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La planeación educativa en México

La planeación puede considerarse como la anticipación a un futuro factible que


puede prever un acontecimiento, su importancia radica en la capacidad que nos
proporciona para poder predecir y sobre todo controlar un evento futuro.

De acuerdo a esta definición, la planeación debe ser aplicada a un objetivo y debe


tener un propósito específico. La planeación se hace antes de efectuar una acción,
requiere de información de los elementos que componen el sistema a planear, y
es más necesaria cuando el hecho futuro implica una serie de decisiones
interconectadas que deben efectuarse en orden determinado.

La educación ha servido en muchos de los casos en la historia del hombre como


un sistema de control para la población en general. Platón reservaba la sabiduría
sólo para monarcas y sabios; en cambio, la educación que debía dársele al pueblo
era sólo la necesaria para las labores que la sociedad necesitara.

En el caso de México, la planeación política, social y económica tuvo sus inicios


con la expedición de los Planes Revolucionarios debido a los movimientos
armados, teniendo así que en 1930 se expide la Ley de Planificación General,
siendo el Partido Nacional Revolucionario el que aprobara el Primer Plan Sexenal
en 1939, se conserva el planteamiento inicial con el “Plan Educativo de 11 años”.

El primer intento organizado de planeación educativa en México se encuentra en


la Ley sobre Planeación General de la República de 1930. En ella se establece
que es necesario elaborar programas de regulación funcional, social y económica
dándole importancia al sector educativo.

Hoy día, la tendencia de la globalización impone al sector educativo de todas las


Naciones, una serie de lineamientos y “objetivos deseables” de los cuales resulta
no poco complicado guardar cierta distancia. Sobre todo cuando de por medio se
involucran fuertes intereses económicos. Además, el proceso del aprendizaje y la
consecuente generación de conocimientos dependen en buena parte del acceso a
tecnologías especializadas, a los medios informáticos y de comunicación cuya
disponibilidad a las mayorías se halla estrechamente vinculada con las estrategias
de desarrollo puestas en práctica en cada Nación.

En México, el acceso al conocimiento puede traducirse en decisiones pertinentes y


en un avance continuo hacia la modernidad. Es además, un elemento necesario
cuando supuestamente lo que se desea es facilitar una movilidad social que
favorezca su equidad e incremente su calidad de vida; esto es, siempre y cuando
verdaderamente exista la intención por tender hacia un desarrollo sustentable.

El problema radica entonces, en las oportunidades reales que existen dentro del
mercado laboral que permitan a los egresados poner o no en práctica dichos
conocimientos. Sólo cuando a la educación se le dé la importancia que realmente
posee, será posible convencer a la gente de cómo cada uno de ellos es necesario
para salir adelante como Nación, mediante una participación activa.

Ahora bien, ante una dimensión social tan dinámica, la innovación cuenta
enormemente para responder a las nuevas formas de vivir y producir. Los modelos
educativos no pueden seguir fundamentados en contenidos cerrados; por el
contrario, deben tener un carácter permanente y flexible para acondicionarse al
avance científico y tecnológico, lo cual trae como consecuencia cambios
periódicos en los distintos perfiles profesionales.

Ahora contamos con la metodología necesaria para poder realizar la planeación


que más se adapte y la más conveniente a nuestros intereses. Se deben incluir
las funciones sustantivas de la educación, la docencia, la investigación y la
extensión, mediante los cuales podamos definir objetivos estratégicos que deriven
en una coordinación y planeación del sistema educativo. De ahí se crearán
políticas generales que se expresarán en líneas de acción y posteriormente en
metas cuantificables. Es aquí donde la evaluación no debe caer en un análisis
solamente de la relación costo-beneficio, es indudable que el parámetro de calidad
determinará a que escuela y bajo qué condiciones se dará una mejor apoyo, ya
sea estatal, privado o de organismos como el Banco Mundial, pero este enfoque
solo aumentaría la discriminación que ahora existe en la diferentes zonas
socioeconómicas del país.
Por último, el planear no garantiza el éxito al 100% pero en el ámbito educativo el
no considerar a la planeación como parte fundamental del cambio, nos orillaría a
tener resultados muy desfavorables que podrían no quedar tan solo en un rezago
educativo y en un bajo nivel de aprovechamiento sino provocar en la población
afectada un gran deterioro axiológico.

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