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Preparaciones básicas
Crema pastelera 8
Ganache de chocolate 11
Merengue suizo 17
Masa quebrada 20
Hojaldre exprés 23
Bizcocho genovés 26
Masa choux 32
Fruta confitada 35
Recetas básicas para triunfar
Bizcocho de yogur 40
Bizcocho cebra 43
Brownie de chocolate 49
Magdalenas de aceite 52
Madeleines 55
Muffins de chocolate 58
Milhojas de crema 61
Profiteroles 64
Coulant de chocolate 67
Flan de huevo 70
Natillas 76
Tiramisú 79
Mousse de chocolate 82
Trufas de chocolate 85
Galletas de mantequilla 88
Bollos suizos 91
Pero lo que tienes aquí para mí es una colección de verdaderos imprescindibles –mis
imprescindibles-, recetas básicas que deberían formar parte del fondo de armario
de cualquier aficionado a la repostería. Desde preparaciones básicos para usar en
otras recetas, como la crema pastelera o la masa quebrada, hasta recetas para el día
a día como un buen flan de huevo o una tarta de manzana, y también recetas para
ocasiones especiales, de esas que nunca fallan, como la tarta de queso o la tarta
Sacher.
No ha sido fácil hacer una selección de 35 recetas de entre las más de 1000 recetas
que ya atesoramos en el blog, pero te aseguro que he sido muy minuciosa y está
hecha con muchísimo cariño.
Ojalá este e-book te sirva para seguir disfrutando de la cocina, y más concretamente
de la repostería, y te permita preparar postres deliciosos para compartir con las
personas que más quieres.
La vida está hecha de los momentos que construimos. Por eso, cocina con tus
hijos, comparte comidas con tus amigos, olvida el móvil y charla… Come sano, pero
no te prives de un postre casero de vez en cuando. Sé feliz.
Con cariño,
María
• ½ l de leche
• 1 vaina de vainilla
• 125 g de azúcar
• 40 g de fécula de maíz
• 4 yemas de huevo
Una vez todo unido lo ponemos a fuego lento, removiendo constantemente hasta que
espese.
Una vez esté templado el merengue, cambiamos la varilla por la pala, y comenzamos
a agregar la mantequilla, batiendo a velocidad media. A mitad del proceso la mezcla
se cortará, pero hay que seguir batiendo durante aproximadamente 10 minutos.
Dejamos la bola en el mismo bol y la tapamos con papel film. Dejamos reposar en la
nevera durante una hora aproximadamente.
Para transferir la masa estirada al molde, lo mejor es ayudarse del rodillo. Enrollamos
la masa en el rodillo y la trasladamos al molde, desenrollamos la masa del rodillo y la
dejamos caer sobre el molde. Retiraremos el exceso de masa pasando el rodillo por
encima del molde y pincharemos su superficie con un tenedor.
Solo nos queda cocerla en el horno y para ello colocaremos sobre la masa papel de
horno y, sobre este, pondremos una cadena de peso o bolas cerámicas.
• 250 g de harina de repostería
• 250 g de mantequilla (congelada en
trocitos)
• 110 g de agua fría
• Un pellizco de sal
• 1 cda. de azúcar
Con el rodillo y una rasqueta para igualar los bordes de la masa, formamos un
cuadrado y la estiramos en forma de rectángulo de aproximadamente 1 cm de grosor.
Le hacemos un pliegue, doblando un tercio de ella sobre sí misma y el tercio opuesto
por encima, como si fuera el papel de una carta. La aplastamos un poco con el rodillo
para que se pegue, la envolvemos en plástico y la metemos en el frigorífico por lo
menos una hora para que se endurezca la mantequilla.
Ponemos los huevos en un bol grande y añadimos el azúcar y la pizca de sal. Para
montar huevos es mejor siempre dejar que los huevos se atemperen o, si queremos
acelerar el montado, hacerlo en un cazo especial para baño María. Podemos usar
este método si disponemos de unas varillas eléctricas. Si montamos los huevos con
un robot de cocina lo haremos a la máxima velocidad y tardarán aproximadamente 10
minutos. La mezcla debe triplicar el volumen y alcanzar el punto de cinta: que cuando
escurra de las varillas forme un dibujo o cinta sobre la superficie de la mezcla.
Una vez lista, la masa, forramos con papel de hornear una bandeja de horno. Si
tenemos un molde para brazo de gitano nos facilitará la tarea, pero no es
imprescindible. Podemos doblar los bordes del papel para que se adapten a nuestra
bandeja y para que la masa de bizcocho no se derrame.
Metemos la bandeja en el horno a 180ºC, con calor por arriba y por abajo, sin aire, y
cocemos unos 15 minutos, hasta que el bizcocho esté dorado por la superficie.
Sacamos el bizcocho del horno e invertimos la bandeja sobre el trapo, con cuidado de
no quemarnos. Despegamos cuidadosamente el papel de hornear, que, si lo hemos
preparado bien, saldrá sin problemas.
A continuación, usamos el trapo para enrollar el bizcocho mientras aún está caliente,
esto es importante, no hay que esperar, puesto que el bizcocho se vuelve más
quebradizo a medida que se enfría.
Ponemos una boquilla redonda grande en una manga pastelera. Colocamos la manga
pastelera sobre una jarra, dejando faldón por fuera, y pasamos la masa choux a la
manga. Cerramos la manga y formamos los éclairs, profiteroles o la forma necesaria
para nuestra receta, sobre una bandeja forrada con papel de hornear. Podemos
pintarlos con huevo batido o no, según queramos más brillo o según el uso que les
vayamos a dar.
Metemos la bandeja en el horno y horneamos 20 minutos sin aire, con calor arriba y
abajo, hasta que esponjen los bollitos. Al cabo de ese tiempo, cuando hayan subido,
podemos conectar el aire para que se doren y sequen. Podemos entonces bajar la
temperatura a 150-160º y seguir horneando otros 10-15 minutos. Cuando estén
hechos los sacamos a enfriar a una rejilla. Una vez fríos los rellenamos a nuestro
gusto.
• Pieles de cítricos o rodajas de
cualquier fruta que se desee confitar
• Agua
• Azúcar glas: doble cantidad que de
agua
En el mismo cazo, ponemos el azúcar glas junto con el agua. Disolvemos el azúcar en
el agua a fuego medio mientras removemos. Una vez disuelto, subimos el fuego y lo
llevamos a ebullición sin remover. Cuando el almíbar esté transparente, bajamos el
fuego al mínimo y añadimos las rodajas de frutas escogidas o las tiras de cítricos, las
hundimos con una cuchara de madera y las dejamos hervir en el almíbar a fuego lento
durante 30 minutos sin remover.
Apagamos el fuego y reservamos las tiras dentro del almíbar un mínimo de 6 horas,
hasta que estén completamente frías.
Una vez frías, las sacamos del almíbar de una en una, retirando el exceso de este y
las dejamos secar sobre una rejilla, aunque podemos acelerar este proceso
introduciéndolas en el horno a 120ºC.
• 3 huevos
• 1 yogur natural o de limón
• 1 medida de aceite de girasol
• 3 medidas de azúcar
• 3 medidas de harina de repostería
• La ralladura de un limón y su zumo
• 16 g de levadura química
Incorporamos el zumo y la ralladura de limón junto con el azúcar y batimos hasta que
esté todo bien integrado.
Cascamos los huevos en un bol y los vamos añadiendo de uno en uno a la mezcla de
mantequilla y azúcar, sin dejar de batir. Agregamos entonces la leche medida y la
harina tamizada en dos o tres tandas, de forma alternada, y mezclando cada vez con
las varillas. Rebañaremos bien las paredes con una espátula para que se
homogeneice todo perfectamente.
Para hacer el lemon curd, rallamos la piel de los limones con un rallador y la vamos
echando en un cazo especial para baño María, donde prepararemos el lemon curd.
Después exprimimos los limones y vertemos el zumo en el mismo cazo, pasándolo
por un colador previamente para que no nos caigan semillas.
Mientras la mantequilla se derrite batimos los huevos con la yema en un bol y los
añadimos al cazo cuando se haya derretido del todo. Batimos la mezcla para
homogeneizar y mantenemos al fuego mientras removemos, hasta que cuaje.
Para esta cantidad, el cuajado se produce con relativa rapidez. Al principio la mezcla
tiene bastante espuma en la superficie; cuando la espuma empieza a desaparecer es
señal de que está cuajando. Cuando haya desaparecido la espuma retiramos el cazo
del fuego y dejamos enfriar.
Aunque en un principio parezca que está demasiado líquido, espesa mucho al enfriar.
Tapamos con un plástico y reservamos.
Untamos la plancha de bizcocho genovés con el lemon curd con una espátula y
enrollamos con cuidado.
• 165 g de mantequilla
• 200 g de chocolate negro + 150 g
troceado
• 3 huevos enteros + 2 yemas
• 2 cdta. de extracto de vainilla
• 100 g de azúcar
• 65 g de azúcar moreno
• 2 cdas. de harina
• 1 cda. de cacao en polvo
Batimos los huevos junto con las yemas y el extracto de vainilla hasta triplicar su
volumen.
Cogemos los 150 g de chocolate negro que teníamos reservado y lo metemos en una
bolsa de congelación, la cerramos y con un rodillo lo golpeamos para conseguir
pepitas de chocolate de tamaños desiguales que incorporaremos seguidamente a
nuestra masa.
Una vez tengamos la masa lista, la pasaremos al molde para brownies que teníamos
preparado y hornearemos unos 25-30 minutos.
Sin bajar la velocidad de batido vamos añadiendo la mezcla de aceite y leche, a hilo,
poco a poco. Una vez añadido todo el líquido, bajamos la velocidad y vamos
agregando la harina, hasta que esté toda incorporada. Rebañaremos el recipiente con
una espátula si fuera necesario.
Mientras acaban de reposar las magdalenas hay que calentar el horno a 250º, sin
aire.. Transcurrido el reposo pasamos la masa a las cápsulas, bien con manga
pastelera, bien con cuchara con empujador, llenándolas hasta un 60% más o menos,
pues sube mucho. Espolvoreamos algo más de azúcar sobre la superficie de la masa
y metemos las magdalenas en el horno, con calor de solera y en el tercio inferior del
horno.
Agregamos el azúcar a los huevos y batimos a alta velocidad para montar los huevos,
en robot o con varillas eléctricas, por lo menos 10 minutos hasta que esponjen y
blanqueen. Añadimos el extracto de vainilla.
Pasamos la masa a una manga pastelera con boquilla redonda y distribuimos la masa
en los huecos, hasta unos 3/4 de la altura. Metemos el molde en el horno sobre la
bandeja caliente del horno, y bajamos de inmediato la temperatura a 180ºC. Cocemos
10-12 minutos hasta que estén subidas y doraditas. Cuando estén frías, bañamos con
chocolate derretido.
• 330 g de harina de repostería
• 70 g de cacao en polvo
• 8 g de bicarbonato
• 1 g de levadura química
• 160 g de mantequilla en pomada
• 340 g de azúcar
• 1 cucharadita de vainilla
• 2 huevos L
• 310 ml de leche
• 5 g de sal
• Una cucharada de vinagre o limón
• 150 g de nueces troceadas
• 2 cucharadas de cacao en
polvo para decorar
• 2 cucharadas de azúcar glas para
decorar
Mezclamos el cacao en polvo con el azúcar glas y espolvoreamos sobre los muffins.
Crema pastelera
• 500 g de leche entera
• 1 cdta. de extracto de vainilla
• 125 g de azúcar
• 40 g de almidón de maíz
• 2 yemas y 1 huevo entero
Hojaldre
• 1 lámina rectangular de hojaldre
Glasa
• 100 g de azúcar glas
• 1 - 1 ½ cdas. de agua
• 1 cda. de ron
• 1 cda. de cacao en polvo
• 2 cdas. de mantequilla
Lo ponemos a fuego lento, removiendo constantemente con las varillas hasta que
espese. Debe hervir por lo menos unos segundos. Agregamos el extracto de vainilla,
retiramos del fuego y dejamos enfriar.
Cortamos los bordes con un cortapizzas para igualar el rectángulo. Dividimos la masa
en rectángulos del tamaño que queramos hacer nuestros milhojas.
Ponemos los rectángulos de hojaldre sobre una bandeja de horno con papel de
hornear o tapete, un poquito separados entre ellos para que no se peguen entre sí.
Colocamos encima del hojaldre un papel de hornear y otra bandeja de horno para que
haga peso y el hojaldre no se levante mucho.
Pasamos la crema pastelera fría a una manga pastelera con boquilla lisa y
distribuimos la crema sobre 2/3 de los rectángulos de hojaldre, dejando sin cubrir los
que harán de tapas. Los apilamos para formar los milhojas.
Dejamos reposar para que se temple un poquillo y no se nos cuajen los huevos.
Ponemos una boquilla redonda grande en una manga pastelera. Colocamos la manga
pastelera sobre una jarra, dejando faldón por fuera, y pasamos la masa choux a la
manga. Cerramos la manga y formamos los profiteroles, en forma de montoncitos,
sobre una bandeja forrada con papel de hornear.
Metemos la bandeja en el horno y horneamos 15 minutos sin aire, con calor arriba y
abajo, 210º, hasta que esponjen los bollitos. Al cabo de ese tiempo, cuando hayan
subido, podemos conectar el aire para que se doren y sequen. Podemos entonces
bajar la temperatura a 150-160º y seguir horneando otros 10-15 minutos. Cuando
estén hechos los sacamos a enfriar a una rejilla.
Una vez fríos los rellenamos con la nata, que habremos montado previamente junto al
estabilizante.
Lo ideal es hacer pruebas con un coulant hasta dar con el tiempo preciso para
conseguir el resultado deseado, que variará con cada horno.
• 5 huevos grandes
• 750 ml de leche entera
• 10 cdas. de azúcar + 6 para el
caramelo
• 2 cdas. de agua
Para hacer el caramelo ponemos las seis cucharadas de azúcar junto con las dos de
agua en un cazo y lo cocemos a fuego suave. Ha de tener un color oscuro pero no se
debe quemar.
En un bol mezclamos los huevos, la leche y el azúcar. Batimos bien con unas varillas
para que quede todo integrado.
Vertemos la mezcla en los moldes para flan y lo introducimos al horno, al baño María,
aproximadamente una hora.
Pasado el tiempo pinchamos los flanes con un palillo y si sale limpio los podemos
retirar del horno. Si no, prolongamos la cocción otros 10 minutos o hasta que salga
limpio.
Mantenemos a fuego fuerte hasta que empiece a tomar color ámbar. Cuando esté a
nuestro gusto lo vertemos en el fondo de un molde alargado apto para microondas y
lo movemos para que cubra todo. Dejamos enfriar.
Si con ese tiempo no se nos ha cuajado por el centro, lo coceremos un poco más de
dos en dos minutos, para no pasarnos.
• 4 yemas de huevo
• ½ l de leche
• 150 g de azúcar
• 2 cdas. de fécula de maíz
• Canela en polvo para decorar
En otro cazo echamos las yemas de huevo, el azúcar y la fécula de maíz, unimos con
unas varillas. Una vez tengamos todo bien mezclado vamos añadiendo poco a poco la
leche que teníamos reservada sin dejar de remover.
Antes de que empiece a hervir retiramos del fuego y continuamos removiendo un par
de minutos más.
Añadimos una pizca de sal a las claras, las montamos a punto de nieve y las
incorporamos a la crema de mascarpone, en varias tandas, con movimientos
envolventes, con ayuda de una espátula.
Mezclamos en un plato hondo el café frío y el resto del licor. Podemos montar el
tiramisú en un único recipiente o en tarritos individuales. En el primer caso dejaremos
los bizcochos de soletilla enteros; en el segundo podemos cortarlos en trocitos.
Bañamos los bizcochos en el café, los apretamos ligeramente para eliminar el exceso
de líquido y formamos la primera capa del tiramisú.
Si el recipiente que estemos utilizando nos lo permite podemos hacer una tercera
capa. Lo importante es terminar con la crema de mascarpone.
Tapamos los vasitos o los cubrimos con film transparente y los metemos en el
frigorífico. Dejamos reposar el tiramisú algunas horas o mejor toda una noche. Antes
de servir, espolvoreamos con abundante cacao en polvo sin azúcar.
• 100 g de chocolate negro de buena
calidad
• 15 g de mantequilla
• 3 cdas. de azúcar
• 3 huevos
• Galletas Oreo para decorar
(opcional)
Batimos con unas varillas las yemas junto con dos cucharadas de azúcar hasta
conseguir una mezcla espumosa y blanquecina.
Montamos con unas varillas eléctricas las claras a punto de nieve junto con el azúcar
restante. Han de quedar bien firmes. Añadimos a la mezcla de yemas y azúcar un
poco del chocolate derretido y mezclamos bien para que la mezcla se atempere.
Añadimos el resto del chocolate y removemos hasta que quede todo integrado.
Incorporamos el resto de las claras y mezclamos todo con mucho cuidado y con
movimientos envolventes ayudándonos de una espátula.
Una vez tengamos todo bien mezclado, repartimos la mezcla en los recipientes que
vayamos a usar y reservamos en el frigorífico un mínimo de tres horas antes de
consumirlas.
Para decorar, trituramos unas galletas Oreo, sólo la galleta, la parte blanca la
descartamos, y espolvoreamos por encima de cada mousse.
• 400 g de chocolate negro de
cobertura de buena calidad
• 100 g de nata líquida (mínimo 35%
en grasa)
• 35 g de mantequilla
• 15 g de azúcar
• 4 cucharadas de licor (opcional)
• Cacao en polvo
Sin dejar que se enfríe, vertemos la ganache en una manga pastelera con boquilla
ancha y lisa, para formar las trufas sobre un papel de hornear, o la vertemos en un
recipiente de tamaño adecuado de forma que nos quede en una capa de 1,5 - 2 cm,
que luego cortaremos en cubitos que moldearemos en forma de bolitas.
Una vez que la ganache está fría y completamente sólida procedemos a formar las
trufas, moldeando las porciones en forma de bolita entre las manos.
Para manipular las trufas es muy práctico usar unos guantes finos desechables, pues
así no las derretimos casi y no nos manchamos.
Una vez formadas, pasamos las trufas por cacao puro en polvo.
• 150 g de mantequilla a temperatura
ambiente
• 75 g de azúcar glas
• 250 g de harina de repostería
• 1 cdta. de extracto de vainilla
• 1/4 cdta. de sal
• 5 g de levadura Royal
Retiramos la masa del bol, la estiramos con un rodillo de guías, y dejamos reposar
estirada sobre una bandeja para galletas de doble capa en la nevera unos 30 minutos.
Boleamos los suizos y los vamos poniendo sobre bandejas forradas con papel de
hornear o con láminas plásticas y los cubrimos con film de cocina. Los dejamos levar.
Encendemos el horno a 210º para que se vaya calentando mientras los bollos
fermentan.
Cuando hayan más que duplicado el volumen y se noten muy inflados, pintamos los
suizos con el huevo batido, dos veces, separadas unos 10 minutos entre sí. Justo
antes de meter en el horno les hacemos un corte central, que debe ser relativamente
profundo, con una cuchilla de panadero. Humedecemos azúcar con una pizca de
agua y ponemos grumos de azúcar en el corte de los suizos.
Cuando la masa esté lisa y elástica hacemos una bola, la ponemos en un cuenco
aceitado con el pliegue hacia arriba, la tapamos y la dejamos fermentar. No hace falta
que llegue a doblar el volumen. La pasamos a la encimera bien enharinada y la
aplastamos con la mano para desgasarla bien, de lo contrario luego nos quedarían
grandes huecos en la miga.
Con un rodillo la estiramos en un rectángulo de unos 20×30 cm, intentando que quede
de un grosor uniforme (enharinamos tantas veces como sea necesario para que no se
nos pegue en exceso a la mesa).
Con un cuchillo muy afilado cortamos el rollo en rodajas de unos 2 - 2,5 cm. Podemos
colocar los bollos en un molde, para hornearlos todos juntos y que se “besen”, o
sencillamente ponerlos en cápsulas para magdalenas o moldes de muffins.
Dejamos que fermenten bien tapados, no hace falta que doblen. Pintamos los bollos
con el huevo batido y espolvoreamos el azúcar perlado. Los cocemos en el horno a
250º un tiempo corto, 7-9 minutos. Los sacamos a enfriar sobre rejilla.
Compota de manzana
• 500 g de manzanas ácidas (Reineta
o Granny Smith)
• 100 g de azúcar
• El zumo de ½ limón
• ½ palo de canela
Tarta
• 1 lámina de hojaldre
• 2 manzanas
• 180 g de la compota de manzana
• 30 g de mantequilla
• 30 g de azúcar
• Zumo de limón al gusto
Acabado
• 2 cdtas. de gelatina neutra en polvo
• 100 ml de agua fría
Pelamos las manzanas, las descorazonamos y las frotamos con zumo de limón para
que no se ennegrezcan mucho mientras las cortamos. Vamos colocando los gajos de
manzana cortados finitos en varios círculos concéntricos, solapándolos. Una vez
cubierta toda la tarta pintamos con otro poco de mantequilla y espolvoreamos el resto
del azúcar.
Colocamos encima de la tarta un papel de hornear y alguna rejilla para que haga peso
y la tarta no se levante. Cocemos la tarta 30-35 minutos en el horno calentado a
190ºC, con calor arriba y abajo. Al cabo del tiempo quitamos el papel superior y, si
estuviera poco tostada, la cocemos otros 10-15 minutos.
Sacamos a enfriar sobre una rejilla sin quitar el papel. Una vez fría podemos pintar la
tarta con un poco de gelatina para darle brillo. Para eso, en un bol ponemos el agua
fría y agregamos la gelatina. Dejamos que se hidrate cinco minutos. Metemos el bol
10 segundos en el microondas a potencia máxima para que se disuelva la gelatina.
Removemos y dejamos que se enfríe a temperatura ambiente. Cuando empiece a
estar espesa pintamos la tarta para que brille la manzana. Dejamos enfriar.
Asentamos bien la masa sobre el molde, que estará engrasado, pegando la masa a
las paredes. Con un cuchillo de sierra cortamos la masa sobrante.
Pinchamos todo el fondo de la masa con un tenedor para que no se hagan burbujas al
hornearla. Calentamos el horno a 180 ºC.
Cuando el horno esté listo ponemos un papel de hornear sobre la masa, lo llenamos
de bolas cerámicas o legumbres para que pesen y cocemos la base de la tarta en
vacío durante 25 minutos, hasta que los bordes empiecen a verse dorados. Dejamos
templar con las bolas encima.
Cuando esté lista la dejamos templar un poco, tapada, y luego la distribuimos encima
de la base. Alisamos con una espátula y dejamos enfriar del todo, tapando con un
plástico para que no forme costra.
Cortamos las frutas, si procede, y las vamos colocando a nuestro gusto sobre la
crema pastelera.
Para la gelatina, medimos el agua fría y la ponemos en un cazo. Tomamos tres o
cuatro cucharadas de agua y las ponemos en un bol con la gelatina en polvo para que
se hidrate cinco minutos. Mientras tanto llevamos a ebullición el agua del cazo.
Cuando la gelatina esté hidratada la vertemos en el agua hirviendo y apagamos el
fuego. Agregamos el chorrito de kirsch y dejamos enfriar casi hasta temperatura
ambiente, removiendo de vez en cuando y vigilando la consistencia.
Trituramos las galletas con la ayuda de un robot hasta que queden muy finas.
Añadimos la mantequilla y removemos hasta conseguir una masa homogénea.
Vertemos la masa en un molde desmontable para tartas y forramos con ella el fondo y
las paredes, presionando con los dedos, hasta que quede una capa de grosor
uniforme.
Horneamos unos 10-15 minutos. Una vez pasado el tiempo retiramos del horno y
subimos la temperatura de éste a 200ºC.
Con una batidora de mano batimos el queso Philadelphia hasta obtener una
consistencia lisa, aproximadamente durante medio minuto. Añadimos los ingredientes
de uno en uno y batimos brevemente por este orden: el azúcar, la harina, la ralladura
de limón, la vainilla, los huevos y las yemas, finalizando con la nata.
Ponemos en un bol los huevos y las yemas con el azúcar, y batimos brevemente
con varillas hasta que blanqueen un poco. Añadimos el almidón de maíz y la sal,
mezclamos bien.
Calentamos el horno a 170º con calor arriba y abajo, sin aire. Cocemos la tarta unos
10 minutos, hasta que el merengue empiece a dorarse. Vigilaremos estrechamente la
tarta durante la recta final de la cocción, para que no se nos tueste demasiado.
Bizcocho
• 100 g de harina de repostería
• 10 g de levadura química
• 110 g de mantequilla en pomada
• 110 g de azúcar glas
• 6 yemas
• 110 g de harina de almendras
• 150 g de chocolate Guanaja fundido
• 6 claras
• 110 g de azúcar
• 350 g de mermelada de albaricoques
caliente
Glaseado
• 300 g de chocolate negro para
cobertura
• 300 g de nata
• 70 g de mantequilla en pomada
Hacemos un merengue con las claras y los 110 g de azúcar, y los añadimos al batido
de forma envolvente.
Echamos la harina tamizada y mezclamos también de forma envolvente.
Mezclamos con cuidado, cubrimos la tarta con una primera capa de glaseado y
alisamos con una espátula.
Retiramos del horno, dejamos que repose 10 minutos sobre una rejilla y lo
desmoldamos para que se enfríe.
Cubrimos con otra capa de bizcocho, humedecemos con almíbar y rellenamos con
tres cuartos de la nata montada. El resto lo guardamos para cubrir los bordes y la
decoración final.
Tapamos con la tercera capa de bizcocho y alisamos los bordes con una espátula.
Llegados a este punto podemos guardarla en la nevera o terminarla.
Cubrimos los bordes con un poco de la nata montada que habíamos reservado y el
resto lo metemos en una manga pastelera desechable con una boquilla rizada.