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Las autoridades ecuatorianas se deben enfrentar a grandes desafíos para poder lograr

el progreso del país, las situaciones de dificultad han ido avanzando progresivamente
al punto de necesitar soluciones cada vez más complejas.

En primer lugar vemos que el poder judicial del país en manos del órgano autónomo
que representa la Fiscalía General del Estado tras vivir un largo período de
inestabilidad ha alcanzado cierta solidez con la Fiscal Diana Salazar, la búsqueda de
justicia con un análisis más allá del ente político en sus 8 meses de funciones aún se
enfrenta a alcanzar una firme credibilidad jurídica dejando de lado tecnicismos y
planteando bases sólidas en cuanto a acusaciones, para evitar la impunidad, el papel
de Salazar como fiscal deber ser aún más pulcro para que su figura se consolide, pues
se enfrenta ante la opinión pública al haber alcanzado tan solo 10/20 en su calificación
para ejercer como fiscal y así realizar una verdadera lucha anticorrupción.

En segundo lugar la función ejecutiva del Estado representa una figura realmente débil
sin una virtud real de credibilidad ante el pueblo, una estrategia por la que han optado
ante la inconstancia en la figura del vicepresidente es la renovación con Otto
Sonnenholzner una imagen innovadora en el contexto de la política nacional, a pesar
de los esfuerzos la función ejecutiva encabezada por el presidente aún se enfrenta a un
constante descontento popular que se incrementa por la falta de una verdadera
comunicación entre el gobierno y la sociedad, el frente político aún debe integrarse
encaminando las figuras de presidente, vicepresidente, ministros, secretarías de estado
y gobernaciones a una verdadera lucha por el bien común en los diferentes ámbitos en
los que se desarrollan.

En tercer lugar vemos entes que representan un grupo social mostrando una imagen
realmente violenta como es el caso de Jaime Vargas presidente de la CONAIE, el
mismo figura como autoridad en dicho movimiento y como parte del descontento
popular el gran desafío al que se enfrenta es el país fraccionado donde que lo étnico
viene siendo hasta cierto punto una justificación para la desunión, se seguirá viendo
enfrentado a este desafío si no logra garantizar un cese al radicalismo que es una de la
causas para que este país no avance como colectivo al progreso.

Finalmente vemos en Quito la capital del país la representación de lo que sucede en


diferentes ciudades, entes políticamente débiles con un mayor parte en contra de sus
mandatos que a favor de ellos y tal como el alcalde de Quito Jorge Yunda muchos
alcaldes son ausentes en momentos cruciales de su ciudad y realmente no presentan
una identidad política real pues no tienen un partido oficial, el reto de estas autoridades
es conformar un equipo de trabajo solido exceptuando banderas políticas y priorizando
el progreso.

En conclusión los desafíos más grandes que enfrentan nuestras autoridades para el
progreso del país radican en su figura ante la sociedad, deben consolidarse
estableciendo credibilidad, también está la ruptura social que en muchos casos no
permite la convivencia pacífica y el accionar de decisiones necesarias y finalmente está
la comunicación delas autoridades, una comunicación que les permita establecer
objetivos entre ellos y que permite informar y receptar lo que desea la sociedad.

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