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La filantropía, es un concepto acuñado por el emperador romano Flavio Claudio Juliano, a fines
del siglo III. Él, en su intento de restaurar el paganismo que primó en el imperio antes de la
llegada del cristianismo, buscó sustitutos a los conceptos cristianos, dándoles un significado
alejado de la religión católica. Así, fomentó el uso de la filantropía por la caridad[1].
Según la revista Forbes, una investigación ha encontrado que las empresas que alientan a sus
empleados a ser voluntarios tuvieron una tasa de retención más alta porque disfrutaban de sus
lugares de trabajo y por lo tanto eran menos propensos a dejarlo2.
La RSC es una contribución activa y voluntaria con ejes sociales, económicos y ambientales,
que de encontrarse integrada en la misión de la organización, tiene el objetivo de mejorar su
situación competitiva, aportar valor a la empresa, beneficiar a sus trabajadores y a las
comunidades que se encuentren dentro del área de influencia.
En ambos ejemplos, las empresas alinean sus programas sociales y ambientales al giro
comercial de las mismas. De esta forma, los consumidores las perciben positivamente y no
como un simple “Greenwash”.
Finalmente, es importante que las empresas tengan claro si las acciones que estan llevando a
cabo son principalmente filantropía empresarial, responsabilidad social corporativa y/o ambas,
ya que no se excluyen mutuamente. Sin embargo de no tenerlo claro puede ser que esten
alocando recursos para no obtener los resultados deseados.
En diciembre generalmente hay un excelente, y algo desbordante espíritu
solidario, de ganas de hacer actividades de “responsabilidad social”. Lo
pongo entre comillas, por lo que voy a comentar a continuación. Existe
una gran diferencia entre las actividades caritativas o filantrópicas (como
las chocolatadas o entrega de regalos), que en la mayoría de casos no
califican como actividades de Responsabilidad Social, y las acciones
propias de la Responsabilidad Social, como los talleres de transferencias
de capacidades. Esto no es ni bueno, ni malo. Sencillamente, se trata de
conceptos distintos, que sin embargo, a veces se confunden.