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La Mesa de los Panes

El Lugar Santo es un lugar de servicio a Dios. Allí el candelero estaba


situado al lado izquierdo del Lugar Santo. Al lado derecho del Lugar
Santo estaba también la Mesa y los Panes de la Proposiciom.

La Mesa de los Panes estaba hecha de madera y cubierta de oro. La


madera representa la humanidad de Cristo y el oro representa la
divinidad de Cristo. Sobre la mesa había una corona de oro, esta
corona nos enseña que Cristo, quien dejó Su trono de gloria para
venir al mundo como un hombre, ahora esta coronado en gloria y
honor. La moldura que se encontraba alrededor de la mesa, era del
ancho de una mano, así impidiendo que los panes cayesen de la
mesa. Este acto nos habla de la seguridad que obtenemos todos los
que en Cristo confiamos.

28 Y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las


arrebatará de mi mano. Juan 10:28 RV 1960

En esta mesa había 12 panes que representaban cada una de las


doce tribus de Israel. Estos doce panes nos hablan de la comunión
de Dios con Su pueblo, la unión con Dios venía cuando los
sacerdotes comían el pan. Cada Sabbath (Sábado, día de reposo) el
sacerdote comía de los panes los cuales habían sido consagrados,
después de comerlos, los reponía con pan nuevo. También habían
vasos de vino sobre la mesa. El pan y el vino sobre la mesa
representan la cena de la Pascua, la santa cena o comunión.
En vez de comerse al cordero y tomar Su sangre, se comía del pan y
se tomaba del vino, como símbolo del pacto. El pan es símbolo del
cuerpo y el vino de la sangre.

Los doce panes como dijimos al principio representan las doce


tribus, las cuales todas ellas estaban bajo un mismo pacto. El
sacerdote tomaba el pan y el vino como símbolo de la vida en
abundancia que recibían él y el pueblo de Dios. La mesa estaba
hecha de madera de acacia y cubierta de oro puro. Estos dos
representaban la humanidad y divinidad de Jesús. Se hizo hombre
para así ser el pan de vida para nosotros aquí en la Tierra, pero
también mantuvo Su divinidad para poder darnos vida eterna. El
pan es un emblema, es un sustento para vivir. Mas Cristo es la
esencia de la vida, es capaz de mantener y sostener para siempre a
todos los que han venido a Él. Así como pudimos ver que de Él fluía
el pan cuando alimentó en dos ocasiones a las multitudes, Él les
dijo a Sus discípulos, el pan que el pueblo de Israel comió en el
desierto era pan que cayó del Cielo y que Él era el verdadero pan
que bajó del Cielo.
32 Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el
pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. 33
Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al
mundo. 34 Le dijeron: Señor, danos siempre este pan. 35 Jesús les
dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre;
y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. Juan 6:32-35, RV1960
El maná que los Israelitas recibieron cayó del Cielo en forma de
bolitas blancas. El maná era quebrado, molido y cocido bajo fuego
para poder comerlo. Este maná era un retrato de Cristo; quien
bajó del Cielo, puro, pero fue molido y quebrantado, se enfrentó
al enemigo (la muerte) y le arrebata las llaves de la muerte y del
sepulcro. Cristo nació en Belén, y Belén quiere decir “casa del
pan”. Así mismo Cristo nació en un pesebre donde las ovejas
comían; nosotros somos las ovejas. Cuando nosotros nacemos de
nuevo, Cristo, es el pan de vida que viene a vivir en nosotros. Dios
pudo a habernos creado sin la necesidad de comer pan para vivir,
pero puso esa necesidad en nosotros por el pan para así poder
entender cuando Él dice: “Yo soy el pan de vida”. Él es el pan que
nos sostiene y sin Él no podemos vivir.
16 Y discutían entre sí, diciendo: Es porque no trajimos pan. 17 Y
entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Qué discutís, porque no tenéis pan?
¿No entendéis ni comprendéis? ¿Aún tenéis endurecido vuestro
corazón? 18 ¿Teniendo ojos no veis, y teniendo oídos no oís? ¿Y no
recordáis? 19 Cuándo partí los cinco panes entre cinco mil,
¿cuántas cestas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos dijeron:
Doce. 20 Y cuando los siete panes entre cuatro mil, ¿cuántas
canastas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos dijeron: Siete. 21
Y les dijo: ¿Cómo aún no entendéis? Marcos 8:16-21, RV 1960
Cristo quería que los discípulos entendieran que aunque en lo físico
no tuviesen pan, no debían de preocuparse, porque Él era el
proveedor de cualquier necesidad y nada les faltaría, siempre y
cuando Él estuviera con ellos.
16 La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la
sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del
cuerpo de Cristo? 17 Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser
muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel
mismo pan. 1 Corintios 10:16-17, RV 1960
Jesús es un solo espíritu, pero Él está en todos los que le han
recibido como su Señor y Salvador.
17 Él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten ...
20 por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que
están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz
mediante la sangre de su cruz. 21 Y a vosotros también,... os ha
reconciliado 22 en su cuerpo de carne, por medio de la muerte,
para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él.
Colosenses 1:17, 20-22, RV 1960
Jesús es todo y en Él todas las cosas subsisten. Cuando nosotros
rendimos nuestra vida a Él, Él intercambia nuestro cuerpo, alma y
espíritu por Su cuerpo, alma y Espíritu, pero para eso debemos
morir a los deseos de la carne día a día, momento a momento y
permitirle que Él gobierne nuestras vidas.
Estos panes recordaban a las doce tribus su dependencia de la
provisión de Dios.

La comida del pacto que el sacerdote tomaba a la mesa de los


panes apuntaba hacía el tiempo en que seríamos alimentados por
Dios en este mundo a través de su Santo Espíritu. Porque Cristo
representa el pan de vida. Él vino a reemplazar el sacrificio de
animales del viejo pacto, con Su propio sacrificio. Su cuerpo y Su
sangre son la santa comida espiritual que ahora comemos.

Esta mesa en el Lugar Santo nos recuerda el compañerismo


(comunión) que el Sumo Sacerdote tenía con los sacerdotes
alrededor de la mesa, así como la noche que Jesús comió la cena
con Sus discípulos y tuvo comunión con ellos. El rey David dijo que
Mefiboset comería siempre a la mesa con él. Esto nos enseña que
había sido traído para tener íntimo compañerismo con él.

10 Pero Mefiboset el hijo de tu señor comerá siempre a mi mesa. 2


Samuel 9:10, RV 1960

En 1ra. de Corintios 10, nos enseña que la mesa estaba


inseparablemente conectada con la comunión y el compañerismo.
La mesa del Señor es símbolo de nuestro compañerismo.
26 Mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio
a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. 27 Y
tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed
de ella todos; 28 porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por
muchos es derramada para remisión de los pecados. Mateo 26:26-
28, RV 1960
Al tomar la comunión y estudiando la palabra de Dios, tenemos
comunión con Él y esto nos da la fuerza para servir como un
sacerdote en el ministerio que Él tiene para nosotros.

El pan nos habla del Cristo resucitado, quien es el Pan de Vida que
sostiene el cuerpo, alma y espíritu de cada creyente.
33 Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida
al mundo (JESUS). 34 Le dijeron: Señor, danos siempre este pan. 35
Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá
hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. Juan 6:33-35, RV
1960
El pan estaba hecho de harina fina. Fina quiere decir que no tenía
terrones o imperfección alguna; así como nuestro Señor. La harina
sola no sirve para comer. tiene que pasar por un proceso. Para
hacer el pan el grano de trigo tuvo que crecer, ser cortado, morir,
trillado, molido, amasado y horneado. Esto nos muestra que la
muerte y resurrección de Cristo eran necesarias para que Él
pudiera ser el alimento de nuestras almas. Cada pan era
perforado y esto nos habla de los sufrimientos que paso Cristo
para que nosotros pudiéramos encontrar en Él el Pan de Vida. Los
panes después eran colocados en la mesa y rociados con incienso.
5 Y tomarás flor de harina, y cocerás de ella doce tortas; cada torta
será de dos décimas de efa. 6 Y las pondrás en dos hileras, seis en
cada hilera, sobre la mesa limpia delante de Jehová. 7 Pondrás
también sobre cada hilera incienso puro, y será para el pan como
perfume, ofrenda encendida a Jehová. 8 Cada día de reposo lo
pondrá continuamente en orden delante de Jehová, en nombre de
los hijos de Israel, como pacto perpetuo. 9 Y será de Aarón y de sus
hijos, los cuales lo comerán en lugar santo; porque es cosa muy
santa para él, de las ofrendas encendidas a Jehová, por derecho
perpetuo. Levítico 24:5-9, RV 1960

El incienso era quebrantado y quemado en el altar. Mientras los


sacerdotes comían cada sábado, su fragancia llenaba el Lugar
Santo. El incienso es una representación de Cristo en dos formas.
En primer lugar, cuando Cristo nació los reyes le trajeron incienso,
el cual representa la dulce fragancia de Su vida perfecta en la Tierra
y segundo el incienso representa a Cristo viviendo Su vida a través
de los Cristianos.
14 Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo
Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de
su conocimiento. 15 Porque para Dios somos grato olor de Cristo
en los que se salvan. 2 Corintios 2:14-15, RV 1960

Los panes eran recogidos cada semana de las tribus. Esto


representa Su trabajo dedicado al servicio de Dios cada semana.

17 Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un


cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan. 1 Corintios
10:17, RV 1960

Esto nos muestra que cada uno tenía su propio trabajo, pero todos
trabajaron unidos por un mismo propósito. Esto también simboliza
que debemos dar a Dios. Mientras Él nos próspera debemos traer
nuestros diezmos al Señor cada semana.

Como sacerdotes de Dios debemos alimentarnos de Cristo, el Pan


de Vida, para recibir fuerza, poder y dirección espiritual para
adorarle y servirle a Él. Así como los sacerdotes se reunían cada
semana y comían el pan y tenían compañerismo el uno con el otro y
con Dios. Nosotros también debemos reunirnos en compañerismo
con nuestros hermanos (los sacerdotes) y con Dios cada domingo.
No solamente debemos alimentarnos sino también ver alrededor
de nosotros las almas hambrientas por comida espiritual y llevarles
la Palabra de Dios. Si usted fuera la única persona en su vecindario
con comida ¿Comería enfrente de aquellos que están con hambre?
¡Claro que no! Dios nos ha mandado que llevemos a Cristo, el Pan
de Vida, a nuestros vecinos.

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