Вы находитесь на странице: 1из 2

El ser humano siempre ha visto el porvenir como algo incierto.

A veces nos crea


angustia, otras veces esperanza, pero de cualquier manera siempre ha buscado
escrutar esos horizontes mediante directrices que moldeen, en la medida de lo
posible, lo que esconde la incertidumbre.

Desde tiempos ancestrales ha existido la preocupación por conocer de manera


anticipada aquello a lo que nos deberemos enfrentar en los días futuros, para
poder esquivar del destino los malos augurios, o bien, para tratar de
tranquilizarnos con promesas y, de alguna manera, intentar disfrutar por
adelantado lo que vendrá.

De manera que, para el hombre y la mujer se vuelve natural planificar sus propias
finalidades y escoger los medios para alcanzarlas. Es así como el acto de
planificar constituye un proceso imprescindible para racionalizar las acciones, y
conceptualizar todo los métodos que se usan para tal fin.

La planificación impregna todas las actividades de la vida cotidiana y, en


consecuencia, cuando esta se ausenta, también los acontecimientos se sumen en
el desorden y la improvisación, lo cual, en la mayoría de los casos, lleva a un
desenlace poco exitoso.

Cualquier proyecto requiere unos pasos debidamente establecidos que permitan


fijar prioridades, definir estrategias y garantizar la toma de decisiones en torno a
un objetivo común o individual. El éxito, tanto en emprendimientos empresariales,
personales o de cualquier índole, no surge espontáneamente; el éxito también
debe planificarse y no dejarlo todo en manos del azar.

La planificación debe proveer de técnicas e instrumentos que permitan evaluar las


condiciones que favorecen o desfavorecen la toma de decisiones para preparar
anticipadamente alternativas de acción válidas ante distintas circunstancias
posibles.

Las condiciones en las cuales se toman decisiones son siempre cambiantes. Por
esta razón la planificación debe constituirse en un proceso continuo donde los
resultados de las decisiones se evaluen
permanentemente. Esta evaluación alimenta nuevos análisis que darán lugar a
nuevas decisiones.

Su existencia de fundamenta en las condiciones de la vida moderna. Tenemos


múltiples necesidades y debemos aprovechar al máximo los pocos recursos con
que contamos. Nuestra cotidianidad es turbulenta y los conflictos dan giros
intempestivos a cada momento.
Por lo común, el tiempo y los recursos
son limitados. Estas dos limitaciones tienen una consecuencia directa sobre la
capacidad de mejorar o resolver una situación problemática. Por esa razón, la
planificación es un elemento sumamente
crucial, en particular en organizaciones pequeñas dotadas de una capacidad
restringida.

Sin duda, es una de las actividades características en el mundo contemporáneo,


volviéndose cada vez más necesaria ante la creciente interdependencia y rapidez
que se observa en el acontecer de los fenómenos económicos, políticos, sociales
y tecnológicos. En ocasiones esto parece descifrar el enigma de la planeación no
tanto para conocer hacia dónde vamos, sino más bien en saber dónde estamos.

Es indispensable que el curso de nuestros proyectos sea regido por una estrategia
previa que clarifique el camino que pretendemos seguir. De ese modo, evitaremos
que los hechos imprevistos incidan de manera significativa en los resultados
finales. Digamos que, previendo los llamados daños colaterales, tendremos
alternativas para atenuar sus efectos nocivos.

Su desarrollo se basa en el hecho que se pretende anticipar, más que reaccionar


ante futuras amenazas, así como aprovechar el conjunto de oportunidades que
surjan del medio en el cual nos toque actuar, con el propósito de transformar la
realidad social que ha sido diagnosticada a
partir de su comportamiento en el presente.

Hay que tomarla como una forma de abordar problemas específicos, y utilizar
nuestros conocimientos para lograr una solución. Esto debe convertirse en una
actitud mental cotidiana que practique el ensayo y error para ir puliendo la manera
de asumir los problemas.

Sin embargo, hay que mencionar que la planificación no es una simple


herramienta de prevención, sino que debe estar diseñada para que el modelo de
actividad que nos trazamos desde el inicio, tenga el menor cambio posible en su
versión final. Esto no significa que no existan modificaciones que, incluso, mejoren
el ritmo de todo el proceso.

La intención es que el objetivo no sufra cambios demasiado drásticos y pierda su


naturaleza productiva. De tal modo que haciendo alusión a las definiciones del
anterior trabajo, podemos incluir su intervención hasta en el acto más
insignificante.

Вам также может понравиться