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Los cambios sociales durante la Republica Restaurada como impulsor hacia un nuevo

horizonte cultural

Llegado a la etapa de la Republica Restaurada, todo el bagaje cultural y social que se iba
arrastrando se fusionaría con las ideas liberales ya implantadas en la estructura política del
país. Los cambios sociales se iban produciendo en automático, el indio dejaba de serlo
para convertirse en ciudadano, dando fin a una era estamental establecida desde la Con-
quista. Aquellos caracteres culturales para bien implantar, según las ideas liberales, se di-
fundían en los niños a partir de una enseñanza escolar que les permitiera conocer a un país
alejado en ese momento de los conflictos bélicos y la intromisión de países extranjeros
dentro de su política. Por otro lado, la sociedad ávida de características comunes con las
cuales reflejarse, buscaría refugiarse en movimientos culturales, artísticos y científicos que
poco a poco iban develando una nueva sociedad mexicana. El presente texto tiene por
objetivo mostrar al lector tres de los cambios en la sociedad del siglo XIX que, desde este
enfoque, daría pie a la conformación un nuevo horizonte social y cultural de la nación me-
xicana.

Desde el punto de vista social, la inclusión de los otrora indios en ciudadanos revo-
lucionó toda la estructura corporativa donde se les encasillaba en el Antiguo Régimen,
donde tenían sus propias formas jurídicas especiales para organizarse. Ahora, adhirién-
dose al discurso liberal sobre la igualdad entre los individuos, aquellos indios pasaban a
tener derechos y obligaciones como cualquier persona habitante del territorio mexicano,
dejaban de pertenecer a una corporación. La nación mexicana se construía ahora sí, bajo
un mismo grupo de individuos donde la soberanía recaía en el pueblo. Este cambio en la
sociedad resultó en la eliminación de los anteriores estamentos usados en la Colonia, bien
lo menciona Daniela Moreno, “Cada una de sus características (la distinción estamental, la
tutela a un grupo, el pluralismo jurídico, la organización corporativa, el vasallaje, el tributo
y el trabajo forzado…, serían aborrecidas por los liberales, suponiendo ahora la constitución
de un colectivo social”1. En definitiva, este cambio en la concepción del individuo como
ciudadano dentro de una sociedad (sin distinciones), significó la base para una posterior
serie de transformaciones sociales que se irán moldeando en busca de una nación propia.

1
Daniela Merino, “Indios, pueblos y la construcción de la Nación. La modernización del espacio rural en el centro de Mé-
xico, 1812-1900” en Erika Pani (coordinadora), Nación, Constitución y Reforma, 1821-1908, México, FCE, 2010, p. 164.

1
Una vez llegado el periodo de la República Restaurada, el gobierno se dio a la tarea
de urdir un plan que permitiera educar a la nación mexicana. Y ¿cuál sería la forma más
eficiente?, instruir a la población infantil a partir de una educación laica, obligatoria y gra-
tuita, acompañada de libros de texto con un enfoque nacionalista, en su mayoría. Recorde-
mos que en el pasado la educación era impartida por el clero regular, principalmente, y no
a toda la población en general, sino a los hijos de las clases altas. Con los liberales al timón
del país y su programa político como escudo, pretendían instaurar una educación moderna,
igualitaria y dejando fuera el dogma. Las principales materias que se impartirían: civismo,
geografía e historia; Beatriz Zepeda realiza una investigación y análisis sobre los principa-
les textos que se utilizaban en aquella época. Un ejemplo de ello con respecto a la materia
de geografía, el Catecismo elemental de geografía universal con noticias mas extensas y
una carta de México de José María Roa Bárcena, además de ser un libro de texto de geo-
grafía general para la educación primaria, Beatriz Zepeda escribe, “Más allá de las descrip-
ciones del espacio físico, que el Catecismo era obra de un conservador convencido es algo
que se evidencia en todo el texto. Por una parte, en las paginas del libro aparecen repeti-
damente apreciaciones favorables al catolicismo”2. Aunque uno pensaría que los textos
serían publicados exclusivamente con argumentos liberales, resulta que algunos autores
del lado conservador aportaban sus conocimientos sobre dichas materias impregnados de
su ideología, o bien, se continuaban manejando libros impresos de antes de la Republica
Restaurada con clara tendencia conservadora.

Con la secularización de la sociedad, teniendo como antecedente las ideas ilustra-


das, se forma una sociedad laica donde el motor principal de la misma es el individuo, pero
separado del grupo (ciudadano) y quién será el centro de la comunidad. Intrínsecamente,
en la transición de la segunda mitad del siglo XVIII a finales del siglo XIX, trabajos de varios
intelectuales mexicanos harían mella en la sociedad, a partir de la exaltación del naciona-
lismo mexicano contra la desacreditación de una cultura americana por parte de los euro-
peos. La cultura, que es lo que caracteriza a una sociedad en cuanto a que posee un todo
complejo que incluye formas de relación, normas, técnicas, costumbres, tradiciones, creen-
cias, arte, etc., es asimilada por el hombre en cuanto a miembro de dicha sociedad. De ahí
que factores importantes como el desarrollo del arte y ciencia hayan sido de suma impor-
2
Beatriz Zepeda, Enseñar la nación. La educación y la institucionalización de la idea de la nación en el México de la Reforma
(1855-1876), México, FCE, 22012, p. 199.

2
tancia para la evolución de un nacionalismo. Manuel Ceballos comenta, “al lado de la cul-
tura criolla se mantuvo lo que se puede llamar, la cultura popular, que a pesar de su apa-
rente marginación, ha sido otro gran ingrediente de la cultura mexicana. De ella han surgido
formas de expresión que se identifican como propiamente mexicanas, de los cuales derivan
muchos de los elementos del folclor nacional”3. La erección de academias y sociedades
científicas dieron paso a la propagación del arte y el conocimiento hacia una sociedad, en
la mayoría carente de una cultura. La novela, el teatro, la música, la pintura y la poesía iban
enfocadas a una evolución cultural en donde los principales temas que se retrataban eran
los contemporáneos a su vida diaria. Se criticaba, se ensalzaba o se destacaban ya las
propias costumbres de una nación, era del México moderno de quien se hablaba. Así
mismo, se dio un salto increíble en el progreso de la ciencia y tecnología; la mineralogía, la
botánica, la historiografía, la geografía y la cartografía eran las ciencias aplicadas al cono-
cimiento de nuestro país. Grandes trabajos fueron concebidos por estudiosos mexicanos
que querían aportar de su saber al colectivo a expensas de un entendimiento de las carac-
terísticas físicas y sociales de una nación que se sabía soberana.

Si bien es cierto que para que se de un cambio en la sociedad hacia una nueva
coyuntura histórica, debe existir una transformación del pensamiento individual, los libera-
les con su inclusión de los indios a la sociedad a partir de su ciudadanía, no lo realizaron
del todo, ya que para la forma de gobierno en aquellas comunidades que recién se conjun-
taban al esto del país, lo que se decidía era nombrar a un mestizo o criollo de forma unila-
teral. La democracia no llegaba a todos los rincones de la nación.

Por otro lado, las formas de unir y crear una nación fueron incitadas por los liberales
a partir de un cambio social, primero, una educación obligatoria, laica y gratuita, qué mejor
que llevar a los niños de la mano para ir entendiendo los procesos históricos por lo que
había pasado el país, sin embargo, algunos libros de enseñanza, la principal herramienta
del estudiante, aún estaban influenciados por ideas impregnadas de aspectos conservado-
res, como el catolicismo. Segundo, Todo lo concerniente a la cultura, sería expuesto a partir
del nacionalismo regado por los ámbitos, tanto de las nobles artes, como la propia ciencia
y tecnología. Se conocía mejor a nuestro país y los recursos naturales que se poseían, de
la misma manera, se defendían nuestras costumbres del desdén por parte de los europeos.

3
Manuel Ceballos Ramírez, “Cultura, ciencia e ideas en la nueva nación” en Gran Historia de México Ilustrada, T. 11, México,
Planeta De Agostini/CONACULTA/INAH, 2002, p. 345.
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