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Los huracanes son como los aires acondicionados para la atmosfera terrestre, estabilizan

la temperatura desde el ecuador hasta los polos (sur y norte) convirtiéndose en reguladores
naturales del clima. El movimiento de masas de aire caliente forma vientos que disminuyen
la temperatura en los trópicos, de no suceder esto, la vida sería muy difícil en esta región.
Además, los huracanes son una fuente importante de agua dulce para los continentes, gracias
a las lluvias que los acompañan.
Dicho de manera simple, los huracanes se originan en mar abierto de la zona ecuatorial, se
alimentan de calor y baja presión atmosférica, es decir aguas muy cálidas liberan vapor en
zonas donde el aire ejerce muy poca presión sobre la tierra. La combinación de estos dos
elementos genera movimiento de las masas de aire caliente (mucho vapor) hacia la
atmosfera, entonces se forman corrientes ascendentes de viento que giran al contrario de
las manecillas del reloj, la forma giratoria hace que se le denomine también ciclón.
En su forma inicial son llamados depresiones tropicales y al aumentar la fuerza de los vientos
se convierten en huracanes de diferentes categorías. Según la clasificación Saffir-Simpson
van desde la categoría 1 con vientos aproximados de 63 km/h, hasta la categoría 5 que es la
más fuerte, con vientos hasta de 300 km/h. De esta forma llegan hasta el continente en
forma de lluvias y tormentas. La llegada de estas grandes cantidades de lluvia y humedad,
influye de manera importante en el desarrollo de la vegetación existente en las costas y
tierra adentro y aportan agua para los cultivos de temporal y los mantos freáticos (es decir
el agua subterránea).
¿Los huracanes pueden ser buenos y malos a la vez? A pesar de su importancia en la
regulación del clima y aporte de agua, los huracanes son considerados desde el punto de
vista humano como fenómenos negativos y se catalogan como “desastres naturales”. En la
historia de los huracanes, los más terribles y que permanecen en la memoria histórica han
sido aquellos que han impactado poblaciones humanas y han dejado pérdidas humanas y
económicas considerables, como el Huracán Gilberto en 1988 (Quintana Roo, México) y
Catrina en 2005 (Nueva Orleans, Estados Unidos); mientras que otros huracanes, incluso
igual de intensos, como el Huracán Dean en 2007 (Quintana Roo) no se le dio la misma
importancia en los registros oficiales debido a que no afectó directamente grandes ciudades
o zonas turísticas.
El beneficio e importancia para nuestro clima y para otros seres vivos pocas veces se
menciona. Las selvas y los bosques dependen de la humedad ambiental y agua de lluvia para
la producción de hojas, flores y frutos. Los animales silvestres, principalmente aquellos que
comen plantas (herbívoros), se ven en serios problemas de alimentación si se prolongan las
sequías. Por lo tanto, el aspecto nocivo de un huracán dependerá de la perspectiva que
usemos; si bien no podemos menospreciar el impacto y afectación local, no debemos perder
de vista sus beneficios a otras escalas.

Huracanes, cambio climático y fauna silvestre


Dr. Pablo Jesús Ramírez Barajas
Dado que los huracanes son parte integral del clima en los trópicos, forman parte de la
dinámica e historia natural de los ecosistemas y especies. Sin embargo, en las últimas décadas
ha incrementado su frecuencia e intensidad por consecuencia del cambio climático (es decir
cada vez son más numerosos y de mayor categoría). Para lo cual no sabemos si los
ecosistemas, especies o nosotros mismos estamos preparados. Si a lo anterior sumamos
procesos relacionados con actividades humanas como la deforestación en todos los tipos
de vegetación y expansión demográfica, incrementamos sus efectos negativos y nos hacemos
cada vez más vulnerables a estos fenómenos naturales.
¿Cómo puede afectar un huracán a la fauna silvestre? Esta es una preocupación
relativamente reciente y con escasa información. Una tarea de investigación actual es evaluar
cómo son afectadas las especies de animales silvestres. Un huracán daña a su paso la
vegetación y el hábitat donde la fauna vive, se alimenta y se reproduce. ¿Pero qué tanto es
el daño? En un estudio que realizamos recientemente en la selva de Quintana Roo,
evaluamos el impacto del Huracán Dean de máxima categoría, tanto en la vegetación como
en animales de la selva (p. ej. venados, aves mayores, grandes roedores, tejones, jabalíes,
armadillos, etc.). Encontramos que a mayor daño en los árboles la abundancia de fauna era
menor. Sin embargo, no todos los animales fueron dañados por igual, algunos mostraron
mayor sensibilidad al daño y otros mostraron mayor resistencia. Por ejemplo, los animales
que se alimentan de hojas, flores y frutos (herbívoros), como el venado cola blanca,
temazate, tepezcuintle, cereque y faisán fueron los más perjudicados y sus abundancias
disminuyeron entre un 40 a 90 %, con respecto a sus abundancias previas al huracán. Por
otro lado, especies omnívoras, es decir que se alimentan de insectos, lombrices, gusanos,
raíces, incluyendo algunas partes de plantas, como el jabalí, tejón y pavo de monte,
mostraron pocos cambios de abundancia (10 a 15 % menores abundancias después del
huracán). El armadillo, que es el más omnívoro de todos, presentó un incremento de
abundancia después del huracán. Esto se debe a que mientras escasea el alimento para los
herbívoros, puede incrementar el alimento para los omnívoros, por causa de toda la materia
orgánica en descomposición que cayó al suelo (ramas y hojarasca). Donde pueden
incrementarse las poblaciones de insectos, lombrices y gusanos, que son alimento potencial
para los omnívoros.
No hay que perder de vista que tanto la vegetación
como los animales tienen la capacidad de recuperarse. Precisamente, observamos que en
un lapso de 3 a 12 meses después del huracán, el98 % de los árboles tenía hojas, ramas
nuevas y, aunque en bajas cantidades, algunos árboles comenzaron producir flores y frutos.
La fauna más afectada (p. ej. cereque, tepezcuintle, venado y temazate), no logró tener
abundancias similares a las registradas antes del huracán, pero sí mostraron recuperación
con respecto a las abundancias medidas al inicio del estudio.
Con esta información el lector podrá conocer acerca de la dualidad (bueno o malo) de estos
fenómenos naturales. Ya que finalmente, los huracanes son fenómenos de la naturaleza que
han acompañado a todas las formas de vida desde tiempos geológicos (¡millones de años!).
Si son buenos o malos dependerá de las medidas de prevención ante sus efectos y qué tanto
estamos contribuyendo a que cada vez sean más severos sus daños. Con el actual cambio
climático, la deforestación, la pérdida de playas y manglares y la urbanización de áreas de
alto riesgo (por ejemplo, zonas inundables o de montaña), solo incrementamos la posibilidad
de considerarlos como desastres naturales.

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