Вы находитесь на странице: 1из 9

¿QUÉ ES LA LITERATURA INFANTIL?

“¡Qué lindo el espantapájaros...!”

¿Qué es la literatura infantil?


En vista de la imprecisión que existe acerca de qué es realmente “literatura infantil”, sería bueno
revisar algunos conceptos elaborados por diferentes investigadores.
Pero, antes, es necesario aclarar —ya que ello forma parte de la confusión— que el calificativo de
“infantil” asignado a este campo de la literatura no es para nada adecuado, por cuanto se entiende por
“infantiles” aquellas manifestaciones de los niños y, en cambio, la “literatura infantil” es una elaboración de
autores adultos concebida intencionalmente en la mayoría de los casos para cautivar a los niños. En ese sentido,
resulta más apropiado llamarla “literatura para niños”, pero el uso ha impuesto lo de “infantil” y ya hoy día es
un término aceptado por mero convencionalismo.
La verdad es que la LI constituye un género tan amplio y complejo, que no es fácil llegar a una
nominación válida. Se han ensayado otros términos, tales literatura “dual” o “ambivalente” —puesto que
funciona para adultos y niños al mismo tiempo—, o bien, literatura “sustantiva”, por tratarse de una literatura
bastante despojada de accesorios, poco descriptiva y más bien “sustancial”. Particularmente, nos gusta la
nominación de “literatura esencial”, ya de que está conformada, en general, por textos muy depurados. Pero
ninguno de estos términos se ha extendido (todos tienen sus bemoles), por lo que se ha impuesto
universalmente el popular calificativo, menos apropiado aunque más explícito, de “infantil”.
Revisemos algunas definiciones convencionales, para determinar hasta qué punto son válidas para
establecer qué es verdaderamente la LI. Tomemos, por ejemplo, ésta de Fryda Shultz de Mantovani:
El libro para niños es conquista moderna. No así la literatura infantil, cuyo origen se
remonta a la edad del mito: nodrizas, rapsodas y pedagogos transmitían de viva voz a la
infancia, primero en Grecia y luego en Roma, las tradiciones de sus antepasados,
leyendas heroicas o religiosas y aventuras extraordinarias (...)
Vemos que este comentario se refiere a los orígenes históricos de la LI, lo cual representa una
referencia extratextual, pero no analiza las características que poseen los textos en sí para llegar a una
definición válida.
Ahora bien, según la opinión muy particular de Benedetto Croce:
La literatura para niños no es jamás la que los escritores escriben, sino la que los niños
al leer aceptan y hacen propia, la que eligen o preelijen.
Nos encontramos aquí con una definición inspirada en la receptividad de los potenciales lectores (los
niños) hacia determinados textos, lo que constituye otra referencia extratextual y aleatoria, que no puede ser
considerada como definitoria. Recordemos que las características que definen el género de una determinada
producción literaria las encontramos en la obra misma, en los referentes intratextuales, y no fuera de ella, en
los llamados referentes extratextuales.
Dice la investigadora cubana Alga Marina Elizagaray:

1
La literatura para niños y jóvenes la integran los libros encargados de formar esos estadios
humanos como lectores y hombres valiosos desde el punto de vista individual y social.
Esta definición es una de las más comúnmente aceptadas, pero tampoco sería válida por
cuanto define a la LI con base en los beneficios que ésta genera en los lectores (formativa).
Veamos ahora esta definición de Graciela Perriconi::
Es un acto de comunicación, de carácter estético, entre un receptor niño y un emisor
adulto, que tiene como objetivo la sensibilidad del primero y como medio la capacidad
creadora y lúdica del lenguaje, y debe corresponder a las exigencias y necesidades de los
lectores.
Puede considerarse que, de todas las anteriores, ésta es la definición más adecuada, ya que toma en
cuenta la comunicación estética que se genera entre niño y adulto mediante la capacidad creadora del autor,
manifestada a través del uso creativo del lenguaje, hecho fundamental para establecer el carácter literario de la
LI, y que implica que ésta se produce a través de un medio escrito sujeto a determinadas técnicas estilísticas, sin
olvidar tampoco la exigencia de que la LI debe corresponder a las necesidades de un lector específico.
Más adelante revisaremos el conjunto de recursos utilizados en la construcción de los textos que
caracterizan a la LI como género literario.

¿Y qué opinan los autores de LI?


La mayoría de los autores de LI coinciden en que, aún cuando el destinatario final de sus textos sean los
niños, no por esto debe sacrificarse la libertad creadora que exige toda obra literaria, por encima de cualquier
otra consideración. En palabras de Dora Etchebarne:
Conviene que quien se dedique a escribir para niños conozca su sicología, ya sea por
observación directa o documentándose. Porque si bien el escritor para niños debe
permanecer alerta y no olvidar jamás cómo es ese mundo al cual intenta incorporarse por
el camino del arte, esto no significa atenerse a normas que coarten su libertad creadora,
sino simplemente recordar cuáles son los intereses infantiles.
Pero...además de tratar de conocer su sicología, ¿cómo sabe el autor adulto de LI, ya alejado
cronológicamente de su propia infancia, cuáles son las exigencias y preferencias de los niños? Aquí la opinión
de la conocida investigadora Frida Shultz de Mantovani resulta especialmente esclarecedora:
Desde luego, hay que reconocer como indispensable en el autor de ficciones infantiles un
estado de ánimo calificado de fanciulleza ideale, es decir, una calidad de espíritu que lo
vuelve semejante al niño.
Esto explica el porqué muchos autores, algunos de ellos muy reconocidos, intentan producir textos de LI
sin mucho éxito, puesto que no activan esa capacidad espontánea de “sintonizarse” con su niño interior para
utilizarlo como referente de sus creaciones. Todo intento de acercarse a las preferencias de los niños de una
manera puramente mecánica, intelectual o preconcebida da como resultado textos demasiado aniñados o muy
complejos, que no logran ese necesario equilibrio entre ambos aspectos que poseen las grandes obras
destinadas a los jóvenes.
Y Milagros Rodríguez, en su ensayo “No doy consejos ni soy moralista” lo reafirma cuando dice:
El mejor punto de partida de partida de la L.I. es la expresión amorosa y el ejercicio
poético del niño que llevamos por dentro.

2
La LI como género
Nada como la airada protesta de Fernando Alonso para hacernos ver que no todo libro para niños se
inserta dentro de la literatura infantil y alertarnos en torno a la gran confusión que existe al respecto.

El concepto de “literatura infantil” se ha convertido en un inmenso y generoso cajón de


sastre que lo mismo da cabida a las obras literarias que a los libros didácticos y
divulgativos. O a esos engendros troquelados que suelen aunar el desprecio a la letra
impresa y un gusto estético envilecido. Por ello, cuando se citan cifras de producción de
literatura infantil, se incluye toda esa serie indiscriminada de publicaciones. Esto crea una
confusión que en nada beneficia a los autores, ni a los editores, ni al posible lector e,
inclusive, puede inducir a pensar que un sector que es incapaz de poner un poco de orden
en su propio campo no puede ser tomado en serio.

¿En qué se diferencia entonces la L.I. como género?


– El niño, como referencia extratextual, constituye una diferenciación psicosocial.
– El sustrato de mitos, leyendas y fábulas constituye una diferenciación histórica.
– Las características del texto constituyen la línea de diferenciación literaria (centro de nuestra reflexión)

Características del texto de L.I.


Semánticas
* Constituye un género complejo, ya que está determinado por la incorporación de varias perceptibles de otros
géneros, que se conforman como rasgos estructurales (las perceptibles de un género son aquellos rasgos que nos
permiten distinguirlo de los demás. En la LI los rasgos de construcción son múltiples).
* Un mismo texto de LI puede proponer, a un mismo tiempo, tanto un Lector-Oyente-Modelo (preferiblemente
niño) como un Lector-Lector-Modelo (preferiblemente jóven o adulto). Esto explicaría por qué un mismo texto
puede ser catalogado como destinado a niños y/o adultos, aun cuando ninguno de ambos hechos ocurran
simultáneamente. Es el caso, a manera de ejemplo, de El principito, Alicia en el País de las maravillas; o, en
nuestro país, algunos cuentos de Antonio Arraiz, Julio Garmendia, Orlando Araujo o Aquiles Nazoa, entre
otros.
* Priva en el texto la presunción situacional de que el emisor está “contando” un cuento y de que el receptor
está “escuchándolo”, o para decirlo en lenguaje más coloquial, “los textos se leen como si se escucharan”.
* El discurso literario particular de la LI incorpora diferentes estilos del discurso oral (por ejemplo, una
dialogización en los textos más o menos marcada) que se integran al enunciado literario y se subordinan
semánticamente —ya que los significados artísticos se superponen a los significados habituales de los discursos
orales coloquiales—, pero imponiéndole una forma distinta a la del discurso literario en general, ya que simula
una situación comunicativa íntima o familiar-no intelectual.
Ejemplos de referencias propias del estilo discursivo oral, utilizadas en la literatura infantil:
3
“El veía para allá”, “yo creo”, “la gente de ahí” (simula el contexto situacional de quien habla).
Repeticiones, reiteraciones, muletillas.
Expresiones como “bueno”, “entonces”...
Apelaciones al lector: “¿No creen ustedes?”, “tenía una franela como la tuya”, “Sin temor de asustarte a tí, ni a
mí”.
El uso de onomatopeyas.
* Mientras mayor sea la capacidad simulativa de la cotidianidad linguística (determinada por la preponderancia
de los géneros discursivos orales familiares) más apropiado resultará el texto para incentivar su función
semiótica-artística con respecto al niño más pequeño.
* “Lo artístico bajo la forma de lo cotidiano” como constante perceptible en el discurso particular de la LI. (por
ejemplo, en Miguel Vicente Pata Caliente de Orlando Araujo, a partir de elementos como franela, huevo cocido,
cepillo viejo, etc., se construyen hipérboles, símiles, imágenes en general propias del enunciado artístico).
Dicho en otras palabras: lo fantástico se viste de cotidianidad.
Estructurales:
* Trama lineal aunque últimamente la evolución de la LI ha llevado a tramas un poco más complejas, con
diferentes planos temporales y tramas secundarias.
* El tiempo y el lugar generalmente son imanentes o arquetipales, establecidos mediante referentes tales como
“Había una vez”, “En un lugar muy lejos de aquí”, “Hace mucho tiempo”, entre otros.
* Imágenes de maravillosa sencillez (no por ello triviales)
* Estilo no recargado, ágil, dinámico, muy depurado.
* Empleo frecuente del diálogo, en un estilo narrativo directo, poco referncial.
* Actualmente se observa con mucha frecuencia la presencia de personajes genéricos como “topo”, “sapo”,
“ardilla”.
* Empleo exhaustivo del sinsentido, el absurdo, la hipérbole, y otros recursos humorísticos.
* No se detiene mucho en la descripción de personajes o lugares, para ganar tensión narrativa.

Diferencias de la Literatura Infantil con la pseudo-literatura infantilizadora

Literatura Infantil:

1) El mensaje cumple con las propiedades de un discurso literario y prevalece en él la función POETICA.
2) No necesariamente se encuentra publicada como “libro infantil”. Se encuentra en ediciones para adultos y,
especialmente, como “libro para niños o jóvenes”.
3) Contribuye al desarrollo de la competencia lingüística del niño, de los procesos imaginativos y críticos del
pensamiento y a la estimulación de la creatividad verbal.
4) Provoca el disfrute estético en el lector adulto, quien intuye la posibilidad del “disfrute” en el lector infantil.

4
5) Sus mensajes subyacentes, o la “visión del mundo”, que se propone al lector, se ajustan a una ética del arte,
que nunca hace daño, y que alude a una “crítica” de la distorsión de los valores en la Cultura: racismo,
machismo, engaño, injusticia, etc.

Pseudo-literatura “infantilizadora”:

1) El mensaje es didáctico y/o moralizante. Prevalece en él las funciones Conminativa y/o REFERENCIAL.
2) Por lo general, abundan sus ediciones “comerciales”, empastadas e ilustradas con mucho color, lo que no
supone calidad gráfica ni literaria.
3) Desconoce la competencia lingüistica del niño, abusa del uso de diminutivos, propio de su discurso
“bobalizante”, incluso para obligar las rimas de su supuesta poesía.
4) Fastidia a los adultos quienes pueden o no decidir. “Esto es para un niño” o, en el mejor de los casos,
“identificar la trampa”.
5) Contiene mensajes subyacentes “alienantes” que inducen al receptor a una distorsión de los valores, aun
cuando el autor esté o no consciente de ello (ej: racismo, sexismo, “neo-colonización”, etc.)

Breve recuento histórico:

¿De dónde surgieron los primeros cuentos infantiles? Podemos suponer que, mientras los hombres de la
prehistoria pintaban los interiores de las cuevas y narraban a sus compañeros los acontecimientos de la caza, sus
mujeres mecían a los pequeños y les narraban otro tipo de historias de palabras suaves y tiernas, de
acontecimientos fantásticos y divertidos. Cuando el personaje Amphytrión (de la obra Heracles, escrita por
Eurípedes en 423 a.C.) ve que sus nietos lloran por la ausencia de su padre, avisa a la madre de los niños:

“Cálmate.
Seca las fuentes vivientes de lágrimas que
llenan los ojos de tus niños.
Consuélalos con cuentos, por más engañosas
que sean esas dulces fantasías.”

La Literatura Infantil tiene entonces sus orígenes en la tradición oral y surge, como una rama independiente, en
la segunda mitad del siglo XVIII, a través de dos vertientes:
. las recopilaciones y adaptaciones de los viejos relatos folklóricos ( Les Contes de Charles Perrault , el
Kinderund Hausmarchen de los hermanos Grim, en dos volúmenes, en 1812- 1815)
. los libros didácticos, de pocas imágenes y muchas instrucciones, entre los cuales tenemos, por ejemplo:

5
El orbis Semsualium Pictus –señalado como la primera edición concebida para niños, con ilustraciones, en
1654– libro de enseñanza escrito por el monje Amos Comenius.
Las Fábulas de la Fontaine, escritas a finales del siglo XVII.
El famoso Pedro Melenas (Der Struwwelpeter) escrito por el doctor Hoffman en 1845 – con sugestivas escenas
de humor negro (por ejemplo: un sastre que le corta los dedos al niño chupadedos) diseñadas para aleccionar a
los niños de manera explícita e impactante–.
.A partir de 1829 comenzaron a producirse los primeros libros para niños en Venezuela: silabarios, abecedarios,
libros de lectura, urbanidad y catecismo; entre ellos se cuentan Lecciones de Buena Crianza, Moral y Mundo, o
Educación Popular, de Feliciano Montenegro Colón (1841) y El libro de la infancia por un amigo de los niños
de Amenodoro Urdaneta (1865), todos ellos de corte didáctico-moralista.
No es sino hasta la segunda mitad del siglo XX –con excepción de algunos pioneros como Hans
Christian Andersen y Lewis Carroll–, cuando la Literatura Infantil evoluciona y se consolida como tal, es decir,
como manifestación estético–literaria original, dirigida a los niños.

Limitaciones del didactismo en la Literatura Infantil:

* Propicia un acercamiento entre el niño y la literatura tedioso y pesado, por lo que el niño comenzará a
rechazar toda posibilidad de tentación hacia la obra literaria.
* Inhibe la posibilidad del pensamiento crítico y creativo y, por lo tanto, la libertad interpretativa del lector,
entendida ésta como un proceso de “juego”, de iluminación de múltiples implicaciones entre el lenguaje, el
pensamiento y el aparato síquico-emocional.
* Desconoce el valor artístico de un texto verdaderamente literario y tiende a seleccionar “publicaciones
infantiles” llenas de contenidos fundamentalmente didácticos y moralizantes, por considerarlos útiles a la tarea
didáctica y con la ingenua creencia de que éstos constituyen materiales propios de una “literatura infantil”.

CONCLUSIONES

De poco servirá “suprimir” pasados tabúes y abordar:

“el sexo, la muerte, los divorcios traumáticos para una familia y un menor, el
mecanicismo de la vida moderna en la sociedad de consumo, la poca confianza y
libertad que los padres ofrecen a sus hijos, el primer amor, la fantasía que libera
ante la realidad empobrecedora y agobiante, los valores morales frente a las
convenciones y los intereses creados, el débil ante el poderoso omnímodo, lo
extrasensorial, la libertad como Ave Fénix que todos debemos salvar, la maldad
infantil, la sed de conocer, la pérdida de la identidad por jugar con las falsas
apariencias, o el abandono de la patria y el hogar...”

Si no se tratan tan interesantes temas con la diversidad de recursos literarios que su complejidad
demanda.
6
Finalmente, haciéndonos eco de las palabras del escritor cubano Joel Franz Rosell:

“Las mejores narraciones son las que, independientemente de su asunto,


explotan sabiamente el humor, la ironía y la intertextualidad; se reapropian del
folclor con libertad e irreverencia; se sirven de la magia como ingrediente lúdico
y de penetración en la realidad; rompen cánones; se desprenden del
instrumentalismo y el didactismo; suprimen las barreras entre la literatura
infantil y la de adultos; consiguen expresar lo nacional a través de fórmulas y
contenidos universales (y viceversa); y hacen predominar el aspecto connotativo
sobre el aspecto denotativo del lenguaje y cohabitar serenamente el requisito de
comunicar con el niño y el derecho del autor a cantar su individualidad.”

BIBLIOGRAFÏA

. Merlo, Juan Carlos. La Literatura Infantil y su problemática. Ateneo Editorial, Buenos Aires, 1980.
. Navas, Griselda. El discurso literario destinado a niños. Academia Nacional de la Historia, Col. Estudios.
Monografías y Ensayos, Nª 92, Caracas, 1992.
. ____________. Introducción a la Literatura Infantil. Tomos I y II. Fondo Editorial (FEDUPEL). Universidad
Pedagógica Experimental Libertador., Caracas, 1995.
. Bettelheim, Bruno. Psicoanálisis de los Cuentos de Hadas. Editorial Crítica, Grijalbo, España , 1978.
. ____________. Con el amor no basta. Edit. Nova Terra, Barcelona, 1973.
. Bosh, Velia. A Bordo de la Imaginación. Alfadil Ediciones, Col. Trópicos, Caracas, 1991.
. Bravo Villasante, Carmen. Historia y Antología de la Literatura Infantil Iberoamericana. 2 Vol. Doncel,
Madrid, sf.
. ____________. Historia y Antología de la Literatura Infantil Universal. 4 Vol. Edit. Miñón, Valladolid,
1998.
. Almendros, Herminio. Estudio sobre la Literatura Infantil. Oasis, Mexico, 1971.
. Díaz Ronner, María Adela. Cara y Cruz de la Literatura Infantil. Edit. Libros del Quirquincho, Buenos Aires,
1991.
. Elizagaray, Alga Marina. En torno a la Literatura Infantil. Unión de escritores y artistas de Cuba, 1975.
. ____________. La iniciación del niño en la Literatura. Edit. Orbe, La Habana, 1979.
. ____________. Niños, Autores y Libros. Gente Nueva, La Habana, 1982.
. Escarpit, Denise. La Literatura Infantil y Juvenil en Europa. Panorama histórico. Breviarios, Fondo de
Cultura Económica, México, 1986.
. González Lopez, Waldo. Escribir para Niños y Jóvenes. Edit. Gente Nueva, La Habana, 1983.
. López Riocerezo, José M. El Gran Problema de la Literatura Infantil. Stadium, Madrid, 1966.

7
. Mantovani, Fryda Schultz de. Nuevas Corrientes de la Literatura Infantil. Andel Estrada y Cía S.A. Editores,
1970.
. Perriconi, Graciela y otros. El libro infantil: cuatro propuestas críticas. Edit. El Ateneo, Buenos Aires, 1963.
. Prop, Vladimir. Morfilogía del cuento. Edit. Fundamentos, Madrid, 1974.
. Puentes de Oyenard, Silvia. Literatura Infantil: Materia y Forma. Ediciones de la Asociación Uruguaya de
Literatura Infantil (AULI), Col. “El libro, el niño y su mundo, Uruguay, 1987.
. ____________. El cuento y sus perspectivas. Tomos I, II, III y IV. Ediciones AULI, Montevideo, 1996.
. Rodari, Gianni. Gramática de la fantasía. Edit. Reforma de la Escuela, Barcelona, 1982.
. Rossetti, Mabel Manacorda. El cuento Maravilloso Infantil y su Sintáxis Narrativa. Edit. Plus Ultra, Buenos
Aires, 1970.
. Soriano, Marc. Los Cuentos de Perrault. Erudicción y Tradiciones Populares. Siglo XXI, Argentina, 1995.
. ____________. La Literatura para niños y jóvenes. Ediciones Colihue, Buenos Aires, 1995.
. Subero, Efrain. La Literatura Infantil Venezolana. Centro de Capacitación Docente “El Mácaro”. 2 Vol.
Venezuela, 1977.
. Varios. Colección “Aportes a la Teoría de la Literatura Infantil”. Series Oro, Violeta, Verde, Azul y Rojo.
Edic. Mácaro, Venezuela, 1986-87.
. Shulevitz, Uri. Writing with Pictures. Watson-Guptill Publications.

Diccionarios- Enciclopedias
. Children`s Books and their Creators. Anita Sivey, Editor.
Http: www.hmco.com /trade/
. Something abut the author (numerosos volúmenes). Edited by Anne Commire.
Artículos de revistas
. Angela Lago. “La ilustración de libros para niños: cuestionamientos y descubrimientos”.
En: Hojas de Lectura, Bogotá, Nª 34 (Junio-1995). pp 16-19.
. Colomer, Teresa. “El lector de la etapa infantil”. En: Alacena, Madrid, Nª 21. pp 17-24.
. Walsh, María Elena. “La poesía en la primera infancia”. En: Hojas de Lectura, Bogotá, Nª 36. pp 16-21.
. Díaz Fanuel. “Elementos de la ilustración: su relación con el arte”. En: Hojas de Lectura, Bogotá, Nª 34, pp 41
. Dupré, Michel. “Nicephore et les enfants: graphisme et photographisme”. En : La Revue des Livres pour
Enfants, París, Nª 168-169 (1996); pp 62-70.
. Martínez Llorca, Ricardp. “El duende de los estereotipos”. En: CLIJ. Cuadernos de Literatura Infantil y
Juvenil. Barcelona. Vol 7 (Octubre-1994); pp. 330-36.

Revistas sobre Literatura Infantil


Nous voulons lire. Bordeaux, Francia.

8
La Revue des Livres pour Enfants. Paris, Francia.
CLIJ. Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil. Barcelona, España.
Quaterly. Childrens Literature Association.
Education Department. Lafayete, Indiana, USA.

Вам также может понравиться