Вы находитесь на странице: 1из 3

Filantropía empresarial

La filantropía, es un concepto acuñado por el emperador romano Flavio Claudio Juliano, a fines
del siglo III. Él, en su intento de restaurar el paganismo que primó en el imperio antes de la
llegada del cristianismo, buscó sustitutos a los conceptos cristianos, dándoles un significado
alejado de la religión católica. Así, fomentó el uso de la filantropía por la caridad[1].

Ya que etimológicamente filantropía significa: ”Amor al hombre o a la humanidad” podemos


concluir entonces que aunque su significado tomado de manera literal puede significar caridad,
los alcances son diferentes. La caridad es un término de connotación religiosa y busca resolver
un problema de manera inmediata mientras que la filantropía empresarial o corporativa se usa
en el contexto humanista no religioso y busca además que el cambio sea duradero a través de
programas sociales y/o ambientales llevados a cabo por la empresa.

La inversión de este tipo no espera beneficios ni está alineada a la estrategia de la


compañía; eso es lo que la diferencia de la responsabilidad social o la inversión socialmente
responsable.

Según la revista Forbes, una investigación ha encontrado que las empresas que alientan a sus
empleados a ser voluntarios tuvieron una tasa de retención más alta porque disfrutaban de sus
lugares de trabajo y por lo tanto eran menos propensos a dejarlo2.

Responsabilidad Social Corporativa


La responsabilidad social corporativa y la filantropía corporativa o empresarial son conceptos
que están estrechamente relacionados, se podría decir que la filantropía es un pedazo de la torta
de la RSC[3].

La RSC es una contribución activa y voluntaria con ejes sociales, económicos y ambientales,
que de encontrarse integrada en la misión de la organización, tiene el objetivo de mejorar su
situación competitiva, aportar valor a la empresa, beneficiar a sus trabajadores y a las
comunidades que se encuentren dentro del área de influencia.

Es importante, y esta es la gran diferencia, que esta ayuda o financiación de proyectos


esté relacionada con el giro del negocio de la empresa y genere un impacto positivo a las
comunidades en donde opera la empresa, al medio ambiente y a la sostenibilidad de la misma.
Por ejemplo, una editorial podría enfocarse hacia la donación de libros, fomentar la educación y
reducir el número de analfabetos en la región; o una cadena de salones de belleza podría
comprometerse a la elaboración de pelucas para mujeres que han perdido el cabello por un
tratamiento contra el cáncer.

En ambos ejemplos, las empresas alinean sus programas sociales y ambientales al giro
comercial de las mismas. De esta forma, los consumidores las perciben positivamente y no
como un simple “Greenwash”.

Finalmente, es importante que las empresas tengan claro si las acciones que estan llevando a
cabo son principalmente filantropía empresarial, responsabilidad social corporativa y/o ambas,
ya que no se excluyen mutuamente. Sin embargo de no tenerlo claro puede ser que esten
alocando recursos para no obtener los resultados deseados.
En diciembre generalmente hay un excelente, y algo desbordante espíritu
solidario, de ganas de hacer actividades de “responsabilidad social”. Lo
pongo entre comillas, por lo que voy a comentar a continuación. Existe
una gran diferencia entre las actividades caritativas o filantrópicas (como
las chocolatadas o entrega de regalos), que en la mayoría de casos no
califican como actividades de Responsabilidad Social, y las acciones
propias de la Responsabilidad Social, como los talleres de transferencias
de capacidades. Esto no es ni bueno, ni malo. Sencillamente, se trata de
conceptos distintos, que sin embargo, a veces se confunden.

La filantropía es básicamente – desde la propia etimología de la palabra


– el amor a la humanidad. Viene de las palabras griegas “philos”, que
significa amor, y “anthropos”, que se traduce como hombre – en el
sentido genérico del término. Ergo, estamos hablando del amor a la
humanidad. A continuación, comparto un pequeño cuadro que pretende
describir, de manera esquemática, a la filantropía.

La Responsabilidad Social, por otro lado, es una manera de gestionar


una empresa. Es una forma ética de gestión, tomando en cuenta las
expectativas de todos las partes interesadas, es decir, los grupos que
tienen relación con la empresa, que incluyen (y no limitan), al Estado, los
accionistas, los colaboradores, el medio ambiente, los clientes, los
proveedores, y la comunidad. Así, la empresa adopta el compromiso
voluntario de poner en práctica acciones que promuevan el bienestar
social en tres dimensiones claves: lo económico, lo social y lo ambiental.
Comparto el cuadro esquemático, que ayudará a hacer las
comparaciones pertinentes.
Para aclarar un poco el tema, sigamos el siguiente ejemplo: una
campaña de recolección de útiles escolares (incluyendo uniformes y
zapatos, y hasta un voluntariado de pintado de carpetas y mejora de
infraestructura del colegio), es una actividad filantrópica. Bienvenida, útil,
quizás hasta necesaria. Pero no es sostenible en el tiempo, ya que
queda ahí como una actividad puntual. Una iniciativa de responsabilidad
social integral, y sostenible en el tiempo, asociada a una donación de
útiles escolares, sería el compromiso de hacer refuerzo en los cursos
escolares (matemáticas, lenguaje, deportes, música, etc), por ejemplo
todos los sábados. El esfuerzo es mayor, porque el compromiso es
superior. Pero también es mucho más grande el impacto que se
generaría en ese grupo de estudiantes, en el largo plazo.

Como ya ha sido comentado en este espacio, en la mayoría de casos, no


es necesario, ni siquiera, tener dinero u organizar alguna actividad o
colecta, para vivir la responsabilidad social o sentirse útil para la
sociedad. Siempre se puede empezar enseñando algo que tú sabes, en
lo que eres bueno, a alguien que tienes cerca, incluso dentro de casa.
Enseñar con una sonrisa, que es gratis. Y con mucha paciencia, que
tampoco cuesta pero es más escasa aún. Así podemos comenzar bien el
año.

Вам также может понравиться