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Talle III

Alexandra Ipial Villamil


Trabajo final

Noviembre 12 de 2019

¿Cómo cambiar la forma de exposición – lectura de la tercera planta del Museo Nacional?
Para comenzar aclararé que está fue la sala en la que más me mantuve ya que, en anteriores
visitas, no había tenido la oportunidad de recorrerla en su totalidad. En este piso del museo
se encuentra gran parte de la colección artística colombiana, tanto esculturas como esculturas
y objetos característicos de la república de Colombia. Primeramente, el tercer piso se
encuentra “organizado” en forma de rotonda, dando una mirada de panóptico con el fin de
“establecer conexiones, encontrar diferencias y proponer relaciones entre las pinturas
exhibidas” (Museo Nacional de Colombia, 2016). Está dividido en tres secciones
cronológicas, [esto gracias a su espacio] la primera es la República de Colombia tomando la
temporalidad de 1886 a 1910, la segunda sala es Ideologías, arte e industria que va de 1910
a 1948 y la última sección que es Modernidades, que va de 1948 a 1965.

Ideologías, arte e industria


[1910 - 1948]

Modernidades [1948 - 1965] República de Colombia


[1886 - 1910]

Como bien se especifica, la tercera sala está distribuida de manera cronológica, supongo yo
que para ayudar al espectador con una lectura organizada de la historia de Colombia, por
medio del arte, la música, la literatura, el cine y objetos celebres. A pesar de que este piso
sea uno de los más artísticos conserva mucho el formato de lectura de museo tradicional, en
donde se debe observar – apreciar la obra, la escultura o el objeto desde cierta distancia, no
hay una interacción con el objeto y en donde ya hay una forma de interpretación.
Mi propuesta para cambiar este piso es romper esa manera cronológica en la que está
organizada la exposición, dejaría la mirada panóptica al arte, pero no pondría palabra alguna,
salvo el título de la obra, el pintor y el año; es decir no dar la descripción que siempre se pone
para dar contexto de las pinturas, sino que dejar al espectador la libertad de interpretar el
objeto cómo él o ella quiera, de ahí que se tenga una columna en blanco al lado de algunas
pinturas (pueden ser aquellas que son más grandes), una copias de la respectiva pintura [que
tiene la columna] y hojas de papel en blanco, con el propósito de que 1. en las copias de la
pintura señale lo que más le llama la atención de la imagen o lo que le molesta de ella, lo que
cree que no debería ir allí, también que agregue lo que piense que debería tener la imagen y
que, con los cambios o agregados que le hizo, le coloque un título y escribiera la historia que
le transmite la imagen y 2. en la columna pegar todo esto. Pienso yo que sería una forma más
libre de interpretar y expresar la exposición.
Para reducir el distanciamiento que le imponen al espectador con los objetos sería dejar de
encerrarlos en vitrinas de vidrío o con vallas [en el caso de los objetos más grandes],
claramente poniendo la advertencia de no tocarlos (puede ser contradictorio, pero recordemos
el sentido de conservación, además de que hay que gente poco cuidadosa con los objetos) y
si se puede mostrar la utilización de algunos de ellos, como es el caso de una corona de
laureles que se encuentra, esta estaría mejor encima de la cabeza de alguna escultura, de
preferían la escultura de la persona a la que fue obsequiada. A lo que me quiero referir es
librar al espectador y al objeto de la barrera de vidrío que los separa, para que se pueda
contemplar y observar con más detalle aquello que cuidadosamente [y orgullosamente]
guarda el museo; asimismo se enseñaría a los visitantes que eso que está allí también es suyo
y que al serlo se cuide como cualquier objeto que consideramos valioso. Igualmente
replicaría algunos objetos (como unas jeringas de vidrío que se tenían o las cadenas de la
antigua penitenciaria y demás) para que el espectador pueda hacer uso de ellas y aprenda en
la práctica – no en la lectura- cómo se manipulaban o, en el caso de la celda de la
penitenciaria, que simule como era ser un preso o un oficial en el siglo XIX y hasta, casi,
mitad del siglo XX. En otras palabras, que el espectador tenga la experiencia de vivir – en
cierto sentido- en el pasado. Algo que considero que sería fundamental agregar a la sala de
Modernidades sería 1. que su sección de cine y televisión disponga de películas y series, en
formatos de CD o de VHS, en donde es espectador escoja un límite de película o serie para
ver 2. que en su sección de música estén los éxitos colombianos, no solo un mural que se
tiene mostrando las portadas de los discos, no, que tengan los discos, preferiblemente también
en formatos de CD y de cassette, igualmente incluir los instrumentos típicos de Colombia,
indígenas y posteriores (no solo mostrar un piano y un clavecín que ni son colombianos ni
mucho menos latinoamericanos y no “pertenecen” a nuestro periodo prehispánico ni
colonial) 3. que su sección de literatura tuviera los libros de los mejores escritores
colombianos, desde los más antiguos a los más contemporáneos, incluyendo mujeres 4. en
su sección de fotografía tener expuestas las cámaras que ayudaron a captar acontecimientos
que se consideraron importantes y las fotografías que se consideran dignas para la posteridad,
asimismo que se tenga lo de las copias, lo de la columna y las hojas para señalar lo que el
espectador interpreta de la fotografía.
Finalmente incluiré las fotografías que tomé. Debo admitir que son pocas, son más que todo
los objetos y pinturas que me llamaron la atención:

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