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Desde finales del pasado siglo XX aparece un nuevo enfoque del cuidado: el
cálculo de su valor monetario, indicativo de la relevancia social que ha ad-
quirido. El dinero es hoy el instrumento fundamental que asegura la equiva-
lencia de los intercambios y, además, permite conocer el valor de las cosas.
Las escalas monetarias tienen una gran precisión, lo cual hace posible saber
automáticamente la posición relativa que ocupa cada precio respecto de los
demás. De su complejidad hemos cobrado conciencia al constatar la lentitud
con la que pasamos del viejo instrumento de medición –la peseta– al nuevo
–el euro–, de modo similar a la dificultad de aprendizaje de una lengua cuando
ya hemos superado la capacidad de rápida asimilación de conocimientos en la
primera infancia.
La monetarización ha clarificado y ordenado la realidad económica, que se
nos representa ahora a través de múltiples indicadores que dan cuenta de la
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Canadá 1997 34
Australia 1997 43
Nueva Zelanda 1999 39
Noruega 1990 38
Japón 1996 15
Suiza 1997 41
Reino Unido 1999 44
Fuente: Durán, 2006c: 105.
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Desde la invisibilidad hasta la cuantificación, la cuestión del cuidado de las
personas ha recorrido un largo camino en un tiempo relativamente corto. Tal
como se ha visto en las páginas anteriores, cuidar era hasta hace unas pocas
décadas sinónimo de maternidad y ésta de feminidad, al menos, en el imagi-
nario social. Cuidar y ser cuidado, tal como se ha puesto de manifiesto desde
distintas perspectivas disciplinares, es una relación social que involucra a las
personas a lo largo de la vida. Lo que unas y otras dan y reciben se ha diversi-
ficado y enriquecido. No son ya sólo los menores en las primeras etapas de la
vida los cuidados por sus madres hasta que alcanzan una autonomía básica de
subsistencia, sino también los que la han perdido por la edad o no han accedi-
do nunca a ella son aceptados como una responsabilidad por sus familias y por
el conjunto de la sociedad. A la variedad creciente de necesidades reconocidas
corresponde una pluralidad de cuidadores que ejercen su actividad en dife-
rentes ámbitos y contextos. Todo ello discurre paralelamente a los cambios