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1.1.

El pensamiento simbólico
El cambio del milenio marca el inicio de la última etapa de Mardones y, al mismo tiempo,
la inquietud por recorrer nuevos caminos y abrir pistas de reflexión diferentes a las que ha
tenido hasta el momento. Será un autor inquieto y en cambio hasta el final. Esta última etapa
está marcada por el diálogo con el pensamiento simbólico, de alguna manera buscando
contrapuntos a los diálogos tenidos anteriormente.
En el mismo año 2000 publica su libro El retorno del mito, el cual marca ya el comienzo
de esta nueva etapa y, por cierto, final; en este tramo de la evolución del autor pasan a primera
líneas nuevos interlocutores (Ortiz Osés, Lluis Duch, Ricouer, Panikkar, Cassier, Durand…).
En el contexto del diálogo tenido con el pensamiento postmoderno, a nuestro autor le ha
salido al camino el tema del mito y se propone afrontarlo con profundidad. De nuevo, la
ocasión para trabajar esta nueva línea de pensamiento en su vida viene de los seminarios que
realiza, en este caso en compañía de Gómez Caffarena. El libro tiene un planteamiento básico
que recorre y está presente en todas sus páginas: el mito no es un fósil perdido del pasado,
un relicario a observar con veneración, sino que está de vuelta (tal vez nunca se ha ido) en
medio de la modernidad. Esa presencia del mundo mítico en la actual necesita ser identificada
y valorada, está llena de promesas, pero no está exenta de peligros. La tesis de fondo que
mantiene nuestro autor es que se necesita una mayor comprensión de la razón humana como
realidad sinfónica y, en este sentido, se ha de estar en guardia contra dos peligros que
aparecen en el horizonte: por una parte, la pretensión de la reducción de la racionalidad
humana a una sola de sus dimensiones (peligro que ciertamente habita en el centro de la
cosmovisión moderna); por otra parte, el politeísmo al que tiende la postmodernidad, donde
todas las perspectivas se igual. Desde esta perspectiva, el libro es un ensayo que se presenta
como introducción crítica a la razón mítico-simbólica. Empieza el autor tratando de desgranar
conceptos identificando el mito como una narración simbólica; desde esa perspectiva, el mito
tiene continuidades y discontinuidades con la historia, con el conocimiento, con la religión,
con la filosofía…
Como es habitual, nuestro autor no se casa totalmente con la lógica que subyace en el
mito y mantiene siempre una distancia crítica muy consciente de los peligros que conlleva la
marginación del ejercicio de la razón crítica ilustrada; pero por otra parte, no oculta la
atracción y el beneplácito que le produce el desarrollo de una dimensión de la racionalidad
humana que ha tenido a ser postergada en la comprensión occidental de la racionalidad.
En el año 2003, Mardones publica una de sus reflexiones más consistentes y casi punto
final de su recorrido humano: La vida del símbolo. En este escrito sigue la estela reflexiva
comenzada en torno al pensamiento mítico-simbólico. En este nuevo ensayo el autor se
esfuerza en mostrar que la racionalidad humana es mucho mayor que la racionalidad
instrumental y que la racionalidad crítica. Para ello trata de identifica y describir con
precisión las características que tiene el pensamiento mítico-simbólico. A continuación
muestra que este tipo de razón es precisamente la que habita el mundo de la religión; este
planteamiento es el que se convierte en el “leit motiv” del pensamiento que va desgranando
a lo largo de las páginas de este libro.
El autor trae a colación aquello que ya ha hecho notar en otros escritos: el fenómeno
religioso no desaparece con la sociedad moderna secularizada sino que se recompone, se
transforma y reaparece constantemente; este hecho muestra la limitación de la racionalidad
secularizada para comprender la realidad humana; la razón objetivista ha desecado en cierta
medida la vida humana reduciéndola a una de sus dimensiones pero dejando fuera una gran
fuerza vital. Por ello, Mardones percibe que es clave la recuperación de la lógica simbólica,
pero siempre dentro de un planteamiento sinfónico del ejercicio de la razón; es decir, no se
trata de abandonar los logros de la razón crítica, se trata de producir sinfonía y evitar
unilateralidades. Aunque planteado en estos términos parece que la reflexión es abstracta,
Mardones tiene en mente un objetivo muy práctico: producir una transformación profunda
en la vida de la Iglesia y de la sociedad.
El libro ofrece un desarrollo muy sistemático, articulado. Parte de un diagnóstico de la
cultura occidental donde ofrece una visión muy crítica que identifica un déficit y una mala
comprensión de lo simbólico; se trata de una crisis antropológica y de sentido. A continuación
sitúa la crisis de la religión en ese contexto, pero al mismo tiempo presenta la religión como
la oportunidad para recuperar esa dimensión simbólica necesaria para una vida sana de la
sociedad. Tras una aplicación a la tradición cristiana (más específicamente a la católica), el
autor lanza su proclama de regeneración de la sociedad a través de la recuperación auténtica
de la razón simbólica.

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