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Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas.

Escuela de Derecho.
Derecho Penal II.

Iter Criminis o Camino del Delito.

Profesora. Gutiérrez María Elizabeth

Br. García Orlando.

Br. Jaime Adelyis.

Br. Rodríguez Albani.

Br. Romero Graciela.

El Valle del Espíritu Santo, septiembre del 2016.


Iter criminis.
Significa el camino del crimen, las fases del delito. Se conoce con el
nombre de Iter criminis el proceso que se genera en la mente del delincuente y se
exterioriza en actos hasta llegar al total agotamiento del delito.

El hecho delictuoso recorre un camino que tiene su punto de partida en el


proceso interno y en esta parte idea, delibera y resuelve; por último en la
exteriorización, prepara, tienta o consuma las ideas.

La fase interna y externa del delito.


En nuestro sistema penal, como en la mayoría de las legislaciones se
sanciona no sólo el delito consumado, el delito perfecto, el hecho que se ajusta en
todo al modelo legal trazado por el legislador, sino también el hecho que llega a
consumarse, el hecho que no constituye la realización perfecta del tipo legal.

La incriminación del delito imperfecto tiene sus límites establecidos en la


ley, la cual fija el momento a partir del cual, en el camino que recorre el delito, la
conducta del sujeto adquiere importancia para el Derecho Penal.

El hecho punible atraviesa en primer lugar por una fase interna, que se
desarrolla en la mente del sujeto y culmina en la resolución criminal; y luego entra
en una fase externa que se manifiesta en actos la resolución o trasciende al
exterior, afectando el orden social. En la medida en que el hecho se queda en la
esfera interna del sujeto, escapa a la represión penal, de acuerdo con el principio
del cogitationis poenam nemo patitur. Aun cuando se tenga formada la resolución
criminal, no procede la represión penal. Para que la ley penal intervenga se hace
necesaria la actuación del propósito o resolución criminal, que se conecta, de
acuerdo con nuestro sistema penal, en la realización de actos ejecutivos, con los
cuales ya se entra en la fase de la ejecución punible. Sin embargo, a pesar de que
no se haya iniciado la ejecución del delito, por razones de política criminal, se
sancionan casos o supuestos en los cuales se exterioriza la resolución criminal,
aunque tales actos no constituyan ejecución del delito y no sean, por tanto, en
general, punibles.

Los actos preparatorios.


La interna del delito culmina con la resolución criminal la cual, escapa a la
sanción penal. Pero cuando la resolución criminal se manifiesta o trasciende al
exterior, se inicia la fase externa del delito en la cual ya nos encontramos ante un
hecho que, en alguna medida, afecta el orden social y merece la atención de la ley
penal. Estas expresiones o manifestaciones externas de la resolución criminal
pueden consistir en actos preparatorios del delito mismo o pueden ya materializar
actos de ejecución del mismo. Los actos preparatorios, aunque suponen formada
la resolución criminal, siendo así que no implican el comienzo de ejecución del
delito, como regla general no son punibles, de acuerdo con nuestro sistema penal.
De esta manera, adquirir un arma para matar a preparar los medios e instrumentos
para la comisión de un delito contra la propiedad, no son actos que pueden ser
sancionados como delitos imperfectos con relación al hecho que se pretende
cometer. Pero, la ley penal venezolana sanciona determinados actos de suyo
preparatorio, erigiéndolos expresamente en hechos delictivos autónomos. Tales
son los casos de los delitos de complot político (Art. 163 CPV), instigación a
delinquir (Art. 283 CPV), excitación a la desobediencia de las leyes o al odio de
unos habitantes contra otros, y la apología de un hecho delictivo de modo que se
ponga en peligro la tranquilidad pública (Art. 285 CPV). Asimismo, se sancionan
penalmente, considerándose como delitos en sí, independientemente del hecho
que se pretende cometer, el agavillamiento (Arts. 286 y 292 CPV); la importación,
fabricación, comercio, detención o porte de armas (Arts. 272 y ss. CPV); la venta
o falsificación de ganzúas o llaves (Art. 542 CPV); la tenencia de pesas o medidas
diferentes a las autorizadas por la ley (Art. 544 CPV).

Los actos de ejecución. La tentativa y la frustración.


Cuando, con el objeto de cometer el delito, se comienza su ejecución y el
proceso no culmina en su consumación por causas independientes de la voluntad
del agente, nos encontramos, de acuerdo con lo que establece nuestro código, en
el ámbito punible del delito imperfecto, en el cual se distingue las figuras de la
tentativa de delito y del delito frustrado (Art. 80 CPV).

Diferencias entre los actos deliberativos, los actos preparatorios y


los actos de comienzo de ejecución.
Actos deliberativos: Son aquellos actos mediante los cuales el agente
piensa en perpetrar un delito determinado, concibe la idea de perpetrarlo, tiene la
intención de perpetrar un delito determinado.

Los actos deliberativos son impunes. Ya hemos dicho que las intenciones,
los deseos y los pensamientos criminales, mientras permanezcan en el fuero
interno del sujeto activo, mientras no se exterioricen no constituyen delitos; y, en
consecuencia, no dan lugar a ninguna clase de responsabilidad penal.

Los caracteres del derecho penal, es un regulador externo de la conducta


humana, o un regulador de la conducta humana exterior; por ello mientras las
intenciones; deseos y pensamientos criminales, por vehementes que sean, no se
exterioricen, no constituye delitos; y, en consecuencia no dan lugar a
responsabilidad penal alguna (“Nadie puede ser castigado por sus pensamientos”).

Actos preparatorios: Como regla general los actos preparatorios también


son impunes; ahora bien los actos preparatorios se caracterizan porque son
multívocos o equívocos, lo que quiere decir que tienen varios sentidos posibles.

Actos de comienzo de ejecución: es muy importante su estudio, sobre


todo para establecer la diferencia fundamental, trascendental, que existe entre los
actos preparatorios, que como regla general no son punibles, y los actos de
comienzo de ejecución que sí lo son.

Ha habido muchas teorías para tratar de establecer tal diferencia; pero la


más acertada es la que propugnada por Francisco Carrara, que se puede
esquematizar en los términos que los actos preparatorios se caracterizan por su
multivocidad, por su equivocidad; es decir; tienen varios sentidos, varios
significados posibles, son susceptibles de diversas interpretaciones, por ejemplo:
se compra un veneno ¿para qué?: puede ser para matar a la suegra, pero también
puede ser para matar ratas, estos son actos multívocos, actos equívocos.

Los actos de comienzo de ejecución son unívocos o inequívocos; la


univocidad o la inequivocidad caracterizan los actos de comienzo de ejecución.
Hemos dicho que comprar un veneno es un acto preparatorio, y por tanto, como
acto preparatorio que es debe quedar impune; sin embargo, si el sujeto activo
después de comprar el veneno lo mezcla con una bebida que ofrece al sujeto
pasivo, ya se trata de un acto de comienzo de ejecución.

La tentativa
Aunque, en general, se habla de tentativa para hacer referencia al delito
imperfecto, nuestro código utiliza tal denominación para identificar el supuesto en
que se den los siguientes requisitos:
1. Intención dirigida a cometer un delito.

Es el elemento subjetivo o moral requerido por la tentativa, que supone la


voluntad orientada a la comisión de un hecho punible determinado. No basta, por
tanto, una intención genérica, ni debe quedar duda sobre el hecho que el sujeto se
proponía realizar; y en caso de duda, deberá tomarse en cuenta el efecto menos
dañoso o el resultado menos grave. Por esta exigencia de la tentativa, se llega a la
conclusión de la imposibilidad de ésta en los delitos culposos o
preterintencionales, en los que no hay intención de ocasionar el hecho.

2. Comienzo de ejecución con medios idóneos.

Constituye el elemento objetivo de la tentativa. Ésta requiere actos


externos que impliquen un comienzo de ejecución, y no simplemente actos
preparatorios. El problema radica en determinar cuándo puede hablarse de
comienzo de ejecución del delito y la diferencia entre ésta y los actos
preparatorios.

La doctrina ha señalado diversos criterios. Se ha dicho así que serían


ejecutivos los actos unívocos, esto es, aquellos actos que se pueden apreciar como
orientados directa e indubitablemente a la consumación del hecho; en tanto que se
considerarían preparatorios los actos equívocos, cuya orientación a la
consumación del delito es evidentemente dudosa. Asimismo, se ha señalado que
para determinar el carácter ejecutivo de un acto, se debería tomar en cuenta el
hecho de la materialización del ataque al bien jurídico tutelado; cuando ello no se
da, estaríamos frente a un acto preparatorio. Como expresa Jiménez de Asúa, se
hace necesaria la penetración en el núcleo del tipo: en el caso de homicidio, que se
comience a matar, o en el hurto, a hurtar. Pero cuando el núcleo del tipo se
constituye por una acción de suyo inocente o común a varios delitos, habrá
comienzo de ejecución cuando se inician las referencias a los medios de acción de
una conducta (en el caso de violación, cuando se intimida a la víctima para
obtener el acceso carnal). Como señala Jiménez de Asúa, cuando la práctica lo
exija, se debe recurrir al criterio del ataque al bien jurídico o a su riesgo eficaz.
Pero además, la ley penal requiere que se comience la ejecución con medios
idóneos o apropiados.

La idoneidad de los medios ha de considerarse in concreto, mediante un


juicio ex ante. Se trata entonces de determinar si, de acuerdo con las
circunstancias del caso, los medios eran aptos para realizar o consumar el hecho.
Tradicionalmente, se había formulado la distinción entre la inidoneidad
absoluta y la relativa. El medio se considera, según esta distinción, absolutamente
inidónea cuando en sí, por su propia naturaleza, no puede conducir a la
consumación del hecho (envenenar con sustancias inocuas) y relativamente
inidóneo cuando el medio en sí puede conducir a la consumación del hecho, pero
no lo ocasiona por circunstancias extraordinarias (el sujeto al disparar un arma de
fuego no da en el blanco por fallas de puntería).

Cuando los medios no son idóneos, cuando en concreto no podían producir


la consumación del delito, esteremos ante la hipótesis del delito imposible.

Ahora bien, cuando los medios son idóneos en concreto, pero no producen
el resultado por otras circunstancias ajenas a la voluntad del culpable, estaremos
en el campo de la tentativa o de la frustración.

3. Que por circunstancias independientes de su voluntad el sujeto no


haya realizado todo lo necesario para la consumación del delito.

Este requisito supone un proceso de ejecución que se inicia, pero que se ve


paralizado por circunstancias ajenas a la voluntad del agente. Dado este proceso,
debe concluirse que no cabe la posibilidad de tentativa en los denominados delitos
unisubsistentes, los cuales, se perfeccionan en un solo acto.

Las circunstancias que paralizan el proceso deben ser independientes de la


voluntad del sujeto. Cuando el sujeto voluntariamente desiste de la ejecución,
queda excluida la tentativa y sólo será sancionado si el hecho ya realizado
constituye de por sí un delito o falta (Art. 81).

La voluntariedad del desistimiento no implica que sea espontáneo,


pudiendo ser motivado por las más diversas razones.

La tentativa abandonada, la tentativa calificada y la tentativa


impedida.
Tentativa abandonada: Se refiere al artículo 81 del Código Penal
Venezolano “si voluntariamente desiste el agente de continuar en la tentativa, sólo
incurre en pena cuando los actos ya realizados constituyan, de por sí, otro u otros
delitos o faltas”.
Tentativa calificada: Existe la tentativa calificada, cuando el agente
desiste voluntariamente, espontáneamente, de la perpetración de delito que
fundamentalmente quería consumar, pero cuando el acto o los actos preparatorios
realizados previamente, constituyen de por sí delitos o faltas, en este caso no se
debe responsabilizar penalmente al agente en lo que respecta al delito que
fundamental y primordialmente quería perpetrar, porque en lo tocante a tal delito
existe una tentativa abandonada que debe quedar impune como ya se ha dicho
anteriormente, pero en cambio, sí se debe responsabilizar penalmente al agente,
por aquellos actos preparatorios previos al desistimiento voluntario o espontaneo,
que están previstos en la Ley Penal como punibles; existe entonces una tentativa
calificada.

Tentativa Impedida: En relación a la tentativa impedida, esto es, la


tentativa por antonomasia, es aquella en la que se ha suspendido la comisión del
delito por causas independientes a la voluntad del autor, la cual se encuentra
prevista en el primer aparte del artículo 80 del Código Penal, y que requiere de
ciertos requisitos para establecerla como son: la intención dirigida a cometer el
delito, el comienzo de la ejecución con medios idóneos, y el requisito más
importante, las circunstancias independientes de la voluntad del sujeto para la
consumación del hecho ilícito.

La frustración
De acuerdo con nuestro sistema penal, la figura de la frustración,
modalidad del delito imperfecto conjuntamente con la tentativa, supone los
siguientes requisitos, de conformidad con lo que establece el Art. 80 del CPV:

1. La intención de cometer un delito.

2. Que el sujeto haya realizado todo lo que es necesario para la


consumación del hecho.

En el supuesto de la frustración, no es suficiente que el agente haya


comenzado la ejecución del hecho con medios idóneos, sino que la ley requiere
que haya realizado todo lo necesario para consumarlo.

Se supone, que los medios deben ser idóneos, ya que de otra manera no
podría decirse que se ha realizado todo lo necesario para la consumación del
hecho.
3. Que la consumación no se logre por causas independientes de la
voluntad del sujeto.

En el supuesto dela frustración, las circunstancias ajenas a la voluntad del


sujeto intervienen cuando se ha realizado todo lo necesario para la consumación,
en forma tal de que ésta no se produzca. El hecho, como señalan algunos, se ha
consumado subjetivamente, pero no objetivamente.

Evidentemente, no es posible hablar de desistimiento en la frustración.


Mientras que el sujeto pueda desistir estaremos en la fase de tentativa. La
frustración supone, que se hizo todo lo necesario. No es posible ya que el sujeto
deísta en el actividad que ya ha desarrollado.

Sin embargo, se podría impedir la consumación contrarrestando la anterior


por otros actos y estaríamos entonces ante el arrepentimiento activo eficaz que
excluiría la frustración.

Diferencia entre la tentativa de delito y el delito frustrado.


Entre la tentativa de delito y el delito frustrado existe una diferencia sutil
pero perfectamente perceptible; esa diferencia se puede esquematizar en los
siguientes términos: en la tentativa de delito, el agente no ha hecho todo lo que es
necesario para consumar el delito por causas independientes de su voluntad;
mientras que, en el delito frustrado, el agente ha hecho todo aquello que es
indispensable para consumar el delito y sin embargo no ha logrado su
consumación por causas o circunstancias independientes de su voluntad.

El delito imposible o la tentativa inidónea.


Para hablar de tentativa de delito o de la posibilidad de reprimir
penalmente el delito imperfecto se requiere, de acuerdo con nuestra legislación, el
comienzo de ejecución del hecho con medios apropiados o idóneos. Ahora bien,
cuando los medios no son idóneos en concreto en forma alguna; o de otra manera,
si por la inidoneidad del objeto o del sujeto pasivo, el delito no puede en ningún
caso llegar a consumarse, nos encontramos ante el supuesto que la doctrina
denomina delito imposible o tentativa inidónea.
Existe el delito imposible cuando el agente tiene la intención de cometer
un delito y sin embargo no consuma tal delito por alguno de estos dos motivos:
porque no emplea un medio idóneo, porque no emplea un medio apropiado, o bien
porque falta el objeto material del delito que el agente se propone cometer; puede
haber idoneidad del medio empleado por el sujeto activo; por ejemplo: el agente
tiene la intención de matar a otra persona, pero creyendo que le suministra un
veneno, por error le suministra azúcar. El azúcar, por lo menos en cantidades
normales, es una sustancia absolutamente inocua, no es letal; habría que
suministrar cantidades fabulosas de azúcar para matar a una persona; el agente
emplea un medio inidóneo con la intención de consumar un delito y creyendo que
emplea un medio idóneo, porque él piensa que suministra un veneno al sujeto
pasivo. Delito imposible, en este caso, por falta de idoneidad del medio empleado
por el sujeto activo.

Pero también puede haber delito" imposible por falta de objeto material del
delito que el sujeto activo se propuso cometer; por ejemplo: "B" ha muerto y "A",
creyendo que "B" está vivo, dispara sobre él con la intención de matarlo.

Teorías relativas a la punibilidad o a la impunidad del delito


imposible.
Según la teoría objetiva, el delito imposible debe quedar absolutamente
impune, el delito imposible no acarrea ninguna responsabilidad penal. De acuerdo
a los autores que sustentan la teoría objetiva, tal impunidad se apoya en que el
delito imposible no ocasiona daño alguno, ni siquiera expone a peligro un bien o
interés jurídicamente protegido; de allí la impunidad del delito imposible, según la
teoría objetiva.

Radicalmente contraria, es la teoría subjetiva; atiende a la peligrosidad, a


la temibilidad del sujeto activo, y sostiene que el delito imposible debe acarrear
una pena, debe acarrear responsabilidad penal, siquiera sea esa pena menor que
aquella aplicable en caso de consumación del delito.

Pues bien, la teoría subjetiva que atiende a la peligrosidad, a la temibilidad


del sujeto activo que ha puesto de manifiesto en el delito imposible postula la
aplicación de una pena, inferior a la aplicable en caso de consumación, en la
hipótesis del delito imposible. Crisanti Aveledo opina que, la teoría subjetiva es la
certera, es la adecuada, es la correcta, porque atiende a la peligrosidad, a la
temibilidad del sujeto activo, entonces atendiendo a esta peligrosidad, a esta
temibilidad del sujeto activo puesta de manifiesto en el delito imposible, lo menos
que se puede pedir es que se le imponga a esa persona una pena, aunque sea
menor, que la prevista en el caso de consumación del mismo delito.

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