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Boris G. Diaz
Mg. Sci. Ing. Forestal. Dirección Provincial de Recursos Hídricos (CAP), Santa Cruz, Argentina.
Avellaneda 801 (9400) Río Gallegos, Santa Cruz. E–mail: changoforesto@gmx.net. Tel: (+54) – 2966
– 433147.
RESÚMEN
El riesgo de pérdida de suelos por erosión es uno de los principales condicionantes para el
aprovechamiento de un territorio. Se ensayo el modelo USLE para la estimación preliminar
del riesgo de erosión actual en la Cuenca del Río de las Vueltas, al SurOeste de la provincia
de Santa Cruz. Se ajustaron diversas modelizaciones del terreno y de las características de
la precipitación regional para complementar antecedentes edafológicos, vegetacionales y de
uso del territorio disponibles. La existencia de amplias superficies con elevadas pendientes
asociadas a una densa cobertura vegetal, la predominancia de una morfología que permite
la rápida concentración del agua precipitada, el escaso desarrollo del drenaje y el clima, y la
creciente ocupación y uso sin planificación, entre otros factores, se combinan para
representar un importante riesgo de erosión hídrica. Un 26% de la superficie en la cuenca
presenta niveles bajos de erosión, con valores de hasta 1,0 t/ha/año, mientras que unas
32.109 hectáreas (56%), se encuentra sometida a procesos moderados de erosión, entre
1,0 y 10,0 t/ha/año. En estas áreas, la cobertura vegetal juega actualmente un importante rol
de protección.
ABSTRACT
Soil erosion risks represent one of the most important limitations for land development. USLE
model was applied for a preliminary estimation of actual soil erosion risks in Rio de las
Vueltas Watershed (Southwestern Santa Cruz province). Terrain and regional precipitation
models were adjusted to complement soil, vegetation and land use available information.
Important soil erosion risks are mainly influenced by limited drainage, weather, increasing
land occupation and use without appropriate planning, large areas with high slopes and
dense vegetation cover and a topography which rapidly concentrates water flows, between
other factors. About 26 percent of the watershed represent lower erosion risk levels, up to
1,0 t/ha/year. Other 56 percent (about 32.109 hectares), represent moderate erosion risk
levels, between 1,0 y 10,0 t/ha/year. In these areas, vegetation cover plays a fundamental
role in preventing soil losses.
MATERIALES Y MÉTODOS
Área de estudio
Se trabajo en la Cuenca Río de las Vueltas (SO de la provincia de Santa Cruz), definida
superficialmente aplicando el criterio de divisoria superficial de aguas, asumiendo una
coincidencia perfecta entre la cuenca vertiente y la cuenca topográfica superficial (Figura 1).
[1]
Donde: A representa la pérdida anual de suelo por unidad de superficie (t*año-1*ha-1);
R representa la erosividad de las lluvias (J*mm*m-2*h-1); K representa la erodabilidad
del suelo (t*J-1*mm-1); L es la longitud de la parcela (m); S es el valor de la pendiente;
C representa las prácticas de manejo de la cobertura vegetal; y P representa las
prácticas de conservación.
Se utilizó una grilla de puntos espaciados 250 x 250 m, extraída del MDT según los
procedimientos detallados por Van Remortel et al. (2001) y Mati et al., 2000 para la
aplicación del modelo a escala de cuenca. Cada uno de los puntos representa a una parcela
rectangular de características homogéneas de 6,25 hectáreas. Se descartaron del análisis
las áreas de la cuenca representadas por lechos rocosos de río, cuerpos de agua y por
encima del límite altitudinal del bosque.
Erosividad de la precipitación
La modelización de este factor es una práctica común durante la utilización de la USLE
debido a la dificultad para disponer de la información requerida para el cálculo apropiado
(Vich, 1989; Gabriels, 2000). Entre las diversas aproximaciones al factor, una de las más
utilizadas en forma preliminar por su simplicidad y fuerte correlación con la erosividad de las
lluvias, es el índice modificado de Fournier (Looijen et al., 1998; Gabriels, 2000; Jordan &
Bellifante, 2000; Sheridan y Rosewell, 2003), [2].
Es posible reconocer en la región dos gradientes de precipitación, determinados
fundamentalmente por la posición geográfica y la topografía. Se modelizaron dos gradientes
de precipitación para una mejor aproximación de la distribución teórica de las lluvias dentro
de la cuenca, dado que la información meteorológica disponible consta de series de
registros breves, discontínuos y parciales. Un primer gradiente E–O se ajustó con
información de precipitaciones promedio mensuales y anuales entre el Campo de Hielo Sur
y el extremo E del lago Viedma [3]. Un segundo gradiente altitudinal sencillo se utilizó para
simular el incremento de las precipitaciones con la altura [4].
[2]
Donde: IMF es la erosividad pluvial estimada mediante el Índice Modificado de
Fournier; p es la precipitación media mensual (mm); P es la precipitación total anual
(en mm).
Se estableció un sistema de coordenadas relativas para los puntos de la grilla extraída del
MDT. Cada punto fue representado por un valor x,y,z a partir de dos ejes de referencia. Se
asignó el valor 0 a la sección media del Campo de Hielo Patagónico, definido sobre un eje
latitudinal común a la ubicación de las estaciones meteorológicas sobre las que se dispone
actualmente de información (Fitz Roy, 49°20’LS–72°53’LO y Ea. Punta del Lago, 49°40’LS–
71°53’LO). El gradiente E–O se establece sobre esta referencia [3]. El valor 0 de referencia
para el gradiente altitudinal se representó como el valor medio de todas las cotas a una
distancia dada desde el valor 0, ubicado en el Campo de Hielo Continental [4].
[3]
Donde: PPION es la precipitación anual en un punto determinado de la cuenca (mm);
DIST es la distancia (m) desde la cordillera (punto medio del Campo de Hielo
Patagónico) hacia el E de la región (Estancia Punta del Lago).
[4]
Donde: INCR es el incremento medio de la precipitación con la altura (mm/m); DIST es
la distancia (m) desde la cordillera (punto medio del Campo de Hielo Patagónico) hacia
el E de la región (Estancia Punta del Lago).
[5]
Donde: K es el factor de erodabilidad del suelo; M es una relación multiplicativa entre
la fracción de partículas comprendidas entre 0,002-0,1 mm de diámetro y la fracción
de arcillas; a es la fracción de materia orgánica presente.
Pendiente
La topografía determina una significativa influencia en el riesgo erosivo. La erosión se
incrementa conforme aumenta el valor de la pendiente del terreno (S) y la longitud para un
declive determinado, entre el origen de un flujo de escorrentía y el punto de deposición de
los materiales acarreados (L), (Renard et al., 1997). Se modelizaron valores para el factor
topográfico L*S a partir de sus ecuaciones características [6, 7] y de parámetros de ajuste
propuestos por Renard et al. (1997), Tragsa et al. (1998) y Mintegui y Unzú (1990). Se
asumió una pendiente uniforme dentro del área de influencia de cada punto de la grilla, así
como la homogeneidad en las características de suelo y vegetación (TABLA 1).
[6]
Donde: L*S es el factor topográfico; λ es la longitud del declive en metros; s el factor
de pendiente; a, b y c son parámetros de ajuste y constantes propuestas para el
modelo, según diversos autores y situaciones de pendiente y longitud del declive. La
variable S adopta la siguiente forma:
[7]
Donde: a y b son parámetros de ajuste del modelo, variables según los rangos de
pendiente a que se apliquen; y α es el ángulo de pendiente.
Prácticas de uso y conservación
El factor C representa en el modelo USLE el efecto de las intervenciones antrópicas en la
tasa de erosión y suele ser el indicador utilizado para la comparación de diferentes
alternativas de manejo y planes de conservación (Renard et al., 1997). Su valor se establece
en relación a una situación de referencia, contemplando las características de la cobertura
vegetal y de los residuos vegetales presentes, de la humedad del suelo y del poder erosivo
de la lluvia y la escorrentía (SanRoque et al., 1983; Vich, 1989; Renard et al., 1997).
Para situaciones de montaña, y en particular en ecosistemas que pueden ser considerados
como relativamente inalterados durante breves lapsos de tiempo (a diferencia de ambientes
sometidos a cultivos rotativos, por ejemplo), la estimación del factor C puede simplificarse
respecto a los terrenos sometidos a prácticas de manejo más intensiva, como los agrícolas
(Mintegui y Unzú, 1990). Se obtuvieron los valores para el factor C a partir de publicaciones
de referencia para diversas situaciones de cobertura vegetal y de residuos, presentados por
Mintegui y Unzú (1990) y Tragsa et al. (1998). La información de terreno se extrajo del
sistema de información geográfico basado en el análisis de imágenes, aerofotografías y un
censo de vegetación realizado en la cuenca (Diaz, 2005). No se consideró en los cálculos el
factor P de prácticas de manejo dado que éste se orienta al impacto de actividades
agrícolas, ausentes en la región, (TABLA 1).
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
La Cuenca Hidrográfica Río de las Vueltas es una cuenca de montaña, inserta en el paisaje
cordillerano de Patagonia Austral. Ocupa una superficie total de 1.283 km2 sobre las
nacientes del Sistema Hidrográfico del Río Santa Cruz. Este sistema, con una superficie
total aproximada de 58.000 km2 y un módulo de 700 m3/s, es el más importante de la
provincia y uno de los más importantes de Patagonia. Aproximadamente la mitad de su
superficie se halla cubierta por rocas, glaciares y otros hielos permanentes (TABLA 2). Las
formaciones boscosas del género Nothofagus y los pastizales presentan coberturas
aproximadamente similares entre si, ligeramente mayores en el primer ecosistema.
El paisaje cordillerano de la Cuenca Río de las Vueltas es relativamente joven en términos
geológicos. Buena parte de su fisonomía actual procede de eventos tectónicos ocurridos
desde el Paleozóico y hasta el Mioceno, así como de las diversas glaciaciones posteriores
ocurridas durante el Plioceno (Riccardi & Rolleri, 1980; Ercolano, 2000). La relativa juventud
de la cuenca se evidencia en las fuertes pendientes y gradientes altitudinales en buena
parte de su superficie. Su relieve condiciona fuertemente el desarrollo de los suelos los que
se presentan escasamente desarrollados a lo largo de las laderas medias y altas de los
diferentes valles y con un mayor grado de desarrollo en las áreas bajas.
En general los suelos en la región tienden a presentar perfiles escasamente desarrollados,
con texturas gruesas, abundancia de gravas, con contenidos variables de materia orgánica
y, baja retención hídrica (Villegas et al., 2004). No obstante esto, se presentan diferencias a
escala local, fundamentalmente según la pendiente, la altitud, la edad y origen de las
geoformas. Al igual que en el caso de la vegetación, se presentan importantes gradientes
ambientales que condicionan las características y distribución de los tipos de suelos,
fundamentalmente a partir de dos ejes, Norte–Sur y Oeste–Este. Villegas et al. (2004)
describen 4 grupos de suelos dominantes, presentes en la Cuenca Río de las Vueltas, entre
los que se encuentran 7 órdenes: Andisoles, Aridisoles, Entisoles, Espodosoles, Histosoles,
Inceptisoles y Molisoles.
TABLA 3. Distribución de la erosión actual modelizada en la Cuenca del Río de las Vueltas.
PÉRDIDA DE SUELO SUPERFICIE REPRES. LAMINA DE SUELO
(t/ha/año) (hectáreas) %1 EQUIVALENTE (mm) 2
0 - 0,09 12.479 21,6 0,005
0,1 – 0,49 107 0,2 0,025
0,5 – 0,99 2.566 4,4 0,05
1,0 – 4,99 21.684 37,5 0,25
5,0 – 9,99 10.425 18,0 0,5
10,0 – 49,99 9.052 15,7 2,5
50,0 – 99,99 755 1,4 5
> 100,0 751 1,2 -
1
Representatividad sobre la superficie total cubierta con vegeteación, en la cuenca; 2 Según
una densidad media teórica de 2 t/m3 (Mintegui y Unzú, 1990).
CONCLUSIONES
El ensayo del modelo USLE para la estimación de las pérdidas actuales o potenciales de
suelo por erosión, a partir de la existencia de relaciones útiles entre parámetros físicos y
biológicos, permiten realizar aproximaciones preliminares al estado de conservación y riesgo
potencial de diferentes suelos sometidos a condiciones diversas de uso e intensidad. Esto
es particularmente importante en regiones como el Oeste de la provincia de Santa Cruz,
actualmente sometida a una presión creciente de ocupación y uso, en las que prácticamente
se carece de información de base orientada al manejo de los recursos naturales. Estas
aproximaciones no reemplazan la necesidad de ensayos específicos de campo para el
ajuste de los riesgos o pérdidas reales de erosión, sin embargo permiten orientar pautas
generales e iniciales de manejo en un contexto regional de acelerada ocupación y uso del
territorio usualmente, sin control.
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