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Coloquio

MELISSA TABORDA TABORDA


Clase: Bourdieu: educación y democracia

Resumen:

Bourdieu, en sus libros Los herederos (1964) y La reproducción (1970), muestra cómo el
éxito escolar (es decir, el hecho de lograr la promoción de los sucesivos niveles de
escolarización) depende de qué tanto los estudiantes dominan el código escolar que la escuela
imparte. Así que los estudiantes cuya familia les transmitió una cultura diferente a la
arbitrariedad cultural dominante (que es la que la escuela inculca, de acuerdo a un contexto
y formación social determinada) tienen menores probabilidades de tener éxito en sus
estudios, puesto que dominan en menor proporción el código (las bases) de cultura que la
escuela presenta como legítima. A diferencia de los estudiantes de clases altas que tendrán
más posibilidades de avanzar satisfactoriamente en su escolarización, en la medida que
crecieron más cercanos a la arbitrariedad cultura dominante. De ahí que, en su texto La
educación francesa: ideas para una reforma, plantee la propuesta de combatir la visión de
una sola inteligencia (basada en el éxito escolar) para promover la multiplicidad de
inteligencias, al combatir la valorización del éxito escolar concebido como algo a consagrar
y, por consiguiente, velar para que los fracasos no sean condenaciones de por vida. En
últimas, lo que está entre manos es combatir la eliminación y la autoeliminación que genera
la escuela.

La cultura y él éxito escolar

Pierre Bourdieu, en su libro Los herederos, nos presenta con estadísticas (desde la Francia
de su época) cómo la llamada democratización de la educación no necesariamente logra que
todos puedan acceder al conocimiento de la misma manera (en términos de que no todos
dominan el código escolar de la misma manera) y, muchos menos, garantiza que todos tengas
éxito escolar. Entonces las preguntas que formula Bourdieu son- desde la consideración del
sistema educativo francés, que presenta la enseñanza como algo que es igual para todos-,
¿cómo explicar que detrás de la democratización de la enseñanza se esté estableciendo
desigualdades a nivel de aprendizaje? Y peor aún, ¿es posible que este sistema esté
reproduciendo las mismas desigualdades que existen en la sociedad? ¿será que el hijo de un
obrero está condenado a ser obrero?

Para comprender lo que sucede en el interior del sistema escolar, es necesario comprender
que las estrategias escolares hacen parte de un sistema más amplio denominado campo1, en
el cual se encuentran todas aquellas prácticas, conscientes o inconscientes, que tienen la
función de conservar o aumentar el patrimonio de los grupos sociales y, por consiguiente,
estas estrategias también apuntan a mantener o mejorar su posición en la estructura de las
relaciones de fuerza. El autor las llamó estrategias de reproducción social. Pero ¿qué tiene
que ver estas estrategias con el sistema de enseñanza? Pues bien, las familias invierten en el
futuro de sus hijos/a y esa inversión consiste enviar a sus hijos/as a la escuela2. Aquí se haya
el punto de encuentro entre las estrategias familiares y el sistema de enseñanza, donde se
pone en juego propiamente lo que se conoce como capital cultural3. La escuela, por medio
del habitus4, contribuye a distribuir y reproducir el capital cultural, al igual que colabora con
la reproducción de la estructura de las relaciones de fuerzas:

1
Los campos son las estructuras objetivas externas a los agentes. En los campos se encuentran relaciones de
fuerza donde los grupos sociales llevan a cabo batallas simbólicas para adquirir o mejorar sus capitales (las
clases de capital son simbólico, económico, social, cultural, entre otros), y, de igual modo, intentan mantener o
mejorar su posición respecto al lugar que ocupan en las relaciones de fuerza. Existe un campo en el sentido
amplio de la palabra, y otros subcampos como el educativo, el laboral, entre otros.
2
La palabra escuela es utilizada en sentido amplio. Se refiere a todos los niveles del sistema escolar, desde la
educación básica hasta la superior.
3
Se refiere a la herencia que, de manera inconsciente o consciente, recibimos de nuestra familia, es decir, no
solo recibimos medios materiales, sino instrumentos prácticos y teóricos que contribuyen enormemente al éxito
académico.
4
El habitus es la interiorización de las estructuras objetivas. Es un sistema de percepciones, pensamientos,
acciones y apreciaciones. Hace que las personas, en una misma situación, tengan diferentes puntos de vista de
[la escuela] es uno de los lugares donde se fabrican personas, donde se crean formas de
actuar, en relación directa con la familia. No se puede estudiar seriamente el
funcionamiento del mundo social sin estudiar esta institución donde las personas son
creadas, y donde se crean además las diferencias sociales etiquetadas, legítimas; es decir,
ahí se fabrican los títulos escolares que son, al mismo tiempo, títulos profesionales que
dan derecho a ejercer una profesión. [Y, por consiguiente] el sistema escolar en la sociedad
moderna es cada vez más uno de esos lugares donde se reproducen las estructuras sociales.
(Bourdieu, Pierre Bourdieu. Grandes pensadores del siglo XX, 1991)

Ahora bien, lo que Pierre Bourdieu pretende mostrar es cómo el éxito escolar depende de la
arbitrariedad cultural que se les inculcó a los estudiantes, mediante acciones pedagógicas de
la familia o los docentes5. Porque la educación, en vez de tomar en cuenta las desigualdades
que existen entre los estudiantes, lo que hace es ofrecer la misma enseñanza a todos, cuando
en realidad, está destinada a un tipo de público: la clase alta. La cultura dominante, que la
escuela pretende inculcar, es cercana a esta clase6. Y, la institución educativa, lo que debe
hacer es darle herramientas a los estudiantes más desfavorecidos para que se adapten a ella.
Pero, en realidad, lo que ocurre es diferente, en vez de ayudar para que se adapten, lo que
hace es acentuar la desigualdad académica que, en últimas, termina siendo una eliminación,
o peor aún, puede significar una autoeliminación en tanto que los estudiantes se consideran
no aptos para el aprendizaje. Por otro lado, en el texto La reproducción, concibe toda acción
pedagógica como violencia simbólica (es decir, una violencia que no se presenta como tal)
en tanto que impone por medio de un poder arbitrario (la autoridad escolar) una arbitrariedad
cultural (la cultura de la clase dominante) que, por supuesto, es reconocida por los

la realidad, ya que no somos máquinas que simplemente interiorizamos la información que recibimos. El habitus
es interno a los agentes.
5
Bourdieu considera que no solo la escuela lleva a cabo las acciones pedagógicas, la familia al igual que
cualquier tipo de institución, directa o indirectamente, puede trasmitir una arbitrariedad cultural. Aun así, la
escuela se reserva el monopolio de la violencia simbólica por ser la institución formal que tiene la función de
inculcar la arbitrariedad dominante.
6
Para Bourdieu no hay cultura ilegítima, toda cultura es una arbitrariedad. Pero la escuela pretende transmitir
una cultura dominante y la presenta como legítima, al igual que rechaza toda aquella que no concuerde con la
dominante.
estudiantes, profesores y grupos familiares como legítima, al igual que la arbitrariedad de los
contenidos trasmitidos. También a su vez se sancionan las otras culturas al hacer que los
mismo estudiantes y docentes reconozcan su invalidez. La arbitrariedad de los contenidos
nunca se muestra en su completa verdad, así como tampoco se presenta la violencia de las
acciones pedagógicas. La eficacia de las acciones pedagógicas se mide en la medida en que
los estudiantes y los docentes no sean conscientes de ello, es decir, en tanto que haya un
desconocimiento de la denominada verdad objetiva de la acción pedagógica, concebida como
autoridad necesaria y natural.

Pero, sin duda, la pregunta vigente es cómo lograr que la escuela se transforme en una
institución que ofrezca al menos un mínimo de oportunidades a los estudiantes de todos los
orígenes sociales incluyendo, particularmente, a los de origen popular. Aunque en la teoría
de Bourdieu no parece que haya muchas propuestas, se puede rastrear en el texto La
educación francesa: ideas para una reforma, ciertas consideraciones acerca de cambios que
se deben llevar acabo para hacer que el sistema de enseñanza se presente como un espacio
menos hostil para los estudiantes, especialmente para los de sectores populares. Dos
propuestas a considerar son la multiplicidad de los saberes, y la desvalorización de los éxitos
escolares en tanto que estos consagran, al igual que no considerar los efectos del fracaso
como una condenación de por vida. En primer lugar, para hablar de una multiplicidad de
saberes se debe batallar contra las formas de jerarquización entre lo práctico y lo teórico, ya
que los estudiantes de sectores menos favorecidos tienden a tener un uso práctico del
lenguaje al relacionarlo con su medio; a diferencia del uso simbólico (lo abstracto) que
aprendemos en la escuela. Al mismo tiempo que se debe reconocer la multiplicidad de las
jerarquías de competencia, es decir, una enseñanza equilibrada debe tender a guardar un
equilibrio entre el conocimiento científico, sin dejar de lado todas las formas aptitudes
manuales y corporales. Esto promovería el reconocimiento de múltiples inteligencias.
Para garantizar una nueva concepción de los éxitos escolares, es importante deslegitimizar el
derecho ficticio de entrada, esto es, no se debe poner a los estudiantes en la situación de tener
un mal comienzo en la escuela porque fueron criados en una arbitrariedad cultural diferente,
que no le permitió tener un capital cultural suficiente para triunfar en su escolarización. Se
debe, más bien, asegurarle a todos/as un buen comienzo, al tener más en cuenta que los menos
favorecidos necesitan mejorar sus condiciones de formación, conforme a sus condiciones.
De igual modo la evaluación de las aptitudes de todos los estudiantes (ya sean de clase baja,
media o alta) puede tomar la forma de consejo más que de un veredicto vitalicio, mientras
que se multiplique y promueva las ramas de saberes (prácticos y teóricos). Apostar por
múltiples inteligencias significa reconoce una pluralidad de formas de éxito, que le quitaría
la exigencia a los docentes de evaluar a todos/as con un modelo único y, por consiguiente, la
escuela podría no reconocerse como un lugar de fracaso y estigmatización para los menos
favorecidos socialmente, sino un lugar donde cada uno pueda alcanzar un triunfo a su manera.
Esto significa hacerle frente a la eliminación.

Bibliografía
Bourdieu, P. (1991). Pierre Bourdieu. Grandes pensadores del siglo XX.

Bourdieu, P. (1996). La reproducción. Cuidad de México: Distribuciones Fontamara, S.A.

Bourdieu, P. (2009). Los herederos. Buenos Aires: Siglo XXI editores.

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