N° de carnet: 19-10040 “La educación exige la auténtica e ininterrumpida formación ética del hombre, sea como discípulo o maestro.”
Ladrillo del muro de nuestra sociedad
La imagen de trabajo y dedicación de un educador se puede ver en sus estudiantes y en las personas que estos se convertirán en el futuro. Un educador es aquel que sin importar como se despierte en las mañanas, él se levanta con el deseo de transmitir sus conocimientos, de olvidar lo aprendido para reaprenderlo. Pero, ¿Es tan solo el maestro de la catedra que este enseña? Pues no, las personas tienen la idea de que los educadores son personas que transfieren las herramientas para que el estudiante (que ingresa a la Universidad) sea apto en el saber profesional que este ejercerá del mismo tipo. Ellos son como guías que están a tu disposición para ayudar con las inquietudes, preguntas, zozobras, etc., que el educando pueda tener, es decir, un alumno no solo ingresa a la universidad a prepararse en la vocación de su preferencia, si no que este; a lo largo de su carrera, va aclarando dudas que tiene o solía tener. Como dice Ernesto Mayz Vallenilla en el texto: “…el estudiante viene a la universidad no solo en búsqueda de un saber profesional que lo haga apto para ejercer una función del mismo tipo, sino también solicitando calladamente una orientación que lo ayude a esclarecer sus problemas humanos, enraizados y enclaustrados en los más profundos y silenciosos estratos de su personalidad mientras más auténticos sea.” Aunque más importante que la educación del alumno, es su formación ética, en la cual los educadores tienen un papel importante. Estos tienen que hacerles comprender a los educando que este es un proceso autónomo, que deberán llevar por sí mismos, pero que en el camino si necesitan un apoyo, siempre los tendrán. Por ello, aquel educador debe tener una postura firme y abierta frente al estudiante, no tener miedo de defender su pensamiento pero a la vez comprender lo expresado por el alumno, enseñarle y aprender juntos durante esa etapa importante en la vida de ambos, esta es la base de una buena formación ética, ya que la ética de cada ser humano representa el ladrillo que construye el muro de nuestra sociedad. Como dice Albert Schweitzer: “El primer paso en la evolución de la ética es un sentido de solidaridad con otros seres humanos.”