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ADVERTENCIA

Esta obra posee CONTENIDO HOMOERÓTICO, es decir tiene

escenas sexuales explícitas de M/M y por ello es solo apto para

mayores de 18 años.

Como grupo de traducciones, hacemos este trabajo sin ánimo de

lucro y como un hobby. Un trabajo que consiste en traducir un

libro del inglés al español, corregirlo y editarlo; todo ello lo mejor

que podemos.

Para que podamos seguir beneficiándonos de la buena lectura y

para poder mantenerlo de forma segura y privada queda total

mente prohibido compartir ni hacer publicidad de nuestros

libros fuera de esta web.

Queda terminantemente prohibido modificar los archivos de

los proyectos del grupo.


Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Dedicatoria
Para mis queridos fans del amor-paranormal.

A m b er K ell
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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Capítulo 1
William Stamson nunca había pensado caer enamorado de
una dama.

Después de ser un hombre gay por sus primeros veinticinco


años de su vida, él conoció a una pintada dama andrajosa con tres
ventanas rotas y una valla desdentada, y cayó ilógica, e
irrevocablemente enamorado.

―Tomaré la casa, ―le dijo al corredor de bienes que estaba


de pie, esperando pacientemente a que terminara de examinar la
parte frontal de la mansión.

―P-pero usted no ha visto la parte de adentro. La casa


necesita mucho trabajo, ―ella balbuceó. ―Hay varias en una
mejor forma si le gusta este vecindario. ―La vio luchar entre
querer una venta fácil y su obligación moral de no vender una
casa decrépita a un cliente.

Se preguntaba si su renuencia se debía a la magia que


vibraba a través de la propiedad, como un tambor reverberando,
golpeando a un ritmo más complicado. Escuchar la música de
fondo no era una habilidad que todos tenían. La mayoría de los
días William deseaba ser una de esas personas sin talento.
Aunque podía oír el tamborileo de energía en el aire, su extraña
inmunidad le impedía usar la magia. No estaba sorprendido de que
nadie pudiera vivir en la casa. La mansión casi hervía de energía,
una experiencia incómoda para los que hacen uso de la magia,

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

mientras que a las personas no mágicas les daba la atemorizante


sensación de una casa embrujada. Electricidad crepitaba en el
aire, arcos de energía danzaban a su alrededor. La magia de la
casa se acercó a él, los dedos invisibles alborotaron su pelo, como
un humano acariciando a un niño favorecido.

Cerrando los ojos, abrió sus sentidos a la entidad.

Un jadeo suave, un murmullo satisfecho, y el ritmo de


golpeteo suavizado a un susurro silencioso. El silencio llenó el aire
como el silencio después de un tornado o tal vez el ojo de una
tormenta.

Aceptación.

La sensación se hundió en sus huesos, cálido y amoroso como


el abrazo de una madre. Bueno, tal vez las madres de otras
personas. La suya no daba abrazos reales. El contacto físico
podría arrugar su ropa de diseño.

―¿Está seguro que desea poner una oferta? ―La voz


ansiosa de la inmobiliaria rompió el momento, la magia
disipándose. Su tono oscilaba entre la esperanza y la
desesperación. Por primera vez se dio cuenta de los puños
gastados en su traje verde y que el color desaparecía en la
camisa metida debajo.

―Sí ―insistió William. A pesar del extraño poder del


edificio, el lugar se sentía como si estuviera en casa. Además,
escribir aterradoras historias de detectives podría ser más fácil
viviendo en una mansión espeluznante. Sonrió al pensar en la
futura reacción de sus familiares.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

William era el soñador, la única excepción de una familia


conocida por el control de los poderosos en el mundo. Como
resultado de su acercamiento a la vida sin preocupaciones, todo
el mundo pensó que necesitaba a alguien para cuidar de él. No en
relación a que ambos lados de su familia se olvidaran de dejarle
una pequeña herencia cuando ellos murieran.

En la familia de Will “un poco de dinero” era un mínimo de


dos millones de dólares. Su tío abuelo Frederick era
particularmente generoso, incluso cuando se dirigía a Will como
“su sobrino idiota”. Voluntariamente pasaba por alto la condena
por los indiferentes cien millones de su tío que dejara en su
cuenta.

Sin embargo, por mucho que les amaba y apreciaba su


aceptación de su estilo de vida gay, si él no se movía fuera de la
ciudad pronto, iba a ir a la cárcel por fratri-patri-matricidio1.
William deseaba establecerse con el Señor Promedio de sus
sueños, y ninguno de los médicos, corredores de bolsa, o
abogados que desfilaron delante de él por su optimista madre y
el calculador de su padre, satisfacía sus necesidades. Después de
follar, ellos realmente no servían para nada. Sabía que su
comportamiento le hizo una puta, pero el infierno, no lo hizo un
golfo, y después de humillarlos comparando sus carteras de
acciones, no había nada más que hacer, así que los dejaba con
soltura, atendía su día, e ignoraba cuando ellos llamaban.

Fratricidio: asesinar a su hermano/a. Patricidio: asesinar a su padre. Matricidio: asesinar a


1

su madre.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Después de pasar por la mayoría de los hombres gays con


éxito en Seattle, Will decidió que tal vez debería probar algo
diferente. Además, los zombies estaban empezando a
arrastrarse hacia fuera de él. Como un nulo, una persona que
podía anular la magia, la sangre de William era el ingrediente
esencial en los hechizos no vinculantes. Un par de veces
últimamente los pelos de sus brazos se erizaron con la sensación
de algo con una fuerte presencia mágica observándolo. Otra
razón por la que buscara un nuevo hogar. Tenía que atraer a
aquello que lo seguía lejos de su familia.

La búsqueda de un lugar para vivir lo llevó a esta pequeña


ciudad al Este de Seattle. Incapaz de encontrar a un hombre,
Will planeaba establecerse con una pintarrajeada vieja dama
necesitada de una fortuna en aumento.

Por suerte, tenía una fortuna.

―Esta casa ha estado en el mercado por un tiempo. ―la


inmobiliaria consultó rápidamente sus notas como si tuviera el
deseo secreto de que William comprara la vieja mansión.

Él le dedicó su sonrisa baja-pantalones, un poco más que


sorprendido cuando su encanto trabajó en la inmobiliaria. Su piel
se volvió un interesante matiz de color rosa. ―Entonces deberían
estar contentos de recibir una oferta. Volvamos a su oficina y
pongamos la documentación en marcha. ―Podía sentir vibraciones
de anticipación viniendo de la casa como si el edificio estuviera
sentado esperando a que viniera y la salvara de la ruina.

Pobre casa.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

―¿Cuál es el precio de venta?

Ella mencionó una cantidad ridícula, teniendo en cuenta las


condiciones de la casa, pero pensó que el lugar debía tener un
valor sentimental para alguien, y esta vez no sentía la necesidad
de negociar. Quería la casa.

―Me la llevo.

―Podría haber un retraso. No estoy segura de que un banco


aprobará una cantidad tan grande para el lugar. ―La agente de
bienes raíces le dio a la casa una dudosa mirada.

―No hay problema. Pagaré con efectivo.

―Oh. ―Parecía sorprendentemente nerviosa. ―Entonces


vamos a hacer el papeleo.

******
Una semana después, Will felizmente bebía café caliente en
su fría cocina. Al parecer, la estufa había muerto hacía varios
años y nadie tenía los fondos o el interés en solucionarlo. Él no
era una persona muy de desayuno, además del ocasional cereal
frío, pero sin duda iría a la ciudad para un almuerzo caliente.
Necesitaba mirarla estufa más profesionalmente antes de
confiarle voluntariamente al aparato con su tetera favorita. Los
mesones de la pequeña ciudad eran el lugar perfecto para
descubrir los últimos chismes y ayudarle a descubrir qué primo
segundo trasladado dos veces tuvo un hijo bueno en materia de
arreglar cosas.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

******
La cena era todo lo que había visto en las películas.

Las viejas películas.

Agrietadas cabinas retro de los años cincuenta, la camarera


de edad con el pelo muy rizado y posando, el lugar parecía como
si fuera algo salido de una película. Ella le dio un vistazo lento a lo
largo como si no supiera qué hacer con él. No sabía por qué.
Llevaba un simple par de pantalones vaqueros y un polo rojo.
Incluso había dejado sus zapatos de cuero italiano hechos a mano
en casa y llevaba sus zapatillas Nike blancas lisas.

Él era la personificación de lo ordinario.

―Tome asiento en cualquier lugar, ―la camarera le dijo.


Cuando Will pasó a su lado, captó el leve aroma de cigarrillos y
goma de mascar. Él se aferró a la compostura de un hilo,
esperando que ella no hiciera estallar una burbuja enfrente de él.

Se instaló cómodamente en un asiento arreglado con cinta


adhesiva de vinilo y aceptó el ajado menú. La mesa era del tipo de
plástico moldeado que algún loco inventor debía haber pensado
que parecía de madera auténtica.

Escaneando la lista de comida, estaba casi seguro que el


menú superaba las capacidades de cualquier cocinero. Ocho
páginas de largo, el extenso volumen enumeraba todas las cosas
desde un filete grueso hasta huevos escalfados. Ni siquiera podía
imaginar el costo de mantener tantos ingredientes a la mano.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

―¿Has decidido, cariño? ―preguntó la camarera. Sacó un


bolígrafo barato de detrás de la oreja y un bloc de papel del
bolsillo de su delantal. Inmovilizándolo con una mirada
sorprendentemente clara, esperaba su orden como si fuera a
revelar los secretos del universo en seis sencillos pasos.

―Tomaré una hamburguesa, medio asada.

Incluso un cocinero inepto podría hacer una hamburguesa


decente.

Ella asintió con la cabeza, aplaudiendo en silencio su elección


como los meseros a veces lo hacían. ―¿Ensalada de patatas o
papas fritas?

―¿Son delgados o gruesos?

―Filete y papas fritas. –Su tono implicaba la desaprobación


de algo menor.

Will asintió pensativamente junto con ella como la cabeza de


esas muñecas con resorte antes de detenerse a sí mismo.
―Tendré uno de esos con aderezo ranchero2.

―¿Algo para beber? Hacemos un buen batido de leche.

Él negó con la cabeza. ―Demasiado pesado. Voy a tener que


trotar por lo menos diez millas3 para quemar las calorías de la
hamburguesa.

Aderezo ranchero: es un condimento elaborado con suero de mantequilla o crema ácida,


2

mayonesa, cebollas verdes, ajo en polvo, y otros aliños mezclados en una salsa.
Diez millas: 16,1 Km
3

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

La camarera le miró otra vez. ―Yo no creo que haya nada de


qué preocuparse, cariño.

―No si yo corro, ―dijo Will con una sonrisa. A pesar de que


tenía la reputación de su familia por holgazanería, él se hizo
cargo de su cuerpo con pesas y corriendo con regularidad.
―Tomaré un refresco de dieta.

A medida que garabateaba su orden, Will se preguntó si su


madre tuvo una premonición con su nacimiento. ¿Por qué otra
razón miraría a su bebé recién nacida y pensaría: “La nombraré
Hazel”?

En cuanto la camarera se alejó, Will la agarró de la muñeca.

―Lo siento, ―dijo, dejándola ir con su mirada de sorpresa.


―¿Podría decirme quién es bueno para arreglar cosas por aquí? –
Cada ciudad tenía uno. Un Sr. Arregla-todo que pudiera conducir
a su casa y decirle que su calentador de agua estaba demasiado
elevado y que el aire acondicionado se moriría el próximo mes.

―¿Qué tipo de cosas?

Pensando sobre la condición de su casa, Will le dedicó una


sonrisa tímida. ―Alguien que sea bueno con la fontanería, suelos,
pintura, yeso, techos, ese tipo de cosas.

―Buen señor, ¿Qué casa es la que compró?

―La pintoresca dama de la calle Mulberry. ―Otra razón por


la que compró la casa. ¿Quién podría resistirse en vivir en la calle

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Mulberry? “Y pensar que lo viste en la calle Mulberry” era su


favorito libro de Dr. Seuss4 de niño.

―¡Compraste eso! ―La voz de la camarera raspó áspera


como papel de lija a través de sus sentidos.

―Sí, ―Will admitió.

―Eres el hombre más rico que he conocido, o el más tonto.

Él no pudo evitar reírse. ―Soy probablemente una mezcla


de los dos.

Una mirada de consideración entró en los ojos de Hazel.


―Permítame poner su pedido y voy a estar de vuelta, ―dijo ella,
corriendo lo más rápidamente que sus zapatillas ortopédicas
podían llevarla.

Ni cinco minutos más tarde regresó, deslizándose en el


asiento frente a él.

―Tengo un sobrino que tiene un don para arreglar las cosas,


―Hazel afirmó en un tono bajo y confidencial. ―Él ha sido
despedido, pero trabajaba para una empresa constructora antes
de la crisis inmobiliaria. Yo sé que haría un buen trabajo para
usted. ―Ella retorció sus los dedos mientras hablaba. ―Si se le
puede contratar para ayudar en su casa y dejar que alquile una de
sus habitaciones, estaría muy agradecida. Su propietario acaba

4
Theodor SeussGeisel (1904 –1991) fue un escritor y caricaturistaestadounidense, más
conocido por sus libros infantiles escritos bajo su seudónimo, Dr. Seuss. Escribió libros
tan populares como Hop on Pop, ¡Cómo el Grinch robó la Navidad!(How The Grinch Stole
Christmas), El Lorax(The Lorax) y El gatoen el sombrero(The Cat in the Hat). Fuente:
Wikipedia

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

de vender el lugar que alquilaba, y vivo en un apartamento de un


dormitorio.

Will pensó acerca de la situación por un momento. Tener


otra persona en la enorme casa sería reconfortante. ―¿Él
probablemente me mataría mientras duermo y robaría mi juego
de porcelana china?

Hazel se echó a reír, un bajo sonido ahumado-áspero. ―No.


Es un buen chico, pero él es grande y algunas personas lo
encuentran aterrador. ―Ella frunció el ceño por un momento,
mirando preocupado. ―Eso no es un problema para usted,
¿verdad, señor?

―Llámame Will, ―dijo con una sonrisa. ―Estoy seguro de


que todo saldrá bien. ―Will encontró la situación conmovedora.
¿Qué tan malo podía ser un hombre con una tía así de dulce?
―Dígale a su sobrino que él puede venir a trabajar para mí. Le
daré un par de puestos de trabajo alrededor de la casa y veré
cómo funcionan las cosas. ¿Cómo se llama? ―Si el chico resultara
ser un canalla, Will podría llamar a algunos de sus primos y lo
desalojarían de un tirón.

―Cassius, pero todos lo llaman Cash.

Seguro que ellos lo hacen.

―Orden saliendo, ―el cocinero dijo desde la ventana de


órdenes.

Hazel se puso de pie. ―Gracias, Will. Le diré a Cash que


venga a verte. ¿Cuándo es buen momento?

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

―Cuando quiera, ―dijo Will encogiéndose de hombros.


―Siempre que sea después del mediodía. ―Él no era madrugador.

―Gracias. La hamburguesa va por mi parte.

Él hubiera objetado, pero podía ver que su orgullo estaba en


juego después de que ella casi le rogara a un total desconocido
para contratar a su sobrino.

―Gracias a ti, Hazel.

Ella le dedicó una sonrisa manchada de nicotina, incluso más


encantadora con los hoyuelos desteñidos y el brillo de sus ojos.

Momentos después ella puso la hamburguesa enfrente de él,


y Will encontró un nuevo respeto hacia el pequeño restaurante.
La despachó entera, incluido las papas fritas, arrojó veinte en la
mesa para su propina y se contoneó hacia la caja.

Hazel alzó la vista del conteo de la caja registradora.


―¿Qué piensas?

―Pienso que tu cocinero es un genio. Esa ha sido la mejor


hamburguesa que haya comido.

Will no exageró tampoco. El hombre tenía magia en la


cocina.

―Bien. Enviaré a Cash a tu casa hoy en la tarde.

―Gracias, Hazel, ―dijo Will, dirigiéndole una sonrisa.

Con un movimiento de cabeza, dejó el restaurante.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Capítulo 2
Hay algunos eventos en la vida de una persona que nunca
está preparado para ellos. Nacer, morir, y encontrar la única
persona que tú sabes, en el fondo en tu intestino, que va a
cambiar tu vida por completo.

El destino de Will estaba subiendo hasta su casa en una


Harley a las dos de la tarde.

Un profundo sonido retumbante le había hecho caminar


hacia su portal para ver qué tipo de vehículo podía posiblemente
hacer tanto ruido. Su dulce dama estaba sentada en una calle
tranquila, y rara vez se escuchaba más que un par de coches en
todo el día a través de la ventana abierta de su oficina. Una
grande Harley roja, sin silenciador, se detuvo frente a su casa.
Su cromo brillaba a la luz del sol cuando la motocicleta se
estacionó al lado de su camino de entrada, pero a pesar de la
gloria brillante de la moto, el hombre en el vehículo recibió toda
la atención de Will.

―Oh, wow.

Realmente, ¿qué podría decir para tal magnificencia? El


cuerpo envuelto en vaqueros ajustados y una ajustada camisa
blanca, era el sueño de cualquier hombre gay hecho realidad... o,
al menos uno de ellos.

La increíble criatura pasó la pierna sobre la moto con gracia


natural y se dirigió hacia Will. Caminaba como un gran animal de

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

la selva con toda la elegancia majestuosa que los grandes felinos


tienen al instante antes de saltar y rasgar la garganta de su
presa.

Will se situó en la parte superior de las escaleras, mientras


que el hombre, que sólo podía ser Cassius, se acercó.

―Hola, ―le gritó. Will tenía la sensación de que no era el


tipo de hombre que te sorprenda. No sin consecuencias
desastrosas.

―Soy Cash, ―dijo el hombre, y eso fue todo lo que dijo,


como si estuviera lanzando el guante a ver si Will aceptaba el
desafío. Poco sabía que Will tomaría cualquier cosa que Cash
quisiera lanzar contra él. Sus hormonas estaban cantando varios
coros de Aleluya y condenadamente bien casi vieron ángeles, o tal
vez eran demonios y él estaba yendo al infierno como su
predicador de la niñez dijo. Por desgracia para él, el idiota dijo
esas palabras sin saber que la madre de Will estaba detrás de él.
Lo último que escuchó del predicador era que trabajaba en una
nación del tercer mundo desgarrado por la guerra tratando de
enseñar inglés a los nativos. Para un hombre que apreciaba el
buen vino y asesorar a la elite social, Will estaba bastante seguro
de que el predicador ahora vivía en el infierno.

Will volvió su atención hacia el pedazo de hombre delante de


él.

―Yo soy William, pero puedes llamarme Will. Si esto sale


bien, estarás trabajando para mí durante mucho tiempo. Mi dama
necesita mucho trabajo.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Cash le dedicó una sonrisa caliente, dejando al descubierto


un conjunto de hoyuelos como su tía, pero con un nivel extra de
atractivo. Su cabello color chocolate colgaba a la altura de su
mandíbula. La mirada fascinada de William siguió los largos dedos
de Cash mientras metía una longitud de pelo detrás de sus orejas
mostrando una hilera decorada con perforaciones a lo largo de
cada borde. Una visión de pasar la lengua a su manera por el
sendero de cuentas brillantes para mordisquear los lóbulos
desnudos de Cash destelló en su mente con una claridad
sorprendente. Will amaba la oreja de un hombre, amaba hundir
sus dientes en la pieza de carne y reclamar un amante como suyo.
Gafas como espejos cubrían los ojos de Cash, reflejando la
expresión lujuriosa de Will hacia él.

Demonios que el hombre tocaba todos sus botones.

Cash se detuvo a unos pasos de Will, lo suficientemente


cerca para que él luchara contra el impulso de lanzarse al hombre
sexy y acortar la insoportable distancia entre ellos. Por
desgracia, necesitaba su casa arreglada más de lo que necesitaba
un buen polvo duro. No quería arruinar su relación de trabajo por
dormir con Cash. En una ciudad de este tamaño, la búsqueda de
otro confiable encargado de mantenimiento podría ser difícil.
Podría conducir a Seattle para encontrar un compañero de cama
si él estaba desesperado.

La voz de Cash era baja, ronca, e hizo encender fuego en las


entrañas de Will como un reguero de pólvora fuera de control.
―La tía Hazel dijo que tenía un montón de trabajo que
necesitaba hacer, pero ella no fue específica.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Se deslizó sus gafas con el sex appeal de una stripper que


quitaba su tanga. Negros, sus ojos negros delinearon el cuerpo de
Will lento y fácil como si Cash estuviera memorizando los
pliegues de sus pantalones y de qué manera se vestía por la
mañana. De cerca podía ver que el hombre era fácilmente tres
pulgadas5 más alto que su propio seis pies6 de constitución y dos
veces más amplio.

―Entra. Podremos hablar ahí, ―Will se compuso para decir


sin ahogarse con su propia saliva.

El anhelo en los labios del hermoso hombre le dijo a Will que


Cash no sólo quería hablar.

Dándose la vuelta entró en la casa, tratando de calmar su


desbocado pulso antes de enfrentarse nuevamente al otro
hombre.

El sonido de la puerta principal al cerrarse detrás de Cash


hizo eco en la vieja casa.

―Sígueme y te mostraré la cocina. Quiero empezar la


renovación ahí. La estufa parece cuestionable. Creo que la
plomería de la cocina, infiernos toda la plomería y la electricidad,
necesita ser renovado, las plantas volvieron a surgir, y hay una
mancha en el techo en el dormitorio norte que creo que podría
ser daño del agua.

Una risa profunda sonó detrás de él. El cuerpo de Will


vibraba con el sonido, las corrientes de calor bajando por su

5
Tres Pulgadas: 7,62 cm aproximadamente.
6
Seis Pies: 1,83 m aproximadamente

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

espina dorsal. Maldita sea, sexy no comenzaba a describir al


hombre.

―¿Hay algo que no necesita ser hecho de nuevo? ―Cash


preguntó con diversión.

Una vez que entraron en la cocina, Will se volvió hacia Cash.


―Probablemente no, pero me enamoré del lugar, y el amor vale la
pena cualquier precio.

Los ojos negros de Cash se le quedaron mirando como si


pudiera ver directamente en su alma. ―¿De verdad lo crees?

Se encogió de hombros. ―En teoría. Nunca he estado


enamorado de una persona real, así que voy poner todo el afecto
en mi casa.

―¿Qué vas hacer una vez que tengas la casa toda


arreglada?

Cash parecía genuinamente interesado en su respuesta, por


lo que Will compartió el sueño que él no le dijo a muchos.
―Quiero sentar cabeza, encontrarme un buen hombre, tener un
perro, adoptar unos cuantos niños, y vivir felices para siempre.

―¿Crees que podría pasar? No hay muchas elecciones en


nuestro pequeño pueblo.

Will se encogió de hombros. ―Si encuentro al hombre


correcto, él se reubica por mí. Hablando de viajes ¿crees que
podríamos construir un helipuerto en la parte de atrás?

―¿Para qué demonios necesitarías un helipuerto?

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Will no podía ocultar su sorpresa. ―Para los visitantes, por


supuesto. ―Cash se lo quedó mirando tanto tiempo que llegó a ser
incómodo. ―¿Qué?

―¿A quién conoces que te haría visitas en helicóptero?

―Mi padre, mis hermanos -no mi madre porque a ella no le


gusta las alturas- y una parte de mis amigos.

Cash se frotó la frente con una mano callosa. ―No estoy


seguro de cómo obtendremos el permiso para ello. Voy a ver
mañana en el ayuntamiento. La casa se encuentra en un buen gran
pedazo de tierra, así que estoy seguro de que tendrá el espacio.
La pregunta es si se puede obtener el permiso de tráfico aéreo.

―Iré por el permiso. Sólo asegúrate de que haya espacio.

Él no era un Stamson por nada. Conocía su camino alrededor


de las figuras de autoridad y los trámites burocráticos.

El resto del día pasó mostrando Cash los alrededores y


resistiendo la tentación de saltar al hombre.

******
Cassius Grant conducía su Harley por la calle Mulberry, por
segunda vez, maldiciendo todo el camino. Después de conocer a
William Stamson ayer, reflexionaba sobre sus opciones aún
furioso por toda la situación. ¿Cómo podían haber vendido la
casa? ¿Qué estaban pensando? La lista de bienes raíces sólo se
suponía que era una cubierta para que el resto de la gente del
pueblo no creyera que la casa estaba abandonada y tratara de

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

demoler la mansión al suelo. En realidad, el lugar fue construido


en la más grande intersección de líneas de energía en el noroeste
del Pacífico. Un enorme lugar de poder, la fuerza de la magia era
suficiente para manejar a la mayoría de la gente. Por desgracia,
la compañía hizo una lista de la casa que tambaleaba hacia la
bancarrota, y la inmobiliaria desesperada requería la comisión por
la venta de la mansión.

Su tía Hazel, que trabajó como agente para el Consejo


Mágico de Hechiceros, dijo poco acerca de William Stamson
excepto que tenía buen gusto en hamburguesas. Esto dejó a Cash
completamente sin preparación para el hermoso rubio con cuerpo
de corredor y una sonrisa bastante sexy para convencer a los
ángeles que quisieran visitar el infierno para las vacaciones. La
investigación adicional reveló anoche la necesidad del Consejo de
delicadeza. William Stamson era el hijo mimado más joven de un
poderoso senador y una bruja preeminente. El Consejo encargó a
Cash para convencer al Sr. Stamson que hizo la compra
equivocada, utilizando la persuasión, no la fuerza. Una gentil
persuasión no era la forma en que él operaba. Toda la misión
apestaba a fracaso. Como uno de sus principales ejecutores, Cash
tenía tanta sutileza como un martillo.

Desafortunadamente, cuando tu jefe, la cabeza del Consejo


Mágico de Hechiceros, llama y dice que te deshagas del intruso,
haces lo que se te ha dicho.

Apagando su Harley, Cash examinó la casa, sorprendido


nuevamente en el cambio de energía. No había notado el cambio
ayer, mirar a William le produjo una distracción impresionante,

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

pero el poder generalmente pulsaba de la casa en oleadas


incómodas. Ahora la energía se sentía silenciada, los bordes
desiguales de poder, tranquilos, como si la presencia del recién
llegado hubiera domesticado a la salvaje magia.

Su mente vagó de nuevo a William. Encontrar el hombre


atractivo no era sorprendente para Cash. Había modelos de
portada feos en comparación con este tipo, pero no esperaba que
su pene tratara de saltar fuera de sus pantalones y saludar al
extraño.

Tragando saliva, intentó conseguir humedad en la garganta


repentinamente seca.

Estaba duro... por un hombre.

Eso nunca había ocurrido antes.

Su corazón golpeaba contra su pecho mientras la humedad


recubría sus manos y se deslizaba por el centro de su espalda.
Sin dejar de mirar a la casa, se preguntó cómo Will recibía la
mañana. Imágenes carnales del hermoso hombre envolviendo su
mano de delgados dedos alrededor de su erección por la mañana
pasaron por la mente de Cash, seguidas rápidamente por el
recuerdo de su encuentro de ayer.

Electricidad había sacudido por el cuerpo de Cash cuando se


dieron la mano, y él se dio cuenta que su método usual no iba a
funcionar. William Stamson era un nulo, un raro humano nacido
inmune a toda magia.

El mayor poder de Cash era su capacidad de influir en el


pequeño hilo de la magia corriendo por todos los seres humanos

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

que había conocido. Él podía doblar la voluntad del otro,


utilizando su propia energía en su contra. Por desgracia, el
hombre con que se reunió ayer con sus blancos, blancos dientes y
limpios, brillantes ojos, no tenía absolutamente nada de magia.

Nada.

Una persona no mágica eligiendo vivir en una intersección


mágica era a la vez extraña y maravillosa. Al menos sabía que el
hombre no había elegido la casa con el fin de utilizar su poder.
Desafortunadamente la gente vendría tras él para drenar su
sangre. Cash todavía recordaba el último nulo descubierto. Poco
después de que la comunidad mágica anunció la existencia del
nulo, descubrieron su cadáver sin sangre abandonado en el río. A
pesar de que sólo había conocido al hombre una vez, Cash estaba
determinado que no ocurriría lo mismo con Will.

Cash se bajó de su moto, cogiendo una pequeña maleta y un


cinturón de herramientas de sus alforjas. Él ató el cinturón
alrededor de sus caderas. Al menos tenía suficiente experiencia
en mantenimiento, el crecer como hijo de un fontanero, llevaba a
cabo su cubierta. El rápido pensamiento de su tía lo llevó con una
buena razón para quedarse en la casa de William. Explicó su falta
de equipaje ayer diciéndole al otro hombre que quería asegurarse
de que eran compatibles antes de trasladarse.

Ahora está preocupado sobre que tan compatibles.

Después de prometer al Consejo que él sacaría al intruso de


la casa, él imaginó que sería como un paseo, presionar su voluntad
sobre el otro hombre, y seguir adelante cuando el intruso se

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

apresure a empacar todas sus cosas y encontrar un nuevo lugar


para vivir. Desafortunadamente, él no sólo no podía leer la mente
del otro hombre, sin magia, él no podía controlarlo ni siquiera un
poquito.

La llamarada de interés en los ojos de William no pasó


desapercibida. Tal vez había más de una manera de convencer a
una persona para moverse. Si él convencía a William que la casa
no podía ser reparada, podría decidir reducir sus pérdidas, sobre
todo si el Consejo le diera una mejor oferta. La afirmación de
Will de amar la casa no podría sostenerse por debajo de la
oferta de dinero contante y sonante. Los Stamson eran conocidos
por su fría y calculadora personalidad, y puesto que Will no podía
usar la magia de las líneas de energía, no había ninguna razón
para codiciar la propiedad. Entre tanto necesitaba llegar lo más
cerca deWill como sea posible. Había hecho una gran cantidad de
trabajos extraños como un ejecutor, pero esta vez él realmente
esperaba trabajar encubierto.

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Capítulo 3
Will se despertó por el sonido de alguien golpeando su
puerta de enfrente.

Decir que no era una persona de mañanas era un eufemismo


de proporciones monumentales. Apenas era una persona de la
tarde. Realmente ni siquiera empezaba a moverse hasta
alrededor de las cuatro de la tarde, y luego se quedaba despierto
hasta la madrugada y comenzaba el proceso una vez más. Algunas
personas necesitaban ocho horas de sueño, Will necesitaba diez a
doce... desesperadamente.

Vestido sólo con el pantalón pijama de patitos de goma, se


arrastró escaleras abajo y abrió la puerta. Cualquier persona que
molestó en despertarlo en este momento obsceno de la mañana
se merecía lo que consiguieran.

―¿Qué? ―gruñó, abriéndole la puerta principal.


Probablemente debería haber comprobado quién estaba allí en
primer lugar, pero era tan temprano que realmente no le importa
una mierda voladora.

Cash estaba en la puerta llevando una ajustada camisa, un


par de pantalones vaqueros y un varonil cinturón de herramientas
que Will sabía iba a representar en sus fantasías por el resto de
su vida.

Yum.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

―No eres una persona madrugadora, ¿verdad? ―Cash


ronroneó.

Will resistió a la tentación de golpearlo. Después de todo, él


no era un hombre violento, y tenía la sensación que Cash podría
devolverle el golpe.

―¿Qué haces aquí?

Cash hizo una producción de mirar el reloj.

Bastardo.

Will ni siquiera sabía que la gente usara todavía relojes.


¿Acaso no todo el mundo utiliza sus teléfonos celulares para
saber la hora?

―Son las nueve de la mañana, no es exactamente el


amanecer. Cuando hablé contigo ayer, me dijiste que viniera
cuando sea. Iba a comenzar examinando las tuberías de la cocina.
―Él sacudió la bolsa a Will. ―He traído mis cosas.

Will no iba a mencionar que estaba demasiado ocupado


revisando el cuerpo de Cash como para poner realmente atención
a la conversación. Un hombre tenía su orgullo.

―Umm, seguro, entra. Perdóname si no te acompaño a la


cocina. No soy una persona de mañanas.

Cash se rió. ―Como que me lo imaginé por mi cuenta.

―Bueno, entonces me voy de regreso a la cama.

Will se volvió y se dirigió a las escaleras.

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La voz de Cash le detuvo en el primer escalón. ―Por cierto,


me encantan los patos.

Will le enseñó el dedo mientras se alejaba. Él no tenía que


ser educado en la mañana. Si Dios quería que se despertara, él lo
hubiera hecho una persona madrugadora.

Arrastrándose en sus sábanas todavía calientes, Will


suspiró mientras disfrutaba de su textura suave. Su cama era lo
único que él se aseguró de traer de su casa de Seattle cuando
vino la primera vez. El colchón era un estudio a la perfección
desde la almohada superior a su mullida base de espuma,
perversamente caro, pero que valía cada dichoso centavo.

En cuestión de minutos se hundió en un sueño reparador.

******
Cash estaba en la cocina tratando de calmar su acelerado
corazón y procurando que su cuerpo se comportara. La atracción
que sentía por el otro hombre era ridícula. Había salido con
mujeres hermosas antes. Por supuesto, ellas no tenían una lisa y
dorada piel y elegantes músculos definidos que se sentía obligado
a delinearlos con la lengua. Si él no supiera que el hombre no
tenía absolutamente ninguna habilidad mágica, él sospecharía de
William Stamson de poner un hechizo sobre él.

Como se puso la situación, tuvo que usar todo su famoso


control para resistir la tentación de seguir al joven de regreso a
su cama y violarlo. Sólo tenía una vaga idea de cuan encantador

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

suponía, pero estaba bastante seguro de que podría resolver las


cosas una vez que tuviera el sexy cuerpo de Will debajo de él.

―Mierda.

La imagen de un William desnudo presionado contra el


colchón debajo de él lo puso más duro que el granito.

―Piensa en pensamientos pocos sexys, ―murmuró. Él no


quería que Will viniera abajo y encontrara a su encargado de
mantenimiento con una furiosa erección, o tal vez la vista le
conseguiría una invitación a la cama.

Después de llamar al Consejo la noche anterior y asegurando


que podía manejar a Stamson, se preguntó si realmente podría. Al
ver al hombre en su pijama de patitos debería haberle hecho
reír, no estar a punto de atragantarse con la lujuria. Sabía que
contempló a Will cuando abrió la puerta. Buena cosa que el bello
durmiente estuviera demasiado cansado para notar la polla de
Cash en posición de firmes.

Él se preguntó si Will sabía dulce como parecía.

Dejando escapar un gemido, él tomó un vaso del armario y se


sirvió un poco de agua de la antigua llave. Empujó fuera un hilo de
poder para examinar las tuberías. No había contaminación, pero
podría ser fácilmente una tubería rota si no recibían pronto una
reforma. Las líneas de energía pulsaron en reacción a la magia de
Cash. Contuvo el aliento, esperando por el gigante dormido para
decidir que la perturbación no necesitaba atención mágica.
Cuando la punzante magia se suavizó de nuevo, soltó el aire que
había capturado en sus pulmones.

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―Creo que me quedaré con una inspección no mágica,


―murmuró para sí mismo.

Aunque había caminado por el lugar con William ayer, su


atención se centró más en un culo apretado y un par de brillantes
ojos verdes que en la condición de la propiedad. Mirando a su
alrededor podía ver que la casa necesitaba mucho trabajo. El
gran número de problemas debía enviar al niño bonito corriendo,
o tal vez no. El hombre amaba la absurda casa y aparentemente
pagaría todo lo necesario para conseguir de nuevo la mansión en
forma. Un helipuerto, Cristo. Cash estaba fuera de su liga, y él lo
sabía. Un hombre magnífico con baldes de dinero en efectivo no
tendría interés en un ejecutor que trabajaba como perra del
Consejo, incluso si él no tenía motivos ocultos.

Cash reflexionó sobre su llamada de anoche. Él no tuvo la


impresión de que estaban al tanto que Will era un nulo. Tenía que
asegurarse que nunca lo supieran.

Los nulos eran muy apreciados en situaciones de combate


porque no sólo podían ver a través de conjuros mágicos, sino que
no eran afectados por ellos. Él no sería el responsable de la
captura del joven por el Consejo y utilizado como su peón.

Frotándose las manos por la cara, Cash se sentó en una silla


que dejó el anterior propietario. De alguna manera no podía ver a
Will escogiendo sillas de vinilo cubiertas de cuadros rojos y
blancos. Las de él probablemente fueran importadas de Italia y
hechas a mano por las monjas o alguna mierda así.

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―Estoy en un gran problema, ―dijo a la habitación vacía.


Como un ejecutor estaba acostumbrado a tomar lo que quisiera o
convencer a alguien para dárselo a él. William Stamson era una
historia diferente. Quería tocar al hombre tan mal que le
temblaban las manos con la necesidad de acariciar la piel de Will
y ver si la textura era tan suave como parecía. El otro hombre
era como un caballo de carreras de pura raza, todos los músculos
magros y de brillante pelo.

―Tengo que sobreponerme a la situación, ―Cash miró


alrededor. ―Y parar de hablar conmigo mismo.

Observando a la estufa, decidió que necesitaba un gasista


profesional para venir y mirarla. Sabía lo suficiente para arreglar
el techo y hacer de nuevo el suelo, pero que no iba a arriesgar la
seguridad de Will por jugar un poco con una línea de gas que
podría no estar enteramente en norma. Él podría con magia, pero
si el hechizo se deshiciera en pocos años en el futuro, los
resultados serían catastróficos. Algunas cosas valía la pena
hacerlo a la manera antigua. Además, la reparación de la casa
estaba en el mejor interés de todo el mundo así la ciudad no
tendría la derruida mansión como una monstruosidad.

Este era el proyecto más grande de lo que imaginó, no uno


que podía hacer por sí mismo a menos que quisiera trabajar en
reparaciones por el resto de su vida y nunca moverse a otra
asignación. Imágenes de Will pasaron por su mente. Bueno, tal
vez no necesitaba tanta ayuda. A primera vista, se dio cuenta que
el lugar todavía tenía toda su carpintería original y las líneas de
energía probablemente mantenía las plagas bajo control. Con

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frecuencia, la vibración de magia no trataba bien con las formas


de vida más bajas, lo que significa que al menos la base debía
estar en buen estado.

Cash respiró profundamente. En primer lugar, tenía que


obtener el permiso para contratar a todos los trabajadores si
quería dar la impresión de que esto era un trabajo de verdad. Al
subir las escaleras, su polla encabezó la marcha a pesar de sus
advertencias a la misma. La idea de ver a Will medio desnudo en
la cama le hizo doler por la necesidad. Encontrarlo en la cama era
mejor de lo imaginado. El hombre hermoso dormía en una
monstruosidad con dosel que probablemente valía más que la casa
que lo rodeaba, pero el verdadero tesoro se disponía enredado en
las sábanas de seda teñidas de oro, el pelo revuelto asomando
fuera de las mantas.

Cash tuvo que luchar contra la tentación de meterse en la


cama y envolverse alrededor del otro hombre. Ternura,
sentimientos pocos comunes se precipitaron a través de él
mientras ponía una rodilla en el colchón, se inclinaba y tocaba el
hombro de Will para despertarlo.

―Despierta, Will. ―Suprimió los muchos nombres cariñosos


subiendo a sus labios. Él no era un hombre que llamaba a otros
hombres con bonitos nombres, a pesar de la tentación de llamar
tesoro a William.

Su tesoro.

―Vete, ―Will murmuró somnoliento, tirando de las mantas


más sobre su cabeza.

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Riendo, Cash sacudió a Will otra vez.

―Vete.

―Necesito que mires las tuberías. ―Y la electricidad y la


estufa. Cash pensó que tenía que dividir con cuidado la noticia
pues antes le dijo a Will que su casa era una zona de desastre a
la espera de venirse abajo.

―Conseguiré un apagón de cortinas y spray anti-encargado


de mantenimiento, ―Will murmuró debajo de la barrera de
mantas.

―Por suerte para mí no tienes ninguna en este momento.


―Cash no pudo detener la gran sonrisa mientras miraba al
adorable hombre adormilado.

Cash escabulló su mano bajo las mantas, encontrando piel


caliente y sedosa. No pudo resistir la tentación de acariciarlo,
reprimiendo un gemido. Will Stamson tenía la piel más suave que
jamás había tocado. Mejor que cualquiera de las chicas. Tirando
su mano hacia atrás, trató de concentrarse en su verdadera
razón para entrar en el dormitorio de Will.

―Stamson, la plomería es una mierda.

―Eso no es lo que los chicos por lo general me dicen, ―fue


su adormilada respuesta.

Cash se rió. ―Vamos, te prometo que puedes volver a dormir


después. ―Las ganas de meterse en la cama con Will eran fuerte,
pero el momento era demasiado pronto para esa táctica. Él debía
llegar a conocer al chico un poco mejor antes de tratar de

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seducirlo. Por un breve momento consideró la confesión de todo,


pero la costumbre, y las posibles repercusiones del Consejo, lo
detuvieron. Él estaría en grandes problemas si Will descubriera
para quién trabajaba y lo echaba fuera.

Gimiendo, Will volteó las mantas y le dio una mirada


siniestra a Cash. ―Estoy demasiado despierto para dormir ahora
de todos modos, pero eres un reloj de alarma horrible. Cualquier
hombre gay que se precie me despertaba con una mamada.

Cash no mencionó que no era gay. No quería arruinar su


seducción más tarde. Él hizo un último intento de influir en el
hombre con magia, pero una vez más... nada.

―Estoy aquí para arreglar tu casa, no tu polla, ―gruñó. Cash


no quería que Will pensara que era demasiado fácil. No tenía
dudas de que el otro hombre sólo tenía que chasquear los dedos
para tener a los hombres alineados en la puerta, remota o no
pequeña ciudad.

Will con ojos legañosos parpadeó hacia Cash como si el


rápido ingenio habitual del hombre no estuviera para una batalla
de palabras cuando su cerebro aún dormía.

―Entonces pienso que necesito ir de compras a la ciudad,


―dijo Will, antes de deslizarse fuera de la cama, caminando
hacia el baño en el pasillo, y cerrando la puerta.

―No tomes demasiado tiempo para ponerte bonito, ―Cash


gritó, pisoteando las escaleras. Imágenes de Will teniendo
relaciones sexuales con alguno de los hombres gay disponibles en
la ciudad hicieron que la furia quemara en el pecho de Cash.

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Había visitado la ciudad de manera intermitente durante los


últimos cinco años para ver a su tía para las vacaciones. Conocía a
unos cinco hombres que podrían hacer una obra para el millonario
sexy y no porque el tipo rezumara dinero.

Mierda que lo tenía mal. Ahora todo lo que tenía que hacer
era encontrar la manera de lidiar con su encaprichamiento.
Mientras más daba vuelta la idea en su mente, más le disgustaba
la idea de Will comprando en la ciudad por un amante. Puede que
no tuviera experiencia con amantes masculinos, pero sabía que no
era el tipo de compartir. Mientras él estaba fantaseando con
Will, nadie más tenía que tocar al hombre hermoso. Cash no sabía
que sus metas a largo plazo se encontraban en relación a su
conexión, pero él no iba a dejar que nadie interfiriera.

Para el momento que Will lo encontró sentado en el porche


pasados treinta minutos después, Cash tenía un plan de acción.

―Tú plomería se encuentra en forma de mierda. Quería


mostrarte lo que está pasando antes de llamar para conseguir a
una estimación. ―Cash no era un plomero habilitado, y él no iba a
permitir que nadie menos cualificado tocara las tuberías de Will.

El rubio le seguía medio dormido a la cocina mientras Cash


indicaba todos los lugares que necesitaban una mayor
investigación. Podía ver por la expresión aburrida de Will que no
le importaban los detalles, incluso mientras examinaba
cortésmente donde señalaba Cash.

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―Mi punto de vista de la fontanería no va a ayudar. Yo no sé


nada de tuberías. Decidas lo que decidas está bien, ―dijo Will,
con el ceño fruncido en el engranaje de cobre de su plomería.

―Me temo que va a costar un montón de dinero para


arreglarlo. Podría ser más fácil demoler la casa hasta los
cimientos. ―Cash había planeado dar la noticia al otro hombre en
pequeños trozos, sacando la explicación, pero una mirada a esos
somnolientos ojos verdes y decidió probar el enfoque de "retirar
la curita".

Will sacudió la cabeza. ―No puedo hacerle eso a Harriet.

―¿Harriett? ―Por un momento el corazón de Cash


tartamudeó en su pecho. Nadie dijo nada acerca de una mujer en
la vida de Will. ¿Y si era bisexual? Náuseas agitaban su
estómago. No le gustaba la idea de que una mujer yaciera junto al
otro hombre. Él no quería que nadie más toque a William.

El miedo cubrió su lengua cuando su estómago intentó


rebelarse. Sus manos temblaban mientras la comprensión se
establecía La completa posesividad no tenía ningún sentido a
menos que Will fuera la única persona que Cash nunca pensó
encontrar.

Su alma gemela.

Se agarró al marco de la puerta cuando la verdad se


grababa en letras de fuego en su mente. William era su
compañero. Él apostaría toda la fortuna Stamson que su engañoso
jefe sabía que eran compañeros antes de que enviara a Cash a
esta ubicación.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Bastardo.

Will continuó hablando a través de la crisis silenciosa de


Cash.

―Harriet es mi casa. Una magnífica dama necesita un


nombre.

―Por supuesto que debe, ―estuvo de acuerdo con una


sonrisa, esperando que su confusión interior no se mostrara en su
rostro. ¿Qué mierda iba a hacer? Mientras más pensaba en su
reacción a Stamson, más él estaba seguro de que tenía razón. Él
sólo tenía una oportunidad de vincularse con su pareja, y él no iba
a arruinar su futura relación sobre cualquier cosa que sea que el
Consejo quería. Si Will quería mantener su casa, eso así sería.

******
El teléfono celular de Will sonó, sacándolo de la fascinante
sonrisa de su encargado de mantenimiento. El nombre de su
hermano mayor apareció en la pantalla.

―Buenos días, Gil, ―dijo Will al teléfono.

―William. –Su hermano sonaba lacónico, pero en tal caso era


su costumbre. Will amaba a su hermano mayor, pero Gil tomaba
las cosas demasiado en serio. Como el hijo mayor de la familia, las
responsabilidades le cayeron a él, a menudo a costa de sus
propias relaciones. A los treinta y dos años, Gil estaba en su
segunda esposa, y lo último que Will había oído, el matrimonio
tenía sus propios problemas.

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Después de unos minutos de charla socialmente amable en el


que casi cayó dormido de nuevo, su hermano llegó al punto de la
llamada temprano en la mañana. ―Estoy en problemas, Will. Mi
empresa se va a pique, y la caída del mercado de valores ha
destruido mi cartera. Y-yo me preguntaba si podrías prestarme
unos pocos miles.

Había una duda desconocida en la voz de su hermano. En


general Will podría no ser el más cercano a su hermano mayor,
pero pensaba que era lo suficientemente cercano a Gil que no
tenía que preocuparse si su hermano le prestaría dinero o no.

―¿Exista alguna razón por la que no te prestaría dinero?

Hubo una larga pausa en el teléfono, se preguntó si aún


estaban conectados. Todo el dinero del mundo no podía comprar
una decente conexión de teléfono celular. Algunos días deseaba
tener uno de esos teléfonos mágicos como tenían en The X-
Files7. Mulder podría conseguir una conexión clara en un sótano,
tres pisos bajo tierra, sin ventanas, mientras que Will no podía
evitar perder una llamada a tres pies8 de distancia de una torre
de telefonía celular.

―Le dije a Mamá donde te mudaste.

―¡Gil! ―Él específicamente le había dicho a sus hermanos


que no le informaran a su madre sobre su mudanza. Will quería
instalarse antes de que ella viniera.

7
The X-Files (Los Expedientes Secretos X): Serie de televisión estadounidense de ciencia
ficción y misterio, centrada en la investigación de fenómenos paranormales, ovnis, criaturas
extrañas, etc. Sus personajes principales eran Fox Mulder (interpretado por David
Duchovny) y Dana Scully(Guillian Anderson)
Tres pies: aproximadamente 91,44 cm.
8

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

―Ella está hablando sobre visitarte este fin de semana.

Will suspiró. No podía culpar a Gil por chismorrear. Hubo


tornados con menos fuerza destructiva que su madre. ―¿Ella
está viniendo aquí para una visita?

―Todavía no, pero creo que ella está planeando el viaje otra
vez. Espera su llamada, y sé que está enterada de que te mudaste
y no le dijiste a ella.

―No debería darte un centavo, ―Will amenazaba. El silencio


en el teléfono le dijo que Gil no descartaba por completo la idea.
Después de unos segundos, él cedió. ―¿Cuánto dinero necesitas?

―¿Qué hay de cien mil? Eso debería mantener por delante


mis cuentas.

Eso es lo que amaba sobre su familia. Ellos nunca tomaban


ventaja. Él prometió transferir el dinero más tarde y colgó.

―Será mejor que le envíe doscientos mil en caso de que se


meta en problemas, ―Will murmuró para sí mismo. Gil siempre
subestimó el costo de las cosas. Podría ser una de las razones por
la que su compañía se mantenía virando hacia el rojo o tal vez él
estaba demasiado centrando en la magia en lugar del dinero.

―No puedo creer que le enviarás a tu hermano esa cantidad


de dinero. ¿Qué si nunca te lo regresa?

Will se volvió para ver al encargado de mantenimiento


observándolo con una expresión de enojo en sus ojos oscuros.
―Gil es bueno para ello. Él está teniendo un momento difícil

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ahora mismo. Él tiene sus pies en el suelo. ―No podía entender


por qué Cash se preocupaba; no era su dinero.

―Doscientos mil no hace mella en tu chequera, ¿verdad?


―Cashlo miró como si hubiera encontrado un interesante nuevo
insecto y estuviera tratando de averiguar la especie antes de que
él aplastase la criatura con su bota. Will se meneaba
incómodamente bajo su mirada de ojos oscuros.

―Tengo una cuenta bancaria saludable, aunque si lo que me


dices es cierto, el balance no será mucho más saludable con un
completo sistema de nuevas tuberías. ―Will restó importancia a
su riqueza. Se imaginó que diciéndole a Cash que no se perdería el
dinero si él tenía que reconstruir toda la casa desde los pernos,
podría romper su cerebro.

―Va a costar un infierno mucho menos de doscientos mil,


―Cash murmuró con el ceño fruncido.

―¿Qué es lo que está mal? ―Will suspiró con exasperación.


Apenas despierto y ya teniendo una discusión con su encargado
de mantenimiento no prometía grandes cosas para su día. No
estaba seguro de cómo habían ido de buen día a gruñirse el uno al
otro como gatos furiosos, pero no le gustó la transición.

Cash se encogió de hombros. ―Lo siento, tú eres un buen


chico, y odio ver alguien más tomando ventaja de ti.

Will se rió, sin mantener su diversión interior. ―Yo sólo le


daría dinero a un pariente así que puedes relajarte en tu
preocupación por mi ingenuidad.

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Cash le lanzó una mirada de desilusión como si sintiera que


Will le había defraudado al no permitir al otro hombre ser su
caballero de brillante armadura y rescatarlo de sus nefastos
parientes. Por un breve momento sintió una punzada de decepción
también. Nunca había tenido un hombre que quisiera rescatarlo
antes.

―Siempre que quieras hacer donaciones de dinero, tu casa


podría utilizar algo. Además de las tuberías, vamos a tener que
hacer venir a alguien y hacer la electricidad y el gas.

La noción golpeó a Will sobre lo mal preparado que estaba


para hacer frente a un proyecto de este tamaño. ―¿Puedes
hacerlo?

Cash negó con la cabeza. ―No soy un electricista entrenado,


pero conozco a alguien que puede hacer el trabajo por ti. Él no te
cobrará demasiado como el Sr. Sanders de la ciudad. Tomaría una
mirada para ti y la lana que tienes hasta en los dedos del pie.

El alivio le dejó mareado. Odiaba tratar con basura como


esa. Él sobresalía en la contratación de personas competentes y
la emisión de cheques. No le gustaba hacer frente con los
detalles. ―Confío en que actúes como contratista general.
Tendré el papeleo elaborado para darte la autoridad para tomar
decisiones sobre la contratación y el despido de personas. Sabes
mejor que yo lo que necesita ser arreglado.

Sorpresa brilló en los impresionantes ojos negros de Cash.


―¿Confías en mí para hacer eso?

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―Sí, confío en ti. Tengo una buena sensación para la gente,


y estoy seguro de que puedo confiar en ti para hacer un buen
trabajo. Simplemente reduce el ruido en la mañana. Hay una llave
extra en el cajón de la cocina para ti. Lo siento, me olvidé de
darte la llave ayer.

―¿Por qué duermes tan tarde? Este lugar no es


exactamente un centro de fiestas.

―Soy un escritor. Me gusta escribir por la noche. Hay algo


en la oscuridad de la noche que me llama. ―No sabía por qué,
pero en la tranquilidad de la hora de la medianoche hasta las
cuatro, sus ideas creativas bombeaban más. En esas horas
mantenía la ventana abierta, escuchando el silencio de la noche y
sintiendo una afinidad con las criaturas que se movían en la
oscuridad, lo que podría ser porqué sus libros de misterio eran
tan espeluznantes o como un crítico dijera, ―... un escalofriante
vello de punta. ―Puesto que él no tenía que trabajar en torno a la
agenda de cualquier otra persona, en su trabajo o vida personal,
Will era libre de hacer lo más conveniente y permanecer hasta
tan tarde como quisiera.

―¿Qué tipo de libros escribes? ―La expresión de Cash


mostró un interés halagador.

―Misterio. ―Un bostezo se liberó mientras luchaba por


mantenerse despierto. Su estómago gruñó, recordándole que no
había comido aún. ―¿Supongo que no conoces a alguien que sepa
cocinar?

Cash se encogió de hombros. ―Puedo preparar una comida.

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―No. Quiero decir, como a tiempo completo. Si voy a vivir


aquí, voy a necesitar a alguien para hacer mis comidas.

―¿No sabes cocinar? ―La conmoción en la voz de Cash era


casi tan divertida como su expresión. No más torturas al hombre
diciéndole a él que no había visto siquiera una lavadora hasta que
se trasladó a la Universidad y que todavía no tenía idea de cómo
usarla.

―Ni un poco. ¿Has visto la cantidad de cereal en mi


despensa? Voy a necesitar a alguien para limpiar también. ―El
tamaño de la casa, no era algo que él considerara en la compra,
hacía a las McMansions9 parecer pequeñas. No había manera de
que pudiera mantener el lugar limpio, incluso si quisiera, y aún
cumplir con sus plazos de publicación.

Cash se rió, pero el sonido tenía más nerviosa energía, que


verdadera diversión.

―Mira, si no conoces a ningún cocinero, puedo preguntar por


la ciudad. Seguramente alguien necesita un trabajo. ―No había
un montón de oportunidades de empleo en un lugar como este. Las
pocas personas que vivían aquí eran jubilados, viajeros o
empresarios y necesitados que vivían allí. Este no era un pueblo
de sangre fresca. Este era un lugar donde los niños se mudaban a
la gran ciudad y de vez en cuando encontraron su camino de

9
McMansions: es un término peyorativo para un tipo de casa grande y lujosa, juzgada como
demasiado grande para su parcela o incongruente con el vecindario. Su nombre es una
construcción entre "mansión" y las primeras dos letras de la cadena de restaurantes
rápidos McDonald.

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vuelta porque las luces brillantes no eran tan grandes como ellos
esperaban.

Cash negó con la cabeza. ―No estoy seguro. Hablaré con


algunas personas que conozco. Encontraré a alguien.

―¿Compruebas que la persona pueda hacer la colada


también?

Cash levantó una ceja oscura. ―¿No sabes hacer alguna


cosa?

Will se encogió de hombros. ―Puedo hacer cosas que me


parecen importantes. ―En una infancia llena de mayordomos,
doncellas, y niñeras, nunca tuvo que aprender a hacer cosas que
otras personas consideran habilidades básicas. Ganar su propio
dinero escribiendo era su único intento de independencia. Si
perdía su fortuna mañana, aún tenía suficientes ingresos para
vivir cómodamente y todavía no cocinar y limpiar para sí mismo.

La vida era buena.

Mirando a su encargado de mantenimiento, decidió que su


mundo sólo podía mejorar.

―Hasta que encontremos a alguien, puedo hacer la comida.


Si estoy trabajando hasta tarde, tendrás que conformarte con la
comida de la cafetería, ―dijo Cash, cruzando los brazos. Will
luchó para concentrarse en la conversación y no en los músculos
de su encargado de mantenimiento.

―He comido la comida del restaurante así que eso está bien.
Además, tú estás haciendo ya extra, como mi contratista

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general. No quiero trabajar en exceso contigo. Pregunta a tú


alrededor y mira si se puede encontrar a alguien, o puedo poner
un anuncio en el periódico local. ―Vagamente recordaba haber
visto una circular de la ciudad.

―Le preguntaré a mi tía. Ella sabe de todos en el pueblo.

Will se rió. ―Apuesto que lo hace.

―¿En cuál cuarto quieres que me quede?

―Has estado en mi cuarto, y mi oficina está en el extremo


sur. Puedes tener cualquier cuarto. ―Había un montón de
habitaciones que Will no tenía en uso, pero con sus familiares,
sabía que eventualmente ellos usarían todas, y cuando su madre
viniera de visita, las decoraría. ―¿Tienes algún mueble?

Cash negó con la cabeza. ―Estaba usando cosas alquiladas.

―Te ordenaré una cama. Puedes dormir en el sofá hasta que


llegue la cama. ―El sofá no sería el lugar más confortable, pero
Will no iba a ser el baboso hombre rico que golpea con su ayuda,
incluso si él realmente quería serlo.

Ajeno a los pensamientos indecentes de Will, Cash asintió.


―Suena bien. Cogeré una habitación y luego podemos ir al
supermercado.

Will pensó que él escondió su horror bien, pero tal vez no


tan bien como él esperaba, ya que Cash empezó a reírse a
carcajadas.

―No es un escuadrón de la muerte. Sólo vamos a conseguir


algo de comida. El proceso funciona mejor si sé qué tipo de

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comida te gusta. Además, puede haber una venta de cereal. ―Le


dio una sonrisa burlona a Will.

Will detestaba las tiendas de comestibles. Eran ruidosas,


malolientes, y siempre había alguien tratando de atropellarlo con
un carro. Suprimiendo su estremecimiento, dio a Cash un poco
convincente sonrisa. ―Por supuesto, va a ser divertido.

Todavía riendo hasta caer de culo, Cash se giró para


escoger un dormitorio y poner sus cosas lejos.

Bastardo.

Esperaba que el encargado de mantenimiento tomará una


habitación con al menos un sofá hasta que le pudiera ordenar una
cama. Él no quería que el hombre durmiera en el suelo.

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Capítulo 4
La tienda de comestibles era tan horrible como recordaba el
momento en que su compañero de cuarto lo arrastró a una tienda
en la universidad. Después de su primera visita, le pagó a su
amigo para hacer las compras por los dos. Ahora él recorría el
pasillo de la fruta tratando de averiguar cuál manzana era mejor
que otra. ¿Cómo elegía una persona normal? Había cerca de un
millar de nombres para las manzanas amarillas-rojas, y todas
ellas casi parecían iguales.

Decidió esperar por el regreso de Cash para solucionar su


dilema de manzanas, Will se acomodó contra su carrito de
compras y miraba a los otros compradores. La gente a su
alrededor estaban llenando productos en finas bolsas de plástico
con una velocidad sorprendente, como si ellos estuvieran llevando
todo lo demás hasta el último trozo de apio en el planeta.

Evitando al mismo tiempo los pensamientos de la marca de


cerveza que su encargado de mantenimiento elegiría, un rubio de
ojos marrones y examinando un melón lo alcanzó. Su
acercamiento era penosamente cliché, aunque el otro hombre se
las arregló para parecer encantador.

―Hola, ―dijo el hombre, acercándose, el melón en su mano.


―¿Sabes cómo elegir un melón?

―No, ―Will le dijo alegremente. Parte de la diversión de


tener a los chicos intentando recogerlo cuando él los observaba

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estaban todo el tiempo retorciéndose. Era mezquino, pero era


muy divertido.

―Oh ―El rubio pareció sorprendido por un minuto como si


esperara que Will tuviera algún conocimiento arcano de todas las
frutas, y su falta de información dejara al otro hombre herido
de alguna manera.

―Soy el Dr. Frank Mathews, el médico residente del pueblo.

―William Stamson, el nuevo excéntrico del pueblo, ―dijo


Will, sonriendo. En su experiencia, los hombres que se
presentaron como médico de cualquier cosa eran amantes
egoístas.

Se dieron la mano, y no hubo zumbido eléctrico en absoluto.


De hecho, había tan poca atracción sexual que se preguntó por un
momento si el pobre muchacho era recto, y nadie se lo dijo.

Su declaración de ser el excéntrico del pueblo fue derecho


sobre la cabeza del doctor. Estaba demasiado ocupado mirando
los ojos de Will, o viendo sus labios o cualquier cosa que los
hombres distraídos le miraran. El tuvo que preguntar a algunos
de ellos, pero nunca fueron capaces de darle una respuesta
firme. Ellos lo miraron como si fuera una célula debajo de un
microscopio y estaban esperando que se dividiera
espontáneamente o hiciera algo fascinante que nunca habían visto
antes.

―Es muy agradable conocerte, William, ―dijo el médico,


mostrando los perfectos dientes blancos. Mathews cuadró los
hombros y adoptó la postura que Will le gustaba llamarlo, la

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

actitud del "pony encima de la barra". Hombros atrás, la barbilla


y los pies centrados como si estuviese preparándose para el duro
golpe del rechazo de Will.

Antes de que él tuviera la oportunidad, una familiar voz se


escuchó detrás de él. ―Hey, Will, he visto que tuviste la
oportunidad de conocer al doc.

Cash mantuvo su voz cordial, pero Will podía ver la tensión


en el cuerpo del médico mientras observaba la actitud del otro
hombre. Preguntándose si había una historia entre ellos,
observaba al encargado de mantenimiento mientras se unía a Will
en el carrito. Aparte de una mirada cautelosa hacia el hombre
más grande, la mirada de Frank no poseía ningún tipo de
hostilidad, lo que no explicaba la ira que podía sentir pero
exudando de Cash.

―El Dr. Mathews fue lo suficientemente amable de


presentarse, ―dijo Will, tratando de suavizar las cosas. Por qué
pensaba que su explicación poco convincente ayudaría a algo que
no sabía, pero su boca estaba corriendo y no podía detenerla.

―Apuesto a que lo fue, ―dijo Cash.

******
Cash quería arrancarle la cabeza a Mathews y rodarla orbe
decapitada por el callejón como una bola de boliche. No podía
recordar nunca haber estado tan enojado en su vida.

Will era suyo.

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De acuerdo con su tía, el médico se había mudado a la ciudad


hacía apenas unas semanas. Si Cash se salía con la suya, estaría
moviéndose hacia afuera. El descaro del bastardo para pensar
que podía hacer un movimiento hacia William.

No le importaba si nadie más era consciente de la realidad,


ni siquiera Will, pero él no iba a permitir que William recogiera a
alguien en esta ciudad, no mientras todavía hubiera aliento en el
cuerpo de Cash. No gustándole la proximidad del médico a su
hombre o la mirada en los ojos del otro hombre, él proyectó su
magia. Con una cuidadosa precisión, empujó su poder en el otro
hombre. Hubo una ligera resistencia, diciéndole que el médico
tenía habilidades propias, pero no lo suficientemente fuertes
como para bloquear a Cash.

Los ojos de Mathews rodaron hacia la parte posterior de su


cabeza. Cayendo hacia atrás, golpeó el suelo de linóleo con un
ruido sordo. El melón se deslizó de su mano y viajó por el pasillo
como si buscara un nuevo propietario.

―¡Oh, Dios mío! ―Will gritó, arrodillándose al lado del


convulsionante hombre mientras Mathews luchaba contra el
control de Cash. ―Cash, consigue un médico.

Will estornudaba entre cada palabra.

―Él es el médico, ―respondió calmadamente. Tal vez


debería tomar algunas manzanas. Se veían particularmente
buenas. ―¿Estás bien?

―Digo otro médico. ―Will estornudó otra vez sonando un


tanto asustado de modo que Cash cesó su flujo de magia.

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―Estoy bien, ―dijo el médico con una voz rasposa. Su piel


se veía blanca como el linóleo de la tienda mientras lentamente se
sentaba. Mathews miraba bruscamente a Cash.

Dejó que su sonrisa mostrara lo mucho que disfrutó de su


poder sobre el otro hombre. Mathews era un sanador de bajo
nivel. Su aura lo decía con su color rosa pálido, junto con algunos
tonos de gris que Cash no pudo identificar pero sin preocuparse
demasiado. Ambos sabían quién era el más fuerte maestro de
magia y que conseguiría aplastarlo si seguía coqueteando con Will.

―¿Te encuentras mejor? ―preguntó Will. El dulce hombre


se miraba tan preocupado que Cash casi se sentía mal por haberlo
angustiado, pero perdió su culpabilidad al recordar al médico
sonriendo a su futuro amante.

―Estoy bien. ―El miedo brillaba en los ojos de Mathews.


Rápidamente se puso en pie, sacudiéndose la mano de ayuda de
Will. Sin decir una palabra, corrió lejos.

―¿Crees que deberíamos seguirlo? ―Will preguntó


parpadeando los ojos llorosos mientras veía la salida del médico.
―Se veía molesto.

―No, él estará bien.

―¿Qué piensas que fue todo esto?

―¿Tal vez comió algo que no estaba bien con él?–Cash


embolsó algunas manzanas. Ellas se veían bien.

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―Tal vez, pero toda la situación era un tanto extraña. ¿Qué


tipo de condición podría causar algo como eso? Espero que se
realice un chequeo de su salud.

Con gran moderación, Cash resistió la urgencia de poner al


médico en el fuego cuando él se escabulló.

La tentación era enorme.

―¿Encontraste tu cerveza?

Cash hizo un esfuerzo para responder a través de los


apretados dientes, mientras trataba de aflojar la mandíbula. Si
él mantenía este comportamiento, el Consejo podría tomar
riendas en el asunto y enviar a otro para hacerse cargo de Will. A
ellos no les gustaría la matanza si alguien trataba de llevar a su
hombre. Puso sus manzanas en el carrito y ladeó la cabeza.
―Recibí el material importado de lujo para ti.

Will le dio una sonrisa brillante. ―Gracias.

Él estaba contento de ver el ataque de alergia de Will


aclarado, pero las imágenes del hombre hermoso dando la misma
sonrisa a alguien más provocó que latiera una vena en la frente de
Cash. Podía sentir la vena pulsando junto con su temperamento.
Todavía furioso, agarró a Will y todo mientras lo llevaba a la fila
de la caja. Ahora comprendía el dicho acerca de ver rojo.

******
Cash detuvo el coche delante de la casa con un chirrido de
los frenos. Apagando el motor, se volvió hacia Will. ―Puedes

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olvidarte de permitir que el Dr. Mathews entre en tus


pantalones.

―¿De qué estás hablando?

Él continúo hablando como si Will no hubiera hablado. ―O


meterse en sus pantalones, o alguna otra combinación en la que
puedas pensar. Él no te tocará solamente si es para un examen
médico, y aun así, estaré en el cuarto.

―Pero tú y yo no estamos saliendo, ―protestó Will, un tanto


imprudentemente. Ni siquiera tenía ningún interés en el doctor.
En este punto, él estaba atizando al oso sólo para oír sus rugidos.

Los ojos de Cash se estrecharon peligrosamente, de una


forma sexy.

―Vi la forma en la que te miraba. No me digas que él no es


atractivo.

―No te diré eso, pero eso no significa que me sea atractivo.


Créeme cuando te digo que realmente he tenido mi cuota de
médicos, y no necesito uno más. ―Si Cash estuviera interesado,
Will no haría nada para hacer un lío de la posible relación, pero él
no sería una persona fácil de convencer.

Salió del auto, escarbó algunos comestibles, y fue dentro de


la casa, sabiendo que Cash lo seguía de cerca. Él no se
defendería. No había hecho nada malo. Ellos no estaban en una
relación. Demonios, ellos solamente habían intercambiado algunas
palabras. A pesar de las chispas que resplandecían entre ellos, él
no estaba totalmente convencido que ellos lo deberían intentar.

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Solo unos minutos pasaron antes de escuchar las pisadas de


pies con botas detrás de él.

―Soy un bastardo celoso.

Will se giró para ver una mirada de disgusto en la cara del


hombre grande.

―Sí, Cash.

―¿Eso es todo lo que vas a decir?

Will se encogió de hombros. ―¿Qué es lo que quieres que


diga? ¿No tienes el derecho para estar celoso? Nosotros
sabemos que no.

Las cejas de Cash bajaron, y sus manos se agruparon en


puños en sus caderas. ―No sé si puedo hacer esto, ―dijo,
sacudiendo su cabeza.

―¿Hacer qué?

―Estar con alguien como tú.

Esto era un desagradable principio. Will era por lo general el


que se alejaba de las relaciones. No, tachó eso, él era siempre el
único que se alejaba de las relaciones. ¿Cómo podrías declarar
sobre una relación antes de que nada hubiera ocurrido?

―¿Qué está mal en mi? ―Will alegremente ignoró el hecho


de que ellos realmente no estaban juntos. Parecía grosero tocar
el tema.

―Es solo eso, ―Cash dijo, paseándose por el piso. ―Hay


absolutamente nada incorrecto en ti. Eres hermoso,

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

probablemente tienes más dinero que el que nunca veré en mi


vida y, ―él dijo, apuntando con su dedo a Will, ―eres un lindo
chico. Ese es el último de mi más grande problema. Nunca he
estado atraído por un chico.

―¿Nunca?

Cash negó con su cabeza.

Will estaba aturdido. Él pensaba que su atracción era mutua.


―Pero ¿te sientes atraído por mí? ―Él quería estar seguro que
entendió correctamente antes de avergonzarse así mismo.

Cash asintió, pero por primera vez, Will observó el


nerviosismo en sus ojos. No el temido "Quiero que dejes de
babear sobre mí" especie de nerviosismo, sino la excitada clase
de nervios, con los ojos iluminados con interés y sus manos
ligeramente temblorosas a los lados.

―Si nunca has estado con un hombre, ¿por qué no


empezamos con algo simple?

―Bueno. ―Cash dejó escapar un largo suspiro y se puso de


pie con los pies separados como si se preparara para un golpe al
cuerpo.

―Relájate, ―susurró Will.

Por suerte sólo había unas pocas pulgadas entre sus alturas,
aunque Cash parecía casi el doble de ancho.

Dando un paso adelante, Will deslizó sus dedos en el pelo


grueso y áspero de Cash. Con suave insistencia tiró al otro
hombre hacia abajo, rozando sus labios juntos, apenas tocando.

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Tratando de aclimatar a Cash a su tacto antes de darle el


golpe final, Will mantuvo sus dedos suaves, apenas acariciando el
cuerpo del otro hombre.

Lamiendo los labios del hombre, Will le convenció para que


abriera la boca, gimiendo suavemente cuando Cash permitió que
su lengua se deslizara dentro.

Cash sabía increíblemente bien. Él no sabía lo que el otro


hombre había comido desde el coche a la cocina, pero cualquiera
que sea el sabor, quería mucho más. Will jadeó cuando dos brazos
fuertes se envolvieron alrededor de él, tirándolo con fuerza
contra el firme pecho de Cash. El hombre más grande dejó
escapar un sonido que rayaba lo animal mientras sostenía a Will
apretado y tomaba el control del beso.

El deseo quemaba a través del cuerpo de Will. No podía


recordar la última vez que una fuerte oleada de deseo le llenó
totalmente. Su cuerpo se endureció mientras luchaba por
acercarse al hombre que lo devoraba.

Cuando el oxígeno se convirtió en una necesidad, él fue


liberado. Se quedaron allí por un momento sin aliento, mirando a
los ojos del otro, sus cuerpos a pulgadas de distancia pero sin
tocarse. Los ojos negros de Cash se clavaron en él; Will sintió
como si fuera la persona más importante en el mundo. Un
susurrante sonido y un destello en la esquina de su ojo tuvieron a
William volteando.

Nada.

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Cash hundió sus dedos en el cabello de William, girando su


cabeza de regreso hacia él. Unos cálidos labios lo envolvieron, se
olvidó todo sobre cualquier otra cosa que del hombre que lo
apretaba en sus brazos.

―Creo que podemos estar de acuerdo que estoy atraído por


ti, ―dijo Cash, lamiéndose los labios. Will apenas entendía las
palabras ya que se centró en el seguimiento de la humedad a
través de la boca del otro hombre. Necesitaba esa boca sobre él
otra vez. Necesitaba la boca de Cash más que el aire que cuando
se separaron para jadear.

No pudo resistirse a inclinarse hacia adelante, como si Cash


fuera su campo gravitatorio personal, acercándolo más.

Las manos de Cash lo agarraron por los brazos,


manteniéndolos separados.

―Necesitamos tener un acuerdo.

Will asintió. Lo que sea. Cualquier cosa, siempre y cuando la


boca de Cash se presione de nuevo contra él. Cualquier cosa que
el otro hombre quisiera, él no se lo negaría.

―Mientras estemos juntos sólo yo seré el único que te


toque.

Will no podía ocultar la alegría desbordante de su interior.


Cash no sólo quería besarlo, quería retenerlo.

―Hay una cosa que deberías saber, Cash, ―dijo Will,


mirando a esos hermosos ojos oscuros.

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―¿Qué es? ―Podía sentir el cuerpo de Cash temblar bajo


sus dedos, su voz áspera apenas un susurro en el aire entre ellos.

Will se inclinó más cerca para susurrar al oído de Cash,


disfrutando el contacto entre sus cuerpos. ―Yo no soy perfecto.
Soy mezquino, egocéntrico, y mimado, y me gusta mi estilo, así
que ni siquiera trato de hacerme autosuficiente, porque no lo
quiero ser. Yo quiero un hombre que pueda mimarme y cuidar de
mí para que pueda escribir y dormir hasta tarde. ―Decidió sacar
todo al descubierto así no habrían sorpresas desagradables más
adelante. De esta manera podía decir que su amante fue
advertido.

Los labios de Cash se crisparon. ―¿Mimado, eh?

―Sí, e intento permanecer de esa forma.

Cash se rió. ―No podría esperar menos. ¿Te he mencionado


que me gustaría tener alguien para mimar?

―¿Ves? Sabía que podíamos trabajar en algo.

―Entonces, ¿estás buscando a un perforado chico malo que


rompa tu mundo? ―Él puso sus manos en las caderas de Will,
presionando sus cuerpos juntos.

―Yo no me opondría a darle una vuelta.

La sonrisa de Cash era malvada e iluminó toda su cara.


―Entonces vamos a concentrarnos en hoy y dejemos que el
mañana se preocupe a sí mismo.

―Perfecto. ―Will era notablemente malo para las


relaciones.

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Esperaba que hubiera algo de sangre mágica en la familia de


Cash. Su madre sólo aprobaría alguien con un origen mágico, y en
la familia de Will, se necesitaba la aprobación maternal si no
quería que su cita desapareciera. Su madre siempre se
preocupaba por que si no coincidía con una persona de sangre
mágica él no tendría a nadie para protegerlo del peligro. Era una
de las razones que tuviera un tiempo difícil para encontrar un
hombre en Seattle. Ellos no pasaban la prueba materna.

Will mordió el labio inferior de Cash, con lo que trajo la


atención del otro hombre de nuevo a él. Amablemente abrió la
boca, permitiendo el acceso a la más excelente boca con toda la
delicadeza del planeta. Gimiendo, Will se frotó descaradamente
contra la fuerte figura, tratando de hacer el mayor contacto de
cuerpo a cuerpo como sea posible. Chispas bailaron arriba y abajo
por su columna vertebral antes de establecerse pesada en sus
bolas. Dejó escapar un quejido de descontento cuando unas
manos firmes lo apartaron, justo cuando estaba llegando a las
cosas buenas.

―¿Listo para llevar esto arriba? ―Preguntó Will. Continuó


todo lo necesario con un bateo de pestañas y una sonrisa dulce.

―Tú eres bonito como una pintura como mi abuela solía


decir, pero tengo que meter mis armas. Estoy bastante seguro de
que no voy a ganar muchos argumentos así que déjame decirte
cómo va a ser.

A Will no le importaba cómo Cash pensaba que las cosas iban


a ser, porque tenía un fuerte par de brazos envueltos alrededor

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de él y abrazándolo de cerca. Seguramente nada podría estar mal


si esto implicaba detenerse.

―Voy a continuar permitiendo que seas mimado, pero si te


conviertes en malcriado, pondré tu delicado culo sobre mis
rodillas y te azotaré hasta que brille como una luciérnaga.
Además no habrá coqueteo con los médicos o los abogados, o
alguien que no sea yo. No invertiré tiempo persiguiendo un
amante que esté persiguiendo otros. Tengo también mucho
orgullo. –Sostuvo a Will un poco lejos, levantándole la barbilla de
modo que Cash podía mirarlo a los ojos. ―¿Tenemos un acuerdo?

―Sí, Cash. ―Willdijo obedientemente. La regla era fácil de


obedecer ya que él nunca flirteaba cuando estaba saliendo con
alguien de cualquier forma. ―No estaré en problemas si otro
hombre flirtea conmigo, ¿verdad? ―era importante conocer las
reglas. No le gustaría estar en problemas sobre cosas fuera de
su control.

―Siempre y cuando no le animes, no voy a hacerte


responsable. Eres demasiado atractivo para que el hombre
ocasional no sea atraído por ti. ¿Tenemos un trato?

―Trato, ―Will susurró contra la boca de Cash.

Dio un grito de sorpresa cuando los acerados brazos lo


barrieron de sus pies y lo llevaron arriba.

Maldita sea, él amaba a un hombre con músculos. Cash era el


primer amante que él había tenido que era lo suficientemente
fuerte como para levantarlo. Su cuerpo de corredor le hacía más
pesado de lo que parecía.

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―Sólo un rapidito y luego me iré a hacerte la cena.

―Sí, Cash, ―dijo Will, agradablemente.

No estaba seguro de si le gustaba ser llevado por las


escaleras como una novia, pero se olvidó rápidamente las
objeciones cuando Cash lo puso sobre la cama. Un suave sonido de
risa susurró en la brisa.

―¿Escuchaste eso?

―Relájate, hermoso, no hay nadie aquí salvo nosotros.


―Antes de que él pudiera insistir que escuchó algo, Cash empezó
a desvestirlo como si él fuera el regalo de Navidad que hubiera
esperado todo el año.

―Mejor invierto en un vestuario más grande, -comentó Will


cuando un botón voló de su camisa.

―Buen plan, ―Cash estuvo de acuerdo. Después de


desvestir a Will, él se puso de pie junto a la cama y se quedó
mirando. Normalmente le gustaba la atención, pero la mirada se
prolongó durante bastante tiempo. ―¿Estás nervioso? Si te
quitas la ropa, podemos comenzar la fiesta. Sé que estoy más que
listo, ―dijo, señalando a su dura polla. La dura varilla se levantó
recta, pidiendo atención.

―Oh sí, ―Cash suspiró. Empezó a desnudarse como si


acabara de salir de un trance. Bajo la mirada ávida de Will, se
arrancó la camisa, dejando al descubierto las perforaciones en
ambos pezones. Aros minúsculos apuñalados a través de cada
dura protuberancia hacían agua la boca de Willcon el deseo de
tirar de ellos con sus dientes.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Se acomodó para alcanzar y tirar del pezón derecho de


Cash.

Su amante silbó su placer. ―Sigue así, muchacho, y todo


habrá terminado antes de empezar.

Will rió y tomó el cierre de los pantalones de Cash. ―Sólo


tienes la mitad desnudo. ―Su brazo fue golpeado lejos.

―Déjame hacerlo. Tan pronto como pongas tus manos en mi


polla, estaré perdido.

―Realmente sabes lo que significa un rapidito, ―dijo Will


con una sonrisa.

―No te preocupes, hermoso, me recupero rápido. Vamos a


tener un montón de tiempo para el sexo lento después de la cena.
Además dejamos toda la comida fuera.

Will se echó a reír. ―Esperemos que el helado no se derrita.

―Eso espero. ―Cash no sonaba como que le importara de


una forma u otra. Will tuvo que estar de acuerdo. ¿A quién le
importaba el ñoño helado cuando podía tener un caliente hombre?

Su mente se quedó completamente en blanco cuando Cash se


quitó el resto de la ropa y el precioso pedazo de hombre se metió
en su cama. Incluso si lo que había entre ellos no funcionaba, el
tiempo valía la pena como una memoria.

―Wow, ―susurró.

La boca de Cash se inclinó hacia arriba en una esquina. ―¿Te


gusta lo que ves?

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

―¿Cómo no iba a hacerlo? ―Will respondió con honestidad.


No le daría a Cash oportunidad para comentarios, se abalanzó,
golpeando a Cash y aterrizando en la parte superior del otro
hombre. Se quedó allí por un momento, disfrutando de la
sensación del cuerpo fuerte debajo de él. Mirando hacia abajo a
un par de alegres ojos negros, su corazón saltó en su pecho. ―Te
tengo.

―Definitivamente lo haces. ―La sonrisa desapareció de la


cara de Cash. Él estaba completamente serio.

Con el fin de romper el estado de ánimo solemne, Will se


deslizó hacia abajo y le dio al hombre una pedorreta justo debajo
de su ombligo.

Todo el cuerpo de Cash se sacudió, un grito ahogado


rompiendo desde su garganta.

¡Qué divertido!

―Tengo algo más que necesita de tu boca, ―su amante


jadeó.

La polla de Cash se levantó a su encuentro, larga y


ligeramente curvada, desde un nido de rizos negros. Una gota de
líquido salpicaba la cabeza de champiñon, atrayendo la lengua de
Willa degustarlo como un canto de sirena.

―Mmm, ―tarareó. Tendiéndose aferró suavemente la base


de la polla de Cash y lo lamió como una piruleta.

Tan bueno.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Cerrando los ojos en éxtasis, Will absorbió el sabor y el olor


de su amante. Él hubiera sido feliz de estar allí el resto de la
noche disfrutando el sabor y el tacto de Cash, pero una mano
firme le agarró el pelo.

―Chúpame correctamente. Quiero sentir esos lindos labios


envueltos alrededor de mí.

Demonios, ¿cómo podría resistir eso?

Tomando la punta en su boca, Will tragó a Cash, sintiendo la


sensación de bienvenida del duro eje llenando su garganta. El olor
a hombre caliente y almizcle llenaron las fosas nasales cuando los
ásperos rizos le hicieron cosquillas en su nariz.

―Oh, joder.

Fluido caliente rodó en la garganta de Will en un flujo


constante. Una vez que estuvo seguro de que su amante había
terminado, deslizó la polla de Cash de vuelta para poder chupar la
cabeza y saborear el líquido espeso a través de la lengua. Él no
quitó su boca hasta que el otro hombre estuvo completamente
flácido.

Will sonrió al ver la expresión de aturdimiento en los ojos


de su Cash, aceptando el cumplido silencioso como su vencimiento.

―Déjame cuidar de ti. ―Cash comenzó a sentarse, pero Will


levantó una mano. ―Puedes tomar el cuidado de mí después de
comer. ―Su estómago gruñó. El órgano sonaba como si fuera a
salir gateando y buscara alimento por su propia cuenta pronto.
Por mucho que él quería al otro hombre, la anticipación haría más
caliente la pasión.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

―Lo tendrás, cariño. ―Cash le dio un beso tan carnal, que


Will comprobaba mirando si las sábanas estaban en llamas.

No lo estaban.

Mientras que él estaba distraído, Cash se puso la ropa


interior y se dirigió a la puerta. ―Voy a conseguir cosas para
empezar. Ven abajo cuando estés listo. ―Sus calientes ojos
negros rozaron el cuerpo de William, poniéndole más duro.

Will se rió. ―Estaré allí después de que vaya al baño.

Cash le dio una sonrisa maliciosa. ―Llámame si necesitas


ayuda con cualquier cosa.

Will le lanzó una almohada.

Riendo, Cash salió de la habitación.

Dejándose caer en la cama, Will dejó escapar un suspiro. No


sabía dónde iría esto, pero él podía sentir su corazón latiendo
más rápido cuando el hermoso encargado de mantenimiento se
acercaba.

―Estoy en muchos problemas.

―Lo estás, ―una voz femenina habló.

―Ahh. ―Will luchaba por la sabana para cubrirse mientras


miraba frenéticamente alrededor buscando la fuente.

―No tienes que taparte, muchacho. No tienes nada de qué


avergonzarte.

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―¿Quién eres? ―Sus ojos escanearon el cuarto. ―¿Dónde


estás?

―Soy tu casa. ―Un resplandor creció en medio de la sala


fusionándose en la forma de una joven mujer con el pelo de color
rojo brillante y brillantes ojos azules. Ella era
resplandecientemente translúcida con la tez de una verdadera
pelirroja y una sonrisa de bienvenida. ―He esperado ciento
sesenta y un años por ti y finalmente has llegado.

―Ummm, lo siento por hacerte esperar. ―Se sorprendió de


que pudiera pronunciar las palabras con su corazón latiendo como
un trueno en sus oídos, tan fuerte que apenas podía oír su propia
voz.

―Eso está bien. Eres un cortés joven hombre. Te va a hacer


muy bien a pesar de tus maneras de soltero.

―Mis maneras de soltero... ―Will pensó sobre lo que


acababa de presenciar. ―Sí, mis maneras de soltero. Perdón por
eso.

Una sonrisa maliciosa cruzó su rostro. ―Tengo en mente el


permanecer lejos de tu habitación de todos modos. Una dama no
debe ver esas cosas.

Will se rió hasta que él pudo sentir sus mejillas ardiendo.


―¿Por qué has estado esperando por mí?

―Porque eres un nulo. Tú eres el único que puede controlar


la magia salvaje.

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―No puedo controlar nada de magia. ―William frunció el


ceño. ―Esa es la esencia de lo que soy, una especie de anti-magia.
―Para ser el único sin magia en una familia conocida por su poder
era más que un estigma que ser el único gay admitido, aunque él
tenía dudas sobre el tío Mike.

―Puedes comprimir el poder y darme mi libertad. Trajiste


el espíritu de la casa con vida.

―Ahora que la tienes, ¿qué es lo que vas a hacer con tu


libertad?

La mujer se echó a reír. ―Velar por ti, por supuesto. Puedes


ayudarme a ser hermosa una vez más. Yo solía ser el lugar donde
todos los usuarios de la magia llegaron a reunirse. Cuando las
líneas de energía cambiaron, me convertí en el lugar para evitar
porque no podían soportar la presión. Contigo aquí, los usuarios de
la magia volverán. Mira a tu encargado de mantenimiento;
regresó. Claro que es tu pareja por lo que su situación podría ser
diferente.

―¿A qué te refieres con pareja? No somos animales


salvajes; no tenemos parejas. Nosotros las personas nos casamos
cuidadosamente con pre-nupciales y un divorcio unos años
después con abogados disfrazados como tiburones. ―Al menos
eso fue lo que hicieron las relaciones en su familia. Su padre
estaba en la esposa número cuatro, y dos de sus hermanos
estaban en su segunda vez.

―No contigo. Tienes un alma gemela, y él bajó las escaleras


para hacerte la cena.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Will se echó a reír. Rápidamente se tragó su diversión bajo


la severa mirada en los ojos de la dama. ―Lo siento. Tengo que
admitir que me atrae Cash, pero yo no sé nada de mi alma gemela.
Sólo nos conocimos ayer.

―Las almas gemelas no necesitan años para llegar a


conocerse entre sí, es por eso que te sentías lo suficientemente
cómodo para compartir tu cuerpo.

Will pensaba que se sentía más cómodo porque era una puta
que cualquier sentimiento especial por su parte, pero mirando en
sus ojos azules, él no podía decir las palabras. ―¿Así que tú sólo
vas a pasar el rato entonces? ¿Y cómo debo llamarte?

La chica se echó a reír. ―Puedes llamarme Harriett.


Después de todo tu amor me trajo a la vida. ―Ella le dio una
rápida reverencia antes de desaparecer como un fantasma.

―Justo cuando yo no creía que mi vida podía ser más rara.

Will decidió no decirle a Cash sobre Harriett todavía. La


mayoría de las personas contenían un poco de magia, pero no todo
el mundo podía usarla. No sabía aún si Cash era un maestro de la
magia, a pesar del sospechoso incidente en el supermercado. Su
instinto le decía que su encargado de mantenimiento no era sólo
un encargado de mantenimiento.

Tirando rápidamente de sus ropas, Will bajó las escaleras.


No quería que Cash pensara que se olvidó de él.

Cash estaba revolviendo la salsa para la pasta cuando él


entró en la habitación. Inclinándose Will dio un beso en la nuca

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

expuesta de su amante antes de tirar de uno de los anillos


incrustados en la oreja derecha.

―Si no quieres que queme la salsa, es mejor que dejes eso.

Will dio un paso atrás. ―No quiero eso.

La cena era una comida sencilla de pasta y una hogaza de


pan crujiente que habían recogido en el mercado. La comida era
buena, abundante, y Will sabía que tendría que correr mucho si
esto era cómo iba a comer a partir de ahora.

―¿Sales a correr?

―¿Hacer qué? ―Cash miró a Will como si le hubiera


preguntado si montaba hurones con lazos de espagueti en su
tiempo libre.

―Correr. Corro todas las noches.

―Pues no. Pero asegúrate de decirme qué camino tomas, así


no me preocupo si estás de vuelta tarde.

―Sí, papá. ―Will rodósus ojos. Vivir con otra persona sería
una gran adaptación. Solía ir y venir a su antojo, esperaba que
adaptarse a otra persona no resultaría demasiado difícil. ―Nunca
he vivido con otra persona antes, ―confesó.

Cash se le quedó mirando. ―¿Así que soy el primero?

Will se echó a reír hasta que no pudo sacar más aire de sus
pulmones. Él todavía estaba conteniendo risas cuando dijo: ―Sí,
querido, eres el primero.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

―Me alegro de haber podido ser tu primer en algo. ―Cash


no era tan divertido como Will.

Sabiendo que necesitaba hacer un poco de control de daños,


dejó su asiento y se sentó en el regazo de su amante, a
horcajadas sobre los muslos de Cash se inclinó y le dio un rápido
beso.

―¿Crees que puedes subir a mi regazo y engatusarme para


mejorar mi estado de ánimo?

―Sí. ―Will mordisqueó el labio inferior de Cash, mordiendo


la carne con sus dientes.

Eso suscitó un bajo gruñido. Cash se apoderó de la parte


posterior de la cabeza de Will y tomó el control.

Él lo dejó. No había nada más sexy que un hombre que sabía


lo que estaba haciendo.

Deslizando sus dedos por la espalda de William, Cash ahuecó


su culo con sus grandes manos y lo levantó, alzándolo por el
camino. Will ayudó envolviendo sus piernas alrededor de la
cintura de Cash, aferrándose firmemente cuando su amante le
subió en volandas por la escalera hasta el dormitorio principal.

―Me gusta un hombre grande y fuerte, ―Willle susurró en


su oído.

Cash lo dejó suavemente en la cama y le quitó a Will sus


vaqueros.

―Joder, eres el hombre más hermoso que nunca he visto,


―gimió mientras sus grandes manos recorrían el cuerpo de Will.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

En cuestión de segundos, se tumbó en la cama


completamente desnudo, mirando con anticipación mientras Cash
se quitaba la camisa y luego los pantalones, tirando de su ropa
interior en el mismo movimiento.

Will no tenía ninguna queja de los suyos. Los abdominales de


piedra del hombre eran dignos de baba.

―Únete a mí en la cama. ―Will le hizo una seña más de


cerca. ―Quiero darte las gracias por hacerme la cena. Me gusta
un hombre que sepa cocinar. ―No pudo evitar una mirada
nerviosa por la habitación, dejando escapar un suave aliento
cuando no vio señales de Harriet.

Cash dio a Will su sonrisa con hoyuelos. La situación le


parecía extraña, un hombre de aspecto rudo con hoyuelos.

―Si consigues desnudarte en la cama, cocinaré tu cena


todas las noches.

―Es un trato, ―Will prometió. ―Hay lubricante en la mesa


del costado.

―No has tenido tiempo de comprar muebles para el resto


de la casa, pero ¿tienes lubricante? ―Cash bromeó, sus ojos
negros brillantes.

―Tengo prioridades.

Sonriendo, Cash abrió la tapa, cubriendo generosamente sus


dedos. ―Levanta las caderas, bebé, quiero mirarte a los ojos
mientras te follo.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Will se apresuró a obedecer la orden de Cash. Nadie había


conseguido a él tan caliente tan rápidamente. Maldita sea, no
podía recordar la razón por la que pensaba que esto era una mala
idea. Obviamente, él era un idiota.

Cash hizo tijera con sus dedos dentro de Will hasta que
estuvo jadeante y bombeando sus caderas al movimiento de toque
de Cash.

―¡En el interior, ahora! ―Will exigió, sin poder


concentrarse en otra cosa que el toque de Cash, algo dolorido y
queriendo más.

―Algo mandón.

―Uh. ―Su concentración estaba demasiado dispersa para


las palabras. La formación de sílabas y vocales tomó más
esfuerzo de lo que podía manejar cuando su cuerpo le dolía por
fusionarse con el hombre por encima de él.

―¿Así, cariño? Te haré olvidar a todos esos chicos de


fantasía que te han tocado antes. Ellos no eran lo
suficientemente fuertes como para mantenerte. No como yo.

Will casi podía creerle a él, su perforado, musculoso amante


que sabía exactamente qué hacer para hacerle perder cada
pensamiento en su mente.

Cash quitó sus dedos y deslizó dentro su polla.

Perfección.

Cash golpeó a Will en el colchón, sus grandes manos


ahuecando su culo mientras le decía cómo iba a ser. Si Will podría

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

haber cogido el aliento, él podría haber argumentado, pero en


cambio se agarró de las sábanas celebrando el paseo.

―Eres mío ahora, y voy a mantenerte.

Will juraba cuando disparó líquido entre ellos, que todo su


cuerpo se convulsionaba con su liberación. Cash pronto le siguió
gritando el nombre de Will. Con una sonrisa descuidada, Cash se
deslizó fuera del cuerpo de Will antes de desplomarse en la cama
junto a él.

Al volver la cabeza, Will admiraba a su amante. El cabello de


Cash estaba sudoroso contra su cabeza, sus ojos negros
somnolientos con saciada lujuria. Era lo más hermoso que Will
había visto en su vida.

―Eres mío, ―Cash dijo con una profunda, grave voz.

―B-bueno. Soy todo tuyo. ―Él hubiera aceptado cualquier


cosa; estaba cautivado.

Cash le dio un beso en la mejilla. ―Ya vuelvo. ―Se levantó y


salió por la puerta. Regresó un momento después limpio con una
toalla mojada en la mano. ―No puedo dejar que mi hombre esté
todo crujiente durante la noche.

El calor llenó a Will ante la idea de pertenecer a este


hermoso dios. Dejó que su amante cuidara de él y ni siquiera se
quejó cuando Cash llevó la toalla de nuevo al cuarto de baño para
que el paño no hiciera una mancha de humedad en el piso de su
dormitorio.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Cash volvió a entrar en el dormitorio. Acostado en la cama,


él movió a Will más cerca con una sonrisa maliciosa. ―Ven a ser
mi pequeña cuchara, cariño, ―canturreó mientras rodaba a su
lado, tirando de William de nuevo en sus brazos. ―No te
sorprendas si no estoy aquí cuando despiertes. Sé que te vas a
dormir hasta tarde.

Will gruñó su afirmativa. Estaba demasiado cansado para


hacer más. Pensó brevemente acerca de discutir y levantarse.
Tenía plazos que cumplir, pero el calor de su amante acurrucado
detrás de él lo arrullaron dentro del sueño.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Capítulo 5
Uno de estos días, Will iba a aprender a no abrir la puerta a
cualquiera golpeando la madera como si hubiera una liquidación de
zapatos del Memorial Day10 y fuera el primero en la apertura.

―William, sé que estás en casa, -una voz terriblemente


familiar gritó.

Mirando por encima de su amante, Will estaba sorprendido


de ver que la enojada mujer en su puerta no sólo no despertó a
Cash, sino que el otro hombre ni siquiera se había movido en su
sueño. Complacido por su suerte, se movió para deslizarse fuera
de la cama. Un gran brazo se envolvió alrededor de su estómago,
tiró de él hacia atrás contra un desnudo cuerpo caliente. Se
derritió por dentro ante el gesto cariñoso. Rara vez pasaba toda
la noche con un amante, no estaba seguro como era el protocolo
de la mañana siguiente para despertar con alguien en su cama.

―¿A dónde vas, bebé? –Cash preguntó con una dormida


―áspera voz, metiéndolo más cerca de su duro cuerpo.

―Creo que mi madre está en la puerta.

―¿Qué?

10
Memorial Day: “Día de los Caídos”, es una fecha conmemorativa de carácter federal que
tiene lugar en los Estados Unidos de América el último lunes de mayo de cada año, con el
objeto de recordar a los soldados estadounidenses que murieron en combate. Asimismo se
ha convertido en un día de reunión familiar, donde la gente realiza diversas actividades
recreativas como ir de compras o pasar un día en la playa, y de eventos masivos a nivel
nacional. Fuente: Wikipedia

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74
Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

El hombre que lo abrazaba lo empujó lejos de él tan rápido


que Will estaba seguro de que sentía las ondas de un estampido
sónico.

―Mi madre, ―repitió. Le complacía que su voz sonara mucho


más calmada de lo que sus alterados nervios debían permitirle.
―Ella está afuera. ―Sin mirar a Cash, Will se puso un par de
pantalones vaqueros y bajó las escaleras. Si él dejaba a su madre
afuera durante mucho más tiempo, ella atraería a los vecinos.
Will no se había reunido aún con sus vecinos, y no quería que la
primera impresión de él fuera de una loca mujer parada en el
porche o el cultivo de rosas salido de la nada o de cualquiera de
las cosas que podía hacer cuando estaba aburrida.

Corriendo por las escaleras, abrió la puerta.

Su madre estaba allí con sus mejores perlas, un traje de


diseño de color gris, y un par de zapatos que probablemente
costaría lo mismo que el pago de la hipoteca de las viviendas de la
gente.

―Buenos días, Madre.

―No buenos días para mí. ―Con su patentada “mirada de


muerte materna”, la impecablemente peinada Sra. Stamson
marchaba por delante de él. ―¿Cómo puedes mudarte y no
decirle a tu familia?

Will retenía las palabras que pudieran delatar a sus


hermanos. Él obviamente tenía un extraño sentido de lealtad
porque Gil ya lo había chivado.

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75
Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

―Entra, ―él dijo, conteniendo un suspiro que trataba de


escapar. Amaba a su madre, él realmente lo hacía, pero ella
aseguraba que todo el mundo sería mucho más feliz si la dejaban
dirigir sus vidas.

―¿Tienes café? ―Su mirada le dijo una vez más que él se


estaba retrasando en sus habilidades como anfitrión.

―No, no he hecho café todavía. Son sólo las nueve de la


mañana, y mi madre me enseñó que no es de buena educación
recurrir a la gente tan temprano.

Ella le dirigió una mirada desdeñosa. ―Esto no se aplica a la


familia. Ahora ve y haz a tu madre un poco de café.

―Sí, mamá, ―dijo Will. Él oró para que Cash tuviera la


sensatez de quedarse en la cama, pero por supuesto, él apenas
ponía el agua en la cafetera antes de oír las fuertes pisadas de
su amante en la escalera.

Un ruido sordo sonó en el otro cuarto, seguido por el ruido


más suave de su madre al responder. Iniciando la cafetera, Will
se precipitó en la sala de estar para encontrar a Cash
descansando cómodamente en un gran sillón de orejas con su
madre primorosamente sentada en el sofá.

―William, Cassius me dice que ustedes dos sólo han estado


saliendo hace poco tiempo, y ya vive aquí.

Will oyó la censura en su tono, pero hacía mucho tiempo que


había dejado de tratar de complacer a sus padres.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

―Sí, madre. Cash vive conmigo. Me ayuda a arreglar mi casa.


―Entre otras cosas.

Miró al encargado de mantenimiento hacia arriba y abajo. La


sonrisa que le dedicó era su sonrisa de sociedad, la única que
guardaba para la recaudación de fondos y tratando de hacer que
multimillonarios borrachos donen dinero a su caridad favorita.

―Cash, ¿te importaría si rapto a mi hijo por un rato? Me


gustaría llevarlo a desayunar para discutir unos asuntos de
familia.

Los ojos negros de su amante brillaban con diversión. Se dio


cuenta de que Cash se moría por darle un mal rato aunque su
respuesta fuera educada. ―Por supuesto que no, señora Stamson,
no quisiera interrumpir asuntos familiares. Hay una buena
cafetería en la ciudad si tiene un espíritu para unos panqueques.

Will no creía que hubiera visto a su madre comer un


panqueque en su vida. Los carbohidratos también podían ser
veneno para ratas en su mente.

―Esa es una maravillosa idea, gracias, ―ella dijo.

―Pero hice el café, ―Will farfulló.

Cash se puso de pie y se acercó a él. Poniendo una gran mano


en la parte posterior del cuello de Will, se inclinó lo suficiente
para hablar directamente en su oído. ―Deja de ser un burro y
lleva a tu madre a desayunar.

―No soy un burro, ―dijo Will indignado, dándose cuenta


demasiado tarde que su madre lo oyó.

A m b er K ell
77
Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

El gran cuerpo de Cash se sacudió de risa.

Con un gruñido Will lo empujó. ―Divertido. ―Se volvió hacia


su madre, ignorando al hombre a su lado. ―Cash está en lo
correcto. Hay un buen restaurante a pocos kilómetros de
distancia. Deja que me vista. Ahora regreso hacia abajo.

Le dio a su amante una mirada mordaz que Cash


meticulosamente ignoró.

Bastardo.

Pisó por las escaleras, sin importarle si pensaban que estaba


teniendo un berrinche real.

No mucho después, Cash entró en la habitación.

―¿Por qué estás enojado conmigo?

―Porque tomaste su lado, ―Will espetó.

Cash se río. ―No tomé su lado. Yo solo te dije que deberías


llevar a tu madre a desayunar. Es obvio que ella desea hablar
contigo.

―Ella probablemente tiene un contador que quiere que


conozca. Te sentirás mal después cuando esté casado con algún
corredor de bolsa.

―Pensé que era un contable, ―dijo Cash suavemente.

Willle arrojó un zapato, y Cash, el maldito bastardo, se


agachó. La mirada que le dio a Will cuando se enderezó debería
haberlo tenido corriendo por su vida. En cambio su traidora polla
se endureció con interés. ―Ya he tenido suficiente de tu rabieta.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Si no te vistes y llevas a tu madre a desayunar en este momento,


te pondré sobre mis rodillas y ella sabrá cómo manejo a su hijo
cuando se porta mal.

No había ni rastro de su amante sonriente. Este hombre


hablaba en serio.

Maldición, era sexy.

Con petulancia, Will se puso una bonita camisa de cuello


abotonado y cambió sus cómodos pantalones por un costoso par
de pantalones que su madre le envió la Navidad pasada. Se puso
sus mocasines y se volvió para irse.

―¿Qué? ¿No hay un beso de despedida?

Cerró la puerta del dormitorio en su salida.

La madre de Will estaba esperando en la parte inferior de


las escaleras, con una expresión pensativa en sus ojos.

―¿Lista para irnos? ―preguntó él, rechinando los dientes


con irritación.

Él le ofreció el brazo, y los dos caminaron afuera hacia su


plateado Mercedes donde su conductor estaba esperando en la
puerta trasera.

―Buen día, Phil.

―Buenas, Sr. Stamson. ―Phil respondió, inclinando su


sombrero.

Intercambiaron miradas simpáticas. Trabajar para su madre


no era nada más fácil que ser su hijo. Phil era un buen hombre

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

que debía estar pasando los sesenta. William se estremeció al


pensar al pobre infeliz que su madre iba a contratar cuando Phil
se retire, o muriera de un ataque al corazón que su madre estaba
obligada a causarle un día.

Will le dio instrucciones para llegar al restaurante.

******
Había más de una razón para que Cash necesitara que
Willfuera a desayunar con su madre. Cogió su teléfono y llamó a
la oficina.

―¿Ya se deshizo de Stamson?

―No, no me deshago de Stamson. Su madre vino de visita.


Si yo hiciera cualquier cosa a su hijo, ella me daría una patada en
el culo. Cuando dijo que su familia era fuerte, usted no dijo que
me podían patearme el culo. Su campo mágico es casi tan fuerte
como la jodida casa.

―¿La Sra. Stamson está ahí? ―Cash no podía perderse el


borde nervioso en la voz de su jefe. El sonido era la cosa más
inquietante que jamás había experimentado. Drake Lender no se
ponía nervioso. Nunca.

―Sí, ella vino para llevar a su hijo a desayunar.

―¿Ellos no te invitaron? Pensé que te había dicho que te


acercaras a William.

El cuerpo de Cash se calentó al recordar lo cerca que él y


William se habían vuelto en la última noche. Ansiaba volver a vivir

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

la experiencia de nuevo. ―Ella dijo que quería hablar sobre


asuntos familiares y, probablemente, del desconocido que ella
encontró viviendo en su casa.

―Mierda. Espero que no le diga que se deshaga de ti.


Conseguir otro operativo en el interior podría resultar imposible.

Un pensamiento desagradable se deslizó en la mente de


Cash. ―Tú sabías que William Stamson es mi alma gemela, ¿no?

Drake dio una risa baja. ―No habrías ido si te lo hubiera


dicho. ―La capacidad de Drake para emparejar los compañeros
hacía de él un hombre peligroso y el hombre más buscado en la
comunidad mágica. Él podría ser la versión de Cupido de la
sociedad mágica, pero también era un bastardo mezquino que
estaba más que feliz de usar sus habilidades de emparejamiento
en su propio beneficio.

Haciendo caso omiso de la pregunta de su jefe, Cash le dijo


la verdad. ―No hay manera de que William abandone esta casa.
Le encanta. Además, como su compañero, puedo asegurarte que
nadie más invadirá el lugar. Si ustedes no fueran tan tacaños,
hubieran podido comprar hace años la propiedad, y nosotros no
estaríamos en esta situación.

―Hay un montón de lugares donde se reúnen las


intersecciones. Nosotros no podemos comprarlos todos. A pesar
de lo que piensas, el Consejo no nada en dinero. No como tu novio,
―Drake añadió con picardía.

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81
Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Aunque el corazón de Cash saltara por el término, continuó.


―Uh huh. Me iba a encontrar tu descargo más creíble si no
vivieras en una mansión.

Hubo un profundo suspiro al otro lado de la línea. ―Créame


o no, es más por seguridad que porque me guste vivir en una
fortaleza. Pero basta de mí, sólo tienes que utilizar su habilidad y
cambiar la mente de William. Él te perdonará más tarde.

―Mierda, ojalá pudiera. –A medida que el silencio crecía en


la línea de teléfono, Cash anhelaba tomar las palabras de
regreso.

―¿William es un nulo?

Al diablo con la discreción. Estaba tan acostumbrado a que


el Consejo lo supiera todo, que nunca se le ocurrió que la
condición de William podría estar oculta.

Trató de retractarse. ―Quiero decir que sería un error


hacerle eso a mi pareja.

―Buen intento. ―Drake se echó a reír. ―Yo sabía que el


senador Stamson era astuto, pero no creía que el viejo perro
tuviera el valor de falsificar las pruebas de su hijo. Debería
haberlo entrenado hace años.

―Él no es el tipo, ―Cash insistió. ―Sabes que esas pruebas


son obsoletas. Una lectura hecha cuando eres un niño no debería
cambiar en lo que te conviertes como adulto. No culpo a Stamson
por esquivar los resultados. Will nunca sería un buen soldado. Él
no tiene el temperamento.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Su corazón saltó de terror al pensar en su amable, dulce


amante enviado a peligrosas situaciones debido a su inmunidad a
la magia.

―Los nulos son jodidamente raros como para ignorar uno


justo debajo de nuestra nariz. ―La voz de Drake tenía una
finalidad aterradora.

―Incluso si piensas en enviar a uno de tus agentes para


llevarse a mi compañero, ¡Voy a romperle el cuello al hijo de puta!
―A Cash no le importaba si Will era el último nulo en el universo.
No permitiría que se lo lleven.

―Relájate, Cash. Tú sabes que tendríamos que pedirle


permiso. Nosotros ya no secuestramos nulos. El programa fue
declarado ilegal hace veinte años.

Cinco años después del nacimiento de Will. Otra razón por la


que Stamson había ocultado los talentos de su hijo. Cash nunca
había conocido al hombre, pero él admiraba la capacidad del
senador para proteger a su hijo. Lo que a Cash realmente le
sorprendía era que nadie lo hubiera notado antes. Tal ausencia de
magia debería haber enviado señales de alarma a través de
alguien, en algún momento.

―Will es el guardián perfecto de esta casa. Él no puede


usar la magia, y su presencia calma las llamaradas. El vecindario
ya está más seguro.

―¿Pero qué sobre ti? ―preguntó Drake.

―¿A qué te refieres?

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

―¿Podemos confiar en ti con todo esa magia? Tanto poder a


tu alcance es una gran tentación.

Cash quería tomar la ofensiva, pero su jefe planteó un punto


válido. Conocido por usar la magia como quiera que él deseara,
sentarse en la cima de una enorme nube mágica podría no ser la
mejor idea. Sin embargo, él no se iría sin Will, y no había manera
en que su amante se mudara.

―Confía en mí cuando te digo que Stamson no se marcha, y


si él no se va, yo tampoco.

Un largo suspiro fue su única respuesta por un buen rato.


―Está bien. Voy a enviar algunos agentes para revisar la
situación. No lo tomes a mal, pero tu imparcialidad está en duda.

―Cuestiona mi imparcialidad todo lo que quieras, pero si


tocan a mi hombre, necesitarás aumentar su fondo de funeral.

―Entendido. ―Antes de que se desconectara Cash pensó


que Drake sonaba más divertido que preocupado.

―Cabrón mejor no toquen a Will, ―Cash murmuró, lanzando


su teléfono en el sofá.

Suspirando, tomó su cinturón de herramientas. Bien podría


comprobar las cosas mientras él estaba allí. Enviaría un email a
Drake después. Él estaba tomando un tiempo libre. Esto pudo
haber comenzado como una misión, pero él necesitaba realmente
comprobar la solidez de la casa. Él no quería que Will pisara una
madera rota mientras estuviese preparando su próxima historia.
También necesitaba obtener algunos de los libros de Will. Sería

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

bueno saber exactamente como el otro hombre dedicaba su


tiempo escribiendo.

******
Phil se detuvo delante del restaurante. Unos minutos más
tarde William y su madre se deslizaban en una cabina, aceptando
los saludos y menús de Hazel.

―Buenos días, William, ―dijoHazel con una sonrisa. ―¿Cómo


está trabajando Cash?

Él sabía que no se refería a la cuestión de una manera


sexual, pero no pudo detener el rubor en sus mejillas o de decir,
―Ahora mismo está inspeccionando mi plomería.

―¡William! ―Su muy correcta madre le dio un golpe en la


cabeza con el menú. Hazel echó la cabeza hacia atrás y soltó una
carcajada.

Will se alisó el pelo, abrió su menú, y adoptó un semblante


muy adecuado. ―Sólo he almorzado aquí, pero las hamburguesas
son excepcionales. ¿Cuál es el especial de hoy?

Hazel rechinaba con los especiales. ―Los voy a dejar a los


dos para que miren por encima del menú, ―dijo mientras se iba a
buscar un poco de café para ambos.

En el momento en que regresó, estaban listos para pedir.

Will eligió las tortitas de calabaza mientras que su madre


escogió un poco interesante plato de huevos escalfados, sino

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

entonces ella no usaría todavía la misma talla que tenía en la


escuela secundaria por el consumo de mantequilla.

Sólo había unos pocos segundos entre el pedido y el ataque.


A su madre no le gustaba perder el tiempo.

―William, ¿porqué te alejaste? Pensé que eras feliz en


Seattle.

Will jugueteaba con la servilleta, evitando sus ojos.


―Estaba aburrido. Quería escapar y probar algo nuevo. Cuando vi
a Harriett, supe que era el lugar para estar.

―Conociste a una chica.

Will la miró con asombro. La expresión confusa que su


madre le dio casi valía la llamada de alerta de la mañana.

―Harriett es la casa. ―No mencionó que Harriett era


también el nombre del espíritu que deambulaba por los pasillos.
Eso la haría hacer que él empacara tan rápido que otra cosa. No
quería ir a ningún lado. Él quería quedarse con su caliente
encargado de mantenimiento.

Su madre asintió con la cabeza. ―Va a ser precioso cuando


la arregles y, realmente, ¿quién puede resistirse a vivir en la
calle Mulberry?

Will miró a su madre, completa y totalmente aturdido. Por


primera vez en su vida, ella realmente lo entendía. Tal vez el cielo
se caería mañana o por la gravedad se invertiría. Ninguno de
estos acontecimientos sería más impactante que este mismísimo
momento.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Hazel volvió con sus platos. Ella dio a su madre una


evaluadora mirada mientras colocaba una pequeña taza de
mantequilla derretida y una jarra de sirope sobre la mesa.
―Traje el relleno de jarabe de arce, ―dijo ella, dándole un guiño.
―¿Hay algo más que pueda hacer por ti? ―Ella les sirvió a ambos
un poco más de café, una sorprendentemente buena bebida para
el restaurante.

―No para mí. ¿Madre?

Ella miró a su plato con sorpresa.

―No, todo se ve bien. Gracias.

Ellos comieron en un amigable silencio.

―Tú hombre tenía razón, este es un buen restaurante,


―dijo su madre. ―Yo quería que supieras que tu hermano te
delató a tu padre también. Llamó para gritarme por permitir que
te alejes. ―Su voz era tan fría que Will se sorprendió que no
había carámbanos formándose en el aire. Era increíble que sus
padres alguna vez tuvieran tres hijos juntos. Ellos no se
soportaban. Sólo podía suponer que en algún momento fueron
mucho más cariñosos entre sí de lo que eran ahora. Para darles
crédito, los dos siempre se aseguraban de que Will y sus
hermanos supieran que los querían.

Sus padres eran simplemente más prácticos en su


demostración de adoración, como choferes, nanas francesas y el
helicóptero que Will consiguió para su cumpleaños quince y
destruido para su decimosexto. Los padres más tradicionales lo
hubieran machacado. En su lugar llegó en una limusina con chofer.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Su padre pensó que Will estaba más seguro con otra persona
conduciendo. Estaba bien entrado en sus veinte años antes de
que él consiguiera su licencia.

―Lamento que mi Padre te diera un duro momento.

Su madre se encogió de hombros. ―Él dice que está


preocupado por ti. Creo que simplemente no le gusta que te vayas
demasiado lejos. Él siempre ha sido posesivo con sus chicos.
¿Recuerdas cuando Gil quería mudarse a Maine con su primera
esposa?

―Sí, yo nunca supe por qué cambió su opinión.

―Tu padre se negó a financiar su negocio si se mudaba.

―Huh. Siempre pensé que no le importaría a donde fuera,


porque yo no puedo darle nietos.

―¿Quién dice que no puedes? ―Preguntó la señora Stamson,


untando mermelada en su tostada. ―Puedes inseminar
artificialmente a una chica o adoptar un pobre huérfano, pero si
planeas usar un sustituto, házmelo saber y voy a hacer
asegurarme de que sea alguien de una familia adecuada.

―Por supuesto, Madre, ―dijo Will, tratando de no ahogarse


con su café. Algunas cosas simplemente no estaban en el típico
desayuno. Ella le dedicó una sonrisa que se parecía mucho a la que
él veía en el espejo, pero rara vez la veía en ella. ―Yo fui joven
también, William. Sé que nunca he sido afectuosa, del tipo de
madre cariñosa, pero te amo y quiero que seas feliz. Si mudarte a
un pequeño pueblo, arreglando una casa y viviendo con un caliente

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

semental con un cinturón de herramientas es tu forma de ser


feliz, entonces voy a tratar de ser feliz por ti.

―Él es un caliente semental, ―Will reconoció.

La Sra. Stamson cogió sus huevos por un momento. ―Tú


sabes que tú casa está construida en una intersección de líneas
de energía.

Will se encogió de hombros. ―El poder no me molesta.

Ella asintió con la cabeza. ―Lo sé. Sólo quiero que tengas
cuidado. Mucha gente va a querer acceder a la propiedad. ―Ella
lo inmovilizó con una cortante mirada, similar a la que le diera de
niño cuando fuera atrapado haciendo algo malo.

―Tu encargado de mantenimiento tiene mucho poder por si


mismo. Me sorprendería si él realmente fuera un encargado de
mantenimiento.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Will cuando su madre


confirmó sus sospechas. ―¿Crees que es algo más?

―Es posible. Ten cuidado. Disfrútalo, pero no le digas nada


que no desees que pase.

Los panqueques se agitaron en su estómago. Tragó saliva


para mantener su comida hacia abajo, los deliciosos panqueques
repentinamente tenían mal sabor. Dejó el tenedor mientras se
concentraba en no vomitar. Todo lo que él quería era un buen tipo
para establecerse.

Encontrar su voz tomó un par de intentos. ―Gracias, mamá.


Lo tendré en cuenta. Infierno, por lo menos puedo hacer que mi

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

casa sea arreglada. ―Al menos Cash tendría que empezar a


trabajar en la mansión para mantener su tapadera. Ahora su
estómago se revolvió ante la idea de compartir su cama con otro
hombre.

―¿Debo decirle algo?

Su madre sacudió su perfectamente peinada cabeza. Ni un


pelo se movió. ―Yo esperaría a ver lo que quiere.

Will dio un resoplido.

―Quiero decir además de ti. Es obvio que el hombre quiere


estar en tu cama, pero debes esperar y ver qué más quiere o para
quién trabaja.

Ella le acarició la mano, la mayor muestra de afecto que


alguna vez dio a Will o cualquiera de sus hijos, su equivalente de
un abrazo.

Al final de la comida, y por primera vez en su vida, él y su


madre estaban en la misma página. Ambos creían que su novio era
caliente, su casa tenía un gran potencial, y el pequeño
restaurante tenía una maldita buena comida. Se despidió de su
madre cuando ella lo dejó en el banco.

Bien podría transferir el dinero de su hermano mientras él


estaba en la ciudad.

El banco local era un lindo edificio de ladrillo con un cartel


que decía que habían estado sirviendo a la comunidad desde hace
doscientos años. Will entró en el banco y se acercó a la alegre
rubia en la ventanilla.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

―Hola, Señor, ¿En qué puedo ayudarlo?

―Me gustaría abrir una cuenta.

―Si usted toma un asiento por allí, voy a traer a alguien que
le ayude de inmediato, ―dijo, indicando una hilera de sillas de
cuero. El edificio era de ladrillo visto por dentro, desprendiendo
una sensación de durabilidad. Casi podía sentir el espíritu de
miles de personas que debían haber caminado por esas puertas
mendigando o depositando dinero.

―Will. Qué bueno verte otra vez.

El Dr. Mathews se acercó a él con una amplia sonrisa.


Demasiado agradable para la única vez que se conocieron.

―Umm agradable verte de nuevo también. ―Will se levantó


y estrechó la mano del hombre. El médico miró a su alrededor.

―¿Dónde está tu novio?

―En casa. ―Will no pensaba en Cash como cualquier chico, y


sobre todo, no le gustaba la actitud burlona del otro hombre.

Mathews se deslizó en la silla junto a él y le desnudó con sus


ojos como si fuera una puta de dos dólares. ―Después de que
hayas terminado aquí, ¿por qué no vienes a almorzar conmigo?

Will se sentó de nuevo. ―No, gracias. Cash y yo tenemos un


acuerdo.

Mathews se enderezó. ―¿Qué clase de acuerdo?

―No me acuesto con nadie más, y él no matará a ninguno de


los hombres que traten de seducirme.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

El médico palideció. ―No es necesario hablar de esto a


Cash.

―Pues no.

―Bueno. ―Con una última mirada anhelante, el hombre salió


corriendo del banco.

Un problema más resuelto.

Unos minutos más tarde, un guapo hombre con el oscuro


cabello en capas y pulidas uñas se acercó.

―Soy Alan Archwood, ¿cómo puedo ayudarle? ―Sus


palabras eran educadas, pero sus ojos examinaron a Will como si
fuera un caliente pedazo de culo recorriendo un bar.

Si no hubiera prometido a su hermano el dinero o querido


crear una cuenta local, él hubiera caminado derecho hacia afuera.
―William Stamson. Me gustaría abrir una cuenta, ―a
regañadientes Will le dio la mano, satisfecho de que su magia lo
protegía del otro hombre. Tenía la sensación de que Alan
Archwood no estaba por encima de usar la persuasión mágica
para conseguir lo que quería.

―Por aquí, señor. ―Alan le llevó a un escritorio muy pulido


con una computadora con tecnología de punta. Todos los papeles
sobre la mesa fueron acorralados cuidadosamente en una cesta
de alambre. Will se sentó mientras Alan realizaba las preguntas
bancarias habituales.

Veinte minutos más tarde se fue del banco con el dinero de


su hermano transferido, una brillante nueva cuenta bancaria para

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92
Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

ir con su nueva vida, y el número de teléfono del banquero, este


último nunca lo usaría.

El magnífico tiempo le hizo decidir caminar en lugar de


llamar a Cash, ignorando la vocecita en su cabeza susurrando que
estaba aplazando el encuentro con su amante. Con el tiempo
tendría que enfrentarse a la verdad. Su encargado de
mantenimiento podría no ser sólo un encargado de mantenimiento.
Él habría restado importancia a cualquier otra persona que
hiciera tal denuncia, pero no a su madre. La Sra. Stamson tenía
mejores instintos que nadie que él hubiera conocido. Cómo ella
cometió un error con el padre de Will nunca lo podría averiguar,
pero cada vez que alguien no siguió su consejo, las cosas fueron
muy mal.

Will tenía que encontrar una manera de clavar abajo a su


amante sobre su ocupación real. Empujó toda la negatividad lejos
mientras disfrutaba del sol de la tarde calentando su espalda y
del aroma de las rosas en el aire.

Doblando la esquina Will vio la punta del techo con


campanario de Harriet. Tan absorto en contemplar su propiedad
asomando a la vista, que le tomó un momento para reconocer el
sonido zumbante de un motor de auto detrás de él. Will no
estaba demasiado preocupado. A pesar de que no había aceras en
esta parte de la ciudad, él estaba alejado hacia la orilla y fuera
de la trayectoria directa de los coches.

A medida que el sonido se acercaba, se dio la vuelta justo a


tiempo para ver a un coche negro disparado hacia él. Will no tuvo

A m b er K ell
93
Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

la oportunidad de salir del camino antes de que el vehículo se


estrellara contra él y él estuviera en el aire.

No recordaba caer en el suelo. Sólo había oscuridad.

******
El pitido constante le despertó.

Parpadeando, trató de concentrarse.

El Hospital.

¿Qué diablos está pasando?

Un apretón suave en su mano derecha llamó su atención.

Cash permanecía en una silla de apariencia desagradable a


su lado. Se veía como el infierno.

―Te ves como el infierno, ―le dijo Will.

Nunca nadie lo había acusado de ser diplomático.

Él consiguió una leve sonrisa, para nada cerca del fulgor


habitual de Cash. ―No te ves muy bien.

Luchando para averiguar lo que estaba pasando, dejó caer


sus sospechas en su amante. ―¿Qué pasó?

―Un idiota te golpeó con su coche y se dio a la fuga. ¿Por


qué estabas en el camino?

―Yo estaba caminando a casa. No hay acera, y no había


nadie alrededor.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

―Alguien estaba. Deberías haberme llamado para que vaya a


buscarte. La policía cree que el incidente fue intencional. El Sr.
Barnett, cuatro casas más abajo, vio el coche apuntar
directamente a ti. Oí la ambulancia y fui a mirar porque sonaron
las sirenas cerca. Estabas tirado en la calle. ―la voz de Cash se
quebró en la descripción. Mientras Willlo observaba, dos gruesas
lágrimas descendieron por el rostro de su amante. ―Pensé que
estabas muerto.

Un largo sollozo tembloroso pasó por Cash. ―Nunca vuelvas


a hacer eso, ―exigió. La orden perdió parte de la usual exigencia
por las lágrimas. Sea cual sea el verdadero propósito de Cash en
la casa de Will, su afecto no había sido fabricado. Si éste estaba
actuando, Will estaba listo para nominarlo a un Oscar.

Tímidamente él se acercó para dar un golpe a la cabeza de


Cash. Dejó escapar un silbido cuando el dolor atravesó su cuerpo.

La cabeza de Cash se levantó rápidamente. ―Ten cuidado,


amor. Tuviste bastantes golpes. El médico dijo que es un milagro
que no resultaras gravemente herido. Estaban inicialmente
preocupados de una lesión en la cabeza. Le diste al cemento
bastante duro, pero dicen que no hay hinchazón. Debes tener un
cráneo realmente fuerte, ―dijo con una leve sonrisa.

Will secó una lágrima perdida de Cash de su mejilla derecha.


Este fuerte, duro hombre estaba verdaderamente devastado por
su lesión. Las razones tras él de quedarse con Will se
desvanecieron en la insignificancia. Cuando estuviera listo, Cash
revelaría sus motivos. Hasta entonces Will realmente no se
preocuparía. Casi perder la vida cambió sus prioridades.

A m b er K ell
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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Sus ojos se regresaron a su amante cuando el otro hombre


habló. ―Por cierto, tu familia va a estar aquí pronto. Llamé a tu
mamá y le dije que te habían herido.

―¿Has llamado a mi mamá? ―Él ni siquiera sabía que Cash


tenía su número.

Cash asintió. ―Ella me dio su tarjeta en caso de que


necesitara algo. Ella estaba de regreso en Seattle. Cuando le dije
que no había lesiones importantes, ella se comprometió a
visitarte cuando te recuperases. Ella tenía una cita para almorzar
con el alcalde o algo así.

En ese momento Will se dio cuenta que su madre estaba


actualmente tratando de llevarse bien con quien él eligió como su
compañero. A pesar de que ella sospechaba que Cash no era quien
decía, de todos modos ella le dio su tarjeta en caso de
emergencia. Ella podría ser una persona fría, pero él sabía que
ella realmente se preocupaba por él. Por supuesto, cuando le
entregó su tarjeta, ella recogió la firma mágica de Cash. Su
madre había usado la misma técnica más de una vez para cazar a
alguien que trató de engañar a un Stamson. El talento de su
madre era como un sabueso psíquico. Ella podría rastrear a las
personas a través de su frecuencia mágica, excepto Will. Él no
tenía una.

―¿Mi padre está viniendo?

Cash se encogió de hombros. ―No lo sé. No me


proporcionaron ninguna información. Ella dijo que le diría, pero no
recibí respuesta.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

―Huh. ―Con la presencia de su padre, las cosas podrían ir


en cualquier dirección. Sabía que su padre se escaparía si
pudiera, pero a Will le dolería mucho la atención si su padre
planeaba llegar con la esposa número cuatro. Lo único positivo de
todo este encuentro era que descubrió que Cash realmente se
preocupaba por él. No en su dinero, no su familia, sino él. Él sólo
quería a Will. Esto era un cambio refrescante o uno sospechoso.
No se había decidido.

Antes de que pudiera decir algo irremediablemente


sentimental, el Dr. Mathews entró en la habitación.

―Ah, está despierto, Sr. Stamson. ―Sacó una pequeña


linterna de su bolsillo para encenderla en los ojos de Will. ―Las
pupilas se ven normales.

Después de tomar la presión arterial de Will y la


temperatura, se apoyó en un armario y miró por encima de la
gráfica de Will.

―Tus signos vitales se ven bien. No sé si aquí Cash te contó


toda la historia, pero eres muy afortunado de haber escapado de
esto con nada más que una pequeña fractura en tu clavícula. El
hueso debe sanar por sí solo si no lo vuelves a dañar. ―Se
aseguró de mirar a los ojos de Will como si tratara de recalcarle
la gravedad de la situación. ―En general, eres un hombre muy
afortunado. No hubo trauma en la cabeza o una hemorragia
interna. No está mal para un hombre que fue atropellado por un
coche.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

La nariz de Will se crispó. El aroma del médico le


estremecía sus senos nasales. Extraño. Will no tenía ninguna
alergia excepto a los zombies. El olor de la ceniza utilizada en el
despertar de los muertos vivientes siempre provocaba que sus
senos nasales se hinchasen.

Will estornudó.

El Dr. Mathews le dio un pañuelo de papel. ―Muchas


personas son alérgicas al líquido de limpieza.

―Huh. Normalmente estoy muy bien con los productos de


limpieza.

Por lo general, sólo los zombies y las flores le hacían


estornudar, pero no podía salir y decir tal cosa al médico. Incluso
el más experimentado usuario de magia a menudo negaba la
existencia de zombies. Parte de la comunidad mágica
verdaderamente pensaba que los muertos vivientes
desaparecerían si no eran admitidos. Mirando a su alrededor, él
no vio las flores o los zombies en la habitación. Tendría que
ponerse en contacto con su médico de Seattle sobre conseguir
algunos medicamentos para la alergia si esto continuaba.

―¿Cuándo puedo ir a casa? ―Más deprisa saliera de allí más


antes podría respirar de nuevo.

―Me gustaría obtener los resultados de tu última


resonancia magnética para asegurarse de que no haya nada que
dejáramos escapar, y si todo ha salido bien, puedes ir a casa
mañana por la mañana. ―el Dr. Mathews miró entre Cash y Will,

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

una extraña mirada cruzó su rostro. ―Todavía tienes mi número.


Déjame saber si necesitas algo.

―Me aseguraré de que consiga todo lo que él necesite,


―gruñó Cash.

Mathews dio una mirada poco amistosa a Cash antes de


volver a Will. El médico le dio unas palmaditas suavemente a su
brazo de una manera demasiado familiar. Inclinándose sobre él,
dijo en voz baja: ―Dame una llamada.

Sin mirar a Cash, el médico salió de la habitación.

―Te voy a mantener en la cama para siempre, y voy a


contratar a un guardaespaldas con todo tu dinero de fantasía,
―Cash gruñó junto a su cama.

―Ya le he contratado una enfermera con una formación


militar, ―dijo una profunda voz desde la puerta.

Mierda.

Su padre, el senador Edward Stamson, estaba en la puerta,


mirando a Cash como si fuera un insecto particularmente
apestoso que había encontrado en el fondo de su zapato.

―¿Tú me contrataste una enfermera? ―Will dijo, más para


distraer al hombre que porque él no hubiera entendido lo que
decía.

―No te preocupes, chico, me aseguré de que fuera un


hombre.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

―¡Neil! ―Él sonrió mientras su segundo hermano entraba en


la habitación. Neil era el típico niño del medio, el pacificador, y
una de sus personas favoritas en el mundo.

―Ahora vemos un poco de emoción, ―dijo su padre con una


sonrisa.

Will miró a los ojos de su padre, el mismo color que los


suyos, y vio un destello de dolor.

―Estoy feliz de verte, papá, ―le dijo Will. ―¿Así que mi


enfermero es caliente?

Su padre se echó a reír, un sonido nervioso, pero al menos lo


intentó.

―Yo no creo que importe, ―Neil elevó la voz. ―Tu nuevo


novio le aniquilará.

―Papá y Neil, éste es Cassius. Cash, éste es mi padre, el


senador Edward Stamson, y mi hermano Neil. ―Dejó de lado la
parte del novio. Él no sabía lo que Cash era para él.

Cash se levantó para estrechar la mano con ellos.

―Cuando la madre de Will llamó y me dijo que alguien se


mudó con mi hijo, tuve que investigarte.

La mayoría de la gente comenzaba con un gusto conocerte. A


su padre le gustaba entrar a matar.

Cash le dio una sonrisa irónica. ―No estoy tras del dinero
de su hijo, señor.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

―Yo no he dicho que lo fueras, pero si haces cualquier cosa


para lastimarlo, será mejor que encuentres un nuevo país para
vivir.

―Y un médico. ―El tono de Neil era más frío que el de su


padre. Extraño, Neil era por lo general el único más amistoso.

Will miró entre ellos, tratando de averiguar lo que estaba


pasando. Estaba distraído cuando un camillero rodando un carro
con una bandeja de comida entró en la habitación.

Sus ojos se iluminaron al ver a Will. ―Hola. Soy Sam. Te he


traído algo de comer. ¿Hay algo más que pueda hacer por ti?

―No. ―Cashle dio al chico más joven una mirada


prometiendo castigo si seguía tratando de coquetear con el rubio
en la cama. ―¿Por qué no sigues tu camino? Yo me encargaré de
esto. ―Cash presionó su voluntad sobre el otro hombre.

Los ojos de Sam estaban vidriosos. ―Claro. Llámame si


necesitas algo.

Todavía en su estado dezombie, se volvió y salió de la


habitación.

―¡Cash! ―Will le dio una expresión que era de


desaprobación.

Cash se encogió de hombros. ―No necesitas gente babeando


por ti mientras estás en una cama de hospital. ―Deslizó la
bandeja más cerca de Will. ―Mmm. Gelatina verde.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

―Voy a traerte algo comestible, hermano, ―dijo Neil,


sacando su teléfono mientras caminaba a la puerta.

―Gracias, Neil, ―Will lo llamó.

―No hay ningún sitio cerca de aquí aparte del restaurante.

Will se encogió de hombros. ―La habilidad de Neil es la


teletransportación.

Los ojos de Cash siguieron al otro hombre fuera de la


puerta. ―Realmente. ―No se tardaría demasiado para golpear a
Will con el coche y luego desaparecer. Se preguntó quién tendría
todo el dinero de su amante si él muriera. Tendría que hacer una
llamada a Drake.

―¿Puedo hablar con usted un momento, señor Grant?

―Por supuesto.

Siguió al senador fuera de la habitación, a pesar de las


protestas soltadas por Will detrás de él.

No le tomó tiempo al padre de Will para llegar al punto.


―Hablé con Drake el día de hoy. Me dice que usted está asignado
para conseguir que Will se mude. Te puedo decir por experiencia,
nada va a cambiar la mente del niño una vez que lo hace. Así
usted puede ir a la oficina central y decirle a su jefe que Will
puede ser el cuidador de la propiedad. No voy a tolerar que nadie
interfiera con la vida de mi hijo.

―¿Él mencionó que sabe que Will es un nulo?

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

El senador se sonrojó. ―Sí, pero Will tiene el derecho a


vivir donde quiera. Tampoco es responsable de su carta mágica.
Su madre y yo cambiamos la documentación para que la gente
como Drake esté lejos de nuestro hijo. ―Había una feroz luz en
los ojos del hombre mayor. ―Confía en mí, hijo, tú no quieres
entrar en un concurso de meadas conmigo. Tengo más experiencia
y muchos amigos poderosos.

Cash levantó sus manos defensivamente. ―No tengo planes


de luchar en esto, señor. Le dije a Drake que Will no se mudaba.
Will es también mi compañero. No tengo ninguna intención de
permitir que le intimiden fuera de su propia casa.

Stamson dio una sonora carcajada. ―Compañero. Mierda.


¿Con qué clase de mierda los están alimentando en la escuela en
estos días? Encontrar a tu pareja perfecta es un mito. Confía en
mí, me he casado cuatro veces, y cada uno ha sido un desastre.
Ambos hermanos de Will están en su segundo matrimonio, y Will
nunca ha conocido a un hombre que pueda soportar por más de
una semana.

―Todo el mundo en mi familia ha encontrado su pareja.


―Cash no iba a dar marcha atrás en esto. Stamson podría ser el
padre de su amante, pero no iba a interponerse en el camino de
Cash. No le importaba lo poderoso que el otro hombre era. ―No
me estoy rindiendo con Will. Además, ahora que está en peligro,
sin duda no lo dejaré solo.

―Él no estará solo. Vamos a tenerlo con seguridad las


veinticuatro horas de la semana.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

―Y a mí en su cama.

―¿Él sabe que eres un ejecutor? ¿Qué vas a estar fuera


todo el tiempo?

Cash negó con la cabeza cuando un nudo se formó en su


pecho. ―No. Él todavía piensa que soy un encargado de
mantenimiento. Además, voy a reducir y hacer el apoyo, así no
tendré que dejarlo solo. Él se mete en problemas cuando está
solo.

―Pensé que la madre de Will te conoció.

Cash asintió.

―Entonces Will sabe que eres más de lo que aparentas. Mi


ex mujer puede oler a un farsante a veinte millas11 de distancia.
No hay forma de que ella no lo huela. Demonios, todavía la utilizo
a ella para consultas, y no podemos tolerarnos. Así de buena es
ella.

Stamson podría afirmar que no quería a su ex esposa, pero


había una gran cantidad de admiración en su voz.

―Yo me encargo de mi relación con Will. Como he dicho, es


mi compañero y yo no quiero que le pase nada a él.

Stamson se encogió de hombros. ―Haz lo que quieras, pero


si le haces daño a mi hijo, no habrá ningún sitio donde puedas
esconderte. ―El destello de luz en los ojos del otro hombre
dijeron a Cash que las consecuencias serían mortales. Stamson y
su ex esposa podrían tener sus diferencias, pero estaban

11 Veinte millas: aproximadamente 32.2 Km.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

sorprendentemente en sincronía cuando se tomaban decisiones


sobre su hijo.

Regresaron a la habitación para encontrar a Will apoyado en


una pila de almohadas nuevas comiendo un bistec, su hermano
sentado en la silla junto a la cama.

La preocupación de Cash aumentó. Él no había


experimentado ningún desplazamiento de magia cuando el
hermano de Will se fue y regresó. No estaba diciendo qué clase
de daño podría hacer un tipo así y nunca ser atrapado,
especialmente como el asistente de un senador.

Concentrándose en el otro hombre, Cash abrió su tercer


ojo. El ver el aura alrededor de una persona era una de sus
habilidades mágicas menores. No hacía el escaneo a menudo
porque el procedimiento le producía un asesino dolor de cabeza.
Por un momento, el mundo pasó de sus habituales colores
brillantes a un silencioso mundo donde los únicos verdaderos
colores se centraban alrededor de la gente. A través del ojo
interior de Cash, el aura del senador Stamson era púrpura oscuro
de un usuario de magia de mucho tiempo, pero sin anillos que
indique algo nefasto en su naturaleza. El aura de Neil era de un
marrón oscuro de un usuario intermedio con matices de gris. En
algún momento de su vida, había hecho algo de lo que no estaba
orgulloso. El corazón de Cash se hundió cuando se dio cuenta que
no podía descartar a Neil Stamson. Su aliento se atascó en su
garganta mientras miraba el aura de Will.

Blanco puro con destellos de oro. Si Will fuera el inútil,


mocoso rico que le gustaba representar, habría matices grises o

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

negras en su aura. En la amplia experiencia de Cash trabajando


para el Consejo, nunca había encontrado un alma más pura. Él se
tragó el nudo en la garganta que estaba amenazando con llevarlo
a las lágrimas. Hoy él había llorado más de lo que había hecho en
años, y no estaba dispuesto a derramar más lágrimas.

El senador dio una palmada a Cash en la parte posterior y


luego miró a su hijo. ―Tu hombre paso la prueba muy bien,
muchacho. Lo apruebo.

―Um, gracias. ―Will miró entre ellos, pero la mirada


carecía de su brillo habitual. Cash quería culpar el
comportamiento al accidente de Will, pero tenía la terrible
sensación que la Sra. Stamson había hablado con su hijo como el
senador sugirió.

Neil se echó a reír. ―Nos preocupa que Will esté demasiado


tiempo a solas, y cuando se siente solitario, él duerme con
cualquier cosa en pantalones.

―Hey, tengo estándares. Nunca duermo con las mujeres,


incluso si usan pantalones.

Cash se acercó a la cama y cubrió la mano de Will con la


suya. ―Sus caminos salvajes han terminado. Yo no lo voy a dejar
fuera de mi vista.

―Te voy a hacer un trato, Will. Deja que yo ponga un


discreto destacamento de seguridad alrededor de tu casa, voy a
cancelar la enfermera y permitiré que Cash sea tu
guardaespaldas.

―Ves, cariño, tengo la oportunidad de proteger tu cuerpo.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Neil apenas pudo contener su risa. ―Me gusta este chico.

El senador negó con la cabeza ante las travesuras de su hijo.


―Por cierto, gracias por enviar dinero a tu hermano. Él no quería
contactarme por dinero de nuevo.

―No hay problema. Hey, ¿necesitas que done algo de


dinero?

―Unos pocos millones no estaría mal.

―Usted es una mierda. ―Cash no pudo evitar la furia saliera


en su voz.

―¿Qué pasa? ―Preguntó Will.

―Estás tendido en una cama de hospital y tu padre te está


pidiendo para las contribuciones de campaña. ¡Eso es tan jodido!

―Cash, mi padre es un político. Siempre necesitan dinero.


Además de que se ve mejor si todo el dinero no sale de sus
fondos personales.

Will miró a Cash como si él fuera el que tenía el problema.

―Sí, pero... ―La voz de Cash murió mientras miraba a los


tres de ellos. ―No se le pide a alguien por dinero cuando se está
todo golpeado.

―Claro que sí, ―argumentó Will. ―¿De qué otra forma va a


asegurarse de obtenerlo? Además Padre y yo tenemos un
acuerdo. Cualquier dinero que aporto queda registrado bajo el
nombre que yo decida.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Al resoplido de diversión de Neil, Cash no pudo resistirse a


preguntar. ―¿Cuál usó la última vez?

El rostro de Neil se dividió en una amplia sonrisa. ―Creo que


la última vez la organización era la AGBTS12 o Asociación de
Chicos Gays en ajustados pantalones cortos. Él estableció una
organización benéfica sin fines de lucro sólo para usar el nombre.

La expresión divertida de Will confirmó la declaración de su


hermano.

―¿Qué hace esta empresa sin fines de lucro?

―Es un recaudador de fondos general para programas de


apoyo a los derechos de los homosexuales.

El senador se aclaró la garganta. ―El año pasado se


recaudaron veinticinco millones de dólares.

Will miró a su padre, sorprendido. ―No pensé que le


pusieras atención.

―Me pregunto cómo lo estaban haciendo. ―Dio a Will una


sonrisa de orgullo. ―He oído que han hecho un muy buen trabajo
hacia ejercer presión para el matrimonio igualitario. ―Sus ojos
se movieron entre los dos.

―Qué sutil, papá.

Senador Stamson cubrió a Cash con su mirada más seria.


―Los gays pueden casarse en Canadá y en algunos de los estados.
Te enviaré una lista.

12
AGBTS: Association of Gay Boys in Tight Shorts – Asociación de Chicos Gays en
ajustados pantalones cortos.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

―Hemos estado saliendo por cerca de veinticuatro horas.


Creo que podemos esperar a la gran boda, ―Will insistió.

Cash sintió un lugar cálido en el pecho. La imagen de Will


usando su anillo brilló en su mente. Se miró las uñas con atención,
evitando la mirada de Will cuando él dijo, ―Eso era en mi plan de
tres meses. ―Él todavía estaba concluyendo en su cabeza en
torno a tener un compañero varón. Sin embargo, él no iba a dejar
que el hombre hermoso corra libremente por mucho tiempo.
Había demasiada gente dispuesta a arrebatárselo.

―¿Ves? No por algunos meses más. ―Will respiraba con


jadeos rápidos, y la máquina conectada para el seguimiento de su
ritmo cardíaco aceleró rápidamente.

Cash tomó la silla que Neil desocupó rápidamente.

―Respiraciones profundas, cariño, ―dijo Cash, frotando una


calmante trayectoria sobre el pecho de Will.

Neil se echó a reír. ―Tú podrías haber fraccionado la


noticia más gentilmente.

―Espero una gran boda con total cobertura de los medios,


―dijo el senador. ―Se verá bien para mí tener una estrecha
relación con la comunidad gay. Puedo anunciar tu compromiso
discretamente a través de los medios de comunicación cuando
sea el momento adecuado.

Cash dejó escapar un gruñido. ―¿Hay algo que no toman de


ti?

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Stamson se erizó. ―Escucha, chico, tú no sabes cómo somos


los Stamsons con los nuestros. Ayudamos a la familia. ¿No es así,
Will?

Will puso su mano en el brazo de Cash. ―Cash, no te


preocupes. Mi padre y yo nos entendemos bien.

Cash esperaba que a Will se le ocurriera un buen nombre


para las donaciones de este año. El senador le dirigió una
petulante sonrisa que Cash anhelaba quitar. Golpear al hombre
sería una decisión que terminaría su carrera, pero aún así le
tentaba.

―Puesto que veo que estás en buenas manos, me iré a tomar


el vuelo de regreso a DC13. Cash, encantado de conocerte. Espero
oír hablar de un equipo de seguridad muy pronto.

―Sí, señor, ―dijo Cash. Sus palabras eran educadas, pero


su tono dijo "vete a la mierda." La expresión del senador dijo que
entendía el mensaje. Era agradable tener una comunicación
abierta con su futura familia política.

Neil dio la vuelta al otro lado de la cama y dio a Will un


rápido, suave abrazo. ―Cuida de mi hermano, ―dijo a Cash.

―No seas un extraño, ―Will le dijo.

Neil asintió y se volvió para seguir a su padre.

Se detuvo en la puerta. ―Padre te dejó un presente, pero


Cash tendrá que conducirlo por un tiempo.

13
DC: District of Columbia

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Lanzó un juego de llaves en dirección a Cash y se apresuró


hacia la puerta.

Cash miró el logotipo de Mercedes en el llavero.

―Pensé que tenías un coche.

―Él me da uno nuevo cada año.

―Tu familia es realmente rara.

Will asintió, cuidadosamente. ―Sí lo son.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Capítulo 6
Estaban en la cocina comiendo cereal cuando llamaron a la
puerta.

―Quédate aquí, ―Cash ordenó, como si Will fuera un


desobediente cachorro que podría meter en cintura.

El chico de la puerta era grande, musculoso, y, obviamente


guardaespaldas de convicción.

―Estoy aquí por el Sr. Stamson, ―dijo la mini-montaña.

Cash se hinchó como si estuviera dispuesto a pelear con el


desconocido.

Puso una mano sobre el brazo de Cash. ―Él es


probablemente el chico que mi padre contrató.

El hombre le dio a Will una evaluadora mirada, casi tan


minuciosa como la que Cash le daba tan a menudo. ―¿Eres William
Stamson?

―Sí. ―Will se escabulló alrededor de Cash antes de que


pudiera agarrarlo. ―Encantado de conocerte. ―Le tendió la mano
para estrecharla.

―Soy Guy Franks. –Su apretón era suave, pero sus ojos
marrones echaron una mirada desafiante a Cash.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

―Escucha, Franks, no sé lo que mi padre te dijo, pero no es


una situación de emergencia. Cash aquí estará conmigo durante el
día. Creo que todo este asunto está siendo sacado de proporción.

Los ojos de Guy cambiaron a él. Will vio que parpadeaban


con sorpresa. ―¿Usted no quiere un guardaespaldas?

Cash se rió detrás de él. ―Hemos dicho a su padre que él


podría tener un equipo de seguridad si se quedaban a cierta
distancia, pero el único que protege este cuerpo soy yo.

Su amante le pasó un brazo alrededor de él para asegurarse


de que el otro hombre tuviera la idea. Will no estaba seguro de
cómo se sentía acerca de eso. Todavía estaba a la defensiva
sobre cómo tratar con Cash, pero mirando a su amante, una parte
de su corazón se derritió.

Cash era un Neanderthal, pero era su Neanderthal.

Guy frunció el ceño. ―Su padre le está pagando a mi


empresa una gran cantidad de dinero para mantenerlo a salvo,
señor Stamson. No puedo sólo alejarme de este contrato.

―Él no le dijo que se aleje. Simplemente no necesita verte,


―dijo Cash. ―Ahora ve a ocultarte detrás de una boca de
incendios o algo así. ―Hizo un gesto espantando al musculoso
guardia.

Will decidió intervenir antes de que Guy cediera al impulso


explícito en sus ojos y le disparase a su amante. Su relación
podría estar construida sobre la mentira, pero él no quería a su
hombre herido.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Guy miró entre ellos y sacudió la cabeza. ―Muy bien, vamos


a estar alrededor. Si usted deja la casa, no se alarme si ve un
coche siguiéndole.

―¿Cómo va a saber que es uno de su gente y no un psicópata


acechándolo?

―Me aseguraré de que parpadeen las luces. ―Aún negando


con su cabeza, Guy se fue.

―Parece agradable, ―Will opinó, apoyado en su amante.

―Es un idiota, pero probablemente sabe lo que hace si tu


padre lo contrató.

―Probablemente.

Él no iba a entrar en el mismo argumento de nuevo. No lo


haría. ―Tal vez podría convencer a padre que no necesito a nadie
que me proteja más que tú. ―Bueno, tal vez no pudo resistirse.

Cash miró. ―Alguien trató de matarte.

―Es sólo una teoría. Podría haber sido un insólito accidente.

―Entonces, ¿por qué no se detuvo?

―Tal vez el conductor entró en pánico. Algunas personas no


lo hacen bien bajo presión.

―Y algunas personas tratan de matar a otros por todo su


dinero. ¿Quién recibe tu fortuna cuando mueras?

Willrodó sus ojos. ―Todo el mundo en mi familia recibe un


millón, pero la mayor parte del dinero va a la caridad.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

―¿Los chicos en pantalones cortos?

Will se encogió de hombros. ―Entre otros.

―Hay gente que harían mucho por un millón de dólares.

―No alguien que conozca.

Él no iba a defender a su familia o su deseo.

******
Por primera vez Cash se dio cuenta que no tenía ningún
mecanismo de defensa para hacer frente a su amante. Will no
era mágico, así que no estaba bajo el control de Cash y afirmó
que no había una maldita cosa que hacer. Tampoco dependía
económicamente de él así que no podía privarle de dinero como un
incentivo. Todo lo que tenía era... ―Nada de sexo.

La cabeza de Will giró bruscamente hacia él.

―Si no tomas las precauciones básicas, no voy a tener sexo


contigo. No evitaras al equipo de seguridad y no contrataras a
nadie para distraerlos porque los encuentras un fastidio. Lo digo
en serio. Si no puedes seguir mis procedimientos básicos de
seguridad, vamos a dormir en camas separadas. ―Casi cruzó los
dedos, esperando que su amante cayera por su amenaza.

Will se puso pálido. ―¿En serio?

―Sí. ―Estaba orgulloso que su voz no se quebrara cuando


pronunció la amenaza.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

―¿Así que no serías el menos interesado en esto? ―Will


pasó una mano arriba y abajo de su pecho desnudo. Habían estado
comiendo cereal en la cocina, y ninguno de ellos llevaba una
camisa.

Cash apretó sus dientes con tanta fuerza que estaba


sorprendido de no escucharlos romperse. Will se acercó un poco
más. Incluso golpeado el hombre era más hermoso que cualquiera
tuviera el derecho a serlo. El vínculo entre ellos zumbaba con
conciencia mientras el sudor perlaba su frente.

―Por favor no vayas a ninguna parte sin mí o un


guardaespaldas.

La mano de finos huesos de Will ahuecó la mejilla de Cash.


―Todo lo que tenías que hacer era pedirlo, cariño. No me gusta
que me estén dando órdenes.

Cash dejó escapar el aliento que sostenía. Este hombre iba a


mantenerlo de puntillas. ¿Cómo podría él enfrentar a todo el
Consejo Mágico sin inmutarse cuando el sólo pensamiento de su
hombre herido lo puso de rodillas? ―Gracias.

Will rió disimuladamente. ―Como si pudieras negar el sexo


de mi parte.

Deseó poder rechazar la satisfecha sonrisa del otro


hombre, pero tenía razón. El concepto era una estrategia
condenada al fracaso para empezar. Se había olvidado la primera
regla de la negociación. Nunca ofrezcas nada que no estés
dispuesto a dar.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Cash dio un paso adelante, envolviendo a su compañero en


sus brazos. ―Tienes razón. Soy un idiota, pero soy un idiota
desesperado. Te necesito a salvo.

―Muy bien, pero si no pasa nada en dos semanas, voy a


cancelar el equipo y dejar a esos hombres de vuelta a sus vidas.

―Bebé, esta es su vida. Ellos vigilan personas para ganarse


la vida. Si ellos no te vigilan, será alguien más.

―Entonces deja que sea otra persona.

―Hombre obstinado.

Will no lo negó, pero él dejó que Cash lo abrazara por un


momento.

―Voy a ir arriba y tratar de trabajar un poco.

―Bien. Voy a trabajar en los planos para renovar tu casa. Si


alguien realmente quiere llegar a ti, vendrán aquí. Cuando lo
hagan, estaremos listos. ¿Por qué no subes y consigues hacer un
poco de trabajo?

Will le dio un beso Cash que le hizo curvar los dedos de los
pies, antes de girar y dirigirse hacia las escaleras. ―Hazme
saber cuándo es el momento para un descanso.

Cash esperó hasta que estuvo seguro de que Will estaba


arriba antes de salir fuera para detenerse en el pórtico.
Segundos más tarde, Guy salió de entre las sombras. ―Si no
detectaba su vínculo, agarraba al hombre para mí. Es hermoso y
rico. ¿Cómo obtuviste tanta suerte?

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117
Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Soltó una sonrisa de satisfacción que cruzó su rostro. ―He


tenido una vida de mierda en los primeros treinta y ocho años.

―Tendría una vida de mierda para el próximo milenio si me


consigo un hombre como él. ¿Él vale la pena?

Cash sabía lo que su amigo estaba realmente preguntando.


Tendría que abandonar el servicio activo, algo que había pasado
los últimos veinte años de su vida haciendo, con el fin de
mantener seguro a su amante. No podía arriesgarse a pelear y
tener algo que le suceda a Will. En el futuro tendría que
conformarse con el fondo de espionaje y apoyo militar. ―Sí. Él lo
vale todo.

Guy negó con la cabeza, pero Cash vio el destello de envidia


en los ojos de su amigo y sabía que, con trescientos años de edad,
Guy anhelaba una pareja para él. Había llegado el momento para
que el hombre se retire. Actualmente era el mago más antiguo en
servicio activo, no una distinción que cualquiera quería. Tan
pronto como él encontrara su compañero, habría una posición del
Consejo que lo esperaba.

―Tenemos que averiguar quién está detrás de tu hombre.


De acuerdo con el senador, él es uno de los hombres más ricos
del país.

El estómago de Cash se revolvió. Sabía que William minimizó


su fortuna, pero no se había dado cuenta de cuánto.

―Alguien está tratando de matarlo. Creo que es a causa de


su dinero. ¿Has investigado a sus hermanos?

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Guy asintió. ―El mayor, Gil, está en serios problemas


financieros. Él depende de Will para mantenerse a flote. Lo
hubiera catalogado como el único a observar, pero cuando
hablamos con él, estaba muy preocupado por su hermano.
Nuestro empático dijo que él sinceramente no sabía sobre el
accidente de su hermano. Gil no me pareció de suficiente sangre
fría para matar a su hermano por dinero. Neil es harina de otro
costal. Él vive en la sombra de su padre, y mi espía dice que está
cansado de ella. Su segundo matrimonio está fallando porque se
ha ido mucho para un trabajo en el que su padre lo utiliza como un
perro faldero.

Cash pensó sobre su encuentro con Neil y el senador. ―En el


hospital el senador Stamson apenas dio a Neil un vistazo. Toda su
atención estaba en Will. ¿Qué pasa si esto no se debía a que Will
estaba en el hospital? ¿Qué pasa si es como esas cosas que
siempre están en la familia? ¿Pero por qué esperar hasta ahora
para hacer algo?

―Piense en ello, Cash. Por primera vez, Will es vulnerable. Él


no está en la ciudad, protegido por su madre y su hermano mayor.
La familia ya está nerviosa con tener a su nulo fuera del nido,
¿Cuán grande es el alcance de confirmar sus temores y tener un
accidente sucediéndole?

―¿Piensas que es por el dinero?

Guy asintió. ―En parte. Nuestra investigación muestra que


Neil Stamson tiene un problema de juego. Su fondo fiduciario ha
ido perdiendo dinero en los últimos años, y estuvo apostando

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

todas sus ganancias de inversión. ¿Qué hacer para detener un


ruin fratricidio?

―Lo voy a matar. ―Cash no necesitaba más pruebas. Iba a


matar al imbécil. Will amaba a su hermano. Esto iba a romper su
corazón.

―No. Tenemos que atraparlo con una confesión. Los


Stamsons nos dejarían pudrirnos al sol si lastimamos a uno de los
suyos sin pruebas. Esta no es una familia con la que te metes a
menos que hayas puesto los puntos sobre las íes, cruzaras las T, y
tripliques el bloqueo de la puerta por la noche.

―No me importa quién sea él. Si lastima a Will, él está


muerto.

Guy suspiró. ―Ten cuidado.

Cash asintió. ―Mantén un ojo hacia fuera. Si se trata de


Neil, él puede teletransportarse.

―Le diré a los otros.

Cash pasó los siguientes minutos discutiendo la estrategia y


poniéndose al día con las noticias de la oficina.

******
Por encima de su oficina, de pie junto a la ventana abierta,
la furia ardía en el pecho de Will. Su amante le iba a hacer daño a
su hermano. No podía permitir que le pase nada a Neil. Cogiendo
el teléfono de su escritorio, frenéticamente marcó el número de

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

su hermano. La llamada fue directamente al correo de voz. Trató


con su padre y obtuvo los mismos resultados.

Cerrando los ojos, Will sujetó el teléfono cerca de su pecho.

¿Qué voy a hacer?

No le importaba lo que el espía informó. Sabía que su


hermano era inocente.

Si pudiera llegar a su coche, él podría conducir a Seattle.


Mientras Cash y su padre estaban en la sala, Neil le había dicho
que iba a visitar a su madre.

Madre.

Will marcó a su madre y dejó un mensaje con ella para


devolverle la llamada. Lanzó algunas cosas en una bolsa, a
hurtadillas bajó por las escaleras. Afortunadamente Cash estaba
de espaldas a él mientras levantaba las llaves de la alejada barra
de la cocina. Sin otra mirada hacia su amante, Will salió por la
puerta de la cocina. Arrastrándose por la parte trasera de la
casa, se dirigió al distanciado garaje. Sacó sus llaves del nuevo
coche, arrojó su bolsa en el asiento del acompañante, encendió el
coche, y se marchó.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Capítulo 7
―Tu chico voló del gallinero.

Cash se dio la vuelta para enfrentar al intruso. ―¿Qué?

Un hombre alto salió de las sombras. Cash lo reconoció como


Niles, un mago de gran alcance con una posición haciéndole juego.

―Tú hombre, Will. Él se fue.

―¿Por qué diablos no lo detuviste? ―Cash exigió. Quería


romper el rostro del otro hombre

Niles levantaron sus manos. ―Yo estaba muy lejos para


detenerlo físicamente, y mi magia no funcionó. ¿Por qué nadie me
dijo que estábamos vigilando a un nulo?

―Debido a que es clasificado, ―Guy siseó.

―¿Por qué se fue? ―Cash preguntó. Sus ojos se dirigieron a


la ventana de arriba. ―Mierda, él nos escuchó. ―Miró al otro
agente. ―Apuesto a que fue a salvar a su hermano. Maldita sea.
Si se lastima, los voy a matar a todos.

―¿Cómo vas a encontrarlo? ―Preguntó Niles, con un curioso


brillo en sus ojos.

El teléfono de Cash sonó. El nombre de la señora Stamson


apareció en la pantalla.

―¿Por qué Will me llamó y dijo que está en camino? Pensé


que estabas supuestamente cuidándolo.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Cash.

―Creemos que Neil está tratando de matar a su hermano.

La Sra. Stam sonrió sobre la línea. ―Has estado leyendo


demasiadas novelas de misterio. Mis hijos no están buscando
matarse entre ellos por dinero.

Cash estaba impaciente con la ceguera de todo el clan


Stamson. ―Neil es un peligro para Will. Si usted está demasiada
ciega para verlo, yo me haré cargo del problema.

―Proceda con cautela, Cassius. Si descubro que has


lastimado a Neil, será mejor que encuentre un buen agujero para
ir a vivir Ahora encuentre a Will. Alguien está decidido a
matarlo, y tus incompetentes no pudieron seguirlo.

Ella colgó, dejando a Cash sosteniendo su teléfono


estupefacto. ―No estoy tan seguro de querer casarme con un
miembro de esta familia de locos.

―Si no encontramos a tu amante, no tendrás la oportunidad,


―Guy le recordó.

Cash cerró los ojos y se concentró. ―Busca al nulo.

―Maldita sea, hay un montón de magia aquí, ―murmuró


Niles.

Cash se centró en su entorno. Niles tenía razón. Sin la


presencia de Will, la magia perdió su influencia calmante. Con su
visión interior, vio columnas de magia saliendo a borbotones como
erupciones de manchas solares alrededor de la casa, como si la
casa supiera que perdió a su guardián y quisiera recuperarlo.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

―Tenemos que encontrarlo antes de que la magia se salga


de control.

―Ha estado muy bien todo este tiempo, ―Guy argumentó.

―Es inestable, ―Niles confirmó, mirando a la casa con los


ojos muy abiertos. ―Mierda.

Guy tiró su teléfono y comenzó a ordenar a sus agentes.


―No me importa lo que se necesita para encontrar a Will
Stamson, pero encuéntrenlo.

******
Will se despertó con los sonidos de personas discutiendo.

―Dijiste que no ibas a hacerle daño. ―Lavoz de Gil atravesó


su mente somnolienta. ¿Su hermano estaba aquí? ¿Qué estaba
haciendo Gil en Seattle? Espera, él nunca llegó a Seattle.
Recordó que estaba saliendo a la carretera, pero nada después.
¿Por qué estaba Gil aquí?

Su mente nublada no podía concentrarse. Trató de moverse,


sólo para encontrar que sus manos y tobillos fueron atados. Su
espalda estaba helada en la fría mesa de metal.

¿Qué mierda está pasando?

―¿Qué te importa? Tienes tu dinero, ―respondió una plana,


inexpresiva voz. Había algo malo con la voz, algo antinatural pero
familiar.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Will fingió todavía estar inconsciente. Él necesitaba la


información más que la confrontación.

―Él es mi hermano. Necesito dinero, pero lo necesito más


seguro. Mi familia me ensarta si algo le sucede a Will.

―Entonces debiste haber pensado en eso antes de venderlo


a nosotros.

―No lo vendí para ti. Dijiste que ibas a tomar un poco de


sangre y luego dejarlo ir. Te vendí su sangre.

―Él es más poderoso de lo que esperaba. Con la sangre de tu


hermano, puedo hacer las armas para destruir a los nomuertos o
mantenerlos con vida a mi antojo. Combinando este hechizo
vinculante con una gota de la sangre de tu hermano me dará el
control total sobre el arte de la magia de resucitación.

Mientras más escuchaba Will, menos le gustaba dónde iba


esto. ¡Gil le vendió a alguien! ¿El hermano que él había respetado
toda su vida le había vendido como ganado? Dolor apuñalaba a
través de su pecho por la traición. Si él no estuviera trabajando
tan duro para fingir que todavía estaba inconsciente, estaría
gritándole a su imbécil hermano. La sorpresa era la única arma
que tenía. Hasta ahora no había descubierto rotundamente
ningún uso para su habilidad anti-mágica. Claro, el poder era
excelente en prevenir que sus hermanos le jugasen bromas
cuando él era más joven, pero como un adulto, no había
encontrado mucha utilidad para su curiosa habilidad.

―Nuestro acuerdo era liberarlo, -Gil insistió para el


extraño psicótico. Will sabía que esto no iba a terminar bien. Por

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

desgracia, fue atado más apretado que un pavo, y no había


manera de liberarse a sí mismo.

―¡Nuestro acuerdo está terminado! ―el secuestrador gritó.

―¡No voy a dejar a mi hermano aquí! ―Por primera vez en la


historia de Will, su hermano de voz suave estalló. El olor a azufre
llenó el aire, y él supo que su hermano utilizó la habilidad única
que raramente usaba.

Fuego.

Se oyó un grito, y el sonido de las llamas crepitantes.

―Tenemos que salir de aquí, Will.

Los ojos de Will se abrieron de golpe. Él parpadeó para


aclarar su vista. Su hermano se puso sobre él, el hollín se le
esparcía en una mejilla, sus ojos brillaban con la luz del fuego.
Antes de que pudiera preguntarle qué diablos estaba pasando, su
hermano arrancó las correas que sujetaban sus brazos y piernas.

Envolviendo un brazo alrededor de Will, Gil lo levantó y lo


abrazó con fuerza mientras las llamas envolvían al edificio.
―Tenemos que salir de aquí.

Por desgracia, la teletransportación no era una habilidad


que su hermano mayor tenía.

―¿Qué pasó con el otro tipo?

―No quieres saber, ―Gil respondió sombríamente

―Entendido. ―No estaba seguro de que quería irse con Gil,


pero sus piernas estaban gomosas, y él sabía que no podría salir

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

de allí por su cuenta. Él realmente quería volver a casa. Will


imaginó a su Harriett ―su descolorida y astillada pintura, la
tercera escalera chirriante, la puerta del armario que nunca se
cerraba correctamente. Recordaba todo lo que amaba sobre el
lugar, hasta que el anhelo se convirtió en un recuerdo concreto
de él y Cash en la cama.

Con una explosión, los hermanos aterrizaron en el suelo de la


habitación de Will.

―¿Qué demonios fue eso?–Gilse desenredó a sí mismo de


Will y miró a su alrededor con los ojos muy abiertos.

―Ya era hora de que aparecieras. –Harriett se materializó


delante de ellos.

―Maldita sea. ―Gil se tambaleó hacia atrás contra la pared,


mirando al espíritu.

Harriett entrecerró sus ojos. ―Tienes suerte de que no te


destierro en el otro mundo. La única razón de no hacerlo es
porque matarte le molestaría a William.

―¿Quién eres?

―Ella es mi casa y probablemente la razón por la que estoy


aquí.

―Tu casa es una mujer.

―Um, sí. ―Realmente no existe ninguna otra explicación.


Algunas casas tenían una esencia; la de Will solo tomó una forma
corpórea.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Will sacudió la cabeza cuando un suave zumbido sonaba en


su mente. Su visión se oscurecía.

―Oh no, no lo hagas.

Harriett apretó sus brazos, sacándolo de nuevo en la


conciencia.

―¿Qué fue eso?

―Estamos re-vinculándonos. Tienes dos enlaces. Uno entre


tú y yo, por la fuente mágica que nos rodea, y uno entre tú y tu
pareja.

―Yo no tengo un compañero. No voy a estar con un hombre


el cual miente y quiere matar a mi hermano.

Harriet lo miró. ―Él tenía la idea correcta, sólo el hermano


equivocado. ―Su cabeza se echó a un lado para mirar a Gil.

Gil levantó sus manos defensivamente. ―No se suponía que


ellos lo matarían.

―Y no se suponía que eras un idiota tampoco. ―Su padre


entró en la habitación, mirando siniestramente a su hijo mayor.
―No puedo creer que haya pasado todo este tiempo diciendo a
Cash que ningún hijo mío podría hacer algo como esto.
Desafortunadamente, yo estaba equivocado.

Will sintió el desplazamiento de aire junto a él anunciando la


partida de Harriet.

―¿Cómo has llegado hasta aquí? ―Preguntó Will.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

―Yo teletransporté a todos, ―dijo Neil, cruzando los


brazos mientras miraba a Gil. ―Debería teletransportarte a un
volcán y dejarte ahí.

―No puedo creer que hayas herido a tu propio hermano con


un coche, ―dijo su madre.

La boca de Gil se quedó boquiabierta. ―Yo no herí a Will.

―Porque venderme a un maestro de zombie es mucho más


amable. ―Will miró a su idiota hermano.

Neil se dirigió hacia Gil y le dio un puñetazo en la cara.

―Ow. ―Gil se apoyó contra la pared tan lejos del puño de su


hermano como pudo.

―¿Tienes algo que te gustaría explicarnos, hermano mayor?


Tal vez comenzar con la forma en que ibas a vender a Will al
maestro zombie.

―Necesitaba el dinero, ―admitió Gil. ―Incluso con el


préstamo de Will, no tuve suficiente. Karen se divorció de mí, y
ella está exigiendo la mitad de todo. Todo lo que me queda es la
deuda. Cuando el Dr. Mathews se acercó a mí, pensé que con el
procedimiento estaría a salvo. Él tenía una teoría de que la
sangre de los nulos se podría utilizar para crear una solución
anti-magia. Él iba a usar su sangre para desenlazar los zombies
de sus enemigos. Yo-yo no pensaba que fuera a hacerle daño a
Will. ―Él dio a su hermano una mirada de disculpa. ―Pensé que
tomaría un par de viales y replicaría todo lo que hace especial la
sangre de Will. Realmente pensé que lo dejaría ir.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

La imagen mental de zombies descomponiéndose con una


desvinculación dio a Will escalofríos. Él no sabía que era peor, los
zombies caminando por las calles o zombies rompiéndose en
pedazos en las calles. Cualquier idea era bastante desagradable.

Antes de que pudiera decir nada acerca de la elección de los


socios de su hermano, Cash se adelantó y lo envolvió en sus
brazos. Por un momento Will absorbió el calor de su amante,
sumergiéndose en el afecto. Los recuerdos de la conversación de
Cash con Guy se filtraron en su mente. Empujó al hombre más
grande. ―Déjame ir, Cash.

―No puedo, te amo, ―susurró Cash. Los brazos del hombre


más grande estaban alrededor de él como un torno, como si
estuviera asustado de que Will pudiera romperse por esto.
¡Maldición, era inteligente!

―¿Me amas? Me mentiste. Incluso no eres un encargado de


mantenimiento.

Cash se inclinó hacia atrás para que Will pudiera ver su


cara, pero seguía sin soltar a Will. ―Es verdad. Yo he venido aquí
para estar cerca y descubrir lo que está pasando, pero yo no
habría estado en tu cama si no estuviera atraído por ti. Me
enamoré de ti la primera vez que me sonreíste. Eres el primer
hombre, el único hombre, que alguna vez me haya atraído.

Will intentó no dejar que las palabras del hombre lo


persuadieran. Quería aferrarse a su ira. El pensamiento de ser el
amor de la vida de alguien asustaba al desechador en él. No podía
manejar ese tipo de presión. Le gustaban las cosas fáciles y

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ligeras, y por mucho que quería pasar el resto de su vida con una
persona especial, el descubrimiento de la persona lo
aterrorizaba. Podía imaginar fácilmente una vida al lado de Cash.

―No sé si puedo ser lo que necesitas, ―Will confesó.

―Puedes, ―Cash dijo con total confianza. ―Realmente lo


eres.

Will cerró los ojos y se apoyó contra el pecho musculoso de


Cash. Por una vez, no quería ser el único a cargo. Él quería que su
amante tuviera razón y saber que estaban destinados a estar
juntos.

―Vas a tener que enfrentar al Consejo por tus crímenes,


―su padre dijo a Gil.

Will se balanceó para poder ver a sus padres y hermanos. La


idea de qué tipo de castigo sería apropiado que el Consejo
encontraría apropiado para su hermano congeló la sangre en sus
venas.

―Podría presentarme y exponer una buena palabra por ti,


―Will ofreció.

―No, no puedes, ―Cash revocó. ―Se merece todo lo que


quieran hacer con él. ―Will mostró a Cash el ceño fruncido de
desaprobación. ―¿Qué? Podrían haberte matado.

―Él me salvó.

―También te puso en esa posición.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Will suspiró, sumergiéndose en la fuerza de su amante,


incluso él no estaba dispuesto a perdonar a Cash todavía. El día
entero fue desalentador.

Neil agarró a su hermano por el brazo. ―Nos vamos. Will,


quédate aquí hasta que tengas noticias mías. Te haré saber si
eres necesitado por el Consejo.

Will asintió. En silencio, mirando como su familia era


teletransportada fuera de la habitación, esperó hasta que se
hubieran ido antes de moverse fuera de los brazos de Cash y
volverse para enfrentar al hombre.

―¿Por qué estás aquí?

Cash cruzó sus brazos. ―Porque yo vivo aquí, y no voy a


permitir que seas secuestrado por tu loco hermano.

―Él no es un lunático. Él estaba equivocado, y yo ya estaba


secuestrado. No puedes quedarte aquí.

―¿Por qué no?

Cash se acercó más. Will dio un paso atrás.

―Porque que aún no te he perdonado por ser una marioneta


del consejo.

Cash dio otro paso hacia adelante.

Will dio otro hacia atrás. Su columna vertebral golpeó la


pared.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

Cash puso una mano grande a cada lado de su cabeza.


―Todos somos marionetas del consejo en algún grado. Tu padre
es incluso un miembro del consejo.

―¿Mi padre te dijo de seducirme? ―Dijo Will con la boca


abierta en shock.

Cash sonrió, e inclinándose hacia abajo, le dio un beso. Un


suave roce en los labios tenía a Will abriendo instintivamente su
boca. La boca de Cash envió destellos chisporroteante de
electricidad por la espalda de Will. Gimiendo, luchó por acercarse
al hombre, pero Cash atrapó sus muñecas a la pared.

―Tu padre acaba de conocerme. Sólo estoy diciendo que


todos somos marionetas del Consejo. Podrían haberme enviado,
pero nadie me dijo que me enamorara. Di que me perdonas,
―Cash le susurró con su voz sombría como la medianoche.

―Te perdono. ―Will sabía que nunca podría negar nada a


Cash. Su corazón, su esencia misma, llamaba a entregarse a este
único hombre.

―Bien, porque te amo, y nunca te dejaré ir.

El sonido de un amartillar de pistola congeló a ambos


hombres.

Will volvió lentamente su cabeza para ver a un hombre de


pie en la puerta, con una pistola en la mano. La persona se parecía
al Dr. Mathews, excepto que todo el lado derecho de su rostro
estaba cubierto de intensas quemaduras y trozos de su pelo
chamuscado pegado alrededor de su cuero cabelludo como brotes
de bambú.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

―Doc, ¿qué está haciendo?

―Disparar al hombre que te tomó de mí. Soy yo el que


debería estar en tu cama, en tu vida, compartiendo tu desayuno
en la mañana, hablando sobre los libros mientras tomas el té de la
tarde, y usando tu sangre para construir mi imperio.

―Soy un idiota. Eres el maestro zombie. ―Ahora las


alergias tenían sentido. La ropa del médico probablemente tenía
caspa de zombi desde la creación de las criaturas. Pequeños
trozos de carne siempre se aferraban a los que creaban las
bestias.

El médico le dio una risa histérica. ―Tu hermano es


tontamente sentimental. Le preocupaba que te hiciera daño. Él no
pensó en cómo tu muerte me afectaría. No hay sentido en matar
la gallina de oro, sobre todo cuando su sangre puede usarse para
ayudarme a neutralizar todas las otras magias. ―La mirada
lasciva viniendo del hombre medio quemado revolvió el estómago
de Will.

―No le gusta el té, ―dijo Cash en un tono firme.

―En realidad me gusta un buen oolong, ―Will argumentó.

―Ahora no es el momento, Will. ―La voz de su amante era


tan profunda que el sonido formó un gruñido vibrante entre ellos.

―Cash, te agradecería si pudieras caminar lejos de William


para que no se lastime cuando te dispare. ―La voz del doctor era
tan tranquila y serena que el sonido era espeluznante.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

―Si me dejas ir, yo nunca te lo perdonaré, ―susurró Will.


Su corazón latía a doble velocidad en su pecho mientras trataba
de pensar en una manera de salir de la situación.

―Se suponía que tenías que recurrir a mí, ―dijo Mathews.


―Cuando te encontré con el coche, se suponía que vendrías a mí
por consuelo, para sanarte a ti, no a este idiota.

―Hey, no insultos, ―dijo Cash. Esta cercanía con Will, hacía


que la magia de Cash fuese anulada.

―Cállate, ―susurró Will a su amante. Él iba a llegar a los


dos con el disparo. ―Lo siento. No sabía cómo te sentías, ―le
dijo al doctor.

Por el rabillo del ojo, Will vio una sombra en el pasillo, con la
única advertencia de una ráfaga de viento que azotó al médico en
el suelo. La cabeza de Mathews crujió contra el suelo de madera,
su cuerpo completamente flojo. Cash presionó a Will más cerca
de la pared, protegiéndolo del mini huracán. El viento se detuvo
tan pronto como comenzó. Una mujer de pelo rojo en un traje
victoriano apareció al lado del caído maestro zombie y le guiñó un
ojo a Will. Su cuerpo ya no era translúcido sino que tenía la
solidez de una persona real.

―Buenas noches, Harriett. Tienes buen aspecto.

―Gracias, Will, ―la mujer respondió con una voz suave.

―Pensé que habías dicho que Harriet era la casa.

―Lo es. Este es el espíritu de mi casa. El edificio ha vivido


en la intersección tanto tiempo que creó su propia esencia.

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―Maldita sea. No sabía que podían hacer eso.

El espíritu le dio a Will una amplia sonrisa. ―Se necesita la


combinación correcta de magia y no magia. Sin Will, yo no sería
capaz de existir. Ahora que tengo un cuerpo más corpóreo puedo
ayudarte con tus problemas.

―¿Qué problemas?

―Les he oído decir que necesitabas un poco de ayuda. ―Ella


dio a Will una sonrisa optimista. ―He visto a la gente cocinar y
limpiarme durante años. Estoy segura de que puedo ayudarte.
Necesito hacer algo ahora que soy real.

Will no podía pensar en una mejor solución a sus problemas.


―Bienvenida a tu casa, Harriet, ―dijo con una sonrisa.

Harriet dio un pequeño salto, revelando a la joven debajo de


la estricta vestimenta. Will hizo una nota mental para conseguirle
un poco de ropa más moderna.

El médico gimió, atrayendo su atención al hecho de no haber


hecho nada con el hombre. ―Yo lo ataré y lo llevaré al sheriff. Él
necesita algo que hacer.

Will observó con interés como Cash lanzaba un hechizo.


Brillantes hilos de oro aparecieron, enrollando y entrelazando las
muñecas del doctor juntas. Se le ocurrió a Will que era la
primera vez que había visto a su amante realizar cualquier magia.

―Yo ya vuelvo. ―Cash lo inmovilizó con una mirada


amenazante de castigo si se atrevía a moverse de su lugar.

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Lib r o 1: La C asa d e W illiam .

―Él es muy sexy cuando va todo al mando, ―dijo Harriet


con una sonrisa.

―Sí, lo es.

―Vamos abajo y te haré algo de comer.

******
Cash volvió a una casa llena de risas. Se puso de pie junto a
la puerta por un momento absorbiendo la sensación de volver a
casa.

Caminando alrededor de la esquina, sonrió al ver a Will


sentado en el mostrador con un gran plato de pollo frito y puré
de patatas.

¿Y esas eran galletas?

―Eso se ve muy bien.

Harriet le dio una amplia sonrisa. ―Salvé algunas para ti.


―Ella sacó una placa del horno y puso el plato en la mesa al lado
de Will.

―¿Pensé que la estufa no funcionaba? –Cash miró la comida


con asombro.

Harriet le dio una sonrisa maliciosa. ―La arreglé.

―Huh. ―Tener una casa que se auto-reparaba era muy útil.

―¿Todo va bien? ―Preguntó Will entre bocado y bocado.

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―Sí. ―Por primera vez, Cash podía entender por qué a su


amante le gustaba ser esperado. El cuidado del cuerpo le sentaba
bien.

Ellos despacharon la comida rápidamente, mientras


escuchaban el parloteo de Harriet sobre cómo la casa necesitaba
ser renovada. Will asintió y aceptó todo. Cash suspiró. Tendría
que organizar todo para que su amante no fuera aprovechado.
Sonaba como si ella pudiera reparar las cosas pero no
sustituirlas. El proyecto de re-decoración que estaban
discutiendo lo mantendría ocupado durante bastante tiempo.

Podían discutir las cosas más tarde. En este momento


necesitaba volver a conectarse con su hombre.

―Buenas noches, Harriet. ―Antes de que Will pudiera decir


algo más, Cash levantó al otro hombre encima de su hombro como
equipaje de un bombero.

―No estoy seguro de que sea una buena idea después del
pollo y las patatas, ―dijo Will, pero había risa en su voz.

―Si vomitas en mí, voy a palmear tu culo.

―Hmm, ¿eso me alienta o me desalienta? ―Will reflexionó.

Cash se rió. No podía recordar la última vez que la alegría


era su única emoción. Él haría cualquier cosa, y mataría a
cualquier persona, para mantener viva la sensación.

Transportando a su amante a su habitación, él lo puso


cuidadosamente en la cama.

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―Te amo, William Stamson, a pesar de tu mimada manera y


de la interferencia familiar.

Will le dio una sonrisa brillante, calentándolo hasta los pies.


―Yo también te amo, Cash. Incluso si eres un bastardo bisexual.

Cash se rió. ―Agradezco eso.

Persiguió al delgado, cuerpo de corredor que estaba en la


cama, presionando su dura polla contra el hombre en la cama. Su
corazón estaba lleno de amor por el hombre debajo de él que le
dolía el pecho por la necesidad. Lentos, sensuales besos los
reconectaban como si hubieran estado separados por una
eternidad en lugar de unas pocas horas.

―Te deseo, ―murmuró contra los labios de su amante.

―Soy tuyo. ―Los delgados dedos de Will tiraron de la


camisa de Cash, instándolo a levantarse para que pudiera sacar la
tela sobre su cabeza.

Cash se deslizó fuera de la cama con un suave sonido de


protesta por parte de su amante. ―Shhh, estoy quitando
nuestras ropas. ―Él hizo un trabajo rápido con su ropa y volvió a
su hombre. Will se meneaba bajo su toque como si estuviera
impaciente para sentir más.

Su vida sexual antes era sobre el calor y la pasión. Esta vez


se trataba de reconectar, estableciendo un vínculo, con Cash
reclamando a Will como propio.

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―Sabes, no me importa si demueles esta casa hasta los


cimientos y la reconstruyes o decides mudarte de vuelta a
Seattle. Te seguiré a cualquier lugar.

La sonrisa de Will era resplandeciente. Terminó con un


jadeo cuando Cash tomó la polla de Will en la boca. Él nunca había
sostenido a otro hombre en la boca o disfrutado del poder
cuando su amante se quedó sin aliento y se retorció contra su
lengua. Ahora se preguntaba de lo que se había perdido todo este
tiempo. No tenía ganas de experimentar el pasado de este
hombre, pero él deseaba explorar todas las formas en que podría
conseguir más de esos suaves sonidos entrecortados de
necesidad, para conseguir a Will adicto a su contacto, como Cash
era dependiente de su presencia. ¿Cuánto tiempo tomaría en
llegar a este hermoso hombre para que lo necesite más que el
aire?

Mientras chupaba más del sabor de la polla de su amante, el


propio cuerpo de Cash creció más duro con necesidad. Dejando ir
a Will con un pop, se deslizó de su apoyo para compartir el sabor
con su hombre.

Los largos y elegantes dedos de Will se deslizaron por su


pelo. Diablos, si fuera un cambiaformagato, él habría ronroneado.
Nada era mejor que el toque de su hombre.

Cash lamió el interior de la boca de Will y le mordió el labio


inferior, con ganas de devorar al hombre más joven, deslizarse
dentro de su piel, y convertirse en uno.

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El calor entre ellos pasaba de caliente a nuclear entre un


beso y el siguiente.

Gruñendo, Cash metió la mano en el cajón de lateral y agarró


el lubricante.

―Condón. –Will trató de meter la mano en el cajón, pero su


alcance era demasiado corto.

―Nada entre nosotros, ―gruñó Cash.

Will sacudió la cabeza. ―He estado con muchos hombres.


No me hice la prueba recientemente.

Cash dudaba que su cuidadoso amante estuviera infectado


con cualquier cosa, pero sabía que Will no se relajaría a menos
que estuviera seguro. ―Vamos a realizarte la prueba mañana.
Estoy bien. El Consejo nos hace la prueba con regularidad. Te voy
a mostrar mis resultados cuando llegue el tuyo.

Will asintió su acuerdo. Cash sacó un condón del cajón, rasgó


el envoltorio abriéndolo, y lo deslizó sobre él. Todo el tiempo él
resentía la barrera entre ellos, pero no quería hacer algo para
que su amante se sintiera incómodo. Quería sólo cosas buenas
entre ellos. Ellos tendrían suficientes batallas del día a día sin
discutir sobre las cosas cuando sabía que William tenía razón.

Lubricando sus dedos, él los deslizó en su interior, uno por


uno hasta que tres cabían cómodamente en el apretado agujero
de su amante y Will se estaba retorciendo por sus dedos.

―Más. Te deseo.

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Cash sonrió. Esto era lo que estaba esperando.


Asegurándose de que había lubricación extra en el condón, quitó
sus dedos y se deslizó dentro. Una vez que estuvo
completamente asentado, se quedó paralizado hasta que la
expresión de su hermoso hombre pasó de la incomodidad a la
necesidad.

―¡Fóllame! ―Will exigió, sus resplandecientes ojos verdes


brillando en la luz.

―Hombre mandón. ―Cashse retiró y golpeó de nuevo,


satisfecho de sí mismo cuando los ojos de su amante se
agrandaron con lujuria. Envolviendo una mano alrededor de la
polla de Will, le sacudió hasta su culminación mientras golpeaba
en su dulce culo. El acto sexual terminó con ellos colapsando en
un montón sudoroso, y Cash quitándose el condón usado.

―Definitivamente vamos a obtener tu prueba, ―Cash jadeó,


tirando la usada goma en la papelera junto a la cama.

―Bueno. ―Will se acurrucó con su amante. ―Vamos a tomar


una ducha en un rato.

Cash no era por lo general del tipo de acurrucarse, pero


nunca sería capaz de negar nada a este hermoso hombre.

―Sabes que mi padre te eligió―Will murmuró.

―¿Qué?

Will se echó a reír. ―¿Por qué crees que fuiste elegido?


Podrían haber enviado a cualquiera.

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―Sospeché de mi jefe, pero yo no sabía que tu padre


estuviera involucrado.

Will se encogió de hombros.

―Huh. ¿Significa esto que tenemos que casarnos?

―Me gustaría estar preparado para lo peor, ―advirtió Will.

Cash rodó la idea alrededor de su mente. Casado con este


maravilloso hombre, viviendo en una casa mágica, y conectado a
una de las familias más poderosas en el mundo mágico... La vida no
tenía realmente nada mejor.

―No usaré un vestido.

―Trato.

Will se acurrucó más cerca.

Sintiéndose pegajoso, Cash hizo un gesto con la mano sobre


ambos. No ocurrió nada.

―No puedes hacer magia si nos estamos tocando, ―dijo


Will.

―Eso no es cierto, ―dijo Cash con una sonrisa. ―Siempre


hay magia cuando nos estamos tocando.

Riendo, Will salió de la cama, arrastrando a su amante con


él. ―Vamos, grandulón, vamos a tomarnos nuestra ducha luego me
puedes ayudar a encontrar personas reales para reparar mi casa.

―Por el lado positivo, ahora tienes una empleada doméstica


y cocinera.

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Will desplazó a un lado la cortina de la ducha. ―Cierto. Al


menos algunos de los problemas están resueltos. Ahora sólo
tengo que encontrar un buen encargado de mantenimiento.

―Un feo encargado de mantenimiento qué solo salga con


mujeres.

Will sonrió. ―Voy a poner la descripción en mi anuncio de


empleo.

―Bien.

Cash limpió a su amante. Por primera vez, él se alegró de


haber seguido las órdenes del Consejo.

Él protegería a este hombre con cada fibra de su ser. Su


William, su vida, su razón de ser.

―Te amo, ―susurró contra la espalda de Will.

―Te amo también, ―dijo Will, entregándole el jabón.

―Ahora lava mi espalda.

Cash se rió y se puso a trabajar.

Fin.
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Sobre la autora
AmberKell es una soñadora que ha estado escribiendo
historias en su cabeza durante todo el tiempo que podía
recordar.

Ella vive en Texas con su esposo, dos hijos, dos gatos y un


perro muy estúpido. Para obtener más información sobre sus
libros actuales u obras en curso, echa un vistazo a su blog en
http://amberkell.wordpress.com. Sus fans también pueden llegar
a ella en amberkellwrites@gmail.com.

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