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El Perú ocupa el octavo puesto entre las naciones con mayor número
de feminicidios, informó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(Cepal), que recoge información de 23 países de la región. Nuestro país registra
100 feminicidios durante el 2016, según la estadística del Ministerio Público.
La expresión femicide fue usada por primera vez, por Diana Russell en el Tribunal
Internacional sobre Crímenes Contra las Mujeres, celebrado en Bruselas en
1976; femicide, surge como expresión para evidenciar a la mayoría de los
asesinatos de mujeres por parte de sus maridos, novios, padres, conocidos y
también los cometidos por desconocidos por ser un sustrato común la
“misoginia”, crimines que constituyen el extremo de la violencia hacia las mujeres.
CAPITULO II
LA VIOLENCIA FAMILIAR
En estos últimos años se ha venido dando una serie de programas y leyes en
defensa de los derechos del niño y la mujer. Sin embargo, ¿eso nos asegura el
bienestar?, ¿acaso estos programas y leyes bastarán para cesar los maltratos
físicos y psicológicos que se producen día a día contra ellos?
Durante el año 2005 cerca de 23.000 mujeres presentaron denuncias por los
malos tratos recibidos de sus compañeros y más de 42 fallecieron como
consecuencia del maltrato recibido de sus cónyuges. Estas cifras revelan la
necesidad de abordar desde un punto de vista preventivo y educacional este
problema de convivencia que, como evidencian los datos, llega a tener
consecuencias fatales.
La violencia es una acción ejercida por una o varias personas en donde se
somete que de manera intencional al maltrato, presión sufrimiento, manipulación
u otra acción que atente contra la integridad tanto físico como psicológica y moral
de cualquier persona o grupo de personas".
Abuso sexual -- Cualquier contacto del cuerpo, tocarlo o forzando, sin que se
desee, o estar envuelto en acto sexual sin que, él o ella, lo deseen.
Martín Buber escribía en su célebre "yo-tu" que los seres verdaderos son vividos
en la actualidad, mientras los objetos lo son en el pasado, la "actualidad" implica
siempre relación y esa es la manera de encontrarse. La deshumanización implica
por el contrario des-actualización con el otro "mi próximo" y por tanto su
"objetualización". Una vez que he objetualizado al otro, que lo he deshumanizado,
se abre la veda para la violencia
B) Un mecanismo psicológico referido a la incapacidad para para procesar
adecuadamente la capacidad de amar y valer , bien por exceso, bien por defecto.
Tanto en un caso como en otro caso se genera violencia. Los referentes de
persona triunfadora que presenta el modelo actual , favorecen un individualismo
hobbesiano, y una competitividad feroz que acaba destruyendo redes afectivas,
generando frustración y ansiedad permanentes y convirtiendo a los vecinos en
desconocidos, y a compañeros de trabajo en contrincantes.
Sin embargo cuando es capaz de sublimar estos impulsos, los logros son
espectaculares, la violencia se torna en un impulso creador capaz de inventarlo
todo, y el deseo de poder y control en una capacidad de inventiva que nos llevara
a las estrellas.
Dentro del nucleo familiar, base de la sociedad, se dan estos mismos fenomenos
en torno a las relaciones interpersonales, tanto entre los diferentes estratos de
edades como entre los sexuales, dependientes de la familia de origen, etc. Una
de las tareas fundamentales de la familia es la educación y crianza de los hijos.
La forma en la que se ha dado esta educación y en la que se aplica la disciplina
ha variado enormemente a lo largo de la historia humana, no es dificil imaginar
al hombre prehistorico golpeando o mordiendo a su hijo, tal y como lo hace el
lobo con su cría cuando le enseña una lección.
La gravedad de estos abusos varía en virtud del grado de violencia ejercida sobre
la mujer y normalmente se combinan varios tipos de abuso, ya que dentro del
maltrato físico siempre hay un maltrato psicológico. Según indica la psicóloga
Alejandra Favieres, del Servicio de Atención a la Mujer en Crisis, de los Servicios
Sociales de la Mancomunidad de los Pinares, en Madrid, el maltrato psicológico
es mucho peor que el maltrato físico.
Se priva al niño de los cuidados básicos, aún teniendo los medios económicos;
se posterga o descuida la atención de la salud, educación, alimentación,
protección, etc. Es privar a los niños o niñas de los elementos básicos necesarios
para garantizar su desarrollo armónico e integral: es decir, de alimentación,
educación, salud, cuidado, afecto, entre otros.
Factores de Riesgo:
Del niño o de la niña: De la familia o de sus miembros:
Niños o niñas con enfermedades crónicas.
Discapacitados física o mentalmente.
Niños o niñas pasivos, hiperactivos o rebeldes.
Sexo del niño, que no satisface las expectativas de los padres. Bajo nivel
educativo de los padres.
Pobreza o miseria.
Familias monoparentales o madres soltera Elevado número de personas por
hogar.
Desconocimiento de los servicios sociales del Estado.
Embarazo no deseado.
Situaciones conflictivas de la pareja
Enfermedad mental, adicciones o situaciones depresivas.
Débiles lazos afectivos entre los padres o responsables del niño (a).
Pautas de crianza inadecuadas.
Sociales:
Patrones culturales que subvaloran al niño.
Ausencia de redes sociales de apoyo.
Desempleo, inestabilidad laboral o económica
Descuido deliberado en el período de gestación, por parte de la madre o
demás miembros de la familia.
Exclusión forzada del niño (a), dejándolo en instituciones públicas o en la
calle.
Salida del hogar, parcial o definitiva, de los responsables del niño(a)
dejándolo desprotegido.
No participación de la familia en las redes de solidaridad vecinal, veredal o
barrial.
Lazos vecinales y comunitarios, débiles o conflictivos
Pobreza y desempleo generalizados.
Descomposición social.
Mendicidad.
Tolerancia de la comunidad frente al maltrato.
Cómo reconocerlo:
Retardo en el desarrollo psicomotor
Desnutrición.
Diarrea, infección respiratorias y en piel
Mal estado de la dentadura.
Accidentalidad previsible y prevenible
Descuido con objetos y sustancias peligrosas.
Dificultades de aprendizaje Incapacidad de expresar afecto.
Llanto injustificado
Trastornos del habla.
Higiene personal inadecuada
Ausencia de cuidados médicos mínimos.
Desescolarización o bajo rendimiento escolar
Depresión o Agresividad.
Descuido en las relaciones sociales que el niño establece, tipo de actividades
que realiza.
Falta de aplicación de normas de comportamiento
2.4. MALTRATADORES.
Socialmente no hay un prototipo de maltratador; puede ser de clase alta o baja,
con estudios o sin ellos, joven o viejo. «Es un perfil plano», dice Bonino, que trata
a unos 50 de estos hombres al año. Su conducta no tiene por qué estar ligada al
consumo de alcohol o drogas -en el 80% de los caso no lo está- y tampoco a
desviaciones psíquicas.
«Lo único que tienen en común es que son hombres y que tienen muy
interiorizada la idea de que la mujer está a su disponibilidad», afirma Bonino.
Según asimilen más o menos esta idea se convertirán en un tipo diferente de
agresor: asesinos, violentos físicos o psicológicos, controladores… En ocasiones
los hombres con mayor status social y cultural recurren a formas más sutiles de
violencia, como la psicológica, mientras que los que tienen un nivel cultural menor
optan directamente por los golpes.
Los valores machistas que imperan en la sociedad han calado hondo en estos
hombres, llevándoles a extremos límite. Muchos incluso sufrieron maltratos en su
infancia y han interiorizado la violencia como un comportamiento normal. Los
golpes y los gritos son su único recurso. La única forma de enfrentarse a una vida
que no transcurre como a ellos les gustaría.
Que los autores de este tipo de delitos presentan mayor constancia en el grupo
etario de 18 a 27 años, y entre personas con educación básica regular.
Que la criminalidad sexual sigue una tendencia ascendente en los últimos años
en el Perú.
En la práctica clínica con jóvenes y adultos (as) que han sido abusados
sexualmente durante su niñez, se han encontrado:
El interés del Estado peruano por erradicar la violencia familiar también tuvo su
expresión en el establecimiento del año 2000 como el Año de la Lucha Contra la
Violencia Familiar. En efecto, mediante el D.S. 044-99-PCM, se declaró el Año
2000 como el "Año de la Lucha contra la Violencia Familiar", reconociéndose de
este modo que la violencia familiar es un grave problema que daña la paz e
integridad de la familia y que vulnera principalmente los derechos de la mujer, de
las niñas y de los niños. Por todo ello, constituye un obstáculo para la igualdad,
la paz y el desarrollo del país y corresponde al Estado reforzar las acciones en
curso y dictar medidas integrales destinadas a prevenir, atender y solucionar el
problema de violencia familiar.
El 26 de abril del presente año (2001) fue creado el Programa Nacional Contra la
Violencia Familiar y Sexual en el seno del Ministerio de Promoción de la Mujer y
el Desarrollo Humano como órgano encargado de diseñar y ejecutar, en el nivel
nacional acciones y políticas de prevención y apoyo a las personas involucradas
en hechos de violencia familiar y/o sexual.
Esto constituye un enorme avance en el accionar del Estado pues establece un
Programa y recursos destinados a la atención de esta problemática con
envergadura nacional e integral. El programa, prevé la provisión de recursos para
la mejora en el funcionamiento de las casas de refugio que operan como
iniciativas de la sociedad civil y los municipios, así como la instalación de 30
nuevas casa de refugio temporal en el curso de este año. Asimismo, se está
diseñando un programa especial para la rehabilitación de víctimas y agresores,
en el marco de la apuesta integral con que este programa ha sido concebido.
Las mujeres trabajan, en promedio, más horas al día en comparación con los
varones por la recarga laboral de trabajo remunerado y no remunerado.
Sin embargo, las mujeres siguen percibiendo una remuneración menor que sus
pares varones; el ingreso promedio de la mujer equivale al 67% del ingreso
promedio del hombre.
De cada 10 personas que no saben leer ni escribir, 8 son mujeres; y el 26% de
hogares tiene como jefe de hogar a una mujer; el uso del tiempo en tareas
productivas y reproductivas también muestra grandes disparidades.
Las mujeres dedican 24 horas semanales más que los hombres a tareas
domésticas no remuneradas. El mayor acceso a servicios de salud pública ha
contribuido a la reducción de la mortalidad materna (93 por 100,000 nacidos
vivos), siendo aún de las tasas más altas de América Latina y se debe a causas
prevenibles.
Hay otras cifras muy preocupantes en nuestro país. Así, 8 de cada 10 mujeres
peruanas han sufrido violencia a lo largo de su vida y un promedio de 8 mujeres
son asesinadas cada mes, el 93.8% de feminicidios fue cometido por la pareja,
expareja o un familiar.
CAPITULO III
LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER EN EL PERU
En los diarios de circulación local y nacional podemos observar noticias
relacionadas al aumento de la violencia en nuestra sociedad, reportándose
también casos de crímenes a mujeres. Su incremento y características, así como
la permanencia de altos índices de violencia contra la mujer llevaron a Amnistía
Internacional– Sección Peruana y al CMP Flora Tristán, a plantearse la necesidad
de abordar el problema conociéndolo en su real magnitud, mediante la
elaboración de una base de datos que nos permita una primera aproximación
empírica a la situación.
La investigación se ha llevado a cabo desde febrero del año 2003 y se ha
mantenido constante hasta el momento. Las fuentes de investigación han sido
dos diarios importantes a nivel nacional y local: “La República” y “Ajá”. Estas
fuentes fueron elegidas teniendo en cuenta criterios tales como la cobertura, la
forma de abordar la noticia y su grado de detalle.
En lo referido al primer punto, ambos medios de comunicación tienen una
importante cobertura de ámbito nacional y local, respectivamente, llegando a
distintos sectores de población. Asimismo, el tratamiento noticioso es diferente,
lo que nos permite corroborar los datos mediante la comparación de la
información en uno y otro caso. Finalmente, se combinan en estos dos diarios
datos específicos y extensos; así, “La República” tiene la característica de darle
un seguimiento detallado a la noticia, mientras que “Aja” aborda el hecho de
manera sensacionalista, exaltando los detalles de las mismas y con un lenguaje
que discrimina a la mujer y que representa a un sector de la prensa amarillista en
nuestra sociedad.
Un primer avance de esta labor revela que durante el periodo comprendido entre
febrero de 2003 y septiembre de 2005 se han registrado 265 mujeres víctimas de
feminicidio en nuestro país. Esta cifra podría ser mayor, si pensamos en los casos
que la prensa puede desconocer o que no son denunciados ante las autoridades,
sobre todo en las provincias y pueblos del interior del Perú.
Un mayor detalle en esta información muestra que en 2003 se registraron 124
víctimas de feminicidio en nuestro país, mientras que el año siguiente ocurrieron
100 asesinatos de mujeres. En el periodo comprendido entre enero y el primero
de septiembre de 2005 se reportaron 41 casos de feminicidio.
Además, algunas afectadas quedaron en estado grave luego de la agresión40.
En base a los datos de los tres años y al realizar un estimación de los casos de
feminicidio se evidencia que al menos ocho mujeres al mes estarían siendo
asesinadas, en promedio.
El feminicidio es un término que intenta inscribirse en el discurso criminalístico
para evidenciar acciones humanas cuyos móviles responden a una racionalidad
colectiva que discrimina y valora a la mujer como objeto de “uso” y “abuso”; y no
como sujeto semejante y digno de ejercer sus derechos.
En nuestra legislación penal existen una serie de tipos penales en los cuales se
contempla y caracteriza los atentados contra la vida de las personas; en este
sentido, los casos de feminicidios podrían inscribirse en los siguientes tipos:
· HOMICIDIO SIMPLE (Art. 106 del Código Penal-
CP).- Se configura este delito cuando alguien mata a otra persona, tiene por tanto
que existir dolo o intención por parte del agresor de causar la muerte de la
víctima. Tiene una pena privativa de libertad no menor de seis ni mayor de 20
años.
· PARRICIDIO (Art. 107º del CP).- Se configura cuando el agresor sabe que está
matando a su ascendiente, descendiente, natural o adoptivo, o su cónyuge o
concubino. Se sanciona con pena privativa de libertad no menor de quince años.
· HOMICIO CALIFICADO-ASESINATO (Art. 108 del
CP).- Es aquel homicidio que se da dentro de cualquiera de las siguientes
circunstancias:
1. Por ferocidad, por lucro o por placer.
2. Para facilitar u ocultar otro delito.
3. Con gran crueldad o alevosía, lo que implica actuar sobre seguro para producir
un daño.
4. Por fuego, explosión, veneno o por cualquier otro medio capaz de poner en
peligro la vida o salud de otras personas.
Todas tienen una pena privativa de libertad no menor de 15 años.
· HOMICIDIO POR EMOCIÓN VIOLENTA (Art. 109 del CP).- En este caso, el
que mata lo hace por que se encuentra bajo el imperio de una emoción violenta
que las circunstancias hacen excusable. Tiene una pena privativa de libertad, no
menor de tres ni mayor de cinco años. Existe una agravante que se da cuando
concurre el parricidio, teniendo entonces pena privativa de libertad no menor de
cinco ni mayor de 10 años.
· HOMICIDIO CULPOSO (Art. 111 del CP).- Es aquel homicidio en el cual no
existe intención de matar; sin embargo, por culpa o negligencia se ocasiona la
muerte de una persona. Tiene una pena privativa de libertad no mayor de dos
años o con prestación de servicio comunitario. Existe una agravante cuando son
varias las víctimas del mismo hecho o cuando el delito es resultado de la
inobservancia de reglas técnicas de profesión, de ocupación o industria; en este
caso, la pena privativa de libertad será no menor de dos años ni mayor de seis
años e inhabilitación para el ejercicio de la profesión.
Obstáculos en la penalización y correcta sanción de los crímenes contra las
mujeres: el denominado homicidio por emoción violenta.
Como se ha señalado anteriormente, el artículo 109 del Código Penal peruano
contempla el tipo penal “Homicidio por emoción violenta”.
¿Qué implica el término “emoción violenta”?
En la práctica esta figura penal es utilizada por los agresores como defensa,
constituyéndose en un atenuante a su acción y disminuyendo –de esta forma y
considerablemente– la sanción penal.
La “emoción violenta” es una excusa, la cual se argumenta mediante la
ocurrencia temporal de un hecho psíquico y de orden afectivo que trastorna
momentáneamente el equilibrio psicofísico de un individuo.
Según esta noción, la consecuencia principal es el relajamiento de los límites
sociales internalizados por las personas durante su vida; por lo mismo, el principio
y valor ético universal que reconoce la prohibición a matar se ve ofuscado por el
trastorno en la estructura psíquica del individuo. De esta manera se argumenta y
excusa un comportamiento destructivo.
Las circunstancias que se consideran excusables son: honor ultrajado, agravio y
ofensa no justificada.
Estas circunstancias son riesgosas para lograr obtener una sanción severa en
los casos de feminicidio, pues mantienen una cultura de superioridad masculina
que reafirma estereotipos de género y que sustentan la idea de autoridad y
dominio sobre la mujer, subordinándola y exponiéndola a un clima de violencia,
ante la negación de libertades y autoafirmación femenina.
El rol de la mujer ha sido sedimentado por medio de distintas instituciones
sociales en las cuales se establecen mecanismos de coerción y disciplinamiento
que pretenden mantener un orden social y una jerarquía de poder. El romper con
los estereotipos de comportamiento femenino implica también iniciar un proceso
de resquebrajamiento de jerarquías sociales, así como enfrentar un cambio
problemático en el imaginario colectivo de las personas.
Los roles de las mujeres y las leyes que amparan la protección de sus derechos
han ido cambiando; no obstante, existe dificultad en aceptar decisiones propias
y cambios a los roles asignados dentro del hogar, la maternidad voluntaria, la
libre elección de parejas sexuales y sentimentales, así como dificultades en el
establecimiento de estrategias de comunicación democráticas.
La “honra masculina” aún es afectada por el comportamiento femenino, lo cual
muestra que la mujer continúa siendo asumida no como persona independiente,
sino como una extensión de la voluntad masculina; y cuando se desencadenan
comportamientos que puedan afectar dicha “honra” se puede excusar ello como
una situación de trastorno en la integridad psicofísica de una persona en el
momento del crimen. Lo comúnmente denominado “Crimen pasional dirigido
hacia la mujer” señala una acción que pretende ser amparada y justificada bajo
una situación de “ofensa, agravio u honor ultrajado o mancillado”.
Esta situación tiende a mitificar el comportamiento del agresor y reculpabilizar a
la mujer. Por lo tanto, esta argumentación es incongruente porque el autor del
crimen es una persona socializada en una cultura determinada, donde la acción
violenta y valoración que le precede se inscribe también en un plano de
concepciones culturales e históricas las cuáles evidencian una vez más las
terribles brechas y discriminación entre los géneros.
Según la lectura del tratamiento de la noticia constatamos la existencia de un
lenguaje que pretende justificar tácitamente el crimen por algún comportamiento
femenino que escapa a las normas establecidas y contraviene la “honra
masculina”. Se ha podido establecer en la lectura que, según las afirmaciones
del agresor, unos 33 casos –a priori– estarían clasificándose dentro de lo que se
contempla como Homicidio por Emoción Violenta.
A continuación examinaremos la dinámica inscrita en los crímenes contra las
mujeres en el Perú, de acuerdo a los datos disponibles de nuestra indagación,
para evidenciar de manera analítica sus características.
En promedio el 41% de los agresores manifiesta que cometieron estos actos por
una actitud de celos incontrolada; mientras que más del 18% del total de
atacantes afirmó que cometió el crimen por una supuesta infidelidad de la víctima.
Este fue el motivo por el cual debían salvar públicamente su “honor mancillado”,
agrediéndola. A todo ello se suma el valor agregado de la venganza o
resentimiento por parte del agresor, previamente denunciado por la víctima en
materia de violencia familiar, acoso sexual o por haber ganado un proceso judicial
en contra del mismo.
Resulta todavía más impactante que, del total de casos, un porcentaje mayor al
24% de las víctimas se negaron a entablar, reiniciar o continuar una relación
afectiva, sentimental o íntima; o a satisfacer sexualmente al agresor.
Para 2005 se constató que en dos casos el agresor practicó necrofilia,
evidenciando que el atacante deseó dominar la sexualidad femenina y para
realizar dicha acción anula cualquier tipo de defensa de la víctima propiciándole
la muerte.
Algunas afirmaciones de los agresores no pueden ser más ilustrativas:
Si no eres mía no serás para nadie mas
Estas afirmaciones muestran que los atacantes actuaron en un claro intento de
afirmar su autoridad y dominio, en una jerarquía de poder que no les permitía
aceptar la libre determinación de las mujeres sobre sus vidas.
La autodeterminación femenina es vista como amenazante a la soberanía
masculina y genera una crisis de las representaciones tradicionales sobre lo
masculino y lo femenino que se han ido sedimentando en nuestra cultura
mediante estructuras simbólicas profundas. Los feminicidios se inscriben en un
clima de violencia y discriminación, contextos sociales que se niegan a ceder
espacios de poder y decisión a las mujeres.
Este clima es exacerbado por expresiones tales como las emitidas en medios de
comunicación sensacionalistas –en este caso, el diario Ajá– sobre casos de
asesinatos contra mujeres o feminicidios.
CONCLUSIONES
Si bien, el presente artículo no pretende presentar un examen exhaustivo y
acabado del feminicidio, pero a través de la somera revisión de las modificaciones
efectuadas al artículo 107 del Código Penal se puede observar, que es una
inadecuada configuración penal, en tanto que los tipos penales incluidos caen en
indeterminados e imprecisiones, que de seguro acarreará muchos problemas en
su interpretación y muchas conductas homicidas contra la mujer caerán no serán
considerados como feminicidio. Para enriquecer el tema, se debe incorporar en
el feminicidio los crímenes cometidos dentro de la llamada esfera privada como
pública, tal como se observa de la definición de violencia contra la mujer
contenida en la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar
la Violencia contra la Mujer(Convención de Belém do Pará), el mismo que en su
artículo 1°señala que “debe entenderse por Violencia contra la mujer cualquier
acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, Daño o sufrimiento
físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el
privado” siempre en cuando que estas conductas estén orientadas a causar la
muerte de la mujer. Finalmente a mas de penalizar e incorporar el feminicidio en
el Código Penal, se debe pretender lograr la Ley Contra la Violencia de Género
(ley especial), la misma que resultará favorable para una posible
contextualización de los tipos penales que se creen dentro de la violencia contra
las mujeres, el cual también, permitirá abordar la multiplicidad de formas de
violencia contra las mujeres como son físicas, psicológicas, sexuales, sociales e
incluso patrimoniales, donde se podrá incluir normas de carácter procesal que
serian inconcebibles en el Código Penal.
BIBLIOGRAFÍA
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La emoción violenta como atenuante de los asesinatos de las mujeres a manos
de sus parejas. En: www.isis.cl
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“Muertes Intolerables Diez años de desapariciones y asesinatos de mujeres en
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“México—Poner fin al ciclo brutal de violencia contra las mujeres en Ciudad
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INTERNACIONAL DE ACCIÓN SOBRE ARMAS PEQUEÑAS
“El efecto de las armas en la vida de las mujeres“, Londres, 2005
6.- BAILONE, Matias
Sobre Homicidios atenuados. En : www.carlospalma.com.ar