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AYOTZINAPA.

TESTIMONIOS

José Solano Ramírez


Clemente Rodríguez Moreno
Ángel Nájera Ortega
Andrés Catalán

Hablar de Ayotzinapa es hablar sobre el río de las tortuguitas o el río de las


calabacitas que sostiene la superficie del Mundo en la cosmogonía
mesoamericana, ya que del nahuatl deriva su nombre. Hablar de Ayotzinapa es
hablar de la historia de la represión contra las normales rurales y la vida diaria
de estos luchadores y enseñantes revolucionarios. Hablar de Ayotzinapa es
hablar de la cuna de la disidencia, de la cuna de los luchadores sociales como
Lucio Cabañas Barrientos, quien hablaba de ricos y pobres, en una interpretación
más inmediata, directa y pedagógica de la lucha de clases. Hablar de Ayotzinapa
es hablar de la historia de 2011, cuando policías ministeriales, estatales y
federales asesinaron a dos estudiantes normalistas: Jorge Alexis Herrera Pino y
Gabriel Echeverría de Jesús. Hablar de Ayotzinapa es hablar de sus 43
estudiantes desaparecidos. Hablar de Ayotzinapa es hablar de un momento
decisivo en la historia contemporánea de México, tal y como ayer se habló de la
gesta heroica de los Hermanos Serdán o la Caída de Ciudad Juárez en mayo de
1911.

En México, la vida vale poco, por no decir casi nada. La enseñanza de las
matemáticas para los súbditos del narcoEstado está dirigida a objetivos muy
precisos: contar los compañeros o familiares muertos, agregar peso a peso hasta
llegar a los 64 que le pagan cada día a más del 30% de la población para que
sepan el amontar de las propinas que les dejan sus amos o saber contar hasta 43
por los Héroes de Ayotzinapa, del uno al 22 mil por el número de los
desaparecidos o hasta el 150 mil por el número de los muertos, “efectos
colaterales “ de la guerra santa del ex presidente Felipe Calderón Hinojosa.
El 12 de diciembre de 2011, día de la Virgen de Guadalupe, “la fecha más
importante del calendario espiritual del mexicano” fueron asesinados a mansalva
“nuestros compañeros y amigos por la exigencia hecha al gobierno de respetar
las matrículas de 140 alumnos que cada año ingresan, pero que cada año buscan
reducirnos. El 12 de diciembre salimos a la calle para pedirle al gobierno que
respetasen este hecho, la respuesta que parece ser la única que el gobierno es
capaz de ofrecer, fueron las balas, el gas y el terror. Y hasta hoy en día no hay un
solo culpable, México es el país de la impunidad. Un país de irresponsables. El
país de los “yo no fui”.
El 26 de septiembre se vuelve a emplear el discurso de la bala, que da como
resultado la muerte. Días después del 12 de diciembre, la Comisión Nacional de
Derechos Humanos (CNDH), realizó una recomendación al gobierno de emplear
el diálogo y no la tortura. A tres años de ese hecho. ¿para que sirvió la
recomendación de la CNDH? ¡Para volver a tener a tres compañeros asesinados!:
Daniel Solís Gallardo, Julio César Ramírez Nava y César Mondragón Fontes, este
ultimo desollado como animal de matadero y al que le extrajeron además un ojo.
A tres años de la recomendación de la CNDH, la dura realidad se impone y
vivimos la desaparición de 43 estudiantes y 6 más heridos, que actualmente
reciben atención médica, debido a las heridas producidas por el uso de armas
largas por parte de sus agresores. Lo más grave es que este abuso de autoridad
devino sistémico, la forma connatural de ser del gobierno de Enrique Peña Nieta
y que lo vemos en todo el país, conforma ya nuestra cotidianidad. ¿Cómo puede
ser que desaparezcan 43 estudiantes y a más de 3 meses de lo ocurrido no haya
habido justicia, pues la respuesta no está ajustada a los cánones del método
científico sino a la fantasía tecnocrática del procurador de la república.

Clemente Rodríguez Moreno, padre de familia de uno de los 43 estudiantes


desaparecidos, de nombre Cristian Alfonso Rodríguez Telumbre de 18 años, nos
dice:
“Diariamente nos despertamos pensando que nuestros hijos aparecerán. La
desesperación ha llegado a tales limites que hemos decidido ir a buscarlos. La
gendarmería, el cuerpo de seguridad policíaco con mejor entrenamiento y
promesa de (Enrique) Peña Nieto, ha resultado ser un fiasco, lo cierto es que lo
único que hacen es sacarnos a pasear. Lo cierto es que nos llevan a las afueras de
Iguala, fingiendo llevar a cabo un recorrido en búsqueda de nuestro hijos, pero
tras unas cuántas horas nos llevan de regreso a nuestras casas, esperando tal vez
a que nos agotemos, a que no tengamos más fuerza para ir a buscar a nuestros
hijos, lo que no saben es que la llama que se enciende como padre de familia al
perder a un hijo es inagotable; por tanto, aunque piensen que nos vamos agotar
no lo haremos. La verdadera instancia en la que confiamos es en la policía
comunitaria, la UPOEG (Unión de Pueblos y Organización del Estado de
Guerrero). Ellos, los de la UPOEG, no reciben un sueldo por hacerlo, ni han
recibido entrenamiento a diferencia de la gendarmería, pero han demostrado ser
mucho más eficaces. Probablemente por la corrupción que invade a todas las
instancias gubernamentales. La gendarmería no hace nada, todo lo está haciendo
la policía comunitaria, esto es un claro reflejo de lo que hacen también los de
arriba, es decir, nada. Los peritos argentinos, han realizado una búsqueda
exhaustiva para hallar pruebas de donde podrían estar nuestros hijos, sólo en
ellos estamos confiando, ya que la confianza es algo que no existe en este país, en
el Estado solo hay temor a que te desaparezcan o te engañen. Cuándo llegamos a
la Ciudad de México nos sorprendió ver a muchos padres de familia o familiares
en nuestra misma situación, buscando a sus hijos, sin respuesta del Estado1. En el
México de hoy, denunciar la desaparición de un familiar es una sentencia de
muerte, ya que la propia policía se encuentra involucrada en los “levantones” o
secuestros extrajudiciales. Los únicos de los que hemos recibido apoyo ha sido
de la sociedad, que al igual que nosotros está harta de vivir en un país donde la
desapariciones y las amenazas son cuestiones diarias.
“Cada vez que la Gendarmería encuentra alguna fosa común, nos mandan a
llamar y nos dicen, “hemos encontrado a sus muertos.” “Todo ello sin realizar
pruebas de ADN, sin haber estudiado los rastros, no toman en cuenta el dolor de

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“A saber, por lo menos 100 000 muertos, más los 60 000 de migrantes centro y
sudamericanos” (F.Matrogiovanni, 2014:11)”
nosotros, que no sabemos qué ha pasado con nuestros hijos. Para ellos son sólo
carne, hueso y nada más, para nosotros son nuestros hijos, nuestros recuerdos,
nuestras alegrías y ahorita nuestra angustia más honda. La policía nos dice ya
llévenselos, ya no digan nada más, ya cállense. Sin estudios, sin nada que avale
que sean nuestros hijos, no se dan cuenta del dolor de perder un hijo de tan sólo
22 años”.

Tras los hechos ocurridos el 26 de septiembre, el padre de familia Clemente


Rodríguez Moreno optó por pedir ayuda al Ejército y la respuesta de éste fue:
“tienen que afrontar las consecuencias”, “ellos se lo buscaron”.
“¿Por qué no acudió nadie, se pregunta, si estaban a 5 minutos de allí, donde
estaba mi hijo y sus compañeros?”
“Tuvimos que esperar diez días para que (Enrique) Peña Nieto diese un discurso
de cuatro minutos mostrando preocupación por la desaparición de los 43
estudiantes.”
 “Nosotros tuvimos que ir a la Ciudad de México, él no se movió a Iguala, fuimos
nosotros. No le interesó ir a Ayotzinapa y hasta ahora no hemos tenido
respuesta alguna. Nada más discursos huecos.”
“Algo que recuerdo de la reunión que tuvimos con el Procurador de Justicia,
Murillo Karam, fue la expresión que tenía en su cara, una expresión de risa,
cuando nos oía hablar. La verdad no hemos tenido ninguna respuesta favorable,
al contrario, cuando conversábamos con él como que se reía.“
“Nos decía, para que insisten, si ya están muertos, están en bolsas negras, son las
que se encontraron en el río. No puede ser que sin realizar investigación alguna,
se burle de nuestros sentimientos.”
“Entonces algunos padres de familia le preguntaban, “¿pero de que te están
riendo? “
“La respuesta del Procurador era: “no me estoy riendo, esa es mi expresión”.
“Pensábamos que cómo alguien podía tener como expresión una sonrisa, al
contemplar a padres de familia desesperados por encontrar a sus hijos.”
“Los padres le respondían, cuando alguien tiene una expresión de risa, se le nota
y él, el Procurador, con descaro, les decía amenazante: “A ver, párenme toda la
investigación, aquí tienen a sus muertos”.
“Quieren dar el carpetazo, para parar las marchas y las movilizaciones
nacionales. El mismo Ángel Aguirre Rivero, el ex gobernador (de Guerrero) nos
fue a visitar diversas veces a las casas de los padres de familia (para) ofrecernos
dinero, la ridícula cantidad de 100 mil pesos2(por cada uno de los estudiantes),
diciéndonos: “Aquí el gobierno les ofrece el apoyo para que se ayuden”.
“Lo que le dijimos, es que nosotros no recibiremos ese apoyo para callarnos, sólo
recibimos dinero de la ciudadanía, del pueblo de México.
“La situación es complicada para los padres de familia que venimos de Guerrero,
ya que tuvimos que dejar nuestro trabajo para venir a la Ciudad de México. Yo,
por ejemplo, tuve que dejar mi trabajo, yo me dedico a vender garrafones de
agua, al igual que los otros padres de familia que tuvieron que dejar sus cosechas
y sus siembras. Todos están hartos, llenos de coraje, al ver que todas son
palabras pero no hechos.”

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Menos de 6 mil euros.
“El día 15 de noviembre, nos reunimos con (Enrique) Peña Nieto, él estaba
acompañado por su gabinete (de gobierno) , en la sala habían 10 personas más.
Sólo habló Peña Nieto, le hacían preguntas y contestaba él que hasta el momento
no habían encontrado nada, que iban a poner todo su esfuerzo. Se le exigió que
pusiesen en marcha toda la tecnología de inteligencia. Por el momento, a más de
dos meses, no sabemos nada de los desaparecidos.
Clemente Rodríguez, dice, “yo creo que están ocultando algo, que quieren que no
se descubra, parece que todos los aparatos que tienen son meros adornos, pero
son empleados como instrumentos para la represión. Ya que saben que si se
descubre van a caer políticos, policías y militares, (pues) hay mucha policía
involucrada. Por otro lado, muchos padres de familia no sólo de los estudiantes
no han querido denunciar nada, ya que decir algo, implica sentenciarse a muerte.
Pero a raíz de todo lo que estamos viendo ahorita, mucha gente se nos está
uniendo y está denunciando la desaparición de algún familiar. En Guerrero las
desapariciones forzadas han existido siempre, el problema es que no se atrevían
a llevar a cabo las denuncias. Guerrero en sí está hecho un camposanto. Pero las
autoridades nunca han dicho nada, nunca han hecho una investigación. En los
últimos días han llegado un grupo de 200 familias a Ayotzinapa, a solidarizarse
con nosotros. Todas estas familias tienen un elemento en común, que han tenido
un familiar desaparecido, sólo que no se habían atrevido a denunciar y nosotros
fuimos un impulso para que ellos levantasen la voz”.

Toma la palabra José Solano Ramírez,


de 22 años, que dice:

“Todo tiene relación con el Ejército, éste último fue el que le vendió el terreno a
José Luis Abarca, alcalde de Iguala para poner un centro comercial en un terreno
que era del Batallón 27 de Infantería.”
“Desde hace años, los normalistas hemos sufrido estigmatización por parte del
gobierno, por el hecho de protestar, de tener ideales en favor de una educación
contextual y crítica. Para nosotros, la intimidación por parte de las fuerzas
represivas ha sido algo común. Siempre que hacemos boteo, es decir que
pedimos dinero a la ciudadanía, el ejército, la policía estatal y municipal vienen a
reprimirnos. Siempre “cortan cartucho” con nosotros, ya los conocemos. Si
hablamos de los años sesentas y setentas el ejército era la instancia experta en
desaparecer personas. A nosotros nos queda claro que son ellos, que el día de los
hechos el ejército llego reprimiendo a los compañeros, golpeando con las armas
largas a nuestros compañeros, amenazándolos. Nosotros sabemos que el terreno
que esta enfrente al cuartel militar, se lo donó el propio ejército a José Luis
Abarca Velázquez, el alcalde de Iguala, es decir existía una relación estrecha
entre ambas instancias. A nosotros nos queda claro, el ejército nunca presto
ayuda a los compañeros, al contrario los insultaban y los amenazaban. Tanto el
narcotráfico como los policías nos amenazaban.
Históricamente el Estado ha querido erradicar a las normales rurales, pero en
específico a la Normal Rural “Isidro Burgos” de Ayotzinapa, ya que siempre han
querido cerrarla. Una de las razones es porque todos los años no nos quieren
(permitir) nuevos ingresos, las ciento cuarenta matrículas que tenemos todos
los años, se nos niegan para el nuevo ciclo escolar, ya que somos los propios
estudiantes quienes gestionamos esas matrículas, ya que el gobierno no es el que
gestiona esas actividades, sino nosotros. Hace dos años nos quitaron ocho
matrículas y lo que buscan es que ya no haya nuevos estudiantes que ingresen.
Lo cierto es que están buscan eliminar la única forma de educación que tiene el
campesino mexicano.

Ángel Nájera Ortega, nos dice:

La Normal Rural “Isidro Burgos” tiene la particularidad de estar compuesta,


únicamente por hombres, hay algunas que son mixtas. El Estado busca generar
sujetos no críticos, que no luche por sus derechos, que la gente no se supere. Pese
a que el Estado ha dicho que se ha invertido en las normales rurales, cuando
realmente quien ha estado en la Normal de Iguala se da cuenta de que la escuela
carece de muchos elementos básicos porque la escuela se está cayendo, las
paredes, las mesas están oxidadas. La escuela se está cayendo, el periódico dice
que se ha invertido en la escuela cuándo realmente hay que verla, para darse
cuenta que quieres desaparecer la Normal Rural “Isidro Burgos”. Nuestra ración
de comida es de 50 pesos3, aquí en la Ciudad de México no puedes hacer nada,
nosotros con cincuenta pesos tenemos que almorzar, comer y cenar. Casi no es
nada. Yo creo que la razón por la cual quieren cerrarla es porque ha salido gente
importante de allí, gente preparada, consciente de cómo funciona el sistema y la
desigualdad que reproducen las leyes del Estado.
“La Normal Rural es un internado, que cuenta con comedor y transporte. Eso es
lo que recibimos los estudiantes diariamente, 50 pesos. Con ello comemos
huevos, frijoles y maíz. Esa es nuestra dieta diaria.
“Gran parte de la riqueza de las normales rurales es su interculturalidad, ya que
gran parte de los estudiantes son indígenas y que aún dominan la lengua. Dentro
de las lenguas que se escuchan en el interior de estas escuelas, son el náhuatl, el
mepa, el tunsabi y el mixteco. La generalidad es la de ser campesinos e indígenas.
La mayoría de los estudiantes proviene de la región de la Montaña Alta de
Guerrero, la distancia en la que se encuentra la Normal Rural de esta zona dista
en tiempo de 5 horas. Una de las exigencias en 2011 era el aumento en el
subsidio de los alimentos, el cual era en 2011 de apenas 35 pesos4 y se logró un
aumento a 50 pesos. Pero nos faltó disfrutar la victoria, ya que nos faltaron
nuestros dos compañeros asesinados esa tarde del 12 de diciembre en la
Carretera del Sol”.

Andrés Catalán:

“La educación en la normales rurales parten de la importancia que tiene el


campo, tomando en cuenta que provenimos de zonas campesinas. Nos relata uno
de los estudiantes, quién conoció a Julio César Ramírez Nava, Daniel Solís
Gallardo y Julio César Mondragón Montes asesinados el día 26 de septiembre.

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Casi tres euros.

4
Dos euros.
Este último, a quién le fue arrancado un ojo, deja a una a su esposa como viuda y
a una niña sin padre. Nos narra Andrés, que la última vez que los vio fue el día 25
de septiembre, un día antes de lo ocurrido, en el módulo de producción donde se
cultivan milpas, hortalizas, criaderos de puercos y gallinas, etc. Ese día comenta
estuvieron trabajando la tierra. Nos cuenta que Mondragón era un estudiante
muy activo, siempre se poní zona campesina. en 20siempre se
ponos de puercos, gallinas etc.. Eseduenta que provienen de una zona campesina.
en 20ía enfrente a la hora de hacer boteo. Nos comenta que era muy conversador
y que le gustaba hablar de su familia, de su hija, la cual no volverá a ver. A Julio
César le gustaba la música, era el cornetista de la banda y todas las tardes
ensayaba con la banda de guerra.
“En todos los municipios aledaños estaba como Iguala: luchadores sociales
asesinados, mujeres, campesinos, el sector pobre. Adquiriendo así una
aparentemente no guerra contra el narcotráfico, sino una guerra dedicada a la
limpieza social. Todo orquestado con el crimen organizado.
“Después del asesinato de Sánchez Cardona, militante perredista, las autoridades
federales que estaban enteradas de la presunta culpabilidad del presidente
municipal, José Luis Abarca, optaron por no hacer nada. Cocula, Tixtla, Chilapa
Chilpancingo, Acapulco estos municipios están llenos de impunidad. Nos explica
que en Iguala, el crimen organizado le daba una cuota al presidente municipal a
cambio de dejar operar al grupo criminal en la zona. La única autoridad que
realmente protege a la sociedad es la policía comunitaria. González Molina un
dirigente de la policía comunitario fue detenido y hasta hoy en día sigue preso en
una cárcel de máxima seguridad. Por el hecho de denunciar a la policía. En el
municipio de Olinalá, Néstora Salgado, una de las principales fundadoras de la
policía comunitaria, la cual había logrado mantener la situación en tranquilidad
fue arrestada por el gobierno. Hoy en día tiene cargos de terrorismo, cuando lo
único que hizo fue defender a su gente. Lo que les decimos a las autoridades es
que no nos van a callar, les decimos que tenemos los pantalones bien amarrados.
Aunque nos desaparezcan, seguiremos en la lucha. Pese a que a más de dos
meses de lo ocurrido en esa orgía de la barbarie, han continuado las amenazas.
“Néstora Salgado sigue presa en Nayarit, en una prisión de máxima seguridad,
incomunicada y alejada por medio de la violencia geográfica y económica que
dificulta que sus amigos y familiares puedan ir a visitarla. Debido a los costos que
implica el pago de desplazamiento aunado a las “mordidas” o cuotas que hay que
pagar a los guardias del penitenciario. Esa ha sido la operación que ha habido en
estos últimos dos sexenios. Desaparecer o encarcelar a la disidencia, asesinar a
aquellos que han querido defender a su comunidad oponiéndose al crimen
organizado y al gobierno que, como sabemos, perfectamente son lo mismo.
“La ultima vez que vimos a nuestros compañeros fue el día 26 de septiembre a
las cinco de la tarde, nosotros estábamos en módulos de producción. En la noche,
un compañero que estaba en el autobús nos habló, diciendo que estaban
disparando directamente sobre el autobús en el que iban nuestros compañeros,
matándolos a mansalva. Al recibir esta noticia, nos subimos inmediatamente a
una Suburban y a los dos únicos coches que tenemos para trasladarnos, nos
dirigimos hacia ellos. Ambos autos se llenaron de “volada”. No pudimos ir todos,
ya que somos 520 estudiantes de la Normal Rural. Cuándo llegaron comenzaron
a dispararnos.
A los dos días de los ocurrido en Iguala, llegó un fuerte operativo, entre ellos de
la gendarmería, el supuesto cuerpo policiaco mejor entrenado del ejército. La
verdad es que no hacen nada, no se suben a los cerros. Nosotros fuimos con dos
padres de familia a un cerro, donde se decía podían estar los cuerpos, en un
mirador, donde por cierto se encuentra una casa muy grande y lujosa del
hermano de José Luis Abraca.”

Es sabido que en Iguala y en casi todo el país, el nepotismo es parte genética de la


construcción política nacional.

Estando en ese cerro, se encontró una mochila, probablemente objetos de


desaparecidos que surgen como flores en primavera. Arrancado el tallo de golpe,
solo quedan los restos. Si tomamos en cuenta que, tras lo ocurrido en Iguala y la
búsqueda de los estudiante, se han encontrado más de 38 fosas clandestinas.
Hasta el momento no se sabe, no se ha indagado y no se tiene el interés de
remover el pasado y darle luz a la verdad. Los restos de huesos, las ropas sucias y
rotas, los zapatos ennegrecidos por la tierra y el fango son el puente de entre los
vivos y muertos, entre el sentimiento y el reposo del alma de un padre y el último
acercamiento entre padres e hijos y nietos.

El entrevistado nos narra cómo eran cuestionados en el momento de subir al


cerro por parte de la Gendarmería.

“¿Por qué están yendo allí? ¿Saben algo? ¿Están implicados en ello?” “Nos
imputaban que nosotros los estábamos mandando como carnada a Iguala. Lo que
si sabemos es que los únicos que están realizando el trabajo de búsqueda son los
padres de familia y nosotros, sus compañeros. Es sabido que el 17 de julio fueron
desaparecidos 31 estudiantes de secundaria en el municipio de Cocula, pero el
caso quedo en silencio por temor a represalias en contra de los familiares que
tuvieron que tragarse la tristeza de no saber nada del destino de sus hijos o
nietos. Ya que es regla, que quién habla corre el riesgo de ser desaparecido. En
este momento hay 200 familias haciendo pruebas de ADN para dar con el
paradero de algún familiar desaparecido en alguna de las tantas fosas comunes
que nacen en Guerrero y en el país. “
“El hermano de José Luis Abraca, fue interrogado por la policía, pero siempre dijo
que desconocía las actividades que realizaba su hermano. Cuando es bien sabido
que toda la familia Abarca ocupaba puestos en el gobierno.
Lo que nos preocupa es que el crimen organizado vaya a tomar represalias
contra nosotros y los familiares cuándo se calme la situación de los 43
estudiantes en los medios y las universidades. La estructura de los Guerreros
Unidos sigue intacta. Aún se siguen viendo a los vendedores de comida rápida,
vienen vienes que se encuentran en la calle, que fungen como halcones y ellos
siguen allí. El ejército pasa enfrente de ellos, y no los interroga, como claro reflejo
de que las autoridades federales y estatales están de lado de ellos, y no de la
gente.
La rutina laboral en gran parte de la región de la montaña alta, una zona de alta
marginalidad y pobreza es la producción de la amapola. Es normal que se alquile
la mano de obra barata e infantil para este tipo de actividades ilícitas. ¿Pero que
se puede hacer?, si las únicas alternativas que se tienen es irse a Estados Unidos
como migrante, y la otra cultivar amapola. Todo ello es producto de la falta de
educación y trabajo.

“Los niños hoy en día en esta zona, hablan de armas, de amapola y de muerte. En
tan solo ochos años esta región ha dado un salto cuantitativo en el cambio
cultural. Tomando en cuenta que hoy en día casi todas las escuelas piden cuotas,
lo que vuelve imposible poder pagarlas. Es entonces la Normal Rural la única
salida posible a la pobreza. Así lo marca el artículo Tercero de la Constitución y lo
que hemos hecho es defender nuestro derecho. Cada año más de 800 alumnos
presentan solicitud para formar parte de la escuela, desafortunadamente la
matrícula es de tan sólo 140 y lo que busca el gobierno es quitar cada año más
matrículas.”

Si tomamos en cuenta que el actual Secretario de Gobernación, Osorio Chong,


cuándo era gobernador del Estado de Hidalgo mandó a liquidar la Escuela
Normal Rural “Luis Villarreal”, con 81 años de historia. Eliminado así la única
alternativa educativa de los pobres y en palabras del escritor mexicanos Carlos
Monsivais: “el producto acabado de la revolución convertida en escuela” Cuando
de los 145 egresados el año pasado, solo 11 de ellos obtuvieron
plaza(​http://www.sinembargo.mx/opinion/20-10-2014/28293​”).

Un secretario de Educación que responde a la pregunta de un estudiante


normalista sobre el destino que tendrán los egresados que se quedaron fuera,
sin plaza, sin trabajo, es decir los 134 pedagogos, educadores y maestros ya
preparados, cada uno con anhelos, motivaciones y sueños al truncarse éstos. El
secretario le respondió con una leve sonrisa: “ser campesinos, jardineros,
albañiles… “.

La diferencia de clase en México no es lo único que diferencia a la sociedad


mexicana, sino también la raza. Es la historia de 500 años de explotación y
sometimiento de la escala social más baja, condenada a la pobreza. Como si la
condición de indígena, campesino y pobre fuesen fórmulas sinónimas e
inamovibles de la historia. Son Guerrero y Oaxaca, las denominadas cunas
espirituales de Mesoamérica por su enorme riqueza cultural y su diversidad
étnica las que parecen ser la risa y la indiferencia, el desprecio y la insensibilidad
de las expresiones políticas de los integrantes del gobierno de Enrique Peña
Nieto.

En la entrevista, José Solano, nos habla sobre el gobernador sustituto impuesto


por Peña Nieto, y nos dice que “son siempre los mismos, al final fue impuesto por
el mismo presidente, y no fuimos consultados. ¿Qué legitimidad tiene entonces?”
“Después del 12 de diciembre, cuando mataron a dos de nuestros compañeros en
la autopista del Sol, el gobierno ‘prometió no volver a repetir los hechos’”.
“La razón por la cuál nos han querido callar, es porque no nos hemos dejado. Lo
que estamos viendo ahora es como la sociedad está saliendo a las calles, ya no
tiene miedo, ya esta harta de la violencia, del narco-estado. Muchas comunidades
de Guerrero fueron a Iguala y nos dijeron que la situación es la misma. Nos
damos cuenta que el país está en todas partes igual. En todas las zonas del país
nos hemos dado cuenta cómo la propia policía amenaza a la población. Las
tienditas y bares están obligados a pagar cuotas, la violencia y la desaparición es
algo común, aunque el gobierno promete cambios, con su demagogia populista
sabemos que seguirá así o peor, no obstante que a través de los medios de
comunicación trate de darnos a creer otro futuro lleno de ilusiones. No le creemos:
sabemos que éstas no duran más que después de salir a la calle, y ver la violencia, la
corrupción, la vulnerabilidad que sienten y sentimos los mexicanos en nuestro tránsito
diario para ganarnos la vida y no perderla.

“Nos sorprendió ver la violencia ejercida por parte de la policía en contra de los
manifestantes en la Ciudad de México. El saber después que eran trasladados a
penales de máxima seguridad. ¿Ese es el precio por el derecho de manifestarnos en
este país? Para nosotros fue el Estado el responsable de los hechos ocurridos en
Iguala. Todo esto se venía orquestando desde tiempo atrás. Han querido manipular la
información, como cuando encontraron las primeras fosas clandestinas y la
Procuraduría afirmó que esas fosas correspondían a las de los 43 estudiantes, pero
cuándo vieron que los peritos argentinos iban a revisar los casos, la Procuraduría dio
marcha atrás a lo anteriormente dicho.Es decir, están buscando engañarnos, hasta en
eso, en la muerte y el sentimiento.”
“Mi sueño es ser maestro en Ayotzinapa, en ser un futuro docente, en volver a mi
comunidad y dar clases y mostrarle a mi gente lo que está pasando. Aspiro a un
trabajo digno y aunque el gobierno nos difame, diciendo que somos holgazanes y
terroristas, que hay que cerrar las escuelas rurales, les decimos que se equivocan,
porque nuestras clases además se componen de un número reducido de estudiantes.
Ya que entre menos alumnos tenga un profesor, el alumno le saca más jugo a la
educación.
“El abandono institucional del Estado en materia de educación ha obligado a la propia
comunidad a hacer sus propias escuelas. Ha habido marchas por parte de
comunidades que exigen la creación de nuevas escuelas normales rurales y de
maestros. El gobierno mientras tanto, quiere cerrarlas.
“La pregunta que nos hemos hecho es: ¿Hasta dónde queremos llegar? ¿Hasta
dónde estamos dispuestos a llegar?¿Qué vamos hacer? Esa es la pregunta que
nos hacemos todos los días”.
Vuelve a tomar la palabra Clemente Rodríguez Moreno, padre de Cristian
Rodríguez Telumbre. Nos comenta acerca de su hijo, y sobre su nostalgia de
volver a verlo, de la nostalgia de sus pláticas y su sonrisa. Nos dice que el último
día que lo vio fue el día 24 de septiembre, es decir dos días antes de la tragedia.
Ese día, Cristián le dijo a su padre que quería hacer más, que quería aprender
más. “Me dijo que quería ser agrónomo. Decía que quería emplear todo lo que
había aprendido en la Normal Rural y aplicarlo en la comunidad. Llevar el
estudio a la comunidad, a los niños sin oportunidad de estudiar. Muchos padres
de familia consideran que es una pérdida de tiempo mandar a sus hijos a la
escuela.”

Todo ello ante la imposibilidad histórica de no poder sobresalir en una


estructura que excluye por el color de piel, por la condición étnica y por la clase
social.
“Los padres de familia optan por mandarlos a los campos, a cultivar maíz y frijol.”
“El día viernes lo fui a dejar a Ayotzinapa y me dijo que quería celebrar su
cumpleaños el día 29 de septiembre, ya que el había cumplido años el día 29 de
agosto, pero ese día no le festejamos nada, y habíamos quedado de festejarlo el
29 de septiembre, tres días después de su desaparición. Recuerdo que me dijo:
“Voy a llegar ese día con algunos amigos de danza”. Ese día yo perdí contacto con
él. Hasta el momento han pasado más de tres meses y no sabemos nada de
información”.

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