Вы находитесь на странице: 1из 3

1.

Reflexión (creyente) en diálogo


Mardones se pregunta por el lugar de la religión (el cristianismo generalmente) en el
contexto de la modernidad. Sin embargo, observa que la modernidad cambia de una forma
paradójica. La racionalidad propia de la modernidad entra en crisis y esta crisis es
interpretada de forma diferente por las distintas corrientes de pensamiento que transitan por
la modernidad. Preguntarse por el lugar social de la religión y su significado pasa por dialogar
con esas diferentes interpretaciones de la modernidad.

1.1. La modernidad
Esta categoría temporal y cultural es referencia obligada en la reflexión de nuestro autor.
Toda su obra y reflexión creyente la piensa en el contexto de la modernidad occidental,
ofreciendo constantemente análisis, diagnósticos, propuestas y opiniones críticas.
Siendo la modernidad el marco de la reflexión, en algunas ocasiones se convierte en
objeto de la misma, algo así como si quisiera hacer referencia a los elementos que están
condicionando su pensamiento. Aunque esta reflexión sobre la modernidad no se encuentra
recogida en ninguna de sus publicaciones de forma sistemática (pareciera que nuestro autor
siempre va escribiendo al hilo de urgencias que van saliendo al camino), hay varios escritos
que ofrecen referencias explícitas al análisis y a la comprensión de la modernidad. En
Sociedad moderna y cristianismo (1985) da cuenta de las complejas relaciones que se
establecen entre religión y sociedad, las tendencias o interpretaciones de la cultura occidental
contemporánea, aterrizando finalmente esos análisis en la realidad española, donde, a la
sazón, por primera vez se tiene un gobierno socialista. En Análisis de la sociedad moderna y
fe cristiana (1995) se adivina una crítica de fondo: una fe individualista, intimista, vuelta
hacia dentro, por más que esté cargada de buenas intenciones, es incapaz de trasformar la
realidad social y corre el peligro de hacer el juego al sistema. Hay que tomar seriamente en
consideración que las estructuras sociales condicionan la vida y las creencias (entre ellas, las
religiosas) de las personas. En los escritos Filosofía de las ciencias humanas y sociales:
Materiales para una fundamentación científica (1991) y Razón hermenéutica y razón
simbólica. Los límites analógicos de la hermenéutica (1997), Mardones reflexiona sobre la
racionalidad occidental y cuestiones de epistemología. En la publicación Postmodernidad y
neoconservadurismo: reflexiones sobre la fe y la cultura (1991) vuelve sobre el análisis de
la modernidad y sus herederos, tratando de afinar los mapas sociales levantados
anteriormente por el autor.

Teniendo en cuenta esos escritos, y en referencia a la comprensión que Mardones tiene


de la modernidad, podemos señalar cuatro preocupaciones que son objeto de análisis y que
nos permiten acercarnos a la modernidad en la que piensa nuestro autor:
a) Estructuras y características propias de la modernidad. Mardones identifica cuatro
características que están a la base de la sociedad moderna y que la condicionan en su
comprensión y desarrollo. En primer lugar un planteamiento económico que tiene una
inspiración claramente capitalista y que condiciona una cultura consumista e
individualista en la que está inmersa la persona occidental (Mardones y Aguirre, 1989;
Mardones, 1991a, 1991b). En segundo lugar, unido a la estructura económica se
desarrolla una racionalidad instrumental y unidimensional que tiende a colonizar toda la
cultura occidental (Mardones, 1994a). Todo eso permite, en tercer lugar, un enorme
desarrollo técnico centrado en los medios y en el consumo (Mardones, 1991a, 1997b).
Finalmente, tenemos la característica de un pluralismo de valores y de creencias que, en
cierta medida, compiten entre sí dentro de las relaciones sociales (Mardones, 1991a).
Desde otro punto de vista, hay tres estructuras que son identificadas como básicas
aceptadas por analistas de las diferentes interpretaciones de la modernidad (Mardones,
1991c): la estructura técnica económica y productiva, la estructura cultural (mundo de
los valores), la estructura política administrativa.
b) Las corrientes interpretativas de la modernidad. Según el diagnóstico y la valoración
que se hace de cómo funcionan esas estructuras que están a la base de la sociedad
moderna, Mardones identifica tres grandes corrientes que suponen tres diagnósticos
diferentes y enfrentados de la crisis que atraviesa la sociedad occidental (Mardones,
1991c): la corriente crítica (Escuela de Frankfurt), el pensamiento neoconservador y el
postmodernismo. Estas tres interpretaciones configuran dos ejes con polos en tensión; el
primer eje está formado por la corriente crítica que se contrapone a una visión
conservadora de la sociedad y que recoge la clásica oposición entre derechas e
izquierdas, con un claro componente económico. El segundo eje refleja la oposición
entre la postmodernidad y el neoconservadurismo y tiene un componente más
claramente cultural; en opinión de nuestro autor, una de las características de la
modernidad contemporánea es que el eje económico está siendo desplazado por el
cultural.
c) La racionalidad que posibilita el desarrollo de la modernidad tiene unas características
especiales (Mardones, 1979b; Mardones y Ursua, 1982; Mardones y Gómez Caffarena,
1992). Por una parte, la Ilustración entroniza la racionalidad como el criterio básico de
conocimiento. Por otra parte, compiten dos planteamientos de racionalidad, tal y como
lo percibe Mardones (Mardones eta alii, 2003): la racionalidad funcionalista y la
racionalidad interpretativa. Nuestro autor es crítico con los puntos ciegos y límites que
conlleva la racionalidad empirista.
d) La fe cristiana en el contexto de la modernidad. Mardones tiene claro que la experiencia
religiosa en general y la fe cristiana en particular está condicionado por las estructuras
sociales y culturales en las que vive el creyente y, de alguna manera, forman parte de su
creencia, puesto que se convierten en condiciones de posibilidad de lo que se puede
creer. En este sentido es muy significativa la afirmación que repite varias veces nuestro
autor (Mardones, 2003): “No creemos lo que queremos sino lo que podemos”. La
modernidad se convierte en oportunidad y, al mismo tiempo, en desafío para la
experiencia creyente cristiana; por tanto, la fe cristiana no puede hacer abstracción de
las estructuras sociales políticas culturales y económicas propias de modernidad. En este
contexto, Mardones siempre muestra un gran optimismo en medio de las fuertes
perturbaciones que se están viviendo en el mundo contemporáneo: se trata de una
oportunidad para la identificación y profundización de una auténtica experiencia
creyente.

Вам также может понравиться