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El concreto es una mezcla homogénea de tres componentes fundamentales, es cemento que tiene
propiedades ligantes o aglutinantes, el agua y los agregados, sin embargo, a medida del crecimiento de
nuevas tecnologías del concreto han hecho necesario su perfeccionamiento y a medida que su uso se ha
ido generalizando se ha comenzado a demandar de este producto otras prestaciones necesarias de
atender; por ejemplo los requerimientos que se imponen a la mezcla y su fraguado, diferentes
condiciones climáticas, como elevadas temperaturas o intenso frio; o la necesidad de transportar la
mezcla por grandes distancias, o la necesidad de colar piezas de concreto con grandes concentraciones
de armados; y como es lógico esto a resultado en el surgimiento de un nuevo componente: los aditivos
químicos. (Vidaud N & Vidaud J, Los aditivos quimicos y su impacto en el medio ambiente (Parte 1),
2014)
Según Silva, los aditivos son ingredientes del concreto o mortero que son adicionados a la mezcla
inmediatamente antes o durante el mezclado del concreto, asi como, el agua, agregados, cemento
hidráulico y algunas veces fibra de refuerzo.
Los aditivos suelen ser utilizados con el fin de cambiar algunas de las propiedades del concreto o
mortero, ya sea en estado fresco, durante el fraguado o en estado endurecido, para lograr que el concreto
sea más adecuado según el trabajo o exigencia requerida, además son utilizados para que cumpla los
requisitos y especificaciones particulares de cada tipo de estructura. Algunas de las características que
se logran mediante el uso de aditivos son las siguientes (Silva, 2020):
Según Vidaud N & Vidaud J, los aditivos químicos son sustancias de naturaleza orgánica (resinas) e
inorgánica, naturales o manufacturadas, que son incorporados a la mezcla antes o durante el mezclado
y que por lo general son utilizados en porcentajes menores al 5% en peso del cemento; estos cumplen
con el objetivo de mejorar o modificar uno o varias propiedades del concreto, tanto en estado fresco
como endurecido y por acción física, química o físico-química. Asi mismo, son sustancias que también
son capaces de compensar algunas limitaciones del material, y generalmente se encuentran como polvo,
emulsiones o líquidos.
En algunos casos se presentan situaciones en las que es conveniente mantener a mezcla fresca por un
tiempo mayor que el que normalmente transcurre, hasta que pierda plasticidad y empieza el fraguado,
o el caso de los concretos que son colocados en cimbras que se desean utilizar la mayor cantidad posible
de veces, o en situaciones de pavimentos que deben ser liberados al transito en el menor tiempo posible;
casos donde es necesario alcanzar la mayor resistencia posible a brevedad. También estructuras que
serán sometidas a la acción de suelos o aguas agresivas, o a ciclos de hielo-deshielo, donde es necesario
asegurar que el concreto va a contar con las propiedades necesarias para no ser destruido por estos
agentes. En estas y muchas otras situaciones resulta conveniente eh incluso imprescindible, la
incorporación de otro componente en el concreto denominado aditivo, cuya conveniencia surge de un
estudio técnico-económico; en donde no solo intervienen los costos de los distintos materiales
(incluidos aditivos), sino también costos de las cimbras, armaduras, equipos de colocación y mano de
obra. (Vidaud N & Vidaud J, Los aditivos quimicos y su impacto en el medio ambiente (Parte 1), 2014)
En los años 60 del siglo XX, el concreto premezclado presentaba un importante desarrollo; se
desarrollaron investigaciones que resultaron en una nueva generación de aditivos, con elevados niveles
de reducción de agua en las mezclas, a estos aditivos se les dio el nombre de superplastificantes o
aditivos reductores de agua de alto rango, es asi como en Alemania se estudió la aplicación de aditivos
superplastificantes en bases a sales de formaldehído-melaminasulfonato, productos que anteriormente
eran utilizados para otros fines industriales; pero que luego tuvieron gran desarrollo en la industria del
premezclado. Paralelo a esto, en Japón se estudiaron productos a base de sales de formaldehído
naftaleno sulfánicos, mismos que fueron bastante utilizados por Estado Unidos, especialmente
utilizados en la fabricación de hormigones de alta resistencia. Estos aditivos denominados de segunda
generación fueron normalizados por la ASTM C-494 en 1980, incluyéndolos como tipos F y G en la
norma de aditivos químicos, elaborados en gran medida con polímeros sintéticos a base de naftalenos,
melaninas o acrilato, y son capaces de reducir el agua de un 15% a un 20% en promedio. (Vidaud N &
Vidaud J, Los aditivos químicos y su impacto en el medio ambiente (Parte 2), 2014)