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INDICE

TRATADO PRIMERO. CONCEPTOS BASICOS

 INTRODUCCION
 INDICE

CAPITULO UNO. PODERIO MARITIMO

1. INTRODUCCION
2. DEFINICIONES
3. FACTORES ESTIMULANTES DEL PODERIO MARITIMO
4. GRAVITACION DEL PODERIO MARITIMO A TRAVES DE LA HISTORIA
5. COMUNICACIONES MARITIMAS
6. PODER NAVAL

ANEXO “A” CON APENDICE 1.


REFERENCIAS

CAPITULO DOS. ESTRATEGIA MARITIMA.

1. INTRODUCCION
2. EVOLUCION DE LA ESTRATEGIA MARITIMA
3. ELEMENTOS DE LA ESTRATEGIA MARITIMA

ANEXO “A”. CUADRO RESUMEN OBJETIVOS ESTRATEGICOS.


REFERENCIAS

CAPITULO TRES. EL CONTROL DEL MAR

1. CONCEPTOS GENERALES.
2. DUALIDAD DEL CONTROL DEL MAR
3. DIVISIBILIDAD DEL CONTROL DEL MAR
4. RELATIVIDAD DEL CONTROL
5. EL CONTROL DEL MAR ES UN MEDIO PARA UN FIN
6. IMPORTANCIA VARIABLE DEL CONTROL DEL MAR
7. EL CONTROL DEL MAR Y LA DURACION DE LA GUERRA
8. COMENTARIO

ANEXO “A”. CARACTERISTICAS DEL CONTROL DEL MAR.


REFERENCIAS
4
CAPITULO CUATRO. LAS OPERACIONES NAVALES

1. INTRODUCCION
2. CONDUCCION TEORICA DE LAS OPERACIONES
3. DISCREPANCIAS DE LA TEORIA CON LA PRACTICA
4. CONDUCCION PRACTICA DE LAS OPERACIONES

ANEXO “A”. ESQUEMA DE LAS OPERACIONES NAVALES


REFERENCIAS

CAPITULO CINCO. LA OFENSIVA Y LA DEFENSIVA EN EL MAR

1. INTRODUCCION
2. OBJETIVOS PARA MATERIALIZAR LA OFENSIVA Y DEFENSIVA EN EL MAR
3. INFLUENCIA DE LA GEOGRAFIA EN LA ACTITUD ESTRATEGICA
4. LA OFENSIVA EN EL MAR
5. LA DEFENSIVA EN EL MAR
6. LA OFENSIVA Y DEFENSIVA EN EL MAR EN CONJUNTO

ANEXO “A”. ESQUEMA DE LA OFENSIVA Y DEFENSIVA EN EL MAR


REFERENCIAS

TRATADO SEGUNDO. TEORIA DE LAS OPERACIONES NAVALES

CAPITULO SEIS. LA CONQUISTA DEL CONTROL DEL MAR

1. INTRODUCCION
2. BLOQUEO MILITAR
3. LA BATALLA NAVAL
4. OFENSIVAS PARA IMPONER LA BATALLA
5. REFLEXIONES SOBRE LA OFENSIVA EN EL MAR

ANEXO “A”. ESQUEMA DE OPERACIONES DE CONQUISTA DEL CONTROL DEL


MAR
REFERENCIAS

CAPITULO SIETE. LA DISPUTA DEL CONTROL DEL MAR

1. INTRODUCCION
2. GRADOS DE DISPUTA DEL CONTROL DEL MAR
3. PROCEDIMIENTOS PARA MATERIALIZAR LA DISPUTA
4. LA DEFENSIVA ESTRATEGICA EN EL MAR

ANEXO “A”. ESQUEMA DE OPERACIONES DE DISPUTA DEL CONTROL DEL


MAR
REFERENCIAS
5
CAPITULO OCHO. EJERCICIO DEL CONTROL DEL MAR

1. INTRODUCCION
2. OBJETO, OBJETIVO Y CONSIDERACIONES GENERALES
3. EL TRANSPORTE DE LA CARGA
4. ATAQUE A LAS COMUNICACIONES MARITIMAS
5. DEFENSA DE LAS COMUNICACIONES MARITIMAS
6. GUERRA DE MINAS
7. COMENTARIO FINAL

ANEXO “A”. ESQUEMA DE LAS OPERACIONES DE EJERCICIO DEL CONTROL


DEL MAR.
REFERENCIAS

CAPITULO NUEVE. OPERACIONES DE PROYECCION Y LA DEFENSA DEL LITORAL

1. SINTESIS HISTORICA
2. ALCANCES DE LAS OPERACIONES DE PROYECCION
3. OBJETO Y OBJETIVOS DE LA PROYECCION
4. OPERACIONES ANFIBIAS
5. BOMBARDEO NAVAL
6. OPERACIONES AERONAVALES TACTICAS
7. BOMBARDEO NUCLEAR
8. DEFENSA DEL LITORAL
9. REFLEXIONES SOBRE LA PROYECCION

ANEXO “A”. ESQUEMA DE LAS OPERACIONES DE PROYECCION


ANEXO “B”. PENSAMIENTO DE LA ARMADA DE ESTADOS UNIDOS
REFERENCIAS

TRATADO TERCERO. TEORIA APLICADA

CAPITULO DIEZ. AREAS DE MISION DE LA ARMADA

1. BASES GENERALES
2. AREAS DE MISION
3. AREAS DE MISION DE LA ARMADA DE CHILE
4. DOCTRINA INSTITUCIONAL

ANEXO “A”. RESUMEN DE AREAS DE MISION


ANEXO “B”. ESTRATEGIA DE LOS TRES VECTORES
REFERENCIAS
6
CAPITULO ONCE. LA MANIOBRA ESTRATEGICA EN EL MAR

1. INTRODUCCION
2. ANTECEDENTES SOBRE LA MANIOBRA
3. PRECISIONES SOBRE LA MANIOBRA EN EL MAR
4. ELEMENTOS DE LA MANIOBRA
5. PARTES DE LA MANIOBRA
6. EJECUCION DE LA MANIOBRA
7. REFLEXIONES FINALES

ANEXO “A”. MANIOBRA. PARTES CONSTITUTIVAS Y COMPONENTES


ANEXO “B”. ESQUEMA. MANIOBRA ESTRATEGICA.
REFERENCIAS
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INTRODUCCION

En su casi bicentenaria existencia, la Armada de Chile se ha forjado un


sólido patrimonio intelectual sobre temas estratégicos. En esta tarea, la Academia de
Guerra, desde su fundación en octubre de 1911, colaboró a moldear el pensamiento
institucional sobre los conflictos en el mar. Para tal propósito, escogió el largo y áspero
camino evolutivo, desestimando seductoras utopías carentes de fundamentos racionales.
Tampoco se limitó a reproducir teorías en boga sino que rescató elementos de juicios
útiles para construir paso a paso su propia estructura doctrinaria.

Estrategia Naval, del Capitán de Navío D. Santiago Díaz Buzeta editado


en 1956, sintetiza el conocimiento estratégico imperante por década en la institución. Se
divide en tres grandes temas: Estrategia General, Estrategia Marítima y Política de
Guerra. El autor, a través del texto, trasluce un vasto dominio sobre la historia y
geopolítica. Asimismo, se advierte la influencia de Clausewitz, Falls, Foch, Brodie, Castex,
Daveluy, Groos, Mahan, Wegener y otros brillantes tratadistas.

Más tarde entre 1985 y 1987, el Vicealmirante D. Horacio Justiniano


Aguirre publica sus Temas y Comentarios sobre Estrategia Naval. Con su experiencia y
profunda versación, trata en forma resumida y extraordinaria originalidad materias tales
como: Objeto de la Guerra en el Mar, Criterio Marítimo y Continental, Exitos Estratégicos y
Exitos Tácticos, Empleo Estratégico de las Fuerzas IM, La Crisis y su Maniobra,
Fundamentos Estratégicos para la Creación del Poder Naval, Control del Mar en Aguas
Restringidas, Significación Estratégica del Submarino y de la Aviación Naval de Combate y
otras de igual interés.

La primera versión del Manual de Estrategia data de 1983, se le destina


como texto guía para el Curso General de Estado Mayor de la época. En la presente
versión se actualiza lo atinente al conflicto en el mar. Se debe tener presente que la
Estrategia Marítima cada día tiene mayor aplicación durante la paz. Sin embargo, no es
posible olvidar el empleo del poder naval en la solución de los conflictos interestatales;
para tal propósito se crean y mantienen las fuerzas navales.
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El contenido del Manual se divide en tres tratados: Conceptos Básicos,
Teoría de las Operaciones Navales y Teoría Aplicada. En los Conceptos Básicos se hace
énfasis en las complejas características del control del mar -inseparable componente del
dominio del espacio de batalla- y su explotación económica y militar. Luego, en los
capítulos siguientes se recalca que el control del mar tiene relación directa o indirecta con
cuatro objetivos estratégicos, los cuales pueden ser móviles (buques) o fijos (geográficos).
Los móviles demandan la realización de operaciones navales típicas, mientras los fijos,
operaciones de proyección. La ofensiva se traduce en operaciones navales típicas
ofensivas y de proyección. En tanto, las defensivas se realizan mediante operaciones
navales típicas defensivas y de defensa del litoral. Además, se diferencian los alcances de
las ofensivas y defensivas estratégicas y tácticas a realizarse en el mar.

En los capítulos referente a la Teoría de las Operaciones Navales se


detallan las de Conquista, Disputa, Ejercicio del Control del Mar y las de Proyección junto
con la Defensa del Litoral. A cada una de ellas se agrega un cuadro resumen a fin de
destacar el objeto, objetivo, y métodos a aplicar.

Las Areas de Misión de la Armada y la Maniobra Estratégica en el Mar


componen el último tratado, dichos temas reciben las modificaciones substanciales. Por
ejemplo, la Presencia Naval se clasifica en tres grupos: Contribución a la Política, Policía
Marítima y Apoyo a la Comunidad. En esta forma, existe una fluida correlación entre la
Estrategia de los Tres Vectores con las cuatro Areas de Misión.

Con las ampliaciones, aclaraciones y modificaciones introducidas se


espera haber actualizado el Manual de Estrategia Marítima. Pero como afirma Clausewitz
“Todo es muy simple en la guerra, pero hasta lo más simple es difícil”. En realidad, la
teoría estratégica aporta sólo elementos de juicios basados en la lógica y la práctica en un
ámbito donde impera la violencia, incertidumbre, peligro, pasión y la voluntad de los
adversarios; en consecuencia, su aplicación se torna en un arte extraordinariamente
arduo. Pero, sin el fundamento de una teoría racional, las decisiones estratégicas
responden únicamente al caprichoso azar.
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TRATADO PRIMERO

CONCEPTOS BASICOS

CAPITULO UNO

PODERIO MARITIMO

1. INTRODUCCION

1.1 GENERALIDADES

La influencia de los océanos en la vida de las naciones es la consecuencia de


una realidad, por lo común, inadvertida. “El mar es la mayor totalidad de
nuestra tierra y las partes mayores en él son solamente islas, nuestras
residencias están rodeadas por el agua, aún si se hallan situadas bastante
tierra adentro, y en el fondo de cada horizonte que se extiende a lo lejos brilla el
mar” (1).

En tiempos remotos, el hombre avanzó hasta las orillas marinas que frenaron
su marcha. Hace milenios, con timidez, se internó en las aguas costeras
buscando alimentos. Más tarde, al disponer de embarcaciones marineras, se
internó desafiante en sus olas para explorar tierras ocultas por su lejanía. De
manera paulatina, el mar se transformó en la vía de comunicaciones principal
para fines políticos, económicos, sociales y militares. Perícles, el gran
estadista ateniense, afirmó: “Gran cosa es, en efecto, el dominio del mar” (2).

1.2 FACTORES CAUSANTES DE LA INFLUENCIA DEL MAR

Se distinguen diversos factores geográficos, políticos, económicos, estratégicos


y sociales que generan el permanente y creciente influjo del mar en la
existencia de las naciones.

Geográficos

 Dos tercios de la superficie de la tierra están cubiertas por el mar.


 Los continentes son islas oceánicas.

Políticos

 A través de la historia, las potencias de carácter universal son marítimas.


 Los países ribereños gozan de los beneficios y ventajas otorgados por el
mar.
 El dominio del mar concede capacidad de desarrollo y poder.
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Económicos

 Constituye la vía de comunicaciones más eficiente para el transporte de


cargas masivas.
 Soporta la mayor parte del comercio internacional.
 Guarda en su seno inmensas riquezas vivas y no vivas.

Estratégicos

 Facilita el ejercicio de la hegemonía mundial.


 Permite la proyección del poder militar a través del litoral adversario.
 Surcan por sus aguas la carga estratégica y los ejércitos.

Sociales

 El comercio por mar colabora al bienestar de la población.


 Ofrece la única vía de enlace para comunidades aisladas en zonas
archipielágicas.
 Otorga numerosas oportunidades laborales en actividades marítimas.
 Entrega un vasto campo para la recreación y los deportes.

2. DEFINICIONES

2.1 PODERIO MARITIMO

a) Conceptos

Poderío Marítimo es la capacidad de crear, desarrollar, explotar y defender


los intereses marítimos de un país tanto en la paz como en conflicto. En
síntesis, consiste en la facultad que tiene un Estado para usar el mar en
su beneficio.

El británico J. R. Hill señala: “El poder marítimo es la capacidad de usar el


mar. Ello puede resultar sumamente beneficioso para un Estado en
términos económicos, a través de la protección de los elementos de la
economía, y de la proyección o amenaza de la fuerza contra sus
oponentes” (3).

b) Elementos
El Poderío Marítimo está integrado por dos elementos de distinta
naturaleza pero complementarios. Los intereses marítimos, los cuales le
otorgan la substancia y el poder naval que los defienden. Se le representa
por una fórmula singular:
PM = IM PN
11
Los elementos constitutivos no están unidos por signo alguno a fin de que
la aptitud creadora de quienes tienen la responsabilidad de fomentarlos se
encuentre libre de trabas.

Al analizar con detención el conjunto del PM, se observa que los IM


encierran sus valores económicos y sociales mientras el PN políticos y
militares. Los primeros ingredientes concurren al desarrollo mientras los
restantes a la seguridad. La sumatoria de desarrollo y seguridad redunda
en Poder Nacional. Lo anterior, explica la existencia de Potencias
Marítimas prósperas y pujantes.

Con mucha frecuencia, el Poderío Marítimo se confunde con el Poder


Naval por mala traducción del término “Sea Power”. El norteamericano B.
Brodie formula una ingeniosa aclaración: “Sería tan ilógico considerar el
poder marítimo solamente en términos de buques de guerra, como
considerar los ferrocarriles solamente en términos de locomotoras. Una
locomotora sin vagones representa una potencia en efecto, pero una
potencia sin significado funcional” (4). Los que dan vida y recursos al
Poderío Marítimo son los intereses marítimos.

c) Intereses Marítimos

Intereses Marítimos es el conjunto de beneficios de carácter político,


económico, social y militar que obtiene una nación de todas las
actividades relacionadas con el uso del mar. Las labores las realizan tanto
el Estado como los privados en la alta mar, aguas jurisdiccionales, fondos
marinos y litoral con la finalidad de aprovechar sus facilidades y explotar
los recursos contenidos en ellos.

d) Componentes de los Intereses Marítimos

Los componentes de los IM, reconocidos por los tratadistas, son los
siguientes:

 Marina Mercante Nacional, transporte marítimo y fluvial.


 Terminales marítimos.
 Comercio exterior.
 Flota pesquera e instalaciones de apoyo.
 Buques e infraestructura de investigación científica oceánica.
 Industria naval.
 Establecimientos de explotación de las aguas y fondos marinos.
 Deportes náuticos.
 Cruceros de turismo.
12
Los intereses marítimos, a pesar de sus inequívocos alcances políticos,
económicos, sociales y militares no atraen de manera normal al hombre.
La comunidad humana tiende a desarrollar sus labores en su entorno
natural: la tierra firme. A fin de explotar el mar, en toda su amplitud y
profundidad, el pueblo junto con los gobernantes requieren de una
vigorosa conciencia marítima.

2.2 CONCIENCIA MARITIMA

Constituye el conocimiento cabal y reflexivo del mar y sus proximidades, tanto


sobre su real naturaleza como de sus posibilidades políticas, económicas,
sociales y militares.

Cuando la geografía lo permite, la conciencia marítima facilita la labor de


orientar a la nación hacia un destino oceánico y convertirlo en una potencia
marítima próspera y pujante.

2.3 SOBERANIA MARITIMA

Es la facultad de ejercer con plenitud el control, vigilancia, administración y


explotación del territorio marítimo jurisdiccional para emplearlo en beneficio de
los intereses nacionales.

El territorio marítimo comprende: el litoral, aguas interiores, mar territorial, zona


económica exclusiva, fondos marinos y mar presencial. A medida que las
aguas se alejan de la costa el derecho nacional se atenúa de manera gradual
en favor del derecho internacional.

3. FACTORES ESTIMULANTES DEL PODERIO MARITIMO

3.1 GENERALIDADES

Alfred Thayer Mahan, almirante norteamericano, determinó los factores que


afectan y estimulan el Poderío Marítimo. Los especialistas les han cambiado
nombre o abreviado pero sin alterar su fondo. El Comandante D. Santiago
Díaz hizo una acotación de interés, señalando que el Poderío Marítimo “es la
resultante de factores complejos que no pueden considerarse separadamente”
(5). El efecto se produce por medio de la combinación de los siguientes
elementos considerados por Mahan:

 Situación geográfica.
 Configuración física.
 Extensión territorial.
 Población.
 Carácter nacional.
 Clase de gobierno.
13
Los tres primeros elementos detentan una nítida naturaleza geográfica, en
tanto los otros humana.

3.2 ANALISIS DE LOS ELEMENTOS GEOGRAFICOS

a) Situación geográfica

Está referido a dos aspectos básicos. Uno es la carencia de fronteras


comunes con enemigos potenciales y el otro, posición central.

Carencia de fronteras

En dicha circunstancia, el país se despreocupa en invertir cuantiosos


recursos en ejércitos terrestres para su defensa. La amenaza de una
invasión se hace remota como también cohíbe el interés nacional por
expandirse hacia tierras vecinas.

Posición central

Se refiere a tener una posición geográfica favorable -central- en relación al


sistema general de tráfico marítimo. Ello permite mantener concentradas
las fuerzas navales para proteger las propias comunicaciones e
interrumpir las del enemigo. En otras palabras, facilita el establecimiento y
mantención de un control sobre el transporte marítimo del área.

Gran Bretaña era el ejemplo ideal para Mahan. Una isla que dominaba los
accesos del Atlántico Norte del continente europeo. Además, el Reino
Unido complementó su favorable posición con colonias y bases
estratégicamente bien situadas. Ellas contribuyeron a incrementar su
comercio, riqueza y capacidad para controlar las comunicaciones
marítimas mundiales.

Ejemplo Histórico:

Gran Bretaña.

“Fue la posición geográfica de Gran Bretaña y la ubicación de sus


adversarios lo que le dio a la flota británica tan poderosa influencia en los
asuntos mundiales” (6).

b) Configuración física.

Introducción

Este factor engloba varios elementos: la costa, el clima, los recursos y la


conformación geográfica.
14
Costa o Litoral

La permeabilidad de los límites externos de una nación facilita la


vinculación con los vecinos. Si esa frontera corresponde a una costa
extensa dotada de numerosos puertos amplios, profundos y con expeditos
accesos al interior del territorio incentiva el comercio marítimo con el resto
del mundo. Un vigoroso intercambio internacional de mercaderías acarrea
la prosperidad y el poder.

Terreno y Clima

Suelos fértiles con climas benignos estimulan el asentamiento sedentario


de los pueblos a la tierra donde satisfacen todas sus necesidades con
comodidad. Comarcas estériles y duras impulsan a los habitantes a
buscar su sustento en los océanos y las materias primas en ultramar. Así
se convierten en pescadores, navegantes, colonos, comerciantes,
industriales y productores. El buque pesquero o mercante simboliza su
riqueza, en tanto la unidad naval su seguridad.

“Inglaterra debe poco a la naturaleza, y hasta que adquirió desarrollo su


industria tuvo poco que exportar. Su incansable actividad, estimulada por
sus muchas necesidades, y unida a otras circunstancias que favorecieron
sus empresas marítimas, impulsó a sus habitantes a salir de su patria,
hallando en el exterior comarcas más agradables y ricas que la propia, y
de este modo, sus necesidades y carácter les hizo mercaderes y
colonizadores, más tarde industriales y productores, y como entre éstos y
las colonias tiene que existir el inevitable lazo de unión, que es la flota
mercante, así creció y se desarrolló su Poder Naval” (7).

Conformación geográfica

Los estados insulares, divididos por el mar, peninsulares y archipielágicos


necesitan de un significativo poderío marítimo sino desean verse
reducidos a la impotencia. Su defensa en un conflicto, descansa en el
mar.

c) Extensión Territorial

El último factor geográfico no corresponde al tamaño del país, sino a la


extensión de su litoral y calidad de los puertos en comparación con sus
habitantes. Cuando la proporción resulta adecuada adquiere el carácter
de factor de fuerza. El bloqueo resulta difícil de llevarlo a cabo por
demandar una excesiva dispersión de la fuerza. Pero si la población es
escasa y los puertos numerosos y conectados a ríos navegables, se
transforma en una vulnerabilidad. Las vías fluviales posibilitan alcanzar la
zona corazón del país sin graves riesgos para el invasor.
15
Ejemplo Histórico:

Guerra de la Secesión.

“Durante la Guerra de la Secesión, el sur es citado por Mahan como


ejemplo de una nación con demasiada tierra en proporción a sus
habitantes y recursos y demasiada línea de costa y excesivas vías
fluviales con relación a su potencial inherente” (8).

3.3 ANALISIS DE LOS ELEMENTOS HUMANOS

a) Población o número de habitantes

Más que el número de habitantes de una nación, a este factor le interesa


el porcentaje y cantidad de personas dedicadas a las actividades
marítimas o afines, incluyendo la industria. La experiencia ganada en las
aludidas labores los capacita para tripular, reparar y mantener las
unidades navales, auxiliares y naves comerciales demandadas para
satisfacer los requerimientos de la guerra en el mar. Ellos constituyen la
reserva marítima del país. Mahan le otorga destacada relevancia a las
dotaciones de la marina mercante bajo el pabellón nacional.

Ejemplo Histórico:

Conflicto de las Falklands.

Personal de la marina comercial británica contribuyó al éxito de la


recaptura del archipiélago: “La fluida y rápida materialización de los
planes de emergencia existentes para usar la marina comercial en apoyo
de los servicios armados fue uno de los mayores éxitos de la Campaña.
Alrededor de 45 naves fueron retiradas de sus rutas, desde trasatlánticos
hasta pesqueros de alta mar. Ellos prestaron un apoyo vital en todo el
aspecto logístico. Los petroleros transportaron combustible para los
buques, aeronaves y fuerzas terrestres. Trasatlánticos, como el QE2 y
Canberra, y ferries se emplearon como transportes de tropa. Buques
cargueros, como el Atlantic Conveyor, acarrearon helicópteros, Harriers,
equipos pesados y abastecimientos. Otros barcos fueron usados como
buque-hospital, de reparaciones o remolcadores. Todas estas naves
estaban tripuladas por voluntarios, dotaciones civiles, suplementadas por
pequeñas partidas navales o de la RAF” (9).
16
b) Carácter nacional

Desde los albores de la civilización, el buque fue utilizado en calidad de


medio para transportar riquezas. Los pueblos marineros expandieron los
límites del mundo conocido en su afán de extender el comercio. Su
prosperidad y poder se cimentaron en la amplitud del intercambio
comercial y el dominio de las rutas de navegación claves. Los estados
marineros, en cualquier época, destacaron por el carácter emprendedor y
audaz de sus ciudadanos. La historia registró las hazañas y supremacía
alcanzadas por la talasocracia cretense, griegos, fenicios, cartagineses,
genoveses y tantos otros. Mahan, conocedor del pasado, comentó: “La
tendencia comercial, con la consiguiente necesidad de producir algo con
que satisfacerla, es uno de los elementos nacionales más importantes
para el desarrollo del Poder Naval. No es verosímil que un pueblo que la
sienta y tenga extensa costa, no trate de buscar las riquezas por medio
del comercio marítimo, ante el temor de los peligros que el mar ofrece o
por natural aversión hacia él. El carácter aventurero que arriesga lo que
tiene para ganar más, tiene mucho parecido con el espíritu aventurero que
conquista mundos para el comercio” (10).

Ejemplo Histórico:

Guerras del Peleponeso.

Ante la Asamblea de Esparta, la delegación de Corinto se refirió a Atenas,


potencia marítima, en los siguientes términos: “Ellos son, en efecto,
amigos de lo novedoso y vivos para imaginar y llevar a cabo lo que
planean; de vosotros, en cambio, es propio conservar lo que tenéis, no
inventar nada, y no llevar a la práctica ni lo más indispensable. Además
son osados más allá de sus fuerzas, aman el peligro en contra de lo que la
prudencia aconseja, y son optimistas ante situaciones de riesgo. Todavía
más, ellos son decididos, frente a vosotros, indecisos; viajeros, frente a
unos sedentarios; pues piensan ellos que al ir afuera podrían adquirir algo
nuevo... Y se esfuerzan en todo esto a lo largo de toda su vida, entre
esfuerzos y peligros; y disfrutan poquísimo de lo que poseen, por el afán
de adquirir continuamente más” (11).

c) Clase de gobierno

El tema está desvinculado de las teorías o sistemas políticos, sólo se


refiere a la influencia ejercida por el gobierno -cualquiera sea éste- en el
desarrollo del poderío marítimo. Sin embargo, Mahan observa. “Parece
probable que si un Gobierno obrase de completo acuerdo con las
inclinaciones naturales de su pueblo, lograría dar el máximo impulso a su
desarrollo bajo todos los conceptos; y respecto al Poder Naval se han
obtenido los mejores resultados cuando ha habido una inteligente
dirección por parte de los gobernantes y éstos se han identificado por
17
completo con el espíritu del pueblo, penetrándose de sus verdaderas
inclinaciones. Estas clases de gobiernos son de carácter más seguro y
permanente cuando están constituidos, principalmente, por voluntad del
pueblo o de sus mejores representantes naturales, aunque suceda
algunas veces que estos gobiernos libres fracasen y se vean, en cambio,
otros que, afectando carácter despótico, dirigidos con juicio y firmeza, han
creado, en ocasiones, un gran comercio marítimo y una brillante marina
militar con más energía y prontitud de lo que hubiera podido lograrse con
los procedimientos más lentos, propios de un pueblo libre. El
inconveniente principal del segundo sistema es la dificultad de asegurar la
continuación de la política a la muerte del déspota” (12).

En resumen, el gobierno tiene un rol fundamental en el incentivo y


desarrollo del Poderío Marítimo. Sin la obra señera del Estadista, se hace
difícil orientar a una nación hacia un destino oceánico, aún cuando todos
los factores antes detallados, favorezcan su materialización. Más aún, las
políticas tendientes al fomento de los intereses marítimos necesitan
claridad y permanencia a través del tiempo. En caso contrario, todos los
sacrificios y los beneficios alcanzados se esfuman con excepcional
rapidez. El hombre, ser terrestre por naturaleza y temperamento,
propende, por lo general, retornar a la comodidad y mediocridad ofrecida
por la existencia continental. Los pueblos marineros necesitan un largo
período de adaptación y formación.

Ejemplo Histórico:

Japón y la restauración Meiji.

En 1853, el Escuadrón Naval del Comodoro Perry “Forzó a los japoneses


abandonar la política aislacionista impuesta por Tokugawa en el siglo XVII.
El país había permanecido virtualmente desconocido para el resto del
mundo. Pero a los pocos años del arribo norteamericano, la situación
había cambiado en forma radical. Percibiendo la precaria posición que su
económicamente atrasada tierra ocupaba en el mundo del siglo XIX, los
japoneses optaron por una rápida occidentalización como el único medio
posible para asegurar la supervivencia nacional. En consecuencia,
procuraron adquirir los secretos de la supremacía occidental y sentar las
bases de un Estado industrial moderno... Aún antes de firmar la alianza
Anglo-Japonesa en 1902, parece que los japoneses se habían propuesto
la tarea de convertir a su país en la Gran Bretaña del Este. Y,
superficialmente al menos, las similitudes geográficas entre los dos reinos
insulares eran notables. Ambos se encontraban en el margen exterior de
la misma masa continental. Además, el éxito de los británicos en sostener
una creciente población con un alto nivel de vida, por medio de la venta de
los productos de sus industrias en mercados de ultramar, sugirió que
Japón adoptaría una buena decisión al tomar a Gran Bretaña como
modelo” (13). Japón, en menos de cinco décadas, surgió como la
potencia industrial y marítima del Extremo Oriente.
18
3.4 COMENTARIO FINAL

Algunas reflexiones y conceptos emitidos por Mahan perdieron vigencia. La


evolución política, económica, estratégica y social de la humanidad, en más de
un siglo, los modificaron de modo parcial o los hicieron caer en la
obsolescencia. Por ejemplo, la conquista de colonias como instrumento de
riqueza y poderío quedó en el pasado. Asimismo la geografía nunca impuso
leyes inexorables como lo sostenía la geopolítica tradicional, pero siempre ha
ofrecido al hombre posibilidades de ser aprovechada a través de ventajas
comparativas. Por tal causa “No hay constancia de ningún país que posea
litoral marítimo, y que lo ignore. Aunque sea en grado mínimo, parte de su
población aprovechará los recursos marinos en su beneficio. Por lo tanto, si el
poder es la capacidad de influir sobre los acontecimientos, todos los estados
costeros poseen cierto poder marítimo” (14).

Uno de los factores que ejerce marcada influencia en la formación de una


potencia marítima es la decisión del Gobernante en crecer hacia el exterior.
Para tal efecto, el Estado debe introducir profundas reformas en las estructuras
económicas, sociales e incluso políticas. Entre las principales se encuentran:
fijar aranceles bajos y parejos, eliminar subsidios directos e indirectos, suprimir
rigideces laborales, establecer sistemas impositivos equivalentes con los
niveles internacionales, incentivar la inversión y el ingreso de capitales, velar
por la reciprocidad foránea, orientar la educación hacia el mar y adoptar un rol
subsidiario.

En la circunstancia comentada, la estructura de producción interna con ventajas


competitivas se expande en forma considerable. Se crean, con rapidez,
nuevas y eficientes fuentes generadoras de riqueza. Además, el pueblo tiene
acceso a bienes importados a bajo precio acrecentando su bienestar. El valor
del comercio exterior se eleva en porcentajes significativos dentro del Producto
Bruto Interno. “En casi todas las treinta economías más importantes del
mundo, las exportaciones vía marítima alcanzan a más del diez por ciento del
ingreso nacional” (15). Una alta dependencia del comercio ultramarino
despierta la atención de la ciudadanía sobre la vía de transporte principal: el
mar. De manera natural empieza a tomar conciencia de la vinculación entre la
prosperidad y la fluidez de las comunicaciones marítimas. Asimismo, adquieren
relieve los componentes del Poderío Marítimo: Los Intereses Marítimos y el
Poder Naval. Sobre el último es conveniente considerar que una de sus
“Funciones es la protección de los elementos económicos del poder marítimo,
que, como ya se ha dicho, resultan vulnerables a la presión coercitiva o a la
mera depredación... Pero el poder militar marítimo sirve para propósitos muy
diferentes que la defensa del comercio y los recursos. Son los propósitos
políticos en sentido amplio, y que en última instancia consisten en el
mantenimiento o mejora de la posición del Estado en el mundo... puede
afirmarse sin discusión posible que a la luz de las evidencias existentes; el
poder militar marítimo es un factor de suma efectividad dentro de las
estructuras del poder mundial” (16). Esto es más cierto todavía para países de
condición geográfica insular como Chile cuya sobrevivencia descansa en el
mar.
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4. GRAVITACION DEL PODERIO MARITIMO A TRAVES DE LA HISTORIA

Hace cuatro mil años a. C, el Nilo y el Eufrates eran surcados por grandes
embarcaciones de carga y aún no se conocía la rueda en estas cunas de la
civilización. Las pirámides se erigieron gracias al transporte por agua; los enormes
bloques de piedra fueron acarreados desde la cantera a muelles construidos en las
cercanías de su origen y destino. Pero los egipcios, por lo común, no se internaron
en el mar, contrataron los servicios de otros pueblos para sus necesidades de
comercio y exploración.

En los albores de la Edad de Bronce, floreció la Talasocracia cretense. No se


preocuparon en amurallar su capital Cnosos, su flota dominaba el mar. Los barcos,
robustos y marineros, recorrieron todo el Mediterráneo para el trueque de
mercaderías o el pillaje. Una invasión, realizada por sus discípulos, acabó con el
brillante y sofisticado reino. Los fenicios heredaron el dominio del mar y el tráfico
marítimo de la época. Sus naves, propulsadas a remo y vela, traspasaron las
Columnas de Hércules y circunnavegaron Africa. Luego aparecieron las ciudades-
estado griegas y, entre ellas, Atenas destacó por su inclinación al mar. Un escritor
ateniense, anónimo y anterior a Platón, describió las ventajas del Poderío Marítimo
adelantándose a Mahan: “Las malas cosechas debido a las condiciones
atmosféricas caen con peso abrumador sobre las mayores potencias terrestres,
mientras las marítimas las superan con facilidad. Las malas cosechas no son
fenómenos universales, y por tanto los señores de los mares siempre pueden
acercarse a las regiones donde las cosechas han sido abundantes... Todas las
exquisiteces de Sicilia, Italia, Chipre, Egipto, Lidia, el mar Negro, el Peloponeso o de
cualquier otro país se han acumulado en un sólo lugar en virtud del control del mar...
Además, Atenas es la única nación, helénica o no helénica, que está en situación de
acumular riquezas. ¿Si sucede que un país es rico en madera para construcción
naval, qué mercado existe para él, si fracasa en ponerse de acuerdo con el señor del
mar?. ¿Igualmente, si sucede que un país es rico en hierro, cobre o lino, qué
mercado hay para él si fracasa en obtener el favor del mismo señor? Pues estas son
precisamente las materias primas con las cuales yo construyo mis buques, madera
proveniente de un lugar, fierro de un segundo, cobre de un tercero, cáñamo de un
cuarto, lino de un quinto. Por lo demás, quienes rehúsan autorizar su exportación
para enviarlos a otros mercados o quienes escojan oponerse a nuestros deseos
serán expulsados del mar. Así es como yo, produzca o no estos bienes en mi propio
territorio, los poseo a todos por medio del mar, mientras ningún otro país dispone dos
de ellos simultáneamente” (17).

Más de dos mil años atrás, los griegos, con su amplitud en indagar la esencia de las
cosas, conocían la capacidad del poderío marítimo con todas sus posibilidades. Su
ejercicio les facultaba gozar del predominio en el mundo contemporáneo, mantener
relaciones expeditas y favorables, proteger los intereses nacionales, tener acceso a
la materias primas esenciales, controlar el tráfico comercial interestatal, explotar las
comunicaciones marítimas económicas, facilitar el bienestar de la población,
resguardar la seguridad exterior del Estado y coaccionar o destruir a sus adversarios.
Los helenos, desgastados por la guerra fratricida del Peloponeso, abandonaron su
preponderancia marítima siendo sustituidos por una ex-colonia fenicia: Cartago. A
esta última, al perder el control del mar fue despojada hasta de su identidad como
20
pueblo. Su vencedor, Roma, sustentó su imperio en la supremacía en el
Mediterráneo convertido en un lago romano. “La Paz Romana descansaba en una
marina eficiente y en un vasto ejército imperial. Aunque era comparativamente
pequeña, la marina llevó a cabo sus funciones tan eficazmente que los romanos
mantuvieron su control sobre el Mediterráneo por 200 años sin librar una batalla”
(18). Pero el Mediterráneo paulatinamente disminuyó su protagonismo, el Atlántico
comenzó a despertar. Con el advenimiento de la “Era de los Descubrimientos”, el
centro del poder mundial se trasladó definitivamente al Atlántico.

Cabe recordar que el mar ha sido el escenario de las batallas cruciales donde se jugó
el destino de la humanidad. Salamina y Actium permitieron la preeminencia del
pensamiento greco-romano ante la embestida de Oriente personificado en los persas
y los egipcios respectivamente. El mundo cristiano sobrevivió a la agresión del
islamismo en Lepanto. La derrota de la Armada Invencible señaló el inicio del ocaso
del Imperio Español. Trafalgar marcó el apogeo del Reino Unido y de la Pax
Británica. Leyte rubricó el predominio mundial de Norteamérica. Todo lo anterior
confirma que la política mundial depende del poderío marítimo y no de los ejércitos
terrestres.

Como corolario de la historia, se desprende, tal como lo escribe el griego anónimo ya


citado, que un país al crear y desarrollar su Poderío Marítimo aumenta su influencia
política, económica, social y militar. El ámbito donde ejecuta sus actividades abarca,
a través de los mares, el planeta completo. Se hace vecino de todas las naciones
con litoral, pues sus fronteras se extienden hasta donde recalan sus buques
comerciales, científicos y militares. Sir Walter Raleigh afirma: “Quien manda en el
mar, manda en el comercio, quien manda en el comercio dispone de las riquezas del
mundo y domina, en consecuencia, al mundo entero” (19). La frase anterior continúa
siendo válida, mientras el buque sea el medio de transporte más rentable para el
comercio internacional. Si en el futuro lo reemplaza otro vehículo de mayor eficacia,
Mahan y sus teorías están condenados a pasar al olvido. Pero hasta la fecha, nada
hace suponer que lo anterior pueda suceder.

El Poderío Marítimo fue el instrumento utilizado por Estados que adquirieron una
gravitación desmesurada en comparación con su reducida extensión, población y
recursos. Pero cuando descuidaron ese poderío se arruinaron, perdieron la libertad e
incluso el derecho a vivir como en el caso de Cartago. En el presente siglo, Alemania
sufrió dos derrotas consecutivas por desatender el mar, una por causa de la asfixia
de un eficaz bloqueo económico y la otra, por carecer de un poder naval adecuado
para evitar la invasión.

Finalmente, cabe hacer presente que los mares cobran cada día mayor relevancia.
En primer lugar, constituyen una importante fuente de recursos vivos renovables a fin
de alimentar una humanidad hambrienta en explosivo crecimiento. En tanto, los
suelos aprovechables se agotan por la erosión, mal manejo, sobreexplotación.
También, a los océanos se les considera la gran reserva de elementos no vivos, pues
los depósitos en tierra se agotan con rapidez. En otro aspecto, sus aguas guardan
enormes cantidades de energía limpia e inagotable en forma de mareas, oleaje,
diferencias de temperatura o presión y otras. En consecuencia, el Poderío Marítimo
prosigue acrecentando sus alcances.
21
5. COMUNICACIONES MARITIMAS EN EL CONTEXTO DEL PODERIO MARITIMO

5.1 GENERALIDADES

La historia distingue a dos grandes clases de potencias: terrestres y marítimas.


Dicha clasificación corresponde básicamente al ámbito y herramienta por las
cuales ejercen su poder. La esfera de las naciones terrestres, a lo más,
abarcan el continente donde se asientan; mientras las marítimas influyen en
todo el mundo conocido. La irradiación a través del mar se realiza por medio
de las líneas de comunicaciones marítimas (LCM). Todo Estado que tiene un
trozo de litoral experimenta el influjo del poderío marítimo en forma directa o
sutil. Las LCM encarnan al interés marítimo más representativo en lo político,
económico, social y militar de todo el conjunto. Por tal causa al evaluarlas en el
contexto del Poderío Marítimo se abarca al resto.

Las LCM constituyen la tónica que otorga vida y valor material al Poderío
Marítimo. Se llevan a cabo a través del mar, el cual es “Un gran camino, o
mejor dicho, una vasta extensión de propiedad común por la que el hombre
puede trasladarse en todas direcciones” (20). Ellas soportan la mayor parte del
siempre creciente intercambio comercial entre las naciones en un mundo
progresivamente interdependiente y globalizado.

Pero el empleo del término “Líneas de Comunicaciones Marítimas” se exagera


hasta denominarlas “Caminos Reales del Océano”. Lo anterior tiende a dar la
sensación que corresponden a vías físicas concretas como los caminos
terrestres. Cuando en verdad sólo se materializan al estar presente el buque
con su carga. Por consiguiente: “El objetivo de la guerra marítima es impedir
el tráfico de los buques que conduzcan tropas o cargamentos de o para los
enemigos, y proteger los buques que realizan nuestro comercio marítimo o que
transportan tropas propias o amigas” (21). Al tener una visión borrosa sobre
esta verdad tan nítida, induce a la adopción de decisiones erradas en estrategia
marítima con graves consecuencias.

5.2 VALOR DE LAS LINEAS DE COMUNICACIONES MARITIMAS

Las LCM tienen distinto significado para las naciones de acuerdo a cuatro
parámetros específicos: Político, económico, social y militar. Para muchos
países ellas tienen una importancia vital pues satisfacen ineludibles
requerimientos de la vida cotidiana. Su suspensión, en cualquier circunstancia,
provoca en corto plazo la paralización de las actividades de sus estructuras de
servicios y producción. A otros Estados, su ausencia no les afecta tanto al
contar con alternativas para reemplazarlas. Por consiguiente, el valor que le
atribuyen los países a las LCM está en relación directa con su dependencia de
ellas.
22
Las LCM en tiempo de paz son un factor de bienestar y progreso. En conflicto
pueden alcanzar un carácter de vida o muerte. No sólo influyen sobre el campo
de acción bélico, sino también en el económico e interno. El Almirante Von
MALTZAHAN comenta: “Los buques deben detenerse donde el mar termina;
pero por encima de la costa se alargará el férreo puño del dominio del mar y
golpeará duramente en el mostrador del comerciante en el interior del país, en
los portones de las fábricas, de los centros industriales y en las moradas de
todos los obreros” (22). Este juicio se deriva de la amarga experiencia de
Alemania en la Ia. Guerra Mundial, cuyo campo de acción interno se
desmoronó por causa del bloqueo económico británico.

5.3 CLASIFICACION DE LOS PAISES SEGUN SU DEPENDENCIA DE LAS LCM

a) Condición geográfica esencial

La condición geográfica esencial de un país señala el grado de


dependencia de las LCM tanto en la paz como en la guerra. Su
determinación se efectúa por medio de un estudio multidisciplinario de
carácter político, económico, estratégico y geográfico aglutinado por la
influencia de las LCM. Parece lógico inferir que un Estado dependiente de
las LCM en la paz también lo sea en conflicto. Estas, además de sostener
las actividades de transporte normales, se le suma el peso de las múltiples
exigencias de la guerra.

Se reconocen tres condiciones geográficas esenciales típicas. Con


respecto a la condiciones extremas existe cierto consenso en su
denominación y características, pero en el grado intermedio reina la
anarquía.

País de condición geográfica esencial insular

Depende de modo vital de las LCM.

Ejemplos: Gran Bretaña, Japón y Chile.

País de condición geográfica esencial bloque continental

No depende de las LCM.

Ejemplos: Rusia, China y Corea del Norte eran considerados


tradicionalmente en esta categoría, pero hoy también dependen del mar
en cierto grado.
23
País de condición geográfica esencial marítimo continental

Depende parcialmente de las LCM. Es un intermedio de los extremos.

Ejemplos: Argentina, México y Rumania.

b) Comentario

En el mundo globalizado del presente no hay países autárquicos, todos


están obligados a complementar sus economías mediante el comercio
exterior. Por consiguiente, recurren a las LCM y así pasan a depender en
cierto grado de ellas. Además, las naciones más prósperas basan su
progreso en la exportación de sus excedentes de producción. Como
paradoja, entre ellos destacan Alemania y Japón, las dos principales
potencias derrotadas en la última conflagración mundial. La ex Unión
Soviética y China, otrora ejemplos de países de bloque continental,
sobrevivieron en la IIa. Guerra Mundial en virtud del flujo de ayuda de
Occidente. Las LCM con pertrechos procedentes de Norteamérica en su
gran mayoría, recalaban a Vladivostok, Murmansk, Golfo Pérsico e India.

J. R. Hill en su libro “Estrategia Marítima para Potencias Medianas”


proporciona antecedentes novedosos para apreciar la dependencia de un
país respecto al mar. Toma en cuenta el porcentaje de las exportaciones
en el Producto Bruto Interno, población, marina mercante, construcciones
navales, pesca y zona económica exclusiva.

Por último en el caso nacional, Chile es un país de condición geográfica


esencial insular con todas sus desventajas y ninguno de sus beneficios.
Depende en forma vital de las LCM, que son vulnerables por su extensión,
además debe preocuparse de una larga frontera terrestre.

5.4 CLASIFICACION DE LAS LCM

a) Introducción

Para fines de sistematización las LCM se clasifican según el ámbito donde


transitan y su empleo.
24
b) Ambito

(1) Cabotaje: Unen internamente al país.

(2) Ultramar: Unen al país con el exterior.

c) Empleo

(1) Económicas: Satisfacen las necesidades económicas del país. Son


permanentes y transitan durante tiempos de paz y conflicto.

(2) Militares: Satisfacen las necesidades de transporte estratégico de las


fuerzas. Son eventuales y responden a la situación que se vive.
Sirven las siguientes necesidades de las FF.AA.:

 Concentración.
 Despliegue.
 Refuerzos.
 Reserva Estratégica.
 Fuerza Anfibia.
 Retirada o Evacuación.

(3) Mantenimiento: Satisfacen necesidades logísticas, acarreo de


bastimentos de las tres fuerzas armadas, necesidades de vida y
combate de los dispositivos y población civil de los teatros de
operaciones. Obedecen a un ciclo definido y con períodos poco
flexibles.

d) Comentario

El transporte militar, el cual también recibe el nombre estratégico,


comúnmente se realiza durante la fase preguerra. En el caso de
ejecutarse durante el transcurso de las hostilidades, su arribo oportuno y
seguro reviste tal trascendencia que la Armada está obligada
comprometer a sus principales órganos de maniobra en la tarea.
Asimismo, el transporte de mantenimiento, con sus ciclos fijos, en
ocasiones alcanza un significado vital para la suerte del teatro. Por dichas
razones tanto el transporte militar como el de mantenimiento pueden
provocar la batalla decisiva en el mar.

Otra faceta de interés es que, en la práctica, el transporte económico,


militar y de mantenimiento se mezclan siendo difícil precisar su
clasificación con exactitud.
25
Ejemplo Histórico:

II Guerra Mundial. Mediterráneo (1941).

Las LCM de mantenimiento británicas con Malta y las del Eje con Africa
del Norte produjeron frecuentes encuentros aeronavales. A fines de
Septiembre zarpó de Gibraltar un convoy de nueve transportes, la fuerza
H encargada de protegerlo la integraban tres acorazados, cinco cruceros y
dieciocho destructores. El día 27 AM la agrupación fue atacada por
aeronaves y uno de los buques capitales resultó averiado. Más tarde, los
acorazados regresaron a su base mientras el convoy prosiguió a su
destino escoltado por los cruceros y nueve destructores. “La flota del
Almirante Iachino (Acorazados Littorio y Vittorio Veneto, cinco cruceros y
varios destructores) salió a la mar, para encontrarse el 27, al medio día, al
sur de Cerdeña; conforme a las instrucciones permanentes de
Supermarina, debía establecer contacto con el enemigo, en principio, en
forma de poder beneficiare del apoyo aéreo en aguas italianas y
solamente si el enemigo era de fuerza inferior. Pero los informes
obtenidos sobre la composición de la Escuadra inglesa eran
contradictorios, Supermarina dio órdenes y contraórdenes, y una vez más
la ocasión se perdió... En la flota británica se comparaba, con asombro, la
intrepidez de las dotaciones de asalto con la extrema prudencia que el Alto
Mando mostraba en el empleo de la Escuadra acorazada italiana,
prudencia que lindaba con la pusilanimidad” (23).

Por otra parte, para darle seguridad a sus LCM militares (concentración y
refuerzos) y de mantenimiento, “los ingleses se servían, principalmente,
de la ruta de El Cabo. Durante los seis primeros meses de 1941, más de
330.000 hombres pasaron por aquella ruta con destino al Próximo Oriente
y al Extremo Oriente” (24).

5.5 CONCENTRACION Y REUNION DE LAS LCM

a) Introducción

La geografía y la obra del hombre influyen en la distribución de las LCM


en la superficie del globo. Hay áreas oceánicas en que estas se dispersan
y en otras confluyen aglomerándose. En una, los buques mercantes
transitan con escasa frecuencia; mientras, en la segunda trafican en
mayor número, incluso requieren de regulaciones especiales para darle
seguridad a su pasaje.

b) Zonas focales

A ellas convergen o irradian LCM. Por lo general, se generan en las


aproximaciones de los terminales marítimos o canales artificiales.
26
Ejemplos: Boca del Río de la Plata, Bahía Delaware, área Quintero -San
Antonio y Canal de Panamá.

c) Zonas de confluencia

La geografía canaliza las LCM aumentando su densidad.

Ejemplos: Canal de la Mancha, Cabo Buena Esperanza, Cabo Hatteras y


Estrecho de Florida.

5.6 RENDIMIENTO DEL TRANSPORTE MARITIMO

Para la guerra, la carga masiva es la única con real significación estratégica.


Los ejércitos modernos cuentan con vehículos de combate, de apoyo y
artillería, todos ellos consisten en equipos de gran peso y volumen irregular.
Para mantener su movilidad y alta capacidad de fuego requieren enormes
cantidades de combustible, munición, repuestos y otros consumos vitales. El
buque constituye el medio insustituible destinado a dar satisfacción a dichas
necesidades, especialmente si se trata de largas distancias. “Militarmente es
imposible desplegar y mantener grandes cuerpos de tropas en cualquier punto
de ultramar sin la asistencia del poderío marítimo. Se han logrado grandes
avances en el transporte aéreo de fuerzas militares a puntos críticos del globo,
pero su arribo debe estar coordinado con la ubicación precisa del equipo
pesado y de sus abastecimientos, realizados anticipadamente por el transporte
marítimo. El transporte aéreo está imposibilitado para movilizar el pesado
equipo requerido por un ejército moderno, tampoco puede mantener una fuerza
en ultramar, por el enorme consumo de material y abastecimientos” (25). Este
juicio, derivado de la guerra de Corea, se comprueba una vez más, en ambos
conflictos del Golfo y Afganistán.

En “Tormenta del Desierto” la primera gran unidad terrestre desplegada en el


área, con real capacidad de combate, la conformó la fuerza de Infantería de
Marina. Las divisiones aerotransportadas estaban dotadas con armamento
muy liviano, en especial los vehículos de combate. El 7 de agosto, el
Presidente Bush ordenó la intervención en el Golfo. “Ocho días después, el
MSC, Escuadrón Marítimo Preposicionado Dos desembarcó el primer equipo
de combate pesado en el puerto saudí Jubail. El 13 de agosto, el primero de
los ocho buques de transporte rápido abandonó las costas de EE.UU. en el
Golfo de México con el equipo pesado de la 24° División de Infantería
Mecanizada, en un viaje de 8.700 millas a una velocidad de 27 nudos... Dentro
de cuatro meses, el transporte marítimo inicial estaba terminado: 1,18 millones
de toneladas cortas en carga y más de dos millones de toneladas -en
combustible- el 95% del total de la carga desplegada. El transporte marítimo
fue la llave maestra del apoyo logístico de la operación Escudo del Desierto”
(26). Por aire se transportó la casi totalidad de los 500 mil combatientes de la
fuerza expedicionaria y sólo algunos miles de toneladas en carga liviana.
Aproximadamente se siguió el mismo patrón en la Segunda Guerra del Golfo u
“Operación Libertad de Irak”.
27
El transporte marítimo con la introducción del container experimenta una
profunda transformación. Le otorga mayor economía, seguridad e integración
con los otros modos de transporte. La normalización de la carga exige la
mecanización integral de los terminales, situación que conlleva una drástica
disminución de la mano de obra. Los buques portacontenedores aumentan de
tamaño y calado: 4 mil a 6 mil contenedores (TEU) y 40 pies de calado. Los
puertos para acomodar a estas enormes naves comienzan a escasear. En
ellos una sola grúa portal puede transferir 1200 toneladas - hora muelle buque
o viceversa. La alta velocidad de manipulación demanda una gran capacidad
de despeje de los patios del puerto. Lo anterior se traduce en vulnerabilidad en
lo militar.

Parte de la carga estratégica, en especial consumos, abastecimientos y


repuestos se adaptan a la conteinerización. Sin embargo los vehículos,
armamento y equipos -de forma irregular, pesados y voluminosos- no se
prestan para ello requiriendo buques especiales. En el presente ya casi no se
construyen buques de carga general.

En carguío administrativo, el parámetro crítico lo representa el volumen de las


bodegas. Mientras, en carguío de combate, el factor limitador reside en la
superficie de cubiertas. Necesariamente en una empresa bélica se debe
considerar la utilería de los puertos de carga y descarga. Aunque los buques
cuentan, por lo general, con una maniobra estructural, los tiempos de las
faenas aumentan de manera considerable, en ocasiones prohibitivas.

Como ejemplo sólo para efectos de comparación, un solo buque de tamaño


medio de 18.000 TDW equivalente a:

Transporte terrestre:

600 vagones de FF.CC. de 30 toneladas.


900 camiones de 20 toneladas.

Transporte aéreo:

360 aviones de 50 toneladas.

6. PODER NAVAL

6.1 INTRODUCCION

En el contexto del Poderío Marítimo, el Poder Naval es el componente militar


responsable de la protección de los Intereses Marítimos. El conjunto Poder
Naval e Intereses Marítimos otorga al Poderío Marítimo su real dimensión
política, económica, social y estratégica. Para hacer realidad sus efectos, los
dos se apoyan y complementan. Su equilibrio armónico constituye una de las
tareas prioritarias del Estadista, sobre todo en países de condición geográfica
insular.
28
6.2 COMPONENTES DEL PODER NAVAL

La fuerza naval y la posición estratégica son los ingredientes del Poder Naval.
Estos dos elementos de naturaleza disímil, uno estratégico y el otro geográfico,
necesitan ser unidos y puestos en acción por la voluntad estratégica. Ella
anima y hace gravitar al poder naval tanto en la paz como en conflicto. En otro
aspecto, no menos importante, la posición estratégica involucra, en forma
implícita, a las comunicaciones marítimas cuyo control es uno de los objetivos
preferentes de la estrategia marítima y en muchas oportunidades el principal.

Para resumir, el Poder Naval en una fórmula conceptual se expresa como


sigue:

PN = Fuerza x Posición

El factor multiplicador corresponde a la voluntad estratégica.

A continuación se realiza un análisis somero de los componentes del Poder


Naval.

a) La Fuerza

Es el conjunto de medios humanos y materiales con que cuenta una


Armada para el cumplimiento de su misión. Comprende no sólo las
unidades navales, aeronavales e Infantería de Marina con sus dotaciones
respectivas, sino toda la estructura de comando, control, comunicaciones,
inteligencia y apoyo logístico. También incluye la Defensa de Costa.

La fuerza naval la comprenden unidades de superficie, submarinas,


aéreas y desembarco anfibio. Ellas se organizan según las tareas a
cumplir. El principal órgano de maniobra de una Armada corresponde a la
Fuerza Organizada. Se llama así por cuanto está organizada con el
propósito de obtener la decisión en el mar por medio de la Batalla.

b) La Posición Estratégica

Es el factor geográfico fundamental de la estrategia marítima. Su


ubicación facilita alcanzar los objetivos estratégicos de la guerra en el mar.
Cuando dicho objetivo, sobre el cual gravita, consiste en las Líneas de
Comunicaciones Marítimas Vitales de Superficie (LCMVS) propias y del
adversario, su trascendencia es extraordinaria. La posición, dotada con
una infraestructura de apoyo logístico y elementos de defensa adecuados
otorga a la fuerza la persistencia necesaria para llevar a cabo sus
operaciones con toda libertad de acción. Mientras la fuerza permanezca
lista para actuar la gravitación de la posición se hace nítida y efectiva.
29
A la posición se le describe como: El conjunto de bahías, puertos y otros
accidentes geográficos que permiten ser usados por las fuerzas navales
como base de operaciones cercana al Teatro de Operaciones y que les
facultan gravitar sobre los objetivos estratégicos previstos; así como
concurrir, en forma rápida, al enfrentamiento con el enemigo.

La geografía afecta al empleo de la fuerza en dos aspectos:

(1) Permite la defensa o ataque, según sea el caso, de los objetivos


estratégicos escogidos, en especial de las LCMVS.

(2) A la actitud estratégica con respecto a la posición. Si uno de los


adversarios carece o posee una deficiente posición tiene como
imperativo estratégico conquistarla o mejorarla. Lo anterior es
posible lograrlo en la paz con la diplomacia o en la guerra a través de
una ofensiva estratégica.

c) Voluntad Estratégica

La voluntad estratégica anima tanto al Poder Naval como al Marítimo,


pues ésta “no es otra cosa sino la voluntad de ser potencia con miras
hacia el mar” (27).

La posición estratégica consiste en un factor geográfico y como tal inerte,


lo que le infunde vida es la fuerza apoyada en ella. Pero la fuerza
necesita actuar para ejercer su efecto. Quien le otorga dinamismo y
actividad al binomio componente del Poder Naval se llama voluntad
estratégica. Retornando a la fórmula PN = Fuerza x Posición, si alguno de
los factores tiende a cero, el valor de la ecuación también tiende a cero.

 FUERZA SIN POSICION NO TIENE GRAVITACION.


 POSICION SIN FUERZA NO TIENE VALOR.
 PODER NAVAL SIN VOLUNTAD ESTRATEGICA NO TIENE GRAVITACION NI
VALOR.

6.3 CONSIDERACIONES BASICA SOBRE EL EMPLEO DEL PODER NAVAL

a) Introducción

La estrategia marítima, en un conflicto, concibe el empleo y aplica el Poder


Naval para el logro de su misión. De modo permanente busca obtener el
control del mar y explotarlo para los fines de la guerra, negándoselo al
enemigo. En la paz, se esfuerza en disuadir a las potencias agresoras y,
asimismo, alcanzar objetivos o ventajas políticas respaldando la acción del
gobierno. Por último, de manera constante realiza labores de índole social y
colabora a la economía nacional.
30
El Poder Naval es parte del potencial militar de la nación, y como tal se utiliza
en funciones ajenas a la Estrategia Marítima. Por dicha razón, en ocasiones,
apoya a la Política y a las estrategias colaterales. Al existir una estrecha y
adecuada correspondencia entre la guerra en tierra y la del mar se dice que
existe una buena “correlación marítima y continental”. Castex también la define
como “la enorme influencia que tienen las comunicaciones marítimas sobre las
operaciones terrestres... La correlación marítima y continental se acentúa en
los tiempos modernos” (28).

Ejemplo Histórico:

Guerra Ruso-Japonesa.

La flota japonesa dio seguridad al desembarco de las tropas en la península de


Corea. A su vez, las fuerzas terrestres conquistaron Puerto Arturo, a costa de
grandes sacrificios, eliminando los restos de la Escuadra del Pacífico y la
posición estratégica zarista en el área. Esta circunstancia otorgó plena libertad
de acción a Togo para batir a Rozdjestsvensky en el Estrecho de Tsushima.

b) Puntos a considerar para el empleo del poder


naval

Ante una hipótesis de guerra es necesario evaluar los siguientes puntos:

(1) Establecer la naturaleza del OP y sus consecuencias: GOL o Guerra


ilimitada.

(2) Determinar el enemigo principal y el más peligroso.

(3) Precisar el teatro principal y el de la decisión.

(4) Definir la gravitación de la guerra en el mar en la suerte de conflicto


mediante la determinación de la condición geográfica esencial del país y
los TT.OO.

(5) Puntualizar la importancia de las LCM en el desarrollo del conflicto.

(6) Señalar el carácter de la guerra: marítima o continental.

(7) Tener presente la “UNIDAD DE LA GUERRA”.


31

6.4 RELACIONES ENTRE EL PODERIO MARITIMO Y EL PODER NAVAL

El Poderío Marítimo comprende dos elementos: Los Intereses Marítimos y el Poder


Naval. El primero representa básicamente sus aspectos económicos y sociales, en
tanto el otro corresponde a una expresión política y militar. Al analizar la razón de ser
del Poderío Marítimo de un Estado, lo lógico, es evaluar el balance existente entre
sus dos elementos. En la gran mayoría de los casos, el Poder Naval se encuentra en
armonía con los Intereses Marítimos a resguardar, en particular respecto al transporte
y comercio por mar. Pero hay excepciones, cuando existe un marcado desequilibrio
entre ambos, primando el Poder Naval, e incluso, los Intereses Marítimos parecen ser
artificiales al no obedecer a causas sociales y económicas nítidas. En consecuencia
se distinguen dos clases de Poderío Marítimo, a saber:

Poderío Marítimo con Base de Fuerza: Existe para servir una idea política y el
Poder Naval no guarda relación con los Intereses Marítimos a proteger. Predomina
con claridad la fuerza.

Poderío Marítimo con Base Económica: Está orientado hacia la economía, el


Poder Naval se le destina a resguardar los imprescindibles Intereses Marítimos.

Ejemplos:

Poderío marítimo con base de fuerza.

Chile: La Primera Escuadra Nacional nació para consolidar la Independencia de


Chile y la del resto de Sudamérica. Fue una creación del genio de O’Higgins, el país
carecía de intereses marítimos que defender.

Unión Soviética: País de bloque continental, su Poderío Marítimo obedeció a una


idea política. “El Poderío Marítimo, los soviéticos lo consideramos como un conjunto
integral de diversos componentes pertenecientes a la esfera de la economía del país,
a la política del Partido Comunista, a la capacidad defensiva, la ciencia y a la
preparación de cuadros, a la espera de la relación práctica de todas las posibilidades
que abre el aprovechamiento de los mares y océanos en la construcción del
comunismo” (29). La Armada Roja adquirió un tamaño colosal. También crecieron
las flotas mercante y pesquera soviéticas. Pero al derrumbarse el imperio comunista,
gran cantidad de buques mercantes y pesqueros abandonaron los océanos por no
ser rentables.
32

Poderío marítimo de base económica.

Gran Bretaña: País insular, su economía y supervivencia dependen del transporte y


comercio internacional. La Armada Real tiene como misión la protección de sus
Intereses Marítimos, los cuales son vitales para la subsistencia del Reino Unido.

También existe otra interpretación de gran interés que señala:

“Poder Naval de base de fuerza protege al poder del Estado y Poder Naval de base
económica protege a los Intereses Marítimos. Ambos coexisten en el tiempo,
variando sólo la especial relevancia que en algún momento histórico se le otorga a
uno u otro” (30).
33
CAPITULO UNO

ANEXO “A”

TRANSPORTE MARITIMO

1. GENERALIDADES

Para fines prácticos, los buques mercantes y su carga llevan a la realidad las LCM,
sin su presencia estas no existen. Los transportes constituyen los objetivos físicos de
la guerra en el mar. Cortar LCM significa destruir naves con sus cargamentos o
impedir su arribo a puertos enemigos. Proteger LCM representa defender buques
específicos con el objeto que recalen a salvo y oportunamente a los destinos de
transferencia de la carga.

El comercio marítimo ha experimentado grandes alteraciones en el transcurso del


tiempo. Con la evolución de la tecnología tanto la carga como su vehículo de acarreo
sufrieron modificaciones substanciales. Por miles de años la propulsión de las
embarcaciones fue la fuerza humana, a través del remo; luego, por siglos, el viento y
la vela. La “Era de los Grandes Descubrimientos”, al extender las travesías, exigió
mejorar las condiciones marineras y aumentar el tamaño de las naves; pero la carga
conservó su porte reducido, poco peso y alto valor unitario. Con el advenimiento de
la Revolución Industrial, sólo hace unos 150 años, se impuso el casco de acero y la
propulsión mecánica con la generalización de la hélice. La producción se hizo
masiva y se abarataron los bienes; en consecuencia, se agrandaron las naves y se
aumentó el poder de las máquinas motrices. Más tarde, la producción a escala,
innovaciones técnicas y la competencia demandó incrementar la eficiencia de los
barcos y sus sistemas de carguío.

En 1850, el tamaño medio de una nave comercial fluctuaba entre 600 a 800
toneladas, mientras hoy se construyen petroleros y graneleros de 300.000 toneladas.
La causa de este incremento lo explica un constructor naval. “La razón, como
siempre, fue económica. Un barco de 300.000 toneladas, por ejemplo, no cuesta
sino poco más del doble que uno de 60.000; la dotación es la misma; para igual
velocidad, necesita una máquina del orden de tres veces más potente, es decir,
consume aproximadamente tres veces más combustible, lubricante y gasto de
mantención y reparación. Hay una economía de escala. Transportar en un barco de
300.000 toneladas tiene un costo inferior al 30% de lo que cuesta en uno de 60.000”
(31).

Pero las faenas portuarias representan alrededor del 50% del flete, y los armadores
buscan rebajar su valor. “La tecnología moderna ideó la unitarización de la carga, por
medio de paletas y contenedores, semirremolques y gabarras. El empleo de estas
unidades ocasionó nuevos tipos de naves: el portacontenedor, el buque de
autotransbordo (Ro-Ro), el barco portagabarras (LASH) y el buque de uso múltiple...
La unitarización de cargas es una operación física, material, en tanto que el
transporte multimodal es un concepto institucional. El advenimiento de la era del
contenedor -y su consecuencia, la implementación del transporte multimodal- creó la
34
necesidad de establecer reglas para este nuevo juego” (32). La tendencia
permanente reside en la automatización de los buques en la navegación y en las
faenas portuarias con la consiguiente disminución de la dotaciones, el encarecimiento
de los barcos y la utilería portuaria.

La gran diversificación introducida en las flotas mercantes, en algún modo, dificulta


encontrar buques aptos para el transporte de carga militar, en especial, el equipo
pesado de las fuerzas terrestres. Además, las naves modernas necesitan
instalaciones especiales para efectuar la transferencia de carga.

2. ALGUNOS TERMINOS DE CAPACIDAD DE TRANSPORTE

a) Tonelaje

El origen del término data del siglo XV. Señala la capacidad en toneles de vino
que un buque puede transportar. Un tonel corresponde a 252 galones. Esta
cifra multiplicada por la densidad del vino (0,89) arroja 2.240 libras; es decir,
una tonelada inglesa o larga (1.016 Kgs.): La tonelada métrica equivale a
1.000 Kgs. El tonelaje se utiliza como expresión de peso o volumen. En
relación al volumen existe la tonelada de arqueo o registro, la cual corresponde
a 100 pies cúbicos (2.83 m3).

b) Arqueo

Consiste en el volumen interno cerrado de un buque. Su determinación se


realiza bajo ciertas reglas, variando éstas de acuerdo a los países que realizan
el arqueo. Se expresa en toneladas de arqueo o registro.

c) Desplazamiento

Es el peso del buque definido en toneladas largas o también en toneladas


métricas. Equivale al peso del volumen de agua desalojado por la obra viva de
la nave.

d) Desplazamiento en Rosca

Consiste en el peso del casco del buque, sus máquinas, calderas y ningún otro
peso adicional.

e) Constante

Lo integra el peso de la madera de estiba, utilería móvil, repuestos, pertrechos


y víveres etc. Este peso resulta inútil pues disminuye la capacidad de carga.
35
f) Desplazamiento en Lastre

Corresponde al buque listo para navegar, compuesto por la constante,


combustible, lubricantes, lastre, etc., pero sin carga.

g) Desplazamiento en Carga

Es el peso máximo de la nave con todos los pertrechos y carga a transportar


referido al franco bordo de verano.

h) Peso Muerto o Deadweight

Está compuesto por el peso de la carga, constante, combustible, lubricantes,


agua y lastre. Equivale a la diferencia entre el desplazamiento en Rosca y el
desplazamiento en Carga. Es una característica de utilización del buque en
peso y se le emplea en los contratos de fletamento. Por lo común, los pesos
integrantes pueden variar a fin de permitir una mayor carga útil, dependiendo
de la distancia a recorrer.

i) Tonelaje de Registro Bruto o Arqueo Bruto

Es el volumen de todos los espacios interiores del barco. En esta cifra están
basados los precios de las naves, primas de navegación, seguros, derechos de
aso, dique y carena, etc.

j) Tonelaje de Registro Neto o Arqueo Neto

Consiste en el volumen de los espacios útiles para carga. Se obtiene


deduciendo del Arqueo Neto los volúmenes que no son destinados a la carga
tales como camarotes, salas de máquinas, pañoles, etc. En esta cifra se basan
las estadísticas de tráfico y los derechos de puerto.

k) Comentario

En el apéndice 1, se muestran algunas clases de contenedores y sus


características.
36
37
CAPITULO UNO

ANEXO “A“

APENDICE 1
38
39
CAPITULO UNO

PODERIO MARITIMO

REFERENCIAS

(1) Federico Ratzel. El Mar, Origen de la Grandeza de los Pueblos. Cuadernos de


Geopolítica. Santiago. Instituto Geopolítico de Chile. 2/86. p.3.

(2) Tucidides. Historia de la Guerra del Peloponeso. Madrid. Alianza Editorial 1989.
p.127.

(3) J. R. Hill. Estrategia Marítima para Potencias Medianas. Buenos Aires.


Publicaciones Navales. 1990. p.51.

(4) Bernard Brodie. Guía de Estrategia Naval. Valparaíso. Imprenta de la Armada.


1953. p.5.

(5) Santiago Díaz Buzeta. Estrategia Naval. Valparaíso. Imprenta de la Armada. 1970.
p.125.

(6) Edward Meade Earle. Creadores de la Estrategia Moderna. Buenos Aires. Escuela
de Guerra Naval. Tomo II. p.258.

(7) Almirante A. Thayer Mahan. Influencia del Poder Naval en la Historia. Buenos Aires.
Paternón. 1946.

(8) Edward Meade Earle. op. cit. p.216.

(9) Secretary of Staty for Defense. United Kingdom. The Falklands Campaign, the
Lesson. London. December 1982. p.26.

(10) Mahan. op. cit. p.61.

(11) Tucidides. op. cit. p.79.

(12) Mahan. op. cit. p.65.

(13) William G. East y A. E. Moodie. The Changing World. World Book. New York. 1956.
p.534.

(14) Hill. op. cit. p.32.

(15) Hill. op. cit. p.32.

(16) Hill. op. cit. p.38.


40
(17) Arnold J. Toynbee. A Study of History. Oxford University Press. Oxford. 1948. vol.2.
p.41.

(18) Edward Mc Nall Burns. Civilizaciones de Occidente. Peuser. Buenos Aires. 1970.
p.245.

(19) Edward Meade Earle. op. cit. p.237.

(20) Mahan. op. cit. p.37.

(21) Otto Groos. La Doctrina de la Guerra Marítima. Imprenta de la Armada. Valparaíso.


1954. p.54.

(22) Groos. p.55.

(23) Contraalmirante Raymond de Belot. La Guerra Aeronaval en el Mediterráneo.


1939-1945. Editorial Naval. Madrid. 1983. p.125.

(24) de Belot. p.123.

(25) J. J. Clark y D. H. Barnes. Sea Power and its Meaning. Franklin Watts. New York.
1968. p.28.

(26) Captain Douglas M. Norton U.S.N. Sealift: Keystone of support. US. N.I.
Proceedings. Annapolis Md. 117 (5/1059) Naval Review, May 1991. p.42.

(27) Wolfgang Wegener. La Estrategia Naval en la Guerra Mundial. Buenos Aires. 1951.
p.64.

(28) Almirante Raoul Castex. Teorías Estratégicas. Escuela de Guerra Naval.


1938-1942. Tomo I. p.89.

(29) Almirante Sergei Gorshkov. Las Fuerzas Navales. Progreso. Moscú. 1980. p.38.

(30) Capitán de Navío Luis Escobar Doxrud. Objetivos Nacionales y Poder Naval de
Chile. Discurso en Academia de Guerra Naval. 2003.

(31) Iván Soulodre. Transporte Marítimo. Valparaíso. 1982. p.23.

(32) Tomás Sepúlveda Whittle. Los Conceptos Básicos del Transporte Marítimo y la
Situación de la Actividad en América Latina. Cuadernos de la CEPAL. Santiago.
Chile. N°52. 1986. p.9.
41
TRATADO PRIMERO

CONCEPTOS BASICOS

CAPITULO DOS

ESTRATEGIA MARITIMA

1. INTRODUCCION

1.2 NECESIDAD DE UNA TEORIA

La guerra terrestre, por razones obvias, es la primera en formular una teoría


estratégica, lógica y comprensible. Su utilidad se verifica de manera fehaciente
en el desarrollo de contiendas donde sus protagonistas resolutivos son los
ejércitos terrestres. Sus procedimientos se encuentran en permanente
evolución con la introducción de nuevas armas y tecnologías. Asimismo, el
campo de batalla experimenta una continua expansión haciendo cada vez más
estrecha la relación entre la tierra, aire y mar. Dicho aserto, lo comprueban las
recientes conflagraciones llevadas a cabo en teatros casi o mediterráneos
como Kosovo, Afganistán y el Golfo. La guerra en el mar cada vez está más
inmersa en lo conjunto.

La guerra moderna constituye un fenómeno total, tridimensional y conjunto. Sin


embargo, cada arma - Ejército, Marina y Fuerza Aérea - requiere de una teoría
estratégica particular. Sus respectivos escenarios poseen medios y fines
diferentes. La guerra en el mar, con varios objetivos simultáneos, demanda a la
estrategia marítima orientar sus esfuerzos en forma racional y eficaz. Esta
necesidad se hace más patente al considerar que la estrategia marítima no sólo
se manifiesta en el transcurso de los conflictos sino también durante la paz.

El tratadista británico Ken Booth, con acierto, señala: “El mar se usará más y
no menos. Sus recursos, que antes eran puramente marginales, tienen ahora
una importancia de considerable potencial, sin bien finalmente es incierta. El
hecho de que la jurisdicción nacional en varias formas y para varios propósitos
se irá extendiendo sobre nuevas zonas marítimas, parece ser una de las pocas
previsiones que se pueden hacer con seguridad en la actual política
internacional. En una forma u otra los Ministerios de Relaciones Exteriores de
todo el mundo tendrán que irse preocupando con los problemas de límites
marítimos en medida mucho mayor que en cualquier época anterior. El antiguo
régimen está cambiando, y hay una esperanza de estar pisando el umbral de
otro. Las implicancias de esas tendencias para el futuro de las Armadas
todavía están por verse, pero habrá implicaciones” (1). La estrategia marítima
debe adaptarse a esos nuevos retos con el propósito de emplear al Poder
Naval en su solución. Tal vez, su rol varíe de mero aval en conversaciones
diplomáticas o uno de los instrumentos del poder nacional para encarar el
conflicto a través de la violencia. Por último, se debe recordar que los
Organismos Internacionales gestionan ante la Comunidad, con mayor
42
frecuencia, el concurso de fuerzas navales para la realización de Operaciones
de Paz a causa de su extraordinaria flexibilidad política.

1.3 DIFERENCIAS ENTRE LA ESTRATEGIA MARITIMA Y LA TERRESTRE

a) Fundamentos

En los albores de la civilización, los egipcios distinguen a los “pueblos de


la mar” como diferentes a ellos, “hombres de la tierra”. Raymond Aron
destaca con agudeza sus respectivas peculiaridades: “No faltan razones
para considerar como fundamental, a través de la historia, la oposición
entre el continente y el mar, entre la potencia continental y la potencia
marítima. Los dos elementos, la tierra y el agua, parecen simbolizar dos
maneras de ser de los hombres y les incitan a dos actitudes típicas. La
tierra pertenece a alguien, al propietario individual o colectivo, pero el mar
pertenece a todos, porque no pertenece a nadie. El imperio de las
potencias marítimas está inspirado en el sentido del comercio... Los
nómadas, de tierra y mar, los jinetes y los marinos son los constructores
de dos tipos de imperio; los profesionales de dos clases de combate. No
siempre han jugado el mismo papel, movimiento y maniobra, en tierra y
mar. El deseo de reducir al mínimo los azares de la lucha, el esfuerzo del
estratega por conseguir reunir sus fuerzas en un campo de batalla y por
oponer al enemigo un frente continuo, no tiene equivalente alguno en la
inmensidad de los océanos” (2). El triunfo del mar en la milenaria lucha
entre el agua y la tierra lo avala el derrumbe de la Unión Soviética ante
Estados Unidos. Con la caída del coloso comunista se desvirtúa, por
ahora, la profecía geopolítica sobre la preeminencia mundial de la masa
continental euroasiática.

En materias estratégicas existen dos tendencias extremas nacidas de la


permanente oposición mar y tierra. Estas posturas exageradas perjudican
la fluidez y eficacia de la dirección de la guerra hasta acarrear el desastre.
Una corresponde a la aplicación de conceptos terrestres en la estrategia
marítima sin considerar las diferencias intrínsecas entre ellas. La otra,
reside en abordar las guerras haciendo gravitar, en forma excluyente, las
operaciones aeroterrestres - criterio continental - y omitiendo el empleo del
poder naval para explotar el mar con fines militares, económicos y
políticos. “Cabe señalar la conveniencia de evitar la adopción de
posiciones extremas, tales como las que algunos autores han denominado
navalismo, simplismo terrestre y dohuetismo, según sea la exageración
sustentada al asignar injustificada preponderancia a determinadas
operaciones, desconociendo el principio de la unidad de la guerra y
pretendiendo que bastaría para el éxito en el conflicto contar únicamente
con las operaciones realizadas por las fuerzas de una sola institución” (3).
43
Alemania ha cometido graves y frecuentes errores en el aspecto
comentado. En las dos Guerras Mundiales, el criterio continental de sus
dirigentes los condujo al rotundo fracaso. No advirtieron la enorme
capacidad de Gran Bretaña, su enemigo principal y la primera potencia
marítima en el momento de romper las hostilidades. El Káiser e Hitler se
limitaron a realizar una guerra terrestre y, por supuesto, no alcanzaron la
decisión. Luego sobrevino la reacción de la potencia marítima y sus
aliados. En el primer conflicto, el bloqueo económico quebró el campo de
acción interno germano y, en el segundo, el asalto desde el mar alcanzó el
corazón de la fortaleza nazi.

En el caso de Chile, país de condición geográfica insular, desde la


Independencia hasta la Revolución del 91 el poder naval demostró ser un
factor militar crucial. La decisión de los conflictos se alcanzó en el mar.
Luego, mediante la explotación del control del mar, el ejército resolvió la
guerra conquistando el territorio adversario y así se logró quebrar su
voluntad de lucha. Sin embargo, en repetidas ocasiones el gobierno
descuidó la Armada, creando un vacío de poder, con funestas
consecuencias para la nación.

Los problemas descritos se generan por diversas razones. En primer


lugar, la estrategia terrestre es la primera en contar con una teoría con
fundamentos científicos y bien sistematizada, gracias a la obra de oficiales
de ejército. Asimismo sus bases intelectuales poseen una extraordinaria
amplitud y abstracción. Estas características inducen a percibir sus
procedimientos y fines como de aplicación universal. A lo anterior, se
agrega la estrecha unión entre ambas estrategias expresada por la unidad
de la guerra y la correlación marítima-continental. Por último, es
necesario tener presente la complejidad de la estrategia marítima por
causa de las singularidades del medio, de los medios y los objetivos
estratégicos que persigue. El general Manuel Montt, sobre el tema, acota:
“La estrategia terrestre es una ampliación de la táctica: mayores efectivos
dentro de un marco de tiempo y espacio mucho mayor, pero sus principios
y procedimientos son semejantes... La guerra en el mar... establece una
marcada diferencia entre ambas... La estrategia naval en cambio es
mucho más amplia y compleja que la estrategia terrestre” (4).

A continuación se efectúa una somera enumeración de las diferencias


primordiales entre las estrategias marítima y terrestre. Se omite la
comparación con la aérea, pues ésta se puede asimilar a la marítima.
Además, aún cuando sus efectos repercuten en el espacio aéreo sus
objetivos se encuentran en la tierra.
44
b) Diferencias específicas entre las estrategias

Las disparidades de mayor relevancia son las siguientes:

(1) OBJETO

Terrestre

- Conquistar el territorio enemigo.

Marítima

- Conquistar y explotar el control del mar.

(2) OBJETIVOS

Terrestre

- Las fuerzas adversarias.

Marítima

- La fuerza organizada del enemigo.


- Las comunicaciones marítimas.
- La posición estratégica.
- El territorio.

(3) FORMA DE PRODUCIR EL EFECTO

Terrestre

- Directo. Una vez destruido el ejército contrario en la batalla


decisiva se ocupa el territorio del vencido.

Marítima

- Directo. Proyecta el poder militar de la nación a través del mar.


- Indirecto. Interrumpe las comunicaciones marítimas del enemigo
para sofocarlo económica y militarmente. Estas operaciones se
inician desde el primer día de las hostilidades y su efecto es
progresivo en el tiempo.
45
Comentario

- Directo. En la guerra de Corea (1950) la operación anfibia en


Inchon frustró la invasión comunista a Corea del Sur.

- Indirecto. Alemania fue derrotada por el bloqueo económico


ejercido por el poder naval aliado en la Primera Guerra Mundial.

(4) RESOLUCION DEL PROBLEMA

Terrestre

- Sólo la fuerza. El ejército requiere destruir a los medios


terrestres que se le oponen.

Marítima

- El poder naval con sus tres componentes. Además, es necesario


considerar sus tres objetivos estratégicos naturales: fuerza,
posición y comunicaciones marítimas.

Comentario

- En la Primera Guerra Mundial Alemania olvidó la posición y, en la


Segunda omitió la fuerza.

(5) EFECTOS POLITICOS DE LAS OPERACIONES

Terrestre

Participan sólo los beligerantes. Las operaciones están circunscritas


dentro del territorio de los contendores.

Marítima

Toman parte los beligerantes y neutrales. Las comunicaciones


marítimas pertenecen a todo el mundo. Además, la pugna por la
posición estratégica, las convenciones sobre el uso del mar, los
tratados de limitación de armamentos y las interferencias del
Derecho Internacional son permanentes y gravitantes en el mar.

Comentario

En la Primera Guerra Mundial, la decisión germana de ordenar la


guerra submarina irrestricta determinó el ingreso de Estados Unidos
al conflicto.
46
(6) LA BATALLA

Terrestre

- Inevitable. El más débil no puede rehuir el choque con el ejército


enemigo.

Marítima

- Eludible. El encuentro es de consentimiento mutuo, al más débil


le es posible rehusar indefinidamente la batalla.

Comentario

La flota argentina se refugió en su base a fin de evitar el encuentro


durante el conflicto de las Falklands.

(7) DESARROLLO DE LA DEFENSIVA

Terrestre

- Terreno. El más débil cuenta con los accidentes geográficos


para protegerse de la acción del más fuerte.
- Espera. Amparado en el terreno, quien está a la defensiva
aguarda al enemigo.
- Desgaste. El defensor, aprovechando sus ventajas, desgasta al
atacante a medida que avanza.

Marítima

- Terreno. En alta mar no hay accidentes geográficos donde


protegerse. En consecuencia al más débil no le es conveniente
aceptar el encuentro generalizado.
- Espera. El débil no puede esperar. Pero la guerra en el mar no
se localiza como en tierra, circunstancia que le permite
desplazarse para realizar contraataques.
- Desgaste. Quien está a la defensiva debe desgastar al enemigo
por parcialidades aprovechando los vastos espacios marítimos
para lograr la sorpresa. En resumen, el más débil está obligado
a avanzar hacia el enemigo para desgastarlo.
47
Comentario

Después de Pearl Harbour, la flota del Pacífico norteamericana


quedó muy disminuida en relación a su adversario. Sin embargo,
enfrentó a los japoneses en mar del Coral y Midway obteniendo
substanciales éxitos estratégicos.

(8) VIOLENCIA

Terrestre

Ilimitada. En las operaciones terrestres se destruyen ciudades y se


asolan comarcas completas. Combatientes y civiles caen a causa
de su violencia indiscriminada.

Marítima

Limitada. Las bajas, insignificantes, son sólo combatientes y


profesionales del mar que voluntariamente afrontan los rigores de la
guerra. Además, las batallas tienen repercusiones extraordinarias
incluso a nivel mundial.

Comentario

En la batalla de Trafalgar los británicos sufrieron 441 muertos y


1.214 prisioneros. En tanto las bajas franco-españolas alcanzaron a
4.395 muertos y 2.540 prisioneros. Con ella el Reino Unido obtuvo
la hegemonía mundial e implantó la “Pax Británica” por más de un
siglo.

(9) TEATRO DE LA GUERRA

Terrestre

Local. Comprende exclusivamente el territorio de los beligerantes.

Marítima

- Inmenso. Sobrepasa la extensión jurisdiccional de las partes en


conflicto.
- Variable. Los objetivos estratégicos en el mar, la fuerza y
comunicaciones marítimas, modifican su ubicación y fisonomía
de acuerdo a las hipótesis de guerra y a las amenazas por
neutralizar o las metas previstas.
- Interferido. Los neutrales pretenden hacer valer sus derechos a
navegar y ejercer el libre comercio a través del mar.
48
(10) TEATRO DE OPERACIONES

Terrestre

- Operaciones. Por lo general, las operaciones se realizan en el


territorio del más débil.
- Capacidad. Se satura según la capacidad de las líneas de
operaciones.
- Extensión y forma. Tiene límites fijos y permanentes que definen
su extensión y forma.

Marítima

- Operaciones. Se llevan a cabo en las aguas del más fuerte o del


más débil.
- Capacidad. Por su inmensidad no hay posibilidad de saturación.
- Extensión y forma. En la práctica no posee extensión ni forma,
pues ambos se alteran de acuerdo a las operaciones en
desarrollo. En consecuencia, lo único permanente es su
variación.

(11) FRENTE

Terrestre

- Continuo. Forma una línea continua sólo penetrable por medio


de la lucha. Este concepto está en evolución.

Marítima

- Discontinuo. Es permeable y se penetra sin lucha. Incluso


tratadistas señalan que no existe frente en el mar.
- Variable. Depende de la ubicación de las fuerzas navales.

(12) LINEAS DE OPERACIONES

Terrestre

- Concretas. Se materializan por accidentes geográficos.


- Permanentes.
- Compuestas.
- Vulnerables.
- Saturables.
49
Marítima

- Direcciones generales. Se materializan sólo cuando una fuerza


opera en el mar.
- Eventuales.
- Simples.
- Invulnerables o cercano a ello.
- No saturables.

(13) LINEAS DE COMUNICACIONES

Terrestre

- Concretas. Se circunscriben a las vías terrestres.


- Permanentes.
- Compuestas, por lo general.
- Rígidas.
- Vulnerables.
- Saturables.
- La seguridad es proporcionada por la fuerza restando medios a
la masa de maniobra.
- Exclusivas de los beligerantes.

Marítima

- Direcciones generales. Se materializan sólo cuando hay buques


navegando hacia su destino.
- Simples.
- Flexibles.
- Vulnerables. Constituye uno de los objetivos estratégicos
gravitantes de la guerra en el mar.
- No saturables. Se exceptúan los terminales marítimos que se
congestionan.
- Comunes. De los beligerantes y neutrales.
- Seguridad. Es otorgada por la propia fuerza y el espacio.
- Compartidas. Atienden los requerimientos económicos y
militares del país y concurren para darle cohesión al campo de
acción interno.

(14) BASE DE OPERACIONES

Terrestre

- Concepto. Es exclusivamente logístico.


- Vulnerable. Carece de autonomía defensiva, superado el frente
no tiene seguridad.
- Temporal. Se traslada según las operaciones que apoya.
50
Marítima

- Posición Estratégica.
- Concepto. En lo principal es estratégico y en lo accesorio
logístico.
- Permanente. Constituye un área geográfica específica.
- Autonomía defensiva. Necesita defender tanto a la fuerza
estacionada en ella como protegerse al quedar aislada en forma
eventual.
- Ubicación respecto a los objetivos estratégicos. Su situación
relativa facilita la ofensiva de la fuerza.
- Frente. Mientras mayor sea este, junto con el número de
accesos, otorga flexibilidad a la maniobra estratégica en el mar.

(15) OBTENCION DE LOS OBJETIVOS ESTRATEGICOS

Terrestre

- Bélico. Se logra mediante la batalla.


- Económico. Se conquista previa destrucción de la fuerza
defensora.
- Moral. Se conquista previa destrucción de la fuerza defensora.

Marítimos

- Bélico. Se logra por la batalla o la neutralización mediante el


bloqueo militar.
- Económico. Se corta el tráfico comercial del enemigo realizando
operaciones de ataque a sus líneas de comunicaciones
marítimas, además de recurrir al bloqueo económico.
- Geográfico. La posición estratégica y el territorio adversario se
conquistan con operaciones de proyección consistentes en
ofensivas estratégicas o se neutralizan con ofensivas tácticas.
- Morales. Basta con amenazarlos o realizando operaciones de
proyección correspondientes a ofensivas tácticas.

(16) RESERVA ESTRATEGICA

Terrestre

Indispensable por razones estratégicas y tácticas tanto en la


ofensiva o defensiva.
51
Marítima

Prescindible. Hasta hoy no se emplea por razones estratégicas y


tácticas. Sin embargo, es posible que en el futuro sea necesaria.

c) Comentario final

La resumida enumeración de las diferencias más sobresalientes de


algunos elementos de la guerra en el mar y la tierra permite recalcar la
inconveniencia de aplicar -con cierto criterio continental- conceptos
terrestres a la estrategia marítima. En cierto modo, destaca la utilidad
para un país marítimo en comprender las peculiaridades de la guerra
oceánica. El generador de las disimilitudes reside en el escenario líquido
donde se desarrollan las operaciones navales, pues determina el empleo
de buques de características tan distintas a los medios de combate y
transporte terrestres. Asimismo las cualidades distintivas de los teatros
marítimos, frentes, líneas de comunicaciones y operaciones, etc. carecen
casi de semejanzas o paralelos con las terrestres. Las aludidas
realidades desembocan en objetivos estratégicos y métodos para su
obtención muy distintos entre sí.

Al examinar en profundidad la guerra terrestre, los objetivos estratégicos


de cualquier naturaleza se consiguen previa derrota de la fuerza
defensora. El General Montt confirma la aseveración “Las fuerzas
terrestres tienen como objetivo normal la destrucción del ejército enemigo
para imponer la ley al adversario y ello sólo se logra por la batalla” (5). En
resumen, el objetivo estratégico terrestre se reduce a uno: la fuerza
adversaria. El gran problema se encuentra en él “como” destruirla.

Por su parte, al conductor de la guerra en el mar, en vez de un objetivo,


claro y definido, se le presentan tres de carácter natural. (La fuerza
organizada, posición estratégica y comunicaciones marítimas), más el
territorio derivado de las interferencias. En consecuencia, su primera
obligación consiste en establecer un orden cronológico donde se fija el
objetivo principal a lograr en forma prioritaria para luego alcanzar otros.
Pero, siempre debe tener presente que su responsabilidad básica es el
control del mar para servir a los fines de la guerra.

Otro aspecto de interés corresponde a la batalla. En tierra, el choque


entre los ejércitos acontece de modo ineludible, mientras en el mar
constituye un acto bélico de consentimiento mutuo. En otras palabras, la
decisión en la estrategia marítima yace en la voluntad de los
contrincantes. Por tal razón, Rosinki comenta: “Desde los tiempos
cuando los buques fueron organizados por primera vez en flotas y las
primitivas correrías de la Edad Media dieron paso a una estrategia
metódica, los mandos navales han sido acosados por una abrumadora
perplejidad -como interceptar a su oponente antes que pudiera producir
daños irreparables a los intereses confiados a su resguardo. Cuan fácil,
52
en comparación, es la tarea del Comandante terrestre. Ahí el General, si
no se encuentra suficientemente fuerte para ir al encuentro y destruir al
enemigo en su propio territorio, puede interponer su ejército como un
escudo escogiendo una posición favorable cerca de la frontera, con la
certeza que su contrincante o avanza hacia él, que goza de todas las
ventajas de la defensa, o en cambio trata de eludirlo haciendo un rodeo
exponiéndose a todos los riesgos de un contraataque en el flanco o
retaguardia” (6).

La historia naval registra innumerables ocasiones en que, sin mayor


reflexión, se adoptan conceptos o procedimientos válidos únicamente en
tierra. Los mencionados con mayor frecuencia atañen a la dirección
alemana en las dos guerras mundiales atribuyéndolas a la inexperiencia
del mando naval germano. Sin embargo, Armadas con gran tradición
también incurren en las citadas omisiones. Por último se estima prudente
subrayar la dualidad del control del mar: ejercicio y conquista. Los
tratadistas más conocidos lo analizan en forma extensa y profunda pero,
así y todo esta característica tiende a desvanecerse. Gran Bretaña por
despreciarla casi naufraga en dos oportunidades por tener un poder naval
conformado, principalmente, para la batalla. Ambas actividades, conquista
y ejercicio, poseen medios y métodos propios. Mientras el mar se
encuentra en disputa, la flota concentrada en la posición protege las
comunicaciones marítimas con el dominio obtenido por su presencia y
actividad, pero no le es posible dividirse. En tanto, los escoltas, a su
amparo, defienden las naves que realizan el ejercicio del dominio del mar
satisfaciendo las necesidades militares y económicas de la nación. Si los
cargueros son hundidos en su tránsito, uno de los principales roles de la
Armada no se cumple. Una vez obtenido la decisión en el mar, la flota no
requiere continuar reunida y se entrega de lleno al ejercicio o explotación
del mar.

Ejemplo Histórico:

II Guerra Mundial. Japón.

El gobierno japonés incurrió en numerosos y graves errores. En una


guerra esencialmente marítima aplicó diversos conceptos terrestres. Las
aludidas fallas de concepto lo condujeron a una aplastante derrota. El
General Fuller consignó: “Comprendiendo que la fuerza aérea les
permitía convertir sus 2.500 islas insignificantes del Pacífico en una flota
gigantesca de “portaaviones anclados” y como la distancia por mar entre
una isla y la próxima no era en ningún caso de más de 800 Km., se
decidieron a emprender una guerra de operaciones anfibias. Como
veremos, el avance sobre el Pacífico estuvo protegido en casi todos los
casos por aviones con bases en tierra y no en portaaviones... La parte
esencial del plan era apoderarse de Birmania, Malaya, Sumatra, Java y
Borneo, porque esas adquisiciones convertirían a Japón en una potencia
industrial que se bastaría a sí misma. Además, esto compensaría
cualquier retirada que, con el tiempo, se viera obligado a hacer en China.
53
Además, a fin de proteger esta posición de flanco, era igualmente esencial
establecer al Este de la misma línea de puestos avanzados tan fuerte
como fuera posible, a objeto de poder trocar el espacio por tiempo y,
asimismo, poder prolongar la guerra en forma que su enemigo llegase a
considerar inconveniente continuarla” (7).

Pero los japoneses se equivocaron pues los “portaaviones anclados” y el


extendido cordón defensivo eran, en realidad, una mentalidad “Maginot”
aplicada a la guerra marítima. Ellos olvidaron que en el mar jamás han
existido frentes impermeables, ante la flexibilidad y la movilidad
estratégica del poder naval. La contraofensiva norteamericana los
sorprendió de manera permanente. En algunas ocasiones los atacaron en
puntos inesperados, cuando trataban de concentrar su fuerza aeronaval
basada en tierra o destruyendo en sus bases las aeronaves ya
desplegadas. Incluso, en los encuentros decisivos no pudieron coordinar
las acciones de la flota con la aviación terrestre. Por último, no previeron
el impacto en la opinión pública norteamericana del sorpresivo ataque
aeronaval a Pearl Harbour. “El día de la infamia”, como lo denominó el
Presidente Reosevelt, unió al pueblo estadounidense tras el objetivo de
aplastar al imperio japonés.

1.4 ALGUNAS DEFINICIONES DE ESTRATEGIA MARITIMA

a) Julian S. Corbett

Los principios que rigen a una guerra en la cual el mar es un factor


esencial con el propósito de determinar las relaciones mutuas del ejército
y marina en un plan de guerra.

b) Vicealmirante Wolfgang Wegener

La ciencia de la posición geográfica, de su modificación y permanencia


con respecto a las rutas comerciales.

c) Capitán de Navío S.W. Roskill

Obtener y conservar el control de los mares para el uso propio y negar tal
control a los adversarios.

d) James Cable

Asegurar para uno mismo y negarle al adversario aquellos usos del mar
que son importantes para el resultado del conflicto.
54
e) Capitán de Navío Santiago Díaz Buzeta

Es la ciencia de concebir y preparar y el arte de emplear en la mejor forma


las Fuerzas Navales para cumplir con su objeto de conquistar o disputar el
dominio para los fines de la guerra.

f) Ken Booth

Asegurarse el uso del mar para los fines propios y la capacidad para
impedir que los demás lo usen en detrimento de esos fines.

g) J. R. Hill

Sostener políticas y fuerzas marítimas que actuarán decisivamente para la


consecución de los intereses nacionales, en una amplia gama de
situaciones.

h) Reflexiones

Las definiciones proporcionadas por los autores mencionados en párrafos


precedentes, con la excepción de Booth e Hill, reducen la competencia de
la estrategia marítima a épocas de conflicto. Las fuerzas navales durante
los prolongados tiempos de paz realizan innumerables tareas englobadas
en las áreas de misión disuasión y presencia naval. La última se
subdivide, a su vez, en operaciones o actividades de contribución a la
política, policía marítima y apoyo a la comunidad. En la actualidad, la
estrategia marítima siempre se encuentra presente para colaborar con el
estadista en el uso del mar en beneficio de los intereses nacionales,
evitando interferencias y restricciones de múltiples orígenes.

Existe cierta anarquía en el uso del término estrategia naval y marítima.


Tratadistas emplean indistintamente dichas expresiones hasta en un
mismo texto. Gran Bretaña, bajo la influencia de Corbett, precisa que la
estrategia marítima tiene naturaleza conjunta. En verdad este instrumento
supera lo conjunto al actuar durante la paz, por lo general, en forma
independiente, en el logro de metas políticas, económicas, sociales y
estratégicas. Por otra parte, la acción de la Armada de Chile se realiza
mediante la “Estrategia de los Tres Vectores”, donde uno sólo (Vector
Defensa) demanda necesariamente un esfuerzo conjunto.

Se prefiere el término “Estrategia Marítima” en vez de “Estrategia Naval”


por la mayor amplitud del primero. Aún cuando el papel principal lo juega
el “Poder Naval”, el escenario es marítimo. Además, en las operaciones
navales están, como telón de fondo, los “Intereses Marítimos”, en
particular, las “Comunicaciones Marítimas” de ambos adversarios y
neutrales con sus variados alcances. Por último, el quehacer de la
Armada de Chile, desde su creación, está inmersa en el fomento del
Poderío Marítimo de la nación.
55
2. EVOLUCION DE LA ESTRATEGIA MARITIMA

2.1 GENERALIDADES
Desde la antigüedad se conocía la influencia del dominio del mar en el destino
de las naciones. En el caso nacional, O’Higgins y Portales tuvieron ideas muy
nítidas sobre la materia. El último de los citados señaló en 1836: “Las fuerzas
navales deben operar antes que las militares, dando golpes decisivos.
Debemos dominar para siempre en el Pacífico: esta debe ser su máxima
ahora, y ojalá fuera la de Chile para siempre” (8).
Sin embargo, hasta fines del siglo XIX, no había ningún texto con pensamientos
sistematizados sobre estrategia marítima. Todo lo escrito, existía una
voluminosa literatura, correspondía a la táctica con sus evoluciones y
formaciones. Según Castex, el único autor preocupado de la Estrategia
Marítima fue el almirante Bouet-Willaumez quien escribió en 1857 “La
estrategia, en tierra, es el arte de determinar los puntos decisivos del teatro de
guerra y las líneas o rutas generales que deben seguir los ejércitos para llegar
a ellos. En el mar... puede decirse que la palabra estrategia no tiene significado
preciso, en lo que respecta a las flotas, sobre todo después de la invención de
la brújula...; sus líneas de marcha siguen la dirección de la aguja imantada” (9).
En síntesis, su interés se limitó al repudio.

Entre los tratadistas existe consenso respecto a la existencia de innumerables


precursores en la gestación del pensamiento estratégico marítimo. El primero
de los mencionados es Tucidides; quien, en la “Historia de la Guerra del
Peloponeso”, describe el conflicto sostenido entre una potencia marítima,
Atenas, contra una continental, Esparta. En su texto, el autor delinea valiosos
conceptos sobre estrategia marítima. Por ejemplo comenta que cuando Atenas
concentra sus actividades bélicas en el mar obtiene resonantes éxitos, pero
fracasa al aventurarse en la conquista de Siracusa, una empresa de carácter
terrestre. “Se llega pues, al final del siglo XIX, habiendo encontrado en los
tiempos modernos muy pocos escritos referente a la teoría de estrategia naval.
Es verdad, que durante el mismo período se había hecho estrategia, buena o
mala estrategia, pero ocurría lo mismo que con aquel personaje que escribía en
prosa sin saberlo; por lo menos, casi nadie había pensado en sistematizar sus
reglas y el siglo habría transcurrido presentado a este respecto el mismo vacío
que los precedentes si dos hombres no hubieran hecho su aparición” (10).
Ellos son el norteamericano A.T. Mahan y el británico P.H. Colomb, quienes dan
la señal de partida a un copioso flujo de textos relativos a la estrategia
marítima.
A continuación se expone un compendio de las ideas y aportes esenciales de
los autores más conocidos sobre el tema en comento. Conviene tener presente
que los escritores son cautivos de su tiempo y el entorno circundante. Por lo
común, sus pensamientos están orientados para ilustrar a la opinión pública y
gobernantes de sus países. Sus teorías, en lo primordial intentan resolver los
problemas de estrategia marítima encarados por sus respectivas naciones. Sin
embargo, gran parte de sus ideas originales, por su abstracción y amplitud,
tienen aplicación universal.
56
2.2 ESCRITORES SOBRE ESTRATEGIA MARITIMA

a) Contraalmirante Alfred Thayer Mahan (1840-1914)

Fue un Capitán de Navío de la Armada de Estados Unidos de


Norteamérica. Estando ya en retiro, gracias a sus méritos intelectuales se
le ascendió a Contraalmirante. Escribió numerosos artículos y libros
sobre estrategia marítima. Sus obras más importantes, “Influencia del
Poder Naval en la Historia” y “Estrategia Marítima”, impactaron a los
círculos gobernantes tanto en el extranjero como en su país. “La
consecuencia inmediata de la tesis de Mahan fue la perentoria necesidad
de desarrollar el poderío de la marina norteamericana, que en esa época
languidecía por falta de cuidados. Según dijo en 1887 el Secretario de
Marina de Cleveland, William C. White, la marina americana no tenía
fuerzas para luchar ni para huir siquiera, y de acuerdo con el parecer de
Mahan, no era rival para la Armada de Chile, y mucho menos para la de
España” (11). En esos años, Norteamérica se expandió en los océanos.
Adquirió el archipiélago de Hawai en el centro de la Cuenca del Pacífico.
Por medio de la guerra contra España se apoderó de Guantánamo, Puerto
Rico y las Filipinas. Las dos primeras posiciones le otorgaron el control
del Caribe y, la restante, complementó a Hawai en su avance hacia el
Lejano Oriente y sus promisorios mercados. Por último, se adueñó de la
Zona del Canal de Panamá, donde construyó el estratégico paso
interoceánico de unión entre el Atlántico y el Pacífico.

Las obras de Mahan se adoptaron como textos oficiales en las academias


e institutos navales de Gran Bretaña, Alemania y Japón. El Káiser
Guillermo II expresó: “Estoy precisamente ahora no leyendo, sino
devorando el libro de Mahan, y estoy intentando aprenderlo de memoria”
(12). En vista de los resultados de la Primera Guerra Mundial, el soberano
alemán no obtuvo mucho provecho de sus lecturas.

Los escritos de Mahan contribuyeron al resurgimiento de un imperialismo


radicalizado entre las grandes potencias. Las cuales se lanzaron en una
desbocada carrera destinada a apoderarse de colonias en ultramar. La
descarada competencia provocó frecuentes conflictos, crisis y tensiones
que culminaron en la Primera Guerra Mundial. “A los pueblos ya no les
bastaba jugar un papel dentro del sistema de Estados europeos;
ambicionaban ser una potencia ultramarina. Los decenios siguientes
trajeron la encarnizada lucha de las naciones europeas por territorios
coloniales en ultramar” (13).

Castex destaca, con claridad, los grandes méritos de Mahan: “Fue el


primero en deducir la verdadera filosofía de la guerra naval. Comprendió
algo que ningún otro autor había comprendido anteriormente de una
manera completa: la importancia primordial del dominio del mar y el rol
que este dominio ha desempeñado en la historia del mundo. Ha
discernido, expresándolo en forma vigorosa, que este dominio del mar y
todas las operaciones que se basan en él, dependen en primer lugar de la
57
fuerza organizada. Ha demostrado, que esta última constituye el factor
principal. Ha deducido de ello, como consecuencia, la importancia que
reviste la destrucción de la fuerza organizada del enemigo y, por lo tanto,
la importancia de buscar la batalla... Ha tratado también de modo muy
acertado ciertos factores externos o internos concernientes a la estrategia:
la concentración, la ofensiva, la defensiva y la maniobra. Se ha extendido
especialmente sobre los factores de orden geográfico, en particular sobre
las cuestiones relativas a las bases navales, pero sin atribuirles
demasiado valor y subordinándolas a la acción preponderante de la fuerza
móvil. Las cuestiones de política general y naval, tanto interior como
exterior, tampoco fueron olvidadas por este autor” (14).

En un principio, la palabra de Mahan se escuchó con mucha atención,


lindando en la devoción. Con el correr de los años, aparecieron un
sinnúmero de críticos. Se le calificó de presuntuoso, epigramático,
intuitivo, aficionado a las nociones absolutas sin bases racionales y
escritor con un estilo pesado, difuso, nebuloso y reiterativo. Por último, se
afirmó que su estructura teórica quedó obsoleta por la aparición de
potencias continentales inmunes al Poderío Marítimo. Este último aserto
no se ha comprobado aún por los hechos. “Mahan, a quien se cita
constantemente como modelo, no era sino un teórico mediocre... A pesar
de veinte libros y ciento treinta y siete artículos, Mahan no pudo jamás dar
una definición de su concepto central, el sea power. Más notable, todavía,
es el hecho de que el texto que fundó su gloria, la Introducción a “THE
INFLUENCE OF SEA POWER UPON HISTORY”, en la cual son definidos
el rol dominante del poder marítimo y sus componentes, fue incorporado a
último momento en el manuscrito” (15). A pesar de todo, las obras de
Mahan han continuado publicándose con frecuencia, mientras sus
detractores pasaron al olvido.

b) Vicealmirante Philip Howard Colomb (1831-1899)

Oficial de marina británico que alcanzó el grado de Capitán de Navío y


luego, ya retirado, recibió el ascenso a Vicealmirante. En el Royal Naval
College de Greenwich, impartió la cátedra de táctica. Su obra cumbre,
“Naval Warfare”, fue una colección de sus conferencias y ensayos. El
método inductivo, experiencia personal e investigación histórica acuciosa
constituyeron la base para deducir los principios y procedimientos rectores
en la conducción de la guerra en el mar. También Colomb estudió la
concordancia de las operaciones navales con las terrestres. Llegó a la
conclusión que Gran Bretaña, en su calidad de imperio marítimo, era
vulnerable al ataque de sus comunicaciones marítimas y a la invasión. A
su criterio, la mejor defensa para ambas amenazas residía en la obtención
del control del mar. No negaba la necesidad de un Ejército Metropolitano,
pero su dimensión la condicionaba a la presunción que la Marina Real era
la primera y principal línea de defensa. Además, aún cuando exageró sus
efectos, trató el concepto de la “Flota en Potencia”. Otro aporte
58
significativo consistió en la creación de los “Naval War Game”, o ejercicios
en la carta, destinados a resolver problemas estratégicos o tácticos.

De acuerdo a la opinión de Castex, Colomb: “Examina la naturaleza de la


guerra naval y establece que, en principio, su objeto primordial y único es
la conquista del dominio del mar, del cual resulta el dominio de las
comunicaciones marítimas. Cualquier otro objetivo no significa para él
otra cosa que la aceptación de una situación inferior, descartando este
hecho la esperanza de obtener éxitos decisivos” (16).

Recapitulando, Colomb llegó a conclusiones similares a las de Mahan,


pero sus escritos no alcanzaron tanta resonancia. Su obra maestra quedó
opacada por la aparición, simultánea, de “La Influencia del Poder Naval en
la Historia”.

c) Julian S. Corbett (1854-1922)

Corbett fue un hombre polifacético, viajero, abogado, periodista, escritor


de novelas históricas, investigador de la historia marítima y estratega. Su
prolongada relación con la Armada Real la inició en 1900 en calidad de
conferenciante de historia en el Royal Naval War College de Greenwich.
Al apoyar, en sus artículos, las reformas que el Almirante John Fisher
estaba implantando en la Armada Real se convirtió en uno de sus
asesores en asuntos estratégicos. Las conferencias impartidas en
Greenwich derivaron hacia la estrategia marítima, provocando cierto
resentimiento en algunos círculos navales al considerarlo un aficionado en
la materia. Sus ideas quedaron plasmadas en “Algunos Principios de la
Estrategia Marítima” publicada en 1911. “La posterioridad ha venido en
estimar, por lejos, a Corbett como el más profundo y flexible de los
estrategas navales clásicos que buscaron destilar las múltiples lecciones
del tiempo de la vela a la nueva era de la propulsión mecánica. Cuando la
estrategia comenzó a ser estudiada con mayor rigor intelectual en la era
nuclear, Corbett tuvo mayor influencia que Mahan en la nueva generación
de estrategas” (17).

En su obra, Corbett cuestionó el concepto vigente que reducía la guerra


en el mar a la búsqueda y destrucción de la flota enemiga, aún cuando no
desdeñó la trascendencia de la batalla decisiva en el control del mar. Su
conocimiento de las teorías de Clausewitz y Jominí le permitió comprender
la correlación marítimo-continental de los conflictos, reflejándose ello en
su definición de la estrategia marítima. Además, pudo enfocar la Guerra
de Objetivo Limitado bajo el prisma marítimo. Otro de sus aportes
consistió en la sistematización de la conducción de la guerra en el mar
ordenándola en tres operaciones navales típicas.

 La Conquista del Control del Mar.


 La Disputa del Control del Mar.
59
 El Ejercicio del Control del Mar.
Una de sus grandes falencias residió en su incapacidad de prever el
tremendo impacto de los nuevos medios. En particular, no visualizó la
acción de los submarinos y aeronaves contra las líneas de
comunicaciones marítimas. Esta circunstancia, le hizo menospreciar la
utilidad del convoy como procedimiento para neutralizar ambas amenazas.
Por último, no diferenció la “Flota en Potencia” con el contraataque mayor
produciendo confusión.

d) Vicealmirante Otto Groos

Oficial de la Armada, quien por años se desempeñó en el Archivo de la


Marina Alemana donde colaboró en la elaboración de la “Historia Oficial de
la Gran Guerra”. En 1931, ocupó el cargo de Jefe del Estado Mayor
General.

Escribió el libro “La Doctrina de la Guerra Marítima. Según las


Enseñanzas de la Guerra Mundial”. En la Introducción y los tres primeros
capítulos, teniendo a Clausewitz como referencia, formuló interesantes
juicios sobre las relaciones entre la política y la estrategia, la conducción
político-estratégica de los conflictos y la unidad de la guerra. Luego trató
la guerra en el mar bajo el enfoque de Corbett y Wegener pero sin aportes
teóricos de significación. “El oficial encargado de la crucial sección La
Guerra en el Mar del Norte, Comandante (ahora Almirante) Groos exhibía
un criterio excepcionalmente amplio y con profundos conocimientos de la
teoría naval. Años más tarde tuvo el gran mérito de introducir primero a
Corbett, casi desconocido por completo antes de la Guerra, y después al
Almirante Castex en la Marina Alemana, y ejerció una sana influencia
estabilizadora como la más destacada autoridad en estrategia naval.
Pero, por desgracia, su ardiente admiración por Tirpitz deformó su criterio
con los argumentos de este último” (18).

e) Vicealmirante Wolfgang Wegener (1875-1956)

En la Primera Guerra Mundial, el Capitán de Corbeta Wegener fue oficial


de Estado Mayor de diversos mandos a flote. A mediados de 1915,
elaboró tres documentos -conocidos bajo el nombre “Trilogía de
Wegener”- provocando gran revuelo y polémica en la Flota de Alta Mar por
su agudo espíritu crítico sobre la estrategia de la Armada Alemana. En
1926, ascendido a Contraalmirante redactó un Memorándum destinado al
Alto Mando. Sin embargo, el antecedente tuvo una amplia difusión entre
los oficiales de la reducida Armada germana de la época. Por tal motivo,
se resolvió publicarlo, en 1929, bajo el título “La Estrategia Naval en la
Guerra Mundial”. El US Naval Institute reunió sus escritos en el libro “The
Naval Strategy of the World War”.
60

Wegener analizó con detención ciertos aspectos de la guerra en el mar,


entre ellos: la posición estratégica, la dualidad del Poder Naval (Fuerza y
Posición), la voluntad estratégica, la batalla con su fundamento estratégico
y la ofensiva estratégica relacionándola con la conquista de la posición.
En general, sus juicios destacaron por su claridad y profundidad,
conservando muchos su validez. Algunas de sus ideas podrían ser
objetables pero no por ello faltas de interés.

Herbert Rosinki critica el análisis de Wegener. “En lugar de comprender


que el error básico en la política de Tirpitz había residido en dirigir la
reconstrucción de la Armada Alemana contra el abrumador poder de Gran
Bretaña, y que la principal de las dificultades de la Armada germana era
su inferioridad numérica y sólo adicionalmente la confusión de ideas
causadas por la falacia de la Política de Riesgo, él atribuyó todo en forma
exclusiva a la última... Esta falta de un preciso y claro entendimiento vició
en profundidad la de otro modo brillante y estimulante crítica a la
estrategia naval alemana durante la guerra. Inclinado a atribuir a las
disposiciones estratégicas una trascendencia fuera de toda proporción a
sus posibles alcances, le condujo a un punto de vista en exceso optimista
como a una fatal sobreestimación de la importancia de la posición
comparada con la fuerza material” (19). En realidad, la crítica fue un
tanto injusta. La intención de Wegener, al subrayar en forma reiterada el
valor de la posición, era destacar la dualidad del poder naval,
características que había pasado inadvertida para el mando naval
germano de la época.

f) Almirante Raoul Castex (1878 - 1968)

El Almirante Castex es, tal vez, el autor más prolífico sobre estrategia
marítima. Los cinco volúmenes de las “Teorías Estratégicas” encierran “la
investigación teórica más completa de la estrategia marítima aparecida
hasta ahora” (20).

Para el autor, la guerra en el mar estaba en íntimo enlace con la guerra en


tierra. Entre los factores de unión mencionó la reacción de la tierra sobre
el mar, la correlación marítimo-continental, las interferencias y las
operaciones anfibias. Asimismo, la estrategia marítima no se reducía a
buscar la batalla entre las fuerzas organizadas, como lo demandaba la
Teoría del Primer Objetivo; sino estaba sujeta a la situación estratégica
imperante generando un Orden Cronológico de las Operaciones. Por ello,
criticó con severidad a la Jeune Ecole por su desconocimiento del
significado de la fuerza organizada y de su influencia en el control del mar.
La maniobra estratégica en el mar concentró su atención en forma
preferente, dedicándole a su análisis un tomo completo. También evaluó
todas las operaciones a realizar en el mar. En relación a las operaciones
de conquista del control del mar sistematizó los métodos para producir la
batalla clasificándolos en: ofensiva de movimiento, geográfica y pseudo
61
geográfica. El avance tecnológico le preocupó de modo significativo, en
particular la introducción de nuevos medios tales como el submarino y el
avión. Por último, se internó en la geopolítica exponiendo la “Teoría del
Perturbador del Orden Mundial” y previó el rol a jugar por la Unión
Soviética en dicho contexto.

Como conclusión, en las páginas de las “Teorías Estratégicas” es posible


encontrar cualquiera de los temas teóricos que demanda el interés de la
estrategia marítima. Castex emplea para ello la historia como una
herramienta para acostumbrar al lector en el estudio estratégico de los
hechos pasados. Como es lógico, algunos de sus conceptos están
obsoletos, aún cuando son útiles para comprender la razón de las
decisiones adoptadas en ese entonces.

g) Bernard Brodie

Profesor y escritor norteamericano de gran prestigio, impartió clases o


prestó servicios en las Academias de Guerra de la Armada y Fuerza
Aérea, Universidad de Yale y la Rand Corporation. Su obra principal la
escribió en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial bajo el título “Guía
de Estrategia Naval”.

Corresponde a un análisis preliminar de la guerra en el mar y, aún cuando


con un enfoque teórico, está dirigido para el conocimiento del grueso
público. “Bernard Brodie encara un mahanismo evolutivo: mientras
proclama que sus libros no son sino una actualización de los de Mahan, él
adopta posiciones diferentes sobre un cierto número de puntos
esenciales, por ejemplo las relaciones entre la tierra y el mar o la utilidad
de la flota en potencia” (21). En el aspecto material y tecnológico, falla en
comprender que el Portaaviones, con sus aeronaves embarcadas,
desplaza al acorazado en su rol de buque capital en las grandes flotas.
Su obra “Strategy in the Missile Age” se interna de lleno en la conducción
de los conflictos, a nivel político, en la era nuclear.

h) Almirante de Flota S.G. Gorshkov (1910-1989)

En el transcurso de la última Guerra Mundial, Sergei Gorshkov ejerció


diversos mandos a flote en el Mar Negro. Se destacó por su espíritu de
organización y lucha en apoyo de las operaciones terrestres. A la edad de
31 años, una notable excepción, recibió el ascenso a contraalmirante.
Más tarde, el Primer Ministro Kruschev lo designó Comandante en Jefe de
la Armada Roja, cargo que detentó por más de veinte años. El gobernante
comunista desestimaba la significación de los grandes buques en la era
nuclear y ordenó su desmantelamiento. Sin embargo, la Crisis de los
Misiles de Cuba, que acarreó la caída de Kruschev en 1964, hizo
recapacitar al Kremlin sobre el valor del poder naval en su calidad de
herramienta política y expresión de poder del Estado.
62

En tal coyuntura, Gorschkov inició la colosal tarea de construir el poderío


marítimo del país. “Uno de los cambios más dramáticos del período post
Segunda Guerra Mundial ha sido la expansión de las actividades navales
y marítimas soviéticas. Hoy la Unión Soviética constituye una verdadera
potencia marítima. Desde el término de la Segunda Guerra Mundial
hasta los comienzos de 1970 los Estados Unidos mantuvieron una
incuestionable supremacía naval. Esto le concedía a los Estados Unidos
una gran flexibilidad en política exterior, y proporcionaba el primer escudo
occidental contra la agresión soviética” (22). La Armada Roja se
transformó de una Marina guardacostas en una oceánica con diversos
puntos de apoyo y bases desplegadas en todas las aguas del globo.
Asimismo, los buques mercantes, pesqueros y oceanográficos soviéticos
mostraban su bandera en los rincones más remotos de la tierra.

El Almirante Gorshkov, con gran habilidad, fundamentó su obra material


mediante escritos históricos. En ellos interpretó a Mahan, sin citarlo, bajo
el prisma marxista-leninista. Sus dos trabajos más conocidos en
Occidente fueron una colección de once artículos agrupados bajo el tema
“Navies in War and Peace” publicados en los años 1972-1973 y el libro
“The Sea Power of the State” editado en 1976. El último antecedente se
tradujo al castellano bajo el título “Las Fuerzas Navales”. El autor, al igual
que Mahan, apeló a la historia, distorsionándola en el caso de Rusia, con
el fin de avalar sus juicios. También citó, con profusión, a Marx y Lenin.

Para Gorshkov, el Poder Naval era indispensable para llevar a cabo una
política global; por consiguiente, si la Unión Soviética aspiraba a la
hegemonía mundial debía convertirse en potencia marítima. “La Marina
Soviética, como parte integrante de las fuerzas armadas, es un medio
seguro de protección del país y uno de los factores que refrenan a los
agresores. Sirve de importante instrumento de la política en tiempo de
paz, salvaguardando los intereses de la URSS. y apoyando a los países
amigos... El Partido Comunista, el Gobierno y el pueblo soviético dedican
gran atención al desarrollo de la marina” (23).

El Almirante soviético distinguió con precisión, aun cuando no las agrupó


en áreas de misión específicas, las tareas y objetivos de la Presencia
Naval y Disuasión a realizar en tiempos de paz. En cambio, las áreas de
misión durante la guerra, de control del mar y proyección, las denominó
respectivamente “Armada contra Armada” y “Armada contra la Costa”.

En vista de los múltiples objetivos a alcanzar a través del Poder Naval


abogó por la creación y mantención de una “Flota Balanceada”, integrada
por unidades de superficie, submarinas y aéreas equipadas con los
instrumentos y armas más modernos disponibles. Así la Armada tendría
la capacidad de afrontar con éxito cualquier clase de conflicto limitado o
ilimitado.
63
Geofrey Till opinó: “La obscuridad de la política soviética hace imposible
tener certeza sobre cuál ha sido realmente la contribución personal de
Gorshkov. Pero en el momento en que esto se escribe (1980), su
permanencia en el cargo, la aparente ausencia de rivales y el papel
dominante que ha jugado en destacar la importancia del poder naval en
su país, todo sugiere que merece ser reconocido como el principal
arquitecto de la Armada Soviética moderna” (24). Pero, la amenazante
Flota Roja se diluyó, en gran parte, junto con el desmoronamiento de la
artificial Unión Soviética.

i) La Jeune Ecole

No consiste en una escuela propiamente tal con una doctrina bien


definida. Más bien representa un grupo heterogéneo de escritores que,
por diversos motivos, pone en duda la validez de la fuerza organizada, el
control del mar y la batalla en calidad de método para lograrlo. En
cambio, propone solucionar la guerra en el mar con prácticas tales como
el corso, la acción de una armada integrada por numerosas unidades
pequeñas dotadas con los últimos adelantos técnicos para otorgarles la
máxima potencia ofensiva posible, la guerra de minas y otros. Este
movimiento también recibe diversos nombres, los más conocidos son:
Escuela Materialista, Cruiser School, Fortress Fleet School, etc. Como se
aprecia, existe la tendencia de incluir en la Jeune Ecole toda desviación
del pensamiento estratégico clásico u ortodoxo.

Alrededor de 1880, Francia se encontraba ante el problema de reconstruir


su poder naval. Gran Bretaña constituía su hipotético adversario. Ante la
abrumadora superioridad de la Armada Real no cabía pensar en una
carrera destinada a conseguir la paridad naval. En ese entonces, como
producto de la Revolución Industrial, estaban en etapa de experimentación
el torpedo, la mina, el submarino y al alto explosivo. El conjunto de estos
elementos era una seria amenaza para los buques capitales de la Fuerza
Organizada: acorazados con desplazamientos en progresivo aumento. En
1869, el barón francés Grivel afirmó: “La Guerra Comercial, la más
económica para la flota pobre, es al mismo tiempo la más adecuada para
restaurar la paz, ya que ataca directamente... a la misma fuente de la
prosperidad del enemigo” (25). Varios escritores y marinos galos
recogieron y ampliaron la tesis. Comentaron que la época de los
acorazados, las “Escuadras de Combate” y la “Batalla Naval” tocaba a su
fin dando paso a una era de pequeñas pero veloces torpederas,
cañoneras y cruceros-corsarios. Esta corriente de opinión recibió el
nombre de Jeune Ecole. “Niega, en esencia, la importancia de la fuerza
organizada y de la batalla de la cual depende su suerte, y profesa la
extraña creencia de que el objetivo primordial en el mar no es, como en
tierra, la destrucción del ejército principal del enemigo. Erige en sistema
eludir el combate. Es la apología de la guerra de corso como única forma
de lucha. Es la guerra de costas, encarada ofensiva y defensivamente...
en el orden material representa la fe en la nave minúscula, en la
64
“poussiere navale”, en elementos extravagantes como el buque cañón, el
aviso-mortero, etc., completamente inapropiados para una acción ofensiva
e incapaces para mantenerse en el mar... no todo era equivocado en las
teorías de la Jeune Ecole. Sus puntos de vista respecto al número, de la
velocidad, de la especialización de los elementos bélicos y de la
protección del conjunto por la reducción del tonelaje de cada unidad, son
bastante acertados; por los riesgos que derivan actualmente de los
medios submarinos y aéreos, vuelven a adquirir un valor insospechado”
(26).
Las extremadas exageraciones de los partidarios de la Jeune Ecole la
condujeron a su descrédito en la primera década del siglo XX. También
colaboraron a su desvanecimiento los escritos de los marinos franceses
Daveluy y Darrieux. Ambos rechazaron las erradas apreciaciones
apoyando sus argumentos, entre otras, en las operaciones de las fuerzas
navales de Chile y Perú en la Guerra del Pacífico.
Con frecuencia, personas con criterio poco sólido incurren en los mismos
errores de la Jeune Ecole impresionados por los efectos de la tecnología y
la introducción de nuevos medios. También, algunos circunscriben la
guerra en el mar al ataque de las comunicaciones marítimas vitales de
superficie o a la defensa de la costa. Olvidan que su objeto es el control
del mar para emplearlo en los propios fines negándoselo al enemigo. Por
último, conviene tener presente el amplio marco de la estrategia marítima
cuya acción se hace sentir tanto en la guerra como en la paz.

j) Otros tratadistas

Numerosos escritores británicos destacaron después de la Segunda


Guerra Mundial. El Capitán de Navío S.W. Roskill, un notable historiador
naval, analizó los aspectos estratégicos de las operaciones de la Armada
Real en diferentes épocas. En tanto Ken Booth y James Cable se
especializaron en la evaluación de la influencia del Poder Naval en la
Política Exterior de las naciones. En 1987, Geoffrey Till publicó “Maritime
Strategy and Nuclear Age” considerada la síntesis más actualizada y
completa sobre el tema.
En Norteamérica se distinguió un alemán emigrado. “Herbert Rosinski,
personaje de un talento excepcional pero depresivo, no dará a la
estrategia naval ni a los estudios sobre Clausewitz los estudios mayores
que sus primeros ensayos hacían prever” (27). En 1977, el Naval War
College Press compiló sus artículos y los editó bajo el título “The
Development of Naval Thought”. El Vicealmirante Stanfield Tunner, autor
de un breve artículo en el “Naval War College Review” enero-marzo de
1974, definió con precisión las áreas de misión de la Armada
Norteamericana: Disuasión Estratégica, Presencia Naval, Control del Mar
y Proyección del Poder. Este novedoso ordenamiento de las tareas y
objetivos a lograr por el Poder Naval durante la paz y la guerra, se ha
65
generalizado con las adaptaciones que cada Marina introdujo para su
caso particular.
En 1996, la Armada Británica publica “The Fundamentals of British
Maritime Doctrine. BR 1806”. Su intención consiste en difundir la nueva
orientación del pensamiento estratégico de la Armada Real para aplicarlo
durante la paz, crisis y guerra. Lo enmarcan las políticas internacionales y
de seguridad del Reino Unido. El texto contiene valiosos conceptos
estratégicos de validez universal.

La Armada de Estados Unidos periódicamente edita sus doctrinas


estratégicas. Posterior al desplome de la ex Unión Soviética y
desvanecimiento de la poderosa Flota Roja se despreocupa del control del
mar. Su atención prioritaria radica en la proyección del poder militar desde
el mar. En 1987, “From the Sea” refleja con nitidez este cambio de
alineación. Las publicaciones siguientes constituyen variaciones sobre el
mismo tema. En junio recién pasado, aparece “Sea Power 21.
Operational Concepts for a New Era”, la médula de la doctrina la
denomina “Sea Strike”, “Sea Shield” y “Sea Basing”. Lo anterior responde
a la idea de materializar un despliegue adelantado y encontrarse
preparado para ejecutar una guerra preventiva carente de apoyo terrestre.

3. ELEMENTOS DE LA ESTRATEGIA MARITIMA

3.1 GENERALIDADES

La estrategia marítima está encausada por tres elementos que constituyen una
tríada, a saber:

 La Fuerza.
 La Posición Estratégica.
 Las Comunicaciones Marítimas.

Estos tres elementos, a su vez, son los objetivos estratégicos naturales de la


estrategia marítima. El conductor, en forma permanente e ineludible, se
encuentra obligado a conjugarlos con el propósito de alcanzar el control del
mar, fin último de la estrategia marítima. Todo otro objetivo la desvía de su
camino y consiste en una interferencia impuesta por la Estrategia Total o la
Unidad de la Guerra. La Fuerza y la Posición componen el Poder Naval. En
tanto los tres elementos integran el Poderío Marítimo. Como se puede
apreciar, a nivel estratégico los objetivos necesariamente son de naturaleza
física, ellos soportan la violencia de las armas. Asimismo cabe hacer notar que
en el horizonte estratégico los términos destruir, neutralizar y desgastar se
refieren a las capacidades estratégicas del objetivo. A modo explicativo, un
objetivo se destruye cuando se invalida su capacidad estratégica en forma
permanente; se neutraliza al anularlo temporalmente y se desgasta al disminuir,
de modo efectivo, sus aptitudes para cumplir con su misión o interferir la propia.
A continuación se evalúan los objetivos naturales de la estrategia marítima.
66

3.2 LAS COMUNICACIONES MARITIMAS

a) Introducción

Mahan afirma: “El mar es el más grande de los medios de comunicación


mundial” (28). Pero, en el mar no existen caminos reales para el comercio
exterior o interno, sino incontables rutas por donde surcan los buques
desde sus puertos de origen a sus destinos. Las comunicaciones
marítimas no son vías físicas, sólo se materializan cuando hay buques de
transporte navegando con sus cargas. Se cortan al destruir o capturar las
naves y su cargamento, o bien se impide su tránsito en alguna área por
medio de la amenaza de hacerlo. Asimismo, se protegen cuando se
defienden barcos de carga específicos. Al no comprender esta realidad se
comenten graves errores en la conducción de la guerra en el mar. Por lo
general, el control de las comunicaciones marítimas polariza la estrategia
marítima. En incontables oportunidades, corresponde al móvil principal
que la anima. Respecto al tráfico oceánico J. R. Hill afirma: “Este
constituye el tipo de operación de uso del mar que tuvo mayor importancia
en ambas grandes guerras de este siglo (Primera y Segunda Guerra
Mundial). A menudo se ha dicho que si bien no constituían operaciones
que permitieran ganar guerras, en caso de no haber tenido éxito se
hubieran perdido ambas” (29).

Cada nación asigna importancia a sus comunicaciones marítimas según


sea su grado de dependencia; es decir, de acuerdo a su Condición
Geográfica Esencial. Si para un Estado le son vitales en épocas
normales, su control se convierte en una necesidad insoslayable en
tiempo de conflicto. Además, tiene que considerarse la trascendencia de
las comunicaciones marítimas en las operaciones bélicas previstas y su
influencia en el resultado final de la guerra. La sumatoria de ambos
requerimientos señala el esfuerzo necesario a realizar para lograr el
adecuado dominio sobre las comunicaciones marítimas propias y de las
del enemigo.

Las comunicaciones marítimas para los fines de la guerra se dividen en


militares, mantenimiento y económicas. Esta clasificación tiene sólo valor
como ordenamiento teórico pues todas concurren directa o indirectamente
al esfuerzo de la guerra y además se mezclan. Sin embargo, en
ocasiones alguna de ellas puede revestir en ciertos momentos una
importancia crítica para la suerte de la guerra o una campaña. Asimismo,
conviene tener en cuenta que las comunicaciones económicas son
permanentes, las de mantenimiento periódicas con ciclos definidos y las
militares eventuales de acuerdo a la necesidad a satisfacer:
concentración, despliegue, refuerzo, reserva estratégica, fuerza anfibia o
evacuación. Tratadistas, con toda razón, las engloban como “Transporte
Estratégico”.
67

b) Características de las Comunicaciones Marítimas

(1) FLEXIBILIDAD

Las comunicaciones marítimas tienen un amplio espacio donde


materializarse. Dicha vastedad les otorga una relativa seguridad.
Esta característica la aprovecha el Control Naval del Tráfico Marítimo
en el ruteo de las naves mercantes. La superficie del mar carece de
accidentes o desniveles, por tanto, sus comunicaciones no están
encauzadas por la geografía como las terrestres. No necesitan
carreteras, rieles, ductos u otra obra del hombre para su circulación
expedita. Lo anterior, les conceden una tremenda flexibilidad.

(2) VAN Y VUELVEN

En relación a la Patria, las comunicaciones marítimas del comercio


exterior zarpan con las mercaderías de exportación y recalan con las
importaciones. Respecto a los Teatros de Operaciones también
fluyen en dos sentidos. Desde la Zona Corazón acarrean las
necesidades militares y de mantenimiento, mientras evacuan los
reemplazos, heridos, material dañado, excedentes, etc. En síntesis,
sirven para satisfacer las demandas de los Campos de Acción Bélico,
Económico e Interno. Por tal causa revisten importancia estratégica,
económica y política.

Las comunicaciones marítimas disponen de un extenso escenario


donde materializarse, circunstancia que obliga realizar grandes
desplazamientos con la consiguiente dispersión de medios navales
para defenderlas o atacarlas.

(3) INFLUENCIA DE LA GEOGRAFIA

Aún cuando las líneas de comunicaciones marítimas en su tránsito,


no están subordinadas a la geografía, ella influye incrementando su
densidad en ciertas áreas. Lo anterior se especificó en el capítulo
precedente. Para la guerra en el mar se hace perentorio determinar
con precisión las zonas de densificación del tráfico marítimo,
denominadas de confluencia o focales. (La Armada de Estados
Unidos las engloba bajo el término de CHOKE AREA). Pues éstas
concentran las operaciones de ataque y defensa de las líneas de
comunicaciones marítimas. Por lo general, constituyen áreas muy
sensibles para los adversarios y su control hasta puede definir la
contienda en el mar con gran efecto para la suerte del conflicto.
68

c) Fisonomía de las Comunicaciones Marítimas

(1) DETERMINACION

Consiste en el aspecto general ofrecido por el sistema de


comunicaciones marítimas de un país. En palabras más gráficas,
representa la fotografía del transporte marítimo de una nación en un
momento dado. Se distinguen dos clases de fisonomías: la de
tiempo de paz y la de guerra.

(2) FISONOMIA DE TIEMPO DE PAZ

Se obtiene de las estadísticas del tráfico marítimo de un país. Con


ellas se definen las direcciones generales del transporte marítimo de
ultramar y cabotaje. Además, puede establecerse la frecuencia del
tránsito de los buques, el monto y la calidad de la carga en un plazo
determinado.

(3) FISONOMIA DE TIEMPO DE GUERRA

La fisonomía de tiempo de paz se conjuga con las “Hipótesis de


Guerra”. Se individualizan las nuevas necesidades de transporte
generadas por el conflicto y las posibles amenazas que afectarían a
las comunicaciones marítimas. Con ello, se estaría en condiciones
de deducir las modificaciones a introducir al sistema general para
anular o atenuar los daños y satisfacer los requerimientos de la
guerra.

Las variaciones a sufrir por las comunicaciones marítimas, son las


siguientes:

 Desviación.
 Supresión.
 Creación de nuevas (Militares y de Mantenimiento).
 Tonificación.
 Debilitación.

El cuadro resultante de este proceso constituye la “Fisonomía de


Tiempos de Guerra”.
69

d) Las Comunicaciones Marítimas y el Derecho Internacional

(1) SINTESIS HISTORICA HASTA LA DECLARACION DE PARIS

Desde tiempos remotos existen dos tendencias extremas referente a


la propiedad de los mares. Una pretende apoderarse de su
superficie ejerciendo el monopolio de las Comunicaciones Marítimas
y ellas pasan a ser pertenencias del Estado y sus súbditos. La otra,
por el contrario, procura la libertad de los mares para ejercer
cualquier actividad en ellos. Ambas posturas responden sólo al
exclusivo interés de sus eventuales patrocinadores y se modifican
según las circunstancias. Geoffrey Till hace una interesante
acotación: “Mientras que para los beligerantes el mar es campo de
batalla, para los neutrales... es un amplio espacio común donde se
mueve el tráfico de mercaderías esenciales para el bienestar
humano. Esta dualidad es causa de conflictos, no sólo entre
beligerantes y neutrales, sino en ocasiones también entre los
intereses comerciales de un país empeñado en guerra y su propio
gobierno” (30).

En la antigüedad, el Mediterráneo fue un lago romano. Más tarde,


Venecia se apoderó del Mar Adriático y Génova hizo lo mismo con el
de Liguria. En 1496, el Papa Alejandro VI dividió al mundo en dos,
entre España y Portugal. En 1609, el jurista holandés, Hugo Grocio
escribió el libro “Mare Liberum” concluyendo: “Por tanto el mar es
una de esas cosas que escapan al comercio y no son susceptibles de
propiedad privada” (31).

Veinte años más tarde, el británico John Selden en su “Mare


Clausum” abogó por la apropiación de los mares avalando las
pretensiones de la corona de su país para adueñarse del Canal de la
Mancha y el Mar del Norte. Con el tiempo, se impuso la teoría de
Grocio, pero se permitió a las naciones ejercer soberanía sobre una
franja de aguas costeras: el mar territorial.

El Congreso de Paz reunido en la capital francesa, con el propósito


de finiquitar la Guerra de Crimea, resolvió, además, regular ciertos
aspectos del derecho marítimo en tiempo de guerra. El 16 de abril de
1856, se formuló la llamada Declaración de París. Sus cuatro puntos
principales especificaron lo siguiente:

“(a) El corso queda abolido.


(b) El pabellón neutral cubre la mercadería enemiga, excepción
hecha del contrabando de guerra.
(c) La mercadería neutral, con excepción igualmente del
contrabando de guerra, no puede ser apresada bajo el pabellón
enemigo.
70
(d) Los bloqueos, para ser obligatorios necesitan ser efectivos” (32).
En este Congreso participaron las grandes potencias europeas, por
consiguiente, la Declaración tuvo categoría de reglamentación
universal a pesar que algunos países, entre ellos Norteamérica, no
se adhirieron. Con sus cláusulas, en especial la segunda y tercera,
la guerra en el mar perdió su razón de ser principal. Gran Bretaña
propició la Declaración en el convencimiento de mantenerse neutral
en los próximos conflictos, reinaba la “Paz Británica” en todo su
esplendor. Ella le concedía la más amplia autorización para
comerciar con los futuros beligerantes. La Convención fue reiterada
en sus términos generales en la Haya en 1899 y 1907 y en Londres
1909.

(2) DESDE LA DECLARACION DE PARIS HASTA EL PRESENTE

Al estallar la Primera Guerra Mundial, Gran Bretaña, en un rol


protagónico, dispuso medidas de dudosa legitimidad para sus buques
mercantes. Estos fueron artillados y se les ordenó señalar por radio
la presencia de submarinos y embestirlos en caso de ser detenido
por uno de ellos. En noviembre de 1914, declaró el Mar del Norte
como Zona de Guerra “lo que significaba que desde esa fecha ese
mar quedaba cerrado incluso para los países neutrales, al tráfico
comercial. Con tal conducta Inglaterra fue la primera potencia que se
colocó fuera de las normas vigentes del Derecho Internacional, y
adaptó ese mismo derecho a las peculiares necesidades de sus
operaciones” (33). Ejerció el derecho de visita y registro a los
mercantes, los desvió a sus propios puertos y clasificó,
gradualmente, a toda clase de carga como contrabando de guerra.

Por su parte, Alemania declaró Zona de Guerra todas las aguas


circundantes de Gran Bretaña e Irlanda en febrero de 1915. La
campaña submarina sufrió altos y bajos por causa de las protestas
de los neutrales, la poca habilidad diplomática y la deficiente
propaganda germana. En febrero de 1917, el Káiser notificó al
mundo la guerra submarina sin restricciones. Esta resolución
acarreó casi el colapso de Gran Bretaña; luego, el ingreso a la guerra
de Estados Unidos produjo la derrota de las Potencias Centrales.

Terminado el conflicto, el Reino Unido propuso, en diversas


oportunidades, la prohibición del “Arma Pérfida” que amenazó su
existencia: el submarino. En la Conferencia de Washington se trató
el tema sin resultados definitivos. “El tratado que reglamentaba el
empleo de los submarinos en tiempo de guerra o Acuerdo Root, se
basaba en las normas internacionales que regulaban la actuación de
los buques de superficie respecto a los barcos mercantes, tanto
neutrales como enemigos. La reglamentación prescribía que ningún
buque mercante podía ser capturado sin ser previamente sometido a
visita para determinar si podía o no ser objeto de captura, ningún
barco mercante podía ser atacado, salvo si se negara a seguir las
71
órdenes y la ruta indicada; y en ningún caso podía ser destruido un
buque mercante si antes no se habían puesto a salvo pasajeros y
tripulantes. En el articulado se prescribía asimismo el empleo de
submarinos para la destrucción del tráfico mercante. Sin embargo,
puesto que la entrada en vigor del tratado sobre el empleo de los
submarinos quedaba supeditado a la ratificación por parte de todas
las potencias, el tratado permaneció como un papel sin valor, ya que
ninguna de ellas lo ratificó” (34).

Desde el inicio de la Segunda Guerra Mundial, los beligerantes, en la


práctica, utilizaron sin restricciones el submarino, el avión y la mina
para destruir el tráfico marítimo adversario. Para tal propósito
instauraron zonas de guerra, las que fueron extendiéndose hasta
abarcar todas las aguas del globo.

Castex concluyó: “En tiempo de paz, el mar es libre para todo el


mundo. En tiempo de guerra pertenece, teóricamente, al más fuerte,
el cual desaloja o trata de desalojar del mismo a su enemigo o a los
neutrales que asumen una actitud inamistosa, y esto en la medida
que se lo permitan sus medios políticos y militares” (35).
Recapitulando, los poderosos cuando fueron neutrales impusieron
por la fuerza la libertad de los mares, pero si tomaron parte en el
conflicto no dudaron en atropellar los derechos de los neutrales
donde y cuando convino a sus intereses.

Para agregar más subjetividad al tema, en conflictos locales los


beligerantes han atacado al tráfico comercial enfrentando la condena
internacional. “Pese a la presencia naval de EE.UU. y Gran Bretaña
en los accesos al Golfo Pérsico, la guerra entre Irak e Irán
comenzada en 1980 había causado hacia 1984 averías o
hundimientos de sesenta barcos mercantes neutrales. Los ataques
eran efectuados por aeronaves de ambos contendientes. El costo de
las primas de seguros de los seguros de los buques que llegaban
hasta Bander Komeini, al fondo del Golfo, fue fijado en 20 por ciento
del valor del casco, y de 7,5 por ciento para los que alcanzaban la
isla Karg, ochenta millas al sudeste” (36). De esta forma los privados
absorbieron los mayores costos y riesgos de la guerra.

e) Zonas de Guerra

Durante los conflictos, los Estados acostumbran a declarar Zonas de


Guerra o de Exclusión. Estas son áreas marítimas ubicadas en las
aproximaciones del litoral adversario donde se restringe o prohíbe el
tránsito de buques mercantes enemigos o neutrales. Las naves
comerciales navegan dichas aguas bajo su propio riesgo pues están
sujetas al ataque, sin previo aviso ni restricciones, de submarinos,
aeronaves, misiles, minas, artillería u otra arma. Es el método ideado
para emplear, de modo adecuado, medios incapaces de identificar los
72
blancos ni menos rescatar a las tripulaciones náufragas. Asimismo,
constituye el procedimiento en que se apoya el bloqueo económico de un
país pues pretende cortar su libre comercio con los neutrales. La facultad
de establecerla está condicionada a factores políticos, económicos y
estratégicos.

La Zona de Guerra, a fin de ser respetada, debe estar avalada por medios
apropiados y la amenaza materializarse de inmediato en caso de
violaciones. De no ser así, pierde eficacia y credibilidad. Por último, cabe
advertir que la Zona de Guerra carece de sanción legal; en otras palabras,
no se le contempla en el Derecho Internacional. Sólo la respalda la
costumbre y la fuerza.

Ejemplos Históricos:

I Guerra Mundial.

El 16 de febrero de 1915, Alemania declaró una Zona de Guerra alrededor


de las Islas Británicas en la cual “todo buque mercante será destruido sin
que sea posible evitar dañar a la dotación y pasajeros, siendo, asimismo,
imposible evitar ataques a buques neutrales confundidos con los del
enemigo” (37). Las protestas de Norteamérica, provocadas por el
hundimiento del Lusitania y el Arabic, hicieron que el Káiser suspendiera la
guerra submarina contra el tráfico mercante al O. de Gran Bretaña. Se
renovó esta campaña a principios de 1917.

Conflicto de las Falklands.

“El Reino Unido había anunciado la existencia de una Zona de Exclusión


alrededor de las Falkland que sería efectiva desde las 04.00 hora Zulú, del
12 de abril, poco más de cuatro días a partir de ese momento... a las
06.00 de la mañana siguiente sintonizamos el Servicio Internacional de la
BBC, por el que nos enteramos de que los argentinos habían respondido a
la declaración británica de una Zona de Exclusión con otra determinada
por ellos, a doscientas millas de la tierra firme y de la costa de las
Malvinas” (38). Posteriormente, estas Zonas de Exclusión se prestaron
para que las fuerzas de Flomar intentaran atacar a la FTA británica desde
el exterior de ellas.
73
74
3.3 LA POSICION

a) Introducción

La estrategia no concibe resolución alguna sin antes considerar la


geografía. “Todo lo que se relaciona con el relieve submarino,
climatología, mareas, corrientes, etc. forma parte, evidentemente de la
geografía. Las ventajas o inconvenientes que resultan, para la
navegación, de estas particularidades hidrográficas, deben incluirse entre
los factores geográficos que ejercen influencia sobre las operaciones”
(39). Pero, es prudentes recordar que en el mar la geografía pierde
relevancia estratégica a medida las costas se alejan.

En la guerra marítima, el factor geográfico fundamental reside en la


posición estratégica. En un concepto actualizado y resumido, se la define
como el área geográfica cuya ubicación y conformación la hace gravitar
sobre el o los objetivos estratégicos a lograr por medio de la fuerza naval.
Cuando la posición afecta a las líneas de comunicaciones vitales de
superficie propias y del enemigo su influencia se convierte en decisiva
para un conflicto de carácter marítimo.

En la guerra en el mar siempre conviene tener presente la dualidad del


poder naval: fuerza y posición. “Con la posición estratégica solamente no
es posible ganar una guerra - ciertamente que no - pero con la flota
únicamente tampoco. Las dos cosas se complementan” (40). En efecto,
la posición en sí carece de influencia efectiva, la fuerza desplegada en ella
le otorga vida y peso estratégico. Hay países cuyos territorios constituyen
una posición. Tal es el caso de Gran Bretaña con respecto al Atlántico y
Mar del Norte, Italia en el Mediterráneo, Japón en el Pacífico
Noroccidental y Chile en el Pacífico Suroriental y Atlántico Sur. Esa
situación geográfica, aprovechada por el Estadista y el pueblo respectivo,
le otorga a la nación favorecida una enorme relevancia política, económica
y estratégica. Al no acontecer esta concurrencia de esfuerzos los
beneficios se pierden e incluso se transforman en desventajas pues las
grandes potencias pretenden su dominio. Mahan, sin eufemismo, señala:
“El control de los mares, especialmente a lo largo de las grandes rutas
trazadas por el interés nacional o el comercio nacional, es el principal de
los elementos puramente materiales de la potencia y prosperidad de las
naciones... Para asegurar tal control, es indispensable apoderarse,
cuando esto puede hacerse correctamente, de aquellas posiciones
marítimas que contribuyan a asegurar el dominio” (41). Estas reflexiones
incentivaron a Norteamérica para tomar posesión de las Islas Hawai,
Filipinas, Puerto Rico, Guantánamo y Panamá. Los procedimientos
empleados distaron de ser correctos.
75
Ejemplos Históricos:

I Guerra Mundial.

“Al estallar el conflicto, Inglaterra se encontraba en una posición


estratégica extraordinariamente favorable. Las arterias de su comercio se
encontraban en el Atlántico, fuera del alcance de la flota alemana, situada
en el Elba. En cambio, las rutas del tráfico marítimo alemán podían ser
interrumpidas fácilmente en el canal de la Mancha y cerca de Escocia”
(42).

Chile en la Colonia.

“Por otra parte, la situación geográfica de Chile, camino obligado hacia el


Perú, que era el corazón de la monarquía hispano americana, impelía a
mantener su defensa sin olvidar que el primero surtía al último de
productos agropecuarios indispensables para su subsistencia. Su
descuido o abandono habría equivalido a poner en riesgo la mantención
del virreinato, a dejar el paso impune al mar Pacífico a ingleses y
holandeses por las vías del Estrecho de Magallanes o del Cabo de Hornos
y a favorecer su segura y rápida instalación en los territorios ocupados...
Chile era una llave decisiva, era la avanzada, la marca indiana del Pacífico
Sur” (43). Esta excelente ubicación geográfica explica, por sí sola, el
origen de las crisis por la Patagonia y el Beagle.

b) Significado estratégico de la posición

Corresponde a uno de los tres objetivos estratégicos naturales de la


estrategia marítima, es decir, aquellos directamente conexos con el control
del mar. Su mayor relevancia radica en darle persistencia a la fuerza en el
área de operaciones. Por tanto, requiere otorgarle a la flota un mínimo de
apoyo, en ocasiones éste se reduce a un fondeadero. La posición
encierra un concepto logístico, mientras mayor es la magnitud del apoyo
más importancia reviste esa posición. En consecuencia, ella está
asociada con la noción de base, pero una base no siempre constituye una
posición.

En el aspecto estratégico la posición favorece la ofensiva contra los


objetivos del adversario y, a la vez, facilita la defensa de los propios.
Asimismo, una buena posición, o una red de ellas, concede flexibilidad a
la maniobra estratégica.
76
Ejemplos Históricos:

II Guerra Mundial.

La Base Naval de San Francisco no era una posición, en tanto, la base


naval de Pearl Harbor integraba la posición de Norteamérica en el Pacífico
Central. Dicha posición fue el punto desde donde inició su avance hacia
Japón metropolitano.

c) Requisitos de una posición

Estratégica : Ubicación.
Táctica : Autonomía defensiva.
Logística : Capacidad de apoyo.

El primero es el requisito básico que le da el valor real a una posición.


Está referido a su situación relativa a él o los objetivos estratégicos a
lograr a través del poder naval. Los otros dos, aún cuando importantes,
tienen una categoría complementaria.

La autonomía defensiva abarca los tres frentes: terrestre, marítimo y


aéreo. Lo ideal es que la posición no constituya una servidumbre para la
fuerza o coarte su libertad de acción. Por tanto necesita brindar seguridad
efectiva tanto en el fondeadero como al zarpe o recalada. Lo anterior,
faculta mantenerse en el surgidero sin desgastar los equipos, maquinaria
y armamento de las unidades navales y aeronavales. En consecuencia, la
flota puede permanecer, por largo tiempo, operativa y lista para hacerse a
la mar cuando se ordene.

La capacidad de apoyo logístico tiene efecto directo en la prolongación de


los plazos de despliegue de la fuerza en el área de operaciones. Incluso
debe permitir el entrenamiento del conjunto completo y así conservar la
eficiencia combativa. Los diques flotantes, buques madres, maestranzas,
hospitales, depósitos, gabarras y otros elementos móviles son buenos
implementos para incrementar la capacidad de apoyo logístico de una
posición.
77
Ejemplos Históricos:

I Guerra Mundial - Ubicación.

Lord Fisher “Jugando con un compás, llegó a descubrir, especialmente, el


gran valor de Scapa Flow para la flota británica en razón de su proximidad
a la salida septentrional del mar del Norte. No sólo se descubrió el valor
de esta base, sino también el punto mismo, pues hasta entonces se
poseían únicamente informaciones muy vagas sobre este fondeadero”
(44). La Gran Flota británica se desplegó en Scapa Flow cortando el
tráfico marítimo hacia y desde Alemania mientras protegió su sistema de
comunicaciones de ultramar.

II Guerra Mundial. Autonomía Defensiva.

La Armada Real estimaba asegurada la capacidad antisubmarina de


Scapa Flow. “El Kirk Sound era una de las menos importantes entradas
de Scapa Flow y forma uno de los brazos del Holm Sound. Estaba
protegida por una barrera de barcos fondeados a través de los puntos más
estrechos. Gobernando con habilidad y determinación, parecía posible a
una pequeña embarcación forzar este paso... La operación debía iniciarse
con marea entrante, para despegar pronto en caso de tocar fondo y
atravesar rápidamente el canal de entrada. Después de cruzar la barrera
de barcos había que penetrar en la ensenada, actuar rápidamente contra
las unidades pesadas allí fondeadas y buscar nuevamente la salida antes
de que la corriente alcanzase el máximo de intensidad” (45). El Capitán
de Corbeta Gunther Prien, en la noche del 13 al 14 de Octubre de 1939,
con el U-47 ingresó en superficie por el angosto canalizo, luego se
sumergió y hundió con torpedos al acorazado Royal Oak. Para terminar
su hazaña, afloró y se retiró por el mismo Kirk Sound.

d) Bases Navales

(1) INTRODUCCION

Las bases son puntos de apoyo logístico para las fuerzas navales y
pueden o no estar instaladas en la posición. Las fuerzas resultan
afectadas por su propia actividad en el cumplimiento de las tareas
encomendadas. Para evitar desplazamientos estériles, con el
consiguiente gasto de tiempo y abastecimientos, requieren de bases
en áreas cercanas a sus teatros de operaciones.

La posición involucra la idea de operaciones pues, constituye un


elemento de orden estratégico. En cambio, las bases consisten en
emplazamientos destinados a la provisión de suministros,
reparaciones, mantenimiento, etc., implicando un concepto logístico.
78
Las bases no corresponden a refugios o santuarios dedicados al
cómodo reposo. Pues, mientras la fuerza permanece inactiva en
ellas entrega el mar al enemigo. Recapitulando, la estadía en las
instalaciones de una base debe reducirse al mínimo indispensable
para satisfacer las necesidades logísticas. Además, es conveniente
que las unidades estén siempre listas para hacerse a la mar en caso
de emergencia. Lo contrario, produce la nefasta Flota en Potencia,
en la más completa inactividad.

(2) REQUISITOS MAYORES Y MENORES DE UNA BASE

La base, al igual que la posición, posee una escala de valores


relativa. Para determinar sus méritos referente a otra se mide el
grado de cumplimiento de tres requisitos mayores y cuatro menores.
Los mayores involucran sus características estratégica, táctica y
logística. En tanto los menores distinguen aspectos logísticos y
tácticos suplementarios. La conjunción de los siete requerimientos
determina la importancia de la base.

(a) Requisitos Mayores


Estratégico : Ubicación en relación a la posición.
Táctico : Autonomía Defensiva.
Logístico : Capacidad y calidad del apoyo (natural o por
acopio)

(b) Requisitos Menores


Climatología.
Facilidad de Acceso (Número de entradas y características
hidrográficas).
Amplitud del Fondeadero.
Comodidades para el descanso del personal.

(3) CLASIFICACION DE LAS BASES

Las bases consideran dos parámetros para su clasificación:


importancia y permanencia.

(a) Importancia

Principal : Generalmente ubicada en la Patria.


Secundaria : Situada en el TT.OO. o en la posición.
Fondeaderos de Guerra : Emplazados en la Posición.
79
(b) Permanencia

Permanentes : Fijas situadas en tierra.


Transitorias : Avanzadas establecidas en tierra. GAM
(Flotantes).

(4) COMENTARIO SOBRE EL APOYO LOGISTICO

En los conflictos de la Falklands y el Golfo, la fuerza naval demostró


una extraordinaria persistencia ofensiva operando durante largos
períodos en áreas muy alejadas de las bases principales. Esta
notable característica fue heredada de los revolucionarios métodos
introducidos por EE.UU. al sistema logístico naval. En la Segunda
Guerra Mundial, el Almirante Nimitz los aprovechó a fin de ejecutar su
impresionante avance por el Pacífico Central, sorprendiendo al
mando japonés. Las flotas de los EE.UU. combatieron a miles de
millas de su patria, donde estaban emplazadas sus bases
principales, y muchas unidades no retornaron a ellas por años. En
las Falklands, los británicos, incluso, realizaron importantes
reparaciones en la mar a sus unidades averiadas, las cuales no se
segregaron del dispositivo.

Sobre el apoyo logístico a la ofensiva estratégica norteamericana en


el Pacífico, el Almirante francés de Belot comentó: “Desarrollaron
primero el tren de Escuadra mediante la construcción de nuevos
barcos rápidos: buques de abastecimiento, buques talleres, buques-
hospital. No solamente el abastecimiento de combustible, sino
también el aprovisionamiento de municiones de artillería y torpedos
se efectuaba corrientemente en la mar... El tren de Escuadra, al que
los norteamericanos llaman Maintenance Fleet, era, en realidad, una
verdadera base móvil que permitía a las Escuadras permanencias
muy largas en la mar, hasta tal punto que la duración de las
operaciones se limitó no por la servidumbre del abastecimiento, sino
por la fatiga del personal... La Maintenence Fleet no bastaba. Hacían
falta bases avanzadas para la preparación de las ofensivas anfibias.
Las grandes bases de la costa de EE.UU... estaban demasiado lejos.
Pearl Harbour, que había experimentado un considerable desarrollo,
estaba también demasiado a retaguardia. Los norteamericanos
crearon bases avanzadas temporales en las proximidades de las
zonas de primera línea... con el avance, algunas de ellas eran
abandonadas, en beneficio de otras más próximas a las operaciones
en curso. En esos casos decían que procedían al enrollamiento de
las bases de retaguardia. (Rolling up the back areas)... Para carenar
y reparar los barcos, los norteamericanos construyeron diques
flotantes de nuevo tipo. Cuando los Almirantes japoneses supieron
de su existencia, quedaron estupefactos. Al principio de la guerra
contaban con que los barcos norteamericanos averiados en sus
obras vivas no estarían ya en condiciones de llegar a los puertos de
80
reparación o, por lo menos, que quedarían largo tiempo inútiles. Una
de las suposiciones en que se basaban sus planes estratégicos se
revelaba como errónea” (46).

e) La posición y el avance tecnológico

El factor geográfico no pierde su relevancia para la estrategia marítima a


pesar de las mejoras introducidas al reabastecimiento a flote y los
avances tecnológicos, en particular a la propulsión. Siempre persisten los
tres factores limitadores de la permanencia de una fuerza naval en el mar:

(1) Abastecimiento: (Munición, combustible, consumos, repuestos,


víveres, etc.)

(2) Mantenimiento: (Automantención, recorridas, reparaciones, etc.)

(3) Personal: (Descanso, reemplazos, etc.)

Aún cuando los buques con propulsión nuclear, en singular los


submarinos, cuentan con combustible para operar dos o tres años tienen
que regresar periódicamente a sus bases por necesidades de mantención
del material y descanso del personal.

Los buques a vela tampoco necesitaban combustible ni menos recorrer o


reparar maquinarias complejas. Sin embargo, debían retornar a sus
bases para reabastecerse de víveres, agua, munición y otras
insuficiencias, además dar descanso a las dotaciones.

Las grandes potencias marítimas realizan considerables esfuerzos para


conservar sus redes de posiciones estratégicas. Norteamérica mantiene
posiciones en el Atlántico, Caribe, Pacífico e Indico, con tal propósito
suscribe pactos políticos, militares y convenios de arrendamiento. Nada
hace suponer que esta situación pueda variar en un futuro cercano. En el
presente, mediante el “Sea Basing”, la marina estadounidense intenta
liberarse del apoyo brindado por bases terrestres durante los conflictos
locales.

Ejemplos Históricos:

Primer Conflicto del Golfo.

Los primeros transportes en recalar a Arabia Saudita fueron los cinco


buques de “preposicionamiento” desplegados en Diego García.
Transportaban el equipo y abastecimiento de una Brigada de Infantería de
Marina. Asimismo la posición Diego García se empleó como base aérea
para los B-52 que bombardearon Irak.
81
3.4 LA FUERZA

a) Introducción

El empleo de la fuerza corresponde al campo táctico. En el ámbito


estratégico está representada por la “Fuerza Organizada”. Recibe este
nombre por cuanto está organizada para dar la batalla contra la fuerza
equivalente del enemigo. Si el choque acarrea la destrucción del
adversario, es la “Batalla Decisiva” con que se conquista el Control del
Mar.

Los cruceros auxiliares, submarinos, aeronaves y otros medios


independientes de la fuerza organizada, contribuyen a su éxito, ya sea
incluidas dentro de la maniobra o produciendo la diversión de medios
adversarios en otros teatros excéntricos. Pero estas últimas acciones son
efectivas sólo cuando desvían mayores fuerzas que las utilizadas en la
tarea de distracción.

Ejemplo Histórico:

II Guerra Mundial. Midway.

El Almirante Yamamoto resolvió conquistar Midway para así atraer a la


“Fuerza Organizada” norteamericana a la batalla decisiva. “El Plan del
Jefe de la Flota contaba con los siguientes elementos: Tres días antes del
comienzo de la invasión (fijada para el día N), una pequeña agrupación de
portaaviones (Kakuta) debía dirigirse contra la base de Dutch-Harbour en
las Aleucianas, atrayendo de este modo hacia el norte la atención de los
nortamericanos. Al día siguiente (N menos 2), la verdadera Flota de
Portaaviones (Nagumo) debía atacar por sorpresa las Midway desde el
noroeste” (47). El Almirante Nimitz, quien disponía de excelente
inteligencia, no dividió sus portaaviones y los concentró al Noreste de
Midway. El Almirante Spruance, por medio de la aviación embarcada,
destruyó a los cuatro portaaviones japoneses frustrando así la invasión a
la Isla.

b) La validez del concepto Fuerza Organizada

El concepto “Fuerza Organizada” aún es válido a pesar de la


incorporación de nuevas armas y unidades al poder naval. Las
innovaciones citadas sólo influyen alterando los procedimientos
estratégicos para su empleo.

Hasta la Segunda Guerra Mundial, la maniobra buscaba crear las


condiciones favorables para cruzar la “T” a la línea de batalla enemiga. El
cañón era el arma principal y resolutiva mientras la línea de fila constituía
la formación más eficaz para su aplicación en el combate. Sin embargo,
la aparición del portaaviones transformó los encuentros navales en
82
aeronavales. En consecuencia se modificaron las formaciones y
dispositivos para la batalla a fin de facilitar o contrarrestar la acción de las
aeronaves. El torpedo y la bomba destacaron como las armas decisivas.
Después de la conflagración mundial surgieron las armas nucleares y los
misiles. Otra vez, se desarrollaron procedimientos y dispositivos inéditos
orientados para atacar o defender a las unidades con dichos ingenios.
Pero no ha variado el objeto de la “Fuerza Organizada”: destruir al
oponente con la intención de obtener el control del mar.

El área de misión norteamericana de “Control del Mar” y la soviética de


“Armada contra Armada” confirman la aseveración precedente. “La
Batalla cuyo fin es eminentemente estratégico, en su materialización es
esencialmente táctica. Este hecho determina que la forma en que se
desarrolla ella es extraordinariamente variable de acuerdo a las nuevas
tecnologías introducidas a las unidades navales en su armamento, control
y características generales, lo que tiende a confundir las formas con el fin”
(48). Las “Fuerzas Organizadas”, ahora, integradas por unidades de
superficie, submarinas y aéreas pueden hacer variar los procedimientos
para el encuentro, pero no las metas. Asimismo, el objeto de la guerra en
el mar perdura a través de los tiempos: obtener el control del mar para
aprovecharlo en beneficio propio y negárselo al enemigo.

c) Atributos característicos de las fuerzas navales

(1) INTRODUCCION

La Fuerza Naval goza de varios atributos propios y únicos lo que


permite su empleo en la paz para reafirmar o cautelar intereses y
objetivos nacionales amagados por potencias rivales. “Su gravitación
desde la paz es fácilmente apreciable y el respaldo a la política
exterior del Estado es ejercido permanentemente por su existencia, y
por su presencia en las áreas de interés, lo que resulta factible
únicamente para el poder naval, en consideración a los siguientes
atributos” (49).

 Flexibilidad política.
 Flexibilidad operativa.
 Flexibilidad logística.
 Condición lista para operar al arribo.

(2) FLEXIBILIDAD POLITICA

Una Fuerza Naval puede desplegarse en las proximidades de un


área conflictiva conservando su libertad de acción. Su sola presencia
indica, sin lugar a equívocos, la firme voluntad del gobernante para
actuar e influenciar en la situación política-estratégica vigente en la
83
región. La fuerza naval otorga al escalón político la alternativa de
intervenir en forma discreta o abierta, sin comprometerse de
inmediato en hechos violentos o considerados hostiles. Superado el
problema, mediante procedimientos relativamente pacíficos, la fuerza
desaparece sin dejar rastros. Los otros medios militares están
obligados a desembarcar, concentrarse y desplegarse antes de
actuar, proceso demoroso, vulnerable y que además provoca
tensiones. Por otra parte, las otras instituciones recurren al poder
naval para su transporte y apoyo.

(3) FLEXIBILIDAD OPERATIVA

Las fuerzas navales poseen la capacidad de desplazarse y operar


con rapidez y oportunidad en zonas lejanas permaneciendo plazos
prolongados en sus proximidades. Las acciones a realizar son
graduables de acuerdo a la evolución de los acontecimientos, varían
de la mera presencia hasta la operación anfibia. Todas las gamas,
extremas e intermedias, de empleo de las armas es posible dirigirlos
a voluntad en tiempo real, por el mando estratégico a flote o por el
mismo nivel político gracias a los sistemas de mando, control y
comunicaciones disponibles.

La movilidad de las fuerzas navales les permite conservar la


iniciativa, explotar la sorpresa y concentrar el efecto de sus armas.
Asimismo, le es fácil confundir al enemigo provocando su trastorno y
dispersión para luego presentarse en el lugar y oportunidad más
inesperado.

(4) FLEXIBILIDAD LOGISTICA

Una fuerza naval consiste en un dispositivo logístico armónico e


integrado. Está formada por unidades autónomas, que transportan la
mayor parte de sus necesidades logísticas requeridas por las
operaciones. El consumo lo recuperan reabasteciéndose del Grupo
de Apoyo Móvil orgánico de la fuerza. Esta característica
independiza a la fuerza de las bases terrestres y le faculta operar por
largo tiempo sin apoyo logístico externo.

(5) CONDICION LISTAS PARA OPERAR AL ARRIBO

Una de las mayores ventajas, intrínseca, de la fuerza naval reside en


su habilidad para emprender operaciones de combate sostenidas e
inmediatas al recalar a la región objetivo. Esta característica no es
compartida con las fuerzas de otras instituciones ya que están
obligadas a preparar con antelación el terreno antes de entablar
84
combate. Ello incluye el acopio de equipos, armamentos, municiones
y toda clase de abastecimientos de vida y combate.
(6) COMENTARIO FINAL

Los atributos característicos de sus fuerzas hacen al poder naval el


instrumento ideal para cumplir tareas durante la paz. Se destacan en
sus roles o misiones orientadas a la disuasión y el manejo de crisis.
Los atributos desembocan en un simbolismo político-estratégico y
capacidad de graduación de extraordinario valor. Algunos tratadistas
los consideran a ambos en calidad de atributos característicos
independientes.

La presencia de una fuerza naval, cargada de simbolismo, demuestra


la voluntad del estadista en cautelar los intereses nacionales
afectados e influir como protagonista y no como espectador de los
acontecimientos. La flexibilidad política y operativa le otorga un
abanico de alternativas para expresar sus aspiraciones. Asimismo, el
político tiene la facultad de graduar, en tiempo real, la violencia a
desplegar para disuadir al adversario o llevarlo a la mesa de las
negociaciones. Hoy, más que nunca es válida la frase de Wegener,
aún cuando aplicada en otro contexto: “La Marina y Ministerio de
Relaciones se convierten en verdaderos hermanos gemelos a causa
de la estrategia” (50). La política exterior está avalada por la fuerza,
pensar de otro modo constituye una ilusión que acarrea amargas
frustraciones y desengaños.

Ejemplo Histórico:

Crisis Chileno-Argentina.

Los oportunos y rápidos despliegues de la Escuadra realizados a


causa de las crisis del Islote Snipe, Laguna del Desierto y el Beagle
disuadieron al gobierno trasandino en sus propósitos agresivos y lo
llevaron a entablar negociaciones a fin de encontrar soluciones
pacíficas a los diferendos.

3.5 LAS INTERFERENCIAS

Otro elemento que preocupa a la estrategia marítima, aunque ajena a ella,


reside en las denominadas “interferencias”. Estas son acciones y reacciones
producidas por las estrategias superiores o colaterales que desvían a la guerra
en el mar de su cauce natural. Las interferencias pueden generar objetivos
estratégicos, llamados “territorios”, los cuales deben ser logrados por las
fuerzas navales operando en forma independiente o conjunta. El tema se
evalúa con mayor profundidad en un capítulo próximo.
85
En el anexo “A” se enumeran los objetivos estratégicos, incluyendo su origen,
calidad y valor.
86
87
CAPITULO DOS

ANEXO “A”

CUADRO RESUMEN DE LOS OBJETIVOS ESTRATEGICOS

ORIGEN
CALIDAD VALOR
NATURALES INTERFERENCIA

FUERZA MOVIL ESTRATEGICO

COMUNICACIONES ESTRATEGICO
MOVIL
MARITIMAS ECONOMICO

POSICION GEOGRAFICO
ESTRATEGICO
ESTRATEGICA (FIJO)

ESTRATEGICO
GEOGRAFICO
TERRITORIO ECONOMICO
(FIJO)
MORAL ...
88
89
CAPITULO DOS
ESTRATEGIA MARITIMA

REFERENCIAS

(1) Ken Booth. Las Armadas y la Política Exterior. Buenos Aires.


Instituto de Publicaciones Navales. 1980. p.385.

(2) Raymond Aron. Paz y Guerra entre las Naciones. Madrid. Revista
de Occidente. 1963. p.238.

(3) Vicealmirante H. Justiniano. Estrategia Naval. Valparaíso. Temas.


Academia de Guerra Naval. 1985. p.42.

(4) General M. Montt. La Guerra su Conducción Política y Estratégica.


Santiago. Estado Mayor General del Ejército. 1970. p.138.

(5) Montt. op. cit. p.102.

(6) Herbet Rosinski. The Development of Naval Thought. Naval War


College Press. Newport, Rhode Island. 1977. p.2.

(7) General J. F. Fuller. La II Guerra Mundial. Buenos Aires. Editorial


Rioplatense. 1972. p.170-172.

(8) Hugo Guerra Baeza. Portales y Rosas. Santiago. Del Pacífico.


1958. p.185.

(9) Almirante Raoul Castex. Teorías Estratégicas. Buenos Aires.


Escuela de Guerra Naval. 1938 - 1942. Tomo I. p.49.

(10) Castex. op. cit. Tomo I. p.53.

(11) Bárbara W. Tuchman. La Torre del Orgullo. Barcelona. Bruquera.


1967. p.149.

(12) J. García Frías. El Almirante Mahan y el Poder Marítimo. Santiago.


Revista de Marina N°649. Noviembre - Diciembre. 1965. p.778.

(13) Wolfgang J. Momsen. La Epoca del Imperialismo. Europa. 1885 -


1918. Madrid. Ediciones Castilla. 1970. p.6.

(14) Castex. op. cit. Tomo I. p. 56.

(15) Herve Cautau - Bégarie. El Poder Marítimo. Castex y la Estrategia


Naval. Buenos Aires. Instituto de Publicaciones Navales. 1989. p.10.

(16) Castex. op. cit. Tomo I. p. 58.


90

(17) Julian S. Corbett. Some Principles of Maritime Strategy. Annapolis,


Maryland. Naval Institute Press. 1988. p.XLIV.

(18) Rosinsky. op. cit. p.58

(19) Rosinsky. op. cit. p.60.

(20) Geoffrey Till. Maritime Strategy and the Nuclear Age. London. Mac-
Millan Press. 1982. p.49.

(21) Coutau - Bégarie. op. cit. p.15.

(22) U.S. Office of Naval Operations. Understanding Soviet Naval


Developments. Washington D.C. 1981. p.1.

(23) Almirante S. Gorshkov. Las Fuerzas Navales. Moscú. Editorial


Progreso. 1980. p.332.

(24) Geoffrey Till. Estrategia Marítima y la Era Nuclear. Buenos Aires.


Instituto de Publicaciones Navales. 1988. p.86.

(25) Till. op. cit. p.52.

(26) Castex. op. cit. Tomo I. p.65.

(27) Coutau - Bégarie. op. cit. p.33.

(28) Almirante A. Thayer Mahan. The Interest of America in Sea Power.


London. Sampson Low, Marston & Co. London. 1987. p.52.

(29) J. R. Hill. Estrategia Marítima para Potencias Medianas. Buenos


Aires. Instituto de Publicaciones Navales. 1990. p.151.

(30) Till. op. cit. 187.

(31) Enrique Pascal García-Huidobro. Derecho Internacional Marítimo.


Valparaíso. Imprenta de la Armada. 1983 - 1986. p.52.

(32) Enciclopedia General del Mar. Barcelona. Garriga. 1968. Vol. VI.
p.871.

(33) Otto Groos. La Doctrina de la Guerra Marítima. Valparaíso.


Imprenta de la Armada. 1954. p.54.

(34) La Marina. Historia de Trafalgar a Nuestros Días. Barcelona. Delta.


1983. Vol.3. p.647.
91
(35) Castex. op. cit. Tomo I. p.102.

(36) J. R. Hill. op. cit. p.62.


(37) Enciclopedia de la Guerra en el Mar. Madrid. San Martín. 1986.
p.53.

(38) Almirante S. Woodward. Los Cien Días. Buenos Aires. Editorial


Sudamericana. 1992. p.97.

(39) Castex. op. cit. Tomo III. p.148.

(40) Vicealmirante Wolfgang Weneger. The Naval Strategy of the World


War. Naval Institute Press. Annapolis, Maryland. 1989. p.174.

(41) Mahan. op. cit. p.52.

(42) Wegener. op. cit. p.14.

(43) Jaime Eyzaguirre. Historia de Chile. Santiago. Zig Zag. 1973.


p.153.

(44) Castex. op. cit. Tomo III. p.212.

(45) Harald Bus. Así fue la Guerra Submarina. Barcelona. Juventud.


1962. p.23.

(46) Contraalmirante R. de Belot. La Guerra Aeronaval en el Pacífico.


Madrid. Editorial Naval. 1982. p.104.

(47) Hellmuth G. Dahms. La Segunda Guerra Mundial. Barcelona.


1969. p.381.

(48) H. Justiniano. Estrategia Naval. Comentarios. Valparaíso.


Academia de Guerra Naval. 1987. p.127.

(49) H. Justiniano. op. cit. p.56.

(50) Wegener. op. cit. p.104.


92
93
TRATADO PRIMERO
CONCEPTOS BASICOS

CAPITULO TRES
EL CONTROL DEL MAR

1. CONCEPTOS GENERALES

El control del mar es el pilar donde descansa la estrategia marítima. Abarca su


superficie, espacio submarino y aéreo, junto con el espectro electromagnético.
Constituye un concepto de facetas complejas generando ciertas confusiones. Por
tanto, se hace indispensable entenderlo en toda su amplitud junto con sus matices.
La primera complicación surge al abarcar dos cometidos de distinto carácter, aún
cuando muy entrelazados entre sí: ganar o conquistar el control del mar y ejercerlo o
explotarlo. Asimismo, no tiene un valor absoluto sino variable. Uno de los bandos lo
disfruta en mayor o menor grado, mientras su rival también lo goza, pero en forma
inversa. De igual modo, el control del mar es relativo pues lo afecta el tiempo, el
espacio, la acción de los neutrales y la inmensidad de los océanos. Por último
corresponde a un medio para un fin ulterior. Un control adecuado -según Corbett “a
working command” (1)- representa un requisito previo para abordar numerosas
operaciones.
En lo formal, posee varios sinónimos: dominio, comando, superioridad y otros. Pero
se considera más apropiado el “control del mar”. El Almirante S. Turner comenta: “El
término control del mar deriva de la frase tradicional “dominio de los mares”. Este
cambio en terminología puede parecer menor, pero es un intento deliberado para dar
a conocer las limitaciones en el control del océano acarreado por el desarrollo del
submarino y el avión” (2). Además, denota la voluntad para conquistarlo y ejercerlo.
El control del mar se encuentra en permanente expansión física, gracias a la
tecnología de punta introducida en las unidades navales y aeronavales. Los
sensores activos y pasivos junto con el alcance de las armas disponibles en el
arsenal a bordo hacen que sus efectos se experimenten a centenares o miles de
millas. Esta circunstancia, amplía la esfera de acción de las fuerzas navales, en
particular su capacidad de proyección. Asimismo, altera todo lo relacionado con los
factores de tiempo y espacio.
El control del mar, en la guerra moderna, íntegra el “dominio del espacio de la batalla”
(battle space dominance), el cual, además, incluye el control del aire y tierra. Cuando
una fuerza naval se aproxima al litoral adversario proyecta la esfera de su control del
mar sobre el territorio aledaño. La reacción de tierra sobre el mar también refleja su
sombra encima del dispositivo a medida que este se acerca a costa. En
consecuencia, el dominio del espacio de batalla cobra gran significado en las
operaciones de proyección y conjuntas en cercanías de las riberas enemigas, pues
se traduce en libertad de acción para ejecutarlas. Una fuerza naval interviene en el
dominio del campo de batalla con el largo brazo proporcionado por sus sistemas y
armas orgánicas, incluyendo la aviación embarcada y medios de infantería de marina
desembarcados.
94
Finalmente, entre las facetas del control del mar se diferencian tres acepciones:
“Condición, capacidad y efecto”. Estos significados, aún cuando teóricos, deben
prestárseles un adecuado merecimiento para no caer en lamentables confusiones.

 Condición. Señala la situación vigente del control de mar en una zona


específica. La determinan factores relativamente mensurables, tales como: la
fuerza, factor geográfico, plazos y amenazas. Conviene evaluarla en cada
operación.

 Capacidad. Refleja la libertad de acción otorgada por el control del mar


imperante en el área de operaciones. Es una resultante de la condición definida
con anterioridad. Faculta abordar empresas bélicas con riesgos aceptables.
Está bajo la influencia de la voluntad estratégica, factor que la transforma de
virtual en real o funcional.

 Efecto. Constituye la gravitación concreta del control del mar posterior a la


ejecución de una operación naval. Sus consecuencias pueden percibirse en el
corto o largo plazo; ejemplo, permitir la invasión inmediata, la caída de un teatro
por la destrucción de un convoy crucial, provocar el derrumbe del campo interno
de un país mediante el aislamiento marítimo, facultar la continuación de una
campaña y similares.

2. DUALIDAD DEL CONTROL DEL MAR

El mayor obstáculo para ejercer un efectivo control del mar radica en la Fuerza
Organizada del adversario. Ella es la permanente amenaza para usar el mar en
beneficio propio con fines estratégicos o económicos. Por otra parte, representa el
estorbo más manifiesto para expulsar, en sentido figurado, al contrincante del
océano.

La conquista del control del mar se alcanza al destruir o neutralizar la flota


adversaria. Parece a primera vista, que este logro no tiene demasiada significación
en sí mismo. Pero, la experiencia señala, sin lugar a dudas, sus relevantes efectos
ulteriores: asegura una amplia libertad de acción para ejercer el control del mar,
incluso admite realizar la invasión del territorio antes amparado por la citada fuerza.

Se debe tener presente la dualidad del control del mar. “Otra distinción que
ciertamente necesita ser tenida en cuenta es aquella entre obtener el control y
ejercerlo... Nunca podría esa flota (fuerza organizada) ser tan numerosa y ubicua
como para ejercer el comando y control de las líneas de navegación. Esa es tarea de
la “flotilla, cruceros de apoyo y buque intermedios. Destruyendo o neutralizando al
enemigo, la flota de batalla obtuvo el control que solamente esas otras fuerzas
navales podían ejercer... La diferencia entre ambos conceptos fue aclarada por
Rusell Grenfell: todos los buques menores que ejercen el control patrullan áreas
terminales o focales de comercio, escoltan convoyes y transportes militares,
interceptan el comercio enemigo y desempeñan otras tareas afines, forman lo que se
llamó la Flota de Control. La obtención y mantenimiento de ese control era tarea de
95
la Flota de Batalla, y bajo su cobertura operaba la Flota de Control. La importancia
de enfatizar la diferencia entre estas dos funciones residía en que ellas tenían
diferentes requerimientos en cuanto a buques de guerra, procedimientos tácticos y
demás. Solamente contando con una flota correctamente balanceada podía una
armada tener fe en el cumplimiento de ambas funciones” (3).

Por lo general, las armadas, en tiempos de paz, concentran su atención en la fuerza


organizada posponiendo las necesidades de la escolta y protección de las naves
mercantes que materializan las líneas de comunicaciones marítimas vitales. Es decir,
olvidan la denominada Flota de Control de Grenfell exigida por la dualidad del control.
La omisión puede acarrear nefastas consecuencias. Otro aspecto de interés consiste
en que la conquista demanda la concentración de los medios de una Armada,
mientras el ejercicio la dispersión.

Ejemplo Histórico:

II Guerra Mundial. Japón.

La Armada japonesa, obsesionada por la batalla y la conquista del control del mar,
descuidó la seguridad de sus vulnerables comunicaciones marítimas. El 8 de
Diciembre de 1941, no existía ninguna unidad escolta destinada a proteger los
buques mercantes - ejercicio del control del mar - esta situación perduró hasta el 10
de Abril de 1942, y ya era demasiado tarde. “El gobierno informó a la Dieta,
convocada inmediatamente después de la rendición, que la principal causa de la
derrota fue la pérdida de buques mercantes. Pero es dudoso que esta lección sea
recordada en el futuro. El panorama de una flota en acción está lleno de colorido, en
tanto los de guerra antisubmarina son monótonos y poco atractivos. Mientras el
resultado de las operaciones de la flota resulta obvio ante los ojos de cualquiera, el
efecto de la pérdida de buques mercantes es insidioso, aún ante un perspicaz
observador económico, hasta que se convierte en irrecuperablemente agudo” (4).

3. DIVISIBILIDAD DEL CONTROL DEL MAR

El control del mar no posee un valor absoluto. Algunos tratadistas le otorgan esa
característica al pretender su indivisibilidad. Afirman que se disfruta o no del control
del mar, no existen gradaciones intermedias. “Aun cuando el dominio puede ser local
y temporal, un dominio simultáneamente dividido sobre la misma extensión de agua
es imposible y no hay dominio alguno. Esta característica unilateral del dominio del
mar otorga a la guerra en el mar su aspecto infinitamente más dramático que en
tierra” (5).
96

En las guerras, como regla general, el control del mar estuvo por largo tiempo en
disputa; en otras palabras, compartido entre los rivales. Los beligerantes llevaron a
cabo numerosas operaciones navales de acuerdo al grado de control o disputa
detentado. “Cuando ocurre que ninguno de los beligerantes puede usar el mar sin un
costo excesivo, o cuando ambos beligerantes pueden usarlo corriendo idénticos
riesgos o peligros, entonces dicho mar está en disputa y no se puede decir que uno
de los beligerantes ejerce dominio sobre él” (6). El grado en que se comparte el
control del mar es un extremo difícil de cuantificar con cierta verisimilitud. En ninguno
de los otros escenarios de la guerra - tierra y aire - presenta tan gravitante influencia
en el éxito de las tareas encomendadas un factor tan impreciso como lo es la
voluntad estratégica. Lissa, Punta Gruesa, el desembarco alemán en Noruega y
Midway son claras muestras cómo fuerzas inferiores se imponen a adversarios con
abrumadora superioridad gracias a este precario pero decisivo factor.
El mar compartido, en disputa, forma el marco donde juega con mayor intensidad la
estrategia marítima pura. Una vez conquistado el control, éste se explota, de manera
preferente, en beneficio de la estrategia total o satisfaciendo las necesidades de la
Unidad de la Guerra en apoyo de las estrategias terrestre y aérea. En esta condición
impera con energía la estrategia conjunta que se traduce, por lo general, en la
invasión del territorio del enemigo a través del mar. Nuestra historia así lo señala en
las guerras de la Independencia, Confederación, Pacífico y Revolución de 1891.

Ejemplo Histórico:

II Guerra Mundial. Teatro del Pacífico.

El control del mar sufrió alteraciones radicales. Excepto al inicio del conflicto, el
cambio fue gradual. En los primeros seis meses, Japón disfrutó de un amplio control
del mar. Luego, lo perdió en forma paulatina. Posterior a la Batalla de Leyte,
Norteamérica careció de una Fuerza Organizada rival, había conquistado, en el más
alto grado, el control del mar. El poder naval de Estados Unidos se dedicó a
explotarlo en beneficio de la Estrategia Total y la Unidad de la Guerra. No tenía
objetivos naturales de la estrategia marítima de carácter prioritario. Colaboró a
destruir la estructura económica del Japón y a preparar la invasión al territorio
metropolitano del adversario.

4. RELATIVIDAD DEL CONTROL DEL MAR

4.1 INTRODUCCION
El control del mar constituye un concepto esencialmente relativo en espacio y
tiempo. Además, lo influencian los neutrales y la misma vastedad del
escenario. Por tanto, se dice que es:

 Local. (Espacio)
 Imperfecto. (Neutrales)
 Temporal. (Tiempo)
97
 Incompleto. (Vastedad)
El término dominio del mar encierra un sentido demasiado incondicional y
totalizador para aplicarlo a algo tan restringido. Sin embargo, teniendo
presente sus reales limitaciones puede utilizarse indistintamente control o
dominio del mar.
Con la incorporación al inventario naval del submarino y la aeronave, el control
del mar comprende un aspecto tridimensional: el espacio aéreo, la superficie
del mar y sus profundidades. Los sistemas de mando y control agregan el
espectro electromagnético y los satélites del aéroespacio.

4.2 LOCAL

El control del mar es de limitada extensión, pues tiene efecto sólo en el área
donde se encuentra la fuerza. Profundizando aún más, se reduce al espacio
aéreo, submarino y de superficie dentro del cual la fuerza, con sus sensores y
armas, impide la presencia de naves, aeronaves e ingenios hostiles. Este
espacio tridimensional se mueve junto con la fuerza acompañándola en su
tránsito por el mar. El almirante británico Eberle señala: “Yo tengo muy claro
que la fuerza naval es para establecer el control sobre ciertas áreas de mar. La
primera área del mar en que se hace necesario establecer el control para los
intereses nacionales, es el propio patio trasero” (7).

Ejemplo Histórico:

Conflicto de las Falklands.

“El 2 de mayo, el submarino nuclear HMS Conqueror hundió al crucero


argentino General Belgrano. Esto acarreó la contención (contaiment) del resto
de las fuerzas de superficie argentinas, incluyendo el portaaviones, las cuales
no participaron más en la campaña, con lo que redujeron así un desafío mayor
para el control del mar británico” (8). Flomar entregó el control del mar a la
Fuerza de Tarea adversaria y, en la práctica, selló la suerte de las Islas.

4.3 IMPERFECTO

Uno de los objetivos estratégicos principales de la guerra en el mar lo


constituye las comunicaciones marítimas. Su control: “Debe implicar el
derecho de prohibir, si ello nos resulta posible, el tránsito de propiedad, tanto
pública como privada, en el mar” (9). Este propósito se consigue mediante la
captura o destrucción de la carga o el buque de transporte. Pero los bienes
destinados a sostener el esfuerzo bélico del enemigo son acarreados por naves
adversarias y neutrales. Estas últimas hacen valer sus derechos de libre
navegación por los océanos y comerciar sin restricciones. Ciertos países
pretenden favorecer, en forma más o menos encubierta, a una de las partes en
conflicto. Por último, hay Estados que tratan de cosechar frutos en cualquier
disputa. En suma, los neutrales concurren a interferir el control del mar
haciéndolo imperfecto. El nivel de imperfección depende de la propia voluntad
98
y fuerza disponible en relación a los perturbadores. En todo caso, como afirma
Castex: “Es necesario tener presente a los neutrales, que no pueden ser
eliminados fácilmente de la navegación. El teatro de operaciones marítimas es
recorrido constantemente por buques extraños al conflicto” (10). La
globalización y los modernos sistemas de transporte integrado acentúan aún
más la imperfección del control del mar. Un buque portacontenedores de
bandera neutral puede acarrear carga de otros neutrales e incluso bienes del
adversario dentro de un mismo contenedor.

Ejemplo Histórico:

II Guerra Mundial. Japón.

En el transcurso de las hostilidades, con excepción de los últimos días, Japón


se mantuvo en paz con la Unión Soviética. En dicho contexto, tuvo la
obligación de autorizar el tránsito por sus aguas de mercantes soviéticos desde
y hacia Vladisvostok ejerciendo un mesurado control que molestaba al Kremlin.
“Los japoneses crearon dificultades para el tráfico naval soviético en aguas del
Pacífico, sobre todo para los barcos que traían abastecimientos desde los
Estados Unidos. 178 navíos rusos habían sido detenidos y registrados por los
japoneses entre el comienzo de la guerra y el final de 1944” (11). Los citados
buques venían cargados con material de guerra norteamericano destinado a los
rusos para emplearlo contra Alemania, un aliado del Japón.

4.4 TEMPORAL

En la guerra marítima se pretende ejercer el control del mar para llevar a cabo
operaciones específicas durante períodos definidos. Las tareas más comunes
consisten en ataque o defensa de convoyes, asaltos anfibios, bombardeos
aeronavales, patrullajes próximos a puerto y otras similares. El control del mar
persiste mientras la fuerza permanece en el área de interés y al alejarse
termina el dominio de esos espacios. El almirante Turner observa: “El nuevo
término Control del Mar está inspirado para relacionarlo con más realidad al
control en áreas limitadas y por limitado lapso de tiempo. Hoy es concebible
ejercer temporalmente el control de un espacio aéreo, submarino y superficie
mientras los buques se desplazan a sus estacionamientos para proyectar el
poder a tierra o reabastecer las fuerzas de ultramar” (12).
99

Ejemplo Histórico:

II Guerra Mundial. Incursión Japonesa en el Indico.

“Los japoneses enviaron una potente Escuadra, compuesta por tres


acorazados y cuatro portaaviones, cruceros y destructores, al Océano Indico.
El 5 de Abril bombardeó con aviones Colombo; el 9, Trincomale; hundió en el
mar, o en los puertos, al portaaviones “Hermes” y a los cruceros “Cornwall” y
“Dorsetshire”. Estos ataques no eran, como se podía temer, los preludios de
una invasión de la India, sino operaciones preventivas de destrucción” (13).
Mientras la flota japonesa se mantuvo en el Indico ejerció el control del mar,
dislocando el sistema de comunicaciones marítimas aliadas en el área. La
Fuerza Organizada británica, cuyo grueso lo componían obsoletos acorazados
“R”, se refugió en las islas Maldivas. Una vez retirada la fuerza japonesa,
retornó la normalidad y los aliados recuperaron el dominio del Indico.

4.5 INCOMPLETO

La vastedad del mar ha impedido dominar toda su extensión. En la guerra


marítima jamás se logró barrer por completo al enemigo de los océanos. Esta
notable circunstancia se debió a la amplitud del escenario, sumado a la
dualidad del control del mar. Aún cuando en numerosos conflictos, una
potencia marítima destruyó la flota adversaria o gozó de una manifiesta
superioridad de medios, el enemigo pudo atacar sus comunicaciones marítimas
e incluso, realizó ofensivas estratégicas por medio de operaciones anfibias.
Castex destacó este fenómeno: “Aún disponiendo de una superioridad que a
veces era aplastante, quien ejerce el dominio de las comunicaciones nunca ha
desalojado al enemigo totalmente del mar. La historia ofrece gran número de
ejemplos de este hecho, habiendo ocurrido lo mismo aún después de
acontecimientos que parecían dar a uno de los beligerantes el dominio absoluto
del mar. Sorprende, en general, cuando se estudian las guerras del pasado, la
facilidad con que los buques o grupos de unidades del beligerante más débil
consiguen salir, navegar, desarrollar acciones hostiles y otras operaciones, no
obstante la considerable superioridad del enemigo” (14). En la primera guerra
del Golfo, a pesar que la coalición gozaba de un indiscutido dominio del campo
de batalla, unidades de la fuerza naval estadounidense sufrieron graves averías
debido a minas sembradas por embarcaciones iraquíes.
100

Ejemplo Histórico:

II Guerra Mundial. Teatro del Pacífico.

“Después del ataque a Pearl Harbour de diciembre de 1941, el factor principal


que evitó que la flota japonesa llegase a controlar todo el Pacífico, incluyendo
la porción oriental, fue la gran extensión de dicho océano... Los objetivos
inmediatos del Japón estaban en el otro lado del océano; pero la porción
central estaba en disputa, y aún la porción occidental no llegó a colocarse bajo
el completo control de los japoneses, hasta que la potencia de la flota de éstos
pudo capturar nuevas bases en Malaya, las Filipinas, Indias Orientales y
Melanesia” (15). A pesar de todo, los submarinos norteamericanos depredaron
las vulnerables comunicaciones marítimas entre el área conquistada y el Japón
metropolitano. La Armada Imperial descuidó la escolta de los buques
mercantes.

5. EL CONTROL DEL MAR ES UN MEDIO PARA UN FIN

El control del mar es la meta de la estrategia marítima e ilumina las operaciones de


las fuerzas navales. Pero para la guerra, el mar no representa ningún valor físico
sino como vía de comunicaciones. Por consiguiente, el fin de la obtención del control
del mar reside en su ejercicio y explotación del modo más amplio e irrestricto para
propósitos políticos, económicos y militares. En otras palabras, es un medio para un
fin ulterior. “En el mar no es posible la ocupación duradera de zonas, como ocurre en
tierra, ni tampoco se pueden sostener en él Ejércitos permanentes. El valor del mar
no es, pues absoluto, sino relativo. Quien lo ha definido mejor ha sido el geógrafo
Ratzel que ha dicho: “El mar es sólo un camino”. Poseer el dominio de este camino
es, en síntesis, el objetivo principal de la guerra marítima, o, para decirlo con mayor
claridad: El objetivo de la guerra marítima es impedir el tráfico de los buques que
conduzcan tropas o cargamentos de o para los enemigos y proteger los buques que
realizan nuestro comercio marítimo o que transportan tropas propias o amigas. El
dominio del mar es, en suma, el domino de las rutas marítimas. Mientras a un
Ejército victorioso le es factible destruir o incautarse de todos los medios defensivos
del adversario, el único valor positivo del dominio del mar consiste en las
posibilidades de comunicación que ofrece” (16).

En resumen, una vez conquistado el control del mar es indispensable ejercerlo y


explotarlo, en caso contrario carece de sentido. Una de las contribuciones más
importantes del Poder Naval en la guerra reside en su capacidad de proyectar el
poder militar de la nación a través del mar en territorio enemigo por medio del
bombardeo aeronaval o la invasión.

En anexo “A” se aprecia un gráfico en el cual se resumen las características del


control del mar.
101

Ejemplo Histórico

II Guerra Mundial. Teatro del Pacífico.

Brodie describe el papel jugado por el poder naval japonés en su expansión. “Esa
flota, era la fuerza protectora invisible pero dominante, que protegía e iniciaba todas
las invasiones japonesas. No atacaba costas hostiles, pero impedía que la flota
americana del Pacífico, muy inferior después del desastre de Pearl Harbour, pudiese
evitar las invasiones. Mientras que su poder se mantuviese, los japoneses
dominaban en el Pacífico Occidental” (17).

6. IMPORTANCIA VARIABLE DEL CONTROL DEL MAR

6.1 INTRODUCCION

El control del mar juega diferentes papeles en las guerras. En algunas, influye
en forma resolutiva desde el primer día de las hostilidades; en otras, carece de
relevancia. Por ejemplo, el dominio del mar es condición ineludible para
conseguir resultados concluyentes cuando los objetivos a lograr o los mismos
rivales se encuentran separados por aguas oceánicas.

Los países insulares están condenados al colapso, en relativo corto tiempo, al


ser privados de sus comunicaciones marítimas. Mientras que los Estados con
gran autarquía disfrutan de extraordinarias ventajas sobre enemigos
dependientes del mar. Sin preocuparse de la seguridad de sus prescindibles
comunicaciones marítimas, pueden volcar sus esfuerzos en destruir el tráfico
de su oponente. En este caso, se dice que efectúan un control del mar
negativo, sólo interesado en impedir el uso del mar al contrincante.

Para beligerantes con fronteras y mar común, cualquiera sean sus


características geográficas, la suerte del conflicto se decide, por lo general,
mediante el inevitable choque de sus ejércitos de tierra. Sin embargo, el
control del mar influye en las operaciones terrestres. La mera posibilidad de un
envolvimiento por mar al flanco costero del dispositivo obliga divertir
considerables medios, con el propósito de prevenir la amenaza latente.
102

6.2 FUNDAMENTOS DE LA NECESIDAD DE CONTROL DEL MAR

Existe una serie de consideraciones básicas que justifican la necesidad de


establecer un adecuado control del mar. Las principales se enumeran a
continuación:

1° Valor del control del mar

La condición geográfica esencial de un Estado define su dependencia de las


comunicaciones marítimas. Como regla general, si éstas son importantes en la
paz, se tornan críticas en tiempo de guerra, pues las recargan las exigencias
bélicas. Para naciones de condición geográfica insular como Gran Bretaña,
Japón y Chile, sus comunicaciones marítimas revisten un carácter vital.

2° Forma de lograr el control del mar

Se obtiene mediante el empleo del poder naval. Para tal efecto, todas las
naves y aeronaves, de cualquier naturaleza u origen, que operan en el mar con
el propósito de conquistar o ejercer su control, deben estar bajo las órdenes de
un mando naval único. Con ello, se logran esfuerzos armónicos y concurrentes
orientados a alcanzar las metas previstas.

3° Obstáculos para obtener y ejercer el control del mar

Están constituidos por los integrantes del poder naval del enemigo. Su mayor
exponente estratégico es la Fuerza Organizada adversaria.

4° Procedimientos para apartar el poder naval enemigo

La solución más directa y definitiva consiste en su destrucción. Sin embargo,


es factible utilizar el mar de acuerdo al grado de control que se disfrute. La
destrucción, en particular de la Fuerza Organizada enemiga, se ejecuta cuando
ella interfiere con las tareas planeadas o se presentan circunstancias
favorables. La Batalla Naval es de consentimiento mutuo y a su vez
corresponde a un medio y no a un fin.

5° Consecuencias del control del mar

Afecta a los campos de acción diplomático, interno, económico y bélico, en


general, a todo el país. La guerra en el mar detenta un carácter político mucho
más marcado que la guerra en tierra. Las operaciones marítimas influyen con
intensidad en intereses de los neutrales.
103
Por otra parte, el control del mar permite las operaciones de proyección. Las
acciones navales de mayor trascendencia para el desenlace de la guerra son:
la invasión al litoral contrario y la defensa del propio. Uno de los requisitos para
las operaciones de proyección es el dominio del campo de batalla; en particular,
el control del mar.

6.3 COMUNICACIONES MARITIMAS VITALES DE SUPERFICIE

Innumerables buques propios y del adversario transitan por los océanos,


materializando las líneas de comunicaciones marítimas. Interesa preocuparse
de las que poseen efectos reales y directos en la suerte de la guerra. Sobre
ellas es rentable hacer centro del esfuerzo en las operaciones de ejercicio del
control del mar. Realizar actividades en las que no revisten valor vital significa
despilfarrar medios.

“En cuanto al uso del mar para propósitos militares en su acepción más amplia,
nuevamente la superficie asume importancia primordial. Las grandes unidades
terrestres, listas para el combate y con apoyo logístico, únicamente pueden
transportarse sobre la superficie del mar; el avión puede llevar mucha gente,
pero poca carga pesada, mientras que los submarinos sólo pueden acomodar
grupos pequeños... Además, el abastecimiento de naciones, estaciones y
fuerzas no autosuficientes en época de conflicto deberá, forzosamente,
efectuarse con medios de superficie, excepto en los pocos casos que se
arreglen con suministros lanzados desde el aire o desembarcados de
submarinos, con las limitaciones inherentes a ambos medios” (18). Tal como
en la antigüedad, las únicas comunicaciones con valor económico y estratégico
son las marítimas. Con el propósito de identificarlas, sin confusiones o
ambigüedades, se les denominan Líneas de Comunicaciones Marítimas Vitales
de Superficie (LCMVS). Estas, por lo general, polarizan las operaciones de
control del mar, en particular las de ejercicio.

6.4 EXPLOTACION DEL MAR

6.4.1 CONCEPTO GENERAL

El aprovechamiento del mar se realiza con fines económicos y militares,


pero ambos concurren para afectar, con gran intensidad, el campo
interno. “La acción de la opinión pública en los Estados Unidos, durante
la guerra Hispano-Americana, se ha hecho legendaria. Sabemos la
inquietud que se apoderó de ella al tener noticia de la partida de la
división española del almirante Cervera de las islas de Cabo Verde, el
19 de Abril de 1898. Esperábase verla aparecer de un momento a otro
en la costa Este de los Estados Unidos. Pocas veces la “vox populis”
ha tenido una influencia tan nefasta en la conducción de las
operaciones” (19). Las actividades a ejercer en el mar dependen del
grado de control que se haya obtenido o conquistado mediante
104
operaciones destinadas a desgastar, inmovilizar o destruir la fuerza
organizada adversaria. A mayor grado de control se detenta más
libertad de acción y, por consiguiente, las metas a perseguir deben ser
más ambiciosas y consecuentes con la situación imperante.

6.4.2 EXPLOTACION ECONOMICA

a) Sirve para satisfacer los requerimientos de la infraestructura


financiera, productiva y de servicios del país por medio de las
líneas de comunicaciones marítimas económicas de ultramar y
cabotaje.

b) Permite negar al enemigo el tránsito de sus líneas de


comunicaciones vitales de superficie económicas atacándolas en
forma directa.

c) Se ejerce presión contra el rival imponiéndole el bloqueo económico,


zonas de guerra y exclusión.

d) Evita el auxilio al antagonista por neutrales capturando o


destruyendo la carga destinada a sus puertos.

e) Con bombardeo aeronaval y otras ofensivas tácticas desde el mar


se dañan sus instalaciones económicas y de servicios.

6.4.3 EXPLOTACION MILITAR

a) Facilita el transporte de los ejércitos, refuerzos y la Reserva


Estratégica a través de las líneas de comunicaciones marítimas
militares.

b) Conserva el vigor de los Teatros de Operaciones mediante las líneas


de comunicaciones marítimas de mantenimiento.

c) Concede movilidad estratégica al dispositivo realizando operaciones


de proyección materializadas por operaciones anfibias destinadas
a conquistar territorio enemigo.

d) Impide al enemigo el reforzamiento y mantención de sus dispositivos


aislándolos por mar.

e) Otorga la capacidad de destruir componentes de la posición


estratégica y dispositivo militar del antagonista efectuando
incursiones anfibias, bombardeo aeronaval y otras ofensivas
tácticas.
105
f) Evita las operaciones de proyección adversarias contra litoral propio
incluyendo la invasión.

En los últimos conflictos de Estados Unidos en Oriente, el control del


mar tuvo un rol crucial aunque pasó desapercibido para la opinión
pública. Las naciones musulmanes involucradas carecían de poder
naval para oponerse mediante operaciones de disputa de cualquier
envergadura.

6.4.4 COMENTARIO

La flota norteamericana, en la contienda con Afganistán, aseguró el


dominio del campo de batalla desde el mar de Arabia. Ello le permitió
proyectar el poder aéreo embarcado y con base en tierra. El eficaz y
amplio apoyo aéreo brindado a las fuerzas afganas rebeldes, les
permitió desencadenar una irresistible ofensiva estratégica desde el
frente Norte. Pronto se produjo la caída de Kabul y el derrumbe del
gobierno Talibán, protector de la facción terrorista Al-Qaeda.

Durante la última guerra con Irak, la fuerza naval de Estados Unidos y


Gran Bretaña desplegada en el Golfo Pérsico y sus proximidades
ejerció un control del mar incontrovertible. Bajo su amparo, la coalición
realizó el transporte estratégico demandado por unos 250 mil soldados.
Sin obstáculos realizó la concentración, despliegue, redespliegue,
refuerzo y mantención por mar del considerable ejército expedicionario.
Asimismo, el dominio del campo de batalla permitió la proyección del
poder aéreo embarcado, incluyendo el lanzamiento de misiles cruceros,
junto con la aviación basada en tierra. Sin la anónima explotación
militar del control del mar, el éxito de la alianza occidental habría sido
imposible.

7. EL CONTROL DEL MAR Y LA DURACION DE LA GUERRA

7.1 INTRODUCCION

El general Fuller comentó: “Las guerras pueden clasificarse en dos categorías:


Las de objetivos políticos limitados y aquellas de objetivos ilimitados, siendo
precisamente las primeras y no las segundas las que han resultado
provechosas para el vencedor” (20). Los escritores militares, en su gran
mayoría, han coincidido con tan sensato juicio. Las excepciones fueron los
comunistas con sus teorías de la guerra subversiva que arruinó a sus propios
países. Uno de los parámetros limitadores de los conflictos residió en el
tiempo. En la historia moderna, todos los agresores, en su sano juicio y otros
no tanto, intentaron llevar a cabo una guerra corta con fáciles recompensas.
106
Entre ellos destacaron el Káiser Guillermo II, Adolfo Hitler, Benito Mussolini,
general Hideki Tojo, Saddam Hussein, George Bush y otros. Sin embargo, sus
víctimas se negaron a rendirse y la guerra se prolongó e incluso acarreó la
derrota de los ilusionados atacantes. En dichos conflictos, excepto el de Iran-
Irak, el poder naval y el control del mar fueron decisivos para la victoria de los
triunfadores.

Existe la percepción que el control del mar es lento en producir sus frutos. El
Almirante Castex señala: “Los efectos que produce el dominio de las
comunicaciones marítimas y la misión de la marina son, en un principio, poco
perceptibles. Se los experimentará en oportunidad de realizarse algunos
transportes de especial interés, económico o militar... El valor de la libertad del
mar recién empezará a comprobarse a partir del momento en que se inicie el
tráfico continuado de los elementos provenientes del exterior destinados a
proseguir la guerra y a sostener la resistencia” (21).

El poder naval y el control del mar, por lo común, contribuyen a la victoria pero
su papel pasa inadvertido ante el impacto y persistencia de las acciones
aeroterrestres. No obstante, en ciertas confrontaciones bélicas relativamente
breves, juegan roles de actores principales que permiten el triunfo en tierra. Es
el caso de la Guerra India-Pakistán de 1971 y el conflicto de las Falklands. El
almirante Justiniano refiriéndose al primer hecho, señala: “Aunque ambos
países actuaron con las fuerzas movilizadas y con los acopios logísticos
acumulados para una guerra de 15 días de duración, las necesidades de
combustible y la absoluta dependencia del exterior para el apoyo logístico del
material de guerra, a juicio de los mismos beligerantes, constituyeron factores
determinantes para que la gravitación del control del mar resultara altamente
decisiva... Por tanto, es inaceptable la pretensión de que países marítimos
puedan independizarse del mar, ignorando el carácter marítimo del conflicto”.
(22). Ambas guerras tuvieron ciertas características comunes: fueron de
objetivo limitado y el mar separaba a uno o a los dos contrincantes del objetivo
geográfico en disputa. Las aludidas circunstancias convergieron para revestir a
las dos guerras de un carácter eminentemente marítimo.

7.2 PROPORCION ENTRE MEDIOS TERRESTRES, NAVALES Y AEREOS

En estricta teoría, si fuera posible establecer, con una certeza aceptable, la


duración de una hipótesis de guerra, también se podría dosificar, con una
adecuada economía de las fuerzas, las dotaciones de las tres instituciones
armadas.

a) Medios para una guerra corta: Ejército y Fuerza Aérea.

b) Medios para una guerra larga: Ejército, Armada y Fuerza Aérea.


107
En la práctica no deja de ser una concepción simplista y, como tal, invita al
desastre. “Después de todo, las cosas que generalmente suceden en la vida
militar, son aquellas que no se han planificado en absoluto” (23). En efecto, la
guerra corta y violenta consiste en sólo una de las alternativas dentro de la
amplia gama de guerras concebibles a realizar entre las naciones. Más aún, en
la época actual, se agregan a las conflagraciones bélicas la disuasión, la crisis,
negociaciones coercitivas, etc. donde el poder naval desempeña una función
principal, por los atributos característicos de sus fuerzas.
Por otra parte, la guerra constituye un fenómeno en extremo complejo, su
duración depende de múltiples factores, entre ellos los siguientes:

- Condición Geográfica Esencial de los contrincantes y sus teatros de


operaciones.
- Situación política externa e interna.
- Capacidad económica de los rivales.
- Computo de potenciales.
- Carácter de la guerra.

Finalmente, es necesario tener presente que Chile, en la práctica, una isla con
un intercambio comercial ultramarino superior a la mitad de su Producto Bruto,
no puede permitir la interrupción de sus comunicaciones marítimas ni siquiera
por un corto período de tiempo.

8. COMENTARIO

El amplio concepto de control del mar parece haber perdido vigencia. La Marina de
Estados Unidos, desde la desaparición de la poderosa Flota Roja, carece de todo
oponente válido en los océanos. Sólo le preocupa el dominio de las aguas ribereñas
de sus presuntos adversarios, lo que le permite la proyección de su poder militar.
Hace unos veinte años, pone en vigencia la doctrina “From the Sea”. Los últimos
conflictos - Kosovo, Afganistán y el Golfo - avalan la aludida orientación estratégica.

Sin embargo, para potencias marítimas medianas, el control del mar continúa vigente
con todas sus características y facetas. Las doctrinas de las Armadas Reales de
Gran Bretaña y Nueva Zelanda así lo señalan en extensos y explicativos párrafos.
“El control del mar es definido como la condición en la cual uno tiene libertad de
acción para usar el mar para los propios propósitos en un área específica y por un
período de tiempo determinado y, donde necesariamente, se le niega al enemigo su
uso” (24). Luego agrega: “La necesidad del control del mar no depende de la
existencia de una amenaza substancial. Si hay cualquier riesgo a la libertad de
acción, el control del mar es necesario” (25). Asimismo, hace interesantes precisiones
sobre lo que se entiende por dominio, control y superioridad: “Un dominio del mar
que es limitado en tiempo y espacio se llama control del mar... Una nación puede
pretender una superioridad marítima si mantiene la facultad de establecer el control
del mar a voluntad en cualquier área de interés. La superioridad marítima se
diferencia del dominio del mar en que constituye una capacidad en vez de una
condición” (26).
108
La Armada de Chile, por su parte, aporta claras ideas sobre el control del mar. Con
extraordinaria exactitud, además, distingue dos situaciones: conflicto o paz.
“Significa establecer un cierto grado de control sobre las actividades que se
desarrollan en un determinado espacio marítimo, durante un tiempo, con el propósito
de disfrutar su uso; o bien para negar o dificultar el uso de ese espacio a un
adversario o competidor... el Control del Mar no necesariamente se logra disparando
cañones, ni lanzando misiles, sino simplemente con la presencia de buques con
capacidad de permanencia y con la voluntad de emplear sus armas si fuese
necesario; se genera, así, una suerte de disuasión local y transitoria, mientras la
Fuerza Naval esté presente en el lugar.

En todo caso, debemos destacar que el Control del Mar presenta dos caras, según
se trate de un entorno de conflicto o paz, a que nuestras Fuerzas puedan operar libre
de amenazas. En tiempo de paz el énfasis estará en que nuestra actividad marítima
pueda desarrollarse libre de interferencias o restricciones. En ambas circunstancias,
la presencia de la Fuerza Naval es imprescindible, variando sólo su modo de empleo”
(27).

Las últimas aseveraciones del Almirante Vergara se refieren a las actividades


enmarcadas dentro del área de misión Presencia Naval.
109
CAPITULO TRES

ANEXO “A”

CARACTERISTICAS DEL CONTROL DEL MAR

DUAL CONQUISTA. FUERZA ORGANIZADA. CONCENTRACION.


EJERCICIO. OTROS MEDIOS. DISPERSION.

DIVISIBLE MAS FUERTE.


MAS DEBIL

LOCAL. ESPACIO.
RELATIVO IMPERFECTO. NEUTRALES.
TEMPORAL. TIEMPO.
INCOMPLETO. VASTEDAD.

TRANSPORTE ESTRATEGICO.
MILITAR
MEDIO PARA PROYECCION
UN FIN

ECONOMICO TRANSPORTE ECONOMICO.

CONDICION
SIGNIFICADOS CAPACIDAD
EFECTO
110
111
CAPITULO TRES
EL CONTROL DEL MAR

REFERENCIAS

(1) Julian S. Corbett. Some Principles of Maritime Strategy. Annapolis, Maryland. Naval
Institute Press. 1988. p.261.

(2) Vice Almirante Stanfield Turner. USN. Mission of the U.S. Navy. Newport. R. I. Naval
War College Review, March - April. 1974. p.6.

(3) Geoffrey Till. Estrategia Marítima y la Era Nuclear. Buenos Aires. Instituto de
Publicaciones Navales. 1988. p.68.

(4) David C. Evans. The Japanese Navy in World War II. Annapolis, Maryland. 1986.
p.414.

(5) Herbert Rosinsky. The Development of Naval Thought. Naval War College Press.
Newport, Rhode Island. 1977. p.4.

(6) Bernard Brodie. Guía de Estrategia Naval. Valparaíso. Imprenta de la Armada. 1953.
p.87.

(7) James Cable. Britain’s Naval Future. London. Mac Millan Press. 1983. p.43.

(8) Royal Navy. British Maritime Doctrine BR 1806. London. HMSO Publication Center.
1996. p.193.

(9) Julian S. Corbett. Algunos Principios de la Estrategia Marítima. Valparaíso. Imprenta


Academia de Guerra Naval. 200. p.68.

(10) Almirante Raoul Castex. Teorías Estratégicas. Buenos Aires.


Escuela de Guerra Naval. 1938 - 1942. Tomo I. p.121.

(11) Alexander Werth. Rusia en Guerra. Barcelona. Ediciones Grijalbo.


1967. Vol. 2. p.922.

(12) S. Turner. op. cit. p.7.

(13) Contralmirante R. de Belot. La Guerra Aeronaval en el Pacífico


(1941 - 1945). Madrid. 1983. p.58.

(14) Castex. op. cit. Tomo I. p.122.

(15) Brodie. op. cit. p.108.

(16) Otto Groos. La Doctrina de la Guerra Marítima. Valparaíso.


Imprenta de la Armada. 1954. p.54.
112
(17) Brodie. op. cit. p.108.

(18) J. R. Hill. Estrategia Marítima para Potencias Medianas. Buenos


Aires. Instituto de Publicaciones Navales. 1990. p.89.

(19) Castex. op. cit. Tomo III. p.460.

(20) General J. F. C. Fuller. La Dirección de la Guerra. Barcelona. 1965.


p.9.

(21) Castex. op. cit. Tomo I. p.145.

(22) Vicealmirante H. Justiniano. Estrategia Naval. Comentarios.


Valparaíso. Academia de Guerra Naval. 1987. p.206.

(23) Till. op. cit. p.216.

(24) Royal Navy. op. cit. p.66.

(25) Royal Navy. op. cit. p.67.

(26) Royal Navy. op. cit. p.66.

(27) Seminario del Mes del Mar. Iquique, mayo de 2002. Discurso
Clausura Almirante D. Miguel Vergara V. Valparaíso. Servicio Hidrográfico y
Oceanográfico 2002. p.60.
113
TRATADO PRIMERO
CONCEPTOS BASICOS

CAPITULO CUATRO
LAS OPERACIONES NAVALES

2. INTRODUCCION

El objeto de la guerra en el mar corresponde a su control con el propósito de


emplearlo en beneficio propio y negárselo al enemigo. Pero, el control del mar es
dual, compartido, relativo y un medio para un fin. Teniendo presente estas
características, la estrategia marítima utiliza el poder naval para disputar, conquistar,
ejercer y explotar el dominio, incluyendo la proyección, con el designio de satisfacer
las necesidades de la guerra. El instrumento que se opone a dichas metas reside en
el poder naval adversario y su principal elemento estratégico lo constituye su fuerza
organizada. La historia demuestra, con claridad meridiana, la necesidad de
neutralizar o destruir la citada fuerza para lograr los grandes y positivos beneficios
ofrecidos por el control del mar.

La existencia de tres objetivos estratégicos relacionados, de manera directa, con el


control del mar: fuerza, posición y comunicaciones marítimas; más otro derivado de
las interferencias, demandan una sistematización racional de las operaciones y el
establecimiento de una prioridad en su realización. El primer requerimiento se
satisface por medio la agrupación de las operaciones navales típicas en disputa,
conquista y ejercicio del control del mar, a ellas se agregan las de proyección. En
tanto, su secuencia en la ejecución se define a través del orden cronológico de las
operaciones y que se materializa por medio de una maniobra estratégica.

3. CONDUCCION TEORICA DE LAS OPERACIONES

3.1. EVALUACION COMPARATIVA CON LA GUERRA TERRESTRE

Aún cuando parezca reiteración, la guerra terrestre siempre busca la


destrucción del enemigo en la batalla o las batallas resolutivas. La primera es
el fin y la otra el medio, pero tienden a confundirse. La mayoría, por no decir la
totalidad, de los escritores militares concuerdan con esta aseveración. Algunos
mantienen diferencias relativas a los métodos para librarlas pero no en la
necesidad de encararlas.

Karl Von Clausewitz: “Como regla general, sigue siendo una verdad suprema
el que las grandes batallas son libradas sólo con vista a la destrucción de la
fuerza del enemigo, y que esta destrucción sólo puede obtenerse por medio de
una gran batalla... La gran batalla debe considerarse, en consecuencia, como
la guerra concentrada, el centro de gravedad de toda la guerra o la campaña”
(1). En otro párrafo agrega: “No sólo el concepto de la guerra sino también la
experiencia nos lleva a buscar la gran decisión únicamente en una gran batalla.
114
Desde tiempos inmemoriales, sólo grandes batallas han conducido a grandes
victorias... No sólo los generales valientes, audaces y osados son los que han
buscado completar su tarea corriendo el riesgo de batallas decisivas, sino
también, todos los generales afortunados, y podemos descansar satisfechos
con la respuesta que han dado a esta vasta cuestión” (2).

Mariscal F. Foch: “La guerra moderna para llegar a sus fines, imponer la propia
voluntad al adversario, no reconoce más que un medio: la destrucción de las
fuerzas organizadas de aquel... Esa destrucción la emprende y la prepara la
batalla, que persigue la ruina del adversario, desorganiza el mando, la
disciplina, las cohesiones tácticas, las tropas en cuanto a fuerzas... La batalla,
único argumento de la guerra, único objetivo que debe darse por lo tanto a las
operaciones estratégicas” (3).

General Manuel Montt: “Para ocupar es necesario aniquilar las fuerzas que
defienden el suelo adversario. Para aniquilar al adversario, el medio es el
combate, el cual no tiene como un fin puro dicho aniquilamiento, sino que éste
es, a su vez, un medio para fines ulteriores que fatalmente terminan en la
ocupación del territorio enemigo... el objetivo estratégico de las fuerzas
terrestres será siempre las fuerzas organizadas enemigas y su sello
característico en el procedimiento general será la búsqueda de la batalla” (4).

En resumen, en la guerra terrestre, cualquiera sea el carácter del objetivo a


obtener, siempre está la batalla por medio. Su único objetivo reside en el
ejército enemigo. Para un general, con los medios adecuados, el gran
problema a resolver consiste en el “COMO”, puede elegir el “CUANDO” y no
tiene dudas sobre el “QUE” ni del “DONDE”. Lo anterior marca una gran
diferencia con la guerra marítima. El almirante, de acuerdo a los medios
disponibles, se encuentra obligado a definir el “QUE”, “CUANDO”, “COMO”, y
“DONDE”.

3.2. TEORIA DEL PRIMER OBJETIVO

Uno de los méritos de Mahan fue destacar con claridad el rol jugado por la
fuerza organizada en la guerra en el mar. La calificó de “llave” para la
estrategia marítima. Pues con ella se logró obtener el dominio del mar
permitiendo atacar las comunicaciones marítimas, conquistar la posición
estratégica e invadir el territorio adversario; a su vez, protegió a los mismos
objetivos de la acción enemiga. Todos los escritores especializados de la
época coincidieron con los postulados de Mahan. Una publicación británica de
1901 especificó: “El objetivo principal de la guerra naval es la destrucción de la
flota oponente: todas las otras operaciones son de importancia secundaria.
Hasta que la flota enemiga no haya sido apartada, las otras operaciones no
pueden ser emprendidas con seguridad” (5).
115
El almirante británico Colomb, contemporáneo de Mahan, también sostuvo la
misma opinión, aún cuando más radical. “El fin de la guerra naval es obtener el
control del mar o el dominio del mar. Una potencia que se esforzara por
alcanzar un fin distinto, como por ejemplo, el ataque de puertos o territorios o la
protección exclusiva del comercio, aceptaría la situación de una potencia naval
inferior y vencida, y nunca podría pretender causar serios perjuicios a su
adversario mientras mantuviera esta actitud... Es inútil tratar de obtener el
dominio del mar por otros medios que no sea la batalla, y esta empresa es tan
grave, que ningún otro objetivo puede compararse con ella” (6). La Armada de
Chile tampoco escapó de esta generalizada percepción, el comandante
Langlois señaló en relación la guerra marítima: “La forma como se lleva a la
práctica es resolviendo el problema del dominio del mar, el cual se obtiene
atacando y destruyendo la flota enemiga y para ello es preciso no esperarla al
abrigo de los puertos y baterías, sino saliendo a buscarla y atacarla en el mar,
si es posible, en sus propios mares” (7). Además, juzga que la fuerza
organizada juega el papel clave en la lucha por el dominio del mar “Para vencer
se necesita poder y en el mar este poder lo representa la flota de combate” (8).

Pronto, se exageró sobre la necesidad de destruir o neutralizar la flota en


enemiga y se convirtió en un dogma de inaplazable ejecución. Ninguna
operación podía llevarse a efecto sin antes haber realizado dicha tarea, la
fuerza opositora era el primer objetivo ineludible. Así se generó la llamada
“Teoría del Primer Objetivo”. Stephen Roskill incorporó a sus sostenedores en
la “Escuela de la Batalla Decisiva”.

A continuación se transcriben algunas frases del Almirante Castex, quien


describe con acierto la referida teoría: “La fuerza organizada móvil del
enemigo, o sea, su fuerza militar a flote, ocupará el primer plano de nuestro
pensamiento. A ella referiremos todas nuestras acciones, porque su supresión
resuelve todos los problemas... Es evidente que el mejor procedimiento para
lograr esto, consiste en destruirla, lo que se tratará de hacer por medio del
combate. Si el enemigo lo elude, encerrándose en sus bases, se lo bloqueará
en ellas... La acción de dejar fuera de combate la fuerza organizada, es pues,
el primer objetivo. Se deduce de lo dicho, como corolario obligado, que debe
buscarse el combate. Esta búsqueda se efectuará incansablemente, de la
manera más activa. Adoptará la forma de movimientos, de persecución, de la
caza de ese enemigo que queremos eliminar” (9).

Esta teoría acarrea varias consecuencias, se enuncian las más


trascendentales. En primer lugar, influye en la distribución de los medios. En
atención a la existencia de un objetivo principal y exclusivo -la flota antagonista-
obliga concentrar en la propia fuerza organizada todas las unidades navales
disponibles. No proceder en esta forma viola el principio de economía de la
fuerza. Por consiguiente, no es admisible dispersar fuerzas destinadas a
realizar tareas relativas a la defensa o ataque de las comunicaciones
marítimas, posición estratégica o litoral. El primer objetivo, por su naturaleza,
absorbe en su totalidad los esfuerzos de la Armada. Asimismo, como la flota
enemiga constituye el objetivo principal el resto se reduce a objetivos ulteriores.
Una vez obtenido el primer objetivo, recién entonces se está en condiciones de
116
dividir las fuerzas con el propósito de alcanzar los objetivos postergados. Esta
circunstancia da origen al “Orden Cronológico Teórico de las Operaciones”.

3.3. ORDEN CRONOLOGICO TEORICO DE LAS OPERACIONES

De acuerdo a la teoría, el primer objetivo está en íntima relación con el “Orden


Cronológico Teórico de las Operaciones”. El primero genera al segundo.
Conforme a lo establecido con anterioridad, sin el dominio del mar no se puede
atacar o defender las comunicaciones marítimas, la posición y el litoral. La
fuerza organizada adversaria corresponde al mayor obstáculo para conquistar y
ejercer ese dominio y, a la vez, representa la amenaza más severa de la propia
flota. Esas razones fundamentan la elección de la Escuadra contraria como
primer objetivo, estableciendo la siguiente situación: “Abandonaremos
transitoriamente, hasta que hayamos logrado esta destrucción tan importante
de la fuerza organizada del enemigo, toda otra preocupación... No
entorpeceremos nuestra acción, sobre todo con la defensa de nuestras costas
y comunicaciones... nos llevaría a dispensar nuestras fuerzas y nos expondría
a una diversión de nuestros esfuerzos. Del mismo modo nos abstendremos de
emprender operaciones contra sus costas o comercio... Prescindiremos en todo
lo posible de las exigencias extrañas a la estrategia propiamente dicha, que los
acontecimientos tiendan a imponernos... Los factores políticos, económicos,
militares, terrestres, morales, etc., deben ser relegados a segundo plano” (10).
Con estas medidas se pretende no entrabar la libertad de acción y tomar la
ofensiva contra la flota enemiga de la manera más enérgica. Se concentran
todos los medios para el ataque sostenido hasta lograr el aniquilamiento de la
fuerza organizada contraria. Luego, no antes de la consecución del primer
objetivo, se acomete la obtención de las metas postergadas. Esto es lo que se
entiende como “Orden Cronológico Teórico de las Operaciones”. Dicha forma
de conducción de las operaciones, tan rígida y excluyente, se presta para
provocar graves desastres.

Ejemplos Históricos:

Guerra Entre Estados Unidos y España.

Uno de los ejemplos más esclarecedores sobre los nocivos efectos de la teoría
del “Primer Objetivo” y su consecuente “Orden Cronológico Teórico de las
Operaciones” lo ofreció la actitud de la flota norteamericana frente a la
escuadra del Almirante Cervera. La fuerza española era inferior a la del
Almirante Sampson. Refiriéndose a los estadounidenses Corbett comentó:
“Tenían la intención de establecerse cuanto antes en la parte occidental de
Cuba, para apoyar a los insurgentes coloniales... la configuración del mar que
debía atravesar el ejército americano era tal que, con una actitud estrictamente
defensiva o de cobertura de la flota, esos riesgos podían ser prácticamente
anulados. A pesar de esto, los americanos estaban tan erróneamente
dominados por máximas que recientemente habían vuelto a ser descubiertas
que, cuando en víspera de ejecutar la maniobra vital se enteraron de que una
escuadra española cruzaba el Atlántico, desplazaron de su posición defensiva a
117
la fuerza de cobertura, enviándola a buscar la flota enemiga y destruirla” (11).
La resolución antedicha estuvo a punto de abortar la insurrección patriota al no
contar con el refuerzo del ejército estadounidense esperado ante la dura
represión española. Corbett añadió: “Al final sólo el azar les permitió remediar
el error que habían cometido. Si la escuadra española hubiese entrado a uno
de los puertos cubanos que disponía de comunicación ferroviaria con el ejército
realista principal, tal como Cienfuegos o La Habana, en vez de apresurarse a
entrar a Santiago, la campaña se habría perdido totalmente” (12).

Guerra del Pacífico (1879)

En Punta Gruesa, el Perú perdió la mitad de su flota y Chile conquistó el virtual


dominio del mar. En vez de explotarlo la Escuadra se dedicó de lleno a la caza
del Huáscar para así barrer todo vestigio de fuerza organizada enemiga. Con
esta resolución, la Dirección de la Guerra aplazó la ofensiva estratégica desde
el mar al expuesto litoral adversario y con ello prolongó la guerra sin necesidad.

4. DISCREPANCIAS DE LA TEORIA CON LA PRACTICA

4.1. FACTORES PERTURBADORES

En estrategia marítima no caben rigideces ni determinismos, en particular


respecto a los objetivos. Se traba y coarta su accionar al fijar, de modo
dogmático, un orden cronológico de las operaciones fijo e inalterable. En el
mar, al contrario de tierra, existen varios objetivos estratégicos simultáneos.
Los relacionados en orden directo con el control del mar, fin último de la
estrategia marítima, son tres: la posición, las comunicaciones marítimas y la
fuerza. A los tres, para distinguirlos, se les denominan objetivos estratégicos
naturales. El primero tiene carácter geográfico, el otro económico- militar y el
último bélico. Además, los objetivos originados por las interferencias se
encuentran en territorio propio o adversario y se agrupan bajo el término
“territorio”. Su naturaleza varía entre político, bélico, económico, geográfico y
moral. En ocasiones, dos o tres de los objetivos estratégicos se hayan tan
ligados entre sí que basta obtener uno para alcanzar los restantes. Sin
embargo, la mayor parte de las veces, su enlace es muy débil y exige un
escalonamiento en tiempo y espacio en su obtención.

En esta complicada situación, el conductor de la guerra en el mar precisa


analizar cada uno de los objetivos estratégicos naturales y así apreciar su
gravitación en el control del mar. Además, requiere evaluar las necesidades de
la Estrategia Total y la del Campo de Acción Bélico con el fin de establecer la
urgencia de las interferencias. En ocasiones, aún cuando ellas desvían a la
estrategia marítima de su curso habitual, revisten tal premura que obligan a
darles prioridad. Con estos elementos de juicio, el Comandante en Jefe se
encuentra en condiciones de fijar el orden cronológico de las operaciones a
ejecutar para su caso específico y único. Por lo general, el mencionado orden
se traduce en un sistema de operaciones a llevar a cabo mediante una
maniobra estratégica.
118
A continuación se evalúan, por separado, cada uno de los objetivos
estratégicos a considerar en la guerra marítima.

4.2. LA POSICION ESTRATEGICA

El factor geográfico juega un extraordinario efecto en el control del mar, en


especial sobre las comunicaciones marítimas. Existen países con una posición
estratégica privilegiada cuya ubicación les faculta proteger su tráfico militar, de
mantenimiento y económico y, a la vez, interrumpir el del enemigo. Su fuerza
desplegada en la posición cumple así una de las tareas más importantes del
poder naval. Si carece de otros motivos relevantes, sólo se preocupa de la
defensa del factor geográfico. Por el contrario, hay naciones con posiciones
tan defectuosas que su flota no tiene gravitación alguna sobre el control del mar
en las áreas decisivas. Por tanto, tampoco ejerce el dominio sobre sus
comunicaciones marítimas vitales. Para evitar el colapso económico, impedir el
tráfico adversario o alcanzar cualquier otro objetivo estratégico a través del mar
necesita, como requisito previo, mejorar su posición estratégica.

Ejemplos Históricos:

Primera Guerra Mundial

Alemania no percibió la dualidad del poder naval -fuerza y posición-,


despreocupándose de esta última. Su poderosa Flota de Alta Mar no
desempeñó un papel muy efectivo en el conflicto. En tanto, su frente interno se
desplomó debido al hambre causada por el bloqueo económico impuesto por
Gran Bretaña, avalado por la Gran Flota desde Scapa Flow.

Segunda Guerra Mundial

La Segunda Guerra Mundial en el Pacífico consistió en una permanente lucha


por la posición estratégica. La batalla de Midway respondió a tal causa: “El
plan generado por el Estado Mayor de la Flota Combinada para la operación
Midway tenía dos objetivos. El primero, el más modesto, era la captura de
Midway como una base aérea avanzada para facilitar la detección temprana de
fuerzas enemigas operando al oeste del archipiélago de Hawai. El segundo
objetivo, más amplio, era atraer a las fuerzas remanentes de la Flota de
Estados Unidos del Pacífico y así entablar la batalla decisiva” (13). La pérdida
de los cuatro portaaviones del almirante Nagumo frustró el intento japonés.
119
4.3. LAS COMUNICACIONES MARITIMAS

En innumerables oportunidades, las comunicaciones marítimas revistieron una


importancia primordial ante los otros objetivos. Nada fue más gravitante para el
poder naval que asegurar su tránsito expedito comprometiendo en esta tarea
hasta la fuerza organizada. Estas circunstancias acaecieron, por lo general, al
inicio de las hostilidades. Los ejércitos se encontraban en su fase de
concentración, despliegue y refuerzos al teatro principal o el de la decisión. En
esos momentos, las comunicaciones marítimas militares polarizaron las
operaciones navales de uno o ambos beligerantes. En otras eventualidades,
las comunicaciones marítimas de mantenimiento se tornaron críticas y los
afectados hicieron centro del esfuerzo en ellas, arriesgando en la empresa a su
flota o parte de ella. Por último, las comunicaciones marítimas económicas
constituyeron el objetivo estratégico principal de la guerra en el mar, dicha
situación provocó la división y debilitamiento de la flota de la parte perjudicada,
afectando su superioridad para dar la batalla.

Ejemplos Históricos:

Primera Guerra Mundial. Líneas De Comunicaciones Marítimas Militares.

Los planes de guerra de los aliados contemplaban la intervención en Francia de


cuatro divisiones de infantería y una de caballería del Reino Unido. Entre el 7 y
17 de agosto de 1914, la Fuerza Expedicionaria británica cruzó el Canal de la
Mancha. “El almirantazgo inglés estimó que la misión principal de la Escuadra
era apoyar y asegurar el transporte del cuerpo expedicionario inglés al
continente, subordinando, en un principio, a esa función primordial todas las
demás” (14).

Segunda Guerra Mundial. Líneas De Comunicaciones Marítimas de


Mantenimiento.

La campaña de Guadalcanal se prolongó por seis meses y fue una lucha tenaz
por las líneas de comunicaciones de mantenimiento y militares. En su
transcurso, involucró a las fuerzas organizadas de Japón y Estados Unidos.
“Guadalcanal duró casi exactamente seis meses. Durante ese tiempo se
desarrollaron seis batallas navales y se hundieron 65 navíos de combate (dos
acorazados, tres portaaviones, doce cruceros, veinticinco destructores, seis
submarinos y diecisiete transportes). Las pérdidas de la aviación japonesa
fueron enormes; aunque las cifras no han sido nunca escrupulosamente
computadas, entre el 7 de agosto de 1942 y el 7 de febrero de 1943 la rama
aérea de la Armada perdió más de 800 aparatos volantes y 2.362 pilotos y
tripulantes. El ejército japonés, según dijo el general de división Kawaguchi, no
fue el único que quedó enterrado en el cementerio de Guadalcanal” (15).
120
Primera Guerra Mundial. Líneas de Comunicaciones Económicas.

La presencia del escuadrón de von Spee en el Pacífico Suroriental causó una


profunda inquietud en Londres. “Los británicos estaban ansiosos por el temor
de un posterior rodeo de la flota germana por el Cabo de Hornos y pudiera
causar estragos al vital flujo de carnes y granos desde América del Sur a
Europa. El Almirantazgo resolvió que este peligro debía ser conjurado a
cualquier precio, pues si su comercio de ultramar e importaciones era
interrumpido seriamente, Gran Bretaña estaría obligado a arrodillarse en
cuestión de semanas. Por tanto, las unidades navales alemanas debían ser
ubicadas y destruidas” (16). Esta coyuntura cobró mayor importancia después
de la batalla de Coronel. El Almirante Fisher no dudó en debilitar a la Gran
Flota y destacó a tres cruceros de batalla con la tarea de aniquilar a los
cruceros alemanes.

4.4. LA FUERZA ORGANIZADA

La batalla naval -el choque entre fuerzas organizadas- consiste en un acto


táctico de consentimiento mutuo en razón del escenario y de los medios. La
vastedad de los océanos, el nulo valor de los espacios marítimos, la movilidad
de la fuerza para recorrer los mares en cualquier dirección, la incapacidad de
las naves para traspasar a voluntad la línea costera y la reacción de la tierra
contra el mar concurren para darle al encuentro naval la característica
mencionada. En tierra, por el contrario, el ejército más débil para eludir la
batalla está obligado a entregar territorio, de gran valor intrínseco, y tiempo.
Ambos corresponden a factores finitos y por tanto se agotan. Cuando ello
sucede, el ejército inferior debe afrontar, quiera o no, la decisión en la batalla.

“El objeto primordial de nuestra flota de batalla es buscar a la del enemigo. A


primera vista, nada puede ser más racional... El valor práctico de la máxima
militar se basa en el hecho de que en la guerra terrestre siempre es posible,
teóricamente, atacar al ejército enemigo si se dispone de la fuerza y espíritu
para vencer los obstáculos y afrontar los riesgos. En el mar, en cambio no
sucede lo mismo. En la guerra naval, se presenta un hecho de grandes
consecuencias, que es completamente desconocido en tierra; se trata
simplemente de lo siguiente: que al enemigo le es posible retirar por completo
su flota del campo de operaciones. Se la podrá retirar a un puerto defendido,
donde quedará enteramente fuera de nuestro alcance... Por grande que sea la
fuerza naval y el espíritu ofensivo, no servirán en este caso. El resultado es
que, en la guerra naval tiende a presentarse un dilema complicado. Si
disponemos de una superioridad tal que justifique una vigorosa ofensiva y que
nos incite a buscar al enemigo con la intención de obtener una decisión, lo más
probable es que lo encontremos en una posición que no podremos atacarlo”
(17). Pero quien elude la batalla, refugiándose en su base, entrega el mar a su
enemigo con todas las consecuencias negativas previsibles.
121
Ejemplo Histórico:

Guerra Ruso-Japonesa

Desde el inicio de la guerra, la flota rusa rehusó la batalla amparándose en


Puerto Arturo. La base zarista quedó cercada por fuerzas terrestres y la
artillería de campaña japonesa se colocó al alcance de la bahía el 7 de agosto
de 1904. La Escuadra del Pacífico, compuesta por 18 unidades escapó con
rumbo a Vladivostok el 10 de agosto. Ese mismo día se libró la batalla del mar
Amarillo. El grueso ruso retornó a su base y de los evadidos ninguno recaló a
su destino, pues a ocho se les internó en puertos neutrales y el restante se
varó. “Después de su regreso a Puerto Arturo la reducida Escuadra del
Pacífico cesó aún de existir como flota en potencia. Sus baterías secundarias y
gran parte de las tripulaciones fueron incorporadas a la defensa en tierra” (18).

4.5. LAS INTERFERENCIAS

a) Origen

Las “interferencias” son las acciones y reacciones ejercidas por las


estrategias superiores y colaterales sobre la guerra en el mar. Se generan
por causa de la “Guerra Total” y la “Unidad de la Guerra”. Ellas interfieren
a la estrategia marítima en su búsqueda del control del mar, más aún, en
oportunidades obstaculizan el logro de dicha meta. La libertad de acción
del conductor de la guerra marítima se coarta por múltiples exigencias
políticas, estratégicas, económicas, jurídicas y morales. Pero también la
estrategia marítima puede imponer serias interferencias a las otras
estrategias.

Tal vez, el término interferencia no es el más adecuado. Pues su


satisfacción pretende, por lo común, alcanzar objetivos del nivel político,
campo de acción bélico o de las otras instituciones de la defensa a través
del poder naval. Sin embargo, sirve para destacar el desvío a efectuar por
la Armada, en contribución a las otras estrategias, de su responsabilidad
única e ineludible: el control del mar. Por otra parte, aún cuando el
dominio del mar constituye el fin último de la estrategia marítima, para dar
frutos substantivos, debe transformarse en un medio destinado a servir a
las estrategias superiores o colaterales en su esfuerzo por ganar la
guerra. Conviene recordar el consejo de Castex en relación al tema de las
interferencias. “Constituyen un conjunto de necesidades ajenas a la
estrategia naval, pero que no obstante ellas merecen ser consideradas
seriamente. Es verdad que sólo se las aceptará con reservas y después
de madura reflexión, pero, con todo, en muchas circunstancias nos
veremos obligados a satisfacerlas ampliamente, aunque bajo la condición
expresa, como es natural, de que ellas no comprometan a la estrategia
naval por vías demasiado peligrosas” (19). Esta sensata advertencia
necesita ser considerada en cada ocasión que se encara una
interferencia. En numerosas oportunidades se pretende imponer al poder
122
naval tareas para las cuales están mejor adaptadas las fuerzas terrestres
y aéreas.

En otro aspecto, también la estrategia marítima exige a las otras


estrategias su colaboración a través de interferencias. En otras palabras,
cumplir tareas en beneficio de la guerra en el mar desviándolas de su
propio camino. Por ejemplo la conquista o defensa de una posición
estratégica, el ataque o defensa de terminales marítimos y buques en el
mar, etc.

b) Clasificación de las Interferencias

Con la intención de diferenciarlas con nitidez, la clasificación se efectúa


recurriendo a su origen. Asimismo, ellas tienen carácter positivo cuando
obligan a materializar una acción y negativo al impedirla.

Políticas Negativas o Positivas. Por lo general consisten en dar ayuda a


un aliado, efectuar demostraciones de poder ante un país o grupo de
países, brindar protección a una determinada área de costa y otras tareas
parecidas. También comprenden prohibición de realizar operaciones en
aguas que afecten a ciertos neutrales, abstenerse en atacar buques de
determinadas banderas, establecer zonas de exclusión, etc.

Jurídicas: Negativas. El Derecho Internacional, en forma permanente,


impide o restringe ciertas operaciones navales. Se relacionan con la
observación de las convenciones, respeto del derecho de presa,
consideraciones a los neutrales, trabas en el empleo de ciertas armas y
similares. El Almirante británico Cyprian Bridge observa “Es necesario
tener tan en cuenta a los juristas internacionales como al enemigo” (20).

Económicas. Positivas. Siempre imponen acciones orientadas al apoyo


del frente económico propio y dañar al del enemigo. Se traducen, gran
parte de las veces, en el ataque y defensa del tráfico mercante con
significado económico. Es decir, se confunden con la guerra en el mar.

Morales. Positivas. Por lo común, nacen de presiones de la opinión


pública y tienen honda repercusión en la cohesión del frente interno. La
población demuestra una extraordinaria sensibilidad ante las amenazas
provenientes desde el mar. Se suma a lo anterior el desconocimiento
generalizado sobre la estrategia marítima.

Bélicas. Positivas. Satisfacen las demandas de la “Unidad de la Guerra” y


sirven a la guerra terrestre y aérea. Se traducen en realizar transporte e
impedir o ejecutar operaciones de proyección contra el litoral propio o
adversario respectivamente. Por lo general las interferencias se
materializan dependiendo o atacando el litoral propio o enemigo. Se
generaliza usando el término “territorio”.
123
Ejemplos Históricos:

Primera Guerra Mundial. Interferencia Política

Rusia solicitó a Gran Bretaña hiciera una demostración ante Turquía


encaminada a aliviar la presión sobre su ejército en el Cáucaso. Después
de onerosos e inútiles intentos por forzar los Dardanelos con una fuerza
naval, se resolvió capturar los estrechos turcos mediante una operación
anfibia. El plan se realizó con inexcusables vacilaciones y demoras.

“Cuando la Flota de Robeck desembarcó 29 mil hombres en cinco playas,


alrededor de Cabo Helles y de Gaba Tepe, los defensores turcos ya
estaban listos para recibirles. Y ni entonces, ni en los ocho meses que
siguieron, obtuvieron las tropas aliadas más que una cabeza de playa en
la península” (21).

El 19 de diciembre de 1915 se puso fin a esta desdichada campaña, los


aliados perdieron 9 pre-Dreadnought o cruceros acorazados, numerosas
unidades menores y sufrieron 250 mil bajas.

Segunda Guerra Mundial. Interferencia Jurídica

El Tercer Reich inició la campaña submarina con grandes restricciones:


“Los submarinos tenían orden rigurosa de realizar la guerra
exclusivamente conforme a la ordenanza de apresamiento, esto es, atacar
sin previo aviso únicamente a los barcos armados o a los barcos
mercantes acompañados de barcos de guerra, pero a los demás sólo
detenerlos y hundir los barcos con contrabando tan sólo después de
inspeccionar los papeles o la carga. Este método les privó de su mejor
arma, la invisibilidad, pues tenían que emerger, y además para ellos
suponía un peligro detener a barcos armados” (22). Las limitaciones se
abolieron de manera gradual y la guerra submarina se tornó sin
restricciones.

Segunda Guerra Mundial. Interferencias Económicas

El Almirante Raeder fundamentó la operación anfibia destinada a


conquistar Noruega: “quedaba asegurado el transporte de mineral desde
Narvik a los puertos alemanes, menos hostilizados por cierto en adelante
de lo que habíamos esperado. Por otra parte, el suministro de mineral y
madera a Inglaterra, que sobre todo necesitaba de ésta para entibar sus
minas de carbón, cesaba por completo, redondeando para Alemania la
ventaja de la propia importación con las bajas de la enemiga” (23).
124
Segunda Guerra Mundial. Interferencia Moral

Pearl Harbour y los sucesivos éxitos japoneses habían deprimido la


opinión pública norteamericana. “Las misiones de los portaaviones
sugirieron en Washington una idea: atacar Japón (metropolitano), con lo
que se demostraría que los Estados Unidos podía alcanzar territorio
japonés y a la vez realzaría la moral de la nación estadounidense... Para
esta acción se precisaban aviones de gran autonomía, que después de
despegar de los portaaviones, bombardearan los objetivos y aterrizaran en
China... Y así, a las 07:25 hrs. del 18 de abril de 1942 despegó del Hornet
el primer B-25, el de Doolittle. La incursión resultó un éxito, y Tokio,
Osaka, Kobe y Nagoya recibieron las primeras bombas estadounidenses”
(24). La repercusión en Japón fue desmedida. El Alto Mando aprobó el
plan del Almirante Yamamoto para atacar Midway con funestos resultados
para la Armada Imperial.

Segunda Guerra Mundial. Interferencia Bélica

La evacuación de las fuerzas británicas cercadas en Dunkerque,


Operación Dinamo, constituyó una hazaña para el Reino Unido. “Iniciada
con la modesta meta de rescatar a 45.000 hombres, finalmente alcanzó la
sorprendente cifra de 338.226 salvados de las garras del enemigo -
308.888 de ellos en buques británicos y el resto, en su mayoría, en
buques franceses. De estos totales, los destructores y transportes de
personal trajeron de regreso, por lejos, la mayor proporción, y ellos
sufrieron con mayor severidad. Dinamo costó a la Armada Real seis
destructores hundidos y diecinueve seriamente averiados. Además, se
perdieron nueve transportes de personal y otros ocho sufrieron averías
tales que fueron retirados” (25).

5. CONDUCCION PRACTICA DE LAS OPERACIONES

5.1. CONSIDERACIONES GENERALES

Para abordar el problema relativo a un Orden Cronológico Práctico de las


Operaciones se necesita tener presente algunos elementos de juicio básicos.
El fin de la estrategia marítima estriba en el control del mar. Su conquista pasa
a través de la destrucción o neutralización de la Escuadra enemiga, en tanto,
su ejercicio está en relación directa al grado de control detentado. El dominio
del mar depende, en una u otra forma, de los tres objetivos estratégicos
naturales: las comunicaciones marítimas, la posición estratégica y la fuerza.
Pero, la última constituye el elemento más gravitante; su presencia, la propia o
la contraria, genera o coarta la libertad de acción en el normal cumplimiento de
las tareas. La fuerza organizada enemiga es la mayor amenaza sobre las
comunicaciones, posición y litoral propio; asimismo consiste en el obstáculo
más grande a fin de atacar los mismos objetivos del contrincante.
125
El análisis de la influencia de los tres objetivos estratégicos naturales define su
prioridad y secuencia en su obtención. En ciertas eventualidades, urge dar la
batalla o neutralizar la flota enemiga. En otras, conviene dar preferencia a la
conquista o mejora de la posición estratégica. Por último, la preponderancia
puede radicar en la realización del transporte marítimo, su defensa o ataque.
Luego corresponde revisar las Interferencias, en especial, las derivadas de la
Estrategia Total y la Unidad de la Guerra. Terminado este detallado estudio se
queda en condiciones de establecer, con fundamentos, el Orden Cronológico
Práctico de las Operaciones. Su primera consecuencia representa una
distribución de los medios navales concordantes con los objetivos estratégicos
a lograr. Además, tal vez lo más importante, dicho Orden desemboca en un
modelo o sistema de operaciones entrelazado y armónico, de los órganos de
maniobra. Su ejecución precisa una maniobra estratégica a nivel Armada.
Para terminar, Castex hace una interesante acotación sobre el tema: “Orden
Cronológico de las Operaciones. O sea, el orden de sucesión en el tiempo”
(26).

En esta solución de compromiso es prudente observar lo siguiente: “Si antes


de haber puesto fuera de combate a la fuerza organizada del enemigo,
circunstancias graves y apremiantes obligan a emprender operaciones de
ataque o defensa de las costas, de ataque o defensa de las comunicaciones,
de transportes de tropas, etc., éstas se efectuarán sin descuidar la fuerza
organizada, sin dejarla de tenerla presente, listos para encontrarla y
disponiendo los medios de modo que podamos ser informados a tiempo y
poder atacarla en las condiciones más ventajosas posibles. Se garantizará, en
una palabra, la seguridad contra esa fuerza, sin perder de vista que ella
continúa siendo, a pesar de todo, el factor preponderante, y que por encima del
objetivo momentáneo y circunstancial al cual nos sacrificamos por exigencias
momentáneas, está el objetivo permanente y decisivo; la destrucción de esa
fuerza” (27). En otros términos, si la flota enemiga interfiere en la misión propia
se la debe apartar del camino o aniquilarla mediante la batalla.

5.2. OPEACIONES NAVALES TIPICAS

Como se puede apreciar, la guerra en el mar comprende dos grandes


categorías de objetivos: unos ubicados a flote, móviles, y otros en tierra fijos.
Pero ambos, por lo general, están ligados por el control del mar. Los primeros
consisten en las unidades navales y aéreas integrantes de la fuerza
organizada, naves de transportes y los buques y aeronaves destinados a su
protección. Los restantes se refieren a los objetivos geográficos o terrestres.

El británico Julian Corbett ordenó y agrupó las operaciones relacionadas con


los objetivos a flote. Con ello logró sistematizar dicha área de la guerra en el
mar con extraordinaria lógica. Para completar su esquema es indispensable
agregar las operaciones de proyección atinentes a los objetivos geográficos.
Las denominadas “Operaciones Navales Típicas” son las siguientes:
126
 Operaciones de conquista del control del mar.
 Operaciones de disputa de control del mar.
 Operaciones de ejercicio del control del mar.

Para completar el cuadro de las operaciones navales deben sumarse las:


 Operaciones de Proyección.

De manera simplificada, la conquista y la disputa del control del mar tienen


como objetos respectivos lograr o mejorar el dominio del mar y sus objetivos los
materializan las unidades de la fuerza organizada enemiga. En tanto las de
ejercicio, su objeto corresponde a la realización del tráfico marítimo, su defensa
e interrupción, según corresponda. Los objetivos están representados,
básicamente por los buques de transporte. En las operaciones de conquista
sólo intervienen las fuerzas organizadas de los beligerantes. En la de disputa
participan las fuerzas organizadas y las otras unidades del poder naval de los
adversarios. En las de ejercicio concurren las fuerzas organizadas, los buques
de transporte, los escoltas y los corsarios, en resumen, casi todo el poder
marítimo de los antagonistas. Las operaciones de proyección tienen diversos
propósitos y objetivos, pero su mayor manifestación consiste en la invasión o
su defensa y compromete no sólo al poder naval sino además a las otras ramas
de la defensa. Las “Operaciones Navales” se estudian en detalle en Capítulos
próximos.

5.3. COMENTARIO FINAL

Un error frecuente es confundir la misión del poder naval relacionándola, en


forma exclusiva, con la conquista del control del mar. Conviene recordar que
ésta sólo consiste en una de las operaciones navales típicas. La misión de la
Armada en tiempo de guerra constituye el control del mar a fin de emplearlo en
beneficio propio y negárselo al enemigo. La mayor explotación de ese dominio
consiste en proyectar el poder militar de la nación a través del poder naval
contra el litoral enemigo. Por otra parte, el poder naval cumple importantes
tareas durante la paz.

La Segunda Guerra Mundial, de marcado carácter marítimo, ofrece múltiples y


nítidos ejemplos históricos del amplio abanico de las operaciones navales. Con
posterioridad, aún cuando el poder naval gravita substancialmente en el
desenlace de los conflictos, son menos generosos en entregar lecciones sobre
la conquista y disputa del control del mar. El vicealmirante Justiniano señala
respecto a la contienda bélica India-Pakistán 1971: “La flota hindú obtuvo y
explotó el control del mar desde antes de completarse 36 horas de
operaciones, como consecuencia de la destrucción y neutralización de las
fuerzas navales pakistanas (28)... no existió plan de operaciones de la fuerza
organizada pakistana, que evidenció carencia absoluta de voluntad estratégica,
pues el autobloquearse en Karachi, fue dañada severamente, no ejerció
gravitación alguna y abandonó el control del mar al adversario” (29).
127
El conflicto de las Falklands brinda también otro ejemplo de autobloqueo, la
Flota de Alta Mar argentina se refugia en su base y entrega el dominio del
Atlántico Sur a sus enemigos. Esta actitud de flota en potencia inmóvil acarrea
el desastre y la recuperación de las islas ante la operación de proyección
británica.

En las guerras del Golfo, Irak carece prácticamente de una Armada y ni siquiera
lucha por el control de las aguas ribereñas. Las coaliciones atacantes gozan
de un irrestricto control del mar para realizar sus operaciones de ejercicio y
proyección.

El área de misión Presencia Naval -a detallar en capítulo posterior- se satisface


principalmente apelando a las operaciones de Ejercicio y Proyección. No
obstante, cabe considerar que una crisis mal manejada puede desembocar en
una guerra con toda la amplia gama de operaciones navales. En otro aspecto,
las llamadas operaciones de paz responden a resoluciones de la Naciones
Unidas. Por lo común, una coalición internacional forma una fuerza naval
combinada. Sus tareas fluctúan desde la realización de operaciones de
Ejercicio (bloqueo económico general o selectivo) hasta operaciones de
proyección de carácter inspectivo o punitivo. Asimismo, las actividades de
Policía Marítima y de Apoyo a la Comunidad demandan patrullajes
aeromarítimos o acciones similares.
128
CAPITULO CUATRO
ANEXO “A”

ESQUEMA DE LAS OPERACIONES NAVALES

OBJETIVO
OPERACION ESTRATEGICO CALIDAD OBJETO

MOVIL LOGRAR
FUERZA CONTROL DEL MAR
CONQUISTA
ORGANIZADA

OPERACIONES MOVIL MEJORAR


FUERZA CONTROL DEL MAR
NAVALES DISPUTA
ORGANIZADA
TIPICAS
MOVIL  REALIZAR TPTE.
L. C. M.  DEFENDER TPTE.
EJERCICIO
(TRANSPORTES)
 DESTRUIR TPTE.
GEOGRAFICO  CONQUISTAR
POSICION (FIJO)  NEUTRALIZAR
OPERACIONES DE  DEFENDER
PROYECCION GEOGRAFICO  INVADIR
TERRITORIO (FIJO)  NEUTRALIZAR
 DEFENDER
129
PAGINA EN BLANCO NO FOTOCOPIAR
130
CAPITULO CUATRO
LAS OPERACIONES NAVALES

REFERENCIAS

(1) Karl von Clausewitz. De la Guerra. Buenos Aires. Ediciones Mar Océano. 1960. p.
201.

(2) Clausewitz. op. cit. p.203.

(3) Mariscal F. Foch. Los Principios de la Guerra. Santiago. Imprenta Fiscal de la


Penitenciaría. 1919. p .240.

(4) General M. Montt. La Guerra su Conducción Política y Estratégica. Santiago. Estado


Mayor General del Ejército. 1970. pp. 134 - 136.

(5) Captain R. H. S. Bacon, R. N. Some Notes on Naval Strategy. The Naval Annual.
1901. Portsmouth, England. p.236.

(6) Almirante Raoul Castex. Teorías Estratégicas. Buenos Aires. Escuela de Guerra
Naval. 1938 - 1942. Tomo I. p.243.

(7) Capitán de Fragata Luis Langlois. Influencia del Poder Naval en la Historia de Chile,
desde 1810 a 1910. Valparaíso. Imprenta de la Armada. 1911. p.23.

(8) Langlois. op. cit. p.231.

(9) Castex. op. cit. Tomo I. p.246.

(10) Castex. op. cit. Tomo I. p.247.

(11) Julian S. Corbett. Algunos Principios de Estrategia Marítima.


Valparaíso. Imprenta Academia de Guerra Naval. 2000. p.123.

(12) Corbett. op. cit. 124.

(13) Mitsuo Fuchida and Masatake Okumiya. Midway the Battle that
Doomed Japan, the Japanese Navy’s Story. Annapolis. United States Naval Institute.
1965. p.78.

(14) Otto Groos. La Doctrina de la Guerra Marítima. Valparaíso.


Imprenta de la Armada. 1954. p. 40.

(15) Brigadier General Samuel B. Griffith. USMC. La Batalla de


Guadalcanal. México. Editorial Herrero. 1966. p. 245.

(16) David Shermer. World War I. Hong Kong. Octopus Book Ltd. 1975.
p. 77.
131

(17) Corbett. op. cit. pp. 113 - 114.

(18) E. B. Potter. The United States and World Sea Power. Englewood
Cliffs N.J. Prentice - Hall. Inc. 1955. p.439.

(19) Castex. op. cit. Tomo I. p.303.

(20) Castex. op. cit. Tomo I. p.304.

(21) Enciclopedia de la Guerra en el Mar. Madrid. San Martín. 1986.


p.39.

(22) Vicealmirante Friederich Ruge. Deer Seekrieg. Historia de la


Marina de Guerra Alemana 1939 - 1945. México. Editorial Herrero. 1965. p.57.

(23) Erich Raeder. Mi Vida. Barcelona. Luis de Caralt. 1965. p.364.

(24) La Marina. Historia de Trafalgar a Nuestros Días. Editorial Delta.


Barcelona. 1984. Vol. 5. pp. 940 - 941.

(25) Captain S. W. Roskill R. N. White Ensign. The British Navy at War.


1939 - 1945. Annapolis. United States Naval Institute. 1966. p.78.

(26) Castex. op. cit. Tomo I. p. 261.

(27) Castex. op. cit. Tomo I. p. 292.


132
TRATADO PRIMERO
CONCEPTOS BASICOS

CAPITULO CINCO
LA OFENSIVA Y LA DEFENSIVA EN EL MAR

1. INTRODUCCION

1.1. En la guerra hay sólo dos clases de posturas en relación a los objetivos
estratégicos: la ofensiva y la defensiva. La primera se realiza mediante el ataque y
la restante a través de la resistencia. No existen otras alternativas.

La ofensiva tiene una actitud muy definida y no ofrece dudas sobre sus
alcances. Es, por esencia, activa pretendiendo apoderarse de algo en
posesión del enemigo, quien se niega a entregarlo. En consecuencia, se
requiere destruirlo o apoderarse de él, por medio de la violencia. Castex se
refiere al tema: “Unicamente la ofensiva puede traer esta ruptura definitiva del
equilibrio, del cual resultará la decisión, porque sólo ella posee el carácter
transformador necesario” (1). Más adelante, agrega: “Su principal mérito, lo
que la justifica y la eleva por sobre la defensiva, es la posibilidad que ofrece de
obtener un resultado positivo y en particular aquel que realmente interesa, es
decir, la decisión de la guerra. El carácter decisivo es el fundamento de la
verdadera ofensiva. Sólo aquella que tiene fundamento es digna de este
nombre, sólo este carácter permite considerarla como tal” (2).

La defensiva soporta y detiene el ataque. Su naturaleza es pasiva, se satisface


con mantener la situación y conservar las fuerzas. Está obligada acomodarse a
las acciones del ofensor y protegerse en todas direcciones. La más de las
veces provoca la nociva dispersión de los medios. En tierra, sus factores de
fuerza radican en el terreno, tiempo y número. Se caracteriza por dos
elementos inseparables: la espera y la reacción. Esta última, se materializa, en
todo su vigor, cuando la defensiva tiene éxito en sus propósitos de desgastar y
desestabilizar al enemigo y, con el fin de explotar esta coyuntura favorable,
cambia de actitud lanzando la contraofensiva resolutiva. “Lo anterior se basa
en la hipótesis de que la defensiva no es sino una situación provisional para
emprender la ofensiva tan pronto como las circunstancias lo permiten. Lo
esencial en la defensiva es el contraataque y no la espera en estado de
pasividad, pues la parte débil de la defensiva consiste precisamente en que si
se le prolonga por mucho tiempo, mata el espíritu ofensivo. Pero llevar esta
idea hasta el último extremo y afirmar que en todos los casos el golpe es la
mejor defensa, equivaldría a desnaturalizarla” (3).

Pero la ofensiva y la defensiva, a pesar de ser las únicas alternativas en el


campo estratégico, no conforman un dilema excluyente. Muy por el contrario,
ambas se necesitan y complementan. Una acción bélica ofensiva requiere de
la defensiva y viceversa. Asimismo, las operaciones se componen de un
133
conjunto de ofensivas y defensivas ordenadas tanto en el espacio como en el
tiempo. Por lo general, para distinguir la actitud de un dispositivo se hace
indispensable definir su postura en relación al objetivo estratégico perseguido,
es decir, si se pretende conquistarlo o conservarlo.

1.2. DEFINICIONES BASICAS SOBRE LA OFENSIVA Y DEFENSIVA

Previo a adentrarse en el estudio de la ofensiva y defensiva en el mar conviene


recordar ciertas definiciones referente a aspectos esenciales. Su significado
contribuye a la mejor comprensión del complejo tema que se intenta abordar.
El Almirante Justiniano advierte: “Al estudiar los diversos enfoques conocidos
referentes a esta materia, han surgido interpretaciones confusas y a veces
contradictorias, que es necesario analizar para comprender mejor la
complejidad de la guerra en el mar y deducir conclusiones prácticas que
faciliten su conocimiento y la operación y conducción de las operaciones
navales... Las características de las operaciones navales ofensivas, defensivas
y de ejercicio del dominio del mar, han sido tratadas en forma exhaustiva por
numerosos autores. Sin embargo, su relación con los conceptos
tradicionalmente conocidos como ofensiva estratégica no ha sido establecida
en forma suficientemente concreta” (4).

(1) Ofensiva estratégica. Persigue la conquista del territorio adversario y


permanecer en él. En la ofensiva estratégica siempre tiene que estar
presente el factor geográfico.

(2) Ofensiva táctica. Tiene por objeto partir de un punto, golpear y regresar.
Puede estar presente el factor geográfico, pero no tiene intenciones de
permanecer en él. Existen ofensivas tácticas con efectos estratégicos.

(3) Defensiva estratégica. Elude la decisión en espera de circunstancias


favorables para pasar a la ofensiva.

(4) Defensiva táctica. Persigue la defensa de un objetivo específico y no


pretende un resultado posterior. Sin embargo, en el mar puede tener
efectos estratégicos cuando compromete a la fuerza organizada de los
adversarios.
134
2. LOS OBJETIVOS PARA MATERIALIZAR LA OFENSIVA Y DEFENSIVA EN EL MAR

La estrategia marítima desarrolla su labor en un vasto escenario único e indivisible;


por consiguiente, las acciones ofensivas o defensivas, aún cuando alejadas,
repercuten en todo el teatro. Su meta final es el control del mar y su logro está en
función directa de los tres objetivos estratégicos naturales: la fuerza, las
comunicaciones marítimas y la posición. Los dos primeros corresponden
principalmente, a buques, o sea, elementos móviles con capacidad de transitar las
aguas oceánicas. En tanto la posición es de carácter geográfico, estático y, por lo
general, permanente. Los tres objetivos constituyen los ingredientes básicos para la
guerra en el mar. Por consiguiente, el mando naval los conjuga, a través del ataque y
defensa, para disputar, conquistar y ejercer el dominio del mar. La materialización de
las acciones ofensivas y defensivas respecto a los buques se llevan a cabo mediante
las operaciones navales típicas. Mientras la posición demanda ejecutar o impedir
operaciones de proyección.

Por lo común, el control del mar no representa un fin en sí mismo sino un medio
destinado al apoyo de la estrategia total o la del campo de acción bélico. Esta
circunstancia origina las interferencias navales ya descritas. Las referidas a objetivos
estratégicos situados en tierra -de carácter geográfico- al alcance de la capacidad
ofensiva y defensiva del poder naval se solucionan recurriendo a operaciones de
proyección. “Los azares de la guerra naval conducen a veces dirigir los esfuerzos, no
hacia la fuerza móvil enemiga, sino hacia ciertos lugares que pertenecen al
adversario, tales como un puerto, una isla, una colonia, un territorio cualquiera.
Según una expresión consagrada por la costumbre, se dice entonces que se
persigue un objetivo geográfico” (5). Con la intención de diferenciar la posición de
estos objetivos geográficos ajenos a la estrategia marítima, se agrupan bajo el
término “territorio”. En consecuencia, los objetivos estratégicos para hacer realidad la
ofensiva y defensiva en el mar son los siguientes:

 Fuerza
 Comunicaciones Marítimas
 Posición
 Territorio

Los cuatro objetivos, a su vez, lo componen múltiples partes, en particular las


comunicaciones marítimas. Dicha peculiaridad, impulsa a Castex hacer la siguiente
reflexión. “En lo que concierne a la guerra naval, la cuestión es mucho más
complicada a causa de la gran diversidad de objetivos que se presentan en esta
guerra, y de la considerable variedad de medios que se emplean en ella y que son
completamente distintos unos de otros. Conviene pues que nos entendamos. En la
guerra naval hay distintas ofensivas, o mejor dicho, hay tantas clases de ofensivas
como número de combinaciones exista entre los objetivos y los medios utilizados
para alcanzarlos” (6). Las circunstancias enumeradas, hacen cobrar extraordinaria
relevancia a los requisitos de la ofensiva.
135
Al agrupar los objetivos estratégicos de acuerdo a su calidad hace factible simplificar
el problema en sus grandes rasgos. Los buques, elementos componentes de los dos
primeros objetivos, se atacan apelando a las operaciones navales típicas de carácter
ofensivo, las cuales se pueden asimilar a las ofensivas tácticas. Mientras, los
objetivos geográficos se atacan por medio de ofensivas estratégicas y tácticas, según
se desee o no permanecer en ellos, ambas se traducen en operaciones de
proyección. La defensiva táctica de los buques se realiza a través de cortinas,
patrullas, escoltas y otros métodos puntuales similares, y los objetivos geográficos
acuden a las actividades abarcadas por la defensa del litoral. Por último, la defensiva
estratégica, al eludir la decisión sobre el control del mar, está enlazada con el
conjunto de los tres objetivos estratégicos naturales; por consiguiente, este término
es de compleja aplicación en la estrategia marítima.
Otro problema que presenta graves dificultades estriba en la definición de una actitud
estratégica en el escenario de la guerra marítima. El Almirante Justiniano, al
respecto concluye “No es factible ni necesario intentar definir una actitud estratégica,
única, básica y general para las fuerzas navales, pues ello depende de las misiones,
de los objetivos, de las fuerzas asignadas y de las zonas de operaciones y sus
características propias. Elementos tales como la posición, las comunicaciones
marítimas y las operaciones de proyección, por originar, salvo contadas excepciones,
operaciones de una duración que puede ser limitada, no permiten señalar sino
actitudes estratégicas parciales, diferentes y simultáneas, según sean las fuerzas
participantes y sus áreas de operaciones” (7).

3. INFLUENCIA DE LA GEOGRAFIA EN LA ACTITUD ESTRATEGICA


3.1. GENERALIDADES
El factor geográfico gravitante de la guerra en el mar radica en la posición
estratégica. Dicho elemento ejerce una influencia determinante en cuanto a la
actitud estratégica a adoptar respecto a los objetivos estratégicos. El almirante
Wegener hasta define a la estrategia marítima como la ciencia de la posición.
En consecuencia, en los párrafos siguientes se evalúa el efecto de la posición
en relación a las ofensivas y defensivas sobre los objetivos estratégicos
naturales.

3.2. POSICION
Si se carece de posición o es defectuosa, el poder naval tiene graves
dificultades para intervenir en la suerte del conflicto. Los objetivos estratégicos
del afectado están expuestos a la acción del adversario; mientras que a fin de
atacar a los del enemigo se corren serios riesgos, además de carecer de apoyo
para permanecer en el área de operaciones. Estos perjuicios hacen imperativo
conquistar o mejorar la posición asumiendo una definida actitud estratégica
ofensiva. Lo anterior exige una ofensiva estratégica a través de una operación
anfibia.
En caso de poseer una buena posición se precisa explotarla con intensidad
para satisfacer las necesidades de las estrategias marítima, militar y total.
Asimismo, es necesario prever su defensa.
136
3.3. FUERZA

Una buena posición faculta el ataque contra la fuerza organizada adversaria al


permitir cortar sus comunicaciones o amenazar su litoral. Por medio de estos
apremios se puede crear la maniobra estratégica desplegando, en forma
oportuna, los medios de superficie submarinos y aéreos para una acción
concentrada sobre el enemigo. Además, si el frente de la posición es amplio
posibilita las operaciones ofensivas desde distintas direcciones y ofrece
múltiples líneas de retirada.

3.4. COMUNICACIONES MARITIMAS

Una buena posición facilita el ataque a las comunicaciones marítimas del


adversario. Lo óptimo ocurre cuando la posición se interpone entre los puertos
de origen de la carga y el litoral enemigo. En esta circunstancia, la fuerza
organizada se halla en condiciones favorables para interrumpir el tráfico vital
del enemigo constituyendo un apremio crucial.

En lo defensivo, la posición debe amparar el sistema general de


comunicaciones marítimas intercalándose entre la fuerza contraria y los puertos
de recalada. En esta situación, si la flota enemiga intenta atacar el tráfico
propio queda con su línea de retirada cortada.

Ejemplos Históricos:

I Guerra Mundial. Las Comunicaciones Marítimas. “La posición estratégica


que al estallar la guerra ocupaba Inglaterra era excelente con la posición de
Scapa Flow, su flota dominaba no sólo las líneas británicas de comunicación,
desde el océano y desde el Skagerrak, cortando al mismo tiempo, las alemanas
con el Atlántico, sino que protegía también las Islas Británicas del riesgo de la
invasión; y, unida a las fuerzas que operaban más al Sur, cubría los transportes
que a través del Canal de la Mancha conducían tropas al Continente” (8).

II Guerra Mundial. La Posición. La ofensiva estratégica de Norteamérica en el


Pacífico Central estuvo orientada a mejorar la posición para su poder naval y
así aislar marítimamente al Japón. Dicha meta se logró con la conquista de las
Filipinas.

Guerra Ruso Japonesa. La Fuerza. La excelente posición Japón-Corea facilitó


a Togo el aniquilamiento de la flota Zarista en Tushima.
137
4. LA OFENSIVA EN EL MAR

4.1 INTRODUCCION
La ofensiva en el mar posee cuatro objetivos donde centrar el ataque. A cada
uno de ellos le corresponde una operación específica. Pero la ofensiva contra
un blanco determinado puede involucrar la intención de comprometer a uno o
más de los otros objetivos estratégicos. Por ejemplo, una ofensiva estratégica
contra la posición, por lo general, tiene incluida, en forma tácita, el propósito de
interrumpir las líneas de comunicaciones adversarias y proteger las propias.
Además, existe la posibilidad que pretenda atraer a la fuerza organizada
enemiga para librar la batalla.

4.2 LA FUERZA ORGANIZADA


La actitud estratégica ofensiva en relación a la fuerza organizada adversaria se
traduce en operaciones de conquista del control del mar. Sus métodos
consisten en el bloqueo militar y la batalla. El primero es una solución temporal
y el restante definitivo.

4.3 LAS COMUNICACIONES MARITIMAS


La ofensiva está representada por las operaciones de ejercicio del control del
mar destinadas a destruir las comunicaciones del antagonista. Por medio del
ataque al tráfico marítimo se intenta negarle al adversario el aprovechamiento
del mar con fines militares y económicos. Esta acción ofensiva, positiva,
genera una especie de paradoja, pues se convierte en un efecto negativo neto.
Algunos tratadistas califican dicho resultado como ejercer el control negativo
del mar.

4.4 LA POSICION

Para mejorar o conquistar la posición se requiere una ofensiva estratégica.


Para tal objeto se lleva a cabo una operación de proyección consistente en una
operación anfibia.
En el supuesto de buscar sólo la neutralización de la posición enemiga, se
realizan ofensivas tácticas plasmadas en: incursión anfibia, bombardeo naval y
aeronaval, operación de fuerzas especiales o similar.

4.5 EL TERRITORIO

Cuando se necesita establecer una cabeza de playa orientada a iniciar una


campaña terrestre es preciso efectuar una ofensiva estratégica. Esta se lleva
a efecto por medio de una operación de proyección correspondiente a una
operación anfibia.
138
En caso de proponerse la destrucción de instalaciones terrestres se ejecutan
ofensivas tácticas, es decir, incursión anfibia, bombardeo naval y aeronaval,
operación de fuerzas especiales o similar.

4.6 RESUMEN DE LAS OPERACIONES OFENSIVAS EN EL MAR


Fuerza Organizada: Operaciones de conquista del control del mar.
Línea de Comunicaciones Marítimas. Operaciones de ejercicio del control del
mar ofensivas.
Posición Estratégica. Operaciones de proyección contra la posición enemiga.
Territorio. Operaciones de proyección contra el territorio enemigo.

5. LA DEFENSIVA EN EL MAR

5.1. INTRODUCCION

En la actitud defensiva se perfila, con mayor transparencia, las substanciales


diferencias entre la guerra en tierra y en el mar bosquejadas en el Capítulo
Dos. A la fuerza organizada más débil, pero con pretensiones de conquistar el
control del mar, le está vedado escudarse en la geografía pues no existen
accidentes geográficos en alta mar. En consecuencia, debe evitar la batalla
decisiva y así precaver su destrucción. Mientras la flota existe impide al
enemigo gozar de todos los beneficios correspondientes. Pero, con el fin de
mejorar el grado de control o disputa existente precisa desgastar la flota rival, lo
cual le exige aproximarse a parte de la fuerza enemiga. Luego, no es factible ni
recomendable esperar de manera pasiva condiciones favorables sino se
requiere crearlas.

Asimismo, el control del mar, objeto de la estrategia marítima, no sólo depende


de la flota sino también de la posición, de la capacidad en proteger o atacar el
tráfico propio y el del adversario respectivamente. Para defender las líneas de
comunicaciones marítimas, posición y territorio se forman dispositivos navales.
Por lo común, al evidenciarse un eventual atacante, las unidades del dispositivo
avanzan al encuentro del agresor hasta destruirlo o neutralizarlo como
amenaza. La defensiva táctica en el mar no espera, es activa y dinámica.
139
5.2. LA FUERZA ORGANIZADA

Aún cuando la flota principal más débil elude la batalla decisiva, para que el
enemigo no conquiste el control del mar, está forzada atacar la fuerza enemiga
a través de operaciones de disputa del control del mar. Pero esta actividad no
sólo concierne a la flota propia sino a todas las unidades navales y
aeronavales. Los métodos aplicados consisten en contraataques mayores y
menores y flota en potencia. “Cabe señalar que Corbett no incluye el
contraataque mayor, sino solamente los conceptos de flota en potencia y
contraataques menores como operaciones de disputa del dominio del mar.
Para él, la actitud de flota en potencia puede presentar diversos grados de
actividad, ya sea que pretenda producir efecto por su sola existencia, o que
imprima a sus operaciones una gran actividad” (9). Pero, cuando la fuerza
organizada emprende un contraataque mayor abandona la pasiva condición de
flota en potencia.

5.3. LAS COMUNICACIONES MARITIMAS

La protección del tráfico marítimo propio concierne a las operaciones de


ejercicio de control de mar defensivas. Ellas pretenden eludir o destruir las
amenazas a las comunicaciones marítimas provenientes de la superficie,
espacio aéreo y submarino. De nuevo se presenta una especie de paradoja.
La acción negativa, una defensiva, desemboca en el efecto positivo de permitir
el tránsito del transporte marítimo económico, mantenimiento y militar para
sostener el esfuerzo de la guerra. En otras palabras con la defensiva del tráfico
marítimo se ejerce el control positivo del mar.

5.4. LA POSICION ESTRATEGICA Y EL TERRITORIO

La posición estratégica y el territorio presentan situaciones similares para su


defensa. Ambas se protegen por medio de la defensa del litoral que
comprende la defensa contra la invasión y la defensa de costa. Una posee
carácter estratégico y la otra táctico. En términos más explicativos, la primera
se opone a ofensivas estratégicas y la restante a ofensivas tácticas. Por la
trascendencia y repercusiones la defensa contra la invasión compromete a las
tres instituciones del campo de acción bélico. En tanto, la defensa de costa es
responsabilidad de la Armada, correspondiendo a una defensiva táctica y
puntual en su más pura expresión.
140
5.5. RESUMEN DE LAS OPERACIONES DEFENSIVAS EN LA MAR

Fuerza Organizada: No se defiende, está obligada a atacar. Se realiza por


operaciones de disputa del control del mar.

Línea de Comunicaciones Marítimas: Operaciones de ejercicio de control del


mar defensivas.

Posición Estratégica: Operaciones relativas a la defensa del litoral.

Territorio: Operaciones relativas a la defensa del litoral.

6. LA OFENSIVA Y DEFENSIVA EN EL MAR EN CONJUNTO

6.1 NECESIDAD DE UN SISTEMA DE OPERACIONES

En los párrafos precedentes se analizan la ofensiva y la defensiva por


separado. En la práctica, para la estrategia marítima dicha división es
imposible por causa de la variedad de objetivos susceptibles de ser atacados o
protegidos de manera simultánea o escalonados en el tiempo. Además, ambas
actitudes estratégicas fundamentales coexisten y se respaldan. Por
consiguiente, el mando naval para abordar la conducción de la guerra tiene
como única alternativa la maniobra, cuya luz orientadora reside en el control del
mar. Sus previsiones, en tal sentido toman la forma de un sistema de
operaciones con un orden cronológico bien fundamentado. Los parámetros a
considerar lo integran los tres objetivos naturales más los generados por las
interferencias, la ofensiva y la defensiva, el tiempo y los medios a emplear. De
esta suerte, las ofensivas y defensivas se mezclan con fluidez y en armonía en
pos de los objetivos propuestos. “Puede darse así, el caso de una fuerza que
opere ofensivamente contra las comunicaciones marítimas vitales adversarias
la cual puede buscar, además, crear de este modo un apremio para atraer a la
fuerza enemiga a fin de batirla en detalle y destruirla. Esta concepción ofensiva
se presentaría como defensiva respecto al sistema de comunicaciones
marítimas propio, si su propósito básico es proporcionarle protección indirecta”
(10).

El conductor de la guerra en el mar al emprender cualquier operación necesita


cuidarse de la posible intervención de la fuerza organizada contraria. Ello le
permite establecer las disposiciones más adecuadas orientadas a anular su
acción o destruir al intruso. Por lo general, la historia demuestra, que las
fuerzas navales se dedican a cumplir con las tareas encomendadas y si el
enemigo intenta obstaculizar su ejecución se le neutraliza o bate sin dilación.
141
6.2 DEFINICION DE LA ACTITUD ESTRATEGICA EN EL MAR
Los altos niveles de la conducción de la guerra, a pesar de las dificultades
inherentes, pueden hallarse ante la ineludible obligación de establecer la actitud
estratégica de un mando naval en un escenario específico y por un período
determinado. En tales circunstancias requieren definir, con absoluta claridad, la
postura a sostener frente a los objetivos afectados; es decir, a cuales de ellos
se pretende atacar o defender. La fuerza organizada, posición y territorio no
presentan mayores dificultades para establecer una actitud estratégica única en
relación a ellos. Pero no ocurre lo mismo con las líneas de comunicaciones
marítimas, pues casi siempre se realizan, de manera simultánea, ataques
contra el tráfico marítimo adversario y operaciones defensivas respecto al
propio. En esta situación, la mejor solución se reduce a señalar la prioridad
que se le otorga al ataque o defensa. Por último cabe recordar lo siguiente: “El
elemento de mayor gravitación para determinar la actitud estratégica es la
batalla y la resolución de buscar o eludir la decisión en ella” (11).

6.3 COMENTARIO FINAL


La conducción de la guerra en el mar es un problema de objetivos múltiples. Si
no está clara su prioridad, en el ataque y la defensa, se hace imposible la
concurrencia y coordinación de los medios para alcanzarlos. Por tal razón, los
movimientos de las fuerzas siempre tienen que obedecer a la obtención de una
meta específica y justificada. El almirante británico Dudley Pound comentó:
“Son sólo los políticos los que se imaginan que los buques no se ganan su
sustento salvo que estén correteando alocadamente de un lado a otro del
océano” (12). En consecuencia, las órdenes de los altos niveles estratégicos
en relación a la lucha en el mar, deben especificar con exactitud los objetivos a
lograr en un orden cronológico preestablecido. En otros términos, se hace
imprescindible una maniobra estratégica para articular, de manera concurrente
y armónica, los esfuerzos de todos los órganos de maniobra. “La maniobra es
la forma más concreta y positiva de asumir la iniciativa estratégica, por cuanto
se logra supeditar al adversario a obrar como sea más conveniente para el
éxito de la misión propia” (13). Lo anterior no significa establecer un sistema
rígido; al contrario, los mandos subordinados tienen que gozar de una amplia
libertad de acción para desplegar iniciativas avalados por una sólida doctrina
institucional.

Ejemplo Histórico:

Segunda Guerra Mundial, Teatro del Pacífico. Al evaluar el desarrollo de la


situación en un teatro de naturaleza marítima como el Pacífico sirve para
apreciar la dificultad en establecer una actitud estratégica única. Los
historiadores navales, e incluso los máximos conductores de la guerra en el
mar discrepan en sus opiniones. Existe un consenso en las etapas iniciales y
finales del conflicto -actitud estratégica ofensiva del Japón y de Estados Unidos
respectivamente- pero no en sus fases intermedias. “El Almirante King admite
cuatro períodos:
142
 Un período de defensiva que va hasta la batalla del Mar del Coral.
 Un período defensivo-ofensivo, Mar del Coral y Midway.
 Un período ofensivo-defensivo, campaña de las Salomón.
 Después un período ofensivo.

El Jefe del Estado Mayor General de la Marina japonesa, Almirante Nagano, la


divide más sencillamente en dos períodos:

 La ofensiva que va hasta la evacuación de Guadalcanal.


 Después, la defensiva” (14).

Hasta Midway, los japoneses sostuvieron una nítida actitud estratégica ofensiva
contra la flota, posición norteamericana y territorio adversario. Sin embargo, no
realizaron una manifiesta ofensiva contra las líneas de comunicaciones de los
estadounidenses con corsarios de superficie y submarinos.

Bernard Brodie, refiriéndose a la situación del Pacífico escribió: “El término de


la campaña de Guadalcanal inauguró un cambio fundamental en la política de
ambos bandos. En posteriores acciones los japoneses demostraron más
precaución. A pesar que los americanos, durante 1943, continuaron avanzando
a lo largo de las Salomón, tuvieron poca oportunidad de hundir o siquiera
averiar a buques importantes japoneses... Hacia fines de 1943 los japoneses
habían claramente retirado el grueso de su flota a aguas metropolitanas donde
estaba concentrada y mantenida en reserva para alguna acción decisiva u
ocasión oportuna... Este cambio de política, sin duda, había sido en parte
dictado por la enorme expansión de la fuerza americana. Cuando en
noviembre de 1943 fueron atacadas las islas Gilbert y los americanos
conquistaron Tarawa y Makin, se abrió una nueva fase de la guerra en el
Pacífico, caracterizada por el retorno a los principios clásicos. La conducta de
la guerra naval actuando principalmente pequeñas fuerzas operativas, había
demostrado ser una negación de la estrategia. Mientras los japoneses estaban
dispuestos a comprometer fuerzas navales substanciales, que, sin embargo,
eran solo pequeñas porciones del total de su flota, para la defensa de cada isla
lejana que poseían; la guerra de fuerzas operativas continuaría desarrollándose
a favor de los americanos. Pero cuando los japoneses notificaron que no
estaban más dispuestos a hacerle el juego a los americanos, estos se
encontraban ya en situación de abandonar ese juego jubilosamente... En las
islas Gilbert los americanos por primera vez empezaron una operación con una
fuerza operativa que en realidad era una flota de batalla completa, capaz de
encontrar y derrotar al total de la flota japonesa” (15). Desde ese instante, no
cabe duda, que la Armada norteamericana adoptó una actitud estratégica
ofensiva general en relación a la flota, posición, comunicaciones marítimas y el
territorio japonés.
143
144
CAPITULO CINCO
ANEXO “A”

ESQUEMA DE LA OFENSIVA Y DEFENSIVA EN EL MAR

OFENSIVA

OBJETIVO
CALIDAD OPERACION CLASE OFENSIVA EFECTO
ESTRATEGICO
FUERZA MOVIL CONQUISTA TACTICA DESTRUIR
ORGANIZADA CONTROL NEUTRALIZAR
MAR
LINEAS DE MOVIL EJCIO. C. TACTICA DESTRUIR TPTE.
C.M. MAR
OFENSIV
AS
POSICION GEOGRAFICO PROYECCION - TACTICA - NEUTRALIZAR
(FIJO) - ESTRATEGICA - CONQUISTAR
TERRITORIO GEOGRAFICO PROYECCION - TACTICA - DESTRUIR O.E.
(FIJO) - ESTRATEGICA - INVADIR

DEFENSIVA

OBJETIVO CLASE
CALIDAD OPERACION EFECTO
ESTRATEGICO DEFENSIVA
FUERZA MOVIL DISPUTA DESGASTAR
ORGANIZADA CONTROL MAR NEUTRALIZ
AR
LINEAS DE MOVIL EJERC. C. MAR DEF. DEFENDER
C.M. DEFENSIVA TACTICA TRANSPOR
S TE
POSICION GEOGRAFICO DEFENSA DEFENSIVA MANTENER
(FIJO) LITORAL TACTICA POSICION
TERRITORIO GEOGRAFICO DEFENSA DEFENSIVA MANTENER
(FIJO) LITORAL TACTICA TERRITORI
O
145
146
147
CAPITULO CINCO
LA OFENSIVA Y LA DEFENSIVA EN EL MAR

REFERENCIAS

(1) Almirante Raoul Castex. Teorías Estratégicas. Buenos Aires. Escuela de Guerra
Naval. 1938 - 1942. Tomo IV. p.126.

(2) Castex. op. cit. Tomo IV. p.134.

(3) Otto Groos. La Doctrina de la Guerra Marítima. Valparaíso. Imprenta de la Armada.


1954. p.126.

(4) H. Justiniano. Estrategia Naval. Comentarios. Valparaíso. Academia de Guerra


Naval. 1987. p.77.

(5) Castex. op. cit. Tomo III. p.275.

(6) Castex. op. cit. Tomo IV. p.133.

(7) Justiniano. op. cit. p.87.

(8) Groos. op. cit. p.64.

(9) Justiniano. op. cit. p.81.

(10) Justiniano. op. cit. p.86.

(11) Justiniano. op. cit. p. 87.

(12) Captain S.W. Roskill. Folleto La Estrategia del Poder Naval su


Desarrollo y Aplicación. Valparaíso. Temas Seleccionados. Academia de Guerra
Naval. Junio 1985. p.49.

(13) H. Justiniano. Estrategia Naval. Temas. Valparaíso. Academia de


Guerra Naval. 1985. p.8.

(14) Contraalmirante R. de Belot. La Guerra Aeronaval en el Pacífico


(1941 - 1945). Madrid. Editorial Naval. 1983. p.97.

(15) Bernard Brodie. Guía de Estrategia Naval. Valparaíso. Imprenta de


la Armada. 1953. p.p. 116-117.
148
149
TRATADO SEGUNDO
TEORIA DE LAS OPERACIONES NAVALES

CAPITULO SEIS

LA CONQUISTA DEL CONTROL DEL MAR

1. INTRODUCCION

1.1. GENERALIDADES

El británico Julian S. Corbett fue quien ordenó y clasificó las operaciones de la


guerra en el mar. Sus conceptos y sistematización han conservado su validez
aún cuando con algunas modificaciones menores para una mejor comprensión.
En la fundamentación de su teoría hizo consideraciones muy útiles para
entender el tema: “En la conducción de la guerra naval todas las operaciones
se relacionan con dos grandes clases de objeto. La una es obtener o disputar
el dominio del mar, y la otra es ejercer el control sobre las comunicaciones de
que disponemos, sea que se haya o no logrado el dominio completo... Como es
natural, en la práctica raras veces podemos asegurar categóricamente que una
operación de guerra tenga un sólo objeto claramente definido. Una escuadra
de batalla, cuya función principal era conseguir el dominio, fue situada a
menudo en una posición tal que le permitiese ejercer el control; y viceversa,
líneas de cruceros destinados ante todo al ejercicio del control sobre las rutas
comerciales, fueron consideradas como puestos avanzados de la flota de
batalla, a fin de prevenirla acerca de los movimientos de las escuadras
enemigas” (1).

De los juicios citados se infiere que la fuerza organizada es la responsable de


la conquista del control del mar. Mientras las otras fuerzas, bajo su amparo, lo
ejercen de acuerdo al grado de control detentado. En otros términos, las
operaciones de conquista y ejercicio coexisten y se complementan. Pero, la
conquista demanda la concentración de las fuerzas, en tanto las de ejercicio
exigen su dispersión. Esta discrepancia constituye uno de los dilemas más
arduos a resolver en el proceso de formación del poder naval y su empleo en
el desarrollo del conflicto.

1.2. OBJETO Y OBJETIVO


150

El objeto de las operaciones de conquista del control del mar consiste en lograr
el dominio en forma manifiesta, considerando las limitaciones del término. El
objetivo está constituido por la fuerza organizada enemiga, el mayor obstáculo
para alcanzarlo. El instrumento empleado para tal fin corresponde a la flota
propia. Existe una solución definitiva y otra temporal e incompleta: la batalla y
el bloqueo militar. Las operaciones de conquista son atributos del más fuerte,
pues buscan la batalla decisiva o la llevan implícita. Por consiguiente, el más
débil no puede realizarlas. En alta mar, la decisión sólo la otorga la potencia de
la fuerza de combate; no hay terreno donde atenuar el efecto de las armas.
Las operaciones de conquista materializan una actitud estratégica ofensiva en
relación a la fuerza organizada adversaria.

1.3. REQUISITOS DE LA OFENSIVA

Las operaciones de conquista del control del mar son ofensivas realizadas en
un ámbito y condiciones muy particulares. En el complejo entorno marítimo, se
hace indispensable observar con rigor los requisitos de la ofensiva. En caso
contrario, los esfuerzos desplegados caen en el vacío o no tienen los efectos
correspondientes a los riesgos y sacrificios incurridos.

El mando capaz cobra un significado extraordinario. La voluntad estratégica,


aglutinante de los elementos materiales del poder naval, juega un papel crucial.
“El hombre con su querer y con su poder, constituye el factor determinante para
crear, hacer realidad el vínculo entre fuerza y posición, y poner en acción el
poder naval” (2). Al más fuerte no le basta tener espíritu ofensivo, precisa
apelar a su inteligencia y capacidad creativa para forzar al contrincante al
campo de la decisión.

El objetivo bien elegido ostenta un significado descollante. En el mar es


absurdo avanzar sin un propósito definido, sin un objetivo concreto. Si el
enemigo rehuye el contacto, se debe amenazar algún blanco para obligarlo a
intervenir en su defensa. Otra alternativa reside en ofrecerle una situación
presuntamente atrayente y con triunfos fáciles. Pero, en caso que los
presentes ofrecidos no revistan importancia real el adversario se abstiene de
actuar. Asimismo, muchas ofensivas se esfuman o los encuentros producidos
se tornan indecisos cuando los riesgos sobrepasan el valor del objetivo
propuesto.
151
Los medios adecuados representan un imperativo insoslayable. “Quien desee
practicar la ofensiva, deberá poseer, ante todo, los medios necesarios, en
cantidad y calidad” (3)... En el mar, la situación es más exigente aún. La
fuerza de superficie muy inferior nada podrá hacer desde el punto de vista
táctico. No sólo le está vedada toda ofensiva, sino que cualquier intento en
este sentido podría terminar en una catástrofe. No puede esperar apoyo
alguno del terreno, y todo combate en retirada se convertiría pronto en un
desastre. En el orden estratégico, las perspectivas no son más alentadoras”
(4).

Por último, la oportunidad tiene un carácter crítico gracias a la vastedad del


escenario y las características de las fuerzas navales. Para quien esté decidido
a entablar el combate no existen condiciones favorables, necesita crearlas. En
el mar, los choques corresponden a actos de consentimiento mutuo de ambos
rivales. Con fin de trabar el encuentro se requiere de un mínimo de
informaciones respecto a la situación del adversario y la dirección más probable
de sus movimientos. Los plazos disponibles se reducen de manera
problemática por la movilidad de las fuerzas, el inmenso espacio oceánico y la
facultad del más débil en rehuir el contacto refugiándose en sus costas.

1.4. METODOS

Se dispone de dos métodos tendientes a la conquista del control del mar: el


bloqueo militar y la batalla. El primero busca neutralizar la fuerza organizada
contraria manteniéndola recluida en un área restringida. Por consiguiente, su
efecto es transitorio e indirecto, pues persiste sólo mientras dura el bloqueo. El
procedimiento restante tiene por meta la destrucción de la flota enemiga, en
consecuencia presenta múltiples dificultades. “En la historia naval de los
últimos siglos, han sido relativamente escasos los encuentros entre los núcleos
principales de los beligerantes y muy pocos de ellos han concluido de un modo
definitivo” (5).

2. BLOQUEO MILITAR

2.1. ASPECTOS A CONSIDERAR

El bloqueo, aún cuando parece obsoleto para aplicarlo en la guerra naval del
presente, conserva plena validez como método para obtener el control del mar.
Las nuevas armas incorporadas al inventario naval alteran sólo los
procedimientos sin afectar su fondo. El conflicto de las Falklands avala su
vigencia. La Flota de Mar argentina, ante la amenaza de ser destruida por su
rival, se encierra en su base entregando el dominio del mar a la Armada Real.
Al aceptar el bloqueo, Argentina pierde una guerra de evidente naturaleza
marítima.
152
El bloqueo militar pretende impedir la salida de la fuerza organizada enemiga
de un espacio determinado o evitar su aproximación a un área específica, se le
destruye si intenta hacerlo. Corbett escribe: “Mediante el bloqueo naval
procuramos, ya sea impedir la salida de puerto de una fuerza armada del
enemigo, o asegurar que ésta sea llevada a la acción antes de poder realizar el
propósito ulterior para el cual sale a la mar” (6).

Al llevar a cabo el bloqueo militar hay que apreciar diversos factores y


condiciones con el fin de evaluar su efectividad.

Situación estratégica

Determinar si ella exige la neutralización de la fuerza organizada enemiga, ya


sea encerrada en su fondeadero o impidiendo su aproximación a una
determinada área de operaciones.

Factor Geográfico

Tener presente la reacción de la tierra sobre el mar y la forma en que este


factor puede influenciar en las actividades de la flota en su tarea de bloqueo.

Tiempo

Definir el período durante el cual se requiere mantener bloqueada la escuadra


antagonista.

Medios

Comparar las fuerzas enemigas y las propias, pues se necesita superioridad,


en calidad y cantidad, para batir al enemigo si intenta romper el bloqueo.

Política Internacional

Verificar las posibles interferencias con las actividades marítimas de los


neutrales para evitar roces innecesarios.

Iniciativas

Dentro de la relatividad de la guerra en el mar, el bloqueado siempre tiene la


iniciativa de movimiento mientras el bloqueador conserva la estratégica y de
operaciones.
153
2.2. CLASIFICACION DEL BLOQUEO MILITAR

El bloqueo militar consta de dos variantes según la ubicación del bloqueador


respecto al enemigo. Uno se realiza en las proximidades de la fuerza
bloqueada y el otro en la lejanía. También sus propósitos difieren.

a) Bloqueo estrecho

Este bloqueo también recibe el nombre de “cerrado” o “táctico”. Pretende


impedir el zarpe de la flota enemiga desde el área donde se encuentra
confinada. Con ello se logra el control del mar en el resto del escenario
marítimo, permitiendo el libre uso de las aguas en beneficio propio. Por tal
razón, se dice que constituye un método indirecto de conquista del control
del mar. Además es temporal, por cuanto perdura mientras la escuadra
propia mantenga el bloqueo. “El bloqueo estrecho es esencialmente una
operación ofensiva, aunque su objeto es en general negativo; es decir, es
un movimiento de avance a fin de impedir que el enemigo lleve a cabo
alguna operación ofensiva, ya sea en forma directa o mediante un
contragolpe... Nuestra ofensiva queda detenida; no podemos continuarla
hasta llegar a la flota enemiga. Nos vemos obligados a esperar en una
actitud defensiva, manteniendo las comunicaciones de que nos hemos
apoderado hasta que el enemigo resuelva atacar para privarnos de ellas...
En realidad, nos vemos obligados a mantener la defensiva sin gozar de
ninguna de sus ventajas materiales, queda la ventaja moral de haber
tomado la iniciativa, pero nada más” (7).

El bloqueo estrecho exhibe dos inconvenientes que lo relegan como cosa


del pasado, a saber:

1° Produce un excesivo desgaste a las fuerzas bloqueadoras.

2° Las fuerzas están expuestas a enormes riesgos ante la reacción de


la tierra sobre el mar por las nuevas armas agregadas al arsenal
naval.

La propulsión mecánica dificultó, en gran medida, la mantención del


bloqueo cerrado “Quizás más importante, el advenimiento de los torpedos,
minas, submarinos y posteriormente aviones significó que los
bloqueadores serían crecientemente vulnerables a los ataques desde la
costa... El bloqueo cercano perdería efecto práctico y a principios del siglo
veinte, este hecho fue aceptado por el Almirantazgo británico” (8). Esta
realidad cobró más fuerza con el aumento del poder ofensivo disponible
de una fuerza naval reducida y el continuo aumento de la reacción de la
tierra sobre el mar.
154
Ejemplo Histórico:

Primera Guerra Mundial.

Otto Groos cita un documento elaborado por el Estado Mayor de la


Armada alemana relativo a las dificultades del bloqueo militar estrecho:
“La situación del bloqueante es más desfavorable que la del bloqueado,
las fuerzas bloqueadoras al diseminarse en una línea muy extendida,
quedan expuestas a los ataques aislados de grupos adversarios de
fuerzas superiores, ello hace necesario el apoyo de unidades de combate
de gran potencia (cruceros acorazados), las que tendrán que correr el
peligro que entrañan los torpederos, submarinos y minas del bloqueado; y
deberán, por lo tanto, estar a su vez apoyadas por el grueso de las
propias fuerzas, si no quieren que el bloqueo quede fuertemente debilitado
cada vez que el bloqueado lleva a cabo un ataque; esto da lugar a que
también el grueso de las fuerzas inglesas quede dentro del radio de
acción de nuestros torpederos y submarinos, y este peligro sería aún
mayor si el bloqueado dispusiera de una exploración aérea adecuada...
Globalmente puede considerarse el establecimiento de un bloqueo
estrecho de la Bahía Alemana, como una operación dificultosa y preñada
de peligros, lo que induce a suponer que no se pondrá en práctica” (9). El
análisis, con sus conclusiones, se escribió en mayo de 1914, antes de
romperse las hostilidades. Aún así, la Flota de Alta Mar, obsesionada por
la superioridad británica, no supo explicarse las razones por las cuales la
Gran Flota no apareció frente a Heligoland el primer día de la guerra.

b) Bloqueo a distancia

Al bloqueo a distancia además se le denomina “abierto” o “estratégico”.


La fuerza lo realiza desplegada y vigilante desde un lugar distante de la
base enemiga. Tan pronto la flota adversaria abandona la protección de
sus costas o ingresa a una aérea determinada se le intercepta para
destruirla. Este procedimiento tiende a la conquista del control del mar de
modo directo. Intenta facilitar la amplitud de los movimientos del
antagonista con la intención de provocar el encuentro decisivo. “Como la
mayoría de los bloqueos lejanos, el de la flota británica en la Primera
Guerra Mundial intentaba parcialmente atraer afuera a su adversario para
destruirlo en alta mar” (10).

El bloqueo a distancia presenta numerosas ventajas en comparación con


el estrecho asegurando así su eficacia y permanencia.

Desgaste

La fuerza bloqueadora puede permanecer fondeada en la posición


preparándose para la batalla sin experimentar un desgaste significativo.
155
Seguridad

En la posición, el sistema defensivo local y la distancia al enemigo les


otorgan a la flota la seguridad necesaria.

Información

Los medios de exploración y vigilancia entregan a la fuerza la información


adecuada y oportuna sobre los movimientos del bloqueado.

Debilidades momentáneas

El despliegue en la posición permite debilidades temporales a la fuerza


ocultándoselas al enemigo.

El bloqueo a distancia demanda el cumplimiento de dos requisitos


básicos, uno de carácter estratégico y el otro geográfico. Sin su
satisfacción es ilusorio pretender la destrucción del enemigo. En el orden
estratégico, el bloqueador debe mantenerse siempre preparado y listo
para enfrentar la batalla. En lo geográfico, aún cuando el enemigo
perciba disponer de libertad de acción para desplazarse; la ubicación del
bloqueador, jugando con los factores de tiempo y espacio, permite su
interceptación. Si no se cumple con cualquiera de los dos requisitos, el
enemigo tiene la capacidad de eludir al bloqueador y alcanzar sus
objetivos estratégicos.

El bloqueo abierto a pesar de sus ventajas presenta ciertas deficiencias.


Por ejemplo, con las salvedades correspondientes, no proporciona una
seguridad completa como lo demuestran los bombardeos de la Flota de
Alta Mar contra el litoral inglés en la Primera Guerra Mundial. Asimismo,
no se puede olvidar que es una operación de conquista de control del mar.
En consecuencia protege a los objetivos estratégicos sólo contra la acción
de la flota de batalla contraria, en particular, las comunicaciones
marítimas. Estas últimas requieren ser resguardadas por fuerzas
dedicadas a las operaciones de ejercicio, de carácter defensivo, de la
acción depredadora de los otros medios que no integran la flota principal
adversaria.

En la actualidad, al bloqueo estrecho se le conoce como “Control al


Zarpe”. “Este es básicamente lo que los estrategas de la era mecánica
llamaron bloqueo, que consiste en el intento de embotellar al oponente en
sus puertos o bases. La idea era entonces como ahora neutralizar a las
fuerzas navales enemigas para prevenir, tanto a su flota como un todo o
sus unidades independientes en hacerse a la mar. Por cuanto el
adversario posee todas las ventajas de operar desde sus bases
metropolitanas dispondrá con toda seguridad, en esta época, de la
superioridad aérea. Esto significa que las operaciones de control al zarpe
probablemente dependerán en gran parte de los submarinos y las minas”
(11). Otro concepto complementario del anterior y relacionado con el
156
bloqueo es el conocido como Control de Zonas de Confluencia (Choke
point). “En cierto modo es similar al bloqueo a distancia impuesto por
Gran Bretaña a Alemania en ambas guerras mundiales, aún cuando
siendo mucho más alejado del territorio soviético, es una variante más
holgada del concepto. En otros términos, deja al adversario con bastante
más libertad operacional” (12).

Como es posible apreciar, el bloqueo continúa siendo el mismo; cambian


los nombres, los medios y los procedimientos pero se mantiene inalterable
su meta estratégica. Constituye una operación de conquista de control del
mar consistente en la neutralización del enemigo encerrándolo en sus
bases. Si intenta violar el cerco se le destruye. El bloqueo tiene dos
efectos: asegurar la inmunidad del territorio y comunicaciones propias de
la amenaza de la flota adversaria y tener la certeza de su ubicación.

Ejemplo Histórico:

Segunda Guerra Mundial.

“Las operaciones de bloqueo se integraron íntimamente, y ya no se


diferenciaron del resto de las actividades de la flota. Además, se
transformaron en multidimensionales, con el poder aéreo marítimo
particularmente jugando el rol de importancia cada vez mayor en la
detención y destrucción (potencial o real) de fuerzas navales a ambos
lados de la línea de bloqueo. Finalmente la tecnología y las circunstancias
estratégicas conspiraron para proveer a las armadas bloqueadas
(principalmente las flotas alemana e italiana) más libertad de acción y más
espacio marítimo de lo que tenían. Pero pese a las dificultades de la
aplicación práctica, el propósito del bloqueo permaneció esencialmente
invariable. En esta guerra, como en muchas precedentes, el bloqueo
suministró a la marina dominante el mejor medio de contener a un
enemigo inferior, pero potencialmente peligroso, y así mejoró sus
posibilidades de hacer uso del mar en una seguridad relativa. Mas como
siempre, ofrecía un grado de protección menos absoluto que el
garantizado por la total destrucción de las fuerzas enemigas” (13).

2.3. EL BLOQUEO ECONOMICO Y SU RELACION CON LA CONQUISTA DEL


CONTROL DEL MAR

El bloqueo militar corresponde a una operación de conquista de control del mar


y participan en su ejecución sólo las fuerzas navales principales de los
adversarios. Su esencia es militar, mientras el bloqueo económico constituye
una actividad específica del ejercicio de control del mar. Su objeto consiste en
interrumpir el tráfico comercial del enemigo y sus objetivos están materializaos
por los buques mercantes rivales y neutrales que navegan hacia o desde sus
puertos. Su carácter, con nitidez, es económico. Sin embargo, ambos
bloqueos mantienen una estrecha correlación. El bloqueo militar, al otorgar el
control del mar se utiliza en la protección de las comunicaciones marítimas
157
propias sin la amenaza de la flota contraria. Asimismo, permite atacar las
comunicaciones del adversario con amplia libertad de acción. Por otra parte, el
bloqueo económico, para un país dependiente de sus líneas de
comunicaciones económicas, representa un apremio intolerable. En
consecuencia está obligado a luchar para romper el cerco destruyendo el
centro de poder que lo sostiene: la fuerza organizada antagonista. Con el fin
de lograr dicha meta la solución exclusiva radica en la batalla.

Por las razones antedichas, ambos bloqueos tienden a confundirse y muchos


tratadistas, por ejemplo Rosinski, no hacen distingos entre ambos. Al respecto,
Geoffrey Till comenta: “Los estrategas marítimos frecuentemente se esmeraron
en señalar que los objetivos de bloqueo de flota son militares y que por lo tanto
no deben confundirse con el bloqueo económico, cuya intención es cortar el
comercio enemigo, o negarle abastecimientos esenciales. La distinción existe
pese a que los mismos buques puedan estar ejecutando ambos tipos de
bloqueo en el mismo lugar y al mismo tiempo” (14). Pero, con el propósito de
no cometer errores en el terreno teórico, con nocivas repercusiones prácticas,
conviene diferenciarlos. Por último, cabe mencionar una frase de Castex: “El
bloqueo ha sido, frecuentemente, el último acto en la conquista del dominio del
mar o el primero de su explotación” (15).

Ejemplo histórico:

Guerra del Pacífico (1879). Bloqueo Económico de Iquique.

El Almirante Williams fundamentó el bloqueo de Iquique con diversas razones,


la más importante decía lo siguiente: “La conveniencia de embarazar y destruir
las dos principales fuentes de entradas el salitre y el guano con que contaba el
enemigo, a fin de limitar en lo posible sus recursos. Abatido el crédito del Perú
en el extranjero, reinando ya una desconfianza absoluta y un completo
desconcierto en el interior, a pesar de la vocinglería de su prensa, mermadas
considerablemente sus rentas de aduana, es indudable que la medida
adoptada estaba llamada a producir excelentes resultados” (16). El terminal
marítimo bloqueado no tenía la importancia económica supuesta, ni tampoco
impedía el refuerzo de Tarapacá a través de Pisagua. En consecuencia, la
Escuadra peruana no se sintió obligada a presentar combate. Williams
permaneció en inútil espera desde el 6 de abril hasta el 16 de mayo y luego
zarpó a Callao. Con ello, provocó el Combate de Iquique.
158

3. LA BATALLA NAVAL

3.1. ASPECTOS BASICOS

El método más contundente y definitivo para conquistar el control del mar


estriba en la batalla naval. Corbett, sobre el tema, acota: “Sea cual fuere la
naturaleza de la guerra en que nos encontremos empeñados, ya sea limitada o
ilimitada, la condición que determina el éxito final es el dominio permanente y
general del mar. La única forma de conseguir este dominio por medios
navales, consiste en obtener una decisión por la batalla con la flota enemiga.
Esto debe hacerse tarde o temprano, y cuanto antes se haga, tanto mejor”
(17). Pero este juicio, lógico y en apariencia sencillo para su comprensión,
encierra muchas dificultades que desembocan en criterios equivocados.

Por ejemplo, ciertos tratadistas, circunscribieron la guerra en el mar a la simple


destrucción de la flota rival. En el otro extremo, se ubicaron quienes negaron
todo valor y significado tanto a la fuerza organizada como a la batalla. El mejor
exponente de ambos conceptos, contradictorios e inaceptables, lo proporcionó
la conducta observada por la marina germana en las dos conflagraciones
mundiales. En la Primera Guerra: “La Armada alemana conservó sólo la
“voluntad táctica para la batalla”, concentrando todos sus entrenamientos y
esfuerzos en prepararse para el día del encuentro decisivo contra la flota
británica. Pero, su política fundamental le impuso una desesperanzada
defensiva y le impidió toda la posibilidad de una ofensiva; aquella “batalla
decisiva” se transformó para la Armada alemana prácticamente en el fin último
de todas sus ideas y aspiraciones, un fin en sí mismo” (18). En el período entre
ambas guerras, como antítesis, en una especia de reacción emocional ante la
pasividad de la Flota de Alta Mar, se generaron en el seno de la marina del
Tercer Reich nuevas ideas estratégicas: “Aquel error no debía ser repetido otra
vez. Evitando, tanto como fuera posible, los encuentros con las fuerzas
militares británicas y concentrando en cambio toda la potencia de su ataque
submarino, aéreo y de superficie contra la marina mercante se golpearía no
una fuerza superior sino una vulnerabilidad, y se lucharía no por una ilusoria
ventaja militar, sino por la verdadera meta de la guerra naval, el control de las
comunicaciones marítimas” (19). La Marina de Guerra alemana se creó como
una flota corsaria, absteniéndose en luchar por la conquista del control del mar.
Si en la Primera Guerra Mundial, Alemania sufrió la derrota por causa del
bloqueo económico; en la Segunda, sucumbió ante la invasión proveniente
desde el mar.

La batalla naval constituye un acto bélico de consentimiento mutuo, aún cuando


uno de sus participantes esté, más o menos, forzado a otorgar su asentimiento.
El choque se produce: “Recién cuando uno necesita, para vivir, algo que el otro
no puede dar para no morir... nunca antes” (20). Esta situación se genera por
la disposición del más débil de rehuir el combate en un escenario desprovisto
de accidentes donde protegerse ante un enemigo superior. Por consiguiente, si
no adopta las providencias adecuadas, con seguridad, se dirige al desastre.
Por tal razón, la batalla es atributo exclusivo del más fuerte; él goza del
159
privilegio de buscarla cuando crea conveniente y necesario. Con tal propósito
debe incitar o presionar a su enemigo. Sin embargo, es prudente recordar:
“Las batallas navales, al igual que las demás batallas, son esencialmente
combates de hombres y no meramente choques de corazas y andanadas”
(21). Lo anterior, explica el éxito de fuerzas débiles ante flotas con superioridad
aplastante; la historia muestra algunos ejemplos al respecto.

La batalla tiene relación directa con la fuerza organizada. Esta última recibe
dicha denominación pues, precisamente, está organizada para dar la batalla.
Por lo general, en un conflicto, las Armadas concentran en ellas sus medios
más poderosos. Brodie entrega la razón este proceder: “La debilidad de la
teoría de las Fuerzas Operativas (Task Forces) radica simplemente en el
hecho, de que dicha Escuadra puede ser derrotada por otra que sea mayor y al
penetrar en las aguas enemigas queda bajo la ansiedad de que el enemigo le
oponga una fuerza superior. La única conclusión posible en esta cadena sin fin
de encuentros de fuerzas mayores, es la batalla entre las fuerzas de máximo
poder, en la cual una de las partes está dispuesta en todo momento a intervenir
en el teatro de la contienda con una fuerza superior y más poderosa que la más
fuerte que pueda oponerle la otra parte” (22). En el mar nunca se arriesga más
al concentrar las fuerzas para la batalla, al contrario, se arriesga menos.

Conviene tener presente que la batalla es un medio para lograr un fin; en


consecuencia requiere tener un fundamento estratégico específico. En
términos más precisos, se libra con el objeto de conquistar el control del mar
para atacar o defender líneas de comunicaciones, la posición o el territorio. Por
tal razón es difícil encontrar en la práctica la “batalla en sí”, mencionada por
Wegener.

Finalmente, es prudente destacar que en la historia la batalla naval decisiva ha


marcado hitos cruciales en el destino de la humanidad. Salamina, Actium y
Lepanto permitieron la supervivencia de la civilización occidental ante el empuje
de un Oriente expansivo. El desastre de la Gran Armada marcó el ocaso de
España en los océanos. Trafalgar señaló el apogeo del Imperio Británico junto
con la vigencia de la Paz Británica, mientras que Jutlandia rubricó su
decadencia. Leyte selló la hegemonía mundial de Estados Unidos y el
comienzo de la Paz Norteamericana.

3.2. APREMIOS E INCENTIVOS

Quien desea dar la batalla recurre a los “apremios” e “incentivos”. Ambos son
instrumentos de naturaleza psicológica destinados a jugar con la voluntad del
contrincante. En forma deliberada, el primero intenta presionar o forzar,
mientras que el otro busca atraer o seducir a un enemigo al campo de la
decisión. Sus efectos dependen del grado de percepción ejercido en la mente
del conductor adversario, de ahí nace su relatividad. Tanto el “apremio” como
el “incentivo” tienen estrecha vinculación con la maniobra estratégica en el mar.
160

El apremio actúa de manera directa, pues no disimula su intención en


amenazar o atacar un objetivo estratégico del contrario. Con ello pretende
coartar la libertad de acción del enemigo imponiéndole una resolución
predeterminada. En síntesis, el apremio tiende a colocar al adversario ante un
dilema: concurrir al encuentro decisivo o entregar el blanco amagado sin
oponer resistencia. A más alto el valor del objetivo en peligro, más grande
resulta el apremio hasta tornarlo insoportable. El apremio tiene carácter
ofensivo y, en teoría, la iniciativa en todas sus expresiones pertenece al
“apremiador”. Sin embargo, por causa de su relatividad requiere precaverse de
sorpresas por parte del “apremiado”.

Sobre los apremios Castex afirma: “Ante todo, podrá presionar al enemigo
mediante una grave amenaza dirigida contra sus intereses vitales. Por
ejemplo, podría existir la posibilidad de establecer un bloqueo comercial que
reduzca en la mayor medida posible sus comunicaciones marítimas, siempre
que no haya mucha oposición de parte de los neutrales. Se podrá también
amenazar al enemigo por medio de una operación dirigida contra su territorio, o
que tenga como fin la ocupación de un punto importante del mismo. En este
caso será necesario recurrir al ejército y organizar una operación combinada
(conjunta)” (23)... En cualquiera de estos casos, se tratará de crear al enemigo,
encerrado en su refugio, una situación intolerable que lo conduzca a arriesgar
su flota bajo la presión del gobierno y de la opinión pública de su propio país”
(24).

El incentivo es más indirecto y sutil. Pretende ilusionar al enemigo mediante un


irresistible foco de atracción, falso o real. Mientras, en las proximidades
permanece la flota oculta y lista para destruir al incauto oportunista. El
incentivo, en apariencia, no coarta la libertad de acción del adversario. El es
quien corre tras la presunta fácil recompensa. El “incentivado” supone contar
con la iniciativa en todas sus expresiones. Sin embargo, no es dueño de sus
actos pues estos le están siendo impuestos, desde un principio, encauzándolo
desde cuando da el primer paso. De improviso, se encuentra atrapado y ya no
puede remediar la situación. El incentivo, además de su conexión con la
maniobra, integra la ofensiva pseudogeográfica. “Se puede también tender una
celada, ofreciéndole un objetivo atrayente y aparentemente fácil de tomar. Se
puede simular que uno se halla en situación peligrosa, después de haber
combinado los medios de reducir esos peligros al mínimo. Se puede
desguarnecer un punto importante, exponer las comunicaciones etc.” (25). Por
sobre todo, el incentivo requiere ostentar una manifiesta credibilidad, caso
contrario no surte efecto en el adversario.
161

Ejemplos históricos:

IIa. Guerra Mundial. Apremio.

“El plan propuesto por el Estado Mayor de la Flota Combinada para la


Operación Midway tenía, como se señaló con anterioridad, dos metas. El
primero y más limitado de los objetivos era la captura de Midway como base
aérea avanzada para facilitar la detección temprana de fuerzas enemigas
operando al oeste desde Hawai. El segundo, el objetivo más amplio, era
presionar los restos de la Flota del Pacífico norteamericana a fin que pudiera
ser comprometida y destruida en la batalla decisiva.

En tanto el raid de Doolitle naturalmente colaboró a reforzar el primero de los


objetivos, sin embargo el propósito dominante de la Operación Midway fue la
aniquilación de la flota enemiga. El Almirante Yamamoto y sus asesores
estaban convencidos que la acción contra Midway, supondría una amenaza a la
seguridad de Hawai que obligaría virtualmente a la flota enemiga a reaccionar
con toda su potencia disponible. Ello prepararía el escenario para el encuentro
decisivo entre las flotas del Pacífico el cual había sido el punto focal de la
estrategia naval japonesa y del entrenamiento y preparación de la flota por
tantos años” (26). La inteligencia estadounidense logró determinar las
intenciones japonesas y permitió al Almirante Nimitz desbaratar la operación.

Guerra del Pacífico. Incentivo.

La maniobra creada por el mando chileno para dar caza al Huáscar pretendía
crear un polo de atracción al Almirante Grau en dirección norte. La división del
Comandante Riveros le bloquearía la ruta sur presentándole abierto el camino
hacia su base. Al tomar rumbo norte la agrupación peruana sería interceptada
por la división del Comandante Latorre. “8 octubre 1879. Guardia de 4-8.
Teniente 1°, Basilio Rojas.- Blindado Blanco. El buque en zafarrancho, pero el
andar no pasa de lo regular para mantener el convoy con la Covadonga. Los
buques peruanos Huáscar y Unión se mantienen a distancia y rondan hacia el
Oeste y NW. Se puso proa a la Unión con el objeto de dar más facilidad al
Huáscar para ir al Norte. Los buques tienen proa al norte como a 10 millas de
tierra.

A las 7 A.M. se avistó humos hacia el NW; es la segunda división que cruza
como a 30 millas frente a Mejillones. Se le comenzó a dar caza con un andar
de 10 millas. Está encerrado, porque el Cochrane lo corta al norte” (27).
162

3.3. DIFERENCIAS ENTRE LA BATALLA TERRESTRE Y LA NAVAL

a) Introducción

Al plantear las disparidades existentes entre la batalla terrestre y la naval


se deja en claro, una vez más, lo impracticable que resulta aplicar el
criterio continental a la guerra en el mar.

b) Tiempo

La duración de la batalla naval es relativamente breve. Esta circunstancia,


hasta el presente, hace poco factible el empleo de la reserva estratégica.
Por lo común, las decisiones se alcanzan en horas o máximo un par de
días. Por el contrario, las batallas terrestres se prolongan por semanas
antes de aproximarse a su fase crítica y con ello a la resolución.

Ejemplos históricos:

IIa. Guerra Mundial

La batalla del Golfo de Leyte junto con sus acciones componentes se


extendió por cuatro días, uno de los encuentros navales más prolongados
de la historia. En tanto, la batalla de Stalingrado comenzó a mediados de
septiembre de 1942, la contra ofensiva soviética fue lanzada el 19 de
noviembre cercando las fuerzas del Eje y la rendición de los restos del VI
Ejército germano se realizó el 12 de Febrero de 1943.

c) Espacio

La ubicación del lugar donde se lleva a cabo la batalla naval es


independiente de sus efectos estratégicos. El choque puede realizarse en
aguas del más fuerte, más débil o de los neutrales, pero sus
consecuencias repercuten en todo el escenario marítimo.

Aún cuando en los océanos no hay accidentes geográficos visibles y


aprovechables para las operaciones como en tierra: “Quien conozca el
área de combate mejor que su adversario tendrá enormes ventajas
estratégicas y tácticas referentes al ocultamiento y detección” (28).

Por último, la extraordinaria movilidad estratégica de las fuerzas navales


hace posible que el lugar en donde se realiza el encuentro esté muy
alejado del puerto desde el cual se inician los primeros desplazamientos
conducentes a la batalla.
163

Ejemplo histórico:

Batalla de Tsushima

Rusia Zarista formó la Segunda Escuadra del Pacífico destinada a


participar en la guerra contra el Imperio del Sol Naciente. La división
principal estaba formada por 26 unidades de combate con su tren
logístico. “Los buques zarparon al amanecer del 14 de octubre de 1904
desde Liepaia, en el Báltico; 42 unidades en total se aprestaron para una
travesía de 20 mil millas” (29). Al amanecer del 27 de mayo de 1905,
comenzaron los primeros contactos de la Batalla de Tsushima donde fue
aniquilada la flota rusa.

d) Repercusiones estratégicas

La batalla terrestre tiene efectos inmediatos y tangibles. En el mar, sus


derivaciones se producen en un relativo mayor plazo, obedeciendo al
fundamento estratégico de la misma y la dependencia de los beligerantes,
o de sus teatros de las comunicaciones marítimas. Geoffrey Till hace una
interesante observación atinente a la materia: “Entonces, una batalla no
era decisiva, por los daños y averías inmediatas que el vencedor causaba
al derrotado, sino por lo que sucedía después. Una gran victoria podía
conferirle al triunfador el uso efectivo del mar en forma decisiva para su
propia misión y para impedírselo al enemigo” (30). Son los efectos
ulteriores, inmediatos o lejanos, que hacen a una batalla tener el carácter
de decisiva.

Ejemplo histórico:

Batalla del Golfo de Leyte

Produjo la desaparición de la fuerza organizada japonesa como factor de


trascendencia estratégica. Sus consecuencias inmediatas consistieron
en la prosecución de la ofensiva estratégica contra la posición Filipinas y
luego la interrupción definitiva del vital tráfico de materias primas entre la
metrópoli y el del Area de Coprosperidad Asiática. En el mediano plazo,
facilitó la continuación del avance hacia el corazón del Imperio con las
conquistas sucesivas de Iwo Jima y Okinawa conjuntamente con la
realización de bombardeos navales y aeronavales contra el territorio
japonés. “Ante el Congreso, Nimitz difundió sus argumentos, ni el
lanzamiento de la bomba atómica o el ingreso de Rusia (al conflicto)
habían derrotado al Japón, una nación marítima dependiente de los
alimentos y recursos de ultramar, había sido privada de su poder
marítimo” (31).
164

e) Medios

En la guerra marítima los medios de combate empleados están


constituidos por las unidades navales. Estos buques adquieren cada día
más complejidad, alto costo y largo tiempo de construcción por la intensiva
incorporación de la llamada tecnología de punta. La letalidad y exactitud
de los sistemas de armas embarcados se incrementan en forma
exponencial. En consecuencia cobra una importancia crucial la calidad y
oportunidad de la primera salva. En la práctica, todas estas circunstancias
concurren a hacer casi imposible la reposición de las unidades navales
durante en el transcurso de un conflicto. “El problema es agravado por el
hecho que la complejidad tecnológica hace de la planificación naval y
construcción un largo e intrincado proceso. Como regla práctica, puede
tomar hasta quince años lanzar un buque o submarino desde su
concepción” (32).

Además, las tripulaciones están integradas por personal de alta


especialización técnica que requiere una prolongada preparación.
Asimismo, el entrenamiento para dejar operativa y lista para el combate a
una unidad naval requiere tiempo y esfuerzo. Por consiguiente, las
dotaciones tampoco pueden ser reemplazadas en corto tiempo. “Las
plataformas deben desempeñarse a su óptima capacidad; esto incluye
aeronaves, buques y submarinos, exigiendo que quienes las manejan
“sientan” las máquinas y equipos en forma bastante parecida a lo que era
en la época de propulsión alternativa a vapor, que vendría a ser una
combinación de inteligencia, aplicación y experiencia. Lo mismo sucede
respecto a los equipos, ya sean sensores o armamento. Para conocer
como se obtiene el mejor resultado de radares, sonares, equipos de
intercepción y comunicaciones, sus limitaciones y degradaciones, resulta
indispensable el prolongado y riguroso adiestramiento en tierra, en el mar
y en el aire” (33).

Ejemplo Histórico

IIa. Guerra Mundial. Midway:

“Para la flota japonesa, el desastre de Midway fue un golpe muy rudo que
la privó, en unas horas, de cuatro de sus mejores portaaviones de
combate, de todos sus grupos aéreos y de gran parte de sus valerosas
dotaciones. Los talleres navales japoneses que ya trabajaban hacía
tiempo a su máximo rendimiento, no pudieron jamás reemplazar las
unidades perdidas, y si bien de las fábricas salían bastantes aviones para
reconstruir los grupos aéreos, Japón ya no pudo darles a sus jóvenes
pilotos el adiestramiento y la experiencia de los aviadores caídos en
Midway” (34).
165

f) Consentimiento mutuo

En tierra, el más débil entrega tiempo y espacio para eludir la decisión,


pero cuando alguno de esos elementos se agota está obligado a encarar
la batalla. Para tal efecto, cuenta con la protección de la geografía para
soportar y neutralizar la superioridad adversaria. “En el mar no existen
elevaciones del terreno, ni cursos de agua que vadear, ni ocultamiento en
la vegetación, factores que requieren de lo que con frecuencia es usado
como la regla del pulgar en tierra: para atacar una posición preparada se
requiere una supremacía de tres a uno... El sol, el viento y el estado del
mar afectan la táctica naval, pero no en la medida en que el terreno afecta
el combate en tierra. En consecuencia, atacar en el mar no conlleva la
penalidad terrestre” (35). Ante tal circunstancia, quien ansía la batalla
necesita provocarla recurriendo a incentivos y apremios a fin de obtener el
asentimiento del reacio adversario. Además, le basta contar con una
discreta superioridad local.

Otro caso, el más frecuente, consiste en el cumplimiento por parte de la


fuerza organizada de las tareas encomendadas y si la flota rival interfiere
se le destruye. En otras palabras, ambos contrincantes concurren por
mutuo consentimiento al choque. En consecuencia, es raro, pero no
imposible, encontrar la batalla de la casualidad. Y, si ello sucede, esta se
transforma en una persecución como Matapán o la caza del Bismarck.

Ejemplo Histórico:

IIa. Guerra Mundial. Teatro del Pacífico.

El General Marshall, refiriéndose al planeamiento de la guerra realizado a


mediados de 1943, comenta: “El Almirante King estaba seguro de que en
alguno de estos avances, probablemente durante la campaña de las
Marianas o las Filipinas, nuestra Armada se encontraría con la flota
japonesa y la derrotaría. Ninguna predicción militar de largo alcance pudo
resultar más exacta” (36). En efecto, ambas ofensivas estratégicas,
materializadas por medio de un asalta anfibio, resultaron apremios
irresistibles para el mando naval japonés.

4. OFENSIVAS PARA IMPONER LA BATALLA

4.1. INTRODUCCION

El Almirante Castex sistematizó las ofensivas realizadas por la fuerza


organizada orientadas a imponer la batalla naval o el encuentro entre fuerzas
navales adversarias. Al respecto recalcó “Ya se trate de las comunicaciones o
de los territorios, la verdadera ofensiva, la única que puede producir resultados
completos, es la que tiene como finalidad la eliminación de la fuerza organizada
del enemigo” (37). El mencionado autor dividió las ofensivas en tres clases:
166

Ofensiva de movimiento.
Ofensiva de base geográfica.
Ofensiva seudo geográfica.

4.2. OFENSIVA DE MOVIMIENTO

a) Procedimiento

Esta ofensiva consiste, empleando términos simples, en una caza en


persecución. El perseguidor está dispuesto a buscar con tenacidad al
fugitivo oponente para imponerle la batalla y destruirlo. En la aplicación
de este método se hace necesario conocer la ubicación e intención de
movimiento del enemigo, de lo contrario, se arriesga a vagar por el mar sin
ningún sentido. Por consiguiente, las aeronaves y los submarinos
desempeñan un importante papel tanto para detectar al adversario,
determinar su velocidad y rumbo, como desgastarlo y reducir su velocidad
a fin de facilitar su intercepción.

b) Requerimientos y consideraciones

1° Este tipo de ofensiva demanda un flujo permanente y confiable de


informaciones sobre la fuerza objetivo adversaria. “Para tomar la
ofensiva, hay que poseer un mínimo de informaciones sobre el
enemigo: saber más o menos dónde puede estar y cuál será
aproximadamente la dirección de su movimiento. En principio, no se
debe esperar la información para actuar, pero no hay que extremar el
principio. La ofensiva naval no se halla tan favorecida como la
terrestre. Está expuesta a no encontrar al enemigo, sea por causa
de la inmensidad del mar, sea porque se refugie en sus puertos”
(38).

2° La ofensiva de movimiento encierra el grave peligro de dejar al


desamparo el dispositivo propio. La flota, en busca del elusivo
contrincante, abandona la custodia del sistema general de
comunicaciones, la posición y el territorio. Esta circunstancia puede
ser explotada por el enemigo para atacar dichos objetivos
abandonados, momentáneamente, por la fuerza organizada.

c) Las iniciativas

La iniciativa de movimiento la detenta el perseguidor.

La iniciativa estratégica pertenece al perseguidor, él empuja al perseguido


hacia su refugio.
167
El perseguido, mientras mantenga su libertad de acción intacta, en
particular para alcanzar su destino, cuenta con la iniciativa de las
operaciones pues está capacitado para eludir o librar la batalla y
determinar el lugar donde realizar el choque, si lo desea. Sin embargo, al
perder o degradarse su libertad de acción, esta iniciativa cambia de mano
y pasa al cazador.

Ejemplos Históricos:

IIa. Guerra Mundial. Matapán. Reducción de velocidad por aeronaves

En Matapán, la flota británica del Mediterráneo oriental se lanzó en


persecución de la fuerza italiana. Los aviones embarcados y basados en
tierra evidenciaron, traquearon y atacaron las unidades navales italianas
con la intención de reducir su velocidad. “En la batalla de Matapán que
siguió, el Vittorio Vento y el crucero Pola fueron alcanzados por torpedos
lanzados desde aviones Swordfish del Formidable; los cruceros Zara y
Fiume, que habían sido enviados a proteger el inmovilizado Pola, se
metieron durante la noche en la formación de Cunningham, siendo
hundidos los tres cruceros y dos de los destructores que los acompañaban
(39).

Guerra del Pacífico. Vulneración de requerimientos.

La ofensiva de movimiento de la Escuadra chilena al Callao dejó al


descubierto el dispositivo marítimo nacional. F.A. Encina refiriéndose al
Almirante Williams indicó: “Sin tener noticias ciertas sobre el estado de los
buques peruanos, sin telegrafiar a Valparaíso para que suspendiesen el
envío de los transportes con tropas y municiones, sin preocuparse de los
buques inválidos que dejaba en Iquique ni de la suerte de los puntos
indefensos del norte y de sus resecadoras de agua, y sin destacar siquiera
avanzadas exploradoras para prevenir un posible cruce con los buques
peruanos, cuyas reparaciones se sabía estaban ya al finalizar, puso proa
al Callao” (40). Aún cuando algunas de las críticas eran exageradas, las
omisiones del Almirante Williams provocaron el Combate Naval de Iquique
y Punta Gruesa.

4.3. OFENSIVA DE BASE GEOGRAFICA

a) Procedimientos

En palabras sencillas, esta ofensiva corresponde a una caza en acecho.


Recibe su nombre por explotar la geografía, la cual canaliza los
movimientos del enemigo. La flota atacante espera lista para el combate
en el área donde la fuerza objetivo está obligada a transitar. Cuando ella
aparece se le abalanza, sin vacilaciones, con el propósito de destruirla.
168
Este método posee una de las características inherentes a la defensiva: la
espera. Parece aguardar al antagonista en una postura pasiva. Pero, en
verdad, su ubicación y disposición obedece a una resolución deliberada
con el objeto de dar la batalla y así conquistar el control del mar. Esta
situación induce a error y algunos tratadistas confunden la ofensiva de
base geográfica con la defensiva estratégica. Ellos olvidan que la
defensiva elude la batalla, asimismo la defensiva estratégica no sólo
comprende la actitud en referencia a la fuerza organizada sino también
respecto al resto de los objetivos estratégicos naturales del escenario
marítimo.

Castex, refiriéndose a Togo quien aplica esta ofensiva en relación a la


Escuadra rusa de Rodjestvensky y lo aguarda en Tsushima, acota: “Esta
decisión fue la que adoptaron el Gran Cuartel General japonés y el
almirante Togo, completamente dueños de sí mismo, dominando con rara
energía una impaciencia y una nerviosidad bien comprensibles. Con
respecto a la misma Corbett adopta la palabra “defensiva”. También para
el Almirante Mahan los rusos operaban ofensivamente al ir a Vladivostok,
y los japoneses defensivamente al tratar de evitarlo. Pero este
razonamiento está basado evidentemente en ciertas apariencias
exteriores. En realidad, los japoneses asumían en Tsushima una ofensiva
total, absoluta y encarnizada, pero una ofensiva de carácter simplemente
geográfico” (41).

b) Requerimientos y consideraciones

La ofensiva de base geográfica es aconsejable llevarla a cabo cuando


existen las siguientes circunstancias:

1° Hay certeza sobre el paso del enemigo en una área bien determinada
por cuanto la geografía no le presenta otra alternativa.

2° Se carece de informaciones fidedignas sobre la ubicación del


adversario y se permanece en la incertidumbre en relación a sus
movimientos. Por tanto es improbable encontrarlo mediante la
persecución.

3° Al realizar una ofensiva de movimiento se corren grandes riesgos


debido a las probables consecuencias acarreadas por una eventual
evasión del enemigo.

En la práctica, es difícil encontrar los tres requerimientos simultáneos y


bien enlazados. En este procedimiento, el factor geográfico ostenta la
prioridad relativa. Por otra parte, conviene tener presente la dificultad en
apreciar a cabalidad la influencia de la geografía en las intenciones del
contrincante. Sin embargo, cuando es factible aprovechar la ofensiva de
base geográfica ofrece grandes éxitos, pues el atacante disfruta de
169
positivas ventajas, entre ellas, conoce y puede preparar el escenario para
el encuentro. Despliega con oportunidad sus medios de detección y
exploración, aeronaves y submarinos, como también puede sembrar
campos minados a fin de obstaculizar y desgastar a la fuerza enemiga en
su avance. Por último, practica con antelación el choque y forma su
dispositivo para la batalla en el momento oportuno.

c) Las iniciativas

La iniciativa de movimiento la posee quien realiza la ofensiva. El se


mueve primero hacia el lugar elegido para dar la batalla. La iniciativa de
las operaciones la detenta el mismo, pues no sólo selecciona el área y el
momento donde tiene planeado realizar el choque sino también prepara el
escenario para sacarle el máximo provecho.

La iniciativa estratégica también la disfruta el atacante. La geografía le


impone una dirección definida a los movimientos de la fuerza objetivo que
no tiene libertad de acción alguna.

En resumen: “En la forma común de la ofensiva de base geográfica, es el


enemigo mismo quien se crea una zona de atracción, con la orientación
que él desea imprimir a las operaciones. Parece que las conduce, pero en
realidad él es dirigido, porque se impone una dirección de acción que
permite que el sentido general de sus movimientos sea conocido con
anticipación, y que el adversario, libre de sorpresas, pueda organizar su
contramaniobra sobre una base segura” (42).

Ejemplos Históricos:

Guerra Ruso-Japonesa. Batalla de Tsushima.

“El factor geográfico determinó la solución. Rodjestvensky sólo podía


dirigirse en primer término a Vladivostok, para poner allí a sus buques en
condiciones de reunirse con los que ya que se encontraban en ese puerto.
Pero para ir a Vladivostok tenía que pasar necesariamente por uno de los
tres estrechos de Tsushima, Tsugarú o Soya. Si los japoneses se situaban
en Tsushima, lo interceptaban si tomaba este estrecho, y podían aislarlo
también antes de llegar a Vladivostok si tomaba alguno de los otros,
porque su desplazamiento hacia el Este de Japón no podía pasar
desapercibido. Además, si los japoneses obraban de esa manera, podían
concentrar en el estrecho de Tsushima con tiempo suficiente y protegidas
hasta el último momento, todas las unidades antiguas y todas aquellas
que por su reducido radio de acción y malas condiciones marineras no
podían intervenir en operaciones lejanas (Guardacostas, acorazados
antiguos, pequeños torpederos). Ellos libraban la batalla con todas las
fuerzas reunidas. Además, los buques averiados podían contar con el
auxilio inmediato de los arsenales nacionales” (43).
170
4.4. OFENSIVA PSEUDO-GEOGRAFICA

a) Procedimiento

Castex califica a la ofensiva de base geográfica, sin desconocer su


enorme eficacia, como una maniobra poco atractiva y subordinada pues
descansa en la influencia de la geografía, estática e inmutable y en las
decisiones del adversario. Quien la emplea se limita a la espera de los
eventos. Luego añade: “Crear uno mismo una desventaja semejante,
imponiendo al enemigo una dirección de atracción que se ha elegido
deliberadamente, es aún mejor. Es una maniobra de índole superior”
(44). Por su parte, el Comandante Díaz, complementa el pensamiento de
Castex: “El polo de atracción que tratamos de imponer al enemigo, no
puede ser solamente un punto o una región geográfica, sino también un
objeto en movimiento, un convoy, por ejemplo, que nuestro adversario
quisiera atacar. Este procedimiento, a pesar de la distinta denominación,
es muy semejante a la ofensiva de base geográfica, tiene el espíritu y las
tendencias de la misma. Como esta última, pertenece generalmente al
grupo de las ofensivas de “dirección canalizada” para el enemigo, en que
se trata de obligarlo a realizar ciertos movimientos, con el fin de
presentarlo a nuestro propio ataque en las condiciones que estimamos
como más conveniente para nosotros. Esta forma de actuar es la que se
denomina la ofensiva seudo-geográfica” (45).

En síntesis, este método se apoya, en apariencia, sobre la geografía.


Recurriendo a los “apremios” e “incentivos” crea un polo de atracción al
adversario hacia un área determinada. Con ello pretende canalizar los
movimientos de la fuerza objetivo en dirección a la flota atacante
preparada y presta para la batalla. La ofensiva seudo-geográfica
constituye, en su esencia, una creativa e imaginativa maniobra estratégica
en el mar. Los apremios e incentivos relativos al territorio y posición son
fijos, en tanto los constituidos por líneas de comunicaciones y la fuerza
son móviles.

b) Requerimientos y consideraciones

Esta ofensiva es ejecutada ante un enemigo reacio a entablar la batalla.


Además se precisa, en forma imprescindible e inmediata, conquistar el
control del mar. Asimismo, cuenta con la posibilidad real de definir, con
antelación, el área del encuentro a fin de concentrar, en tiempo y espacio,
los medios de superficie, submarinos y aéreos. También conviene
considerar la relatividad de los apremios e incentivos. Por último, debe
precaverse de sorpresas por medio de un eficiente sistema de detección y
exploración.
171
c) Las iniciativas

La iniciativa de movimiento pertenece a quien realiza la ofensiva. El se


desplaza hacia el lugar de la batalla que el adversario todavía no tiene
prevista. La iniciativa estratégica la tiene el atacante pues mantiene
subordinado al enemigo a sus intenciones, aún cuando éste considera ser
dueño de sus propios actos.

La iniciativa de las operaciones la detenta el atacante en el caso de


apremios o incentivos relacionados con el territorio o la posición. En
cambio si se trata de objetivos móviles. “El que se defiende es quien
determina la posición del lugar hacia el cual convergerán los esfuerzos de
ambos bandos, el que ataca, sólo puede ir al lugar donde hay algo que
atacar” (46). Este caso se asemeja a la caza en persecución.

Ejemplo Histórico:

IIa. Guerra Mundial. Midway. Ofensiva Seudo-Geográfica japonesa

“Se trata de enviar la casi totalidad de la Flota imperial hacia Hawai,


apoderarse del punto estratégico clave de Midway, provocando así
necesariamente la salida de la flota americana, y destruir, en fin, ésta
última gracias a la superioridad aplastante de la Marina Japonesa” (47). A
la Ofensiva seudo-geográfica japonesa, el Almirante Nimitz respondió con
una ofensiva de base geográfica. El sistema de detección y exploración
dispuesto por la Marina Imperial fue ejecutado con graves deficiencias
permitiendo ser sorprendida. A lo anterior se sumaron, entre otros
factores: las dos tareas simultáneas dadas a la fuerza de portaaviones
japoneses, neutralizar Midway y destruir la flota enemiga; el disperso
dispositivo de la Flota Combinada, las vacilaciones cometidas por el
Almirante Nagumo y las acertadas resoluciones del mando táctico de la
flota estadounidense. El intento japonés se transformó en un éxito
estratégico de la Armada Norteamericana.

5. REFLEXIONES SOBRE LA OFENSIVA EN EL MAR

5.1 OFENSIVAS PARA IMPONER LA BATALLA

Las ofensivas recién descritas tienen por meta la conquista del control del mar
provocando la batalla. El objetivo está constituido por la fuerza organizada
adversaria y las operaciones son realizadas por la flota propia. Sin embargo,
estos procedimientos también tienen utilidad para combatir y destruir a
diversas unidades navales aunque no integren la fuerza organizada. Castex,
aludiendo al convoy y defensa de puerto, observa: “En materia de caza
antisubmarina se presenció, de un extremo a otro, el triunfo del segundo
método ofensivo precedentemente descrito, de base geográfica o seudo-
geográfica, por el cual el enemigo es dirigido a priori, por las condiciones
mismas en que éste desarrolla su acción, hacia una zona o hacia un objetivo
172
perfectamente conocido. Teniendo por cuenta al adversario con que se estaba
en lucha, era evidente que no podía adoptarse otra norma de conducta” (48).

Otro aspecto de interés reside en la flexibilidad en utilizar o cambiar los


procedimientos descritos en conjunto con los apremios e incentivos, según las
circunstancias estratégicas imperantes. Corresponde recalcar la necesidad de
no amarrarse a esquemas teóricos rígidos. Por ejemplo, el combate de
Angamos se inició como una ofensiva de base geográfica y culminó con una
seudo-geográfica gracias a un incentivo. Asimismo, una ofensiva de
movimiento para el perseguido puede corresponder a una ofensiva seudo-
geográfica pues está conduciendo a su cazador en dirección a un área
preparada de antemano para dar la batalla.

5.2 VIGENCIA DE LA BATALLA

La ofensiva de real significado estratégico es aquella donde participa la fuerza


organizada con la intención de destruir a la flota enemiga. Mientras la carga de
significación estratégica y económica se traslade por la superficie de los
océanos conserva plena validez lo aseverado por Castex: “No hay más
ofensiva que la de superficie” (49). En otros términos, la lucha decisiva se
entabla para dominar la superficie del mar. Por tal razón, el núcleo principal de
la flota lo componen unidades de superficie, en tanto las aeronaves y
submarinos, integradas o no a la fuerza organizada, le colaboran en su tarea de
conquistar el dominio del mar. En estrategia marítima no existen guerras de
superficie, submarina y aérea independientes, sino una sola global y
totalizadora que desemboca en el control de la superficie oceánica.

Como comentario ilustrativo conviene traer a colación las atinadas reflexiones


del almirante S. Gorshkov sobre la batalla: “La Segunda Guerra Mundial, salvo
pequeñas excepciones, no ofreció de hecho ejemplos clásicos de operaciones
independientes de las flotas con el fin de conquistar y mantener su dominio del
mar.
La segunda dirección de este tipo de operaciones combativas de una marina
contra otra son las acciones relacionadas con las operaciones contra la costa y
también de aseguramiento de las comunicaciones transoceánicas o marítimas.
Puede asegurarse sin exageración que la mayoría de los choques de combate
entre grandes fuerzas de las marinas contendientes en esta guerra pertenecen
precisamente a esta dirección. Así fue como los combates en la isla Midway,
en el mar de las Filipinas y en la región de las islas Wake, Rabaul y Moresby y
otros fueron parte integrante de las operaciones de desembarco en el océano
Pacífico. Al mismo tiempo, los combates junto al cabo Matapán, las
operaciones para aniquilar el navío de línea alemán Bismarck y otras se
refieren a las operaciones relacionadas con el aseguramiento de las
comunicaciones” (50). Los pensamientos del almirante soviético reflejan que
los fundamentos estratégicos de las batallas navales en la actualidad buscan
efectos inmediatos y no lejanos resultados ulteriores. En otros términos
destaca la característica del control del mar como medio para un fin inmediato y
bien definido relacionado con la unidad de la guerra.
173
Tal vez, el último intento por dar la batalla decisiva después de la IIa. Guerra
Mundial ocurrió en el conflicto de las Malvinas. El almirante Woodward escribió
en sus memorias los hechos ocurridos el 2 de Mayo de 1982: “El
contraalmirante Walter Allara, el Comandante de la Flota de Mar, estaba a
bordo del portaaviones y todo me daba la impresión de un clásico ataque en
forma de movimiento de pinza sobre el grupo de batalla británico. En el peor
de los casos, el Belgrano y sus escoltas podían dirigirse hacia nosotros en ese
mismo momento, navegando en la oscuridad, lanzar un ataque de Exocet
desde una determinada posición, cuando nosotros esperábamos recibir un
ataque de misiles y bombas por otra” (51). Sin embargo, adversas condiciones
meteorológicas frustraron la maniobra argentina y, luego, el hundimiento del CL
Belgrano hizo regresar a la Flota de Alta Mar a su base. La Armada argentina,
al entregar el mar, permitió la reconquista de las islas a la Fuerza de Tarea
británica.

La batalla decisiva continúa vigente mientras existan flotas dispuestas a


conquistar el mar a su rival. “From the Sea”, doctrina de la Armada de Estados
Unidos, sólo es válida para una superpotencia que carece de rival en los
océanos.
174
175
CAPITULO SEIS
ANEXO A

ESQUEMA DE OPERACIONES DE CONQUISTA DEL CONTROL DEL MAR

PROCEDIMIENTOS
OBJETO OBJETIVO EJECUTOR METODOS EFECTO PROVOCAR
BATALLA
LOGRAR
BLOQUEO NEUTRALIZAR
MILITAR
EL

CONTROL

FUERZA FUERZA APREMIOS


DEL ORGANIZADA ORGANIZADA
ENEMIGA PROPIA INCENTIVOS
BATALLA DESTRUIR
MAR OFENSIVA DE
MOVIMIENTO

OFENSIVA DE
BASE
GEOGRAFICA

OFENSIVA
SEUDO
GEOGRAFICA
176
177
CAPITULO SEIS
LA CONQUISTA DEL CONTROL DEL MAR

REFERENCIAS

(1) Julian S. Corbett. Algunos Principios de Estrategia Marítima. Valparaíso. Imprenta de


la Academia de Guerra Naval. 2000. p.118.

(2) Vicealmirante H. Justiniano. Estrategia Naval. Comentarios. Valparaíso. Academia


de Guerra Naval. 1987. p.128.

(3) Almirante Raoul Castex. Teorías Estratégicas. Buenos Aires. Escuela de Guerra
Naval. 1938 - 1942. Tomo IV. p.49.

(4) Castex. op. cit. Tomo IV. p.147.

(5) Bernard Brodie. Guía de Estrategia Naval. Valparaíso. Imprenta de la Armada. 1953.
p.237.

(6) Corbett. op. cit. p.133.

(7) Corbett. op. cit. p.147.

(8) Geoffrey Till. Estrategia Marítima y la Era Nuclear. Buenos Aires. Instituto de
Publicaciones Navales. 1988. p.145.

(9) Otto Gross. La Doctrina de la Guerra Marítima. Valparaíso. Imprenta de la Armada.


1954. p.107.

(10) Till. Estrategia Marítima y la Era Nuclear. p.146.

(11) Geoffrey Till. Modern Sea Power. London. Brassey’s Defense


Publisher. 1987. p.59.

(12) Till. op. cit. p.60.

(13) Till. Estrategia Marítima y la Era Nuclear. p.147.

(14) Till. Estrategia Marítima y la Era Nuclear. p.140.

(15) Castex. op. cit. Tomo V. Primera Parte. p.9.

(16) Capitán de Fragata Luis Langlois. Influencia del Poder Naval en la


Historia de Chile, desde 1810 a 1910. Valparaíso. Imprenta de la Armada. 1911.
p.67.

(17) Corbett. op. cit. p.123.


178

(18) Herbert Rosinski. The Development of Naval Thought. Naval War


College Press. Newport, Rhode Island. 1977. p.55.

(19) Rosinsky. op. cit. p.66.

(20) Wolfgang Wegener. La Estrategia Naval en la Guerra Mundial.


Buenos Aires. 1951. p.26.

(21) Brodie. op. cit. p.253.

(22) Brodie. op. cit. p.238.

(23) Castex. op. cit. Tomo I. p.341.

(24) Castex. op. cit. Tomo I. p.342.

(25) Castex. op. cit. Tomo I. p.342.

(26) Captain Mitsuo Fuchida and Commander Masatake Okumiya.


Midway the Battle that Doomed Japan. Annapolis. United States Naval Institute. 1955.
p.78.

(27) Contra almirante Alejandro García Castelblanco. Estudio Crítico de


las Operaciones Navales de Chile. Santiago. Imprenta de la Armada. 1929. p.237.

(28) Till. Modern Sea Power. p.35.

(29) La Marina. Historia de Trafalgar a Nuestros Días. Barcelona. Delta


1983. vol.2. p.235.

(30) Till. Estrategia Marítima y la Era Nuclear. p.107.

(31) E. B. Potter. Nimitz. Annapolis, Maryland. Naval Institute Press.


1977. p.400.

(32) Till. Modern Sea Power. p.10.

(33) J. R. Hill. Estrategia Marítima para Potencias Medianas. Buenos


Aires. Instituto de Publicaciones Navales. 1990. p.98.

(34) Bernard Millot. La Ofensiva Japonesa la Guerra del Pacífico (1).


Barcelona. Editorial Bruguera. 1969. Pág.243.

(35) Wayne Hughes Jr. Táctica de Flota. Buenos Aires. Instituto de


Publicaciones Navales. 1988. p.31.

(36) General George Marshall. La Victoria en Europa y El Pacífico.


Washington D.C. Secretaría de Estado. 1945. p.74.
179

(37) Castex. op. cit. Tomo IV. p.136.

(38) Castex. op. cit. Tomo IV. p.151.

(39) Enciclopedia de la Guerra en el Mar. Madrid. San Martín. 1986.


p.102.

(40) Francisco A. Encina. Historia de Chile. Vol. XVI. Santiago.


Editorial Nascimiento. 1970. p.149.

(41) Castex. op. cit. Tomo I. p.333.

(42) Castex. op. cit. Tomo I. p.336.

(43) Castex. op. cit. Tomo I. p.332.

(44) Castex. op. cit. Tomo I. p.337.

(45) Santiago Díaz Buzeta. Estrategia Naval. Valparaíso. Imprenta de la


Armada. 1970. p.213.

(46) Díaz. op. cit. p.214.

(47) Millot. op. cit. p.188.

(48) Castex. op. cit. Tomo I. p.367.

(49) Castex. op. cit. Tomo IV. 142.

(50) Almirante S. Gorshkov. Las Fuerzas Navales su Historia y su


Presente. Moscú. Editorial Progreso. 1980. pp.268 - 269.

(51) Almirante Sandy Woodward. Los Cien Días. Buenos Aires.


Editorial Sudamericana. 1992. p.162.
180
181
TRATADO SEGUNDO
TEORIA DE LAS OPERACIONES NAVALES

CAPITULO SIETE

LA DISPUTA DEL CONTROL DEL MAR

1. INTRODUCCION

1.1. ASPECTOS GENERALES

Estas operaciones navales, como lo demuestra la historia, son las más difíciles
de abordar de modo activo y con eficacia. Corbett hace una interesante
acotación sobre su relevancia. “La simple afirmación, que nadie niega, de que
el objeto de la guerra naval es conseguir el dominio del mar, implica en realidad
la proposición de que el dominio se encuentra normalmente en disputa. Este
estado de disputa es de lo que se preocupa más directamente la estrategia
naval, puesto que cuando el dominio haya sido perdido o logrado, la estrategia
naval pura deja de existir” (1). En resumen, la disputa del control del mar
abarca la esencia de la estrategia marítima.

Lo amplio y complejo del tema genera entre los tratadistas ciertas


contradicciones dificultando su comprensión. Algunos interpretan a las
operaciones de disputa como sinónimo de la defensiva estratégica en el mar,
otros las circunscriben a la flota en potencia, y por último, hay quienes ni
siquiera las mencionan o simplemente las incluyen en la defensiva. Algo muy
similar acontece, además, con la flota en potencia. Todo ello concurre a crear
desorientación y obscuridad. Sin embargo, el panorama se aclara al escudriñar
las bases del problema: el objeto y objetivo de las operaciones de disputa del
control del mar.

1.2. OBJETO Y OBJETIVO

En el Capítulo Tres “El Control del Mar” se señala como una de sus
características la divisibilidad. Ambos rivales se lo reparten de acuerdo a varios
componentes, entre los cuales prevalecen la fuerza y el factor geográfico.
Mientras la primera destaca por su dinamismo y movilidad, el otro se distingue
por ser inerte y fijo. Esta circunstancia permite afirmar que el obstáculo
principal de los contendientes para lograr un control del mar indiscutible reside
en la flota de combate contraria. Asimismo, el más débil no está en
condiciones de buscar la decisión mediante el choque; su única opción consiste
en eludir la batalla y a su vez desgastar la fuerza organizada enemiga. Con
dichas acciones pretende incrementar su grado de control y evitar que el
contrincante lo aproveche a plenitud. En consecuencia, como operaciones de
disputa se entienden a aquellas orientadas a debilitar a la flota oponente.
182
Resumiendo, las operaciones de disputa de control del mar tienen como objeto
mejorar el grado de control o disputa detentado. Dicho en otras palabras,
aspira lograr las condiciones necesarias para, llegado el caso, enfrentar la
batalla con posibilidades de éxito. El objetivo está constituido por la fuerza
organizada enemiga. Los ejecutores de estas operaciones corresponden tanto
a la fuerza organizada propia como los otros medios de la Armada. El efecto a
conseguir corresponde al desgaste de la flota de combate rival.

1.3. ALCANCES DE LAS OPERACIONES DE DISPUTA

El objeto y objetivo de la disputa están bien definidos, pero aún cuando las
operaciones parecen confinadas a una lucha respecto a la fuerza organizada
sus alcances son muy amplios. Los efectos se perciben con gran intensidad en
la totalidad del escenario marítimo. No puede ser de otra forma pues, como la
historia lo confirma, la guerra en el mar gira alrededor del poder de las flotas
principales de los contendientes.

Las operaciones de disputa reflejan una actitud estratégica defensiva del más
débil respecto a la fuerza organizada del enemigo. El se encuentra
imposibilitado en buscar o aceptar el choque decisivo, ya que significa su
segura destrucción. Al eludir la batalla evita la conquista del control del mar por
parte de su adversario. Pero no le basta, debe interferir con el libre ejercicio y
explotación de las aguas oceánicas poniendo en tela de juicio su dominio. Para
tal propósito, necesita reaccionar con frecuentes contraataques. Así, esta
defensiva se transforma en algo tan dinámico que ciertos escritores la
denominan defensiva-ofensiva.

En la disputa participan no sólo la fuerza organizada, como en las operaciones


de conquista, sino todos los medios y armas disponibles de una Armada. El
conductor orienta los esfuerzos de sus órganos de maniobra para desgastar,
dividir y no otorgarle descanso a la Escuadra rival hasta obtener la ansiada
paridad.

Para quien se encuentra en inferioridad de medios no es admisible caer en la


pasividad, como sucede con inusitada frecuencia. Con dicha postura se
entregan los enormes beneficios reportados por el control del mar al
contrincante, sin hacerle incurrir en mayores sacrificios. Por tanto, requiere
desplegar iniciativa y apelar a la maniobra para ganar la libertad de acción
suficiente a fin de alcanzar el único medio que asegura el éxito: desgastar al
oponente y así quedar en condiciones para conquistar el control del mar.
183
La disputa coexiste con las operaciones de ejercicio y proyección. Sin
embargo, cuando participa la flota de combate, debe precaverse la intervención
de toda la fuerza organizada antagonista. Al no acaecer esta eventualidad, es
posible aprovecharla en una maniobra destinada a producirle graves pérdidas.
Al ganar mayor grado de control del mar se incrementan las metas a alcanzar
por medio de la estrategia marítima. Lo anterior conlleva ampliar el ámbito de
las operaciones de ejercicio y explotación del mar. Al mismo tiempo faculta
correr mayores riesgos en las operaciones de disputa. En síntesis, la disputa
es posible clasificarla en calidad de una estrategia de desgaste. Para tal
efecto, su única alternativa válida consiste en acciones ofensivas orientadas a
deteriorar la potencia de combate de la escuadra enemiga.

Ejemplo Histórico:

IIa. Guerra Mundial. Teatro del Pacífico.

El norteamericano Bernard Brodie describió la disputa del dominio del mar


realizada por Nimitz después del desastre de Pearl Harbour: “La gran
recuperación y expansión de la fuerza naval americana durante 1942 trajo un
enorme cambio en la situación estratégica del Pacífico. En el comienzo, la
desesperación de las acciones americanas en retirada estaban aliviadas sólo
por unos pocos ataques insignificantes, principalmente con aviones basados en
portaaviones, sobre las islas Marshall y Gilbert y sobre Rabaul, Wake, Marcus,
Lae y Salamaua. Estos ataques llevados a cabo por rápidas fuerzas
operativas, hicieron algunos daños y pérdidas al enemigo pero afectaron muy
poco al curso de la guerra. Las batallas del Mar del Coral (7 y 8 de mayo) y
Midway (3 al 6 de junio), probaron ser el punto de virada de la guerra en el
Pacífico. La primera de estas acciones paró el avance hacia el sur de los
japoneses y la victoria de Midway no sólo mantuvo a los japoneses alejados de
las islas Hawai sino que también infligió las primeras bajas de consideración a
la flota de batalla japonesa. Estas importantísimas victorias defensivas fueron
seguidas, el 7 de agosto, por los desembarcos americanos en Guadalcanal e
Isla Florida, comenzándose la larga campaña de las Salomón” (2). En la
citada campaña, el desgaste sufrido por la Armada Imperial fue enorme e
irrecuperable y permitió a Norteamérica lanzar su ofensiva en el Pacífico
Central.

2. GRADOS DE DISPUTA DEL CONTROL DEL MAR

2.1. ANTECEDENTES

Los beligerantes, por lo habitual, se abstuvieron en perseguir de inmediato la


decisión en el teatro marítimo. Durante algún tiempo, breve o prolongado, la
situación fue un ambiguo mar no dominado. Las armadas beligerantes, sin
descuidar a la flota adversaria, se dedicaban a cumplir tareas de ejercicio y
explotación del control del mar. En dichas circunstancias, se han distinguido
tres grados de disputa atendiendo a la comparación relativa de las fuerzas
organizadas de los contrincantes.
184
1° Fuerzas iguales o equilibradas.
2° Fuerzas desiguales o completamente desequilibradas.
3° Fuerzas casi iguales o casi equilibradas.

2.2. FUERZAS IGUALES O EQUILIBRADAS

Las flotas de ambos antagonistas, por su equivalencia combativa, están en


condiciones de dar la batalla y se encuentran listas para el choque decisivo. Se
esmeran en ejecutar tareas de defensa y ataque de las comunicaciones
marítimas, posición estratégica y territorio. Cuando una de ellas interfiere la
misión de la otra se produce el encuentro. Esta circunstancia también recibe el
nombre de “Caso Medio”. Castex hace la siguiente observación. “Debemos
distinguir entre una disputa y otra; hay una diferencia de grado. Existe la
disputa entre fuerzas iguales o casi iguales, cuando no se retrocede o cuando
se podría no retroceder ante la batalla decisiva. Esta es muy seria; linda con la
ofensiva y no pertenece ya, por así decirlo, a la defensiva” (3).

Ejemplo Histórico:
IIa. Guerra Mundial. Mar Mediterráneo 1940.

El ingreso de Italia al conflicto dejó al mar Mediterráneo en disputa con flotas


equivalentes. Ambas fuerzas se volcaron, con preferencia, a la protección de
sus respectivas líneas de comunicaciones marítimas. “Cunningham pretendía
ganar el control del mar y retenerlo. Los convoyes transitaban hacia Malta con
tropas y provisiones desde Alejandría, y los convoyes de retorno transportaban
a Alejandría los muy necesitados equipos y servicios técnicos los que iban
haciéndose indispensables para la reparación y mantención de la flota en la
relativamente mal equipada base. El Comandante en Jefe consideraba a estos
convoyes como oportunos incentivos para atraer a la flota italiana, pues los
movimientos de los convoyes eran conocidos por medio del excelente
reconocimiento aéreo italiano, lo cual podía desembocar en un encuentro de
las fuerzas. En efecto, esto sucedió en las cercanías de Calabria el 9 de julio
de 1940, cuando pareció que una acción de la flota era inminente contra dos
acorazados, doce cruceros y gran número de destructores italianos. El buque
insignia de la flota peninsular fue tocado por el certero fuego del Warspite a 13
millas de distancia, y la acción fue interrumpida de inmediato por el Almirante
italiano” (4). Esta retirada impidió la decisión buscada por al almirante
británico.
185
2.3. FUERZAS DESIGUALES O COMPLETAMENTE DESEQUILIBRADAS

El desbalance de las capacidades de combate entre las flotas beligerantes es


tan manifiesto que el más débil no tiene esperanza alguna en revertir la
situación. Ningún esfuerzo, político o estratégico, puede modificar, de manera
significativa, la desfavorable situación en el teatro marítimo. La aludida
coyuntura ocurre, a menudo, cuando el afectado sufre un contundente revés en
el encuentro por conquistar el control del mar. En esta desfavorable situación,
sólo se le puede producir al enemigo los mayores daños posibles de carácter
político, económicos y estratégicos, con los medios aún restantes. Carece de
mayor sentido, corriendo altos riesgos, desgastar la fuerza organizada
adversaria. Por consiguiente, las acciones a realizar se centran en la guerra
de corso y ofensivas tácticas contra el territorio rival. “Existe también la disputa
del débil contra el fuerte, en la cual el primero efectúa asaltos ofensivos
carentes de verdadera importancia, ejecuta combinaciones de valor discutible
infructuosamente, pues no logra modificar substancialmente una inferioridad
demasiado pronunciada. Son las guerras de corso de la antigua monarquía, ...
la guerra submarina alemana, etc. En todos los casos comparables a éstos, la
disputa del dominio marítimo, a pesar de ser conducida con energía e
inteligencia, no consigue dar al bando que la emprende, en la medida
necesaria, el uso de las comunicaciones de superficie y no logra privar de él al
adversario; a pesar de las pérdidas que éste sufra. Se ha molestado al
enemigo, a veces mucho, es verdad, pero no se ha podido sacudir su yugo ni
alterar la situación” (5).

En síntesis, ocurre una extraordinaria paradoja, tal vez única. Quien estima
perdida la guerra en el mar -no tiene esperanzas de obtener su control- está
obligado a adoptar una enérgica actitud ofensiva contra las comunicaciones
marítimas y territorio adversario. Aún cuando provoque muchos perjuicios al
antagonista, sufre las consecuencias del aislamiento marítimo y de la latente
invasión desde el mar.

Ejemplo Histórico:

Guerra del Pacífico.

El Comandante Darrieus, refiriéndose a la pérdida de la Independencia en


Punta Gruesa, hace las siguientes reflexiones: “Como quiera que sea, la
pérdida de la Independencia, destruyendo el equilibrio de la fuerza naval en
favor de Chile, cambió el giro de los acontecimientos y señaló el fin del
conflicto, que nada podía impedir, como no fuese la reconstitución de la flota
peruana.
Y en verdad que este fue el hecho decisivo de la guerra. Chile posee desde
ese momento superioridad de fuerzas en el mar y de allí no podrá sacarlo su
antagonista. El Huáscar, bajo la excelente dirección del almirante Grau puede
multiplicar sus movimientos, puede aparecer y desaparecer aquí, allá y en
todas partes, bombardear las baterías de tierra, capturar presas, sembrar el
terror en toda la costa y desplegar actividad sin ejemplo impidiendo o
desalentando las operaciones militares de los chilenos... Todo esto es
186
verdadero, y sin duda que es notable; pero todo es inútil. El Huáscar está
señalado por el destino, sus días están contados y está fijada la fecha de su fin”
(6). La captura del Huáscar en Angamos consolidó el dominio del mar de Chile
y permitió las sucesivas operaciones anfibias contra el litoral adversario. El mar
se transformó en la línea de operaciones para el Ejército Expedicionario de
Chile.

2.4. FUERZAS CASI IGUALES O CASI EQUILIBRADAS


El balance de las fuerzas se encuentra comprendido entre los límites ya
analizados con anterioridad. En tal circunstancia el más débil aspira, con
posibilidades ciertas, equilibrar las fuerzas para luego pretender la conquista
del control del mar. No puede satisfacer sus metas con una defensiva pasiva,
pues así sólo conserva un desventajoso statu quo. Por tanto, para alterar la
situación necesita accionar con imaginación e iniciativa. Sus afanes apuntan a
crear las condiciones favorables para degradar la flota adversaria. Para tal
efecto, dispone, entre muchas, de las siguientes alternativas.

a) Políticas
Concertar alianzas orientadas a conseguir la paridad o superioridad de
fuerzas “Napoleón evitó también la batalla decisiva en su lucha contra
Inglaterra, hasta que por medio de alianzas y otros medios logró reunir
fuerzas que juzgó suficientes para arrebatar el dominio del mar que los
ingleses poseían” (7). Su proyecto se frustró en la batalla de Trafalgar.

b) Estratégicas
 Desgastar a la flota enemiga a través de vigorosos y sostenidos
contraataques.
 Dividir la fuerza organizada adversaria recurriendo a la maniobra
estratégica.
 Explotar los errores del enemigo.

Ejemplo Histórico:

Segunda Guerra Mundial. Ataque a Tarento.

“Cunningham buscaba oportunidades de obligar a la flota italiana a entrar en


acción, al tiempo que ésta se dedicaba a su tarea de dar cobertura a los
convoyes, incluyendo los destinados a Grecia, que había sido invadida por los
italianos en octubre. Pero aunque el Almirante italiano Campioni había sido
recientemente reforzado por los nuevos y poderosos acorazados Vittorio
Veneto y Littorio, tenía órdenes de plegarse a la estrategia de no aceptar
batalla sin un objetivo ulterior importante. Por esto se decidió que debían ser
atacados en su guarida, y durante la noche del 11 al 12 de noviembre de 1940,
una fuerza de 21 Swordfish del Illustrious atacó la flota italiana en Tarento,
poniendo fuera de combate al Littorio, al Caio Duilio y al Conte di Cavour, a
este último definitivamente y a los otros dos por cinco y seis meses
respectivamente.
187
Las posibilidades italianas de disputar el control del Mediterráneo central
habían desaparecido temporalmente” (8).

3. PROCEDIMIENTOS PARA MATERIALIZAR LA DISPUTA

3.1. ASPECTOS GENERALES

Existen tres procedimientos para materializar la disputa del control del mar; se
diferencian según las fuerzas participantes y la actividad realizada por la flota
del más débil. En ocasiones, se hace difícil clasificar los contraataques pues,
en el presente, casi todas las unidades navales pueden asignarse o segregarse
de la escuadra principal. Además, ambas acciones persiguen el mismo efecto:
desgastar a la fuerza organizada enemiga. Sin embargo, hay algunas
disparidades en aspectos teóricos que obligan a diferenciarlos. Los tres
procedimientos a seguir son los siguientes:

 Contraataque mayor.
 Contraataque menor.
 Flota en Potencia.

3.2. CONTRAATAQUE MAYOR

Es la acción ofensiva realizada por la flota más débil contra una parte de la
fuerza organizada antagonista. Como esta última es más poderosa requiere
dividirla por medio de la maniobra o aprovechar una circunstancia propicia
fortuita. El atacante pretende gozar de una superioridad relativa, por un tiempo
y en un espacio bien determinado, a pesar de su inferioridad integral.

El ofensor crea, aplicando su voluntad e intelecto, las circunstancias favorables


al recurrir a la maniobra. En tanto, la explotación de errores del enemigo
depende del azar y no está bajo el control del atacante y tal vez no suceda
jamás. El contraataque mayor necesita recurrir a los apremios e incentivos
combinándolos a fin de trastornar, engañar y fragmentar la fuerza principal
enemiga. Sin embargo, la debilidad del disputador demanda no provocar la
batalla con la escuadra rival concentrada, esta restricción siempre condiciona
su accionar.
188

Ejemplos Históricos:

IIa. Guerra Mundial. Batalla de Matapán. Explotación de una división del


enemigo.
“La Flota del Mediterráneo estaba cubriendo y apoyando el convoy Lustre
cuando, el 25 de marzo (1941), nuestro servicio de radio-inteligencia determinó
claras indicaciones de una vigorosa acción de la flota italiana contra el mismo
convoy era inminente. El almirante Cunningham estaba ansioso de ofrecerle
cualquier incentivo a fin de conducirla a una acción decisiva entre las flotas.
Por tanto, él alejó discretamente el tráfico de las aguas disputadas, y, se
esforzó en dar la impresión de descuido; pero ordenó a su segundo en el
mando, Vicealmirante H.D. Pridham - Wippell, concentrar las fuerzas ligeras
(cuatro cruceros y nueve destructores) al sur de Creta al amanecer del 28 de
marzo, y puso en alerta las otras fuerzas navales y aéreas de Grecia, Creta y
Egipto. A mediodía del 27 un hidroavión de la RFA informó sobre la presencia
de tres cruceros italianos alrededor de 320 millas al oeste de Creta, navegando
al sureste. Cunningham esperó unas horas más y, al obscurecer en la bahía
Alejandría, zarpó sigilosamente con sus tres acorazados (el Warspite, Barham y
Valiant), el portaaviones Formidable (el cual había arribado en fecha reciente
desde la metrópoli vía Cabo de Buena Esperanza) y nueve destructores. Toda
aquella noche navegaron hacia el noroeste mientras las fuerzas ligeras, que
Cunningham había ordenado reunírseles, se desplazaban en dirección a un
rendez-vous al sur de Creta” (9). La acción italiana facultó al Almirante
Cunningham atacar con todas sus fuerzas reunidas a una parte de la flota
adversaria. El éxito británico en Matapán motivó la adopción por parte de la
Armada Italiana de una actitud de Flota en Potencia en una versión muy pasiva.

Ia. Guerra Mundial.

Maniobra para realizar un contraataque mayor. (16 de Diciembre de 1914).

A fines de 1914, al alto mando naval germano concibió una maniobra orientada
a realizar un contraataque mayor contra la Gran Flota. Ella consistió en la
realización de un bombardeo naval contra la costa sur inglesa con los cinco
cruceros de batalla del almirante Hipper. El 1er. Grupo de Exploración alemán,
en su retirada, serviría de incentivo para atraer parte de la Gran Flota hacia la
flota de Alta Mar concentrada (14 acorazados clase dreadnouhgt y 8
predreadnought).

“El eficiente servicio radiogoniométrico, constituido por las Directional Stations


detectó de inmediato la presencia de las fuerzas de Exploración, pero no de la
escuadra de batalla alemana. Sin embargo, el almirante Jellicoe alertó a la 2°
Escuadra de Batalla (vicealmirante Warrender, con 6 unidades armadas con
piezas de 343 mm.) basada en Scapa Flow, y a los cruceros de batalla surtos
en Cromarty (Lion, Queen Mary, Tiger y New Zealand). Además, la 3°
Escuadra de cruceros recibió la orden de zarpar de Rosyth para unirse a la 2°
Escuadra de Batalla, al objeto de situarse a popa de los buques alemanes, que
189
se estaban aproximando a las costas británicas, y cortarles la retirada” (10). La
maniobra germana había surtido el efecto deseado. Su recompensa sería el
ansiado encuentro entre una parte de la Gran Flota, muy inferior, contra la Flota
de Alta Mar reunida. Sin embargo, una decisión equivocada del Comandante
en Jefe alemán a flote la desbarató y estuvo a punto de causar un desastre.
“Los destructores británicos encontraron a la cortina avanzada de Von Ingenohl
al alba. Convencido de que se dirigía al encuentro de la Gran Flota completa,
el jefe de la escuadra alemana mandó que sus acorazados regresaran
urgentemente a Jade, dejando a su suerte a los cruceros de batalla, que harían
el bombardeo. Cuando el Derfflinger, y el Von der Tann habían bombardeado
Scarborough y Whitby, y el Seydlitz, el Moltke y el Blücher habían inflingido
daños a Hartleppol, sus rutas de escape, a través de los campos minados de la
costa Este, habían sido cortadas. Hipper eligió el hueco central en el que los
cuatro cruceros de batalla Beatty, con ocho dreadnoughts mandados por el
vicealmirante Warrender, se encontraban esperando” (11).
Los cruceros de batalla de Hipper escaparon sin daños, evadiendo las fuerzas
británicas. Pero también se desvaneció la ocasión favorable presentada a la
Armada germana para equilibrar las fuerzas organizadas. Al conocer la
oportunidad perdida, el almirante Von Tirpitz afirmó: “El 16 de diciembre,
Ingenohl tuvo en la mano el destino de Alemania” (12).

3.3. CONTRAATAQUE MENOR


Es la acción ofensiva realizada por los otros medios no integrantes de la fuerza
organizada contra la flota enemiga. Para materializar el ataque precisan de la
sorpresa pues su manifiesta vulnerabilidad les impide un enfrentamiento
abierto. Los contraataques menores se asocian a medios ligeros o fuerzas
especiales, que por sus características les está vedado conformar la escuadra
principal de manera permanente. Asimismo los envuelve un halo de valor
personal.

Por lo general, estas ofensivas dañan o averían a los blancos sin lograr su
completa destrucción. La ejecución exige un cuidadoso planeamiento y
entrenamiento de personal muy especializado. Los mayores efectos se
alcanzan al introducir ingenios novedosos tendientes a lograr una contundente
sorpresa táctica; el adversario pronto reacciona y los neutraliza. Otto Groos,
quien analiza el tema, comenta: “En todos los tiempos la guerra de guerrilla ha
ejercido una cierta atracción sobre el más débil de los beligerantes. Siempre
que una potencia naval ha sido en tal grado inferior a la rival, que no ha sido
posible ni siquiera intentar comprometer el dominio del mar del más fuerte por
medio de operaciones de la flota, se ha acogido a la esperanza de batir
fraccionadamente al enemigo por medio de la guerra de las guerrillas, y de
obtener con victorias parciales, la equivalencia de las fuerzas... Pero es
inherente a la naturaleza misma de las cuestiones bélicas, que subsistía en el
ánimo del beligerante menos fuerte la esperanza de vencer, en épocas como la
actual, en que los adelantos técnicos con sus invenciones y descubrimientos
ponen a su disposición nuevas armas al parecer capaces de abatir y anular las
190
formidables construcciones navales en que reposa precisamente la
superioridad del adversario” (13).
En ocasiones, los contraataques menores obtienen resonantes éxitos tácticos
pero sin trascender al campo estratégico. Por tanto, para tornarlos con real
valor en la guerra en el mar no deben constituir actos heroicos aislados sino
estar incluidos dentro de una maniobra global de la Armada. Así, la suma de
éxitos tácticos se transforman en un éxito estratégico capaz de conseguir la
ansiada paridad entre las flotas, volcando la desfavorable situación de disputa
reinante.

Ejemplos Históricos:

Ia. Guerra Mundial. Hundimiento del acorazado Viribus Unitis.

“En la lluviosa y oscura noche del 1 al 2 de noviembre de 1918, desde un


torpedero italiano que había parado sus máquinas se arriaba al mar un
extraordinario artefacto, denominado Mignatta (Sanguijuela). Se trataba de un
torpedo submarino muy especial, con flotabilidad ligeramente positiva, provisto
de una máquina convencional de aire comprimido y una sola gran hélice, que le
permitía atravesar unas diez millas a tres o cuatro nudos; que portaba una
cabeza de combate doble de 170 kilos de trilita, y que tendría que ser
conducido hasta el blanco por dos individuos, a quienes serviría de acuática
montura... El teniente médico Paoluci y el mayor del Cuerpo de Máquinas
Rosseti provistos de equipos respiratorios de buceo y de cizallas y
abandonados a sus propias fuerzas y suerte, aquellos dos oficiales, dispuestos
a todo, consiguieron atravesar trabajosamente, con su torpedo, los diez
barrajes que defendían la base naval de Pola y, casi siete horas después de ser
dejados en el agua, aproximarse subrepticiamente al acorazado Viribus Unitis,
de 21.000 toneladas, buque insignia de la Escuadra austriaca, que se
encontraba fondeado y bajo cuya línea de flotación los italianos adaptaron, por
medio de imanes, la mitad de la cabeza de combate de la Mignatta” (14). Los
dos Oficiales fueron capturados pero, a la hora predeterminada, el artefacto
hizo explosión hundiendo al acorazado austriaco.

IIa. Guerra Mundial. Ataque de submarinos “X” contra el Tirpitz.

Los británicos construyeron varios submarinos de asalto denominados “X”.


Dichas unidades desplazaban alrededor de 30 toneladas y estaban armadas
con dos cargas explosivas de dos toneladas de amatol cada una. Estas armas
se depositaban en el fondo del mar en las proximidades del buque blanco. La
Armada Real montó un ataque contra el acorazado Tirpitz en 1943. “A finales
de septiembre penetraron 3 submarinos británicos del tipo de bolsillo delante
del fiordo de Alta. Dos de ellos, el X7 y el X5, fueron destruidos por nuestra
defensa. El tercero, el X6, consiguió colocar una mina especial bajo la popa del
Tirpitz. La explosión produjo averías tan graves en las hélices y en el timón,
que la reparación exigió sus buenos cinco meses” (15).
191

3.4. FLOTA EN POTENCIA.

a) Introducción

Corresponde a uno de los temas más confusos de la estrategia marítima.


Los tratadistas la analizan con profusión sin embargo le otorgan distintos
significados y alcances. Algunos confunden la flota en potencia con la
defensiva estratégica. Hay quienes incluyen dentro de ella los
contraataques mayores y las operaciones de ejercicio y de proyección
realizadas por la fuerza organizada más débil. Por último, Geoffrey Till
habla de la estrategia de la flota en potencia. Pero todos coinciden en
que es parte de la disputa del control del mar, para unos activa y para
otros pasiva. “Para Castex la flota en potencia es una defensiva
puramente pasiva, que no busca maniobras, mientras que Colomb,
Corbett, Ruge y todos los adeptos de la teoría, subrayan que la flota en
potencia no debe permanecer inactiva, pero debe demostrar agresividad si
quiere obtener resultados. Mahan no expresa otra cosa cuando escribe
que una flota inferior pero con mucha movilidad y activa puede molestar
considerablemente a su adversario” (16). Respecto a Corbett y Otto
Groos conviene tener presente que ambos no contemplan los
contraataques mayores. Por consiguiente, estas acciones las engloban,
de manera tácita, en la flota en potencia.

b) Origen y análisis del término

“La defensiva pasiva parte de una idea simple: más vales una flota
inactiva en el puerto que una flota hundida por haber querido mostrarse
activa. El almirante inglés Herbert, conocido luego como Lord Torrington,
fue el primero en defender esta tesis para justificar su pasividad
vergonzosa durante la batalla de Béveziers (1690) en la cual él había
permitido la destrucción de sus aliados holandeses por parte de Tourville:
afirmando que salvando sus barcos había preservado el porvenir” (17). La
expresión “Flota en Potencia” fue recogida por Colomb y Corbett
exagerando sus efectos.

Colomb afirma al respecto: “Una flota en potencia, aún derrotada, aún


reducida y encerrada detrás de bancos de arena no balizados, era
suficientemente poderosa, manteniéndose en observación en este lugar,
para paralizar tanto en mar como en tierra la acción de una flota
aparentemente victoriosa. He aquí la parte de la batalla de Béveziers que
encierra la enseñanza principal y de mayor interés” (18)... El mar debe ser
despejado de todas las naves o de todas las escuadras que se encuentran
en él antes de hacer dar a la guerra naval un paso adelante como es el
ataque al territorio” (19).
192

De los comentarios de Corbett se desprende el absurdo de quien resulta


derrotado en la batalla, por adoptar el rol de flota en potencia se convierte
en vencedor. “Retirándose lentamente hacia el Este, atrajo tras sí a los
franceses hasta Dover, antes de poner proa al Norte; y Tourville no pudo
regresar al Oeste hasta que todos los buques que corrían peligro se
hallaron en seguridad en Plymouth. A pesar de que Torrington se había
visto obligado a trabar combate en un lugar y momento inadecuados,
hasta ese instante su proyecto había tenido éxito; no sólo había evitado
que los franceses pudieran llevar a cabo algo que afectara el resultado de
la guerra, sino que también había desbaratado por completo el plan de
Tourville de destruir aisladamente a la flota británica” (20).

En cambio, el almirante Mahan, apreció en forma correcta lo acaecido: “El


Almirante Tourville, al no perseguir vigorosamente, después de la batalla
de Beachy Head (Béveziers), en 1690, a la flota angloholandesa que huía
derrotada, hizo que dicha victoria no fuera decisiva, y contribuyó a afirmar
la corona de Inglaterra sobre la cabeza de un Rey holandés, que era el
alma de la alianza contra Francia. Esta indolencia posterior a la victoria
tuvo, en este caso, una influencia decisiva sobre el resultado de toda la
guerra, tanto en el continente como en el mar. Y podría añadir que fue
perjudicial para el arte de la estrategia naval, por la confirmación aparente
que dio a la teoría de la Flota en Potencia. No fue la derrotada y
destrozada Flota en Potencia holandesa e inglesa la que impidió una
invasión de Inglaterra. Fue la debilidad y la inercia de Tourville, o la falta
de alistamiento de los transportes franceses” (21).

Por su parte Castex, después de un extenso análisis de la guerra en el


mar, determinó: “El error de la doctrina integral de la flota en potencia,
consistió en llegar a suponer que la sola existencia de una flota
semejante, basta para producir efectos, aún en caso de mantenerse casi
completamente inactiva, y que de ella resulta necesariamente la
paralización total de un adversario superior y dueño del mar. Esta idea
sonora y vacía, que en ciertas épocas se convirtió en un verdadero lugar
común, creó así una ilusión peligrosa. En cambio, jamás influyó en el
espíritu de quienes estuvieron decididos a actuar prescindiendo de la flota
en potencia, que tuvieron los medios para hacerlo y supieron
aprovecharlos” (22).

En resumen, la flota en potencia constituye un método de la disputa del


control del mar. Su efecto se produce por el mero hecho de existir y
entraba la acción de la fuerza rival superior. Su influencia depende de la
actividad desplegada por la flota en cuestión, variando desde una postura
pasiva hasta una dinámica actitud defensiva. Pero, en todo caso, elude la
batalla decisiva. En expresiones más concretas, la fuerza organizada
realiza operaciones de ejercicio y de proyección, estas últimas, por lo
general, son ofensivas tácticas orientadas a causar daños, perturbar y
dividir al enemigo. Al cosechar resultados positivos la flota tiene que
193
renunciar a su rol pasivo e inerte frente a la fuerza de combate enemiga.
Para tal efecto, debe arriesgarse a los contraataques mayores, actividad
no contemplada por la timorata flota en potencia.

c) Consideraciones sobre la flota en potencia

Diversos factores, de naturaleza estratégica, condicionan la efectividad de


la flota en potencia. Entre ellas se encuentran:

 La posición estratégica.
 El poder relativo de las flotas rivales.
 La actividad desplegada.
 La situación estratégica imperante.

“Según sea, entonces, el teatro y las circunstancias, es indudable que la sola


existencia de una fuerza obliga a que se le vigile, en mayor o menor grado, aún
cuando no se llegue a la batalla.

En consecuencia, la actitud de flota en potencia presenta ventajas muy


relativas, dependiendo ello de la situación que se considere y del teatro en que
se actúe, tratando siempre de obligar al adversario a distraer una cantidad
apreciable de sus fuerzas” (23).

Como la historia lo demuestra, una flota superior animada por una vigorosa
voluntad estratégica, actúa con plena libertad de acción e iniciativa tras sus
objetivos estratégicos. En el transcurso de las operaciones no le importa crear
apremios intolerables, pues si la fuerza organizada más débil se interpone está
preparada para apartarla de su camino mediante la batalla.

Por otra parte, una flota en potencia pasiva, mal puede influir en el control del
mar, objeto de la guerra marítima, pues encerrada en su refugio entrega las
aguas oceánicas al enemigo. La fuerza se limita a protegerse a sí misma. “A la
flota en potencia pertenece la cautela táctica, pues ella cumple su cometido por
el sólo hecho de existir y sin necesidad de batalla. Una flota que, por imperio
de las circunstancias queda transformada en flota en potencia, instintivamente
y con razón, se comporta de la misma manera. La psicología de la forma
estratégica obra de manera subconsciente, y es más fuerte que los deseos
conscientes y perceptibles” (24). Uno de los inconvenientes más perjudiciales
de la flota en potencia reside en su pasividad. Esta inercia corroe la voluntad
estratégica y el espíritu de los mandos y repercute de modo negativo en la
moral de las dotaciones.
194

Ejemplo Histórico:

Ia. Guerra Mundial. La Flota de Alta Mar encerrada en la Bahía Alemana.

Para evaluar la real magnitud de la influencia de una flota en potencia se


recurre al hecho histórico citado por considerarlo el más representativo. Entre
sus efectos, diferentes tratadistas citan los siguientes:

GRAVITACION POLITICA

“Si no hubiera existido una flota alemana lista para combatir, la neutralidad de
Dinamarca no hubiera sido obstáculo para que los ingleses entraran en el
Báltico; los Belts habríanse convertido en bases de operaciones de la flota
inglesa, y en el momento en que más atareados estaban los ejércitos alemanes
combatiendo con la totalidad de sus efectivos en los frentes de Oriente y
Occidente, habría surgido para ellos un nuevo frente de combate” (25). El pilar
donde descansó la neutralidad danesa fue la Flota de Alta Mar fondeada en su
base de la bahía alemana.

EL CONTROL DEL MAR EN EL BALTICO

El almirantazgo británico tenía un marcado interés en destruir la Flota de Alta


Mar.

“Había sumo interés en destruir el mayor número posible de buques enemigos


para impedir que la flota alemana disfrutara del dominio del Báltico frente a la
flota rusa, otra flota en potencia impotente, y para privar a los alemanes de las
ventajas que obtenían de esta situación para asegurar sus comunicaciones con
Suecia y apoyar las operaciones de sus ejércitos en el frente ruso” (26).

SEGURIDAD DEL FLANCO ALEMAN EXPUESTO AL MAR

“La Royal Navy no pudo adueñarse del mar Báltico, como había planeado, para
ayudar directamente a los rusos con desembarcos a la retaguardia de las
líneas alemanas y, sobre todo, con armas y municiones, lo que a fines de 1917,
daría lugar al derrumbamiento del ejército de Nicolás II y, de forma indirecta, a
la prolongación de la guerra” (27).
195

ORIGEN DE INTERFERENCIAS

“Se logró conservar nuestra última posesión o dominio -el mar Báltico-, pero
sólo se consiguió fijar a medias a la flota británica, apenas en la medida
necesaria para impedir que la Gran Flota forzara los Dardanelos, lo cual
hubiera sido posible en el caso de no existir esta fijación...” (28). Más adelante,
el autor se formuló varias interrogantes para el caso de no contarse con la flota
en potencia germana: “¿Cómo se habría desarrollado entonces la acción
británica contra los Dardanelos? ¿Qué habrían hecho Bulgaria y Rumania si
caían los Dardanelos? ¿Habríamos podido seguir obteniendo los cereales y el
petróleo rumano tan vitales para las necesidades de la guerra? ¿No habría
podido hacer su aparición en el Oeste o a través de Crimea, en Rusia, el
ejército aliado inmovilizado en Gallípoli primero y Salónica después? El
continuo transporte de materiales destinados a Rusia a través del
Mediterráneo, libre de hielos ¿No hubiera tenido consecuencias más graves
que el volumen reducido del transporte que se realizaba a través de los mares
helados del Artico?” (29).

AMENAZA DE INVASION A GRAN BRETAÑA

“El temor de un desembarco germano en el Reino Unido al amparo de la


Hochsee Flotte, obligó al Gabinete de Guerra a mantener en suelo británico un
ejército de 250.000 hombres, que no pudo ser trasladado a Francia, ni intervino
en las grandes batallas libradas en el frente del oeste en marzo y abril de 1918,
hasta después de esa fecha” (30).

DESVIO DE COMUNICACIONES MARITIMAS BRITANICAS

“Simplemente porque existía esa flota, renunció el Almirantazgo inglés, desde


un principio, a la utilización de los puertos belgas para el desembarco de sus
tropas expedicionarias, a pesar de estar ellos inmediatos al teatro de la guerra,
y desvió la línea principal de transportes hasta el centro de la Mancha” (31).

APOYO A LA CAMPAÑA SUBMARINA

“Según dijo Scheer, la flota Británica permaneció lejos al norte, y no osó atacar
nuestras costas para acabar con el peligro submarino en sus propias fuentes.
Los escoltas que podrían servir de gran utilidad en la batalla del Atlántico
debieron mantenerse en el mar del Norte; las acciones decisivas contra los
submarinos (tales como tender campos minados frente a la costa alemana) no
pudieron cumplirse; y todo esto gracias a la flota en potencia alemana” (32).
196

OPERACIONES ESPECIALES
La flota en potencia germana originó numerosas operaciones especiales. Entre
ellas se contaron el minaje ofensivo, bombardeos aéreos a la base de
zeppelines, barridos con la Gran Flota, cobertura a transportes de fuerzas
terrestres y otras. De la Sierra describió una de las operaciones destinadas a
proteger el traslado del ejército británico: “Cuatro divisiones del Ejército
Expedicionario del Reino Unido cruzaron el canal de la Mancha entre el 14 y 17
de agosto de 1914, y la 5a. División lo hizo el día 22. En cada caso, la
Segunda y Tercera Flota de la Royal Navy dieron cobertura directa a los
transportes de tropas, y la Grand Fleet zarpó de Scapa Flow y quedó cruzando
en la parte central del mar del Norte, a la expectativa, por si la Escuadra
alemana trataba de intervenir” (33).

d) COMENTARIO FINAL SOBRE FLOTA EN POTENCIA

El rol básico de la fuerza organizada estriba en la conquista del control del


mar. Con tal propósito es creada, entrenada y mantenida. Una flota en
potencia inmóvil en su fondeadero, en procura de seguridad, por muchas
e importantes repercusiones colaterales conseguidas no influye en la
decisión en el mar. Cuando por manifiesta inferioridad de medios,
defectuosa posición o falta de voluntad estratégica una escuadra pierde la
capacidad de disputar el control del mar, en forma directa y vigorosa,
también pierde la esperanza de intervenir decisivamente en el destino de
la guerra. Le entrega al enemigo los beneficios del dominio del mar sin
que éste incurra en mayores sacrificios ni esfuerzos. La historia registra
los casos de la Flota de Alta Mar alemana en la Primera Guerra Mundial,
la italiana en la Segunda y la argentina en el conflicto de las Falklands.

La flota en potencia, salvo contadas excepciones, constituye un


procedimiento inaceptable que debe rechazarse de plano en calidad de
recurso permanente. Ella constituye la negación de la guerra en el mar.

4. LA DEFENSIVA ESTRATEGICA EN EL MAR

4.1. CONCEPTO GENERAL

La defensiva estratégica elude la decisión en espera de circunstancias


favorables para pasar a la ofensiva. En tierra, la fuerza más débil entrega
tiempo y espacio desgastando al enemigo. En el mar, el espacio carece de
valor y no hay accidentes donde resguardarse de la superioridad de las armas
adversarias. Por otra parte, en estrategia marítima la resolución está conexa
con los tres objetivos naturales: la fuerza, posición y comunicaciones
marítimas. Por tal causa, en el mar existe una enorme dificultad en establecer
una actitud estratégica general y única: “Cada vez que sea necesario
establecer una actitud estratégica para una fuerza frente a su misión y en una
197
determinada situación, debe preverse que podrán coexistir varias actitudes, a
veces diferentes y simultáneas aplicables a dicha fuerza” (34).
Otro aspecto desorientador consiste en lo siguiente: “Se ha afirmado, a veces,
que en el mar nada permite distinguir al bando que quiere actuar ofensivamente
de aquel que se propone adoptar una actitud defensiva... Esta observación sólo
concierne, como es evidente, a la estrategia, porque en el dominio táctico
desaparece toda incertidumbre al respecto” (35).

Esta situación se debe a los dos elementos inseparables de la defensiva: la


espera y la reacción. En el mar la defensiva espera, pero, en la reacción por lo
general, la fuerza y los otros medios se dirigen hacia el enemigo en una actitud
ofensiva neta.

Por último conviene aclarar que la disputa del control del mar no es sinónimo
de la defensiva estratégica. La primera representa una operación naval típica
referida únicamente a la fuerza organizada adversaria y excluye los restantes
objetivos estratégicos naturales incluidos en la segunda.

4.2. ORIENTACION DE LOS ESFUERZOS EN LA DEFENSIVA

Las acciones requieren la dirección y vertebración de una maniobra estratégica.


Su idea central reside en rehusar la batalla decisiva, no provocarla, pero a la
vez intenta producir el máximo de daños al enemigo. La maniobra defensiva,
quizá, exige mayor creatividad e imaginación que cualquier otra situación. El
movimiento, el ataque y los riesgos calculados son sus normas permanentes.
“La contraofensiva se ejecutará contra los grupos atacables de la fuerza
organizada enemiga, en su defecto, contra las comunicaciones y las costas.
En principio, será conveniente todo aquello que cause daño o un perjuicio
cualquiera al adversario: perjuicio militar, material, económico o moral. La
acción contra las comunicaciones y las costas podrá producir resultados
apreciables, no sólo desde este punto de vista directo, sino también a los fines
de la maniobra. Esta acción tendrá por efecto, probablemente, inducir al
enemigo a querer protegerlo todo y, por consiguiente, a dispersar sus medios.
Se habrá obtenido así un resultado muy importante: la desorganización del
dispositivo adversario, la división de sus fuerzas, la inmovilización y fijación de
parte de las mismas y tal vez, como consecuencia de ello, la aparición de
ciertas ocasiones favorables para maniobrar contra la fuerza organizada
enemiga, y que se aprovecharán enseguida mediante el contraataque. Todo
aquello que pueda debilitar a esta fuerza organizada será de gran valor. Ello es
siempre el objetivo supremo, aún en este caso, pese al camino indirecto que es
necesario seguir” (36).

La maniobra requiere precaver la excesiva división de las fuerzas propias, en el


tiempo y espacio, a fin de no atentar contra la concentración oportuna en el
lugar adecuado. Asimismo la selección de los objetivos ostenta una
importancia crucial para no desperdiciar esfuerzos y correr riesgos no
rentables.
198

4.3. ALGUNOS FACTORES A CONSIDERAR EN LA DEFENSIVA

El teatro marítimo, al carecer de terreno donde protegerse, puede favorecer con


apreciable ventaja a la defensa. En él no se hace necesario observar la regla
terrestre de contar con una superioridad de tres a uno para realizar la ofensiva.
Por tanto, al más débil le basta crear una condición favorable local consiguiendo
una mínima ventaja de fuerza para llevar a cabo contraataques exitosos frente a un
enemigo dividido. Asimismo, el defensor ante una ofensiva enemiga tiene un
objetivo único y excluyente: la fuerza adversaria. Por tal razón, está libre de
interferencias y cuenta con más libertad de acción para llevar a cabo su maniobra.
Asimismo, como los espacios oceánicos no representan valor alguno le conviene
producir el encuentro lo más próximo a su posición. En esta forma le es posible
explotar la reacción de la tierra sobre el mar.

La posición tiene una gran relevancia en la defensiva. “La característica geográfica


más importante, es evidentemente la disposición de las costas y de las posiciones
nacionales con respecto al teatro de operaciones. En ellas apoyará sus
contraataques la fuerza que se mantenga a la defensiva, cuando tenga libre el
campo, y sus retiradas, cuando se vea presionada excesivamente. Son ellas las
que le permitirán proteger sus comunicaciones costeras, si las condiciones
hidrográficas son favorables mediante un sistema que se apoye en las islas
avanzadas, en los bancos, en los bajos, etc. y que incluya la organización racional
de tales lugares (baterías, campos minados, obstrucciones, aviación, etc.)” (37).
Sobre el tema, se precisa recordar que la Defensa de Costa constituye un pilar de
la defensiva.

4.4. RESUMEN DE LAS DIFERENCIAS DE LA DEFENSIVA EN TIERRA Y EL MAR

TERRESTRE MARITIMA
 Se apoya en el terreno para  No existe terreno donde apoyarse.
compensar su inferioridad.  No le es posible arriesgarse ante
 Puede enfrentar a un enemigo un enemigo superior.
superior.  Se establece en una posición para:
 Se establece en una posición
defensiva para:  Dirigirse hacia el enemigo.
 Tomar la iniciativa.
Desgastar al enemigo, y  Explotar la movilidad.
detenerlo.  Mantener el espíritu agresivo.

Lo único en común de la defensa terrestre y la marítima consiste en la búsqueda


del aplazamiento de la decisión. Por ser ambas guerras tan diferentes en sus
procedimientos quien aplica el criterio continental a la conducción de la defensiva
en el mar se dirige hacia el más absoluto fracaso.
199
CAPITULO SIETE
ANEXO A

ESQUEMA DE OPERACIONES DE DISPUTA DEL CONTROL DEL MAR

OBJETO OBJETIVO EJECUTOR METODOS EFECTO

MEJORAR  CONTRAATAQUE DESGASTAR


FUERZA MAYOR
ORGANIZADA
EL GRADO PROPIA.
FUERZA
CONTRAATAQUE DESGASTAR
DE CONTROL ORGANIZADA  MENOR
OTROS MEDIOS.
ENEMIGA
DEL MAR FLOTA EN ELUDIR
POTENCIA BATALLA
200
201
CAPITULO SIETE
LA DISPUTA DEL CONTROL DEL MAR

REFERENCIAS

(1) Julian S. Corbett. Algunos Principios de Estrategia Marítima. Valparaíso.


Imprenta de la Academia de Guerra Naval. 2000. p.65.

(2) Bernard Brodie. Guía de Estrategia Naval. Valparaíso. Imprenta de la Armada.


1953. p.110.

(3) Almirante Raoul Castex. Teorías Estratégicas. Buenos Aires. Escuela de


Guerra Naval. 1938 - 1942. Tomo IV. p.193.

(4) S. W. C. Pack. Night Action of Cape Matapan. Londres. Ian Allan. 1972. pp. 9-
10.

(5) Castex. op. cit. Tomo IV. p.193.

(6) Capitán de Navío Gabriel Darrieus. La Guerra en el Mar. Valparaíso. Litografía


Universo. 1913. p.71.

(7) Otto Groos. La Doctrina de la Guerra Marítima. Valparaíso. Imprenta de la


Armada. 1954. p.142.

(8) Enciclopedia de la Guerra en el Mar. Madrid. San Martín. 1986. p.101.

(9) Captain S. W. Roskill. White Ensign. Annapolis. United Naval Institute. 1966.
p.154.

(10) La Marina. Historia de Trafalgar a Nuestros Días. Barcelona. Delta


1983. Vol.2. p.456.

(11) Enciclopedia de la Guerra en el Mar. op. cit. p.50.

(12) Emil Ludwig. El Kaiser Guillermo II. Barcelona. Editorial Juventud.


1929. p.460.

(13) Groos. op. cit. p.170.

(14) Luis de la Sierra. El Mar en la Gran Guerra. Barcelona. Editorial


Juventud. 1984. p.356.

(15) Almirante Karl Doenitz. Diez Años y Veinte Días. Barcelona. Luis
de Caralt. 1965. p.387.

(16) Herve Coutau - Bégarie. El Poder Marítimo. Castex y la Estrategia


Naval. Buenos Aires. Instituto de Publicaciones Navales. 1989. p.89.
202

(17) Coutau - Bégarie. op. cit. p.87.

(18) Castex. op. cit. Tomo IV. p.170.

(19) Castex. op. cit. Tomo IV. p.171.

(20) Corbett. op. cit. p.160.

(21) Almirante Alfred Thayer Mahan. Estrategia Naval. Buenos Aires.


Escuela de Guerra Naval. 1935. Vol.2. p.29.

(22) Castex. op. cit. Tomo IV. p.177.

(23) Torwill. (Almirante Víctor Wilson). Apuntes de Estrategia Marítima.


Valparaíso. Revista de Marina. Julio - Agosto 1973. p.516.

(24) Wolfgang Wegener. La Estrategia Naval en la Guerra Mundial.


Buenos Aires. 1951. p.41.

(25) Groos. op. cit. p.152.

(26) Castex. op. cit. Tomo IV. p.177.

(27) De la Sierra. op. cit. p.290.

(28) Wegener. op. cit. p.35.

(29) Wegener. op. cit. p.36.

(30) De la Sierra. op. cit. p.290.

(31) Groos. op. cit. p.151.

(32) Geoffrey Till. Estrategia Marítima y la Era Nuclear. Buenos Aires.


Instituto de Publicaciones Navales. 1988. p.139.

(33) De la Sierra. op. cit. p.34.

(34) Vicealmirante H. Justiniano. Estrategia Naval. Comentarios.


Valparaíso. Academia de Guerra Naval. 1987. p.87.

(35) Castex. op. cit. Tomo IV. p.142.

(36) Castex. op. cit. Tomo IV. p.180.

(37) Castex. op. cit. Tomo IV. p.183.


203
TRATADO SEGUNDO
TEORIA DE LAS OPERACIONES NAVALES

CAPITULO OCHO

EL EJERCICIO DEL CONTROL DEL MAR

1. INTRODUCCION

1.1. ACLARACIONES

Las operaciones de ejercicio del control del mar conforman, tal vez, las
actividades en el mar de mayores alcances. Enlazan la estrategia marítima con
la estrategia total y militar. En términos sencillos, consisten en las acciones
conexas al empleo o a la negación del océano en la transferencia de carga
desde un puerto de origen a su destino durante un conflicto. La carga puede
ser de naturaleza económica o militar generando las respectivas líneas de
comunicaciones.

Corbett, quien sistematizó las operaciones navales, expresó: “Dentro de los


métodos empleados para ejercer el dominio, se incluyen todas las operaciones
que no atañen directamente a la obtención del mismo, o a impedir que el
enemigo pueda lograrlo. Ejercemos el dominio siempre que conducimos
operaciones que no se dirigen contra la flota de batalla del enemigo, sino que
buscan utilizar para nuestros propios fines las comunicaciones marítimas, o
estorbar su utilización por el enemigo. Estas operaciones, aunque lógicamente
de importancia secundaria, han formado siempre la mayor parte de la guerra
naval... Usamos el mar o estorbamos su uso por parte del enemigo” (1).

Otto Groos, resumiendo el pensamiento de Corbett, señaló: “Si hemos de


atenernos a la definición de Corbett, los métodos para ejercer el dominio del
mar comprenden todas aquellas operaciones que no son requeridas para la
conquista del mismo. Ejercemos el dominio del mar con todas aquellas
operaciones que no están dirigidas directamente contra la flota adversaria, sino
que van encaminadas a fiscalizar las rutas marítimas en provecho propio y
daño del contrario” (2).

El Almirante Wilson sintetizó aún más el concepto: “Se dice que se ejerce el
dominio del mar cuando se explotan nuestras comunicaciones marítimas y se
impide que lo haga el adversario” (3).

Castex y Brodie hablaron sobre la defensa y el ataque de las comunicaciones.


El primer autor, más extenso y explícito, explicó: “Las operaciones marítimas
tienen por objeto adquirir, o disputar por lo menos, el dominio del mar, es decir,
el control de las comunicaciones vitales de superficie, únicas que realmente
interesan. Tal es el objetivo, la razón de ser, el fin último de la guerra naval.
Tras los medios múltiples y diversos, el objetivo supremo es una cuestión de
204
comunicaciones. Todo estriba en reservarse el uso exclusivo de las mismas,
privando al enemigo de ellas, si fuera posible o, en el peor de los casos, no
quedar privado totalmente de ellas y entorpecer al enemigo en ese sentido” (4).

Coutau-Bégarie se refirió a una guerra de las comunicaciones paralela e


independiente de la guerra entre fuerzas organizadas: “La primera deja de ser
un anexo de la segunda para transformarse en un tipo de guerra naval
susceptible de producir ella también resultados decisivos, independientemente
de la evolución de la guerra entre fuerzas organizadas. El dueño de la
superficie puede perder la libertad de ir y venir, aún cuando su fuerza
organizada no es destruida” (5).

J. R. Hill contempló el “Uso del Mar y la Negación del Mar”. Sobre el último
término explicó: “La Negación del Mar al uso del adversario ha sido
considerado a menudo como la inversa del control del mar para el uso propio”
(6).

1.2. COMENTARIOS

Las definiciones de los diversos autores mencionados no establecen con


nitidez el objeto ni objetivo de las operaciones de ejercicio. Se limitan a definir
actividades atinentes a la defensa y el ataque de las líneas de comunicaciones
marítimas. Además, acaso por lo obvio, tampoco se refieren con precisión a su
función más importante: realizar el transporte a través del mar en tiempo de
conflicto. En ocasiones, la transferencia de la carga, en particular la militar,
reviste una importancia tal que algunas Armadas la denominan “transporte
estratégico”, agregando una redundante área de misión. Además, existen otros
factores tendientes a confundir esta operación naval típica.

En primer lugar, ciertos tratadistas tienen la propensión de otorgarle un sentido


material a las líneas de comunicaciones marítimas, característica divorciada por
completo con la realidad. “Según los críticos, el origen era principalmente
semántico. Sir John Colomb con sus “rutas marinas imperiales” tuvo cierta
responsabilidad en ello, y también Mahan con su descripción del mar como “un
espacio común en el cual el hombre puede circular libremente en todas las
direcciones, pero con algunos itinerarios muy utilizado que demuestran la
existencia de razones que privilegian unas rutas y no otras”. Como analogía
ilustrativa, la referencia a itinerarios, trayectorias, rutas y caminos del mar no
hace mucho daño. Pero como concepción operacional lleva al desastre. Es
preferible que los oficiales navales con tales ideas sean exorcizados. El
perjuicio que producen esas frases justifica a muchos autores navales que
prefieren evitar referirse a abstracciones como comunicaciones marítimas y en
cambio hablen de protección del tráfico” (7).
205
Gran cantidad de estrategas engloban dentro del ejercicio del control la
invasión y la defensa contra la invasión a través del mar. En la concepción
actualizada de la estrategia marítima dichas operaciones y actividades, por su
trascendencia y características específicas, están comprendidas dentro de las
operaciones de proyección y la defensa del litoral.

2. OBJETO, OBJETIVO Y CONSIDERACIONES GENERALES

El objeto de las operaciones de ejercicio del control del mar estriba en transportar la
carga a través de los océanos. Para tal propósito se emplean naves mercantes, la
gran mayoría, y unidades navales auxiliares. Estas zarpan, en conjunto o en forma
independiente, desde sus puertos de origen hacia sus destinos. El mando naval,
para asegurar su arribo, requiere proteger a los cargueros, mientras el adversario
intenta capturarlos o destruirlos. El objetivo a defender o atacar está constituido por
los buques transportes, los cuales materializan las líneas de comunicaciones
marítimas.

En las operaciones de ejercicio es posible distinguir tres actividades diferentes, aún


cuando en estrecho enlace:

 El transporte de la carga.
 La defensa de las comunicaciones marítimas.
 El ataque a las comunicaciones marítimas.

Sin transporte no puede existir el ejercicio del control del mar, tampoco defensa ni
ataque a las comunicaciones marítimas. En otras palabras, el transporte de la carga
origina las operaciones de ejercicio.

El ejercicio lo realiza indistintamente el más fuerte o el más débil. Sin embargo, sus
metas deben concordar con el grado de dominio detentado. Mientras las Fuerzas
Organizadas de los contendientes, por lo común, se dedican a ejecutar tareas de
disputa o conquista, paralelamente se llevan a cabo actividades de ejercicio. Por tal
causa se dice que el ejercicio del control del mar coexiste con la disputa o conquista,
según sea el caso.

Las operaciones de disputa y conquista son asuntos navales, en ellas participan, con
exclusividad, los medios navales de los contrincantes. En cambio, en las de ejercicio
intervienen, en forma directa o indirecta, los principales exponentes del poderío
marítimo nacional: las fuerzas navales, buques mercantes, pesqueros,
embarcaciones deportivas, terminales marítimos y astilleros.
206

3. EL TRANSPORTE DE LA CARGA

Materializa uno de los más significativos y amplios modos de explotar el mar, pero
requiere cierto grado de control para realizarlo con seguridad. La carga, sujeto del
transporte marítimo, posee valor económico o militar. Sin embargo, en la guerra total
esta división ostenta sólo un significado teórico sin mayor trascendencia. Los
alimentos, materias primas, combustibles e insumos para la industria y servicios
colaboran a incrementar el potencial militar de una nación en armas. Asimismo, las
exportaciones fortalecen sus finanzas y en consecuencia su facultad para adquirir
elementos bélicos. Castex refiriéndose a la guerra total acota: “En esta clase de
conflictos, lo indicado es tratar de atacar el comercio del adversario, aún el destinado
a su población civil porque alcanzando a ésta se ataca el frente. Como decía el
jurisconsulto Arthur Garfield Hays, un inglés: “No hay distinción lógica entre el
abastecimiento de víveres de los civiles y el de las fuerzas armadas; cuando más
tengan los civiles, más habrá disponible para las fuerzas”. Por lo tanto, el buque
mercante que abastece a la nación de toda clase de artículos puede ser atacado por
todos los medios” (8).

Uno de los pilares de la guerra en el mar descansa en la factibilidad de apoderarse o


destruir la carga destinada al adversario o los bienes que este pretende vender en
ultramar. Al mismo tiempo se hace perentorio asegurar el libre tránsito de las cargas
propias hacia o desde el país. “Es evidente que si el objeto y fin de la guerra naval
es el control de las comunicaciones, debe implicar el derecho de prohibir, si ello nos
resulta posible, el tránsito de propiedad, tanto pública como privada, en el mar. Ahora
bien, los únicos medios de imponer tal control sobre las comunicaciones comerciales
en el mar son, como último recurso, la captura o destrucción de la propiedad
transportada por mar. Esta captura o destrucción es la penalidad que imponemos a
nuestro enemigo, por intentar utilizar comunicaciones sobre las cuales no ejerce
control. En el lenguaje jurídico esto constituye la sanción final de la interdicción que
tratamos de imponer” (9).

El vehículo transporte de la carga a través del mar es el buque mercante o la unidad


naval auxiliar. Dichos barcos pueden pertenecer a los contrincantes o a los
neutrales. Al navegar por las aguas de los beligerantes asumen graves riesgos. Las
compañías aseguradoras reconocen esta situación y elevan, en forma considerable,
las primas de las naves comerciales que transiten áreas hostiles. Castex aludiendo a
los barcos mercantes beligerantes señala: “En vista del papel tan importante que
desempeña en la lucha el buque mercante adquiere el carácter innegable de buque
de guerra. En la actualidad se le vuelve a armar, y por ello puede ser atacado
directamente con torpedos como si fuera una unidad de guerra. El aviso lo constituye
la misma declaración de guerra... Otra consecuencia es que el personal del buque
mercante es combatiente. Posee carácter netamente militar, como el personal de
ferrocarriles en tiempo de guerra, y efectúa como él operaciones de primordial
importancia desde el punto de vista de la lucha emprendida” (10). Estos mismos
juicios son aplicables a los buques neutrales que ingresan a aguas declaradas
peligrosas por los países en guerra.
207

Los buques comerciales y navales llevan a la realidad las líneas de comunicaciones


marítimas. Sin cargueros navegando a lo largo de ellas constituyen meros conceptos
teóricos. Las líneas de comunicaciones se cortan o protegen atacando o
defendiendo a naves reales. “Lo que importa es lo que circula por él. Como remarcó
el almirante Gretton “son los buques los que deben protegerse, no las líneas trazadas
en las cartas”. Los despliegues de unidades reflejarán esa concepción básica. Por lo
tanto, en vez de custodiar las rutas marinas, deben escoltarse los buques mercantes
que se desplazan por ellas” (11).

Las líneas de comunicaciones marítimas y sus características se detallaron en el


Capítulo Uno Párrafo 5. “Las comunicaciones marítimas en el contexto del poderío
marítimo”. En su conjunto forman el llamado Transporte Estratégico, el cual se inicia
por lo general, antes del rompimiento de las hostilidades. En tanto las operaciones
de defensa y ataque de las comunicaciones comienzan el primer día de la guerra y
cesan el último día.

Los terminales marítimos son parte integral de las comunicaciones marítimas. La


ubicación de los puertos, seguridad ofrecida ante la amenaza del enemigo, número
de sitios, utilería disponible, rapidez de transferencia de la carga, capacidad de
despeje y las conexiones viales tienen una enorme incidencia en la eficiencia del
transporte.

Los astilleros también influyen en el transporte, al reparar con prontitud a los


mercantes dañados tanto por accidentes como averías causadas por acción
enemiga.

Al comprender, a cabalidad, que la actividad primigenia de las operaciones de


ejercicio del control del mar radica en realizar el transporte, destaca su real
importancia en el éxito de una empresa bélica. La Primera y Segunda Guerra
Mundial constituyen colosales luchas por mantener el flujo de la carga de los aliados
a través de los océanos. En los últimos conflictos del Golfo, el éxito de las
coaliciones, en esencia, se debe al transporte marítimo. El único vehículo capaz de
acarrear a grandes distancias cargas masivas, voluminosas y pesadas es el buque.
Los ejércitos modernos para la concentración, despliegue, maniobra y combate
demandan esta clase de carga. Por tal razón, el transporte marítimo merece la
denominación de estratégico.
208

4. ATAQUE DE LAS COMUNICACIONES

4.1 LA GUERRA DEL CORSO

a) Origen del término

La guerra del corso constituye la forma típica de ataque a las


comunicaciones marítimas mediante el empleo de unidades navales de
superficie, submarinas y aéreas operando de manera independiente o en
pequeñas agrupaciones.

Hasta 1856, los Estados otorgaban patentes de corso a los particulares.


Estos armaban y dotaban sus naves para atacar a los buques mercantes
enemigos, amparados por el pabellón gubernamental. Era una empresa
lucrativa y lícita como cualquier otra. El valor de las presas se repartía
entre el Estado, armador y tripulación. Si el corsario era capturado o
destruido los miembros de las dotaciones recibían el trato de prisioneros
de guerra en vez de piratas, mientras que el dueño perdía su barco. La
Declaración de París de 1856 abolió el corso como método para realizar la
guerra en el mar. “Si aún hablamos de corsarios es a causa de hábito
antiguo, y también porque el término es breve, expresivo y cómodo.
Actualmente, las patentes de corso no existen, y las unidades encargadas
del ataque a las comunicaciones deben ser buques de guerra o barcos
mercantes armados (cruceros auxiliares). Unos y otros son buques
mucho más importantes y de valor individual mucho mayor que antes. En
cambio, su número es mucho más reducido” (12).

Ejemplo Histórico:

Guerra de la Independencia de Chile. Corsarios Chilenos.

A fines de 1817, el gobierno de Chile resolvió conceder patentes de corso.


El 11 de noviembre zarpó el primer corsario. “La Fortuna fue el primer
Corsario chileno que surcó el mar de la época, y su existencia, aunque
bien corta, no dejó ciertamente de ser fructífera para los que tomaron
parte en la empresa. Este resultado hubo de estimular a otros a seguir el
camino de La Fortuna, abierto, con tan buen éxito como audacia, por
James y Mackay; y desde entonces, hasta que la escuadra de Chile
dominó por completo en el Pacífico, no cesaron los corsarios chilenos de
hostilizar el comercio marítimo del enemigo” (13).
209

b) Efecto de los Corsarios


El efecto psicológico de los corsarios ha sido, por lo común,
desproporcionado con los medios empleados y los resultados obtenidos.
Su presencia o mera amenaza siempre repercutió con intensidad en el
nivel político-estratégico de las potencias marítimas.
La consecuencia estratégica más grave de la acción corsaria reside en la
dispersión de los medios del afectado con el debilitamiento de la flota de
combate. El caso más típico registrado por la historia moderna ocurrió
después de Coronel en la Primera Guerra Mundial. “Este desastre
produjo una reacción inmediata por parte de Lord Fisher. Los cruceros de
batalla Inflexible e Invencible fueron enviados al Atlántico meridional” (14).
El Primer Lord del Mar no vaciló en disminuir la Gran Flota para dar caza
al escuadrón corsario de Von Spee. Sin embargo, la Flota de Alta Mar no
aprovechó la situación favorable pues no existía una idea de maniobra
vertebradora de las operaciones navales alemanas.
La acción dislocadora de los corsarios es mayor al comienzo de las
hostilidades. El dispositivo defensivo de las comunicaciones marítimas se
encuentra en rodaje. Por ello los mandos responsables aún carecen de
experiencia y expedición. En consecuencia, la guerra de corso debe
iniciarse con el mayor vigor desde el inicio de las hostilidades.
La guerra del corso, hasta la fecha, no ha obtenido resultados decisivos.
Castex, sobre este punto, aclaró: “No debe exagerarse, como es natural,
los efectos de las operaciones de esta índole. Eran manifestaciones
aisladas, de importancia muy secundaria para producir resultados
apreciables. Los corsarios sólo destruían algunos buques mercantes,
cuando habría sido necesario aniquilar las flotas de guerra; los buques
mercantes alemanes, a su vez transportaban cargas insignificantes en
relación con las necesidades de la nación. Y ha sido suficiente mantener
a unos y a otros en esta situación para obtener a la larga el efecto
deseado” (15).
El corsario no pretende obtener el control del mar sino negar su uso. La
meta consiste en obstaculizar el tráfico enemigo para impedirle que goce
de los indiscutibles beneficios del uso del mar. No busca la decisión.
Además, existen métodos para anular su acción. Finalmente, es una
actividad eventual.
En los dos conflictos mundiales, Alemania llevó a cabo una enérgica
guerra de corso. Los Aliados, en particular Gran Bretaña, experimentaron
dolorosas pérdidas. Pero, estos se sobrepusieron y derrotaron al
enemigo. En la Primera Guerra alcanzaron la victoria por medio del
bloqueo económico y en la Segunda, proyectaron su poder militar a través
del mar contra el corazón de Europa. Por otra parte, en la Segunda
Conflagración en el Teatro del Pacífico el ataque contra las
comunicaciones marítimas japonesas colaboró, de manera categórica, al
derrumbe del Imperio del Sol Naciente.
210

Ejemplo Histórico:

II Guerra Mundial. Efecto del ataque a las comunicaciones japonesas.

“A fines de julio (1945), el tráfico enemigo había llegado casi a su


paralización, en las industrias japonesas reinaba el caos, su economía
estaba arruinada, y su pueblo se hallaba hambriento. En realidad, el
bloqueo había sido mucho más exitoso de lo que habíamos estimado en
ese tiempo; y la situación era exactamente la misma en el Sureste de Asia
como en el Pacífico. En ambos teatros la sostenida atrición sufrida por la
Marina Mercante japonesa redujo a la impotencia a fuerzas terrestres, las
cuales habían sido aisladas en territorios remotos” (16).

c) Orientación de las operaciones de corso

Del estudio de las comunicaciones marítimas del adversario se


desprenden sus zonas de confluencias y focales. La mayor densidad de
tráfico hace rentable el ataque a unidades facultadas para explotar la
sorpresa: el avión y el submarino. Uno aprovecha la velocidad y el otro
su capacidad de ocultarse bajo el agua. Los corsarios de superficie tienen
muy bajas posibilidades de actuar en estas áreas, por consiguiente, se
despliegan en zonas alejadas, pero con cierto tráfico enemigo. Las
operaciones de corso para que revistan significado trascendente deben
estar integradas a la maniobra estratégica de la Armada. “La guerra de
corso, concebida de modo racional, puede prestar una gran ayuda a la
fuerza organizada, de la cual depende en último término el éxito general y
definitivo. La acción de los corsarios contra puntos sensibles, su amenaza
contra intereses de considerable valor, pueden crear poderosas
diversiones, obligando al enemigo a distraer efectivos importantes para
hacerles frente y, en consecuencia a dispersar sus elementos” (17). La
dirección y coordinación de los medios integrados en un sistema de
operaciones, exige un mando naval único y responsable de la totalidad de
la guerra en el mar. Una organización que no respete dicha modalidad
invita al desastre.
211

Ejemplo Histórico:
IIa. Guerra mundial. El mando alemán en el Atlántico.

La Armada y la Aviación germana, en la práctica, realizaron el ataque a las


comunicaciones marítimas de modo independiente y sin coordinación.
Incluso, hubo dificultades en el enlace de la exploración aeromarítima. El
almirante Reader comentó esta anómala situación: “Se había impuesto,
además, en todas las grandes Armadas la opinión de que la guerra naval
había de estar dirigida desde un puesto de mando con criterio único y
total, lo mismo si se tratase de combates con arma de superficie, que si
ésta fuese submarina o aérea. Por lo que se estimaba indispensable que
algunas unidades de la aviación actuasen en estrecha dependencia de la
flota. En este sentido, a la frase favorita de la pequeña corte de Goering,
de que “todo lo que vuela es asunto nuestro”, no se le podría hallar más
justificación que la de que algunas ventajas tendría la concentración o
centralización de todo lo de la Luftwaffe en una mano a efectos de
instrucción general de vuelo, progreso y perfeccionamiento de los
motores, fomento de la industria aeronáutica y otros aspectos
semejantes… Lo que no comprendían, los que tales ideas propugnaban,
era que la actuación de los aviones y escuadrillas difieren mucho en la
guerra terrestre de la obligada en la naval, con la que nunca podrá
confundirse” (18). “Hitler terminó por admitir, en 1943, que había cometido
un error al no crear una aviación puramente naval, pero estimó que un
cambio de organización en plena guerra sería más perjudicial que útil”
(19).

4.2 ROL DE LA FUERZA ORGANIZADA


El ataque de las comunicaciones marítimas constituye una tarea preferente de
los llamados medios secundarios. Sin embargo, la Fuerza Organizada participa
con vigor en estas actividades ofensivas. Su actuación depende de diversos
factores, los de mayor importancia son: la posición estratégica, la potencia
relativa respecto a la flota adversaria y la situación estratégica imperante.
Con referencia a la posición estratégica: “La guerra de comunicaciones está
dominada irónicamente por la geografía. Esta puede facilitar o, por el contrario,
complicar en muy grandes proporciones el problema del ataque y el de la
defensa de las comunicaciones. Una y otra dependen en alto grado de la
posición de las rutas marítimas con respecto a las costas y a las bases propias
o enemigas” (20). Una buena posición es la llave imprescindible para implantar
un riguroso bloqueo económico avalado por la flota de combate. A fin de
llevarlo a cabo, ésta última requiere ser más fuerte o, al menos, equilibrada con
respecto a la fuerza enemiga. Si el bloqueado pretende romper el cerco
utilizando su escuadra, se la destruye mediante la batalla.
212
Con fuerzas iguales o casi iguales y una posición no tan favorable ambos
pueden atacar las comunicaciones contrarias ya sea por exigencia de la
situación estratégica, como parte de una maniobra o, por último, para crear un
apremio.
Con fuerzas completamente desequilibradas, no importando la calidad de la
posición, el bando inferior está obligando a realizar la guerra de corso con
todas sus fuerzas navales, incluyendo su flota principal. “Un plan de guerra
que tiene como objetivo primordial la destrucción del comercio, supone que el
bando que lo adopta se halla en condiciones de inferioridad en el mar, si tuviera
la supremacía, su objeto sería convertir esa superioridad en un dominio
efectivo, ya sea mediante la batalla o el bloqueo, por lo tanto, si se exceptúan
los casos poco frecuentes en que las fuerzas contrapuestas son iguales,
debemos suponer que el beligerante que hace de la destrucción del comercio
su objetivo primordial tendrá que habérselas con una flota superior” (21). Otro
autor complementa el anterior juicio de Corbett: “La orientación
necesariamente defensiva del que no posee una flota de alta mar capaz de
enfrentar a la de su adversario no excluye las veleidades ofensivas destinadas
a impedir al dueño de los mares gozar apaciblemente y sin trabas su dominio.
Para ello hay una estrategia simple y económica: el corso. Buques incursores
son enviados aisladamente o, más raramente, en pequeños grupos a los
océanos, con la misión de acosar al comercio, rechazando el combate. Se
cuenta con los perjuicios que ellos ocasionarán, pero también con el impacto
psicológico, para perturbar el tráfico del adversario (22). El último concepto
constituye una de las bases de sustento de la Jeune Ecole.
En síntesis, la fuerza Organizada adopta diversos cursos de acción en
referencia al ataque de las comunicaciones marítimas contrarias. Concordante
al grado de disputa vigente, la ubicación de la posición y situación estratégica
imperante impone el bloqueo económico, provoca apremios, lo integra dentro
de la maniobra estratégica y, por último, utiliza el corso como postrer recurso
ante un desequilibrio irreversible entre las flotas.
Vale destacar la paradoja de la guerra marítima. El más débil carece de otra
alternativa rentable sino tomar la ofensiva – en forma muy vigorosa – contra las
comunicaciones de un adversario mucho más fuerte. Mientras quien posee el
control del mar está obligado a defenderlas para asegurar su tránsito.

Ejemplos Históricos:

Ia. Guerra Mundial. Bloqueo Económico.

El bloqueo económico apoyado por la Gran Flota británica desde Scapa Flow
fue determinante en el colapso alemán. “El bloqueo afectó a hombres, mujeres
y niños, a las fábricas y a las granjas de los países enemigos y, llegado el
verano de 1918, las potencias centrales se hubieran visto forzadas a capitular
como consecuencia del hambre, de no ser por el trigo procedente de Rumania
y Ucrania… Se ha calculado también que durante los dos últimos años del
bloqueo, 800 mil no combatientes murieron en Alemania de hambre o
enfermedades derivadas de una alimentación precaria” (23).
213
IIa. Guerra mundial. Una flota para el corso “Plan Z”

El plan de la Armada del Tercer Reich se basaba en la hostilización del


comercio británico. “Nuestros planes descansaban en las siguientes
reflexiones estratégicas: al tráfico naval inglés convendría oponerle, no sólo
submarinos y cruceros auxiliares, sino también grupos de cruceros de batalla y
de otros cruceros. De esta suerte la flota inglesa se vería forzada a escoltar
sus convoyes con algo más que unidades ligeras adecuadas a la lucha con
submarinos y cruceros auxiliares. Quieras que no, tendría que hacerlos
proteger por barcos de gran tonelaje y potencia combativa, y no le quedaría
más remedio, por tanto, que fraccionar sus efectivos navales, dispersar los
fuertes núcleos de unidades pesadas y malgastar así las posibilidades
correspondientes a una agrupación sensata de sus efectivos. Los cruceros
rápidos alemanes irían respaldados por los cruceros de batalla, los cuales
podrían por su parte esquivar a los acorazados y navíos de línea ingleses
merced a su superior velocidad. Por último, la escuadra especial de los navíos
de línea alemanes de motor diesel estaba llamada a constituir, con su gran
radio de acción, la espina dorsal de las fuerzas de acorazados y cruceros, a
los que reforzaría en caso necesario para batir las unidades pesadas de la
escolta enemiga de convoyes” (24). El “Plan Z” se completó en su parte inicial.
Las unidades pesadas alemanas realizaron el corso con cierto éxito, pero a la
larga fueron aniquiladas por las fuerzas navales aliadas muy superiores.

4.3 CORSARIOS DE SUPERFICIE

Por siglos, el buque de superficie realiza el corso. El derecho internacional, a


través de la costumbre, está referido al ataque de los barcos mercantes por
medio de unidades navales de superficie. Ellos son los únicos instrumentos
lícitos para destruir las líneas de comunicaciones de los beligerantes. El
submarino y el avión se aceptan como corsarios, con reticencia, pero sin
sanción legal expresa.

La Declaración de París de 1856 obligó a emplear en el corso sólo a unidades


de las Armadas en conflicto. En ambas conflagraciones mundiales, la marina
alemana utilizó en categoría de corsarios a buques de su flota y a mercantes
armados como cruceros auxiliares. El Almirante Raeder escribió sobre el
efecto logrado por los últimos. “El volumen de hundimientos efectuados por los
cruceros auxiliares desde el año 1940 anduvo alrededor del millón de
toneladas. Pero no se cifraron sus victorias solamente en esto, con ser mucho,
que también tenían enorme importancia los trastornos y desorganización del
tráfico marítimos enemigo consiguiente a los hundimientos, así como la
distracción de poderosos efectivos navales enemigos obligados a montar la
vigilancia y la defensa de las rutas amenazadas” (25).
214
Existen severas y casi insolubles limitantes para los corsarios. Entre las
principales destacan la obligación de conservar su capacidad operativa y la
lejanía de sus bases para satisfacer los requerimientos de reparaciones y
reabastecimiento. Por consiguiente, los corsarios están forzados a eludir los
encuentros con fuerzas navales superiores. “e incluso la de rehuir en principio
el combate con antagonistas más débiles” (26). Su principal arma reside en la
sorpresa. El corsario puede emplear diversas estratagemas destinadas a evitar
su reconocimiento y encubrir sus propósitos, entre ellas: cambiar su aspecto
exterior y enarbolar algún pabellón neutral. Sin embargo, al atacar tiene la
obligación de identificarse bajo su propia bandera.

La posibilidad de interdicción de las comunicaciones marítimas por corsarios de


superficie despierta gran temor en las potencias dependientes del mar. El
comandante Roskill observa la reacción del Almirantazgo británico previa al
rompimiento de las hostilidades en 1939. “El Almirantazgo consideraba a las
unidades principales alemanes como la más seria amenaza a nuestro tráfico.
Nada podría paralizar tan exitosamente nuestro sistema de abastecimiento y
comercio marítimo, escribió el Primer Lord del Mar poco antes de la guerra,
como el ataque por corsarios de superficie… A la luz de lo que conocemos
ahora parece sorprendente que la amenaza submarina haya sido considerada
menos peligrosa que los corsarios de superficie, y que el efecto de los ataques
aéreos a los mercantes y el sembrado de minas a nuestros canales costeros y
desembocaduras haya sido desestimadas en forma considerable” (27). Sin
embargo, la presencia de un corsario de superficie siempre repercute con
intensidad en el despliegue del poder naval. Dicha circunstancia redunda en la
dispersión de las fuerzas navales afectando a la flota principal de combate.

El concepto crucero auxiliar, nave mercante armada, fluctúa de acuerdo a los


tiempos. Por lo usual, consiste en una nave con relativa alta velocidad para dar
caza a sus víctimas y, a su vez, facilitarle la evasión. Tiene una gran
autonomía para permanecer por largo tiempo en acecho y cambiar área de
operaciones con frecuencia. Debe ser de apariencia corriente a fin de permitir
su enmascaramiento. Se le montan cañones hasta de 6 pulgadas, tubos
lanzatorpedos y cierto armamento antiaéreo.

“El avance de la tecnología ha hecho asequible una variedad de sistemas de


armas modulares en contenedores que podrían, en teoría, ser instaladas en
buques mercantes cuando y como se requiera” (28). En el presente es factible
equipar a un crucero auxiliar, con misiles superficie-superficie y superficie-aire e
incluso dotarlo con aviones de combate de despegue vertical (VSTOL) y
helicópteros. El problema radica en su costo efectividad.

Pero la tecnología presenta también una cara muy negativa para los corsarios
de superficie. El considerable desarrollo de los medios de comando, control,
comunicaciones y detección lo transforma en un furtivo fugitivo. Los satélites,
la exploración aeromarítima y las contramedidas electrónicas hacen
insostenible su acción en las proximidades de las áreas de intenso tráfico
marítimo. Sin embargo, no se puede descartar su operación como parte de la
maniobra estratégica en zonas marginales.
215
Ejemplos Históricos:

El Atlantis zarpó de Alemania el 31 de Marzo de 1940, más de medio año


después de rotas las hostilidades. “El Capitán de Navío Rogge fue el primero
en hacerse a la mar, a principios de 1940, y en el curso de sus seiscientos
veintidós días de crucero, destruyó más de 140.000 toneladas de navíos
enemigos, hasta el mes de noviembre de 1941, en que hallándose a punto de
emprender el regreso a Alemania, fue descubierto y hundido por el crucero
pesado Devonshire” (29).

IIa. Guerra Mundial. Despliegue aliado orientado a la caza del Graf Spee.

El 13 de diciembre, los Aliados mantenían el siguiente dispositivo con el


propósito de interceptar y destruir al acorazado de bolsillo alemán:

“Fuerza F-2CA.
Fuerza G-2CA y 2 CL.
Fuerza H-2 CA.
Fuerza I-1 CV – 2 CA.
Fuerza K-1 CV y 1 CB.
Fuerza L-1 CV, I CB y 3 CL.
Fuerza M-2 CA.
Fuerza N-1 CV y 1 CB.
Fuerza X-1 CV y 2 CA.
Fuerza Y-1 CB y 2 CL” (30).

4.4 EL SUBMARINO

a) Consideraciones generales

El submarino se ha mostrado como uno de los instrumentos ofensivos


más eficaces del poder naval. En ambas guerras mundiales, destacó en
la destrucción del tráfico mercante “Durante la Segunda Guerra Mundial,
los alemanes hundieron 5.150 transportes y el 54% de este número (el
68% del arqueo neto general) le corresponde a los submarinos” (31). En
la misma conflagración, pero en el Pacífico, los submarinos
estadounidenses también cosecharon éxitos substanciales: “Al término de
la guerra habían conseguido hundir el 63% del tonelaje mercante japonés
y un tercio de la flota de guerra” (32). Al submarino, además de interdecir
las comunicaciones marítimas, se le encomendó tareas de ataque a la
flota adversaria, minaje ofensivo, desembarco de partidas de comandos y
saboteadores y otras tareas similares.
216
Inmerso en el mar, el submarino es inmune a las emisiones
electromagnéticas. “El principal sensor debajo del agua es el sonido, que,
como ya se ha visto, está sujeto a distorsiones causadas por variaciones
de temperatura, presión y salinidad, ruidos extraños, efectos de superficie
y de fondo” (33). Se desplaza, con discreción, en las tres dimensiones
para evadir o atacar medios enemigos de superficie. Tiene una gran
autonomía gracias a sus sistemas de propulsión convencional o nuclear.
Los factores citados concurren para otorgarle la siguiente característica:
“El gran valor estratégico del submarino cosiste en el hecho de que es el
único barco de guerra que puede operar de modo independiente durante
un largo tiempo en mares dominados por el enemigo” (34). En otras
palabras, constituye la unidad naval ideal para actuar como corsario.
“Contra el submarino, dice el Almirante Von Scheer, la fuerza protectora
del comercio inglés, es decir, la Gran Flota, no podía hacer nada” (35).
Otras acotaciones de interés estratégico las hizo el Almirante Doenitz: “La
combatividad de un submarino no aumenta, como en general ocurre en
los demás barcos de guerra, con su tamaño. Al contrario, muchas de las
propiedades que caracterizan su peculiar condición combativa se
desvirtúan en cuanto que sobrepasa un tamaño determinado” (36).
Doenitz era partidario de un submarino mediano. “Hay muchas más
probabilidades de encontrar al adversario y de conseguir éxitos contra el
mismo ocupando tantas más posiciones en el mar con un submarino en
cada una, que no situando en una de ellas a un sólo submarino por muy
grande y potente que éste fuera” (37).

A las innegables ventajas detentadas por los submarinos se oponen serios


inconvenientes. Se citan los de mayor relevancia estratégica.

 Poseen una reducida velocidad de desplazamiento lo cual dificulta su


despliegue. (Las unidades nucleares ya no sufren esta restricción).

 Los submarinos convencionales requieren cargar en forma periódica


sus baterías manteniendo una baja de tasa de indiscreción.

 Carece de capacidad para reaccionar, de modo activo, ante la


amenaza aérea. Está impedido defenderse ante helicópteros
haciendo “hovering” sobre él. La aeronave, en general, constituye
su peor enemigo.

 Tiene ciertas limitantes para un fluido enlace con sus mandos y en,
mayor medida, con fuerzas amigas en la mar para coordinar acciones
concurrentes contra blancos comunes en un entorno táctico complejo
y fluido. La circunstancia mencionada complica, pero no impide su
integración a la flota.

 Está incapacitado para ejercer el control del mar de manera integral.


217
b) El submarino como corsario
Durante años las potencias marítimas predominantes, Gran Bretaña y
Estados Unidos, intentaron suprimir o transformar en inútil al submarino en
su rol como corsario. El tratado de Washington de 1922 y el de Londres
de 1936 le prohibieron el ataque sin previo aviso a los mercantes
obligándolo aflorar. Asimismo, le impusieron otras restricciones propias de
los buques de superficie. Sin embargo, muchos Estados no ratificaron las
cláusulas específicas de los aludidos convenios. En la Segunda Guerra
Mundial, los beligerantes, de manera progresiva, fueron violando las
normativas pertinentes. El submarino terminó operando sin restricciones.
En la práctica, es imposible asimilar al submarino con un corsario de
superficie por las razones que se detallan a continuación:

 Al aflorar se evidencia perdiendo su mejor característica para el ataque.


 Es una mala plataforma en la superficie y muy vulnerable.
 No tiene capacidad para rescatar a las dotaciones náufragas.
 Sumergido le es dificultoso reconocer o identificar los blancos.

Como solución de compromiso se establecen las zonas de guerra o


exclusión. “Este sistema de la zona de guerra es interesante y susceptible
de ser adaptado con provecho. Después del último conflicto (Primera
Guerra Mundial), ha sido admitido relativamente por el derecho a
condición de que las zonas en cuestión no sean demasiado extensas, que
no afecten a las grandes rutas internacionales de navegación y que estén
relacionadas directamente con las operaciones militares” (38). Además, la
zona de guerra debe situarse en las proximidades del litoral enemigo,
avalada por la presencia efectiva de submarinos o la amenaza real de
aeronaves de combate. Aún cuando el Derecho Internacional no reconoce
la zona de guerra la sanciona la costumbre. Dentro de ella se ubican las
áreas de los submarinos dedicados a destruir el tráfico comercial.
Con referencia a la operación de los submarinos se ha incurrido en graves
errores. Uno de ellos consiste en formar barreras inmóviles cayendo en el
ineficaz cordón lineal. “Había que evitar, tanto como fuera posible,
emplear submarinos en dispositivos esencialmente defensivos, inertes,
estáticos, fijados geográficamente, tales como estaciones frente a bases
enemigas, vigilancia pasiva de ciertas zonas, barreras en estrechos o
brazos de mar cerrados, etc. Y es necesario recordar enérgicamente este
principio, pues existen y existirán siempre muchos que no pueden ver
sobre el mapa un estrechamiento marino, como el paso de Calais, el
Canal de la Mancha, Gibraltar, el Canal de Sicilia, etc., sin experimentar
enseguida el irresistible deseo de poner allí de facción a sus submarinos”
(39). La rigidez de los dispositivos submarinos conduce a una nociva
pasividad. “Se trataba, en la práctica, del concepto de la boya ofensiva,
en el que el sumergible debía limitarse a patrullar una zona marítima
restringida, en espera de un objetivo. Con ello, el arma submarina perdía
su movilidad estratégica y se veía sometida a la iniciativa del enemigo”
(40).
218
El submarino provoca la vigorosa reacción del defensor destinada a
amortiguar su acción depredadora. Para ello compromete enormes
cantidades de medios, desproporcionados al esfuerzo del atacante. “A fin
de 1944, cuando habían ganado completamente la Batalla del Atlántico,
los aliados armaban 3200 buques antisubmarinos contra 2600 un año
antes. Cada U-Boote en el mar inmovilizaba 25 buques y 100 aviones
aliados. La presión que aplicaban sobre el adversario dueño de los mares
era, por lo tanto muy fuerte” (41).

A pesar que la guerra de corso, en particular los submarinos, ocasionó


serios perjuicios a los Aliados no alcanzó la decisión en el mar. Los
dueños de la superficie continuaron ejerciendo y explotando su dominio
según sus necesidades. “Es indudable que el mayor error de los
dirigentes germano-fascistas fue que desplegaron la lucha en gran escala
en las comunicaciones atlánticas sólo algunos años después de
comenzada la guerra, cuando se puso claro que sus planes en tierra
habían fracasado. La eficacia de esta lucha se resintió también por el
hecho en que la realizaban exclusivamente los submarinos, sin apoyo de
otro tipo de fuerzas armadas, especialmente de la aviación. Debido a
esto, los aliados tuvieron tiempo para crear en gran cantidad fuerzas y
medios de defensa contra los ataques de los submarinos y organizar la
reproducción de los barcos de transporte. Por ello, aunque la lucha en
las comunicaciones incidió en el curso general de la guerra, no pudo
convertirse en factor decisivo” (42). Resumiendo, la acción de los
submarinos contra el comercio o el poder naval enemigo forma parte
indivisible de la guerra en el mar. No es aceptable ni conveniente llevarla
a cabo en forma independiente sino de modo coordinado y concurrente
con los otros órganos de maniobra del mando naval. Para tal propósito
requiere ser parte de la maniobra estratégica de la Armada.

El submarino constituye el componente naval que, tal vez, recibe mayores


beneficios del avance tecnológico. Sus sistemas de propulsión, nuclear o
convencional, aumentan permanentemente su movilidad táctica y
estratégica. El perfeccionamiento de sus sensores, la computación y el
silencio de su operación le entregan grandes alcances de detección,
adquisición e identificación de blancos. El armamento inteligente
disponible le confiere una enorme letalidad. “Cada vez se acentúa más
profundamente el extremo desequilibrio causado por el acelerado
incremento de las capacidades del submarino en comparación con el de
los medios antisubmarinos, aéreos y de superficie, lo que determina un
desproporcionado esfuerzo requerido para oponerse a las operaciones
submarinas” (43). Sin embargo, los espectaculares adelantos
experimentados no deben hacer olvidar sus limitaciones intrínsecas.
219
4.5 LAS AERONAVES

a) Introducción

La aeronave, de ala fija y rotatoria, es una de las últimas armas


incorporadas a la lucha en el mar. Ella le añade otra dimensión: “Tanto el
instrumento como el medio en que actúa son enteramente nuevos. Un
espacio que permanecía inaccesible se abre a la navegación” (44). Por su
presencia, en la actualidad, el control del mar comprende la superficie,
profundidades y espacio aéreo correspondiente. La ampliación
tridimensional del dominio hace aún más gravitantes sus inherentes
restricciones.

“El avión… se mueve en un océano que le es propio y que cubre la tierra y


el mar y que no conoce barreras, salvo el clima y la distancia. El avión
terrestre, puede usarse sobre el mar y el avión naval sobre la tierra. Este
hecho da al arma aérea gran elasticidad y hace difícil distinguir entre la
aviación naval y otras formas de aviación, salvo si se considera sus
objetos” (45). En los espacios marítimos, aún cuando la aeronave transita
por el aire su mayor influencia gravita en la superficie. Pero presenta, una
reducida persistencia sobre el área objetivo afectando así con severidad
su movilidad estratégica. “La aviación no puede mantenerse mucho
tiempo en una zona aérea determinada, no hace más que pasar por ella.
El avión no conquista, ni ocupa. Y esta observación es válida, no
solamente con respecto a la tierra y al mar, lo que tiene ya una gran
importancia, sino también con respecto al aire. La acción del avión tiene
un carácter esencialmente transitorio e intermitente, siendo inadecuado
este aparato para toda operación que requiera la permanencia en el
espacio y la continuidad en el tiempo” (46). En el océano, la aeronave no
tiene persistencia, por tanto, movilidad estratégica. Sólo cuando navega
embarcada en una nave, donde puede operar sin restricciones, ella cuenta
con tan valiosa cualidad. El avión no reemplaza a la unidad naval sino la
complementa. El binomio buque-aeronave multiplica las capacidades
estratégicas de ambos elementos de combate.

Otra consecuencia de la limitada movilidad estratégica de la aviación


terrestre, en particular la de ataque, estriba en que su efecto sobre el mar
varía en forma inversa a la distancia de las costas. A mayor distancia
menor es su potencia ofensiva hasta anularse por completo. Asimismo, a
pesar de los avances tecnológicos tendientes a conceder características
de todo tiempo a la aviación, todavía sufre de diversos inconvenientes por
causa de la meteorología, visibilidad y accidentes geográficos. Lo anterior
redunda en serias restricciones para la operación de las aeronaves, sus
equipos y sistemas de armas en mares abiertos, aguas costeras e
interiores.
220
Antes de la Segunda Guerra Mundial, los sectarios de la Aviación, con
argumentación superficial, intentaron suprimir al Poder Naval. En algunos
países se eliminó la Aviación Naval con nefastos resultados. Siempre que
el Arma Aérea, basada en tierra o a bordo, tenga por rol fundamental influir
en el control del mar debe ser considerada como un instrumento orgánico
del poder naval. Por tanto, esas aeronaves necesitan estar bajo el mando
directo del responsable de la guerra oceánica.

La aviación cumple múltiples tareas atinentes a la guerra en el mar. Entre


las relacionadas con las comunicaciones marítimas adversarias se
distinguen las siguientes:

 Ataque a las comunicaciones marítimas.


 Ataque a los terminales marítimos.
 Ataque a los astilleros.
 Exploración aeromarítima.

Ejemplo Histórico:

IIa. Guerra Mundial. Supresión de la aviación naval italiana.

“Para el Duce y los partidarios de la Fuerza Aérea, la península de Italia,


representaba un gran portaaviones en el medio del Mediterráneo. Ellos
sostenían que los aviones de la Fuerza Aérea, operando desde sus bases
terrestres, podían ser completamente capaces de asumir todas las tareas
de la guerra aeronaval. Por tanto, cada propuesta de la Armada para
construir portaaviones y formar sus propias unidades aéreas
especializadas era rechazada con firmeza. Sin embargo, debe ser
señalado que el Comandante de la Armada en 1938 se sintió en la
obligación de concordar con Mussolini sobre lo superfluo de los
portaaviones. Pero en 1941, Mussolini reconoció su error y ordenó que
dos grandes trasatlánticos fueran transformados en portaaviones” (47). La
falta de aviación naval originó graves problemas a la flota italiana. Contó
con una deficiente exploración aeromarítima y, en ocasiones, sus
unidades fueron bombardeadas por aviones amigos.

b) Las aeronaves y el ataque a las comunicaciones marítimas

En el ataque al tráfico marítimo, el avión sufre los mismos problemas del


submarino. Al atacante no le es posible identificar y clasificar a los buques
ni menos rescatar a los náufragos. La solución reside también en la Zona
de Guerra.

La acción aérea contra el tráfico, para ser fructífera, requiere ser ejercida
contra las zonas focales o de confluencia adversarias. En otras palabras,
donde existe plena certeza de encontrar buques mercantes en tránsito.
221
Como complemento, para dislocar con severidad el flujo comercial y militar
enemigo, conviene desbaratar los puertos que concentran las
comunicaciones más vitales. En este caso, la ofensiva se dirige, con
preferencia, contra los buques surtos en la rada, las instalaciones de
almacenaje y los nudos de los sistemas de despeje. Por último, también
se desquician los astilleros con el designio de obstaculizar las
reparaciones de los barcos averiados.
La aeronave constituye la mejor plataforma de observación disponible
para los mandos encargados de la guerra marítima. Ella detecta, traquea
e identifica, con exactitud y certeza, a los blancos en circulación por el
mar. Incluso, las potencias poseedoras de satélites suplementan con este
medio los datos obtenidos por los sensores espaciales. La información
adelantada es básica para apoyar a los mandos navales en su toma de
decisiones estratégicas y tácticas. La exploración aeromarítima entrega,
indistintamente, antecedentes sobre fuerzas navales y tráfico mercante.
Las batallas y los ataques a barcos comerciales se producen, de ordinario,
como resultado de los informes proporcionados por las aeronaves.
Los conductores de la guerra en el mar encauzan los patrullajes aéreos
para satisfacer sus propias necesidades. La flota los orienta con el fin de
obtener informaciones sobre la fuerza organizada enemiga. Los mandos
corsarios los destinan a ubicar el tráfico marítimo enemigo. Las zonas
navales o fronteras marítimas los disponen con la intención de
proporcionar seguridad tanto a sus sistemas de comunicaciones como
también al litoral de su incumbencia. En muchas oportunidades los
diferentes objetos perseguidos son compatibles entre sí, por tanto, una
misma aeronave realiza las tareas en común. En otras situaciones, los
objetivos demandan una ejecución en forma independiente y bajo el
control directo del mando interesado. La acción de los corsarios de
superficie y submarinos se facilita de manera extraordinaria por medio de
una eficaz exploración aeromarítima.

Ejemplo Histórico:
IIa. Guerra Mundial. La Armada Alemana y la exploración aeromarítima
“El problema de encontrar a los convoyes había, por lo tanto, que
resolverlo. Como medio substancial de la guerra marítima, los submarinos
deberían haber recibido un servicio de reconocimiento aéreo de gran
alcance. El que los submarinos, como en general toda la Marina de
Guerra alemana, tuviesen que combatir sin disponer de esta ayuda, se
sintió como una de las faltas más graves. Más tarde, en el año 1943, le
dije a Hitler: Cuando se escriba la historia, la guerra en el mar durante la
segunda contienda mundial será la más extraña que se haya visto en
ninguna nación. Pero en un punto estará todo el mundo de acuerdo: Que
el mando alemán de la guerra marítima, en el siglo XX, el siglo de la
aviación, haya tenido que luchar sin contar con el reconocimiento aéreo ni,
en general, con el Arma de Aviación como si no se hubiese dispuesto de
un sólo aeroplano, parecerá inconcebible” (48).
222
5. DEFENSA DE LAS COMUNICACIONES MARITIMAS

5.1. INTRODUCCION

El ataque a las comunicaciones marítimas representa una actividad ocasional.


En tanto la defensa se realiza en forma permanente, incluso antes del inicio de
las hostilidades, en la etapa “Peligro de Guerra”. Se hace imprescindible tomar
medidas de seguridad del transporte militar en el transcurso de la preparación
del país para un conflicto inminente. Asimismo, para una nación marítima,
dependiente de las comunicaciones por mar, la defensa ostenta prioridad ante
el ataque. Dicha necesidad condiciona el desarrollo y organización de sus
fuerzas navales.

La defensa de las comunicaciones se materializa mediante dos procedimientos:


la protección indirecta y la protección directa. La primera corre a cargo de la
Fuerza Organizada y está orientada a proteger el sistema general de
comunicaciones y el litoral contra la amenaza de la flota enemiga. La otra
pretende neutralizar la acción de los corsarios de superficie, submarinos y
aeronavales. Ambos métodos coexisten, se complementan y apoyan
mutuamente. Además, existe un procedimiento muy particular, que escapa a la
clasificación anterior y es denominado cobertura.

5.2. PROTECCION DIRECTA

Es el conjunto de medidas ofensivas y defensivas tendientes a dar seguridad a


las comunicaciones marítimas contra la amenaza de los llamados medios
secundarios. Por lo común, esta protección, en sus diversas expresiones, la
brindan medios, también, secundarios.

La protección depende de la naturaleza de la amenaza que se intenta


contrarrestar: superficie, submarina y aérea. Además, por lo general, tiene
carácter puntual.

La protección directa presenta dos versiones. La ofensiva es activa y se dirige


hacia el objetivo que representa el peligro latente con la idea de destruirlo. La
defensiva espera, de manera pasiva, la aparición de la amenaza y entonces
procede a destruirla o neutralizarla.

a) Protección directa defensiva

 ARMAMENTO DE LAS NAVES MERCANTES

En la Primera Guerra Mundial, el primer armamento emplazado en


buques mercantes aliados fue el cañón. Su propósito primordial
consistía en el rechazo del ataque artillero de los submarinos
aflorados. Además, sirvió para oponerse a los corsarios de
superficie.
223
En la Segunda Guerra, las ametralladoras antiaéreas suplementaron
al cañón. Ordinariamente, este armamento correspondía a
excedentes de los arsenales o material desechado por las unidades
navales en servicio. El control era elemental.

Algunas naves mercantes, en el conflicto de las Falklands, fueron


equipadas con armamento antiaéreo liviano. En la zona de
desembarco durante los ataques aéreos, las tropas embarcadas
utilizaron sus armas orgánicas. El conjunto no mostró una alta
eficacia combativa. Sin embargo, mantuvo firme la moral de las
dotaciones mercantes.

En el presente, existen misiles superficie-superficie en módulos


factibles de instalar en forma rápida en naves de cualquier tipo.
También los lanzadores de misiles antiaéreos portátiles presentan
una alternativa aceptable encaminada a la protección de naves con
cargas de alto valor estratégico.

Ejemplo Histórico:

Conflicto de las Falklands. A bordo del Canberra.

“El Comando 42 se tendió en las cubiertas entre la tripulación


mientras las dotaciones de las ametralladoras y Blowpipe utilizaban
sus armas en las plataformas superiores, negándose de plano ser
relevados al término de la guardia” (49). Los Blowpipe derribaron, en
la campaña, 9 aeronaves argentinas confirmadas y 2 probables.

 RUTAS PATRULLADAS

Las aplicaron los aliados en la Primera Guerra Mundial.


Establecieron rutas, incluyendo sus respectivos terminales, por
donde debían transitar obligadamente los buques mercantes. Desde
la boca de los puertos y a lo largo de las líneas de tráfico patrullaban
los escoltas en continua sucesión. “La ruta patrullada tenía el
inconveniente de escalonar en el mar a los buques sobre una línea
que constituía un verdadero sendero de hormigas, cuya dirección
indicaba de inmediato al submarino la ruta adoptada... Al ver a esos
patrulleros diseminados sobre millas y millas a lo largo de la ruta que
seguían, se advierte enseguida la característica principal del sistema
de diseminación, la dispersión, el cordón lineal y no tiene nada de
extraño que la protección sea tan deficiente. Débil en todas partes,
fuerte en ninguna, tal es la característica del cordón lineal... Por
último, al desplazar nuestros barcos sobre una línea que no variaba
nunca, nos inmovilizábamos en el espacio, nos privábamos de la
iniciativa de movimientos, que era abandonada al adversario. Esta
inmovilización, que excluía la iniciativa de las operaciones, es otro de
los defectos fatales del sistema” (50).
224
A pesar de su fracaso, de nuevo existen partidarios del sistema.
Argumentan que ante el submarino nuclear el convoy se encuentra
obsoleto. Además, la ruta patrullada permite usar los sistemas de
detección antisubmarinos de gran alcance. Los encuentros se
realizan a distancia de los ruidosos buques comerciales. Finalmente,
la navegación independiente de los mercantes aumenta la eficiencia
del transporte. “La ruta podría, tal vez, ser de 50 millas de ancho. En
el medio, habría dos direcciones (opuestas) de buques
independientes en tránsito, cubiertas por bandas de buques de
superficie, helicópteros, submarinos y aviones de patrulla” (51). En
resumen, se le otorga seguridad a un área geográfica en vez de los
buques mercantes.

 RUTAS EVASIVAS

Aprovecha el espacio, el cual otorga seguridad. Esta característica la


utiliza el Control Naval del Tráfico Marítimo. Pero, su eficacia es
relativa. Necesita estar complementada con otras medidas tales
como: patrullaje aeromarítimo, defensa de puertos, grupos caza
corsarios y similares. Por otra parte, con los actuales medios de
exploración y detección la protección del espacio disminuye en forma
considerable. En la Segunda Guerra, los buques mercantes aliados
de alta velocidad, entre ellos los grandes trasatlánticos, navegaban
sin escolta antisubmarina por rutas evasivas en áreas excéntricas.

Bernard Brodie hace interesantes consideraciones sobre las rutas


evasivas: “Hay algunos autores sobre asuntos de estrategia que se
refieren a la ruta evasiva como si fuera una alternativa del convoy.
Con ello quieren referirse a la separación de los buques en su
jornada a través del océano, con el objeto de que si un corsario los
ataca no puede hundir más que uno o dos. Durante la paz, el
comercio marítimo se lleva a cabo por rutas bien conocidas y
definidas de los mares, rutas que tienden a conformarse con el
círculo máximo que existe entre los dos terminales, o sea, los puertos
de salida y llegada. En época de guerra los corsarios enemigos
pueden apostarse en esas rutas para destruir uno por uno los barcos
a medida que se aproximan... Aún cuando el círculo máximo es la
distancia más corta entre dos puntos del globo, los buques que
emprenden un largo viaje pueden desviarse de la misma centenares
de millas sin por ello alargar su jornada desproporcionadamente.
Esto hace posible una gran separación de los barcos que navegan
entre los mismos puertos. El peligro de esta separación individual de
las naves es que tiende a sacrificar algunos barcos con el fin que la
mayoría pueda llegar a destino. Si hay un corsario en los
alrededores uno o dos de los barcos se tropezarán con él
precisamente por el hecho de hallarse separados” (52). Pero, no
elimina el obligado pasaje por zonas focales.
225
 CONVOYES (ESCOLTA)

El Capitán S.W. Roskill define el convoy en la siguiente forma: “Una


o más naves mercantes navegando bajo la protección de uno o más
buques de guerra”. Luego comenta: “En otras palabras dos
condiciones deben ser satisfechas antes de decir que buques
navegan en convoy -deben estar operando en un grupo organizado y
tienen que estar provistos con una escolta... Es un infortunio que el
término “convoy sin escolta” fuera usado durante los primeros meses
de la guerra” (53).

En resumen, un convoy está compuesto por buques mercantes y la


escolta. El objeto de la escolta reside en la seguridad del convoy y
su objetivo lo conforman los respectivos buques mercantes. Los
buques de guerra del convoy rechazan a los submarinos, aviones y
corsarios de superficie; su misión es, por esencia, defensiva. Al
materializarse la amenaza, la escolta reacciona de modo ofensivo.
Su acción se prolonga hasta que el incursor deja de ser un peligro
para el objetivo protegido. Si es posible eludir al enemigo se le
evade. “Durante los siglos de guerra naval casi incesante, que llegó
a su fin con la derrota de Napoleón, la aplicación de esos principios a
la defensa del transporte mercante habían conducido a la adopción
indiscutida, en tiempo de guerra, del sistema de convoy. El
agrupamiento de los transportes de la temporada, ocupados en
cualquier negocio particular y que navegaban como flota organizada
bajo escolta naval, permitía suministrar el máximo de protección. Al
mismo tiempo, permitía que la fuerza naval disponible se hallara
concentrada allí donde el enemigo se dispondría a presentarse para
intentar hacer daño” (54). Por tales razones, se opine que el convoy
es la síntesis de la economía de la fuerza: hace centro de gravedad,
en el espacio y el tiempo, con las unidades escoltas disponibles en la
defensa del objetivo. Con otro sistema, se diluyen los medios y los
esfuerzos.

Las ventajas del convoy son las siguientes:

(1) Reduce el riesgo de pérdidas.


(2) Concentra los escoltas disponibles sobre los mercantes a
proteger.
(3) Permite cambios de ruta e itinerarios oportunos.
(4) Disminuye las probabilidades de encuentro con el enemigo.
226
Pero el convoy también tiene graves desventajas:

(1) Produce congestión en los terminales marítimos.

(2) Está sujeto a retardos por averías de sus componentes y


problemas en las faenas de transferencia de carga.

(3) No es posible dar satisfacción continua a los requerimientos de


los destinatarios de la carga dificultando los ciclos logísticos.

(4) Aumenta el período de rotación de las naves mercantes.

(5) El convoy se desplaza a la velocidad del más lento.

Las ventajas y desventajas del convoy demandan una acuciosa


evaluación en cada caso particular. En la apreciación concurren,
entre otros, los siguientes factores:

1° Condición geográfica esencial del país y sus teatros de


operaciones.
2° Capacidad de los terminales marítimos.
3° Buques mercantes disponibles, tipo, características, velocidad,
etc.
4° Calidad y cantidad de escoltas disponibles.
5° Importancia estratégica, económica y significación moral de la
carga.
6° Amenazas latentes a neutralizar.
7° Urgencia de los requerimientos.
8° Situación estratégica vigente.

Los inconvenientes del convoy y las complejidades presentadas para


su implantación desembocan en una grave tendencia: “Siempre
existió la tentación de abandonar la táctica de convoyes y escoltas
cuando se presenta la mínima excusa” (55). Pero peores resultados
acarrea aplicar el concepto convoy a una agrupación de buques
mercantes desarmados navegando sin escolta. Posee todas sus
desventajas y ninguna de sus ventajas.
227
Ejemplo Histórico:

Ia. Guerra Mundial. Decisión del Almirantazgo sobre los convoyes.

Aún en enero de 1917, el Almirantazgo expuso al War Council que:


“Un sistema de varios buques navegando en compañía, en calidad
de convoy, no es recomendable en ninguna área donde el ataque de
submarinos constituya una posibilidad... Es evidente que mientras
mayor sea la cantidad de buques que constituyen el convoy, mayor
es la posibilidad de que un submarino pueda atacar con éxito y
mayor dificultad de que la escolta impida un ataque de este tipo, y
para apoyar estas dogmáticas declaraciones produjeron una serie de
argumentos igualmente dogmáticos acerca de las dificultades en la
organización de un sistema de convoy y la inefectividad de una
medida de este tipo si acaso ésta se introducía. No se tomó en
cuenta para nada la experiencia histórica y no se hizo ningún intento
por aplicar el análisis científico o matemático a aquellos aspectos del
problema que sin duda habrían permitido un método de aproximación
semejante. Afortunadamente para la nación, sólo unas pocas
semanas después que Jellicoe había presentado estas
recomendaciones tan imprudentes, Sir Maurice Hankey, el Secretario
del Gabinete de Guerra y del Comité para la Defensa Imperial,
presentó un trabajo en el que desafiaba toda la fundamentación de
los argumentos del Almirantazgo. Más o menos al mismo tiempo, un
oficial subalterno del departamento antisubmarino del Almirantazgo
probó que las estadísticas oficiales de nuestras pérdidas en
transporte marítimo, las que fueron comparadas con las llegadas y
los zarpes de naves en puertos británicos incluyendo todo el tráfico
costero, eran totalmente engañosas. Equipado con esta
información, el Primer Ministro Lloyd George se dirigió al
Almirantazgo el 30 de abril y logró imponer con éxito su deseo que se
introdujese el uso de los convoyes” (56). Los efectos de la medida se
sintieron de inmediato. “Para noviembre del mismo año (1917), de
los 1.280 vapores agrupados en convoyes, fueron hundidos 11, es
decir, menos del uno por ciento del total. Porcentaje insignificante si
se tiene en cuenta que pocos meses antes, en abril, de cada cuatro
barcos mercantes salidos de Inglaterra, uno no regresaba jamás, y
que se mantendría con pequeñas variantes hasta el final de la
guerra” (57).
228
b) Protección directa ofensiva

 PATRULLA

Se establece en un área geográfica, bien definida y determinada,


donde se tiene la certeza del tránsito de corsarios. Una vez en el
área, los medios participantes patrullan listos para interceptar al
enemigo y entrar en combate. El efecto deseado estriba en la
destrucción del incursor o hacerlo desistir de su correría. Es
asimilable a la ofensiva de base geográfica pues corresponde a una
caza al acecho. La patrulla, para ser efectiva, precisa de excelente
inteligencia o de un flujo continuo de corsarios.

Como toda ofensiva, la patrulla requiere cumplir con sus cuatro


requisitos. Si carece de un objetivo bien definido, además de su
ubicación en tiempo y espacio, se transforma en un inútil vagabundeo
por los océanos. Asimismo, al instaurarse en calidad de norma
permanente, sus resultados, la más de las veces, no compensan el
enorme desgaste causado al material. Por último, la fuerza
patrullera, por lógica, debe ser superior al presunto enemigo a
interceptar. Sin embargo, de una patrulla bien concebida se puede
esperar resonantes éxitos.

Ejemplos Históricos:

IIa. Guerra Mundial. La Patrulla del Norte.

Al inicio del conflicto, la Armada Real implantó la Patrulla del Norte entre
Islandia y las islas Shetland. La misión era afianzar el bloqueo económico
impuesto al Tercer Reich y destruir o traquear a los corsarios alemanes. La
patrulla, de carácter permanente, la componían cruceros y buques de
pasajeros, de gran velocidad, alistados como cruceros auxiliares. Los últimos
estaban armados con cañones excedentes de la Primera Guerra. “El almirante
Raeder y su estado mayor empezaron a planificar una importante operación.
Se destinaron a la misma las dos unidades principales de las que entonces
disponía la flota alemana -los cruceros de batalla Gneisenau y Scharnhorst-,
que debían desplazarse muy al norte, tras haber circunnavegado las islas
británicas, y atacar a los buques enemigos que mantenían el bloqueo entre las
Feroe e Islandia, amenazando con ello, indirectamente, las comunicaciones
británicas... El Gneisenau (buque insignia) y el Scharnhorst, zarparon de
Wilhelmshaven el 21 de noviembre (1939)... La jornada del 22 transcurrió
tranquilamente, debido a que en el temido canal de 130 millas de longitud entre
las islas Shetland y la costa noruega de Bergen, las unidades alemanas no
encontraron buques que pudieran señalar eventualmente su presencia. Hasta
el mediodía de la mañana siguiente no fue avistada la primera unidad británica:
se trataba del crucero auxiliar Rawalpindi, armado con 8 piezas de 152 mm. Se
produjo un encuentro obviamente desigual, y al poco tiempo el buque británico
quedó reducido a un montón de restos llameantes que pronto se hundieron”
229
(58). Las unidades alemanas eludieron con facilidad las fuerzas aliadas que
zarparon a darles caza. Las últimas estaban integradas por acorazados,
cruceros de batalla y portaaviones.

 CAZA DE CORSARIOS

Al evidenciarse un corsario se forma una agrupación a fin de cazarlo. Se


equipara con la ofensiva de movimiento. La fuerza necesita estar bien
ubicada y tener la velocidad suficiente para interceptar el objetivo.
Asimismo, requiere gozar de una superioridad adecuada sobre el
adversario. Sin embargo, en demasiadas ocasiones se adopta esta
medida ofensiva en desmedro de dispositivos defensivos más eficaces.
En los primeros meses de hostilidades un portaaviones británico fue
hundido por un submarino. “En esa oportunidad el Corageous era
empleado en la caza de submarinos, protegido por una reducida cortina; y
realmente parece sorprendente que tan valiosa unidad fuese empleado de
su modo. Aparentemente se debió a presiones de alto nivel, en particular
del Primer Lord (Churchill), tomar la ofensiva contra los U-boats, en vez de
dedicar nuestros mayores esfuerzos a la estrategia defensiva convoy y
escolta... Esto no significó el término de la vieja falacia sobre la pretendida
superioridad de buscar al enemigo en los espacios oceánicos en vez de
formar convoyes con el máximo posible de medios, y así obligar al
enemigo a evidenciarse dentro del alcance de un contraataque inmediato”
(59). Sin embargo, el grupo Hunter-Killer, derivado del llamado Grupo de
Apoyo, tuvo bastante éxito. Este se acercaba al convoy amenazado
reforzando su escolta. La mayor de las veces, operaba en forma
independiente contra los submarinos en manada. Dicha agrupación se
perfeccionó hasta contar con portaaviones escoltas.

Ejemplo Histórico:

IIa. Guerra Mundial. La Batalla del Atlántico.

“De mayo a septiembre de 1943, operando en el Atlántico sur, en los


accesos a Gibraltar y en el Artico, los submarinos hundieron solamente
nueve barcos en convoyes, a un costo de 33 de sus propia unidades
hundidas por los escoltas. Desde junio de 1943 en adelante, el número de
buques mercantes que salía de los astilleros aliados excedía con mucho a
las pérdidas por todas las causas. Los submarinos por su parte sufrían
una existencia cada vez más incierta, con una vida media de una patrulla
y media antes de ser destruidos. Con el paso del tiempo no era sólo en
las proximidades de los convoyes donde corrían peligro. Sus movimientos
eran seguidos cada vez más eficazmente y caían víctimas de grupos de
caza, como el mandado por el Capitán de Navío Walker que se apuntó la
destrucción de seis submarinos en una sola patrulla en febrero de 1944; o
a manos de grupos constituidos alrededor de portaaviones de escolta, en
su mayor parte norteamericanos, que se apuntaron un buen número de
hundimientos de submarinos entre marzo y julio de aquel año” (60).
230
 ATAQUE A LAS BASES DE CORSARIOS

Las aeronaves constituyen la mejor arma para llevar a cabo esta tarea.
Otro medio muy adecuado son las fuerzas especiales. Sin embargo,
también existen importantes operaciones de proyección realizadas por
fuerzas de superficie orientadas a neutralizar las bases de submarinos y
corsarios de superficie. Entre ellas se encuentran las ofensivas tácticas
ejecutadas por la Armada Real contra Zeebrugge y Ostende el 22 de abril
de 1918 y Saint Nazaire el 28 de mayo de 1942.

“El esfuerzo de los bombarderos de las Fuerzas Aéreas Aliadas en


Inglaterra contra las bases de submarinos y sus astilleros, también fue un
factor en obtener esta victoria. Los alemanes construyeron enormes
refugios de concreto para proteger sus bases, pero estos no lograban
proteger la maestranza y alojamientos de las tripulaciones. El ciclo
completo de la campaña de un submarino fue aumentado por una natural
imposición, lo que simplemente significó un menor número de submarinos
disponibles para operar en un momento dado” (61).

5.3. PROTECCION INDIRECTA

La protección indirecta consiste en la seguridad otorgada por la fuerza


organizada al sistema general de comunicaciones marítimas y al litoral contra la
amenaza de la flota enemiga. Dicha protección tiene carácter permanente y
exige que la fuerza principal esté siempre lista para afrontar la batalla.
Constituye el efecto de interponerse entre la flota enemiga y el sistema general
de comunicaciones marítimas propias.

La protección indirecta ejerce efectos estratégicos mientras la directa tácticos.


Asimismo, el resguardo proporcionado por la escuadra de combate comprende
el escenario marítimo completo, o gran parte de él: la directa, con sus otros
medios, sólo actúa a nivel local. El Almirante Castex hace una interesante
analogía sobre la materia. “La fuerza naval inspira un temor análogo al que
provoca el gendarme, el cual no impide los robos, pero aprehende a los
ladrones. Asimismo la sociedad civil no ha encontrado medio mejor para
garantizar la propiedad que inspirar un saludable temor a quienes quieren
atacarla, del mismo modo la sociedad militar sólo puede asegurarse contra
ciertas eventualidades exponiendo al enemigo a correr riesgos superiores a los
daños que el puede causar... Esto es lo que se ha llamado la protección
indirecta” (62).

La amplitud del concepto se presta a equívocos o malos entendidos. En


apariencia, Geoffrey Till lo asocia como efecto del bloqueo a distancia.
Comentando la guerra de la Independencia de Norteamérica, expresa: “Ya que
esta disposición de la flota ofrecería una defensa indirecta efectiva de todos los
intereses marítimos de la marina bloqueadora, razonaba Mahan que era un
procedimiento mucho más económico que la defensa directa de esos
intereses; pensaba que la Armada Real había tratado erróneamente de hacerlo
231
en la Guerra de la Independencia Norteamericana. En lugar de ello, los
británicos hubieran debido concentrarse en el punto decisivo: frente a las
bases de la flota principal enemiga” (63). Rosinski, más explícito, también
incorpora la protección indirecta en función del bloqueo. Al analizar la decisión
británica sobre la formación de convoyes en la Primera Guerra Mundial, señala:
“No obstante, sin la protección indirecta contra la interferencia de los corsarios
de superficie germanos proporcionada a todo el sistema de convoyes a través
del dominio ejercido por la Gran Flota desde Scapa Flow, la tarea de encontrar
escoltas hubiera sido insoluble. Fue solamente porque no esperaban
enfrentar algo más de submarinos que la escolta estaría compuesta de buques
(destructores y unidades menores) tan débiles los cuales estaban disponibles
en cantidad suficiente, aún cuando escasa. Si, además los convoyes hubiesen
requerido protección contra el ataque de cruceros es difícil ver como habría
sido posible satisfacer la demanda” (64). En verdad, la fuerza organizada
británica realizaba un bloqueo económico, mucho más ambicioso que la
protección indirecta.

La protección indirecta no necesariamente se relaciona con el bloqueo.


“Cualquier fuerza naval, que esté colocada en una situación favorable, puede
dar una protección general al comercio marítimo contra todas las fuerzas
enemigas que le sean inferiores” (65). Con tal propósito, la flota encargada a
tal actividad requiere permanecer entre la fuerza organizada adversaria y el
dispositivo defendido. Dicha circunstancia le permite interceptar al adversario
en caso que intente algún ataque. Una buena posición presta eficacia al
cumplimiento de la tarea.

La protección indirecta se inicia, de ser factible, el primer día de la guerra.


Cesa cuando alguno de los beligerantes conquista en forma incontrastable el
dominio del mar o se despreocupa de la flota adversaria. Además del litoral,
ampara a las líneas de comunicaciones marítimas económicas, mantenimiento
y militar. Es decir, protege sin distinciones al tráfico de carácter permanente,
periódico y eventual. Asimismo, a pesar de ser defensiva encierra una
manifiesta intención ofensiva (Castex la cataloga como ofensiva). La escuadra
de combate está dispuesta, de manera permanente, a dar la batalla si el
enemigo interfiere con su misión. Pero, la protección indirecta no significa
pasividad, la fuerza mientras espera puede realizar diversas tareas siempre
que permanezca interpuesta y vigilante ante su enemigo. Por último, se
complementa y necesita de la protección directa y la defensa de costa. “La
protección indirecta, que es de carácter ofensivo porque se basa en la
amenaza que la ofensiva constituye para el enemigo y sus planes, no excluye
la protección directa, que no es otra cosa que defensiva, para ciertos objetivos
particularmente importantes cuya captura o destrucción por el enemigo
(convoyes o costa) tendría serias consecuencias... No solamente no la excluye,
sino que la requiere como complemento, porque, como ya lo hemos hecho
notar a propósito de la economía de las fuerzas, la protección indirecta
presenta peligrosas lagunas y no debe depositarse en ella una confianza
exagerada. Su debilidad resulta de la imperfección y relatividad del dominio del
mar, de las posibilidades que tiene un enemigo activo de deslizarse por entre
claros aprovechando las condiciones geográficas, las distancias, la extensión
232
marítima, etc., esquivando a la fuerza encargada de la protección indirecta. La
prudencia impone, pues que no se descuide la protección directa, pero sin
exagerarla” (66).

Ejemplo Histórico:

IIa. Guerra Mundial. Ofensiva estratégica Japonesa.

El grueso de la Flota Combinada de Japón no intervino en las operaciones de


proyección destinadas a conquistar el Area de Coprosperidad Asiática. Se
mantuvo alerta en sus bases dando protección indirecta al avance de los
ejércitos imperiales. “Esa flota, era la fuerza protectora invisible pero
dominante, que protegía e iniciaba todas las invasiones japonesas. No atacaba
costas hostiles, pero impedía que la flota americana del Pacífico, muy inferior
después del desastre de Pearl Harbour, pudiese evitar las invasiones. Mientras
que su poder se mantuviese, los japoneses dominaban en el Pacífico
occidental. Es lógico suponer que los acorazados japoneses se mantenían
fuera del alcance de la artillería de costa y de fuerza aéreas poderosas, no por
razón de que no podían llevar a cabo las tareas de los buques más livianos,
sino porque su valor militar era demasiado grande para ser arriesgados en
tales casos, especialmente mientras la flota de batalla americana siguiese
amenazando en el futuro. Los japoneses, pudieron enviar convoyes
fuertemente escoltados a través de Malasia y de las Indias Orientales y
desembarcar sus ejércitos, sin el temor de encontrarse con una fuerza
enemiga. La flota de batalla japoneses, se mantuvo lista para intervenir en tal
caso y EE.UU. no tenía fuerzas suficientes para derrotar a esa flota” (67).

5.4. COBERTURA

Es la seguridad que brinda la Fuerza Organizada a un objetivo particular, en


tránsito o estacionado, contra la eventual acción de la flota adversaria. Su
objeto radica en la seguridad del convoy o fuerza protegida ante la amenaza de
la flota enemiga y el objetivo está constituido por los buques bajo su resguardo.

Corbett, Groos y la mayoría de los tratadistas relacionan la cobertura con los


asaltos anfibios. “La tarea de las Armadas fue proveer cobertura a la fuerza
contra la interceptación de la flota enemiga. Esa cobertura sería completa si la
protección tuviera máxima prioridad; de lo contrario, sería una cobertura
general. La escolta de los transportes defendería a la fuerza de los ataques
localizados y de poca magnitud. En general, se consideraba esencial mantener
divididas ambas funciones: la flota de cobertura debía conservar su libertad de
acción para realizar acciones navales independientes. El triste destino del
almirante Persano en la batalla de Lissa fue un ejemplo aleccionador de lo que
sucede a quienes olvidan esa regla” (68). Sin embargo, la cobertura no es
exclusiva de fuerzas de tarea anfibia. También se le adopta cuando hay
convoyes de gran relevancia estratégica que resguardar.
233
La cobertura nace por la necesidad de asegurar el control del mar a una
agrupación de buques navegando o desplegados ante una cabeza de playa.
Como la mayor amenaza reside en la flota enemiga, se hace imprescindible
contar con la presencia de la propia Escuadra con el fin de neutralizarla. La
fuerza se estaciona, en relación al objetivo protegido, de modo conveniente
garantizándole su inmunidad ante un circunstancial ataque de la flota contraria.
“A fin de que la Escuadra de cobertura preste protección a los transportes con
sus cañones, hombres y embarcaciones, será conveniente que se sitúe lo más
cerca posible de los mismos; pero, por otra parte, para evitar que el enemigo
pueda sorprender a los transportes con un ataque, es a menudo más
conveniente situar la Escuadra de cobertura en una posición tan avanzada
como sea posible. Hay dos puntos en los cuales puede situarse la Escuadra de
cobertura para tener la mayor seguridad de poder imponer la batalla al
enemigo antes de que pueda atentar contra los transportes; o en la proximidad
inmediata de la base enemiga, o en la de los propios transportes” (69). En
caso de aproximarse a la base enemiga precisa considerar los factores
atinentes al bloqueo. Para una ubicación cercana conviene tener en cuenta el
alcance de las armas y el espacio de maniobra. En dicha resolución se
evalúan, entre otros, los siguientes elementos de juicio:

 Las informaciones sobre la situación de la flota enemiga.


 Los factores de tiempo y espacio.
 Conformación de la fuerza organizada enemiga.

La cobertura no exige un dispositivo rígido. Al contrario, puede adoptar


cualquier forma, en especial en relación a la amenaza. Sin embargo, la fuerza
de cobertura tiene muy restringida su libertad de acción. Su misión le demanda
proteger el convoy y reaccionar mientras la flota enemiga constituye un peligro
para el objetivo protegido. Para facilitarle la labor, por lo común, el
Comandante de la Escuadra de cobertura ejerce el comando táctico del área.

La gravitación estratégica de los transportes reviste tal magnitud que el


enemigo, por lógica, debe intentar su destrucción poniendo en juego su fuerza
naval principal. El procedimiento más promisorio estriba en la ejecución de
una maniobra destinada a evadir la Escuadra de cobertura. El mando
responsable de esta tarea defensiva requiere tener presente dicha posibilidad
con el objeto de prevenir la peligrosa contingencia.

La cobertura de una fuerza de tarea anfibia está gravada con una exigencia
adicional: “Aún después de un desembarco feliz, la misión de la Escuadra
atacante no ha terminado, hasta tanto no hayan sido aseguradas las
comunicaciones para el abastecimiento de las tropas desembarcadas, contra
las posibles agresiones de las fuerzas navales del defensor” (70).

La decisión sobre la cobertura, de ordinario, recae en la Dirección Suprema de


la Guerra. Determina el abandono, por la Fuerza Organizada, de la protección
indirecta al sistema general de comunicaciones y litoral. Pero lo más
234
importante, lleva implícita el designio de afrontar la batalla decisiva, pues el
objetivo protegido, con seguridad, consiste en un poderoso apremio o incentivo
para el enemigo.

Ejemplo Histórico:

II Guerra Mundial. Orden de cobertura recibida por Almirante Halsey.

Una de las resoluciones más controvertidas de la batalla de Leyte fue el


abandono por la IIIa. Flota de los transportes de la VII Flota desplegados en el
golfo de Leyte. El profesor E.B. Potter analizó las directivas recibidas o en
conocimiento del Almirante Halsey quien debía dar cobertura al desembarco
anfibio. Refiriéndose al Plan de Operaciones 8-44 firmado por el Almirante
Nimitz el 27 de septiembre acotó: “Este plan ordenaba a las fuerzas de las
Areas del Océano Pacífico: “Dar cobertura y apoyar a las fuerzas del Pacífico
Suroeste con el propósito de cooperarle en la captura y ocupación de objetivos
en las Filipinas Central”. El ordenaba a la Tercera Flota, esto es, al Almirante
Halsey, “Destruir las fuerzas japonesas navales y aéreas en o amenazando el
área de las Filipinas”.

La orden de “destruir” a las fuerzas enemigas podría ser interpretada como


yendo más allá y en conflicto con la directiva general de cobertura, la cual
simplemente implica prevenir la interferencia del enemigo respecto a las
fuerzas de desembarco. Una disposición separada para la Tercera Flota fue
aún más lejos. “En caso de ofrecerse o crearse una oportunidad para la
destrucción de una parte mayor de la flota enemiga, tal destrucción se
transforma en la tarea principal”. Esta disposición, diferente a las otras del Plan
no estaba identificada ya sea por un número o una letra distintiva, o cual hacía
parecer como haber sido agregada con posterioridad, posiblemente por
oficiales aviadores quines deseaban asegurarse que Halsey se sintiera libre en
realizar lo que había rehusado hacer Spruance en junio último. Aún así, no
canceló la orden de cobertura. Esta no dijo que la destrucción era la única
tarea. En resumen, no autorizaba a Halsey abandonar la cabeza de playa”
(71).

La orden de Halsey, disponiendo dirigir la Tercera Flota hacia el Norte, despertó


serias inquietudes entre sus mandos subordinados. El Almirante Lee le
comunicó su apreciación sobre la calidad de señuelo de la fuerza de Ozawa;
sólo obtuvo un escueto acuse de recibo. “Lee reforzó los argumentos de su
anterior mensaje con otro en el que decía estar seguro de que Kurita venía a
través de los estrechos. El Contraalmirante Bogan, Comandante del Grupo
Operativo 38.2, que incluía al Independence, dio a entender su inquietud
llamando la atención de Halsey sobre la información adicional remitida por el
avión Avenger de exploración nocturna notificando que las luces que señalaban
el tortuoso canal de paso a través del estrecho, normalmente apagadas,
brillaban a plena potencia. El tono impaciente con que se contestó el acuse de
recibo de este mensaje le hizo desistir de su intención de sugerir que se
destacasen su Grupo Operativo y los acorazados de Lee. El Jefe de Estado
Mayor de Mitscher, el comodoro Arleigh Burke, y el oficial de operaciones,
235
Capitán de Fragata Flately, apremiaban a su almirante para que hiciese una
propuesta similar” (72). La errónea resolución de Halsey permitió al Almirante
Kurita quedar en condiciones de destruir a los transportes fondeados en Leyte.

CONFLICTO DE LAS FALKLANDS

El almirante Justiniano hace un interesante comentario de la comprensión


sobre la misión de Cobertura del Comandante de la Fuerza de Tarea británica:
“Esta misión exige a la Fuerza comprometerse hasta la decisión para eliminar
la amenaza que el convoy o los transportes enfrentan. Si la fuerza enemiga no
ha concurrido y, como ocurrió en este conflicto, la amenaza más severa está
constituida por la aviación naval y la de la FAA con misiles, y ella expone la
misión al fracaso, tal como obró el C.F.T., no se debe vacilar en enfrentarla con
decisión, aún con el elevado costo representado por la pérdida de cuatro
valiosas unidades de combate de superficie.

El concepto de cobertura debe ser amplio para enfrentar la amenaza y no


considerar exclusivamente a la Fuerza enemiga, sino a toda amenaza, y en
especial a la más severa que se cernía sobre los transportes, único modo de
cumplir correctamente con la misión de garantizar su seguridad” (73).

6. LA GUERRA DE MINAS

En este capítulo se incluyó el estudio de las minas en sus proyecciones estratégicas.


Estas se han empleado, indistintamente, en el ataque y defensa de las
comunicaciones marítimas. Por sus características no sólo se les utilizaron en la
guerra sino también en crisis tales como Nicaragua y el Golfo Pérsico.

En las últimas guerras del Golfo, Irak usó intensivamente las minas, incluso lanzó
ingenios flotantes de dudosa legalidad. En el primer conflicto, las minas averiaron
con gravedad al crucero misilero CG59 Princeton y al Portahelicópteros LPH 10
Trípoli. El prolongado barrido de minas fue una de las razones para prescindir del
programado asalto anfibio. En la última conflagración, la limpieza de Um Qasar -
único puerto iraquí con acceso al Golfo -impidió por valiosos días- la transferencia del
crucial apoyo logístico a las fuerzas invasoras.

Las minas reciben el calificativo de torpedo inmóvil. Son emplazadas en un lugar del
mar esperando, en forma encubierta, un incauto buque enemigo. Al hacer explosión
bajo la superficie del agua hieren la obra viva de la nave con resultados
devastadores. “Son tácticamente efectivas aún en la ausencia de las embarcaciones
que las han colocado. Por lo tanto, la mina tiene una función estratégica como arma
independiente” (74). Algunos autores afirman que estas armas alteran la geografía.
Su meta reside en dificultar o impedir el pasaje de barcos adversarios por una
determinada zona con propósitos ofensivos o defensivos.

Las minas, en comparación con otras armas, son fáciles y baratas de construir.
Presentan una gran variedad adaptándolas al empleo previsto. Pero, las potencias
236
marítimas muestran renuencia para entregar informaciones actualizadas sobre este
material. Respecto a su utilización es necesario tener en cuenta los siguientes
factores básicos: finalidad ofensiva o defensiva, marcos geográfico e hidrográfico,
profundidad, corrientes, mareas, climatología y presuntos blancos a destruir.

Las plataformas minadoras corresponden a buques de superficie, submarinos y


aeronaves. Los primeros están capacitados para sembrar minas en gran cantidad,
dos o tres centenas en una sola operación, y con gran precisión. El control del mar
ejerce gran influencia respecto al sembrado y barrido de minas. Castex comenta
dicha circunstancia en el transcurso de la Primera Guerra Mundial. “Como los
aliados tenían completa libertad de acción en la superficie del mar, fondeaban sus
minas con precisión, en el lugar deseado y en cantidades enormes. Los alemanes
sólo podían fondear minas con ayuda de los submarinos, furtivamente y en
cantidades reducidas. Los Aliados realizaban sus operaciones de rastreo a voluntad,
casi en todas partes donde deseaban hacerlo. Los alemanes no podían rastrear sino
una franja angosta próxima a sus costas. El bando que posee el dominio de la
superficie del mar es, pues, el que conduce la guerra de minas con la mayor eficacia”
(75).

Las minas, a pesar de su enorme variedad, se pueden clasificar en dos grandes


grupos: de fondo y orinque. La tecnología incrementa en grado significativo la
efectividad de estos artefactos. El ejemplo más expresivo lo constituye la mina
Captor: “Su colocación se efectúa como si se tratara de una mina normal de fondo,
por parte de un buque o de un avión, y consta de un armazón tubular de acero, en
cuyo interior hay un torpedo MK 46, de propulsión térmica con cabeza buscadora de
40 kg. y una velocidad de casi 40 nudos. El arma queda integrada en una cadena
hidrofónica de vigilancia, y cuando un submarino transita dentro del radio de una milla
a partir de la mina, ésta se activa por el ruido de la hélice y libera al torpedo, que se
dirige hacia el objetivo” (76). Donde se centra la creatividad y la imaginación de los
constructores corresponde a los activadores y detonadores. Por medio de la
microcomputación las minas responden a ruidos de hélice pre-grabados, a un
número determinado de tránsitos, a una variación de presión específica y otros
artificios orientados a precisar el blanco y dificultar el barrido. Por lo general, los
dispositivos se combinan para apoyarse de manera mutua.

El minaje defensivo tiene como objeto impedir o dificultar el tránsito de buques


enemigos por un área determinada y bajo control. Los campos minados colaboran,
en forma substancial, a la eficacia de la defensa de costa, en particular frente a
terminales marítimos, aguas interiores y puntos de importancia estratégica del litoral.
Para causar real efecto, el campo minado tiene que estar bajo protección evitando su
barrido. Es necesario dejar canales sinuosos y ocultos destinados a permitir la
navegación propia. Los campos defensivos se siembran con unidades de superficie.

El minaje ofensivo está destinado a la interrupción del tráfico marítimo del adversario.
Contribuye a complementar el bloqueo económico y militar impuesto al contrincante.
Basta diseminar grupos de minas en área de intenso tráfico adversario. Los
submarinos y aeronaves son los minadores preferentes para esta clase de
operaciones.
237

Ejemplos Históricos:

Guerra de Corea. Minaje Defensivo.

“Durante la guerra de Corea (1950-1953), juncos y sampanes comunistas sembraron


un campo mixto de 3.500 minas de orinque-contacto y de fondo-magnéticas para
oponerse al desembarco anfibio de las Naciones Unidas en Wonsan. Estas minas
demoraron efectivamente el desembarco por ocho días mientras las fuerzas de las
Naciones Unidas reunían la información necesaria y concentraban suficientes
barreminas para aclarar los accesos a Wonsan” (76). Al término del barrido, las
tropas surcoreanas avanzando por tierra desde el sur ya habían ocupado el puerto.

Guerra de Vietnam. Minaje Ofensivo.

“Durante la guerra de Vietnam (1965-1973), en la primavera de 1972, las fuerzas


norteamericanas decidieron minar la entrada de Haiphong y otras bahías de Vietnam
del Norte como el método más efectivo para ayudar al sitiado Vietnam del Sur, puesto
que sobre el 85 por ciento del material de guerra importado por los norvietnamitas era
entregado por mar. Los aviones A-6 y A-7 de los portaaviones lanzaron alrededor de
8.000 minas del tipo de influencia, y el efecto de este bloqueo fue casi inmediato:
mientras 29 buques eran detenidos sólo en Haiphong, ninguna otra nave de cualquier
tamaño arribó o zarpó de las bahías en los próximos diez meses” (77).

7. COMENTARIO FINAL

El transporte de la carga, el ataque y defensa de las comunicaciones marítimas no


constituyen actividades independientes. Al contrario, están tan entrelazadas que se
hace imposible separarlas. Lo único factible consiste en darle énfasis al ataque o
defensa. Para las naciones marítimas mantener expedito su intercambio por mar
significa supervivencia. En consecuencia, prima la protección. Esta circunstancia, en
extremo relevante, requiere reflejarse en la composición y empleo del poder naval.
Gran Bretaña y Japón, son ejemplos nítidos del olvido de dicha necesidad.

El ejercicio del control del mar corresponde al eslabón de unión entre la guerra
oceánica y la total. El alcance económico de las líneas de comunicaciones marítimas
repercute con intensidad en el campo interno, con mucho mayor vigor en los países
de condición geográfica insular.

Las líneas de comunicaciones marítimas no se cortan pues carecen de expresión


física. Se destruyen o protegen buques reales, junto con sus cargas y dotaciones.
Este hecho no puede olvidarse, su omisión conduce a trágicos errores. El
cargamento tiene tanto valor, algunas veces crítico, para la suerte del conflicto que
los beligerantes no vacilan en correr el riesgo de transferirla a través de mares no
dominados. La responsabilidad de la Armada, ineludible e intransferible, reside en
evitar o asegurar su arribo al puerto de destino. La historia señala una y otra vez que
238
los buques continúan navegando a pesar de la acción submarina y aérea. La unidad
de superficie es la única capaz de detenerlos o protegerlos con eficacia integral.

Los términos de protección directa -ofensiva o defensiva-, incluyendo la escolta, la


protección indirecta y la cobertura son útiles elementos de juicio, pero no amarran en
absoluto al conductor. En particular cuando se pretende otorgarle seguridad a un
convoy o a un sólo buque con carga vital. La teoría no impone rigideces sino ayuda a
mejor resolver.

Las operaciones de ejercicio gozan de permanente actualidad durante la paz, pues


se realizan con bastante frecuencia en calidad de “Operaciones de No Guerra”. Las
Naciones Unidas aplican el bloqueo económico general o selectivo como instrumento
de coerción o punitivo contra gobiernos reacios a cumplir sus resoluciones. La
sanción “Petróleo por Alimentos” sufrido por Irak es un ejemplo característico.
Asimismo, los Estados envían constantemente sus fuerzas aeronavales a patrullar
las “Zonas Económicas Exclusivas”, dando caza a los depredadores no autorizados.
Asimismo, buques auxiliares y embarcaciones de policía marítima recorren las aguas
jurisdiccionales para dar seguridad a la navegación y combatir el contrabando,
narcotráfico, inmigración ilegal, contaminación, etc..

En los dos conflictos del Golfo, Estados Unidos y sus aliados consiguieron el triunfo
gracias al transporte marítimo de carácter estratégico. Los buques mercantes y
auxiliares realizaron en forma oportuna y sin contratiempos la concentración,
despliegue, refuerzos y redespliegue de los multidinarios Ejércitos Expedicionarios
desde sus bases metropolitanas. Por lo general, las naves acarrearon el material,
mientras las aeronaves el personal.

A pesar de parecer reiterativo, es preciso señalar una vez más la relevancia del
transporte por mar en la suerte de los conflictos entre países con acceso a los
océanos. Tiene tal importancia que recibe, con toda razón, el calificativo de
estratégico. Algunos teóricos proponen establecer un área de misión con la citada
denominación. Pero, no se debe olvidar la razón de ser de dichas áreas. Ellas
constituyen el faro orientador de la Armada para crear, desarrollar y mantener fuerzas
navales acorde a los objetivos nacionales y estratégicos vigentes. En lenguaje más
directo, constituyen el instrumento destinado a guiar las inversiones de los fondos
presupuestarios institucionales, siempre escasos respecto a las necesidades por
satisfacer. El transporte estratégico lo realizan buques comerciales, con excepción
de las tropas de asalto anfibio embarcados en unidades con diseños específicos.
3
CAPITULO OCHO
ANEXO “A”
ESQUEMA DE LAS OPERACIONES DE EJERCICIO DEL CONTROL DEL MAR
OBJETO OBJETIVO PARTICIPANTES ACTIVIDAD METODO OTROS ANTECEDENTES

CONCENTRACION

DESPLIEGUE

REFUERZO
MILITAR
RESERVA ESTRATEGICA

REALIZAR EL FUERZA ANFIBIA


TRANSPORTE EVACUACION

APOYO
MANTENIMIENTO
RETORNO

BUQUES MERC. ULTRAMAR


ECONOMICO
CABOTAJE

OTROS MEDIOS AERONAVE

CORSO SUBMARINO

FUERZA ORG. UNIDADES DE SUPERFICIE


ATACAR EL
TRANSPORTE BLOQUEO FUERZA ORGANIZ. Y OTROS
ECONOMICO MEDIOS

TERM. MARIT. APREMIO


MANIOBRA
INCENTIVO

ASTILLEROS PATRULLAJE

OFENSIVA CAZA DE CORSARIO

BASES ATAQUE BASE

EFECTUAR PROTECCION ARMAMENTO


EL DIRECTA BUQUE
BUQUES
TRANSPOR DE RUTA PATRULLADA
TE POR TRANSPOR DEFENSIVA
DEFENDER EL RUTA EVASIVA
MAR O TE TRANSPORTE
NEGAR EL
CONVOY
TRANSPOR
TE POR FUERZA ORGANIZADA.
MAR PROTECCION PERMANENTE.
INDIRECTA
GENERAL. ESTRATEGICA.
FUERZA ORGANIZADA.
COBERTURA EVENTUAL.
PUNTUAL. ESTRATEGICA.
4

CAPITULO OCHO
EJERCICIO DEL CONTROL DEL MAR

REFERENCIAS

(1) Julian S. Corbett. Algunos Principios de Estrategia Marítima. Valparaíso. Imprenta de


la Academia de Guerra Naval. 2000. p.171.

(2) Otto Groos. La Doctrina de la Guerra Marítima. Valparaíso. Imprenta de la Armada.


1954. p.157.

(3) Torwill. Apuntes de Estrategia Marítima. Valparaíso. Revista de Marina Julio - Agosto.
1973. p.518.

(4) Almirante Raoul Castex. Teorías Estratégicas. Buenos Aires. Escuela de Guerra
Naval. 1938 - 1942. Tomo IV. p.239.

(5) Herve Coutau - Bégarie. El poder marítimo. Castex y la Estrategia Naval. Buenos
Aires. Instituto de Publicaciones Navales. 1998. p.147.

(6) J. R. Hill. Estrategia Marítima para Potencias Medianas. Buenos Aires. Instituto de
Publicaciones Navales. 1990. p.90.

(7) Geoffrey Till. Estrategia Marítima y la Era Nuclear. Buenos Aires. Instituto de
Publicaciones Navales. 1988. p.179.

(8) Castex. op. cit. Tomo IV. p.361.

(9) Corbett. op cit. p.68.

(10) Castex. op. cit. Tomo IV. p.362.

(11) Till. op. cit. p.179.

(12) Castex. op. cit. Tomo IV. p.346.

(13) Vicealmirante Luis Uribe Orrego. Nuestra Marina Militar. 1810 -


1826. Valparaíso. Imprenta de la Armada. 1910. p.59.

(14) General de Brigada Vicent J. Espósito. Breve Historia de la Primera


Guerra Mundial. México. Editorial Diana. 1966. p.281.

(15) Castex. op. cit. Tomo I. p.123.

(16) Captain S. W. Roskill. White Ensing. The British Navy at War, 1939
- 1945. Annapolis. United States Naval Institute. 1966. p.442.
5

(17) Castex. op. cit. Tomo IV. p.336.

(18) Almirante Erich Raeder. Mi Vida. Barcelona. Luis de Carolt. 1965.


p.272.

(19) Contraalmirante Raymond de Belot. La Guerra Aeronaval en el


Atlántico. Madrid. Editorial Naval. 1982. p.22.

(20) Castex. op. cit. Tomo IV. p.355.

(21) Corbett. op. cit. p.191.

(22) Coutau - Bégarie. op. cit. p.128.

(23) General J. F. C. Fuller. La Dirección de la Guerra. Barcelona. Luis


de Coralt 1965. p.159.

(24) Raeder. op. cit. p.323.

(25) Raeder. op. cit. p.400.

(26) Raeder. op. cit. p.339.

(27) Roskill. op. cit. p.34.

(28) Geoffrey Till. Modern Sea Power. London. Brassey’s Defense


Publishers. 1987. p.149.

(29) Cajus Bekker. Lucha y Muerte de la Marina de Guerra Alemana.


Barcelona. 1959. p.109.

(30) Geoffrey Bennett. Battle of the River Plate. Annapolis, Md. Naval
Institute Press. 1974. p.66.

(31) Almirante S. Gorshkov. Las Fuerzas Navales. Progreso. Moscú.


1980. p.140.

(32) La Marina. Historia de Trafalgar a Nuestros Días. Barcelona.


Editorial Delta. 1984. Vol. 5. p.1079.

(33) Hill. op. cit. p.187.

(34) Bernard Brodie. Guía de Estrategia Naval. Valparaíso. Imprenta de


la Armada. 1953.

(35) Castex. op. cit. Tomo I. p.355.


6
(36) Almirante Karl Doenitz. Diez Años y Veinte Días. Barcelona. Luis
de Caralt. 1965. p.31.

(37) Doenitz. op. cit. p.32.


(38) Castex. op. cit. Tomo IV. p.368.

(39) Coutau - Bégarie. op. cit. p.143.

(40) La Marina. op. cit. Vol.5. p.1069.

(41) Coutau - Bégarie. op. cit. p.141.

(42) Gorshkov. op. cit. p.138.

(43) Vicealmirante H. Justiniano. Estrategia Naval. Comentarios.


Valparaíso. Academia de Guerra Naval. 1987. p.144.

(44) Castex. op. cit. Tomo I. p.454.

(45) Brodie. op. cit. p.49.

(46) Castex. op. cit. Tomo I. p.408.

(47) Commander Marc Antonio Bradadin. The Italian Navy in World Warr
II. Annapolis, Maryland. Naval Institute. 1957. p.9.

(48) Doenitz. op. cit. p.136.

(49) Max Hastings and Simon Jenkins. The Battle for the Falklands.
London. Norton and C°. 1983. p.204.

(50) Castex. op. cit. Tomo I. p.358.

(51) Till. Modern Sea Power. p.147.

(52) Brodie. op. cit. p.133.

(53) Captain S. Roskill. The War at Sea. 1939 - 1945. London. H. M.


Stationary Office. 1954. Vol. I. p.92.

(54) Capitán de Navío Donald MacIntyre. La Batalla del Atlántico.


México. Herrero. 1962. p.13.

(55) Till. Estrategia Marítima y la Era Nuclear. p.180.

(56) S. W. Roskill. La Estrategia del Poder Naval. “Su Desarrollo y


Aplicación“. Temas Seleccionados. Junio 1985. Academia de Guerra Naval. p.169.
7
(57) Luis de la Sierra. El Mar en la Gran Guerra. Barcelona. Ed.
Juventud. 1984. p.310.

(58) La Marina. op. cit. Vol. 4. p.758.

(59) S. W. Roskill. White Ensign. p.41.


(60) Enciclopedia de la Guerra en el Mar. Madrid. San Martín. 1986.
p.126.

(61) Brodie. op. cit. p.154.

(62) Castex. op. cit. Tomo I. p.238.

(63) Till. Estrategia Marítima y la Era Nuclear. p.141.

(64) Herbert Rosinski. The Development of Naval Thought. Newport,


Rhode Island. New Naval College Press. 1977. p.12.

(65) Brodie. op. cit. p.131.

(66) Castex. op. cit. Tomo IV. p.166.

(67) Brodie. op. cit. p.108.

(68) Till. Estrategia Marítima y la Era Nuclear. p.164.

(69) Groos. op. cit. p.239.

(70) Groos. op. cit. p.241.

(71) E. B. Potter. Nimitz. Annapolis, Maryland. Naval Institute Press.


p.325.

(72) Donald MacIntyre. Golfo de Leyte. Una Armada en el Pacífico.


Madrid. San Martín. 1971. p.77.

(73) Justiniano. op. cit. p.220.

(74) Brodie. op. cit. p.84.

(75) Castex. op. cit. Tomo I. p.373.

(76) La Marina. op. cit. Vol. 6. p.1382.

(77) Maurice Griffiths. The Hidden Menace. Greenwich Conway


Maritime Press. 1981. p.47.

(78) Griffiths. op. cit. p.47.


8
TRATADO SEGUNDO
TEORIA DE LAS OPERACIONES NAVALES

CAPITULO NUEVE

OPERACIONES DE PROYECCION Y LA DEFENSA DEL LITORAL

8. SINTESIS HISTORICA

La acción del mar contra la tierra nació antes que la reacción de la tierra contra el
mar. En los albores de la humanidad, los primeros pueblos navegantes realizaron
incursiones dedicadas al pillaje, cuyas víctimas fueron las sedentarias y
desamparadas naciones ribereñas. Más adelante, los hombres de los mares
transformaron las naves en plataformas de transporte para los ejércitos. “La potencia
Naval ha tenido una influencia decisiva en la guerra desde tiempos muy antiguos. En
sus guerras contra los persas, los atenienses comprendieron que no podían batir al
enemigo en tanto que la flota persa pudiera transportar hombres y pertrechos a
través del mar Egeo para desembarcarlas a voluntad a lo largo de la costa griega.
Realizando un esfuerzo supremo, Atenas construyó su fuerza naval y derrotó a los
persas en la batalla marítima de Salamina, en el año 480 a. de JC. Un año después,
concluía la campaña persa. Y Grecia dominó en el Mediterráneo oriental, disfrutando
una era de prosperidad comercial y produciendo una gran civilización” (1).
Tucídides relató el prolongado conflicto entre un Estado Marítimo, Atenas, y uno
continental, Esparta; en su transcurso se efectuaron incontables operaciones contra
la costa del adversario. Lo mismo aconteció en las guerras Púnicas, Roma doblegó a
Cartago cuando desembarcó sus legiones en el litoral africano en las proximidades
de la capital enemiga. En tiempos más modernos, creáronse las flotas y la lucha por
la hegemonía se convirtió en global. “Durante las numerosas guerra del siglo XVIII la
ocupación favorita de Inglaterra fue despojar a sus enemigos de colonias, que
conservaba para sí o que utilizaba para cambiarlas durante la paz para disminuir las
pérdidas de su propio territorio o de sus aliados en el continente europeo.
Inglaterra, pudo hacer esto no sólo con ejércitos pequeños sino con escuadras
pequeñas, ya que la parte más considerable de su Marina, al bloquear los puertos
enemigos, defendía al mismo tiempo las costas inglesas e impedía al enemigo a que
despachase refuerzos a sus posesiones de ultramar. Esto explica como Inglaterra,
que siempre fue un país pequeño, con ejércitos débiles, llegó hacerse, a expensas de
las grandes potencias militares enemigas, de un imperio que contiene muchas de las
regiones más codiciadas de la tierra” (2).
En la violenta y permanente dialéctica entre el mar y la tierra, siempre el primero
ataca y la segunda resiste, el éxito fluctúa en pro de uno u otro según la evolución de
la tecnología. En ciertas épocas se inclina favoreciendo el empuje de los hombres
del mar y en otras ocasiones beneficia a los defensores de las riberas. Este vaivén
produce serias exageraciones y desviaciones de criterio, en ambos sentidos. Castex
cita a su compatriota Ramatuelle como un ejemplo de la deformación conceptual
vigente en la marina francesa del siglo XVIII, obsesionada por la conquista de
territorios: “La marina francesa ha preferido siempre la gloria de asegurar o de
9
conservar una conquista a la más brillante quizá, pero menos real en cuanto a sus
efectos, de apoderarse de algunos navíos” (3). El citado exceso es aún más nocivo
al despreciar, incluso, la gravitación de la fuerza organizada en el destino de la guerra
marítima.
En el otro extremo, se ubicó el pensamiento estratégico después de la Primera
Guerra Mundial. Con el desastre de Gallipolli aún fresco en la memoria, geopolíticos
y militares se apresuraron a pronosticar el término de la influencia del poder naval en
las guerras. El mar había perdido su facultad de penetrar por la fuerza en el territorio
adversario e intervenir así, de modo directo, en la suerte de los conflictos. Para
sostener su audaz juicio, los profetas del poder terrestre se basaron en la eficiencia
alcanzada por el transporte ferroviario y carretero para concentrar tropas en el lugar
amagado desde el océano. Además, el avión, torpedo, submarino y mina
imposibilitarían a las fuerzas navales aproximarse a las costas. Por fin, los
continentes se habían impuesto al mar, quedando inmunes a su accionar. Mahan y
sus seguidores deberían ser olvidados y sus obras relegadas a los archivos
históricos. Los irreflexivos augures omitieron sopesar los errores incurridos por los
conductores del infausto asalto contra los estrechos turcos y también la flexibilidad
del poder naval para incorporar a su inventario las modernas armas proporcionadas
por la tecnología. Las Marinas de Estados Unidos y Japón desoyeron a los
pregoneros terrestres y prosiguieron perfeccionando las técnicas anfibias,
aglutinando las potencialidades ofrecidas por el mar y la tierra para golpear con vigor
el corazón del enemigo.
La Segunda Guerra Mundial disipó las falaces predicciones de los teóricos
continentales. Las supuestas impenetrables murallas costeras se desmoronaron
impotentes ante la belicosa marea surgente del horizonte oceánico. La ofensiva
japonesa asombró al mundo por su rapidez y amplitud. Todo un cuadrante del
inmenso Pacífico cayó bajo el dominio del Sol Naciente. Pero, pronto las potencias
marítimas más grandes del planeta se recobraron de sus quebrantos. “La entrada en
la lucha de los americanos invirtió la relación de fuerzas y permitió a los aliados
lanzar operaciones combinadas de magnitud muy grande, inicialmente sobre los
flancos, en Africa del Norte (operación Torch, 8 de noviembre de 1942), luego en
Sicilia (operación Husky, 10 de julio de 1943) y en Italia (operación Avalanche, 3 de
septiembre de 1943), antes de realizar el retorno decisivo con los desembarcos de
Normandía (operación Overlord, 6 de junio de 1944) y de Provenza (operación Anvil -
Dragon, 15 de agosto de 1944). La misma estrategia fue aplicada en el Pacífico,
donde los americanos saltaron de isla en isla, de Guadalcanal a las Filipinas” (4).
El arma nuclear renovó las dudas sobre la capacidad de la Armada para atacar el
territorio rival. En Estados Unidos las vacilaciones se esfumaron con la Guerra de
Corea y el exitoso desembarco anfibio en Inchon el 15 de septiembre de 1950. Los
dirigentes soviéticos, con su acendrado criterio continental, demoraron más en
resolver los titubeos. Khruschev calificaba a los buques como verdaderos ataúdes
flotantes y en relación a ellos afirmó: “Han caído en la obsolescencia en la
conducción de las guerras en condiciones modernas porque todos los medios de
superficie ahora son vulnerables desde el aire como de la costa y pueden ser
destruidos por el enemigo a gran distancia” (5). La crisis de Cuba descorrió el velo
de los ojos del dictador comunista pero también colaboró a su caída.
10
El Almirante S. Gorshkov aprovechó la coyuntura para iniciar la construcción del
poder naval ruso a una escala impresionante. Asimismo, fue el creador del término
“Armada contra la Costa”. La justificó con sólidos argumentos y concluyó: “En las
condiciones actuales, las formas y métodos de empleo de las fuerzas directamente
relacionadas con las operaciones contra la costa ejercerán una creciente influencia
en todas las esferas de la confrontación de las fuerzas de las Armadas. Tales
acciones de la marina, al adquirir ahora significado estratégico, prevalecen sobre
todas las demás, incluidas las dirigidas a la conquista del domino del mar. Y si antes,
la parte fundamental de los esfuerzos de la Marina se orientaba contra la Armada del
adversario, ahora, el objetivo principal de la marina consiste en asegurar el
cumplimiento de todas las misiones relacionadas con las operaciones contra los
objetivos terrestres del enemigo y con la defensa del territorio frente a los ataques de
las flotas adversarias” (6). Claro que esta afirmación se encontraba muy influenciada
por la capacidad de bombardeo nuclear de las fuerzas navales norteamericanas.

La doctrina estratégica de la Armada de Estados Unidos gira en torno a las


operaciones de proyección desde 1987, año de publicación del documento. “...From
the Sea”. En su fundamentación asevera: “Nuestra estrategia ha cambiado desde el
foco de una amenaza global a una de desafíos regionales y puntuales” (7). Esta
afirmación nace del convencimiento que con el colapso de la flota Roja ya no existe
poder naval alguno capaz de disputarle los océanos. En consecuencia, amparado
en ese dominio irrefutable, sólo le preocupa enfrentar retos locales y espera
resolverlos mediante la proyección de su poder a través del mar.

En los últimos conflictos, en los cuales participó Estados Unidos, se aplicó


variaciones de esa doctrina provocando el éxito. Los pilares de la victoria de
Tormenta del Desierto, Kosovo, Afganistán e Irak se asentaron en los grupos de
portaaviones. Las fuerzas de tarea se desplegaron frente a países casi o
mediterráneos para atacarlos con la aviación embarcada. Asimismo, se contó con el
apoyo del transporte estratégico por mar en el sostenimiento de los ejércitos
expedicionarios. En relación a Afganistán, “el 80% de los ataques aeronavales se
desarrollaron sobre blancos cuya posición era desconocida al momento del despegue
de las dotaciones de los aviones de ataque desde los portaaviones, basándose para
el lanzamiento del armamento en sensores conectados en red y comunicaciones
conjuntas para actuar con rapidez sobre blancos de oportunidad” (8). El mando naval
norteamericano ha dado una alta prioridad a las operaciones de proyección, en
particular a la integración de las fuerzas de aire, mar y tierra en empresas conjuntas.

9. ALCANCES DE LAS OPERACIONES DE PROYECCION

La proyección y la realización del transporte por mar componen los dos modos de
explotar los océanos para fines políticos, económicos, sociales y estratégicos durante
un conflicto. Tal vez, la proyección constituye el camino más contundente y eficaz
ofrecido por la estrategia marítima para el éxito de una empresa bélica. Su mayor
efecto se alcanza cuando integra un esfuerzo conjunto mar, aire y tierra con la meta
de materializar una invasión.
11
Existía cierta multiplicidad de expresiones y definiciones relativas a las operaciones
ofensivas desde el mar a tierra, a pesar de ser una de las dos formas de explotar el
control del mar. Hasta que apareció el término “Proyección del Poder”. Nació a
principios de 1974, cuando el Almirante Stanfield Turner ordenó y sistematizó las
áreas de misiones a cumplir por las fuerzas navales de su país. Se refirió a la
“Proyección” como el: “Impacto de las fuerzas navales sobre las fuerzas terrestres”
(9). El vocablo englobó la acción del poder militar de una nación sobre el territorio
adversario por medios del poder naval en sus diferentes manifestaciones. Pronto, el
original concepto se generalizó en el léxico de la estrategia marítima. Diversas
Armadas lo adaptaron a sus particulares necesidades y realidades. Por ejemplo, la
Unión Soviética adoptó el término “Armada contra la Costa”.

Por lo general, la proyección abarcó las operaciones anfibias, bombardeo naval y


acción táctica aeronaval. Y, como afirmó G. Till: “Las operaciones contra la costa
abarcaron generalmente desde invasiones importantes para conquista de territorios,
en un extremo de la escala, hasta incursiones menores de hostigamiento y
bombardeo naval, en el otro. Varían considerablemente según su propósito, esfuerzo
y efecto en el desarrollo de la guerra” (10).

La proyección del poder naval sobre la tierra puso en justo relieve uno de los roles
principales de las fuerzas navales en el desenlace de la mayoría de las guerras de
índole marítima. Sin su concurso habría sido imposible la victoria. Una vez
conquistado el control del mar, la potencia marítima victoriosa estuvo facultada para
explotarlo con su máximo efecto. Pudo trasladar toda la potencia ofensiva de la
nación, o coalición, a la costa enemiga. Así permitió a los ejércitos de tierra y del aire
operar contra el núcleo de resistencia en el territorio del contrincante hasta destruirlo.
El poder naval, y no otro, hizo posible el triunfo de los aliados en las dos guerras
mundiales, de la India sobre Pakistán, de los británicos en las Falklands y de Estados
Unidos en el Golfo.

En el caso nacional, todos los conflictos donde el país se vio involucrado, primero se
decidieron en el mar. Castex se refirió a la Guerra del Pacífico comentando la
influencia del combate de Angamos: “Sólo desde ese momento los chilenos pudieron
impulsar enérgicamente la guerra terrestre, intensificando la acción de su ejército con
desembarcos y operaciones combinadas. En noviembre de 1879, un cuerpo
expedicionario embarcado en Antofagasta y transportado por mar se apodera de
Pisagua e Iquique. En febrero de 1880, parten de Pisagua los chilenos y se
apoderaron de Pacocha. Desde abril hasta diciembre de 1880 mantienen el bloqueo
del Callao. En junio de 1880, la escuadra chilena coopera en la toma de Arica; más
tarde en noviembre y diciembre del mismo año, el ejército chileno es embarcado en
esta ciudad en dos secciones para ser transportado a Paracas y Curayaco, para su
marcha final sobre Lima, donde entra después de las victorias de Chorrillos y
Miraflores. Este ejército jamás hubiera podido salvar la enorme distancia que lo
separaba de su objetivo, sin el apoyo de la marina que lo transportaba, debido a las
grandes dificultades que ofrecía la marcha en un terreno extraordinariamente difícil.
Y por otra parte, si el Perú hubiera conservado la superioridad en el mar, la ofensiva
chilena habría sido detenida en su comienzo” (11).
12
Las operaciones de proyección, por esencia ofensivas, siempre han causado
impactos morales extraordinarios y discordantes con los daños producidos. En la
Primera Guerra Mundial, los ineficaces bombardeos realizados por los cruceros de
batalla germanos contra la costa británica conmovieron a la opinión pública del país y
obligaron a un redespliegue de la Gran Flota perjudicando su mando y control. En la
Segunda Guerra, el bombardeo de B-25 provenientes de una fuerza de portaaviones
estadounidenses trastornó al alto mando japonés y fue el argumento decisivo para
aprobar la conquista de Midway, una operación sin metas bien definidas.

10. OBJETO Y OBJETIVOS DE LA PROYECCION

10.1. INTRODUCCION

Los objetivos que interesan a las operaciones de proyección están situados en


territorio enemigo y son de carácter geográfico. Sin embargo, sólo uno
-la posición- corresponde a la estrategia marítima y los restantes a las
interferencias. En otro aspecto, las operaciones de proyección se materializan
a través de ofensivas estratégicas y tácticas. Las primeras, destinadas a
ocupar una área geográfica y permanecer en ella se llevan a cabo mediante
operaciones anfibias o costa a costa. Las incursiones anfibias, bombardeos
navales y acciones tácticas aeronavales consisten, cualquiera sea su efecto, en
ofensivas tácticas, pues pretenden atacar y luego regresar a su base. Con
estos antecedentes en mente, es posible abordar la determinación de los
objetos y objetivos de las operaciones de proyección.

10.2. OBJETO Y OBJETIVOS CONEXOS CON LA GUERRA EN EL MAR E


INTERFERENCIAS

El único factor geográfico atinente a la estrategia marítima radica en la


posición. Si no se cuenta con ella o es muy defectuosa se necesita mejorarla o
conquistarla a fin de hacer gravitar el poder naval propio. Su usufructo permite
quedar en condiciones favorables para controlar las comunicaciones marítimas,
destruir o desgastar la fuerza organizada contraria y atacar su territorio. Con el
objeto de conquistar o mejorar la posición se requiere, por lo común, realizar
una ofensiva estratégica consistente en una operación anfibia. Su objetivo, por
lógica, lo constituye la posición estratégica adversaria o un componente de
ésta. Si el objeto se limita a neutralizar o negar el uso de la posición al
enemigo, se ejecutan ofensivas tácticas correspondientes a incursiones
anfibias, sabotajes, bombardeos navales y operaciones aeronavales tácticas.

En relación al territorio, también se distinguen dos categorías de objeto. El más


ambicioso se traduce en la obtención de una cabeza de playa destinada a ser
el punto de partida para una campaña aeroterrestre u ocupar, de manera
permanente, un área geográfica por causa de su valor político, militar,
económico, moral, etc. En consecuencia, ello obliga a la realización de una
ofensiva estratégica materializada por una operación anfibia o, en su defecto,
una operación costa a costa. Pero si el objeto se reduce a la destrucción u
13
ocasionar daños a instalaciones civiles y fuerzas militares, sin importar su
magnitud, su logro se alcanza mediante ofensivas tácticas contra los objetivos
seleccionados. Dichas ofensivas se traducen en incursiones anfibias,
sabotajes, bombardeos navales y operaciones aeronavales tácticas.

En los próximos párrafos se analizan las operaciones de proyección y sus


métodos para llevarlas a cabo. El análisis se realiza en el siguiente orden:

 Operaciones anfibias.
 Bombardeo naval.
 Operaciones aeronavales tácticas.

11. OPERACIONES ANFIBIAS

11.1. CONCEPTOS GENERALES

Existe una voluminosa literatura sobre la materia, en particular detalles sobre


sus aspectos técnicos. Por consiguiente, sólo se pretende resumir el tema a lo
más esencial en lo estratégico y teórico.

El Almirante Justiniano especifica: “Las Operaciones Anfibias y las Operaciones


de las Fuerzas de Infantería de Marina en general, han estado situadas en un
marco ofensivo, básicamente fundamentado en el factor geográfico dentro del
concepto de lo que conocemos como proyección del Poder Militar contra el
territorio adversario por intermedio del Poder Naval” (12). La operación anfibia
es, en la práctica el sinónimo de la ofensiva estratégica realizada por el poder
naval.

En las operaciones anfibias se amalgaman las potencias ofensivas del mar, la


tierra y el aire con efectos multiplicadores. La gran movilidad de las fuerzas
navales sumada al poder de un ejército embarcado atemoriza el enemigo en
forma desproporcionada a los medios comprometidos. Lo obliga a desplegar
tropas en todas partes ante una amenaza tan flexible y dislocante. Hitler, al
igual que Napoleón, desperdiga a sus soldados en el Viejo Continente con
consecuencias desastrosas. “A comienzos de junio de 1944 y antes que
hubiese tenido lugar cualquier otro desembarco aliado, únicamente el 55% (165
divisiones) del ejército alemán permanecía en el frente oriental combatiendo
contra los rusos, mientras que cerca del 45% (133 divisiones) habían sido
llevadas hacia el oeste y el sur en previsión de la amenaza que significaba una
invasión anglo-americana”. El autor, Liddell Hart, describe la distribución de las
fuerzas y concluye: “Este total de 83 divisiones substraídas del frente de lucha
respondía a la necesidad de poder enfrentar con éxito a la ya naciente sombra
de una posible operación anfibia realizada por los aliados occidentales, ya que
la actividad de los partisanos era sólo de envergadura en Yugoslavia. Tan
vasta distracción de efectivos, aproximadamente el 30% del total de los
recursos alemanes, fue un tremendo testimonio al efecto de la flexibilidad
anfibia” (13).
14

Las operaciones anfibias están en íntima relación con el control del mar
-entendido en sus tres dimensiones- y las operaciones tendientes a su
conquista. Si el objetivo estratégico elegido reviste un significado trascendente
para el curso de la guerra, el enemigo no tiene otra alternativa sino reaccionar
con el máximo vigor a fin de desbaratarla. En tal sentido, el primer órgano de
maniobra comprometido es la fuerza naval organizada. En dicha participación
se encuentra implícita la decisión del control del mar. Es decir, la batalla. “Aún
cuando siempre han existido excepciones, como la invasión alemana de
Noruega en 1940, las Armadas al conducir operaciones anfibias en gran escala,
por lo general, han tratado de ganar primero un alto grado de control del mar.
La capacidad de usar el mar como medio de proyectar el poder de tierra, por
tanto, es generalmente considerado como uno de los principales beneficios al
gozar del control del mar” (14). Al menos, si aún no se conquista el control del
mar por medio de la batalla o el bloqueo, se debe contar con un control local
adecuado y tomar las medias para enfrentar la flota enemiga si ella intenta
interponerse. “Puede asegurarse sin exageración que la mayoría de los
choques de combate entre grandes fuerzas de las marinas contendientes en
esta guerra pertenecen precisamente a esta dirección. Así fue como los
combates en la isla de Midway, en el mar de la Filipinas y en le región de las
islas Wake, Rabaul y Moresby y otros fueron parte integrante de las
operaciones de desembarco en el Océano Pacífico” (15).

Conviene tener presente que la fuerza organizada responsable sobre la


seguridad de la operación anfibia está con la iniciativa y libertad de acción
coartadas con severidad. El objeto de la misión de cobertura reside en la
protección de los transportes de la fuerza de desembarco, a los cuales no tiene
excusas para abandonarlos a su suerte. Por lo demás, la operación se ejecuta
con programas y plazos, definidos con cierta rigidez. Lo anterior es, entre otras
causas, para evitar cualquier demora; pues las pausas otorgan al contrincante
un tiempo precioso para concentrar fuerzas terrestre y aéreas en el lugar del
asalto, cuya ubicación se perfila a cada momento con mayor nitidez. Aún
cuando el nivel generador de la operación goza de la iniciativa y libertad acción:
“El Comandante en Jefe de la Armada que concibe la maniobra estratégica de
la Armada y el Comandante en Jefe de la Fuerza de Cobertura, por el contrario,
se ven privados en alto grado de libertad de acción en la maniobra debido a la
naturaleza esencialmente defensiva de la protección (cobertura) requerida por
la Fuerza de Tarea Anfibia y en consecuencia, de la iniciativa estratégica pues
quedan supeditados, en cierto grado, a la Fuerza de Superficie y al
Comandante en Jefe de la Armada adversario. Lo mismo ocurre respecto a la
batalla decisiva, cuyo momento y lugar pueden ser escogidos por la Fuerza de
Superficie atacante” (16). Este elemento de juicio cobra especial relevancia al
procurar utilizar una operación anfibia en calidad de apremio o incentivo con
miras de provocar la batalla naval. Cabe recordar el dilema impuesto al
Almirante Nagumo en Midway.
15

La operación anfibia, de cualquier magnitud y propósito, corresponde a una


operación naval. En consecuencia, a la Armada le compete, al menos, el
mando y control de la Fuerza de Tarea durante el tránsito desde los terminales
de embarque hasta la playa del asalto. También en esa fase, recae bajo el
mando naval a flote la seguridad del Ejército Expedicionario si lo hay.

La mayor exigencia impuesta por los asaltos anfibios lo representa su singular


planificación, coordinación y ejecución. A medida que aumenta la magnitud de
las metas, con el consiguiente incremento de los medios, crecen las demandas
de cooperación y unidad de la guerra de las instituciones participantes. La
obscura alternativa consiste en el fracaso de la empresa tarde o temprano.
También conviene considerar la sorpresa, uno de los pilares fundamentales
para el éxito de los asaltos anfibios, pues a más largo período de preparación
disminuyen las posibilidades de mantener ajeno al enemigo de las propias
intenciones.

Ejemplo Histórico:

Primera Guerra Mundial. Gallipolli.

El intento de captura de los Dardanelos fue un fracaso desde su improvisada


gestación: sin medios, objetivos, mando ni oportunidad adecuados. Además,
se hizo presente la falta de unidad de la guerra. “Puede afirmarse con toda
seguridad que durante la guerra no hubo ninguna otra campaña tan mal dirigida
por los ingleses. Cada uno de los desembarcos dio una buena oportunidad
para abrir el paso de los Dardanelos, pero cada oportunidad fue desperdiciada”
(17).

11.2. ELEMENTOS DE UNA OPERACION ANFIBIA

Una operación de proyección, aún cuando consista en una demostración,


ejerce importantes efectos sobre el enemigo. Sin embargo, alcanza su mayor
expresión estratégica al constituir una acción destinada a conquistar suelo
adversario. En este caso, la fuerza de tarea anfibia consta de los siguientes
elementos:

 Fuerza de Desembarco.
 Transportes.
 Escolta.
 Fuerza de Cobertura.

Sobre el tema Otto Groos escribe: “Una expedición de tropas por vía marítima,
es algo más complejo; no se limita a los elementos constitutivos de los
convoyes escoltados, sino que consiste en un conjunto más complicado y
heterogéneo, en el que participan cuatro elementos diferentes: 1° Las tropas;
2° La flota de transporte y la flotilla de desembarco (compuesta de
16
remolcadores y lanchones, que se llevan a bordo o acompañan a la flota); 3°
Una Escuadra de escolta para la protección directa de los transportes, a la cual
pertenecen también, entre otras cosas, flotillas para defensa contra los
submarinos, aviones y minas y para la protección inmediata de las primeras
fuerzas desembarcadas; 4° Una Escuadra de cobertura, que tácticamente del
todo separada de las demás agrupaciones de la expedición, asumirá la defensa
del mismo contra las fuerzas marítimas principales del enemigo” (18). La
fuerza de tarea anfibia al avanzar por el mar hasta el área objetivo utiliza sus
aguas como línea de operaciones. Luego, éstas se convierten en líneas de
comunicaciones destinadas a alimentar el dispositivo emplazado en la cabeza
de playa.

Cuando la meta de la operación anfibia consiste en una ofensiva estratégica


correspondiente a la iniciación de una campaña terrestre, también se embarca
en los transportes el ejército expedicionario o una parte de él. Dicha fuerza
terrestre se concentra y despliega en el área conquistada por la Infantería de
Marina. Enseguida, inicia su progresión en el territorio adversario en pos de
sus objetivos estratégicos. La cabeza de playa le sirve de base de
operaciones.

Los transportes son unidades navales de desembarco y naves mercantes


comerciales. Las últimas necesitan ser aptas para descargar elementos
pesados -tanques y cañones y equipos de ingeniería- en puertos abiertos y sin
utilería de apoyo. Asimismo se debe considerar la presencia de barcos
hospitales, maestranzas, barredores, piquetes, remolcadores de pontones,
alijadores y embarcaciones para otras tareas auxiliares. Pero, es prudente
considerar que a mayor número de buques más problemático es su control y
coordinación tanto en la preparación, travesía y en el área objetivo.

Las unidades de la escolta, además de dar ese tipo de protección directa a los
transportes contra la amenaza aérea, submarina y eventualmente de superficie,
tienen la responsabilidad de realizar el fuego de apoyo naval. La fuerza de
desembarco, en el momento del asalto, no cuenta con artillería orgánica. Está
es suplida, durante esa fase crítica, por los cañones de la escolta y aeronaves
embarcadas, en caso de contar con ellas.

Como afirmó el Almirante Gorshkov, las batallas navales más importantes de la


Segunda Guerra Mundial las provocaron las operaciones anfibias. La amenaza
de invasión, fue un apremio insoportable para la armada afectada. El defensor,
con el propósito de apartarla, comprometió a su flota. Por consiguiente, la
fuerza organizada adversaria siempre ha representado el mayor peligro para
una fuerza de tarea anfibia. La destrucción de los transportes -buques no
diseñados para soportar castigo- con la tropa ahogada y el material perdido de
manera irrecuperable, siempre ha constituido la peor posibilidad para un mando
anfibio.
17

La fuerza de cobertura, cuyo objeto es la seguridad de la fuerza anfibia ante la


presencia de la flota enemiga, reacciona ante ella mientras permanezca en
condición de amenaza a los transportes. Con la intención de concederle el
mayor grado de libertad de acción para cumplir su tarea, al Comandante de la
Cobertura se designa como Oficial de Comando Táctico del área. Tampoco,
conviene darle tareas de fuego de apoyo u otras obligaciones tendientes a
colocarlo ante un dilema frente a la súbita concurrencia de la fuerza de batalla
enemiga.

Las operaciones anfibias destinadas a conquistar parte o el territorio


adversario, por su magnitud y repercusiones estratégicas, comprometen al
Ejército y Fuerza Aérea. Su gestación y dirección corresponden a la Dirección
Suprema de la Guerra. Sin embargo, también existen casos en los cuales se
generan operaciones anfibias en niveles inferiores, en particular en los teatros
conjuntos. En dichas ocasiones, estos mandos solicitan el concurso de la
Armada para la asignación de fuerzas de Infantería de Marina, buques de
transporte, escolta y cobertura. Las coordinaciones pertinentes se ejecutan a
nivel de campo de acción bélico o institucional.

Las operaciones anfibias tienen un requisito insoslayable: gozar de un control


del mar adecuado, incluyendo el espacio aéreo correspondiente. Precisamente
ahí radica el fundamento de la presencia de la fuerza de cobertura; ella avala
ese control. Por lo común, los comandantes prefieren disfrutar de un marcado
grado de control el mar antes de emprender las aludidas operaciones. Otra
alternativa, más arriesgada, consiste en asegurarse, de algún modo, el control
local y temporal del mar, al menos, durante el tránsito y la ejecución del
desembarco. Como ejemplo de lo último destacan la invasión a Noruega y el
asalto a Guadalcanal, realizadas por los germanos y norteamericanos,
respectivamente en la última Guerra Mundial.

La conformación de la fuerza de tarea anfibia, consignada a principio de este


párrafo, no es una exigencia inflexible. Hay circunstancias valederas que
aconsejan modificarla como lo demuestra la experiencia. Por citar algunas
excepciones: existe plena certeza sobre la imposibilidad de concurrencia de la
fuerza organizada rival, la impostergable necesidad de utilizar a las unidades
navales de combate en categoría de transportes de tropa rápidos, no existe
urgencia para el fuego de apoyo naval o coyunturas de índole similar. En tal
situación se altera la formación de la fuerza de tarea según las reales
exigencias a encarar.

La tecnología influye en forma gravitante en las operaciones anfibias. El arma


nuclear obstaculiza los asaltos desde el mar a países en posesión de ese
ingenio de destrucción masiva. Por otro lado, se incorporan nuevos y
poderosos instrumentos a las fuerzas de desembarco. El helicóptero las
capacita para realizar el “envolvimiento vertical” y, artillado, les proporciona un
contundente volumen de fuego. El avión VSTOL (Vertical or Short Take off and
Landing) es el medio más apropiado para las operaciones aeronavales tácticas
durante la aproximación, desembarco y consolidación de la cabeza de playa.
18
Las embarcaciones tipo “Zodiac” o “Colchón de Aire” concurren a darle rapidez
fulminante al tránsito buque-playa y se prestan para obtener la sorpresa. Los
vehículos anfibios blindados contribuyen a incrementar la potencia ofensiva de
las fuerzas desembarcadas. Los nuevos sensores, tales como los visores
amplificadores de luz o infrarrojos colaboran a la eficacia de las operaciones
nocturnas. En resumen, la Infantería de Marina, sus armas y procedimientos
se encuentran en permanente evolución.

Ejemplos Históricos:
Segunda Guerra Mundial. La Quinta Flota de Estados Unidos.

“La principal arma de combate de las fuerzas del Pacífico Central fue la Quinta
Flota, un complejo de hombres, barcos y aviación organizado con el objeto de
proyectar la fuerza a distancia. El Comandante de esta creciente flota era el
Vicealmirante Raymond A. Spruance... Punta de lanza de la Quinta Flota era la
fuerza de tarea de portaaviones rápidos... Las fuerzas anfibias de la Quinta
Flota fueron organizadas y mandadas por el contraalmirante Richmond Kelly
Turner. En una invasión controlaba los transportes, barcos de carga, de
desembarco y de playa y las LSD (dársenas o muelles flotantes), así como los
destructores, los portaaviones escoltas, cruceros y viejos acorazado destinados
al apoyo inmediato... Las tropas asignadas a la Quinta Fuerza Anfibia se
sacaron tanto del Ejército como de la Armada, formando el Quinto Cuerpo
Anfibio, al mando del Mayor General Holland M. Smith... Finalmente, la Quinta
Flota tenía su propia fuerza aérea con bases en tierra, compuesta de aviación
de la Armada, del Ejército y de la Infantería de Marina, bajo el mando
operacional del contraalmirante John H. Hoover” (19). La fuerza de tarea de
portaaviones rápidos, integrada por acorazados modernos, cruceros y
destructores tenía bajo su responsabilidad la cobertura de la Flota Anfibia. En
tanto los portaaviones escoltas, acorazados antiguos, cruceros y destructores
de la Flota Anfibia se encargaban de las tareas de escolta, apoyo de fuego
naval y operaciones aerotácticas de interdicción del campo táctico y apoyo
aéreo estrecho. La Quinta Flota realizó los asaltos anfibios contra las Marshall,
Gilbert y Marianas, entre otros.

Segunda Guerra Mundial. Desembarco en Tarento y Salerno.


Cuando las fuerzas anglo-norteamericanas invadieron Italia desembarcando en
Tarento y Salerno, la flota italiana estaba en proceso de rendición. Por tanto las
fuerzas aliadas se despreocuparon de la amenaza de superficie. “El 9 de
septiembre (1943), los Aliados desembarcan en Tarento. Los ocho mil hombres
de la 1° Airbone, han sido conducidos allí por varios cruceros de la Royal Navy,
medio de transporte poco corriente para transportar a los paracaidistas.
Durante el trayecto, el acorazado Howe, transporta (guía) una división naval
italiana. Hay un instante de emoción; pero la flota italiana desaparece,
prosiguiendo su camino hacia la capitulación” (20). Se omitió la fuerza de
cobertura, y los acorazados y cruceros aliados concentraron sus esfuerzos en
tareas de protección antiaérea de los transportes y apoyo de fuego a las
fuerzas desembarcadas.
19
11.3. OPERACION COSTA A COSTA
Esta clase de operaciones demostró, en la práctica, gran flexibilidad
adaptándose a múltiples contingencias. Sus principales cometidos
contribuyeron al envolvimiento del flanco enemigo expuesto al mar o salvar una
relativa corta distancia de un objetivo separado por un espacio acuático. La
conformación de la fuerza de tarea anfibia, la mayor de las veces, se redujo a la
fuerza de desembarco y transportes, en ocasiones se agregó la escolta. Por lo
común, primó la rapidez en realizar la operación con el propósito de explotar la
sorpresa. Debido a la proximidad de las fuerzas adversarias, su ejecución se
llevó a cabo al amparo de la noche. En la empresa anfibia se utilizaron
improvisados medios de transporte, desde destructores hasta lanchones
remolcados o simples embarcaciones de madera. El apoyo de fuego lo brindó,
indistintamente, unidades navales, la propia artillería terrestre y aviación. La
cantidad de fuerzas desembarcadas varió de unos centenares hasta decenas
de miles. El general Mac Arthur recurrió, con gran éxito, a estas operaciones
en su progresión por la costa norte de Nueve Guinea en el área de la península
Huon. Sin embargo, la Armada Roja se destacó como la maestra en esta
particular faceta de la guerra naval. Al respecto, el Almirante Gorshkov se
distinguió al mando de las fuerzas fluviales en Stalingrado; luego, en 1944,
tomó el mando de la flotilla del mar de Azov. Por tal causa, participó en el
desembarco contra la península de Kerch, el éxito más representativo de estas
operaciones. Geoffrey Till acotó sobre el tema: “Las operaciones anfibias
toman diferentes modos y formas. Pueden ser en pequeña escala como
aquellas ampliamente empleadas por la Armada Soviética en la Segunda
Guerra Mundial. Estas pretendían, primariamente, ayudar en el avance o
retirada del ejército utilizando al mar como medio para ubicar pequeñas fuerzas
dislocadoras detrás de la línea de vanguardia enemiga. Siendo la intención
táctica y en respuesta a la evolución de la batalla en tierra necesitaban ser
improvisadas. Según ciertos informes, 61 de los 113 asaltos anfibios dirigidos
por la Armada Soviética en la guerra fueron organizados el día anterior” (21).
En el mar Negro, la Armada Roja con su Infantería de Marina, era el brazo
flotante y especializado del ejército colaborando en forma efectiva a su
defensiva y luego a su ofensiva.

Ejemplo Histórico:
Segunda Guerra Mundial. Mar Negro.
“En diciembre de 1941 y enero de 1942, los soviéticos efectuaron desembarcos
en Kertsch, Feodosia, Eupatoria y Balaklawa, siempre de noche, en parte con
frío intenso y viento, con un gasto desconsiderado de las tropas de
desembarco. También aquí las naves grandes se mantuvieron muy retiradas
durante el día, por lo que las operaciones que debían llegar a Sebastopol, se
realizaron sólo para tomar la península de Kertsch. De todos modos, esto
bastó para comprometer muchas fuerzas alemanas, tantas que el asalto a
Sebastopol tuvo que posponerse por medio año. En tanto que este punto de
apoyo estuvo en manos de los rusos, no se podía utilizar la vía acuática para el
suministro del ala sur alemana que había avanzado hasta Rostov y luego
retrocediendo al Mius” (22).
20
11.4. INCURSIONES ANFIBIAS

Las incursiones anfibias son ofensivas tácticas realizadas por fuerzas de


Infantería de Marina o especiales a través del mar. Los medios empleados se
desembarcan, cumplen con su cometido y luego se reembarcan siguiendo un
plan pre-establecido. Su objeto tiene varias alternativas, a saber: neutralizar la
posición estratégica, obtener informaciones, ejecutar diversiones y provocar
daños físicos y morales al enemigo atacando sus sistemas de mando, control,
inteligencia, logística, comunicaciones, servicios públicos y otros semejantes.

En esta clase de operaciones las unidades navales y terrestres comprometidas


se encuentran bajo la acción del enemigo durante el proceso de aproximación,
al área objetivo y la evacuación. Asimismo, están sujetas a la amenaza de la
concurrencia fuerzas muy superiores en presencia dentro las proximidades del
escenario afectado. Por consiguiente, se necesita satisfacer importantes
requisitos previos. La sorpresa es fundamental y también involucra rapidez en
la ejecución del ataque a fin de evitar la reacción del enemigo. Los objetivos a
alcanzar, en especial los señalados para su destrucción, deben estar muy bien
definidos tanto en su naturaleza como ubicación. Por último, los medios tienen
que estar en perfecta concordancia con los fines. En síntesis, la inteligencia
juega un rol principal en el éxito de estas ofensivas tácticas.

Las operaciones de fuerzas especiales -partidas de buzos tácticos y comandos


desembarcados en el litoral adversario- se pueden asimilar a las incursiones
anfibias. Sus objetivos y procedimientos tienen muchas semejanzas con ellas.

Ejemplo Histórico:

Segunda Guerra Mundial. Incursión a Saint-Nazaire.

En 1942, la Marina Real estaba inquieta ante la posibilidad que el Tirpitz, aún
en alistamiento, irrumpiera en el Atlántico operando como corsario. El único
puerto con capacidad de carenarlo era Saint-Nazaire. El alto mando británico
resolvió impedir el uso del puerto como posición del acorazado germano. Para
tal propósito montó una incursión anfibia integrada por 611 comandos
embarcados en un destructor y 18 torpederas o cañoneras. El viejo destructor
Campbeltown debía embestir la compuerta del dique y un par de horas
después detonar las 4.5 toneladas de explosivos instalados en su proa: “La
incursión fue, no obstante, concebida y planeada con un importante objetivo
estratégico, prevenir el uso del puerto por el Tirpitz, y efectivamente esto se
logró. Las demoliciones llevadas a cabo por los comandos sólo
desembarcados del Campbeltown, en las salas de maniobras y bombas a
ambos lados del dique, probablemente causaron suficiente daño para poner al
dique Normandie fuera de servicio por largo tiempo. Cuando el Campbeltown
hizo explosión, la destrucción del dique fue asegurada” (23).
21
Incursión a Dieppe.

En 1942, los aliados necesitaban información y entrenamiento práctico para la


realización de operaciones anfibias en la costa francesa. Asimismo se pensaba
que una incursión anfibia significativa atraería fuerzas alemanas hacia el frente
occidental aliviando así a la Unión Soviética. Con dichas metas se realizó la
operación contra Dieppe. Tomaron parte 237 buques y embarcaciones de
asalto transportando 5000 soldados canadienses y 1000 comandos británicos.
“La incursión de Dieppe fue una empresa costosa. La Marina Real sufrió 550
bajas y se le hundió un destructor como también numerosas barcazas. Las
bajas militares, la mayoría canadienses, alcanzaron a 3.670 y el material
incluyó 29 tanques Churchill. Los alemanes reconocieron la pérdida de 48
aviones. Excepto por cuatro brillantes hazañas de los comandos, no se puede
afirmar que la operación fue un gran éxito. Pero demostró a los planificadores
que, en cualquier circunstancia, no podían contar con la captura de un puerto
en Francia el día D. En consecuencia, se decidió desembarcar en playas
abiertas acarreando a Francia los “Mulberry Harbour”, aquellos famosos
puertos prefabricados” (24).

11.5. DEMOSTRACIONES ANFIBIAS Y FINTAS

Las Demostraciones y Fintas anfibias constituyen parte de una estratagema


cuyo fin es engañar a eventuales adversarios simulando la manifiesta
resolución de realizar un asalto anfibio. Esta operación tiene diversos objetos y
objetivos tomando diferentes formas. Las utilizan desde la estrategia total
hasta el nivel táctico. Se aplican en crisis como en conflicto. Por su naturaleza
atañe al campo psicológico y su impacto debe recibirlo la mente del mando
adversario para inducirlo a cometer errores. Un aspecto fundamental radica en
la credibilidad de la demostración y la finta. Este factor depende de la calidad
de las unidades integrantes del presunto grupo de tarea anfibio, la conducta a
seguir por la fuerza y la concordancia entre fines y medios.

Lo usual, es que la demostración o finta forme parte de una maniobra política,


estratégica, o táctica. En lo político, una de sus metas principales, corresponde
a la disuasión. En estrategia, se le emplea tanto para la guerra terrestre como
la marítima. En el primer caso pretende divertir fuerzas desde el punto de la
decisión hacia la presunta área amenazada por la fuerza de tarea anfibia. Por
lo tanto, debe responder a la situación imperante en el frente terrestre. En
tanto, para la guerra en el mar, la demostración, por lo general, intenta crear
apremios o incentivos con el objeto de hacer concurrir a la fuerza organizada
rival a un área determinada para librar la batalla.

La Armada británica hace interesantes diferencias entre Demostración y Finta.


La primera consiste en “una operación anfibia destinada a engañar al enemigo
con el fin que tome posiciones que le son desfavorables”, en tanto una finta es
“una diversión para distraer la acción de fuerzas enemigas posicionando una
amenaza anfibia que debe ser contrarrestada” (25).
22
Ejemplos Históricos:

La Guerra del Golfo

En la “Tormenta del Desierto”, los aliados realizaron una eficaz decepción. El


General Schwarzkopf dispuso los preparativos para una ofensiva principal a lo
largo de la faja costera junto con un potente asalto anfibio al norte de Kuwait.
“El 24 de febrero a las 04:00 hrs. local se inició la cuarta fase y final de la
campaña. En el norte del Golfo Pérsico, los acorazados norteamericanos se
aproximaron a la costa y las fuerzas de contraminaje abordaron los campos
minados... Los movimientos de la Armada en el norte del Golfo Pérsico estaban
destinados a explotar las inquietudes demostradas por Saddam ante un asalto
anfibio y fijar cuantas unidades fuese posible en la costa de Kuwait. Pero la
presencia de la Armada y la fuerza de Infantería de Marina en la parte norte del
golfo Pérsico a mediados de febrero no era sólo una operación de decepción,
puesto que las unidades participantes estaban listas a desembarcar y tenían
planes para varias contingencias anfibias” (26). La demostración resultante
tuvo pleno éxito, amarró a considerables medios iraquíes y retrasó su reacción
ante la ofensiva aliada en el oeste.

11.6. RETIRADAS ANFIBIAS O EVACUACIONES

Son operaciones de repliegue de fuerzas terrestres, por mar, desde una costa
hostil. Se ejecutan con el propósito de rescatar medios terrestres aislados por
el enemigo. En la mayoría de los casos se trata de ejércitos que se retiran
después de una acción desfavorable y sin otra alternativa que la capitulación.
Las fuerzas comprometidas se encuentran en condiciones críticas y un tanto
desarticuladas. La rapidez y capacidad de organización constituyen
requerimientos básicos para asegurar el éxito de la operación. El personal
combatiente goza de absoluta prioridad ante el material. La reacción de la
tierra sobre el mar se manifiesta con extraordinario vigor. Por tanto, los buques
participantes deben iniciar el embarque antes de medianoche y zarpar de
inmediato al término de la faena con el fin de alejarse de la amenaza
proveniente de la costa. En la evacuación se utilizan todos los medios de
transporte disponibles, en particular los rápidos, incluyendo unidades navales.
En el tránsito, las fuerzas de combate tienen la obligación de tomar dispositivos
orientados a otorgar seguridad al conjunto contra acciones de superficie, aérea
y submarina. El Almirante británico A. B. Cunningham, quien dirigió las
costosas evacuaciones de Grecia y Creta se refirió a esta difícil tarea en los
siguientes términos: “Nosotros estábamos listos y ansiosos en proseguir la
evacuación, comprendiendo que era contra todas las tradiciones de la Marina
dejar deliberadamente tropas en manos del enemigo” (27).
23
Ejemplo Histórico:

Segunda Guerra Mundial. Evacuación de Grecia y Creta.

La Armada Real rescató desde Grecia a 50.672 soldados y desde Creta


alrededor de 16.500. La última operación le significó a la Flota del
Mediterráneo 3 cruceros y 6 destructores hundidos; 2 acorazados, 1
portaaviones, 2 cruceros con graves averías dejándolos inoperantes por
meses, otros 3 destructores con daños menores y la pérdida de 2 mil hombres
de dotación de la marina británica.

12. BOMBARDEO NAVAL

12.1. GENERALIDADES

El bombardeo naval comprende dos grupos de actividades bien diferenciadas:

 El fuego de apoyo naval en los asaltos anfibios.


 La destrucción de objetivos terrestres.

El bombardeo naval se realiza mediante cañones y misiles embarcados,


incluyendo los misiles cruceros con conos convencionales y trayectoria
predeterminada. Entre las características del tiro naval se encuentran la
precisión y una alta cadencia de fuego. Su control directo o indirecto y espoteo
con observador aseguran un eficaz efecto. Como contrapartida, las Santa
Bárbaras a bordo poseen una capacidad limitada y el bombardeo por
saturación tiene un bajo rendimiento.

12.2. FUEGO DE APOYO NAVAL (F.A.N.)

Se efectúa antes, durante y después del asalto anfibio. Las unidades navales
ejecutoras del FAN son las integrantes del Grupo de Escolta de la Fuerza de
Tarea Anfibia. Lo anterior obedece al requerimiento de evitar la imposición de
servidumbres a la Fuerza de Cobertura a fin de no coartar su libertad de acción
ante una eventual concurrencia de la flota rival. El FAN se justifica, con
plenitud, mientras la fuerza de desembarco no cuenta con su artillería orgánica
emplazada en tierra. Sin embargo, todo depende, como siempre, de la
situación estratégica del momento.
24
12.3. DESTRUCCION DE OBJETIVOS TERRESTRES

Esta operación se lleva a cabo, sin diferencias formales, contra la posición o el


territorio adversario. En el primer caso, se procura dañar o neutralizar la
posición enemiga, objetivo natural de la guerra en el mar, mientras el restante
corresponde a las interferencias. El espoteo, por la dificultad en disponer de
observadores en tierra, se cumple con el auxilio de aeronaves embarcadas.
Por la multiplicidad de metas y objetivos estas operaciones pueden tomar
cualquier forma.

Ejemplo Histórico:

Segunda Guerra Mundial. Fuego de Apoyo Naval.

“El bombardeo a la isla Kwajalein comenzó el 30 de enero (1944); los


acorazados “Massachussets”, “Indiana” y “Washington” hicieron 1.000 disparos
con munición de 16 pulgadas. El “Pennsylvania” y el “Mississippi” abrieron el
fuego a las 06:18 del 31 de enero. Durante el resto del día estos dos viejos
acorazados junto con el “New México” y el “Idaho” y los cruceros pesados
“Minneapolis”, “San Francisco” y “New Orleáns”, bombardearon
intermitentemente a Kwajalein, y ocasionalmente le prestaron atención a
Ebeye, disparando a la isla más grande, aproximadamente 1.340 tiros de
municiones de 14 pulgadas, 400 tiros de 8 pulgadas y 5.000 tiros de 5
pulgadas” (28).

Segunda Guerra Mundial. Destrucción de Objetivos Terrestres.

A mediados de 1945, los aliados disfrutaban del más amplio control del mar y
superioridad aérea en el Pacífico. La industria del Japón era atacada por la 3°
Flota no sólo por medio de operaciones aeronavales tácticas sino también por
bombardeo naval a plena luz del día. “El 14 de julio se efectuaron bombardeos
navales de gran intensidad contra las industrias siderúrgicas de Kamanishi, en
Honshu, a cargo de los acorazados South Dakota, Indiana y Massachussets y
su escolta; al día siguiente, el grupo naval con los acorazados Missouri, Iowa y
Wisconsin atacó las industrias de Muroran, en la isla Hokkaido. Esta última
formación, reforzada con el King George V., el North Carolina y el Alabama,
bombardeó el 1° de julio Hitachi (Honshu)” (29).
25
13. OPERACIONES AERONAVALES TACTICAS

13.1. INTRODUCCION

El arma aérea del poder naval se proyecta contra la posición o el territorio


enemigo en pos de los siguientes propósitos:

 Neutralización de la posición estratégica.


 Desgaste y destrucción de parte del potencial bélico.
 Participación en operaciones terrestres mediante el apoyo aéreo directo o
para interrumpir el flujo logístico al dispositivo enemigo.
 Oposición a esfuerzos similares del enemigo contra objetivos propios.

En la consecución de las metas aludidas participa la aviación naval embarcada


y basada en tierra con aparatos de ala fija o rotatoria. El primero de los fines
señalados es atinente a la estrategia marítima y los restantes, casi en su
totalidad, obedecen a las interferencias de la política o estrategias colaterales.
Las operaciones aeronavales tácticas se materializan de la siguiente manera:

 Interdicción profunda.
 Interdicción en el campo táctico.
 Apoyo aéreo estrecho.
 Operaciones aéreas contra aviones y de defensa antiaérea.

En innumerables ocasiones estas operaciones se entrelazan y combinan


haciendo muy difícil su identificación.

13.2. INTERDICCION PROFUNDA

Está destinada a destruir o neutralizar el potencial enemigo antes de ser


empleado. Los objetivos seleccionados son de carácter estratégico. En ella se
incluyen la neutralización de la posición y las bases navales enemigas.

13.3. INTERDICCION EN EL CAMPO TACTICO

También se denomina apoyo aéreo directo. Su cometido es restringir la


capacidad del enemigo para trasladar abastecimientos, refuerzos y maniobrar
sus fuerzas. Los blancos elegidos tienen carácter táctico y de importancia
inmediata.

13.4. APOYO AEREO ESTRECHO

Es el proporcionado a las fuerzas terrestres, requerido por su artillería orgánica.


Con la última debe mantenerse una estrecha coordinación.
26
13.5. OPERACIONES AEREAS CONTRA AVIONES Y DE DEFENSA ANTIAEREA

Pretenden neutralizar la capacidad aérea y antiaérea del enemigo con la


intención de minimizar el desgaste de las fuerzas propias.

Ejemplo Histórico:

Segunda Guerra Mundial. Incursión contra Truk.

El atolón de Truk constituía la posición estratégica de Japón en el Pacífico


Central desde el inicio de las hostilidades. La Flota Combinada fondeada en su
interior dominaba las Gilbert, Marshall, Salomón, Nueva Guinea y Marianas. El
Almirante Nimitz decidió, junto con la captura de Eniwetok, que la Quinta Flota
neutralizara la posición japonesa. El mando estadounidense no tenía la certeza
si la fuerza organizada enemiga aún permanecía desplegada en el atolón; en
realidad, la había abandonado poco tiempo atrás. El Almirante Spruance
resolvió atacar a Truk con tres de sus cuatro Grupos de Tarea el 17 y 18 de
febrero de 1944. “Retrospectivamente, este ataque a Truk fue la más exitosa
operación de portaaviones realizada durante la guerra. Redujo un 75% la
capacidad logística del enemigo en este teatro de operaciones; despojó a la
Marina japonesa de 2 cruceros livianos, 4 destructores, 3 cruceros auxiliares, 2
tenders de submarinos. Por otra parte, restó a la Marina Mercante 24 Marus (5
de los cuales eran petroleros), con un total de 137.091 toneladas. Además, el
saldo de 250 a 275 aviones destruidos o averiados significó un serio golpe para
la Fuerza Aérea Japonesa. La captura de Eniwetok podía proseguir sin la
interferencia de ningún avión enemigo” (30). Asimismo, la Marina Imperial
nunca más empleó a Truk como posición para su flota. Esta operación
aeronaval táctica es posible clasificarla esencialmente como interdicción
profunda (neutralización de la posición) y, en adición, como interdicción de
campo táctico (en relaciones al asalto anfibio a Eniwetok) y operación aérea
contra aviones (también con respecto a Eniwetok).

14. BOMBARDEO NUCLEAR

Esta operación de proyección, aún cuando realizada por fuerzas navales, escapa del
ámbito de la estrategia marítima. La planificación, designación de blanco y ejecución
incumben, con exclusividad, a la Dirección Suprema de la Guerra. Los medios
empleados reciben el nombre de estratégicos, en particular, los submarinos
nucleares balísticos (SSBN). También, los portaaviones están capacitados para
equipar a sus aeronaves con armas nucleares. Más aún, con la incorporación del
misil crucero al arsenal embarcado, cualquier unidad naval de las potencias atómicas
puede atacar el territorio enemigo con conos nucleares a gran distancia y con una
exactitud casi inverosímil.
27
15. DEFENSA DEL LITORAL
15.1. INTRODUCCION
El peligro proveniente desde el mar despierta en el hombre un terror ancestral.
El pueblo se angustia ante la amenaza, difusa pero terrible, que surge de
improviso en el horizonte oceánico. Con el ánimo de conjurarla, exige defensas
visibles pues no confía en flotas lejanas y ocultas. Esta reacción irracional
altera el buen tino de los gobernantes introduciendo graves perturbaciones de
criterio. Asimismo, en ocasiones, repercute en el desarrollo y empleo del poder
naval. Se recurre al impotente cordón defensivo en las playas y la Armada
queda convertida en una Marina Guardacostas y auxiliar de las fuerzas
terrestres. “En el dominio silencioso y estrecho de una marina para defensa de
costa, no penetra ningún pensamiento estratégico. Las posiciones
estratégicas, la lucha por el dominio de las rutas comerciales oceánicas, son
asuntos que están fuera del alcance de su capacidad de acción y por lo tanto
de razonamiento... La flota en cuestión, incapaz de mantenerse en el mar, no
puede lograr absolutamente nada, aunque sea dueña de la mejor posición”
(31). Wegener hizo estas reflexiones pensando en la errada conducción de la
guerra en el mar por el mando germano. Pero también Estados Unidos incurrió
en el mismo error. Hasta los comienzos del siglo XX, su Armada se mantuvo
como una fuerza guardacosta sin poder adentrarse en el océano para defender
o atacar objetivos estratégicos de real valor. Mahan se refirió a este tema: “En
los países en que la armada tenga misión permanente defensiva, es natural
que se requiera un gran número de unidades pequeñas... Nuestros antiguos
monitores de una torre, que eran pequeños y de poco costo, relativamente,
podían ser numerosos, y por esto se prestaban fácilmente para un plan
defensivo exclusivamente, en el que se distribuían los buques en una zona de
gran extensión; esto representaba, en materia naval, la política del cordón,
actualmente en descrédito” (32).

15.2. COMPONENTES DE LA DEFENSA DEL LITORAL


La Armada replica a los ataques procedentes del mar -operaciones de
proyección- a través de la defensa del litoral. A la ofensiva estratégica le opone
la defensa contra la invasión y a la ofensiva táctica responde con la defensa de
costa. En suma, la defensa del litoral comprende dos actividades distintas pero
entrelazadas entre sí: la defensa contra la invasión de carácter estratégico y la
defensa de costa de índole táctica. Ambas se complementan y con una
adecuada correlación surten su mayor efecto: destruir al enemigo a flote o
embarcado antes que alcance la playa.
La defensa del litoral también tiene estrecho contacto con el control del mar. El
mejor antídoto contra la invasión, en un conflicto marítimo, radica en la
obtención de un alto grado de control del mar. Por otra parte, la invasión es un
apremio poderoso para el poder naval afectado y obliga, por lo común, la
concurrencia de la flota para dar la batalla. Finalmente, una defensa de costa
eficaz otorga libertad de acción a la fuerza organizada en el cumplimiento de
sus tareas, como también a las otras fuerzas responsables del ejercicio y
disputa del control del mar.
28
15.3. DEFENSA CONTRA LA INVASION

Su objeto es desbaratar la ofensiva estratégica adversaria a través del mar. El


objetivo lo constituye la fuerza de tarea anfibia cuyos elementos principales los
forman los transportes y la fuerza de cobertura. Los primeros movilizan en sus
bodegas los medios de desembarco y del ejército expedicionario, si lo hay; en
tanto la otra avala el control del mar imprescindible para llevar a cabo la
operación. Si uno de los dos elementos logra ser destruido la ofensiva se torna
imposible de realizar con éxito.

La invasión, por sus trascendentes efectos en el desenlace de la guerra, no


sólo compromete al poder naval sino también al ejército y la fuerza aérea. Lo
ideal consiste en aniquilar la fuerza de tarea anfibia durante su tránsito al área
objetivo; así, junto con los transportes hundidos se pierden los soldados y el
material. Pero, es digno destacar que el momento más vulnerable de una
operación anfibia reside en la fase del asalto.

Existen dos métodos extremos para oponerse a la invasión, el primero consiste


en concentrar todos los órganos de maniobra de la Armada -de superficie,
aéreos y submarinos- en un área determinada. Con ello se pretende saturar la
defensa adversaria con amenazas desde distintas direcciones y planos. La
alternativa restante corresponde a un sistema concéntrico previsto por la
armada de la ex Unión Soviética: “La solución al problema parece ser un
sistema defensivo compuesto por una serie de arcos concéntricos con foco en
las áreas vulnerables de la Unión Soviética como la península de Kola. Estos
arcos comprenden franjas de diferentes fuerzas defensivas. El ejercicio de
defensa del suelo patrio de 1983 mostró muy bien el concepto. En tanto una
fuerza simulada de portaaviones / invasión se aproximaba a la Unión Soviética,
fue atacada con torpedos y misiles cruceros desde submarinos, luego por
aeronaves basadas en tierra. Si la fuerza hubiera sobrevivido para navegar
más al norte, habría sido atacada entonces por unidades de superficie mayores
operando en grupos de tarea específicos, y finalmente por una considerable
fuerza costera formada por pequeñas unidades misileras como las Osa y
Nanuchka. En resumen, más cerca se aproxima un enemigo a la Unión
Soviética encuentra mayor densidad y diversidad en la defensa marítima” (33).
El procedimiento semeja a una asimilación de la doctrina del ex-Ejército Rojo
de defensa en profundidad. Su falla, al adaptarlo a la guerra en el mar,
consiste en la posibilidad de ser batido por parcialidades pues facilita la
aplicación de este curso de acción.

Desde largo tiempo ha existido una polémica sobre la prioridad en el ataque y


destrucción de los dos elementos básicos de una fuerza de tarea anfibia: la
fuerza de cobertura y los transportes. Ante este dilema, destacados autores
plantearon opiniones discrepantes, entre ellos Corbett y Castex. El primero de
los aludidos consideró los transportes en categoría de blanco preferente: “En el
caso que debemos considerar ahora, o sea, la defensa contra invasión, el
objetivo de las operaciones especiales es, y siempre lo ha sido, el ejército
enemigo. Nuestros planes para resistir a una invasión siempre se han basado
en este postulado, desde los días de la Armada Invencible hasta 1805...
29
Este punto estaba perfectamente bien establecido en la tradición de la antigua
marina. Las instrucciones de los almirantes insisten constantemente en el
hecho de que los transportes constituyen el objeto principal (34)... Siendo
inconcebible el éxito del invasor siempre que nos decidamos resueltamente a
hacer del ejército enemigo embarcado en los transportes nuestro objetivo
principal, y siempre que no nos dejemos llevar a luchar insensatamente contra
la escolta” (35). Castex no compartió este juicio, por el contrario, lo criticó con
bastante severidad. Entre sus diversas censuras lo calificó como la
deformación de criterio generado por el tradicional temor británico ante la
amenaza de invasión desde el continente. Refiriéndose a Corbett dijo que
había sostenido: “Con largas y especiosas consideraciones, que en caso de
amenaza de invasión, es necesario elegir como el objetivo los transportes del
enemigo y no su flota... Si ha pretendido afirmar con ello que el ataque a los
convoyes prevalece sobre toda otra acción, al extremo que es necesario
despreocuparse por completo de la fuerza organizada, estimo que él se ha
equivocado completamente (36)... Pero si la flota enemiga se encuentra en las
proximidades y en condiciones de intervenir, será necesario considerarla como
el primer objetivo, abandonando momentáneamente al convoy” (37). Sin
embargo, diez años más tarde, en un Apéndice a su obra de fecha 1937,
revisó su postura original y comentó: “Si los transportes conducen dentro de
sus costado fuerzas capaces de decidir rápidamente la suerte de la guerra, si la
expedición que llevan a bordo constituye un peligro mortal, un peligro “de una
vez”, si se permite la expresión, no hay duda que es el convoy lo que debe
atacarse. Muerto el perro, desaparece la rabia. La fuerza organizada
esperará. El principio debe ceder ante el peligro” (38).

De la confrontación de las opiniones descritas se desprende una vez más que


en estrategia marítima no caben recetas rígidas. En una operación anfibia, si
se incapacita la fuerza de cobertura significa abortar la ofensiva estratégica. El
asalto anfibio carece del sostén principal para gozar del indispensable control
del mar. Asimismo, la destrucción de la fuerza organizada acarrea la conquista
del dominio del mar para el bando vencedor, con todos sus beneficios. Por otra
parte, los transportes, en singular las naves mercantes, no están construidos
con el fin de soportar el daño de las armas; por tanto, son muy vulnerables al
castigo además de lentos en relación a las ágiles unidades navales y aéreas de
combate. El hundimiento de un transporte acarrea la pérdida irreparable de la
tropa y el armamento embarcado. A mayor número de naufragios el dispositivo
general se debilita afectando al éxito de la maniobra terrestre. En resumen, el
ataque a la fuerza de cobertura o los transportes depende de la situación
estratégica imperante. Sin embargo, una vez escogido el objetivo se hace
necesario crear la maniobra destinada a obtener el cometido con la mayor
eficacia y el mínimo de costo.

Como regla general, cuando la misión exige impedir una invasión a través del
mar los transportes constituyen los blancos prioritarios. Si la fuerza organizada
enemiga se interpone sin posibilidades de eludirla, por lógica, es imperativa su
destrucción previa.
30
Ejemplos Históricos:

Segunda Guerra Mundial. Destrucción de la fuerza de cobertura.

En las acciones aeronavales al Norte de Midway, parte de la fuerza de


cobertura de la operación anfibia japonesa, la fuerza móvil del almirante
Nagumo, había sufrido un serio revés. Yamamoto, con la intención de superar
el contratiempo, dispuso realizar una acción de superficie nocturna con sus
acorazados, y escoltas, contra la flota estadounidense. Ordenó la reunión de
sus dispersas fuerzas y puso rumbo hacia el Este. “A medida avanzaba la
noche, Yamamoto se convenció que al menos dos portaaviones
norteamericanos aún estaban operativos, mientras los cuatro de la Fuerza
Móvil de portaaviones se hallaban hundidos o fuera de acción y comprendió
que sin cobertura aérea, constituía un desatino arriesgarse a un indudable
ataque al amanecer, al proseguir avanzando en dirección Este en procura de
una acción de superficie nocturna. En consecuencia, a las 02.55 del 5 de Junio
(1942), reconoció y aceptó la derrota y ordenó el retiro general de todas las
fuerzas” (39).

Segunda Guerra Mundial. Destrucción de los transportes.

A mediados de noviembre de 1942, el mando japonés decidió reforzar


Guadalcanal con una división de ejército embarcada en 11 transportes. Para
tal propósito montó una compleja maniobra con 6 grupos de tarea principales.
Los transportes contaban con la cobertura de dos fuerzas con unidades
pesadas, una de ellas con portaaviones. Esta operación dio origen a la
denominada batalla de Guadalcanal librada entre el 13 y 15 de noviembre. El
ataque a los transportes se inició el día 14: “También fue atacado el convoy de
Tanaka, después de ser descubierto a las 07.30 horas, pero el comandante
japonés no quiso replegarse, ya que los refuerzos eran necesarios para las
tropas que combatían en Guadalcanal. La suerte del convoy fue trágica, dado
que, escasamente cubiertas por el fuego antiaéreo de los destructores, los
transportes fueron atacados por los aviones estadounidenses y al término de la
jornada 7 transportes se habían ido a pique, pero Tanaka hizo embarcar a los
supervivientes y prosiguió su navegación” (40). Al final, los 4 transportes
restantes se vararon en la costa de Guadalcanal donde fueron incendiados por
fuego naval y bombardeo aéreo. 4 mil soldados, de los 11 mil embarcados,
lograron llegar a tierra sin equipos ni armas. La división japonesa ya no poseía
ningún valor combativo.
31
15.4. DEFENSA DE COSTA

El objeto de la defensa de costa consiste en rechazar las ofensivas tácticas


enemigas contra el litoral. Por tanto, es puntual y su acción limitada al área a
proteger. Sus objetivos los representan unidades navales, aéreas y las fuerzas
integrantes de incursiones anfibias, bombardeo naval, desembarco de
saboteadores y similares. Los puntos donde se instalan los sistemas de
defensa de costa responden a requerimientos de la estrategia marítima. En
términos concretos, tienen preferencia los puertos -forman parte de las
comunicaciones marítimas- la posición y aguas restringidas importantes para la
guerra en el mar. En segundo orden, deben satisfacer las interferencias de
carácter militar, económico y moral. En este aspecto, corresponde recordar a
Wegener: “La defensa de la costa seguirá siendo una misión a la cual no se
podrá sustraer ninguna marina. Es una especie de obligación de honor” (41).

La defensa de costa es un dispositivo naval orientado a repeler los medios


utilizados por el enemigo en sus ofensivas tácticas. Está integrado por
unidades de superficie, aéreas y terrestres preparadas para combatir al
adversario bajo, sobre, en la superficie del mar, en el espacio aéreo y franja
costera bajo su responsabilidad. Requiere estar alerta en forma permanente a
fin de reaccionar con oportunidad al materializarse la amenaza. Los
componentes de la defensa de costa, por la naturaleza de su cometido, poseen
características costeras, con reducido radio de acción y armas de corto
alcance. Es normal aprovechar equipos y armamentos desmontados de los
buques de primera línea o también improvisados.

La defensa de costa, además de integrar la defensa del litoral e impedir las


ofensivas tácticas enemigas contribuye a las siguientes tareas: da seguridad a
la posición estratégica, otorga libertad de acción a la Escuadra dedicada a la
protección indirecta, colabora a las otras fuerzas encargadas de las
operaciones de ejercicio del dominio del mar defensivas, protege puntos
críticos de las aguas restringidas participando en su control y otros propósitos
semejantes.

Pero no es aceptable caer en la exageración respecto a la defensa de costa.


Existe la tendencia a diseminar estos dispositivos a lo largo del litoral hasta
incurrir en el impotente cordón defensivo. Conviene tener presente su esencia
táctica y estática. En tanto la guerra en el mar es dinámica, ofensiva y sus
objetivos estratégicos se encuentran en alta mar o en las costas enemigas.
32
16. REFLEXIONES SOBRE LA PROYECCION

16.1. CONTROL DEL CAMPO DE BATALLA

Las operaciones de proyección adoptan múltiples formas y comprenden desde


ofensivas tácticas a estratégicas de acuerdo a sus objetivos y efectos a lograr.
La de mayor trascendencia para la suerte de la guerra o campaña es la
invasión; la cual demanda la realización de una operación anfibia. Esta
ofensiva estratégica a través del mar exige una empresa conjunta debido a sus
repercusiones. El mando responsable requiere contar con fuerzas orgánicas
navales, terrestres y aéreas que le aseguren el dominio del campo de batalla.
Su componente marítimo, el control del mar, resulta crítico desde el zarpe de la
Fuerza de Tarea Anfibia hasta el término de la misión: “La proyección del poder
marítimo es la aplicación del poder marítimo desde el mar para influir
directamente los eventos en tierra. Explota el control del mar para acceder a la
costa y descargar su poder en forma de fuerzas anfibias, aviación orgánica,
bombardeo y fuerzas especiales” (42).

Un factor que colabora decisivamente en el logro del dominio del campo de


batalla reside en la sorpresa “Acciones sorpresivas pueden alcanzar resultados
fuera de proporción a los esfuerzos desplegados; en verdad en algunas
operaciones donde otros factores son desfavorables, la sorpresa puede ser
esencial para el éxito. La sorpresa puede ser lograda estratégica, operacional
y tácticamente o por le empleo de nuevas armas o material. Los elementos de
la sorpresa son el secreto, encubrimiento, decepción, originalidad, audacia y
rapidez” (43). Una vez lograda la sorpresa necesita ser explotada manteniendo
un alto y vigoroso ritmo de operaciones para preservar la iniciativa y libertad de
acción. A la vez, así evita que el adversario recupere su capacidad de
reaccionar con eficacia.

16.2. OPERACIONES DE PAZ

Las operaciones de proyección tienen una extensa gama de aplicación en la


paz, variando sus propósitos desde la sanción hasta la ayuda humanitaria. Es
posible castigar a gobiernos transgresores a los mandatos de las Naciones
Unidas mediante el bombardeo naval -incluyendo el ataque con misiles-,
operaciones aeronavales tácticas e incursiones anfibias. Respecto a las
operaciones anfibias pueden realizarse para tomar posesión o controlar ciertas
áreas de interés político, económico, estratégico, moral, etc. Asimismo, se les
utiliza para evacuar o rescatar a ciudadanos neutrales en desordenes internos,
desembarcar fuerzas de intervención, descargar ayuda o tareas similares. Por
lo general, a medida que la fuerza se aproxima a costa se intensifican las
eventuales amenazas, en particular el peligro de minas o ataques con misiles.
También existe el riesgo de reacciones hostiles contra medios desembarcados;
incluso en tareas de auxilio a la comunidad. Por consiguiente, las reglas de
enfrentamiento tienen que prever cualquier contingencia a producirse.
33
34
CAPITULO NUEVE

”ANEXO A”

ESQUEMA DE LAS OPERACIONES DE PROYECCION

ACTIVIDAD OBJETIVO OBJETO OPERACION METODOS

OFENSIVA POSICION CONQUISTAR O ANFIBIA O COSTA A


MEJORAR COSTA.

ESTRATEGICA TERRITORIO INVASION ANFIBIA O COSTA A


COSTA.

OFENSIVA POSICION NEUTRALIZAR INCURSIONES FUEGO DE APOYO


ANFIBIAS. NAVAL.
DESTRUCCION DE O.E.
BOMBARDEO NAVAL. INTERDICCION
PROFUNDA.
OPERACIONES INTERDICCION CAMPO
TACTICA TERRITORIO DESTRUIR AERONAVALES TACTICO.
OBJETIVOS EN TACTICAS. APOYO AEREO
TIERRA ESTRECHO.
OPERACIONES AEREAS
CONTRA AVIONES Y
DEFENSA A.A.

ESPECIALES DEMOSTRACIONES Y FINTAS ANFIBIAS.


RETIRADA O EVACUACION ANFIBIA.
BOMBARDEO NUCLEAR.

DEFENSA DEL LITORAL

ACTIVIDAD OBJETIVO OBJETO EFECTO METODOS

DEFENSA FUERZA DE EVITAR UNA  ESTRATEGICO. CONCENTRADO.


CONTRA LA TAREA ANFIBIA. OFENSIVA
INVASION ESTRATEGICA.  GENERAL. CONCENTRICO.

DEFENSA DE FUERZAS EVITAR OFENSIVAS  TACTICO.


COSTA. ATACANTES. TACTICAS.  LOCAL.
 PUNTUAL.
35
36
CAPITULO NUEVE

”ANEXO B”

PENSAMIENTO DE LA ARMADA DE ESTADOS UNIDOS

“From the Sea”, como es lógico, gravita en todo el accionar de la armada


estadounidense. El marcado énfasis dado al área de misión “Proyección” influye con vigor
en la creación, desarrollo y mantención de las fuerzas navales. El portaaviones continúa
en calidad de buque capital gracias a su capacidad de proyectar el poder en el corazón
del adversario y asegurar el Dominio del Campo de Batalla. Ambas características las
muestran los últimos conflictos en el Indico y Golfo Pérsico. A la aviación embarcada se le
suman aviones sin piloto para rebusca, información, exploración, enlace, designación de
blanco, etc. Submarinos portamisiles estratégicos se transforman en lanzadores de
misiles cruceros. A los submarinos de ataque se pretende disminuirles el tamaño a fin que
operen en cercanías del litoral. Se construyen buques furtivos diseñados para barrer toda
oposición en las proximidades de costa” (LCS). A la munición - misiles, bombas y
granadas -se les aumenta la precisión y amplía el alcance.

La reciente doctrina de la Armada “Sea Power 21” responde a la Directiva de


Seguridad Nacional emitida por la Casa Blanca que contempla la guerra preventiva,
incluso ejecutada en forma unilateral. Con tal propósito las fuerzas navales deben estar
adelantadas y prestas a dar un primer golpe resolutivo. La doctrina se basa en tres
conceptos:

 “Sea Strike”. Consiste en la proyección de un poder ofensivo dominante y decisivo


contra enemigos y blancos claves usando una amplia gama de medios, letales y no
letales, incluyendo aeronaves y misiles de largo alcance, operaciones de información,
Fuerzas Especiales y de Infantería de Marina.

 “Sea Shield”. Consiste en la proyección del poder defensivo desde el mar. El objeto es
proteger los intereses del país dentro del territorio nacional, asegurar a los aliados en
ultramar y disuadir a potenciales adversarios en múltiples teatros. Este concepto tiene
la particularidad que extiende la seguridad del territorio (Homeland Security) más allá
de las fronteras nacionales con fuerzas previamente desplegadas, ganando tiempo y
espacio para lograr la detección y el traqueo de amenazas orientadas hacia el país.

 “Sea Basing”. Tal como lo señala el término, el objeto es eliminar el requerimiento de


puntos y aeropuertos dentro del Area de Operaciones Conjuntas, que son parte
fundamental en la recepción y despliegue de fuerzas y su equipamiento y que a la vez,
son vulnerables a las acciones del enemigo. Consiste en la creación de lo que se
podría denominar superbases flotantes, con capacidad de apoyo logístico en todos sus
niveles, a flote. La independencia de los buques de guerra operando en la alta mar
permitirá conducir operaciones de combate en cualquier parte del mundo y en
cualquier lugar, sin tener antes que pedir permiso para utilizar instalaciones de estados
soberanos” (44).
37
38
CAPITULO NUEVE
OPERACIONES DE PROYECCION Y LA DEFENSA DEL LITORAL

REFERENCIAS

(1) Mariscal Bernard L. Montgomery. Historia del Arte de la Guerra. Madrid. Aguilar. 1969.
p.14.

(2) Bernard Brodie. Guía de Estrategia Naval. Valparaíso. Imprenta de la Armada. 1953.
p.163.

(3) Almirante Raoul Castex. Teorías Estratégicas. Buenos Aires. Escuela de Guerra
Naval. 1938 - 1942. Tomo III. p.279.

(4) Herve Coutau-Bégarie. El poder Marítimo. Castex y la Estrategia Naval. Buenos


Aires. Instituto de Publicaciones Navales. 1988. p.185.

(5) Bryan Ranft y Geoffrey Till. The Sea in Soviet Strategy. Annapolis. Md. Naval Institute
Press. 1985. p.102.

(6) Almirante Sergei Gorshkov. Las Fuerzas Navales. Progreso. Moscú. 1980. p.269.

(7) Department of the Navy. From the Sea. Washington D.C. 1987. p.2.

(8) Capitán de Fragata Kurt Hartung S. Sea Power 21. Valparaíso. Revista de Marina
2/2003. p.138.

(9) Vicealmirante Stanfield Turner. Mission of the U.S. Navy. Newport. R. I. Naval War
College Review. March - April. 1974. p.10.

(10) Geoffrey Till. Estrategia Marítima y la Era Nuclear. Instituto de


Publicaciones Navales. Buenos Aires. 1988. p.159.

(11) Castex. op. cit. Tomo I. p.221.

(12) Vicealmirante H. Justiniano. Estrategia Naval. Temas. Valparaíso.


Academia de Guerra Naval. 1985. p.118.

(13) Liddel Hart. Disuasión o Defensa. Buenos Aires. Pleamar. 1964.


p.128.

(14) Geoffrey Till. Modern Sea Power. London. Brassey’s Defence


Publishers. 1987. p.110.

(15) Gorshkov. op. cit. p.268.

(16) H. Justiniano. op. cit. p.121.


39

(17) Vicent J. Espósito. Breve Historia de la Primera Guerra Mundial.


México. D.F. Editorial Diana. 1966. p.237.

(18) Otto Groos. La Doctrina de la Guerra Marítima. Valparaíso.


Imprenta de la Armada. 1954. p.237.

(19) E. B. Potter y Almirante Chéster W. Nimitz. La Gran Guerra en el


Mar. México. D.F. Editorial Herrero. 1965. p.254.

(20) Claude Bertin. La Segunda Guerra Mundial. De Silicia a Provenza.


Madrid. Printer. 1974. Tomo 11. p.59.

(21) Till. op. cit. p.110.

(22) Vicealmirante Friederich Ruge. Deer Seekrieg. Historia de la


Marina de Guerra Alemana 1939 - 1945. México. D.F. Editorial Herrero. 1965. p.163.

(23) David Mason. Raid on St. Nazaire. Ballantine Book. New York.
1970. p.134.

(24) Brigadier Peter Young. Commando. Ballantine Book. New York.


1972. p.152.

(25) Royal Navy. British Maritime Doctrine BR 1806. London. HMSO


Publication Center. 1996. p.199.

(26) Michael A. Palmer. The Navy did its job. U.S. N.I. Proceedings.
Annapolis Md. 117 (5/1059). May 1991. p.92.

(27) Admiral Andrew B. Cunningham. A Sailor’s Odyssey. London.


Hutchinson. 1951. p.385.

(28) Samuel E. Morison. Historia de las Operaciones Navales de los


Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. Buenos Aires. Escuela de Guerra
Naval. 1959. Vol. VII. p.345.

(29) La Marina. Historia de Trafalgar a Nuestros Días. Barcelona. Delta


1983. Vol. 5. p.1119.

(30) Morison. op. cit. Vol.VII. p.449.

(31) Wolfgang Wegener. La Estrategia Naval en la Guerra Mundial.


Escuela de Guerra Naval. Buenos Aires. 1951. p.54.

(32) Almirante Alfred Thayer Mahan. Estrategia Naval. Buenos Aires.


Escuela de Guerra Naval. 1935. Vol. 1. p.180.

(33) Till. op. cit. p.129.


40

(34) Julian S. Corbett. Algunos Principios de Estrategia Marítima.


Valparaíso. Imprenta Academia de Guerra Naval. 2000. p.172.

(35) Corbett. op. cit. p.175.

(36) Castex. op. cit. Tomo I. p.278.

(37) Castex. op. cit. Tomo I. p.279.

(38) Castex. op. cit. Tomo I. p.301.

(39) Vicealmiral E. P. Ferrestel. Admiral Raymond A. Spruance. A Study


in Command. U.S. Government Printing Office. Washington D.C. 1966. p.52.

(40) La Marina. op. cit. Vol.5. p.977.

(41) Wegener. op. cit. p.11.

(42) Royal Navy. op. cit. p.70.

(43) Royal Navy. op. cit. p.186.

(44) K. Hartung. op. cit. pp. 138 - 139.


41
42
TRATADO TERCERO
TEORIA APLICADA

CAPITULO DIEZ

AREAS DE MISION DE LA ARMADA

1. BASES GENERALES

1.1. En los capítulos precedentes se evaluaron las bases teóricas de la estrategia


marítima. Luego, en el mismo plano, se analizó el empleo de las fuerzas navales
con el fin de lograr los objetivos estratégicos perseguidos por la guerra en el mar.
Las operaciones navales se agruparon en las relacionadas con el control del mar
-conquista, disputa y ejercicio- y aquellas destinadas a proyectar el poder militar
contra el territorio enemigo o defender el litoral propio. Los objetivos de las
primeras son móviles, mientras de las otras geográficos o fijos.

Además de las operaciones descritas, las Armadas realizan un sinnúmero de


actividades o tareas durante los prolongados períodos de paz. Estas abarcan
desde la disuasión hasta el apoyo humanitario de pobladores en regiones
aisladas. El aludido quehacer cobra una relevancia trascendente para Marinas
de países con una condición geográfica esencial insular.

Chile, en la práctica, constituye un archipiélago bioceánico y tricontinental.


Semeja a un inmenso atolón que abarca casi un cuadrante del océano Pacífico.
Sus desmesurados dominios marítimos (alrededor de 35 millones de kilómetros
cuadrados de aguas interiores, mar territorial, zona contigua y económica
exclusiva y mar presencial) contrastan con sus accidentadas y reducidas tierras
soberanas. Debido a tal realidad geográfica, ignorada por la gran mayoría de
los chilenos, el mar ejerce un dramático protagonismo en su pasado, presente y
futuro.

Fernando Magallanes lo descubre en 1520, al surcar el estrecho que recuerda


su nombre. España sostiene la onerosa e interminable guerra de Arauco
porque su abandono significa: “dejar el paso impune al mar Pacífico a ingleses
y holandeses por las vías del estrecho de Magallanes o del cabo de Hornos...
Chile era la llave decisiva, era la avanzada, la marca indiana del Pacífico Sur”
(1). Como se puede apreciar, desde los albores de la colonia la vida de Chile
está ligada en forma indisoluble al mar. Con el propósito de valorar el papel
jugado por la Armada en el devenir de la República se hace una somera revista
a su accionar en los ámbitos estratégico, político, económico y social.
Conviene tener presente que frecuentemente tareas ejecutadas por fuerzas
navales abarcan dos o más de los ámbitos mencionados.
43
1.2. AMBITO ESTRATEGICO

En el plano estratégico, la Armada ha ejercido un rol decisivo en los conflictos


bélicos en que estuvo envuelto Chile desde su independencia. El primer
ensayo libertario, la Patria Vieja, naufragó al carecer los patriotas de poder
naval. Después de Chacabuco, el General O’Higgins, iluminado por su intuitivo
genio marítimo, formó la Armada Nacional de la nada. “Se ha dicho que la
creación de la Primera Escuadra chilena es uno de los mayores prodigios que
ha realizado un pueblo para afianzar su independencia, pero este prodigio no lo
realizó el pueblo chileno, sino la voluntad de O’Higgins” (2). La Escuadra
Nacional -en un orden cronológico impecable- disputó, conquistó y explotó el
dominio del mar. Consolidó así, no sólo la libertad de Perú, sino la de toda
Sudamérica hispana.

Más tarde, en las guerras de la Confederación, Pacífico y Revolución de 1891;


las fuerzas navales chilenas o congresistas, respectivamente, se hicieron
dueños del mar y a su amparo los ejércitos expedicionarios desembarcaron en
el litoral adversario. Al ocupar el corazón del dispositivo enemigo produjeron su
rápido colapso. La única excepción a esta lógica secuencia correspondió a la
guerra contra España, un conflicto ajeno contra un enemigo equivocado. Al
desencadenarse las hostilidades el poder naval de Chile era insignificante. El
costo pagado por este desatino político fue inmenso. Desapareció la pujante
marina mercante nacional y Valparaíso, carente de defensa de costa, soportó
un ruinoso bombardeo naval. La única compensación radicó en la captura de
la Covadonga en Papudo por el intrépido Comandante Williams Rebolledo.

El papel jugado por el poder naval no obedece a una mera casualidad, sólo
responde a la condición geográfica esencial insular del país y sus teatros de
operaciones. Otro aspecto de sumo interés, radica en la característica
conjunta de las empresas bélicas nacionales. La historia señala que en sus
guerras exitosas, primero las fuerzas navales logran la decisión en el mar, al
conquistar su control, luego lo resuelve el ejército expedicionario transportado
por mar al suelo enemigo donde opera con el apoyo otorgado por la Armada.

1.3. AMBITO POLITICO

Un tratadista británico afirma: “Los buques de guerra siempre han tenido más
que una función combativa... Los gobiernos de las potencias marítimas han
empleado frecuentemente sus navíos dentro de una modalidad diplomática o
política, esperando afectar con ello el modo de pensar y el comportamiento de
otros gobiernos” (3). La Marina de Chile tiene un rico historial sobre esta
materia.

Una de las actividades primordiales de la Armada consistió en fijar las


demarcaciones de sus fronteras oceánicas. El primer hito lo afirmó el
Comandante Juan Williams en 1842, quien al mando de la goleta Ancud, tomó
posesión efectiva del estrecho de Magallanes y la Patagonia adelantándose a
pretensiones de potencias europeas. El Capitán de Corbeta Policarpo Toro,
44
comandante del transporte Angamos, incorporó a la República la isla de
Pascua en 1889; como consecuencia, Chile se internó profundamente en la
cuenca del Pacífico. El Piloto Luis Pardo, al mando de la escampavía Yelcho,
consolidó los derechos de Chile sobre la Antártica al rescatar a los náufragos
de la expedición de Shackleton durante el duro invierno de 1916. El Comodoro
Federico Guezalaga, comandante de la flotilla Antártica, realizó la primera
expedición al continente helado en 1947 y construyó la base Arturo Prat en la
isla Greenwich.

En el siglo XIX y XX corbetas, cañoneras, escampavías, patrulleras, barcazas y


otras unidades navales basadas en Punta Arenas -sucesivamente Gobernación
Marítima, Apostadero y Zona Naval- realizaron innumerables taras. “Ellas
deben atender la red de faros, boyas y balizas para la seguridad de la
navegación, acudir en ayuda de otros pobladores en regiones tanto más
apartadas, como las del río Baker, continuar con el perfeccionamiento de la
carta náutica, ejercer soberanía y atender emergencias y auxilio a buques que
navegan la región” (4). La base naval de puerto Williams nació gracias al
esfuerzo de marinos e infantes de marina como punto de apoyo al creciente
quehacer naval.

La Armada también se preocupó de mantener la paz mediante la conformación


de un poder naval creíble para efectos de la disuasión. El Embajador de Chile
en Gran Bretaña D. Agustín Edwards Mac Clure, en el lanzamiento del
acorazado Latorre en 1913, expresó: “Las fuerzas navales de mi patria son un
símbolo de paz y de armonía y no una amenaza para ningún país. Chile, al
modernizar su escuadra, no tiene presente otro objetivo que prevenir con su
poder eventualidades que pudieran amenazar la concordia internacional
sudamericana y asegurar en esta forma la influencia legítima que le
corresponde desempeñar en los destinos que le ha trazado la historia en el
continente americano” (5).

Colaborando con la política, la Marina respondió a numerosas crisis


desplegando, oportunamente sus fuerzas principales listas para el combate en
las áreas amagadas. La más grave, ocurrió en diciembre de 1978 por causa de
las islas del Beagle. “El almirante López zarpó al atardecer del día 19 a un
punto inicial situado al Sur del cabo de Hornos. Su misión era rechazar
cualquier intento de desembarco en islas chilenas... No era éste el único
desplazamiento operativo que había efectuado la flota chilena durante la crisis
con nuestros vecinos. Esta flota había zarpado, también, con el máximo
alistamiento a fines de marzo y de octubre de 1978, épocas en que el gobierno
argentino había planteado exigencias inaceptables para Chile y en que las
negociaciones entre ambos países parecieron llegar a un punto de ruptura” (6).
En el último despliegue el Ministro de relaciones Hernán Cubillos declaró el 19
de diciembre: “Nosotros estamos dispuestos a ir a la guerra, si es que nos
llevan a la guerra y pelear con todas las consecuencias que ello tiene, pero
queremos dejar muy en claro ante la opinión pública, que nosotros no vamos a
iniciar la guerra” (7). El conflicto desembocó en la mediación del Vaticano, que
finalmente determinó los límites entre Chile y Argentina en el área del Beagle y
Cabo de Hornos.
45
En forma permanente, unidades de la Armada llevan a cabo otras importantes
labores en respaldo de la política. Frecuentemente, participan en ejercicios
combinados con fuerzas navales de países limítrofes y otros estados amigos.
El Buque Escuela Esmeralda desarrolla intensas actividades en sus viajes de
instrucción. “La actividad diplomática representada por las visitas a puerto es
también una forma de presencia. Ningún autor de obras marítimas de tiempos
modernos ha dejado de destacarlo, y hubo algunos (como Gorshkov) que han
exagerado su importancia. Ciertamente que a pesar que las visitas a puerto
son tan antiguas como el mismo uso del mar, el fenómeno se ha difundido tanto
en el siglo veinte merced al incremento de alcance de las unidades navales”
(8). Estas tareas, bien programadas y ejecutadas, contribuyen de manera
significativa al prestigio naval, ingrediente anímico fundamental para la
disuasión.

1.4. AMBITO ECONOMICO

Al analizar el Poderío Marítimo se evidencia que envuelve dos elementos de


distinta naturaleza pero complementarios. El poder naval de esencia político
estratégica cuya razón de ser es la protección de los Intereses Marítimos,
componente de carácter socio-económico. Dicho amparo lo presta de modo
permanente, tanto en la paz como conflicto. Más aún, en el caso nacional la
Armada fomenta su desarrollo y mantención. Por ejemplo, D. Carlos Antúnez,
Ministro de Marina en 1885 señala “Si la experiencia últimamente recogida ha
llevado al espíritu de todos los chilenos y el convencimiento de que la marina
de guerra es la salvaguardia de nuestros puertos y el mejor sostén de nuestros
derechos, es ya también tiempo de que comencemos a preocuparnos con
interés de nuestra marina mercante, auxiliar poderosa de aquella y llamada a la
vez a dar autonomía y vida propia a nuestro comercio internacional” (9). Como
se puede apreciar la preocupación del Ministro de Marina comprendía los
puertos, marina mercante y comercio exterior; los intereses marítimos de mayor
significación para el desarrollo nacional.

Al presente estudio le interesan preferentemente aquellas responsabilidades de


la Armada que exigen esfuerzos a realizarse en el mar tales como “la actividad
hidrográfica y oceanográfica que la Armada venía efectuando desde Diciembre
de 1834 con el primer trabajo hidrográfico efectuado en la desembocadura de
Río Bueno, por el bergantín de guerra chileno Aquiles al mando del Capitán de
Fragata Don Roberto Simpson” (10). Las tareas hidrográficas demandan una
constante labor, la Memoria de Guerra y Marina de 1879 expresa: “En el
verano último se han llevado a cabo cinco exploraciones de interés para la
geografía y la navegación. La primera en la Tierra del Fuego, dirigida por el
Teniente 2° Don Ramón Serrano M., la segunda, a cargo del Teniente 1° Don
Juan T. Rogers, tuvo por objeto reconocer la parte austral de la Patagonia en la
falda de los Andes; la tercera, se limitó a estudiar algunos boquetes de la
cordillera y fue desempeñada por el Teniente 2° don Manuel Señoret; la cuarta,
dirigida por el comandante de la corbeta Magallanes, Capitán de Fragata don
Juan J. Latorre, fue la continuación de los reconocimientos de las aguas de
Skyring suspendido el año anterior; y la quinta, confiada al comandante de la
46
corbeta Chacabuco, Capitán de Fragata don Oscar Viel, se concretó a hacer un
estudio hidrográfico de los canales occidentales de la Patagonia” (11). Esta
casi bicentenaria y tenaz obra genera una cartografía y publicaciones
complementarias de prestigio y confiables, haciendo a las vías de navegación
comercial seguras, e incluso, capaces de soportar el emergente turismo
marítimo en los canales australes. Además, el Servicio Hidrográfico y
Oceanográfico de la Armada mantiene una constante labor de investigación de
los fenómenos físico-químicos, mareas, corrientes y olas del litoral, apoyando,
en forma directa o indirecta, el aprovechamiento de las riquezas del mar.
Finalmente, el aludido Servicio controla y opera el Sistema Nacional de Alarma
de Maremotos (Tsunamis) cooperando a reducir los perjuicios humanos y
materiales de estas eventuales catástrofes naturales.

En otro aspecto, una obligación permanente de la Armada representa la


vigilancia y resguardo de la Zona Económica Exclusiva, con su inmensa
cantidad de recursos vivos y no vivos. Esta responsabilidad cobra cada día
mayor relevancia ante el agotamiento de los caladeros tradicionales y la
ominosa amenaza de depredadores foráneos. “La propiedad de ciertos
recursos puede generar un conflicto internacional, donde quizás resulten
involucradas otras formas de poder: los aspectos legales y diplomáticos en
cuanto al campo intelectual, y también el poder militar tendrían intervención de
ser necesario. Finalmente, la protección y preservación de los recursos y de
las agencias que los explotan hará indispensable el cumplimiento de funciones
policiales, que en última instancia se apoyan en el poder militar” (12).

Las reparaciones y mantención de las unidades de la flota exigen contar con un


establecimiento terrestre equipado con tecnología de última generación. Los
Astilleros y Maestranzas de la Armada, ASMAR, también prestan asistencia a la
marina mercante y pesquera nacional e internacional: “Según datos del Banco
Central en los últimos cinco años sus servicios de exportación representan, en
promedio, el 13.59% de la exportación de servicios del país” (13).

Finalmente, la renovación de la flota con unidades construidas en el país


significa una inversión con extraordinarios beneficios para la comunidad
nacional. Ofrece miles de puestos de trabajo permanente para personal
especializado de diferentes rangos. Las firmas foráneas involucradas se
asocian con empresas locales que necesitan amoldarse a las exigentes normas
internacionales. Otorga acceso a tecnología de punta en construcción naval,
metalurgia, electrónica, computación, automatización, electricidad, propulsión,
armamento y similares. Capacita a ASMAR y contratistas participantes en la
homologación, mantención y reparación de los complejos sistemas integrados
en los buques de combate. A lo anterior se suman los substanciales “offset”
negociados por el gobierno. Así, el gasto en poder naval se transforma en un
rentable negocio.

1.5. AMBITO SOCIAL


47

En este campo, la Armada a través de sus unidades navales desarrolla una


constante y anónima labor. Las de mayores alcances son: el sostenimiento de
comunidades residentes en localidades aisladas, el otorgamiento de seguridad
a la vida en el mar, auxilio en caso de catástrofe y ejercicio de la policía
marítima.

Los transportes, escampavías, patrulleras, barcazas y rompehielos asignados a


las bases de Valparaíso, Talcahuano, Puerto Montt, Punta Arenas y Puerto
Williams integran a la sociedad a los pobladores aislados en remotos
asentamientos ubicados en la fracturada zona de canales, territorios insulares
oceánicos y Antártica. Les proporcionan víveres, consumos básicos, asistencia
sanitaria, transporte y pasajes. Sin esta colaboración, amplias regiones del
país carecen de capacidad para subsistir ni menos desarrollarse. “A las
actividades de exploración en la Antártida, debemos agregar la obra
colonizadora de la Armada en algunas regiones remotas del territorio chileno.
Estas actividades son parte de un plan de ayuda a los habitantes de las
regiones apartadas. En la desembocadura del río Baker, el más caudaloso de
Chile, la Armada mantiene una posta sanitaria, pulpería y radioestación, única
comunicación con el exterior para los habitantes de la región. La Armada
transporta los productos de los tres mil habitantes de la región y lleva los
materiales necesarios para la subsistencia. Actividades similares se realizan en
la Isla de Pascua. En 1954 se fundó Puerto Williams, un pequeño pueblo en la
isla Navarino con el personal de la Armada y sus familias. Esta pequeña aldea
depende en su totalidad de la Armada y gracias a los esfuerzos de la institución
se ha logrado atraer a los habitantes de la zona” (14).

La Marina Nacional tiene como responsabilidad el rescate y seguridad de la


vida en el mar dentro de una superficie que supera los 30 millones de
kilómetros cuadrados. En esta inmensa área oceánica presta auxilio a grandes
naves necesitadas de apoyo meteorológico, comunicaciones, remolque,
desembarque de personal accidentado o enfermo. También socorre a bañistas
descuidados en su larga costa. El año 2001 registra el salvamento de 1.795
vidas y el auxilio a 117 naves.

En el caso de catástrofes, frecuentes en un país sísmico y sujeto a rigurosos


fenómenos meteorológicos, las dotaciones navales, gracias a su alto
profesionalismo y especialización, colaboran a reparar los daños producidos en
las estructuras residenciales, servicios públicos, obras de arte viales y restaurar
la normalidad en la zona siniestrada.

“El 21 de mayo de 1960 la región sur del país sufrió los efectos de un serio
terremoto. Al igual como en la catástrofe de 1938, la Armada procedió a poner
todas sus facilidades al servicio de la zona afectada... Cada nave que llegaba al
lugar de la tragedia aportaba de inmediato atención médica y sanitaria,
personal técnico y mano de obra, víveres, medios de comunicación, etc.” (15).
48
El británico K. Booth indica “El papel de policía atañe tanto a lo interior como
exterior. Esa función tiene raramente relación con las fuerzas armadas de los
demás Estados: más bien se ocupa de hacer efectiva la soberanía en las
propias fronteras marítimas del territorio nacional” (16). En otro párrafo agrega
en relación a las unidades dedicadas a esta tarea: “Esas fuerzas tratan de
beneficiar a los intereses fundamentales de los Estados litorales, a saber, la
afirmación de la soberanía, el aprovechamiento de los recursos naturales de las
zonas marítimas contiguas y el mantenimiento del buen orden” (17).
Embarcaciones de policía marítima realizan repetidos patrullajes destinados a
prevenir el ingreso de pesqueros foráneos, contrabando, narcotráfico,
inmigración ilegal y contaminación. El Almirante J. Martínez Bush resume estas
labores: “Por otra parte ampara la paz interior al controlar la irrupción de
buques que efectúen contrabandos, entreguen armamentos y desembarquen
individuos que alteren el orden constituido. Evita la recolección de inteligencia
oceanográfica, meteorológica, de comunicaciones o que se efectúe bloqueo
electrónico, interceptación, interferencia y retrasmisión de informaciones que de
una u otra forma afecten la seguridad del Estado” (18). Asimismo se preocupa
del tránsito seguro de cargas peligrosas, en particular las radioactivas.

2. AREAS DE MISION

2.1. FUNDAMENTOS GENERALES

La estrategia requiere adaptarse, con presteza, a los novedosos desafíos


impuestos por un escenario dinámico y veleidoso donde reina la incertidumbre.
En dicho ámbito, lo único verdadero y concreto son las colisiones de intereses
entre sus integrantes. Los actores, dotados de voluntad y poder, provocan
numerosos conflictos de diversa índole, amplitud e intensidad con la pretensión
de alcanzar sus metas.

Por otra parte, la esfera de acción de la estrategia se ha expandido de modo


considerable por demandas de la política, su omnipresente mentora. Hasta
mediados del siglo recién pasado, su preocupación exclusiva residía en los
vitales requerimientos de la guerra. Después de la Segunda Conflagración
Mundial, emergieron dos colosos con ambiciones hegemónicas incompatibles e
intransables entre sí. Uno de los dos debía desaparecer. Para agravar aún
más la coyuntura, estaban armados con pavorosos ingenios de destrucción
masiva.

La guerra generalizada entre ambas superpotencias y sus respectivos bloques


dejó de ser un instrumento sensato de la política. No existía concordancia
alguna entre fines y medios. Ante esta disyuntiva, la imaginativa estrategia
encontró un insospechado rol: mantener la paz mediante la disuasión. Como
contrasentido, los pilares principales donde descansaba la teoría disuasiva eran
la irracionalidad y la incertidumbre: “Entonces interviene un segundo grado de
persuasión, basado esta vez por el contrario en la irracionalidad. Si tenemos
que vérnoslas con un loco, no hay que acosarlo demasiado... De esta montaña
de valoraciones conjeturales, de hipótesis y de apreciaciones basadas en
49
intuiciones complejas, sólo destaca un único factor que tenga un valor cierto: la
incertidumbre. Es, en fin de cuentas, la incertidumbre la que constituye el
factor esencial de la disuasión” (19).

La inseguridad reinó durante el azaroso “Equilibrio del Terror”, vigente por casi
medio siglo. La supervivencia de la humanidad dependía tan sólo de la
voluntad de dos belicosos contrincantes enfrentados en una desmesurada
pugna. La disuasión, apellidada estratégica, únicamente impedía el suicidio
nuclear; se demostró impotente para contener violentas contiendas con armas
convencionales en áreas marginales. El límite entre la paz y la guerra, otrora
nítido, se tornó en extremo difuso. Los Estados mantenían relaciones
diplomáticas formales, mientras emprendían actos de franca hostilidad. Estas
controversias, amparadas o patrocinadas por las potencias rectoras, contenían
en su seno el germen de una contienda mayor en caso de descontrolarse.
Nuevamente, la pragmática estrategia creó la “Maniobra de Crisis”. Dicho
instrumento reguló la escalada de la violencia evitando el cruce del “Umbral de
Agresividad Crítica”. De este modo, previno el desencadenamiento de un
intercambio nuclear. La Armada de Norteamérica jugó un papel preponderante
en la solución de las crisis. “La respuesta a crisis ha sido una larga empresa de
la Armada y el Cuerpo de Infantería de Marina. Entre 1946 y 1982, en
alrededor de 250 casos de empleo de las fuerzas militares norteamericanas, en
el 80% de nuestras respuestas a crisis, las fuerzas navales constituyeron el
elemento principal” (20).

En la última década del turbulento siglo XX, la Unión Soviética junto con el
artificial Pacto de Varsovia se desplomaron bajo el insoportable peso de sus
contradicciones. Estados Unidos consolidó su condición de única
superpotencia militar, al esfumarse su rival. La monopolaridad político-
estratégica vino acompañada de una vigorosa globalización económica. Este
beneficioso proceso fue respaldado por un vertiginoso avance tecnológico, en
particular de la electrónica, telecomunicaciones, computación, aeroespacio,
automatización, biotecnología y otros similares.

Como contraste, a los evidentes beneficios causados por el ocaso de las


ideologías totalitarias, pareció destaparse una siniestra caja de Pandora que
guardaba adormecidas añosas e inéditas fuentes de controversias. Con
singular barbarie y malignidad emergieron fanatismos religiosos, racismos,
caudillajes, corrupción, narcotráfico, lavado de dinero, inmigración ilegal,
piratería, junto con otras lacras. Algunas facciones enajenadas recurrieron al
antiguo pero eficaz terrorismo para conseguir sus demenciales metas.

Los Organismos Internacionales, inquietos ante la proliferación de los


conflictos, buscaron antídotos orientados a restablecer la armonía en las
regiones afectadas. Para tal efecto recurrieron a la desacreditada estrategia.
Ella, dúctil y plena de recursos, proporcionó las Operaciones de Paz en sus dos
modalidades: “Mantención” e “Imposición”.
50
2.2. FUNDAMENTOS ESPECIFICOS

a) Generalidades

La estrategia marítima, hermana siamesa de la diplomacia a causa del


escenario internacional donde se materializa, tuvo que amoldarse a los
nuevos requerimientos del cambiante panorama político. Con tal
propósito, debió sumar a sus tradicionales tareas a realizar durante la
guerra nuevas misiones a efectuar durante la paz. “Mientras que antes de
la Segunda Guerra Mundial el control de las comunicaciones era su misión
esencial, sino única, las que tienen hoy día han llegado a ser mucho más
variadas. El Almirante Turner las ha formulado en una tetralogía que ha
llegado a ser clásica: disuasión oceánica, dominio del mar, proyección de
poder y presencia” (21).

Esta agrupación de tareas por áreas de misión, efectos a lograr, permite


diferenciar aquellas a realizar en tiempos de conflicto con las a llevar cabo
durante la paz. Las primeras abarcan las de control y proyección;
mientras las otras, disuasión y presencia. Asimismo, esta modalidad
faculta vincular, con facilidad los objetivos nacionales con las metas a
satisfacer por la Marina de Guerra. Dicha articulación pone en evidencia
la versatilidad del poder naval como instrumento político. “Pero el poder
militar marítimo sirve para propósitos muy diferentes que la defensa del
comercio y los recursos. Son los propósitos políticos en sentido amplio, y
que en última instancia consisten en el mantenimiento o mejora de la
posición del Estado en el mundo... La ejecución puede fluctuar desde la
declaración de la soberanía sobre el propio mar territorial hasta lanzar
fuerzas anfibias hacia el otro lado del mundo; desde situar una nave
pequeña, pero bien apoyada en una posición de vanguardia, hasta...
incluir el envío de fuerzas para sostener alianzas. Estas ayudas pueden
efectuarse en tiempo de paz, o al menos en esto parecido a la paz que el
mundo vive... el poder militar marítimo es un factor de suma efectividad
dentro de las estructuras del poder mundial” (22). El Estadista, con su
empleo, está capacitado para conseguir importantes logros políticos,
diplomáticos, sociales, económicos y estratégicos. Lo anterior, otorga
sólidos argumentos al mando institucional a fin de justificar los gastos
exigidos para el desarrollo y mantención de una fuerza naval concordante
con las ineludibles necesidades del país.
51
b) Estrategia Militar

En el nivel de la estrategia militar, los alcances de las áreas de control y


proyección -las de neto significado bélico- facilitan la comprensión del
Ejército y Fuerza Aérea sobre el rol a desempeñar por la Armada en las
empresas guerreras. Asimismo, al Campo de Acción de la Defensa le
permite establecer las tareas de la Armada a ejecutar tanto en forma
conjunta como independiente. También, le colabora a la asignación de los
medios más adecuados, sin duplicación de esfuerzos, en la obtención de
los objetivos estratégicos. En relación a lo conjunto, subraya la
trascendencia del control del mar, componente imprescindible del dominio
del Campo de Batalla, para alcanzar las metas fijadas a los mandos
operativos. Finalmente, tal vez lo más importante, habilita la conformación
de fuerzas navales compatibles con los objetivos estratégicos, sin incurrir
en redundancia con los otros medios de la Defensa.

c) Ambito Institucional

En el ámbito institucional, las áreas de misión facultan al mando proyectar


y crear la fisonomía y particularidades de las fuerzas navales en el
mediano y largo plazo. Permiten la adquisición de las plataformas y
sistemas de armas más adecuados a las tareas a emprender, como
también la infraestructura de apoyo necesaria. Orientan el planeamiento
estratégico y operativo al conjugar medios, capacidades, objetivos y
efectos a conseguir. Colaboran a la racional distribución de medios
humanos y materiales disponible conforme a las prioridades de las tareas
a cumplir. Por último, forman conciencia entre los integrantes de la
Armada respecto a la utilidad del poder naval en sus labores de paz y
conflicto.

En lo económico, las áreas entregan al mando elementos de juicios reales


y tangibles para la obtención de fondos presupuestarios para financiar las
tareas de carácter político, diplomático, social, económico y estratégico.
Asimismo, ellas le permiten con antecedentes fundamentados, la
distribución de los recursos y medios disponibles entre los diferentes
mandos involucrados en la ejecución de las tareas.

Las áreas de misión -control, proyección, disuasión y presencia- en


apariencias obligan a construir unidades navales expresamente diseñadas
para efectuar tareas específicas y excluyentes. En general, los buques de
combate son polivalentes; sin embargo, algunos poseen mejores aptitudes
para alcanzar óptimos resultados desempeñando cometidos relativos a su
concepción original. Por ejemplo, una nave construida para el control del
mar precisa sofisticados y eficientes sistemas de armas dedicados a la
guerra de superficie, antiaérea, antisubmarina; junto con un completo
equipamiento C4IR, e incluso el transporte y operación de aeronaves. En
tanto, navíos construidos para la proyección demandan gran capacidad de
transferencia -buque-playa- de tropas de asalto dotadas con voluminosos
52
y pesados equipos y armas de apoyo; lo cual significa sacrificar otros
requerimientos. Los submarinos creados preferentemente para la
negación del mar exigen una substancial capacidad ofensiva, discreción,
movilidad y resistencia.

Conviene recordar que en el caso de Marinas de Guerra convencionales,


la disuasión y presencia son efectos producidos por un poder naval
equilibrado apto para conseguir la decisión de la guerra en el mar ante
eventuales conflictos bélicos. Sobre la materia el británico K. Booth aportó
un interesante comentario: “Está bien que el papel militar forma la base
del triángulo (papel diplomático, policía y militar) pues la esencia de las
Armadas es su carácter militar. La violencia, efectiva o potencial, es la
moneda de cambio que usan. La capacidad de una Armada para usar la
fuerza o amenazar con usarla, es lo que da significado a sus otros modos
de acción. Su impacto diplomático deriva de la percepción de su carácter
militar. Es obvio que su utilidad en los conflictos proviene de su aptitud
para usar exitosamente su fuerza bruta. El papel diplomático de las
Armadas estriba en el manejo de la política exterior sin llegar al uso de la
fuerza. El ejercicio de la diplomacia apoya a la política del Estado en las
negociaciones y en las relaciones internacionales en general. El papel de
policía atañe tanto a lo interior como a lo exterior” (23).

En resumen, las Armadas destinan preferentemente sus recursos


-siempre escasos ante tantas y variadas demandas- en la construcción de
plataformas de combate construidos para cumplir tareas militares: control
y proyección. Sin embargo, como es natural, hay excepciones. Las
grandes potencias marítimas asignan ingentes fondos a la adquisición de
submarinos nucleares balísticos dedicados únicamente a la Disuasión
Estratégica. Asimismo, países como el nuestro con vastos dominios
oceánicos no le resulta económico ni eficiente ordenar a buques de línea
realizar tareas de policía, mantención de la señalización marítima, rescate
y salvataje, etc. Más provechoso le resulta adquirir algunos patrulleros,
escampavías, remolcadores, aeronaves y embarcaciones auxiliares de
menos complejidad para a ejecutar esas labores. Sin embargo, no es
conveniente exagerar y convertirse en una marina guardacosta sin peso
estratégico

3. AREAS DE MISION DE LA MARINA DE CHILE

3.1. ANTECEDENTES

La teoría de las operaciones navales típicas -Conquista, Disputa y Ejercicio del


control del mar- sirvió de sustento, por largo tiempo, al pensamiento estratégico
de la Armada. El Almirante Justiniano hizo un conciso comentario sobre la
materia: “La enumeración de operaciones navales típicas conocidas
tradicionalmente, salvo la ofensiva estratégica, contempla únicamente
actividades que pueden ser realizada sólo en tiempo de guerra, omitiendo el
importante rol y la gravitación que el poder naval ejerce desde la paz en
respaldo de la política exterior del Estado.
53
Por otra parte, respecto a las operaciones de ejercicio del control del mar, no
expone con suficiente precisión la diferencia fundamental que existe entre las
operaciones que permiten el uso de las rutas marítimas y negarlo al enemigo, y
aquellas cuyo efecto estratégico puede ser inmediato y muy significativo, como
lo es la proyección del poder militar de la nación contra el territorio adversario,
por intermedio del poder naval” (24).

Ante tal circunstancia, la Marina de Chile, resolvió actualizar y ampliar sus


ideas sobre la estrategia marítima sin desechar, a priori, conceptos que se
habían demostrado útiles por su claridad. Encontró en las Areas de Misión,
propuestas por el Almirante S. Turner, un método que permitía superar las
omisiones de la anterior ordenación. Pero, para satisfacer las necesidades
teóricas de la Armada requería hacerle ciertas modificaciones, sin alterar su
fondo.

3.2. AREA DE MISION DE CONTROL DEL MAR

OBJETO

Obtener el control del mar para explotarlo en beneficio propio y negárselo al


enemigo.

- Operaciones de Conquista

 Batalla.
 Bloqueo Militar

- Operaciones de Disputa

 Contraataque Mayor.
 Contraataque Menor.
 Flota en Potencia.

- Operaciones de Ejercicio

 Realizar el Transporte.
 Impedir el Transporte.
 Proteger el Transporte.
54
3.3. AREA DE MISION PROYECCION

OBJETO

Proyectar el poder militar sobre las costas enemigas a través del mar y evitarlo
en el litoral propio.

- Ofensivas Estratégicas

 Operaciones Anfibias.
 Operaciones Costa a Costa.

- Ofensivas Tácticas

 Incursiones Anfibias.
 Bombardeo Naval.
 Operaciones Aeronavales Tácticas.

- Especiales

 Bombardeo Nuclear.
 Demostración y Finta Anfibia.
 Evacuación.

- Defensa del Litoral

 Defensa Contra la Invasión.


 Defensa de Costa.

Las áreas de misión Control y Proyección, satisfacen las tareas a realizar en la


guerra y que están contempladas por la misión de la Armada. Su teoría se
encuentra desarrollada en los capítulos precedentes respectivos.

3.4. DISUACION

a) Objeto

Evitar que potenciales agresores amaguen los intereses vitales del país o
pretendan iniciar un conflicto bélico.
55
b) Fundamentación

“La disuasión pretende desanimar, lo más anticipadamente posible,


cualquier intención adversaria de interferir contra los intereses vitales
propios, demostrando que el costo de hacerlo será más alto que los
beneficios a obtener. La disuasión más eficaz es aquella que insinúa la
potencial capacidad de vencer. Es decir, la mejor forma de disuadir es
preparándose para vencer” (25).

La disuasión estratégica o nuclear descansa en la certeza de recibir daños


inaceptables e incongruentes con cualquier objetivo político de conflicto.
De manera inequívoca, amenaza con el suicidio mutuo al recurrir al
armamento atómico. Esta es la base del “Equilibrio de Terror”. Tal
certidumbre no existe en la disuasión convencional.

La fórmula riesgo-beneficio, uno de los fundamentos de la disuasión


estratégica, no tiene aplicación. Conviene tener presente la naturaleza
abstracta de los Objetivos Políticos de un país. Por consiguiente, se hace
en extremo difícil, sino imposible, calcular con ciertas bases racionales los
costos que está dispuesto a pagar un agresor con el fin de conseguir sus
ambicionadas metas. La “Teoría del Riesgo” (Disuasión) ideada por
Tirpitz, por el contrario, incentivó la guerra: “La esencia de esa teoría era
que ya que la Armada Alemana no podría hacerse suficientemente fuerte
para llegar a tener una oportunidad razonable de victoria contra todo los
oponentes que se encontrara, debía lograr una fortaleza tal que su
destrucción implicaría una pérdida enorme hasta para la mayor Potencia
Naval y que su supremacía quedara en riesgo aún ante las Armadas de
tercer orden, con el fin de que tan sólo el hecho de pensar en asumir ese
riesgo la desmotivara para realizar un ataque. En otras palabras, debido a
que no podía proveer de protección directa a sus objetivos -las
comunicaciones marítimas y los intereses alemanes en ultramar- contra la
Potencia Naval de Gran Bretaña, Tirpitz adoptó la idea de protegerlos
indirectamente desarrollando una Armada como un factor de riesgo que
como él esperaba evitaría una guerra política, sabiendo que no podría
lograr una victoria militar... Este ingenioso esquema sufrió,
desafortunadamente, un traspié fatal, debido a que se basaba en
suposiciones psicológicas impredecibles y cuestionables” (26).

En consecuencia, crear, desarrollar y mantener un poder naval bajo el


concepto riesgo-beneficio conduce a ambigüedades inaceptables. La
solución la entrega el Almirante Justiniano: “El riesgo planteado por la
disuasión (convencional) está basado en lograr que el adversario pierda la
fe en su victoria..., Es la dialéctica de la esperanza de victoria, intentando
convencer de lo inseguro de su éxito y lo probable del propio” (27). Por
tanto, el único antídoto práctico y válido radica en el desarrollo de una
fuerza naval balanceada; apta para disputar, conquistar y explotar el
control del mar, componente inseparable del dominio del campo de
batalla. Como la experiencia histórica nacional lo demuestra, una flota
con esas características ejerce una beneficiosa influencia estabilizadora
56
en el entorno internacional. Sin embargo, no basta tener la fuerza sino
también la preparación, prestigio y voluntad estratégica para emplearlo
con eficacia. Dichos factores deben ser percibidos con nitidez, con el
propósito de infundir el efecto buscado.

Las acciones tendientes a satisfacer el objeto del área de misión disuasión


son las siguientes:

 Crear y desarrollar un poder naval balanceado concordante con


los objetivos e intereses marítimos nacionales a resguardar durante la
paz y capaz de disputar, conquistar y explotar el control del mar en
caso de conflicto. La explotación, involucra la proyección.

 Mantener fuerzas aeronavales listas y preparadas para operar de


modo permanente tanto en aguas interiores como oceánicas.

 Establecer y conservar una imagen de equilibrio de poder en la


región.

 Realizar actividades destinadas a acrecentar el prestigio naval.

3.5. PRESENCIA NAVAL

a) Objeto

Impedir o restringir acciones contrarias a los intereses nacionales y


realizar o apoyar acciones que los favorezcan.

b) Antecedentes

La presencia naval representa la más amplia, compleja y permanente de


las áreas de misión a realizar por un Poder Naval. Sus tareas abarcan,
por lo general, desde la amenaza o el uso limitado de la fuerza hasta la
realización de generosas labores humanitarias. Todas las Marinas
contemplan esta área, sin embargo, le otorgan diversas denominaciones y
derivaciones.

La Armada de Estados Unidos, en un principio, la circunscribía al manejo


de crisis, el resto de las tareas las cumplía el Servicio Guardacostas. La
ex-Marina Soviética la conocía como Armada en tiempo de Paz, la cual
incluía hasta la disuasión nuclear. La Armada Británica la comprendió
dentro de la Aplicación del Poder Marítimo en su versión Benigna, Policial
(Constabulary) y también como parte de su utilización militar en el Apoyo a
la Diplomacia.
57

La presencia naval está en estrecha relación con la disuasión: “La


presencia de buques de guerra es el mejor seguro, para no tener
necesidad de utilizarlos (28). Además, numerosas de sus tareas ayudan a
incrementar el prestigio naval, ingrediente psicológico básico para
otorgarle credibilidad a una Armada en su rol de disuasión. El Almirante
Turner destaca: “La misión de presencia naval es simultáneamente tan
sofisticada y sensible como ninguna, pero también, probablemente, la
menos entendida de todas las misiones de la Armada. Una bien
orquestada presencia puede ser enormemente útil como complemento de
acciones diplomáticas para alcanzar objetivos políticos. Aplicada
hábilmente y con firmeza y con la fuerza precisamente apropiada, la
presencia naval puede ser un persuasivo disuasivo para evitar la guerra.
Usada con ineptitud, puede ser desastroso” (29).

La Marina de Chile, como se describió anteriormente en este capítulo, ha


cumplido incontables tareas de carácter político-diplomático, económico y
social durante la paz. Además, se hizo necesario incorporar las nuevas
obligaciones surgidas por causa del ágil entorno marítimo nacional e
internacional. Con el propósito de ordenar de manera sistematizada las
actividades de la presencia naval se agruparon en tres conjuntos:

 CONTRIBUCION A LA POLITICA.
 POLICIA MARITIMA.
 APOYO A LA COMUNIDAD.

c) Tareas específicas de contribución a la política

(1) MANIOBRA DE CRISIS

El libro de la Defensa Nacional señala: “La crisis es un conflicto de


intensidad limitada, que involucra a actores del sistema internacional,
en el que se trata de lograr ciertos objetivos mediante presiones o
negociaciones sin llegar al enfrentamiento o uso generalizado de la
fuerza” (30). El Almirante Miguel Vergara amplía dicho aserto: “en
un mundo interdependiente como el nuestro, lo más probable es que
el conflicto entre Estados se expresen en forma de crisis
internacional, cuya resolución requiera la amenaza del empleo de la
fuerza, o su uso en forma limitada, ya sea en intensidad o en
extensión geográfica” (31).

La crisis constituye una herramienta político-estratégica a disposición


del Estado, similar a la guerra. Cuenta con sus propias reglas y
procedimientos. Persigue ventajas u objetivos de variado orden, pero
no excesivamente ambiciosos. Su argumento es la fuerza o
amenaza de usarla. Pretende convencer al antagonista en aceptar
una transacción desventajosa, aunque en apariencia beneficiosa. El
signo distintivo de la crisis radica en su reversibilidad. El desenlace
58
restablece la situación de paz previa a la confrontación, aunque con
las alteraciones introducidas en las negociaciones.
Lo anterior, transforma al manejo de crisis en un proceso complejo,
ambiguo y primordialmente psicológico. El blanco principal reside en
la mente del gobernante adversario, a quien se debe impresionar y
persuadir. En tanto a los mandos ejecutores sólo le está permitido
actuar dentro de límites estrechos preestablecidos, sin libertad para
modificarlos.

La fuerza naval, por sus atributos característicos -en especial su


flexibilidad y listo para operar el arribo- junto con las particularidades
del escenario donde opera, la hace un instrumento crucial destinado
a encarar las crisis. Desde tiempo atrás, las crisis representan una
ocupación tradicional de las Armadas, incluyendo a la nuestra como
señala su experiencia histórica. James Cable las incluye dentro de la
“Diplomacia de Cañoneras”.

En el presente aumenta la posibilidad que los océanos, sin límites


precisos y conteniendo inmensos recursos, se transformen en teatro
de frecuentes tensiones y conflictos. Por tanto, existe un amplio
abanico de alternativas para la aplicación del poder naval tanto en los
conflictos o su prevención, entre ellas: mostrar la bandera,
despliegue expresivo, entrenamiento extraordinario, bloqueo en
determinadas áreas, minaje, bombardeo naval y asalto anfibio.

El desarrollo de la maniobra de crisis está sujeto a la observación y


respeto de numerosas reglas y procedimientos. Pero, los bandos en
disputa observan las normas mientras le aporten dividendos. En
consecuencia, jamás se debe olvidar que la crisis se desarrolla bajo
la ominosa sombra de la guerra. El cruce del Umbral de Agresividad
Crítica puede ser casual o provocado de manera premeditada. Su
maniobra se encuentra detallada “Manual de Conducción de Crisis de
la Defensa Nacional”. A.G.N. 1995.

(2) OPERACIONES DE PAZ (OPAZ)


“Las instituciones de la Defensa Nacional participan en operaciones
de paz conforme a las políticas y directrices del Estado de Chile. La
definición sobre los medios que tomaran parte se basa
fundamentalmente en el tipo de operación que el Presidente de la
República ha decidido aceptar y en el análisis de las capacidades
que mejor pueden dar cumplimiento a la misión propuesta” (32).
Chile ha dispuesto una Fragata Misilera y una Compañía de
Infantería de Marina, con algunos apoyos, a disposición de las
Fuerzas de Reserva de la ONU. Pero, se mantiene vigente la
Política de Participación de Chile en OPAZ que estipula:

“a) Que las OPAZ deben satisfacer el interés nacional, el que se


relaciona, entre otras materias, con los compromisos adquiridos
59
con las Naciones Unidas y con la preocupación por los
problemas de la paz.
b) Que el Estado de Chile no pone contingentes a disposición de
las Naciones Unidas para que este organismo determine
autónomamente su destino.

c) Que el Estado de Chile evalúa cada solicitud de las Naciones


Unidas para la participación en operaciones de paz en forma
separada, de acuerdo con su propio mérito. La decisión final
sobre la participación chilena en operaciones de paz la adopta
el Presidente de la República” (33).

En las OPAZ, las fuerzas navales estarían integrando una fuerza


combinada bajo un mando designado por la ONU. Las operaciones a
realizar serían asimilables a las de Control del Mar y Proyección, con
las modificaciones y limitaciones exigidas por cada caso en particular.
Al respecto, resulta de gran interés las conclusiones de un análisis
realizado por la Academia de Guerra Naval sobre las “Operaciones
de No Guerra”: “La Estrategia Marítima se relaciona con las
Operaciones de No Guerra toda vez que el instrumento militar a
emplear en alguna de éstas contemple al Poder Naval, teniendo
como objeto el control del mar o la proyección del poder militar desde
el mar, y existiendo una voluntad que se oponga o se pueda oponer a
su realización mediante acciones de combate.

En esencia, la conceptualización de las Operaciones Navales de No


Guerra resulta absolutamente asimilable a lo que la Estrategia
Marítima señala para la planificación y ejecución de las Operaciones
Navales Típicas. Sin embargo, los procedimientos a utilizar deben
adecuarse a las particulares fisonomías de las primeras, que en lo
fundamental dicen relación con su sensibilidad a consideraciones de
orden político y con el carácter muchas veces asimétrico de la
amenaza a enfrentar” (34).

En resumen, las operaciones navales derivadas de OPAZ estarán


profundamente afectadas por el ámbito político internacional
prevaleciente. Esta influencia, se traducirá en Normas de
Comportamiento y Reglas de Enfrentamiento muy específicas y
restrictivas, con la excepción de la autodefensa.

(3) RESGUARDO DE LA SOBERANIA

“Dar efectiva seguridad al Territorio Oceánico Nacional, a los


intereses marítimos y las rutas oceánicas vitales para el país, dando
por posibles la ocurrencia de amenazas, actos ilícitos o agresiones
que lesionen la jurisdicción y soberanía del Estado, y tomando las
prevenciones correspondientes para neutralizarlas” (35).
60

El cumplimiento de esta responsabilidad es un quehacer preeminente


y permanente de la Armada desde sus albores. La Escuadra,
submarinos, misileras, aeronaves, patrulleras, barcazas y
remolcadores se despliegan y entrenan periódicamente en alta mar y
en las zonas extremas del país. Una Flotilla es creada y organizada
anualmente con el fin de apoyar y mantener las bases antárticas y
hacer soberanía en el Continente Helado. El mismo propósito tienen
las frecuentes comisiones de unidades navales a las posesiones
insulares, en particular, la Isla de Pascua, la que: “constituye la
avanzada de Chile en el Pacífico, constituyendo el punto del territorio
chileno más próximo a los países de la ribera oriental de la cuenca de
este océano” (36).

(4) VISITAS DE BUENA VOLUNTAD


“Una forma tradicional como las fuerzas navales demuestran su
presencia consiste en la visita a puertos extranjero para recordar a
los residentes locales la eficiencia de la Armada y el Estado al cual
pertenece. No es una amenaza de fuerza, en vez de ello el buque y
su dotación se desempeñan como embajadores, cuya función reside
en dar una favorable impresión a la población. Las unidades navales
son únicas en su aceptación internacional y en su capacidad de
infundir esta clase de sensación” (37).
La “Esmeralda”, con su imagen evocadora de antiguas leyendas
marineras, constituye la unidad de la Armada Nacional ideal para
realizar esta clase de cometido. El Buque Escuela muestra a la
opinión pública internacional como las tripulaciones chilenas forjan su
espíritu profesional y valores en prolongadas singladuras a vela.
La Marina también aprovecha, para satisfacer el mismo propósito, las
recaladas a puerto de las unidades de combate que participan en los
diversos ejercicios combinados. Conviene recordar la aseveración
de un experto en el tema: “Las visitas de buena voluntad de
cualquier tipo comprenden una tentativa específica de cultivar al país
huésped, con la esperanza de acumular capital diplomático” (38).

(5) ENTRENAMIENTO COMBINADO

“Desde la última década del siglo XX, el Estado de Chile ha


incorporado en su Política de Defensa la cooperación bilateral y
multilateral en materias de Defensa y seguridad en el marco de los
procesos de integración que impulsa, y de la participación activa en
la mantención y construcción de la paz y estabilidad internacional, y
en su imposición, bajo ciertas condiciones” (39). Esta cooperación se
ha traducido en diversos ejercicio combinados como Unitas, Rimpac,
Team Work, Red Flag, Passex y otros. Por ejemplo, en el ejercicio
61
Unitas del 2002 participaron unidades navales de Chile, Colombia,
Ecuador, Estados Unidos, México, Panamá y Perú.
Los ejercicios combinados ofrecen diversos beneficios políticos y
estratégicos, entre los más destacados se citan: mantener al día a la
Armada en los planes y procedimientos en uso, facilitar la integración
de naves nacionales a Fuerzas de Tareas internacionales e
incrementar el prestigio naval “El prestigio naval siempre ha provisto
una reserva de credibilidad, que a veces ha sido muy importante en
episodios que implicaban el uso o el uso latente de la fuerza naval.
El prestigio, la credibilidad y la disuasión están muy íntimamente
ligados” (40).

d) Policía Marítima

ESPACIO MARITIMO

El espacio marítimo nacional es el correspondiente al Mar Chileno.


Abarca todas las aguas oceánicas que bañan o circundan los territorios
bajo soberanía y derechos de soberanía nacional, hasta las 200 millas
náuticas. El Mar Chileno comprende el Mar Territorial, Zona Contigua y
Zona Económica Exclusiva. A lo anterior, se agregan las Aguas Interiores.
Asimismo, el Estado chileno reconoce el Mar Presencial el que abarca,
para fines prácticos, todo el cuadrante suroriental del Pacífico; en dicha
área el país tiene diversas responsabilidades establecidas en Tratados
Internacionales.

(1) PROTECCION DE LA ZONA ECONOMICA EXCLUSIVA

“Se extiende hasta las 200 mn... donde el Estado ejerce derechos de
soberanía en cuanto a la explotación, exploración, conservación y
administración de los recursos naturales vivos y no vivos existentes
en la masa de agua, el suelo y el subsuelo del mar, así como
jurisdicción respecto del establecimiento y la utilización de las islas
artificiales, instalaciones y estructuras, de la investigación científica
marina, de la protección y preservación del medio ambiente y otros
derechos reconocidos por la Convención sobre el Derecho del Mar
de las Naciones Unidas” (41). La satisfacción de esta
responsabilidad, de carácter permanente, demanda la realización de
patrullajes aeromarítimos y el empleo de unidades de alto bordo para
la captura de los depredadores. El agotamiento de los caladeros
tradicionales, incentiva a que merodeen en las proximidades de las
200 millas numerosos barcos factorías de potencias
extracontinentales.
62

(2) COMBATE AL TERRORISMO Y NARCOTRAFICO

“Chile ha suscrito una serie de acuerdos en relación al terrorismo


internacional. Los últimos instrumentos suscritos son directa
expresión del compromiso de nuestro país con el esfuerzo
internacional contra el terrorismo impulsado tras los ataques
ocurridos en Washington D.C. y Nueva York el 11 de Septiembre de
2001, y complementan el conjunto de convenciones y protocolos
internacionales sobre la misma materia firmados con anterioridad”
(42).
En distintas partes del globo, el terrorismo y el tráfico de
estupefacientes se unen en nefasta alianza para conseguir sus
inicuos propósitos. Aún cuando la anulación de estas amenazas
corresponde a las fuerzas policiales y organismos especializados
(Aduana, Salud y otros); la Armada tiene bajo su responsabilidad la
seguridad efectiva del Territorio Oceánico Nacional. Por tanto, está
obligada a impedir la materialización en el mar de estos ilícitos. Con
tal propósito realiza patrullajes aeromarítimos, visita y registro a
naves sospechosas y actividades similares.

(3) CONTENCION DE LA INMIGRACION ILEGAL

Otra de las amenazas no convencionales recurrentes en distintos


continentes es la inmigración ilegal. Ocasionalmente, se realiza
utilizando a barcos pequeños o medianos atestados de inmigrantes
indocumentados transportados en condiciones deplorables.
Nuestro extenso litoral y la relativa escasa población de Chile se
presta para efectuar este indeseado tráfico humano. Con el
propósito de impedirlo se requieren frecuentes patrullajes de naves y
aeronaves orientados a detectar y capturar en alta mar los buques
dedicados a este vil comercio.

(4) CONTROL DE LA CONTAMINACION


La Armada tiene como tarea específica: “Proteger y preservar el
medio ambiente marino en el Territorio Oceánico Nacional y procurar
que las actividades de otros Estados en los océanos no afecten los
intereses de Chile ni la calidad de vida de sus habitantes” (43). En
otro extenso párrafo el “Libro de la Defensa” agrega: “el Servicio
(Armada) cuenta con un Plan Nacional de Investigación, Vigilancia y
Control de la Contaminación Acuática. Asimismo, realiza sus
actividades en distintas áreas de trabajo, particularmente las que se
derivan de la Comisión Permanente del Pacífico Sur (CPPS), el
Comité Nacional Asesor sobre Cambio Global, la aplicación del
Protocolo sobre Protección Ambiental del Tratado Antártico (Protocolo
63
de Madrid), el Comité Oceanográfico Nacional (CONA) y la
Organización Marítima Internacional” (44).
Esta actividad requiere una fuerte inversión en equipos
especializados y entrenamiento del personal. Asimismo la Armada,
de acuerdo a las normas internacionales controla el paso de naves
que transportan materias dañinas para la salud humana como para el
medio ambiente.

(5) ACTIVIDADES DE ORDEN INTERNO

Las Amenazas Internas corresponde combatirlas a los medios


policiales. Sin embargo, “En ciertas situaciones excepcionales, en
los artículos 39 y siguientes de la Constitución se establecen las
normas que regulan el empleo de medios de las Fuerzas Armadas en
tareas de orden interno: guerra interna o conmoción interior, grave
alteración del orden público o peligro para la seguridad nacional por
causa de origen interno, y calamidad pública” (45)

(6) SEGURIDAD EN LOS TERMINALES MARITIMOS

“Dar efectiva seguridad al Territorio Oceánico Nacional, a los


intereses Marítimos y a las rutas oceánicas vitales para el país,
dando por posible la ocurrencia de amenazas, actos ilícitos o
agresiones que lesionen la jurisdicción y soberanía del Estado, y
tomando las prevenciones correspondientes para neutralizarlas” (46).
Los mandos operativos son los responsables de cumplir con la
aludida misión, la que incluye el orden y buen funcionamiento de los
puertos comerciales. Para su mantención se cuenta con patrulleros,
embarcaciones y lanchas de policía marítima.

e) Apoyo a la comunidad

(1) AUXILIOS A ZONAS AISLADAS

Constituye una actividad preferente de la Armada. Desde el


nacimiento de la República sus unidades consolidan, los límites
oceánicos de Chile “La Armada ha impulsado el desarrollo de la
ciudad de Puerto Williams, desde su fundación en 1953, y mantiene
un apoyo permanente en zonas aisladas del archipiélago fueguino, al
sur de Chile, en territorios insulares y en el territorio de la provincia
antártica chilena, así como ayudando y dando seguridad a la
navegación por medio de los guardafaros que habitan en zonas e
islotes inhóspitos” (47). El mismo documento destaca: “Se decidió
abrir tres nuevas rutas de navegación en el área del Canal Beagle-
Cabo de Hornos. Lo anterior tiene como objetivo incentivar de
manera efectiva la explotación turística de las zonas involucradas con
64
el consiguiente desarrollo para los habitantes de la XII Región” (48).
El apoyo a las regiones apartadas representa para la Marina una
labor permanente y a ella responden las operaciones de patrulleras,
escampavías, barcazas y otras naves auxiliares destacadas en
Puerto Montt, Punta Arenas y Williams. Asimismo la Escuadra,
Submarinos y Transportes Navales realizan tareas en beneficio de
las poblaciones en los puertos de recalada.

(2) CONTROL DEL TRAFICO MARITIMO

Chile tiene la responsabilidad de efectuar el Control del Tráfico


Marítimo del Pacífico Suroriental desde 1989. Esta obligación tiene
estrecha relación con la seguridad de la vida en el mar y el
cumplimiento de diversas regulaciones internacionales y nacionales.
La Armada participa en ejercicios combinados, con la intervención de
fuerzas navales extranjeras, con el propósito de verificar su eficacia.

(3) ASISTENCIA EN CALAMIDAD PUBLICA

El extenso territorio continental, periódicamente es azotado por


violentos cataclismos telúricos, destructores maremotos y
devastadores temporales. La Armada posee un largo historial en
operaciones destinadas a prestar apoyo efectivo en estas
apremiantes circunstancias. Realiza el transporte de víveres y
consumos esenciales requeridos por la población aislada. La
tripulación, integrada por variados especialistas, demuelen o
reconstruyen las obras de arte averiadas y restauran los servicios en
el área afectada.

(4) CARTOGRAFIA Y SEÑALIZACION MARITIMA

De acuerdo a Convenios Internacionales, Chile es un activo miembro


de la comunidad cartográfica. “Aporta a la Carta Batimétrica General
de los Océanos desde 1962, es coordinador del Area Marítima del
Pacífico Suroriental para la Oficina Oceanográfica Internacional” (49).
Además, el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada
(SHOA) “Concentra la actividad técnica especializada que la Armada
desarrolla desde hace alrededor de dos siglos en torno al estudio de
la geografía del litoral chileno, perfiles de costa, batimetría, mareas y
corrientes, accidentes geográficos y obstrucciones. Ello, para la
construcción de la cartografía e instalaciones de dispositivos de
señalización marítima necesarios para la seguridad de la navegación
y empleo expedito de las rutas marítimas nacionales, lo que para un
país con un extenso litoral y territorio insular como Chile constituye,
en su conjunto, una actividad esencial en la integración nacional...
Por otra parte, el SHOA es un servicio oficial técnico y permanente
65
del Estado en las áreas de hidrografía, cartografía náutica,
oceanografía, mareas, maremotos, geografía náutica, navegación,
astronomía náutica, señal horaria y aerofotogrametría orientada a la
navegación” (50). En el presente, el SHOA elabora y actualiza la
carta electrónica que cubre todo el litoral, incluyendo canales, puertos
y sus accesos.

Las múltiples e impostergables tareas del SHOA obligan a los


mandos operativos abordar constantes campañas destinadas a
desarrollar y mantener la extensa red de señalización marítima,
ampliar la inagotable cartografía con su respectiva batimetría, realizar
vuelos aerofotogramétricos, perfeccionar el detalle hidrográfico, etc.

(5) INVESTIGACION CIENTIFICA

La Armada tiene la obligación de: “Desarrollar las ciencias y


tecnologías marinas y todas las actividades que apoyen y sustenten
el uso, la explotación, la conservación y la administración de los
recursos naturales del territorio oceánico nacional” (51). “En el
ámbito de la investigación científica marina, la Armada contribuye,
por medio de su Servicio Hidrográfico y Oceanográfico (SHOA), en la
promulgación del plan oceanográfico nacional que recoge las
necesidades de investigación, orienta el esfuerzo y coordina a los
distintos organismos, universidades y centros de investigación que se
relacionen con el mar” (52).

Las tareas de investigación oceanográficas e hidrográficas imponen a


la Armada adquirir buques especiales equipados para tal propósito.
Además, usualmente, destina a naves auxiliares realizar prolongadas
y exigentes campañas en los mares australes. La pesca en altura
resulta una de las actividades económicas más beneficiada con dicha
labor, asimismo la salmonicultura. Uno de los proyectos más
prometedores, para beneficio nacional, reside en el estudio en los
depósitos de hidratos de carbono en los fondos marinos. Por último,
el estudio del fenómeno del Niño ayuda a conocer una anomalía que
repercute en la climatología y también en la economía nacional.

En otro aspecto, unidades navales y embarcaciones patrulleras


efectúan continuos cruceros, orientados a verificar la utilización más
eficientes de los recursos pesqueros nacionales.

(6) SEGURIDAD DE LA VIDA EN E MAR, RESCATE Y SALVATAJE

“Chile está adherido al Acuerdo Internacional de Seguridad de la Vida


Humana en el Mar desde 1929; tiene obligaciones específicas de
rescate y salvamento marítimo en el cuadrante suroriental del
Pacífico desde 1953” (53).
66

La Armada en el cumplimiento de las aludidas obligaciones, ejerce


una permanente y atenta vigilancia sobre el vasto sector bajo su
cuidado. Frecuentemente ejecuta operaciones para rescatar
tripulantes de embarcaciones a vela en las tempestuosas aguas
australes. También lleva a cabo salvamentos de buques y aeronaves
siniestradas en la Antártica. “Respecto de la Armada se han
desarrollado operaciones combinadas de fuerzas navales en los
ejercicios Integración y Viekaren (de Control Naval de Tráfico
Marítimo y de Búsqueda, Rescate y Salvamento Marítimo)...
También destaca la Patrulla Antártica Naval Combinada (PANC), que
se realiza anualmente con el propósito de apoyar a las unidades que
operen en la zona ante eventuales rescates y salvamentos, así como
el control y combate de la contaminación en posibles siniestros” (54).

OBSERVACION FINAL

La Presencia Naval es la Area de Misión más amplia tanto en


contenido como cometido. Ella abarca desde la compleja y ambigua
Maniobra de Crisis hasta la humanitaria Seguridad de la Vida en el
Mar. Se le pueden incluir, sin mayores problemas, otras tareas no
previstas en el presente encasillamiento.

4. DOCTRINA INSTITUCIONAL

4.1. INTRODUCCION

Las Areas de Misión no son rígidas, constituyen sólo un instrumento teórico


para quines tienen la responsabilidad de crear, desarrollar, mantener y operar el
poder naval. Además, presentan gran flexibilidad y amplitud para expresar la
doctrina particular institucional, sin coartar las intenciones y pensamiento de
quienes dirigen una Armada. Por ejemplo, la Armada de Estados Unidos,
posterior al colapso de la Unión Soviética y la disgregación de la Flota Roja,
pone en vigencia “From the Sea”. Con ella subraya el énfasis dado al Area de
Misión de Proyección. Recientemente, la “Doctrina Siglo XXI” centra el
esfuerzo en la “Presencia” adelantada; con Fuerzas Navales listas a dar una
respuesta inmediata, contundente y sostenida a un Estado que pretenda
afectar los intereses estadounidenses.
67

4.2. ESTRATEGIA NAVAL DE LOS TRES VECTORES


a) Fundamentos
La Marina de Chile aprecia a la Defensa en estrecha relación con el
desarrollo nacional. La seguridad crea el ambiente de estabilidad y otorga
la certidumbre indispensable para el sustento de una economía floreciente
con horizontes en el mediano y largo plazo. Dicho juicio cobra aún más
vigor para un país cuyo potencial de crecimiento radica en los mercados
ultramarinos; donde se transan, en exportación e importación, más del
50% del producto. El vital intercambio se realiza principalmente por mar,
al cual se le debe sumar un cuantioso e imprescindible cabotaje.
La labor permanente de la Armada se desarrolla en tres escenarios:
Defensa, Marítimo e Internacional. Inmersos en ellos, el poder naval
cumple diversas tareas cuyos fines son: defender la soberanía e
integridad territorial, proteger y controlar los espacios marítimos y, por
último, apoyar la Política Exterior del Estado. Con el propósito de
esquematizar y difundir las actividades institucionales se crea la Estrategia
de los Tres Vectores.

b) Vector Defensa
“El primer vector lo constituye la defensa directa de nuestro territorio
nacional, de sus ciudadanos, de sus bienes, de sus derechos. En este
ámbito, la Armada de Chile, sus buques, sus hombres, sus mujeres, todas
sus capacidades, son parte de un sistema militar, que en conjunto con el
Ejército y con la Fuerza Aérea, actúan para disuadir o rechazar a quienes
nos ataquen; para castigar a quines nos causen daños. Este vector es de
naturaleza Conjunta y abarca todo el territorio nacional. La misión de la
Armada es controlar el mar en un determinado espacio, durante el tiempo
que lo requieren las operaciones en desarrollo” (55).
El Vector Defensa se satisface con la ejecución de las tareas enmarcadas
dentro de las Areas de Misión Control del Mar y Proyección. Cuando las
fuerzas navales operan en Teatros Conjuntos cobra gran importancia el
concepto Dominio del Campo de Batalla, donde el control del mar
constituye un componente imprescindible.

c) Vector Marítimo
“El segundo vector lo constituye la defensa y control de nuestro amplio
espacio marítimo, en el cual sólo la Armada está presente en forma
permanente e integral. En condiciones normales y de paz, en este ámbito
la Armada de Chile está representada principalmente por la Dirección
General del Territorio Marítimo que, en su calidad de Autoridad Marítima
Nacional, actúa a través de los medios de las distintas Zonas Navales a lo
largo del país. No obstante, para operaciones mar afuera, esta
organización requiere el apoyo y el actuar integrado con las unidades de
68
combate de la Flota, las que deben estar listas para operar sin aviso
previo y con completa unidad de doctrina.
Nuestra misión es proteger la vida de los pescadores y marinos que hacen
producir al Mar de Chile; proteger los recursos vivos renovables que allí
existen; salvaguardar el medio ambiente marino y hacer cumplir las leyes
de la República. Además, en nombre del Gobierno de Chile debemos
honrar los compromisos internacionales adquiridos por nuestro país,
respecto de una serie de materias del ámbito marítimo, lo que nos obliga a
cubrir una extensa área oceánica de casi 30 millones de km 2” (56).

El Area de Misión Presencia Naval en sus modalidades Policía Marítima y


Apoyo a la Comunidad abarcan las tareas contempladas por el Vector
Marítimo.

d) Vector Internacional

“El tercer vector de nuestra estrategia lo constituye la participación de la


Armada de Chile en la promoción y protección de un interés nacional
prioritario y fundamental, cual es, la conservación de la paz, la seguridad,
y la estabilidad del orden internacional en el mar. Es decir, la promoción y
defensa de las condiciones que permitan el libre tránsito de bienes y de
personas, a través del mar, lo que es consubstancial a nuestro desarrollo y
progreso.

Cabe destacar que en este ámbito, propio de la Seguridad Internacional,


planteamos la promoción de intereses, además de su defensa. Esto nos
permite abrirnos a una seguridad no sólo focalizada en las amenazas, sino
también en la identificación de oportunidades que, a su vez, pueden
generar nuevos intereses por proteger” (57).

Las Areas de Misión Disuasión y Presencia Naval, en su modo


Contribución a la Política, cumplen con las tareas que comprende el
Vector Internacional.
69
70
CAPITULO DIEZ

ANEXO “A”

AREAS DE MISION

OPERACIONES O
AREA EJECUCION
ACTIVIDADES
CONTROL CONQUISTA BATALLA
BLOQUEO
DEL
CONTRAATAQUE MAYOR
DISPUTA CONTRAATAQUE MENOR
MAR
FLOTA EN POTENCIA
REALIZAR TRANSPORTE
EJERCICIO IMPEDIR TRANSPORTE
PROTEGER TRANSPORTE
OFENSIVA ESTRATEGICA OPERACIONES ANFIBIAS
OPERACIONES COSTA A COSTA.
INCURSION ANFIBIA
OFENSIVA TACTICA
PROYECCION BOMBARDEO NAVAL
OPS. AERONAV. TACTICAS
BOMBARDEO NUCLEAR
ESPECIALES DEMOSTR. Y FINTAS
EVACUACION
PODER NAVAL BALANC.
DISUACION
IMAGEN DE BALANC.
PRESTIGIO NAVAL
 MANIOBRA DE CRISIS.
 OPS. DE PAZ.
CONTRIB. A LA POLITICA  RESGUARDO SOBERANIA.
 VISITAS BUENA VOLUNTAD.
 ENTRENAM. COMBINADO.

 PROTECCION ZEE.
 COMBATE TERRORISMO.
PRESENCIA POLICIA MARITIMA  CONTENCION INMIGRACION
ILEGAL.
NAVAL  CONTROL CONTAMINACION
 ACTIVIDAD ORDEN INTERNO
 SEGURIDAD TT.MM.

 AUXILIO ZONAS AISLADAS.


APOYO A LA  CNTM.
COMUNIDAD  ASISTENCIA CALAMIDAD PUBLICA
 CARTOGRAFIA Y SEÑ. MARITIMA
 INVESTIGACION CIENTIFICA
 SEGURIDAD VIDA EN EL MAR.
71
72
73
CAPITULO DIEZ

ANEXO “B

ESTRATEGIA DE LOS TRES VECTORES

CONTROL POL. MARITIMA DISUACION


PROYECCION APOYO COMUNIDAD CONTRIB. POLITICA

D I

M N
E T
A
E
F R
R
I N
E
T A

N I C
I
M
S O
O
N
A A
L

ARMADA DE C H I L E
74
75
CAPITULO DIEZ
AREAS DE MISION DE LA ARMADA

REFERENCIAS

(1) Jaime Eyzaguirre. Historia de Chile. Santiago. Zig-Zag. 1964. p.153.

(2) Francisco A. Encina. Historia de Chile. Santiago. Editorial Nacimiento. 1970. Tomo
XII. p.561.

(3) Ken Booth. Las Armadas y la Política Exterior. Buenos Aires. Instituto de
Publicaciones Navales. 1980. p.35.

(4) R. Fuenzalida B. La Armada de Chile. Desde la Alborada al Sesquicentenario.


Valparaíso. Imprenta de la Armada. 1975. Tomo II. p.1073.

(5) Fuenzalida. op. cit. Tomo II. p.974.

(6) Santiago Benadava. La Guerra Que No Fue. Santiago. El Mercurio. Reportajes 23


de Diciembre de 2001. D. p.10.

(7) Luis Alfonso Tapia. Esta Noche la Guerra. Viña del Mar. Ediciones de la Universidad
Marítima. 1997. p.156.

(8) J. R. Hill. Estrategia Marítima para Potencias Medianas. Buenos Aires. Instituto de
Publicaciones Navales. 1990. p.105.

(9) Memoria del Ministro de Marina al Congreso Nacional 1885. Santiago. Imprenta
Nacional. 1885. p.LXIX.

(10) Atlas Hidrográfico de Chile. Instituto Hidrográfico de la Armada.


Valparaíso. 1974. p.10.

(11) Memoria de Guerra y Marina. Presentada al Congreso Nacional de


1879. Santiago. Imprenta de la República de J. Núñez. 1879. p.40.

(12) J. R. Hill. op. cit. p.37.

(13) V.A. Edward Gibbons H. Seminario Gasto de Defensa. Valparaíso.


Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada de Chile. 2002. p.39.

(14) Carlos López Urrutia. Historia de la Marina de Chile. Santiago.


Editorial Andrés Bello. 1969. p.394.

(15) López. op. cit. p.395.


76
(16) Booth. op. cit. p.21.

(17) Booth. op. cit. p.23.

(18) Jorge Martínez Busch. Oceanopolítica: Una alternativa para el


Desarrollo. Santiago. Editorial Andrés Bello. 1993. p.244.

(19) General A. Beaufre. Introducción a la Estrategia. Buenos Aires.


Editorial Rioplatense. 1977. p.77.

(20) Admiral James D. Watkins. The Maritime Strategy. Annapolis.


Maryland. U.S. Naval Institute. January. 1986. p.8.

(21) Herve Coutau-Bégarie. El Poder Marítimo. Castex y la Estrategia


Naval. Buenos Aires. Instituto de Publicaciones Navales. 1988. p.XX.

(22) J. R. Hill. op. cit. p.38.

(23) Booth. op. cit. p.21.

(24) Vicealmirante Horacio Justiniano A. Estrategia Naval. Comentarios.


Valparaíso. Academia de Guerra Naval. 1987. p.65.

(25) Libro de la Defensa Nacional de Chile. 2002. Santiago. Ministerio


de Defensa Nacional de Chile. 2003. p.85.

(26) Herbert Rosinski. El Desarrollo del Pensamiento Naval. Valparaíso.


Academia de Guerra Naval. 2000. p.87.

(27) Justiniano. op. cit. p.54.

(28) James Cable. Diplomacia de Cañoneras. Buenos Aires. Editorial


Ateneo. 1977. p.93.

(29) Vice Admiral Stansfield Turner. Mission of the U.S. Navy. Newport.
R. I. Naval War College Review. March - April. 1974. p.15.

(30) Libro de la Defensa Nacional. op.cit. p.67.

(31) Almirante Miguel Vergara Villalobos. Seminario Gasto en Defensa.


Intervención de Clausura. Valparaíso. Armada de Chile. 2002. p.80.

(32) Libro de la Defensa Nacional. op. cit. p.95.

(33) Libro de la Defensa Nacional. op. cit. p.94.

(34) Contraalmirante Eduardo Oelkers S. y Capitán de Navío Hugo


Campodónico C. La Estrategia Marítima y su Relación con las Operaciones de No
Guerra. Valparaíso. Academia de Guerra Naval. 2002. p.12.
77
(35) Libro de la Defensa Nacional. op. cit. p.113.

(36) Libro de la Defensa Nacional. op. cit. p.113.

(37) Royal Navy. British Maritime Doctrine BR 1806. London. HMSO


Publication Center. 1996. p.88.

(38) Booth. op. cit. p.64.

(39) Libro de la Defensa Nacional. op. cit. p.85.

(40) Booth. op. cit. p.115.

(41) Libro de la Defensa Nacional. op. cit. p.32.

(42) Libro de la Defensa Nacional. op. cit. p.66.

(43) Libro de la Defensa Nacional. op. cit. p.113.

(44) Libro de la Defensa Nacional. op. cit. p.120.

(45) Libro de la Defensa Nacional. op. cit. p.25.

(46) Libro de la Defensa Nacional. op. cit. p.113.

(47) Libro de la Defensa Nacional. op. cit. p.111.

(48) Libro de la Defensa Nacional. op. cit. p.108.

(49) Libro de la Defensa Nacional. op. cit. p.34.

(50) Libro de la Defensa Nacional. op. cit. p.p. 174-175-176.

(51) Libro de la Defensa Nacional. op. cit. p.113.

(52) Libro de la Defensa Nacional. op. cit. p.122.

(53) Libro de la Defensa Nacional. op. cit. p.34.

(54) Libro de la Defensa Nacional. op. cit. p.98.

(55) Almirante Miguel Vergara Villalobos. “La Armada en la Presencia


Internacional de Chile: Un Aporte Real”. Valparaíso. Servicio Hidrográfico y
Oceanográfico de la Armada de Chile. 2002. p.66.

(56) Almirante Vergara. op. cit. p.66.

(57) Almirante Vergara. op. cit. p.67.


78
79
TRATADO TERCERO
TEORIA APLICADA

CAPITULO ONCE

LA MANIOBRA ESTRATEGICA EN EL MAR

1. INTRODUCCION

Desde las primeras guerras, el hombre pretende eliminar toda incertidumbre sobre el
desenlace en los azarosos enfrentamiento armados. Se le presentan dos caminos
muy diferentes, pero no excluyentes. Uno de ellos radica en disponer tal supremacía
material que anula toda posibilidad de éxito del antagonista. “La superioridad
numérica es el factor más importante en el resultado del encuentro, pero debe ser
suficientemente grande como para contrapesar a todas las otras circunstancias
coexistentes” (1). La otra vía, reside en controlar la voluntad del contrincante
conduciéndolo a su propio desastre.

La opción material, a su vez, se bifurca en dos ramales. El primero es el “Rodillo”


preconizado por la Rusia Zarista, similar al “Frente Amplio” de Eisenhower,
destinados a aplastar al rival bajo el peso de una irresistible masa de medios. La
restante, corresponde al “Arma Maravillosa”: “Cinco mil año de historia demuestra
que nada ha cambiado en absoluto. Que la humanidad, como un poseso digno de
lástima, sigue intentando siempre el mismo experimento: fabricar armas maravillosas
para vencer de una vez para siempre al enemigo y con ello (tal vez) crear finalmente
una paz perpetua, salvaguardada por un arma maravillosa (2)... Así, el anhelo de un
arma maravillosa se revela como un sueño, y ni siquiera como un bello sueño. Más
bien constituye un círculo vicioso, en el que armas y contra armas se persiguen sin
cesar, y no hay ninguna razón para suponer que nosotros hayamos salido de ese
círculo vicioso porque algunas naciones posean bombas H de 300 megatones” (3).

El “Arma Maravillosa” cobró tal trascendencia que dio origen a la llamada estrategia
genética. La vital competencia por la superioridad nuclear desembocó en la
conocida “Guerra de las Galaxias”, cuyas tecnologías emergentes lindaban con la
ciencia ficción. La onerosa carrera colaboró al estrepitoso derrumbe de la Unión
Soviética junto con el artificial Pacto de Varsovia. La bipolaridad político-estratégica,
reinante en el mundo por casi medio siglo, se transformó en monopolaridad. Estados
Unidos prosiguió invirtiendo en investigaciones de aplicación militar para conservar
sus ventajas.

En los recientes conflictos de Afganistán e Irak, Estados Unidos desplegó un


abrumador abanico de sistemas de armas respaldados por un sofisticado C4IR. El
Comandante de la 5ª Flota aseveró que ninguna potencia occidental estaba en
condiciones de equiparar las capacidades bélicas estadounidenses y agregó:
“Nosotros somos muy superiores en comunicaciones instantáneas alrededor del
globo a través de redes seguras. Justamente, nuestros aliados (Occidente) no
poseen la misma capacidad. Estamos trabajando duro para incorporarlos a una Red
80
de Amplia Area de la Coalición, pero es un desafío, porque las redes no son baratas
para instalar y mantener” (4). En verdad, la dificultad no sólo se reducía a
comunicaciones sino disponer en tiempo real, en centros de mandos dispersos por
miles de millas, el panorama reinante en el dinámico campo de batalla.

En las alternativas materiales, la prolongada fase de preparación exhibe una


preponderancia manifiesta. La guerra necesita ser ganada mucho antes de su
estallido; exige alcanzar y mantener una preponderancia incontrovertible tanto en
calidad como cantidad. Las resoluciones, de orden logístico, imponen gravosos y
constantes desembolsos financieros que escasos Estados pueden solventar sin
comprometer su prosperidad. Estos modelos son propios de naciones cuya
hegemonía descansa en una sólida economía y un potente establecimiento militar.

Por último, el procedimiento esencialmente intelectual se le conoce como la


“Maniobra”. Esta herramienta estratégica pretende manipular la mente del adversario
hasta apropiarse de su voluntad y así conducirlo a su propia ruina. Excede, con
amplitud, al principio de la Sorpresa o saber lo que “sucede al otro lado de la colina”
(5).

2. ANTECEDENTES SOBRE LA MANIOBRA

2.1. MANIOBRA DE GRANDES CAPITANES

Desde la antigüedad, los grandes capitanes idearon planes que acarrearon


resonantes éxitos estratégicos. Mayor mérito tuvieron quienes en condiciones
de manifiesta inferioridad se hicieron dueños de la victoria. Uno de estos
sucesos notables sucedió en el mar. Jerjes, emperador persa, invadió a Grecia
con un inmenso ejército apoyado por una flota coligada compuesta por unos
950 trirremes. Temístocles enfrentó a su adversario en Salamina con sólo 370
unidades similares. “Es digno de observar que la oportunidad de dicha batalla
naval la lograron los griegos por medio de una estratagema que puede
considerarse como una forma de aproximación indirecta, a saber, por el
mensaje de Temístocles a Jerjes anunciándole que la escuadra ateniense
estaba dispuesta a pasarse el enemigo. La experiencia del pasado daba
ciertos visos de verosimilitud al mensaje, aumentando las probabilidades de
éxito de dicho ardid, destinado a atraer a la flota persa a la parte más estrecha
del canal, donde quedaba sin efecto su superioridad numérica... Cuando los
invasores avanzaron a través de la parte estrecha del canal, las naves griegas
retrocedieron; entonces los persas aceleraron su avance resultando de ello una
masa congestionada que quedó expuesta sin remisión a los contraataques que
lanzaron las naves griegas de uno y otro flanco” (6). Salamina fue decisiva,
pues el ejército Medo tuvo que retirarse al perder el sostén proporcionado por
su flota en el ala expuesta al mar.
81
Otro de estos hechos guerreros notables ocurrió en Italia durante el transcurso
de las denominadas “Guerras Púnicas”. En una defensiva, con fuerzas
cartaginenses muy inferiores, “Aníbal desplegó a los suyos en semicírculo,
colocando en el centro a españoles y galos, mientras los africanos ocupaban
las alas, y situando al extremo de cada una de éstas una poderosa formación
de caballería. Luego se enfrentó a los romanos que formaban líneas paralelas,
derrotando primero a la caballería, tras lo cual esperó el ataque de los infantes.
Estos presionaron sobre la media luna cartaginense hasta convertirla en una
línea cóncava. Pero entonces Aníbal hizo avanzar de improviso a sus dos
divisiones de infantería africana, que marcharon concéntricamente cayendo
sobre los flancos de las tropas romanas enzarzadas en el interior de la bolsa.
Más tarde, la caballería cartaginense, de regreso de la persecución, cayó sobre
la retaguardia romana. El ejército de los dos cónsules quedó barrido como por
un huracán” (7). Esta maniobra recibió el nombre de doble envolvimiento.

Ambas batallas decisivas recién descritas, una librada en el mar y la otra en


tierra, presentaron coincidencias dignas de ser destacadas. Tanto el jefe griego
como cartaginés enfrentaban situaciones muy comprometidas, en apariencias
insolubles. Pero Temístocles y Aníbal recurrieron a la maniobra a fin de obtener
una decisión favorable. Planificaron el encuentro presentándole a los
atacantes, en forma deliberada, un escenario que satisfacía sus expectativas
de lograr un triunfo fácil explotando su evidente superioridad numérica. Luego,
los defensores realizaron acciones tendientes a intensificar el engaño haciendo
replegar sus respectivos dispositivos. Persas y romanos se sometieron a la
voluntad de sus contrincantes y avanzaron. Al sentirse rodeados, ni la flota
persa como el ejército romano tenían la capacidad de reaccionar y evadir el
cerco. Pasivamente, sus jefes tuvieron que aceptar el aniquilamiento.
Temístocles y Aníbal se impusieron ante un rival muy superior en número
recurriendo al intelecto, razón, genio e intuición.

2.2. TRATADISTAS Y DEFINICIONES

La maniobra atrae, de modo preferente, la atención de estrategas e


historiadores. Las bibliotecas especializadas exhiben estantes repletos de
libros dedicados al fascinante tema. En su gran mayoría, los textos describen
en forma pormenorizada el desarrollo de las acciones con sus efectos
inmediatos y lejanos. Pocos teóricos se dedican a analizar la maniobra, con la
intención de sistematizarlas.

Castex, quien dedica un volumen completo de sus Teorías Estratégicas a la


materia, la define como: “un procedimiento o un medio de que se dispone para
mejorar en provecho propio las condiciones de la lucha, aumentar el
rendimiento de los esfuerzos y lograr mejores resultados, ya sea en el combate
de las fuerzas principales o en apoyo de servidumbres extramarítimas que se
considera revisten especial importancia.
82
Los escritores militares han considerado la maniobra de diversas maneras.
Unos dicen que maniobrar es conseguir la superioridad numérica. Otros
expresan que es actuar de fuerte a débil. Según otra apreciación, sería operar
con grandes fuerzas en el punto decisivo. Otros afirman, por último, que es
organizar el esfuerzo.

Yo creo que sería conveniente recordar la siguiente definición:

Maniobrar, es realizar movimientos acertados para crear una situación


favorable” (8). Pero la maniobra supera, con largueza, la noción de un
adecuado ejercicio de la cinemática naval para generar condiciones ventajosas.

Por su parte, la Armada de Estados Unidos diferencia entre la Guerra de


“atrición” y la de “maniobra”, señalando: “Cuando el éxito en la guerra, en
cuanto a los niveles operacionales y estratégicos, depende de nuestra habilidad
para destruir o negarle al enemigo los recursos cruciales con más rapidez que
el tiempo que necesitará para recuperarse, estamos empleando las técnicas
clásicas de guerra de atrición. Nosotros desgastamos al enemigo mediante la
aplicación sistemática de una fuerza abrumadora la que reduce su habilidad o
capacidad para resistir” (9). Sobre la guerra de maniobra señala: “Está
estrechamente relacionada con los escritos de Sun Tzu... es una filosofía más
que una fórmula -un enfoque, antes que una receta... La guerra de maniobra se
caracteriza además por la capacidad de adaptación y por no estar limitada a un
ambiente particular. Aunque intensificada por una variedad de tecnologías, no
depende de ninguna de ellas. La guerra de maniobra enfatiza el enfoque
indirecto -no sólo en términos de versatilidad y movimiento espacial, sino
también en términos de tiempo y nuestra habilidad para tomar acción antes que
el enemigo pueda contestarnos. La maniobra de guerra nos exige proyectar el
poder de combate. A diferencia de la guerra de atrición, sin embargo, este
poder se concentra en las debilidades y vulnerabilidades claves del enemigo
que nos permita atacar la fuente de su poder- la clave para su existencia y
poder como una amenaza militar” (10).

El Manual de Guerra de Maniobras, se basó fundamentalmente en el llamado


ciclo Boyd u OODA (Observación - Orientación - Decisión - Acción). El ciclo en
cuestión, se derivó de los encuentros entre aviones de combate Sabre 86 y
MIG15 en el conflicto de Corea. La aeronave estadounidense viraba con mayor
rapidez que su contraparte soviética. “Si un bando en combate puede realizar
el Ciclo Boyd más rápido que el otro, gana una gran ventaja. Cuando el bando
más lento actúa, el más rápido está haciendo algo distinto a lo que el observó y
su acción resulta inapropiada. Con cada ciclo, la acción del bando más lento
es inapropiada por un mayor margen de tiempo. Aún cuando se esfuerce
desesperadamente por hacer algo que funcione, cada acción es menos útil que
su predecesora: se produce más y más retrasada. Finalmente, deja de ser
efectiva... Maniobra significa introducir al enemigo en el Ciclo Boyd, siendo
consistentemente más rápido en todos los círculos OODA que se necesiten
hasta que el enemigo pierda su cohesión, hasta que no pueda pelear como una
fuerza efectiva, organizada” (11).
83
En su doctrina, la Armada Británica considera varias definiciones interesantes
relativas a la maniobra.

“Maniobra: El empleo de la fuerza en el campo de batalla a través de


movimientos en combinación con el fuego, o potencial de fuego, para alcanzar
una posición ventajosa respecto al enemigo en orden de cumplir la misión.

Maniobra desde el mar: El empleo de fuerzas navales para contribuir a la


maniobra en tierra.

Guerra de Maniobra. Un estilo de guerra que trata de colapsar la cohesión del


enemigo y su eficiencia través de una serie de rápidas, violentas e inesperadas
acciones que generen un turbulento y rápido deterioro de la situación, la cual él
no puede superar” (12).

2.3. RAICES DE LA MANIOBRA

La maniobra responde a la esencia de la guerra, puntualizada por Zun Tsu hace


cuatro mil años: “Todo el arte de la guerra está basado en el engaño, en el
ardid” (13). Pero el engaño se limita a ser un medio para inducir al enemigo
adoptar resoluciones perjudiciales a su causa. El conductor aplica la razón,
experiencia, creatividad, genio e intuición para elaborar la maniobra; además
apela al amplio espectro de prejuicios, doctrinas, emociones e instintos del
adversario con la premeditada intención de obnubilar su mente y jugar con su
voluntad. El líder chin Mao Tse Tung, estudioso de Zun Tsu, comenta: “a
menudo es posible conseguir eficazmente, con diversos estratagemas, meter al
enemigo en un cenegal de juicios y acciones erróneas, de modo que pierda la
superioridad e iniciativa. A esto se refiere precisamente el dicho: En la guerra
jamás hay exceso de supercherías. ¿Qué significa la desprevención? Significa
la falta de preparación. Sin preparación, la superioridad no es real ni puede
haber tampoco iniciativa. Sabiendo esto, una fuerza inferior pero bien
preparada, a menudo puede derrotar a una fuerza superior mediante ataques
por sorpresa... Para lograr la victoria, debemos hacer cuanto sea necesario
para taparle los ojos y oídos al enemigo, de modo que se vuelva ciego y sordo,
así como para crear mayor confusión posible en la mente de los mandos
enemigos, hasta que pierdan completamente el juicio” (14).

En resumen, la maniobra cuenta con un indispensable y substancial ingrediente


psicológico, hecho usualmente inadvertido por los escritores militares. Dicho
componente se concreta con la estratagema. La Sagrada Biblia sentencia “Por
qué con estratagemas se hace la guerra” (15). Sun Tzu constituye, tal vez, el
más expresivo de los expertos sobre el tema. Sus pensamiento, aunque
milenarios, conservan plena validez pues reflejan la esencia del hombre, como
se puede apreciar en las sentencias transcritas a continuación: “Por eso
mismo, cuando seáis capaz, fingid la incapacidad; activo, la pasividad...
Cercano, haced creer que estáis lejos, y lejano que estáis cerca... Echad el
anzuelo al enemigo para que caiga en una trampa; simulad el desorden y
asestadle el golpe... Cuando el se concentra, preparaos a luchar contra él,
84
donde él es fuerte, evitadle... Irritad a su general” (16). “No hay nada más difícil
que el arte de la maniobra. La dificultad en esta materia consiste en convertir
una vía tortuosa en la vía más directa y en cambiar la mala suerte en una
ventaja... Así, avanzad por caminos apartados y distraed al enemigo poniéndole
algún cebo. Gracias a esta forma de proceder es posible que, habiendo partido
después que él, podáis llegar antes. Quien es capaz de obrar así comprende la
estrategia de lo directo y lo indirecto” (17).

Un estratega contemporáneo, Liddell Hart emite profundos y agudos juicios


relativos a la materia. Su obra “La Estrategia de la Aproximación Indirecta
analiza las maniobras realizadas desde el inicio de la historia militar hasta la
Segunda Guerra Mundial. Aparentemente el autor clasifica a la estratagema
como oblicuidad. El Segundo Jefe del Estado Mayor del Oriente Medio en
1942, General E. Dorman - Smith comenta en una nota preliminar del texto
recién aludido: “Los críticos que lean su libro no encontrarán en él fórmulas
precisas para lograr el éxito, pero descubrirán en su lugar la clave de un
método para aproximarse a la solución de los problemas de la guerra en todos
sus planos, y esta clave es la oblicuidad. Se trata de un instrumento puramente
mental y para uso exclusivo del militar crítico y no ortodoxo...El objeto de la
oblicuidad es encontrar una juntura de la armadura, en este caso de la
armadura mental, por lo que el objetivo de cada uno de los contendientes será
causar el trastorno psicológico del mando enemigo, siendo la medida del éxito
logrado el grado de libertad de acción de que disfrute él mismo al terminar el
proceso” (18).

Como es sabido, las decisiones del ser humano se basan en la razón, sin
embargo, también las influencian las emociones y los instintos en mayor o
menor grado. Mientras más peligrosa es la coyuntura mayor es la presión de
los factores irracionales. La maniobra pretende intensificar los efectos de las
emociones e instintos del adversario en desmedro de su lógica y así conseguir
el engaño, para luego jugar con su voluntad.

El General francés André Beaufre, por su parte, formula la teoría de la


maniobra en el horizonte político. Para ello, el gobernante cuenta con la
Estrategia Total de la Acción y la Disuasión en los modos directo e indirecto. La
más innovadora y amplia es la Estrategia Indirecta, en la cual la Maniobra
Exterior entrega la libertad de acción destinada a permitir la resolutiva Maniobra
Interior en el territorio del país escogido como víctima.

3. PRECISIONES SOBRE LA MANIOBRA EN EL MAR

3.1. GENERALIDADES

El océano carece de accidentes naturales, por tanto, no requiere obras de arte


y se transita en cualquier dirección. En la paz, corresponde a la gran vía de
comunicaciones comerciales que sostienen al desarrollo y bienestar de las
naciones. En conflicto, se transforma, además, en el camino de transporte para
los ejércitos con sus equipos, armas y apoyo logístico.
85
La guerra en el mar persigue su control para explotarlo en beneficio propio y
negárselo al enemigo. En términos más precisos, se lucha por el transporte
marítimo y la proyección del poder militar. Al conductor se le presentan, de
manera simultánea, cuatro objetivos estratégicos: fuerza, posición,
comunicaciones y territorio. Con la selección del objetivo principal y el orden
cronológico de las operaciones comienza a gestarse la maniobra.

El control del mar, pivote donde gira la estrategia marítima, representa un


medio para un fin. Las aguas carecen de valor intrínseco, el significado
estratégico se lo otorgan los objetivos que las surcan. El control otorga la
liberad de acción destinado a permitir o negar dicho paso. Además, el control
también afecta al litoral dentro del alcance de las armas de las fuerzas navales,
incluyendo los medios anfibios desembarcados. El control del mar integra el
dominio del espacio de batalla.

La maniobra se divide en dos partes en estrecha unión y con límites muy


imprecisos: la Estratagema y las Acciones para Obtener el Objetivo Estratégico
(Acciones). Ambas se elaboran con 8 elementos concretos e intangibles, a
saber: fuerza, objetivo, escenario, tiempo, espacio, entrenamiento,
personalidad del jefe e idiosincrasia. El cemento, que aglutina a los elementos
formando el edificio de la maniobra, es una mezcla de razón, creatividad,
experiencia, intuición y genio del conductor. Conviene tener siempre presente
los principios de la guerra.
La Estratagema, cuyo papel consiste en controlar la voluntad del enemigo
presenta los siguientes componentes: encubrimiento, diversión, ofuscación,
apremio e incentivo. Mientras las Acciones cuentan con las fases de reunión
de los medios, despliegue, aproximación y choque. La Estratagema también
está inserta en las Acciones.
Como en el mar no hay terreno donde ocultarse, la maniobra y en particular la
Estratagema se basan en movimientos y actividades deliberadamente
planificados para generar los efectos psicológicos deseados. Dada la
naturaleza anímica de los componentes de la estratagema, estos tienen que
ser creíbles para el antagonista tanto en sus fundamentos como alcances;
consecuentemente, deben corresponder con fidelidad a sus doctrinas,
mentalidad, expectativas y situación reinante. Por lo anterior, la maniobra en el
mar resulta tan dinámica y abstracta.
Finalmente, la maniobra en el mar no siempre culmina con la batalla. Esta
acaece si el objetivo perseguido radica en la fuerza organizada rival o ella se
interpone al cumplimiento de la misión.
86
3.2. IDEA DE MANIOBRA

La idea de maniobra germina en la mente del conductor ante el desafío de


llevar a cabo una tarea. Alrededor de esta concepción original se desenvuelve
y adquiere formas, con contornos acotados, la maniobra; instrumento dedicado
con exclusividad a la obtención del Objetivo que le otorga vida. Se extingue al
cumplir la misión. La idea de maniobra constituye la columna vertebral donde
se afirman y sostienen las actividades y acciones comprendidas por la
maniobra. Asimismo, ella es el poderoso foco luminoso inspirador de quienes
se encuentran involucrados en la ejecución en toda su extensión y nivel, tanto
en el tiempo como espacio. Bajo su luz, los movimientos y acciones se tornan
coordinados, concurrentes y coherentes con efectos multiplicadores. Sin idea
de maniobra un plan, de cualquier naturaleza, carece de alma y se convierte en
una enumeración de tareas inconexas e incluso contradictorias.

3.3. PARTES DE LA MANIOBRA

Aún cuando es una repetición, la maniobra está integrada por dos partes
diferentes, pero a la vez inseparables: la Estratagema y las Acciones para
Obtener el Objetivo Estratégico. Ambas partes se entrelazan tan
estrechamente que tienden a confundirse. La Estratagema le concede a la
maniobra su distintivo carácter psicológico; mientras las Acciones, su
dinamismo. En tanto, la Estratagema concentra su labor en el control de la
voluntad del adversario, las Acciones apuntan en dirección de la meta a
conseguir; aún cuando el apoyo recíproco es permanente. Los efectos de la
Estratagema y las Acciones fluyen de actos deliberados del ejecutante.

4. ELEMENTOS DE LA MANIOBRA

4.1. GENERALIDADES

Los componentes de la maniobra son tanto de naturaleza concreta como


intangible. Los primeros son susceptibles de medir y cuantificar, al contrario de
los otros. Todos ellos deben ser empleados y aprovechados en la elaboración
de la maniobra, en especial la estratagema. También, los componentes son
factores que intervienen directamente en la planificación de las Acciones por
Obtener el Objetivo Estratégico. Dentro de esta última parte, se insertan los
movimientos y actividades destinadas a provocar el encubrimiento, decepción y
ofuscación. El efecto psicológico de la estratagema corresponde a la sumatoria
de los artificios anímicos implantados en la fuerza, objetivo, escenario, tiempo,
espacio, entrenamiento, personalidad del jefe e idiosincrasia. Asimismo, la
planificación necesita considerar los principios de la guerra, pues intensifican
los resultados de la estratagema.
87
4.2. ESCENARIO MARITIMO

El vasto océano representa el teatro donde se efectúa la maniobra estratégica.


Por la inmensa masa líquida transitan los objetivos móviles y en sus costas
yacen los objetivos fijos que la preocupan. Los móviles conforman la Fuerza
Organizada y las Líneas de Comunicaciones Marítimas; en tanto los
geográficos los integran la Posición y el Territorio. Los primeros se atacan o
defienden recurriendo a operaciones de control del mar, mientras los restantes
mediante operaciones de proyección y actividades atinentes a la defensa del
litoral.

La determinación del Orden Cronológico de las Operaciones significa iniciar la


maniobra. Al tomar dicha resolución se hace centro del esfuerzo en el objetivo
escogido como principal, en tanto los otros tres toman el carácter de
secundarios. En consecuencia, se hace imprescindible distribuir los medios en
el escenario marítimo con la intención de conseguir la meta final dentro del
plazo previsto.

El mar exhibe ciertas peculiaridades necesarias de tener en mente durante la


planificación y desarrollo de la maniobra. La trascendencia de una acción naval
no se cuantifica por los daños a producir sino por los efectos ulteriores a
alcanzar. A pesar de su amplitud, los hechos bélicos por alejados que se
realicen entre sí repercuten en todo el teatro. En los océanos transitan buques
neutrales lo cual obliga a considerar sus derechos. El escenario comprende la
superficie, aeroespacio, profundidades de los mares y litoral circundante.

Aún cuando el mar no ofrece accidentes donde protegerse y ocultarse, su


inmensidad proporciona una relativa seguridad. Además, la vastedad permite
el ataque o amenaza a los objetivos móviles y geográficos desde diversas
direcciones originando una constante inquietud y dispersión de medios. La
citada circunstancia, se hace más notoria en el litoral pues provoca la
diseminación de las fuerzas de defensa de costa e incluso afecta al despliegue
de los ejércitos.

La posición facilita la maniobra. Por definición se ubica en las cercanías del


objetivo estratégico a obtener. A su amparo se realizan la concentración y
alistamiento de la fuerza. Se zarpa sólo cuando lo exigen las operaciones. Así
se evita el consumo de combustible, el desgaste por la navegación, rigor del
mar y la exposición permanente de los medios. Por otra parte, la posición no
gravita en la mar sin la presencia de la fuerza.

Se afirma que la geografía no influye en las operaciones navales, pero las


condiciones meteorológicas y de mar afectan la eficiencia de las fuerzas
navales disminuyendo o anulando las capacidades de los sistemas de
detección y armas. En determinadas áreas el clima, anomalías magnéticas,
oleajes y otros fenómenos aportan situaciones aprovechables para el
encubrimiento; incluso, dificultan la detección por satélites o imponen
restricciones operativas a determinados medios de superficie, aéreos y
submarinos. Asimismo, las masas de agua no son homogéneas, las
88
condiciones batitermográficas, relieves batimétricos, corrientes, mareas y
marejadas varían ejerciendo efectos beneficiosos o perjudiciales a la acción de
transportes, misileras, bacazas, submarinos y unidades ligeras.

Los accidentes geográficos e hidrográficos se tornan importantes para la


maniobra en las proximidades de costa. Canalizan las operaciones anfibias
sobre puntos del litoral, cuyos fondos, playas y terrenos adyacentes reúnen las
condiciones para soportar el asalto y luego el avance de las fuerzas
expedicionarias. Además, los estrechos y aguas restringidas encausan a las
naves por rutas predecibles y, por lo general, escasas. La llamada "explotación
de la geografía” obliga a conocer en detalle sus particularidades, además exige
un intenso entrenamiento en el escenario donde se tiene programado operar;
en caso contrario, sólo es una frase llena de buenas intenciones pero hueca,
sin significado estratégico.

El litoral constituye un ávido receptor de tecnología, la defensa de costa está


provista de modernos y poderosos sistemas de armas embarcados o
emplazados en las riberas apoyados en eficaces centros de mandos y control.
Aeronaves de gran autonomía con base en tierra sobrevuelan los mares
realizando exploración -activa y pasiva- de largo alcance y dotadas con misiles
aire-superficie y armas antisubmarinas. Satélites y aeronaves sin piloto, con
equipos de detección visual, radar e infrarrojos recorren el espacio cubriendo
las aguas aledañas. Las minas, ingenios de bajo costo a pesar de su
sofisticación, protegen las aproximaciones de los terminales marítimos e
impiden el acceso a playas aptas para el asalto anfibio o también bloquean al
enemigo en sus propios fondeaderos.

Ejemplos Históricos:
II Guerra Mundial. Objetivo Estratégico. La Posición.

“El Almirante King, ansioso por explotar el éxito americano en Midway,


convenció al resto de los miembros de la Junta de Jefes de Estado Mayor de
que debía emprenderse una pequeña ofensiva en el Pacífico. Los objetivos
serían la base de hidroaviones de Tulagi, en las Salomón y un nuevo
aeródromo cuya construcción se había descubierto en Guadalcanal, ya que
desde ellos, los aviones japoneses amenazaban la derrota de
aprovisionamiento de Australia. Desde el punto de vista de Tokio, también
podrían proporcionar una protección al ataque terrestre que se avecinaba sobre
Port Moresby.
El 7 de agosto (1942), los buques anfibios del contraalmirante Richmond Kelly
Turner comenzaron el desembarco en Tulagi y Guadalcanal de diecinueve mil
“marines” del general Alexander A. Vandergrift. Fueron necesarios unos
cuantos días de duros combates para tomar Tulagi. Guadalcanal fue, al
principio, más fácil y la base aérea, aún no terminada, cayó pronto en manos
de los americanos, que la rebautizaron Henderson Field y la pusieron
inmediatamente en uso. Pero pasó mucho tiempo ante de que los “marines”
dominasen en la isla algo más que el aeródromo” (19). El 9 de febrero de
89
1943, los norteamericanos ocuparon por completo la posición Guadalcanal,
después de una costosa campaña aeromarítimoterrestre dirigida por el
almirante Halsey.

II Guerra Mundial. Objetivo Estratégico. Las Comunicaciones.


En el teatro del Mediterráneo la lucha por las comunicaciones marítimas fue
permanente. “La situación básica que quedó establecida y que había de
perdurar durante dos años y diez meses, fue tal que las fuerzas navales y
aéreas rivales habían de combatir alrededor de dos derrotas principales de
convoyes. Estas derrotas eran la Este-Oeste de 2.000 millas, de los convoyes
británicos entre Gibraltar y Alejandría y la Norte Sur de 500 millas, de los
convoyes del Eje, para abastecer a sus ejércitos en Libia... El primer choque
en esta larga campaña tuvo lugar el 9 de julio (1940), cuando una flota italiana
muy superior huyó al recibir su buque insignia un impacto de los cañones de
381 mm. del Warspite, desde el alcance límite” (20).

II Guerra Mundial. Objetivo Estratégico El Territorio.


Estos objetivos nacen de las interferencias generadas por la Estrategia Total o
la Unidad de la Guerra. Por lo general, corresponden a la explotación del
control del mar, como por ejemplo los desembarcos aliados en Calabria y
Salerno. “En las primeras horas del 3 septiembre (1943), primera jornada del
quinto año de guerra, las tropas del Octavo Ejército británico desembarcaron en
Calabria entre Catona y Regio, bajo la protección de la Aviación y de una fuerza
naval compuesta por los cruceros Mauritius y Orion, los monitores Abercrombie,
Roberts y Erebus; cañones y destructores. Hacia las 10:00 horas, los
acorazados Valiant y Warspite bombardearon las posiciones enemigas en Cape
della Armi. La oposición fue muy débil. Los alemanes sólo tenían en Calabria
pequeños contingentes, los italianos no ofrecieron ninguna resistencia, y el
avance británico se realizó en medio del entusiasmo de la población” (21). En
forma simultánea se efectuó el asalto anfibio en Salerno para capturar Nápoles.

4.3. FUERZA NAVAL


La maniobra estratégica existe para servir a la fuerza naval, responsable de
alcanzar el objetivo programado. Ella constituye, a su vez, el elemento
dinámico que otorga vida y movimiento a la maniobra. La fuerza se forma y
organiza con el propósito de obtener la meta particular propuesta. Su
composición la determina el objetivo estratégico y existen diversas clases de
fuerzas, entre ellas: organizada para la batalla, anfibia, corsaria, transporte,
exploración, etc. Sin duda alguna, la Fuerza Organizada reviste una
trascendencia estratégica incuestionable, corresponde al eje donde gira la
lucha en el mar. La presencia de la flota de combate se hace imprescindible
en las misiones resolutivas, avalando el control del mar; si la fuerza adversaria
se interpone, se produce la batalla naval decisiva.
90
La fuerza, en sus diferentes expresiones, juega un papel estelar en la
estratagema, la cual trabaja para facilitar su tarea. Las unidades navales
participan activamente en el desarrollo de la estratagema, en un escenario sin
accidentes donde ocultarse y sometido a una permanente vigilancia, con el fin
de conseguir la diversión, encubrimiento y ofuscación. La fuerza -junto sus
sistemas de apoyo terrestre- adopta disposiciones equívocas, se divide
amagando diversos objetivos, realiza desplazamientos amenazantes, se
adelanta al adversario, explota la geografía y tecnología disponible, etc. Sin
embargo, está obligada a permanecer concentrada en el tiempo para asegurar
el apoyo mutuo de sus componentes, obviar movimientos superfluos y evitar la
difusión de indicios anticipados sobre las reales intenciones. Alcanzadas las
condiciones favorables necesita abordar, sin dilaciones, los movimientos
destinados a obtener el objetivo estratégico de la manera más rápida y
concluyente posible. Para la fuerza, el desarrollo de la maniobra consiste en
acciones y movimientos sincronizados con metas definidas; nada puede ser
dejado al azar.

La fuerza naval, instrumento a través del cual la Armada expresa su poder,


participa en las cuatro áreas de misión: control, proyección, disuasión y
presencia. En la guerra, la maniobra centra su preocupación preferente en las
dos primeras. Para lograr el control recurre a las operaciones de conquista y
disputa, mientras que a fin de ejercer y explotar el dominio apela a las de
ejercicio y proyección. La fuerza naval, de acuerdo a las tareas a cumplir, la
forman unidades de superficie, submarinos, aeronaves, naves auxiliares,
buques mercantes, barcos pesqueros, embarcaciones deportivas y hasta
artefactos navales. La fuerza naval soporta el choque y es la encargada de la
obtención del objetivo estratégico; en consecuencia, recibe el efecto de los
aciertos y errores de la maniobra. A medida que se acerca a la costa
experimenta, en forma progresiva, la reacción de la tierra sobre el mar, pero
también proyecta su poder sobre el territorio.

El rol primario de la fuerza naval radica en el control del mar. A diferencia de la


guerra terrestre, la batalla naval depende en mayor grado del consentimiento
mutuo. Por tal razón, quien esté urgido en destruir la flota principal adversaria,
debe forzarla a concurrir al encuentro mediante la maniobra, apremios e
incentivos. Tampoco se pueden omitir las ofensivas destinadas a provocar la
batalla: movimiento, geográfica y seudo-geográfica.

Hoy, el teatro marítimo se encuentra sujeto a una intensa radiación


electromagnética, sónica, lumínica y calórica; además de un permanente
escudriñamiento con eficientes sistemas de detección pasiva de superficie,
submarina y espacial. En estas condiciones, a una fuerza entrenada para
operar en rigurosos ámbitos climáticos, nula visibilidad, alta velocidad, silencio
y con capacidad furtiva (Stealth) se le ofrecen posibilidades ciertas de
acercarse inadvertido a su objetivo. Además, la aludida cualidad presenta una
ventaja crucial para lanzar la primera salva certera con armas inteligentes
resolutivas.
91
En las operaciones de proyección, el control del mar asegura el acceso al litoral
enemigo a los medios que las realizan. Mientras más ambiciosa es la meta,
mayor debe ser el grado de control y la profundidad del acceso. En caso de
una operación anfibia, este constituye un requisito insoslayable, abarcando el
dominio del campo de batalla.

Por último, la fuerza en el desarrollo de maniobra requiere de un adecuado y


oportuno apoyo logístico, además de un flujo constante de inteligencia
actualizada y útil para cumplir su misión.

4.4. OBJETIVO ESTRATEGICO

En el mar existen 4 objetivos estratégicos simultáneos: la fuerza, posición,


comunicaciones marítimas y territorio. Estos objetivos se dividen en dos
categorías: móviles o buques y fijos o geográficos. Los a flote surcan el
escenario marítimo en cualquier dirección y los restantes están ubicados en el
litoral, marco de las operaciones. Cada uno de ellos forma un dispositivo bien
definido, con excepción de las líneas de comunicaciones marítimas que
configuran una red. El ataque y defensa de las rutas comerciales, por lo
general, propende a la dispersión de los medios navales. Sin embargo, al
trasladar carga crucial para la guerra, los buques involucrados se concentran y
adoptan también un dispositivo concreto. En tales casos, el convoy o Fuerza
de Tarea Anfibia navega con una escolta y bajo el amparo de la Fuerza
Organizada.

El dispositivo móvil o fuerza naval exhibe dos diferencias fundamentales con el


terrestre. La primera, es su extraordinaria movilidad estratégica que le capacita
desplazarse con rapidez y autonomía a cualquier lugar del amplio escenario
marítimo y mantenerse operando durante plazos prolongados. La otra, reside
en su flexibilidad pues cambia de actitud estratégica en forma casi instantánea.
Una pasiva defensiva puede transformarse en una amenazante ofensiva,
bastando a veces un cambio de rumbo.

Los objetivos estratégicos móviles o fijos están materializados por un


dispositivo integrado de varios componentes a fin de complementarse entre sí,
incrementar sus factores de fuerza y minimizar sus debilidades. También, cuida
del apoyo mutuo en tiempo y espacio. Sus integrantes no son homogéneos y
cumplen diversos roles: centro del poder de combate (grueso), eslabón de
unión y aglutinador (buque insignia o de comando), recolector de información
(exploradores), sostenedor y restaurador de la capacidad operativa (Grupo de
Apoyo Móvil), transportador de la fuerza de desembarco (Grupo de Transporte),
etc. Los dispositivos móviles se destruyen o neutralizan, en tanto los fijos se
conquistan o neutralizan.
92

Para neutralizar o destruir la capacidad estratégica de un dispositivo móvil


basta con anular a uno o más de sus componentes críticos. La maniobra,
concentrando el esfuerzo ofensivo sobre estas piezas vitales, procura lograr
dicho resultado. Por tanto, la selección de ese engranaje crucial -el centro de
gravedad del dispositivo enemigo- reviste una trascendencia manifiesta por lo
resolutivo. El Almirante H. Justiniano citando a Lidell Hart, acota: “El punto de
la decisión podría no ser el más débil, ni el más fuerte, sino aquel que provoque
la mayor y más completa dislocación física y psicológica al dispositivo, mando y
moral del adversario” (22). Las acciones para alcanzar el éxito necesitan
coordinación y concurrencia evitando la dispersión del centro del esfuerzo.

La maniobra demanda considerar las capacidades de los medios disponibles.


En el presente pueden integrarse a la ejecución de la maniobra unidades de
superficie, aéreas, submarinas, anfibias, misileras, especiales y otros. Lo
anterior permite concretar la acción en forma simultánea desde cualquier punto
del horizonte y diferentes niveles causando la saturación de la defensa y la
ofuscación del mando rival. También resulta muy provechoso evaluar el efecto
de las armas en los blancos a batir. Los buques auxiliares y mercantes
presentan menos defensas y resistencia al castigo que las unidades de línea.

Los objetivos geográficos de la guerra en el mar se asemejan a los terrestres,


sin embargo los diferencian ciertas singularidades que conviene tener presente.
Las metas en el litoral se generan por imposiciones ineludibles de la estrategia
marítima, militar y total; en consecuencia la maniobra queda subordinada a las
necesidades de los respectivos mandantes. La posición corresponde a un
objetivo natural, mientras el territorio se relaciona con requerimientos políticos,
económicos, morales o bélicos. Los últimos satisfacen la unidad de la guerra
en su máxima amplitud.

Los objetivos geográficos se conquistan, pero también se destruyen o


neutralizan anulando las instalaciones establecidas dentro de su perímetro. La
diferencia de efecto a conseguir obliga a materializar esfuerzos de muy variable
magnitud. Pero todos están comprendidos por la llamada proyección del poder
militar a través del mar, su mayor expresión radica en la operación anfibia. Del
rechazo a la proyección se encarga la defensa del litoral en sus dos variantes:
defensa contra la invasión y defensa de costa. En la maniobra ofensiva contra
un objetivo fijo, la reacción de la tierra sobre el mar aumenta progresivamente
al disminuir la distancia a la costa, lo anterior exige una aproximación breve y,
mejor aún, sorpresiva.

El frente de un dispositivo terrestre, por lo común, no se encuentra orientado


hacia el mar, más bien alguno de sus flancos se apoya en el litoral. Esta
coyuntura permite rodearlo y atacarlo por medio de la proyección afectando su
vulnerable retaguardia. El mayor resultado lo logra la operación anfibia. La
sola amenaza de dicha posibilidad obliga al afectado a una prudente dispersión
de sus fuerzas. El éxito del golpe inicial reviste tremenda importancia pues el
enemigo, por lógica, intenta cercar la cabeza de playa antes del inicio de la
progresión del ejército expedicionario hacia el objetivo estratégico programado.
93

II Guerra Mundial. Ataque al Centro del Poder.

El Comandante en Jefe del Pacífico, almirante Nimitz, se apresuró a desplegar


sus fuerzas ante el objetivo geográfico en disputa: Midway. Con una débil
fuerza formada alrededor de tres portaaviones enfrentaba al grueso de la flota
japonesa. El dispositivo imperial se aproximaba a Midway dividido en cinco
agrupaciones, cuyo apoyo mutuo era deficiente. La maniobra estadounidense
había seleccionado como punto de la decisión a los portaaviones del almirante
Nagumo. Alrededor de las 07:00 horas del 4 de junio de 1942, el almirante
Spruance lanzó todos sus aviones al ataque. Esperaba, encontrar al enemigo
reabasteciendo sus aeronaves. A las 10:25 los aviones iniciaron su
bombardeo en picado. “Los siguientes cinco minutos decidieron la guerra en el
Pacífico... Precisamente en aquellos momentos, el Akagi, el Kaga y el Soryu,
fueron alcanzados por las bombas enemigas, recibiendo cada portaaviones
japonés de dos a cuatro impactos. Las explosiones más violentas tuvieron
lugar en la cubierta de hangares, ya que era donde el fuego encontró materias
altamente inflamables. Oleadas de calor insoportable lo invadieron todo, de
abajo hacia arriba, achicharrando materialmente al personal y los aviones. Las
bombas, municiones y torpedos comenzaron a explotar y sus fragmentos
produjeron todavía más bajas en las tripulaciones, perforando las
superestructuras... Los portaaviones parecían castillos de fuegos artificiales”
(23).

4.5. TIEMPO Y ESPACIO

En el escenario marítimo, al encontrarse privado de terreno con sus accidentes


naturales -elemento material imprescindible de la maniobra en tierra- el tiempo
y el espacio adquieren una relevancia capital en la concepción y ejecución de la
maniobra en el mar. Esta, se transforma en una empresa bélica esencialmente
dinámica pues queda circunscrita al movimiento. Además, es difícil
suspenderla una vez en desarrollo, pues luego se sufren graves secuelas. No
constituye un mero ejercicio cinemático, sino el aprovechamiento deliberado de
ambos factores con propósitos psicológicos. Con la acertada conjugación del
tiempo y espacio se procura adelantarse a las intenciones del adversario,
engañarlo, sorprenderlo, despojarlo de la iniciativa y libertad de acción hasta
producir su dislocación física y moral.

Nunca está de más recordar que la sorpresa responde a dos parámetros:


donde y cuando. El primero depende del espacio y el otro del tiempo. Por
consiguiente, con el propósito de conseguir la sorpresa en su más completa
manifestación la única forma consiste en la hábil combinación del tiempo y
espacio.

El inmenso espacio marítimo facilita las acciones y fintas diversivas en lugares


excéntricos donde se planea realizar el esfuerzo principal y así evitar el
oportuno reforzamiento. En las fases iniciales de la maniobra se hace posible
94
la división y despliegue de las fuerzas, tomando disposiciones ambiguas y
engañosas, además navegar con rumbos deceptivos apropiados.
El litoral enemigo se halla expuesto, en toda su extensión y de modo
permanente, al ataque repentino proveniente desde el amplio horizonte
marítimo. La precaria situación provoca alarma en la opinión pública que exige
defensas cercanas y visibles. En ocasiones, el clamor popular repercute en la
dirección político-estratégica dando como resultado la dispersión de la fuerza,
en especial los medios de defensa de costa. El poder naval, a su vez, dispone
de múltiples opciones destinadas a hostilizar las aguas y costas adversarias,
entre ellas: interrumpir comunicaciones en las aproximaciones a los puertos,
inserción de fuerzas especiales, acciones aeronavales tácticas, bombardeo
naval, incursiones y operaciones anfibias. Sin embargo, para revestirlas con
significado estratégico, ellas necesitan estar incorporadas a la maniobra. Por
ultimo, el espacio habilita el ataque simultáneo desde diferentes direcciones y
niveles.
El tiempo, siempre escaso, es un elemento irrecuperable y no acepta
desperdicios. Impone rapidez y fluidez en los desplazamientos, exigiendo
medios navales dotados de gran movilidad. Lo más importante, demanda
mandos con mente ágil y el esfuerzo concentrado en el punto escogido como
resolutivo. Su consecuencia consiste en generar la ofuscación en la mente del
enemigo.
En síntesis, para la maniobra el espacio se utiliza preferentemente para crear la
diversión y encubrimiento, mientras el tiempo la ofuscación.

Ejemplo Histórico:
II Guerra Mundial. Batalla de Midway. Fallas en Aprovechamiento del Espacio
y el Tiempo.
El almirante Yamamoto ideó una maniobra que perseguía, en su fase inicial,
atacar dos objetivos geográficos en forma casi simultánea. El principal era
Midway y el secundario, dos islas de las Aleutianas. Las fuerzas japonesas se
dividieron en nueve grupos de tarea independientes cuya concentración en el
espacio y el tiempo no facilitaban el apoyo mutuo. “En el día del ataque a
Dutch Harbour y cuando se produjo el primer contacto en la zona de Midway el
3 de junio (1942), los buques de guerra japoneses estaban esparcidos por todo
el Pacífico. Los dos portaaviones de las Aleutianas pudieron ser el factor
decisivo en el Pacífico Central... La fuerza de portaaviones de Nagumo
navegaba 300 millas adelantadas del grueso y cuando los portaaviones fueron
destruidos, Yamamoto no pudo recuperar la iniciativa porque le fue imposible
reunir sus dispersos grupos en el lugar y momento oportuno. El poder
concentrado de sus acorazados demostró ser inútil y, como no estaba integrado
con sus portaaviones, resultó una fuerza desequilibrada. Si lo hubiesen estado
es posible que sus cañones rechazaran a los aviones norteamericanos y es
seguro que habrían atraído hacia ellos algunos de los atacantes. Yamamoto
hubiese también tenido el control directo de la batalla en vez de permanecer
impotente en el extremo de un silencioso canal de radio a 300 millas de
distancia” (24). A los errores anteriores se sumaron las vacilaciones de
95
Nagumo en atacar a la fuerza adversaria perdiendo tiempo en cambiar el
armamento a sus aviones.
4.6. PERSONALIDAD DEL ALMIRANTE

Conviene reconocer que el Comandante en Jefe de una fuerza naval está más
aislado, expuesto y ejerce el mando de manera más personalizada que en
tierra. Asimismo, los hechos críticos y sus efectos se suceden de modo
vertiginoso exigiendo resoluciones urgentes y frecuentes que luego son difíciles
de modificar. Las circunstancias descritas destacan la enorme trascendencia
detentada por la personalidad del jefe.

La estratagema -parte imprescindible de la maniobra- tiene como meta primaria


la mente del conductor enemigo. El efecto buscado radica en su dislocación
psicológica y física. Alcanzando dicho fin se actúa, con iniciativa y libertad de
acción, imponiendo hechos consumados a un contrincante sometido a la
voluntad de quien maniobra. El dispositivo oponente, aún cuando fuerte en lo
material, se desploma al perder la cohesión de sus componentes por la
ausencia del mando aglutinador. En tal circunstancia, el objetivo estratégico
previsto cae con rapidez y facilidad.

La maniobra dispone de varios instrumentos diseñados para conseguir su


cometido. La estratagema busca engañar al jefe rival, el incentivo le ofrece
ilusorios beneficios, mientras que el apremio lo obliga a realizar actos que no
desea. Los tres mecanismos son de naturaleza psicológica, por tanto relativos,
lo ideal es combinarlos con habilidad a fin de potenciarlos. Además, conviene
recordar que la estratagema se compone de la diversión, encubrimiento y
ofuscación; ellos concurren al engaño y desembocan en la sorpresa disolvente.

La electrónica junto con la computación facilitan al comandante todas las


funciones atinentes a la toma de decisiones y control de sus medios. Empero,
precisan un complejo sistema de equipos instalados en un centro de
operaciones en extremo vulnerable. Este sensible conjunto constituye una
fuente de activa radiación electromagnética. Sin embargo, pese al invaluable
concurso de la tecnología, quien toma las resoluciones estratégicas es un ser
humano, con sus capacidades y limitaciones consubstanciales. Por otra parte,
los intérpretes de las informaciones proporcionadas por las pantallas de los
sensores también son hombres. En resumen, el centro de mando encarna la
personalidad del jefe y simboliza la mente coordinadora y aglutinadora del
dispositivo.

La maniobra tendrá como una de sus metas prioritaria anular el centro de


mando adversario. Se le presentarán diversas alternativas, entre ellas:
destruirlo, neutralizarlo y engañarlo. La primera se conseguirá mediante
fuerzas especiales o la acción de las armas venciendo las poderosas defensas
protectoras. La otra opción se obtendrá con los variados métodos ofrecidos
por la guerra electrónica. La última, recaerá en la estratagema, procedimiento
más intrincado pero de mayor rendimiento, pues el enemigo colaborará a su
propia derrota. Los tres sistemas, al no ser excluyentes entre sí, podrán
aplicarse de modo concurrente.
96

Respecto a la estratagema es prudente recordar que el conductor, junto con


sus asesores y colaboradores cercanos, están inmersos en un entorno donde
reina la tensión, fricción e incertidumbre que deforman la objetividad y nitidez
de los juicios. El comandante se esfuerza por basar sus decisiones en la
razón, sin embargo, no puede aislarse de la influencia de las emociones e
incluso instintos. La estratagema, apremios e incentivos buscan aumentar la
faceta irracional del hombre apelando a señales equívocas, acciones
sugerentes, acuciantes, incitantes e intimidantes. Para surtir efecto, estas
manifestaciones deben ser creíbles para el adversario, invocando a sus propias
doctrinas y a la personalidad del jefe. Lo que se pretende es distorsionar su
percepción de la realidad y deteriorar la capacidad de pensar con lucidez. Así,
el contrincante inicialmente cae en la duda, luego en la irresolución paralizante
y finalmente en el engaño, antesala de la sorpresa dislocante.

Con el propósito de lograr el éxito de la estratagema se hace imprescindible


contar con el perfil psicológico del comandante enemigo y de sus consejeros
más próximos. Además, nunca se debe menospreciar la habilidad del
adversario y las acciones de la estratagema obligadamente necesitan ser
admisibles para un adversario experimentado y de aguda inteligencia. En caso
contrario, toda la maniobra no pasa de ser una aventura precursora de la
derrota o, a lo menos, de lamentables pérdidas de tiempo y recursos.

Ejemplo Histórico:

II Guerra Mundial. La Personalidad del Jefe.

La fuerza aeronaval del almirante Ozawa, la única integrada por portaaviones


del dispositivo japonés, tenía como tarea servir de incentivo para divertir a la
Tercera Flota estadounidense. El almirante Halsey había recibido la misión de
dar cobertura a la fuerza anfibia en Leyte. “La Fuerza Principal (Ozawa) podía
ofrecer poco apoyo directo en la inminente batalla, por cuanto el entrenamiento
de los nuevos pilotos embarcados distaba de ser completo y las pérdidas de
aviones sobre Formosa habían sido tan severas que restaban escasos pilotos
con suficiente habilidad para aterrizar en las cubiertas de vuelo. En esta
emergencia, se les dispuso a los portaaviones japoneses cometer suicidio
atrayendo a la Tercera Flota lejos de las proximidades del Golfo de Leyte,
dejando expuestos al ataque de la fuerza de superficie de Kurita a los
transportes y la cabeza de playa. Toyoda, quien había supuesto correctamente
que Spruance no se dejaría arrastrar lejos de Saipan, ahora presumió que el
belicoso Halsey, atraído por la posibilidad de una batalla de portaaviones, bien
podría ser tentado a alejarse de Leyte” (25). En efecto, la estratagema
japonesa surtió efecto tal cual lo había supuesto el almirante Toyoda teniendo
en cuenta la personalidad del jefe.
97

4.7. ENTRENAMIENTO

El entrenamiento reviste extraordinaria relevancia para la maniobra en sus


fases de planificación y preparación facilitando una exitosa ejecución. Durante
la concepción y planeamiento, los Juegos de Guerra verifican la bondad de la
idea de maniobra, organización de las agrupaciones, colaboración con otras
fuerzas institucionales e interinstitucionales, relaciones de mando,
coordinación, enlace, evitar interferencias mutuas, apoyo logístico,
disposiciones administrativas, etc.

En la preparación, las fuerzas requieren entrenarse en áreas análogas donde


se tiene programada la realización de las operaciones, simulando las
condiciones más rigurosas y reales posibles. Los ejercicios se utilizan para
detectar las falencias del personal y material a fin de subsanarlas con
oportunidad. Asimismo, los mandos y medios comprometidos se instruyen,
foguean y doctrinan asegurando una fluida materialización de las tareas a
cumplir. Todo lo anterior converge para comprobar, en el terreno y con los
medios disponibles, la factibilidad de la maniobra y además permite
perfeccionarla.

A pesar de los avanzados sistemas de detección, la noche ofrece considerable


protección a fuerzas entrenadas a actuar en silencio electrónico con apoyo de
sensores pasivos y los sentidos naturales. Asimismo, en las operaciones
anfibias medios heli y aerotransportados acostumbrados a operar en baja
altura, explotando la geografía y baja visibilidad, están capacitados para lograr
considerables resultados en la profundidad del dispositivo rival. La utilización
de fuerzas y armas furtivas (Stealth), encubrimiento e infiltración clandestina
también prometen grandes éxitos en las maniobras del presente y futuro. La
agilidad y discreción de los movimientos constituyen la lanza y coraza en la
consecución de la victoria.

En otro aspecto, el entrenamiento del presunto adversario entrega


informaciones muy útiles. Señala la proximidad del conflicto, el énfasis que le
otorga al empleo de cada una de sus fuerzas y, lo más importante, valiosas
indicaciones sobre sus doctrinas.

Por último, conviene tener presente los prolongados plazos necesarios para
formar una fuerza o flota eficiente. A pesar de la flexibilidad característica de
las unidades de combate, no basta con reunirlas, requieren de un tiempo
prudente a fin de integrar y completar sus complejos sistemas y operar como
en conjunto armónico y bien balanceado. Esta condicionante adquiere mayor
relevancia al integrar medios de superficie, aéreos, submarinos y anfibios.
Además, el Comandante de la fuerza naval debe inculcar su doctrina a los
mandos subordinados, en el combate ya no hay tiempo disponible para
preguntas e impartir órdenes detalladas. Asimismo, la llamada explotación de
la geografía, sólo puede ser realidad tras un intenso entrenamiento en el área,
o una semejante, donde se pretende llevar a cabo la maniobra.
98

Ejemplos Históricos:

II Guerra Mundial. Entrenamiento.


El almirante Yamamoto escogió la bahía de Kagoshima para entrenar a la
aviación embarcada de la flota antes de la guerra. Sus características
hidrográficas y geográficas tenían gran similitud con Pearl Harbour. “Cada
piloto practicaba cuatro veces al día despegues y tomas de cubierta en su
portaaviones. Los aviones torpederos rugían sobre el monte Shiro, penetraban
hacia el valle interior del Iwazaki en vuelo razante, siguiendo en su sinuoso
rumbo hasta la costa de la bahía. Allí, rozando la superficie del agua lanzaban
sus torpedos. Entretanto, en otros lugares de Kyushu, los bombarderos en
picada ensayaban sus técnicas, picando verticalmente desde 5.000 pies... Otra
dificultad se debía a que la profundidad de las aguas de Pearl Harbour era
solamente de cuarenta pies. Como los torpedos japoneses estaban diseñados
para ser lanzados en un mínimo de setenta pies de agua, se deberían construir
nuevos torpedos... Después de un sinfín de experimentos, se escogió un
proyecto que prometía un ochenta por ciento de eficacia si se lanzaba desde
alturas comprendidas entre los veinticinco y cincuenta pies y a una velocidad
no mayor de 150 nudos” (26).

4.8. IDIOSINCRASIA
La idiosincrasia de una comunidad nacional impone un sello característico a
sus resoluciones y empresas determinantes para su destino. Dicho distintivo
queda impreso en sus anales. Para la estrategia tiene particular interés la
historia militar de los eventuales contrincantes. El análisis aporta valiosos
antecedentes sobre su comportamiento -como conjunto- antes situaciones de
apremio, resistencia al rigor y castigo, aptitud para soportar daños materiales y
bajas significativas, capacidad en sostener esfuerzos prolongados y otros
similares. Estos elementos de juicio son muy útiles a fin de utilizarlos en la
creación y ejecución de la maniobra. Sobre el tema opina el Comandante
Santiago Díaz: “La idiosincrasia, contextura, capacidad y vitalidad de las razas
que componen los ejércitos beligerantes, tienen primordial influencia en la
contienda. Tropas altivas, fuertes y sanas vencerán con facilidad a enemigos
debilitados por una existencia cómoda y sibarita. Las razas sin vinculaciones ni
apegos nacionalistas, serán avasalladas por los representantes de
colectividades humanas que los posean” (27).
Este análisis de carácter eminentemente psicológico obliga a ser muy objetivo y
mesurado en las conclusiones. Resulta imperdonable caer en estereotipos,
prejuicios y presunciones sin bases reales. Lidell Hart hace una atinada
observación sobre el ser humano y el peligro: “La naturaleza humana varía
sólo muy ligeramente en sus reacciones ante el peligro. Algunos hombres
pueden, por influencia de la raza, del medio o de la educación resultar más
sensibles que otros, pero las diferencias son sólo de intensidad y siempre
superficiales” (28). También estas reacciones experimentan modificaciones por
99
el motivo de la lucha y el efecto ejercido gracias a la presencia de un jefe
carismático.
Ejemplo Histórico:

II Guerra Mundial. Idiosincrasia.

El gobierno japonés se lanzó a la guerra con una presunción poco sólida: “La
democracia norteamericana no aceptaría nunca las pérdidas que exigiría la
reconquista de los territorios perdidos contra un enemigo que se había hecho
tan poderoso y estaba bravamente decidido a defender sus conquistas. Antes
que eso, se resignaría a una paz de compromiso que dejase al Japón ventajas
sustanciales.

Todo este plan descansaba en un supuesto psicológico incierto: el de la poca


tenacidad de los norteamericanos. Sin embargo, los Estados Unidos, que
siempre han comenzado todas sus guerras sin estar preparados, las han
terminado con la victoria total. La guerra de la Secesión fue hecha por los dos
bandos con una indómita voluntad, y en 1917 la decisión de los
norteamericanos no fue menor. Los japoneses podían haber pensado que los
norteamericanos habían degenerado, pero la decadencia militar de un pueblo
sólo se juzga en la práctica, y es muy temerario abandonar la suerte de una
guerra al azar de una suposición incierta a priori” (29).

5. PARTES DE LA MANIOBRA

5.1. LA ESTRATAGEMA

La Estratagema representa la parte imprescindible y esencial de la maniobra,


sin su presencia ella no existe. Los componentes de la Estratagema son:
Encubrimiento, Diversión, Ofuscación, Apremio e Incentivo.

La estratagema intenta lograr la libertad de acción e iniciativa estratégica, la


concurrencia de ambas deriva en el control de la voluntad del enemigo. Como
constituye una obra esencialmente intelectual adopta múltiples formas, pero
siempre única e irrepetible. El efecto en el enemigo es progresivo a medida se
desarrolla la maniobra. Se advierte el éxito de la estratagema cuando sus
reacciones obedecen a nuestros deseos, sus respuestas se tornan
incoherentes y perjudiciales para su causa. Inicialmente, divide sus medios
inducido por la incertidumbre del encubrimiento, e incurre en el impotente
cordón defensivo. Luego, incitado por las diversiones empieza alejarse de la
realidad y concentra sus fuerzas en lugares excéntricos donde se planea hacer
el centro del esfuerzo. Por último, dislocado por el engaño e impulsado por el
creciente ritmo de las operaciones cae en la ofuscación respondiendo con
acciones incoherentes. En resumen, la decisión se alcanza en la mente y
corazón del adversario.
100

5.2. COMPONENTES DE LA MANIOBRA

a) Encubrimiento
El encubrimiento intenta dejar en la ignorancia más completa al enemigo
sobre las propias intenciones. Dicha carencia de conocimientos lo sume
en la incertidumbre paralizante. El encubrimiento supera al principio de la
seguridad gracias a su extrema diligencia. Realiza actividades o asume
posturas aparentando normalidad; aún más, desidia. Se agazapa al
acecho, se mantiene inmóvil, retarda las acciones pero siempre está listo
para descargar golpes mortales fulminantes en el lugar y oportunidad
inesperados. Al mismo tiempo intenta cegar las fuentes de recolección de
informaciones destruyendo sus sistemas de detección, exploración,
comunicaciones y comando. “Impalpable e inmaterial, el experto no deja
rastros; misterioso como una divinidad, es inaudible. Así es cómo pone al
enemigo a su merced” (30).

Ejemplo Histórico:
II Guerra Mundial. Encubrimiento.
A mediados del 27 de marzo de 1941, la exploración aeromarítima
británica evidenció una considerable fuerza de superficie italiana en
dirección a Creta. El almirante Cunningham ordenó al convoy AG9, el
único en tránsito con destino a Grecia, continuar navegando con
normalidad hasta el anochecer para retromarchar. Al mismo tiempo,
dispuso mantener su Escuadra en Alejandría durante el resto del día. La
bahía estaba bajo frecuente observación del enemigo. “Cunningham tenía
su propio plan de encubrimiento, desembarcando en la tarde con la maleta
de rigor, para aparentar que pasaría la noche en tierra. El regresó de
inmediato al Warspite al anochecer, la flota zarpó a las 19:00 horas” (31).
Las medidas de encubrimiento rindieron frutos, colaborando a sorprender
al almirante Iachino.

b) Diversión
La diversión busca evitar que el adversario concentre sus medios en el
punto sobre el cual se desea hacer el centro del esfuerzo. También
pretende dividirlo y así destruirlo por parcialidades. Con tal propósito
amaga dos o más objetivos importantes de su dispositivo, adopta
despliegues equívocos, realiza fintas perturbadoras, ataca objetivos en
aéreas excéntricas y realiza toda otra acción distractiva. “Si soy capaz de
determinar las disposiciones del enemigo, disimulando al mismo tiempo
las mías, en ese caso, yo puedo concentrarme y él debe dispersarse. Y, si
yo me concentro cuando él se dispersa, puedo utilizar la totalidad de mis
fuerzas para atacar una fracción de las suyas. Yo tendré, pues, la
superioridad numérica. Entonces, si yo puedo utilizar gran número de
hombres para golpear a un puñado de ellos en el lugar elegido, quienes
101
tengan que habérselas conmigo se encontrarán reducidos al último
extremo” (32).
Ejemplo Histórico:

II Guerra Mundial. Diversión.

“La estrategia en el Pacífico ha consistido en avanzar desde dos


direcciones sobre la médula de la posición japonesa. Bajo el mando del
General de Ejército, Mac Arthur, una fuerza combinada del Ejército y la
Marina aliados se dirigió hacia el Norte desde la región de Australia. Bajo
el mando del Almirante de Flota Nimitz, una fuerza del Ejército, de la
Armada y de la Infantería de Marina de los EE.UU. se dirigió hacia el
Oeste desde Hawai. La Fuerza Móvil, representada por los más grandes
buques combatientes de la Flota del Pacífico, ha realizado operaciones a
lo largo de ambas rutas de avance, a veces separadamente y otras veces
unidas, conteniendo al mismo tiempo a la Armada japonesa” (33). Esta
ofensiva, maniobra en línea exterior, con drásticos cambios en su centro
del esfuerzo, dividió a las fuerzas japonesas y le impidió al mando imperial
concentrar sus medios donde y cuando lo requería.

c) Ofuscación

La Ofuscación pretende agotar física y psicológicamente al conductor


antagonista junto con sus tropas, sin darles descanso ni tregua. Trata de
nublar y confundir sus facultades de raciocinio y obstruir su capacidad de
reacción en los momentos cruciales. Espera anular su intelecto e
imposibilitarlo para distinguir entre lo real y lo ficticio, lo trascendente de lo
accesorio. Asimismo, perciba que se encuentra mortalmente amenazado
desde diferentes direcciones y niveles, sin escapatoria posible. Para
conseguir este efecto se precisa atacar al adversario en forma sucesiva,
concurrente y constante hasta lograr su dislocación mental, moral y física.
El “ciclo OODA” y el llamado “tempo” contemplado por la Armada
estadounidenses obedecen a este componente de la estratagema. “El
tempo es el ritmo de la acción -la velocidad a la cual guiamos los
acontecimientos... El ciclo de decisión corresponde a un aspecto vital del
tempo. Las fuerzas con ciclos rápidos de decisiones disfrutan de una
ventaja sobre aquellos cuyos líderes necesitan más tiempo para reunir y
procesar la información antes de tomar decisiones. El tempo es más que
un medio para emplear mejor las armas; es un arma en sí mismo” (34).
Esta es la veta de la maniobra que explota la Armada de Norteamérica en
sus últimas intervenciones especialmente en los conflictos bélicos del
Golfo.
102

Ejemplo Histórico:

II Guerra Mundial. Ofuscación.

La fuerza “A” japonesa, mandada por el veterano almirante Kurita, estuvo


bajo el fuego norteamericano desde el amanecer del 23 de Octubre de
1944. El submarino Darter torpedeó y hundió al crucero Atago, buque
insignia de la fuerza de Kurita. El almirante, con parte de su Estado
Mayor, se transbordó al acorazado Yamato. Luego, durante todo el día 24,
sufrió el vigoroso ataque de la aviación embarcada de la Tercera Flota. La
flota imperial experimentó severas pérdidas y daños. Sin embargo,
atravesó el estrecho de San Bernardino. En la madrugada del 25,
sorprendió a la Séptima Flota cuyos transportes se encontraban
fondeados a su merced en el golfo de Leyte. Lo único que se le oponía
para alcanzar su objetivo era una agrupación de débiles portaaviones
escoltas. “Las emocionantes experiencias de Kurita ante los repetidos
ataques aéreos de los días anteriores, la destrucción del gigantesco
Musashi y los daños que mutilaron a los cuatro cruceros pesados Suzaya,
Kumano, Chokai y Chikuma, ante los decididos ataques de los aviones de
los portaaviones de escolta, habían alterado sus nervios. Pese a que un
hidroavión, catapultado desde el Nagato, informó que había en el Golfo de
Leyte treinta y cinco transportes, temía que el número de estos que
pudiera destruir no compensara la pérdida de la última fuerza de
superficie del Japón bajo los efectos de los ataques aéreos que a
continuación se producirían” (35). El comandante en jefe japonés ordenó
la retromarcha de la fuerza sin cumplir su misión.

d) Apremio

Este expediente directo que no disimula sus intenciones, a pesar de ser


tratado en el capítulo relativo a la Conquista del Control del Mar, se estima
oportuno reiterarlo en esta sección.

Contempla forzar al enemigo a realizar una acción que él no desea, pero


que le es imposible eludir. Esta circunstancia se puede provocar
eliminándole las alternativas hasta reducírsela a una sola muy perjudicial
para su causa. Otra opción, consiste en amenazar un objetivo tan valioso,
que el afectado se encuentre ante el dilema de acudir a defenderlo o
entregarlo a su suerte. A mayor valor del objetivo amagado más poderoso
es el apremio hasta convertirlo en insoportable.
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Ejemplo Histórico:

II Guerra Mundial. Apremio.

Las operaciones anfibias, por lo común, constituyen un apremio para el


defensor y su magnitud varía de acuerdo a la importancia del objetivo
atacado. La defensa puede comprometer hasta la fuerza organizada del
apremiado. A mediados de junio de 1944, la 5ª flota al mando del
Almirante R. Spruance inició una ofensiva estratégica contra las Marianas.
El archipiélago era una posición estratégica crucial para la seguridad de
las Filipinas y Japón metropolitano. “La próxima decisión fue sobrepasar
Truck y atacar el archipiélago de las Marianas en el Pacífico Central. En
la batalla aeronaval de tres días, los pilotos de la Fuerza de Tarea de
Portaaviones de Mitscher destruyeron a los defensores (aviación) de
Saipan, Tinian, Rota y Guam, y derrotaron a la flota japonesa en la batalla
del mar de las Filipinas” (36).

e) Incentivo

Al igual que el Apremio, tratado con anterioridad, se reitera en el presente


Capítulo. Pretende ilusionar al adversario mediante un irresistible foco de
atracción real o ficticio. Mientras, en las proximidades se despliega la
fuerza propia oculta y lista para destruir al incauto oportunista. También
puede simularse una vulnerabilidad manifiesta. El incentivado concurre
voluntariamente en busca del cebo y supone tener la iniciativa y libertad
de acción, cuando está siendo encauzado y responde a las intenciones
del hábil adversario. “Así, los que pretenden provocar un movimiento del
enemigo lo consiguen creando una situación a la que este debe plegarse;
lo atraen con el señuelo de una presa segura y, con el espejismo de una
apariencia de beneficio, le esperan bien preparados” (37).

Ejemplo Histórico:

II Guerra Mundial. Incentivo.

Ante la invasión de las Filipinas, el Almirante Toyoda dio ejecución al plan


SHO1. “Una fuerza relativamente débil, sirviendo de cebo intentaría
atraer y arrastrar, lejos de los puntos de desembarco, al grueso de las
fuerzas navales norteamericanas, aprovechándose de esta diversión una
segunda fuerza japonesa, comprendiendo a casi todos los acorazados
atacaría a los transportes... De acuerdo al Almirante Toyoda: la empresa
era muy arriesgada, pero si se perdían las Filipinas, la Flota no tendría
objeto; nuestras comunicaciones serían cortadas y tendríamos que
apostar a la flota bien en la zona de Singapur o bien en el Japón. En la
zona de Singapur no podríamos ya enviarle más municiones; en el Japón
104
hubiese carecido de combustible. En cualquiera de los casos quedaría
inutilizada” (38)... En medio de los aviones terrestres de Fukudome que la
asaltaban, la Flota norteamericana había distinguido a numerosos
aparatos de portaaviones, lo cual era indicio de la aproximación de una
nueva fuerza japonesa. Era efectivamente, Ozawa, que estaba lanzando
a sus aviones al máximo de alcance; el Almirante japonés, al mismo
tiempo, emitía numerosas señales de radio para hacer notar su presencia.
En la anochecida del 24 (octubre 1944), reconocimientos aéreos
norteamericanos descubrieron a la III Flota japonesa en marcha hacia el
Sur. Entonces Halsey, que había sido informado de la inversión de rumbo
de Kurita y la creyó definitiva, se lanzó impetuosamente hacia el Norte,
con toda la Task Force 38, al encuentro del nuevo adversario. Dejó, por
consiguiente, desguarnecida la salida del estrecho de San Bernardino... y
al amanecer del día 25 veremos al Almirante Kurita desembocar, sin
oposición en el mar de las Filipinas. La estratagema de Toyoda había
dado resultado” (39).

f) Comentarios

Aunque parezca reiterativo, la estratagema, apremio e incentivo son de


naturaleza psicológica y en consecuencia relativos. Ellos requieren ser
creíbles y válidos para la mente del enemigo, el blanco de la estratagema.
El resultado o efecto deseado se logra cuando el adversario percibe
realidades supuestamente indudables.

Lo anterior, exige utilizar las doctrinas, procedimientos, elementos de


juicio, etc. similares a los vigentes en el bando contrario. Asimismo deben
responder a las expectativas del rival. “De modo que, lo que mayor
importancia tiene en la guerra, es emprenderla con la estrategia del
enemigo” (40). “Pues lo capital en las operaciones militares es hacer
creer que uno se ajusta a los designios del enemigo” (41).

La estratagema, apremios e incentivos son los instrumentos destinados a


producir los efectos psicológicos en la mente del adversario. En una
primera etapa, se espera generar la viscosa incertidumbre inmovilizadora
a través del encubrimiento. Al mantener al enemigo ajeno a nuestras
intenciones, tiende a dispersar sus medios incurriendo en el impotente
cordón defensivo. Luego, se necesita transformar la incertidumbre en
engaño, induciendo al antagonista percibir un panorama distorsionado o
falso mediante diversiones e incentivos. En el siguiente período, se
intenta producir la sorpresa al descorrer en forma súbita el velo del
engaño y simultáneamente recurrir a la ofuscación produciéndole la
dislocación. Para tal propósito, se destruye sus sistemas C4IR e
incrementa el ritmo de las operaciones sobre el centro de gravedad del
dispositivo rival. En estas condiciones, el antagonista ya no es dueño de
sus actos ni tiene voluntad para oponerse a nuestros esfuerzos.
105

5.3. ACCIONES PARA OBTENER EL OBJETIVO ESTRATEGICO

a) Reflexiones

Las Acciones para Obtener el Objetivo Estratégico corresponden a las


tradicionales fases de la maniobra terrestre, a saber: Reunión de los
Medios, Despliegue, Aproximación y Choque. Pero en el escenario
marítimo, por las características intrínsecas del medio y los medios, dichos
estados sucesivos carecen de la rigidez y de la observancia perentoria de
las operaciones en tierra. En la práctica, las fases se omiten, refunden,
modifican según la situación estratégica imperante. Asimismo, la
secuencia entre una y otra es tan fluida y rápida pasando, por lo general,
desapercibida. En síntesis, no amarran ni coartan la libertad de acción del
ejecutor.

Durante el desarrollo de la maniobra, en cada una de las fases debe estar


presente la estratagema imponiendo su cuota de engaño. Como en el
mar no hay terreno donde protegerse u ocultarse, los efectos de la
estratagema se logra a través de actos y movimientos deliberadamente
orientados a producir encubrimiento, diversión, ofuscación, apremio e
incentivo. En otras palabras, la estratagema y sus agregados se traducen
en acciones planificadas y no productos del azar. La maniobra, con sus
dos partes, pretende obtener el objetivo estratégico previsto en forma
eficiente, contundente y oportuna.

b) Reunión de los Medios

Consiste en la concentración de las fuerzas en el área desde la cual se


pretende iniciar la maniobra estratégica; corrientemente, se realiza en la
posición. La reunión de los medios cumple la finalidad de facilitar el
despliegue. No se limita a la agrupación de las unidades navales, aéreas
e infantería de marina, sino también del apoyo requerido para satisfacer
las múltiples demandas de la operación. La Reunión, si se desea
evidenciarla, puede ser útil como diversión o transmitir una amenaza real
o ficticia para el enemigo.

En esta fase, se continúan el entrenamiento, aclimatación y verificaciones


de los sistemas de armas y CI4R. Las actividades desarrolladas encierran
la intención de incrementar o mantener la eficiencia combativa del
conjunto, subsanar los defectos y sobre todo, consolidar la óptima
coordinación y enlace entre el mando con sus órganos de maniobra. En
relación a la estratagema, se hace énfasis en el encubrimiento y diversión.
106

En el período comprendido por la concentración hay que observar


estrictas medidas de seguridad y así precaverse de la sorpresa. Las
fuerzas, en sus fondeaderos, no están en el más alto pie de combate ni de
apoyo mutuo. Esta circunstancia cobra mayor significado ante la
capacidad ofensiva de los medios aéreos y especiales. Prolongado
tiempo en un mismo lugar incentiva el ataque adversario. Por tal causa,
con bastante frecuencia esta fase se realiza en el mar en beneficio de la
incertidumbre, pero precisa una sólida doctrina estratégica y experiencia.
La Reunión de los Medios implica economía de la fuerza. Se hace centro
del esfuerzo en el teatro donde se desea alcanzar la decisión. En otras
áreas se despliega el mínimo indispensable colaborando con la maniobra
principal. Conviene tener presente que en el mar el teatro de la decisión
cambia con relativa rapidez.
En un país con dos eventuales teatros de operaciones resolutivos muy
separados entre sí, la reunión de los medios inicial ostenta una
trascendencia crucial; pues, usualmente, se hace difícil modificar la
situación una vez iniciado el conflicto. En tal caso, la mejor opción es
contar con una substantiva Fuerza de Despliegue Rápido (FDR). En un
comienzo, la FDR refuerza al teatro más amenazado robusteciendo la
disuasión y así evitar el eventual conflicto.
Al existir un teatro de operaciones único y dependiente del mar en igual
grado para ambos rivales, las fuerzas organizadas tienden a concurrir de
modo permanente a dicho escenario. Este hecho dificulta la sorpresa,
pero no la imposibilita.

c) Despliegue

El despliegue de la Armada obedece a la situación estratégica que se vive


y al objetivo estratégico perseguido mediante las primeras operaciones.
En general, se presentan dos alternativas básicas: abierto y cerrado. El
primero se emplea al gozar de un control del mar manifiesto y los objetivos
a batir se reducen a fuerzas corsarias. En tanto el cerrado, se dispone
cuando los objetivos consisten en la fuerza organizada enemiga o el
territorio, ya sea para realizar o rechazar una invasión. El dilema lo
resuelve el Orden Cronológico de las Operaciones.

Una fuerza naval comienza su despliegue en el momento del zarpe. El


dispositivo estacionario cobra movimiento transformándose en un conjunto
dinámico y potente. El zarpe está canalizado por la hidrografía y es una
etapa de gran vulnerabilidad, pues la fuerza se encuentra expuesta a la
amenaza de minas, submarinos y aeronaves. La mejor contramedida
descansa en la rapidez del tránsito por aguas restringidas y adoptar la
formación de crucero a la brevedad. El despliegue contempla el
desplazamiento de la fuerza naval, del grupo de apoyo móvil, transportes,
107
escoltas, aeronaves orgánicas y asignadas con base en tierra, la
readecuación de la red satelital y toda unidad participante en la maniobra.
En la defensa contra la invasión, también involucra a los medios terrestres
responsables de la protección del litoral amagado.

Esta fase de la maniobra representa el período crucial en la


materialización de la estratagema. Las acciones, movimientos,
disposiciones tienen que contener una cuota de engaño en forma de
encubrimiento, diversión, incentivo, ofuscación y apremio. Es el tiempo
ideal para desplegar creatividad e imaginación en las medidas deceptivas
tales como: dispersiones, divisiones, fintas, dispositivos ambiguos, rumbos
equívocos, emisiones electrónicas falsas o reales, amenazas múltiples,
etc. El despliegue precisa mantener al antagonista ignorante de las
propias intenciones.

Cuando el objetivo estratégico a conquistar o defender consiste en uno


fijo, geográfico, conviene desplegarse en sus proximidades antes que el
enemigo. De esta forma se goza de los beneficios de la ofensiva
geográfica o caza en acecho “Generalmente, el que primero ocupa el
terreno y espera al enemigo está en una posición de fuerza; el que llega
allí posteriormente y se lanza al combate se halla ya debilitado... Por esto,
los que son expertos en el arte militar hacen acudir al enemigo al campo
de batalla y no se dejan llevar por él” (42).

Por último, además de no olvidar la rapidez en alcanzar las cercanías del


Objetivo Estratégico, también se requiere definir el dispositivo antagonista
y ubicar su respectivo centro de gravedad para destruirlo, capturarlo o
neutralizarlo. Si la Fuerza Organizada enemiga encarna al Objetivo
Estratégico o si se interpone se tiene que contemplar la batalla naval con
la respectiva maniobra.

d) Aproximación

La aproximación es el avance resuelto de la fuerza en demanda del


objetivo estratégico asignado. Se levanta el denso manto de la
incertidumbre para el adversario. La estratagema se concentra atacando
objetivos para desarticular el dispositivo enemigo destruyendo su sistema
C4IR. Adquiere valor prioritario la ofuscación elevando el ritmo de las
operaciones para eliminar la capacidad de reacción del antagonista.

Una fuerza navegado ejerce el control del mar, incluyendo el aeroespacio.


Con tal propósito aparta o desbarata los obstáculos que ingresan al
alcance de las armas. Si se aproxima el litoral enemigo aumenta la
reacción de la tierra sobre el mar y los esfuerzos propios orientados a
neutralizarlos a fin de facilitar el acceso a la costa. En esta circunstancia,
adquiere gran relevancia el dominio del espacio de batalla.
108

Esta fase exige establecer con certeza la configuración del dispositivo


adversario, sus componentes críticos y el centro de gravedad. Asimismo,
se tiene que conseguir el control del mar y dominio del espacio de batalla,
anular el C4IR, aislar el objetivo estratégico, alcanzar la superioridad
manifiesta en el centro del esfuerzo, lograr la libertad de acción e iniciativa
estratégica. Lo anterior, permite facilitar el choque y realizarlo en
condiciones favorables. “Si admitimos que un general está autorizado
para buscar una decisión militar, su misión consistirá en buscarla bajo las
circunstancias más ventajosas al objeto de obtener el máximo resultado
favorable. De aquí que su verdadero objeto no sea tanto buscar la batalla
como buscar una decisión estratégica lo bastante ventajosa para que, si
no provoca por sí misma la decisión, su continuación por la batalla la logre
con seguridad” (43).

e) Choque
Corresponde a la colisión entre las fuerzas rivales que luchan por el
objetivo estratégico en juego. Una vez neutralizada o destruida la fuerza
oponente se alcanza la meta perseguida. Es la culminación de la
maniobra; la recompensa para el ganador constituye el goce del objetivo,
es decir, el objeto de la misión. Esta fase tiene un neto carácter táctico,
sin embargo, se hace necesario destacar algunos aspectos estratégicos
relacionados sobre el tema.
El choque se persigue o acepta cuando existen razonables posibilidades
de éxito. Una maniobra creada con sensatez, imaginación, intuición y
sabiduría; como la experiencia lo señala, suple con creces una manifiesta
inferioridad.
El choque en el mar no siempre corresponde a la batalla. Puede
materializarse contra la escolta de un convoy, las fuerzas defensoras de
un objetivo geográfico, una fuerza anfibia, etc. Sin embargo, si existe una
fuerza organizada enemiga y tiene posibilidades de concurrir, se debe
tener prevista la batalla. Una flota responsable de un bloqueo militar,
dando cobertura o comprometida con la protección indirecta requiere estar
siempre lista para el encuentro resolutivo.
La batalla naval precisa de un nítido fundamento estratégico. El choque
decisivo entre flotas de combate resuelve la guerra en el mar y su
trascendencia puede definir la suerte de la guerra. “Una batalla, como
hecho puramente táctico, no representa, por lo pronto, absolutamente
nada para la guerra. El valor para la guerra recién lo adquiere la batalla
cuando, mediante ella, se alejan del camino los obstáculos que se oponen
a la consecución del objetivo estratégico” (44).
109

6. EJECUCION DE LA MANIOBRA

6.1. CONSIDERACIONES GENERALES


La maniobra en el mar obedece a la necesidad de lograr o resguardar un
objetivo. Una se satisface con la ofensiva y la otra con la defensiva, no existe
otra alternativa. Ambas maniobras cuentan con las mismas partes.
El mar no se conquista, únicamente es posible controlarlo. Los medios a flote
que surcan sus aguas tampoco se conquistan, se destruyen o neutralizan. En
tanto los objetivos geográficos ubicados en las riberas del amplio escenario
marítimo se conquistan o neutralizan. Lo último se consigue dañando las
instalaciones anexas y las vías de comunicaciones.
Por último cabe recordar que la guerra en el mar constituye un fenómeno de
objetivos múltiples y simultáneos. Lo cual implica establecer el orden
cronológico de las operaciones con el propósito de definir el objetivo principal
de la maniobra a atacar o defender. Ello exige una acuciosa apreciación de la
situación, incluyendo las interferencias.

6.2. MANIOBRA OFENSIVA

A la ofensiva se le presentan dos clases de objetivos de marcada diferencia en


calidad física: móviles y fijos. Los procedimientos destinados a cristalizar la
ofensiva contra los primeros están contemplados en las operaciones navales
típicas de carácter ofensivo, entre ellas operaciones de conquista y ejercicio de
control del mar ofensivas. Para la destrucción o neutralización de objetivos a
flote se ejecutan ofensivas tácticas, las cuales pueden revestir repercusiones
estratégicas tales como la batalla y bloqueo militar. Su trascendencia
estratégica no se mide por los daños materiales causados sino por los efectos
ulteriores.

En relación a los objetivos geográficos, la ofensiva se materializa mediante


operaciones de proyección. Para conquistar la posición o el territorio se realiza
una ofensiva estratégica traducida en una operación anfibia. En caso de
pretender la neutralización se recurre a las ofensivas tácticas; en términos más
específicos, se realiza una incursión anfibia, inserción de fuerzas especiales,
bombardeo naval y acciones aeronavales tácticas.

En el mar, desaparece la desventaja para la ofensiva derivada del terreno, la


conocida regla 3 a 1 carece de sentido. Basta una superioridad marginal para
emprender un ataque con reales posibilidades de éxito. Sin embargo, al
abordar una operación de proyección, en especial las anfibias, reaparece la
influencia del terreno afectando a las fuerzas comprometidas. Por tal razón, en
este tipo de ofensivas se hace tan necesaria la sorpresa y alcanzar la
superioridad local manifiesta durante su comienzo.
110

En la maniobra ofensiva la fuerza está obligada a aproximarse al objetivo. Con


la intención de obtener la sorpresa, la estratagema echa mano a todos los
recursos: encubrimiento, diversión, ofuscación, apremio e incentivo. También
conviene adelantarse al adversario estacionándose en las proximidades del
área de las acciones y explotar los beneficios de la caza al acecho.

La ofensiva cuenta con la más amplia libertad de acción para seleccionar el


objetivo y el centro de esfuerzo; además de definir los medios a emplear,
cuando, donde y como utilizar las fuerzas. Sin embargo, todo lo anterior no
significa gozar de la iniciativa. Ella se logra y mantiene por medio de la
maniobra, realizando acciones o movimientos inesperados para el adversario
provocando su subordinación mental y física.

En el mar, no siempre la maniobra ofensiva reclama la concentración, la


efectividad del corso descansa en la dispersión. Por otra parte, la amplitud y la
unidad del escenario facilita la diversión a través de la división de la fuerza. Por
último, la maniobra no finaliza con la destrucción o neutralización de los
defensores, pues continúa hasta obtener el objetivo propuesto.

Ejemplo Histórico:
II Guerra Mundial a maniobra ofensiva
El almirante Cunningham resolvió atacar a la fuerza organizada italiana surta
en Tarento, con aviación embarcada. Para ello intensificó el entrenamiento
nocturno de los Swordfish y equipó las aeronaves con estanques de fortuna
destinados a proporcionarles mayor radio de acción. Encubrió sus intenciones
con una operación de cobertura a convoyes con destino hacia y desde la
posición Malta. Contó con un excelente reconocimiento aerofotográfico. Al
anochecer del 11 de noviembre de 1940, el almirante británico destacó al
portaaviones Illustrious que, más tarde, lanzó 21 aviones a 170 millas de la
base italiana. “Los ingleses lograron una completa sorpresa táctica y técnica.
La artillería antiaérea sólo consiguió abatir dos aviones. Los italianos no
emplearon niebla artificial porque creían que ello perjudicaría mucho a la
defensa artillera. Contaban con que los barcos, anclados a 12 hasta 15 metros
en agua profunda, estaban defendidos contra los torpedos, pues estos se
hunden a mayor profundidad al ser lanzados normalmente. Pero el
hundimiento de los torpedos ingleses estaba tan bien calculado que llegaron a
la profundidad calculada de 10 metros sin hundirse más. Los torpedos tenían
encendido magnético y de detonación y golpearon muy profundamente y por
ello con mucha eficacia. El acorazado nuevo, Littorio, recibió tres impactos, y
los viejos, Duilio y Cavour, uno cada uno. El impacto sobre el Cavour fue tan
serio que el buque no pudo repararse. Las reparaciones de los otros dos
duraron medio año y durante ese tiempo la flota británica superó con mucho a
la italiana” (45). Otra consecuencia del desastre, fue el práctico abandono de
Tarento como posición de la flota italiana.
111

6.3. MANIOBRA DEFENSIVA


La maniobra defensiva destaca en forma más evidente y sustancial la gran
diferencia entre la guerra en el mar y la de tierra. La razón es simple, falta el
terreno donde la fuerza terrestre se protege para resistir con ventajas la
ofensiva. No existen accidentes naturales ni artificiales donde esperar
pasivamente bajo su amparo al enemigo, desgastándolo durante la progresión.
Asimismo, no cabe eludir la decisión entregando espacio, que carece de valor,
por tiempo. Por tanto, la maniobra defensiva está obligada a ser dinámica. La
inmovilidad entrega al enemigo la explotación del mar sin exigirle nada a
cambio.
Los procedimientos para concretar la defensa de los objetivos a flote se
detallan en las operaciones navales de naturaleza defensiva: disputa del control
del mar y ejercicio de control del mar defensivas. Estas se traducen en
contraataques mayor y menor, flota en potencia, protección directa, protección
indirecta y cobertura. En tanto, la defensa de los objetivos fijos se lleva a cabo
por medio de la defensa del litoral, comprendiendo la defensa contra la invasión
y la defensa de costa. Todas las actividades de la defensa necesitan estar
integradas dentro de la idea de maniobra general, a fin de tener gravitación
estratégica.

Una faceta de interés de la guerra en el mar consiste en la definición del rol de


la Fuerza Organizada al asumir tareas defensivas. Ella participa en acciones
cruciales para la suerte de la guerra, por ejemplo: un contraataque mayor
dedicado a lograr al vuelco favorable en el control del mar, cobertura a un
convoy o Fuerza de Tarea Anfibia y rechazar la invasión proveniente del mar.
En el contraataque mayor, la maniobra se propone dividir a la Flota enemiga y
así destruir la parcialidad expuesta. En la cobertura, la maniobra busca dar
seguridad al conjunto de buques bajo su protección contra la amenaza de la
Fuerza Organizada atacante, y finalmente en la defensa contra la invasión la
maniobra indistintamente persigue destruir o neutralizar a los transportes o la
Fuerza de Cobertura.

La obligación básica de la maniobra defensiva es negarle al enemigo su


objetivo, por tanto, el esfuerzo a realizar se enfoca en destruir o neutralizar a la
fuerza atacante. Su primera preocupación consiste en arrebatarle la iniciativa y
libertad de acción al agresor. Cuando se protege un extenso litoral contra la
invasión, conviene elaborar tantas maniobras como el número de áreas
amagadas. Con el aludido procedimiento se eliminan las incertidumbres y
reacciones precipitadas; además, permite obtener la iniciativa de las
operaciones.

El escenario marítimo, al carecer de terreno, confiere ciertas ventajas factibles


de aprovechamiento para la maniobra defensiva, tales como: el adversario al
traspasar el alcance de los sistemas de armas se aventura a sus efectos sin
poder protegerse, el dispositivo adversario se define con precisión al no
112
disponer de ocultamientos naturales, las vulnerabilidades quedan expuestas y
puede ser desgastado durante la aproximación.
Para terminar, es preciso tener en mente, la maniobra defensiva en el mar
exige más creatividad y agilidad física y mental que la ofensiva pues necesita
encauzar al esfuerzo enemigo sin darle oportunidad de enmendarse.

Ejemplo Histórico:

II Guerra Mundial. Defensa de Midway.

El mando naval estadounidense tuvo informaciones sobre una ofensiva


estratégica principal contra Midway y otra de diversión sobre las Aleutianas. En
la operación se emplearía la casi totalidad de la aplastante Armada Imperial.
La caída de Midway comprometería a Pearl Harbour, posición donde
descansaba la estrategia aliada en el Pacífico.

Para rechazar la invasión, el almirante Nimitz preparó el escenario reforzando


las guarniciones terrestres y aérea, en particular la exploración aeromarítima de
largo alcance. Asimismo apresuró el despliegue de las fuerzas navales
adelantándose a la formación de las barreras de submarinos enemigos.
Estacionó en las proximidades de Midway a 19 submarinos y una flota formada
alrededor de tres portaaviones, uno de ellos reparado con prisa. La fuerza
esperó al acecho el ataque japonés quienes ignoraron estos desplazamientos.
La maniobra norteamericana sorprendió por completo al Comandante en Jefe
adversario. “La batalla de Midway significó un punto crucial en la guerra.
Arrebató el margen de superioridad que permitía a los japoneses tomar la
ofensiva a voluntad. Para los Estados Unidos significó el término de la fase
puramente defensiva de la guerra y fue el inicio de un período en que las armas
norteamericanas pudiesen tomar alguna iniciativa” (46).

6.4. MANIOBRA CONJUNTA

a) Antecedentes generales

Por milenios, la guerra se circunscribió a tierra y mar, plano horizontal,


frentes continuos y lineales, fuerzas lentas, armas de alcances reducidos
al ojo humano y conducción mediante señales visuales o mensajeros. Los
generales almirantes y teóricos -por la aparente autonomía de las
respectivas esferas de acción- parecían despreocupados de la recíproca
influencia de los resultados de sus operaciones. Sin embargo, en la
misma época sucedieron múltiples conflictos bélicos de carácter marítimo
-continental con numerosas empresas conjuntas, en especial durante la
expansión imperialista de Europa.

En el presente, la guerra se extiende ostensiblemente por los ámbitos


terrestres, marítimos y aeroespaciales. Cada uno de estos escenarios
cuenta con su estrategia particular generada por los diferentes medios
utilizados, características peculiares de los teatros y distintas metas
113
pretendidas. Sin embargo, los objetivos estratégicos resolutivos aún se
encuentran sólo en las superficies continentales y marítimas.
La guerra terrestre persigue la destrucción de la fuerza organizada
enemiga y una vez anulada ocupa - controla - el territorio asignado en la
misión. A la estrategia marítima la guía el control del mar con el propósito
de explotarlo o ejercerlo para los fines de la guerra. Por último, la aviación
espera alcanzar y mantener un control del aire adecuado para emplear el
poder aéreo en beneficio de las propias fuerzas y las de superficie.
Resumiendo, la guerra tanto en tierra, mar y aire busca el control de su
área específica de operaciones, para el logro del objetivo propio y
colaborar a la obtención del común.

El campo de batalla experimenta profundos y constantes cambios por la


introducción de la tecnología de punta en todas sus dimensiones. En el
presente las fuerzas poseen alta movilidad y las armas exhiben alcances
de centenares y hasta miles de millas con una precisión extraordinaria.
Los sistemas C4IR, facultan conducir las operaciones con certeza y en
tiempo real a pesar de la enorme vastedad del escenario. Los dispositivos
ya no son horizontales ni los frentes continuos y lineales; adoptan la forma
esférica abarcado la superficie, profundidad y aeroespacio de todo el
campo de batalla.

Las circunstancias descritas en los párrafos anteriores transformaron


paulatina e inequívocamente a los objetivos estratégicos en conjuntos.
Para su obtención se hizo imprescindible conseguir el control de los
espacios terrestre, marítimo y aeroespacial comprendidos por el campo de
batalla, siempre en expansión. Los norteamericanos y británicos
denominaron a esta situación “Battlespace Dominance”. La estrategia
militar recurrió a la milenaria estrategia conjunta, descuidada e ignorada,
la que rejuveneció y cobró gran actualidad.

La estrategia conjunta a través de un mando único y centralizado, conjuga


la labor de las estrategias terrestre, marítima y aérea. Las operaciones
ejecutadas por las componentes buscan obtener el control del campo de
batalla. La guerra ya no consiste en violentos choques individuales de
masas de tanques, buques o aviones. El Ejército, Armada y Aviación
luchan de manera concurrente e interdependiente por el dominio de un
vasto campo de batalla esférico e integral. El fracaso de uno de sus
vectores, con seguridad, acarrea el colapso del todo. Conviene recordar
que la estrategia conjunta no reemplaza a la estrategia militar, sino es sólo
una subordinada a ella.

Otro elemento que le interesa de modo especial a la estrategia conjunta


es el espectro electromagnético, el cual cubre con sus radiaciones el
campo de batalla con diversas funciones. Quien emprende una acción
ofensiva o defensiva precisa, como requisito previo, ejercer un efectivo
control sobre las emisiones propias y las del adversario; de lo contrario, se
le concede una substancial ventaja al enemigo, prólogo del fracaso.
114

b) Ejecución de la maniobra conjunta

La estrategia conjunta une, en una sola lucha tridimensional, los esfuerzos


de los diversos medios de la Defensa Nacional al combatir por un objetivo
común. A su vez, la maniobra estratégica conjunta facilita la obtención del
objetivo fundiendo o amalgamando en una todas las maniobras de sus
componentes de tierra, mar y aire. Cuando el objetivo está en tierra, las
maniobras marítimas y aéreas actúan en apoyo de la terrestre para hacer
factible y exitosa su ejecución. La maniobra determina el nivel de control
del mar y aire que requiere la ejecución de las operaciones terrestres con
libertad de acción e iniciativa.

La maniobra conjunta impondrá un orden cronológico práctico de las


operaciones a sus tres componentes las cuales se realizarán de manera
sucesiva o simultánea. La maniobra aérea asegurará la superioridad en el
aire suficiente para otorgarle al Ejército al más amplio apoyo estrecho y en
profundidad. La maniobra en el mar permitirá el grado de control
destinado a: proteger el flanco expuesto al mar, reforzar y mantener el
teatro por vía marítima, aislar el dispositivo enemigo cortando sus
comunicaciones marítimas, destruir instalaciones estratégicas y logísticas
e incluso otorgar el acceso a la costa para invadir el territorio del
antagonista.

La maniobra conjunta también dispone de la estratagema y las acciones


tendientes a lograr el objetivo final. Cuenta con los mismo factores
materiales e intangibles de sus similares. Pero el mando tiene un abanico
con mayores medios para conseguir la diversión, encubrimiento,
ofuscación, apremios e incentivos orientados al engaño y luego el control
de la voluntad del rival. Asimismo, la maniobra obedece a las fases de
reunión de los medios, despliegue, aproximación y choque.

La Proyección del Poder Militar a través del mar, tradicional y resolutiva


ocupación del Poder Naval, muestra ciertas normas dignas de observar.
En un teatro conjunto ésta se realiza en favor de la maniobra terrestre.
Por tanto, el desembarco debe responder a sus requerimientos en cuanto
a oportunidad, ubicación y capacidad para otorgarle el acceso al Ejército
Expedicionario. La operación, por sus alcances decisivos, constituye un
ineludible apremio para el afectado; exige el control del mar y aire
avalados por la presencia de la Fuerza de Batalla y Aviación de Combate.
En tanto, una operación aerotransportada compromete gravemente a
fuerzas terrestres y aéreas.

En la Defensa contra la Invasión, actividad que compete a la Defensa


Nacional, acaece un hecho estratégico notable. El objeto es rechazar la
invasión. El objetivo a batir, de modo permanente, lo constituye la Fuerza
de Tarea Anfibia. Hasta el desembarque de las tropas, su neutralización
se consigue mediante la anulación de la Fuerza de Cobertura; en tanto, su
115
destrucción con el hundimiento de los transportes. Al Ejército le
corresponde expulsar a los invasores en tierra.
La maniobra conjunta para enfrentar la invasión muestra dos variantes:
defensa en arcos concéntricos y acción concentrada y simultánea. La
primera intenta el desgaste de la Fuerza de Tarea Anfibia a medida que se
va poniendo al alcance de las armas del dispositivo. Primero interviene la
Armada, luego la Aviación y por último el Ejército. La otra alternativa
consiste en escoger un área donde puedan converger en forma
coordinada, sincronizada y desde los tres niveles todos los medios de las
FF.AA. disponibles.

7. REFLEXIONES FINALES

Hace unos 2.500 años, Sun Tzu asevera que el arte de la guerra descansa en el
engaño. Precisamente, la estratagema persigue ese efecto para alcanzar el objetivo
estratégico con facilidad. El ingrediente psicológico es primordial en la creación,
evolución y ejecución de la maniobra.

La estratagema pretende apoderarse de la mente del jefe rival y así controlar su


voluntad para actuar con plena libertad de acción e iniciativa. En una empresa
bélica, la ausencia del elemento anímico reduce a la maniobra a un simple juego
mecánico y cinemático apoyado sólo en el material. El método es lícito si se dispone
de una aplastante superioridad de medios y tiempo indefinido.

Por medio de la maniobra, se presume, que el enemigo experimenta sucesivos


estados de ánimo. Dichas disposiciones psicológicas se profundizan a medida
progresa el desarrollo de la estratagema, apremios, incentivos y acciones orientadas
a lograr el objetivo planeando. Primero, se espera generar la incertidumbre
paralizante al mantenerlo ignorante sobre nuestras intenciones; por lo común, el
resultado se consigue con el encubrimiento y la amenaza a diversos objetivos
separados en el espacio. En la siguiente etapa, se intenta convertir la incertidumbre
en engaño induciendo al antagonista a percibir un panorama falso o distorsionados
por medio de la diversión, encubrimiento e incentivos. Luego, se pretende producir la
sorpresa al descorrer el velo del engaño y poner al rival, de súbito, ante una
circunstancia inesperada y quede reducido a reaccionar con ineficaces
improvisaciones. Por último, la dislocación se obtiene cuando el contrario advierte
que le es imposible controlar los eventos; un colaborador activo para tal propósito,
radica en la ofuscación provocada por un alto y creciente ritmo de operaciones sobre
el centro de gravedad del dispositivo del oponente.

El proceso recientemente descrito encarna el ideal de una maniobra bien realizada;


con una estratagema, apremios e incentivos creíbles y hábiles acciones tendientes a
apoderarse del objetivo. En la práctica resulta difícil recorrer el camino teórico
indicando; sin embargo, el tramo final se hace indispensable para coronar a la
maniobra con la victoria.
116

Conviene tener presente que la maniobra como producto de la mente humana admite
infinitas formas. Consiste en una obra personal única e irrepetible, dinámica por
excelencia pues se traduce en acciones y movimientos precisos y predeterminados.
El conductor en su elaboración combina los factores materiales e intangibles,
principios de la guerra y teorías estratégicas; pero, la aplicación de los dos últimos
debe ser en extremo flexible. Asimismo, el autor recurre a su inteligencia,
creatividad, genio e intuición.

En el ámbito político la meta puede ser de calidad concreta o abstracta. Pero el


objetivo de la maniobra, a medida que desciende de nivel, se torna más acotado y
específico. Desde el escalón estratégico hacia abajo el objetivo requiere tener una
expresión física para aplicar el poder militar sobre él. Asimismo, los objetivos deben
ser subsidiarios del nivel superior. De esta manera, las acciones a llevar a cabo por
la pirámide política, estratégica y táctica conforman un todo orgánico y coherente. El
edificio se levanta desde la ancha base táctica hasta alcanzar el agudo vértice
político configurando una estructura sólida, armónica y bien equilibrada. Al observar
esta armazón, se desprende con nitidez, que los éxitos tácticos componen el éxito
estratégico y las victorias bélicas satisfacen el objetivo de su campo de acción, el
cual a su vez integra el fin perseguido por la política.

Otro aspecto a considerar consiste en que a medida se baja de escalón, al ejecutante


se le restringen el abanico de medios, se acortan los plazos, se reduce el escenario y
disminuye el alcance de los objetivos. Sin embargo, en cualquier nivel y
circunstancia, el comandante está obligado a maniobrar a fin de optimizar el
rendimiento de su fuerza en el cumplimiento de su tarea.

Desde la política a la táctica, en la maniobra siempre estará presente la estratagema


a fin de explotar el factor psicológico. En ocasiones no será posible recurrir a todos
sus componente y complementos: diversión, encubrimiento, ofuscación, apremio e
incentivo. Sin embargo, en forma permanente buscará lograr la sorpresa y
dislocación del enemigo para, finalmente, controlar su voluntad.

El presente capítulo sólo intenta sistematizar la compleja maniobra en sus diferentes


expresiones, facilitando así su concepción y ejecución. No se pretende establecer
normas, impartir recetas infalibles ni menos agotar el tema. Su propósito se reduce a
entregar algunos elementos de juicio útiles a la gestación y ejecución de la maniobra,
instrumento indispensable para optimizar el empleo de los medios en la consecución
de los objetivos estratégicos en disputa.
117
ANEXO A

MANIOBRA PARTES CONSTITUTIVAS Y COMPONENTES

ENCUBRIMIENTO. OBSCURIDAD INCER


(ESPACIO – TIEMPO) TIDUM
a.- ESTRATAGEMA BRE
DIVERSION. DIVIDIR
[ SICOLÓGICO ] (ESPACIO) ATENCION
ENGA
OFUSCACION. AGOTAR
ÑO
( TIEMPO) FIS. Y MENT.
APREMIOS

INCENTIVOS

CONCENTRACIÓN

DESPLIEGUE
b.- ACCIONES LOGRAR OBJ.
APROXIMACIÓN
[ DINÁMICO. MOVIMIENTOS ]
CHOQUE

LIBERTAD DE ACCION
c.- OTORGA
INICIATIVA CONTROL MENTE ENGO.
118
ANEXO
B
ESQUEMA MANIOBRA ESTRATÉGICA
119

OBJETO OBJETIVO PARTES COMPONENTES ELEMENTOS COMENTARIOS

LOGRAR MENTE APREMIO FUERZA ELEMENTO


A DINAMICO
OBJETIVO ESTRATAG.
N ENEMIGO INCENTIVO OBJETIVO META
ESTRATEGICO ACCIONES MANIOBRA
I
EFICAZ CONTROL OBTENER ENCUBRIM. ESCENARIO EXPLOTACIÓN
O CONTUND. O.E. DIVERSION TIEMPO MOVIMIENTO
VOLUNTAD OFUSCACIÓN ESPACIO
B OPORTUNO RESUELVE
REUNIÓN ENTRENAM. DIFICULTADES
R
DESPLIEGUE PERSONALID. BLANCO
APROXIM. MANIOBRA
A
CHOQUE IDIOSINCR. EXPLOTACIÓN
120
121
CAPITULO ONCE
LA MANIOBRA ESTRATEGICA EN EL MAR

REFERENCIAS

(1) Karl von Clausewitz. De la Guerra. Buenos Aires. Ediciones Mar Océano. 1960.
p.40.

(2) Kurt Frischler. Historia de las Armas Prodigiosas. Barcelona. Ediciones Martínez
Roca. 1969. p.9.

(3) Frischler. op. cit. p.12.

(4) Vicealmirante Timothy J. Keatting. This Was a Different War. Annapolis. U.S. Naval
Institute. Proceedings. June 2003. p.33.

(5) Mariscal Montgomery. Historia del Arte de la Guerra. Madrid. Aguilar. 1969. p.359.

(6) Liddell Hart. La Estrategia de Aproximación Indirecta. Barcelona. Iberia - Joaquín Gil.
1946. p.42.

(7) General J. F. C. Fuller. Batallas Decisivas del Mundo Occidental. Barcelona. Luis de
Coralt. 1963. Volumen Primero. p.153.

(8) Almirante Raoul Castex. Teorías Estratégicas. Buenos Aires. Escuela de Guerra
Naval. 1938 - 1942. Tomo II. p.5.

(9) Armada de los EE.UU. de N.A. Doctrina de la Guerra Naval. Publicación N°1.
Washington. 1994. p.23.

(10) Armada de los EE.UU. de N.A. op. cit. p.24.

(11) William S. Lind. Manual de la Guerra de Maniobras. Buenos Aires.


Círculo Militar. 1991. p.25.

(12) Royal Navy. British Maritime Doctrine BR 1806. London. H.M.S.O.


Publication Center. 1996 p.222.

(13) Sun Tzu. El Arte de la Guerra. Barcelona. Editorial Mitre. 1984.


p.93.

(14) Mao Tse-Tung. Selección de Escritos Militares. Pekín. Ediciones


en Lenguas Extranjeras. 1967. p.266 - 267.

(15) Sagrada Biblia. Proverbios. Madrid. Nacar - Colunga. 1962.


p.682.

(16) Sun Tzu. op. cit. p.93.


122

(17) Sun Tzu. op. cit. p.139.

(18) Liddell Hart. op. cit. p.30 - 31.

(19) Enciclopedia de la Guerra en el Mar. Madrid. San Martín. 1986.


p.163.

(20) Enciclopedia de la Guerra en el Mar. Madrid. op. cit. p.100.

(21) Contraalmirante R. de Belot. La Guerra Aeronaval en el


Mediterráneo (1939 - 1945). Madrid. Editorial Naval. 1963. p.211.

(22) Vicealmirante H. Justiniano. Estrategia Naval. Temas. Valparaíso.


Academia de Guerra Naval. 1985. p.6.

(23) Hellmuth G. Dahms. La Segunda Guerra Mundial. Barcelona.


Editorial Bruguera. 1969. p.387.

(24) A. J. Parker. Midway. Momento Crítico. Madrid. Editorial San


Martín. 1972. p.155.

(25) E. B. Potter. The United States and World Sea Power. Engewood
Cliffs. N.J. Prentice - Hall, Inc. 1955. p.807 - 808.

(26) A. J. Barker. Pearl Harbour. Madrid. Editorial San Martín. 1970.


p.65 - 68.

(27) Santiago Díaz Buzeta. Estrategia Naval. Valparaíso. Imprenta de la


Armada. 1970. p.65.

(28) L. Hart. op. cit. p.35.

(29) Contraalmirante R. de Belot. La Guerra Aeronaval en el Pacífico


(1941 - 1945). Madrid. Editorial Naval. 1983. p.20.

(30) Sun Tzu. op. cit. p.132.

(31) S. W. Pack. Night Action off Cape Matapan. London. Ian Allan.
1972. p.19.

(32) Sun Tzu. op. cit. p.133 - 134.

(33) Almirante Ernst J.King. La Marina de Estados Unidos en la Guerra.


Informe Oficial. Valparaíso. Revista de Marina. Marzo - Abril 1946. p.142.

(34) Armada de los EE.UU. de N.A. op. cit. p.30.


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(35) Donald MacIntyre. Golfo de Leyte. Una Armada en el Pacífico.
Madrid. San Martín. 1971. p.121.

(36) Richard Natkiel / Anthony Preston. Atlas of Maritime History. Hong


Kong. 1992. p.220.

(37) Sun Tzu. op. cit. p.127.

(38) de Belot op. cit. p.179 - 180.

(39) de Belot op. cit. p. 185 - 186.

(40) Sun Tzu. op. cit. p.107.

(41) Sun Tzu. op. cit. p.185.

(42) Sun Tzu. op. cit. p.131.

(43) L. Hart. op. cit. p.207.

(44) Wolfgang Wegener. La Estrategia Naval en la Guerra Mundial.


Buenos Aires. 1951. p.26.

(45) Vicealmirante Friederich Ruge. Deer Seekrieg. Historia de la


Marina de Guerra Alemana. 1939 - 1945. México. D.F. Editorial Herrero. 1965.
p.119.

(46) E. B. Potter y C. W. Nimitz. La Gran Guerra en el Mar. México.


Editorial Herrero. 1965. p.214.

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