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La publicación surgió con el apoyo del programa conjunto ANEP-Udelar en el marco de la puesta

en marcha de la Maestría en Gramática del Español. Esta maestría comenzó en 2010 como
iniciativa conjunta del Departamento Nacional de Español del Consejo de Formación en Educación
de ANEP y del Departamento de Teoría del Lenguaje y Lingüística General de la Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación (FHCE), bajo la responsabilidad académica de la
coordinación y dirección respectivas.
Tal como lo anticipa el título, el libro consta de 9 artículos o investigaciones sobre temas
puntuales/más o menos abarcativos. Desde la presentación, a cargo de la profesora María José
González Díaz, se explicita como objetivo “fomentar la reflexión sobre la gramática general,
español rioplatense e historiografía lingüística”. Algunos estudios se centran sobre usos lingüísticos
de ciertos componentes léxicos (Malcuori y Resnik), en tanto otros versan sobre temas más
generales de lengua??
El primer artículo desarrollado por las profesoras Píppolo y Bacigalupe se centra en el tema de las
oraciones en infinitivo desde la perspectiva de Prisciano, gramático del S. VI d.c., en una
comparación con otros gramáticos actuales del español.
No es la primera vez que las dos autoras se unen para reflexionar sobre este tema, tomando en
cuenta a este gramático. Otro artículo “Prisciano: acerca del infinito” en la obra Romania en
construcción II. Textos latinos de la Alta Edad Media, de hecho, aparece en la bibliografía.
Las autoras se introducen al tema, reconociendo las dificultades para categorizar al infinitivo como
nominal o verbal.
El artículo se divide en 5 partes que incluyen la conclusión. En la primera parte, aportan
información detallada sobre el gramático latino en el que se apoyan para sus reflexiones,
fundamentando en forma adecuada un problema de categorización que se evidencia desde hace
mucho tiempo (si no siempre). Para ello, toman fundamentalmente algunos fragmentos de la obra
Institutiones Grammaticae, que se focalizan en el tratamiento de los problemas de la construcción y
los significados del infinitivo.

En la segunda parte del artículo, citan sin más miramientos un fragmento de la obra de Prisciano,
atendiendo a la dificultad de discernir entre los significados aspectuales y temporales del verbo.
El aspecto léxico del infinitivo presentaba una marca formal en el latín, no así en nuestra lengua
romance. Debido a ello, Prisciano y otros gramáticos latinos parecen haber concebido una
oposición entre la denominada témpora infecta y témpora perfecta. Esta clasificación equivaldría a
lo que posteriormente tomaría el nombre de imperfectivo y perfectivo . Esta manera de ver el
aspecto como referido al tiempo tuvo ciertas consecuencias; el predominio de la idea temporal
sobre el valor aspectual y especialmente, la confusión entre ambas categorías. Observan ambas
autoras ya en la obra de Prisciano nociones relativas a la consecusión temporal que provocan, al
menos, en Bello, autor citado a su vez, la imposibilidad de separar ambos significados en su
modelo descriptivo. Como las gramáticas se han seguido concibiendo con base al modelo latino,
ese predominio y esa confusión se han hecho patentes en el estudio de las lenguas románicas.
Según Pippolo y Bacigalupe, la ausencia formal en el español de marca aspectual, fuerza a Bello a
tener que recurrir a ciertos rasgos semánticos de verbos flexionados que regirían la temporalidad
del infinitivo.

Relación entre significado temporal y categorización??

Entrando al problema principal, la categorización del infinitivo, aparece citado un fragmento del
capítulo de la GDLE, elaborado por Hernanz en el que se menciona el amplio debate respecto de
este tema y la aceptación de la doble naturaleza del infinitivo, aunque la imprecisión a la hora de
definir la etiqueta o rótulo con el que se nombraría a estos términos. Para oponer esta cita inicial, se
incluye un aporte de Cuervo quien se cuestiona sobre “la esencia del verbo” al tratar de discriminar
la “frontera verbonominal”.
Es interesante observar cómo aparece el nivel sintáctico, además del semántico, para tratar de lograr
la categorización adecuada; Prisciano plantea la posibilidad de que el verbo puede ser sustituible
por un sustantivo, sin que se marque una diferenciación en el sentido de la oración. Bello, también
retomaría esta apreciación, cuestionada a su vez por Cuervo, quien plantea el conflicto que de por
sí existe entre el sentido y la forma, problema que se agudizaría si se pretende sustituir un sustantivo
concreto por un infinitivo.

Luego las autoras introducen el planteo de la ductilidad modal del infinitivo es relevante para tomar
en cuenta su carácter verbal. Esta característica se vincula con las construcción sintáctica en la que
aparece el infinitivo, así como su impersonalidad (o pasividad) o valor activo.
En la cuarta parte del artículo, el título ya exhibe la postura autoral (“El infinitivo es un verbo”) y
comienza como lo venía haciendo, con una cita de Prisciano, en la que se toma en cuenta, además
del comportamiento modal y temporal, la potencialidad de sustitución por perífrasis.

Es muy interesante observar cómo las autoras en estas “notas”, presentan su material como una
suerte de diálogo entre las diversos autores que traen a colación.
Por supuesto, no hay respuestas concisas, más allá del posicionamiento de ambas profesoras, en un
reconocimiento de que da para un más extenso debate. Se reconocen los aportes de Prisciano en la
gramática posterior y se plantea la posibilidad de seguir dialogando con estos maestros, sin
apresurarse a sacar conclusiones.
Antes de entrar al segundo artículo, cabe destacar el tino a la hora de ordenar estos en la
compilación y ordenamiento de estos textos académicos. Luego de un texto relevante pero de cierta
opacidad y gran densidad teórica como lo es el de Píppolo y Bacigalupe, nos acercamos a un muy
refrescante artículo de Magadalena Coll, Licenciada en Lingüística de la Facultad de Humanidades
y Ciencias de la Educación, Universidad de la República, Montevideo y Doctora en Filosofía del
programa de Lengua y Literatura Hispánicas del Departamento de Español y Portugués de la
Universidad de California, Berkeley. Se desempeña como Profesora Agregada del Departamento
de Psico- y Sociolingüística del Instituto de Lingüística de la Facultad de Humanidades y Ciencias
dela Educación de la Universidad de la República.
Integra el Grupo de Estudios Lingüistico-históricos del Uruguay y el Grupo de Investigación en
Terminología y Organización del Conocimiento, de la Universidad de la República.

quien nos introduce a los aportes de los almanaques del Banco de Seguros del Estado, en un análisis
en cuanto a la contribución que este almanaque ha realizado, en la introducción de lenguaje
especializado y el habla habitual de los habitantes del interior del país. Expresa Coll en su
introducción que el Almanaque ha sido fuente de divulgación científica en los ámbitos agrícolas y
ganaderos, y debido a ello, se constituye en puente lingüístico entre el ámbito rural y el urbano. En
sus propias palabras, “El ABSE es el espacio de encuentro, entonces, entre el campo y la ciudad, ya
sea a través de lenguajes de especialidad como a través del habla rural en general.”
También se incluye en este análisis, el aporte más consciente de esta institución en lo concerniente a
la campaña lingüística desarrollada durante el período de facto (1973-1985).
Es importante mencionar, ya que la autora así lo hace, que no hay antecedentes de este tipo de
investigación en nuestro país, aunque sí existen estudios del lenguaje en almanaques de otros países
como Argentina o México. Y este no es un dato menor, tomando en cuenta que el ABSE como
punto de partida, se inspira en una tradición europea del Sigo XV....
De esta manera se desglosan los orígenes y los propósitos del ABSE que comienza con el
objetivo de contribuir a un saber más técnico en las actividades agropecuarias, si bien rápidamente
trasciende ese propósito para incluir materiales recreativos y de otros temas tales como astronomía
y meteorología, recetas y otros tópicos no tan relacionados. Es relevante destacar el rol de este
almanaque, que se transforma en una casi lectura obligada por parte de los uruguayos, como lo
afirma la autora. Este interés social está relatado de manera exhaustiva, a través de citas del propio
material de análisis. Con todo, esta tendencia a constituirse en una suerte de enciclopedia local se va
perdiendo hacia el siglo XX, transformándose en un texto más académico y centrado en un lector
más culto.
En el resto del artículo, se expande la función lingüística y metalingüística del almanaque de
manera metódica y con detalle de citas muy sustanciales del propio ABSE. Se menciona el aporte
cultural de este en cuanto a la literatura de universo rural, con la que también se pretende acercar al
hombre del campo hacia la urbe. Coll destaca la abundante presencia, asimismo, de diversos
glosarios de términos rurales a lo largo de la historia de este material.
El ariculo continúa con la incorporación en el Almanaque de la política lingüística de los años 80,
con fuerte base normativa y purista. Esta campaña, aclara la autora, ya ha sido objeto de análisis por
parte de Graciela Barrios y Leticia Pugliese (2005).
El trabajo de Magdalena Coll es, en suma, un trabajo muy enriquecedor y translúcido, realizado de
manera metódica y ordenada.
El tercer artículo de este libro es un trabajo elaborado por las profesoras Marisa Malcuori docente
de la FHCE, quien integra el Grupo de Procesamiento de Lenguaje Natural del Instituto de
Computación de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República) y Sylvia Costa,
Profesora Titular (grado 5) del DTLLG del Instituto de Lingüística de la FHUCE. Ambas son
miembros del Comité Académico de la Especialización y Maestría en Gramática del Español.
Actividad conjunta del Departamento Nacional de Español (Consejo de Formación en Educación,
ANEP) y del DTLLG (FHUCE, UdelaR).
En este trabajo, las autoras se proponen delimitar y reflexionar sobre doce lecturas de uso del
término mismo. Plantean como hipótesis que estas interpretaciones comparten como atributo básico
la expresión de la identidad. Este adjetivo, según la NGLE, asigna algún rasgo en común a un
conjunto de elementos o partes en los que se establece una relación asimilable a la comparación de
igualdad, como por ejemplo, vive en la misma cooperativa que yo. Muchas de estas interpretaciones
aparecen en esta gramática, por lo que se puede hablar de usos de gran amplitud dentro del mundo
hispano hablante, pero las autoras también se interesan en usos más locales, usos enfáticos que...
Esta enumeración de diversos uso se realiza a través, entonces, de una clasificación semántica de
atributos que se agregarían a ese atributo esencial de identidad. Consta así, el articulo de tres partes:
una breve introducción en la que se plantean los objetivos de la investigación, esto es, “examinar
distintas interpretaciones de los usos de mismo, ya sean adjetivales, adverbiales o conjuntivos, que
se registran en el español del Uruguay”. También aclaran que varios de estos usos no son exclusivos
de nuestra variante lingüística.
Dentro de esta clasificación aparecen el uso identificativo, en el que las profesoras incorporan una
sola interpretación. Este un uso de mismo como adjetivo anteponiéndose siempre al sustantivo,
como vimos en el ejemplo mencionado anteriormente.
Luego, aparece una clasificación mencionada como “usos enfáticos” en la que las autores agrupan
tres interpretaciones, que aparecen claramente ejemplificadas con sus correspondientes paráfrasis.

En los usos enfáticos escalares las autoras reúnen cinco interpretaciones en las que comienzan a
aparecer los usos más característicos de nuestro país. Este uso escalar refiere a la situación de un
elemento en el extremo de una escala hipotética, por ejemplo, como paráfrasis de “nada menos
que”, o con sentido similar a “propiamente” o “realmente”.
Las profesoras aclaran un estudio previo de Kany (1945) en el que se mencionan estos usos, que
tienen en común la posposición al sustantivo, aunque ellas plantean que más que un uso adjetival se
puede ver más un comportamiento adverbial al afectar todo el predicado.
Finalmente, un último grupo de interpretaciones son clasificadas dentro de usos escalares sin
énfasis, con valores similares a “incluso”. Dentro de este grupo, mencionan un comportamiento
asimilable a los adverbios de foco en el que el adverbio marca un aspecto concesivo.
Luego de esta exhaustiva enumeración, las autoras recapitulan introduciendo tablas que resumirían
los distintos valores semánticos del término, con sus respectivos atributos, paráfrasis y
comportamiento sintáctico (categorización).
Considero que es un artículo de gran valor didáctico por la manera en la que está diseñado, con gran
claridad y eficaz ejemplificación, donde también se observan certeras impresiones y reflexiones
sobre un término de usos tan diversos en el mundo hispanohablante y, especialmente, en el
Uruguay.
Para poder abordar el siguiente artículo, se debe hacer previamente una mínima revisión del tema,
como así lo hace la autora en la primera sección de su trabajo. Tradicionalmente, los sustantivos se
clasificaban en comunes o propios, entendiendo a los primeros como clasificadores de las entidades
que percibimos o concebimos según ciertos rasgos comunes, y a los segundos, como elementos
identificadores o de capacidad referencial inherente. Así lo expresa Di Tullio en su gramática
(2014): “Algunos sustantivos son expresiones referenciales por sí mismos; otros, en cambio, para
serlo, deben formar parte de estructuras complejas”.
La investigadora introduce su trabajo estableciendo la diferencia entre sustantivos comunes y
nombres propios, concediendo el hecho de que pertenecerían a distintas categorías gramaticales,
según otros teóricos como Borer y Anderson. El rechazo a recibir un artículo por parte de los
nombres propios parece confirmar esta apreciación, aunque sin más preámbulos, la autora plantea
ejemplos en los que esta frontera no aparece como tan delimitada.
El objetivo de su trabajo es investigar “las posibilidades de expansión del nombre en español” en el
que pretende demostrar que la presencia o ausencia del artículo no obedece a factores gramaticales,
sino más bien a cuestiones discursivas y como reflejo de actitudes sociales. Para realizar esta tarea,
la autora se enfoca en el uso del artículo en antropónimos y topónimos.
El documento consta de seis partes, excluyendo la introducción y estas secciones están antecedidas
por muy atinadas citas de autores como Borges, Margo Glanz o Lucio Mansilla.
Como ya fue mencionado, Di Tullio plantea la clasificación tradicional entre sustantivos y nombres
propios, para luego expresar una pregunta crucial en su investigación: ¿ en cuál nivel del lenguaje
se zanjaría la distinción entre sustantivos comunes y nombres propios? Los procesos de
recategorización vendrían a enturbiar aún más una frontera ya difuminada, según la profesora. Por
tanto, aventura que es a la gramática a quien le compete la resolución de esta diferencia, si no es
suficiente a nivel léxico. Rápidamente, queda descartado el nivel morfológico por el
comportamiento diverso de sustantivos y nombres, y estos procesos de recategorización, que Di
Tullio expone a través de cotidianos y claros ejemplos. Por lo tanto, la distinción se restringirá al
nivel sintáctico, y por ende, al comportamiento del artículo (en particular, el definido) en su relación
con nombres y sustantivos.
Es llamativo que no aparezca en esta investigación una revisión de la categorización del artículo en
la gramática tradicional. Es cierto que la historia del artículo es compleja si partimos de los orígenes
de esta lengua romance. Los griegos incluían el artículo como “parte de la oración”, pues
presentaba un correlato semántico junto a una categorización accidental (funcional), aunque
posteriormente los romanos lo suprimirían como tal, incluyendo en su lugar, la interjección. Sin
embargo, reaparecería en las lenguas románicas, a partir del demostrativo ille. Esta ambivalencia en
los inicios ha provocado que el artículo haya sido de difícil categorización.
En la siguiente apartado del trabajo, Di Tullio se aboca a mostrar este comportamiento con respecto
a los antropónimos. La autora plantea este tema desde una perspectiva sociodiscursiva, atendiendo
a la variante diátopica del lenguaje como así lo especifica el Diccionario panhispánico de dudas.
Sumado a esta variante geográfica, la autora menciona, citando a la lingüista Vidal de Battini, la
variante diastrática como determinante a la hora de aparición del artículo antepuesto al sustantivo.
Es decir, que la presencia del artículo no obedece solamente a una familiaridad en el trato con un
entorno más íntimo, sino a la distancia social, como marcador discriminatorio.
Luego continúa con la tipificación de los sustantivos, como el caso de los apodos que generalmente
están antepuestos por el artículo definido. Es relevante destacar que el uso del artículo definido es
mucho más frecuente con nombres femeninos. Por tanto, la aparición del artículo en forma
expletiva no está relacionado con el nivel gramatical.
En esta parte de su trabajo, se trae a colación, de manera breve, el comportamiento del artículo
indefinido. Este término si bien es determinante del sustantivo, en el sentido de que este se vuelve
una entidad concreta, no permite identificar específicamente esta entidad para el interlocutor. La
definición o indefinición del artículo marcaría la oposición en cuanto a información consabida/no
consabida.
Di Tullio agrega la característica de énfasis en el caso de la recategorización de nombre a
sustantivo, cuando este reúne una serie de características preponderantes que permiten tipificar a un
individuo con estas. Otros casos emparentados con los anteriores son los de metonimia.
En la sección siguiente, Di Tullio problematiza sobre la distribución del artículo con respecto a los
nombres topónimos. La primera diferenciación señalada es la que tiene que ver con el hecho de que
el artículo sea parte del nombre o no, como es el caso de El Río de la Plata.
En estos casos se puede observar un comportamiento bien diverso. La autora menciona diversos
ejemplos, en particular de ciudades y provincias, principalmente de Argentina y Uruguay, para
fundamentar tal ambivalencia en la aparición del artículo definido. No parece ser así, en cambio,
con los nombres de corrientes fluviales u océanos, en donde se observa de manera casi regular la
presencia de este determinante, aun incluyendo el sustantivo clasificador (río, arroyo, océano). Para
explicar estas distinciones, Di Tullio recurre a reflexiones del Van Langendock, quien atribuye esta
diversidad, dependiendo de si el topónimo es relevante socialmente y posee una identificación
fuerte; podemos decir el Mediterráneo, pero , el Maldonado sería una construcción agramatical sin
el sustantivo arroyo. Es deicr, que el tamaño y la importancia influirían en el comportamiento del
artículo, por lo que hay un claro factor pragmático, más que uno gramatical, en su aparición.
Sí es claramente gramatical el género que presenta el artículo en concordancia con el nombre o con
el sustantivo clasificador, en el caso de los hidrónimos.
Di Tullio observa una diferencia entre la aparición expletiva del artículo en el caso de los topónimos
y los antropónimos: la presencia facultativa de este en los primeros no estaría relacionada a una
valoración social o afectiva, como ya se mencionó antes, con respecto a los nombres de personas.
Pareciera, a criterio de la autora, que la presencia del determinante obedece más a razones
históricas.
En la siguiente sección de su trabajo, la escritora se concentra más específicamente en la sintaxis
del artículo. En cuanto al proceso de recategorización de nombre a sustantivo clasificador, los
modificadores se constituyen en una influencia sintagmática fundamental, que obliga al
determinante a hacerse presente. La autora se enfoca en dos casos que no han recibido, según ella,
la atención suficiente por parte de los estudiosos; uno, la presencia o ausencia del determinante, y
en segundo lugar, la alternancia entre artículo definido e indefinido. Un ejemplo claro de ausencia
de determinante es cuando el sustantivo clasificador se pospone al nombre, comportándose como un
especificativo que restringe notablemente la referencia y, por ende, no admite artículo. Sin embargo,
la presencia del adjetivo, sea don sea su ubicación con respecto al nombre, obliga a que el artículo
siempre esté presente, más allá de las diferencias semánticas que se puedan encontrar en las
construcciones. En cuanto a las aposiciones nominales, la autora observa dos comportamientos
inequívocos y de cierto paralelismo en el caso de los antropónimos: uno similar a posposición del
sustantivo clasificador, es decir, pospuesto al nombre, el SN admite no ser construido con artículo,
como sí sucede con la anteposición del sustantivo común al nombre, en la que la construcción exige
la presencia del artículo, como si de un epíteto se tratara.
Di Tullio observa diversos comportamientos en los casos en que existe una modificación a través
del adjetivo, y relaciona estas diferenciaciones a partir de ciertos rasgos en cada uno de los
términos del sintagma (artículo, adjetivo y sustantivo) e indaga sobre estas cuestiones poco
estudiadas, en particular, en el discurso periodístico, en lo que atañe al sentido o matiz significativo
que desprenden estas construcciones. Así, se enumeran eficaces ejemplos con una reflexión de la
autora, muy concerniente a lo semántico en cuanto a la presencia o ausencia del determinante, o al
rechazo al artículo indefinido.
Es interesante constatar el valor predicativo del adjetivo dentro de estas construcciones, según la
posición en la que esté, en relación al nombre, especialmente en la alternancia del artículo definido
o indefinido. Di Tullio adjudica las diferencias semánticas de construcciones como “un Rajoy
gallego” vs “un reticente Rajoy” , a la posición y los rasgos semánticos del adjetivo (episódico o
permanente). A partir de esas reflexiones, la autora reúne un corpus que la aventura a concluir que
sus conclusiones no están erradas, que hay pautas regulares de comportamiento con respecto a los
adjetivos y su vinculación con artículos definidos o indefinidos.
En suma, la profesora con gran claridad y muy buena exposición de corpus y ejemplos, logra
aportar un muy interesante trabajo en cuanto al comportamiento del determinante, en ausencia o
presencia de modificación adjetiva. Si bien la regla gramatical impide al artículo acompañar al
nombre, la realidad del uso muestra que no solo no es así, sino que este incide en interpretaciones
semánticas o pragmáticas. Es por ello que el nombre propio sigue siendo de interés de la gramática.
El siguiente trabajo pertenece a Laura Kornfeld, magister en Lingüística por la Universidad
Nacional del Comahue y doctora en Letras (área de Lingüística) por la Universidad de Buenos Aires
(UBA). Se desempeña también como profesora adjunta en Lingüística Chomskyana y Gramática
(cátedra A) de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) y como investigadora independiente en el
CONICET.
Kornfeld comienza su trabajo realizando la siguiente afirmación: la noción de número en las
palabras parece ser universal, pero también existe un rasgo que en prinicpio d se circunscribe a los
verbos, que es el rasgo de límite. Es así, entonces, que Kornfeld se propone demostrar que en la
morfología de las palabras derivadas se da una suerte de herencia aspectual(concepto análogo al de
herencia argumental) en lo que tiene que ver con este rasgo de + o – delimitación.
Este artículo consta de una primera parte en la que se realiza una revisión bibliográfica en relación
al aspecto léxico y la noción de cuantificación. Luego se analizan los diversos casos de palabras
derivadas en las que se da un cambio categorial. Y para cerrar el trabajo se reflexiona sobre la forma
de análisis de este fenómeno de “herencia de la delimitación”, como lo llama la autora bajo el de la
Morfología Distribuida. ¿??
La profesora inicia repasando la noción de la cuantificación como rasgo de ciertas palabras, en
particular, los verbos, es decir aquel rasgo que surgía en el latín a partir del perfecto o
imperfecto.??? Esta clasificación en verbos atélicos/télicos se manifiesta a través de un
comportamiento diferente en cuanto a la cuantificación; mientras los primeros admiten ser
cuantificados, los segundos rechazan esta posibilidad. Esta misma dualidad combinatoria la ofrecen
también los adjetivos calificativos vs los relacionales, los cuales no toleran la gradación adverbial
que sí reciben los primeros. Pero la autora continúa ofreciendo esta oposición sintáctica en los
sustantivos tradicionalmente llamados contables y no contables.
Por lo que en diversas categorías gramaticales se puede observar un patrón combinatorio si
rastreamos el rasgo de cuantificación: telicidad en los verbos, característica episódica o permanente
en adjetivos y en el caso de los sustantivos, su rasgo de delimitación. Cabe recordar que se
considera continuo, de masa o contable, aquel sustantivo que designa una entidad que, al dividirse,
mantiene su esencia signada, estos es, si dividimos la arena, obtenemos arena pero si dividimos una
mesa podremos obtener cuatro patas y una tabla, pero jamás designaríamos esas partes de la mesa
como mesa. Pareciera, por tanto, tal como lo expresa la lingüista, que “el comportamiento de la
cuantificación se desprendería directamente de la presencia o ausencia del rasgo 'delimitado' en el
ítem léxico”.
En el siguiente apartado de su trabajo se pregunta la autora si es posible aplicar la noción de
herencia argumental a la noción de herencia de rasgos aspectuales.
Para continuar tratando este tema, considero pertinente repasar el concepto de “herencia
argumental”. Este concepto está totalmente imbricado con el de estructura argumental que surge
del esquema de valencias planteado por Tesnière (1959), al que se define como el conjunto de
complementos seleccionados semánticamente por un el núcleo de una construcción (predicado) y
que asumen un rol temático o función semántica dentro de esta construcción. Este planteo de
“herencia” de los argumentos ya era propuesto por Lieber (1983), entre otros, en el que se afirma
que una palabra derivada “hereda” la estructura argumental de la primitiva, tal como en el ejemplo:
Colón descubrió América/el descubrimiento de América por Colón.
Así, la autora prueba en esta sección su hipótesis, no pretendiendo que esta sea abarcativa a todos
los ejemplos, sino a aquellos ítemes más prototípicos de cada categoría, o mejor expresado por ella
misma, “un conjunto de fenómenos que se consideran los más representativos de cada clase de
derivación transcategorial”. Por lo que si bien, no se permite plantear como una teoría indiscutible,
sí se espera descubrir un patrón de distribución.
De esta manera, la escritora comienza su análisis a través de las distintas categorías de palabras,
organizando su trabajo en base a la derivación y sus primarias. En una primera instancia aparecen
analizados los verbos, subdivididos en denominales y deadjetivales, luego continúa con los
adjetivos, repartidos entre los deverbales y los denominales, para pasar finalmente a la categoría
nominal, subdividida entre nombres deadjetivalesy deverbales

En cuanto a la primera categoría (verbos), la autora toma una clasificación propuesta por Bosque y
Mmasullo, en función de las estructuras léxico relacionales planteadas por Hale y Keyser (1993):
verbos inergativos, verbos de locación y verbos deadjetivales. Previamente, Kornfeld planteaba la
cuantificación como un rasgo semántico asociado a lo temporal o a la intensidad, aunque con cierta
clase de verbos, se puede hacer una interpretación iterativa. Se manifiesta, de esta manera, la
complejidad de una clase de verbos categorizados semánticamente como de realización, en los que
cabe subdividir dos etapas en cuanto a sus rasgos: una primera etapa del proceso de realización
como atélica y una segunda, como delimitada, dada por el resultado de cambio de estado.
Dentro de los verbos denominales, es decir, derivados a partir de un sustantivo, la autora percibe un
comportamiento diferencial si estos provienen de un sustantivo contable o uno de masa. Los
primeros rechazan los cuantificadores partitivos, mientras que los segundos la admiten sin
inconvenientes. Es decir, que aquellos verbos derivados de sustantivos discontinuos poseen un
rasgo de delimitación que los vuelve incompatibles con la cuantificación partitiva y también la
cuantificación temporal.
Esta misma diferencia es apreciada por la escritora en cuanto a los verbos que expresan actividades
versus aquellos que expresan realizaciones, usando la prueba de la perífrasis verbal que implican
relevantes distinciones de significado.
En cuanto a los verbos que expresan locatum, estos se comportarían como delimitados, lo cual se
comprueba también por el rechazo de la gradación intensificatoria (mucho, poco o bastante). Sin
embargo, la autora realiza una precisión; aquellos verbos locativos cuya base es un sustantivo
continuo, admiten esta gradación sin problemas. Por lo que no vacila en concluir que más que la
clasificación propuesta por estos autores, la distribución es complementaria en tanto y en cuanto sus
bases son sustantivos con rasgos delimitados o no delimitados.
En una revisión de otras clases de verbos, se puede percibir, no obstante, un comportamiento
inesperado, como en los verbos derivados denominales de ciertas partes del cuerpo. Si bien estos
admiten la cuantificación, no lo hacen sus bases puesto que son delimitadas. Este “desfasaje” se
daría, según Kornfeld, por el carácter iterativo de la acción, que también puede ser cuantificado.
Posteriormente, se analizan en este trabajo, verbos cuyas bases nominales designan seres humanos,
con el sentido de ser un X, convertirse en un X, actuar como un X, etc. Dentro de estas perífrasis, la
autora observa que algunas se interpretan con rasgo de delimitación (convertirse en un X, por
ejemplo), mientras que con otras, sucede lo contrario (tratar como un X a alguien) lo que se
manifiesta por la diversa respuesta a la combinación con cuantificadores indefinidos.
Esta trayectoria continúa en forma muy metódica, detallada y expresada con una claridad diáfana a
pesar de la densidad teórica que la caracteriza.
Nos va demostrando este comportamiento con las otras categorías: adjetivos deverbales cuyas bases
imponen un sentido activo, es decir, con una interpretación agentiva. No exenta de su formación,
aclara Kornfeld los morfemas característicos de estas derivaciones, que explicarían parcialmente la
distribución combinatoria a través de su carga semántica. Los verbos atélicos producirían adjetivos
graduables en tanto que los derivados de verbos télicos o delimitados lo rechazan. En cuanto a los
participios verbales, es de recibo notar que los inergativos no producen tales participios y su
combinatoria siempre es anómala. Pero algunos verbos transitivos tampoco admiten estas formas y
de hecho, la gradación es una prueba para demostrar tal posibilidad. Y su comportamiento sigue
correspondiéndose con el rasgo de delimitación.
No tan predecible parece ser la situación de los adjetivos en -ble, aunque la escritora realiza un par
de generalizaciones: aquellos derivados de verbos atélicos admiten la gradación mientras que los
otros, no lo hacen. Sin embargo, la reinterpretación parafrástica de algunos de estos adjetivos como
muy fácil de X, provoca que se comporten como bases atélicas aunque la gradación afectaría en
realidad al adjetivo “fácil”.
Conducta similar muestran los adjetivos denominales, y el resto de las categorías, sin mayores
sorpresas, como lo va fundamentando la autora en forma acabada.
Finalmente, dentro del marco de Morfología Distribuida, la autora concluye su trabajo,
comprobando la hipótesis de manera fehaciente, en una tarea de investigación impecable.
El siguiente artículo se enfoca en la recategorización de los nombres contables y no contables en el
español. Este trabajo es realizado por Inés Kuguel, doctora en lingüística y profesora en Letras por
la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. También es traductora técnico-
científica y literaria de inglés, por el Instituto de Enseñanza Superior en Lenguas Vivas “J.R.
Fernández”, así como coordinadora del Profesorado Universitario de Educación Superior en Lengua
y Literatura, codirectora del Museo de la lengua e investigadora-docente en el Área de Ciencias del
Lenguaje.
Se presenta compuesto en cinco partes, incluyendo la introducción y las conclusiones.
En la introducción, la autora expresa el objetivo de su análisis, “proponer una sistematización de los
procesos de recategorización entre nombres contables y nombres de masa, a partir de una
perspectiva construccionista del significado léxico”. Esta perspectiva pretende dar cuenta de la
interrelación entre los aspectos semánticos y sintácticos durante los procesos de construcción de
estructuras lingüísticas. Esta corriente, también denominada Gramática de Construcciones,
considera que todas las unidades léxico-gramaticales son susceptibles de ser consideradas como
construcciones, con diferentes grados de complejidad morfosintáctica. En esta teoría no se prevee
una separación estricta entre léxico y sintaxis sino que se promueven como un continuum
constructivo.
Primeramente, Kuguel menciona el paralelismo observado por Jackendoff, entre la categoría verbal
y la nominal en cuanto al rasgo de su delimitación, puesto que en su descomposición semántica se
puede obtener o no la misma entidad o proceso expresado en el ítem originario. A su vez, propone
una operación semántica denominada coerción de tipo que consiste en convertir una expresión al
tipo esperado por la función que gobierna, es decir, según como el contexto operaría en el ítem a
nivel léxico.
La autora, entonces, postula que ciertas categorías funcionales funcionan como operadores de
cambio semántico en los procesos de recategorización.
Una de estas categorías sería el significado de número que aparece en los sustantivos contables por
ser entidades individualizables y que provoca la reinterpretación de los sustantivos discontinuos
como contables.
Otra categoría es el determinante que se distribuye en forma diferente si el sustantivo es contable o
de masa. En este caso, la ausencia del determinante induciría la resignificación de los nombres
contables, aportándoles el aspecto de la delimitación. No obstante, existe otra reinterpretación
posible como referencial, es decir como ítem primario atribuible a una entidad.
Por último, la cuantificación también puede funcionar como inductor. Los cuantificadores se
distribuyen de forma complementaria entre sustantivos continuos y discontinuos. Esta distribución
hace que operen induciendo un cambio en la delimitación del nombre, aunque esto depende del
quale constitutivo del sustantivo, ya que no es posible siempre, como en el caso de los sustantivos
abstractos.
A través de diversos ejemplos, la autora introduce conceptos como los de “picadora universal” y
diversas interpretaciones posibles según la estructura de qualia que posea el sustantivo. Este
elemento consitutivo sumado a los inductores, producirá diversas variantes interpretativas (porción,
tipo, sustancia, etc.). El concepto de qualia es tomado del modelo de Pustejovsky (1995). La
estructura de qualia se constituye con cuatro aspectos esenciales del significado: el quale
constitutivo (Qc) que expresa la relación entre un objeto y las partes que lo constituyen, y que en la
categoría nominal se corresponde con su naturaleza contable o no contable; el quale formal (Qf)
describe los rasgos que permiten diferenciarlo de otros elementos o miembros, en este caso el
carácter de concreto o abstracto del sustantivo; el quale télico codifica su función y que puede ser
directo o indirecto, dependiendo de si es objeto o sujeto de una actividad; y el quale agentivo que
refiere a los factores involucrados en su origen (por ejemplo, natural o creado por el hombre).

El artículo es claro aunque maneja, por momentos, una nomenclatura no tan evidente para un lector
novel en estos marcos teóricos, no tan manejados en nuestra formación. Su disposición es ordenada,
los ejemplos son clarificadores de la propuesta y la reflexión. En suma, sus aportes son
contemporáneos a la tendencia en la reflexión metalingüística actual.
El siguiente trabajo pertenece a la profa. Brenda Laca, profesora en la Facultad de Humanidades y
Ciencias de la Educación - UDeLaR / Instituto de lingüística – DRE, quien describe el
comportamiento que distingue los diferentes subjuntivos. El documento se divide en tres partes.
En la primera parte, la autora plantea una clasificación en dos tipos de subjuntivo, ateniéndose a lo
expresado por gramáticos como Bello y Anthony Lozano, quien hablaba de subjuntivo epistémico y
subjuntivo optativo. Reconoce Laca que la aparición de este modo verbal es heterogénea, así como
es heterogéneo su contexto.
Con respecto a los modos verbales, expresa la NGLE: “el modo constituye una de las
manifestaciones de la MODALIDAD...” (Manual 2009.p. 475)Este concepto está asociado al
concepto de modus en oposición al dictum, es decir al contenido de lo que se enuncia, en oposición
al modo en que se lo enuncia.
Según esta gramática, la teoría tradicional establecía que “el modo revela la actitud del hablante”
frente al contenido que él expresa. Así, la tradición habla de oposiciones semánticas entre el
subjuntivo y el indicativo: certeza/incertidumbre, o realidad/irrealidad. Sin embargo, estas
oposiciones no explican todos los casos en los que aparece el modo subjuntivo, como por ejemplo,
Quiero suponer que has obtenido una buena calificación (NGLE, 2009 §25.1.1a), y la
caracterización es, por lo tanto, bastante imprecisa.
Por tanto, esta necesidad de distinguir dos clases de subjuntivo surge históricamente, y se mantiene
vigente con gramáticos como Quer quien plantea un subjuntivo intensional y otro de polaridad,
aunque más adelante, Laca va a tomar este concepto de las actitudes para explicar ciertos
fenómenos de alternancia modal. La autora asimila esta clasificación que obedece, según lo
explica, a dos tipos de inducción diferentes. El primero es seleccionado por un predicado léxico
cuya cláusula sustantiva es un argumental; en cambio el subjuntivo de polaridad está legitimado por
un contexto oracional negativo, es decir que es inducido semánticamente por algún significado de
negación en el entorno de la oración.
Tomando a Quer caracteriza las propiedades que oponen cada uno de estos subjuntivos: la
alternancia modal, el ámbito de expansión, la obviación del sujeto y relaciones temporales. Tales
características están en distribución complementaria, lo cual permitiría con algunas pruebas,
determinar frente a qué tipo de subjuntivo estamos.
Luego de exhibir con gran claridad estas cuatro propiedades, comienza a problematizar sobre
ciertos “incumplimientos” de conducta. Se observan casos de alternancia modal en algunos
subjuntivos intensionales, sobre los cuales la autora observa un cambio de sentido en la
construcción, relacionadas con la actitud de creencia o de preferencia, del hablante. Esta
peculiaridad permite afirmar que si bien un subjuntivo puede ser intensional, ello no implica que
sea, a su vez, obligatorio.
En cuanto a peculiaridades, la autora presenta un caso muy particular: el verbo dudar. Si bien este
verbo no admite la alternancia modal, es decir, rechaza la aparición del modo indicativo, es
considerado como de polaridad por Laca, puesto que no cumple con las otras tres propiedades
mencionadas anteriormente. Este verbo expresa una actitud de creencia y no de preferencia, y el
rasgo de negación inherente en su significado, la habilita a caracterizarlo como de polaridad.
A partir de la siguiente sección, la caracterización comienza a complicarse, y la densidad teórica del
artículo aumenta sensiblemente. La autora se remite a la hipótesis de Picallo, con respecto a las
otras dos propiedades mencionadas: obviación del sujeto y temporalidad. Con respecto a ambas,
menciona otras investigaciones que ponen en tela de juicio el planteo de este lingüista, por lo menos
para la totalidad de los subjuntivos. Así surgen en el artículo, restricciones temporales diferentes a
las planteadas por este y vuelve la escritora a considerar a Quer, quien entendía como única
restriccion temporal que si el verbo de la principal expresaba -PASADO, el verbo de la subordinada
no podría estar en conjugado en pretérito (+PASADO).
Laca plantea un juego de restricciones que se prueba a través de una perífrasis.
En la siguiente sección se tratan los tipos de predicados y sus configuraciones temporales, a partir
de clasificaciones semánticas de los verbos, y aquí se retoma el concepto de las actitudes del
hablante pero no desde la ambigua perspectiva tradicional sino desde el enfoque que Pranav Anand
y Valentine Hacquard le otorgan en su artículo Epistemias y actitudes (2012), en las que el hablante
manifiesta actitudes de creencia o de preferencia que se refleja en rasgos de comportamiento del
modo subjuntivo. Surgen, de esta manera, dos tipos de predicados de actitud proposicional: los
directivos y los volitivos o desiderativos. A estos tipos, la autora agrega los predicados de
causación, que si bien tienen cierta relación semántica con los desiderativos, “implican un
componente de acción por parte del sujeto”, y no se observan dos eventos o dos proyecciones
temporales como podría darse en los directivos.
La autora analiza las restricciones temporales de manera comparativa en estos predicados,
observando diferencias notables de comportamiento de los subjuntivos, siempre en relación con las
actitudes de preferencia o creencia. A través de ejemplos muy bien seleccionados, la lingüista refuta
la teoría de Picallo, a favor de lo expresado por Quer.
En cuanto a los predicados volitivos, se elabora en esta sección, una subclasificación directamente
orientada a las restricciones temporales.
Es interesante la reflexión de Laca con respecto a la morfología condicional en los verbos, que
marcaría una diferencia en las actitudes, más allá del rasgo semántico propio de los predicados; por
ejemplo, la reducción de la distancia semántica entre ciertos predicados volitivos y aquellos
predicados factivos que manifiestan una evaluación positiva por parte del enunciador, que quedarían
subsumidos al estatus de evaluativos.
Con gran rigor y claridad, la autora sistematiza parámetros bien diferenciados, rasgos semánticos
muy pertinentes en cuanto a las configuraciones temporales. Así, su artículo muestra una
profundización entre la correlación semántica y la aparición del modo subjuntivo, en una
clasificación bastante más “orgánica”que la tradicional, en el entendido de que hay
correspondencias más unívocas y esperables.
Gabriela Resnik (Universidad Nacional de General Sarmiento) analiza, en este artículo impecable
por su rigor metódico y transparencia, las propiedades de los adjetivos en posición prenominales en
el marco de una consideración sobre la manera en que se produce la gramaticalización de los
adjetivos en español. Para tal fin selecciona los casos de tremendo y bruto, tal como se usan en
algunas variedades del español y particularmente en el Río de la Plata. Estos adjetivos se
caracterizan por la adquisición de un valor funcional de intensificación concomitante a la pérdida
del significado léxico específico. En el proceso de recategorización se constata la progresiva
radicación en la posición prenominal y la adquisición de rasgos cuantificacionales.

Su trabajo, como ella lo menciona, se divide en dos grandes partes: la primera consiste en el análisis
de las propiedades de ciertos adjetivos recategorizados a elativos gramaticalizados, proponiendo dos
rasgos formales, vinculados a la intensificación y la cuantificación. La segunda parte pretende
identificar regularidades a través de los adjetivos tremendo y bruto, realizando una recorrida
histórica que permita inferir una hipótesis general para estos casos.

La autora comienza admitiendo la dimensión histórica de la reflexión sobre la posición del adjetivo
y para ello, toma en cuenta a gramáticos como Nebrija o Bello, en una comparativa con la
gramática actual. Nebrija planteaba como la posición no marcada del adjetivo, la de posponerse al
sustantivo, mientras que Bello opone el epíteto al adjetivo especificativo, en las posiciones
prenominal y posnominal, respectivamente.

Para poder realizar su análisis, Resnik comienza planteando las posiciones del adjetivo calificativo.
La postura no marcada, de una lectura generalmente especificativa, que restringe el ámbito
clasificador del sustantivo y la postura prenominal que se corresponde con una mirada evaluativa
del enunciador. Sin embargo, los adjetivos elativos tales como alucinante o buenísima aún en
posición posnominal poseen una lectura valorativa y no restrictiva. Continuando con la reflexión, la
escritora reconoce que estas fronteras semánticas no se corresponden unívocamente con la posición
respecto al sustantivo. Analiza, así, las tres posiciones estructurales de bruto y tremendo: una
posición posnominal característica y dos posiciones prenominales, una evaluativa y la otra,
producto de ese proceso de gramaticalización. En esta última posición, ambos adjetivos pueden
funcionar como sinónimos puesto que expresan un grado máximo de una propiedad.

Seguidamente, Resnik compara el comportamiento de los adjetivos prenominales, es decir, los


calificativos de grado cero, los elativos y los elativos gramaticalizados, en cuanto a su
compatibilidad con modificadores de grado, su aparición en sintagmas nominales escuetos y su
función en oraciones exclamativas. En el caso de los últimos, la incompatibilidad es cuantificadores
de grado es general, debido a la pérdida semántica de la raíz y la incorporación del rasgo de
significado “muy alto grado” o “máximo”. Con respecto al SN sin determinante, los elativos
gramaticalizados admiten su ocurrencia en posiciones argumentales, gracias al rasgo semántico de
cuantificación. Finalmente, estos elativos gramaticalizados no admiten con facilidad su
combinación con pronombres qu- en construcciones exclamativas que expresan también un grado
máximo de cierta propiedad básica. La autora atribuye esta incompatibilidad al hecho de que estos
elativos operan como focalizadores pero sin efecto contrastivo, sino exclamativo. Es decir, vendrían
a sustituir al elemento qu-, habilitando la lectura exclamativa: Qué laburo te mandaste/Tremendo
laburo te mandaste/#Qué tremendo laburo te mandaste.

Todas estas características diferenciales indican, según la lingüista, un posición configuracional alta,
posición ocupada por los determinantes o cuantificadores. De hecho, agrega, con algunos de estos
elativos gramaticalizados (zarpado y salado) se puede dar un último proceso que los ubica
prácticamente como meros cuantificadores, sinónimos de “mucho”, y que ocuparían otra posición
estructural, como núcleos del SQ.

Después de explicado el proceso de gramaticalización de los adjetivos, la escritora se introduce en


una perspectiva diacrónica del cambio, de los adjetivos tremendo y bruto.

Apoyándose en corpus como el CORDE, y a través de diversos cuadros muy aclaratorios, la autora
cuantifica los significados del primer adjetivo en la primera mitad del S.XIX, descubriendo ya su
significado intensificador diferenciada según la posición del sustantivo (predominantemente
pospuestṕo). Estos datos le permiten proponer la hipótesis de que el rasgo QU se manifiesta primero
en las variantes con significado intensificador con valor aumentativo. Luego, analiza lo sucedido en
la segunda mitad hasta fines del siglo en donde se pierde significativamente la denotación
etimológica.

El proceso del segundo adjetivo (bruto) es analizado durante el siglo XX pues es tardío con respecto
al anterior, encontrándose solo algunos contextos puente. La autora desconsidera en esta
investigación esencialmente cuantitativa la incidencia de la expresión lexicalizada “fuerza bruta”,
ya presenta desde fines del S. XIX.

Resnik logra en este extenso trabajo, encontrar regularidades de comportamiento en la


gramaticalización de algunos adjetivos calificativos del español, en una comparativa minuciosa,
tanto a nivel sincrónico como diacrónico, que permite comprender en mayor profundidad el origen
de la variación lingüística.
El último trabajo de este libro está realizado por el Prof. Marcelo Taibo, .....

El objetivo es, como lo expresa claramente el autor al inicio, “describir el uso de las perífrasis
verbales de gerundio en un corpus de habla culta de la ciudad de Montevideo”. Esta descripción es
utilizada como comparativa a investigaciones similares realizadas en otras ciudades
hispanohablantes.

El trabajo, esencialmente cuantitativo, consta de cinco partes. En la primera, Taibo, con buen tino
didáctico, se introduce al tema en forma breve, presentando las características de las perífrasis
verbales en general. Para ello, se apoya principalmente en la NGLE, así como en otros materiales
de relevantes gramáticos, tales como Gómez Torrego, Coseriu o Benveniste. En la segunda sección,
profundiza en cuanto a los rasgos generales de las perífrasis de gerundio. La tercera y cuarta
secciones, bastante más extensas, se abocan a la descripción y análisis del corpus y, finalmente, el
escritor ofrece sus conclusiones.

La caracterización semántica de las perífrasis de gerundio es la de expresar un proceso en parte


cumplido y en parte sin cumplir; de ahí su noción de durabilidad en una acción en curso. Este
aspecto semántico se da por la combinación con verbos auxiliares que expresan nociones espaciales
(movimiento o localización). Tales auxiliares sufren un proceso de gramaticalización que les impide
seleccionar argumentos y los habilita a suministrar significados gramaticales. Si bien existe un
proceso de desemantización, aclara el autor, este no es total y el matiz de significado que aporta la
forma personal obtiene sentido en función de este conjunto complejo.

Vale aclarar que el autor, siguiendo a Alicia Yllera, caracteriza las perífrasis a través de pruebas
sintácticas y no tanto semánticas como lo realiza la tradición, y es a través de estas pruebas que
obtiene el corpus para su investigación. Un ejemplo mencionado de confrontación teórica es el caso
de seguir+gerundio la cual es rechazada por ... pero que es admitida en el corpus, pues este auxiliar
se combina con verbos impersonales y admite la anteposición de los clíticos.

El corpus fue obtenido a partir de 18 entrevistas informales realizadas en el marco del proyecto
PRESEEA (Proyecto para el estudio sociolingüístico del español de España y de América), entre
los años 2007 y 2010, con hablantes de ambos géneros que poseen formación terciaria.

Los datos sobre los hablantes montevideanos son ofrecidos a través de tablas, de donde se
desprenden con claridad la frecuencia de aparición de las distintas perífrasis de gerundio. A
continuación, aparecen las tablas comparativas con otras ciudades hispanohablantes que surgen de
previos trabajos. Luego se describen en forma detallada los significados y valores de cada una de
estas perífrasis, en función de los auxiliares que las componen, ordenadas por frecuencia de
aparición. Cada una de estas descripciones es acompañada por eficaces ejemplos tomados de
algunas de las entrevistas.

Otras construcciones se incorporan también al trabajo, como por ejemplo, la combinación con el
verbo quedarse. Si bien algunos autores la consideran como semiperífrasis, Taibo entiende, siempre
a través de las pruebas planteadas al inicio, que pueden ser consideradas legítimamente como
verdaderas construcciones perifrásticas.

En este trabajo minucioso y de gran precisión, Taibo recapitula sobre toda la información y análisis
brindados y además, deja las “puertas abiertas” a futuros trabajos: propone, por mencionar un
ejemplo, la investigación diacrónica de este tipo de perífrasis, Montevideo.

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