Вы находитесь на странице: 1из 3

Máster de escritura creativa: El oficio de escribir.

EJERCICIO 2

AUTOBIOGRAFÍA

Selecciona un episodio o varios de tu biografía que consideres esenciales para la


definición de ti mismo. Los ejemplos que siguen eligen distintos aspectos:
nacimiento, desdoblamiento, nomadismo, alma en su niñez y familia, la vida
contada; y tonos: irónico, telegráfico, artístico, testimonial, nostálgico. ¿Qué es lo
que te define a ti? ¿Qué acontecimiento de tu vida elegirías para verte y explicarte
a ti mismo? Elige el tono y el modo de contarlo.

1.
«TESTIMONIO DE OÍDAS. Doblegado ante la autoridad y la tradición de mis
mayores por una ciega credulidad habitual en mí y aceptando supersticiosamente
una historia que no pude verificar en su momento mediante experimento ni juicio
personal, estoy firmemente convencido de que nací el 29 de mayo de 1874, en
Campden Hill, Kensington, y de que me bautizaron según el rito de la Iglesia
anglicana en la pequeña iglesia de St. George, situada frente a la gran Torre de las
Aguas que dominaba aquella colina. No pretendo que exista ninguna relación
significativa entre ambos edificios y niego rotundamente que se eligiera aquella
iglesia porque yo necesitara para convertirme en cristiano toda la energía hidráulica
de Londres (…) es un incidente que acepto como cualquier campesino pobre
ignorante, solo porque me ha sido transmitido verbalmente. Por supuesto que lo
que muchos llaman testimonio de oídas, o lo que yo llamo testimonio humano,
podría cuestionarse en teoría, como en la controversia baconiana o en gran parte
de la discusión teológica. La historia de mi nacimiento podría ser falsa. Podría ser
el heredero, perdido durante tanto tiempo, del Sacro Imperio Romano o un niño
abandonado por unos rufianes de Limehouse en el umbral de una casa de
Kensington que en su madurez desarrolló una abominable herencia criminal.
Algunos de los métodos escépticos aplicados al origen del mundo podrían aplicarse
a mi origen, y un investigador serio y riguroso llegaría a la conclusión de que yo no
había nacido jamás. Pero prefiero pensar que el sentido común es algo que mis
lectores y yo compartimos, y que serán pacientes con el aburrido sumario de los
hechos»
G. K. Chesterton, Autobiografía
2.

“Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas. Yo camino por Buenos Aires y
me demoro, acaso ya mecánicamente, para mirar el arco de un zaguán y la puerta
cancel; de Borges tengo noticias por el correo y veo su nombre en una terna de
profesores o en un diccionario biográfico. Me gustan los relojes de arena, los
mapas, la tipografía del siglo XVIII, las etimologías, el sabor del café y la prosa de
Stevenson; el otro comparte esas preferencias, pero de un modo vanidoso que las
convierte en atributos de un actor. Sería exagerado afirmar que nuestra relación es
hostil; yo vivo, yo me dejo vivir, para que Borges pueda tramar su literatura y esa
literatura me justifica. Nada me cuesta confesar que ha logrado ciertas páginas
válidas, pero esas páginas no me pueden salvar, quizá porque lo bueno ya no es
de nadie, ni siquiera del otro, sino del lenguaje o la tradición. Por lo demás, yo estoy
destinado a perderme, definitivamente, y sólo algún instante de mí podrá sobrevivir
en el otro. Poco a poco voy cediéndole todo, aunque me consta su perversa
Máster de escritura creativa: El oficio de escribir.
EJERCICIO 2

costumbre de falsear y magnificar. Spinoza entendió que todas las cosas quieren
perseverar en su ser; la piedra eternamente quiere ser piedra y el tigre un tigre. Yo
he de quedar en Borges, no en mí (si es que alguien soy), pero me reconozco
menos en sus libros que en muchos otros o que en el laborioso rasgueo de una
guitarra. Hace años yo traté de librarme de él y pase de las mitologías del arrabal a
los juegos con el tiempo y con el infinito, pero esos juegos son de Borges ahora y
tendré que idear otras cosas. Así mi vida es una fuga y todo lo pierdo y todo es del
olvido, o del otro.
No sé cuál de los dos escribe esta página”.
Borges, Borges y yo

3.
“Infancia en Madrid. Tres colegios. Dos hermanas. Dotes para el dibujo artístico.
Instituto. Miopía. Gafas graduadas. Selectividad. Las chicas. Primeros poemas.
Academias de pintura. Universidad. Paro. Amigos. Servicio militar. Noviazgo.
Precariedad laboral. Primera casa. Vida en pareja. Viajes por aquí y por allá. Primer
libro. Segunda casa. Mudanza. Tragedia familiar. Una hermana menos. Segundo
libro. Artículos en prensa. Tercera casa. Mudanza. Tercer libro. Se quema un poco
la casa. Mudanza. Vida en la sierra. Cuarto libro. Separación. Vuelta a la ciudad,
solo. Cuarta casa. Mudanza. Quinto libro. Dos endodoncias. Mucho cine. Profesor
de narrativa. Problemas de insomnio”.
Eloy Tizón, Autorretrato

4.

“En que trata cómo comenzó el Señor a despertar esta alma en su niñez a cosas
virtuosas, y la ayuda que es para esto serlo los padres. El tener padres virtuosos y
temerosos de Dios me bastara, si yo no fuera tan ruin, con lo que el Señor me
favorecía, para ser buena. Era mi padre aficionado a leer buenos libros y así los tenía
de romance para que leyesen sus hijos. Esto, con el cuidado que mi madre tenía de
hacernos rezar y ponernos en ser devotos de nuestra Señora y de algunos santos,
comenzó a despertarme de edad, a mi parecer, de seis o siete años. Ayudábame no
ver en mis padres favor sino para la virtud. Tenían muchas. Era mi padre hombre de
mucha caridad con los pobres y piedad con los enfermos y aun con los criados; tanta,
que jamás se pudo acabar con él tuviese esclavos, porque los había gran piedad, y
estando una vez en casa una de un su hermano, la regalaba como a sus hijos. Decía
que, de que no era libre, no lo podía sufrir de piedad. Era de gran verdad. Jamás nadie
le vio jurar ni murmurar. Muy honesto en gran manera. Mi madre también tenía muchas
virtudes y pasó la vida con grandes enfermedades. Grandísima honestidad. Con ser
de harta hermosura, jamás se entendió que diese ocasión a que ella hacía caso de
ella, porque con morir de treinta y tres años, ya su traje era como de persona de mucha
edad. Muy apacible y de harto entendimiento. Fueron grandes los trabajos que
pasaron el tiempo que vivió. Murió muy cristianamente. Éramos tres hermanas y nueve
hermanos. Todos parecieron a sus padres, por la bondad de Dios, en ser virtuosos, si
no fui yo, aunque era la más querida de mi padre. Y antes que comenzase a ofender
a Dios, parece tenía alguna razón; porque yo he lástima cuando me acuerdo las
buenas inclinaciones que el Señor me había dado y cuán mal me supe aprovechar de
ellas. Pues mis hermanos ninguna cosa me desayudaban a servir a Dios. Tenía uno
casi de mi edad, juntábamonos entrambos a leer vidas de Santos, que era el que yo
Máster de escritura creativa: El oficio de escribir.
EJERCICIO 2

más quería, aunque a todos tenía gran amor y ellos a mí. Como veía los martirios que
por Dios las santas pasaban, parecíame compraban muy barato el ir a gozar de Dios
y deseaba yo mucho morir así, no por amor que yo entendiese tenerle, sino por gozar
tan en breve de los grandes bienes que leía haber en el cielo, y juntábame con este
mi hermano a tratar qué medio habría para esto. Concertábamos irnos a tierra
de moros, pidiendo por amor de Dios, para que allá nos descabezasen. Y paréceme
que nos daba el Señor ánimo en tan tierna edad, si viéramos algún medio, sino que el
tener padres nos parecía el mayor embarazo. Espantábanos mucho el decir que pena
y gloria era para siempre, en lo que leíamos. Acaecíanos estar muchos ratos tratando
de esto y gustábamos de decir muchas veces: ¡para siempre, siempre, siempre!
Teresa de Jesús, Libro de la vida

5.

“Parece que todo ocurrió hace mucho tiempo ya y en un país muy lejano, como se
dice o se decía al empezar los cuentos, y en efecto, las cosas han cambiado tanto
desde mi infancia que a veces tengo la sensación de haber vivido muchos, muchos
años, casi un siglo de historia, o quién sabe si más. Los campesinos de ahora ya no
se parecen en nada a los de antes, ni en usos, ni en lenguaje, ni en estilo, ni en
mentalidad. Los campesinos de ahora son todos medio urbanos. Las finezas de
aquella cultura milenaria han desaparecido casi por completo, y en cuanto a las
leyendas y decires que sustentaban una visión mágica de la naturaleza, sencillamente
ya no existen (…) Pienso entonces que acaso estas páginas puedan servir para que
lo vivido no se pierda del todo, y para que algún día los futuros descendientes de los
hojalateros ambulantes puedan captar un destello, un eco, de las vidas anónimas de
sus antecesores… Qué se yo. Que se oiga, o se imagine oír, el alegre o triste repicar
de la vida a través de los siglos. Que se sepa, y no solo con el pensamiento sino ante
todo con la cercanía de los sentidos y el corazón, que se vivió, y se soñó, y que si en
ese desear y afanarse ningún acto llegó a ser del todo provechoso, tampoco fue del
todo en vano. Y que la sangre que circula por nuestro cuerpo circulará también por los
venideros hasta el fin de los tiempos… Mi madre sigue con sus planes para el pueblo.
Misterios hay muchos en el mundo, pienso yo al escucharla. El simple hecho de vivir
es uno de ellos (…) oyéndola yo pienso que así es la vida, que así ha sido siempre, y
está bien que sea así. En cada instante, en cada frase, en cada suspiro, en cada
pequeño acontecer, lo trivial y lo misterioso van a partes iguales. Eso es todo, y no
hay más que contar. Un grano de alegría, un mar de olvido”
Luis Landero, El balcón en invierno

Вам также может понравиться