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Nancy Cartwright
Introducción
El tema principal a tratar en este paper es aquella vieja y familiar discusión del irrealismo de los
supuestos en los modelos económicos. Durante un largo tiempo he sostenido que la Economía es
injustamente criticada por la utilización de supuestos irrealistas. (Ver Cartwright 1989, 1998). Puedo
resumir mi visión comparando un modelo económico con un cierto tipo de experimento ideal en
Física: criticar a los modelos económicos por usar supuestos irrealistas es como criticar los
experimentos de la bola rodante de Galileo por utilizar un plano perfeccionado para tener la menor
fricción posible. Sin embargo, esta defensa de la modelización económica tiene un traspié. Por una
parte, clarifica acerca de por qué se emplean algunos tipos de supuestos irrealistas; pero por otra
parte, echa luz sobre lo erróneos que pueden ser otros tipos de supuestos - y estos otros tipos son
aquellos difíciles de evitar dada la naturaleza de la teoría económica contemporánea.
El tema para este volumen es experimentos en Economía. Mi proyecto no es entender los
experimentos sino usarlos para entender la teorización en Economía; más específicamente,
entender una manera particular de teorizar que es destacada en la Economía de hoy en día-
teorización a través de la construcción de modelos para lo que Robert Lucas describe como
"economías análogas". (Lucas 1981, 272) Lucas no define exactamente qué es una economía
análoga. Lo que tengo en mente es la teorización a través de la construcción de modelos que
representan tipos específicos de economías y las describen de una manera particular. En este tipo de
teorización no establecemos simplemente leyes o principios de una forma específica que se
presumen obtener en la economía, como quizás haríamos construyendo un modelo
*
Título original: “The Vanity of Rigour in Economics: Theoretical Models and Galilean Experiments”, Nancy
Cartwright.
macroeconómico de gran escala cuyos parámetros queremos estimar. En vez de eso, los justificamos
con nuestra descripción de los agentes, o sectores, u otros factores causales significativos en la
economía y nuestra descripción de sus acciones e interacciones significativas. Los principios
económicos se emplean por necesidad, por supuesto, como la exigencia de un equilibrio de algún
tipo, o el supuesto de que los agentes económicos actúan como maximizadores de su interés
personal. Pero la forma detallada de los principios o las ecuaciones utilizadas será particular al tipo
de economía descripta y a los tipos de interacciones que en ella suceden.
Las economías análogas generalmente tienen un número reducido de características, un número
reducido de agentes y un número reducido de opciones acerca de lo que puede suceder, todo
representado por conceptos con poco contenido. Llamo a los conceptos "con poco contenido"
porque aunque regularmente son homónimos de los conceptos económicos diarios u
ocasionalmente de conceptos de teorías económicas previas, poco de su comportamiento en el
mundo real es lo que se traslada al modelo. Rara vez, por ejemplo, hacemos uso de “relaciones
empíricas de bajo nivel" establecidas por la inducción. En lugar de eso, como veremos, el
comportamiento de las características que representan está determinado por la estructura del
modelo y sus supuestos en conjunción con los pocos principios generales que son aceptados sin
controversia en este tipo de teorización.
Lucas es un buen vocero a favor de esta manera de teorizar, y es por esto que lo cito. Pero el
método no es de ninguna manera particular a su punto de vista. La modelización a través de la
construcción de economías análogas es una técnica muy difundida en la teoría económica actual; en
particular, es una técnica que la comparten ambas partes de la división entre Micro- y
Macroeconomía. Es la manera común en la que se emplea la teoría de juegos; y lo mismo vale para
la teoría de las expectativas racionales y también para otros tipos de teorización que se apoyan
principalmente en el supuesto de que los agentes actúan para maximizar su utilidad. Como insta
Lucas, el punto importante acerca de las economías análogas es que todo acerca de ellas es
conocido- i.e. sus características están completamente explícitas (Lucas 1981, 7-8) - y dentro de ellas
las proposiciones en las que estamos interesados "pueden ser formuladas rigurosamente y
demostrarse su validez". (Lucas 1981, 67) Al respecto de las economías reales, generalmente existe
una gran variedad de opiniones diferentes acerca de lo que pasará, y todas estas opiniones
diferentes son posibles. Pero para estas economías construidas, nuestras visiones acerca de lo que
sucederá son "enunciaciones de hechos verificables" (Lucas 1981, 271)
El método de verificación es la deducción: sabemos lo que pasa en esas economías porque
sabemos lo que debe pasar dados nuestros principios generales y las características de la economía.
Sin embargo, nos enfrentamos a un trade-off: podemos obtener resultados completamente
verificables pero sólo acerca de economías que no son reales. Como dice Lucas, "Cualquier modelo
que esté lo suficientemente bien articulado para brindar respuestas claras a las preguntas que le
realizamos, necesariamente será artificial, abstracto, patentemente "irreal"". Lucas (1981, 271)
¿Cómo, entonces, se relacionan estas economías análogas a las economías reales sobre las que,
se supone, debemos teorizar? Aquí es donde entra en juego el experimento, experimentos ideales,
como el de Galileo y las bolas rodando sobre un plano levemente inclinado. Durante un largo tiempo
sostuve que experimentos como los de Galileo son la clave para entender cómo las economías
análogas pueden enseñarnos acerca de la realidad empírica. Nos muestran por qué el irrealismo de
los supuestos de un modelo no necesariamente es un problema. De hecho, por el contrario, el alto
grado de idealización involucrado es esencial a la habilidad del modelo para decirnos cosas acerca
del mundo real, en lugar de ser una característica problemática que es mejor eliminar. Pero volveré
a la característica de estos modelos que generalmente se cree que está libre de problemas - su uso
de la deducción. Pues mi sospecha general es que la forma en que se alcanza la deductividad en los
modelos económicos puede socavar la posibilidad que estoy abriendo para que nos digan verdades
genuinas acerca de la realidad empírica. Así que a fin de cuentas puedo estar tomando con una
mano lo que entrego con la otra.
Como mencioné al principio, este paper trata un tema muy familiar: el irrealismo de los
supuestos en los modelos económicos. La Sección 2 pondrá este problema en una perspectiva un
poco menos familiar identificándolo con el problema de la validez externa, o paralelismo, en
experimentos. La Sección 3 explica por qué importan los experimentos: porque muchos modelos
tienen como objetivo aislar un proceso individual para estudiarlo en sí mismo, tal como hizo Galileo
con sus estudios de la atracción gravitacional. Utilizando el lenguaje de John Stuart Mill (1836, 1843),
los modelos apuntan a establecer tendencias de cierta forma de comportamiento, no a describir el
comportamiento general que ocurre. Para esta tarea, es esencial que los modelos empleen
supuestos altamente irrealistas, debido a que necesitamos observar qué sucede en la tan inusual
situación donde sólo el factor de interés afecta al resultado. La Sección 4 plantea la cuestión de
cómo extraer deductivamente ricas e interesantes conclusiones en las economías dado que
disponemos de muy pocos principios para usar como premisas; la sección 5 responde que
regularmente lo hacemos basándonos en la detallada estructura del modelo. Pero entonces retoma
el consuelo ofrecido en las secciones 2 y 3. Pues en esos casos las conclusiones están atadas a estos
supuestos estructurales, supuestos que van más allá de lo que se necesita para la idealización
Galileana; los resultados no dependen sólo del proceso en cuestión sino que más bien están
sobredeterminados. Esto significa que se compromete la inferencia Galileana sobre aquellas
tendencias que se mantienen fuera del setup experimental. Entonces, los problemas relacionados
con la utilización de supuestos altamente irrealistas pueden aparecer tan grandes como siempre.
Lucas menciona a las economías análogas como alternativas a la experimentación para la teorización
económica contemporánea:
Como sabemos por Mary Morgan, muchos de los originadores de la Econometría veían sus
modelos econométricos de una manera similar, pues pensaban en situaciones en las que los
parámetros de sus modelos estructurales podían ser identificados como situaciones en las que por
obra de la suerte la naturaleza está experimentando por nosotros. (Ver Morgan 1990)
Francesco Guala también habla de los parecidos entre los experimentos de laboratorio en
Economía y los tipos de modelos teóricos que estoy discutiendo aquí. (Ver Guala 1998) Guala ha
estado estudiando cómo funcionan los experimentos; yo he estado tratando de entender cómo
funcionan los modelos teóricos. Nos han impactado los parecidos estructurales entre ambos. Estoy
particularmente interesada en el hecho de que tanto los experimentos de laboratorio como los
modelos teóricos en Economía son criticados por lo artificial de las condiciones que establecen.
Como dice Lucas, los supuestos de nuestros modelos teóricos en Economía son típicamente
"artificiales", "abstractos" y “patentemente irreales”.
Reflexionar acerca de esta misma queja con respecto a los experimentos de laboratorio que
realizamos hoy en día en Economía nos provee de un útil vocabulario para describir los problemas
que surgen por el irrealismo de los supuestos en los modelos teóricos - y para resolverlos. Cuando
diseñamos un experimento o cuasi-experimento en Ciencias Sociales, apuntamos simultáneamente a
obtener validez interna y validez externa. Una afirmación experimental es internamente válida
cuando podemos asegurar que ha sido establecida genuinamente para cumplirse en la situación
experimental. La validez externa - o "paralelismo", como lo llaman los economistas - es más
ambiciosa. Pues el experimento debe estar diseñado para asegurarnos de que el resultado debe
cumplirse en algunos tipos de situaciones objetivo o poblaciones fuera del setup experimental.
Es una verdad metodológica muy bien conocida que en casi todos los casos habrá un trade-off
entre validez interna y validez externa. Las condiciones que necesitamos para incrementar las
chances de obtener validez interna generalmente están contrapuestas a aquellas que dan lugar a la
validez externa. La crítica usual que se hace es sobre lo artificial de las circunstancias requeridas para
asegurar la validez interna: si queremos tomar las lecciones interpretadas literalmente (debería
tomarse nota del "interpretado literalmente"- volveré sobre ello más abajo) del laboratorio al
mundo exterior, parece ser que la situación experimental debe ser tan similar como sea posible a la
situación objetivo en las características relevantes. Pero para esto necesitamos establecer
circunstancias muy especiales de manera tal que podamos estar seguros de que nada confunde el
resultado putativo, y generalmente estas no son nada como las circunstancias a las que queremos
aplicar nuestros resultados.
Esto es exactamente lo que vemos en el caso de los modelos económicos. Las economías
análogas están diseñadas para garantizar la validez interna. En una economía análoga sabemos que
se obtiene un resultado porque podemos establecer deductivamente que tiene que obtenerse. Pero
para tener esta seguridad debemos establecer una economía análoga con una estructura lo
suficientemente simple y clara que garantice que la deducción será posible. En particular
necesitamos realizar supuestos muy especiales unidos a los principios generales que utilizamos:
debemos atribuirle a esta economía características que puedan ser representadas matemáticamente
de la manera justa y adecuada, una forma que pueda ser alimentada con los principios para obtener
consecuencias deductivas. Y este tipo tan especial de ensamblado que puede proveernos justo de lo
que se necesita para la deducción, no es probable que nos lo otorguen las condiciones que ocurren
en la economía real, como Lucas y todos los otros teóricos que utilizan estos métodos admiten. En
este tipo de teorización, es como si comprásemos validez interna resignando validez externa.
El problema no está confinado a los "experimentos del pensamiento" que llevamos a cabo con
nuestros modelos construidos. También aparece en los experimentos reales que realizamos en
Economía; y revela una significativa diferencia en las cuestiones entre Economía y otras ramas de la
Ciencia Social. Los economistas experimentales reportan una sorprendente confirmación de un
número de hipótesis económicas que han estado probando recientemente. (Cf. Plott 1991 and Smith
1991) Estos economistas experimentales están también muy orgullosos de los diseños de sus
experimentos, los cuales creen que han minimizado las chances de extraer conclusiones erróneas.
Pero, aparentemente, todavía es difícil para ellos conseguir que se publiquen sus resultados en
revistas de Ciencia Social en un campo ajeno al suyo, porque, argumentan los jueces, no tienen
virtualmente garantías de validez externa. (Conversación, Charles Plott, California Institute of
Technology, Mayo 1997) Entonces los resultados, se presume, carecen de interés o significado
general.
Ahora me gustaría discutir que una gran cantidad de los supuestos irrealistas que encontramos
en modelos y experimentos por igual no son un problema. Al contrario, son requeridos para realizar
el trabajo; sin ellos el experimento no sería un experimento al fin y al cabo. Pues no necesitamos
asumir que el objetivo del tipo de teorización en discusión es establecer resultados en nuestras
economías análogas que se cumplirán por fuera de ellas cuando sean literalmente interpretadas. Lo
que estamos haciendo con frecuencia en este tipo de teoría económica no es intentar establecer
postulados acerca de lo que sucede en la economía real, sino más bien, siguiendo a John Stuart Mill,
postulados acerca de tendencias estables. Consideren un viejo ejemplo mío -un modelo diseñado
por mi colega Chris Pissarides para estudiar los efectos de la pérdida de habilidad en el desempleo.
(Ver Pissarides 1992) Lo que queremos aprender de la economía análoga descrita por Pissarides no
es si habrá desempleo persistente en la economía real sino en qué contribuirá la pérdida de
habilidad a la persistencia - lo que la pérdida de habilidad tiende a producir, no lo que se produce
cuando sea que haya pérdida de las habilidades.
Entonces lo que mantengo es que las economías análogas descriptas en los modelos económicos
contemporáneos se asemejan a los experimentos, donde importa el aspecto experimental. Los
modelos casi siempre se concentran en un mecanismo simple o proceso causal. Por ejemplo, el
modelo de Pissarides estudia el efecto (si lo hay) de la pérdida de habilidades durante el desempleo
sobre la persistencia de shocks de desempleo vía desincentivos a los empleadores surgidos de la
pérdida de habilidades en el conjunto del trabajo para crear puestos en áreas donde la habilidad
afecta la productividad. La idea es aislar este proceso; estudiarlo en un escenario donde nada más
esté pasando que pueda llegar a afectar el resultado. El modelo está construido para asegurarnos
que cualquier resultado que vemos se debe al proceso en estudio.
Consideremos el modelo de pérdida de habilidades. La pérdida o no de éstas durante el
desempleo es la única variable exógena. Las firmas actúan maximizando beneficios y sólo para
maximizar beneficios. Podemos analizar el modelo para observar que la única variación en los
beneficios se producirá debido a los puestos de trabajo que las firmas decidan crear enfrentándose a
un conjunto de trabajadores que contiene desempleados y a la productividad de los trabajadores
contratados. Para este modelo podemos derivar rigurosamente que el desempleo en un período
depende del desempleo en el período previo si y sólo si se pierden habilidades durante el
desempleo. Parece como si este modelo nos permitiera observar exactamente qué efectos tiene la
pérdida de habilidades en la persistencia del desempleo vía los desincentivos que crea para la
generación de puestos de trabajo.
¿Qué podemos concluir? ¿Podemos concluir que hemos aprendido un hecho sobre la pérdida de
habilidades per se, un hecho que podemos esperar que sea generalmente verdadero, verdadero no
sólo en esta economía análoga sino también en otras economías? Ciertamente no si lo que
intentamos es leer la conclusión como que trata acerca de la asociación entre la pérdida de
habilidades y la persistencia del desempleo con algún tipo de cuantificador por delante: siempre, o la
mayoría de las veces, incluso algunas veces, si hay pérdida de habilidades en sectores donde las
habilidades influyen en la productividad, habrá persistencia del desempleo. Claramente una buena
alternativa podría ser actuar para compensar los efectos de la pérdida del desempleo, incluso
evitarlos por completo; en realidad, quizás nunca veamos esta persistencia en ningún caso de
pérdida de habilidades, aunque el modelo nos muestre correctamente que “la pérdida de
habilidades lleva a la persistencia en el desempleo”.
Es por eso que recurrimos a la noción de tendencias estables:1 en cualquier situación la pérdida
de habilidades tiende a producir una persistencia en los shocks de desempleo. ¿Qué significa esto en
términos de lo que realmente sucede? No parece haber una regla general en la teoría económica
que responda esto, como lo hace la suma de vectores de las tendencias de diferentes fuerzas en el
enfoque de Mill sobre Mecánica clásica. Aun así, si la teoría económica aspira a ser una ciencia
exacta, al menos debe haber una respuesta caso por caso. Y presumiblemente esta respuesta pueda
ser generada en general por el modelo específico que da testimonio de la tendencia, en conjunto
con cualquier teoría económica general que estemos en posición de asumir (Cartwright 1989, 1998,
1999).2 En cuanto a la tendencia de la pérdida de habilidades, creo que asumimos que
aproximadamente en cualquier situación donde las habilidades influyen en la productividad y la
decisión de una firma de crear nuevos puestos de trabajo está determinada por sus beneficios
esperados, el desempleo en un período dependerá en los niveles de desempleo previos si se piensa
que los trabajadores pierden habilidades durante el desempleo y no de otra forma, aún si esta
dependencia en los niveles pasados juega solamente un papel pequeño en la determinación de los
niveles presentes.
Probablemente nadie piense que hemos establecido ni siquiera eso, de hecho, porque los
economistas, como otros científicos sociales, están alerta a la posibilidad de interacción, como
advirtió Mill. En algunas situaciones algunos factores pueden distorsionar tanto el mecanismo de
pérdida de habilidad de que esa pérdida de habilidad se comporta diferente en aquellas situaciones
a la forma en que se comporta en nuestra economía análoga. Por supuesto, si vamos a evitar
maniobras que son completamente ad hoc debemos asegurarnos que se le otorga contenido
realmente verificable a la “interacción” cuando se la invoca. En principio, esto debería ser posible ya
que se supone que el modelo teórico debe poner al descubierto cómo opera el proceso en primer
lugar – las “distorsiones” se juzgan como relativas a eso.
Podemos ver los puntos generales de una manera más clara pensando nuevamente acerca del
tipo de experimento de laboratorio que apunta a establecer una afirmación sobre una tendencia.
Quizás en vez de pensar en experimentos de Economía, que tienden a ser controvertidos,
deberíamos tomar un ejemplo ilustrativo de la Física, digamos los famosos experimentos de Galileo
para establecer el efecto de la atracción de la Tierra sobre un cuerpo precipitante, uno de los cuales
está ilustrado en la Figura 1 (Torre Inclinándose).
Los experimentos de Galileo apuntaban a establecer lo que he estado llamando una afirmación
sobre una tendencia. No fueron diseñados para decirnos cómo algún cuerpo precipitante particular
se moverá en las proximidades de la Tierra; ni para establecer una regularidad acerca de cómo se
moverá un cierto tipo de cuerpos. En vez de eso, los experimentos fueron diseñados para hallar la
contribución que hará el movimiento debido a la atracción de la Tierra, con el supuesto de que esa
contribución es estable a través de todos los diferentes tipos de situaciones en las que se involucre
cuerpos cayendo. ¿Cómo halló Galileo cuál es la estable contribución de la atracción de la Tierra?
Eliminó (tanto como pudo) todas las otras causas de movimiento sobre los cuerpos en sus
experimentos de modo que pudo observar como se movían sólo cuando los afectaba la Tierra. Esa es
la contribución que la atracción de la Tierra hace a su movimiento.
Llamemos a este tipo de idealización, que elimina todas las otras causas posibles para aprender el
efecto de una de ellas operando por sí misma, idealización Galileana. Mi punto es que el equivalente
a la idealización Galileana en un modelo es una cosa buena. Es justo lo que nos permite trasladar los
resultados que encontramos en el experimento a situaciones exteriores – en el sentido de
tendencias. Necesitamos los supuestos idealizadores para poder hacer esto. De otro modo no
tendríamos terreno para creer que el comportamiento que observamos en el experimento es aquel
característico de la atracción de la Tierra en absoluto. De hecho, sabemos que no lo será.
Podemos contrastar estos experimentos Galileanos con experimentos que tienen un objetivo
bastante diferente y correlativamente una estructura bastante diferente. Consideremos lo que
sucede cuando construimos un prototipo de un nuevo dispositivo y experimentamos sobre el para
asegurarnos de que funcionará correctamente cuando le demos uso. En este caso no apuntamos a
aprender una tendencia abstracta. En lugar de eso, queremos encontrar los comportamientos reales
que suceden. Entonces, las condiciones experimentales deben ser muy realistas respecto de las
condiciones en las situaciones objetivo y variar apropiadamente a través de ellas. Y sin decir más, no
tenemos motivo para esperar obtener los resultados del experimento en ninguna situación excepto
aquellas que se asemejen a las condiciones del experimento.
Aquí observamos otro trade-off. Si un experimento es muy, muy irrealista en el buen sentido, sus
resultados pueden ser aplicables casi en cualquier lado. Pero no podrán decirnos qué sucede en
cualquier otro aspecto ya que solamente establecen la contribución o tendencia del factor en
cuestión. Los experimentos que son muy realistas pueden decirnos qué sucede. Pero tienen un
panorama altamente limitado, porque sólo pueden decirnos qué sucede en situaciones que se
asemejen al setup experimental. Y los experimentos entre medio usualmente son muy
desinformativos en ambos aspectos. Por supuesto que podemos tener mucha suerte. Puede
suceder, por ejemplo, que la causa o el pequeño conjunto de causas que aislamos en nuestro
experimento (o en nuestro modelo) sea también la causa dominante en las situaciones reales sobre
las que queremos conocer. En ese caso nuestros experimentos Galileanos (y los modelos
correspondientes) no sólo nos otorgarán tendencias sino que además estarán aproximadamente
acertados descriptivamente.
De vuelta a los modelos. Si las deducciones han sido correctamente llevadas a cabo y los
principios generales empleados son verdaderos en las situaciones objetivo, los resultados del
modelo se corresponderán en cualquier situación real que se ajusten a la descripción que el modelo
provee. Y en general no tenemos motivo para creer que se corresponderán en cualquier otro lugar.
PERO si lo que el modelo describe satisface los requerimientos para ser un experimento Galileano,
puede hacer más. Puede decirnos qué sucede en una situación experimental y de esa manera
decirnos acerca de la tendencia de las características en cuestión. De modo que la idealización
Galileana en un modelo es buena.
Los problemas que me preocupan surgen cuando no todos los supuestos requeridos para las
derivaciones en un modelo son aquellos que caracterizan un experimento ideal. Lo que me temo es
que en general una buena cantidad de las asunciones falsas hechas con nuestros modelos teóricos
pueden no tener la forma de idealizaciones Galileanas. Antes de adentrarme en los detalles acerca
de esos tipos de supuestos extra Galileanos, estableceré el campo de trabajo explicando por qué
podemos esperar encontrarlos como características de nuestras economías análogas. La necesidad
de esas restricciones más fuertes – aquellas que van más allá de la idealización Galileana – existe,
creo yo, como resultado de la naturaleza de la teoría económica en sí misma. Para ver cómo,
observemos nuevamente los tipos de teoría que están disponibles en la Economía para auxiliar la
construcción de modelos y qué tipos de conceptos éstos despliegan.
La mayoría de los conceptos utilizados en esos modelos son conceptos que nombran cantidades
socio-económicas que son familiares al hombre común, no sólo como los resultados a ser explicados
sino también como los factores explicativos propuestos, conceptos como persistencia en el
desempleo y pérdida de habilidades durante el desempleo, o precio actual, impuesto, demanda,
consumo, trabajo, salarios, capital, beneficios y oferta monetaria, o valoración de habilidades,
información privada y entrenamiento dentro de la firma, o, para tomar un ejemplo de la Economía
Política teórica de juegos, poder para redistribuir, incentivos para la transmisión de información
creíble y falla política en la transmisión de la información.
Ésta es mi primera observación: la mayoría de los conceptos empleados en esos modelos son
conceptos empíricos altamente concretos. Mi segunda observación es que la tarea es establecer
relaciones útiles entre ellos vía deducciones. El problema aparece con mi tercera observación: la
teoría que se presume es muy magra. No hay demasiados principios disponibles para utilizar en las
deducciones. Tenemos sólo unos pocos principios muy generales que empleamos sin controversia
en Economía, tales como los principios de la teoría de la utilidad. Ni tampoco hay usualmente
muchos principios empíricos concretos importados a los modelos. Pienso que esto es parte de la
estrategia de los modelos. Casi todo principio con contenido empírico real en Economía es
altamente contencioso e intentamos construir modelos que utilicen tan pocos supuestos
controversiales como sea posible. Pero esto dificulta el alcance de la teoría. Si se supone que los
resultados deben “caer” por deducción de los principios, allí donde no haya muchos principios, no
obtendremos muchos resultados tampoco. ¿Cómo, entonces, podemos deducir resultados en
nuestros modelos cuando tenemos pocos principios generales a los que recurrir?
Para contestar, consideremos cómo se ven los modelos típicos para economías análogas. Estos
modelos tienden a ser simples en un aspecto: usualmente tienen sólo unos pocos agentes con pocas
opciones y solamente se permite un estrecho rango de causas y efectos. Pero hay otra forma en la
que son complejos, por lo menos en comparación con modelos de la Física que hacen lo mismo:
tienen muchísima estructura. La lista de supuestos especificando exactamente cómo es la economía
análoga es muy extensa. Consideremos uno de los propios modelos de Lucas, de su “Expectativas y
la Neutralidad del Dinero” de 1973. (Lucas 1981, 66-89) Escojo este ejemplo porque es un paper
cuya “forma técnicamente exigida” es explícitamente defendida por Lucas. (Lucas 1981, 9) La
Sección 2 se titula “La estructura de la Economía” – i.e. la estructura de la economía que Lucas utiliza
para estudiar la ilusión monetaria. Lo que sigue es la Sección 2 en su totalidad:
(1)
(2)
(9)
sujeto a:
(10)
(16)
(Lucas 1981, 72)
Conclusión
He discutido que en un modelo como este, las características "abstraídas" se clasifican en dos
categorías: aquellas que eliminan los factores desconcertantes y aquellas que no eliminan factores
desconcertantes sino que proveen una estructura lo suficientemente simple para hacer posible un
estudio deductivo. Las primeras, afirmo, son justo las que queremos cuando apuntamos a observar
qué efectos tiene la información inadecuada acerca de los disturbios monetarios sobre la curva de
Phillips de corto plazo para los agentes racionales, esto es, cuando queremos establecer la tendencia
que tiene independientemente de los efectos que cualquier otra cosa pueda tener sobre la curva de
Phillips también. Pero los supuestos del segundo tipo siguen siendo problemáticos. No sólo nos
dejan con la pregunta sin responder, "¿Podemos creer que lo que vemos suceder, literalmente
suceder, en esta economía, es lo que la combinación de racionalidad e información limitada
contribuye en otras economías?" Para peor, nos dan razones para creer que no podemos. Pues la
inspección de la derivación sugiere que el resultado que se obtiene en las economías análogas
depende de la estructura particular que tiene la economía5.
¿Depende? Esta es una pregunta que generalmente no está lo suficientemente bien dirigida.
Frecuentemente, claro, discutimos cuán robustos son los resultados de un modelo específico. Pero,
sin que nos sorprenda, estas discusiones usualmente se refieren a los supuestos de la primera
categoría, pues éstos son los que preocupan a la teoría económica. Nótese por ejemplo que Lucas
denota en el pasaje recién citado que "la mayoría de las características interesantes del ciclo
comercial observado han sido abstraídas" (mi cursiva). Al final de cuentas queremos saber qué
sucede cuando otras causas ejercen su fuerza, ya sea porque pueden interferir con la que estamos
estudiando, o porque estamos iniciando el camino hacia un modelo que será descriptivamente
preciso cuando los resultados sean leídos literalmente, i.e. más descriptivamente preciso acerca de
las economías reales que queremos estudiar. Pero mi punto central es que también necesitaremos
resultados de robustez sobre la segunda categoría de supuestos si nuestras conclusiones han de ser
útiles en el sentido de tendencia.
Me doy cuenta por supuesto que los economistas ¿no? modelizan para hallar tendencias. Los
modelos son meramente un hilo en una red de métodos utilizados en conjunto para establecer,
testear, expandir y revisar hipótesis económicas. Más aún, es muchas veces la lección general y no la
forma precisa de la conclusión la que se toma en serio (aun cuando la conclusión es entendida en un
sentido de tendencia). Sin embargo, se supone que derivar rigurosamente un resultado en un
modelo provee evidencia prima facie en favor de ese resultado. Mi preocupación es sólo acerca de
esta relación de evidencia a hipótesis. En la medida en que la derivación en un modelo hace uso
esencial de supuestos "idealizadores" no Galileanos, no veo como el hecho de que el resultado
pueda derivarse en un modelo tal pueda brindar en absoluto evidencia alguna para la hipótesis.
Si apuntamos a establecer conclusiones interpretadas en un sentido de tendencia, hay una buena
razón de por qué la derivación de una conclusión en un modelo que realiza idealizaciones Galileanas,
y no otras, debe contar como evidencia en favor de esa conclusión: en la medida en que los
principios generales empleados en la derivación son verdaderos en el mundo real, el
comportamiento derivado en el modelo será una copia del comportamiento que se hubiera
obtenido de realizar un experimento Galileano. Pero cuando se hacen idealizaciones no Galileanas,
este motivo ya deja de tener esa fuerza. Entonces necesitamos otra razón para mostrar por qué este
procedimiento tiene fuerza evidencial. Y no conozco uno que pueda ser declarado claramente y
defendido de manera convincente. Por lo tanto creo que deberíamos preocuparnos por asegurarnos
de que los supuestos idealizadores no Galileanos no jueguen un papel esencial en nuestras
derivaciones.
¿Qué, entonces, nos dice esto acerca de la exigencia por derivaciones rigurosas? He estado
discutiendo aquí una de las formas centrales y altamente apreciadas en la que se hace hoy la teoría
de la Economía: mediante la construcción de modelos para economías análogas simples, en los
cuales los resultados acerca de cuestiones de interés puedan ser rigurosamente derivados,
empleando como principios generales sólo aquellos cuyo uso es relativamente incontrovertido
dentro de la disciplina. La obtención de rigor es, sin embargo, costosa. Toma un tiempo
considerable. Requiere talentos especiales y entrenamiento especial y esto cierra la disciplina a
diferentes tipos de pensadores que puedan proveer diferentes tipos de entendimiento detallado
acerca de cómo las economías pueden y hacen su trabajo. Y el rigor se compra pagando el costo de
emplear conceptos generales que carecen el tipo de contenido detallado que les permite ser
directamente utilizados en situaciones concretas. ¿Cuáles son sus ventajas compensatorias? A
menos que encontremos respuestas diferentes a la que ofrecí aquí 6, las ventajas no incluirán
lecciones acerca de los fenómenos económicos reales, parece, a pesar de nuestro sentimiento
frecuente de conocerlos cada vez más. Pues no estamos seguros de manera general de algún modo
de extraer los resultados de nuestros modelos y llevarlos al mundo real.
Ha habido alguna tendencia a culpar por nuestros fracasos al intento de hacer rigurosa a la
Economía. Yo pienso al revés. Si es rigor lo que queremos, el problema con la teorización económica
de este estilo es que se abandona el rigor demasiado pronto. Pues los modelos en sí mismos, a pesar
de ser abstractos y matematizados, no son teorías formales. Para entender por qué digo esto,
consideremos nuevamente la estructura de mi argumento en este paper. He planteado las
cuestiones acerca de la validez externa de los resultados establecidos en estos tipos de modelos. Mis
preocupaciones se centran no en el irrealismo de los supuestos sino en la dependencia que tienen
los resultados del modelo. Este tipo de dependencia del modelo involucrada parece socavar no sólo
la afirmación de que los resultados pueden ser literalmente interpretados, pero también la
esperanza de que puedan ser interpretados como hechos acerca de tendencias.
Pero tengo que decir "parece" aquí porque los mismos modelos no son presentados de una manera
que permita tomar fácilmente esta pregunta, o responderla rigurosamente. ¿Cuáles exactamente
son los supuestos que son realmente necesarios para llevar adelante las derivaciones; y cuál es el
rango de las circunstancias en las que estos supuestos puedan ser relajados y se mantengan
resultados cualitativamente similares? Generalmente, no podemos responder esta pregunta dada la
forma en que se presentan los modelos. Para responderla necesitamos formalizar nuestros modelos.
Suponiendo entonces que mis preocupaciones acerca de la dependencia que tienen los resultados
del modelo son válidas. ¿Qué debemos concluir acerca de la necesidad de rigor en la teoría
económica? Parece como si la conclusión natural fuese esta: si la Economía se apega a la
matematización en lugar de la formalización, no será fácil saber si los modelos que construye
pueden enseñarnos realidades generales acerca de características concretas de la economía o no; el
problema con este tipo de teorización no es que es demasiado rigurosa, sino que no lo es lo
suficiente.
Referencias
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Notas
El trabajo en este proyecto ha sido apoyado por el Measurement in Physics and Economics Project
en la LSE y por el proyecto financiado por el Leverhulme en la Historical School del Centre for History
and Economics, Cambridge. Estoy agradecida tanto por la ayuda financiera como intelectual a estos
dos grupos, así como a Sang Wook Yi por ayudarme con las últimas etapas de argumentación y
preparación.
1
Yo misma he defendido la importancia de las tendencias a lo largo de las ciencias sociales y
naturales, dondequiera que el método analítico esté en juego (ver Cartwright 1989) y he mantenido
específicamente, posiblemente de manera incorrecta dados los argumentos aquí, que podemos
aprender acerca de ellas a través de nuestros modelos formales (ver Cartwright 1998). Daniel
Hausman (Hausman 1992) en sus argumentos acerca de que la Economía es una ciencia separada
pero no exacta también ve tendencias como estándares en la teoría de la Economía.
2
He descrito en otro lado (Cartwright 1999) una variedad de reglas para combinar tendencias
además de la suma de vectores, así como explicado qué podemos hacer con el conocimiento de
tendencias aun cuando no hay reglas generales disponibles para combinar tendencias.
3
Los economistas, creo, se acostumbran a los modelos con muchos supuestos. Pero estoy
regularmente en contacto con grupos mixtos, gente que estudia Economía y gente que estudia
Física; aquellos cuyo conocimiento es la Física muchas veces se sorprenden con la abundante
descripción brindada por los modelos en Economía.
4
Si existe tal tendencia
5
Nótese que todavía tenemos este problema aún si somos lo suficientemente afortunados como
para haber seleccionado unas pocas causas para estudiar que para la mayoría de las situaciones
reales serán las causas dominantes. Pues todavía necesitamos ver por qué los comportamientos que
ocurren en la economía análoga cuando estas causas están presentes son comportamientos que
revelan la tendencia de este arreglo de causas y por lo tanto aproximan los comportamientos que
ocurren en las economías reales.
6
Hay, por supuesto, una variedad de enfoques sobre el uso de modelos que no exigen ni precisión
predictiva ni un correcto aislamiento de tendencias. Véase por ejemplo los estudios hallados en
Morgan y Morrison 1999.