al caos primordial, que es una imagen de la unidad indistinta a partir de la
cual se expandió el mundo mediante un movimiento en torbellino, que hizo que las
cosas individuales se desprendiesen en sus distintas combinaciones de Yin y Yang.
Tenemos, además, la insistencia en los símbolos del Yin en relación con el Te. Los
textos sobre las ventajas del agua, de la humildad, de la debilidad –todos los símbolos
del aspecto Yin- contrapuestos a los correspondientes del aspecto Yang, para sugerir
que el Te consiste en elegir el Yin para realizar el Yang.

Hacer-no-haciendo (Wey-Wu-Wey)

Lo que acabamos de exponer a propósito de la mayor importancia de lo latente


y oscuro como “modo de proceder” del Tao, nos obliga a explicar la expresión china
Wu-Wei=No-hacer, muy usada en nuestro libro, y que muchos occidentales han
interpretado como quietismo y pasividad.

La idea taoísta es la del retorno a la acción espontánea, como la del niño que
juega solo por jugar, como la del viento que mueve los árboles, como la del arroyo
que corre.

Los taoístas rechazan los ideales confucianos por la falacia de su manera de


concebir la existencia humana, valorizando esencialmente la maduración racional y la
experiencia como factores puramente positivos. Rechazan asimismo la imposición de
las actitudes solemnes en el trato con los demás y los convencionalismos fijados por el
ritual, que el niño desconoce.

La conciencia “difusa”, la visión abierta del niño, cuya mente todavía no está
esclavizada por los prejuicios y los hábitos, es comparable a la actividad natural y
puede relacionarse con otros famosos textos taoístas (el que afirma, por ejemplo, que
el sol no necesita conciencia de dar la luz y el calor a la tierra para darla; que el cielo
manda la lluvia sin “tener la intensión” de beneficiar a la tierra, etc.). “El buen
caminante no deja huellas”, dice nuestro texto. Se trata de la acción impersonal,
espontánea, que actúa como los fenómenos naturales.

Para el taoísmo la conciencia del “yo” y la “referencia al yo” (en sánscrito


Ahamkara), se adueña de la acción, la estropea y la malogra, porque la subordina –más
o menos claramente- a sus propios fines.

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La aceptación receptiva (y no pasiva) de la voluntad del cielo es la que está
representada repetidamente en nuestro texto, mediante el símbolo del “valle” y el (Ku
Shen); es la ley del sabio, y el actuar de acuerdo a esta ley –sin tener en cuenta los
deseos particulares o la voluntad propia- es el camino trazado por el cielo, es llegar al
Tao, puesto que la ley de la tierra es el cielo, y la ley del cielo es el Tao.

En la concepción de los taoístas, el hombre está rodeado de fuerzas que tienden


a desvirtuar sus acciones y su conducta. No solamente el contacto con los hombres es
contaminante, sino que lo es también el contacto con los objetos, con las cosas que
pueden servir de soporte a las “influencias errantes”, fuerzas invisibles que el hombre
profano desconoce, pero que pueden determinarlo a asumir, como propios, deseos y
logros que provienen de estos influjos.

Asimismo, el Taoísmo condena la autosuficiencia, la ley que uno se da a sí


mismo, arbitrariamente, pues se fundamenta en la ignorancia de las causas ocultas. Por
eso, el verdadero sabio se presenta a los hombres como un mendigo, como un torpe
(6), como un loco. Todo el convencionalismo social hace que el sabio tome esta
actitud y se presente envuelto en las fuerzas oscuras del Yin, templando la luz interior,
como dice nuestro texto. Porque ésa no es “su luz”, sino la luz, no es “su gloria”, sino
la gloria.

Hay un texto donde se dice que el taoísta tiene que “llegar a ver la estrella polar
desde el hemisferio austral”. Tiene que “ver sin los ojos”, “oír sin los oídos”, etc.,
porque su posición polar está liberada de las limitaciones espaciales, es el “eje del
mundo”, niño y viejo al mismo tiempo; porque se vuelve una personificación del
“espacio sagrado”, como el Tao lo es del “tiempo sagrado”, siempre reversible por su
primordialidad.

Hacer-no-haciendo es “nutrirse en el seno de la madre” (cósmica) como dice


el texto.

El Wu-Wey es entonces una doctrina de la acción.

El Te que realiza este tipo de acción tiene su fundamento en la ley de las


“acciones y reacciones concordantes”.

Esta ley se halla indicada en nuestro texto:

-------

(6) En el mito de la Caverna de Platón, el que ha salido de la cueva y ha recibido la “iluminación”


aparece como un loco, y su comportamiento en la oscuridad se vuelve torpe..

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“Las armas del reino

No se muestran al extranjero”.

Por lo que sabemos, se trataría de uno de los pilares de la tradición taoísta y


tiene una especial aplicación referida a la ley del movimiento.

Puesto que la ley del mundo, en cuanto a su dinámica, es Yin Yang, ésta
se aplica a los dos tipos de movimientos cuyo alternarse caracteriza la vida biológica y
natural. Al movimiento Yin=contracción, sigue el Yang= expansión, y el “continuum”
de la vida está constituido por esta discontinuidad en cuanto es rítmica (por ejemplo,
sístole y diástole en el corazón).

Producir una contracción significa provocar una reacción expansiva.

La concepción del hombre en el Taoísmo

Entre las muchas tríadas que existen en la tradición china, una de ellas se refiere
al hombre situado entre el cielo (lo trascendente) y la tierra (lo inmanente); siendo el
hombre –como hijo del cielo y la tierra- intermediario entre los dos, este rol es
personificado por excelencia en el rey y luego por el emperador “hijo del cielo”.

Esto está en cierta correspondencia con otra tríada: cielo, tierra y centro, lo que
corresponde a los “tres mundos” del cosmos religioso hindú y también a los tres
“pachas” de la religión incaica.

La concepción del hombre se halla entonces relacionada con esta posición


central; por eso, el emperador, al celebrar los grandes sacrificios, tenía que estar
“situado” en este centro.

Es innegable que al Taoísmo se debe la creación de la alquimia, de la medina


china tradicional y de variadas prácticas de adivinación, entre las que el detenido
estudio de los signos corporales fue particularmente cultivado.

Mucho se ha hablado de la búsqueda de la longevidad a través de la alquimia y


de otros procedimientos. La idea inicial de la longevidad se halla relacionada con el
armónico desarrollo del “alma embrionaria”, que supone un equilibrio constante entre
el cuerpo y las diferentes almas, evitando que una de las facultades se desarrolle con
exceso, debilitando a otras.

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En la China tradicional es muy conocida, la alta estimación que ha tenido la
longevidad. Se encuentra cabalmente expresada en una enseñanza de Confucio acerca
del valor de la maduración intelectual en la relación con la edad. Dentro de este
contexto cultural, no se puede excluir que determinados grupos taoístas hayan
buscado el “elixir de la larga vida”. Pero hay que tener presente que la idea se remonta
a la búsqueda de algo que ha quedado de los tiempos primordiales y míticos, algo que
el hombre ha perdido.

Este es el sentido de las numerosas alusiones que se hallan en nuestro texto


acerca de una simplicidad idílica, de una edad de oro, de un perfecto “status” social
que hubiera caracterizado aquel pasado remoto, en el que tanto los reyes como los
súbditos, seguían espontáneamente los principios emanados del Tao.

La longevidad taoísta, así como la concepción de los “inmortales”, no fue


nunca, en los círculos taoístas ilustrados, sino el símbolo de una integración del ser
humano con la emanación del principio trascendente que reside en él y es en ese
sentido que deben entenderse los grandes textos taoístas como Lao Tsé, Chuang Tzu y
Lieh Tzu.

Ubicación histórica de Lao Tsé

La tradición china, de acuerdo con Sse-Ma-Chien, hace remontar la existencia


histórica de Lao Tsé y la composición de nuestro texto al siglo VI antes de nuestra era
y lo presenta como contemporario de Kung-Fu-Tzu (Confucio) y de Buda
Sakyamuni.

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PRIMERA PARTE

El LIBRO DEL TAO


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El principio I

El Tao que puede ser nombrado no es el Tao eterno.

El nombre que puede ser nombrado no es el nombre inmutable (1).

La no-existencia (2) es el principio del cielo y la tierra.

La existencia es la madre de todo lo que hay.

Desde la eterna no-existencia completamos en calma el misterioso principio del


Universo;

Desde la eterna existencia vemos con claridad las distinciones superficiales (3).

No- existencia y existencia son uno y lo mismo en su origen; solo se separan cuando
se vuelven manifiestos.

Esta unidad se denomina profundidad (4). La infinita profundidad es la fuente donde


se origina todo lo que hay en el Universo.

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(1) El Tao eterno no puede ser definido, puesto en palabras, pues las palabras no son
otra cosa que símbolos y una definición se basa en la relatividad de las cosas. ¡Cómo
pueden representar al todo-comprensivo, verdadero Tao y nombre que no tiene
nombre? Solo por la utilidad de comunicarnos lo llamamos Tao.

(2) La no-existencia no significa ni remite a la nada, sino a un estado previo a la


existencia.

(3) Superficiales, es decir aparentes, sombras, imágenes de la verdad.

(4) “Profundidad” es una interpretación de la palabra china hsuan, que significa “lo
infinitamente pequeño del universo no descubierto por el hombre” (literalmente:
“una cosa pequeña cubierta por un hombre”). La “infinita profundidad”, en chino,
literalmente significa “la profundidad de la profundidad”, o “la infinita pequeñez de la
infinita pequeñez”. Pueden confrontarse estas ideas con las modernas teorías científicas
y filosóficas sobre el átomo, el electrón, etc.

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Asimilación 1
II

Cuando conocemos que lo bello es bello, también conocemos la fealdad que existe en
el mundo.

Cuando conocemos que el bien es bien, entonces conocemos el mal que existe en el
mundo.

De este modo, la existencia sugiere la no-existencia (2).

Lo fácil promueve lo difícil.

Lo más corto surge de lo largo por simple comparación.

Lo alto y lo bajo se diferencian por el lugar que ocupan.

La voz y el tono se armonizan uno al otro.

“Después” sigue el recorrido de “antes”.

Por esto el hombre sabio actúa sin acción y enseña permaneciendo callado ( 3).

No se queda en la obra cumplida.

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(1) El título de este texto de entenderse como: “Asimilación de las dualidades”,
unificación, síntesis. Las dualidades bello-feo, bien-mal, placer-dolor, son concebidas
por el Oriente tradicional como correlativas, no aislables y como dos polaridades que
emanan de una misma unidad.

(2) La idea de no-existencia no debe entenderse en el sentido metafísico de más allá de


la existencia, sino como lo opuesto a la existencia, en el sentido de dejar de existir.

(3) El hombre situado en la bipolaridad de las dos fuerzas Ying y Yang “actúa sin
acción”, es decir, practica el Wei-Wu-Wei (hacer no haciendo). Véase nuestro
prólogo, “Enseña permaneciendo callado”, alude, entre otras cosas, a la superioridad
del silencio sobre la formalización del lenguaje.

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Apaciguar al pueblo III

No alabes al sabio, verás que el vulgo no rivalizará con él.

No valores las cosas difíciles de obtener, verás que nadie se entregará a la codicia.

No mires lo que provoca tu deseo, verás que tu mente no padecerá confusión.

Por eso, cuando el sabio gobierna,

vacía la mente de los hombres y llena sus vientres (1).

Debilita su ambición y fortalece sus huesos.

El pueblo queda limpio: no conoce lo que es malo ni desea lo que es bueno.

Así se impide el triunfo del astuto (2).

El sabio gobierna sin acción, luego, nada queda por ser gobernado.

22
(1) Hemos traducido la palabra china hsin, cuyo significado etimológico es “corazón”
por “mente”: atendemos con ello al hecho de que los chinos hacían del corazón la sede
del pensamiento y centro del ser total. La antítesis aparentemente brutal entre hsin
(pensamiento), chih (voluntad, ambición) y ku (huesos), se explica pensando que
llenar el vientre y fortalecer los huesos corresponde a una necesidad natural de la vida,
no así llenar la mente o la voluntad de vanos deseos y pensamientos.

(2)L os conocimientos de que se jactaban los letrados confucianos (contra los cuales
está dirigido este capítulo), son entendidos aquí en una esfera absolutamente inferior
a la sabiduría y contrarios al orden natural. Se equivocaron quienes han creído ver en
este capítulo una incitación a mantener al pueblo en la ignorancia.

Lo que se busca es orientar al pueblo en un conocimiento que prodigue paz y lo aleje


de vanas ambiciones personales.

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El vacío de origen IV

El Tao es un recipiente hueco, difícil de colmar (1).

Lo usas y nunca se llena.

Tan profundo e insondable es que parece anterior a todas las cosas.

Redondea los ángulos, desenreda las marañas, suaviza el resplandor, se adapta al polvo.

Tan hondo parece, y sin embargo siempre está presente.

No se sabe de quién es hijo.

Parece anterior a los dioses.

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(1) La imagen del recipiente hueco se relaciona con la idea del vacío que no es el no-
espacio sino aquello que al estar “lleno de algo” no lo contiene dentro de límites
determinados. En ese sentido, la capacidad de la jarra de llenarse queda anulada por el
hueco y el Tao pasa como la vida misma que fluye siempre como una corriente
inagotable. Es decir: la jarra no posee el agua que pasa por ella.

25
Realización del vacío V

Niel cielo ni la tierra muestran benevolencia;

Tratan las cosas del mundo como si fueran perros de paja (1).

Tampoco el sabio es benevolente;

Trata a las personas como si fueran perros de paja.

El espacio entre el cielo y la tierra es como un fuelle, exhala vacío sin cesar.

Cuanto más se lo mueva, tanto más exhalará.

Más se habla de él y menos se lo alcanza.

Es mejor mantenerse en el centro (2).

26
(1) La expresión “perros de paja” requiere una explicación. El uso ritual de animales de
paja o de papel, el hecho de que se los quemara sustituyendo a los animales y a los
seres vivientes en los sacrificios, indica que mediante el fuego se suponía que los
muñecos venían transformados. Su esencia sutil se elevaba hasta el cielo como
ofrenda, tomando el lugar de los antiguos sacrificios sangrientos. En los funerales
tradicionales de la China se usaba material de papel y paja para “acompañar el alma del
muerto” en su tránsito a otra vida. En ese mismo sentido debe entenderse la frase de
Mao Tsé Tung –“tigre de papel”- referida a los Estados Unidos de Norteamérica con la
connotación de que el tigre es el símbolo de Occidente.

(2) Huan-Nan Tzu define el espacio intermediario de este modo: “Receptáculo con el
cielo por techo y la tierra por fondo: forma de nueve ruedas con nueve puntos
externos”. El centro es entonces la posición solar, el espacio sagrado en el que
confluyen las influencias del Cielo y de la Tierra.

27
Realizar la imagen 1 VI

El valle y el espíritu del valle nunca mueren (2).

Ambos forman la madre secreta.

La puerta de la madre secreta (3)

es la raíz del cielo y la tierra.

Sutil, ininterrumpidamente, permanece, perdura.

Se usa pero nunca puede ser consumida.

28
(1) El texto es hermético y el título indica su sentido: “Vacio que debe ser llenado”.

(2) El valle y el espíritu son los dos elementos que forman el universo: el Yin y el Yang,
femenino y masculino, negativo y positivo, frio y caliente, inferior y superior, etc.

(3) La puerta de la madre secreta significa que hay que entrar en el Yin (oscuridad) para
alcanzar el Yang (luz) y superar la dualidad complementaria.

29
Ocultar el resplandor * VII

El cielo dura eternamente, la tierra permanece.

Eternos y permanentes porque no buscan en si mismos la razón de su existencia ( 1).

Por eso perduran.

Es así que el hombre sabio se coloca en el último lugar y sin embargo es el primero.

Porque no piensa en si mismo, por eso sobrevive (2).

Es a causa de su desinterés que su propio interés se realiza.

30
(1) El sol no tiene conciencia de dar vida (luz y calor) a la tierra; pero le da la vida. El
“tener conciencia” significa atribuirse a si mismo algo que destruye su perennidad y su
fecundidad, puesto que se refiere a “su” ser.

(2) El sabio, cuando gobierna, se preocupa solo del bienestar de su pueblo y abandona
el suyo propio: como consecuencia, obtiene grandes honores.

(*) El sabio es primordialmente altruista.

(*) El símbolo chino del cielo es un agujero circular negro.

31
La naturaleza espontánea VIII

La suprema bondad procede como el agua. El agua llega a todas las cosas y las favorece,
pero no busca el poder (1).

El agua permanece en los lugares que otros desdeñan.

Eso hace que se parezca al Tao.

Viviendo halla la alegría de vivir

Sintiendo encuentre el sentimiento.

Siendo amigo de todos encuentra la armonía.

Ama la veracidad en sus palabras.

Ama el orden y la justicia en el gobierno.

Actúa con justa medida y es oportuno en la acción.

Así, al no haber lucha, no se impone, no existe el daño.

32
(1) El agua es un elemento Yin. De allí su afinidad con la naturaleza primordial que se
deja plasmar y con lo femenino en general.

El Tao no tiene forma y el agua se asemeja a él (Wang Pi).

La naturaleza del agua lleva la pureza; si ella llega a chocar con las piedras, éstas la
ensución (Wang Pi).

33
El uso de la nada IX

Abandonemos las cosas a sí mismas, no las llevemos hasta su último extremo.

Una hoja permanentemente afilada pierde su filo.

¿Quién puede vigilar una habitación llena de joyas y piedras preciosas?

Riqueza, honores y orgullo, conducen a la destrucción cuando el poderoso se vuelve


altanero.

Acabada la obra y enaltecido el nombre, es bueno retirarse (1).

Ese es el Tao del cielo.

34
(1) Acabada la obra (hecha espontáneamente y sin apego) y enaltecido el nombre,
significa cumplir cabalmente con la voluntad del cielo. Retirarse en la oscuridad es lo
que hace el sol, la luna, las estrellas y el hombre que ha cumplido su ciclo.

35
Lo que es posible hacer X

Que tu cuerpo y el alma vital estén unidos en un abrazo sin separación.

Que el aliento vital te vuelva fresco y tierno como tierno y fresco es un niño recién
nacido.

Purifícate alejando de ti las visiones demasiado profundas para no gastarte inútilmente.

Amando a los demás, gobernando a tu pueblo, aprende la sabiduría de la no-acción


(1).

¿Puedes abrir y cerrar las puertas del cielo como una mujer?

Producir y cultivar, producir y no poseer, producir y no almacenar, aumentar y no


dominar.

Esta es la verdad secreta.

Conociendo todo, procede como si nada supieras.

36
(1) Por si solas, siendo no-actuantes, las cosas se transforman (Wang Pi). Ignorar con
la inteligencia la claridad del sol y de la luna, conformar su acción con la regularidad de
las cuatro estaciones, desarrolla una luz que se expande hasta los cuatro ángulos de la
tierra (Wen-Tsu).

El texto se refiere a las distintas almas de los chinos. El alma vital “abrazada al cuerpo”,
significa no solo el permanecer en vida, sino obtener mediante prácticas complejas
(semejantes al Yoga), el desarrollo del “alma-embrión” a la cual se refieren los versos
que siguen.

Las visiones “demasiado profundas” del alma (mental) pueden desequilibrar y debilitar
el cuerpo absorbiendo fuerzas del alma (vital).

El niño recién nacido es la imagen taoísta de la conciencia difusa y sin apegos del yo.

37
La utilidad de la nada XI

Treinta rayos convergen hacia el centro de una rueda, pero es el vacío en el centro el
que hace útil a la rueda.

Con arcilla se moldea un recipiente, pero es precisamente el espacio que no contiene


arcilla el utilizamos como recipiente.

Abrimos y puertas y ventanas en una casa, pero es por sus espacios vacíos que
podemos utilizarla.

Así, de la existencia provienen las cosas y de la no-existencia su utilidad (1).

38
(1) Sin espacio no podemos beneficiarnos de la rueda de un carro ni de un recipiente
ni de una casa. Sin rayos, arcilla y paredes no podemos usar el espacio comprendido
entre ellos. La existencia y la no-existencia, pues, coexisten y son interdependientes.

39
Represión del deseo XII

Los cinco colores ciegan la vista del hombre.

Los cinco sonidos ensordecen el oído del hombre.

Los cinco sabores dañan el paladar del hombre.

La caza vuelve feroz la mente del hombre.

Las cosas difíciles de obtener lo vuelven cruel.

Luego, el sabio alimenta su vida interior y no sus sentidos (1).

Excluye lo uno y persiste en lo primero.

40
(1) El texto señala cómo las sensaciones y las percepciones llenan la mente de
impresiones e imágenes. Si es un lamentable error identificar el ser con el cuerpo, más
grave es identificarlo con la mente, con sus cambios continuos y a merced de las
captaciones de lo externo. Por eso es mejor alimentar y no los sentidos.

“Luego el sabio alimenta su vida interior y no sus sentidos”, podría traducirse por:
“Luego el sabio alimenta su estómago y no su ojo”, entendiendo por “estómago” la
vida interior, y por “ojo” la vida de los sentidos.

41
Evitar la vergüenza XIII

La honra y la deshonra son cosas que dan miedo.

La gloria y la desgracia son como nuestro cuerpo.

¿Qué significa esto? (1).

La honra es un privilegio, la deshonra un mal.

Si se los alcanza hay que tener temor, si se los pierde hay que tener temor.

De un modo u otro: permanecemos en el temor.

Luego, la honra y la deshonra son cosas que dan miedo.

Además, al cuerpo debemos nuestra gloria y nuestra desgracia.

Si no lo tuviéramos, ¿cómo nos podrían sobrevenir?

Luego, aquel que considera las cosas del mundo como considera la gloria de su propio
cuerpo, puede gobernarlas.

Y solo a quien ama el mundo como a su propio cuerpo se le puede confiar el mundo
(2).

42
(1) El texto, con una forma dialéctica, rara en este libro, está dirigido en forma
accidental contra la etiqueta y la jerarquía de la China de su tiempo, y muestra la
inestabilidad de la gloria mundana y de la salud corporal.

(2) Se refiere al cuerpo-microcosmos y al soberano intermediario (hombre por


excelencia) entre cielo y tierra, de cuya conducta depende la suerte del Estado.

Wang Pi comenta: Sabio en lo interior, rey en lo exterior; nadie puede alcanzarlo,


nadie puede cambiarlo.

43
Alabanza del misterio XIV

Aquello que miramos y no podemos ver es lo simple (1).

Lo que escuchamos sin poder oír, lo tenue.

Lo que tocamos sin asir, lo mínimo.

Lo simple, lo tenue y lo mínimo no pueden indagarse (2).

Juntos se conjugan en lo uno.

Revelado, no deslumbra.

Oculto, no pierde su luz.

Infinito, no puede ser definido.

Se esfuma en la no-existencia.

Es la forma de lo que no tiene forma, es la imagen de la no-existencia.

Es lo esquivo y misterioso.

Lo puedes mirar de frente, pero no verás su rostro.

Lo puedes seguir, pero no lograrás ver su espalda.

Quien se apega con fuerza al Tao primordial, gobierna la existencia de cada día y puede
adquirir la sabiduría primordial.

Esta es la iniciación en el Tao (3).

44
(1) En el sentido de “calidad de simple”, “sin composición”, “puro”.

(2) Es decir, ninguno puede ser examinado íntimamente de modo aislado. En esta
primera parte el texto repite el I Ching: Si uno lo mira, no lo ve; si lo escucha con
atención, no lo oye; si lo toca, no lo alcanza. Se llama imperceptible .

(3) Se trata del conocimiento de lo sutil, de lo no sensible que es la primera iniciación


en el Tao. La sabiduría primordial es aquella de la unidad del caos primordial. Y sigue
siendo la única fuente de vida. Se trata de un texto marcadamente esotérico.

45
Manifestación de la virtud XV

Antiguamente, el perfecto hombre de Tao, era sutil, penetrante y tan profundo, que
difícilmente podía ser comprendido.

Por ese motivo, trataré de describirlo:

Era prudente, como quien cruza un río en invierno.

Cauto, como quien se sabe rodeado de peligros.

Reservado, como quien se siente huésped.

Desprendido, como el hielo mientras se derrite.

Auténtico, como un trozo de madera no trabajada.

Amplio como un valle.

Oscuro como el agua turbia.

¿Quién es capaz de aclarar lo oscuro, cuando ello deviene lentamente luz?

¿Quién es capaz de aquietar lo turbio, cuando ello se aclara con lentitud?

¿Quién es capaz de impulsar lo estancado, cuando ello progresa pausadamente?

Quien abraza el Tao no desea la plenitud.

Precisamente porque no ha alcanzado la plenitud, al declinar se renueva (1).

46
(1) El estar lleno (de deseos, preocupaciones, ambiciones) es lo que impide al hombre
recibir la luz del Tao.

She Ching: Nada más profundo que un manantial.

Chuang Tsu: Lo que está lleno ya no puede recibir y desborda; lo que está vacío, aspira
a los seres.

Weng-Tsu: El vacío es el lugar no ocupado; la paz, el corazón (la mente) sin apegos.

47
Volver a la raíz XVI

Sea tu meta el máximo de vacío.

Conserva la firmeza de la paz:

Nacen las cosas y entran en la existencia, pero desde allí las vemos regresar a su reposo.

Mira lo que florece: cada una vuelve a su raíz.

Volver a la raíz es encontrar el descanso.

Este descanso significa regresión al destino.

Regresar al destino significa durar constantemente.

Conocer lo constante es estar iluminado.

Pero no conocer lo constante es caer en la ceguera y el desastre (1).

Quien conoce lo constante, lo abarca todo.

El que todo lo abarca es justo con todos.

Siendo justo con todos es universal.

Lo universal es el ritmo del cielo.

Y lo que está en ritmo con el cielo, lo está con el Tao.

Y lo que está en ritmo con el Tao, perdura eternamente.

Aunque su cuerpo muera, nunca perecerá.

48
(1) El texto manifiesta una visión de despego propia del sabio que sabe que las cosas del
mundo tiene su ciclo vital y que luego retornan a su propia esencia (a lo no
manifestado).

Lo no cambiado es la continuidad de los seres, dice Wang Pi.

El que conoce el cielo, navega en el Tao.

Confrontar con el I Ching: El cielo es el antepasado y el rector de todo lo que existe.

49
Costumbres puras XVII

Acerca de los antiguos, todo lo que se sabe es que existían.

Sus sucesores fueron amados y alabados y los siguientes fueron temidos.

Los que siguieron después, aborrecidos (1).

Si no te tienes plena confianza, otros te serán infieles.

Entonces las palabras rituales estarán medidas (2).

El mérito de las obras tenía plenitud.

Todo el mundo decía:

“Estamos en armonía con nosotros mismos”.

50
(1) Aquí se expresa el estado de decadencia con respecto a un estado primordial,
armonioso e idílico.

(2) La referencia a que las palabras rituales estaban “medidas” es un rechazo de la


transformación en ritos de todas las actividades y actitudes de la sociedad china,
transformación que estuvo a cargo de los letrados confucianos sobre la base del Libro
de los Ritos (Li Ki).

51
Decadencia de las costumbres XVIII

Al declinar el gran Tao, surgen la rectitud y la bondad.

Cuando nacen el conocimiento y la astucia, aparecen los grandes hipócritas.

Cuando las relaciones familiares no son armoniosas, aparecen la “piedad filial” y el


“amor” (1).

Cuando la confusión y el desorden reinan en los pueblos, se habla de patriotismo.

Solo donde está el Tao reina el equilibrio.

Cuando el Tao se pierde, todo deviene falso.

52
(1) Este texto, muy polémico contra los letrados, insiste sobre el hecho de que las
virtudes confucianas (piedad filial, “jen”), que antes eran espontáneas y no consientes,
han sido luego impuestas a la familia y a la sociedad.

Wang Pi explica muy bien la idea cuando dice: La virtud de estar mojado viene a los
peces cuando han perdido en la orilla el camino del lago.

53
Retorno a la espontaneidad XIX

Renuncia al conocimiento y no sufrirás.

Renuncia a la sabiduría y deja de lado la erudición, y el pueblo será largamente


beneficiado.

Renuncia a la benevolencia y rechaza la rectitud, y los hombres retornarán al deber


filial y al amor paterno.

Renuncia al engaño y arroja la ganancia, y no habrá más bandidos y ladrones.

Sin embargo estas normas son extensas e insuficientes

Mejor es que el hombre actúe libremente.

Muéstrate sencillo y guarda tu naturaleza primordial (1).

Haz que tu “yo” sea más pequeño y limita tus deseos.

54
(1) La “justicia” formalmente representada deja de ser tal. Solo la sencillez encuentra
todas las virtudes en su unidad primigenia.

55
Diferente de los demás XX

Entre el sí y el no, ¿qué diferencia existe?

Entre el bien y el mal, ¿qué diferencia existe?

¿Es verdaderamente temible eso que los hombres tanto temen?

Todo lo que puede verse es como un desierto sin límites.

Los hombres están de fiesta como en los días de los grandes sacrificios.

O cuando en primavera se asoman a las terrazas (1).

Solo yo permanezco tranquilo, sin tareas que cumplir, como un niño que todavía es
incapaz de sonreír, siempre desamparado, como si no tuviese hogar (2).

Los demás viven en la abundancia, solo yo parezco pobre.

Es posible que mi mente sea la de un loco, tan oscurecido y confuso me siento.

La gente vulgar da la impresión de ser clara y brillante, solo yo me muevo como una
sombra.

Ellos son agudos, seguros de sí mismos.

Yo estoy decaído y me muevo como se mueve el océano.

Voy a la deriva, sin asidero alguno.

Todo el mundo parece tener algo que cumplir.

Sólo yo soy torpe y estoy fuera de lugar.

Soy diferente, yo encuentro la paz y soporte en la madre que me nutre.

56
(1) “Asomarse a una torre en primavera” se refiere a costumbres chinas, generalmente
grandes fiestas o diversiones.

(2) La soledad del sabio se contrapone a los hombres vulgares que en el mundo van
siempre en grupo (Tien Tsu), aman la agitación y huyen de la paz (Chuang Tsu). Lo
que oyen por los oídos les sale por la boca.

57
La mente vacía XXI

La gran fuerza activa se manifiesta, pero solo siguiendo el Tao.

La naturaleza del Tao es a la vez invisible e intangible.

Invisible e intangible, pero tiene formas en su seno.

Invisible e intangible, pero no carente de sustancia.

Y aunque la naturaleza del Tao es oscura y sutil, no carece de esencia ( 1).

Esa esencia, siendo invariablemente veraz, es fiel en sí misma.

A través de los tiempos ha mantenido su pureza y ha sido el origen de todo lo que


existe (2).

¿Cómo puedo saber que así fue lo primordial?

Por el Tao (3).

58
(1) El Tao es definido por Kuan-Yin-Tzu como un agua sin manantial ni afluentes.

(2) Las formas que están en el seno inescrutable del Tao, por ser profundas y sutiles, se
manifestarán de acuerdo con las palabras de I Ching: En el cielo se realiza el símbolo,
en la tierra se realiza la forma.

Kuan-Yin-Tzu dice que los seres nacen primero en lo alto y luego se transforman en
objetos terrestres.

Desde estas formas (sutiles o groseras) manifestadas, se puede remontar a lo


primordial y en ellas encontrará prueba de la existencia de lo no-manifestado.

(3) Equivaldría a un conocimiento inmediato, especie de iluminación o intuición


intelectual.

59
Fomentar la humildad XXII

Si te doblas, te conservarás entero (1).

Si eres flexible, te mantendrás recto.

Si estás vacío, permanecerás lleno.

Consúmete, y serás renovado.

Al que menos tenga, más se le dará.

Al que más tenga, más le será quitado.

Por eso el sabio está consigo mismo y se vuelve arquetipo del mundo.

No se exhibe, luego resplandece.

No se celebre, luego es advertido.

No se alaba, luego es alabado.

No se vanagloria, luego es insigne.

Y porque no lucha, nadie en el mundo puede luchar contra él.

“Si eres humilde, te conservarás entero”, dice un antiguo proverbio.

¿Quién es capaz de considerar vanas estas palabras?

En verdad, el humilde conservará su entereza.

60
(1) Texto inspirado en el I Ching: El gusano se dobla para extenderse. Los dragones y
serpientes hibernan enrollándose para conservarse (en vida) . La idea de la integración
del ser humano está aquí relacionada con la capacidad de contracción (concentrarse)
en la interioridad (sobre sí mismo) para poder desplegarse en su plenitud.

61
Identificación con el Tao XXIII

Ser parco de palabras es lo natural.

Una tormenta no dura toda una mañana.

Una lluvia torrencial no dura un día entero.

¿De dónde provienen estas cosas? Del cielo y la tierra.

Si el cielo y la tierra no pueden hacer que estos cambios duren eternamente, ¡mucho
menos el hombre! (1).

Quien sigue el camino del Tao, se identifica con el Tao.

Quien tiene virtud, se identifica con la virtud.

Quien se abandona, se identifica con el abandono (2).

Por eso quien se identifica con el Tao, recibe la bienvenida del Tao.

Quien se identifica con la virtud, recibe la bienvenida de la virtud.

Y quien se identifica con el abandono, recibe la bienvenida del abandono.

Que no pida fe a los demás, quien no tiene fe.

62
(1) El sentido del texto se refiere a que los procesos naturales son graduales si están
destinados a perdurar. Los hechos abruptos y violentos no tiene duración y por su
carácter “accidental” no pueden referirse a la constante ley de la naturaleza.

(2) Los pasajes sobre la identificación con la virtud, el abandono, etc. (como los
siguientes acerca de la recepción) aluden a la relación entre las acciones humanas y las
fuerzas cósmicas que actúan en concordancia, en el sentido de que los actos humanos
se “cosmicizan” antes que volver a su gente en forma de recepción igual, pero en
sentido contrario.

63
La complacencia nociva XXIV

El que está en puntas de pie, no está firme.

El que camina a grandes zancadas no irá muy lejos.

El que se exhibe no es luminoso.

El que se celebra pasará inadvertido.

El que se exalta a sí mismo no es excelso (1).

Estos, comparados con el Tao, son como “Exceso en el alimento y desenfreno en la


acción”, hechos que repugnan a todos.

Por lo tanto, quien posee el Tao los ignora.

64
(1) El texto muestra reminiscencia del I Ching: Si la fuerza reside en los dedos de los
pies, se puede avanzar, pero mal. Y luego: Tiene méritos y no lo demuestra; es la cima
de la grandeza del alma. El hombre que proclama sus méritos es un hombre inferior.

65
Representaciones del misterio XXV

Hay un ser nebuloso nacido antes que el cielo y la tierra.

Inmóvil, insondable, permanece solo y jamás se modifica.

Lo llena todo y jamás se extingue, girando perpetuamente, sin peligros, madre de


todas las cosas.

Desconozco su nombre, pero obligado a llamarlo de alguna manera, lo llamo Tao, el


trascendente (1).

Que trasciende significa que avanza; avanzar es llegar lejos; y el que llega lejos vuelve al
lugar de origen.

Luego el Tao es supremo, el cielo es supremo, la tierra es suprema y el rey es supremo.


Hay cuatro cosas supremas en el Universo, y el hombre es una de ellas (2).

El hombre acata las leyes de la tierra.

La tierra acata las leyes del cielo.

El cielo acata las leyes del Tao.

Y Tao, las de su propia naturaleza.

66
(1) Etimológicamente, corresponde a un hombre que alarga sus brazos y piernas al
máximo; lo traducimos por supremo o trascendente.

(2) Aquí aparecen los cuatro conceptos del Tao: Tao del cielo, Tao de la tierra, Tao del
hombre y el concepto abstracto de Tao. Véase la jerarquía: Tao, cielo, tierra, hombre.
Debe recordarse que el rey es el hombre por excelencia.

67
La virtud de la gravedad XXVI

Lo de más peso es el soporte de lo de menos peso.

Lo inmóvil es el poder que domina al movimiento (1).

Por eso el sabio, aunque viaje todo el día, nunca se aleja de su punto de partida.

Y aunque viva rodeado de homenajes, nunca pierde su apacible gravedad.

¿Cómo puede entonces un señor dueño de diez mil carros de guerra comportarse con
tanta ligereza? (2)

Ser ligero es perder la base.

Si se agita, perderá su trono.

68
(1) Wang Pi dice: Lo divino no soporta a lo pesado; lo pequeño es incapaz de aliviar a
lo más grave; el que no viaja dirige al que viaja; el que no se mueve al que se mueve.
Por esto lo pesado debe ser el soporte de lo liviano, y lo inmóvil el poder que domine
al movimiento.

(2) El pasaje de los diez mil carros ha sido interpretado por Wilhelm en el sentido de
necesitar todas las provisiones para encontrar alojamiento. Pero esto no está del todo
de acuerdo con la interpretación de los taoístas, la de Han-Fei-Tzu, por ejemplo, que
dice: Aunque el sol y la luna tengan un halo, la causa de sus eclipses está en ellos
mismos.

69
El empleo de la habilidad XXVII

Un buen caminante no deja huellas (1).

Un buen orador no duda ni se equivoca.

Un buen calculador no necesita instrumentos de cálculo.

Un buen guardián no necesita rejas ni cerrojos y, sin embargo, es imposible abrir lo


que él cerró.

El que sabe atar no usa cuerdas ni nudos, y, sin embargo, nadie puede desatar lo que él
ha unido (2).

Aunque el hombre obrase mal, ¿por qué rechazarlo?

Por eso el sabio elige ayudar a los hombres y no rechaza ninguno.

Prefiere salvar a las cosas, no rechazar ninguna.

A esto llamamos doble entendimiento.

Luego el hombre bueno es maestro del hombre no bueno y el hombre no bueno es su


buen material.

Porque el buen maestro no tiene interés y a su material no le tiene apego,


permanecerá oscuro a pesar de ser resplandeciente.

Este es el secreto esencial del Tao.

70
(1) El sentido profundo de este verso –que esotéricamente indica la posibilidad de
dejar deseos o influencias de este mundo (Pi)- es el desapego total que se remonta,
como en los ejemplos siguientes, a la doctrina del Wei-Wu-Wei. Actuar sin el sello de
la personalidad, enseñar sin oficiar de maestro, ayudar en secreto sin que se sepa quién
ayuda, es el estilo de ésta enseñanza anónima.

(2) La alusión a los nudos tiene un sentido mágico muy conocido en la China como
en otros lugares de la antigüedad; pero las aplicaciones de tipo mágico que se han
hecho a este texto no excluyen el sentido metafísico del cual el otro no es sino un
aspecto secundario.

71
Retorno a lo primordial XXVIII

El que conoce el principio masculino, pero se atiene al principio femenino.

Es como el profundo cause del mundo donde confluye todo bajo el cielo.

Siendo el cause del mundo, no deja la virtud constante y regresa a lo primordial.

El que conoce lo luminoso, pero elige lo oscuro, se convierte en eje del mundo (1).

Siendo el eje del mundo, su poder es estable y no vacila.

Y sin moverse vuelve al estado primordial.

El que conoce su gloria y sigue siendo humilde, será el valle donde se erigirá el
Universo.

Siendo el valle donde se erige el Universo, posee la eterna virtud y regresa nuevamente
a lo informal.

Lo informal al dispersarse produce todas las formas.

Es por eso que el sabio, siendo señor de los vasallos, preside el imperio en su conjunto
y no se ocupa de detalles.

72
(1) Cuando Yen comenta este capítulo, dice: El que se atiene a lo femenino, a lo
oscuro y a la humildad, debería antes conocer lo masculino y el orgullo, para que su
elección tuviera verdadero valor. Si la paciencia y la modestia (Yin) residen en el
hombre consciente de su poder (Yang), éste se vuelve el cause del mundo (imperio),
puesto que ocupa el lugar intermediario donde actúa la ley del cielo.

Concepciones similares encontramos en Wang Pi; Saber servirse de la oscuridad (Yin) y


convertirla en claridad (Yang) produce la blancura más tersa.

Un reino de mil años no es sino una partida de ajedrez.

73
El no hacer XXIX

Si un hombre quiere darle forma al mundo, modelarlo a su capricho, difícilmente lo


conseguirá.

El mundo es un jarro sagrado que no se puede manipular ni retocar.

Quien trata de hacerlo, lo deforma.

Quien lo aferra, lo pierde (1).

Por eso el sabio no intenta modelarlo, luego no lo deforma.

No lo aferra, luego no lo pierde (2).

Hay quienes marchan adelante, hay quienes marchan atrás.

Hay quienes permanecen callados, hay quienes hablan.

Algunos son fuertes, otros son débiles.

Algunos medran, otros perecen.

Luego el sabio rechaza el exceso, la extravagancia y la propia complacencia.

74
(1) Querer adquirir la perfección de acuerdo a un modelo racional, como hacían los
letrados confucianos, es precisamente lo aludido con el manejo tan delicado del
“jarrón sagrado”. A propósito de este texto –aparentemente político- hay que destacar
que en sentido esotérico se refiere al autodominio, como en el I Ching cuando se
habla del hombre superior.

(2) Wang Pi dice: Las cosas deben desarrollarse de acuerdo a su propia naturaleza, sin
ser forzadas jamás.

75
Contra la guerra XXX

El que está en el camino del Tao no refuerza el imperio con armas.

Toda acción provoca reacciones (1).

Solo zarzas y espinos nacen en el lugar donde acampan los ejércitos.

Después de la guerra siguen años de hambre.

El buen general vence y allí se queda.

No abusa de su poder, no se sobrestima.

Vence y no se jacta, vence porque es su deber.

Cuando las cosas alcanzan su extremo, comienzan a declinar.

Eso es oponerse al Tao.

Y lo que se opone al Tao camina rápidamente a su fin.

76
(1) La esencia del Tao es la paz y la armonía. La guerra es una imagen invertida. Es el
anti-Tao

77
Guardar las armas XXXI

Las armas más valiosas son objetos nefastos, no son instrumentos para los hombres
del Tao.

Las armas son instrumentos de desgracia, no son instrumentos para el rey.

El hombre de Tao utiliza como sitio de honor, en su hogar, la izquierda, y para las
armas, la derecha (1).

Solo en los casos inevitable hace uso de las armas.

Luego, si vence, no celebra la victoria, no halla placer en ella.

Si hallase placer en ella, significaría que se recreaba en la matanza de los seres humanos,

Pero el que se recrea en la matanza de los seres humanos no verá cumplida su voluntad
(2).

78
(1) A diferencia de los pueblos indoeuropeos, que en la circunambulación ritual dan
vuelta alrededor del brazo derecho, en la dirección de las agujas del reloj o sea en el
sentido solar, los chinos consideran normal la circunambulación en el sentido inverso,
es decir, alrededor del brazo izquierdo. Por eso el chino se leía en columnas verticales
desde izquierda hacia derecha. De esta manera, mientras que para los indoeuropeos el
“puesto de honor” es la derecha, para los chinos, es la izquierda. Tan sólo en rlos ritos
funerarios se elige la derecha.

(2) En muchos de los textos aparece al final de este capítulo el siguiente pasaje: “En los
asuntos favorables, el sitio de honor es a la izquierda; en los adversos, la derecha. El
teniente general se coloca a la izquierda; el general, a la derecha. Es decir, en el mismo
orden que un rito funerario. Las grandes matanzas deberían ser lloradas con gran
dolor. Una victoria, celebrada como un rito funerario”. Estas palabras nos parecen
demasiado superficiales si se comparan con el estilo más digno de Lao-Tse. Son,
probablemente, anotaciones que desde antiguo se han añadido al texto original.

79
La sabia virtud XXXII

El Tao es eterno, es una noción sin nombre.

Sólo cuando hubo necesidad de mencionarlo se le dio un nombre.

El que sabe dar nombres debería saber que existe lo que no puede ser nombrado

Si conoce esto, conoce lo que no muere (1).

80
(1) “Lo que nunca muere”, es decir, la eternidad, el Tao.

81
Discriminación XXXIII

Quien conoce a los hombres es hábil.

Quien se conoce a si mismo es sabio (1).

Quien vence a los otros es fuerte.

Quien se vence a si mismo es poderoso.

Quien se conforma con lo que tiene es rico.

Quien mantiene su propósito es firme.

Quien permanece donde encontró su hogar, perdura largamente.

Quien muere, mas no perece, tendrá longevidad (2).

82
(1) Han-Fei-Tzu dice: La dificultad de conocer no reside en conocer a los otros, sino
en conocerse a si mismo. Por esto, el que se conoce es sabio.

(2) Morir y no perecer es la verdadera longevidad, es decir, la inmortalidad. Es el paso


consciente de un estado que llamamos vida a otro estado que llamamos póstumo, y
que supone en cierta manera una continuidad “consciente”. La verdadera longevidad
no consiste en no morir, sino en morir sin perder una lúcida conciencia, siguiendo el
mismo camino que en el cielo siguen el sol y la luna.

83
Confianza en la perfección XXXIV

El gran Tao fluye por todas partes, hacia la izquierda y hacia la derecha.

Todas las cosas existen por su mediación, y él no las rechaza.

Al darse es generoso, y no exige ser retribuido.

Ama y nutre todas las cosas, pero no se apropia de ellas.

Como es siempre no-existente, puede ser llamado pequeño (1).

Todas las cosas regresan a él, pero no las reclama como su dueño; por eso es grande.

Porque no se considera grande, la grandeza está con él.

84
(1) La imagen del desapego, desapego de los hombres y de las cosas de éste mundo,
está asociada aquí con el símbolo de la pequeñez. Lo pequeño tiende hacia lo
imperceptible, a tal punto que pierde sus dimensiones. Por eso está colocado en el
centro de todo y es su motor inmóvil.

Lo pequeño es lo que debe descubrirse. Lo imperceptible es el ritmo de la


espiritualidad, que se encuentra en el polo opuesto de lo sensible.

Es mediante la penetración en lo imperceptible que se llega a la realización espiritual.


En este sentido, nada se aprende del maestro que enseña desde la cátedra. Se aprende
cuando se asimila el conocimiento de manera similar al aire que se respira.

85
La virtud benevolente XXXV

El que lleva en sí la Gran Forma, hallará la plenitud (1).

Y vivirá en paz, sin sufrir daño, en armonía (2).

El huésped de paso se detiene cuando alguien le ofrece música y manjares, pero el Tao
es tan puro que parece insípido por la falta de sabor (3).

Si se lo contempla, no se lo ve.

Si se lo escucha, no se lo oye.

Pero nunca se agota si bebemos de él.

86
(1) La Gran Forma es el Tao.

(2) La Gran Forma, madre de la imagen del cielo (Wang Pi) está presente en el sabio
bajo la forma de la paz, de la armonía. Si mantienes el vacío conservarás lo real (I
Ching).

(3) Sobre lo “insípido” del Tao hay que notar la oposición con lo sensible. El ritmo
espiritual –en cuanto está en el polo opuesto- aparece como insípido para quienes no
lo saben reconocer.

87
La sabiduría sutil XXXVI

Si quieres que algo se contraiga, primer debes permitir que se expanda.

Si quieres que algo se debilite, primero debes hacerlo fuerte.

Si quieres demoler un edificio, primero debes edificarlo.

Para recibir, hay que haber dado primero.

A esto llamamos sabiduría sutil.

Lo débil y tierno, vence a lo duro y fuerte.

Que nunca salga el pez de la profundidad del agua (1).

Las armas del reino no se muestran al extranjero (2).

88
(1) Texto evidentemente esotérico. Se trata de una doctrina secreta que no hay que
enseñar a los profanos. Pero también indica –según el modelo de la naturaleza- la
necesidad de mantener oculto todo lo que se está preparando.

(2) Si no se oculta la última razón de los actos del Estado, los males serán completos
(I Ching).

89
El ejercicio del gobierno XXXVII

El Tao nunca actúa, pero todo lo hace.

Si príncipes y reyes pudieran retenerlo, todo se transformaría por si mismo.

Si surgen deseos, consérvalos bien adentro, en aquella simplicidad imposible de definir


(1).

Así, las cosas, liberadas de su deseo de actuar, hallarán la paz.

Si no hay deseos todo fluye en paz.

Y el mundo se enmienda por sí mismo.

90
(1) La participación no manifestada del Tao hace que las cosas se desarrollen en
armonía, de acuerdo con la voluntad del cielo. Pero la actividad es el obstáculo, ya que
los hombres vulgares piensan que el mundo depende de lo que ellos hagan. De estye
modo, interfieren creando corrientes de fuerzas reversibles que no permiten al mundo
(Imperio) gozar de la paz.

91
SEGUNDA PARTE

El LIBRO DEL TE


92
93
Acerca de las cualidades 1 XXXVIII

La virtud superior no se tiene a si misma como virtud, por eso posee la eficacia de la
virtud.

La virtud inferior es incapaz de liberarse de la conciencia de su virtud, por eso no la


posee.

La virtud superior actúa sin actuar y sin embargo todo lo hace (2).

La bondad superior no lleva intenciones.

La justicia superior carece de motivos.

Pero las virtudes nacidas de los ritos requieren ser observadas y presionan sobre los
hombres hasta someterlos.

Cuando se pierde el Tao, se recurre a la virtud.

Cuando decae la virtud se recurre a la humanidad.

Cuando decae la humanidad, se recurre a la justicia.

Cuando decae la justicia, se recurre al rito (3).

El rito parece ser ahora la ley verdadera, pero no es más que la sombra de la virtud y el
comienzo del caos.

La virtud inferior es solo apariencia (“flor”) del Tao y comienzo de la locura.

Por eso el hombre verdaderamente pleno se atiene a la esencia y no a las formas, busca
el fruto y no la flor, elige la sustancia y no lo que florece.

94
(1) Según la versión de Ho-Shan-Kung y la de Wang Pi, aquí comienza la segunda
parte del libro, dedicada esencialmente a la realización (Te) del Tao.

(2) Shang Te, la “virtud o poder superior”, no aparece como tal; lo que en este mundo
aparece es Hsiah Te, o sea la “virtud o poder inferior”.

(3) El blanco de este texto es la virtud de los letrados confucianos y así se explica la
alusión a los ritos. Es muy importante señalar que Lao Tse no niega la eficacia de los
ritos, sino su necesidad.

95
La raíz de la ley XXXIX

Todo lo primordial alcanza la unidad.

Alcanzada la unidad el cielo se aclara.

Alcanzada la unidad la tierra se hace firme.

Alcanzada la unidad el espíritu se hace poderoso.

Alcanzada la unidad el valle encuentra su plenitud.

Alcanzada la unidad todos los seres se reproducen.

Alcanzada la unidad, los príncipes y reyes se vuelven señores del mundo.

Todos son lo que son por obra de la unidad.

Si el cielo no fuese puro, podría desgarrarse.

Si la tierra no fuera firme, podría desmoronarse.

Si el espíritu no tuviese poderes, dejaría de existir.

Si el valle no fuese pleno, se consumiría.

Sin la potencia reproductora de vida, los seres se extinguirían.

Si príncipes y reyes no fuesen señores del mundo, serían destronados.

Lo que es grande hace de lo humilde su raíz.

El que está en lo alto debe considerar al inferior como su fundamento.

Es por esta razón que príncipes y reyes se califican a si mismos como pequeños,
desamparados e inútiles.

¿No significa esto que toman al humilde como su raíz (1)

Luego, el honor más alto es carecer de él.

96
Así, los reyes crecen rebajándose.

Se rebajarían si intentasen crecer.

El príncipe no debe ser sobrestimado como una joya única, ni despreciado como los
guijarros innumerables.

(1) En virtud de la unidad, lo que participa de lo alto y de la trascendencia, el hombre,


que es por excelencia el rey, debe mantener la conciencia de lo vil de su raíz. Todo
este pasaje se refiere a la costumbre china de hablar de su propia persona en términos
despreciativos. Además, debe recordarse que el rey se atribuía personalmente la culpa
por todos los males que afectaban al pueblo.

La idea de que lo noble tiene como soporte lo que es despreciado, juega un papel
importante en la alquimia taoísta.

97
El retorno al origen XL

El retorno al origen es el impulso del Tao (1).

Suave es la manera de actuar del Tao (2).

Todas las cosas del Universo provienen de la existencia, y la existencia de la no-


existencia (3).

98
(1) Si, como dice el I Ching, la razón de las cosas es la ida y vuelta, el ritmo del Tao
está constituido esencialmente por el retorno.

(2) Dice Wen-Tzu; No hay ida sin retorno, no hay fuerza sin debilidad. Por eso, la
debilidad es el camino del Tao. Sin la debilidad del agua no podría existir la fuerza del
hielo.

(3) Este verso tiene relación con el Himno Cosmogónico del Rig Veda, X, 90, de
acuerdo con la perspectiva de la metafísica oriental, para la cual la no existencia no es
un concepto privativo, sino la idea de algo que está más allá de la existencia.

99
Identidad y diferencia XLI

Cuando un sabio discípulo oye hablar del Tao, sigue su senda.

Cuando un discípulo mediocre oye hablar del Tao, oscila entre aceptarlo y
abandonarlo.

Cuando un mal discípulo oye hablar del Tao, se burla en voz alta.

Si el mal discípulo no se burlara de él, el Tao no sería grande (1).

Dice un proverbio: “Tao, siendo luz, parece oscuro;

Tao, progreso, parece retroceso;

Tao, siendo liso, parece áspero.”

La virtud superior es vacía como un valle.

La absoluta blancura parece oscura.

La virtud más perfecta parece deficiente.

La más sólida virtud parece negligente.

La virtud establecida parece pervertida.

El cuadrado más ilimitado pierde sus ángulos.

El vaso más inmenso es imposible de llenar.

La música de más alto sonido es difícil de oír.

La forma más vasta no tiene figura.

El Tao es misterioso y se oculta, no tiene nombre.

No obstante, sólo en él las cosas se realizan.

100
(1) La verdadera sabiduría (Tao) aparece ridícula al ignorante, como si se tratara de
una negación del conocimiento. El ignorante no posee aquella misteriosa intuición
que permite al hombre inteligente captar la existencia de “algo” que necesita ser
meditado y profundizado. Al igual que en otros pasajes de este libro, puede notarse
aquí la falta total de proselitismo en el taoísmo antiguo.

101
Transformaciones del Tao XLII

El Tao engendró la unidad, la unidad engendró la dualidad; la dualidad produjo la


triada.

La triada dio vida a todas las cosas (1).

Todas las cosas van desde la sombre (Yin) hacia la luz (Yang) y son armonizadas por el
soplo divino (ch’i).

El abandono y la pequeñez son despreciados por los hombres, pero los reyes hacen de
ellos un título de gloria.

Por eso a veces lo que parece menguar se incrementa y lo que parece incrementarse
disminuye.

Lo que otros enseñaron, yo también lo enseño: “El audaz y el violento no mueren de


muerte natural”.

Esta máxima es el fundamento de mi doctrina (2).

102
(1) Yen Fu dice: Tao es el primordial. De él desciende la unidad. Cuando la unidad es
producida, Tao se hace relativo, y entonces aparece la dualidad. Cuando dos cosas se
comparan, surge su contrario, y aparece el tres.

(2) Otra vez se alaba aquí la humildad y se condena al violencia. No solamente el


morir de muerte violenta es antinatural y contrario al Tao, sino que provoca, según las
creencias populares, la siniestra presencia entre los hombres de “influencias errantes” y
de espíritus malignos.

103
El uso de lo universal XLIII

Lo más tierno es capaz de penetrar en lo impenetrable (1).

Solamente el no-ser puede penetrar en lo impenetrable: en eso se manifiesta la virtud


del no-hacer.

Aprende el ejercicio del silencio y te colmará la dicha del no-hacer.

Muy pocos en este mundo comprenden su importancia (2).

104
(1) El Te (La virtud) es ductilidad y posee el poder de lo inasible. La cesación de la
actividad consciente (confrontar las enseñanzas del Yoga Sutra de Patañja-li) devuelve
a la mente la plenitud de su poder (en cuanto no se identifica con las modificaciones).
De este modo, el Wu-Wei lo hace todo sin hacerlo, ya que se halla situado en el punto
de confluencia de la actividad del cielo y la tierra.

(2) La enseñanza sin palabras es una expresión de lo no-manifestado.

La constatación final demuestra el carácter iniciático del Wu-Wei y la dificultad en


realizarlo.

105
Preceptos seguros XLIV

Entre tu fama y tu propio cuerpo, ¿qué te e s más íntimo?

Entre tu cuerpo y tus riquezas, ¿qué amas más?

Ganar o perder, ¿qué te resulta más doloroso?

El excesivo apego a las cosas te lleva a la prodigalidad (1).

Las grandes riquezas son seguidas de enormes despojos.

Quien está satisfecho con lo que tiene está libre de peligros (2).

Quien sabe detenerse evita riesgos y puede perdurar largamente.

106
(1) La filosofía taoísta coincide con la budista en considerar que los deseos en general
son causa de infelicidad en el hombre. Puesto que la multiplicación de los deseos es
inagotable, de ello proviene la pérdida de la paz interior. El saber contentarse con lo
que uno tiene, corresponde al conformarse con la voluntad del cielo.

(2) Yan Fu dice: Es de vital importancia saber contentarse, y saber detenerse; de otro
modo no tendremos larga vida.

107
La virtud desbordante XLV

La máxima perfección parece imperfección (1), pero quien la aprovecha la halla


inagotable.

La mayor plenitud parece vaciedad, pero aprovechándola no se halla su fin.

La más grande rectitud parece oscilante.

Lo más hábil parece torpe.

Las grandes palabras parecen jadeos (2).

La acción constante vence al frío.

La inmovilidad vence al calor (3).

La paz y la serenidad son normas que permiten regir al mundo.

108
(1) Obsérvese el uso de la palabra “parece”: quiere dar a entender que “imperfección” y
“vaciedad” son “instrumentos” del Tao.

(2) Toda formalización de lenguaje, de costumbres, etcétera, por el hecho de gastarlo y


hacerle perder su naturaleza primordial espontánea, se vuelve una limitación de sus
virtualidades, y al fosilizarse, se aleja cada vez más de sus contenidos no manifestados,
inefables e imperceptibles.

(3) El “actuar” actuando (Wey) es siempre una ruptura de equilibrio que engendra
reacciones en cadena y concordantes. Éstas son análogas en cuanto a su dirección
reversible, tal como aparece en los ejemplos del calor y del frío.

109
Moderar los deseos XLVI

Cuando el Tao reina en el imperio, los caballos de combate se usan para arrastrar carros
de estiércol.

Cuando el Tao no reina en el imperio, los caballos de combate se crían hasta en las
fronteras.

No hay peor desgracia que dejarse arrastrar por los deseos.

No existe mal mayor que estar insatisfecho (1).

No hay peor calamidad que entregarse a la codicia.

Solo el que sabe lo que es suficiente, tendrá siempre lo suficiente.

110
(1) Wang Pi contrapone el saberse contentar, el saberse quedar, el no pedir nada a los
demás, el cuidar de su interioridad –que corresponde al Tao- con los deseos
inmoderados, con el descuido de la interioridad, como el pedir limosna, como
opuesto al ritmo del Tao.

De acuerdo a la interpretación de Wang Pi, los caballos (ver la primer estrofa) son
símbolos de las pasiones y de los deseos, que, al llegar hasta el umbral del mundo a
mano (representado aquí por las fronteras) pueden producir las peores desgracias.

111
Mirar a lo lejos XLVII

Sin ir más allá de la puerta de tu casa, puedes conocer los caminos del mundo.

Sin mirar por la ventana, puedes conocer los caminos del cielo (1).

Cuanto más nos alejamos, menos conocemos.

Luego el hombre sabio todo lo conoce sin trasladarse, y todo lo ve sin necesidad de
mirar.

Todo lo cumple sin haberlo ejecutado.

112
(1) Este texto –uno de los más hermosos y significativos- explica cómo el poder de la
mente concentrada no solo remplaza a los sentidos, sino que tiene mayores
posibilidades: fundamentalmente, la de concebir en forma sintética lo que de manera
analítica sería imposible de percibir por los sentidos. El cuarto cerrado es aquí un
símbolo del espacio sagrado del centro del mundo.

113
Renunciar al conocimiento XLVIII

Quien persevera en el estudio aumentará sus conocimientos día a día.

Quien persevera en el Tao los perderá día a día (1).

Hay que perder y perder hasta llegar al estado de no-acción.

Para conquistar el mundo hay que practicar la renuncia.

114
(1) Li Chia-Mou dice: Perseguir el conocimiento es ganar en conocimientos; perseguir
el Tao es liberarse de la ignorancia. Cuanto más conocimiento se tiene, de más tiene
uno que desprenderse. Luego, aumentar no es otra cosa que disminuir.

No solo se trata de perder todo lo que causa o puede causar agitación y deseos de
tener más, sino de ser espiritualmente pobres, abiertos a todas las riquezas, pues los
hábitos y las ideas adquiridas no permiten una visión siempre renovada y “virgen” del
mundo.

115
Virtud de la indulgencia XLIX

El sabio que no posee un “yo” propio, sino que hace de la mente del pueblo su propia
mente (1).

Es bueno con el bueno y bueno con el malvado.

Esta es la virtud de la bondad.

Es sincero con el sincero y sincero con el falso.

Esta es la virtud de la sinceridad.

El sabio no inspira temor en los hombres, permanece abierto a todo el mundo.

Y cuando el pueblo lo escucha, el considera a todos como una madre a sus propios
hijos.

116
(1) La mente del sabio está en estado “neutro”, lo que se corresponde a la idea de
vacío. Solo así puede ser llenada. La constancia de la mente, la mentalidad, etcétera.
Que los occidentales suelen relacionar con la idea de personalidad, para los antiguos
orientales no es sino una ilusión, en cuanto está siempre sujeta a cambios de distinto
origen referidos arbitrariamente al “yo”.

117
El arte de vivir L

Un viaje de ida es la vida, un viaje de vuelta es la muerte.

Secuaces de la vida hay tres entre diez, secuaces de la muerte hay tres entre diez (1).

Hombres que por anhelo de la vida mueven la palanca de la muerte, también de éstos
hay tres entre diez.

¿Por qué lo hacen?

Lo hacen porque quieren vivir intensamente la vida.

Siempre he oído decir que quien conoce el arte de vivir, camina por el desierto sin
evitar rinocerontes y tigres, y pasa entre los ejércitos sin coraza ni espada ( 2).

El rinoceronte no tiene lugar para clavar su cuerno y el tigre no encuentra lugar donde
hundir sus garras;

Las armas no tienen filo para penetrar en el cuerpo de quien conoce el arte de vivir.

¿Por qué? Porque no existe en él lugar mortal.

118
(1) Diez es aquí un símbolo de totalidad. Hay un solo sabio entre diez. Nueve
divididos en grupos de tres se desvían del camino (Tao) impulsados por variadas
ilusiones.

(2) El Tao, que es el camino del sabio, no depende de las perspectivas vida-muerte,
subida-bajada, etc.., por ser un camino celeste. La inmortalidad está más allá de lo que
el hombre concibe como vida o como muerte. De allí la “invulnerabilidad” del sabio.

119
Virtud vivificante LI

El Tao da vida a todas las cosas.

Su poder las alimenta.

Su materia les da formas distintas.

Su energía las perfecciona.

Por esto todas las cosas honran al Tao y alaban su virtud, no por coacción, sino por
propio acuerdo.

Luego el Tao produce las cosas, las alimenta, las desarrolla y las protege.

Una vez que existen, no las rechaza.

Las mantiene, pero no se hace dueño de ellas.

Actúa sobre ellas, pero no se apropia de su voluntad.

Las educa, pero no las domina.

Cuando han llegado a su plenitud, no las reclama (1).

Como no las reclama, no las pierde.

120
(1) Adviértase el fuerte sentido ético subrayado en este texto.

121
Retorno al principio LII

Todo lo que se encuentra bajo el cielo tiene un principio.

Este principio es la madre del mundo.

Quien conoce a la madre, conocerá a sus hijos.

Quien conoce al hijo y se queda junto a la madre, está libre de peligros durante toda
su vida (1).

Entonces, a pesar de que su cuerpo decaiga, no perecerá.

Si mantiene cerrados sus labios y cierra sus puertas, no se debilitará.

Pero si abre su corazón a los deseos y ama la acción, no podrá salvarse (2).

Quien percibe las cosas pequeñas es un vidente (3).

Quien conoce su debilidad, retiene su fortaleza.

Quien emplea su propia luz, pero apaga su brillo sin gastar inútilmente su cuerpo,
cultiva lo que es perdurable.

122
(1) El tema del retorno al principio está aquí relacionado con el símbolo de la madre
del mundo, que a su vez se relaciona con los símbolos de la raíz de la puerta (doble).
Para conocer a todos los seres hay que remontarse a la madre; del mismo modo, la raíz
es la causa de todas las ramas del árbol, y la doble puerta lo es del nacimiento y de la
muerte. Esta madre es Tao.

(2) Ausencia de agitación, honda serenidad (Wang Pi).

No hay que olvidar la función que tiene el corazón (equivalente de la mente) como
órgano apto para la percepción de las cosas sutiles e incomprensibles.

(3) Tomar de lo bajo para agregar en lo alto (I Ching).

123
Incrementar la evidencia LIII

Dejadme poseer el más pequeño grano de sabiduría y andar por el gran camino del Tao
(1).

Pues temo apartarme de él.

El camino del Tao es amplio, pero la gente prefiere los atajos.

La corte está repleta de objetos lujosos.

Los campos están cubiertos de hierbas inservibles.

Los graneros están vacíos (2).

Vestir trajes elegantes y hermosos, llevar afiladas armas en la cintura, hastiarse con
vinos y manjares, es inducir al robo (3).

¿No es esto desviarse del Tao?

124
(1) El Tao es el gran camino y el gran camino atrae a los caminantes. El I Ching
observa que quien sigue el gran camino (cuyo símbolo en la China fue la ruta de la
seda) encuentra un terreno llano y fácil.

(2) Las expresiones muy duras que nuestro texto emplea contra la vida que se lleva en
la corte real y su contraposición con los graneros vacíos, representan no sólo una
condenación de las pompas del mundo, sino una relación entre estas pompas
(Adornar lo exterior –dice el I Ching- es excitar las pasiones) y la vida de las
apariencias puramente externa a la cual se contrapone la pobreza interior (graneros
vacíos).

(3) La ostentación de lo que aquí se define como “robo” es lo opuesto del Tao.

125
El Tao y sus efectos LIV

El que planta profundamente no verá arrancar lo plantado.

El que abraza con fuerza no suelta con facilidad.

Hijos y nietos llevarán a cabo los ritos ancestrales generación tras generación.

Cultiva la virtud en tu persona y ésta será parte de tu ser.

Cultívala en tu familia y ésta perdurará.

Cultívala en tu pueblo y ésta crecerá.

Cultívala en tu nación y ésta florecerá.

Cultívala en el mundo y será universal.

Así, por la virtud del hombre conocemos al hombre.

Por la virtud de una familia conocemos a la familia.

Por la virtud de un pueblo conocemos al pueblo.

Por la virtud de una nación conocemos a la nación.

Por la virtud del mundo conocemos al mundo (1).

¿Cómo sé que el mundo debe ser de este modo (gobernado por el Tao)?

Mediante la observación.

126
(1) Este texto presenta un cierto paralelismo con otro de Confucio. La idea es que la
armonía y la virtud dependen esencialmente del individuo. De su comportamiento
depende la sociedad familiar, la sociedad humana y el orden universal. Es interesante
observar la rara alusión a los ritos ancestrales y su relación con la piedad filial y la
organización religiosa de la familia tradicional china. El curioso y extraño parecido con
el inicio del Ta Hio (Gran estudio) de Confucio, hacen de este texto una pieza
excepcional en el contexto del Tao-Te-Ching.

127
El misterioso encanto LV

Quien tiene en sí la plenitud de la virtud es parecido a un niño recién nacido ( 1).

Las serpientes venenosas no lo muerden.

Las fieras salvajes no lo atacan.

Las aves de rapiña no caen sobre él.

Sus huesos son tiernos, sus tendones flexibles, pero su abrazo aprieta con fuerza.

No conoce la unión entre el hombre y la mujer, pero su órgano sexual puede ser
estimulado y mostrar la perfección de su semen.

Puede gritar todo el día sin volverse ronco.

El posee la armonía, y el que posee la armonía posee lo duradero, y poseer lo duradero


es estar iluminado.

Abusar de la vida conduce a la desdicha.

Excederse en el empleo de la fuerza condena a decaer (2).

Dejando que el corazón palpite más intensamente, nos acercamos a la muerte.

128
(1) Este texto típicamente taoísta vuelve sobre el símbolo del niño recién nacido, cuya
virtud es –según Wang Pi- el de no oponerse ni acatar a los seres. Por eso es inatacable
e invulnerable.

(2) Es remarcable la relación entre las ideas de armonía, eternidad e iluminación. La


plenitud en el sentido fisiológico y psicológico es considerada aquí como el inicio de
la decadencia, de la vejez, del declinar del ciclo.

129
La virtud maravillosa LVI

Lima las aristas.

Desecha lo divisible.

Empaña lo que brilla.

Adáptate a tu polvo.

Esto es identificarse con el misterio profundo (1).

No te identificas acercándote a él ni rechazándolo.

No te identificas ganándolo ni perdiéndolo.

Por eso, nada hay que pueda superarlo.

130
(1) El hablar es también un hacer, una acción “Wei”; y la comunión con el misterio
del que se habla en el texto es posible sólo a través del silencio. Y sólo cuando el
lenguaje es usado de manera sugestiva o alusiva, por referirse a algo que lo supera y
que puede ser meditado en silencio, tendríamos una especie de hablar-no-hablando,
que es el método de los taoístas posteriores y de los budistas zen.

131
Enseñanza simple LVII

Aunque el imperio sea gobernado con rectitud, y se luche en las guerras con astucia, el
reino se deberá alcanzar por la no-acción.

¿Cómo sé yo que las cosas marchan de esta manera?

Observándome a mi mismo.

Cuantas más prohibiciones haya en el imperio, más pobreza sufrirá el pueblo.

Cuantas más armas, más confusión.

Cuanta más industria, más objetos superfluos.

Cuantas más leyes y reglamentos, más bandidos y ladrones (1).

Por eso el sabio dice:

Yo no hago nada y la gente espontáneamente se transforma.

Estoy quieto y la gente espontáneamente se corrige.

No tengo interés en las ganancias y la gente espontáneamente enriquece.

Me libero de deseos y el pueblo vuelve a los hábitos sencillos.

132
(1) Un texto taoísta dice que los peces y las tortugas no pueden quedarse tranquilos en
aguas continuamente agitadas. Identificarse con los cambios es alejarse del Tao; y
provocarlos mediante la acción, engendra la inevitable consecuencia de la reacción
concordante.

133
Adaptarse a los cambios LVIII

Cuando el gobernante es indulgente, el pueblo vive en la abundancia,

Cuando más severo es un gobernante, más en la indigencia vive un pueblo.

La felicidad tiene su sostén en la desgracias.

La infelicidad está latente en el seno de la fortuna.

¿Cómo conocemos el mejor gobierno?

Lo conocemos cuando aplica correctivos.

De otro modo lo normal se convierte en anormal.

Los buenos auspicios se vuelven ominosos.

La bondad se transforma en hipocresía (1).

Los hombres han ignorado por mucho tiempo estas verdades.

Luego puede decirse:

El hombre sabio es cuadrado, pero no cortante.

Es anguloso, pero no hiere a nadie.

Es recto, pero no se impone con dureza.

El hombre sabio resplandece, pero no deslumbra.

134
(1) La degeneración de la justicia y de la bondad (virtudes naturales) en manías y
extravagancias, se debe a las continuas interferencias de las opiniones que los hombres
se forman de ellas y que buscan transformar en normas.

135
Mantenerse en el Tao LIX

Para gobernar al hombre y servir al cielo, el sabio solo utiliza la moderación ( 1).

Pues sólo por la moderación se retorna al estado primordial.

Este retorno se lleva a cabo acumulando doble reserva de virtud.

Acumular doble reserva de virtud implica que nada será imposible de vencer.

Como nada hay imposible de vencer, no conocerá su poder.

Si no conoce su poder, entonces el sabio podrá tomar posesión de su pueblo.

Porque sus actos se identifican con la madre, al gobernar al pueblo lo hará por muchos
años.

Esta es la profunda raíz que se fundamenta en el Tao, secreto de longevidad y visión


eterna.

136
(1) El Tao no tiene límites (Wang Pi), pero en el mundo humano es necesaria la
mesura. Al hablar de la mesura en el mundo humano, nuestro texto se puede
confrontar con las enseñanzas hindúes, en especial el Darshana Vedanta y las
enseñanzas de Shamkaracharya sobre Maya. Uno de los significados de Maya es
precisamente mesura (de la raíz ma=medir). Es la misma raíz de la palabra “matar”
(madre) que se menciona en este texto y que es el arquetipo del Tao (con nombre) en
su función de moderador.

137
Mantenerse en el trono LX

Gobierna un gran reino como asarías un pez pequeño: con suavidad.

Si tú gobiernas de acuerdo con el Tao, nunca las almas de los muertos se volverán
espectros (1).

No porque los muertos no posean ese poder, sino porque su poder no alcanza para
dañar a los hombres.

Si los espíritus no hacen daño a los hombres, es porque el sabio no los daña (2).

Si los hombres no se ofenden mutuamente, la virtud de la vida se intensificará en el


reino.

138
(1) Los espíritus no se vuelven espectros o Kuci, es decir, las influencias errantes,
espíritus dañinos (el carácter Kuci indica movimiento en espiral, fuerza psíquica que se
mueve se torbellino). Los “espectros”, “kuci” o “P’o” nacen de los intensos deseos y
pensamientos de los hombres vivientes (Wang Chung).

(2) Los espíritus (Shen) que no hacen daño a los hombres (Yang) y los Kuci que les
hacen daño (Yin), no hacen daño al sabio. Éste conoce la ley de las acciones y
reacciones y no está sujeto a las fuerzas sutiles del ambiente.

139
La acción del Tao LXI

Un gran estado es como un cause muy hondo hacia el que todos los ríos fluyen.

Es el valle del mundo y lo femenino del mundo.

Lo femenino sujeta a lo masculino por la pasividad, que es un modo de ocupar el lugar


inferior (1).

Así, el gran reino que se somete a sus vasallos, se vuelve señor de sus vasallos.

Y el pequeño reino que se somete a los más poderosos, se vuelve señor de los más
poderosos.

Por eso, unos conquistan rebajándose y otros por estar abajo (2).

El deseo de un gran estado es gobernar sobre el mayor número de hombres, y el deseo


del más pequeño es ser muy útil.

Así, para que uno y otro logren lo que más desean, el más grande debe humillarse y el
más pequeño mantenerse abajo (3).

140
(1) Aquí también nuestro texto insiste en la idea de receptividad representado por lo
femenino del mundo. Mediante esta receptividad los seres viven por ellos mismos,
espontáneamente (Wang Pi), ya que la humildad sirve para actuar con poderío (I
Ching).

(2) Hay que notar que en los ejemplos de los pequeños y de los grandes reinos,
aparece más bien una referencia a la época feudal y no a la de los Reinos
Combatientes.

(3) El manifestarse en actitud humilde equivale –a través del “no aparecer”- al poder
de lo no manifestado que, como tal, peligra permanentemente.

141
Practicar el Tao LXII

El Tao es el refugio de todas las cosas, el tesoro de los hombres buenos y el protector
de los extraviados (1).

Las palabras hermosas pueden venderse en el mercado.

Las buenas acciones pueden ofrecerse como obsequios.

Si un hombre se ha apartado del camino, ¿qué razón hay para echarlo?

Para ello hay un emperador, para ello él elige a sus tres ministros.

Mejor que enviar tributos de joyas y avanzar precedido por un cortejo de carruajes, es
¿Por qué los antiguos honraron a ese Tao?

No por haberlo encontrado luego de buscarlo detrás del velo en que se oculta, sino
porque a través de la virtud del Tao desaparecerían los efectos de su maldad.

Por eso es un tesoro inapreciable para el mundo.

142
(1) Hemos traducido como refugio el chino ao o nao, santuario familiar situado al
sur-oeste de la casa, lugar de honor y altar familiar. Las traducciones varían, pero debe
conservarse la idea de la oscuridad del lugar y de su sacralidad.

Buenos y malos pueden encontrarse en el Tao su salvación. Eso nos ha inducido a usar
esta expresión (“refugio”) que, por otra parte, es frecuentemente usada por el budismo
chino. El Tao, en su trascendente neutralidad, se ofrece a los buenos y a los malos.

(2) Llama la atención el reiterado ataque a las pompas cortesanas que alcanza a los
letrados y a su manera de entender los ritos.

143
Pensar en el principio LXIII

Practica la no-acción, actúa sin actuar, descubre lo asombroso en lo insípido.

Halla la grandeza en lo pequeño, encuentra lo mucho en lo poco, usa lo pesado en su


levedad.

Todo lo difícil empieza siendo fácil, y toda cosa grande empieza siendo pequeña.

El árbol que no pueden rodear los brazos de un hombre, crece a partir de un tierno
brote.

La torre más alta surge de un puñado d tierra.

Un viaje de cien millas empieza a nuestros pies.

Por eso el sabio no hace grandes cosas, a pesar de ser el único capaz de hacerlas, y
alcanza la grandeza.

Quien promete con facilidad, difícilmente mantiene su promesa.

Quien cree que todo es fácil, encuentra dificultades insalvables.

Luego el sabio considera que todo es difícil y jamás encuentra dificultades insalvables
(1).

144
(1) La actitud cautelosa del sabio lo preserva de los obstáculos, en cuanto no se
identifica con lo que hace. Las plantas cuyas raíces están entrelazadas deben ser
extraídas juntas (I Ching). Las dificultades previstas ya no son tales.

145
La sabiduría de lo pequeño LXIV

Lo inmóvil es fácil de retener.

Lo que aún no es manifiesto es fácil de evitar.

Lo frágil es fácil de romper.

Lo pequeño es fácil de expandir.

Relaciónate con las cosas antes que entren en la existencia.

Regula las cosas antes de que se mezclen.

El hombre vulgar fracasa en las vísperas de la gloria (1).

Si cuidas el final tanto como el principio, no fracasarás.

146
(1) El inicio de las cosas es casi imperceptible y no se le atribuye importancia; sin
embargo, sus consecuencias pueden ser incalculables.

147
La pura virtud LXV

Antiguamente, quien practicaba el Tao no se preocupaba por despertar la sabiduría en


el pueblo.

Quien practicaba el Tao lo usaba para inculcar en el pueblo los hábitos sencillos.

Es difícil gobernar a los que saben demasiado.

Gobernar un país aumentando el conocimiento es destrozarlo.

Gobernar un país disminuyendo el conocimiento es bendecirlo.

El que sigue estos dos principios es un bienhechor del pueblo y conoce la norma.

Atenerse a la norma es poseer la virtud secreta (1).

La virtud secreta es infinitamente profunda e inasible.

Parece el reverso de lo manifestado e inevitablemente se realiza.

148
(1) La fórmula de la virtud secreta (Wei-Wu-Wei) es conocer la norma o arquetipo.
Este es el conocimiento que permite gobernar y gobernarse. No es entonces el saber
humano, el conocimiento adquirido, fruto de instrucción o información, sino el
conocimiento inspirado en la virtud superior (hsuan-te) el que aquí se recomienda.

149
Colocarse en el último lugar LXVI

Tao es para el Universo como los cauces y los valles para los ríos y los mares.

Los ríos y mares reinan sobre los valles porque sus aguas descienden hasta su hondura
(1).

Luego el sabio, para superar a los hombres, debe mantenerse debajo de ellos.

Para conducirlos, colocarse detrás, y así, aunque esté arriba, los hombres no sentirán su
peso (2).

Y aunque el sabio se adelante, no sentirán su estorbo.

El pueblo quiere mantenerse en lo alto, y no se cansa de él porque él no lucha.

Como no lucha, nadie lucha contra él.

150
(1) El poder del agua, como poder de lo que está abajo, tiene varias aplicaciones, sea en
sentido metafísico o en sentido mágico. Puede estar referido al mundo subterráneo y
en general al prestigio de lo ctónico en cuanto oculto, que actúa latentemente, y en
cuanto “sembrado”, o sea capaz de dar lugar a nuevas manifestaciones de vida. La
asociación es evidente en el pensamiento de los pueblos agricultores.

(2) El colocarse detrás para ser la cabeza, corresponde también a una idea general de
todo el contexto, que presenta una cierta inversión de la sociedad actual con respecto
a la sociedad primordial.

Tener presente la doctrina hindú del Kali Yoga y la idea de una inversión de la
Weltanchaung primordial. Entonces hay comunicación entre lo alto y lo bajo (I
Ching).

151
Los tres tesoros LXVII

Me dicen: “Grande es el Tao, y, sin embargo, carece de forma”.

Porque es grande, por eso carece de forma.

Si nos fuera posible darle forma, perdería su grandeza.

Yo poseo tres gemas preciosas que oculto como si fueran tres tesoros.

La primera se llama “amor”.

La segunda se llama “moderación”.

La tercera se llama “humildad”.

Porque amo, soy valiente.

Porque soy moderado, soy generoso.

Porque soy humilde, puedo ser señor de mis vasallos (1).

Mas hoy se prefiere el valor a la dulzura.

Ser generoso sin moderación.

Dominar al pueblo sin humildad.

Todo eso conduce a la muerte.

Solo el que lucha con amor puede vencer.

Solo el que posee amor defiende al estado.

Cuando el cielo quiere salvarnos, nos protege mediante el amor.

152
(1) Nótese cómo los tesoros (que son interiores) justifican acciones y actitudes
externas que valen sólo si ellos están presentes.

153
Reunirse con el cielo 1 LXVIII

El buen general no ama la agresión.

El buen guerrero no es cruel.

Si quieres vencer al enemigo, no lo enfrentes.

Si quieres dominar a los hombres, no te coloques por encima de ellos.

Esta es la virtud de la no-violencia.

Esto es usar la habilidad de los hombres.

Esta es la suprema unión con el cielo y el más alto poder.

154
(1) Lo esencial de este texto nos parece indicado por el título que, por otro lado, se
aviene con las ideas matrices de la China tradicional. La voluntad del cielo es la que
determina el hacer-no-haciendo. Al hombre le corresponde el Wu-Wei (no hacer); el
primer Wei (hacer) corresponde al cielo, como los antiguos chinos lo entendían. Esto
implica la idea de Hiu, vacío, meseta, es decir, lugar elevado.

Siun Tse dice: No dañar aquello que se va a recibir por el hecho de contenerlo, es lo
que se llama el vacío.

155
El uso de lo misterioso LXIX

Entre los guerreros existe este proverbio:

“Mejor es ser huésped que anfitrión” (1).

“Mejor es retroceder un pie que avanzar una pulgada”.

Es decir:

No deben mandarse las tropas como si no las hubiera.

No subirse las mangas (2) como si no se tuvieran brazos.

Conquistar sin emplear las armas.

No existe peor mal que la temeridad.

El temerario subestima al enemigo.

Quien subestima al enemigo está a punto de perderse.

Por eso, cuando dos ejércitos combaten, vence el que no ama la violencia.

156
(1) Es una costumbre china que en los banquetes el anfitrión sea el primero y el
huésped le siga a continuación. Luego, en la estrategia, el anfitrión inicia la ofensiva
mientras el huésped se mantiene en la reserva. Ceder es ventajoso, avanzar es lo malo,
dice Wen Tzu.

(2) “No subirse las mangas”, con sentido de “disponerse a pelear”.

157
La dificultad de ser comprendido LXX

Lo que enseño es fácil de aprender, fácil de practicar.

Sin embargo, nadie lo comprende y nadie lo practica.

Mis palabras provienen de una tradición primordial (1).

Mis acciones dependen de un señor.

El vulgo no las comprende porque estoy más allá de toda alabanza.

En eso reside mi gloria.

Por eso el sabio anda mal vestido y oculta el jade de su espada (2).

158
(1) Este capítulo nos parece importante por el testimonio que Lao Tsé da de si mismo,
en cuanto dice que sus palabras tienen un antepasado y sus acciones un señor; el
antepasado, el señor de todas las cosas (Wang Pi).

(2) La ignorancia no permite a los hombres comunes la comprensión del sabio que ha
realizado el Wu-Wei. No siendo iluminados por dentro, ninguna lámpara puede
iluminarlos. Esto obliga al sabio a esconder el jade de su espada y a presentarse mal
vestido. Es evidente la ironía dirigida a los letrados y a los funcionarios que llevaban
trajes lujosos y se adornaban profusamente con el jade.

Nótese la anormalidad de la situación del sabio, obligado por la general


incomprensión a mantener secreto lo más valioso, para que no sea estropeado y
pisoteado.

159
La enfermedad del conocimiento LXXI

Desconocer la propia sabiduría, he aquí lo sublime.

El conocerla es como sufrir una enfermedad (1).

Si uno no se considera enfermo, no cesa de estar enfermo.

El sabio no está enfermo, puesto que reconoce la enfermedad como enfermedad.

Por eso tiene el secreto de la verdadera salud.

160
(1) Es interesante referirse al Isa Upanishad, 12, 13, 14: Entran en la espesa tiniebla
quienes creen en el no-saber; y en la tiniebla más espesa quienes se complacen con el
saber. El Atman es otra cosa que el no-saber. Así lo hemos aprendido de los sabios
que nos enseñaron.

161
Amarse a si mismo LXXII

Cuando el pueblo no respeta el poder, el poder está a punto de caer sobre él.

Que nadie encuentre estrecha su casa.

Que todos tengan una vida abundante.

El descontento del pueblo terminará cuando termine su estrechez (1).

162
(1) Se trata de uno de los textos más nítidamente “sociales” del libro.

163
Libertad de acción LXXIII

Aquel cuyo valor se pone de manifiesto en la temeridad, perecerá.

Aquel cuyo valor se pone de manifiesto en la prudencia, se salvará.

Entre ambas formas de valor, uno es beneficioso y el otro es dañino.

¿Quién conoce la causa de lo que el cielo aborrece?

Por eso el sabio elude esas cuestiones oscuras.

El Tao del cielo no lucha, pero siempre vence.

No reclama, pero las cosas suceden por sí mismas.

No convoca, pero el pueblo va hacia él.

Vasta es la red del cielo y su trama holgada.

Mas nada se le escapa (1).

164
(1) Los últimos versos hablan de una rede del cielo. T’ien K’ang o T’ien Wang, y se
refieren a la “red” luminosa e igneaa representada por las constelaciones. El Kua Li,
fuego del I Ching, es –según Chang Fung- Wang. Wang es también trampa, hilo (para
hacer nudos) que recuerda las numerosas alusiones a los lazos celestes a veces
atribuidos a determinadas constelaciones que se hallan en los Salmos bíblicos.

Los planetas y las estrellas forman la “trampa” del destino de los hombres y de las
cosas. Recuérdese también el simbolismo griego de las Parcas.

165
Vencer el error LXXIV

Cuando un pueblo ya no teme a la muerte, ¿con qué fin amenazarlo con la muerte?

Si puedes hacer que un pueblo tema a la muerte y que haya leyes que castiguen sus
fechorías con la muerte: ¿quién se atrevería a atraparlos y darles muerte? (1)

Sólo el Supremo Ejecutor.

Quien levanta el hacha sin ser carpintero se hiere con sus propias manos.

166
(1) Huai-Nan-Tzu afirma que la pena de muerte no es suficiente para impedir la
corrupción. De otro lado, es bien conocido el estoicismo de los chinos frente a la
muerte violenta, la que tiene una milenaria aplicación en aquel país.

167
La codicia dañina LXXV

El pueblo sufre hambre porque el rey lo agobia con impuestos.

El pueblo es difícil de gobernar porque el rey actúa en beneficio de sus propios


intereses (1).

Al pueblo no le importa la muerte porque ama intensamente la vida (2).

Quien no hace nada para vivir es más sabio que el que cuida constantemente su vida.

168
(1) El testimonio de Han-Fe-Tzu dice que los reyes que usan su propia autoridad para
crear desorden son muy numerosos.

(2) El pueblo no se preocupa de la muerte porque viviendo en la miseria –debido a


que los reyes lo agobian con impuestos- no tiene el temor de perder bienes materiales.

169
Evitar la fuerza LXXVI

Cuando el hombre nace es suave y flexible.

Cuando muere se vuelve duro y rígido.

También las plantas y los árboles nacen tiernos y delicados pero al morir quedan
mustios y secos (1).

Lo duro y lo rígido pertenece al dominio de la muerte.

Lo suave y flexible pertenece al dominio de la vida.

Por eso el ejército demasiado poderoso no puede vencer y el árbol rígido es quebrado
por el viento.

Lo fuerte y lo poderoso deben estar abajo, y arriba lo débil y más tierno.

170
(1) El niño, la hierba, el arbolito, todo lo que está destinado a crecer, es tierno. La
fuerza representa la rigidez de la muerte.

El empleo de la fuerza es peligroso. El I Ching presenta la imagen del carnero, que


habiendo clavado sus cuernos, queda inmovilizado.

Siempre está presente el valor de la ductilidad frente a la resistencia. Lo sutil es superior


a lo desaforadamente manifiesto; y la virtud de lo sutil estriba en su fluidez, en su
“inaferrabilidad”.

171
La vía del cielo LXXVII

El cielo procede como un arco tendido.

La parte superior baja, y la inferior sube; disminuye lo que sobra y aumenta lo que
falta (1).

El cielo arrebata a los que tienen demasiado y da a los que carecen de lo suficiente.

No es éste el proceder de los hombres.

Los hombres toman del pobre para aumentar la fortuna del rico.

¿Quién puede tener lo suficiente como para ponerlo al servicio de quien nada posee?

Solo el que posee el Tao.

Por eso el sabio actúa y no atesora.

Adquiere mérito pero no le da importancia.

El sabio no muestra sus realizaciones.

172
(1) Templar el arco referido a la virtud del cielo, significa bajar el Yang y elevar el Yin.

El camino del cielo consiste en disminuir lo que sobra y aumentar lo que es pobre (I
Ching).

Es evidente que esta idea corresponde a una concepción de equilibrio a la cual no se le


puede atribuir ningún sentido moral.

173
Confiar en la sinceridad LXXVIII

Nada hay en el mundo tan dócil y débil como el agua.

Pero nada más poderoso que el agua para destruir lo duro y lo fuerte.

Nada hay que la pueda sustituir (1).

Esto puede comprobarse: lo débil puede vencer a lo fuerte y lo flexible a lo rígido.

Todos conocemos esta verdad y, sin embargo, todo el mundo actúa como si no la
conociera.

Por eso el sabio dice:

Quien se hace cargo de las desgracias de un reino, puede gobernarlo.

Quien soporta las calamidades que azotan a un país, puede ser su rey (2).

Estas palabras son verdades aunque parezcan paradójicas.

174
(1) Otra vez el símbolo del agua es asimilado al Te (virtud y poder) del Tao. El
fenómeno de la erosión demuestra su superioridad sobre la dureza de las rocas, pero su
proceder es lento y gradual.

El agua es símbolo del mundo psíquico y sutil y de su poder sobre la materia.

(2) Se refiere a los sacrificios expiatorios del soberano a los espíritus terrestres Kwei, en
el sentido de sacrificarse para su pueblo asumiendo sobre sí, como mediador, las
oscuras fuerzas del Yin.

175
Cumplir con el contrato LXXIX

Aunque uno logre reconciliarse después de un gran odio, siempre queda la semilla del
rencor.

¿Qué hacer para que todo resulte beneficioso?

El hombre sabio, aún teniendo en su izquierda el contrato, observa el pacto y no


reclama nada (1).

El hombre virtuoso siempre acude al contrato.

El hombre rencoroso solo observa las condiciones que le son favorables (2).

“El proceder del cielo no tiene preferencia, pero siempre ayuda al que obra bien.”

176
(1) Antiguamente, la derecha era el sitio de honor. El sabio se mantiene a la izquierda
porque no desea preferencia.

(2) En la antigüedad, los contratos, como los juramentos, invocan el testimonio del
cielo para su cumplimiento y la cólera celeste en el caso de que no se cumplieran.

El cielo representaba en este caso no sólo un poder superior indeterminado, sino la


ineludible carrera del tiempo astronómico. Quien no cumplía, debía atenerse a “la
hora del castigo” al cerrarse el ciclo completo.

177
Solo y de pie LXXX

Imaginemos un país de pocos habitantes, provisto de máquinas muy eficientes, pero


sin gente que pueda emplearlas (1).

Yo les aconsejaría:

Que este pueblo tome en serio la muerte y no se aleje un pie de su tierra.

Y aunque existan carros y navíos, nadie suba a ellos.

Y aunque existan corazas y espadas, nadie las use.

Les aconsejaría que vuelvan a la vieja costumbre de anudar las cuerdas, que gocen de
sus alimentos, que encuentren espléndidos sus trajes (2).

Que sonrían en la tranquilidad de su morada.

Que sean dichosos viviendo con sencillez.

Y aunque los reinos vecinos se hallasen tan cerca que pudiesen ser oídos el ladrido de
sus perros y el canto de sus gallos, que nadie huya subyugado por el estrépito
extranjero.

En este pequeño pueblo los viejos morirán tranquilamente, sin haber conocido el
exterior.

178
(1) Lao Tzé describe aquí la situación ideal de un pueblo “que no conoce el mundo”.

(2) Hay aquí una alusión a la costumbre china arcaica de hacer nudos (los “quipus”
arcaicos), anterior a las primitivas escrituras que se hicieron sobre cañas de bambú.
Con eso se exalta una época, en que la gente vivía en la simplicidad absoluta, despojada
de deseos, sin conocer siquiera las cosas que se pueden desear (aquellas cosas que se
aluden cuando se habla de los “reinos vecinos”).

179
Mostrar lo esencial LXXXI

Las palabras veraces no son hermosas.

Las palabras hermosas no son veraces.

Lo bueno no es elocuente.

Lo elocuente no es bueno.

El sabio no es erudito.

El erudito no es sabio (1).

El sabio no actúa con el fin de acumular.

Cuanto más entrega a los demás, tanto más posee para sí.

Cuanto más dones ofrece a los demás, tanto más consigue para sí.

La norma del cielo es dar beneficios sin provocar daños.

El proceder del sabio es actuar sin luchar.

180
(1) El sentido de esta primera estrofa es que la verdad no tiene necesariamente que
presentarse como algo hermoso, sino como lo que es. La elocuencia es un artificio
cuya esencia no puede ser la bondad, ya que procede de manera no espontánea.
Tampoco la erudición es sabiduría, puesto que es cuantitativa (se refiere a los estudios
y continuas citas de los Ching propias de los letrados, quienes las aprendían de
memoria, de manera que, según la tradición, pudieron reconstruirse luego de que Shi
Hwan ordenó quemarlos).

Se explica aquí que las discusiones y luchas –fundamentadas en opiniones y cuyo


proceso es puramente dialéctico y discursivo- no tienen nada que ver con la sabiduría.

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