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UNIVERSIDAD DE MÁLAGA
RESUMEN:
Las alianzas matrimoniales entre las grandes familias castellanas, que la Corona no
hizo nada por detener, contribuyeron aún más a poner grandes extensiones de tierras
en las manos de unos pocos poderosos […] Esto significaba, en la práctica, que el dos
o el tres por ciento de la población poseía el 97 por ciento del suelo de Castilla y que
más de la mitad de este 97 por ciento pertenecía a un puñado de grandes familias1.
1
medievales, por lo que el principal modo de desarrollar la producción seguía
siendo el arado de extensas superficies de terrenos, el cual, al no tener el
suficiente descanso, iba reduciendo su rendimiento paulatinamente:
En general, por lo menos en los años buenos, la meseta castellana producía cierta
cantidad de trigo para la exportación, pero algunas partes de la península eran
incapaces de subvenir a sus propias necesidades alimenticias, sobre todo Galicia,
Asturias y Vizcaya, que eran abastecidas por Castilla por vía marítima, y la Corona de
Aragón, que importaba grano de Andalucía y de Sicilia. Pero en los años de mala
cosecha, incluso Castilla dependía de las importaciones de trigo extranjero. En especial
los primeros años del siglo XVI fueron años de pésimas cosechas. Los precios del
grano subieron vertiginosamente a partir de 1502 y se mantuvieron altos hasta 1509,
cuando una cosecha extraordinariamente buena los hizo caer tan bruscamente que
muchos cultivadores se arruinaron2.
2
Sin embargo, Burgos se hallaba a un centenar de millas del puerto más próximo, y
bestias de carga llevaban de doce a quince mil balas de lana de Burgos a Bilbao, desde
donde uno o dos convoyes anuales los transportaban a Amberes por vía marítima […]
Las exportaciones de lana siguieron aumentando y los Reyes Católicos intentaron
estimular el desarrollo de la flota mercante mediante […] la aprobación, en 1500, de
una ley de navegación, en virtud de la cual las mercancías castellanas tenían que ser
exportadas por naves castellanas 3.
Las mejoras en el servicio postal y en las carreteras contribuyeron algo a unir más
estrechamente las diferentes regiones de la península española, pero, en conjunto, los
Reyes Católicos no hicieron, por derrocar las barreras económicas entre sus reinos,
más de lo que hicieron por derribar las barreras políticas. El sistema arancelario se
mantuvo intacto, por lo que todas las mercancías siguieron pagando gravosos derechos
al pasar de una región a otra. No se hizo tampoco nada por conseguir una asociación
económica más estrecha entre los diferentes reinos. Por el contrario, dos sistemas
3
económicos distintos siguieron coexistiendo: el sistema atlántico castellano y el sistema
mediterráneo de la Corona de Aragón4.
1. INTRODUCCIÓN
4
J.H. ELLIOTT (1965), 129
5 Según la RAE: Pieza de oro, plata, cobre u otro metal, regularmente en forma de disco y
acuñada con los distintivos elegidos por la autoridad emisora para acreditar su legitimidad y
valor.
4
administrativa. Fue con la llegada de los Reyes Católicos cuando se
reinstauraría el orden monetario.6
5
bajo mandato del propio monarca, quien decidía sobre el peso, la ley o el valor
de la moneda. Sus funciones eran básicamente dos:
a) Monedas de cuenta
b) Monedas reales
llamada Casa Vieja y del Ingenio. Ambos organismos con funciones relativas al tema
numismático.
6
gran magnitud. Todo lo contrario sucedía con la de cobre, la más utilizada en
los intercambios y transacciones del día a día. En lo referente a la moneda de
plata, era usada para establecer los precios, tanto en el mercado nacional
como internacional.
En cuanto a los navíos, cabe destacar que a finales del siglo XVI se
multiplicarían casi por cuatro el número de naves implicadas en los tráficos en
comparación con las travesías de principios de siglo, momento éste en el que
los barcos pesaban unas cien toneladas, mientras que a finales de la centuria
este peso terminaría multiplicándose casi por cinco.
7
economía española -y europea- a lo largo del siglo XVI, de la que fueron muy
conscientes los coetáneos de la época. Sin embargo, algunas corrientes niegan
que este aumento de los precios estuviese causado por el incremento del oro y
la plata americanos, defendiendo que los verdaderos motivos podrían ser la
carencia de moneda hasta las reformas de los Reyes Católicos, los costes de
la guerra granadina, los gastos de las guerras contra los franceses en Italia,
etc. En cuanto a los niveles de importaciones de oro y plata a España, tal y
como afirma Jean-Paul Le Flem, “podemos subrayar el máximo de importación
de oro en el decenio 1551-1560, y el máximo correspondiente para la plata en
el decenio 1591-1600”10.
10
M. TUÑÓN DE LARA (1980), 70-73
11
M. TUÑÓN DE LARA (1980), 17
8
a buscarse la vida en otras zonas españolas necesitadas de efectivos
humanos.
12
M. TUÑÓN DE LARA (1980), 21-23
13
M. TUÑÓN DE LARA (1980), 27-36
9
pueblos que surgían en las zonas interiores montañosas por las necesidades
de la población de estas zonas. Generalmente, este tipo de hábitat está
formado por agrupaciones de unas pocas de decenas de casas que surgen por
las necesidades y dificultades agrarias que constituye la actividad agraria en
las zonas montañosas. Como ya se ha dicho, están en las zonas interiores de
la Península y, en ocasiones, alrededor de algunos pueblos, nacen otras
aldeas satélites14.
14
M. TUÑÓN DE LARA (1980), 36-37
15
M. TUÑÓN DE LARA (1980), 42-46
10
ventas de tierra se llevaron a cabo, sin embargo, debido a la poca profundidad
de las investigaciones actuales, es casi imposible determinar la categoría de
las tierras adquiridas y el estado social de los compradores.
V. AGRICULTURA Y GANADERÍA
16
M. TUÑÓN DE LARA (1980), 53-59
17 G. ANES ÁLVAREZ (1999), 12
11
Respecto al rendimiento agrario, el cual ya hemos dicho que era muy
pobre, hay que añadirle cualquier imprevisto como una alteración climática o
una plaga que provocaba crisis productivas y económicas. Sin embargo se
observa una estabilidad en la producción durante la mayor parte del siglo XVI.
De esta forma, la única manera de aumentar la productividad era o bien una
extensión de la superficie cultivada o bien una intensificación del trabajo
campesino. Pero ambas suponían a partir de un momento un descenso de la
productividad, debido al aumento a su vez de los esfuerzos y de los costes de
producción, por lo que nos encontramos ante un modelo estable y muy
parecido en las propiedades terrenales y su explotación.
Entre los siglos XVI Y XVII encontramos uno de los pocos cambios en
relación al sistema productivo. Hablamos de la progresiva sustitución de las
mulas por los bueyes como animales de tiro. Pese a la mayor velocidad de las
mulas a la hora de arar, la disminución de las áreas de cultivo supuso la
pérdida de interés del campesinado por acortar los tiempos de cultivo. Además,
el precio de las mulas era mayor que el de los bueyes, al igual que su
alimentación. También hay que tener en cuenta la mayor potencia y fuerza de
los bueyes, que suponía un mayor rendimiento de la tierra en comparación con
las mulas.
12
pertenecientes a la nobleza, el clero (manos muertas), la burguesía, y en mayor
medida, a una minúscula parte del campesinado. El otro tanto por ciento
pertenecía a tierras municipales, así que gran parte del campesinado trabajaba
tierras cedidas o amortizadas por los grandes tenientes de terrenos. La
tenencia de la tierra por parte de la Iglesia estaba justificada y protegida por la
Corona, terrenos que además no se podían vender, sólo amortizar.
13
de la superficie cultivada de cada municipio en dos, tres o más hojas, siendo
cada una cultivada de manera alternativa) o la derrota de mieses (permitir
entrar al ganado a pastar en las tierras cultivadas) provocaron cambios en la
forma de los sistemas de cultivo. Pero esto no fue suficiente, y para abastecer
a una población que estaba creciendo tuvo que ampliarse a su vez la superficie
de tierra cultivada. El asalto desde diversos frentes y las numerosas ventas de
tierras de la Corona son indicios de la gran expansión que se produjo en el
siglo XVI y que produjo este aumento de la producción agraria.
En este contexto hay que añadir que la agricultura española sufrió una
profunda transformación con el comercio con América, que produjo un aumento
de la demanda de productos y una extensión de la tierra cultivable.
Entendemos que la extensión de de la superficie de cultivo responde al
aumento de la demanda y al comercio con el continente americano además de
otros factores que ya hemos citado anteriormente. En ciertos lugares los
campesinos se especializaron en productos que eran demandados desde el
otro continente, aunque esto se dio de forma excepcional.
14
VI. PESCA
.VII. INDUSTRIA
19
M. TUÑÓN DE LARA (1980), 60
20 A. DOMÍNGUEZ ORTIZ (1988), 231
15
1. TIPO DE INDUSTRIAS
a) Industria textil
Si nos centramos en la industria del siglo XVI, deberíamos hablar de las
pañerías de Segovia, Toledo, Ciudad Real, etc. También podríamos hablar de
las sederías malagueñas, granadinas o la jabonería sevillana. A la hora de
tratar las ferrerías catalanas o vizcaínas, las construcciones navales y
actividades salazoneras de la costa atlántica nos encontraríamos en un
segundo plano.
16
ocurrían los problemas en Flandes o nuestra relación con Inglaterra
empeoraba.
b) Industria siderometalúrgica
Comparado a nuestros tiempos, la presencia de objetos de metal en la
Edad Moderna no dejaba de ser un hecho anecdótico. Es cierto que las familias
ya solían tener objetos de metal para su día a día (elementos de cocina, para
labrar o herramientas) hechos de peltre, hierro o alambre. Este metal era
bastante reutilizado y se fabricaba en modestos talleres. El uso generalizado
del mismo pudo deberse a la sustitución del carbón vegetal por el carbón
mineral, siendo el combustible usado para que los altos hornos rindieran de
forma apta.
A partir del siglo XVII se abrirá una gran diferencia entre la siderurgia
española y otros focos europeos, más avanzados en lo que a tecnología se
refiere. La industria del metal del País Vasco ya vio su mejor situación a inicios
del siglo XVI, esto se debió a la calidad del mineral del hierro extraído,
especialmente, de las vetas de Somorrostro. Esto dio ventaja al hierro fundido
vasco sobre los de otros puntos del Viejo Continente. Pero, abusando de esta
ventaja, introdujeron tardíamente los altos hornos (al contrario que otros
centros metalúrgicos europeos). Aunque se intentó continuar con estas
ferrerías con la elaboración de armas pesadas desde la Corona, no se pudo
evitar lo que suponía un fracaso cantado.
c) Industria naval
Esta industria se encuentra bastante ligada a los pedidos de la
monarquía. Nos encontramos con pocos astilleros en las costas españolas en
la Edad Moderna y debido a sus costes sólo estaban al alcance de la Corona.
Los problemas financieros de la monarquía hispánica a finales del siglo XVI
obligaron a contratar partes necesarias para la construcción de barcos fuera de
nuestras fronteras. Otros problemas a destacar, entrado el siglo XVII, fueron la
17
fidelidad de los catalanes hacia los Borbones hacia el 1640 (fidelidad que
volvieron a recuperar los Habsburgo sin poder volver a recuperar el nivel
mostrado por las atarazanas catalanas anteriormente) o el fracaso ante
Inglaterra y otros conflictos europeos que exigieron mucho a la Corona.
d) Industria armamentística
Al igual que en la anterior industria, ésta también tendrá como
protagonista a la Corona. Nos encontramos con un territorio con una
potencialidad suficiente para haber satisfecho a nuestros ejércitos que se
encontraban a lo largo de Europa, aun así esto no ocurrió. Las posibles causas
se pueden encontrar, entre otras, en la falta de técnicos y en una organización
empresarial nefasta. De nuevo tuvimos que recurrir a industrias de fuera de
nuestras fronteras. Ante otros puntos negativos como la siempre fallida
elaboración de pólvora (en Málaga no se aumentó sino que, incluso, no pudo
mantener ritmos anteriores), hubo iniciativas que alcanzaron cierto éxito como
la producción de armas desde Guipúzcoa y Vizcaya. En general, las industrias
navales y armamentísticas tuvieron el mismo problema, siendo éste su
excesiva dependencia de la Corona.
21
M. TUÑÓN DE LARA (1980), 75-76
18
descubiertos, las cuales no podían encontrar en Europa. Castilla ofrecía a
Europa del norte productos derivados de su actividad agrícola. Entre ellos hay
que destacar el vino, el aceite o la lana. Tras el descubrimiento de América y el
comercio con las Indias se ponen en el mercado nuevos productos como el
azúcar, el cuero y sobre todo metales preciosos. Brujas y Amberes fueron
centros comerciales muy importantes en estos momentos donde los
mercaderes españoles ponían en el mercado sus productos. La lana era el
principal producto de exportación a Flandes. A finales de siglo se iba a producir
la crisis económica en Flandes, donde Italia se erigió como su sustituta en el
comercio de la lana, aunque el nivel de comercio descendió de manera notable.
La actitud incierta de las principales potencias europeas iba a dar lugar a un
escenario de desconfianza e incertidumbre que se unió a la crisis económica
de finales de siglo.
19
(Florencia y Brujas), además de otros tejidos más lujosos (hilos de oro y plata
milaneses y tejidos de cáñamo). En cuanto a los metales, el cobre en bruto
solía proceder de Hungría o Suecia, mientras que se importaban armas de
Italia y mercurio de Eslovenia. Por último, en cuanto a los productos de lujo se
refiere, los objetos de decoración flamencos, los libros, el ámbar gris o las
pieles de Moscovia son algunos de las muchas caras mercancías que se
introducían en la península para acabar en las manos de algún individuo de
alta clase.
X. BANCA
22
M. TUÑÓN DE LARA (1980), 82-85
23 A. ALVAR EZQUERRA (2006), 241
24 A. ALVAR EZQUERRA (2006), 242
20
XI. CIRCUITOS DE CRÉDITO
XII. CENSOS
Las ferias en Castilla se remontan al siglo XII pero será durante el siglo
XV cuando vivan su apogeo y comiencen a unificar el comercio castellano.
Destacará la feria de Medina del Campo, convirtiéndose en un centro primordial
para el comercio y la banca europea. No se producía ningún flujo de dinero
efectivo entre las ferias. De este modo el dinero y las letras de cambio iban y
venían sin parar por Europa, por lo que el valor de las letras de cambio no era
fijo. Si los tipos de cambio sufrían una gran variación, el valor de la letra
disminuía y como consecuencia podían arruinarse los banqueros, sin embargo
esto no ocurriría si el pagador no tenía fondos para solventar la deuda ya que
la letra podía renovarse continuamente con unos intereses convirtiéndose así
en un préstamo.
21
XV. TAULAS DE CANVI
XVI. BANCARROTAS
22
contribuciones eclesiásticas, estancos y aduanas e impuestos como la alcabala
y los millones27. Estos ingresos serán completados y complementados con
otros ingresos extraordinarios como podrían ser los préstamos. Este modo,
como la hacienda real, constituyó el sustento que fue exclusivo de las casas
reales durante la Edad Moderna, financiándose con los rendimientos de la
tierra y de la hacienda con diferencias territoriales y temporales.
27
J. JURADO SÁNCHEZ (2005), 67
28
J. JURADO SÁNCHEZ (2005), 68
23
cuales conservaron durante siglos sus instituciones y sus haciendas, por lo que
la utilización de los recursos de cada reino dependía de los órganos rectores de
éstos, como las Cortes y las Juntas, las cuales tendieron a preservar su
autonomía e intereses frente a los soberanos. Como resultado, los territorios
aforados, como la corona de Aragón o el reino de Navarra con las provincias
vascas, no contribuyeron a las cargas del Estado durante buena parte de la
época moderna. Un intento de modificación estructural de este hecho fue el
proyecto de la unión de armas concebido por Olivares, pero será la victoria en
el campo de batalla de Felipe V de Borbón la que acabará definitivamente con
los fueros.
24
La bancarrota de 1557 y la enorme preocupación de Felipe II y Enrique II
por la extensión del protestantismo en Francia fueron motivos más que
suficientes para que en 1559 se firmase la paz de Cateau-Cambrésis, mediante
la cual se ponía fin a la guerra franco-española. A su vez, el poder otomano se
encontraba en estos momentos debilitado, siendo éste otro motivo para
abandonar la guerra con Francia e intentar recuperar la iniciativa en el
Mediterráneo. Felipe II se lanza con todos sus recursos a la guerra contra los
turcos, pero la década de 1550-1560 presenta una situación financiera
decadente, escaseando el dinero, pues los impuestos no son suficientes para
cubrir los costes militares:
25
Las dificultades financieras de la Corona habían obligado a su vez al rey a solicitar de
las Cortes castellanas, en 1574-1575, un nuevo aumento de la tributación, petición a la
que las Cortes respondieron aumentando nuevamente el encabezamiento hasta
hacerle alcanzar el cuádruplo de su valor durante los primeros años del reinado de
Carlos V […] Finalmente, la dificultad de recaudar el impuesto al elevado interés fijado,
obligó a la Corona a hacer marcha atrás, y en 1577 Felipe II rebajó el encabezamiento
en una cuarta parte31.
2. LA ÚLTIMA DÉCADA
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de gran importancia las relaciones comerciales con la Europa septentrional y
oriental para el abastecimiento de granos, madera y materia naval, productos
éstos transportados en su mayoría por barcos holandeses. Felipe II,
disgustado, estableció, primero en 1583 y más tarde en 1595, un embargo
sobre los buques holandeses en los puertos españoles y portugueses. La
respuesta de los holandeses, los cuales necesitaban la plata y los productos
coloniales españoles, fue clara; desde 1594 se dirigieron regularmente
directamente a las zonas productoras, el Caribe y la América española. El
monopolio de ultramar español nunca se había visto tan amenazado.
En la segunda mitad del siglo XVI tiene lugar un gran éxodo del campo a
la ciudad, convirtiéndose Castilla en un reino de grandes campos desiertos, con
muy malas repercusiones para el desarrollo agrícola de España, la cual hacia
1570 ya dependía de las importaciones de cereales procedentes de la Europa
septentrional y oriental. Los precios del grano subían y el hambre hacía mella
en la sociedad española de finales del siglo XVI. Por si todo esto fuese poco,
en la segunda mitad de la década de los noventa hace su primera gran
aparición la peste o epidemia, la cual se iría propagando de norte a sur,
castigando duramente a las densas ciudades castellanas. Esta epidemia
provocó una gran crisis de mano de obra, pero las consecuencias más graves
fueron de carácter psicológico, pues la peste era la gota que colmaba el vaso
para una Castilla desanimada por los numerosos fracasos -Francia, Países
Bajos, Armada Invencible, etc.- y la elevadísima carga fiscal a la que tenía que
hacer frente.
XX. BIBLIOGRAFÍA
27
ELLIOTT, John (1965), La España Imperial, Vicens-Vives, Barcelona.
MARCOS MARTÍN, Alberto (2000), España en los siglos XVI, XVII y XVIII:
economía y sociedad, Crítica, Barcelona.
28