Вы находитесь на странице: 1из 44

BAEZA Y EL DESASTRE DEL 98

Por Ignacio Antonio Montoro Fernández


Ldo. Historia. Profesor EE.SS.

RESUMEN Abstract
El presente artículo ha sido enfocado The present article has been fo-
lused with the objective to ana-
con el objetivo de analizar de forma ex- lize of exhaustive and ample form
haustiva las diversas incidencias relacio- the diverses inicidences related
nadas con la guerra de Cuba que tuvieron to the war of Cuba that look
lugar en la ciudad de Baeza, esencialmente place in the city of Baeza, essen-
tially during year 1898, turned
durante el año 1898, convertido en un sím- symbol of Spanish Decadence th-
bolo de la decadencia hispana por la gene- roug that literary generation that
ración literaria que recibe su nombre. Aquí receives this name. Then, here is
se va a exponer la participación de los ha- going away to expose the parti-
cipation of the habitants in the
bitantes de la localidad en el citado con- mentioned colonial conflict, as
flicto colonial, así como la influencia que the influence that this had in the
éste tuvo en las corrientes de opinión, ma- current of opinion, etc., too, that
nifestaciones, etc., del momento. Además, information will be inserted in
the linen cloth thas is Baeza on
se insertará esa información en el lienzo the finals years form the XIX cen-
de la Baeza de fines del siglo XIX, con sus tury, with their demografics, cul-
características económicas, demográficas, turals, socials and economics ca-
políticas, culturales o sociales, sin cuyo racteristics, without whose serius
analisis is impossible understand
análisis sería imposible comprender la in-
the influence that had the lost of
fluencia que tuvo la pérdida de los últimos the finals rest of the spanish em-
restos del imperio español sobre la ciudad. pire for the city.

Boletín del Inst. de Estudios Giennenses Julio/Diciembre 2005 - N.º 192 - Págs. 225-265 - I.S.S.N.: 0561-3590
226 IGNACIO ANTONIO MONTORO FERNÁNDEZ

1. BAEZA Y AMÉRICA

E N, primer lugar, y antes de pasar al análisis del objeto del artículo pro-
piamente dicho, cabría destacar que el vetusto pueblo baezano no era
ajeno de ninguna manera a los territorios hispanos en América (en Ecuador
existe una ciudad con este nombre fundada en 1559), pues desde los albores
de la conquista se significaron en la misma diversos hijos de esta ciudad. El
grupo más numeroso de viajeros a América de la provincia de Jaén en los
siglos XV y XVI lo forman los vecinos de Baeza (contabilizándose oficial-
mente 297 en total), manteniéndose a la cabeza también en el siglo XVII (1).
Adjuntamos aquí un cuadro que nos ofrece el número de emigración global
giennense a América durante el siglo XVI (BOID-BOWMAN, 1976):

Años Número de emigrantes

1493-1519 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120
1520-1539 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 393
1540-1559 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 169
1560-1579 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 276
1589-1600 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 146
TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1.104

También podemos conocer y comparar en este sentido los datos de la


emigración de las distintas localidades giennenses hacia América durante el
siglo XVII (MACÍAS DOMÍNGUEZ, 1985) (cuadro pág. siguiente).
La relación directa entre Baeza y el continente americano no va a
quedar aquí, pues durante el siglo XIX el concejo baezano se va a hacer eco
de diferentes noticias relacionadas con los territorios ultramarinos his-
panos. Por un lado, el día 3 de febrero de 1821, en un libro capitular en-
contramos una remisión a las Cortes de los suministros hechos por esta
ciudad a las tropas españolas que van a combatir el secesionismo ameri-

(1) Por lo que respecta a la relación entre Jaén y América existen diferentes publica-
ciones de interés, que han sido consultadas: MOLINA MARTÍNEZ, M. (1987): Jaén y el mundo His-
panoamericano, Diputación Provincial de Jaén, Instituto de Cultura.; VALLADARES REGUERO, A.
y RUIZ GARCÍA, R. (1994): La emigración giennense a las Indias en el siglo XVI, Instituto de
Estudios Giennenses, Jaén, y SENA MEDINA, G. (1990): Jaén en el Descubrimiento, conquista
y colonización de las Indias, Granada.
BOLETÍN DEL
INSTITUTO
DE ESTUDIOS
GIENNENSES
BAEZA Y EL DESASTRE DEL 98 227

Comarca Número de emigrantes

SIERRA MORENA-EL CONDADO


Andújar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
Santisteban del Puerto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2
TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
LA CAMPIÑA
Jaén . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
Martos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18
Porcuna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Torredonjimeno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Alcaudete . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
Bailén . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
Linares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
Arjonilla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
Lopera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 144
LA LOMA
Baeza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74
Úbeda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
Villacarrillo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
Torreperogil . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2
Villanueva del Arzobispo . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109
SUB-BÉTICA
Alcalá la Real . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
La Guardia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Cazorla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Quesada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
Castillo de Locubín . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2
Jódar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
Torres . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42
SIERRA DE SEGURA
Segura de la Sierra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
Benatae . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
TOTAL DE LA PROVINCIA . . . . . . . . . . . . . . . . . 328
228 IGNACIO ANTONIO MONTORO FERNÁNDEZ

cano. Se adjunta una carta desde Sevilla de haberlos recibido. El texto en


cuestión dice así (2):
«El Sr. Regidor manifestó haber remitido a la Corte para la toma de
razón en la Contaduría de la Hacienda Pública, la certificación (¿?) de la
del Excelentísimo Regidor de Sevilla, de los suministros hechos por esta
ciudad y sus vecinos a las tropas españolas, y que, según carta de sus co-
rresponsales que había tenido en el correo de este día, le contestaban ha-
berla recibido. De lo que quedó enterado el Ayuntamiento».
Más adelante, se vuelve a tener noticia de las colonias; en esta ocasión
se trata de una circular del Gobernador de la provincia (30 de diciembre de
1867) acerca de la Junta de Socorros para Puerto Rico y Filipinas por inun-
daciones y huracanes, previniendo la creación de Juntas (3):
«Visto en el Boletín Oficial núm. 153, del día 1º del corriente una cir-
cular del Sr. Gobernador Civil de la provincia, fecha 30 del antedicho mes
de Diciembre, en la que comunica otra del 14 del mismo de la Junta Ge-
neral de Socorros para Filipinas y Puerto Rico, previniendo la creación de
Juntas Provinciales, de Partido y Parroquiales, con el fin de que gestione
la suscripción mandada cubrir por Real Decreto de 1º del repetido mes de
Diciembre, con el indicado de aliviar con su producto las desgracias cau-
sadas en dichas Islas por las inundaciones, huracanes y terremotos re-
cientemente ocurridos en ellas, se acordó se cite expresamente para el nom-
bramiento de dichas Juntas en la sesión inmediata».
Para conocer más acerca de este suceso, se ha recurrido al Boletín Ofi-
cial de la Provincia de Jaén mencionado en las actas del ayuntamiento bae-
zano. En él aparece una circular del Gobernador Civil de la provincia (4), que
nos ofrece una clara muestra de la gravedad que tendrían esas catástrofes na-
turales para la población de las Islas Filipinas y Puerto Rico. Al mismo
tiempo nos permite comprobar la relevancia dada a las mismas por parte del
gobierno y de la población española, llegándose a crear Juntas provinciales,
parroquiales y de partido en todas las localidades importantes para recaudar

(2) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza). Libro capitular, núm. 69, año 1821, 3 de Febrero
de 1821, pág. 39. No se ha podido conocer la cantidad exacta de esos suministros, al no en-
contrarse para fecha tan temprana ningún tipo de carpetas de presupuestos en el Archivo Mu-
nicipal de Baeza. Éstas comienzan a aparecer a partir de la década de los cuarenta del ocho-
cientos.
(3) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza). Libro Capitular, año 1868. Sesión ordinaria del
2 de Enero de 1868.
(4) B.O.J. (Boletín Oficial de la provincia de Jaén), núm. 153, 1 de Enero de 1868.
BOLETÍN DEL
INSTITUTO
DE ESTUDIOS
GIENNENSES
BAEZA Y EL DESASTRE DEL 98 229

y gestionar las suscripciones de la sociedad hispana. De hecho se admitían


incluso donativos en especie, y no únicamente en metálico.
En Baeza, al ser cabeza de partido judicial, se creó una Junta, presidida
por el alcalde y compuesta por el párroco más antiguo, un regidor y uno de
los mayores contribuyentes, designado por el Ayuntamiento. Esta Junta di-
rigió los trabajos de suscripción del partido judicial, y se debió entender con
la establecida en la capital de la provincia.
Por esta misma causa (ayuda a Filipinas y Puerto Rico), el ayunta-
miento solicita el 12 de marzo de ese año un donativo a los funcionarios del
mismo, atestiguando a su vez las ayudas de todas las parroquias de Jaén.
También menciona que este consistorio baezano ya ha cumplido con la sus-
cripción que le corresponde (5):
«Se leyó en el Boletín 203, del día 7 del actual, una circular fecha 4 del
mismo mes del Sr. Gobernador Civil de esta provincia comunicando la
Real Orden de 17 de Febrero, que previene se incite a los empleados y Cor-
poraciones a que contribuyan con sus donativos voluntarios al socorro de
los desgraciados habitantes de las islas de Filipinas y Puerto Rico, y que
se ingrese su importe en los centros designados. Y estando cumplida en
esta ciudad la invitación que se ordena, y por parte de esta Corporación
la suscripción de su cargo, acordó se remitan los fondos recaudados y citas
de los suscriptores a Jaén para su entrega como está prevenido».
También hemos podido acceder a la circular del Gobernador Civil aquí
mencionada (fecha del 4 de marzo), inserta en el Boletín Oficial de la Pro-
vincia de Jaén (6). En esta circular se refuerza la idea de la gravedad de los
acontecimientos, debiendo ser desesperada la situación de muchos de los ha-
bitantes de dichas islas.
Para conocer el importe exacto con el que participan el Ayuntamiento y
los vecinos de Baeza en esa suscripción para las islas de Puerto Rico y Fili-
pinas hemos rastreado el presupuesto municipal ordinario entre los años 1867
y 1870, aunque no hemos encontrado ningún libramiento concreto que espe-
cifique este gasto, por lo que debemos suponer que saldría del capítulo de Im-
previstos, cuya dotación era de 1.400 ducados semestrales. Esta dotación as-
cendió a 1.600 ducados semestrales a partir del ejercicio 1869-1870 (7).

(5) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Libro capitular, año 1868, 12 de marzo de 1868.
(6) B.O.J. (Boletín Oficial de la provincia de Jaén), núm. 203, 7 de marzo de 1868.
(7) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Presupuesto municipal ordinario, años 1867-1870.
230 IGNACIO ANTONIO MONTORO FERNÁNDEZ

Incluso en una fecha tan tardía para nuestro ámbito de estudio como es
1926, en uno de los pocos periódicos publicados en Baeza que hemos po-
dido analizar, (propiedad de D. Juan Antonio Salcedo Gámez), el diario
baezano Ayer y Hoy, cotejamos un número extraordinario, (el 74) sobre
España y América, en el que se hace mención a autores como Rubén Darío,
se recuerda la figura de Cristóbal Colón o se reconstruye el famoso viaje del
Plus-Ultra (8). Este diario nos da una imagen clara, aunque incompleta,
acerca del fuerte vínculo existente entre América y Baeza, dándonos idea,
además, de lo importante que aún resultaban para la localidad los territorios
americanos, y la nostalgia con que era recordado el largo período de domi-
nación española de las Indias.
No ha sido posible reproducir de forma más extensa esta información,
debido a que el periódico en cuestión se encontraba en muy mal estado de
conservación, siendo legibles únicamente algunos restos dispersos de su
portada, que son los que aquí se han mencionado.

2. EL SEGUIMIENTO DE LA GUERRA
La historiografía ha venido debatiendo acerca de si estaba la sociedad
española suficientemente informada y era totalmente consciente de la rea-
lidad que se vivía en las colonias españolas. En este sentido, y a pesar de que
más adelante trataremos exclusivamente la incidencia en la vida pública
que tuvo esta guerra, es importante señalar que la población baezana y
giennense en general no era ajena de ninguna manera al curso del con-
flicto, aunque también es cierto que el patriotismo, e incluso cierto «ama-
rillismo», se dejan traslucir en las páginas de los periódicos provinciales.
Las primeras noticias acerca de las acciones militares del ejército es-
pañol en las colonias nos las ofrece El Liberal de Jaén del día 26 de Febrero
de 1897 (9), que se hace eco, a través del servicio telegráfico, de dos ataques
de los tagalos sublevados en Filipinas. Podemos reproducirlos aquí, pues re-
sultan significativos, ya que en ambos se minimiza el poder de los rebeldes
y seguramente se exageran sus pérdidas:

(8) Ayer y Hoy: «España y América», núm. 74 (extraordinario), Baeza, febrero de 1926.
(9) El Liberal de Jaén, núm. 959, 26 de febrero de 1897. Este periódico nace en 1890 y
durará hasta 1933. Debido a su tono polémico, fue el periódico más vendido de la provincia en
la transición entre los dos siglos. Vid. CHECA GODOY, A. (1986): Historia de la prensa jiennense,
(1808-1893). Diputación Provincial de Jaén.
BOLETÍN DEL
INSTITUTO
DE ESTUDIOS
GIENNENSES
BAEZA Y EL DESASTRE DEL 98 231

«En Manila se han sublevado los tagalos al grito de ¡mueran los espa-
ñoles! Atacaron el cuartel de carabineros, siendo rechazados. Asesinaron
grupos numerosos a dos españoles y cinco chinos. Los cazadores les per-
siguieron, muriendo 200 sublevados. Heridos nuestros, dos. Se verifican
muchas prisiones».
«En Filipinas ha sido atacado Marinas, siendo completamente destro-
zados los rebeldes, que en huida dejaron en el pueblo numerosas bajas».
Pero es durante el año 1898 cuando las informaciones sobre el conflicto
colonial se hacen más numerosas y corrientes. De hecho, durante todo ese
año, el periódico El Pueblo Católico, que tenía una publicación bisemanal,
dedica un apartado especial llamado «Croniquilla» a la cuestión cubana. De
esta manera, nos encontramos ante una fuente muy interesante para com-
prender mejor la percepción del conflicto que se tenía en la sociedad gien-
nense.
Así, en el primero de los números ya se habla con pesimismo sobre el
desarrollo de los hechos en Cuba, mostrándose (como buen periódico con-
servador) en contra de la sustitución del general Weyler al frente de la go-
bernación española en Cuba, al que se califica de «uno de los pocos hom-
bres que aún pelean por nuestra honra» (10). También se refiere al gobierno
norteamericano en los siguientes términos:
«(...) en Washington es donde radica todo el mal. Mc Kinley con sus
ultrajes a España, a la que llama Cafrería; Sherman con sus perfidias pú-
nicas; Dupuy de Lome con sus bajezas; los senadores de la Casa Blanca
con su jingoísmo; los filibusteros todos con su odio a la dominación es-
pañola...».
Ya el día 13 de ese mes se expresa la necesidad de mandar más dinero
y más hombres, en contra de la política permisiva de los liberales, llamados
«politicastros», con los cabecillas de la rebelión en las colonias. Aquí el diario
va a ser muy crítico con la actuación del gobierno español, expresándose en
los términos siguientes (11):
«Ni honra ni provecho han logrado en las colonias los gobiernos libe-
rales; antes han otorgado con descrédito reformas que nos abochornan y
que no traen tras sí tan siquiera el beneficio material de la paz buscada».

(10) El Pueblo Católico, núm. 452, 3 de enero de 1898.


(11) El Pueblo Católico, núm. 455, 13 de enero de 1898.
232 IGNACIO ANTONIO MONTORO FERNÁNDEZ

En esta misma línea se hace eco el día 31 de enero de la llegada al


puerto de La Habana del buque de guerra «Maine», mostrando su oposición
a esta llegada y avisando de las malas intenciones que los estadounidenses
tenían para con Cuba (12):
«(...) Sabemos ya cómo las usan esas gentes, la prudencia exige que vi-
vamos sobre aviso y no nos fiemos de nada. (...) El único que no las co-
noce es el Sr. Sagasta, que ni manda barcos a América, ni muestra temor
de un rompimiento probable, ni se apea de su optimismo. ¡Valiente go-
bernante!».
El hecho de la «voladura del Maine» (13) va a ser tratado con cierta dig-
nidad, pues se encabeza la noticia con el titular «Suceso tristísimo» y, a con-
tinuación, se reproduce un telegrama del corresponsal del diario, que dice así:
«Madrid, 16, 6t. Maine volado en La Habana; ignóranse causas; dícese
causales; más de cien muertos; penosa impresión en ésta; telegramas ofi-
ciales lo confirman».
A lo que el diario añade:
«Lamentamos la catástrofe como españoles y como cristianos, olvi-
dando las injurias de nuestros enemigos» (14).
En este sentido, los días posteriores a la tragedia van a ser de intensos
debates y comentarios acerca de la causa de la misma. Aquí El Pueblo Ca-
tólico, y a pesar de las condolencias hacia las familias de los marinos nor-
teamericanos muertos, se va a posicionar claramente a favor de España,
acusando a Estados Unidos incluso de hacer estallar el buque para culpar a
nuestro país del suceso (15):
«La versión general es favorable a España, pues a ningún hombre
recto le cabe en la cabeza absurdo tan grande como el de creer que los es-
pañoles hayan producido la explosión del buque neoyorquino. Sin em-
bargo, los yankees, gente estúpida más que mala y mala sin igual, echan
a volar especies desatinadas, en su deseo de crearnos un conflicto. (...) La

(12) El Pueblo Católico, núm. 460, 31 de enero de 1898.


(13) Existe una vasta bibliografía que trata este suceso. Podemos reseñar aquí los si-
guientes títulos: CALLEJA LEAL, A. (1990): «La voladura del Maine», en Historia 16, núm. 176,
Madrid; o LEAL CRUZ, M. (1998): Cuba 98: «La voladura del Maine, ¿provocación de guerra?»,
en XIII Coloquios de Historia Canario-americana, La Laguna, Tenerife.
(14) El Pueblo Católico, núm. 466, 17 de febrero de 1898.
(15) El Pueblo Católico, núm.467, 21 de febrero de 1898.
BOLETÍN DEL
INSTITUTO
DE ESTUDIOS
GIENNENSES
BAEZA Y EL DESASTRE DEL 98 233

conducta de los marinos españoles, en efecto, sobre eminentemente cris-


tiana, es de un relieve de caballerosidad sin nombre».
A partir de entonces va mostrando su pesimismo ante lo que se avecina,
criticando las posiciones injuriosas de los medios de comunicación y del
propio gobierno estadounidense, que es tratado con bastante desprecio. El
día 14 de marzo se escribe (16):
«Hambre en Castilla; guerra sin fin en Cuba; rompimiento casi se-
guro con Washington; en Filipinas, resurrección de la rebeldía; en la
Bolsa, la tendencia a la muerte; en la Hacienda nacional, amagos de Ban-
carrota; en todas partes, algo que no se explica: la atonía, el marasmo, la
indiferencia estúpida en los espíritus».
El desprecio hacia el gobierno estadounidense se irá reafirmando ya
antes de la predecible declaración de guerra norteamericana, apoyando a Es-
paña en lo que se consideraba una cuestión de honor y una guerra justa. En
esta línea podemos encuadrar la «croniquilla» de El Pueblo Católico del 14
de abril, en que se expresa lo siguiente (17):
«Continúa el cielo entenebrecido y preñado de misterios (...). O la
guerra surge fuera o se produce dentro (...). El pueblo yankee es un pueblo
púnico, y por ende inestable en sus juicios; cambia de parecer como el
prisma de la luz; no tiene persistencia sino en la falsía y el embuste, y la
falsía toma distintos aspectos. Si les conviene la guerra con España, nos lle-
varán a la guerra, opóngase quien se oponga y medie quien medie; si no les
conviene la guerra, no habrá guerra. De cualquier modo, con lucha o sin
lucha, conseguirán su fin. No pararán hasta que posean la isla de Cuba. Se
valdrán de todos los medios, hasta de la humillación si a mano viene; pero
Cuba será de ellos. Desde hace largos años, no piensan en otra cosa».
Texto por demás expresivo del inevitable final. Si bien es cierto que el
estallido de la guerra sigue considerándose muy negativo para la nación, el
diario, imbuido en el movimiento social de exaltación y patriotismo, llega
incluso a realizar una radiografía del ejército yankee. Aquí se infravaloran
sobremanera las fuerzas norteamericanas, calificándolas con frases del si-
guiente tenor (18):

(16) El Pueblo Católico, núm. 473, 14 de marzo de 1898.


(17) El Pueblo Católico, núm. 480, 14 de abril de 1898.
(18) El Pueblo Católico, núm. 481, 18 de abril de 1898.
234 IGNACIO ANTONIO MONTORO FERNÁNDEZ

«La milicia ya quisiera parecerse a la milicia nacional con que con-


tábamos en España en otras épocas. (...) La infantería carece de toda ap-
titud para las fatigas; la caballería carece de caballos; la artillería des-
conoce los ejercicios de cañón (...) Con tales elementos, si como están
de la parte de allá estuviesen de la parte de acá del Océano, tiempo
hace que les habríamos enseñado a moderar la procacidad de su lenguaje
a los senadores yankees».
También en este mismo número del diario se refleja la aventura del aco-
razado «Vizcaya» (19), que estando atracado en el puerto de Nueva York re-
cibió silbidos, ante lo cual (según el periódico), el capitán Sr. Eulate bajó del
barco y paseó entre la muchedumbre, avisando a su segundo de a bordo que
si oía un disparo abriese fuego contra la ciudad; un cuarto de hora después
el «Vizcaya» pudo salir sin ninguna protesta del puerto neoyorquino. Y es
que no faltaron testimonios patrióticos de este tipo, siendo frecuentes en todos
los números del diario en esos trágicos momentos.
El día 23 de abril se suspende el envío de correspondencia a Cuba por
la vía de los Estados Unidos (20), aunque las noticias que se van publicando
son eminentemente positivas para España, dándose por segura su victoria en
la guerra. Proliferan ahora artículos acerca del valor guerrero de los españoles
y de su superioridad sobre el pueblo estadounidense. En este sentido, aquí
nos encontramos con algunas líneas de un artículo que se publica bajo el tí-
tulo «Guerra y Venganza» en El Pueblo Católico del 25 de abril (21):
«¡Acordémonos de que somos el pueblo de la independencia y vence-
remos también!
¡Viva la Virgen Inmaculada!
¡Viva España con Honra!
¡Viva el Ejército y la Marina españoles!
¡Mueran los yankees!
¡Santiago y a ellos! ¡Guerra y venganza!».
Pero a partir de aquí vuelve el pesimismo, especialmente tras el «glo-
rioso descalabro sufrido por nuestra escuadra en Filipinas» (22). Ante esto,

(19) Respecto a esta «aventura» del Vizcaya, encontramos un extenso testimonio en


CONCAS y PALAU, V. (1992): La escuadra del Almirante Cervera, Málaga, Editorial Algazara.
(20) El Pueblo Católico, núm. 482, 23 de abril de 1898.
(21) El Pueblo Católico, núm. 483, 25 de abril de 1898.
(22) El Pueblo Católico, núm. 485, 2 de mayo de 1898.
BOLETÍN DEL
INSTITUTO
DE ESTUDIOS
GIENNENSES
BAEZA Y EL DESASTRE DEL 98 235

el periódico aboga por la oración para ayudar a nuestros marinos (23). En


este mismo número encontramos algo curioso. Y es que en Jaén se va a de-
clarar el estado de guerra el día 9 de mayo, dos meses antes de que esta de-
claración se dé en el resto de España, lo cual sucedería, como es sabido, el
17 de julio (24). La razón que aduce, según bando, el gobernador militar de
Jaén, es:
«Que habiéndose alterado el orden público en la provincia sobre pre-
texto de subsistencia y habiendo resignado el mando la autoridad civil co-
rrespondiente en la militar, y con el fin de prevenir y evitar el extravío en
la opinión de un pueblo culto y sensato (...) queda declarada en estado de
guerra esta provincia».
Esto nos permite realizar dos reflexiones: por un lado, que la situación
de la población debía ser bastante crítica; y por otro, que el pueblo giennense
no era ajeno de ninguna manera a los hechos acontecidos en las colonias es-
pañolas, encontrándose ambas causas en el germen de estas manifestaciones
y acciones violentas, que podemos encuadrar en los llamados «motines de
Mayo» o «motines del hambre».
Por lo que respecta al seguimiento de la guerra, las noticias, alejadas ya
de todo rigor periodístico, siguen favoreciendo a España, asegurándose
cosas tales como (25) que «(...) el Conde Venadito y España han hecho
huir a los siete buques bloqueadores, a pesar de la desproporción de fuerzas»;
o que «en Filipinas, Dewey pierde terreno a toda prisa» (26). En este sen-
tido, este diario critica, mediante un artículo titulado «¡Canallas!» (27), la
ocultación o desfiguración de las noticias de guerra que les son desfavora-
bles a los estadounidenses por parte de sus medios de comunicación, cuando
aquí se está actuando, como vemos, de modo muy parecido (28).
Sin embargo, y a pesar de que las noticias que proceden de Ultramar se
manipulan y enmascaran, es cierto que, conforme avanza el conflicto y la de-

(23) El Pueblo Católico, núm. 486, 9 de mayo de 1898.


(24) B.O.J. (Boletín Oficial de la provincia de Jaén), núm. 87, 21 de julio de 1898.
(25) El Pueblo Católico, núm. 489, 18 de Mmyo de 1898.
(26) El Pueblo Católico, núm. 493, 6 de munio de 1898.
(27) El Pueblo Católico, núm. 494, 9 de munio de 1898.
(28) De especial interés para este tema resulta el artículo de TAJAHUERCE ÁNGEL, I.
(1998): Crítica de «La Época» al sensacionalismo americano, Madrid, Universidad Complu-
tense de Madrid.
236 IGNACIO ANTONIO MONTORO FERNÁNDEZ

rrota se va haciendo cada vez más evidente, en el diario van apareciendo cada
vez más tristes informaciones, que no hacen sino presagiar el trágico final.
En esta línea nos encontramos con un buen ejemplo del sentir del momento
en la publicación de un poema de Espronceda que dice así (29):
¡Cuán desdichada la nación que un día
poblara inmensa gente!
¡La nación cuyo imperio se extendía
del ocaso al oriente!
Menudean todo tipo de noticias pesimistas, hasta el punto de que el día
16 de julio aparece un artículo (dentro de la ya mencionada «croniquilla»),
en que lo que se anhela es la paz, definitivamente (30):
«¡Paz! Continúa siendo la palabra que más se pronuncia. Y en verdad
que, en fuerza de repetirla, va a encariñarse con ella la nación, sin acor-
darse de la vergüenza que envuelve para nosotros una paz estipulada des-
pués de gloriosos desastres, y no tras un descalabro trascendental para el
enemigo».
Una vez se hace patente la derrota y se llega al acuerdo de paz, las no-
ticias sobre Ultramar versarán casi exclusivamente sobre el estado en que
vuelven los repatriados, un tema del que nos haremos eco más adelante.
También, debido a la tendencia política del diario, la crítica va arre-
ciando contra el gobierno liberal. Sirva como ejemplo de esto lo escrito en
el número del 16 de Julio acerca de la actuación del Estado Español (31):
«Aquí, en el fondo de esto, por lo que parece, no hay más que un
deseo no oculto de salvar las instituciones y el liberalismo, aunque se
pierda todo, incluso el honor. Pero ya llegará la hora del ajuste de cuentas,
en que cada deudor pagará su merecido».
En resumen, el análisis de las noticias de la guerra que nos ofrecen los
periódicos de la provincia nos permite comprobar que el tan utilizado ar-
gumento de la desinformación y de la indiferencia del pueblo y los medios
de comunicación ante el conflicto, no tiene lugar, al menos en la provincia
de Jaén. Si bien es cierto que las noticias que van llegando están, obviamente,

(29) El Pueblo Católico, núm. 496, 20 de junio de 1898.


(30) El Pueblo Católico, núm. 507, 16 de julio de 1898.
(31) El Pueblo Católico, núm. 507, 16 de julio de 1898.
BOLETÍN DEL
INSTITUTO
DE ESTUDIOS
GIENNENSES
BAEZA Y EL DESASTRE DEL 98 237

tamizadas por el ardor patriótico que se estaba viviendo en España en todos


los órdenes.
En cualquier caso, sí se debe destacar la importancia creciente que van
adquiriendo en el ámbito de la intelectualidad andaluza de la segunda mitad
de la centuria decimonónica las publicaciones periodísticas. De hecho, y si
bien ya habían proliferado estas publicaciones a lo largo de las décadas de
los ochenta y los noventa el ochocientos, esta fiebre de prensa continuará con
más ímpetu durante y después de la guerra de Cuba, en años marcados por
el regeneracionismo y el pesimismo general (CHECA GODOY, 1980).

3. EL RECLUTAMIENTO EN BAEZA
El primero de los aspectos a señalar a la hora de analizar la influencia
de la guerra independentista cubana sobre esta localidad será el del nú-
mero, estrato social, etc., de los baezanos que participaron en dicha guerra.
En este sentido, cabría destacar la importancia que tuvo tanto para la sociedad
como para el propio Ayuntamiento el tema de los reemplazos militares.
Esto se aprecia claramente en el gran volumen de información referente a este
hecho que aparece en la prensa o en las actas capitulares del concejo bae-
zano. De hecho, y aunque sea algo arriesgado, podemos afirmar que entre
el 10% y el 15%, aproximadamente, de la información que nos encon-
tramos en las citadas actas de cabildo están referidas al reclutamiento de jó-
venes baezanos para el ejército.
Como decimos, para el concejo la cuestión de las quintas era muy im-
portante. Prueba de ello es que tienen un apartado especial en el presu-
puesto anual del consistorio. Incluso era algo común que se convocara una
sesión extraordinaria para tratar el tema del reemplazo, la forma de llevarlo
a cabo, nombrar al comisionado o buscar medios para hacer frente a los
gastos que suponía (32).
Estos gastos se vieron incrementados en gran medida durante el sexenio
revolucionario, ya que, entre los ideales que sustentan la revolución de «La
Gloriosa», se establece que el ayuntamiento debe hacerse cargo de la re-
dención de los mozos, costando 6.000 reales cada uno, de los 24 que son con-
vocados ese año. Para dilucidar cuánto debe poner cada mozo elegido por

(32) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Libro capitular, año 1869, sesión extraordinaria
del 30 de marzo.
238 IGNACIO ANTONIO MONTORO FERNÁNDEZ

sorteo (dependiendo de sus posibilidades económicas), se crea una asamblea


formada por dieciséis miembros de diversas tendencias políticas y capa-
cidad económica (33). En otra sesión extraordinaria se acuerda que de esos
24 mozos, 16 han sido declarados por la asamblea pobres, con lo que el
Ayuntamiento les concede 1.500 reales, más otros 1.000 reales anuales para
redimirse de ir al ejército y poder pagar un sustituto (34), cosa bastante
frecuente como es sabido. Esto lo vemos reflejado en las actas capitulares
del siguiente modo (35):
«(...) Se acordó hacer presente a Su Ilustrísima (¿) que se sirva aprobar
lo que para la redención de los quintos de esta ciudad...Y se propone
para el Ayuntamiento y asociados en el presupuesto municipal ordinario
de 1869 a 1870 que se le tiene remitido por ser medio más suave y fácil
de realizar que el repartimiento».
Al consultarse el presupuesto municipal ordinario de ese año, se ha en-
contrado un libramiento en el apartado de gastos que dice así (36):
«Para redimir la suerte de soldado de la quinta del corriente año de va-
rios mozos pobres de esta ciudad, 2.000 ducados».
A pesar de que ésta fue una excepción, los gastos en cualquier caso de-
bieron ser elevados. Ya en 1893 se concede 5 pesetas y tabaco a cada uno de
los quintos que se van a incorporar a filas, con cargo al apartado de Impre-
vistos del presupuesto (37). Además son incontables las reclamaciones por
parte del Hospital Militar de Granada, Sevilla y, especialmente, de la Caja
de Quintos de Andújar (donde son reclutados los mozos baezanos), por so-
corros y estancias de mozos inútiles, encontrándose incluso circulares del go-
bernador de la provincia para que se paguen esas deudas.
El reemplazo también fue causa de muchos problemas y quebraderos
de cabeza para los concejales municipales. Un ejemplo de ello sería el caso
del agente de estancias militares en Granada del concejo baezano en 1891,

(33) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Libro capitular, año 1869, sesión extraordinaria
del 5 de abril.
(34) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Libro capitular, año 1869, sesión extraordinaria
del 16 de mayo.
(35) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Libro Capitular, año 1869, sesión ordinaria del
9 de junio.
(36) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Carpeta del presupuesto municipal ordinario
1869-1870, presupuesto de gastos voluntario, capítulo X, artículo 10.º, relación núm. 40.
(37) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Libro capitular, año 1893, 18 de noviembre.
BOLETÍN DEL
INSTITUTO
DE ESTUDIOS
GIENNENSES
BAEZA Y EL DESASTRE DEL 98 239

quien será sustituido al demostrarse que «se quedaba con parte del dinero que
este Ayuntamiento le enviaba para ayudar a los mozos baezanos, además de
cobrar más de la cuenta» (38). Y es que, teniendo en cuenta los gastos que
esto suponía, se sometía a cierto control por parte del Ayuntamiento todo el
proceso. No en balde iba en ello el libramiento de importantes partidas de
gasto, que suponían un evidente quebranto para la comunidad. Así nos en-
contramos el 27 de febrero de 1897 con un escrito del secretario del juicio
de exenciones, en el que expresa que no va a poder estar en tal juicio en esta
ocasión, al tener un hijo en la edad del reemplazo, siendo incompatible con
su cargo. El Ayuntamiento lo acepta y nombra a otro (39).
Este asunto es, a su vez, fuente de muchos pleitos con otras localidades,
ya que en su intento de que esto afecte al menor número posible de sus ve-
cinos, en numerosas ocasiones se sorteaban mozos reclamados como natu-
rales por otros municipios (40).
Para la familia también debió de ser algo de especial importancia, pues
importa considerar que el servicio militar duraba en condiciones normales
unos tres años y, además, podía suponer la pérdida del oficio, si no de la vida
del mozo, por lo que se encuentran innumerables expedientes de exención
legal para realizar el servicio militar; casi todos ellos aduciendo para que el
joven no vaya al ejército toda suerte de enfermedades (quebrado de las in-
gles, enfermo de pecho...), que su altura no llega al metro y medio, que tiene
otro hermano sirviendo en el ejército, o que es hijo único de viuda o padre
pobre. En este caso, normalmente se suele redimir al mozo en el juicio de
exenciones, mientras que para los que aducen enfermedad todo depende
del reconocimiento médico a que son sometidos.
Hay un caso curioso. En las actas de cabildo se reproduce un Oficio, fe-
chado el 13 de mayo de 1891, del Excelentísimo Señor Capitán General de
la Isla de Cuba, en el que se dice que el párroco de Cárdenas, en la provincia
de Matanzas, no posee el acta bautismal ni de matrimonio de un quinto
que ha pedido la exención por ser hijo único de padre sexagenario pobre. Este

(38) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Libro Capitular, año 1891, 19 de septiembre.
(39) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Libro Capitular, año 1897, 27 de febrero.
(40) En este sentido hay numerosos ejemplos de pleitos con otras localidades por este tema,
como Huelma (Jaén), (Libro capitular, año 1869, 8 de Mayo, 16 de Junio, 21 de Julio); Villarta
(Cuenca), (Libro Capitular, año 1894, 20 de Octubre, 1 de Diciembre), o Manzanares (Ciudad
Real), (Libro Capitular, año 1895, 19 de Enero).
240 IGNACIO ANTONIO MONTORO FERNÁNDEZ

Oficio viene a raíz de que el padre pidió estos documentos, ya que los ne-
cesitaba su hijo para presentarse ante el juicio de exenciones (41). Podría ser
un caso de inmigración desde la colonia a la metrópoli; desde luego mucho
menos común que la conocida emigración ultramarina de los españoles
hacia los territorios americanos.
Pero existía otra manera de evitar el reemplazo, que era mediante la re-
dención en metálico. A pesar de que la legislación relativa al reclutamiento
establecía el servicio obligatorio y el ingreso mediante sorteo, con un pago
en metálico se podía evitar el servicio militar, lo que supuso que fueran los
jóvenes de las clases menos adineradas los que iban al ejército. Depen-
diendo de la provincia (Jaén era de las más baratas), se establecía una can-
tidad para redimirse, manteniéndose esta práctica antidemocrática hasta la
llegada de la II República (1931). Concretamente, para el período que nos
ocupa (2.ª Guerra de Cuba), se establecía la redención en unas 1.500 pesetas,
siendo de 2.000 pesetas si se trataba de uno de los destinados a ultramar (42).
Esta era una cantidad elevada para la clase media e inabordable para las
clases obreras y campesinas, apareciendo sociedades comanditarias que li-
beraban del servicio militar a cambio de suscripciones y créditos (43).
También admitían las distintas administraciones otro modo de librarse
del reclutamiento, que fue aprovechado sin duda por las clases sociales más
pudientes económicamente. Consistía en pagar a un sustituto para que fuera
en lugar del mozo reclamado. Como hemos dicho, esta práctica debió de estar
bastante extendida y era permitida por el estado, encontrándose varias
pruebas de ello en las actas de cabildo baezanas. Como ejemplo que ilustra
bien estas circunstancias, repárese en este texto (44):
«Vióse un oficio fecha 31 de Enero del Consejo Provincial previniendo
que, no habiéndose el día anterior, según se había acordado para que in-
gresara en Caja al reemplazo del núm. 42 (...), se acordó se avise al núm.
70, que es el que debe reemplazar, y al núm. 72 como suplente (...)».
En cuanto al número de mozos reclutados, se trata sin duda de uno de
los mayores contingentes de tropas que jamás hayan atravesado el Atlántico

(41) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Libro Capitular, año 1891, 13 de junio.
(42) El Pueblo Católico, núm. 511, 1 de agosto de 1898.
(43) Anuncio aparecido en el periódico La Hormiga, Mancha Real, 1 de enero de 1897.
(44) Aparecen varios ejemplos: Libro capitular, 6 de Febrero de 1868, 7 de Junio de 1869.
BOLETÍN DEL
INSTITUTO
DE ESTUDIOS
GIENNENSES
BAEZA Y EL DESASTRE DEL 98 241

(si exceptuamos al ejército norteamericano en la II Guerra Mundial), pues


se calcula que había alrededor de 200.000 soldados españoles en la isla de
Cuba, de la que no volvieron más que entre 60.000 y 70.000. Y es que el go-
bierno siguió al pie de la letra las palabras del entonces presidente Cánovas
del Castillo: «Hasta el último hombre y la última peseta».
Sería justo comentar aquí, como se ha mencionado antes, que el go-
bierno mandó a Cuba a reclutas jóvenes (una media de 21 años), sin expe-
riencia y de las clases bajas, manteniendo aquí en la Península a los soldados
mejores y más profesionales, buscando de esta manera una tropa barata. Pero,
en cualquier caso, es innegable el esfuerzo español por mantener sus terri-
torios ultramarinos, aunque ya en la prensa fuera constante el llamamiento
para que se invirtieran más dinero y hombres (45).
El año 1898 comenzó (como era habitual), con la publicación del re-
emplazo (46) con las condiciones expresadas en las actas de cabildo del
Ayuntamiento baezano:
«Se hace saber que el día 9 de Enero tendrá lugar la formación del alis-
tamiento. Son llamados los mozos que no hayan cumplido 20 años, los de
entre esa edad y 40 años que no hayan sido sorteados; y se avisa a los que
van a cumplir 18 años que se vayan apuntando en las listas» (47).
Aquí ya podemos observar que este reemplazo iba a contar con mayor
número de reclutas, que poco a poco se va a aumentar a lo largo del año. El
día 8 del mismo mes ya se publican en el «Boletín Oficial de la Provincia
de Jaén» las disposiciones del Gobierno Civil a los ayuntamientos para los
que no vayan a filas aduciendo enfermedad, así como se publican también
los nombres de los soldados que van a recibir una pensión del Ministerio de
Guerra (48).
El número de soldados va aumentando progresivamente. El mismo día
10 de enero, mediante una noticia en la prensa, conocemos que se van a dar
las órdenes precisas para concentrar en las zonas a los individuos del cupo
de Ultramar necesarios para completar los 5.000 hombres que se enviarán
a Cuba (49). Y a partir de la declaración de guerra estadounidense se va a

(45) El Pueblo Católico, núm. 455, 13 de enero de 1898.


(46) El Pueblo Católico, núm. 452, 3 de enero de 1898.
(47) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Libro Capitular, 1 de enero de 1898.
(48) B.O.J. (Boletín Oficial de la provincia de Jaén), núm. 4, 8 de enero de 1898.
(49) El Pueblo Católico, núm. 454, 10 de enero de 1898.
242 IGNACIO ANTONIO MONTORO FERNÁNDEZ

llamar a filas a los 648 reclutas del reemplazo de 1897 que eran excedentes
de cupo; se deben reconcentrar el 5 de mayo, y de ellos corresponden a Jaén
28 (50). Sin embargo, esta situación especial no cambió las normas del re-
glamento interno, pues se decretó un poco antes el regreso de los mozos que
tuvieran hermanos sirviendo en el ejército (51).
También mediante la prensa podemos conocer un dato curioso: que el
Batallón de la Reina, que había apresado al jefe independentista Aranguren,
estaba formado por soldados de Jaén (52).
Cuando se apreciaba claramente que la guerra se perdía de modo irre-
misible, en un último esfuerzo, el día 14 de julio se publica en el «Boletín
Oficial de la Provincia» una circular del Ministerio de la Guerra, firmada por
la reina regente María Cristina, mediante la cual se llama a filas a 16.940 re-
clutas del reemplazo de 1897 que han quedado en las zonas de la Península
y las Baleares (53). De esta manera, se aumenta el cupo total de soldados ne-
cesarios en Ultramar a 30.000, mientras serán 79.327 los destinados a cubrir
las bajas naturales del ejército en la Península, Baleares y Canarias.
Por tanto, el total del reemplazo ascenderá a 109.327 hombres, de los
cuales 2.026 corresponden a la provincia de Jaén, destinándose a Ultramar
556 reclutas, mientras se quedan 1.470 para servir al ejército en la Península
(54). De forma más concreta, también podemos ver el número de soldados
baezanos que fueron a Cuba, consignando el número de los enviados de otros
pueblos representativos de la provincia (55) (cuadro pág. siguiente).
Por medio de este cuadro no sólo podemos conocer el número de solda-
dos baezanos destinados a Ultramar, que fueron 15, sino apreciar una serie
de circunstancias con respecto a los pueblos vecinos, pues los hay que
tienen un cupo bastante mayor teniendo un número de habitantes más o
menos igual, o incluso menor. Véanse, por ejemplo, los casos de Porcuna o
Torredonjimeno. Aquí se ve, asimismo, que la capital tenía bastantes menos
habitantes que algunos pueblos de la Provincia, al colaborar con menos

(50) El Pueblo Católico, núm. 484, 28 de abril de 1898.


(51) El Pueblo Católico, núm. 458, 24 de enero de 1898.
(52) El Pueblo Católico, núm. 461, febrero de 1898.
(53) B.O.J. (Boletín Oficial de la provincia de Jaén), núm. 84, 14 de julio de 1898.
(54) B.O.J. (Boletín Oficial de la provincia de Jaén), núm. 109, 10 de septiembre de 1898.
(55) B.O.J. (Boletín Oficial de la Provincia), núm. 111, 15 de septiembre de 1898.
BOLETÍN DEL
INSTITUTO
DE ESTUDIOS
GIENNENSES
BAEZA Y EL DESASTRE DEL 98 243

Pueblos Cupo para Cupo para Total


la península Ultramar

Alcalá la Real . . . . . . . . . . . 73 28 101


Baeza . . . . . . . . . . . . . . . . . 39 15 54
Beas de Segura . . . . . . . . . . 22 9 31
Cazorla . . . . . . . . . . . . . . . . 29 10 39
Jaén . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66 24 90
Jódar . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25 10 35
Mancha Real . . . . . . . . . . . . 25 9 34
Martos . . . . . . . . . . . . . . . . 77 29 106
Porcuna . . . . . . . . . . . . . . . . 47 18 65
Torredonjimeno . . . . . . . . . . 33 13 46
Úbeda . . . . . . . . . . . . . . . . . 66 25 91

hombres que localidades como Úbeda, Martos o Alcalá la Real. En este sen-
tido es importante destacar que aquí no se consignan los datos de localidades
como Andújar, Bailén, La Carolina o Linares, que contaban con una po-
blación mayor aún (ver el cuadro de población de las localidades de la pro-
vincia. El contingente de tropas que sirvieran en Cuba obtendría inmedia-
tamente a su regreso la licencia (56).

4. BAEZA Y LA REPATRIACIÓN DE SOLDADOS DE ULTRAMAR


Una vez comienzan a llegar a la Península los primeros buques-hospi-
tales con soldados heridos y enfermos de las colonias, la euforia con que la
población en general acogió el comienzo de la guerra se va tornando tristeza
ante el devenir de los acontecimientos. Sin embargo, el tema se siguió tra-
tando con el mismo patriotismo y no faltaron las iniciativas para ayudar a
estos soldados que volvían derrotados y enfermos de la guerra (57).

(56) El Pueblo Católico, núm. 530, 10 de octubre de 1898.


(57) Uno de los ejemplos mejor estudiados y documentados para este tema es el caso gra-
nadino, mediante las siguientes publicaciones: MOLINA MARTÍNEZ, M. (1984): «Granada y la re-
patriación de soldados de ultramar», V Jornadas de Andalucía y América, Tomo I, Sevilla; MO-
LINA MARTÍNEZ, M., y BAREA FERRER, J. L. (1998): «Granada y la guerra de Cuba», en Revista
244 IGNACIO ANTONIO MONTORO FERNÁNDEZ

La repatriación obedecía a causas de tipo sanitario y médico, ya que los


hospitales militares se encontraban saturados, de forma que las autoridades
recurrieron a la evacuación de los afectados a la Península. Además, la
mayor parte de ellos estaba aquejada de enfermedades tropicales de difícil
curación en las islas; existen numerosos expedientes que reflejan esta si-
tuación, siendo la fiebre amarilla, el paludismo, la fiebre tifoidea y la tu-
berculosis las enfermedades más comunes entre la tropa española.
Ante la mencionada necesidad de embarcar un muy amplio número de
hombres hacia la Península, aparece el Real Decreto de 10 de Enero de
1898 mediante el cual se instaura el sistema de los buques-hospitales. Se tra-
taba de barcos de la Compañía Trasatlántica habilitados para contener todo
lo necesario para la asistencia sanitaria, y que marcaron un hito en la eva-
cuación de soldados de Ultramar. Ante el desbordante volumen de enfermos
y heridos se amplió el permiso a toda empresa que se ofreciera gratuita y vo-
luntariamente a prestar estos servicios. El primero de ellos fue el «Ali-
cante», que atracó en Cádiz el 28 de marzo de 1898 con 510 bajas del ejér-
cito de Cuba, ante la mirada expectante de numerosos gaditanos (TORRES
MEDINA, 1970).
En la organización y ayuda a los repatriados se significó de manera muy
especial la Cruz Roja. La encomiable actuación de esta institución quedó re-
flejada en las páginas de los periódicos provinciales, pues su misión no se
limitaba a la asistencia sanitaria, sino que también incluía ayudas en metá-
lico, que oscilaban en torno a las 15 pesetas, como a un soldado de Mancha
Real, al que se recibió también con «una taza de caldo con vino de Jerez, en
vista del lamentable estado en que venía» (58). En otro número se constata:
«y las 2 pesetas donadas a los heridos y enfermos menos graves que repa-
triados de Cuba permanezcan en Jaén (59)». A esto ayudaban sin duda los
donativos privados que se otorgaban a esta institución para que prosiguiera
con su labor auxiliadora (60). Todos estos relatos se encuentran salpicados

del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino, n.º 12 (segunda época), Granada; y
BAREA FERRER, J. L. (1986): «Granada y la guerra de Cuba a través de El Defensor de Granada,
(1895-1898)», en Andalucía y América en el siglo XIX. Actas de las V Jornadas de Andalucía
y América, tomo I, Sevilla.
(58) El Pueblo Católico, núm. 484, 28 de abril de 1898.
(59) El Pueblo Católico, núm. 529, 6 de octubre de 1898.
(60) El Pueblo católico, núm. 520, 1 de septiembre de 1898.
BOLETÍN DEL
INSTITUTO
DE ESTUDIOS
GIENNENSES
BAEZA Y EL DESASTRE DEL 98 245

siempre por llamamientos de carácter patriótico, críticas al gobierno y agra-


decimientos y ensalzamiento de la actuación de la Cruz Roja, así como pe-
simismo ante la triste llegada de los repatriados. Ejemplo de esto encontramos
en multitud de números de diarios de la provincia (61).
De entre ellos, el más interesante es el del día 29 de septiembre, en que
se relata de manera trágica la llegada a Jaén de 100 soldados repatriados de
Cuba destinados aquí desde el puerto de Santander (62):
«Ayer a las tres de la tarde llegaron procedentes de Santander los 100
soldados repatriados que se habían destinado a esta capital.
Lo que nosotros vimos no fueron cien soldados, fueron cien cadáveres
en el más lastimoso estado. Horroriza describir aquel cuadro desgarrador.
Cien protestas se levantaban de otros tantos pechos al ver conducida la
muerte en tren especial, y recibidos con música, que el buen sentido del
público obligó a suspender.
Aquellos seres humanos puede decirse que eran huesos cubiertos de
piel; donde el organismo había cesado en sus funciones y apenas quedaban
ojos desmesuradamente abiertos, en una fisonomía que carecía de energía
aun para demostrar una impresión.
¡Pobres soldados! ¡Infelicísimos hermanos nuestros!
¿Cómo os podrá pagar la patria debidamente un tan largo y doloroso
martirio? (...)».
Conocemos el caso concreto de uno de esos repatriados, un giennense
que estuvo entre los legendarios «últimos de Filipinas». Se trata de Felipe
Castillo Castillo, natural de Castillo de Locubín y que por entonces contaba
22 años de edad; su profesión, «del campo». Pertenecía al Batallón de Ca-
zadores Expedicionarios núm. 2, y fue uno de los que aguantó 373 días de
combate y penalidades bajo la iglesia de Baler, en la isla de Luzón. Esta ac-
tuación le valió el respeto del pueblo filipino y una modesta pensión vitalicia
de ocho reales diarios otorgada por el Estado.
Por lo que concierne a Baeza, a través de la prensa, y en una fecha tan
tardía como es el 29 de Septiembre de 1898 (para entonces España ya había
sido derrotada totalmente), conocemos la muerte en Cuba de un soldado bae-

(61) Encontramos múltiples referencias a los repatriados en diversos números de El


Pueblo Católico (especialmente el núm. 481, 18 de abril de 1898; núm. 510, 26 de julio de 1898;
núm. 526, 26 de septiembre de 1898; núm. 528, 3 de octubre de 1898.
(62) El Pueblo Católico, núm. 527, 29 de septiembre de 1898.
246 IGNACIO ANTONIO MONTORO FERNÁNDEZ

zano, el único que hemos podido atestiguar, llamado Vicente Rascón Reguero
(63). La razón es que no se ha encontrado ningún tipo de expediente privado
en el archivo municipal, y en el Registro Civil de Baeza, sección defunciones,
no existe ninguna referencia a muertos en Cuba (64). Al ser finalizado ya el
conflicto, cabrían dos hipótesis: que estuviera aquejado de una enfermedad
tropical y se pensara que no podría soportar el largo viaje trasatlántico; o que
hubiera sido herido en la guerra y su estado, seguramente grave, desacon-
sejara el traslado a la Península. De cualquier modo, sólo conocemos el hecho
de su muerte, con lo que en ningún caso tuvo la suerte de esos otros eva-
cuados que, aunque en mal estado, volvieron a pisar su tierra.
Y es que, tanto las instituciones como los ciudadanos ayudaron a estos
soldados heridos y enfermos, pues su situación era penosa, ya que, aparte de
las secuelas físicas y morales, la mayoría de los evacuados estaban en la más
absoluta ruina, al pertenecer a las clases más bajas de la sociedad y haber per-
dido su salud y su oficio. Así nos encontramos con multitud de suscripciones
en metálico privadas para ayudar a estos soldados, de las que nos ocuparemos
más adelante en el apartado de movilización social. En cualquier caso, las
ayudas y socorros concedidos tenían más de acto solidario y caritativo que
de definitivo remedio a la situación extrema en que quedaban aquellos que
habían luchado por defender nuestros territorios ultramarinos.
Por lo referente a las instituciones, tampoco dejaron en la estacada a los
repatriados. Nos encontramos, por ejemplo, con una Real Orden del 1 de sep-
tiembre de 1898 por la que se establece que se pagarán los haberes atrasados
a los militares repatriados de Santiago de Cuba. De forma concreta se con-
cederán 200 pesetas a los sargentos y asimilados, y 100 a los cabos, cornetas
y soldados. Este dinero se ingresará en las cajas de reclutamiento, donde se
deben dirigir los soldados repatriados para reclamarlas (65).
Para el Ayuntamiento de Baeza, la cuestión de los repatriados debió de
ser primordial, pues se encuentra abundante información referente a este
tema. En primer lugar, debemos mencionar que esta localidad ha tenido
desde antiguo una fuerte vinculación con el ejército, pues ya estaba asentado
aquí desde 1856 el Batallón de la Milicia Provincial. A partir de 1869 se es-

(63) El Pueblo Católico, núm. 527, 29 de septiembre de 1898.


(64) Registro Civil de Baeza, Defunciones, sección 3.ª, libros 55 y 56, enero-diciembre de
1898.
(65) B.O.J. (Boletín Oficial de la provincia de Jaén), núm. 111, 15 de septiembre de 1898.
BOLETÍN DEL
INSTITUTO
DE ESTUDIOS
GIENNENSES
BAEZA Y EL DESASTRE DEL 98 247

tablece en Baeza el Regimiento de Caballería Montesa, 6.º de Lanceros de


Farnesio, ubicado en el Cuartel de San Andrés (66). Incluso en ese mismo
año podemos fechar una solicitud del Ayuntamiento hacia el gobierno o a la
Dirección General de Infantería para acoger aquí un batallón del ejército (67).
Definitivamente, desde el 20 de julio de 1876 encontramos el 3.er De-
pósito de Caballos Sementales, que en el año 1898 contaba con 83 semen-
tales, cuidados por 1 sargento, 1 cabo y 3 soldados (68). También existía en
esta localidad un Colegio Politécnico Militar, del que sabemos hasta lo que
cobraba por curso según un anuncio inserto en la prensa: 120 pesetas para
los internos, 60 pesetas a los medio pensionistas y 40 pesetas para los
alumnos externos (69).
Por otro lado, contaba Baeza con un Hospital, el de la Purísima Con-
cepción (fundado en el siglo XVI), al que había acudido desde siempre un nú-
mero elevado de militares enfermos, y que había supuesto también para el
Ayuntamiento elevados gastos. Ya en el año 1893 aparecen dos gastos rela-
cionados con este hospital. Por un lado, el Ayuntamiento va a incluir en el
apartado de imprevistos del presupuesto las 6 pesetas a que asciende la im-
presión de mil papeletas de alojamiento para militares transeúntes (70). Y por
otro, el Ayuntamiento incluye, por medio de beneficencia, las 7 pesetas que
se le otorgan a un soldado enfermo que ha estado en este Hospital (71).
En 1898 estos gastos de soldados enfermos en el Hospital de la Purí-
sima Concepción van a ir aumentando mucho, al ocuparse de militares que
proceden de Cuba, de manera que en el presupuesto ordinario del ejercicio
1898-1899 hay un expediente en que se pide que se haga una transferencia
de 1.020 pesetas de los artículos 1.º y 8.º, del capítulo 3.º al artículo 1.º, ca-
pítulo 1.º (de beneficencia a gastos del Ayuntamiento) del presupuesto para
bienes, utensilios y combustibles que se consumen en el Hospital de la
Concepción. Esta transferencia se aprueba (72).

(66) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Libro Capitular, año 1869, 6 de febrero.
(67) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Libro Capitular, año 1869, 17 de febrero.
(68) B.O.J. (Boletín Oficial de la provincia de Jaén), núm. 24, 24 de febrero de 1898.
(69) La Hormiga, Mancha Real, 1 de enero de 1897.
(70) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Libro capitular, año 1893, 21 de enero.
(71) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Libro Capitular, año 1893, 18 de marzo.
(72) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Presupuesto Municipal ordinario del ejer-
cicio 1898-1899.
248 IGNACIO ANTONIO MONTORO FERNÁNDEZ

En ese mismo año, en el presupuesto adicional al ordinario de 1898-


1899, aparece en Beneficencia, artículo 3.º, capítulo 3.º, dentro de con-
ceptos y resultas anteriores a 1897, núm. 8, lo siguiente:
«La delegación de ordenación de pagos de Guerra del 2.º Cuerpo del
Ejército, por estancias de militares enfermos causadas en el Hospital en
el mes de Junio de 1896: 85 pesetas 50 céntimos, sobre un total de 40.549
pesetas» (73).
También en ese año, y por la misma causa, se manda al 2.º teniente al-
calde a Jaén para cobrar esas estancias militares en el hospital baezano,
que se habían cargado al apartado de imprevistos; el montante asciende a un
total de 103 pesetas y 3 céntimos (74). Era tal la relevancia que le daba el
consistorio de Baeza al Hospital y al trato a los soldados enfermos, que en
1900 se nombra a unos «comisionados para averiguar si los militares en-
fermos tienen quejas del Hospital de la Purísima Concepción de Baeza» (75).
Pero ésta no era la única preocupación ni el único gasto creado por los
soldados enfermos o heridos procedentes de Cuba al Ayuntamiento, pues,
aparte de las suscripciones en metálico en que participa (de las que habla-
remos más tarde), también ayudó por ejemplo en varias ocasiones a soldados
que, al volver de Cuba, no tenían dinero para regresar a sus hogares. El 6 de
diciembre de 1897 aparece en el borrador de gastos del ejercicio 1897-
1898 el siguiente libramiento:
«A varios individuos por el socorro y conducción de dos soldados en-
fermos procedentes del ejército de Cuba, según telegrama oficial del Go-
bernador Civil de la provincia; y gastos hechos en las composturas de unas
puntas y butacas del cuartel de la Guardia Civil. Asciende a 20 pesetas 10
céntimos (10 pesetas y 10 céntimos procedentes de los socorros)» (76).
Esto lo podemos comprobar, a su vez, en las actas capitulares, donde
se dice:

(73) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Presupuesto Municipal ordinario del ejer-
cicio 1898-1899.
(74) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Libro Capitular, año 1898, 12 de noviembre,
y 31 de diciembre.
(75) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Libro Capitular, año 1900, 10 de febrero.
(76) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Borrador de gastos del Ayuntamiento, ejercicio
1897-1898, n.º de libramiento 241, núm. de concepto 26, folio 39, 6 de diciembre.
BOLETÍN DEL
INSTITUTO
DE ESTUDIOS
GIENNENSES
BAEZA Y EL DESASTRE DEL 98 249

«Según orden telegráfica del Gobernador Civil de la provincia del día


24 de Octubre último, el Ayuntamiento incluye dentro del capítulo de
imprevistos las 10 pesetas y 10 céntimos de gastos por socorros facilitados
a dos soldados enfermos procedentes del ejército de Cuba, y conducción
de los mismos desde la estación férrea de Baeza» (77).
Esta noticia nos daría pie a considerar que estos soldados retornados po-
drían ser baezanos, pero al no poder contrastarla con otra información, de-
bemos dejar abierta la incógnita.
En relación con el año 1900 encontramos una noticia aparecida en las
actas de cabildo baezanas, pues de nuevo con cargo a imprevistos se pagan
las 38 pesetas que cuesta el viaje desde Madrid a Baeza (línea hasta Almería),
de tres repatriados de Cuba almerienses que están en la miseria más abso-
luta (78). Podemos ampliar esta información gracias al borrador de gastos
del Ayuntamiento para el ejercicio 1899-1900, pues en él aparece un libra-
miento que asciende a 38 pesetas, dentro de las 254 del total de impre-
vistos, y que dice así:
«A Don Bibiano Guinea, importe de tres asientos de 3.ª clase en el fe-
rrocarril desde la estación Baeza-Begíjar a Almería, que han ocupado los
repatriados de Ultramar Juan Francisco Sánchez, José González y José
Pérez González» (79).
Como podemos observar, por un lado estos repatriados vuelven en la mi-
seria y necesitan ser ayudados para llegar a sus lugares de origen; y por otro,
ni las instituciones ni la población en general los abandonó a su suerte.
Pero por lo que respecta al Ayuntamiento de Baeza, los mayores gastos
y preocupaciones van a venir sin duda por el acondicionamiento del Cuartel
del Carmen para albergar a soldados repatriados. Este cuartel, sito en la
calle Ancha y perteneciente al concejo baezano, estaba desocupado y se
había decidido su cesión para albergar a pobres (80). Pero a raíz de una co-
municación del Capitán General de la región, del 8 de septiembre de 1898,
(recogida en las actas capitulares del Ayuntamiento el 10 de septiembre), en
la que pide que se acondicionen lugares para atender a soldados repatriados

(77) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Libro Capitular, año 1897, 27 de noviembre.
(78) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Libro Capitular, año 1900, 10 de marzo.
(79) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Borrador de gastos del ayuntamiento, ejercicio
1899-1900, núm. de libramiento 149, concepto 5, folio 87, del 26 de marzo de 1900.
(80) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Libro Capitular, año 1893, 22 de abril.
250 IGNACIO ANTONIO MONTORO FERNÁNDEZ

de la Guerra de Cuba, este cuartel va a tener otro uso, pues es uno de los tres
locales que el Ayuntamiento está dispuesto a ceder para ese fin, comple-
tándose esta información con descripciones detalladas de cada uno de ellos
(81). También la prensa provincial ofrece ese llamamiento del Capitán Ge-
neral de la región (82).
Lo que resulta curioso es que antes de este llamamiento el consistorio
baezano ya había preparado un presupuesto para reparar el edifico del
Carmen. Concretamente el 28 de julio de 1898 aparece en el presupuesto mu-
nicipal ordinario del ejercicio 1898-1899 lo siguiente (83):
«Expediente instruido para llevar a cabo una transferencia de crédito al
objeto de poder atender el gasto que han de ocasionar las obras de repa-
ración del Edificio del Carmen, propio de este Ayuntamiento, cedido al go-
bierno de Su Majestad para albergar las fuerzas enfermas que regresen de
Cuba y Puerto Rico».
Para conocer la cantidad que se hace necesaria, se requiere al inspector
de Policía Urbana don Manuel Ruiz López para que informe el presupuesto.
Se presenta muy detallado el 13 de septiembre, y asciende a 5.342 pesetas
y 75 céntimos. Este asunto también se trata en las actas capitulares (84). Más
tarde se aprueba la transferencia, mediante el sobrante de 3.762 pesetas 55
céntimos del capítulo 11º de (imprevistos) al 6º (obras públicas) artículo 1.
Se le remite una copia del expediente al regidor jurídico del Ayuntamiento
(D. Francisco de Cózar Martínez), quien emite informe favorable a esa
transferencia, aparte de las 1.580 pesetas y 15 céntimos que faltan, que se
van a incluir también del capítulo 11.
El día 1 de octubre, las Actas Capitulares reproducen la aceptación
del Capitán General de Sevilla de esos locales, y una carta del mismo en que
pide que se faciliten camas y ropas a los repatriados. Esta petición la vuelve
a realizar el comandante militar de Baeza (85):

(81) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Libro Capitular, año 1898, 10 de septiembre.
(82) El Pueblo Católico, núm. 528, 3 de octubre de 1898.
(83) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Presupuesto Municipal ordinario del ejercicio
1898-1899, negociado 5.º, núm. 450, expediente instruido, 28 de julio, 13 de septiembre, 21
de septiembre, 28 de septiembre, 13 de octubre, 19 de octubre, 29 de octubre, 6 de no-
viembre.
(84) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Libro Capitular, año 1898, 17 de septiembre.
(85) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Libro Capitular, año 1898, 1 de octubre.
BOLETÍN DEL
INSTITUTO
DE ESTUDIOS
GIENNENSES
BAEZA Y EL DESASTRE DEL 98 251

«Se dio cuenta de una comunicación que el Sr. Teniente Coronel Co-
mandante Militar de esta ciudad ha dirigido al alcalde presidente relativa
a lo conveniente que sería el que en los ayuntamientos de los pueblos in-
mediatos a la línea férrea se preparen locales para recibir en ellos a los sol-
dados repatriados, y se estimulen los sentimientos caritativos de los ve-
cindarios para que faciliten camas, ropas y efectos con destino a aquellos».
De este modo, el concejo procede a publicar edictos y remite una copia
del expediente antes mencionado al «Boletín Oficial de la Provincia» (86),
haciendo saber al vecindario que durante el plazo de quince días pueden pre-
sentar reclamaciones. Durante ese plazo no se presentó ninguna reclamación
a la transferencia de crédito. Así, se cita para el día 21 de octubre a las 11
de la mañana a los concejales para que discutan sobre el tema (una reunión
que no se refleja en las actas), pero, al no haber concurrencia legal, se pos-
pone al día 29, en que sí se celebra la citada reunión, aprobándose por una-
nimidad esa transferencia y mandándose una copia de 15 folios al Gobierno
Civil el 6 de noviembre. Ya el 12 de noviembre de 1898, el Gobierno Civil
autoriza que se comiencen las obras en el Cuartel del Carmen para que se
hospeden soldados (87), algo de lo que se hace eco la prensa provincial el
31 de octubre (88).
Sin embargo, y a pesar de las múltiples vicisitudes y problemas que tuvo
el ayuntamiento de Baeza para poder acondicionar el Cuartel del Carmen,
las esperanzas de poder hospedar aquí a ese contingente de tropas se des-
vanecieron poco después. El 31 de diciembre se recibe una comunicación del
Capitán General de Sevilla en que muestra la imposibilidad de albergar en
esta ciudad a los repatriados, al encontrarse muy lejos de la vía férrea, (algo
un poco sorprendente, pues la Estación de Baeza está a pocos kilómetros, y
se encontraba bien comunicada con la ciudad). El caso es que el Ayunta-
miento queda enterado de la disposición, finalizando esta comunicación
con un relato lleno de entusiasmo sobre los repatriados. Esta comunica-
ción lo expresa así (89):
«(...) El Ayuntamiento manifestó quedar enterado, dándose por satis-
fecho del grato recuerdo que se le dispensa en el indicado oficio y la-

(86) B.O.J. (Boletín Oficial de la provincia de Jaén), núm. 119, 4 de octubre de 1898, sec-
ción «Ayuntamientos».
(87) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Libro Capitular, año 1898, 12 de noviembre.
(88) El Pueblo Católico, núm. 536, 31 de octubre de 1898.
(89) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Libro Capitular, año 1898, 31 de diciembre.
252 IGNACIO ANTONIO MONTORO FERNÁNDEZ

mentando las circunstancias que privan a esta localidad de poder albergar


en su seno a los héroes que derramaron su sangre en el campo del honor».
A pesar de esto, y al haberse iniciado ya las obras, el concejo baezano
decide aprobar la cuenta de gastos en el Cuartel del Carmen: 3.045 pesetas
y 74 céntimos en jornales, más 2.172 pesetas con 84 céntimos de materiales,
lo que hace un total de 5.218 pesetas y 58 céntimos (90), sobrando incluso
más de cien pesetas del presupuesto inicial, estipulado en 5.342 pesetas. Y
para que no se quede inutilizado este edificio, haciendo de paso rentable este
gran gasto del Ayuntamiento, el cuartel será examinado para albergar vi-
viendas de guardias civiles (91). Pero para terminar de hacer más rocam-
bolesca esta historia, no debió de tener éxito aquel intento, puesto que en
1900 este cuartel será cedido para albergar a pobres mientras no se le da otra
utilidad (92).
En fin, y a pesar de los intentos y preocupaciones de los concejales ba-
ezanos por ayudar a los repatriados, en el caso concreto del acondiciona-
miento de locales no tuvieron éxito, volviendo el mencionado cuartel a su
situación anterior a la guerra de Cuba.

5. LA MOVILIZACIÓN SOCIAL EN BAEZA ANTE EL DESASTRE


Se ha debatido mucho acerca de la supuesta indiferencia del pueblo ante
lo acontecido en Cuba, pero es a todas luces una posición superada, puesto
que no se comprendería entonces cómo un pueblo que se muestra impasible
ante la guerra colonial se lamente después con signos tan exagerados, lle-
gando incluso a suponer una quiebra de la conciencia nacional (LÓPEZ SAN-
TAMARÍA, 1999).

En este sentido, es muy difícil pensar que el pueblo se mostrara indi-


ferente ante la evidente sangría de la juventud española. Debemos recordar
que entre 1895 y 1898 llegaron a Cuba alrededor de 200.000 soldados con
una edad media de 21 años, de los cuales volvieron alrededor de 60.000. Las
causas de esta alta mortandad ya han sido comentadas, y se calcula que el
96% de ellos no murieron en acciones bélicas, sino por la acción mortífera
de las enfermedades tropicales. Además, esta gran mortandad afectó en su

(90) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Libro Capitular, año 1899, 11 de Febrero.
(91) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Libro Capitular, año 1899, 28 de Octubre.
(92) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Libro Capitular, año 1900, 15 de Septiembre.
BOLETÍN DEL
INSTITUTO
DE ESTUDIOS
GIENNENSES
BAEZA Y EL DESASTRE DEL 98 253

mayor parte a los soldados más jóvenes y con menos experiencia. Hay una
estadística abrumadora al respecto. De los 1.200 soldados muertos en cam-
paña, más de 1.000 estaban cumpliendo su primer (715) o su segundo (300)
año de servicio. Y de esos 1.200, un total de 740 no habían cumplido aún los
20 años (93).
Por otro lado, es reconocido actualmente por la historiografía que, en
España, el año 1898 fue especialmente reivindicativo en diversos órdenes.
Bajo la luz cegadora de la generación literaria del 98, se ha tendido a olvidar
la actitud del pueblo ante el desastre, algo que la reciente historiografía se
está encargando de recuperar. En primer lugar debemos mencionar que re-
sulta difícil distinguir entre las movilizaciones relacionadas con la guerra,
como son manifestaciones patrióticas, suscripciones, motines, deserciones
o rebeldía militar, y las acciones de protesta social vinculadas a la mala si-
tuación de las clases más desfavorecidas tras la subida de los precios de las
subsistencias y la falta de abastecimiento.
A este respecto, actualmente se tiende a unificar ambas movilizaciones,
pues se encuentran interrelacionadas si tenemos en cuenta que las clases más
afectadas por la precaria situación económica son, a su vez, las que de
forma más directa son afectadas por la guerra colonial, al pertenecer a estos
grupos la mayor parte de los soldados españoles en los territorios ultrama-
rinos. De hecho, los ya conocidos motines de mayo del 98 son calificados
ahora también como «motines del hambre», estando estrechamente vincu-
lados ambos intereses; aunque también es cierto que la propia estructura po-
lítica de la Restauración dejaba poco poder de movilización, silenciando estas
manifestaciones, se hace difícil relacionar estos conceptos.
En el caso giennense, la prensa se había encargado de encender el
fervor patriótico por medio de incontables artículos sobre el honor español,
el valor de nuestros soldados, la ignominia de los estadounidenses, la poca
valía de nuestros gobernantes, e incluso elucubrando acerca de la posibilidad
de que Portugal intentara conquistarnos ante la crítica situación de la nación
(94). Y estas noticias tuvieron su eco en la sociedad del momento, dando

(93) Memoria del Ministro de Guerra, citada en la sesión de Cortes del 18 de julio de 1899.
En MOLINA MARTÍNEZ, M. (1984): «Granada y la repatriación de soldados de ultramar», V
Jornadas de Andalucía y América, Tomo I, Sevilla.
(94) El Pueblo Católico, núm. 522, 12 de septiembre de 1898.
254 IGNACIO ANTONIO MONTORO FERNÁNDEZ

lugar así a múltiples manifestaciones de carácter patriótico de las que te-


nemos constancia.
Estas manifestaciones solían darse especialmente cuando volvía de la
guerra algún soldado, o a la llegada de los trenes que transportaban a los en-
fermos y heridos de la guerra cubana. Conocemos para Jaén el caso concreto
del comandante D. José Nogueras Frías, a cuya llegada, el 18 de Abril de
1898, se organiza una gran manifestación patriótica (95); qué diferente el re-
cibimiento de este oficial cuando aún no se había perdido la guerra, del de
los repatriados que irán arribando a la provincia una vez derrotada la nación
por los Estados Unidos, en que, como se ha dicho, pocas ganas quedaban de
festejar nada.
La sociedad, por tanto, no era ajena a los acontecimientos acaecidos en
las colonias. Y de hecho, a fines de Marzo de 1898 ya había aparecido una
disposición del Ministerio de la Guerra, en que se resuelve que los sar-
gentos, cabos y tropa puedan sentarse en butacas o sitios preferentes en los
teatros y demás espectáculos públicos (96). Desde luego esta medida no era
fácil de ignorar por el pueblo.
La población baezana, por su parte, también participó de este ambiente
de movilización social. Como se ha mencionado con anterioridad, Baeza tuvo
desde siempre una dilatada y amplia relación con el ejército, y ha participado
mucho de los actos relacionados con esta institución. En 1893, por ejemplo,
el concejo organiza una fiesta con banda de música en la estación Linares-
Baeza, al paso del Regimiento de Cuenca camino de Melilla, al ser un hijo
del teniente general de los ejércitos D. José María Chacón y Fernández, na-
tural de Baeza, el coronel que manda este regimiento. El acto tiene reper-
cusión en las actas capitulares del Ayuntamiento del siguiente modo (97):
«El Sr. Presidente expresó que habiendo recibido en la tarde del día 31
de Octubre pasado un telegrama del Sr. Coronel del Regimiento de Cuenca
anunciando su deseo de saludar a los hijos de esta localidad a su paso por
la estación férrea de la misma, con dirección a Melilla, había dispuesto que
teniendo en cuenta que dicho señor es hijo del Excmo. Sr. D. José María
Chacón y Fernández, Teniente General de los ejércitos, hoy difunto, y na-
tural de esta referida ciudad, bajen con una banda de música y comisión

(95) El Pueblo Católico, núm. 481, 18 de abril de 1898.


(96) El Pueblo Católico, núm. 475, 24 de marzo de 1898.
(97) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Libro Capitular, año 1893, 4 de noviembre.
BOLETÍN DEL
INSTITUTO
DE ESTUDIOS
GIENNENSES
BAEZA Y EL DESASTRE DEL 98 255

de señores concejales a saludar en nombre del que hablo a tan cariñoso pa-
tricio, enterado el Ayuntamiento por unanimidad (...)».
En esta misma acta se expone la idea de contribuir con suscripciones
a sufragar los gastos de la guerra de Melilla, que era hacia donde se dirigía
el citado Regimiento de Cuenca.
De forma más específica, y con respecto a los acontecimientos del 98,
encontramos que en Baeza se va a dar una manifestación a fines de Abril,
con motivo de la guerra (98). Esta noticia la conocemos por medio de la
prensa, y también sabemos que en aquellos mismos días se dieron este tipo
de manifestaciones en infinidad de pueblos de la Provincia, por lo que se-
guramente se darían movidos por el fervor patriótico y por la crítica situa-
ción de las clases bajas a un tiempo. Serían un prólogo a los conocidos
«motines de Mayo», que tuvieron una gran repercusión en esta Provincia.
Pero ésta no debió ser la única manifestación acaecida en Baeza por
causa del conflicto, pues por las actas de cabildo sabemos que se cargó en
el apartado de imprevistos del presupuesto municipal el precio de la alocu-
ción al vecindario (1.000 ejemplares), por parte del alcalde con respecto a
la campaña española en los territorios ultramarinos. Se pidió a las clases
acomodadas que contribuyeran para pagar esta alocución, pero, al no ser su-
ficiente lo recaudado, el Ayuntamiento se hizo cargo del coste (99).
De esta alocución no conocemos su contenido, pues como se men-
cionó anteriormente se perdió en el Archivo Histórico de Baeza todo tipo de
documento privado, judicial o de protocolos desde 1871 hasta comienzos del
siglo XX. Así, únicamente podemos saber de su existencia por medio del pre-
supuesto municipal.
La incidencia pública de esta guerra se haría sentir también en todos los
espectáculos y actos públicos de la ciudad. La Feria de Baeza, que por en-
tonces se celebraba el 18 de mayo, sufrió de esos momentos de tensión en
la sociedad española, y la prensa se hizo eco de esa situación (100). En
primer lugar, el 28 de abril se expresa que son pocos los preparativos para
la feria, y se critica que ante el momento de angustia que se está viviendo

(98) El Pueblo Católico, núm. 484, 28 de abril de 1898.


(99) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Libro Capitular, año 1898, 16 de julio.
(100) En la prensa se va a tratar de forma extensa este hecho. El Pueblo Católico, núm.
484, 28 de abril de 1898; núm. 490, 20 de mayo; núm. 491, 23 de mayo.
256 IGNACIO ANTONIO MONTORO FERNÁNDEZ

se vaya a realizar dicha fiesta. Durante la misma, el día 20 de Mayo, se co-


menta que la feria de Baeza está muy desanimada. Y, por último, el 23 de
Mayo, una vez concluida, se asegura que la feria ha sido un fracaso, algo de
esperar (se dice), pues «en estos momentos de aflicción es muy aventurado
organizar festejos». Desde luego, baste el ejemplo de la feria baezana para
desmontar el tópico de la supuesta indiferencia del pueblo ante la guerra co-
lonial, ya que, a pesar de que la feria se celebra, resulta ser un fracaso
porque la gente no tiene ganas de diversión y toros.
Otro hecho relacionado con la guerra, y que tuvo una especial relevancia
en la ciudad, es la visita a la misma del Sr. Daza, inventor del thoxpiro, que
era un aparato considerado precioso como arma de guerra (101).
Era éste un personaje curioso, que llega a Madrid el 8 de julio de 1898,
fijando su residencia en la calle Montera, número 10. Llega a la Corte para
dar a conocer su ingenio, este thoxphiro, un explosivo de terribles efectos.
Ya en junio de 1897 supo del mismo el general Azcárraga, quien consultó
al general de artillería Verdes; el ejército accedió, por Real Orden de 12 de
junio de 1897, a fabricar el proyectil en la Fábrica Nacional de Sevilla. El
15 de marzo de 1898 se verificó en Carabanchel (Madrid) una prueba ofi-
cial no demasiado satisfactoria. De ahí que arribara a Madrid en julio el Sr.
Daza, quien había introducido las modificaciones oportunas, advirtiendo
que «será infinitamente más efectivo que un torpedo tradicional», e incluso
se lamenta de que la escuadra de Cervera no llevara toxphiros. Se compro-
mete incluso, ante las dificultades de la patria, a fabricar en diez días diez
mil proyectiles a cinco duros la pieza, evitando de este modo una posible in-
vasión norteamericana de la Península. Se trata concretamente de un proyectil
de acero, que parte de un cañoncillo y que tiene un alcance de diez mil me-
tros. Los expertos de la Marina y la Artillería se reunirán para evaluar el in-
vento y el 12 de julio, el Ministro de la Guerra, Correa, anuncia que su im-
presión es poco satisfactoria:
«Parece que al Sr. Daza se le había olvidado calcular uno de los prin-
cipales factores del problema, el peso del proyectil, y se le ha dicho que
haga unos planos, aun cuando hay pocas esperanzas de éxito después de
este importante detalle» (FIGUERO Y SANTA CECILIA, 1997, pág. 231).
El caso es que no desanimaría este último juicio al inventor, pues des-
pués de retocarlo, estaba probándolo en Baeza, al necesitar ciertos elementos

(101) El Pueblo Católico, núm. 523, 13 de septiembre de 1898.


BOLETÍN DEL
INSTITUTO
DE ESTUDIOS
GIENNENSES
BAEZA Y EL DESASTRE DEL 98 257

metálicos de la fundición de Linares, lo cuál despertó gran interés en la po-


blación de esta localidad y entre la prensa, que trata extensamente este acon-
tecimiento (aunque parece que su artilugio no llegó a tener el éxito esperado).
Sin embargo, y a pesar de que todos estos casos que conocemos son
muy clarificadores por lo que respecta a la actitud del pueblo, son las sus-
cripciones para ayudar a los gastos de la guerra o a los repatriados los ejem-
plos más comunes y numerosos de la actuación de la sociedad española ante
el conflicto (102). En este sentido nos encontramos con múltiples contri-
buciones en metálico, ya sean privadas o públicas, que se demostraron como
una de las formas más eficaces de comprobar el patriotismo.
En la recaudación de fondos se significaron de igual modo, como se ha
mencionado, tanto instituciones públicas como organismos privados o in-
dividuos. Entre estos últimos, podemos resaltar casos que mejor ejemplifican
el papel del pueblo español en esta guerra.
Así, en la campaña de suscripciones que se va a iniciar a partir del mes
de abril de 1898, se significaron rápidamente los periódicos. Éstos no se li-
mitan a publicar todas las iniciativas de este tipo que se realicen en la Pro-
vincia, sino que incluso ellos mismos van a contribuir con cantidades rela-
tivamente elevadas. En una campaña patrocinada por El Pueblo Católico se
van a recaudar 1.582 pesetas, de las cuales 50 pesetas son donadas por el
propio diario (103).
El caso más sobresaliente de este tipo lo tenemos en la iniciativa del El
Ideal Conservador, de Úbeda. El periódico editará un número extraordinario
para la suscripción nacional en junio de 1898, recaudando fondos para la
campaña de Cuba y Filipinas. Este número tiene los colores de la bandera
española en su portada, y en él aparecen artículos de opinión, poemas, ho-
nores, etc. con respecto a la imperial historia española, a la valentía de
nuestros soldados, a la «miserable» actitud de los Estados Unidos, y a todo
lo que sea susceptible de calificarse como patriótico. Incluso se reproduce
un pasodoble para piano llamado «España» (104).

(102) Una visión general sobre este tema nos lo ofrece FIGUERO, J. y SANTA CECILIA, C.
G. (1997): La España del desastre, Madrid. De obligada consulta también es la obra de TUÑÓN
DE LARA, M. (1986): La quiebra de 1898, Madrid.

(103) El Pueblo Católico, núm. 483, 25 de abril de 1898.


(104) El Ideal Conservador, número extraordinario para la suscripción nacional, Junio de
1898, Úbeda. Este mismo asunto se cita en El Pueblo Católico, núm. 496, 20 de junio de 1898.
258 IGNACIO ANTONIO MONTORO FERNÁNDEZ

Uno de los ejemplos de patriotismo más llamativos es el llevado a


cabo por los presos de la cárcel de Jaén, que dejaron un día de su pequeño
socorro a favor de la suscripción nacional (105).
También se significaron en este sentido los centros educativos; de esto
poseemos varios casos. El primero de ellos se da en Mancha Real, y en un
momento muy temprano, pues se comienza a recaudar fondos a fines de
1896. Allí un gran número de estudiantes recorrieron sus calles los días 25
y 26 de diciembre de 1896 postulando para los enfermos y heridos de la
guerra; recaudaron un total de 161 pesetas y 27 céntimos (106). Ya en 1898,
otro de los centros educativos que más contribuyeron es la Institución de
Santo Tomás de Jaén, alcanzando un total de 322 pesetas y 75 céntimos
(107). Incluso conocemos la cantidad exacta que se llegó a recaudar en la
provincia de Jaén en general para la suscripción nacional hasta mediados de
julio de 1898: 38.748 pesetas y 28 céntimos (108).
El Ayuntamiento de Baeza va a contribuir también en gran medida a esta
suscripción nacional. Esto se va a ver reflejado en el borrador de gastos del
concejo, ejercicio 1897-1898, en el que se expresa lo siguiente: «A la sucursal
del Banco de España, importe de la cantidad con que contribuye este ayun-
tamiento a la sección Nacional para el fomento de la Marina y gastos de
Guerra: 1.000 pesetas» (109). Con total probabilidad éste sería el mismo do-
nativo que se va a consignar un poco más tarde, el 30 de agosto, en el «Bo-
letín Oficial de la Provincia». En esta suscripción nacional voluntaria Baeza
va a colaborar con una cantidad muy considerable, o sea, 5.027 pesetas y 42
céntimos, que se reparten del modo siguiente (110):

Ayuntamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1.000 pesetas


Presidente de la Patriótica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.386 ptas. 5 cént.
Presidente de la corrida de toros . . . . . . . . . . . . . . . . . 1.252 ptas. 64 cént.
Empleados municipales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 289 ptas. 75 cént.
Profesores y empleados del Instituto . . . . . . . . . . . . . . 44 ptas. 48 cént.
Profesores de Instrucción Pública . . . . . . . . . . . . . . . . 54 ptas. 50 cént.

(105) El Pueblo Católico, núm. 480, 14 de abril de 1898.


(106) La Hormiga, Mancha Real, 1 de enero de 1897.
(107) El Pueblo Católico, núm. 489, 18 de mayo de 1898.
(108) El Pueblo Católico, núm. 507, 16 de julio de 1898.
(109) Borrador de gastos del ayuntamiento de Baeza, ejercicio 1897-1898, núm. de li-
bramiento 811, núm. de concepto 82, 31 de julio de 1898.
(110) B.O.J. (Boletín Oficial de la provincia de Jaén), núm. 104, 30 de agosto de 1898.
BOLETÍN DEL
INSTITUTO
DE ESTUDIOS
GIENNENSES
BAEZA Y EL DESASTRE DEL 98 259

Por medio de esta información podríamos suponer que se organizaron


algunos otros actos para recaudar fondos, como podría ser una corrida de
toros, al contribuir su presidente con esa altísima cantidad de dinero.
Hubo otra suscripción nacional anterior (9 de agosto de 1898), de la que
se hace eco el «Boletín Oficial de la Provincia», y en la que participa el Ayun-
tamiento de Baeza. En esta ocasión va a destacar este consistorio por con-
tribuir con una cantidad mínima para la causa, 50 pesetas, pudiendo com-
pararlo, por ejemplo, con las cantidades donadas por otros concejos de
menor número de habitantes: Pegalajar, 394 pesetas; Castillo de Locubín, 618
pesetas; Canena, 243 pesetas... Esto nos podría dar una idea de la mala si-
tuación económica del Ayuntamiento baezano en esos meses centrales del año
1898 (111).
En resumen, debemos significar aquí que, gracias a la prensa espe-
cialmente, la sociedad tuvo bien presente la realidad que se estaba viviendo
en los territorios ultramarinos y que la respuesta de ésta no fue de indiferencia
o pasividad, sino muy activa (teniendo en cuenta las posibilidades de mo-
vilización del momento). Y no únicamente por medio de manifestaciones o
protestas, sino también mediante actos públicos o la recaudación de fondos,
en los que la población baezana y giennense se volcaron.

6. REPERCUSIÓN DEL DESASTRE EN LA ECONOMÍA BAEZANA


Los ciudadanos baezanos, al igual que la mayoría de los españoles, en-
tendían el conflicto de Ultramar como un asunto importante, pero no por ello
exclusivo, ya que la situación económica de la nación en general y de sus
clases más desfavorecidas era muy preocupante. Además, ambas cuestiones
iban aparejadas la una a la otra en la mayor parte de los casos. Así, por
ejemplo, nos encontramos con la bajada general de la bolsa durante el pe-
ríodo de preguerra del mes de abril de 1898, o la devaluación del dinero fi-
duciario, lo que empuja a muchos individuos a acudir al Banco de España
a cambiar papel por moneda de plata.
La situación llegó a ser tal, que algunos comerciantes no aceptaban el
pago en billetes, y exigían que se les pagase en moneda, ante la suposición
de que la guerra iba a traer una devaluación de la moneda española. Esta ac-

(111) B.O.J. (Boletín Oficial de la provincia de Jaén), núm. 95, 9 de agosto de 1898.
260 IGNACIO ANTONIO MONTORO FERNÁNDEZ

titud fue combatida y calificada de antipatriota por parte de los medios de


comunicación y de las autoridades (112).
Por otro lado, el ejecutivo va a ejercer una mayor presión fiscal sobre
los ciudadanos baezanos y españoles en general, con el fin de recaudar
fondos para la causa española en la guerra contra los Estados Unidos. De
forma concreta, se recarga un 50% sobre el impuesto de cédulas perso-
nales; se impondrá un nuevo impuesto sobre el alumbrado eléctrico, gas y
petróleo, con lo que se calcula que se iban a recaudar 7.000.000 de pe-
setas; y además se pedirá un anticipo de un año del impuesto de la contri-
bución, que será reintegrado en los próximos diez.
Ante estos datos es obvio que la guerra tuvo una gran influencia desde
el punto de vista económico, pero lo peor es que esta presión fiscal no va a
desaparecer al finalizar la contienda, sino que se va a alargar debido a que
la crítica situación económica de la hacienda española no hace viable su-
primir ningún recargo de los que se impusieron durante el conflicto. La si-
tuación económica era tan precaria que se llegaron a plantear soluciones
cuando menos curiosas. Una de esas iniciativas, que podría haber paliado el
grave problema de las exportaciones españolas tras la pérdida del mercado
cubano, es la de los españoles asentados en Argentina, quienes proponen ab-
sorber toda la producción española para venderla en aquel país. Se calculó
que entrarían en España cien millones de pesos al año (113).
Sin embargo, la mayor preocupación para la sociedad y, de manera es-
pecial, de sus clases bajas, fue la súbita subida de los precios de los ali-
mentos de primera necesidad y la escasez de abastecimientos. Concreta-
mente sube el precio del grano de cereal, lo que encarece su comercio y
abastecimiento, por lo que se llegó a temer de hecho que llegara a escasear
el cereal, con lo que eso conlleva de posible crisis de subsistencia para los
más desfavorecidos. En esta línea, se entenderían, pues, las movilizaciones
en diversas ciudades andaluzas (entre ellas Baeza), en las que podemos decir
que se unen las dos cuestiones, la económica y la militar, destacando sin
duda los llamados «motines de Mayo», de especial relevancia en la provincia
de Jaén.

(112) El caso mejor documentado de esto es el sevillano, en MOLINERO NAVAZO, J. L.


(1998): «Diez días de Abril», «Milicia y Sociedad en la Baja Andalucía, siglos XIX y XX», VIII
Jornadas de H.ª Militar, Sevilla.
(113) El Pueblo Católico, núm. 529, 6 de octubre de 1898.
BOLETÍN DEL
INSTITUTO
DE ESTUDIOS
GIENNENSES
BAEZA Y EL DESASTRE DEL 98 261

Todos estos avatares de la economía peninsular se van a manifestar de


forma clara en la ciudad de Baeza, encontrando varios ejemplos que nos
ofrecen esa misma lectura. Desde el punto de vista macroeconómico, esta lo-
calidad no verá descender sus ingresos durante el período de guerra, ya
que no se aprecian cambios reseñables en las cantidades de ingresos de un
año a otro; si bien es cierto que los ingresos del ejercicio 1899-1900 son los
más bajos del lustro, motivados por la crisis económica de posguerra:

Ingresos del Ayuntamiento de Baeza (1895-1900) (114)

Año Ingresos (pesetas)

1895-1896 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39.801 ptas. 21 cént.


1896-1897 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39.801 ptas. 21 cént.
1897-1898 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41.037 ptas. 44 cént.
1898-1899 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40.827 ptas. 20 cént.
1899-1900 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38.381 ptas. 92 cént.

Es importante señalar el hecho de que no aumenten los ingresos de las


arcas baezanas, a pesar de que el Ayuntamiento, para hacer frente al déficit,
aumente en un 10% el impuesto sobre el consumo de cereales, aguardientes,
alcoholes y licores por impuesto de guerra. Este impuesto se mantendrá
hasta muchos años después del término de la guerra (115).
También en las propias páginas de las actas de cabildo baezanas obte-
nemos información referida a la política fiscal del gobierno para sufragar el
enorme gasto que supone para el ejecutivo (unos 3.000 millones de pe-
setas) el conflicto en las colonias ultramarinas. En las páginas oficiales
suelen aparecer sellos, que son un recargo en pesetas, en los que se lee
«impuesto de guerra». Este sello aparece por primera vez el 26 de junio de
1897 (folio 91), con un recargo de 20 céntimos en cada página por im-
puesto de guerra. A partir del 28 de junio de 1898 el recargo va a ser de 80
céntimos, siguiendo con esta cantidad hasta el 18 de junio de 1899, en que

(114) Presupuestos ordinarios, ejercicio 1897-1898, Diputación Provincial de Jaén.


(115) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Presupuesto ordinario del Ayuntamiento de
Baeza, ejercicio 1899-1900.
262 IGNACIO ANTONIO MONTORO FERNÁNDEZ

se reduce y pasa a ser de 40 céntimos. Seguirá así hasta el 31 de marzo de


1900, en que desaparece definitivamente (116).
Si a estos impuestos les sumamos los gastos ocasionados por el acon-
dicionamiento del cuartel del Carmen para albergar a los repatriados de
Cuba, otros socorros facilitados a enfermos provenientes de las islas o los
donativos con los que el Ayuntamiento contribuyó a la suscripción nacional,
podemos comprobar de forma clara que, si bien la influencia de la guerra no
hizo cambiar la estructura económica de la localidad, sí tuvo una repercu-
sión importante en las arcas del concejo, y sobre la población en general.

CONCLUSIONES
El presente artículo ha consistido en un análisis global acerca de las múl-
tiples incidencias que tuvo la Guerra de Independencia y posterior emanci-
pación de los territorios ultramarinos hispanos para la ciudad de Baeza.
Para ello, hemos expuesto a varios niveles de investigación los aspectos
que influyeron en el devenir de esta ciudad durante ese 98, y que concu-
rrieron con el desencadenamiento del conflicto.
Nada hacía suponer en los años inmediatamente anteriores a la guerra
colonial el grandioso desastre que estaba por llegar. La vida cotidiana de la
ciudad, echando un vistazo a las noticias que desde archivos a hemerotecas
se nos ofrecen, transcurría monótona y tranquila, únicamente sacudida en
ocasiones por los problemas de supervivencia de las clases bajas y los es-
cándalos en el ámbito político local. Pero esta cotidianidad quedó trastocada
por el derrumbe colonial español, que mostró de forma cruel y desconcer-
tante la realidad a la que estaba abocada la patria, alejada ya de lejanas
glorias.
En este sentido, y para comenzar, hemos visto la amplia relación entre
Baeza y el continente americano, donde se significaron desde antiguo di-
versos hijos de esta ciudad.
El seguimiento del conflicto que se da en la prensa provincial consti-
tuye el segundo apartado dentro de este estudio concreto de las repercusiones
que tiene para Baeza el desastre del 98. Mediante el extenso análisis de las
noticias de la prensa provincial, que van a tratar de un modo u otro el curso
del conflicto, se ha podido atestiguar que el tan utilizado argumento de la de-

(116) A.M.B. (Archivo Municipal de Baeza), Libros capitulares, años 1897-1900.


BOLETÍN DEL
INSTITUTO
DE ESTUDIOS
GIENNENSES
BAEZA Y EL DESASTRE DEL 98 263

sinformación e indiferencia de la sociedad española con respecto a la guerra


no se cumple, al menos en Jaén, ya que los periódicos se hacen eco diaria-
mente de los acontecimientos acaecidos en la mencionada guerra, publi-
cándose incluso artículos diarios exclusivos sobre este tema.
Por lo que se refiere al reclutamiento en Baeza, se ha encontrado in-
formación especialmente en las Actas Capitulares del Ayuntamiento baezano.
Aquí se ha analizado este tema desde dos perspectivas: por un lado, según
la relevancia que le da el concejo al tema del reemplazo y los gastos que su-
pone para éste el mismo; y por otro, de la familia y lo que suponía para la
misma tener un hijo en edad de ser sorteado. Además se han visto las diversas
maneras de librarse de la incorporación a filas, acabando esta exposición con
el número de mozos baezanos reclutados para la campaña cubana.
También por lo que concierne a la repatriación de soldados de Ul-
tramar se ha encontrado un gran volumen de información en el Archivo
Municipal de Baeza. En este sentido, se ha iniciado este apartado con una
referencia general a la repatriación, el modo en que se hacía, las instituciones
encargadas de la misma (la Cruz Roja esencialmente), y el estado en que lle-
gaban los soldados repatriados, utilizando para ello diversos testimonios
aparecidos en la prensa provincial.
Más adelante se ha procedido a estudiar la actuación de esta ciudad a
ese propósito, comenzando por los gastos que supuso para el concejo el trans-
porte de diversos soldados que vuelven de Cuba, y de acondicionamiento del
Cuartel del Carmen para albergar a esos soldados repatriados (algo que fi-
nalmente no sucedió).
Para ver la participación de la población baezana en este conflicto de
forma más concreta se ha dedicado el apartado de la movilización social en
Baeza ante el desastre. En él se ha podido comprobar que los vecinos de esta
localidad no se limitaron a contribuir económicamente mediante suscrip-
ciones, aquí consignadas, a la causa de la guerra y al socorro de los repa-
triados, que ya era una participación importante, sino que se movilizó tam-
bién mediante manifestaciones y otros actos públicos que servían para dejar
bien claro su rechazo hacia los invasores estadounidenses y su apoyo a la pa-
tria, aunque no tanto hacia sus dirigentes. Prueba de ello serían los lla-
mados «motines de Mayo», en los que se unen los motivos de la guerra y la
mala situación de las clases bajas de la sociedad para obligar al gobernador
civil de la provincia a declarar el «estado de excepción».
264 IGNACIO ANTONIO MONTORO FERNÁNDEZ

En último término, dentro de este análisis concreto sobre Baeza y el de-


sastre del 98, se han estudiado las repercusiones económicas de la guerra de
Cuba sobre esta ciudad. Aquí lo hemos observado desde dos perspectivas:
un análisis macroeconómico de España una vez se pierden las colonias ul-
tramarinas, y un análisis de las repercusiones económicas a nivel local ba-
ezano, utilizando para ello la información que se desprende de las propias
páginas de los Libros Capitulares del Ayuntamiento y de sus presupuestos
municipales para el período 1895-1900.
No obstante, estos resultados podrían haber sido más amplios y com-
pletos si no existiera un doloroso vacío documental. Y es que en el Archivo
Histórico de Baeza no se encuentra ningún tipo de actas privadas, judi-
ciales o protocolos desde 1871 hasta bien entrado el siglo XX y tampoco hay
padrones o censos entre los años 1896 y 1902.

BOLETÍN DEL
INSTITUTO
DE ESTUDIOS
GIENNENSES
BAEZA Y EL DESASTRE DEL 98 265

BIBLIOGRAFÍA PRINCIPAL

BAREA FERRER, J. L. (1986): «Granada y la guerra de Cuba a través de El Defensor de Granada,


(1895-1898)», en Andalucía y América en el siglo XIX. Sevilla. Actas de las V Jornadas de
Andalucía y América, tomo I.
BOYD-BOWMAN, P. (1976): «Patterns of Spanish Emigration to the Indies until 1600», The His-
panic American Historical Review. Durham, vol. 56, núm. 4, págs. 580-604.
BRAOJOS GARRIDO, A.: «La prensa de Andalucía Oriental en la hemeroteca municipal de Ma-
drid», en Actas III coloquio sobre la historia de Andalucía. Córdoba, tomo III, pág. 237.
CHECA GODOY, A. (1986): Historia de la prensa jiennense (1808-1893). Jaén, Diputación Pro-
vincial de Jaén.
– La prensa en Andalucía. Crónica de una decadencia. Madrid, Los Andaluces, 1980.
CONCAS y PALAU, V. (1982): La escuadra del Almirante Cervera. Málaga, Editorial Algazara.
FIGUERO, J., y SANTA CECILIA, C. G. (1997): La España del desastre. Barcelona, Plaza y Janés.
GAY ARMENTEROS, J. (1976): «Bases económicas y sociales de la provincia de Jaén en el cruce
de dos siglos (XIX y XX)», Actas I Congreso de historia de Andalucía. Córdoba.
LÓPEZ GALLEGO, F. (2000): «Linares, 1898. El motín de los consumos», Boletín del Instituto de
Estudios Giennenses, separata del número CLXXVI, Diputación Provincial de Jaén.
LÓPEZ SANTAMARÍA, J. (1999): «El miedo a la manigua: discurso político, prejuicios y paradojas
ante la crisis colonial española», en ESTEBAN DE LA VEGA, M., y MORALES MOYA, A.
(eds.): Los fines de siglo en España y Portugal. Jaén, Universidad de Jaén.
MACÍAS DOMÍNGUEZ, I. (1985), «La emigración de Málaga y Jaén hacia América y Filipinas en
el siglo XVII», en III Jornadas de Andalucía y América. Sevilla, tomo I, páginas 1-25.
MATTHYS, M. (1976): «Baeza en el siglo XIX, un estudio de demografía social», Actas del I Con-
greso de Historia de Andalucía. Córdoba.
MOLINA MARTÍNEZ, M.: «Granada y la repatriación de soldados de ultramar», V Jornadas de An-
dalucía y América, Tomo I, Sevilla, 1984; Jaén y el mundo Hispanoamericano. Diputación
Provincial de Jaén, Instituto de Cultura, 1987.
MOLINA MARTÍNEZ, M., y BAREA FERRER, J. L. (1998): «Granada y la guerra de Cuba», en Re-
vista del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino, núm. 12 (segunda época).
Granada.
MOLINERO NAVAZO, J. L. (1998): «Diez días de Abril», en Milicia y Sociedad en la Baja An-
dalucía, siglos XIX y XX, VIII Jornadas de H.ª Militar. Sevilla.
SENA MEDINA, G. (1990): Jaén en el descubrimiento, conquista y colonización de las Indias. Gra-
nada.
– Senda de los Huertos, especial «Jaén y América», núm. 18, Jaén, 1990. Y especial
«1898», núms. 47 y 48, Jaén, 1997.
SMOLZKA CLARÉS, J. (1985): «Baeza Contemporánea», en Historia de Baeza. Granada, Uni-
versidad de Granada.
TORRES MEDINA, J. (1970): «Los barcos-hospitales en la campaña de Cuba». Madrid, Revista
de Historia Militar, núm. 29, págs. 165-170.
TUÑÓN DE LARA, M. (1986): La quiebra de 1898, Madrid.
VALLADARES, A., y RUIZ GARCÍA, R. (1994): La emigración giennense a las Indias en el siglo
XVI, Jaén, Instituto de Estudios Giennenses.
TECNOLOGÍA

Вам также может понравиться