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EL PIANO

DE SCHUBERT:
MODELOS
Y HERENCIAS
CICLO DE MIÉRCOLES
DEL 3 AL 31 DE OCTUBRE DE 2018

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EL PIANO
DE SCHUBERT:
MODELOS
Y HERENCIAS
CICLO DE MIÉRCOLES
DEL 3 AL 31 DE OCTUBRE DE 2018

F U N DAC IÓN J UAN MAR C H


Por respeto a los demás asistentes, se ruega limitar el uso de los móviles
y no abandonar la sala durante el acto.
F
ranz Schubert aparece situado en una posición
histórica de transición entre los clásicos vieneses
y los románticos alemanes, periodo en el que
cristalizaron distintos géneros de cámara. La
aportación schubertiana a este proceso fue crucial,
en particular en el ámbito de la música para piano
solo. Aquí contribuyó a instaurar géneros como el impromptu
y el momento musical, a dignificar el Ländler –precedente del
vals– y los repertorios para cuatro manos, y a transformar la
forma sonata. Los cinco conciertos de este ciclo recorren este
proceso en perspectiva histórica al combinar sus obras tanto
con autores modélicos para él (Mozart y Beethoven) como con
destacados herederos de su legado (Schumann, Chopin, Brahms,
Schönberg o Rihm).
Fundación Juan March
ÍNDICE

7
EL PIANO DE SCHUBERT
Justo Romero

14
Miércoles, 3 de octubre
LÄNDLER
Alexander Lonquich, piano

23
Miércoles, 10 de octubre
MOMENTOS MUSICALES
Josep Colom, piano

30
Miércoles, 17 de octubre
ECOS MOZARTIANOS
Kristian Bezuidenhout, fortepiano

38
Miércoles, 24 de octubre
A CUATRO MANOS
Dúo Del Valle, piano a cuatro manos

46
Miércoles, 31 de octubre
LA SOMBRA DE BEETHOVEN
François-Frédéric Guy, piano

52
Bibliografía
Autor de las notas al programa
6
El piano de Schubert

Justo Romero

Franz Schubert nace y vive en un mo- y noticias que llegaban de la Francia


mento crucial en la evolución social, revolucionaria, lo que no coartaba su
cultural y artística de la sociedad occi- admiración por Mozart y por Haydn, a
dental. Cuando, el 31 de enero de 1797, quien en 1795 –dos años antes del na-
Elisabeth Vietz da a luz en el pequeño cimiento de Schubert− dedica sus tres
suburbio vienés de Lichtental al futu- primeras sonatas para piano.
ro músico, han transcurrido solo siete Es este convulso mundo de cambio
años de la revolución que desde la nue- e incertidumbre, de repúblicas y gui-
va Francia republicana transformaría el llotinas, de revolucionarios y contra-
mundo y sería génesis y punto de par- rrevolucionarios, apuntado finamente
tida del gran movimiento romántico. por Da Ponte y Mozart en Le nozze di
Mozart había muerto seis años antes Figaro, el que enmarca el nacimien-
(en 1791) y Haydn era un venerable mú- to y la existencia de Schubert. Desde
sico del Anciene Régime que, cumplidos Viena, que a partir de 1814 y hasta 1840
los 65 años y fascinado con la masone- se convertirá en eje y decisivo punto
ría, se distraía componiendo sus gran- de equilibrio político tras las guerras
des obras sinfónico-corales en su se- napoleónicas, todo se percibía como
ñorial casa vienesa de Gumpendorf (el un mundo remoto pero inminente e
actual barrio de Mariahilf). Beethoven ineludible. Un tiempo demasiado agi-
era un exaltado renano de 27 años tam- tado e incierto para el hombre tran-
bién afincado en Viena, que andaba quilo y enamorado de la bohemia, que
sugestionado con los acontecimientos optó por mantenerse distante de ese
movimiento imparable empeñado en
arrasar lo antiguo para apuntalar un
Franz Schubert por Joseph Kriehuber, devenir tan incierto como cargado de
retrato a lápiz de 1846 ilusiones, pero que desde la imperial

7
Viena se sentía con temor y hasta in- nes modales y tonales son de tanta
credulidad. Hay, sí, pruebas irrefuta- raigambre clasicista como señas de
bles de las veleidades revolucionarias identidad de un compositor ue posee
del joven Schubert, pero también de un lenguaje inconfundiblemente pro-
que pronto optó por dejarlas de lado y pio. El empleo y recreación de los te-
volcarse en sus dos grandes pasiones: mas populares, la fecunda invención
la vida (bohemia, hay que insistir) y la melódica y el magistral uso, reúso y
música. requeteuso de cada motivo –algo que
Fue un niño llamado a ser gran com- años después será también identifica-
positor, como ya advirtiera el agudo y tivo de su heredero Anton Bruckner−,
poderoso Salieri, a la sazón director que es característica distintiva, solo
musical de la corte imperial cuando viable con el sutil uso de los colores,
lo escuchó con solo siete años en una de la tímbrica y de los registros tona-
audición arreglada por su padre, Franz les que posibilitaba el nuevo “piano de
Theodor Schubert. El influyente italia- macillos”. Piénsese, por ejemplo, en el
no, del que Schubert pronto se conver- modo en que, en una obrita como la
tiría en alumno predilecto, se quedó Fantasía en Fa menor D 940, para piano
tan impresionado del talento y de la voz a cuatro manos, el sencillo temita de
del crío que inmediatamente lo incluyó apenas unas breves notas es expuesto
como tiple en la capilla de la corte impe- una y mil veces sin que jamás resulte
rial, algo que conllevaba una beca para reiterativo o monótono.
el internado Stadtkonvikt, la prestigio-
sa Escolanía de la Catedral de Viena, EVOLUCIÓN ESTILÍSTICA
donde se impartía la mejor formación
musical y cultural de la época. Fue el Schubert bebe, por supuesto y como
inicio de una concienzuda formación ya se ha comentado, de un pasado pu-
musical y cultural, que sin embargo se ramente clasicista, que él concilia con
prolongó únicamente hasta finales de una nueva manera, que en principio
1813, cuando el mozalbete Schubert (16 se adentra de modo tenue y paulatino
años) se empeñó –contra la voluntad de en el Romanticismo, pero sin provocar
su padre y de sus educadores− en aban- jamás un salto violento o abrupto. Su
donar este internado privilegiado para evolución estilística, afín también en
dedicarse “simplemente” a ser músico el repertorio para teclado a las posi-
y vivir de sus composiciones. ¡Puro per- bilidades hasta entonces inéditas del
sonaje romántico! nuevo piano, es, además, uniforme y
Schubert no renunció nunca a sus direccional, sin posibilidad de virajes
orígenes clásicos. Quizá, a la educa- o tentaciones reaccionarias. Un pro-
ción recibida de Salieri. A diferencia ceso lento e ininterrumpible, excep-
de su admirado Beethoven, se man- cionalmente prolífico (¡cerca de 1.300
tendrá fiel a un estilo y a una forma
de ser siempre deudora e involucrada
con sus arraigas raíces. ¡Los clásicos! Retrato al óleo de Franz Schubert
La forma, la armonía, las modulacio- al piano por Joseph Abel, 1814

8
9
composiciones!) que se expande en los con toda probabilidad hubiera avan-
dieciocho años que se prolongó su pre- zado al Romanticismo tardío, quizá
maturamente truncada carrera, desde como un Brahms o, quién sabe, hacia
la Fantasía en Sol mayor para dos pianos, un desarrollo tonal más despegado
compuesta en 1810 y catalogada por de sí mismo y próximo a los colores y
Otto Deutsch como primera obra, has- fragancias impresionistas, aunque sin
ta la intensamente romántica Sonata dejar de acatar las establecidas arqui-
en Si bemol mayor D 960, que concluye tecturas de las formas musicales.
en Viena el 26 de septiembre de 1828,
solo unas semanas antes de morir, el ESPACIO IDEAL
19 de noviembre.
Cada nueva obra es un avance, un El piano de Schubert es un espacio
punto menos para llegar al Romanti- ideal para seguir su evolución. Sus
cismo neto de sus últimas composicio- sonatas, como también el acompaña-
nes. Un fascinante viaje hacia el cora- miento en los Lieder, son una guía ex-
zón mismo del movimiento románti- cepcional. Con Beethoven, con Weber
co, del que esa última sonata, crepus- y con Schubert comienza un mundo
cular y extensa, sencilla y al mismo nuevo definitivamente alejado de los
tiempo intensamente honda, supone vetustos clavicordios y clavicémbalos.
una de sus más acabadas cimas. Ten- Solo 97 años antes de su nacimiento,
tador resulta conjeturar cómo hubiese Bartolomeo Cristofori di Francesco
evolucionado el catálogo de Schubert, había pergeñado un instrumento que,
su fértil manera de componer, de no aunque de apariencia similar al clavi-
haber fallecido con apenas 31 años. cordio y al clavicémbalo, se distanciaba
Como en el caso de Mozart y de otros radicalmente de ellos por el innovador
genios de la música –Albéniz, Arria- diseño de su mecanismo, que sustituía
ga, Bizet, Bellini, Chausson, Chopin, las tradicionales agujas del clavicor-
Gershwin, Mendelssohn− las elucu- dio por piezas de madera con forma de
braciones invitan a todo. Pero no es macillo recubiertas de cuero en la zona
difícil imaginar a Schubert admirando de impacto con las cuerdas.
el virtuosismo lisztiano o el arrebato ¡Era el piano!, que en solo unas déca-
romántico de Schumann, por no ha- das evolucionó para convertirse en ins-
blar del colorido orquestal de Berlioz trumento esencial del Romanticismo.
–la Sinfonía fantástica nace en 1830, Con el nuevo estilo, el instrumento se
¡solo dos años después de su muerte!− adapta a los muy transformados gus-
o el piano preimpresionista de Chopin. tos estéticos y experimenta a lo largo
Bastante menos previsible es imagi- del siglo xix una gigantesca evolución
narlo anclado en su obra, testigo mudo y auge. En este salto inmenso desde los
de cómo evolucionaba todo, mientras primeros pianos al instrumento ya so-
−como Sibelius en su “silencio de Jär- fisticado del xix desempeñaron roles
venpää”− permanecía ajeno al día a día fundamentales Schubert y Beethoven,
de la nueva música. Si evolucionó del además de algunos otros nombres,
Clasicismo al primer Romanticismo, como Johann Nepomuk Hummel (que

10
había estudiado con Mozart, Clementi pus creativo que pese a su definitiva
y Haydn), Weber o Carl Czerny, alum- trascendencia no gozó en su tiempo
no de Beethoven y de Clementi y luego de particular relieve ni protagonismo,
profesor de Liszt y Thalberg. como se deriva del hecho de que úni-
Durante el Romanticismo, el piano camente algunas pocas páginas de este
se convierte en el eje de la vida musi- extenso catálogo fueran publicadas en
cal y en protagonista de la inspiración su día con su correspondiente número
de la mayoría de los compositores. Y de opus. Tampoco fueron muchas las
en este sentido, Schubert y Beethoven obras editadas como “póstumas” des-
fueron no solo pioneros, sino sobre pués de su muerte.
todo impulsores capaces de hacer cre- Todos estos datos atestiguan que
cer su manera creadora al ritmo que el aprecio por la música para piano
se desarrollaban los instrumentos. No de Schubert no se fue consolidando
es baladí que Beethoven compusiera sino muy paulatinamente a lo largo
todas las sonatas para teclado de su del siglo xix, especialmente tras el
primer estilo creativo (las compuestas espaldarazo que supuso la magna pu-
hasta 1800, es decir, hasta la undécima blicación en 1888 de todas sus obras
sonata, la Op. 22 en Si bemol mayor) in- entonces conocidas por iniciativa de
distintamente para el clave o el piano. un entusiasta schubertiano llamado
Incluso algunas de la segunda época, Johannes Brahms. Aun así, hubo que
como la famosa Sonata nº 14, “Claro esperar hasta las primeras décadas
de luna”, de 1801, cuyo epígrafe dice: del xx para que fuera reconocida por
“Sonata quasi una fantasia per il cla- intérpretes y público en su auténtica
vicembalo o piano”. dimensión artística y pianística. Era
evidente que su piano íntimo e in-
TINTES Y TICS timista quedó ensombrecido por la
rotundidad sin fisuras de Beethoven,
Schubert, 27 años mayor que Beetho- por los alardes expresivos de Chopin,
ven, se encuentra hecha esta primera el arrebato schumanniano o por el
gran evolución y revolución instru- fuego virtuosístico de Liszt. Fue, así,
mental. Pero a diferencia del renano, una expansión tímida, lenta y come-
que sí rompe con el pasado clásico, él dida, iniciada con pequeñas páginas
crece desde un pianismo cargado de menores −impromptus, momentos
tintes y tics clásicos, y por esa vía pro- musicales…−, la Wanderer-Fantasie y
pia llega al inmenso Romanticismo de algunas pocas sonatas, y coronada por
sus últimas obras maestras. Su catálo- la definitiva implantación de sus más
go pianístico, que abarca más de cien avanzadas y profundas sonatas tras la
composiciones, supone un capítulo publicación en Londres del catálogo de
imprescindible en la consolidación del sus obras elaborado por Otto Deutsch
piano en las primeras décadas del xix. en 1951.
Una colección de títulos sin huecos ni A diferencia de Beethoven, Schubert
espacios vacíos, lo que demuestra su nunca se planteó reformar las formas
perenne dedicación al teclado. Un cor- musicales: se mantuvo fiel a sus es-

11
tructuras y reglas, que supo conciliar emerger y a deslumbrar en su tiempo,
con naturalidad a su singular idio- a Schubert le interesaba más el aspec-
sincrasia estilística, a esa inconfun- to intimista, emotivo y recogido del te-
dible manera creativa que hace tan clado, que utilizó en sus sonatas como
distintiva toda su música. Como bien jamás nadie había hecho antes, pero
explica José Luis García del Busto, en también como cómplice ideal de la voz
Schubert la estructura de cada nueva humana. Hizo cantar el nuevo piano
página “va configurándose por obra y con la delicadeza y belleza de la voz. Él
gracia del propio material utilizado”. mismo cuenta, en una carta que remi-
Y este respeto y personal uso de la te a sus padres el 25 de julio de 1825, la
forma musical lo concilia con su irre- satisfacción por esta inclinación vocal
nunciable vena lírica y melódica, que de su escritura pianística:
se impone sobre cualquier otro hecho
para marcar la pauta del desarrollo y Gustaron especialmente las variacio-
hacer. Como explica Arturo Reverter: nes de mi nueva sonata2, que toqué con
“que la música crezca, evolucione, va- éxito. Algunas personas me asegura-
ríe sobre sí misma, se repita e imite, se ron que las teclas se transformaban en
transforme hasta el infinito a través de voces que cantaban bajo mis dedos; un
continuas y geniales modulaciones”. hecho que, de ser verdad, me haría muy
Este melodismo, arraigado frecuen- feliz, porque no puedo soportar el mal-
temente en lo popular, llega arropado dito martilleo al que se dedican incluso
y envuelto en armonías que indagan distinguidos pianistas y que no deleita
hasta sus últimos límites el territorio ni al oído ni a la mente.
de una tonalidad menos estricta y ya
bastante más avanzada y abierta, que SCHUBERT, EL MELODISTA
es “a la vez audazmente funcional,
sutilmente impresionista y profunda- A Schubert, el melodista, le bastó su
mente psicológica” (Harry Halbreich). inagotable inspiración melódica y su
Como pianista, y a pesar de su nu- habilidad para presentar mil y una
trido y extraordinario catálogo para veces un mismo tema sin que jamás
teclado, no se interesó particularmen- parezca reiterativo. No se interesó,
te por el mundo de la interpretación. como Beethoven y algunos otros con-
Según quienes lo conocieron, “verlo y temporáneos, en los grandes y bien
escucharlo tocando sus composiciones estratificados desarrollos, sino que le
era un auténtico placer. Su pulsación bastó dar rienda suelta a su inventiva
era admirable, la mano tranquila, to- melódica y dejarla fluir, lo que aporta a
caba claro, limpio, pleno de buen gusto su música un carácter fresco y natural,
y de exquisita sensibilidad”1. A diferen- casi espontáneo, que acaso iba a con-
cia de los virtuosos que comenzaban a tracorriente con la grandilocuencia

1. Otto Deutsch, Schubert: die Dokumente seines Lebens, Kassel, Bärenreiter Verlag, 1964, p. 133
2. Se refiere al segundo movimiento (el “Andante poco moto”) de la Sonata en La menor D 845,
compuesta en 1825.

12
y vehemencia expresivas del primer dos notitas, ta−ra−a−ra−riiiín… pero,
Romanticismo. Es algo que se perci- ¿qué más hace falta?”3− en eje y cora-
be con claridad en todas sus sonatas, zón de una página maestra cuya apa-
no solo en las primeras (fechadas en rente sencillez en absoluto mengua
1815 y 1816), sino también y sobre todo –sino todo lo contrario− su ineludible
en las tres grandes y últimas: las com- capacidad de seducir.
puestas en septiembre de 1828, apenas Desde estas “dos notitas” hasta la
unas semanas antes de morir. inmensa última sonata, Schubert es
Pero también en el sinfín de obras siempre el mismo: el músico natural y
de pequeño formato que se reparten directo que renuncia a la retórica para
sin paréntesis en su centenario catá- esencializar la música en su desnuda
logo pianístico, como los conocidos belleza. Su dominio del color y del tim-
momentos musicales e impromptus, bre –aún más asombroso si se piensa
melodías y Ländler; adagios, andantes en los instrumentos de su tiempo− su-
y andantinos; allegrettos, minuetos, pone quizá su mayor innovación. Una
escocesas, danzas alemanas, varia- manera de sentir la naturaleza ina-
ciones, rondós, marchas, galops…, se prensible del sonido que luego, no tan-
impone el don melódico schubertia- tas décadas después, será desarrollada
no, en su sencillez contagiosa y direc- precisamente en la Francia revolucio-
ta, sin vericuetos ni elucubraciones. naría que enmarcó sus primeros años
Páginas menores cuya “amabilidad” en de existencia. Fauré, luego Debussy, y
absoluto mengua su riqueza expresiva finalmente Messiaen son, en este sen-
e interés propiamente musicológico. tido, tan herederos de Schubert como
¿Hay algo más bello que el temita de lo son Brahms y Bruckner en el respeto
la Fantasía en Fa menor D 940, que se casi canónico a la construcción formal
escuchará en este ciclo en las manos de su música. Incluso, apretando aún
del Dúo Del Valle? Esta página sinte- más la tuerca, la obra para piano de su
tiza quizá como ninguna otra el genio paisano Schönberg, como evidenciará
de Schubert para convertir las mil y Josep Colom en el ingenioso recital que
una caras de una melodía –“apenas tiene programado en este ciclo.

3. Comentó Leo Brouwer al autor de estas líneas.

13
MIÉRCOLES 3 DE OCTUBRE DE 2018, 19:30

Ländler
Alexander Lonquich, piano

14
1
El concierto se podrá seguir en directo en march.es, Radio Clásica (RNE),
Facebook Live y YouTube Live.
I Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791)
Rondó en La menor KV 511

Franz Schubert (1797-1828)


Ländler D 790

Wolfgang Rihm (1952)


Ländler

Robert Schumann (1810-1856)


Papillons Op. 2
Introducción. Moderato
Valse en Re mayor
Valse en Mi bemol mayor. Prestissimo
Valse en Fa sostenido menor
Valse en Fa sostenido menor. Presto
Polonaise en Si bemol mayor
Valse en Re menor
Valse en Fa menor. Semplice
Valse en Do sostenido menor
Valse en Si bemol menor. Prestissimo
Polonaise en Re mayor
Finale en Re mayor

II Franz Schubert (1797-1828)


Sonata en Si bemol mayor D 960
Molto moderato
Andante sostenuto
Scherzo. Allegro vivace con delicatezza
Allegro ma non troppo

15
Ländler

Justo Romero

El Ländler, la popular danza folclórica Fue compuesto en Viena −como los


de origen campesino en tiempo terna- dos anteriores− en marzo de 1787. El
rio y muy popular en Austria, el sur de compositor contaba 31 años y acaba-
Alemania y la Suiza de habla alemana ba de llegar a la capital austriaca, feliz
a finales del siglo xviii, ha sido perma- tras su triunfal viaje a Praga durante
nente fuente de inspiración para los los meses de enero y febrero de aquel
compositores del área germánica. De año, donde pudo disfrutar del exito-
Haydn y Schubert a Rihm, sin olvidar a so estreno de Le nozze di Figaro y de la
Bruckner, Mahler, Berg (Concierto para Sinfonía nº 38, que dedicó precisamen-
violín; algunas escenas de baile del se- te a la ciudad de Praga, de la que toma
gundo acto de Wozzeck) y a tantísimos el nombre. El hecho de que no existan
otros, son incontables los autores que bocetos ni apuntes previos del Rondó
han recurrido y recreado para los mi- ha dado pie a plantear la posibilidad
nuetos o scherzos de sus sinfonías los de que fuera realmente una improvi-
aires ligeros y sencillos de esta danza sación, ofrecida durante algunos de los
popular que algunos estudiosos vin- conciertos que ofreció en la capital de
culan al vals. En el xix, con la llegada Bohemia, o bien en el que protagonizó
del Romanticismo, se adentró en los en Viena el 11 de febrero de 1787.
elegantes salones de baile y cobró re- Improvisación o no, se trata de
novados y refinados aires, sin llegar un fragmento de innegable emotivi-
nunca a perder su marcada esencia dad y belleza cantable, cuya aparien-
folclórica y en competencia con here- cia galante no disimula su dramática
deros o antecesores tan distinguidos enjundia musical, no lejana a la de su
y prometedores como la mazurca, el contemporáneo Don Giovanni. Se trata
vals o la polca. de un andante en tiempo de 6/8, que
De los tres rondós para piano que se sujeta a la característica estructura
compuso Mozart, el que hoy inaugura del rondó ABACA, en la que el refrán
este programa (el Rondó en La menor (A) está en La menor, mientras que los
KV 511) es el más popular y logrado. dos episodios (cuplés) aparecen mo-

16
dulados a Fa mayor (B) y La mayor (C). lar, mientras que los pentagramas de
El manuscrito fue publicado en Viena la sexta fueron reciclados poco más
el mismo año de su composición por tarde para el “Scherzo” del Cuarteto de
Franz Anton Hoffmeister, comprendi- cuerda D 810, “La muerte y la doncella”.
do en un volumen de obras para piano La serie termina con una tierna danza
de Mozart y de otros compositores. con resonancias de canción de cuna.
Tras la muerte de Mozart en 1791, el Diferente aunque también dure
Rondó fue reeditado como página au- unos diez minutos es Ländler, página
tónoma por diversas editoriales. que forma parte del cuidado catálogo
Los doce Ländler o Danzas alema- pianístico del alemán Wolfgang Rihm,
nas D 790 constituyen uno de los más nacido en Karlsruhe en 1952, discípulo
claros ejemplos del Schubert enraiza- de Karlheinz Stockhausen y de Klaus
do en lo popular, que recoge y refina Huber, y deudor de Hans Werner
cada tema con la misma naturalidad Henze y Luigi Nono. Su música se
y frescura de sus orígenes. Doce deli- arraiga, entre otras fuentes, en la tra-
ciosas miniaturas cargadas de gracia, dición vienesa de Mahler y Schönberg,
chispa y encanto, que esconden detrás y más atrás en Schubert, que inspiró
de su título sencillo y neutro algunas algunas de sus primeras obras. Hace
de las páginas más íntimas y perso- ya muchos años que Rihm está recono-
nales jamás escritas por Schubert. La cido como uno de los más interesantes
colección permaneció ignorada hasta compositores de su tiempo. Su obra, ya
los años sesenta del siglo xix, cuando inmensa y permanentemente “inaca-
fue editada por Brahms, que desde el bada” −por ello en constante proceso
primer momento se quedó prendado de revisión− abarca todos los géneros:
de las doce danzas. más de cuatrocientas composiciones
Asombra que estas pequeñas mara- hasta ahora entre las que la produc-
villas, cargadas de ternura y frescura, ción pianística forma parte sustan-
de la más fina sensibilidad, fueran es- cial e igualmente extensa. Se expande
critas en un momento particularmen- desde las Tres piezas para piano en Si,
te doloroso, en abril de 1823, cuando de 1966, a Rembrandts Ochse, plötzlich
Schubert tuvo que ser ingresado en im Louvre, de 2014.
un hospital por serios problemas de La que hoy tan oportunamente toca
salud. Su sufrimiento, como cuentan Alexander Lonquich data de 1979, y de
varios biógrafos, fue intenso. Nada de ella existe también una versión para
ello deja vislumbrar aquí, como si qui- trece instrumentistas de cuerda. En
siera escaparse del dolor y la angustia Ländler late no tan agazapada la ma-
a través de estas bocanadas livianas y nera schubertiana. No en el sentido
despreocupadas, que han de tocarse literal, sino como una evocación, una
sin interrupción, para no vulnerar su sugerencia, con acentos, células y figu-
hilvanada unidad. Apenas diez minu- raciones que, efectivamente, se refie-
tos de música henchida de madurez, ren a la popular danza centroeuropea,
inspiración y naturalidad. La primera pero a través del tratamiento estiliza-
es una suerte de alegre danza popu- do de Schubert. Las primeras quietas y

17
enigmáticas notas establecen una at- En la novela aparecen tres personajes
mósfera flotante que inmediatamente (Walt, Vult y Wina), y Schumann, por
se convierte en base y sustento de los entonces un joven estudiante que aún
sucesivos guiños que, muy bien estra- dudaba entre sus vocaciones literaria
tificados y espaciados, se despliegan y musical, convierte a los protagonis-
en un magma sonoro desarrollado sin tas de Flegeljahre en símbolos musi-
interrupción. Las marcadas figuracio- cales. De hecho, y como apunta Harry
nes en puntillos, los acentos, el ininte- Halbreich, los dos primeros −Walt y
rrumpido pulso interno y las puntua- Vult− prefiguran los futuros Florestán
les células melódicas que no son más y Eusebius, los dos iconos de la duali-
que apuntes configuran el matizado y dad expresiva de Schumann, que to-
evocador paisaje sonoro. marán plenitud algo después, en 1835,
Schumann cuenta apenas 20 años en el Carnaval Op. 9.
cuando compone, en 1830, su segunda Papillons está configurado por una
obra catalogada: los Papillons Op. 2. Sin sucesión de doce pequeñas páginas
embargo, los bosquejos y el material que se suceden sin interrupción, pre-
temático son anteriores, y proceden cedida por una breve introducción
­­−en parte− de una colección de valses −en Re mayor− de solo seis compases.
para piano y de un inédito álbum d­e El primer número, en forma de vals
pequeñas polonesas para piano des- binario, será citado posteriormente
tinadas a ser interpretadas a cuatro en el Carnaval, concretamente en su
manos. Estas páginas sin pretensiones sexto episodio, precisamente titula-
fueron escritas por el joven Schumann do “Florestán”. En cada nuevo pasa-
bajo la influencia y admiración que je Schumann introduce situaciones
siempre sintió por Schubert, y con la y paisajes contrapuestos, que con-
mirada auditiva muy específicamen- frontan a los personajes de la novela
te dirigida a sus Cuatro polonesas para de Richter al tiempo que sus propios
piano a cuatro manos D 599, de julio ambientes expresivos. Calma, ensue-
de 1818, y que Schumann apreciaba ño, tensión, virulencia, aires y dan-
particularmente. zas populares… Todos los universos
El autor de la Sinfonía Op. 97, schumannianos aparecen ya perfec-
“Renana”, se sentía particularmente tamente enunciados en esta página
satisfecho de este ascendiente schu- que hay que considerar como una de
bertiano de sus Papillons. Hasta el las primeras composiciones pianís-
punto de que en más de una ocasión ticas inspiradas detalle a detalle por
quiso atribuir al mismísimo Schubert una referencia literaria. De alguna
el octavo número de este Op. 2. Sin em- manera, con Papillons Schumann
bargo, la inspiración fundamental de descarta el mundo de la abstracción y
estos tempranos Papillons será, como consolida ese firmamento musical de
tantas veces en la obra de Schumann, origen literario que tanto juego dará
de origen literario, concretamente de en el futuro. La obra aparece dedica-
la novela Flegeljahre [Los años perdi- da a “mis cuñadas Teresa, Rosalía y
dos] de Jean Paul Richter (1763-1825). Emilia”. En sus primeras audiciones

18
fue calurosamente acogida por públi- de 4/4) supone toda una manifestación
co y crítica, que coincidió al subrayar del sosegado estado anímico con el que
el “lenguaje nuevo y original” del jo- el compositor afronta sus últimos días.
ven compositor. Tan inolvidable −así entrañable− tema
La Sonata en Si bemol mayor D 960 en pianísimo adquiere rango omnipre-
culmina la depurada triada final de sente a lo largo de todo el fragmento,
sonatas para piano de Schubert, pu- edificado sobre la base de los diseños
blicada por los herederos de Diabelli que, de manera aparentemente natu-
en 1838, sin número de opus y bajo el ral, van surgiendo derivados de ese
título genérico de Las últimas compo- motivo nutricial. Esta omnipresencia
siciones de Franz Schubert. Concluida no impedirá, sin embargo, la exposi-
en Viena el 26 de septiembre de 1828, ción y desarrollo de un segundo tema,
solo unas semanas antes de su muer- autónomo pero complementario, que
te, es su última obra de envergadura aparece en la remota tonalidad de Fa
y una de las páginas más hermosas sostenido menor.
y serenas de la historia de la música. El extenso desarrollo depara mo-
Tan inspirada y postrera manifesta- mentos de inmensa belleza, en los que
ción del genio pianístico schubertiano el fino arte modulatorio que siem-
funde su honda vocación liederista con pre caracterizó al genio schubertiano
el dominio que había alcanzado de los desempeña un muy relevante papel.
resortes que requiere la mejor escri- Tras una larga reexposición en la que
tura pianística. Como señala Arturo los dos temas principales han tran-
Reverter citando a Harry Halbreich: sitado por diferentes tonalidades (el
principal por Re menor; el secundario
… a las puertas de la muerte, el compo- irrumpe en Si menor), el movimiento
sitor vienés logró reconvertir toda su desemboca en una espaciada y amplia
experiencia anterior y reconducirla, de coda en pianísimo que aún contempla
la manera más simple y al tiempo más la reaparición por tres veces del tema
profunda, hacia territorios insondables; inicial antes de perderse en el silencio
aquellos en los que las dimensiones absoluto de un impresionante decres-
temporales humanas se transmutan en cendo que se antoja ideal preámbulo al
un mensaje poético esencialmente me- quieto y lacerado “Andante sostenu-
tafísico y cósmico. to” que Schubert sitúa como segundo
movimiento.
Las vastas dimensiones −la duración Formulado en Do sostenido menor
de sus cuatro equilibrados movimien- y compás de 3/4, la hipnótica y calma
tos rebasa con generosidad los cuaren- belleza del “Andante sostenuto” supo-
ta minutos− se articulan de acuerdo a ne el incontrovertible punto neurálgico
una estructura convencional porticada de toda la sonata, centro vital en el que
por un impresionante y extenso pri- confluyen los sentimientos y estados
mer movimiento (“Molto moderato”) que habitan una página exenta de ten-
cuya contemplativa y tenue melodía siones y turbulencias. Su estructura tri-
inicial (en Si bemol mayor y en compás partita alberga una recogida melodía

19
que se apoya en un llano e inmutable tres livianos acordes en pianísimo so-
acompañamiento rítmico consistente bre la tónica de Si bemol.
en un fondo obstinado de remotas cam- El final es un “Allegro, ma non
panas representado por la reiteración trop­p o” que combina con lucidez,
de una misma nota que se extiende a cierto desenfado e inagotable maes-
lo largo de tres intervalos de octava. Se tría las formas rondó y sonata. Este
trata de una célula rítmica que también dual marco, todo él en compás de 2/4,
recuerda al Beethoven de algunas de alberga tres diferenciados elementos
sus últimas sonatas para piano. temáticos, que se repiten de manera
El saltarín, fresco, ligero, extraverti- sucesiva y ordenada. El primero, li-
do y hasta desenfadado “Scherzo” (to- gero y popular, es expuesto a través
nalidad de Si bemol mayor; compás de de ágiles corcheas y semicorcheas; el
3/4) contrasta con la quietud general segundo tiene carácter hímnico y un
que ambienta la sonata. Momentos tratamiento ostensiblemente más
musicales inesperadamente risueños elaborado, mientras que el tercero se
en un hombre enfermo inevitablemen- distingue por sus ritmos fuertemente
te abocado a la muerte. Pero el artista punteados. El ardoroso y modulador
se impone al hombre para compartir desarrollo, bien característico del ha-
estos fugaces instantes de felicidad cer creativo de Schubert, es el preám-
únicamente ensombrecidos por el se- bulo del categórico y definitivo presto
vero modo menor del trío, que, tras la final. Ni un solo resquicio de debilidad
repetición de todo el primer periodo, o dolor deja asomar Schubert en este
conduce directamente a la breve coda: terminar contundente y absoluto.

20
Alexander Lonquich,
piano

Nacido en Trier (Alemania), Alexander bien recibidas por la crítica. Un nuevo


Lonquich está considerado uno de los álbum, titulado Schubert last Sonatas,
intérpretes más importantes de su se lanza este otoño de 2018 en el sello
generación como solista, músico de Alpha Classics-Outhere Music.
cámara y director de orquesta. De la temporada pasada destacan
Ha actuado en prestigiosos fes- sus giras europeas con la Camerata
tivales de todo el mundo como la de Salzburgo y la Orquesta de los
Mozartwoche de Salzburgo, el Festival Campos Elíseos y un ciclo con los
de Lucerna, la Schubertiade que se ce- Conciertos para piano de Beethoven
lebra en Schwarzenberg y Hohenems, con la Orquesta de Cámara de Múnich.
el Festival de Lockenhaus, el Festival Además, en 2015 y 2016, ha sido artista
de Edimburgo o la Beethovenfest de residente en la NDR-Sinfonieorchester
Bonn y Varsovia. Sus actuaciones, en de Hamburgo y, en 2017, en el Festival
su doble faceta de solista y director, Primavera de Praga.
son aclamadas por el público interna- En 2013, junto con su esposa, fun-
cional. Colabora regularmente con la dó su propio espacio de creación en
Camerata de Salzburgo, la Orquesta Florencia, Kantoratelier, un pequeño
de los Campos Elíseos, la Orquesta de teatro donde se celebran talleres y se-
la NDR-Elbphilharmonie, la Orquesta minarios relacionados con temas de
de Cámara Mahler y la Academia de psicología, música y teatro.
Santa Cecilia de Roma. También de-
muestra gran interés por la música
de cámara, ya que toca regularmen-
te con compañeros músicos como
Nicolas Altstaedt, Heinz Holliger y
Carolin Widmann. En 2002, junto con
su esposa Cristina Barbuti, fundó un
dúo de piano que ha actuado en toda
Europa y Estados Unidos.
Sus grabaciones en solitario para
EMI y ECM Records han sido muy

21
22
MIÉRCOLES 10 DE OCTUBRE DE 2018, 19:30

Momentos musicales

2
Josep Colom, piano

El concierto se podrá seguir en directo en march.es, Radio Clásica (RNE),


Facebook Live y YouTube Live.
23
I Arnold Schönberg (1874-1951)
Klavierstuck Op. 19 nº 6
Ludwig van Beethoven (1770-1827)
Bagatela Op. 126 nº 5
Franz Schubert (1797-1828)
Momento musical D 780 nº 1

Robert Schumann (1810-1856)


Fantasiestuck Op. 111 nº 2
Franz Schubert
Momento musical D 780 nº 2
Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791)
Andantino grazioso, de Sonata en La mayor KV 331/330i

Franz Schubert
Momento musical D 780 nº 3
Arnold Schönberg
Klavierstuck Op. 19 nº 2
Johannes Brahms (1833-1897)
Capriccio Op. 76 nº 2

Arnold Schönberg
Klavierstuck Op. 19 nº 5
Fryderyk Chopin (1810-1849)
Estudio en Fa menor Op. 25 nº 2
Franz Schubert
Impromptu D 899 nº 2

24
II Arnold Schönberg
Klavierstuck Op. 19 nº 3
Ludwig van Beethoven
Andante, de Sonata nº 13 en Mi bemol mayor Op. 27 nº 1, “Quasi una
fantasia”
Franz Schubert
Impromptu D 899 nº 3
Fryderyk Chopin
Estudio en La bemol mayor Op. 25 nº 1

Arnold Schönberg
Klavierstuck Op. 19 nº 1
Johann Sebastian Bach (1685-1750)
Preludio en Do menor BWV 871, de El clave bien temperado
Franz Schubert
Momento musical D 780 nº 4

Arnold Schönberg
Klavierstuck Op. 19 nº 4
Franz Schubert
Momento musical D 780 nº 5
Johannes Brahms
Rapsodia Op. 119 nº 4

Ludwig van Beethoven


Allegretto, de Sonata nº 6 en Fa mayor Op. 10 nº 2
Franz Schubert
Momento musical D 780 nº 6
Arnold Schönberg
Klavierstuck Op. 19 nº 6

25
Momentos musicales

Justo Romero

Programa a todas luces interesante todavía existen, desde no sé dónde a


el que propone el gran Josep Colom, no sé dónde, en un viaje de un mon-
nombre fundamental del teclado es- tón de horas que, según me contó, iba
pañol. De ayer, de hoy y de siempre. parando en todas las estaciones. Como
Un programa que él ha querido lla- el Transiberiano, pero en plan casero.
mar schubertiada. Y en verdad que es
una schubertiada de campanillas, a la – Perdona, Josep, entonces no te moles-
que están invitados nada más y nada to ahora, ya hablamos cuando llegues.
menos que personajes tan diversos y – No, no, aprovecho ahora en el tren,
comunes como –se citan por orden que tengo por delante un montón de
alfabético, para que no se moleste horas de viaje todavía. Te mando algo
ninguno de ellos… que con estos mú- enseguida.
sicos tiquismiquis ya se sabe…−: Bach,
Beethoven, Brahms, Chopin, Mozart, Ese “algo” llegó a los pocos minutos. Y
Schönberg, el anfitrión Schubert y fue tan claro, tan sencillo y tan directo
Schumann. Como servidor y ofician- −¡tan Schubert!− que nada mejor para
te de todos, Josep Colom. Seguro que ocupar este espacio que las palabras
todos se quedarán encantados de es- escritas por el propio anfitrión, las que
cuchar tocar sus músicas al veterano y cuenten directamente al lector-espec-
siempre joven pianista catalán. tador los entresijos de su particular
El pasado 22 de julio, cuando este schubertiada a través de estas líneas
escribidor preparaba las notas que redactadas a vuelapluma durante el
ahora usted lee, se le ocurrió telefo- traqueteo ferroviario de una no tan ca-
near a Colom para que le comentara lurosa tarde de julio. Aparecen repro-
las claves y relaciones en que se ha ba- ducidas tal cual, sin alterar una coma,
sado para pergeñar esta singular schu- para mantener su frescura y esponta-
bertiada. El pianista iba en un tren casi neidad. Y, por supuesto, tras pedir au-
borreguero, de los de antes pero que torización al autor-concertista.

26
“Ya has visto que el programa (que ambiente para el estudio de Chopin,
quisiera titular schubertiada) está or- que comparte con la primera parte
ganizado en ocho bloques de tres pie- del Impromptu de Schubert la fluidez y
zas, menos el quinto, que abre la se- elegancia del moto perpetuo de tresillos
gunda parte del concierto y que tiene en la mano derecha con un acompaña-
cuatro. Los Seis momentos musicales miento extremadamente simple en la
de Schubert son la columna vertebral izquierda.
(más dos impromptus), y la idea de las
Seis pequeñas piezas Op. 19 del también BLOQUE 5. El carácter severo y som-
vienés Schönberg viene de que también brío de la pieza de Schönberg enlaza
son seis momentos musicales fugaces, con la melancolía medio nocturno
a diferencia de los schubertianos que, medio marcha fúnebre del famosísi-
aunque considerablemente más largos, mo primer tiempo de la Sonata “Claro
también son momentáneos, porque de luna” de Beethoven. Esta pieza com-
nos sumen en la contemplación don- parte con las de Schubert y de Chopin
de el tiempo desaparece. El parentesco la misma textura de una lenta y serena
entre las piezas de cada bloque trataré melodía acompañada por un bajo y un
de acentuarlo en mi manera de tocar despliegue armónico central cuya idea
y con enlaces semiimprovisados entre retoma Schubert acelerándolo, y que
casi todas ellas. Te voy a dar algunas Chopin despliega en arpegios simul-
pistas de los nexos que yo veo: táneos en las dos manos.

BLOQUE 1. La última pieza del Op. 19 BLOQUE 6. Esta primera pieza de


de Arnold Schönberg con su carácter Schönberg tiene una conducción de
estático e hipnótico me sirve por igual voces impecable que muestra la alar-
de preparación y de despedida de todo el gada sombra de Bach. Por otro lado, la
programa. Beethoven y Schubert com- primera parte de la pieza de Schubert
parten aquí la simplicidad y la inocencia. tiene también una clara inspiración
bachiana, que se pone aún más de
BLOQUE 2. Estas tres piezas compar- manifiesto al tocarla después de este
ten un arranque con un giro melódi- preludio.
co-armónico-rítmico muy similar.
BLOQUE 7. La energía casi violenta con
BLOQUE 3. Aquí Schubert y Brahms que termina la pieza de Schönberg nos
comparten una inspiración de ca- lleva naturalmente al momento mu-
rácter húngaro entre sentimental sical más desesperado de Schubert,
y scherzando. La brevísima pieza de aunque termina en modo mayor con
Schönberg funciona como enlace con un destello de esperanza. Brahms si-
su ritmo irregular y pequeños deste- gue el camino inverso: con una figura
llos melódicos. rítmica idéntica empieza su pieza con
optimismo triunfante pero termina en
BLOQUE 4. La todavía más breve pie- modo menor de manera trágica. Es su
za de Arnold Schönberg prepara el última pieza para piano.

27
BLOQUE 8. Esta temprana y todavía quién. La última pieza de Schönberg
haydniana sonata de Beethoven está −que también preludia al principio a
escrita en el año del nacimiento de Beethoven y Schubert− fue concebi-
Schubert. Sin embargo, la parte cen- da a la muerte del vienés de adopción
tral de su movimiento central está en Mahler. ¿Por qué no tocarla como des-
el mismo mundo que el último mo- pedida al vienés Schubert muerto hace
mento musical de Schubert. Podrían casi dos siglos a la escandalosa edad de
fundirse sin distinguir quién es 31 años?”

28
Josep Colom, piano

Nací en Barcelona en 1947. La música directores y con casi todas las orques-
siempre ha sido algo importante en mi tas españolas. La pedagogía se ha con-
ámbito familiar. Muchos músicos me vertido en algo muy importante para
han ayudado a evolucionar, especial- mí: imparto clases magistrales por
mente el compositor Joan Guinjoan. De toda la geografía española y ejerzo la
joven gané el concurso internacional docencia en el Conservatorio del Liceo
de Jaén (1977) y el de Santander (1978). de Barcelona. Hacer música es un gran
Más tarde, el Ministerio de Cultura de privilegio y doy gracias a todas las
España me otorgó el Premio Nacional personas que asisten a mis conciertos
de Música. En los años setenta estu- para compartir lo que para mí es un
dié en la École Normale de Musique milagro cotidiano.
de París, fundada por Alfred Cortot, y
en Francia he grabado la mayor parte
de mis álbumes (con el sello Mandala)
con obras de Brahms, Franck, Blasco
de Nebra, Mompou, Falla, etc. He gra-
bado en directo para RTVE un DVD con
el tercer concierto de Prokófiev y un
disco con obras de Chopin, Debussy
y Ravel. Definitivamente, prefiero las
grabaciones en vivo, más imperfectas
pero más reales.
En mis álbumes más recientes,
Dialogue y Confluences, intento recrear
el espíritu de un concierto en directo
y trato de desmitificar las clasifica-
ciones estilísticas que encasillan a los
compositores como “clásicos”, “barro-
cos” o “románticos”. Mi mundo es el
recital y la música de cámara, aunque
también he trabajado con muy buenos

29
MIÉRCOLES 17 DE OCTUBRE DE 2018, 19:30

Ecos mozartianos

3
Kristian Bezuidenhout, fortepiano

Kristian Bezuidenhout toca un fortepiano copia de un instrumento original


de Conrad Graf (c. 1819) realizada por Paul McNulty (2008).
El concierto se podrá seguir en directo en march.es, Radio Clásica (RNE),
Facebook Live y YouTube Live.
30
I Franz Schubert (1797-1828)
Sonata en Mi bemol mayor D 568
Allegro moderato
Andante molto
Menuetto. Allegretto
Allegro moderato

Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791)


Sonata en Do menor KV 457
Allegro
Adagio
Molto allegro

II Franz Schubert
Cuatro impromptus D 899
Allegro molto moderato en Do menor
Allegro en Mi bemol mayor
Andante en Sol bemol mayor
Allegretto en La bemol mayor

31
Ecos mozartianos

Justo Romero

Siempre es una sorpresa para el conta- que ofreció en esta misma Fundación
minado oído contemporáneo escuchar Juan March hace ahora exactamente
las músicas de finales del xviii y del xix dos años −el 5 de octubre de 2016− con
en instrumentos de época, bien sean obras de Mozart y Beethoven. En esta
originales o reproducciones fidedig- ocasión son Schubert y nuevamente
nas. Viciado, no solo por el hábito de Mozart. Ambos compositores suenan
los sonoros y resonantes modernos hoy en una réplica del fortepiano cons-
instrumentos, que muchas veces tie- truido por Conrad Graf (1782-1851) en
nen tan poco que ver con los origina- su taller vienés, abierto en 1804 y cu-
les como las muchedumbrosas salas de yos instrumentos, ya por 1820, estaban
concierto actuales con los recogidos considerados los mejores del Imperio
salones que entonces albergaban la austrohúngaro. Fueron utilizados por
música de cámara (¡de habitación!). autores como Beethoven, Chopin, Ro-
Decía un cineasta que, para filmar bert y Clara Schumann, Liszt, Men-
la lluvia, lo más cercano a la realidad delssohn o Brahms, y se distinguían
es, paradójicamente, grabarla con un por mantener la fina tabla armónica
ficticio montaje o efecto cinemato- y los martillos ligeros de la era clásica
gráfico. Acaso, y de igual forma, para vienesa, con cuerdas algo más gruesas.
acercarnos a la realidad sonora que El original del instrumento que hoy se
percibían nuestros predecesores se ne- escucha se conserva en el palacio neo-
cesiten nuevos instrumentos acordes rrenacentista de Kozel, en la República
con el castigado oído contemporáneo. Checa, y la copia fue realizada por Paul
No es el caso de Kristian Bezuiden- McNulty en 2008.
hout, que recupera la sonoridad y las La intrahistoria de la Sonata en Mi
formas originales al tiempo que logra bemol mayor D 568 de Schubert es cu-
reconducir al oyente y a su maltrecho riosa. Nace como versión revisada de
oído al ámbito íntimo de lo que fue. una inacabada sonata, en Re bemol
Vuelve a utilizar para ello el mismo for- mayor, catalogada como D 567 por Otto
tepiano que utilizó en el exitoso recital Deutsch, en la que Schubert trabajó

32
en junio de 1817 y luego, por razones mientras en esta concluye de modo
desconocidas, abandonó sin llegar a sumamente delicado, con un suave y
escribir el minueto. Finalmente, al- ligero acorde arpegiado en pianísimo
rededor de 1826 retomó la inconclusa seguido por otro plaqué aún más pia-
partitura, la mutó a Mi bemol mayor, nísimo (¡si cabe!).
la retocó sustancialmente y pulió in- El “Andante molto”, en Sol menor y
finidad de detalles. Entre ellos, intro- compás de 2/4, es el único movimiento
dujo nuevos elementos en el primer de la versión de 1817 que Schubert no
movimiento, rehízo por completo el alteró: simplemente se limitó a trans-
último, alteró numerosos aspectos portarlo de la tonalidad original de
rítmicos y agógicos y añadió el has- Do sostenido menor a Sol menor. Un
ta entonces inexistente minueto. Sin sombrío sentimiento de tristeza em-
embargo, este nuevo manuscrito, ya barga todos sus compases, integrados
concluido, quedó ­inédito y no fue pu- por tres temas que se repiten de modo
blicado hasta 1829, un año después de variado cada vez y son culminados con
la muerte de su creador, con un irre- una coda basada en el primero de ellos.
levante “Opus póstumo 122”. Para el El grácil y elegante minueto, marcado
schubertiano András Schiff esta so- “Allegretto”, es absolutamente nuevo,
nata “es una de las obras más frescas como ya se ha apuntado, y presenta
y profundamente vienesas entre las la particularidad de que el trío −un
primeras de este género compuestas Ländler en La bemol− utiliza la misma
por Schubert”. música del trío del segundo de los Dos
El inicio del “Allegro moderato” en scherzos D 593, compuestos en noviem-
3/4 que abre la sonata es quizá lo más bre de 1817. Su fondo popular, de claros
mozartiano que Schubert haya escri- acentos vieneses, recoge con enorme
to. En perfecto Mi bemol mayor, como sutileza resonancias de marchas, dan-
manda el patrón clásico. Pero pronto zas, minuetos y valses que se podían
se produce una inesperada transi- escuchar por las calles de su ciudad
ción al relativo menor que introduce natal.
el segundo tema, de carácter dulce y Parecida atmósfera reina en el
presentado en pianísimo. Con él lle- “Allegro moderato” final, en forma
ga Schubert, sus precisas ornamen- sonata y compás de 6/8. Las resonan-
taciones, su carácter lírico y natural, cias vienesas siguen patentes; tam-
popular y fluido. Algunos autores bién su inequívoco carácter popular.
han creído reconocer en el desarrollo, Schubert rebasa en este movimiento
construido en pulida y avanzada forma novedoso todos los finales de sonata
sonata, un motivo relacionado con el escritos hasta 1817. El motivo inicial
Lied Der Zwerg D 771, compuesto entre desprende un aire desenfadado y hasta
1822 o 1823, es decir, con anterioridad a travieso, que contrasta con el segun-
la primera versión. También modificó do, en Si bemol menor, más grave y de
radicalmente el final del movimiento, ecos beethovenianos. El tamizado de-
que en la versión de 1817 se resolvía en sarrollo, tampoco exento de resonan-
unos abruptos acordes en fortísimo, cias del creador de la Missa Solemnis,

33
se despliega por diversas tonalidades más: sus extraordinarias composicio-
próximas, que configuran lo que el nes o su manera de interpretar, no me-
siempre agudo Harry Albreich llamó nos extraordinaria. Y cuando hubo de
“asombroso caleidoscopio de armo- improvisar solo, al final del concierto,
nías cambiantes”. por más de media hora, hizo aumentar
Además de ser uno de los grandes aún más nuestro entusiasmo y tensión,
compositores de la historia de la mú- provocando una tormenta de aplausos.
sica, Mozart fue un virtuoso del tecla- En efecto, esta manera de improvisar
do. Sus innumerables conciertos por sobrepasa todo lo que uno puede ima-
Europa y los testimonios que de ellos ginar, lo que significa tocar el piano y el
se conservan afirman su categoría incomparable valor de sus composicio-
interpretativa. Cuando, el 19 de ene- nes se unían a la más completa agilidad.
ro de 1787, el filósofo, primer biógra- Sin duda alguna, este concierto ofrecido
fo de Mozart y crítico musical checo para el público de Praga resultó único.
František Xaver Němeček lo escuchó en También Mozart puede considerar este
el recital que ese día tocó en el Teatro concierto como uno de los más felices
de la Ópera de Praga, y en el que inclu- de toda su vida.
yó la misma Sonata en Do menor KV 457
que hoy toca Kristian Bezuidenhout, Es imprescindible considerar este per-
escribió: fil de virtuoso a la hora de apreciar la
música para teclado de Mozart, en la
Posee una admirable agilidad que puede que sin duda también late y asoma el
calificarse como única, especialmente intérprete, como en los casos de Liszt,
en lo que concierne a la mano izquier- Albéniz, Rajmáninov o Prokófiev, entre
da. Libertad y delicadeza, la más exqui- otros muchos. Para bastantes autores,
sita expresión elocuente, su manera de la Sonata en Do menor KV 457 es la más
sentir, que llega irresistiblemente al “hermosa” de entre las dieciocho que
corazón, son sus cualidades más sobre- compuso para piano. También es la
salientes. Todo ello, unido a su riqueza única en modo menor, junto con la
de ideas y profunda comprensión de Sonata en La menor KV 310. Está fecha-
la obra, transporta sin duda a aquellos da en Viena, el 14 de octubre de 1784,
que le escuchan, y convierte a Mozart y dedicada a su alumna Therese von
en el pianista más grandioso de nues- Trattner, esposa del editor Johann
tro tiempo. Thomas von Trattner, en cuya casa
Sus composiciones para piano no se alojaba aquellos días. “Sonata per
tardarán en hacerse famosas. A petición il pianoforte solo, composta per la
general del público, ofreció un gran re- Signora Teresa de Trattner del suo
cital de piano en la Ópera. Este teatro umilissimo servo Wolfango Amadeo
nunca se vio tan colmado de un público Mozart”, escribe el compositor en el
tan entusiasta como en esta ocasión, manuscrito. Fue publicada en diciem-
y el entusiasmo jamás había sido tan bre de 1785, junto con la Fantasía en Do
unánime, provocado por su divina ma- menor KV 475, que con frecuencia en los
nera de tocar. No sabíamos qué admirar programas de concierto se convierte

34
en su preludio o antesala, debido a la pone esta sonata, premonitoriamente
coincidencia tonal, modal y estilística. formulada en la más apreciada tonali-
El primer movimiento, “Molto dad beethoveniana.
Allegro”, está formulado de acuerdo La naturaleza libre y abierta del
con la característica forma sonata, y se impromptu (improvisación) ha ten-
inicia con unos graves y firmes acordes tado de modo particular a composi-
enunciados por ambas manos al uní- tores específicamente dotados con el
sono. Este motivo, que se convertirá don de la espontaneidad, de moverse
en referencia de todo el movimiento, por el papel pautado sin el soporte
establece el sentido dramático y oscu- de las formas y las convenciones. No
ro del movimiento y de la sonata, pero es extraño por ello que composito-
contrasta con un segundo motivo, más res como Schubert y luego Chopin o
luminoso y ligero, en la tonalidad re- Fauré recurrieran a la figura abstracta
lativa mayor de Mi bemol. El desarro- y sin límites del impromptu. Pequeñas
llo, magníficamente trazado, transita páginas, normalmente en forma tri-
por las tonalidades de Fa menor y Sol partita (ABA) y de carácter ambiguo
menor, para resolver con el retorno a y ­d escomprometido, generalmente
la tónica de Do menor y culminar el destinadas al teclado. Schubert escri-
movimiento en pianísimo tras la dra- bió ocho, todos en 1827, que posterior-
mática reaparición fugaz de los acordes mente fueron fracturados al editarse
iniciales. separadamente en dos cuadernos pu-
El movimiento central contrasta blicados en fechas muy distanciadas.
vivamente con el precedente. Todo El primero, editado en vida del com-
es tranquilidad, claridad y sosiego. positor como Op. 90, contenía única-
Un calmo “Adagio” en la transparen- mente dos números, mientras que el
te tonalidad de Mi bemol mayor –la segundo no se publicó hasta 1839, once
misma del segundo tema del tiempo años después de la muerte de Schubert
precedente− es la base de este reman- como Op. 142. Sin ver la imprenta que-
so de quietud entre los dos movimien- daron los impromptus tercero y cuar-
tos extremos. Apenas algunos breves to del actual primer cuaderno, que no
episodios cadenciosos con rápidas se incorporaron al mismo hasta 1857.
escalas en la mano derecha interrum- Finalmente, en 1951, en la cataloga-
pen efímeramente el ambiente, que se ción de Otto Deutsch, quedaron fija-
disuelve en el silencio tras una breve dos como Impromptus D 899 (el primer
coda. El “Allegro assai” conclusivo re- volumen, con sus cuatro impromptus)
cupera el carácter dramático del pri- e Impromptus D 935 (el segundo, con los
mer movimiento, e irrumpe con una otros cuatro).
figuración sincopada, entrecortada y El primero y más extenso del vo-
saltarina. La estructura en forma de lumen D 899 se basa en un bellísimo
rondó, y, sobre todo, su carácter y el tema cantado delicadamente en soli-
oscuro lenguaje expresivo, anticipan tario por la mano derecha. Pronto se
al inminente Beethoven, un mozalbete agrega la izquierda, que envuelve de
de catorce años cuando Mozart com- opulencia sonora y armónica la des-

35
nuda melodía, que paulatinamente se lugar de los seis bemolazos del original
va enriqueciendo en sonido y entidad. de Schubert! Una distancia mínima, sí,
También métrica, con el caracterís- pero que supone un abismo en cuanto
tico acompañamiento en tresillos de al color y el carácter de los sonidos. Se
Schubert, mientras la melodía se ex- trata de una expresiva y sencilla canti-
playa en el registro agudo del teclado. nela que se mantiene durante toda la
Episodios de tensión en la sección pieza en la mano derecha, y flota bajo
central ceden finalmente ante la fuer- un ininterrumpido rumor sonoro de
za irresistible de la tenue melodía ini- seisillos de corcheas en la izquierda,
cial. Todo termina con una coda tan en que envuelve el canto y encauza sus
pianísimo como el inicio. delicadas evoluciones tonales. En ab-
Rápidas escalas ascendentes y des- soluto resulta exagerado decir que este
cendentes de tresillos de corcheas y ca- tercer impromptu es, en realidad, un
rácter nítidamente cromático recorren Lied para piano, que parece anunciar
el teclado en el segundo impromptu. las inminentes Canciones sin palabras
La tonalidad brillante de Mi bemol que escribe Mendelssohn entre 1838 y
mayor se oscurece en un pasaje en Mi 1845.
bemol menor de rotunda rítmica que El cuarto y último impromptu de
interrumpe la volátil ligereza inicial de esta primera serie está en La bemol
los tresillos, aunque sin llegar a perder mayor, aunque su inicio surge en claro
el carácter lírico que envuelve todo. La La menor. El tema inicial, en la mano
sección central llega modulada a Si derecha, se configura en rápidas cas-
menor. Como sorpresa final, Schubert cadas de arpegios descendentes que
cierra la página en la inaudita tonali- se repiten durante toda la primera
dad de Mi bemol menor, lo que la con- sección, con evoluciones a Do bemol
vierte en una de las pocas obras de la mayor y Si menor antes de retomar
literatura pianística que concluyen en de nuevo la tónica de La bemol mayor.
la tonalidad relativa de la tónica, como La sección central, en Do sostenido
hizo Beethoven en su última sonata menor y a la que Schubert denomi-
para piano (Do menor-Do mayor) y na en la partitura “trío” sin que haya
como hará Brahms en la Rapsodia en razón aparente para ello, desprende
Mi bemol mayor Op. 119 nº 4, culminada un carácter doliente y hasta patéti-
en Mi bemol menor. co, como si bajo el cielo luminoso del
El tercer impromptu fue escrito en inicio se hubieran asentado oscuros
Sol bemol mayor, aunque se publicó nubarrones cargados de inquietantes
inicialmente medio tono más agudo, presagios. Por fortuna, todo vuelve a
en la tonalidad de Sol mayor, más có- la radiante luminosidad inicial en la
moda para pianistas no duchos, ¡con tercera y última sección, que no es sino
un solo sostenido en la armadura, en repetición de la inicial.

36
Kristian Bezuidenhout,
fortepiano

Es uno de los instrumentistas de te- Ha actuado con famosos artistas


cla más notables y emocionantes de como John Eliot Gardiner, Philippe
la actualidad. Destaca especialmente Herreweghe, Frans Brüggen, Trevor
en el fortepiano, el clave y el piano Pinnock, Giovanni Antonini, Isabelle
moderno. Tras una formación ini- Faust, Alina Ibragimova, Rachel
cial como pianista, se especializó en Podger, Carolyn Sampson, Anne Sofie
la interpretación de instrumentos de von Otter y Mark Padmore. La rica y
tecla históricos y en la práctica del galardonada discografía de Kristian
continuo. Obtuvo su primer recono- Bezuidenhout para el sello Harmonia
cimiento internacional a los 21 años, Mundi incluye la música de tecla
al ganar el primer premio y el premio completa de Mozart y Mendelssohn,
del público del prestigioso Concurso así como los conciertos para piano de
Internacional de Brujas. Mozart junto a la Orquesta Barroca de
Kristian colabora habitualmente Friburgo. Además, en 2013 fue nomi-
con las agrupaciones especializadas en nado como Artista del Año por la re-
música antigua más importantes del vista Gramophone.
mundo, incluidas la Orquesta Barroca
de Friburgo, Les Arts Florissants, la
Orquesta The Age of Enlightenment,
la Orquesta de los Campos Elíseos, la
Orquesta Sinfónica de Chicago y la
Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig.
También ha sido director invitado
de The English Concert, la Orquesta
del Siglo xviii, la Orquesta Barroca
Tafelmusik, el Collegium Vocale
Gent, la Orquesta Juilliard 415, la
Kammerakademie de Potsdam y el
Dunedin Consort (con La Pasión según
San Mateo).

37
MIÉRCOLES 24 DE OCTUBRE DE 2018, 19:30

Ecos mozartianos
DÚO DEL VALLE

4
Víctor y Luis del Valle, piano a cuatro manos

El concierto se podrá seguir en directo en march.es, Radio Clásica (RNE),


Facebook Live y YouTube Live.
38
I Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791)
Andante con variaciones en Sol mayor KV 501
Sonata en Do mayor KV 521
Allegro
Andante
Allegretto

Franz Schubert (1797-1828)


Variaciones en La bemol mayor sobre un tema original D 813

II Franz Schubert
Fantasía en Fa menor D 940
Allegro molto moderato
Largo
Allegro vivace
Tempo primo

Johannes Brahms (1833-1897)


Danzas húngaras WoO 1 (selección)
nº 3 Allegretto en Fa mayor
nº 2 Allegro non assai en Re menor
nº 1 Allegro molto en Sol menor
nº 11 Poco andante en Re menor
nº 7 Allegretto en La mayor
nº 4 Poco sostenuto en Fa menor
nº 6 Vivace en Re bemol mayor

39
A cuatro manos

Justo Romero

Hay un doble eje que da mucha consis- grabaciones, por lo que el teclado y
tencia a este programa. Por un lado, las cuatro manos eran el mejor medio
Mozart como antecedente y Brahms de poder escuchar en casa el enton-
como consecuente (no sé si sabéis que ces ­inaccesible repertorio sinfónico e
la primera edición completa de la obra incluso operístico. De ahí las miles y
de Schubert la promovió Brahms en miles de transcripciones para piano
1888, de modo que lo podemos conside- a cuatro manos que existen práctica-
rar como schubertiano de primera fila). mente de todo el repertorio clásico,
El otro eje es el de las variaciones y, en romántico y lírico.
general, el de las piezas breves, un rasgo El programa del Dúo Del Valle está
que comparten las variaciones con las conformado por obras originales,
danzas, un género este último también pensadas en sí mismas para las cua-
muy practicado por Schubert. tro manos. Algunas de ellas incluso
han alcanzado celebridad en el ám-
Estas líneas meridianas, redactadas y bito sinfónico, en un proceso inverso
remitidas en su día por uno de los her- al comentado en el párrafo anterior,
manos Del Valle a la Fundación March como las Danzas húngaras de Brahms,
para revelar los hilos y entresijos de mucho más conocidas hoy en su trans-
su recital en este ciclo, explican con cripción orquestal que en el original
precisión conocedora las razones del para cuatro manos.
mismo. La música para cuatro manos La obra para piano a cuatro manos
ha sido siempre un capítulo funda- de Mozart tiene mucho que ver con su
mental del repertorio para teclado. No hermana Maria Anna (Nannerl), cua-
solo en sí misma, sino también como tro años mayor y también muy dotada
recurso para optimizar al “rey de los pianista. Ambos se divertían tocando
instrumentos” y convertirlo en emu- juntos, frecuentemente obras escritas
lador de la orquesta, en un tiempo –el expresamente por Wolfgang Amadeus.
siglo xix– en el que aún no existían ni Esta circunstancia fue la que hizo que
la radio, ni el mundo del disco ni las Mozart sea el primer compositor de la

40
historia en crear un repertorio consi- instrumentales, que el propio Mozart
derable para cuatro manos que inclu- consideraba “bastante difíciles de
ye, entre otras muchas pequeñas pie- tocar”. El “Andante” central es un re-
cecillas, cinco sonatas (a las que acaso manso de quietud y ligereza entre los
se podría añadir la Sonata para dos pia- dos allegros extremos. Apenas unos
nos en Re mayor KV 448), el Andante con breves diseños en los que se estable-
variaciones KV 501, el Adagio y Allegro ce un curioso y casi irónico diálogo no
en Fa menor KV 594 y la Fantasía en Fa exento de intención, chispa y hasta de
menor KV 608, escrita originalmente parodia. Todo cobra viveza y dramatis-
para órgano. mo en la bien cantada sección central,
El Andante con variaciones para pia- en Re menor, donde el registro gra-
no a cuatro manos KV501 data de no- ve impone su protagonismo sobre el
viembre de 1786 y consta de un tema agudo, para luego cambiar los roles en
original (el “Andante”, en Sol mayor) y justo equilibrio. El tercer movimiento,
cinco variaciones. Música encantadora “Allegretto”, es un complaciente y ga-
y galante incluso, que más bien pare- lante divertimento en forma de rondó,
ce, por la candidez del tema que nutre cuyo amable carácter general contras-
el conjunto, de la primera época mo- ta con pasajes de mayor intensidad y
zartiana. Este Andante con variaciones ambición expresiva.
fue concebido originalmente para dos Prolífica es también la obra para
pianos, pero posteriormente Mozart piano a cuatro manos de Schubert,
reescribió la partitura para cuatro ma- que engloba páginas tan diversas
nos, probablemente por indicación de como las Cuatro polonesas D 599, las
su editor. Tres marchas heroicas D 602, el Rondó
Mucha más chicha y entidad atesora en Re mayor D 608, la Gran Sonata en
la Sonata en Do mayor KV 521, fechada Si bemol mayor D 617, las Danzas ale-
en Viena el 29 de mayo de 1787, naci- manas D 618, las Dos marchas milita-
da para una hermana de su amigo el res D 733, la Sonata en Do mayor “Gran
barón Gottfried von Jacquin llamada Dúo” D 812, las Variaciones sobre un
Franziska, aunque más tarde cambió tema original D 813, el Divertimento a
la dedicatoria a las hermanas Babette y la húngara D 818, el Andantino varia-
Marianne (Nanette) Nortrop. Destaca do en Si menor D 823, las Dos marchas
en esta sonata de plenitud el dominio características D 886, la Fantasía en
de la forma, su cuidada y exquisita es- Fa menor D 940, el Allegro en La menor
critura y la originalidad de una escri- “Lebensstürme” D 947 y el Rondó en La
tura que delata al mejor Mozart. menor D 951.
Desde los primeros y animosos Las razones de tal dedicación a las
compases iniciales del “Allegro” inau- cuatro manos las apuntó nuestro inol-
gural se constata y siente el impuso del vidable José Luis Pérez de Arteaga hace
genio. Una decidida frase en unísono ya muchos años en los –como siem-
preludia el hábil desarrollo, cargado pre en él– documentados y estupen-
de ideas y originales tránsitos tona- damente escritos textos que preparó
les, de brío y de muy brillantes pasajes para el ciclo que a la obra de Schubert

41
para piano a cuatro manos dedicó está sobre un tema propio, ambas para cua-
Fundación en marzo-abril de 19961: tro manos, que ya he acabado […]. Las
variaciones están teniendo un éxito ex-
¿Por qué tal prodigalidad para pia- traordinario”. Cuando escribe esta carta
no a cuatro manos? Brigitte Massin se encuentra en la localidad húngara de
apunta en relación a la, seguramente, Szeliz, con la melómana y poderosa fa-
obra maestra absoluta del apartado, la milia Eszterházy, la misma que tuvo y
Fantasía en Fa menor: la necesidad de mantuvo a Haydn en su corte durante
una mayor sonoridad más rica, de un tres décadas y para la que también tra-
agrandamiento sonoro que representa bajó Schubert a partir de 1818, concreta-
la escritura a cuatro manos. mente para el conde Johann Eszterházy.
El holandés Reinhard van Hoorickx La obra se publicó un año después, de-
hace un razonamiento similar, apoyán- dicada al conde Anton Berchtold. El
dose en una apreciación reciente, la de tema que la sustenta es, a diferencia
Daniel Barenboim, el cual ha señalado de lo habitual, un motivo bastante bri-
en una entrevista que el piano es una llante y complejo, lo que, en principio,
miniorquesta… y la utilización más añade complejidad a su manipulación
completa que se puede hacer del mis- para ser variado y reelaborado.
mo es a cuatro manos. Hoorickx amplía Schubert supera con sobresaliente
la observación de Barenboim y añade: el reto y crea una de las páginas más
“Esta unión de dos personas ante un hermosas e importantes del género.
mismo teclado era para Schubert el sím- Siete variaciones en las que, salvo en la
bolo mismo de la amistad”. quinta, se mantiene siempre la tonali-
dad del tema, La bemol mayor. Destaca
Y el término “amistad” ocupó siempre el lirismo y sentido contrapuntístico
un lugar absolutamente preferente en de la tercera; el sentido cantable –
el bohemio Schubert. próximo al Lied– de la quinta, que tan-
Las Variaciones sobre un tema ori- to recuerda el segundo movimiento
ginal D 813 figuran entre las mejores de la Sinfonía nº 7 de Beethoven; o las
obras de Schubert y de todo el reperto- atrevidas armonías de la séptima, “la
rio a cuatro manos. Él mismo se sentía más conmovedora y extraordinaria de
particularmente satisfecho de ellas, todas”, según Pérez de Arteaga.
como se desprende de la carta que el Escrita en enero del fatídico 1828,
18 de julio de 1824 remite a su hermano la Fantasía en Fa menor D 940 figura
Ferdinand, en la que tras decirle que entre las composiciones más popula-
está “empezando a redescubrir una in- res del repertorio a cuatro manos. Y,
tensa sensación de felicidad y paz”, le desde luego, unas de las más hermosas
comenta que ha estado trabajando en e inspiradas. Se estrenó el 9 de mayo,
“una gran sonata y unas variaciones tocada por el propio Schubert junto

1. El ciclo, titulado Schubert: piano a cuatro manos, constó de tres conciertos celebrados los días
18 y 25 de marzo, y 1 de abril. Los tres fueron interpretados por Begoña Uriarte y Karl-Hermann
Mrongovius.

42
a su amigo Franz Lachner en una de en Sol menor (cuyo último movimiento
esas schubertiadas en las que la amis- es un “Rondo alla zingarese”), los dos
tad era incluso más importante que la cuadernos de Liebeslieder Waltzer, los
propia música. Sus pentagramas están Zigeunerlieder (Op. 103 y Op. 112) y,
organizados en cuatro secciones liga- por supuesto, el movimiento final del
das y homogeneizadas por el sencillo Concierto para violín, un brillantísimo
tema inicial, tan pleno de melancolía y rondó a dos tiempos de carácter fes-
nostalgia. Después de estos episodios, tivo, profundamente enrai­zado en el
que recorren estados anímicos muy folclore cíngaro, posiblemente como
diversos, una doble fuga introduce un homenaje explí­cito a su destinatario,
nuevo elemento temático. Todo con- el célebre violinista Joachim, y a su pa-
cluye con el retorno a la melancólica tria húngara.
sencillez original. Pero la música que ha vinculado
Durante toda su carrera Brahms se definitivamente el nombre de Brahms
sintió fascinado por el folclore húnga- a Hungría ha sido la colección de ven-
ro, especialmente a partir de instalarse tiuna danzas húngaras que compuso
en Viena, en 1869, donde tuvo oportu- en 1869, agrupadas en cuatro cuader-
nidad de escuchar en cafés y en la calle nos y todas para piano a cuatro ma-
a músicos gitanos que, procedentes de nos. Los dos primeros volúmenes se
la vecina Hungría, se ganaban la vida editaron ese mismo año, mientras
tocando canciones y danzas popula- que los dos últimos tuvieron que es-
res de ese país. Ya en la primavera de perar a 1880. Dieciocho danzas reco-
1853 había dejado constancia de esta gen motivos literalmente extraídos
pasión en las Variaciones sobre una del folclore, mientras que solo tres
canción húngara Op. 21 nº 2, que escri- (las 11, 14 y 16) son totalmente ori-
be durante una gira de conciertos en ginales. Ni que decir que los aires de
la que acompañó al violinista húngaro zardas y otros ritmos populares ca-
Eduard Reményi. En cualquier caso, la racterísticos aparecen y reaparecen,
atracción que la música magiar ejerció hábilmente tratados por la maestría
sobre los compositores románticos en de Brahms, que según diversas fuen-
absoluto se limitó a Brahms, y son in- tes se dejó asesorar muy de cerca por
numerables las obras del más diverso su amigo Joachim. Miniaturas de
pelaje compuestas con los seductores apenas dos o tres minutos, cargadas
ritmos y giros característicos del país de sabor y seducción. De frescura y
de Liszt, Bartók, Kodály o Ligeti, por enjundia pianística. La gran popu-
citar solo cuatro nombres de la ingente laridad que alcanzaron pronto (muy
nómina de excepcionales composito- especialmente la primera, en Sol
res e intérpretes que Hungría ha apor- menor, y la quinta, en Fa sostenido
tado a la música universal. menor (¡que figuran ambas entre los
Brahms se acercó al folclore húnga- más escuchados best-sellers de la mú-
ro también en otras obras fundamen- sica clásica!) propició que el mismo
tales en su catálogo como los dos sex- Brahms adaptara diez de ellas para
tetos de cuerda, el Cuarteto con piano dos manos y orquestara la primera, la

43
tercera y la décima. Posteriormente, cuarto volumen (danzas números 17-
otros compositores realizaron nuevas 21) y el director de orquesta húngaro
orquestaciones, entre ellos Antonín Iván Fischer, que las ha orquestado y
Dvořák2, que trascribió íntegro el grabado.

2. Sus Danzas eslavas para piano a cuatro manos Op. 46 y Op. 72, compuestas en 1878, son clara-
mente deudoras de la abierta admiración que sentía por las Danzas húngaras de Brahms.

44
Dúo Del Valle

Tras su triunfo en el prestigioso Con­ Los hermanos Del Valle han graba-
curso Internacional de Música ARD do para TVE, Canal Sur, Radio Clásica,
(Múnich, 2005), el dúo de los her- Catalunya Radio, la Radio de Baviera,
manos Víctor y Luis del Valle ha sido la Süden-Westen Radio, Rádio Klasika
reconocido como una de las agrupa- (Eslovaquia) y para el sello discográ-
ciones camerísticas más sobresalien- fico Sony-España. Su último trabajo
tes de Europa. Formado en la Escuela discográfico, Impulse, editado por IBS
Superior de Música Reina Sofía, ha Classical, ha recibido una fantástica
actuado en los más prestigiosos es- acogida tanto de crítica como de pú-
cenarios de Europa, Asia y América, blico. En la actualidad, Víctor y Luis del
y con importantes orquestas como Valle compaginan su actividad concer-
la Orquesta Sinfónica de la Radio tística con su labor docente en el Real
de Baviera, la Orquesta Nacional de Conservatorio Superior de Música de
España, la Orquesta Sinfónica y Real Madrid y en el Conservatorio Superior
Filharmonía de Galicia, la Orquesta de Música de Aragón.
de Cámara de Múnich, la Orquesta
Sinfónica de la SWR (Stuttgart) o la
Filarmónica de Helsinki, entre otras.
Sus próximos compromisos in-
cluyen conciertos con la Orquesta de
RTVE, la Orquesta Filarmónica de
Málaga y la Orquesta de Valencia y
giras en Colombia y Corea. Compro­
metido con el acercamiento de la mú-
sica clásica al gran público, el Dúo Del
Valle creó junto a la cantante Pasión
Vega el espectáculo 2 Pianos con
Pasión, mestizaje músico-teatral que
ya han podido disfrutar más de 40.000
espectadores.

45
MIÉRCOLES 31 DE OCTUBRE DE 2018, 19:30

La sombra de Beethoven

5
François-Frédéric Guy, piano

El concierto se podrá seguir en directo en march.es, Radio Clásica (RNE),


Facebook Live y YouTube Live.
46
I Johannes Brahms (1833-1897)
Klavierstücke Op. 119
Intermezzo. Adagio
Intermezzo. Andantino un poco agitato
Intermezzo. Gracioso e giocoso
Rapsodia. Allegro risoluto

Ludwig van Beethoven (1770-1827)


Sonata nº 16 en Sol mayor Op. 31 nº 1
Allegro vivace
Adagio grazioso
Rondó. Allegretto

II Franz Schubert (1797-1828)


Sonata en La mayor D 959
Allegro
Andantino
Scherzo. Allegro vivace
Rondó. Allegretto

47
La sombra de Beethoven

Justo Romero

¿Es alargada la sombra de Beethoven? tud e introspección que establecen sus


Difícil resulta aún hoy saber hasta dón- últimas obras para piano.
de alcanza su influencia. La proyección Los tres interiorizados intermezzi
de su obra, de su modelo revolucio- y la exultante rapsodia que integran
nario, radical, valiente, innovador y las postreras Cuatro piezas para piano
rompedor, sigue vigente hoy, cuando Op. 119 han sido descritos como “in-
han transcurrido casi dos siglos de su quietantes y melancólicos, poderosos
desaparición. Tal es el impacto sin fin y afirmativos”. Son adjetivos bien em-
de su música que, en este programa pleados para tratar de definir lo indefi-
que hoy presenta, François-Frédéric nible: la infinita y delicada belleza que
Guy se ha querido centrar en las in- deposita Brahms en las cuatro joyas
fluencias próximas sobre su contem- que conforman su último cuaderno
poráneo Schubert y sobre el último pianístico, escrito durante el verano
Brahms, el de las Cuatro piezas para de 1893, solo cuatro años antes de fa-
piano Op. 119, que marcan un punto de llecer en Viena, el 3 de abril de 1897. El
culminación, quizá de cierre, del más primer intermezzo es un melancólico
puro Romanticismo. Como ya se ha “Adagio” en Si menor y compás de 3/8.
comentado en otro apartado de este En él llama la atención el ambiguo pero
ciclo, frente a la frescura natural y rica original recurso de las disonancias, que
en melodismo de Schubert, Beethoven se convierte en elemento fundamental
opta por los largos y contrastados de- de la sinuosa y orfebreril construcción
sarrollos, por un universo estético y sonora del fragmento.
anímico más rotundo y cargado de cer- El segundo se distingue por su ca-
tezas. Y Brahms, que bebe de ambos, rácter libre e improvisatorio. Un aire
como punto de confluencia y encuentro de “Andantino un poco agitato”, en Mi
de las herencias del renano y del vienés. menor y compás de 3/4, preside sus mi-
Un triángulo que se expande desde los nuciosamente construidos compases,
orígenes del Romanticismo a su culmi- articulados como un lírico Lied en tres
nación, a ese momento último de quie- partes, cuyo efusivo apasionamiento se

48
remansa en la plácida sección central, Esta sonata, junto a sus dos herma-
una suerte de vals-berceuse formulado nas de opus (la nº 17 en Re menor, “La
sobre las mismas notas del tema ini- tempestad”, y la nº 18 en Mi bemol ma-
cial. Menos sosegado aparece el mono- yor), representa el definitivo adiós de
temático tercer intermezzo, prescrito Beethoven al Clasicismo dieciochesco
“Grazioso e giocoso”. A pesar de tan y la entrada de lleno en el gran mundo
explícita indicación, sus inequívocas romántico, que culminará en esos in-
reminiscencias schubertianas parecen sondables monumentos de la literatura
volver la vista atrás, de manera año- para el teclado que son sus últimas so-
rante, crepuscular y algo inquieta. Es natas para piano.
como si Brahms estableciera una suerte Beethoven recurre a la amable
de guiño, nostálgico y vaticinador, al fu- tonali­dad de Sol mayor, que siempre
turo Richard Strauss. Un guiño impo- vinculó a la idea de sereni­dad. Tal es el
sible a través del cual se recuperaría un carácter que alienta su primer movi-
mundo definitivamente perdido, que ya miento, cuyo tema inicial es sometido
solo existe en la reminiscente memoria a un admira­ble desarrollo, en contras-
e imaginación del compositor. te con el segundo motivo, que fluctúa
Brahms corona su Op. 119 y también entre los modos Si mayor y Si menor y
toda su producción pianística con la que, finalmente, acabará sucum­biendo
vibrante “Rapsodia”. Bajo un aire mar- ante el formidable desarrollo que su-
cado “Allegro risoluto” (tonalidad de cede a la reexposi­ción del tema inicial.
Mi bemol mayor y en 2/4), sus compa- El segundo movimiento es un plácido
ses están preñados de fuerza, ritmo y y muy ornamentado “Adagio grazio-
empuje. Brahms despeja las elucubra- so”, que anticipa, ya en estado germi-
ciones y sombras de los tres intermezzi nal y pese a su liviana apariencia, el
precedentes. La vigorosa primera sec- atormentado Beethoven del último
ción se basa en dos ideas (la segunda periodo. El compositor enfrenta aquí
en Do menor) de carácter épico y muy los dos mundos que ya cohabitan en
arraigadas en motivos populares. La su perso­na­lidad: el último Clasicismo
sección central, en La bemol mayor, re- (inicio del movimiento) y el irrefrena­
cupera, de manera pasajera, la atmós- ble Romanticismo que ya llega (com-
fera de los tres anteriores intermezzi. pases anteriores a la fermata). Ambos
Tras una pimpante transición, la rea- son teñidos con un tratamiento casi
parición de la sección inicial establece belcantista de la canción que da origen
el radiante y definitivo punto final al al movimiento y con un hasta entonces
capital corpus pianístico brahmsiano. inédito imaginativo empleo de las po-
Del último Brahms, François- sibilidades coloristas y tímbricas del
Frédéric Guy retrocede a los albores del piano. La primera frase del tercer mo-
siglo xix; a 1802, año en que Beethoven vimiento recuer­da al popular minueto
crea su Sonata nº 16 para piano en Sol de Boccherini. Beethoven parece que-
mayor Op. 31 nº 1, contemporánea de su rer aligerar el ambiente en este tiempo
Sinfonía nº 2 y ubicada a caballo entre final con una suerte de danza ligera y
sus dos primeros periodos creativos. volátil, solo interrum­pida por un breve

49
adagio que da pie al original “Presto” momentos de intranquilidad de los
que culmina la sonata. Significativo es compases centrales.
que la estructura y desarrollo de este Ecos de ligero y despreocupado
movimiento sean equiparables a los vals asoman en el tercer movimiento
de la sonata de Schubert que completa (“Allegro vivace”, en La mayor y com-
este programa, escrita veintiséis años pás de 3/4). Se trata de un placentero
después. scherzo de carácter ligero y despreo-
Compuesta en Viena en 1828, la cupado, pero que progresivamente
Sonata en La mayor D 959 es la segun- se carga de tensión y evoluciona por
da de la excepcional triada final de so- tonalidades más sombrías −Do soste-
natas para piano de Schubert. Tras la nido menor−, que parecen empeñadas
brillante y vigorosa introducción, una en borrar la despreocupada ligereza
suave y plácida atmósfera envuelve el inicial. El trío, en Re mayor y anotado
“Allegro” inicial, en 4/4 y caracterizado “Un poco più lento”, es una vez la evo-
por una muy característica figuración cación de un Ländler.
en tresillos, sobre la que surge un ex- Tanto el tema inaugural como el
presivo segundo tema (en la dominan- que será base de todo el desarrollo
te, Mi mayor) expuesto en pianísimo e del rondó final está tomado del mo-
insuflado de un indisimulado aliento vimiento central (“Andantino”) de la
poético. El desarrollo, basado en estos Sonata en La menor D 537, compuesta
dos motivos contrapuestos, introduce en 1817. Schubert opta por un tiempo
por sorpresa un inesperado nuevo dise- tranquilo, plácido y transparente, un
ño, de carácter risueño y desenfadado, “Allegretto”, en 4/4, que vuelve a acer-
que se incorpora como tercer elemento carse al mundo amado del Lieder. El
temático. Todo concluye súbitamente esquema formal es idéntico al de la
en la concisa y breve coda. recién escuchada sonata de Beethoven
El segundo movimiento, un (la Op. 31 nº 1): en ambas, el primer
“Andantino” en Fa sostenido menor, tema, una vez enunciado, reaparece
primero, y luego en La mayor, es un inmediatamente en la mano izquier-
Lied de estructura tripartita e inefa- da, mientras la derecha establece un
ble atractivo, basado en una melodía acompañamiento en tresillos. Esta
ensoñadora y de franca melancolía. misma figuración aparece −también
Como “una dolorosa canción de cuna” en las dos sonatas− en el segundo
calificó Brahms este fantasioso tiempo. tema, pero ya en la mano izquierda,
Todo se transforma abruptamente en que mantiene la figuración incluso
la singular sección central, una especie en la reexposición del primer tema.
de improvisación o cadencia con mo- Movimiento y sonata concluyen en
mentos de enorme tensión, que tras un un brillantísimo “Presto” que retoma
largo trino se resuelve con el regreso al finalmente la tonalidad base de La
estado de ensoñamiento inicial, que fi- mayor. Como guinda final, Schubert
nalmente se disipa entre arpegios que introduce una inesperada alusión al
parecen recordar casi con temor los vigoroso compás que abrió la sonata.

50
François-Frédéric Guy,
piano

Está considerado, ante todo, un des- de Viena y la Orquesta de la Tonhalle


tacado intérprete especialista en mú- de Zúrich. También ha colabora-
sica para piano de autores románticos do con directores de fama mundial
alemanes. La forma en la que crea como Esa-Pekka Salonen, Kazushi
estructuras musicales en el sonido es Ono, Marc Albrecht, Philippe Jordan,
incomparable, lo que se evidencia es- Daniel Harding, Neeme Järvi, Lionel
pecialmente en sus interpretaciones Bringuier, Michael Tilson Thomas y
de Beethoven, autor con el que tiene Kent Nagano. Ha ofrecido recitales
una relación musical particularmen- en las principales salas de conciertos
te intensa. El pianista también tiene de Londres, Milán, Berlín, Múnich,
un interés especial por la música de Moscú, París, Viena y Washington,
Bartók, Brahms, Liszt y Prokófiev y y en festivales como el de La Roque
un fuerte compromiso con la música d’Anthéron, el Festival Chopin de
contemporánea. Varsovia, la Beethovenfest de Bonn, la
Mantiene estrechos vínculos con Primavera de las Artes de Montecarlo
compositores como Ivan Fedele, y el Festival de Cheltenham.
Marc Monnet, Gérard Pesson, Bruno
Mantovani y Hugues Dufourt, quien
le dedicó su obra maestra para piano
solo, Erlkönig (2006). También ha es-
trenado obras como el Concierto para
dos pianos (2012) de Bruno Mantovani
y Le Désenchantement du monde (2013)
de Tristan Murail, con la Orquesta
Filarmónica de Seúl.
Ha sido invitado por formaciones
como la Orquesta Philharmonia de
Londres, la Filarmónica de Londres,
la Filarmónica de Múnich, la Orquesta
de París, la Orquesta Filarmónica de
Radio France, la Orquesta Sinfónica

51
Selección bibliográfica

Peter Clive, Schubert and his World, Brigitte Massin, Franz Schubert:
Óxford, Clarendon Press, 1997. biografía y obra, Madrid, Turner
Música, 1977 (traducción de Isabel
Otto Deutsch, Schubert: die Adumendi).
Dokumente seines Lebens, Kassel,
Bärenreiter Verlag, 1964. Bernhard Paumgartner, Franz Schubert,
Madrid, Alianza Música, 1992
Otto Deutsch, The Schubert Thematic (traducción de Belén Bas Álvarez).
Catalogue, Nueva York, Dover
Publications, 1995. Varios autores, Ritmo, 487, 1978
(número dedicado a Franz Schubert
Alfred Einstein, Schubert, the Man & con motivo de la conmemoración del
his Music, Londres, Cassell, 1951. 150 aniversario de su muerte).

Karl Kobald, Schubert y su ­tiempo,


Barcelona, Juventud, 1941 (traducción
de Carmela Eulate).

52
Justo Romero

El extremeño Justo Romero, autor de escucho; Chopin. Raíces de futuro y El


la introducción y notas al programa piano 52+36. Ha dictado conferencias
de este ciclo, nació en 1955 y estudió y dirigido seminarios en diferentes
piano con Ramon Coll, Aldo Ciccolini, países y universidades, así como comi-
Ángeles Rentería y Esteban Sánchez, sariado exposiciones promovidas por
entre otros. Desde 1978 desempeña instituciones como el Ayuntamiento
puestos de responsabilidad en la ges- de Madrid, la Junta de Andalucía, la
tión musical: ha sido director técni- Junta de Extremadura, la Generalitat
co de la Orquesta Bética Filarmónica Valenciana, el Ministerio de Cultura o la
(1978-1981) y de la Orquesta de Valencia Sociedad Estatal de Conmemoraciones
(1995-1998); fundador, junto con Helga Culturales.
Schmidt, Lorin Maazel y Zubin Mehta,
de la Orquesta de la Comunidad
Valenciana; asesor artístico del Festival
Albéniz de Camprodon (1999-2007) y
del Auditorio de Alicante (2011-2017),
y dramaturgo del Palau de les Arts
Reina Sofía de Valencia (2005-2014).
Fue crítico musical de los diarios El
País, Diario 16 y El Mundo, así como en
la revista Scherzo y otras publicaciones
especializadas. Su bibliografía com-
prende, entre otros, los libros Sevilla
en la ópera; Albéniz; El Gato Montés;
Falla; Cristóbal Halffter, este silencio que

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CRÉDITOS

Los textos contenidos en este programa Edición de textos


pueden reproducirse libremente citando la Alberto Hernández Mateos
procedencia. Josep Martínez Reinoso

Los conciertos de este ciclo se transmiten Diseño


en directo por Radio Clásica, de RNE. Guillermo Nagore
Si desea volver a escuchar estos
conciertos, los audios estarán disponibles TEMPORADA DE MÚSICA
en march.es /musica/audios DE LA FUNDACIÓN JUAN MARCH

© Justo Romero Director


© Fundación Juan March, Miguel Ángel Marín
Departamento de Música
Coordinadores
ISSN: 1989-6549 Alberto Hernández Mateos
Soledad Hernando
Josep Martínez Reinoso
Olga Torres

Ciclo de miércoles: “El piano de Schubert: modelos y herencias”: octubre 2018 [introducción
y notas de Justo Romero]. - Madrid: Fundación Juan March, 2018.

56 pp.; 20.5 cm. (Ciclo de miércoles, ISSN: 1989-6549; octubre 2018)

Programas de los conciertos: [I] Ländler: “Obras de W. A, Mozart, F. Schubert, W. Rihm y R.


Schumann”, por Alexander Lonquich, piano; [II] Momentos musicales: Obras de A. Schönberg,
L. van Beethoven, F. Schubert, R. Schumann, W. A. Mozart, J. Brahms, F. Chopin y J. S. Bach”,
por Josep Colom, piano; [III] Ecos mozartianos: “Obras de F. Schubert y W. A. Mozart”, por
Kristian Bezuidenhout; fortepiano; [IV] A cuatro manos: “Obras de W. A. Mozart, F. Schubert
y J. Brahms”, por el Dúo Del Valle, piano a cuatro manos; [y V] La sombra de Beethoven:
“Obras de J. Brahms, L. van Beethoven y F. Schubert”, por François-Frédéric Guy, celebrados
en la Fundación Juan March los miércoles 3, 10, 17, 24 y 31 de octubre de 2018.

También disponible en internet: march.es /musica

1. Música para piano - Programas de mano - S. XVIII.- 2. Música para piano - Programas de
mano - S. XIX.- 3. Música para piano - Programas de mano - S. XX.- 4. Sonatas - Programas
de mano - S. XIX.- 5. Valses - Programas de mano - S. XIX.- 6. Ländlers - Programas de
mano - S. XIX.- 7. Ländlers - Programas de mano - S. XX.- 8. Rondós - Programas de mano
- S. XVIII.- 9. Estudios - Programas de mano - S. XIX.- 10. Impromptus - Programas de mano
- S. XIX.- 11. Preludios - Programas de mano - S. XVIII.- 12. Rapsodias - Programas de mano
- S. XIX.- 13. Variaciones - Programas de mano - S. XIX.- 14. Fantasías - Programas de mano
- S. XIX.- 15. Sonatas - Programas de mano - S. XVIII.- 16. Fundación Juan March-Conciertos.

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ACCESO A LOS CONCIERTOS PROGRAMA DIDÁCTICO
El auditorio principal tiene 283 plazas. Las La Fundación organiza, desde 1975, los
entradas se ofrecen gratuitamente (una por “Recitales para jóvenes”: 18 conciertos
persona) en la taquilla, por orden riguroso de didácticos al año para centros educativos de
llegada, a partir de una hora antes de cada secundaria. Los conciertos se complementan
acto. Una vez agotadas, se distribuyen 114 con guías didácticas, de libre acceso en
para el salón azul, donde se transmite el acto. march.es. Más información en march.es /
musica/jovenes
Reserva anticipada: se pueden reservar 83
entradas en march.es /reservas (una o dos por RECURSOS EN MARCH.ES
persona), desde siete días antes del acto, a
Los audios de los conciertos están disponibles
partir de las 9:00. Los usuarios con en march.es /musica durante los 30 días
reserva deberán canjearla por su entrada en posteriores a su celebración. En la sección
los terminales de la Fundación desde una hora “Conciertos desde 1975” se pueden consultar
hasta 15 minutos antes del inicio del acto. las notas al programa de más de 3.700
conciertos. Más de 200 están disponibles
Los conciertos de miércoles, sábado y permanentemente en audio y cerca de 550 en
domingo se pueden seguir en directo por vídeo (estos también en YouTube).
march.es y a través de Facebook Live y
YouTube Live. Además, los conciertos de los
miércoles se transmiten en directo por Radio CANALES DE DIFUSIÓN
Clásica de RNE. Siga la actividad de la Fundación a través de
las redes sociales:
BIBLIOTECA DE MÚSICA
Los objetivos de la Biblioteca Española
de Música y Teatro Contemporáneos son
reunir, preservar y difundir entre el público Suscríbase a nuestros boletines electrónicos
interesado y los investigadores los recursos para recibir nuestra programación en
necesarios para el estudio del teatro y la march.es /boletines
música españoles desde el siglo xix a nuestros
días. Su catálogo recoge casi 180.000
registros de todo tipo, destacando los 16
legados, fundamentalmente de compositores,
donados a la Fundación. Estos fondos únicos
contienen partituras manuscritas, grabaciones
sonoras, documentación biográfica y
profesional, programas de mano de estrenos,
correspondencia y fotografías, entre otros
documentos. Muchos de ellos están accesibles
en formato digital. Más información en march.
es /bibliotecas

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La Fundación Juan March es una institución familiar y patrimonial creada en
1955 por el financiero Juan March Ordinas con la misión de fomentar la cultura
en España sin otro compromiso que la calidad de su oferta y el beneficio de la
comunidad a la que sirve. A lo largo de los años, las cambiantes necesidades so-
ciales han inspirado, dentro de una misma identidad institucional, dos diferentes
modelos de actuación. Fue durante dos décadas una fundación de becas. En la
actualidad, es una fundación operativa con programas propios, mayoritariamente
a largo plazo y siempre de acceso gratuito, diseñados para difundir confianza en
los principios del humanismo en un tiempo de incertidumbre y oportunidades
incrementadas por la aceleración del progreso tecnológico.

La Fundación organiza exposiciones y ciclos de conciertos y de conferencias. Su


sede en Madrid alberga una Biblioteca de música y teatro español contemporá-
neos. Es titular del Museo de Arte Abstracto Español, de Cuenca, y del Museu
Fundación Juan March, de Palma de Mallorca. Promueve la investigación cientí-
fica a través del Instituto mixto Carlos III/Juan March de Ciencias Sociales, de la
Universidad Carlos III de Madrid.

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PRÓXIMOS CONCIERTOS DE MIÉRCOLES

AULA DE (RE)ESTRENOS 104:


LUIS DE PABLO EN PERSPECTIVA
7 DE NOVIEMBRE
Taller Sonoro
Obras de B. Bartók, J. Torres, L. de Pablo, R. Lazkano y J. M. Ciria
Introducción y notas al programa de Luis de Pablo
con textos de Jesús Torres, Ramon Lazkano y José María Ciria

IBERIA. RELACIONES MUSICALES


ENTRE PORTUGAL Y ESPAÑA
En coproducción con la Fundación Calouste Gulbenkian
Introducción y notas al programa de Cristina Fernandes

14 DE NOVIEMBRE
Pierre Hantaï, clave
Obras de A. de Cabezón, P. de Araujo, J. B. Cabanilles, C. Seixas y D. Scarlatti

21 DE NOVIEMBRE
Ana Quintans, soprano; Carlos Mena, contratenor; Ruth Verona,
violonchelo barroco y Carlos García-Bernalt, clave
Obras de J. de la Té y Sagau, P. A. Avondano, D. Scarlatti, D. Perez y C. Seixas

28 DE NOVIEMBRE
Cuarteto Quiroga y Johathan Brown, viola
Obras de F. J. Haydn, J. P. de Almeida Motta y J. Palomino

5 DE DICIEMBRE
Coro Gulbenkian. Pedro Teixeira, dirección
Obras de F. Guerrero, F. Garro, D. Ortiz, E. López Morago, F. de Magalhäes,
E. de Brito, M. Cardoso, D. Lobo y D. Dias Melgaz

Temporada
2018-2019

Castelló 77. 28006 Madrid

Entrada gratuita. Se puede reservar por internet. Los conciertos de los miércoles se pueden escuchar en
directo por Radio Clásica, de RNE. Los conciertos de miércoles, sábado y domingo, se pueden seguir en
directo a través de march.es /directo, Facebook Live y YouTube Live.

Boletín de música y vídeos en march.es /musica


Contáctenos en musica@march.es

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