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derecho; es profesional, inteligente, empleo estable, buenos ingresos, pero como decían
las abuelas de eso tan bueno no dan tanto, ya que lo que conocí fue una parte de su alma,
esas emociones y sentimientos que al parecer en este personaje aún no están bien
definidas y mucho menos bien gestionadas.
No es que me quiera mostrar como el ejemplo de virtud para el genero masculino, pero Dios
me ha permitido pasar algunos procesos que me han permitido, aprender, madurar y
entender lo que es ser un hombre, por lo menos en el área de las emociones donde muchos
de los de mi genero tenemos grandes falencias, dudas y asuntos sin resolver.
Por varios años después de iniciar mi vida cristiana, pensaba que mi proceso de conversión
consistía en haber dejado algunas prácticas como el cigarrillo, la rumba, las bebidas
alcohólicas y las relaciones sexuales. Creí equivocadamente que era un “buen cristiano”
porque relativamente fácil había dejado atrás aquellas costumbres.
Ese concepto cambió hasta el día en que al igual que a Moises, Abraham, Gedeón y la
mayoría de los personajes bíblicos DIOS se me apareció en medio del camino y como solo
mi Señor sabe hacerlo cambió mi historia en dos, porque a pesar de tener ya unos años en
la Iglesia, servir en el liderazgo, predicar en repetidas ocasiones; me identifiqué con Job
cuando dijo: “De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven”. Job 42:5.
2. NO ME CONOCÍA
La biblia dice: “¿Quién está consciente de sus propios errores? ¡Perdóname aquellos de
los que no estoy consciente!”. Salmos 19:12. Uno de las primeras cosas que debemos hacer
para entender que “Nací Varón” es conocernos, saber quienes somos y para que estamos
en esta tierra. Este aspecto suele ser algo complicado ya que todos somos expertos
utilizando nuestros ojos para mirar hacia afuera y ver en los demás virtudes y defectos; pero
que difícil resulta cuando debemos auto analizarnos, hacer una introspección.
Gracias a que DIOS en su infinita misericordia salió a mi encuentro fue que pude darme
cuenta lo que tenía por dentro, mis tantas heridas en el alma las cuales aún sangraban
porque nunca habían recibido tratamiento.
Según Cury todos hemos vividos por lo menos uno o varios episodios traumáticos que han
causado dolor en nuestros corazones y en la mayoría de veces nunca se hizo un tratamiento
a esa herida.
En el caso de los hombres resulta algo complejo iniciar por lo menos el proceso de
aceptación que no estoy bien en mis emociones. Nuestro ego masculino nos lleva a ocultar,
negar o maquillar esas heridas porque muchos de nosotros crecimos escuchando aquella
frase: “los hombres no lloran”, es por esto que el llanto en los varones se volvió una señal
de fragilidad y la sociedad nos enseño que los hombres somos los fuertes. El llorar es una
forma de expresar las emociones y al ser criados con ese prejuicio es que muchos varones
en edad adulta les cuesta tener manifestaciones de afecto, cariño y amor hacia los demás.
Solo cuando DIOS interviene en la vida de un hombre es que estas estructuras mentales
pueden ser modificadas y cuando el SEÑOR inicia el proceso en la vida de un varón es que
se puede empezar con una resignificación del concepto de lo que es un hombre de verdad
y lo que este puede aportar a su entorno.
3. MI ENCUENTRO CONMIGO.
Después del encuentro con DIOS viene mi encuentro conmigo, ese difícil momento de
mirarse en el espejo que refleja el alma, es allí donde podemos vernos tal cual y como
somos, en ese instante nos encontramos con cosas tal vez poco agradables, muy dolorosas
y hasta hallamos elementos en nuestro interior que pareciera que nunca hubiéramos vivido
pero que durante mucho tiempo estuvieron olvidados e ignorados.
Es como si tomáramos cada una de aquellas cosas que nos hirieron, nos hicieron daño,
nos lastimaron; las introdujéramos en un baúl, le colocáramos un candado muy grande y
arrojáramos a lo más profundo y oscuro de nuestra memoria aquel baúl. “Mi encuentro
conmigo” me lleva al lugar donde fue arrojado aquel baúl y hace que lo destape y enfrente
todas y cada una de aquellas circunstancias que en el pasado me lastimaron.
Recuerden que este proceso no lo hacemos solos, el Señor lo prometió: “El sana a los
quebrantados de corazón, y venda sus heridas”. Salmos 147:3.
En este tiempo entendemos muchas cosas de nuestro comportamiento, conocemos el
porque de nuestros miedos e inseguridades; encontramos la razón de nuestras durezas de
corazón y es allí donde en gran medida conozco quien soy.
Conclusiones:
Nuestro DIOS está más interesado en nuestro SER antes que en el HACER u
OBTENER, porque si “hacemos” muchas cosas sin SER sanos en nuestra área
emocional muy posiblemente no se va alcanzar el propósito pleno de cada uno de
nosotros.
Muchas gracias.
Por:
Oscar Gualdrón Lara