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El día de todos los santos quedaba incluido dentro de los 20 días anteriores a la
fiesta grande donde se encontraban las fiestas de los muertos pequeños. Por ello
se celebra a los niños difuntos el 1º y a los adultos difuntos el 2 de noviembre.
Este manejo de las tradiciones es un ejemplo de como el pueblo mexicano logró
mantener sus antiguas costumbres vivas bajo el yugo español, a pesar de la
evangelización. Aprovechando el interés que los españoles tenían en manipular
las fiestas de los indígenas para convertirlos al catolicismo, los mexicanos se
adecuaron y así lograron que las festividades de muertos no fueran tomadas como
paganas.
Las fiestas de Todos los Santos y de Los Fieles Difuntos aparece en el santoral católico
desde el período comprendido entre los años 827-844 de nuestra Era, por disposición
del Papa Gregorio IV.
Se le ha comparado con lo que originalmente fue la celebración prehispánica del fin del
ciclo agrícola de temporal. Para los antiguos mexicanos, Mictlantecuhtli, el dios de
la muerte, libera al hombre de sus penas, y el viaje después de la muerte no depende
de la vida que llevó el difunto, sino de la manera cómo le tocó morir. Después de
la muerte, los guerreros alzaban vuelo alrededor del sol convertidos en colibríes y
mariposas. Con ellos, alzaban vuelo las mujeres que habían muerto de parto, dadoras
de vida, ellas mismas guerreras.
Para los antiguos mesoamericanos, la muerte no tenía las connotaciones morales de la religión católica, en la que las ideas
de infierno y paraíso sirven para castigar o premiar. Por el contrario, ellos creían que los rumbos destinados a las almas de
los muertos estaban determinados por el tipo de muerte que habían tenido, y no por su comportamiento en la vida.
De esta forma, las direcciones que podrían tomar los muertos son:
El Tlalocan o paraíso de Tláloc, dios de la lluvia. A este sitio se dirigían aquellos que morían en circunstancias relacionadas
con el agua: los ahogados, los que morían por efecto de un rayo, los que morían por enfermedades como la gota o
la hidropesía, la sarna o las bubas, así como también los niños sacrificados al dios. El Tlalocan era un lugar de reposo y de
abundancia. Aunque los muertos generalmente se incineraban, los predestinados a Tláloc se enterraban, como las semillas,
para germinar.
El Omeyocan, paraíso del sol, presidido por Huitzilopochtli, el dios de la guerra. A este lugar llegaban sólo los muertos en
combate, los cautivos que se sacrificaban y las mujeres que morían en el parto. Estas mujeres eran comparadas a los
guerreros, ya que habían librado una gran batalla, la de parir, y se les enterraba en el patio del palacio, para que
acompañaran al sol desde el cenit hasta su ocultamiento por el poniente. Su muerte provocaba tristeza y también alegría,
ya que, gracias a su valentía, el sol las llevaba como compañeras. Dentro de la escala mesoamericana de valores, habitar
El Omeyocan era un lugar de gozo permanente, en el que se festejaba al sol y se le acompañaba con música, cantos y
bailes. Los muertos que iban al Omeyocan, después de cuatro años, volvían al mundo, convertidos en aves de plumas
multicolores y hermosas.
Morir en la guerra era considerada como la mejor de las muertes por los mexicas. Para ellos, a diferencia de otras culturas,
dentro de la muerte había un sentimiento de esperanza, pues ella ofrecía la posibilidad de acompañar al sol en su diario
El Mictlán, destinado a quienes morían de muerte natural. Este lugar era habitado por Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl,
señor y señora de la muerte. Era un sitio muy oscuro, sin ventanas, del que ya no era posible salir.
El camino para llegar al Mictlán era muy tortuoso y difícil, pues para llegar a él las almas debían transitar por distintos
lugares durante cuatro años. Luego de este tiempo, las almas llegaban al Chicunamictlán, lugar donde descansaban o
desaparecían las almas de los muertos. Para recorrer este camino, el difunto era enterrado con un perro, el cual le ayudaría
a cruzar un río y llegar ante Mictlantecuhtli, a quien debía entregar, como ofrenda, atados de teas y cañas de
perfume, algodón (ixcátl), hilos colorados y mantas. Quienes iban al Mictlán recibían, como ofrenda, cuatro flechas y cuatro
Por su parte, los niños muertos tenían un lugar especial, llamado Chichihuacuauhco, donde se encontraba un árbol de
cuyas ramas goteaba leche, para que se alimentaran. Los niños que llegaban aquí volverían a la tierra cuando se
Los entierros prehispánicos eran acompañados de ofrendas que contenían dos tipos de objetos: los que, en vida, habían
sido utilizados por el muerto, y los que podría necesitar en su tránsito al inframundo. De esta forma, era muy variada la
elaboración de objetos funerarios: instrumentos musicales de barro, como ocarinas, flautas, timbales y sonajas en forma de
calaveras; esculturas que representaban a los dioses mortuorios, cráneos de diversos materiales (piedra, jade, cristal),
Las fechas en honor de los muertos son y eran tan importantes que les dedicaban dos meses. Durante el mes llamado
Tlaxochimaco se llevaba a cabo la celebración denominada Miccailhuitontli o fiesta de los muertitos, alrededor del 16 de
julio. Esta fiesta iniciaba cuando se cortaba en el bosque el árbol llamado xócotl, al cual le quitaban la corteza y le ponían
flores para adornarlo. En la celebración participaban todos, y se hacían ofrendas al árbol durante veinte días.
En el décimo mes del calendario se celebraba la Ueymicailhuitl o fiesta de los muertos grandes. Esta celebración se llevaba
a cabo alrededor del 5 de agosto, cuando decían que caía el xócotl. En esta fiesta se realizaban procesiones que concluían
con rondas en torno al árbol. Se acostumbraba realizar sacrificios de personas y se hacían grandes comidas. Después,
ponían una figura de bledo en la punta del árbol y danzaban, vestidos con plumas preciosas y cascabeles. Al finalizar la
fiesta, los jóvenes subían al árbol para quitar la figura, se derribaba el xócotl y terminaba la celebración. En esta fiesta, la
gente acostumbraba colocar altares con ofrendas para recordar a sus muertos, lo que es el antecedente del actual altar de
muertos.2
Desde antes de la llegada de los españoles, antes de que la religión católica fuera impuesta en Mesoamérica, muchas de
las culturas prehispánicas tenían la creencia de una vida después de la muerte. Por ejemplo, de acuerdo a Luis Ramos, en
su libro Culturas Clásicas Prehispánicas en la cultura maya, cuando una persona moría, su alma iba al “inframundo”
(conocido por ellos como Xibalbá). Según sus creencias, para llegar a este lugar, las almas debían de cruzar un río con la
ayuda de un xoloitzcuintle (raza de perro); es por eso que dentro de los ritos funerarios de los mayas se encontraba el de
enterrar a un perro de esta raza junto con la persona fallecida, de lo contrario, correría el riesgo de no llegar a Xibalbá y
quedarse en el camino. Después, esta creencia se vio reafirmada con la introducción a la cultura de la religión católica; de
acuerdo a la religión católica (religión predominante en México) existe la idea de un cielo y un infierno a donde las almas se
dirigen cuando uno muere (dependiendo de su comportamiento en vida), es decir, la creencia de una vida después de la
muerte.3
Hola, yo soy del Distrito Federal o Ciudad de México y quiero contarles como celebramos la Navidad
aquí. A finales de noviembre podemos comenzar a ver adornos navideños en toda la ciudad, las
casas son decoradas por cada familia con luces, nacimientos y por supuesto el árbol de Navidad,
que puede ser decorado como a cada quien se le ocurra, desde moños, luces, listones, esferas, etc.
En México es una fiesta muy religiosa, y comenzamos con el primer domingo de adviento, en el que
se lleva a la iglesia a bendecir una corona decorada de acuerdo a cada familia con 5 velas (3
moradas, una rosa y una blanca), cada domingo se enciende una vela, se hace una oración hasta el
día de Navidad en la que se encienden las 5 durante la cena.
El día de Noche Buena se reúne la familia y asistimos a la misa de Navidad, a las 00:00 del 25 se
procede a arrullar al niño Dios del nacimiento que haya en cada casa, el niño es colocado en el
pesebre, se procede a abrir los regalos que son obsequiados por cada miembro de la familia,
finalmente hacemos un brindis y cenamos y lo demás es celebración. Durante el 25, visitamos a los
familiares.
El 5 de enero todos los niños escriben una carta a los Reyes Magos con los juguetes que
desean recibir, algunos la mandan por globo al cielo y otros lo dejan dentro de un zapato a lado del
árbol de navidad para que el 6 en la mañana encuentren sus regalos. El mismo 6 se corta la rosca
de reyes que contiene muñequitos representando al niño Dios, el que saque el muñequito debe
invitar a todos tamales y atole el día de la candelaria 2 de febrero.
Después del 6, procedemos a levantar el nacimiento y quitar el arbolito, el niño es vestido para ser
presentado el día de la candelaria en el templo en donde es bendecido y permanece con esas ropas
hasta la siguiente navidad.
En cuanto al Año Nuevo, la celebración es muy similar a la de Noche Buena, solo que a las 00:00
hrs se hace un brindis y se comen 12 uvas, que representan cada uno de los meses del año que
llega, con cada uva pedimos un deseo. También hay un sin fin de supersticiones de año nuevo,
como usar ropa interior roja para tener suerte en el amor, barrer la casa hacia afuera para
ahuyentar las malas vibras, colocar dinero en los zapatos para tener suerte, hacer maletas y dar la
vuelta por la calle para viajar durante el nuevo año, entre muchas otras.
También se acostumbra ir a misa el día 1 para agradecer lo que nos dejó al año anterior y pedir
que nos vaya bien este nuevo año. A diferencia de la Navidad, esta fiesta no es tan familiar, ya que
muchos prefieren celebrarlo en bares y restaurantes, o cada miembro de la familia con amigos,
aunque muchos lo hacemos con nuestra familia.
La cena del 24 puede estar compuesta por pavo relleno (hay muchas recetas), Bacalao,
romeritos, caldo de camarón, pierna de cerdo, lomo adobado, ensalada de manzana, pasta, y algún
postre, cada quien decide.
Para la cena de año nuevo no varía mucho, aunque puede ser menos formal e incluir pozole entre
otros platillos.
Las Posadas son una actuación de la penuria que pasaron San José y La Virgen
María para encontrar posada o albergue en su viaje a Belén para cumplir con el
Censo de acuerdo con las Escrituras. En español les llamamos "Los Santos
Peregrinos José y María". Cada familia en un barrio se turna una noche y celebra
con una posada en su casa; empiezan 16 de diciembre y terminan el 24 en la
Noche Buena.
Los Peregrinos piden posada en tres differentes casas pero sólamente la tercera
les dejará entrar. Esa es la casa a la que le corresponde la posada esa noche.
Cuando los hosteleros les permiten pasar, el grupo de invitados entra en el hogar
y se arrodilla alrededor de el Nacimiento y reza el Rosario. El Rosario es una
oración católica que consiste en 50 Ave Marías, 5 Padre Nuestros, 5 Glorias, y la
Letanía, que es una serie de alabanzas para la Virgen María, además tambien se
cantan canciónes tradicionales de Navidad, como Noche de Paz, en español ¡por
supuesto!
Después de todos estos rezos, sigue la fiesta para los niños. Se les celebra con
una Piñata, la cual está llena de cacahuates (maní), naranjas, mandarinas, cañas
de azúcar, y a veces caramelos envueltos. Por supuesto, también
hay cánticos para entonar mientras que el niño en turno trata de romper la piñata
con un palo y con los ojos vendados.
Para los adultos siempre hay "Ponche con Piquete", es una bebida caliente hecha
con frutas de la estación con trozos de canela y con un poco de aguardiente (ron,
tequila, mezcal, cognac, jerez, etc.). Un buen substituto en Ohio es la sidra de
manzana con frutas, sin "piquete".
El día Reyes se celebra con una merienda que consiste de chocolate caliente y la
Rosca de Reyes La merienda se lleva a cabo entre las 5 y las 7 de la tarde y no es
una comida pesada, sino algo así como lo equivalente al "High Tea".
La Rosca de Reyes es un pan en forma de guirnalda que está hecha con muchos
huevos y es muy grande, está cubierta con frutas cristalizadas y azúcar encima,
pero adentro hay una figurita de cerámica que representa al Niño Jesús. La
persona a la que le toque la pieza del pan con la figurita, tiene que ser el Padrino
o la Madrina del Niño Jesus en el Día de la Candelaria, el dos de Febrero.
En la actualidad, estas tradiciones han sido modificadas. Por ejemplo, las posadas
son fiestas que se celebran en diferentes casas nueve días antes de la Navidad, y
son simplemente fiestas seculares. Asimismo, con la influencia del Tratado Libre
de Comercio conocido como el TLC, ahora se celebra la Navidad al estilo de los
Estados Unidos entre la gente adinerada, con Santa Claus y todas las tradiciones
norteamericanas con sus platillos y los regalos. Otra gente se toma vacaciones
para ir a esquiar a los Estados Unidos o a Europa, o viaja a lugares turísticos en
México.
Todas las instituciones educativas tienen vacaciones por tres semanas y no
regresan a las clases sino hasta después del 6 de enero. Asimismo, las oficinas de
gobierno y sus dependencias cierran durante esas dos semanas.