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SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN

NANCY YOLIMA GÓMEZ GONZÁLEZ

NAYLA PAOLA MELÉNDEZ ROJAS

KAREN MILENA TORRES BARREIRO

CENTRO DE ESTUDIOS RELIGIOSOS DE COLOMBIA

LITURGIA

MEDELLÍN ANTIOQUIA

2019
SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN

NANCY YOLIMA GÓMEZ GONZÁLEZ

NAYLA PAOLA MELÉNDEZ ROJAS

KAREN MILENA TORRES BARREIRO

PROFESOR: YEISSON STIVEN ZAPATA

CENTRO DE ESTUDIOS RELIGIOSOS DE COLOMBIA

LITURGIA

MEDELLÍN ANTIOQUIA

2019
Para hablar del sacramento de la confirmación es muy conveniente hablar de su
relación y conexión íntima con el sacramento del bautismo y el sacramento de la
Eucaristía; ya que los tres hacen parte de nuestra iniciación a la vida de fe.

El sacramento de la confirmación es un sacramento instituido por Dios en la cual


es una expresión de su amor con todos nosotros. Éste sacramento se ve reflejado
en el antiguo testamento con nuestro padre de la fe Abraham. Ya que por medio
de él, Dios lo puso a prueba para confirmar su fe al pedir a su hijo en sacrificio y
saber que él no se lo reservó para sí, sino que confió plenamente en la voluntad
de Dios. (Cfr. Génesis 22, 1- 18).

Al ver como Abraham reafirmó la fe porque ya se podía notar el crecimiento de su


fe, es en este acto en que se lleva a cabo la plenitud de la confianza en Dios y la
manifestación de su presencia derramando sobre el todo su amor. Más adelante
en el libro de Isaías nos hace referencia de los dones del Espíritu Santo. (Cfr 11,
2- 3).

En al Antiguo testamento deslumbramos la imposición de manos era un signo para


transmitir poder, sabiduría y se puede comprobar en el libro de los Números
capítulo 27, 18-21. "Respondió Yahveh a Moisés: «Toma a Josué, hijo de Nun,
hombre en quien está el espíritu, imponle tu mano, y colócalo delante del
sacerdote Eleazar y delante de toda la comunidad para darle órdenes en
presencia de ellos y comunicarle parte de tu dignidad, con el fin de que le
obedezca toda la comunidad de los israelitas. Que se presente al sacerdote
Eleazar y que éste consulte acerca de él, según el rito del Urim, delante de
Yahveh. A sus órdenes saldrán y a sus órdenes entrarán él y todos los israelitas,
toda la comunidad.»"

En el Nuevo Testamento ya se pueden ver más claros los signos, como ahora lo
conocemos el sacramento de la confirmación; en Pentecostés llega el Espíritu
Santo sobre los discípulos les imprime la gracia de Dios, sus dones, derramando
su fuerza y sabiduría para cumplir la misión encargada por Cristo. (Cfr. Hch 2 1-4).
Después de que los apóstoles recibieran el Espíritu Santo salieron anunciar el
evangelio a imponer las manos, para que el espíritu llegara sobre ellos los
bautizados en el nombre de Jesús el Señor. (Cfr Hch 8,14-17).

Antes los dos sacramentos, estaban unidos y se hacía solo una celebración. San
Cipriano de Cartago año 258 fue muy claro a distinguir un “doble Sacramento”,
ya que el bautismo confiere vida espiritual, la Confirmación confiere dones para
afrontar esa nueva vida. Así mismo lo explica: “Esto ocurre hoy también entre
nosotros. A aquellos que han sido bautizados en la Iglesia se les conduce a los
prepósitos de la Iglesia (obispos), y por nuestra oración y nuestra imposición de
manos reciben el Espíritu Santo y son consumados por el sello del Señor” (Ep. 73,
9) ; cf. Ep. 74, 5 y 7.

San Ireneo de Lyon año 202 Conservamos esta fe, que hemos recibido de la
Iglesia, como un precioso perfume custodiado siempre en su frescura en buen
frasco por el Espíritu de Dios, y que mantiene siempre joven el mismo vaso en que
se guarda. Este es el don confiado a la Iglesia, como el soplo de Dios a su
criatura, que le inspiró para que tuviesen vida todos los miembros que lo
recibiesen. En éste se halla el don de Cristo, es decir el Espíritu Santo, prenda de
incorrupción, confirmación de nuestra fe, y escalera para subir a Dios.

Los obispos de Oriente resolvieron el problema al delegar los Sacramentos de


Iniciación al presbítero, y se reservaron para ellos la consagración del óleo que se
emplea en el rito. Hasta el día de hoy en las Iglesias de Oriente la iniciación se
celebra con los tres sacramentos a la vez.

Los obispos en Occidente también delegan el Bautismo a los sacerdotes, no


obstante, retienen la función de hacer la unción final y la imposición de las manos.
Lo celebran cuando visitan una localidad particular, una parroquia o un pueblo.

Así pues, la celebración de la Confirmación en la Iglesia de Occidente se llevó a


cabo mucho tiempo después del Bautismo. En los países de América Latina,
especialmente en tiempos anteriores y con diócesis muy extensas, muchos
infantes, niños de muy corta edad, eran confirmados cuando el obispo hacia la
“visita pastoral”, que era con intervalo de muchos años. Ahora las diócesis son
más pequeñas; hay más obispos y se prefiere que este Sacramento sea recibido
en edad más avanzada.

El Bautismo era el sacramento del don inicial del Espíritu, en tanto que la
Confirmación era el sacramento de la plenitud del Espíritu con sus siete dones.

Cuando en la Edad Media se hizo común la práctica de confirmar cerca de la


adolescencia en lugar de celebrarlo en la infancia, los teólogos comenzaron a
enseñar que la Confirmación era el sacramento de la madurez.

Quienes la recibían eran considerados lo suficientemente mayores y listos como


para vivir una vida cristiana activa y responsable. La persona cristiana era sellada
como testigo de Cristo en la Confirmación y recibía la fortaleza en el crecimiento
de los dones del Espíritu para luchar, sufrir y morir por la fe.

La Confirmación ha recibido orientación por medio de los documentos de la Iglesia


que ven la Confirmación como un sacramento relacionado integralmente con el
Bautismo y la Eucaristía. Estos sacramentos juntos constituyen un proceso por el
cual el Espíritu conduce al creyente a la plena unión con la comunidad.

La Confirmación no completa el Bautismo como si este hubiese quedado


incompleto. Más bien, los dos sacramentos están unidos en el proceso de
iniciación.

La Constitución sobre la Sagrada Liturgia establece que “Revísese también el rito


de la confirmación, para que aparezca más claramente la íntima relación de este
sacramento con toda la iniciación cristiana”. El Catecismo de la Iglesia Católica,
citando la Constitución dogmática sobre la Iglesia, dice: “El Sacramento de la
Confirmación (a los bautizados) los une más íntimamente a la Iglesia y los
enriquece con una fortaleza especial del Espíritu Santo” (1285).
Fue hasta 1910, cuando el Papa Pío X aprobó que los niños de siete años
recibieran la sagrada comunión, que la Confirmación pasó a ser el último
sacramento de la Iniciación Cristiana en celebrarse.

El Papa San Melquíades escribió sobre esta diferencia: En el bautismo se alista el


hombre en la milicia, en la confirmación recibe las armas para la lucha. En la
fuente bautismal, el Espíritu Santo da la inocencia, en la confirmación comunica la
plenitud de la gracia. En el bautismo renacemos a la vida, en la confirmación nos
preparamos para la lucha. En el bautismo nos purificamos, en la confirmación. La
regeneración nos salva en la paz, la confirmación nos arma y adiestra para el
combate.

APORTE PERSONAL NANCY

Desde mi experiencia pastoral veo que el sacramento de la Confirmación ha


perdido fuerza y significado para los fieles de la nueva generación no hay
preocupación ni interés de vivir y practicar la fe en los sacramentos.

Pienso que hace falta personas muy preparadas en el ámbito espiritual e


intelectual para llevar a cabo la pastoral en la catequesis presacramental hablando
desde mi experiencia personal es muy necesario transmitir lo que significa y lo que
es el Sacramento de la Confirmación como un regalo gratuito del amor de Dios en
él nos da la plenitud de su espíritu con todos sus dones y gracias.

Por esto intensificar su anuncio como indispensable y necesario para vivir como
un soldado de Cristo armado con sus dones, así cada catequista consciente de su
responsabilidad deberá transmitir con su vida y ejemplo la grandeza de los
sacramentos. Se deben desarrollar estrategias parroquiales de misión con la tarea
de motivar y animar a los fieles cercanos y lejanos de la gracia de los
sacramentos.
APORTE NAYLA Y KAREN

También podemos ver que el Sacramento de la Confirmación, en estos tiempos ha


ido perdiendo fuerza ya que en el núcleo Familiar se ha olvidado de alimentar esta
fuente espiritual, los jóvenes de hoy en día también han perdido esta voluntad ya
que en sus hogares no se inculca ni el respeto por su propia vida, por su sentido
de vida como Cristianos, como partícipes de esta gran celebración y
acontecimiento en nuestra vida personal.

Los jóvenes y padres de Familia han tomado este Sacramento por cumplir un
requisito en la vida Sacramental, ya no es como antes la responsabilidad del joven
de realizar el Sacramento con amor y respeto, compromiso, se ha perdido la
conciencia que en éste se recibe la gracia del Espíritu Santo.

WEBGRAFÍA

http://www.mscperu.org/teologia/Padres/Ireneo/ContraHerejes/IreneoAH4.htm

https://www.loyolapress.com/our-catholic-
faith/espanol/sacramentos/confirmacion/la-historia-del-sacramento-y-el-desarrollo-
de-la-confirmacion

BIBLIOGRAFÍA

La Sagrada Escritura

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